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Marco Teorico Sobre Los Invernaderos y La Siembra de Calabaza

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Los invernaderos son estructuras diseñadas para crear un ambiente controlado que

favorezca el crecimiento óptimo de plantas, permitiendo cultivar diversos tipos de


vegetales y frutas fuera de su temporada natural. La siembra de calabaza, una
cucurbitácea ampliamente cultivada en todo el mundo, puede beneficiarse
significativamente de las condiciones proporcionadas por estos entornos
controlados. En este marco teórico, exploraremos los conceptos fundamentales
detrás de los invernaderos y su aplicación en el cultivo de calabazas.

1. Invernaderos: Definición y Funcionamiento

Los invernaderos son estructuras construidas con materiales transparentes, como


vidrio o plástico, que permiten la entrada de luz solar mientras retienen el calor en
su interior. Este efecto invernadero crea un microclima favorable para el crecimiento
de las plantas, con temperaturas más altas y una humedad relativa controlada.

2. Tipos de Invernaderos

Existen varios tipos de invernaderos, cada uno con características específicas


según el clima, el tipo de cultivo y la disponibilidad de recursos. Algunos de los más
comunes incluyen:

Invernaderos de vidrio: Construidos con paneles de vidrio, ofrecen una excelente


transmisión de luz pero son costosos de mantener.

Invernaderos de policarbonato: Fabricados con paneles de policarbonato, son más


económicos y duraderos que los de vidrio, ofreciendo una buena difusión de la luz.

Invernaderos túnel: Estructuras arqueadas cubiertas con láminas de plástico, son


ideales para cultivos temporales o de temporada corta.
3. Ventajas de los Invernaderos en el Cultivo de Calabaza

La siembra de calabaza en invernaderos ofrece varias ventajas significativas:

Protección contra condiciones climáticas extremas: Los invernaderos protegen las


plantas de las heladas, las granizadas y los vientos fuertes, lo que reduce el riesgo
de daños y pérdidas en el cultivo de calabaza.

Control de plagas y enfermedades: Al mantener un ambiente controlado, los


invernaderos minimizan la exposición de las plantas a plagas y enfermedades, lo
que reduce la necesidad de pesticidas y fungicidas.

Aumento de la producción: La posibilidad de cultivar calabazas durante todo el año


en un invernadero permite incrementar la producción y mantener un suministro
constante de este vegetal en el mercado.

4. Prácticas de Siembra de Calabaza en Invernaderos

Al cultivar calabaza en invernaderos, es importante tener en cuenta ciertas prácticas


agronómicas:

Selección de variedades adecuadas: Elegir variedades de calabaza adaptadas a las


condiciones del invernadero, como la altura disponible y la temperatura.

Manejo del suelo y riego: Utilizar sustratos de alta calidad y sistemas de riego
adecuados para garantizar un crecimiento saludable de las plantas.

Control de la polinización: En ausencia de polinizadores naturales, es necesario


realizar la polinización manualmente para asegurar la formación de frutos.

Monitoreo de enfermedades y plagas: Realizar inspecciones periódicas para


detectar y controlar cualquier problema fitosanitario de manera oportuna.
5. La Siembra De La Calabaza suele realizarse a primeros de marzo, retrasándose
a abril o mayo cuando el tiempo es algo frío. Para facilitar la germinación se
envuelven las semillas en un paño mojado durante 24 ó 48 horas, antes de la
siembra. Con las semillas húmedas, pero sin pegarse unas a otras, se procede a su
desinfección, espolvoreándolas con un preparado a base de los fungicidas e
insecticidas indicados para cada caso. La llamada calabaza de otoño se siembra en
el mes de septiembre y se comienza a recoger antes de que comiencen las heladas.
Estas variedades de otoño son, por lo general, más aplastadas y blanquecinas que
las anteriores. - 8 - Se emplean, aproximadamente, unos 5 kilogramos de semillas
por hectárea sembrada. Para hacer la siembra la temperatura media del suelo debe
sobrepasar los 15° C; en caso contrario, deberá retrasarse. La siembra se hace a
golpes directamente en el terreno de asiento poniendo en cada golpe de 5 a 6
semillas. Si no se ha incorporado el estiércol en las labores anteriores puede
hacerse ahora incorporándolo en los hoyos de la siembra. En este caso, el estiércol
deberá estar muy hecho. La calabaza se puede sembrar también en semillero, al
aire libre, en túneles o en semilleros cubiertos. En los cultivos de huerta de las
zonas mediterráneas, la siembra del semillero suele hacerse hacia el mes de
febrero, trasplantándose de marzo a abril, cuando las plantitas tienen 3 ó 4 hojas
verdaderas. En las siembras directas se debe procurar que el terreno tenga buen
tempero. En caso contrario, habrá que regar después de la siembra, bien echando
un poco de agua en cada golpe, bien mediante riego por aspersión. En los terrenos
de huerta, estas siembras directas se realizan preparando el terreno en eras de 2 a
3 m de anchura y 6 a 8 m de longitud, según el desarrollo que tenga la variedad. Se
hacen hoyos de 20 a 30 cm de profundidad en los que, aproximadamente un mes
antes de la siembra, se incorpora estiércol muy hecho; poco antes de sembrar se
incorpora la tierra extraída del hoyo y encima de ésta se colocan 4 ó 5 semillas que
se tapan ligeramente. Los marcos de plantación establecidos para la cidra suelen
ser el doble de los que se dejan para la calabaza común, debido al mayor d2sarrollo
de su follaje. La cidra en cultivo extensivo suele sembrarse con sembradoras a
golpe semejantes a las que se utilizan en la siembra del melón y de la sandía. Con
temperaturas nocturnas del orden de 10° C de minima y una media durante el día de
25 a 30° C, las calabazas tardan en nacer de cinco a siete días.
CUIDADOS CULTURALES Cuando las plantas tienen unas tres hojas verdaderas
se hace el aclareo, dejando una o dos plantas por golpe. Como es natural, se
respetan las más sanas y vigorosas Este aclareo se aprovecha para incorporar algo
de abono nitrogenado, al mismo tiempo que se aporcan un poco las plantas.
Generalmente en estos cultivos no suelen hacerse operaciones de poda; sin
embargo, algunos agricultores despuntan las plantas sobre el tercer nudo para
obtener mejor fructificación. Cuando las temperaturas son muy elevadas, es
necesario regar, dejando el terreno bien mojado. Se debe tener presente que el
exceso de agua, al estar el terreno totalmente cubierto de vegetación, provoca el
desarrollo de enfermedades. Los riegos son más necesarios cuando empiezan a
desarrollarse los frutos. Si el cultivo se hace en secano, habrá que mantener la
humedad del suelo mediante binas que destruyan las malas hierbas. El número
normal de estas binas es de tres o cuatro. HERBICIDAS Aunque hoy en día los
herbicidas son poco usados en los cultivos de cucurbitáceas, se empieza a emplear
algunos como: - Clortal (DCPA). Es eficaz contra las gramíneas anuales y ciertas
dicotiledóneas. Debe utilizarse en post-siembra. No controla las hierbas nacidas. Se
utiliza en dosis de 6 a 12 kg/ha. - Bensulida. Se utiliza en pre-emergencia del cultivo
a dosis de 15 a 20 litros/hectárea. El producto debe incorporarse el terreno mediante
el agua de riego o con un pase de grada. - Naptalam. Se utiliza en pre-plantación o
post-siembra, antes de nacer las malas hierbas. Se debe tratar con el suelo
húmedo. La dosis a emplear es de 5 a 7 litros/hectárea, según que los suelos sean
más o menos pesados. RIEGOS No son plantas, sobre todo la cidra, muy exigentes
en humedad del suelo, por lo que su cultivo se puede hacer en los secanos que
sean frescos, si bien reacciona muy bien a los riegos. Las necesidades en agua van
aumentando a medida que el fruto va desarrollándose hasta alcanzar su estado
definitivo. - 11 - Generalmente si la siembra se-ha hecho después de un riego 0
lluvia no vuelve a regarse más, hasta la formación del primer fruto. El riego puede
hacerse directamente por pie, en eras, teniendo cuidado de que éstas no queden
encharcadas. En general se suelen dar de 3 a S riegos según la humedad que
conserve el terreno y el aumento de la temperatura. A la cidra le favorecen más los
riegos, pudiendo llegar a darse de 5 a 6, procurando que éstos no sean por
inundación.
6. Consideraciones Económicas y Ambientales

Si bien los invernaderos ofrecen numerosos beneficios para el cultivo de calabaza,


también es importante considerar aspectos económicos y ambientales:

Costos de construcción y mantenimiento: Los invernaderos pueden requerir una


inversión inicial significativa y costos continuos de mantenimiento, como calefacción,
ventilación y reparaciones.

Impacto ambiental: El uso de energía y recursos en los invernaderos puede tener un


impacto ambiental negativo si no se gestionan adecuadamente, lo que incluye el
consumo de agua y energía, así como la generación de residuos.

Sostenibilidad: Implementar prácticas sostenibles, como el uso de energías


renovables y la gestión eficiente de recursos, puede mitigar el impacto ambiental y
mejorar la rentabilidad a largo plazo del cultivo de calabaza en invernaderos.

En resumen, los invernaderos ofrecen un entorno controlado que favorece el cultivo


de calabaza durante todo el año, proporcionando protección contra condiciones
climáticas adversas y permitiendo un mayor control sobre el manejo de plagas y
enfermedades. Sin embargo, es importante considerar tanto los aspectos técnicos
como los económicos y ambientales para maximizar los beneficios de esta práctica
agrícola.

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