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Dios Existe Yo Me Lo Encontré

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Dios existe y yo me lo encontr

Andr Frossard (1915 1995)

Andr lado Fossard madre naci en una familia protestante. Su padre LouisOscar Frossard fue El Partido Comunista Francs fundadores y ya era 31 aos secretario del partido y los franceses Gobierno del Frente Popular Ministro. Son totalmente ateo sera espritu, que nadie se plante la cuestin de la existencia de Dios. La diversidad religiosa garantizada la madre de su padre, que era judo, y su Oriente situados en Francia, su ciudad natal, no slo era la iglesia, pero Sinagoga.

Andr Fossard convirti al catolicismo 8. Julio 1935, La edad de 20 aos. El lugar era una calle-Ulm Pars Situado en la capilla del monasterio. Omn informa que entr en la capilla con preocupacin la bsqueda de un amigo. En cuanto al catolicismo, dice el papel Dieu existe, je l'ai rencontre ("Dios existe, yo lo he conocido"). Fue elegido como Miembro de la Academia Francesa 1987 y, hasta su muerte escribi un seudnimo Caballero Seul crnica Le Figaro peridico

Ateo por la familia, encontr la fe en un instante

Andr Frossard naci en Francia en 1915. Como su padre, LudovicOscar Frossard, fue diputado y ministro durante la III Repblica y primer secretario general del Partido Comunista Francs, Frossard fue educado en un atesmo total. Encontr la fe a los veinte aos, de un modo sorprendente, en una capilla del Barrio Latino, en la que entr ateo y sali minutos ms tarde "catlico, apostlico y romano". El atesmo en Andr Frossard y su posterior y repentina conversin se entienden un poco ms contemplando su propia familia, como nos lo cuenta l mismo: "Eramos ateos perfectos, de esos que ni se preguntan por su atesmo. Los ltimos militantes anticlericales que todava predicaban contra la religin en las reuniones pblicas nos parecan patticos y un poco ridculos, exactamente igual que lo seran unos historiadores esforzndose por refutar la fbula de Caperucita roja. Su celo no hacia ms que prolongar en vano un debate cerrado mucho tiempo atrs por la razn. Pues el atesmo perfecto no era ya el que negaba la existencia de Dios, sino aquel que ni siquiera se planteaba el problema. (...)

Ateo perfecto, pues no se planteaba el problema de Dios

El mundo: Dios no exista. Su imagen o las que evocan su existencia no figuraban en material y parte alguna de nuestra casa. Nadie nos hablaba de l. (...) No haba Dios. El cielo estaba vaco; la tierra era una combinacin de elementos qumicos explicable reunidos en formas caprichosas por el juego de las atracciones y de las repulsiones naturales. Pronto nos entregara sus ltimos secretos, entre los que no haba en absoluto Dios. "Si a los veinte Necesito decir que no estaba bautizado? Segn el uso de los medios aos quiere avanzados, mis padres haban decidido, de comn acuerdo, que yo escogera mi religin a los veinte aos, si contra toda espera razonable creer... " consideraba bueno tener una. Era una decisin sin clculo que presentaba todas las apariencias de imparcialidad. A los veinte aos quiere creer? Que crea. De hecho, es una edad impaciente y tumultuosa en la que los que han sido educados en la fe acaban corrientemente por perderla antes de volverla a encontrar, treinta o cuarenta aos ms tarde, como una amiga de la infancia... Los que no la han recibido en la cuna tienen pocas oportunidades de encontrarla al entrar en el cuartel...

Su dormitorio

Mi padre era el secretario general del partido socialista. Yo dorma en la habitacin que, durante el da, serva a mi padre de despacho, frente a un retrato de Karl Marx, bajo un retrato a pluma de Jules Guesde (socialista que colabor en la redaccin del programa colectivista revolucionario) y una fotografa de Jaurs.

Fascinado por Karl Marx me fascinaba. Era un len, una esfinge, una erupcin solar. Karl Marx Marx escapaba al tiempo. Haba en l algo de indestructible que era, transformada en piedra, la certidumbre de que tena razn. Ese bloque de dialctica compacta velaba mi sueo de nio. (...) Da para aseo el El domingo era el da del Seor para los luteranos, que a veces iban al templo, y para los pietistas, que se reunan en pequeos grupos bajo la mirada falta de comprensin de otros. Para nosotros era el da del aseo general, en el agua corriente del arroyo truchero, despus del cual mi abuelo mi friccionaba la cabeza con un cocimiento de manzanilla..." sin En Navidad, las campanas de los pueblos cercanos, que no encontraban eco entre nosotros, extendan como un manto de ceremonia sobre la campia muerta. Nosotros tambin nos ponamos nuestros trajes domingueros para ir a ninguna parte (...) Almorzbamos en la mejor habitacin, sobre el blanco mantel de los das sealados. de Pero ni el moscatel de Alsacia, ni la cerveza, ni la frambuesa, volvan a la familia ms habladora. La comida, ms rica que de costumbre, y el abeto, completamente barbudo de guirnaldas plateadas, nada conmemoraban. Era una Navidad sin recuerdos religiosos, una Navidad amnsica que conmemoraba la fiesta de nadie.

Navidad sentido

La fiesta nadie

Sus padres Entre las izquierdas la poltica se consideraba como la ms alta actividad unidos por el del espritu, el ms hermoso de los oficios, despus del de mdico, sin socialismo embargo. A ella deban mis padres, por otra parte, el haberse encontrado. Mi madre de espritu curioso, haba escuchado a mi padre hablar del socialismo ante un auditorio obrero, con la fogosidad de sus veinticinco aos, una inteligencia combativa, una voz admirable. Desde aquel da, ella le sigui de reunin en reunin, por amor al socialismo, hasta la alcalda. Cuando me contaba esa historia, yo no comprenda gran cosa. Para m, mis padres eran mis padres desde siempre y no imaginaba que hubiesen podido no serlo en un momento dado de su existencia. La honestidad, la natural decencia de su vida en comn, me haban dado del matrimonio la idea de una cosa que no poda deshacerse y que, al no tener fin, no haba tenido comienzo. La poltica Mi madre venda al pregn el peridico de la Federacin Socialista,

llenaba la vida completamente redactado por mi padre, entonces maestro destituido por amaos revolucionarios y reducido a la miseria. Pero la poltica llenaba la familiar vida de mi padre. (...) Rechazbamos todo lo que vena del catolicismo, con una sealada Jesucristo hubiera sido excepcin para la persona -humana- de Jesucristo, hacia quien los antiguos del partido mantenan (con bastante parquedad, a decir verdad) una especie de los suyos de sentimiento de origen moral y de destino potico. No ramos de los suyos, pero l habra podido ser de los nuestros por su amor a los pobres, su severidad con respeto a los poderosos, y sobre todo por el hecho de que haba sido la vctima de los sacerdotes, en todo caso de los situados ms alto, el ajusticiado por el poder y por su aparato de represin". Encontr Dios buscarlo a Pero sin tener mrito alguno Frossard, porque Dios quiso y no por otra sin razn, fue el afortunado en recibir el regalo de la conversin. El no buscaba a Dios. Se lo encontr: "Sobrenaturalmente, s la verdad sobre la ms disputada de las causas y el ms antiguo de los procesos: Dios existe. Yo me lo encontr.

Como una Me lo encontr fortuitamente -dira que por casualidad si el azar cupiese en sorpresa esta especie de aventura-, con el asombro de paseante que, al doblar una calle de Pars, viese, en vez de la plaza o de la encrucijada habituales, una imprevista mar que batiese los pies de los edificios y se extendiese ante l hasta el infinito. Bastaron cinco minutos Fue un momento de estupor que dura todava. Nunca me he acostumbrado a la existencia de Dios. Habiendo entrado, a las cinco y diez de la tarde, en una capilla del Barrio Latino en busca de un amigo, sal a las cinco y cuarto en compaa de una amistad que no era de la tierra. ... y una alegra inagotable Habiendo entrado all escptico y ateo de extrema izquierda, y an ms que escptico y todava ms que ateo, indiferente y ocupado en cosas muy distintas a un Dios que ni siquiera tena intencin de negar -hasta tal punto me pareca pasado, desde haca mucho tiempo, a la cuenta de prdidas y ganancias de la inquietud y de la ignorancia humanas-, volv a salir, algunos minutos ms tarde, "catlico, apostlico, romano", llevado, alzado, recogido y arrollado por la ola de una alegra inagotable. Al entrar tena veinte aos. Al salir, era un nio, listo para el bautismo, y que miraba entorno a s, con los ojos desorbitados, ese cielo habitado, esa ciudad que no se saba suspendida en los aires, esos seres a pleno sol que parecan caminar en la oscuridad, sin ver el

Una transformaci n instantnea y total

inmenso desgarrn que acababa de hacerse en el toldo del mundo. Mis sentimientos, mis paisajes interiores, las construcciones intelectuales en las que me haba repantingado, ya no existan; mis propias costumbres haban desaparecido y mis gustos estaban cambiados. En absoluto No me oculto lo que una conversin de esta clase, por su carcter fue un improvisado, puede tener de chocante, e incluso de inadmisible, para los proceso espritus contemporneos que prefieren los encaminamientos intelectuales a los flechazos msticos y que aprecian cada vez menos las intervenciones de lo divino en la vida cotidiana. Sin embargo, por deseoso que est de alinearme con el espritu de mi tiempo, no puedo sugerir los hitos de una elaboracin lenta donde ha habido una brusca transformacin; no puedo dar las razones psicolgicas, inmediatas o lejanas, de esa mutacin, porque esas razones no existen; me es imposible describir la senda que me ha conducido a la fe, porque me encontraba en cualquier otro camino y pensaba en cualquier otra cosa cuando ca en una especie de emboscada: no cuento cmo he llegado al catolicismo, sino como no iba a l y me lo encontr. (...) Son las cinco y diez. Dentro de dos minutos ser Cristiano Estamos a 18 de Julio. No tengo angustias metafsicas. Las ltimas me sobrevinieron a eso de los 15 aos. Creo con nuestros amigos socialistas, que el mundo es una poltica y una historia, y la metafsica el ms decepcionante de los pasatiempos. No siento curiosidad alguna por las cosas de la religin que pertenecen a otra poca. Ateo tranquilo, cansado de esperar a su amigo a la puerta de la iglesia y lo que se poda ver, no era para entusiasmarse. El interior no es ms estimulante que el exterior. La nave est claramente dividida en tres partes. La primera reservada para los fieles que rezan en penumbra. La segunda est ocupada por religiosas cubiertas por un velo, pertenecientes a la Asociacin de Reparadoras, congregacin fundada despus de la guerra de 1870. Dicen una especie de plegaria que se responde a si misma con exclamaciones regulares: gloria pater et filio et spiritu santo. El fondo de la capilla est vivamente iluminado. Sobre el altar un gran aparato de plantas, candelabros y adornos, esta dominado por una gran cruz labrada que lleva en su centro un disco de un blanco mate. Otros tres discos del mismo tamao, pero de un matiz imperceptiblemente diferente, estn fijos en las extremidades de la cruz. Nunca he visto una custodia habitada, ni creo que una hostia, e ignoro que estoy ante el Santsimo Sacramento. Se me escapa el significado de todo eso. Busco con la vista a mi amigo entre las persona rezando. Mi mirada pasa de la sombra a la luz., luego ignoro porqu se fija en el segundo cirio que arde a la izquierda de la cruz. No el primero, ni el tercero, el segundo. Entonces se desencadena,

bruscamente, la serie de prodigios cuya inexorable violencia va a desmantelar en un instante el ser absurdo que soy y traer al mundo, deslumbrado, el nio que soy.

Todo es Me vienen a la mente. Me son sugeridas, no me son dichas. Las escucho regalo Vida cerca de m, como si me fuesen pronunciadas cerca de m. No digo que el Espiritual cielo se abre, se alza de pronto. Es un cristal indestructible de una transparencia infinita, de una luminosidad casi insostenible (un grado ms y me aniquilara) y ms bien azul; un mundo, un mundo distinto de una densidad que despiden al nuestro, a las sombras frgiles de los sueos incompletos. Hay un orden en el universo, y el su vrtice, mas all de bruma resplandeciente, la evidencia de Dios, la evidencia hecha presencia y la evidencia hecha persona de Aquel mismo al que un momento antes hubiera negado y a quien los Cristianos llaman Padre nuestro y del que me doy cuenta que es dulce, de una dulzura semejante a ninguna otra, que no es la cualidad pasiva con la que se designa con ese nombre, sino una dulzura activa que quiebra, que excede a toda violencia, capaz de hacer que estalle la piedra mas dura, y mas dura que la piedra, el corazn humano. Todas estas sensaciones que me esfuerzo en traducir al lenguaje inadecuado de las ideas y de las imgenes, son simultneamente comprendidas unas en otras y pasados los aos no habr agotado el contenido. Todo est dominado por la presencia a travs de una inmensa asamblea, de Aquel cuyo nombre jams podra escribir, sin que me viniese el temor de herir su ternura, ante Quien tengo la dicha de ser perdonado, que se despierta para saber que todo es regalo. () . No intervino Nada me preparaba a lo que me ha sucedido: tambin la caridad divina en su tiene sus actos gratuitos. Y si, a menudo, me resigno a hablar en primera conversin persona, es porque est claro para m, como quisiera que estuviese enseguida para vosotros, que no he desempeado papel alguno en mi propia conversin. (...) Alarma familiar Ese acontecimiento iba a operar en m una revolucin tan extraordinaria, cambiando en un instante mi manera de ser, de ver, de sentir, transformando tan radicalmente mi carcter y hacindome hablar un lenguaje tan inslito que mi familia se alarm.

No haba que Se crey oportuno, suponindome hechizado, hacerme examinar por un inquietarse mdico amigo, ateo y buen socialista. Despus de conversar conmigo sosegadamente y de interrogarme indirectamente, pudo comunicar a mi

padre sus conclusiones: era la "gracia", dijo, un efecto de la "gracia" y nada ms. No haba por qu inquietarse. Segn el mdico, curara de la enfermedad en un par de aos Hablaba de la gracia como de una enfermedad extraa, que presentaba tales y cuales sntomas fcilmente reconocibles. Era una enfermedad grave? No. La fe no atacaba a la razn. Haba un remedio? No; la enfermedad evolucionaba por s misma hacia la curacin; esas crisis de misticismo, a la edad en que yo haba sido atacado, duraban generalmente dos aos y no dejaban ni lesin, ni huellas. No haba ms que tener paciencia.

Slo se le Se me tolerara mi capricho religioso a condicin de que fuese discreto, prohibi el como lo seran conmigo. Se me rog que me abstuviese de todo proselitismo proselitismo en relacin con mi hermana menor. Ella se convertira a pesar de todo al catolicismo, y mi madre tambin, bastantes aos despus de ella". Best-seller mundial Intelectual catlico incluyente Frossard escribi el libro de su conversin, Dios existe. Yo me lo encontr, que mereci el Gran Premio de la literatura Catlica en Francia en 1969, y que se convertira en un best-seller mundial. En 1985 fue elegido miembro de la Academia y trabaj en la Comisin del Diccionario. Muere en Pars en 1995 a los 80 aos de edad, tras haber sido uno de los intelectuales catlicos franceses ms influyentes de su pas en el presente siglo. Andr Frossard. Dios existe. Yo me lo encontr.

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