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Ejercicios CNV

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Por favor, no hagas nada por mí que no puedas hacer con la alegría que tiene un niño

pequeño dando de comer a un pato hambriento. De otro modo, lo pagaré luego”.


Marshall Rosenberg

SUGERENCIA PARA LA SEMANA:


Antes de pedir algo a alguien,
1.-Párate y observa qué motivación quieres mueva esa persona para darte o hacer lo
que le pides
2.-¿Acaso quieres que te lo de por miedo a tu reacción, para no sentirse culpable,
para que te calles,por la recompensa que le vas a dar a cambio, para sentir él o ella
que es buena persona?
3.-O bien, ¿quieres que lo haga por el puro hecho de contribuir a tu vida, a la suya
propia o a la vida en general?
4.-Entonces pídele lo que te gustaría que te dé, estando abierta/o a que te diga "NO".

Una práctica para esta semana que gira en torno a algo que nos afecta mucho:
Sentimientos versus pensamientos.

Cuando nos comunicamos con el otro o establecemos con nosotros un diálogo interno,
la CNV nos invita a expresar cómo nos sentimos ante una circunstancia determinada.
Marshall Rosenberg dice que “el repertorio de adjetivos que aplicamos para evaluar,
etiquetar y/o juzgar a otras personas o bien a la forma de proceder de éstas, suele ser
más amplio del que disponemos para describir con claridad nuestros estados de
ánimo”.
Expresar nuestros sentimientos nos ayudará a establecer una conexión más profunda
tanto con nosotros mismos como con nuestro interlocutor, ya sea éste un familiar, un
amigo o una persona de nuestro ámbito profesional.
También nos hará ganar en claridad respecto a lo sucede en nuestro interior en
relación a un hecho concreto o una forma de proceder del otro.
Rosenberg matiza mucho la importancia de “establecer una distinción entre las
palabras que expresan sentimientos reales y palabras que describen lo que creemos
ser o que describen lo que pensamos de la forma de actuar de otros”. Es decir, en CNV
intentamos expresar nuestros sentimientos distinguiéndolos bien de nuestros
pensamientos y de la evaluación que hacemos de la forma de proceder de los demás.
Por ejemplo: si decimos “me siento ignorado” , la palabra “ignorado”, más que un
sentimiento, describe cómo creo que los demás actúan en relación a mí. Aporta mucha
claridad tomar conciencia de que eso es mi forma de evaluar lo que los demás hacen.
Entonces, puedo pararme y preguntarme. “Cuando experimento y pienso que mis
compañeros me ignoran, ¿lo que en realidad yo estoy sintiendo es?: tristeza, enfado,
frustración, desánimo…”.

Esta semana te invitamos a hacer el siguiente ejercicio: Cuando tengas un dialogo (bien
interno, con otra persona), te expreses diciendo: “me siento torpe”, “me siento un
inútil”, “me siento culpable”, “me siento incapaz”, “me siento evaluado”, “me siento
respetado” “me siento incomprendido”…

1. Dite a ti mismo: Cuando pienso que soy torpe, quizás podría estar sintiéndome…
(triste, impaciente, desalentado, desanimado, desesperanzado, abatido, etc.).
2. Cuando oigas decir algo semejante a una persona de tu entorno: imagínate por un
instante cómo se siente una persona que piensa algo así de sí misma.
Cuando te lo hayas imaginado, mira a ver si puedes decírselo, que suene algo parecido
a esto “me imagino que cuando piensas que eres torpe te debes de sentir
desanimado”.
3. Después de expresarlo, párate a pensar si sientes más conexión con esa persona que
antes de contactar con su posible sentimiento.
4. Reflexiona por un momento qué repercusiones o consecuencias tiene para ti y para
las personas de tu entorno clarificar si lo que dices es un sentimiento real tuyo o es la
evaluación de la forma de proceder de alguien a tu alrededor.

"Ejercicio" para practicar cuando, en nuestra vida cotidiana, pedimos perdón o


disculpas:

Muchas veces pedimos perdón sin ponernos realmente en la piel de la otra persona ni
considerar el daño que hemos podido causar. Si el otro siente que pedimos perdón
para zanjar la cuestión o como una mera fórmula de cortesía, podemos causar un
dolor aun mayor.

Te proponemos estos sencillos pasos para recuperar la cercanía con el otro en los
conflictos del día a día, ya sea en el ámbito familiar, profesional o social.

Cuando recibas un reproche o una queja de otra persona:

1. Párate y respira. Prepara tu "traductor interno" y escucha al otro.

2. ¿Qué le puede estar pasando y cómo se siente: enfadado, frustrado, triste,


dolido..? ¿Podemos imaginar qué necesita: apoyo, consideración, valoración, respeto
en su autonomía? Lo que es seguro es que el otro necesita sentirse escuchado y
comprendido para poder percibir que somos sinceros cuando decimos que
lamentamos lo ocurrido.

3. Con esa actitud de empatía, puedes tratar de trasmitirle que te interesa saber cómo
se siente: "Creo que cuando te dije/hice...te sentiste muy molesto. En ese momento
quizás para ti era muy importante... No sé si es esto lo que te pasa".

4. Una vez que la persona se siente escuchada/comprendida, podemos decirle lo que


nos pasa a nosotros (nuestras necesidades en el momento en el que hicimos/dijimos
lo que le molestó) y cómo lamentamos lo ocurrido (cómo nos sentimos ahora y lo
que es importante para nosotros en este momento).

5. Si los dos consideramos que es bueno para la relación, podemos acordar cómo
actuar en el futuro para evitar conflictos o daños a la relación.

CÓMO ACOMPAÑAR AL OTRO EN UNA SITUACIÓN DOLOROSA

Compartimos la siguiente reflexión: Cuando una persona querida atraviesa una


situación difícil: ¿cómo acompañarla y estar a su lado?

Lo más habitual es que le demos consejos o intentemos animarla con otras actividades
en el intento bienintencionado de "sacarla" de donde está. Con esta actitud estamos
trasmitiendo: "lo que te pasa está mal, tienes salir de ahí".

Lo que más necesita la persona que sufre es que estemos a su lado. ¿Puedo
acompañar realmente al otro si vivo el dolor como algo malo que hay que evitar?
¿Soy capaz de pararme y tomar conciencia de que el sufrimiento es inherente a la
vida?

El mejor regalo que puedo hacer a esta persona es acoger sin miedo todo lo que hay y
dejar espacio para que se expresen todos los sentimientos, sean de tristeza,
desesperación, rabia, confusión o miedo.

Desde la tranquilidad de saber que la mejor forma de ayudar es nuestra compañía


empática, podemos acompañar al otro con palabras o en silencio. Nuestra presencia
tranquila le llega como mirada que acoge, le ayuda a calmarse y a aceptar lo que vive.
Esta presencia le dice "no hay nada que cambiar, estás dónde estás y yo estoy
contigo".

Este acompañamiento sereno ayuda al recogimiento y a la conexión interior. La


escucha silenciosa se vive como confianza en su ser, independientemente de lo que
viva en ese momento. Al acompañarle nosotros como "observador", el otro
encuentra a su observador interior, que acompaña a esa parte de él que se siente
desesperanzada, confusa o asustada. Así la persona se reconoce como un ser que es
algo más que esa parte que sufre, y puede escucharla y acogerla.
La Comunicación No Violenta nos proporciona una nueva forma de escuchar y
relacionarnos con el "No".

Cuando alguien me dice No a algo es porque está diciendo Sí a otra cosa.


Si un amigo me propone salir al cine y luego a tomar algo y yo le contesto que no, ¿A
qué puedo estar diciendo sí? ¿Quizá estoy agotado y necesito descansar? ¿He quedado
previamente con alguien y para mi es importante cuidar mis compromisos?

Si tengo esto presente, cuando alguien me dice No, puedo comprender que está
diciendo Sí a una necesidad importante para él en este momento.

Cuando escuches un No a una petición tuya te proponemos:

-Pararte y darte cuenta de que puedes sentirte frustrado.


-Recordar que detrás de ese No hay un Sí de la otra persona a una necesidad muy viva
en ella en ese momento.
-Intentar imaginar a qué dice sí la otra persona, de qué necesidad está cuidando.
-Y si es posible, entablar un diálogo con el otro: "cuando te he preguntado si podías
encargarte esta tarde de este cliente y me has dicho que No, imagino que...Si te digo
esto es porque para mí es importante comprender lo que te ocurre y no tomármelo
como algo personal."
-Luego conéctate con las necesidades presentes en ti: consideración, aprecio,
valoración, apoyo,...y date cuenta de lo humano y universal de esas necesidades.

Ejercicio expresar- escuchar - El poder de la consciencia y la CNV con nosotr@s


mism@s.

Ejercicio para practicar la escucha tanto interior, propia como exterior, ajena. Esto nos
ayudará a entendernos y expresarnos mejor, desde la verdad, y también a poder llevar
a cabo una comprensión real en un intercambio, ya sea en una situación de conflicto o
no.

1. Lo primero que te proponemos es observar: evitar los juicios, interpretaciones o


evaluaciones. Centrarnos exclusivamente en los hechos.

Evitar el “cuando tú me juzgas…”, “cuando tú me insultas…” y referirse a las palabras


concretas: “cuando tú me dices…”. Evitar el “cuando meto la pata…” y referirnos a
“cuando hago esto…”

2. A continuación analizaremos los sentimientos que han aflorado.


“Me siento…” “Te sientes…”.

3. Haremos el mismo análisis con las necesidades que haya detrás de esos
sentimientos. Qué necesidades están satisfechas y cuáles no lo están. “Puede ser que
aflore este sentimiento porque necesito… /porque tal necesidad está o no está
satisfecha”

4. Para terminar verificamos si el análisis final es correcto: “es esto lo que realmente
me pasa?” “Es esto lo que te pasa?”

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