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Casa Del Tiempo Ev Num 6 7 44 47

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¿Quién habla

de amor?

Romeo y Julieta
Gerardo Piña
Es la obra más representada de Shakespeare desde 1597, fecha de su composición.
Ya para entonces la trama era más que conocida entre el público isabelino, pues
la anécdota había sido referida en obras de otros autores (principalmente Pierre
Boisteau y las Historias trágicas de Bandello). En la época de Shakespeare, eso que
ahora llamamos “originalidad” no existía o al menos no consistía en escribir una
trama “nueva”. Romeo y Julieta es una historia de amor, pero no sólo eso: tiene mucho
de comedia y de acción (basta leer con atención los diálogos en doble sentido del
principio de la obra, los discursos de Mercutio y los duelos con espadas). De hecho
el final es lo que otorga el carácter trágico de la obra: la muerte de ambos amantes.
Romeo y Julieta representa muy bien el carácter isabelino, así como su apropiación
del amor cortés y la creatividad de Shakespeare al tratar este tema. Tomemos como
ejemplo los duelos que aparecen en la obra como una manera del autor para criticar
ciertos aspectos de su época. Al igual que el amor cortés, el duelo con espadas tiene
sus reglas tanto para retarse como para la ejecución del mismo. En la época isabeli-
na era común el duelo ante lo que un hombre consideraba una afrenta; circulaban
manuales de lucha con espadas que incluían no sólo aspectos técnicos del manejo
de las armas sino los fines éticos de dicha práctica. Entonces se creía que la habilidad
y la conciencia moral debían determinar la victoria en un duelo, así como el decoro y
la justicia divina debían gobernar su resultado final. En Romeo y Julieta, Shakespeare
muestra la crisis de su época con respecto a estos códigos. La gente se batía a duelo
sin ningún fin ético. En la obra vemos cómo la violencia se detona no sólo entre dos
familias enemistadas por mucho tiempo sino entre los allegados a dichas familias
en una crítica a una violencia gratuita y generalizada.
Con respecto al amor cortés ocurría algo semejante. El amor cortés era un
código de conducta amorosa que data de la Edad Media y cuyo auge se manifestó
en el siglo xii, con las obras de Chrétien de Troyes (las novelas del Rey Arturo y los
caballeros de la mesa redonda). La época isabelina (como la nuestra) tuvo su propia
adaptación de dicho código que incluía las características de todo caballero y toda
dama. Un caballero debía ser, ante todo, un hombre valiente, leal, sincero y debía
ser diestro en la palabra y el combate. Una dama debía ser recatada, graciosa, fiel,
instruida en música y literatura. Si bien la nobleza isabelina distaba mucho de esta
ejemplaridad, había ciertos valores derivados del amor cortés que tenían impor-
tancia para el público en general. La gente no esperaba que todo matrimonio fuera
resultado del amor (esa es una idea del siglo xx) pero sí esperaba que la enemistad
y rivalidad entre familias no debía continuar indeterminadamente y no tenía por
qué provocar la muerte de dos de sus respectivos miembros. Romeo y Julieta es una
obra que expone las contradicciones de dichos códigos y la importancia de lo que la
gente experimenta en realidad cuando se trata del amor y del odio.

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Julieta. ¡Amor nacido del odio, muy pronto te he visto, Romeo. Las paredes salté con las alas que me dio el amor,
sin conocerte! ¡Muy tarde te he conocido! Mal prodigio ante quien no resisten aun los muros de roca. Ni siquiera
me resulta que consagre mi amor al único hombre a a tus parientes temo.
quien debo aborrecer (I, 4, 230-4)1. Julieta. Si te encuentran, te matarán.
Romeo. Más homicidas son tus ojos, diosa mía, que las
Centraré el presente artículo en la escena del diálogo espadas de veinte parientes tuyos. Mírame sin enojos, y
entre Romeo y Julieta cuando ella está asomada en su mi cuerpo se hará invulnerable.
balcón. Aunque mucho se ha comentado sobre esta Julieta. Yo daría un mundo porque no te descubrieran.
Romeo. De ellos me defiende el velo tenebroso de la
famosa escena, poco se ha dicho sobre el lenguaje que noche. Más quiero morir a sus manos, amándome tú,
la impulsa. La lejanía con el discurso de la época nos que esquivarlos y salvarme de ellos, cuando me falte tu
ha hecho obviar lo que en su tiempo eran claras marcas amor (II.1. 101-121).
distintivas entre el habla de Romeo y de Julieta. Romeo
utiliza los tópicos derivados de la poesía de Francesco Más adelante en la misma escena, mientras Romeo
Petrarca (1304–1374) para dirigirse a Julieta (se mues- intenta regodearse en el lenguaje amoroso como prue-
tra como su esclavo, la compara con elementos de la ba de que la ama, ella le pide que sea sincero. Julieta
naturaleza, la encuentra inalcanzable, etcétera). Su busca trascender las palabras para descubrir si Romeo
enamoramiento por Julieta concuerda con esta visión realmente la ama y si quiere casarse con ella. Más aún,
del amor. No hay que olvidar que la obra comienza con a Julieta no le avergüenza reconocer que está enamora­-
un Romeo perdidamente enamorado de otra mujer da de él; lo único que espera de Romeo es que no vaya
y que apenas conoce a Julieta se enamora de ésta del a traicionar ese sentimiento.
mismo modo. Romeo representa un enamoramiento
Julieta. ¿Y quién te guió aquí?
más literario que vivencial con el añadido de las fami-
Romeo. El amor que me dijo dónde vivías. Él me
lias antagonistas (Capuleto y Montesco). Esto subraya aconsejó, él guió mis ojos que yo le había entregado. No
la oportunidad de Romeo de experimentar el amor soy un navegante, pero navegaría hasta el más remoto de
petrarquiano que siente por Julieta (i.e., el sufrimiento los mares por conquistar esta joya tan preciada.
como puerta falsa del amor). Julieta. Si el manto de la noche no me cubriera, el rubor
de mi doncellez subiría a mis mejillas, recordando las
Julieta, en cambio, representa un cambio en el
palabras que esta noche me has oído. En vano quisiera
lenguaje del discurso amoroso al que los isabelinos corregirlas o desmentirlas... ¡Resistencias vanas! ¿Me
estaban acostumbrados a escuchar en la poesía y en las amas? Sé que me dirás que sí, y que yo lo creeré. Y sin
obras de teatro. Ella no se muestra menos enamorada embargo podrías faltar a tu juramento, porque dicen
que Romeo, pero sí expresa sus preocupaciones de un que Júpiter se ríe de los perjuros de los amantes. Si me
amas de veras, Romeo, dilo con sinceridad, y si me tienes
modo lejos de la retórica. Lamenta que sus familias sean por fácil y rendida al primer ruego, dímelo también,
enemigas y no lo trivializa como lo hace él. para que me ponga esquiva y ceñuda, y así tengas que
rogarme. Mucho te quiero, Montesco, mucho, y no me
Julieta. Pocas palabras son las que aún he oído de esa tengas por liviana, antes he de ser más firme y constante
boca, y sin embargo te reconozco. ¿No eres Romeo? ¿No que aquellas que padecen desdeñosas porque son astutas.
eres de la familia de los Montesco? Te confesaré que más disimulo hubiera guardado con-
Romeo. No seré ni una cosa ni otra, ángel mío, si cual- tigo, si no me hubieses oído aquellas palabras que, sin
quiera de las dos te desagrada. yo pensarlo, te revelaron todo el ardor de mi corazón.
Julieta. ¿Cómo has llegado hasta aquí, y para qué? Las Perdóname y no juzgues ligereza este rendirme tan
paredes de esta huerta son altas y difíciles de escalar, y pronto. La soledad de la noche lo ha hecho.
aquí podrías tropezar con la muerte, siendo quien eres, Romeo. Júrote, amada mía, por los rayos de la luna que
si alguno de mis parientes te hallase. platean la copa de estos árboles...
Julieta. No jures por la luna, que en su rápido movi-
miento cambia de aspecto cada mes. No vayas a imitar
su inconstancia.
1
Traducción de Marcelino Menéndez Pelayo.

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Romeo. ¿Pues por quién juraré? enamoramiento, la urgencia por consumarlo y la falta
Julieta. No hagas ningún juramento. Si acaso, jura por de mesura al asumir los riesgos.
ti mismo, por tu persona que es el dios que adoro y en
Debido a que es la obra más famosa de Shakespeare
quien he de creer.
Romeo. ¡Ojalá que el fuego de mi amor...! y quizás la obra de teatro más representada en toda la
Julieta. No jures. Aunque me llene de alegría el verte, historia, Romeo y Julieta puede incorporarse fácilmente a
no quiero esta noche oír tales promesas que parecen la tradición de las obras poco leídas y muy comentadas.
violentas y demasiado rápidas. Son como el rayo que se Al igual que El Quijote o la Divina comedia, por ejemplo,
extingue, apenas aparece. Aléjate ahora: quizá cuando
vuelvas haya llegado a abrirse el capullo de esta flor,
solemos asociar sólo una breve parte de su contenido
animado por las brisas del estío. Adiós, y que halle tu con el todo de la obra o, peor aún, creamos sentidos
corazón un dulce reposo como el que hay dentro de mi equivocados sobre ella. Del Quijote tomamos su locura,
pecho (II.1.122-167). pero no su valentía ni su cordura recobrada; de la Divina
comedia nos quedamos sólo con el infierno. Vemos en
Cuando Julieta se convence de que Romeo realmente Romeo y Julieta una historia cursi de amor cuando su
la quiere, ella misma propone un plan para que pue- complejidad es bastante mayor. Leída de cerca esta obra
dan casarse en secreto. Aunque serán una confusión y es, principalmente, una crítica social que Shakespeare
un mensaje entregado a destiempo los que ocasionen hace de su tiempo basándose en una anécdota común.
la muerte de ambos amantes, algunos críticos de la Leer Romeo y Julieta en esta segunda década del
obra sugieren que Romeo y Julieta buscaban la muerte siglo xxi podría sorprendernos por las muchas partes
mediante el amor. Maya C. Bijvoet retoma el término cómicas que contiene, por las grandes diferencias que
de Liebestod (amor en la muerte) propuesto por Wagner hay en el discurso de los dos protagonistas y por lo
para definir la estructura de Romeo y Julieta. A su pare- atinada que aún resulta su crítica: el amor también
cer, los amantes deseaban la muerte tanto o más que el puede ser un constructo social, una idea literaria de la
amor mismo. Hay también quienes encuentran en esta que uno se enamora con las consecuencias propias de
obra una muestra del amor adolescente: la rapidez del toda idealización.
La actriz Julie Harris en la representación de Romeo y Julieta en Stratford Playhouse.
(Fotografías: Eliot Elisofon//Time Life Pictures/Getty Images)

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