El Estres y Como Manejarlo
El Estres y Como Manejarlo
El Estres y Como Manejarlo
El miedo es una de las emociones humanas más primitivas que existen, debido a que está
orientado a la supervivencia del individuo, es decir, es una respuesta natural a un desafío. Se trata
de un mecanismo de defensa que genera el propio cuerpo ante situaciones de peligro inminente.
En efecto, el miedo nos alerta ante la presencia de riesgos que atentan contra nuestra vida: un
perro de aspecto amenazador, el campo abierto durante la noche, un sonido que no sabemos de
donde proviene, un auto que se acerca a toda velocidad.
Si bien existen acontecimientos que generan temor en la mayoría de las personas, los miedos
son algo bastante subjetivo. Asi que el miedo es una emoción que reacciona en función de
nuestros patrones mentales, de nuestras creencias y pensamientos. El miedo en sí mismo es
positivo, nos ayuda a alejarnos de un suceso del cual todavía no estamos preparados.
Si gestionamos de forma disfuncional nuestro miedo nos frenará demasiado. Recuerda: el miedo
no es un problema, solo nos obedece… el problema es lo que hacemos con el miedo.
Nuestra felicidad depende de las decisiones que tomamos en nuestra vida y de cómo
interpretamos lo que ocurre. Somos nosotros los responsables de estar bien y hacer de nuestra
vida una experiencia fascinante. El miedo nos ayuda a regular como de grandes deben ser
nuestros pasos en cada momento… como una especia de madre prudente. Nuevamente, esto
ocurre cuando gestionamos nuestro miedo de forma funcional, es decir, tenemos algo de miedo
hacia lo que realmente puede suponer un problema para nosotros ahora y aun necesitamos un
tiempo de entrenamiento o espera para poder afrontarlo.
¿Cómo debemos gestionarlo?
Pregúntate que te gustaría hacer realmente y no haces. Que te gustaría vivir y no vives. Como te
gustaría que fuera tu vida y no haces lo necesario para llegar a ello. Todos esos miedos ¿en que se
basan? ¿En tus creencias? ¿En un hecho del pasado? ¿Qué pudieras hacer tú para que ese hecho
no te afectara nunca más?
El estrés:
El estrés es un proceso natural que responde a nuestra necesidad de adaptarnos al
entorno; pero resulta perjudicial si es muy intenso o se prolonga en el tiempo.
El estrés puede ser definido como el proceso que se inicia ante un conjunto de demandas
ambientales que recibe el individuo, a las cuáles debe dar una respuesta adecuada,
poniendo en marcha sus recursos de afrontamiento. Cuando la demanda del ambiente
(laboral, social, etc.) es excesiva frente a los recursos de afrontamiento que se poseen, se
van a desarrollar una serie de reacciones adaptativas, de movilización de recursos, que
implican activación fisiológica. Esta reacción de estrés incluye una serie de reacciones
emocionales negativas (desagradables), de las cuáles las más importantes son: la
ansiedad, la ira y la depresión.
El estrés es un proceso natural del cuerpo humano, que genera una respuesta automática
ante condiciones externas que resultan amenazadoras o desafiantes, que requieren una
movilización de recursos físicos, mentales y conductuales para hacerles frente, y que a
veces perturban el equilibrio emocional de la persona.
El entorno, que está en constante cambio, obliga a los individuos a adaptarse; por tanto,
cierta cantidad de estrés es necesaria para que el organismo responda adecuadamente a
los retos y los cambios de la vida diaria. Es lo que se conoce como eustrés o estrés
positivo.
Fase de adaptación
Fase de agotamiento
Tipos de estrés
Existen diferentes tipos de estrés, que se clasifican en función de la duración:
Es cuando se padece estrés agudo con mucha frecuencia. La gente afectada reacciona
de forma descontrolada, muy emocional, y suele estar irritable, y sentirse incapaz de
organizar su vida. Son aquellas personas que tienen estrés agudo con frecuencia, cuyas vidas
son tan desordenadas que son estudios de caos y crisis. Siempre están apuradas, pero siempre
llegan tarde. Si algo puede salir mal, les sale mal. Asumen muchas responsabilidades, tienen
demasiadas cosas entre manos y no pueden organizar la cantidad de exigencias autoimpuestas
ni las presiones que reclaman su atención. Parecen estar perpetuamente en las garras del
estrés agudo.
Es común que las personas con reacciones de estrés agudo estén demasiado agitadas, tengan
mal carácter, sean irritables, ansiosas y estén tensas. Suelen describirse como personas con
"mucha energía nerviosa". Siempre apuradas, tienden a ser cortantes y a veces su irritabilidad
se transmite como hostilidad. Las relaciones interpersonales se deterioran con rapidez cuando
otros responden con hostilidad real. El trabajo se vuelve un lugar muy estresante para ellas.
Estrés crónico
Los psicólogos Yekers y Dodson estaban estudiando los efectos del je hipotalámico-
hipofisiario-suprarenal, conexiones que segregan hormonas del estrés cuando se activa l
amígdala. Trataron de explicar como el cerebro beneficia o perjudica nuestro rendimiento,
ya sea en el trabajo, en el aprendizaje, en el deporte, etc. La ley de Yekers-Dodson recoge
tres estados principales: desvinculación, flujo y sobrecarga. Cada uno de estos estados
influye en nuestra capacidad de rendir al máximo: la desvinculación y la sobrecarga dan al
traste con nuestros esfuerzos, mientras que el flujo le saca partido.
La relación entre estrés y rendimiento, refleja la ley de Yekers-Dodson, indica que el
aburrimiento y la desvinculación activan una cntidad excesivamente pequeña de las
hormonas del estrés segregadas por el eje hipotalámico-hipofisiario-suprarrenal, con lo
que el rendimiento se reseinte. Cuando nos sentimos mas motivados y vinculados, el
estrés bueno nos situa en la zona optima, donde funcionamos en plenitud de condiciones.
Si los problemas resultan excesivos y nos desbordan, entramos en la zona de
agotamiento, donde los niveles de estrés son bastante elevados y entorpecen el
rendimiento.
No hay fórmulas para curar el estrés, pero lo que sí podemos hacer es reducir las situaciones
de sobrecarga. Para ello, se deben programar las actividades para evitar que se acumulen y se
conviertan en catástrofes. Aquí tienes cómo lograrlo para conseguir hacer frente al estrés:
Intenta ver los cambios como algo positivo y no como una amenaza. Pedir ayuda a
los amigos o familiares y, cuando sea necesario, dirigirse a profesionales. Y cuando
las cosas se tuerzan intenta sonreír, un simple gesto que puede reducir la tensión y
mejor tu respuesta al estrés.
Apóyate en tus seres queridos. Pídeles ayuda si crees que la necesitas, y no finjas
que estás bien, porque la impostura te puede provocar más ansiedad todavía. De
hecho, alguien de tu alrededor puede entenderte mejor y quizá compartir tus
mismas sensaciones.
Aprende a relajarte. Una forma de relajación: recostarse sobre una superficie
plana, colocando una mano sobre el estómago, y la otra en el pecho. Inhalar aire al
mismo tiempo que el estómago se hincha, y exhalarlo mientras el estómago baja.
Hazlo de forma lenta, repetir mientras lo haces una frase a modo de mantra puede
ayudarte a concentrarte.
Practica ejercicio físico todos los días de forma moderada. Ya sea un relajante
paseo o un entrenamiento que te haga sudar, el deporte te pondrá de mejor
ánimo y permitirá a tu cabeza descansar por unos instantes.
Desconecta con música. Ponerte unos cascos o subir el volumen de los altavoces
mientras cierras los ojos puede ser una gran opción para desconectar del
estresante mundo que nos rodea y disfrutar de los poderes de una buena sintonía
relajante.
Inspira naturaleza. Salir al aire libre y respirar aire puro puede ayudarnos a poner
las cosas en perspectiva. Si además aprovechas para practicar alguna actividad o
incluso olfatear el aroma de alguna planta de efectos calmantes, como la lavanda,
mejor que mejor.
Duerme lo suficiente. Si no descansas bien sin motivo, consulta cuanto antes con
un especialista. Dormir menos de ocho horas o las horas mínimas para que tu
organismo descanse puede hacer que tus nivel de cortisol se disparen. Mejorar tu
descanso o tomar siestas puede reducirlos.
Todos nos sentimos estresados en algún momento u otro. Es una reacción normal y saludable
a un cambio o desafío. Pero el estrés que continúa por más de unas cuantas semanas
puede afectar su salud. Evite que el estrés lo enferme aprendiendo maneras saludables para
manejarlo.
Información
APRENDA A RECONOCER EL ESTRÉS
El primer paso para manejar el estrés es reconocer la presencia del estrés en su vida. Todo
el mundo experimenta el estrés de manera diferente. Es posible que se enoje o esté irritable,
que no pueda dormir o que sufra dolores de cabeza o malestar estomacal. ¿Cuáles son las
señales del estrés en usted? Una vez que conozca las señales que debe buscar podrá
comenzar a manejarlo.
Adicionalmente, identifique las situaciones que pueden provocarle estrés. Estas situaciones
se conocen como tensionantes. Sus tensionantes pueden ser la familia, el trabajo, las
relaciones, el dinero o los problemas de salud. Una vez que comprenda de dónde viene su
estrés podrá idear maneras con las cuales lidiar con sus tensionantes.
Comer en exceso
Fumar cigarrillos
Existen muchas maneras de manejar el estrés. Pruebe algunas para averiguar cuáles
funcionan mejor para usted.
Reconozca las cosas que no puede cambiar. Aceptar que no puede cambiar ciertas cosas
le permite dejarlas ir y no alterarse. Por ejemplo, no puede cambiar el hecho de que debe
conducir durante la hora pico. Pero puede buscar maneras de relajarse en el trayecto, como
escuchar un podcast o un audiolibro.
Evite las situaciones estresantes. Siempre que le sea posible, aléjese de la fuente del
estrés. Por ejemplo, si su familia discute en los días festivos, dese un descanso y salga a
caminar o a dar una vuelta en el auto.
Haga ejercicio. Realizar actividades físicas todos los días es la mejor y más fácil manera
de lidiar con el estrés. Al hacer ejercicio, su cerebro libera químicos que lo hacen sentir
bien. También puede ayudarle con su energía reprimida o su frustración. Busque algo que
disfrute, ya sea caminar, montar en bicicleta, jugar softball, nadar o bailar, y hágalo por al
menos 30 minutos la mayoría de los días.
Cambie su perspectiva. Intente desarrollar una actitud más positiva ante los desafíos.
Puede hacerlo reemplazando los pensamientos negativos con pensamientos más positivos.
Por ejemplo, en lugar de pensar, "¿por qué siempre todo sale mal?", cambie esa idea por,
"puedo encontrar una manera de superar esto". Puede parecer difícil o tonto en un principio,
pero podría descubrir que esto le ayuda a dar un giro a su perspectiva.
Haga algo que disfrute. Cuando el estrés lo tenga decaído, haga algo que disfrute para
ayudar a ponerlo de pie de nuevo. Puede ser algo tan simple como leer un buen libro,
escuchar música, ver su película favorita o salir a cenar con un amigo. O comience un
nuevo pasatiempo o clase. Sin importar lo que elija, intente hacer al menos una cosa al día
que sea solo para usted.
Aprenda nuevas maneras para relajarse. La práctica de técnicas de relajación es una
gran manera de lidiar con el estrés del día a día. Las técnicas de relajación le ayudan a
disminuir el ritmo cardíaco y reducir la presión sanguínea. Existen muchos tipos, desde
respiraciones profundas y meditación hasta yoga y taichí. Tome una clase o intente
aprender de libros, videos o recursos en línea.
Conéctese con sus seres queridos. No deje que el estrés se interponga entre usted y su
vida social. Pasar tiempo con familiares y amigos puede ayudarle a sentirse mejor y
olvidarse del estrés. Confiar sus problemas a un amigo también puede ayudarle a
resolverlos.
Duerma lo suficiente. Descansar suficientemente durante la noche puede ayudarle a pensar
con más claridad y a tener más energía. Esto hará que sea más fácil manejar cualquier
problema que pueda surgir. Intente dormir entre 7 y 9 horas todas las noches.
Consuma una dieta saludable. Comer alimentos saludables ayuda a darle energía a su
cuerpo y su mente. Evite los refrigerios con altos contenidos de azúcar y consuma muchas
verduras, frutas, granos integrales, lácteos reducidos o libres de grasas y proteínas magras.
Aprenda a decir que no. Si su estrés viene de realizar demasiadas tareas en casa o en
el trabajo, aprenda a establecer límites. Pida ayuda a los demás cuando la necesite.
El estrés es la reacción de su cuerpo a un desafío o demanda. En pequeños episodios el
estrés puede ser positivo, como cuando le ayuda a evitar el peligro o cumplir con una fecha
límite. Pero cuando el estrés dura mucho tiempo, puede dañar su salud.
El estrés: el estrés está causado por una situación o estímulo externo que esta
presente en el momento y que es fácilmente identificable. Suele ser fácil identificar
que tenemos que hacer para acabar con la situación problemática (otra cosa es que
podamos hacerlo o no). Por ejemplo son situaciones estresantes la sobrecarga
laboral, el tener poco tiempo, ir con prisas, la visita de los suegros, una reunión con
el jefe, etc… El estrés así mismo suele identificarse como algo más fisiológico que
la ansiedad (que es más cognitiva). El estrés suele desaparecer cuando
desaparece el estresor que lo causa.
La similitud que comparten estos dos términos es que a pesar de tener su origen en
un concepto diferente los síntomas que provocan ambos son muy similares:
Aumento de la tasa cardíaca y la tensión muscular, respiración acelerada o
entrecortada, segregamos adrenalina y otros neurotransmisores… Además ambas
son respuestas adaptativas que originalmente tenían la función de modificar la
conducta de la persona hacia una más correcta para evadir peligros o afrontarlos
(como por ejemplo huir de una presa) y que hoy en día se han generalizado a otras
situaciones en las que no son una respuesta adaptativa. El estrés y la ansiedad
pueden ser muy perjudiciales para el organismo ya que mantenidos durante
un periodo de tiempo largo dañan muchas funciones en el cuerpo, por ejemplo
el sistema inmune, el digestivo, afectan al sueño, al rendimiento cognitivo, etc… La
misma situación puede producir ansiedad (cuando la situación aún no ha ocurrido)
y estrés cuando ocurre y se mantiene en el tiempo.
Muchas veces ansiedad y estrés se usan como sinónimos,
entendiendo en ambos casos un mismo tipo de reacción
emocional, caracterizada por alta activación fisiológica. Sin
embargo, existen tradiciones diferentes a la hora de
estudiar ambos fenómenos. El estrés es un proceso más
amplio de adaptación al medio. La ansiedad es una reacción
emocional de alerta ante una amenaza.