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BIOGRAFIAS

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Johann Sebastian Bach

(Eisenach, actual Alemania, 1685 - Leipzig, 1750)


Compositor alemán. Considerado por muchos como el
más grande compositor de todos los tiempos, Johann
Sebastian Bach nació en el seno de una dinastía de
músicos e intérpretes que desempeñó un papel
determinante en la música alemana durante cerca de
dos siglos y cuya primera mención documentada se
remonta a 1561.

Hijo de Johann Ambrosius, trompetista de la corte de


Eisenach y director de los músicos de dicha ciudad, la
música rodeó a Johann Sebastian Bach desde el principio de sus días. A la
muerte de su padre en 1695, se hizo cargo de él su hermano mayor,
Johann Christoph, a la sazón organista de la iglesia de San Miguel de
Ohrdruf. Bajo su dirección, el pequeño Bach se familiarizó rápidamente con
los instrumentos de teclado, el órgano y el clave, de los que sería un
consumado intérprete durante toda su vida.
Su formación culminó en el convento de San Miguel de Lüneburg, donde
estudió a los grandes maestros del pasado, entre ellos Heinrich Schütz, al
tiempo que se familiarizaba con las nuevas formas instrumentales
francesas que podía escuchar en la corte.

A partir de estos años, los primeros del siglo XVIII, Bach estaba ya
preparado para iniciar su carrera como compositor e intérprete. Una carrera
que puede dividirse en varias etapas, según las ciudades en las que el
músico ejerció: Arnstadt (1703-1707), Mühlhausen (1707-1708), Weimar
(1708-1717), Köthen (1717-1723) y Leipzig (1723-1750).

Si en las dos primeras poblaciones, sobre todo en Mühlhausen, sus


proyectos chocaron con la oposición de ciertos estamentos de la ciudad y
las propias condiciones locales, en Weimar encontró el medio adecuado
para el desarrollo de su talento. Nombrado organista de la corte ducal,
Bach centró su labor en esta ciudad sobre todo en la composición de piezas
para su instrumento músico: la mayor parte de sus corales, preludios,
tocatas y fugas para órgano datan de este período, al que también
pertenecen sus primeras cantatas de iglesia importantes.

En 1717 Johann Sebastian Bach abandonó su puesto en Weimar a raíz de


haber sido nombrado maestro de capilla de la corte del príncipe Leopold de
Anhalt, en Köthen, uno de los períodos más fértiles en la vida del
compositor, durante el cual vieron la luz algunas de sus partituras más
célebres, sobre todo en el campo de la música orquestal e instrumental: los
dos conciertos para violín, los seis Conciertos de Brandemburgo, el primer libro
de El clave bien temperado, las seis sonatas y partitas para violín solo y las seis
suites para violoncelo solo.
Durante los últimos veintisiete años de su vida fue Kantor de la iglesia de
Santo Tomás de Leipzig, cargo éste que comportaba también la dirección
de los actos musicales que se celebraban en la ciudad. A esta etapa
pertenecen sus obras corales más impresionantes, como sus dos Pasiones, la
monumental Misa en si menor y el Oratorio de Navidad. En los últimos años de su
existencia su producción musical descendió considerablemente debido a
unas cataratas que lo dejaron prácticamente ciego.
Casado en dos ocasiones, con su prima Maria Barbara Bach la primera y
con Anna Magdalena Wilcken la segunda, Bach tuvo veinte hijos, entre los
cuales descollaron como compositores Wilhelm Friedemann Bach, Carl Philipp
Emanuel Bach, Johann Christoph Friedrich Bach y Johann Christian Bach.
Pese a que tras la muerte del maestro su música, considerada en exceso
intelectual, cayó en un relativo olvido, compositores de la talla
de Mozart o Beethoven siempre reconocieron su valor. Recuperada por la
generación romántica, desde entonces la obra de Johann Sebastian Bach ocupa un
puesto de privilegio en el repertorio. La razón es sencilla: al magisterio que
convierte sus composiciones en un modelo imperecedero de perfección
técnica, se une una expresividad que las hace siempre actuales.
Johannes Chrysostomus Wolfgangus Theophilus
Mozarta (Salzburgo, 27 de enero de 1756-Viena, 5 de
diciembre de 1791), más conocido como Wolfgang
Amadeus Mozart, fue un compositor, pianista, director de
orquesta y profesor austriacob del antiguo Arzobispado de
Salzburgo (anteriormente parte del Sacro Imperio Romano
Germánico, actualmente parte de Austria), maestro
del Clasicismo, considerado como uno de los músicos más
influyentes y destacados de la historia.
La obra mozartiana abarca todos los géneros
musicales de su época e incluye más de seiscientas
creaciones, en su mayoría reconocidas como obras
maestras de la música sinfónica, concertante, de cámara,
para fortepiano, operística y coral, logrando una
popularidad y difusión internacional.
En su niñez más temprana en Salzburgo, Mozart mostró una
capacidad prodigiosa en el dominio de instrumentos de teclado y del violín. Con
tan solo cinco años ya componía obras musicales y sus interpretaciones eran del
aprecio de la aristocracia y realeza europea. A los diecisiete años fue contratado
como músico en la corte de Salzburgo, pero su inquietud le llevó a viajar en busca
de una mejor posición, siempre componiendo de forma prolífica. Durante su visita
a Viena en 1781, tras ser despedido de su puesto en la corte, decidió instalarse en
esta ciudad, donde alcanzó la fama que mantuvo el resto de su vida, a pesar de
pasar por situaciones financieras difíciles. En sus años finales, compuso muchas
de sus sinfonías, conciertos y óperas más conocidas, así como su Réquiem.
Las circunstancias de su temprana muerte han sido objeto de numerosas
especulaciones y elevadas a la categoría de mito.
Según críticos de música como Nicholas Till, Mozart siempre aprendía vorazmente
de otros músicos y desarrolló un esplendor y una madurez de estilo que abarcó
desde la luz y la elegancia, a la oscuridad y la pasión —todo bien fundado por una
visión de la humanidad «redimida por el arte, perdonada y reconciliada con la
naturaleza y lo absoluto»—.2 Su influencia en toda la música occidental posterior
es profunda; Ludwig van Beethoven escribió sus primeras composiciones a la
sombra de Mozart, de quien Joseph Haydn escribió que «la posteridad no verá tal
talento otra vez en cien años».
Ludwig van Beethoven
(Bonn, actualmente Alemania, 1770 -
Viena, 1827) Compositor alemán. Nacido en
el seno de una familia de origen flamenco,
su padre, ante las evidentes cualidades
para la música que demostraba el pequeño
Ludwig, intentó hacer de él un segundo
Mozart, aunque con escaso éxito.

La verdadera vocación musical


de Beethoven no comenzó en realidad hasta
1779, cuando entró en contacto con el
organista Christian Gottlob Neefe, quien se
convirtió en su maestro. Él fue, por ejemplo, quien le introdujo en el
estudio de Johann Sebastian Bach, músico al que Beethoven siempre profesaría
una profunda devoción.

Miembro de la orquesta de la corte de Bonn desde 1783, en 1787 Ludwig


van Beethoven realizó un primer viaje a Viena con el propósito de recibir
clases de Mozart. Sin embargo, la enfermedad y el posterior deceso de su
madre le obligaron a regresar a su ciudad natal pocas semanas después de
su llegada.

En 1792 Beethoven viajó de nuevo a la capital austriaca para trabajar con


Haydn y Antonio Salieri, y se dio a conocer como compositor y pianista en un
concierto que tuvo lugar en 1795 con gran éxito. Su carrera como
intérprete quedó bruscamente interrumpida a consecuencia de la sordera
que comenzó a afectarle a partir de 1796 y que desde 1815 le privó por
completo de la facultad auditiva.

Los últimos años de la vida de Beethoven estuvieron marcados también por


la soledad y una progresiva introspección, pese a lo cual prosiguió su labor
compositiva, e incluso fue la época en que creó sus obras más
impresionantes y avanzadas.

Obras de Ludwig van Beethoven

La tradición divide la carrera de Beethoven en tres grandes períodos


creativos o estilos, y si bien el uso los ha convertido en tópicos, no por ello
resultan menos útiles a la hora de encuadrar su legado.
La primera época abarca las composiciones escritas hasta 1800,
caracterizadas por seguir de cerca el modelo establecido por Mozart y Joseph
Haydn y el clasicismo en general, sin excesivas innovaciones o rasgos
personales. A este período pertenecen obras como el célebre Septimino o sus
dos primeros conciertos para piano.
Una segunda manera o estilo abarca desde 1801 hasta 1814, período este
que puede considerarse de madurez, con obras plenamente originales en
las que Ludwig van Beethoven hace gala de un dominio absoluto de la
forma y la expresión (la ópera Fidelio, sus ocho primeras sinfonías, sus tres
últimos conciertos para piano, el Concierto para violín).
La tercera etapa comprende hasta la muerte del músico y está dominada
por sus obras más innovadoras y personales, incomprendidas en su tiempo
por la novedad de su lenguaje armónico y su forma poco convencional;
la Sinfonía n.º 9, la Missa solemnis y los últimos cuartetos de cuerda y sonatas
para piano representan la culminación de este período y del estilo de
Ludwig van Beethoven.
Las obras de Beethoven anticiparon muchos de los rasgos que habían de
caracterizar la posterior música romántica e, incluso, la del siglo XX. Su
producción, en efecto, se sitúa entre el clasicismo de Mozart y Haydn y el
romanticismo de un Schumann o un Brahms. No cabe duda que, como
compositor, señala un antes y un después en la historia de la música y
refleja, quizá como ningún otro artista (a excepción del pintor
español Francisco de Goya, contemporáneo suyo), no sólo el cambio entre el
gusto clásico y el romántico, entre el formalismo del primero y el
subjetivismo del segundo, sino también entre el Antiguo Régimen y la
nueva situación social y política surgida de la Revolución Francesa.

Efectivamente, en 1789 caía La Bastilla y con ella toda una concepción del
mundo que incluía el papel del artista en su sociedad. Siguiendo los pasos
de su admirado Mozart, Ludwig van Beethoven fue el primer músico que
consiguió independizarse y vivir de los encargos que se le realizaban, sin
estar al servicio de un príncipe o un aristócrata, si bien, a diferencia del
salzburgués, él consiguió triunfar y ganarse el respeto y el reconocimiento
de sus contemporáneos.

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