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TEMA 8 Demografía

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TEMA 8: LA POBLACIÓN ESPAÑOLA Y DE LA CAV

La geografía de la población estudia las relaciones entre la población y el territorio que ocupa. A
partir de la información aportada por la demografía y de los conocimientos geográficos específicos
del territorio español, estableceremos una serie de conclusiones que nos permitan comprender de
forma integral dichas interacciones. Lo abordaremos, una vez conocidos el volumen y reparto de la
población española, desde dos ámbitos de trabajo: el que estudia la dinámica demográfica (o
conjunto de movimientos, tanto naturales como migratorios, que afectan a la población) y el que
analiza la composición o estructura de la población.
1. Fuentes demográficas
El estudio de la población es tarea de la demografía y debe partir de una disponibilidad amplia y
segura de datos estadísticos. Se llaman fuentes demográficas todas aquellas que los proporcionan de
forma constante y fiable, a través del recuento de la población y la recogida de datos
complementarios que conviertan el resultado final en información significativa y relevante. De ello
se encargan diversos organismos, principalmente públicos, que los ponen a disposición de la
ciudadanía. Las fuentes demográficas más importantes son:
 El censo es el recuento individualizado de la población de España, lo realiza el INE (Instituto
Nacional de Estadística) y se publica cada 10 años. Incluye también otros datos
demográficos, además de económicos y socioculturales.
 El padrón municipal de habitantes es el registro oficial de las personas que viven en un
municipio y hoy en día se actualiza en tiempo real cada vez que hay una variación en el
mismo.
 El registro civil registra los nacimientos, matrimonios y defunciones, o cualquier otro cambio
en el estado o condición civil que afecte a los ciudadanos de un territorio determinado.
Además, existen numerosas encuestas y estudios sobre grupos específicos de población, como la
EPA (Encuesta de Población Activa), con los que el INE elabora regularmente informes, análisis y
tablas estadísticas para el estudio de la población.
2.Tamaño, densidad y distribución de la población española
2.1 Tamaño:
La población española actual supera ligeramente los 47 millones de habitantes y su reparto territorial,
que fue consolidándose a lo largo de los siglos XIX y XX, se caracteriza por la existencia de fuertes
contrastes. Dichos contrastes se establecen a dos niveles:

2.2 Densidad
Según el grado de ocupación del suelo, que se mide con la densidad de población, o número de
habitantes por kilómetro cuadrado. La densidad media española es de 92’5 hab./Km.2, pero se trata
de una cifra que esconde situaciones muy desiguales. Así, nos encontramos con una España central y
periférica densamente poblada (Madrid, por
ejemplo, ronda los 800 hab./km2) y una
España interior con muy bajas densidades
(Castilla-La Mancha apenas supera los 23
hab./Km2), que recibe calificativos como la
Siberia española o la España vacía.
2.3 Distribución:
Según el tipo de poblamiento (o forma de asentamiento de la población), existe un contraste notable
entre la España urbana (ciudades), que acoge a más de las tres cuartas partes de la población actual, y
la España rural (pueblos, o núcleos de población de menos de 10.000 hab.) que, en buena medida, se
asocia a la España interior y presenta una población escasa y en claro en descenso. En este mapa del
Ministerio de Fomento se muestran las principales áreas urbanas españolas y la población en ellas
asentada.

3. Los movimientos poblacionales o dinámica demográfica


El estudio de los movimientos poblacionales se centra en el análisis de las variaciones que se
producen en el tamaño y el reparto de la población de un territorio a lo largo de un determinado
período de tiempo, con el fin de descubrir y describir tendencias y comportamientos demográficos.
Se le conoce también como dinámica demográfica.
La dinámica de la población española vendría determinada por los movimientos de la población, es
decir, el conjunto de variaciones que experimenta la población de un determinado territorio, tanto en
su número como en su distribución espacial durante un período de tiempo. Según esto, los
movimientos de la población pueden ser de dos tipos: naturales
 Los movimientos naturales, serían aquellas variaciones que se producen en el tamaño de las
poblaciones por causas naturales, es decir, debidas a los fenómenos biológicos de la natalidad
y la mortalidad; darían lugar al crecimiento natural o vegetativo de la población, que puede
ser positivo o negativo).
 Los movimientos migratorios o migraciones son desplazamientos de la población en el
territorio debidos a diversas causas (económicas, políticas, culturales, etc.); la diferencia entre
los que emigran (se van) y los que inmigran (llegan) da lugar al saldo migratorio. El resultado
final de ambos tipos de movimientos sobre la población de un territorio (suma del
crecimiento natural y el saldo migratorio) se conoce como crecimiento real. En el siguiente
esquema podemos ver reflejado todo ello.
3.1 Los movimientos naturales de la población
La natalidad (aportando nuevos efectivos de población) y la mortalidad (restando efectivos) dan
lugar, al cabo de un período de tiempo determinado a un balance denominado, como hemos visto,
crecimiento natural o vegetativo. Para poder operar con dichos datos de forma rápida y eficaz,
elaboramos tasas e índices que resultan muy útiles a la hora de analizar su evolución, establecer
comparaciones u observar tendencias. Las más importantes son las siguientes:
 La tasa bruta de natalidad (TN) es el cociente entre el número de nacidos vivos en un año,
multiplicado por 1000, y el número de la población total de un territorio. En España
actualmente se sitúa ligeramente por debajo del 8 por mil.
 Podemos afinar este dato con la llamada tasa de fecundidad (TF), para lo cual sustituimos en
el divisor la población total por el número de mujeres en edad fértil (15 – 50 años).
 Es muy útil y significativo también el denominado índice sintético de fecundidad o número
medio de hijos por mujer, cuyo valor debe ser superior a 2,1 para garantizar el reemplazo
generacional, siendo en la actualidad tan solo de 1,25.
 La tasa bruta de mortalidad (TM) es el cociente entre el número de fallecidos en un año,
multiplicado por 1000, y el número de la población total. En España supera ligeramente el
valor de 9 por mil. Dos indicadores ligados a la tasa de mortalidad reflejan con claridad el
grado de desarrollo socioeconómico de los países.
 Uno es la tasa de mortalidad infantil, en la que sustituimos en el dividendo el número de
fallecidos total por los niños que mueren antes de cumplir un año de vida.
 El otro es la esperanza media de vida al nacer, que en España supera ampliamente los 80
años, siendo alta (+70 años).
 La tasa de crecimiento Natural (CN) no es sino la diferencia entre la tasa de natalidad y la
tasa de mortalidad. Suele expresarse mediante un porcentaje. En España es del 1,2% por lo
tanto es baja (0-10%).
3.1.2 Régimen Demográfico Antiguo:
Movimiento natural de la población española que se mantuvo hasta principios del siglo XX
caracterizado por un crecimiento natural bajo y sujeto a grandes oscilaciones catastróficas
(sobremortalidad) debido a la alta natalidad por la inexistencia de métodos anticonceptivos eficaces
(retrasar el matrimonio en crisis); la alta mortalidad infantil porque los niños y niñas trabajaban
desde edades tempranas para asegurar el porvenir de sus padres (falta de pensiones por jubilación,
seguros de enfermedad y accidente) y apenas llegaban a la edad adulta; y la elevada mortalidad por
el atraso científico-técnico en la producción agrícola-ganadera (dieta alimenticia escasa y
desequilibrada) y en la medicina en cuanto a la prevención diagnóstico y tratamiento de las
enfermades (cardiorrespiratorias y por ingesta y bebida), junto a la falta de higiene pública y privada
generalizada (falta de alcantarillado, recogida de basuras y agua potable); que daban lugar a una baja
esperanza de vida (mortalidad materna, infantil y epidémica, guerras, hambrunas, etc.).
3.1.3. Régimen Demográfico Moderno
En cuanto a los movimientos naturales en el conjunto del estado, en términos generales, es decir, los
valores, evolución y características, son válidos para todos los territorios que lo componen. Según
dichos indicadores, España tiene un patrón de crecimiento demográfico basado en una baja tasa de
mortalidad y una tasa de natalidad aún menor, lo que da como resultado un crecimiento natural
negativo. Tales valores indican un control de la natalidad importante (las mujeres y las familias, por
diversos motivos, deciden tener pocos hijos y ponen los medios para evitarlo) y un elevado nivel
higiénico y sanitario (en el caso de España, debido a un sistema de sanidad pública de gran calidad)
cuyos efectos más directos son una baja mortalidad infantil y una elevada esperanza de vida.
Estas características se corresponden con el denominado régimen demográfico moderno o actual.
Entendemos por régimen demográfico un determinado patrón o modelo de crecimiento de la
población, basado en un equilibrio entre los valores de natalidad y mortalidad que se mantiene
estable en el tiempo. El régimen actual es el resultado de los avances científicos y tecnológicos y las
grandes transformaciones culturales, sociales y económicas experimentadas por las sociedades
europeas en los dos últimos siglos. En España, hasta el último cuarto del siglo XIX, dominó el
llamado régimen demográfico antiguo, basado en altas tasas de natalidad y mortalidad que, unidas a
una baja esperanza de vida, eran el reflejo de una sociedad rural y preindustrial.
A lo largo del siglo XX se produjo la transición demográfica, período durante el cual cayeron,
primero las tasas de mortalidad y, más tarde, las de natalidad, hasta restablecer un nuevo equilibrio
que dio lugar al régimen actual. Durante dicho período se mantuvo una elevada tasa de crecimiento
natural, dado que el notable descenso de la mortalidad primero, y el más tardío y suave de la
natalidad después, provocaron un diferencial importante entre ambas que se mantuvo durante casi un
siglo, tal como se muestra en el siguiente gráfico.
Desde 1975 se observa una
caída brusca de la
natalidad, de tal forma que,
a partir de los inicios de la
década de 1980, ya
podemos hablar del
régimen demográfico actual
en España. En 1981, el
índice sintético de
fecundidad se sitúa en 2,1
hijos por mujer, es decir, el
valor mínimo que garantiza
el reemplazo generacional. Años más tarde, en 1998 llegó al mínimo histórico de 1,15. Ello fue
debido a los efectos que los cambios sociales y económicos experimentados durante las últimas
décadas en nuestro país, tuvieron sobre la mentalidad y los valores culturales de los españoles, y a
los que, en buena medida, contribuyeron también los cambios políticos (Transición democrática).
Así pues, el predominio del modo de vida urbano, la incorporación de la mujer al trabajo, la
universalización de la educación básica, la mayor preocupación por la formación de los hijos, la
menor influencia de la religión, y la divulgación de los métodos anticonceptivos, fueron, entre otras,
las causas del retraso en la edad a la que se tiene el primer hijo y el cambio en el modelo de familia,
lo que en última instancia se tradujo en el llamativo descenso de la natalidad durante esos años.
Al mismo tiempo, la mortalidad se mantuvo en cifras muy bajas, aún con un leve crecimiento debido
al envejecimiento de la población, y se redujo la mortalidad infantil, hasta caer por debajo del 10 por
mil a finales de los 80. Ello tuvo como consecuencia la elevación de la esperanza de vida, que rozará
los 80 años (las mujeres superan esa cifra) en la primera mitad de los 90.
A partir de 1995, la tendencia cambia notablemente. Ese mismo año la natalidad alcanza su mínimo
y, a partir de finales de siglo, se recuperará de forma significativa, debido a la mejora de la economía
del país (gran descenso del paro) y, sobre todo, a la gran afluencia de inmigrantes extranjeros con un
comportamiento más natalista. Por su parte, la mortalidad siguió con la suave tendencia ascendente
iniciada en los años 80 por el envejecimiento cada vez más patente de la población.
La crisis de 2008 frenó la llegada de migrantes y e impulsó el retorno de muchos de ellos, lo que
devolvió la natalidad a tasas muy bajas, de tal forma que, en el año 2015 se dio por primera vez en
España, un crecimiento natural negativo de la población, como puede observarse en el gráfico.
Sin embargo, una cierta recuperación económica en los últimos años ha permitido que se recupere la
inmigración, de forma que el saldo migratorio positivo compense el crecimiento natural negativo,
para dar lugar a un crecimiento real de la población española que la ha llevado a la cifra récord de
47,1 millones de habitantes en 2019. En definitiva, el crecimiento natural durante estos años fue muy
reducido y la nota dominante fue el estancamiento de la población española.
3.1.2 Distribución del dinamismo demográfico en España:
Si se realiza un análisis más detallado por territorios, España presenta significativas diferencias
España entre comunidades con un gran dinamismo demográfico y comunidades en las que domina,
por el contrario, una cierta atonía, tal como puede observarse en el mapa:
Las provincias y comunidades más
dinámicas (Madrid, Alicante, Málaga,
Canarias, Baleares, etc.) crecen por
encima de la media española debido a
diversos factores, como son el mayor peso
de una cultura más natalista, el dinamismo
de la actividad económica, o el
rejuvenecimiento demográfico por la
inmigración.
Las comunidades con menor dinamismo
demográfico (Castilla y León, Asturias,
Galicia o Extremadura) suelen tener en
común el envejecimiento de su población,
que va ligado a tasas de crecimiento
natural muy bajas o negativas. Su atonía se debe, entre otras cosas, al peso que la emigración ha
tenido en estos territorios, el estancamiento económico tras la crisis de los años 70 y el consiguiente
menor impacto demográfico de la inmigración en ellos.
3.2. Los movimientos migratorios
España, ha sido un país en el que ha dominado tradicionalmente la emigración. Sólo en las últimas
décadas la inmigración ha llegado a tener un peso importante en su crecimiento demográfico. Por lo
que se refiere a la distribución de la población en el territorio, cabe destacar el papel que, en el
pasado, desempeñó el éxodo rural (migración del campo a la ciudad), aunque hoy se sitúe en valores
muy bajos.
 Las migraciones interiores son migraciones aquellas migraciones que se desarrollan dentro de
las fronteras del estado. En la actualidad. a diferencia de lo ocurrido durante el siglo pasado,
se caracterizan por una gran heterogeneidad en cuanto a perfiles y edades protagonistas,
lugares de origen y destino, causas o motivaciones. Las más comunes tienen que ver con el
fenómeno de la concentración de actividad económica en las grandes ciudades, que ha
expulsado a cientos de miles de jóvenes de aquellas zonas más céntricas y mejor
comunicadas, cuyos precios han quedado fuera del alcance de los sueldos medios. Se
distinguen:
o Migraciones laborales: aquellas que responden a motivaciones de trabajo,
mayormente protagonizadas por jóvenes hacia grandes municipios urbanos dinámicos
de otras regiones y provincias o hacia municipios urbanos medios dinámicos dentro
de la región o provincia. Como consecuencia acrecientan los desequilibrios
demográficos y económicos entre las regiones y en el interior de estos territorios.
o Migraciones residenciales: aquellas protagonizadas por jóvenes que buscan viviendas
baratas y adultos jóvenes de clase media y acomodada que desean residir en áreas con
calidad medioambiental en la periferia o provincias vecinas más asequibles, por lo
que son de carácter intraurbano. Como consecuencia causan el sobreenvejecimiento
de las áreas urbanas centrales emisoras e incrementan el sobrepoblamiento
rejuvenecido de áreas periféricas que exigen nuevas infraestructuras, dotaciones de
equipamiento y servicios, y recomposición de los modos de vida autóctonos en los
pueblos pequeños o rurales.
o Movimientos pendulares: son desplazamientos de ida y vuelta de frecuencia diaria
entre la residencia y el trabajo o lugar de estudio, o de frecuencia semanal por motivos
de ocio (fines de semana), movimientos que suelen ocasionar problemas de
congestión de las vías de acceso principales.
o Migraciones de retorno: aquellas protagonizadas por el regreso de emigrantes
jubilados (mayores de 65) o en épocas de crisis, de la población adulta emigrada a sus
zonas de procedencia. Como consecuencia, provocan el sobreenvejecimiento en las
zonas receptoras (tipo golondrina) y creación de negocios y actividades nuevas que
retienen a los potenciales jóvenes emigrantes o los atrae (corriente neorruralista).
También es reseñable la pérdida de peso de las migraciones entre provincias o comunidades
autónomas (salvo en el caso de Madrid y sus provincias vecinas), frente a las migraciones
dentro de la propia comunidad autónoma e, incluso, de la propia provincia. Así mismo,
también ha cambiado la migración entre municipios, siendo hoy los pequeños y medianos los
que presentan saldos migratorios positivos frente a las capitales de provincia y grandes
ciudades.
 Las migraciones exteriores han tenido en España, tradicionalmente, la forma de emigración
hacia América (hasta mediados del siglo XX) o hacia Europa (entre mediados de los años
1960 y 1975). Hoy en día, sin embargo, existe un claro predominio de la inmigración que,
salvo durante los años más duros de la crisis, ha permitido un notable y constante crecimiento
de la población española al implicar en ella a jóvenes y adultos jóvenes, en edad de tener
hijos. Construcción
La necesidad de mano de obra vinculada al desarrollo de nuevos subsectores económicos o al
resurgir de otros, como la construcción y el turismo, atrajeron gran cantidad de migrantes
procedentes de Hispanoamérica (con la ventaja de compartir el mismo idioma) o de Europa
del este, especialmente de países miembros la Unión Europea. Las zonas de destino fueron,
sobre todo, las grandes metrópolis como Madrid o Barcelona, y las áreas más dinámicas
económicamente, en especial el eje Ebro-Mediterráneo y las zonas turísticas insulares.
Como ya hemos indicado, desde el punto de vista demográfico, la inmigración tiene como
consecuencia más importante, el haber generado un saldo migratorio positivo que, en los
últimos años ha compensado el crecimiento natural negativo, para dar lugar a un importante
crecimiento real de la población.
4. La estructura demográfica de la población española.
España cuenta con una población de 48.327.927 personas, por lo que puede considerarse un país con
un número significativo de habitantes.
4.1. Características:
 La población femenina es el 51,02% del total, ligeramente superior a la masculina.
 Su saldo vegetativo es negativo (0,63%), ya que actualmente en España se producen 135.166
muertes más que nacimientos cada año, lo que significa que la población se contrae y está
sufriendo un proceso de envejecimiento.
 Es evidente que tiene un problema, porque el porcentaje de niños respecto a la población total
es solo del 13,39%.
 Su población tiene un alto porcentaje de personas mayores de 65 años, un 20,27%, se trata
por tanto de una población envejecida.
 España tiene una tasa de natalidad muy baja, de tan solo el 6,88‰ y un índice de hijos por
mujer del 1,23.
 Los españoles, que viven de media 83,08 años, tienen una esperanza de vida muy alta
comparada con la del resto de los ciudadanos del mundo.
4.2. Morfología de la pirámide poblacional y régimen demográfico
España presenta una pirámide regresiva (o bulbo) con tendencia a parasol o copa, con la base más
estrecha que la zona central y un porcentaje de personas mayores significativo in crescendo. Es una
pirámide típica de países desarrollados, con tasas de natalidad y mortalidad bajas y un crecimiento
natural muy bajo. Es por tanto una sociedad envejecida y con tendencia a serlo más, por lo tanto, en
franca regresión Por lo que su régimen demográfico se puede considerar plenamente moderno o de
final de transición del tradicional a este.
4.3. Estructura de la población por edad:
Se trata de una población envejecida ya que el porcentaje de población anciana (mayor de 65 años)
es del 15%, y normalmente se considera envejecida a partir del 12%, además la población joven (0-
15 años), es escasa, con un 18%, y para considerarla joven debería estar en torno al 25%.
4.4. Estructura de la población por sexo:
La población de varones es ligeramente superior a la de las mujeres, en edades tempranas, esto se
considera algo normal ya que nacen 105 niños por cada 100 niñas, sin embargo, las proporciones se
igualan en la edad adulta en torno a los 50 años y a partir de aquí es muy superior la de las mujeres
ya que estas gozan de mayor esperanza de vida y están menos afectadas por afecciones que causan la
muerte temprana. Observamos como la pirámide crece de forma constante hasta los rangos situados
entre los 50 y 35 años y a partir de aquí se observa una regresión muy acusada hasta el rango 0-4
años.
4.4. Evolución estructural (1923-2023)
 Guerra Civil (1936-1939): población masculina en los rangos
80-84 y +85 años es sensiblemente inferior a la femenina, por
una mayor afección de las enfermedades, menor esperanza de
vida, y el conflicto que provocó más muertes por casi la
totalidad de los efectivos militares reclutados.
 Años de Posguerra (1939-1959): mella en el rango 75-79, 70-
74 y 65-69 años por la carestía, recordemos las cartillas de
racionamiento, supuso un grave descenso de la natalidad en
aquellos años.
 Baby-Boom (1960-1972): notable incremento de la población y
de la tasa de natalidad que se dispara en los rangos 50-54, 55-
59, 60-64 años, sin duda coincide con la década de los 60 y principios de los 70 cuando el
desarrollismo impulsado por la tecnocracia del Opus Dei a través de los planes de desarrollo se
tradujo en una mejora del nivel de vida de los españoles.
 Crisis del petróleo, Transición Española y reconversión industrial (1973-1998): la tasa de
natalidad se reduce, sin duda motivada por el acceso de la mujer al mundo de trabajo, el difícil
acceso a la vivienda, son años de gran inflación y de crisis, derivada de la crisis energética de
1973, poco después se entraría en la transición a la democracia y se daría un cambio en los
valores morales, cada vez más desligados de la ideología eclesiástica y la legalización de
métodos anticonceptivos que seguiría ahondando en un descenso de la natalidad hasta llegar tasas
del 9% con un crecimiento de la población inferior al 1%, y alcanzando el mínimo histórico.
 “Fiebre del ladrillo” (1998-2008): estancamiento de la natalidad, aunque aumento relativo con
el aporte de la población extranjera emigrada previo a la burbuja financiera e inmobiliaria de
2008-2009 visible en partir del rango de 15-19 y 20-24 años.
 “Recesión Económica (2012) y Pandemia Covid-19 (2019-2021) (2008-2023): regresión
poblacional acrecentada por la falta de recursos socioeconómicos de la población joven adulta
(escasez de vivienda asequible, salarios temporales y precarios, etc.) ahondada por la pandemia
del coronavirus que esbozan un panorama demográfico desolador de cara a 2030 (forma de copa)
y 2049 (forma de parasol).
5. La estructura económica de la población española
Se distingue también la población española por su contribución activa al proceso productivo y a los
sectores económicos en los que desarrolla tal actividad, y se miden con tasas como las de actividad,
paro y dependencia.
Es por ello por lo que hay que diferenciar:
 La población activa: es el conjunto de personas de 16 años o más que suministran mano de
obra para la producción de bienes y servicios que están disponibles y hacen gestiones para
incorporarse a esta producción.
o Población activada ocupada: aquella población que trabaja a cambio de una
retribución.
o Población activa desocupada: aquella población que busca activamente empleo,
porque habiéndolo tenido está en paro o bien porque está buscando su primer empleo.
 Población inactiva: es aquella población
que no realiza un trabajo remunerado ni se
encuentra disponible para desempeñarlo,
como pensionistas, rentistas, estudiantes y
personas dedicadas a las labores del hogar.
5.1 Tasa de Actividad en España
Causas:
Factores predominantemente demográficos
(porcentaje de jóvenes y de ancianos, predominio
de la emigración o la inmigración) económicos
(nivel de desarrollo) y socioculturales (duración de
la escolarización, trabajo de la mujer fuera de
hogar, y edad de jubilación). La tasa de actividad
varía según el sexo, la edad y el territorio.
Evolución:
Entre principios del siglo XX y 1985, la tasa de actividad descendió por varias razones. La
emigración al exterior afectó negativamente a la tasa de actividad masculina y el éxodo rural a la
femenina, pues la mayoría de las mujeres que trabajaban en el campo no lo hicieron en los nuevos
destinos urbanos, ante el predominio de una mentalidad tradicional que reducía su papel social al
cuidado del hogar. Aumentó la tasa de dependencia de los ancianos (con la generalización de la
jubilación pagada y el progresivo envejecimiento demográfico) y la de los jóvenes (al retrasarse de
los 14 a los 16 años la edad mínima legal para trabajar y prolongarse la escolarización obligatoria). Y
las crisis económicas desanimaron a los activos ocultos a buscar trabajo y aumentaron las salidas del
mercado laboral mediante jubilaciones y prejubilaciones (crisis de 1925-1935 y de 1975).
Desde 1985 a 2008, la tasa de actividad creció. La implantación de un nuevo sistema de elaborar la
EPA -Encuesta de Población Activa- (1987) amplió la población activa. La expansión económica
1995-2008 animó a los activos ocultos a incorporarse al mercado laboral y provocó un aumento de la
inmigración. Y las mujeres se han incorporado al mercado laboral de forma creciente por motivos
ideológicos (cambio de mentalidad sobre su papel en la sociedad), demográficos (control de la
natalidad) y económicos (crecimiento del empleo en el sector terciario y necesidad familiar de un
segundo salario). Este aumento se ha mantenido a pesar de que desde 2002 se ha incrementado la
población inactiva por razones estadísticas (consideración como inactivos a la población parada que
no cumple los nuevos criterios de paro). Desde la crisis económica de 2008, la tasa de actividad se
encuentra estabilizada, al decrecer entre los hombres y aumentar ligeramente entre las mujeres.
Consecuencias:
En función del sexo, la tasa de actividad masculina sigue siendo superior a la femenina, pues muchas
mujeres continúan padeciendo discriminación laboral en el acceso al trabajo y ocupándose en mayor
medida de las responsabilidades familiares. En función de la edad, las mayores tasas de actividad
para los varones se dan entre los 35-39 años. Y para las mujeres, entre los 30-34, decreciendo desde
entonces, dado que algunas abandonan el trabajo al formar una familia, ante las dificultades para
conciliar la actividad laboral y la vida familiar. En función del territorio, tienen tasas de actividad
más altas las comunidades que ofrecen más posibilidades de empleo en el sector terciario (Madrid,
costa mediterránea y ambos archipiélagos) o que cuentan con una economía diversificada (Navarra y
La Rioja). En cambio, tienen tasas más bajas las comunidades con menor dinamismo económico y
mayor envejecimiento (las del interior peninsular) o con prolongada incidencia de la crisis industrial
(cornisa cantábrica).
5.2 Tasa de Paro
Causas:
Factores predominantemente demográficos
(volumen de la población activa) económicos
(coyunturas de expansión o de crisis, la
estructura económica del empleo, y el nivel de
productividad), sociales (flexibilidad laboral y
para el despido) y culturales (formación de la
mano de obra).
Evolución
Entre 1900 y 1975, el paro no fue un problema grave, pues la presión demográfica sobre el mercado
laboral se resolvía mediante la emigración al exterior y la escasa incorporación de la mujer al trabajo
fuera del hogar; además el abundante subempleo no se contabilizaba como paro. La elevación
principal durante este periodo tuvo lugar entre 1915 y 1940 y estuvo causada por el crecimiento de la
población en edad laboral, las dificultades para la emigración transoceánica, la crisis económica de
1929 y los problemas económicos durante la Guerra Civil y los primeros años de la posguerra.
Entre 1975 y 1985, el paro experimentó un gran aumento por la destrucción de empleo causada por
la crisis y la reconversión industrial, unido a una mayor demanda laboral por parte de los emigrantes
retornados, las mujeres, y una población joven más numerosa, la generación del <<baby boom».
Entre 1985 y 1995, el paro pasó por dos fases: un ligero retroceso entre 1985 y 1990 por la mejora de
la situación económica; y un aumento entre 1990 y 1995, debido a la crisis económica de estos años
causada por los ajustes realizados para entrar en el euro.
Desde 1995 a 2008, la tasa de paro descendió debido a la favorable coyuntura económica; la entrada
en el mercado laboral de generaciones menos numerosas; y las reformas legislativas que
flexibilizaron el empleo y crearon nuevos tipos de contratos para facilitar el trabajo de los jóvenes
contratos para la formación y en prácticas).
En la actualidad, las cifras de paro se deben principalmente al aumento de la productividad, que
reduce la necesidad de mano de obra; y a coyunturas económicas recesivas, como la iniciada en
2008. Las altas cifras alcanzadas en comparación con otros países vecinos están motivadas por la
estructura del empleo en la que han tenido elevado peso los sectores más golpeados por la crisis
internacional-la construcción y los servicios de baja cualificación; y por la existencia de tasas.
Consecuencias:
La tasa de paro presenta variaciones: según el sexo, es mayor el paro femenino, por la persistencia de
discriminación hacia las mujeres; su mayor ocupación a tiempo parcial; y en sectores no cualificados
o afectados por recortes, como la sanidad, la educación a los servicios sociales. Según la edad, es
mayor el desempleo juvenil y entre los mayores de 50 años. Según el nivel de formación, el paro
aumenta cuando disminuye la cualificación al ser mayor la competencia por los puestos de trabajo.
Según la época del año, el paro sube en invierno, al finalizar la recogida de las cosechas y la
temporada turística. Según los territorios, las tasas de paro más altas correspondían tradicionalmente
a las comunidades con menor dinamismo económico o mayor peso de la población joven. Desde la
crisis de 2008, se suman las comunidades litorales con economías basadas en la construcción, y los
servicios de baja cualificación. En cambio, las tasas de paro son más bajas en las comunidades con
economías más diversificadas y de mayor componente tecnológico, o con bajas tasas de actividad
por envejecimiento.
Para fomentar el empleo se han adoptado diferentes medidas: flexibilización del mercado laboral
para promover la contratación, fomento del autoempleo y del espíritu emprendedor. Y las ayudas a la
contratación de personas con especiales dificultades, como los desempleados de larga duración, los
discapacitados, y las personas mayores de 45 años. Además, el apoyo al empleo juvenil es objeto de
una financiación especial por parte de la UE a través de la Iniciativa sobre Empleo Juvenil, dotada
con 6000 millones de euros para el periodo 2014-2020. La percibirán los estados que como España
cuentan con más de un 25% de desempleo juvenil. Los fondos se dirigirán especialmente a los
llamados “ni-ni”, jóvenes entre 15 y 30 años que ni trabajan, ni estudian, ni reciben formación, y se
destinarán a la orientación y a la formación profesional; la realización de prácticas en empresas y el
estímulo de la contratación; y el apoyo al autoempleo y el emprendimiento.
5.3 Sectores económicos
La población activa se distribuye entre los sectores primario, secundario y terciario. La distribución
espacial de la ocupación por sectores económicos es contrastada. El sector primario tiene mayor peso
en las comunidades del sur y del interior peninsular (Murcia, Extremadura, Andalucía). El sector
secundario en comunidades con tradición o diversificación industrial; o con predominio de
subsectores intensivos en mano de obra (La Rioja, Navarra, País Vasco y Cataluña). Y el sector
terciario en Madrid, las comunidades más turísticas, Ceuta y Melilla.
Evolución
A finales del siglo XIX, el sector primario ocupaba a la mayoría de la población, dado que la
economía y la sociedad eran agrarias. En cambio, era escasa la ocupación en el sector secundario por
el insuficiente desarrollo industrial; y en el sector terciario, por el bajo nivel de vida.
En el primer tercio del siglo XX, la ocupación en el sector primario descendió al iniciarse el éxodo
rural. Paralelamente, creció la ocupación en el sector secundario con el impulso dado a la industria y
a las obras públicas por la dictadura de Primo de Rivera; y en el sector terciario por la mejora del
nivel de vida.
Durante la Guerra Civil y la posguerra, la ocupación en el sector primario se recuperó, pues la
población permaneció en el campo ante las dificultades de empleo y de alimentación existentes en
las ciudades; y ante las expectativas levantadas inicialmente por la política de colonización agraria
del franquismo. En cambio, la ocupación en el sector secundario se frenó durante la guerra por la
destrucción de industrias y creció lentamente en la posguerra por los problemas creados por la
autarquía a la recuperación industrial. La ocupación en el sector terciario también retrocedió por la
destrucción de servicios y el descenso del nivel de vida.
Entre 1960 y 1975 se aceleró la reducción de la población ocupada en el sector primario al
intensificarse el éxodo rural con la mecanización del campo y con la oferta de empleo en los otros
dos sectores. La ocupación en el sector secundario creció gracias al impulso dado a la industria por
los planes de desarrollo y al aumento de la construcción en las ciudades industriales y en las áreas
turísticas. Y la ocupación terciaria también aumentó con la población trasvasada desde el sector
primario; y con el crecimiento de servicios impulsados por la industria, el turismo, y el aumento del
nivel de vida: transporte, finanzas, hostelería, educación, sanidad.
Desde 1975 hasta la actualidad, la ocupación en el sector primario ha desacelerado su descenso por
la detención del éxodo rural a raíz de la crisis y porque ya se encuentra en niveles bajos (4,1% en
2015). La ocupación en el sector secundario ha disminuido. La industria se vio muy afectada por la
crisis de 1975 y trasvasó parte de su población al sector terciario; y tras la crisis, incorpora nuevas
tecnologías que requieren menos mano de obra y demanda cada vez más servicios a la producción,
dando lugar al conocido fenómeno de «terciarización de la industria». La construcción, a pesar de su
auge hasta la crisis de 2008, no ha compensado esta tendencia. En la actualidad, las cifras de
ocupación secundaria son similares a las de los países del entorno (19,9% en 2015). En la actualidad,
la ocupación en este sector es mayoritaria (76% en 2015).
Consecuencias
El incremento de la terciarización de la actividad económica hará que aumente el porcentaje de
población empleada en el sector servicios, a costa de los otros dos sectores. La ocupación en el sector
terciario ha crecido gracias al aumento del nivel de vida, que exige servicios cada vez más
numerosos y especializados; el trasvase de población desde los otros dos sectores; la creación de la
administración autonómica y europea; la implantación del Estado del bienestar; y los cambios
sociales que impulsan servicios relacionados con el envejecimiento, el ocio, la inmigración, la
incorporación de la mujer al trabajo, la calidad, y las nuevas tecnologías.
COMENTARIO DE LA PIRÁMIDE POBLACIONAL ESPAÑOLA

Identificación y Localización
Se nos presenta para comentar un gráfico que, por su forma, recibe el nombre de “pirámide
población”. En el eje de las abscisas aparecen representados diferentes rangos de edad divididos cada
cinco años. En el eje de las coordenados encontramos el porcentaje de la edad de cualquier rango de
edad, divididos en mujeres a la derecha y con color rojo y en hombre de color azul y a la izquierda.
Esta pirámide de población se refiere a la población española en el año 2022.
Análisis e Interpretación:
La pirámide muestra una forma de urna o copa, lo que nos habla de una población en regresión, a
grandes rasgos en cuanto a la estructura de la población por edad, observamos que se trata de una
población envejecida ya que el porcentaje de población anciana (mayor de 65 años) es del 15%, y
normalmente se considera envejecida a partir del 12%, además la población joven (0-15 años), es
escasa, con un 18%, y para considerarla joven debería estar en torno al 25%.
En cuanto a la estructura de la población por sexo observamos que la población de varones es
ligeramente superior a la de las mujeres, en edades tempranas, esto se considera algo normal ya que
nacen 105 niños por cada 100 niñas, sin embargo, las proporciones se igualan en la edad adulta en
torno a los 50 años y a partir de aquí es muy superior la de las mujeres ya que estas gozan de mayor
esperanza de vida y están menos afectadas por afecciones que causan la muerte temprana.
Observamos como la pirámide crece de forma constante hasta los rangos situados entre los 35 y 50
años y a partir de aquí se observa una regresión muy acusada hasta el rango 0-4 años donde crece
levemente.
Comentario:
En la pirámide se observan cómo hemos indicado anteriormente ciertos fenómenos que sin duda
responden a cambios en la población a los que trataremos de dar respuesta en este apartado.
Comenzaremos de los rangos más altos y terminaremos por la base de la pirámide para poder
explicar los fenómenos en un orden cronológico.
En primer lugar, observamos que la población masculina en los rangos 80-84 y +85 es sensiblemente
inferior a la femenina, además de deberse a una mayor afección de las enfermedades y por
consiguiente menor esperanza de vida, debemos atribuir el hecho a que coincide con los años de la
Guerra Civil, lo que dio lugar a más muertes dentro de los varones.
Después observamos una mella en los rangos 65-69 70-74 y 75-79 que coincide con los años de la
posguerra, evidentemente la carestía, recordemos las cartillas de racionamiento, supuso un grave
descenso de la natalidad en aquellos años.
A partir de entonces se da un notable incremento de la población y de la tasa de natalidad que se
dispara en los rangos 50-54 y 55-64, sin duda coincide con la década de los 60 y principios de los 70
cuando el desarrollismo impulsado por la tecnocracia del Opus Dei a través de los planes de
desarrollo se tradujo en una mejora del nivel de vida de los españoles y por consiguiente en un
incremento de la tasa natalidad en lo que se dio a conocer como Baby-Boom.
A partir de entonces la tasa de natalidad se reduce, sin duda motivada por el acceso de la mujer al
mundo de trabajo, el difícil acceso a la vivienda, son años de gran inflación y de crisis, derivada de la
crisis energética de 1973, poco después se entraría en la transición a la democracia y se daría un
cambio en los valores morales, cada vez más desligados de la ideología eclesiástica y la legalización
de métodos anticonceptivos que seguiría ahondando en un descenso de la natalidad hasta llegar tasas
del 9% con un crecimiento de la población inferior al 1%.
A partir del rango 5-9 la natalidad parece estancarse, sin duda debido al aporte de la población
extranjera, que en los años siguientes conseguiría aumentar la natalidad en el país.
Conclusiones:
A partir de la pirámide de población constatamos que España tiene un modelo demográfico de
transición que ha llegado a su última fase y es típico de países desarrollados. En la actualidad
mantiene un crecimiento vegetativo del 0,63% y un número de hijos por mujer de 1,23, cifra
insuficiente para el reemplazo generacional, además hay que tener en cuenta que más del 30% de la
población es dependiente. Este genera enormes problemas a la hora del sostenimiento de los sistemas
de cobertura social.
Desde el 2012 en mitad de una gran crisis financiera, el gobierno nacional y de las autonomías se
muestran incapaces de sostener los sistemas de pensiones, de educación y de sanidad. Algunas de las
soluciones propuestas han sido el incremento de la edad de jubilación a 67 años, fórmulas de copago
sanitario o la ampliación de las ratios de alumnos por aula.
COMENTARIO MAPA DENSIDAD POBLACIÓNAL DE ESPAÑA POR MUNICIPIOS
(2019)

Identificación y Localización
El mapa representa la distribución de la población española a escala provincial a partir de densidades
demográficas medidas en habitantes/Km2, con datos procedentes del INE (Instituto Nacional de
Estadística) del año 2019. En la leyenda aparecen seis cartelas que se pueden organizar en dos
grupos de tres.
En el primer grupo destacan las provincias litorales, tanto del litoral mediterráneo, como Valencia,
Alicante o Málaga, como del litoral cantábrico y atlántico, como Guipúzcoa y Pontevedra, además de
las tres provincias insulares, las dos canarias y las Islas Baleares.
Por encima de estas provincias destacan tres como las de mayores densidades de población,
superando los 500 hab/km2: Barcelona y Vizcaya, también litorales, y Madrid. A ellas hay que
sumar las dos ciudades autónomas, Ceuta y Melilla, donde la población, aunque no excesivamente
numerosa, se concentra en muy poco espacio, de ahí las elevadas densidades.
Por el contrario, todas las provincias del interior (a excepción de Madrid y Sevilla) tienen densidades
por debajo de 100 hab/km2. De ellas, las que más se aproximan 100 (cercano a la media) son
Córdoba y Valladolid, junto a las provincias del eje o corredor del Ebro, como Zaragoza, La Rioja,
Álava y Navarra. Las dos provincias de menor densidad de población de España son Teruel y Soria,
con menos de 10 hab/km2.
Causas
La población se encuentra repartida de forma desigual por el territorio nacional encontrando grandes
vacíos y grandes concentraciones humanas. La densidad ha ido aumentando a lo largo del tiempo
hasta situarse por encima de 90 hab/km2, aunque está por debajo de la media de la UE (120
hab/km2). Además, existen fuertes desequilibrios espaciales entre áreas de concentración (Madrid,
Baleares, Canarias, Ceuta, Melilla y la periferia peninsular) y áreas de despoblamiento, que no
superan los 25 hab/km2 (interior peninsular excepto Madrid).
Factores físicos y humanos
Los factores físicos más influyentes son el relieve y el clima. Las provincias con baja densidad de
población se corresponden con áreas correspondientes a climas fríos, duros y secos, propios de la
Meseta, parte del Valle del Ebro y zonas de montaña como el Sistema Ibérico y los Pirineos. Las
provincias con mayor densidad de población (concentraciones) se localizan en el litoral, siendo las
provincias con proximidad al mar las más habitadas tanto en el norte como en el sur de España. La
excepción es Madrid, Valladolid y Zaragoza, grandes ciudades situadas en el interior que han crecido
por factores humanos. El litoral español y las provincias insulares atraen a la población por su
benevolencia climática y otras condiciones físicas favorables que influyen en la mejora de su
economía gracias al desarrollo de un turismo heliotrópico (sol y playa).
Los factores humanos que influyen en la distribución de población son muy variados, aunque
destacan sobre los demás los económicos. En el caso de las provincias con baja densidad, además de
los factores físicos mencionados, también coincide con que esas zonas tienen escasas posibilidades
económicas. Destaca entre otros factores humanos: (i) la escasa actividad industrial, (ii) una
agricultura muy mecanizada que precisa poca mano de obra en algunos tipos de cultivos, (iii) el
éxodo rural, (iv) la gran extensión superficial de algunas de estas provincias con la población muy
localizada en pocos núcleos, (v) bajas tasas de natalidad y de fecundidad, (vi) población muy
envejecida y (vii) escasez de servicios en muchas zonas rurales. Todo ello ha provocado la
despoblación secular que se refleja en densidades muy bajas de población, que en algunas zonas
llegan a ser las más bajas de la Unión Europea. En el caso de las provincias mediterráneas y de las
insulares, como se ha comentado antes, el factor físico (temperaturas suaves, pocos días de
precipitación al año, etc.) influye en el desarrollo de un turismo heliotrópico (sol y playa) que crea
empleo, expectativas, etc., para la población.
Por el contrario, las provincias con mayor densidad de población destacan también por sus grandes
actividades económicas tanto industriales, como agrícolas con regadíos, pesca y turismo. Existe una
clara correlación entre las provincias más densamente pobladas y el dinamismo económico, centrado
actividades propias de los sectores secundario (industria, construcción, etc.) y, especialmente,
terciario, donde destaca, entre otros, el turismo. En el caso de la tríada de mayor densidad dentro de
la Península (Vizcaya, Madrid y Barcelona) esta se explica por factores políticos, históricos y
económicos:
 Vizcaya (factor histórico): Junto a otras zonas del País Vasco, tienen una tradición industrial
y allí se localiza inicialmente la “revolución industrial” en España.
 Madrid (factor político): Por ser la capital estatal, lo que la convierte en un gran centro
administrativo, al mismo tiempo que comercial y financiero.
 Barcelona (factor económico): Por su actividad comercial e incluso turística.
Las densidades demográficas de las provincias litorales son mayores por la influencia de factores
económicos. El desarrollo económico asociado al sector servicios, en general, y al turismo, en
particular, explica estas densidades. Además, eso conlleva un incremento de la inmigración, tanto
nacional como extranjera y, por tanto, el mantenimiento y crecimiento de la población y de la
densidad demográfica. Respecto a las densidades medias, como Valladolid, Córdoba y Sevilla, estas
se explican por el importante desarrollo de la administración junto con otras funciones terciaras
urbanas. También con densidades medias estás el eje del Ebro, corredor llano que conecta el
cantábrico oriental con el levante y Cataluña, al ser una importante vía de comunicación entre ambos
lados.
Consecuencias y medidas paliativas
Aunque la población española ha aumentado un 15,4% desde el año 2000, este crecimiento
enmascara una dispar evolución demográfica a nivel municipal ya que el 63,1% de los municipios y
13 provincias han perdido habitantes desde entonces. Este gran desequilibrio existente en el reparto
de la población se traduce en que mientras que la periferia (las zonas costeras y las islas) está muy
poblada, el interior se vacía, con el agravante de la polarización de gran parte de la población hacia
los entornos urbanos. El desequilibrio no es solo demográfico, sino también espacial, territorial,
económico, social, etc. La despoblación pone en riesgo tanto el equilibrio demográfico como
actividades primarias y agroalimentarias, que son necesarias para el funcionamiento de las ciudades.
El gran peso de las actividades económicas hegemónicas localizadas en las provincias de mayores
densidades demográficas es un lastre que impedirá, a corto y medio plazo, redistribuir la población
de manera más equitativa entre las provincias españolas. De hecho, el crecimiento de algunas áreas
metropolitanas, como las de Barcelona y, especialmente, la de Madrid, ya se está materializando en
un crecimiento poblacional que trasciende los límites provinciales, especialmente hacia el sur y el
este, a través de los valles del Tajo y del Henares, hacia el norte de la provincia de Toledo y el oeste
de la de Guadalajara.
Hacer económica y socialmente atractivas estas zonas es una solución. Dotarlas de servicios es
determinante. Las medidas que se están intentando llevar a cabo desde diferentes administraciones
(local, provincial, autonómica y estatal) para evitar lo que algunos autores denominan como “España
vacía o vaciada”, es decir, la acusada despoblación del mundo rural podría tener como consecuencia
una cierta redistribución poblacional a medio y largo plazo que apenas modificaría el actual mapa.
COMENTARIO MAPA DE INMIGRANTES EXTRANJEROS EN ESPAÑA

Identificación y Localización
El gráfico que se nos presenta es un mapa provincial de España con el título de “la población
extranjera en España (2005)” en el que se señalan los porcentajes de población extranjera en cada
uno de los territorios. Los porcentajes vienen señalados por diferentes colores. En el lateral izquierdo
se indican algunos otros datos que nos ayudan a comprender con más intensidad el mapa.
Análisis
España no siempre ha sido un país receptor de inmigrantes. Históricamente, ha sido un país emisor
de inmigrantes: desde finales del siglo XIX los españoles han emigrado al extranjero para mejorar su
situación económica, primero a Sudamérica y luego, especialmente en los años sesenta del siglo XX,
a Europa (Francia, Alemania, Suiza…). Pero la situación se invirtió a principios de los años setenta,
con la vuelta de muchos inmigrantes españoles, y coincidiendo con la crisis mundial del petróleo y la
llegada, después, de la democracia. La llegada masiva de inmigrantes no españoles (que es el
fenómeno que no ocupa) comenzará a finales de los años noventa, sobre todo desde 1995. En el año
2010 España contaba con 47.021.031 de habitantes, de los cuales 5’7 millones de personas
correspondían a personas extranjeras, es decir el 12’16% de la población eran inmigrantes que
llegaban de otro país con la intención de establecerse en este.
La población inmigrante está contemplada dentro del marco de la política inmigratoria de la UE y
regulada por la Ley de Extranjería. En España la política inmigratoria se basa en la colaboración con
los países emisores a la hora de llevar un control, la ordenación de los flujos migratorios
seleccionando el tipo de inmigrante que necesita España y organizando su llegada mediante firmas
de convenios, la integración de estos colectivos promoviendo su promoción social y la lucha contra
la inmigración clandestina, intensificando los controles fronterizos. Por ello, al hablar de inmigrantes
extranjeros podemos distinguir entre los que están nacionalizados, que después de varios años han
pasado a ser españoles de pleno derecho, los inmigrantes legales (4.625.191, según el estudio de
2009 del Observatorio Permanente de la Inmigración), que mantienen su nacionalidad de origen y
tienen permiso de residencia y los ilegales (no se sabe con exactitud, pero podría ser una cifra
cercana al millón de personas.)
Haciendo referencia a su distribución por las provincias españolas podemos destacar que los destinos
preferidos por estos inmigrantes son las comunidades climáticamente bondadosas y con grandes
centros urbanos, industriales y de servicios como lo son Cataluña, Madrid, la Comunidad
Valenciana, Murcia y las Islas Baleares, todas ellas con más de un 15% de población inmigrante,
destacando entre estas Baleares con un 21’87%.
Les siguen en importancia las Islas Canarias, La Rioja, Aragón, Navarra y Castilla-La Mancha que
tienen entre un 14% y 10% de inmigrantes y Andalucía con un 8’36%, esta última muchas veces con
necesidad de mano de obra agrícola temporal.
En los últimos años la saturación del mercado laboral de estas regiones ha provocado algunas
migraciones hacia el interior y hacia el Cantábrico. Así, comunidades como Cantabria, Castilla-León
y el País Vasco oscilan entre el 6-7%, quedando por último las regiones con menor porcentaje de
inmigrantes como el Principado de Asturias, Extremadura y Galicia, que no llegan al 5%.
En cuanto a su origen, la mayoría de los inmigrantes que llegan a España son de la Europa
comunitaria (principalmente rumanos y de Reino Unido) y de Iberoamérica (ecuatorianos y
colombianos), con un 38,42% y 30% respectivamente. Las causas de la atracción de estos colectivos
están en las facilidades y ventajas que supone la política de la UE sobre asilo e inmigración
establecida en 1999 a la que España se acogió, que estableció un sistema común de asilo y visados;
los lazos histórico-culturales con América Latina, junto a la bondad climática de Mediterráneo, que
atrae a personas del centro y del norte de Europa. La proximidad de España a África, la convierte en
la puerta principal de entrada de inmigrantes africanos a Europa, por ello no debe extrañarnos que los
inmigrantes africanos representen el 20,96% (sobre todo de origen marroquí). Los de origen asiático
suponen un 6,28% (de China y Pakistán), y son minoría tanto los europeos de países no comunitarios
(2,87%), como los norteamericanos (el 0,44%) o los que proceden de países de Oceanía (el 0,04%).
Causas
El principal motivo por el que llegan a España gran cantidad de inmigrantes es el económico-laboral:
las posibilidades de trabajo o de negocio y la necesidad de mano de obra en empleos de baja
cualificación, aunque también hay otras causas que influyen en la atracción inmigratoria – además de
las mencionadas anteriormente: facilidades legales de la UE, lazos culturales, clima -, por ejemplo
los motivos políticos como son aquellos casos de persecuciones o falta de derechos políticos en sus
lugares de origen, así como las regularizaciones y las medidas de reagrupamiento familiar que se han
ido llevando a cabo en España en los últimos años que provocan un efecto llamada.
Perfil
En el perfil de los inmigrantes extranjeros en España, según el sexo, hay más hombres que mujeres,
pero las mujeres son mayoritarias entre los europeos no comunitarios y entre los iberoamericanos,
con porcentajes del 56,25% y el 53,81%, respectivamente. Y por edades los datos hablan de que sólo
el 13,56% de los extranjeros con tarjeta de residencia en vigor son menores de 16 años, mientras que
el 82,70% tienen entre 16 y 64 años. El 3,74% tiene 65 años o más.
Según la situación socioeconómica podemos destacar a los inmigrantes comunitarios que son
principalmente jubilados con un nivel de vida medio-alto que vienen a España porque aprecian las
buenas condiciones climáticas del litoral mediterráneo y de las Islas Baleares y Canarias y también
los adultos atraídos por las posibilidades de trabajo, negocio y el crecimiento económico que
experimenta España desde el año 2000.
En cambio, entre los inmigrantes extracomunitarios el perfil es distinto ya que destacan los jóvenes
que llegan a ocupar puestos de baja cualificación, insuficientemente cubiertos por la mano de obra
nacional, especialmente en el sector servicios (turismo, servicio doméstico, venta ambulante), en la
construcción, la agricultura, la minería y la pesca, de un modo temporal.
Conclusiones
La actual situación inmigratoria en España tiene unas consecuencias demográficas positivas para
España, ya que los inmigrantes extranjeros contribuyen al crecimiento demográfico, tanto de forma
directa como por el incremento de la natalidad, de manera que en las comunidades que tenían un
crecimiento natural más bajo o negativo, se ha evitado el decrecimiento. (ejemplo país vasco).
También se derivan de esta realidad unas consecuencias económicas: los inmigrantes colaboran en el
crecimiento del PIB, desempeñas las tareas más duras y peor remuneradas, aportan dinero a las arcas
públicas ya que consumen educación y sanidad, alivian la carga del gasto en pensiones y aportan
servicios domésticos que incrementan la tasa de actividad de las familias españolas especialmente en
mujeres.
Pero también hay otras más negativas como la perdida de la competitividad, la presión a la baja de
los salarios o el aumento del déficit exterior por las remesas que envían a sus países de origen.
Respecto a las consecuencias sociales, la inmigración en muchos casos ha despertado actitudes
xenófobas y racistas que han alentado ideas de devolución o restricción de sus derechos, al
considerarles «invasores», amenazadores de la identidad nacional y competidores en el empleo o
consumidores de los recursos sociales en detrimento del bienestar de los españoles. Las malas
condiciones laborales y de vida, en otros casos, los ha llevado a ser marginados en barrios y en
viviendas de escasa calidad y de acusarlos de delitos o de formas de vida poco edificantes; sin
olvidarnos de las dificultades de integración que suscitan tensiones en la población autóctona por las
diferencias culturales, lingüísticas y religiosas de los inmigrantes extranjeros.
COMENTARIO DE LA PIRÁMIDE POBLACIONAL DEL PAÍS VASCO

Identificación y Localización
Se nos presenta para comentar un gráfico que por su forma recibe el nombre de Pirámide de
Población. En él, a través de diferentes elementos, se refleja la situación de la población vasca
existente en el año 2022. En el eje de las abscisas aparecen representados diferentes rangos de edad
divididos cada cinco años. En el eje de las coordenados encontramos el porcentaje de la edad de
cualquier rango de edad, divididos en mujeres a la derecha y con color rojo y en hombre de color
azul y a la izquierda.
Análisis e Interpretación:
La forma que se intuye en la pirámide de su trazo es de bulbo, pero de marcada tendencia de parasol
o champiñón, es decir, se trata de una pirámide regresiva, que en demografía se traduce por una
sociedad que tiende al progresivo envejecimiento o ya de hecho plenamente envejecida, propia de un
país desarrollado, con una natalidad muy reducida y una mortalidad también baja. Si analizamos, en
primer lugar, la base de la pirámide es evidente que esta es estrecha, por lo que no estamos ante una
población joven, sino ante una envejecida. La natalidad es baja: observamos que, desde el tramo 25 a
29 años, desciende el número de personas. Esto nos lleva a comienzos de los años 80, año en que
comenzó a descender la natalidad. La natalidad se recuperó algo en los últimos años, apreciándose
un aumento en el grupo de edad 10-14 y 15-19 en ambos sexos; pero volvió a decaer en último lustro
en el rango de 0-4 años.
En segundo lugar, en la cúspide de la pirámide, hay que tener en cuenta que agrupar a todas las
personas a partir de una determinada edad (80 años) puede distorsionar ésta. La cúspide de la
pirámide es ancha, por lo que podemos determinar que nos encontramos ante una población
envejecida. La esperanza de vida de la población es, por tanto, alta. La causa que explica la baja
mortalidad es el alto nivel de desarrollo del territorio que se cristaliza en una potente infraestructura
sanitaria, el acceso universal de la población a la misma, la inexistencia de problemas de
desnutrición, etc.
En la relación a la variable sexo (Hombres-Mujeres) concluimos que nacen más varones que
mujeres, como consecuencia de ser un fenómeno natural, al igual que las mujeres tienen la esperanza
de vida más larga, fenómeno también natural. Las cifras de hombres y mujeres se igualan a partir de
los 40 años, siendo mayor el número de mujeres, a partir de los 50 años, lo que puede indicar
sobremortalidad de los hombres. El grado de fecundidad es bastante bajo si tenemos en cuenta el
número de mujeres en edad de procrear. El número de hijos por mujer fue en el 2020-2021 de 1,25.
Comentario
Las entradas y salientes de la pirámide nos permiten conocer los hechos históricos que han tenido
repercusiones demográficas en los últimos 100 años. Empezando desde la cima de la pirámide, puede
destacarse lo siguiente:
En primer lugar, el grupo de mayores de +85 años (nacidos entre 1923-1938) se han visto afectados
por la gripe de 1918, su participación en la Guerra Civil por lo tanto supone un entrante en la
pirámide y el descenso de la natalidad que se produjo durante la Guerra Civil y el exilio de miles de
vascos en la posguerra a Europa o América.
En segundo lugar, el grupo de 70-75, 75-80, 80-85 años, (nacidos entre 1942-1956) es un entrante,
afectado por la posguerra, donde el País Vasco pasó por malas condiciones por el autarquismo y el
bloqueo económico internacional sufrido por el régimen de Franco. Este bloqueo afecto
especialmente al País Vasco, por problemas que la política autárquica causó a la industria en un
momento en que era necesario su recuperación tras las destrucciones causadas por la guerra.
En tercer lugar, el grupo de 45-49, 50-54, 55-59, 60-64, 65-69 años (nacidos entre 1957-1979)
supone un saliente que se produce por la recuperación demográfica (baby boom) debido a la mejora
de la situación económica (abandono de la política autárquica) en el País Vasco y el resto del Estado.
Esta recuperación se vio favorecida por la fuerte inmigración que se produjo desde diversas regiones
de España para trabajar en la industria (éxodo rural) que durante los años 60 experimento un fuerte
crecimiento, al ser los emigrantes jóvenes o adultos-jóvenes se produjo un incremento de la natalidad
en la CAV.
En cuarto lugar, el grupo de 25-29, 30-34 , 35-39, 40-44 años (nacidos entre 1980-1998) es un
entrante, en el que las causas de este descenso se deben a las crisis económicas crisis del petróleo
1973-1975) y sucesivas reconversiones industriales a partir de los años ’80 que afectaron mucho a la
economía del País Vasco e invirtió el carácter de las migraciones: la tradicional inmigración se
detuvo y fue sustituido por la emigración, además de la incorporación de la mujer al trabajo, la
despenalización de los anticonceptivos, la secularización de la sociedad y los aumentos del nivel de
vida y culturales. Estas condiciones inestables dieron lugar a una gran caída de la natalidad vasca a
sus mínimos históricos 0,9 hijos por mujer.
En último lugar el grupo 15-19, 20-24 años nacidos entre (1998-2008) se trata de un saliente debido
a la llegada de los inmigrantes y a la buena situación económica de España durante la “fiebre de
ladrillo”. Mientras que entre 0-4, 4-5, 5-10, 10-15 años (nacidos entre 2008-2022) se reduce
drásticamente por las consecuencias de la gran recesión económica de 2008 y el encarecimiento del
costo de la vida que retrasa las edades de independización de los rangos en edad de tener hijos
provocando una muesca grande en la natalidad como consecuencia de la postergación de los
embarazos.
Conclusiones
La proporción de jóvenes, adultos y ancianos indica que estamos ante un pleno régimen demográfico
moderno con una población envejecida con un porcentaje de personas mayores de 65 años superior
al 23,25%, crecimiento vegetativo negativo (más muertes que nacimientos) y baja natalidad propios
de zonas desarrolladas. El pronóstico sobre el crecimiento de la población es bastante claro: la
población vasca presenta signos de envejecimiento, a medio plazo, y de descenso, a largo plazo, de
no variar las tendencias actuales de la dinámica natural de la población. La población activa se
mantiene gracias a la incorporación de la mujer a la vida laboral y, a partir de los años 90, de la
inmigración.
El bajo número de niños y niñas no asegura un relevo generacional natural, aunque la población
pudiera sustituirse por inmigrantes. Las consecuencias del envejecimiento de la población son
problemas respecto a: el futuro relacionado a las pensiones, la salud e integración social. El
incremento del número de ancianos y la reducción de los activos exigirá modificaciones importantes
en el sistema pensionario (subir impuestos, retrasar la edad de jubilación). En relación con la salud
los ancianos consumen un número elevado de estancias hospitalarias, recetas y visitas médicas. Por
lo tanto, esto exige cada vez más recursos. Socialmente el envejecimiento plantea problemas de
residencia. Las soluciones pasan por impulsar políticas natalistas con medidas que concilien la vida
familiar y profesional.
COMENTARIO MAPA DENSIDAD POBLACIÓNAL DEL PAÍS VASCO POR
MUNICIPIOS

Identificación y Localización
El mapa representa la distribución de la población de la CAV en 2018 a escala municipal a partir de
densidades demográficas medidas en habitantes/Km2. En 2017 había 2.170.000 habitantes en todo el
País Vasco, el 4,66% de la población española, siendo la octava comunidad en un ranking de 17. No
obstante la densidad de la población es de 300 habitantes por km2, que triplica la media del Estado
español, aunque dicho valor medio esconde grandes desigualdades internas. En la leyenda aparecen
varias cartelas que se pueden organizar en varias zonas. De facto, son siete los municipios que
concentran la mitad de la población del País Vasco: Bilbao, Vitoria, Getxo, Portugalete, Barakaldo,
Irún y San Sebastián. En total, contienen 1 millón de personas.
En Vizcaya, viven más de la mitad de los vascos, exactamente un 53% que son 1.150.000 habitantes.
Concentrando el área metropolitana de Bilbao el 41% de la población vasca, la cual incluye también
a Portugalete, Sestao, Getxo, Barakaldo y Santurce. El gran Bilbao abarca desde Arrigorriaga hasta
Getxo, y en esos 14 km de longitud, viven 2500 habitantes por km2, 350.000 en el mismo Bilbao y
950.000 en su área metropolitana. Esto provoca grandes problemas de contaminación, aglomeración,
acceso a la vivienda etc. El resto de Vizcaya está relativamente poco poblado, con excepción de
Durango, Bermeo y Gernika.
En Gipuzkoa vive el 32,49% de la población vasca, con 720.000 habitantes, es decir 1 de
cada 3 vascos es de Gipuzkoa. A diferencia de Vizcaya, Gipuzkoa está demográficamente más
equilibrada. La población de Gipuzkoa se distribuye de manera muy desigual por el territorio. La
comarca más poblada es la de Donostialdea, con una densidad de 1.401,8 habitantes por kilómetro
cuadrado, seguida de la de Bidasoa-Txingudi, con 1.030,9 habitantes por kilómetro cuadrado. En el
extremo opuesto se encuentran las comarcas de Tolosaldea, con 136,9 habitantes por kilómetro
cuadrado, y Urola Garaia, con 143,2 habitantes por kilómetro cuadrado. La densidad de población de
Gipuzkoa es de 303,6 habitantes por kilómetro cuadrado, lo que la convierte en la provincia más
poblada de Euskadi y una de las más pobladas de España. En general, la población se concentra en
las zonas costeras y en las proximidades de las principales vías de comunicación, como la autopista
A-8 y la línea ferroviaria Madrid-Irún. Los municipios de mayor población son Donostia-San
Sebastián (186.070 habitantes), Irún (62.856 habitantes), Errenteria (53.510 habitantes) y Bergara
(26.465 habitantes).
En Álava vive el 14,51% de los vascos, contando solo con 324.000 habitantes, es decir, uno de
cada nueve vascos es de Álava. Es la provincia menos poblada del País Vasco, y concentra
el 75,8% de su población en Vitoria-Gasteiz. Tiene muchos servicios públicos (el parlamento.
aeropuerto, sedes de las administraciones autonómicas, etc.) a modo compensatorio tras el Estatuto
de Gernika de 1978 de manera que los alaveses no se sintiesen ninguneados por los vizcaínos y
guipuzcoanos. En la capital hay 280.000 habitantes, es decir casi ocho de cada 10
habitantes viven en Vitoria-Gasteiz. Llodio con 18.000 habitantes se encuentra muy lejos de Vitoria-
Gasteiz, pero es la segunda zona más poblada y después Amurrio con 10.000 habitantes ambas en la
vertiente atlántica enclavadas en el mismo valle de Aiala.
Causas
Las densidades más altas se dan en la costa de Vizcaya y Guipúzcoa, y en menor medida, en la
capital de Álava. Esto se debe a que en el norte de la CAV se crearon antes las empresas industriales,
es decir hubo una mayor capacidad económica. Además, el 35,72% de la población vasca vive en las
capitales (Bilbao, Donostia-San Sebastián y Vitoria-Gasteiz).
Factores físicos y Humanos
Respecto a los factores humanos la actividad económica se concentra en las zonas costeras y en las
proximidades de las principales vías de comunicación, donde se ofrecen una amplia oferta de las
políticas públicas, como la construcción de infraestructuras y la oferta de servicios públicos, han
contribuido a concentrar la población en estas zonas.
Por su parte, el medio físico, caracterizado por un relieve montañoso dificulta el poblamiento masivo
del interior de Bizkaia y Gipuzkoa, lo contrario a lo que sucede en Álava en torno a su homónima
llanada que permite la constante expansión periférica de la capital.
Conclusiones
Las consecuencias de este desequilibrio demográfico son variadas, entre las que destacan las
siguientes: i) problemas asociados a la aglomeración en las zonas más pobladas se producen
problemas de contaminación, aglomeración en el tráfico, acceso a la vivienda, etc.; ii) problemas de
despoblación en zonas del interior que reproduce y acrecienta de forma sistemática el envejecimiento
de la poblacional por falta de oportunidades, servicios y equipamientos; y, iii) una distribución
desigual de las actividades económicas. De hecho, el gran peso de las actividades económicas
hegemónicas localizadas en las provincias de mayores densidades demográficas es un lastre que
impedirá, a corto y medio plazo, redistribuir la población de manera más equitativa entre las
provincias vascas. De hecho, el crecimiento de algunas áreas metropolitanas como es el caso de
Bilbao ya se está materializando en un crecimiento poblacional que trasciende los límites
provinciales e incluso autonómicos, especialmente hacia el oeste (Cantabria y Burgos).
Para paliar los efectos del desequilibrio demográfico y garantizar el desarrollo equilibrado del
territorio, el Gobierno Vasco y las administraciones europeas, estatales, municipales y provinciales
han puesto en marcha una serie de medidas, entre las que destacan las siguientes: impulsar el
desarrollo económico en el interior de la CAV con el objetivo de crear empleo y atraer población a
estas zonas; facilitar el acceso a la vivienda en las zonas más pobladas, con el objetivo de reducir la
presión sobre el mercado inmobiliario mediante ayudas o construcción de VPO-s y promoción de
políticas de conciliación de la vida laboral y familiar para poder fomentar la natalidad junto a la
clásicas ayudas y facilidades a las familias que tienen mayor número de hijos.
GLOSARIO
Censo: el censo es un recuento de la población de un territorio en un momento determinado. Se
realiza periódicamente, generalmente cada diez años, y recoge información sobre las características
demográficas de la población, como la edad, el sexo, el estado civil, la ocupación, etc.
Padrón: es un registro administrativo de las personas que viven en un municipio. Se actualiza
anualmente y recoge información sobre el nombre, la dirección, la nacionalidad, etc. de cada
persona.
Crecimiento natural de la población: es la diferencia entre los nacimientos y las defunciones de un
territorio en un periodo de tiempo determinado. Se calcula mediante la siguiente fórmula:
Crecimiento natural = Nacimientos – Defunciones. El crecimiento natural puede ser positivo,
negativo o nulo. Un crecimiento natural positivo indica que la población está aumentando, mientras
que un crecimiento natural negativo indica que la población está disminuyendo. Un crecimiento
natural nulo indica que la población se está manteniendo estable.
Crecimiento real de la población: es la suma del crecimiento natural y del saldo migratorio. Se
calcula mediante la siguiente fórmula: Crecimiento real = Crecimiento natural + Saldo migratorio
Esperanza de vida: es la edad media a la que se espera que viva una persona nacida en un
determinado lugar y en un determinado periodo de tiempo. Se calcula mediante la siguiente fórmula:
Esperanza de vida = Suma de las edades de todas las personas que han fallecido en un periodo de
tiempo determinado / Número de personas que han fallecido en ese periodo de tiempo. La esperanza
de vida aumenta a medida que se desarrollan los países y mejoran las condiciones de vida y
viceversa.
Envejecimiento de la población: es el aumento de la proporción de personas mayores de 65 años en
la población total. Se produce por el aumento de la esperanza de vida y por la disminución de la
natalidad, además de tener un impacto importante en la economía y la sociedad, ya que aumenta la
demanda de servicios sociales, como la atención sanitaria y la asistencia social.
Saldo migratorio: es la diferencia entre las personas que entran en un territorio y las que salen de él
en un periodo de tiempo determinado. Se puede calcular mediante la siguiente fórmula: Saldo
migratorio = Entradas – Salidas. Puede ser positivo, negativo o nulo. Un saldo migratorio positivo
indica que hay más inmigración que emigración, mientras que un saldo migratorio negativo indica
que hay más emigración que inmigración. Un saldo migratorio nulo indica que hay un equilibrio
entre la inmigración y la emigración.
Éxodo rural: es el desplazamiento de población desde el medio rural al medio urbano. Se produce
por una serie de factores, como la mecanización de la agricultura, el desarrollo de las ciudades y las
oportunidades de empleo, además de tener un impacto importante en el medio rural, ya que reduce la
población y la actividad económica.
Población activa: es la parte de la población que está en edad de trabajar y que está trabajando o
está buscando trabajo. Se calcula mediante la siguiente fórmula: Población activa = Población en
edad de trabajar - Población inactiva La población activa se divide en dos categorías: Población
activa ocupada (Personas que están trabajando) y Población activa desocupada (Personas que están
buscando trabajo).
Población inactiva: es la parte de la población que no está en edad de trabajar o que, estando en
edad de trabajar, no está trabajando ni buscando trabajo. Se calcula mediante la siguiente fórmula:
Población inactiva = Población total - Población activa. Se divide en dos categorías: población
inactiva por edad (Personas que están por debajo de la edad de trabajar o que han superado la edad
de jubilación) y población inactiva por otras razones (Personas que están incapacitadas para trabajar
o que por motivos personales o familiares no están buscando trabajo).

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