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La Encargaduria en El Derecho Funcionarial Venezolano

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La Encargaduria en el Derecho

Funcionarial venezolano ¿legal o no?


/ Administrativo / Por Raymond Orta

Por: Juditas Delany Torrealba Dugarte

Al observar diferentes, actos administrativos, resoluciones, reglamentos, entre


otros es usual encontrar que al momento de hacer mención del Funcionario Jefe o
de libre nombramiento y remoción que avala dicho documento, el mismo suele
identificarse con su nombre completo, el nombre de su cargo y al lado del mismo
una letra E en paréntesis es decir (E); la cual denota su condición de encargado
de dicho órgano o ente de los poderes públicos.

Es por ello que desde hace algunos años, se ha observado como de forma
anormal, nació en el Derecho Administrativo Funcionarial venezolano, una figura
de naturaleza fáctica llamada LA ENCARGADURIA, la cual viene a regular la
situación de aquellos individuos que ocupando un cargo dentro de la
Administración Pública de Libre nombramiento y Remoción, lo hacen de modo
temporal sin tener un nombramiento pleno en el ejercicio de sus funciones, para
quedar en una condición de interinos. Dicha institución la cual se encuentra sin
tener ninguna mención en la Ley del Estatuto de la función pública (LEFP) del año
2002, ni mucho menos con anterioridad en el Reglamento de Carrera
Administrativa de 1999, ha permitido violentar lo referente al régimen de
incompatibilidades establecido en la Ley del Estatuto de la Función Pública (2002);
el cual menciona en su artículo 35 lo siguiente:

Artículo 35. Los funcionarios o funcionarias públicos no podrán desempeñar más


de un cargo público remunerado, a menos que se trate de cargos académicos,
accidentales, asistenciales o docentes que determine la ley.
La aceptación de un segundo destino, que no sea de los exceptuados en este
artículo, implica la renuncia del primero, salvo cuando se trate de suplentes
mientras no reemplacen definitivamente al principal. (LEFP: 2002)

Se establece que es un truco para darle ineficacia, al Régimen de


Incompatibilidades de los funcionarios públicos en vista que, que ante la excusa
de ser de un carácter accidental dicha figura de encargado, muchos funcionarios
de carrera, obtienen el beneficio de tener un cargo de libre nombramiento y
remoción, sin perder ni tener que renunciar a su condición de funcionarios públicos
con carácter permanente detentando dichos cargos por largos periodos de tiempo,
no teniendo condición de accidentales. No obstante como lo he señalado dicha
figura en los actuales momentos tiene hasta una constante mención en la
designación de cargos para funcionarios publicos divulgados en la Gaceta Oficial
de la Republica Bolivariana de Venezuela de diferentes órganos o entes de los
Poderes Públicos del Estado, sin contar con ninguna normativa que lo sustente
mas allá de los aspectos señalados.

Analizando al Derecho comparado, la figura si se encuentra regulada pero no bajo


el nombre de “ENCARGADURIA” sino bajo el nombre correcto que debe ser
“ENCARGATURA” la cual se definiría adaptándola al Derecho venezolano como:
como la acción administrativa en la que se encarga temporalmente a un individuo
para cumplir las funciones propias de un funcionario de libre nombramiento o
remoción perteneciente a un órgano u ente de los poderes públicos, cuando dicho
funcionario se encuentre ausente. Es decir que cubrirán funciones de conformidad
al artículo 20 de la LEFP (2002) de:

1. El Vicepresidente o Vicepresidenta Ejecutivo.


2. Los ministros o ministras.
3. Los jefes o jefas de las oficinas nacionales o sus equivalentes.
4. Los comisionados o comisionadas presidenciales.
5. Los viceministros o viceministras.
6. Los directores o directoras generales, directores o directoras y demás
funcionarios o funcionarias de similar jerarquía al servicio de la Presidencia de la
República, Vicepresidencia Ejecutiva y Ministerios.
7. Los miembros de las juntas directivas de los institutos autónomos nacionales.
8. Los directores o directoras generales, directores o directoras y demás
funcionarios o funcionarias de similar jerarquía en los institutos autónomos.
9. Los registradores o registradoras y notarios o notarias públicos.
10. El Secretario o Secretaria General de Gobierno de los estados.
11. Los directores generales sectoriales de las gobernaciones, los directores de
las alcaldías y otros cargos de la misma jerarquía.
12. Las máximas autoridades de los institutos autónomos estadales y municipales,
así como sus directores o directoras y funcionarios o funcionarias de similar
jerarquía.

En el mismo sentido analizando al Derecho Comparado la “ausencia” la cual


configura la necesidad de nombrar un ENCARGADO debe entonces
conceptualizarse como la no presencia física del funcionario público titular dejando
su cargo vacante por: sanción disciplinaria, licencia, permiso, goce efectivo de
vacaciones, ascenso, traslados, cese en el cargo, o cualquier otra circunstancia
similar. Respecto al nombramiento de un encargado debe cumplir lógicamente,
con las formalidades de publicidad establecidas en la Constitución Nacional,
siendo necesaria su publicación en la Gaceta Oficial, para darle dicho carácter. De
igual forma con relación a la vigencia como dicha situación es de carácter
temporal, en muchos países disponen que las encargaturas no sean mayores a 45
días hábiles, dada su naturaleza. Pero en el caso de serlo dichas encargaturas
deberán ser justificadas evitando el uso abusivo de la figura.

Los órganos y entes de los poderes públicos nacionales, deberían prever una lista
posible de elegibles para encargados los cuales tuvieran un perfil profesional
similar y que detentaran un cargo de rango similar o lo más cercano posible al
funcionario de libre nombramiento y remoción ausente, para que de ninguna
manera se designara en dichas funciones a un funcionario público ineficiente.Con
relación a su remuneración debe tomarse en cuenta que al ser la
ENCARGATURA, menor a los 45 días, en su esencia de temporalidad debería
otorgarse el mismo dinero que en su condición de funcionario público de carrera
recibe el encargado en el órgano o ente que se desempeñe originariamente. Sin
embargo, por causas justificadas si fuera mayor el periodo de dichas función debe
incrementarse el sueldo conforme al cargo de libre nombramiento y remoción que
está cubriendo.

Debe destacarse que en opinión propia dicha figura no puede tomarse como un
mecanismo de ingreso en la Administración Pública, dado que los nombramientos
deben ser plenos, no permitiendo el abuso de la figura de la ENCARGATURA para
omitir requisitos importantes en la designación de funcionarios. Como ya fue
señalado en Venezuela, no hay regulación alguna al respecto, confundiéndose
muchas veces con las Suplencias, cuando la misma es distinta al presentarse
solamente en situaciones temporales que sucedan en funcionarios públicos de
carrera. No obstante aunque la figura del Suplente es usada para enunciar a los
sujetos que pueden reemplazar a Funcionarios Públicos de Elección Popular
como: Rectores del Consejo Nacional Electoral o Diputados de la Asamblea
Nacional; dicha figura es tomada más bien como sinónimo de Reserva, aspecto
que es totalmente diferente y del cual hablaremos en próximas entregas.

En líneas generales la figura de LA ENCARGATURA existe en Venezuela, pero


sin tener un marco normativo explicito que la regule. Para algunos autores
venezolanos han querido equiparar dicha figura a las delegaciones de
competencias y de función administrativa que se analizan en el Temario de la
Teoria de la Organización Administrativa; pero en opinión particular, creo que es
una problemática que afecta de manera directa y considerable al Derecho
Funcionarial venezolano. Es necesaria una reforma urgente de la Ley del Estatuto
de la Función Pública, para que puedan incluirse esta figura, asi como la de la
suplencia, la colaboración y los contratados para prestar servicios similares a los
que prestan los funcionarios públicos de carrera en órganos y entes
administrativos, ya que de lo contrario seguiremos teniendo una normativa
funcionarial totalmente ajena a las realidades actuales y las transformaciones
acertadas o desacertadas que la función pública en la práctica tiene en Venezuela
en los actuales momentos.

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