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La Unidad de La Iglesia

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LA UNIDAD DE LA IGLESIA

(1ª Corintios 12,27; Colosense 1,18; Efesios 4,16; Juan 17,21)

Introducción

Cuando hablamos de la iglesia muchos tenemos la idea de que nos estamos


refiriendo a una institución o a un edificio, sin embargo, la iglesia es más que una
institución y un edificio al que muchas personas asisten los días domingo; cuando
los escritos del Nuevo Testamento hablan de la iglesia, se están refiriendo al
grupo de personas que constituyen el cuerpo de Cristo y que participan de la vida,
gobierno y guía del Señor.

La iglesia somos todos los creyentes y no las instituciones o espacios físicos, de


ahí la importancia de redefinir nuestra concepción de la iglesia, para reelaborar
nuestra razón de ser y hacer en el mundo. La pregunta es la siguiente:

¿Qué debemos entender por el termino iglesia?

I. La iglesia es el Cuerpo de Cristo

Pablo afirma en 1 Corintios 12,27 “cada uno de ustedes es parte de la iglesia, y


todos juntos forman el cuerpo de Cristo.” También afirma en Colosenses 1,18, “y
él gobierna a su iglesia y le da vida. Él es la cabeza y la iglesia es su cuerpo”.

Cristo es la cabeza, no sólo en el sentido de ser quien le da origen o vida a la


iglesia, sino también por el hecho de ser quien la gobierna y guía. Por lo tanto, si
estamos unidos a Cristo, también estamos unidos los unos a los otros y tenemos
responsabilidad los unos por los otros. Entonces podemos decir que:

Todos los creyentes constituyen a la iglesia como un cuerpo, pero es


Jesús el que le da origen, vida, gobierno y guía. Además, la unidad de
la iglesia implica, comunión y responsabilidad mutua de los creyentes.

II. La iglesia está constituida por personas diversas

Esta comparación entre la iglesia y el cuerpo humano nos ayuda a comprender


claramente la gran diversidad que existe entre las personas que la componen. Las
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manos desarrollan su propia función, un pie trabaja en coordinación con el otro,


los ojos, los oídos, la boca, todas las partes cumplen una función importante y
dependen para su supervivencia las unas de las otras.

Todas las partes del cuerpo conviven sin querer alguna ser más que la otra. De la
misma manera, los miembros del cuerpo de Cristo tenemos que respetarnos y
aceptarnos el uno al otro, ayudándonos y buscando el crecimiento común. De
acuerdo con este principio se puede decir que:

La iglesia está integrada por una diversidad de personas, cada una de


ellas tiene su propia función, estas personas depende unas de otras
para sobrevivir, conviven entre si sin descalificar o sustituir a los
demás, se respetan y aceptan mutuamente, se ayudan y buscan el
desarrollo pleno de todos.

III. La iglesia es una comunidad unida

Por otro lado, cuando decimos que la iglesia es un solo cuerpo, caemos en cuenta
de que la iglesia no debe considerarse sólo como un grupo numérico de creyentes
o grupitos de creyentes aislados.

La iglesia es una comunidad unida que se congrega para adorar, Servir y


proclamar. La iglesia comparte lazos comunes de vida espiritual, sufrimiento,
compromiso, creencia y servicio. Cada grupo local de creyentes conforma una
iglesia local. Por lo tanto:

La iglesia como una comunidad comparte su adoración, servicio,


buena noticia, espiritualidad, sufrimientos, compromiso, fe y práctica
de vida.

IV. La iglesia es una comunidad que crece por la fuerza del Espíritu y
trabajo de sus miembros

Cristo es el que da el crecimiento a la iglesia conforme los miembros cooperan, Él


“es quien va uniendo a cada miembro de la iglesia, según sus funciones, y hace
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que cada uno trabaje en armonía, para que la iglesia vaya creciendo y cobrando
más fuerza por causa del amor” (Efesios 4,16). Es importante señal que:

El crecimiento de la iglesia no está determinado únicamente por la


acción del Espíritu en la historia, también, está condicionado a la
función que cada miembro de la comunidad de fe va desarrollando en
el devenir de la historia de esta comunidad de fe a la que está unido
por sus creencias y comprometido por su praxis.

Conclusión

Jesucristo quiere que la iglesia esté unida (Juan 17,21). Esto no requiere una
fusión de todas las iglesias o grupos locales, sino sugiere la existencia de un
propósito común. Podemos tener verdadera unidad sólo si nos acercamos a
Cristo, predicamos su evangelio y vivimos como Él viviría en nuestro lugar.

La iglesia es una comunidad diversa, pero unida, que crece como resultado
natural de la acción del espíritu y función de sus miembros, la iglesia somos los
creyentes revitalizados por el Espíritu e impulsados por una misión integral que
constituye el proyecto de Dios para la humanidad y la creación.

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