PSICOFARMACOLOGÍA
PSICOFARMACOLOGÍA
PSICOFARMACOLOGÍA
A. CASTILLO
DEFINICIÓN Y CLASIFICACIÓN
ANTIPSICÓTICOS
1. SINONIMIA
2. CLASIFICACIÓN
3. Benzamidas (sulpiríde)
4. Dibenzodiazepinas (clozapina)
3. INDICACIONES
4. MECANISMO DE ACCIÓN
5. EFECTOS COLATERALES
5.4. Varios. Estos fármacos tienen poca capacidad letal cuando se ingieren
sobredosis, pero se han descrito casos de muerte súbita de etiopatogenia incierta. Por
otro lado, una serie de efectos colaterales requiere la atención del médico como la
hipotensión ortostática, cambios en la conducción cardíaca, disminución del umbral
para las convulsiones y reacciones de hipersensibilidad. El uso de clozapina conlleva un
riesgo aumentado de granulocitopenia o agranulocitosis (1 a 2%), por ello es
mandatorio realizar seguimientos hematológicos semanales durante los primeros
meses del tratamiento. El síndrome neuroléptico maligno (fiebre, delirio, diaforesis,
mutismo, rigidez) es una complicación sumamente peligrosa como respuesta al
bloqueo dopaminérgico de los antipsicóticos y precipitado por el aumento rápido de la
dosis. El tratamiento debe ser enérgico, suspendiéndose el neuroléptico y adoptando
una serie de medidas correctivas inmediatas.
6. USO CLÍNICO
Todos los antipsicóticos conocidos producen el mismo efecto terapéutico cuando son
administrados en dosis equivalentes.
La eficacia de estos fármacos es superior al placebo y a otras formas de tratamiento
(p.ej. psicoterapia) en los casos de esquizofrenia o manía. En los síndromes psicóticos
de etiología establecida (p.ej. endocrinopatías, tumoraciones) el tratamiento debe
orientarse a corregir la causa subyacente, reservándose el empleo de los antipsicóticos
para el control de los síntomas agudos con la finalidad de facilitar la conducción clínica
del enfermo.
El médico debe saber con claridad que los fármacos antipsicóticos no pueden ser
negados a los pacientes que sufren síndromes psicóticos, especialmente esquizofrenia
o trastornos paranoides. Debe recordar, al mismo tiempo, que es importante mantener
un control clínico periódico involucrando a los familiares en el tratamiento.
ANTIDEPRESIVOS
1. SINONIMIA
2. CLASIFICACIÓN
3. INDICACIONES
Las principales indicaciones para el uso de antidepresivos son: depresión unipolar, fase
depresiva del trastorno bipolar, trastorno de pánico, trastorno fóbico, trastorno
obsesivo-compulsivo, anorexia nervosa y bulimia.
4. MECANISMO DE ACCIÓN
El que exista una discrepancia evidente entre el tiempo que toma la manifestación de
los efectos farmacológicos sobre la recaptación in vitro (minutos) y el que toma la
manifestación de los efectos clínicos in vivo (días), ha conducido a los investigadores a
enfatizar los cambios que se generan a nivel de los receptores pre y post-sinápticos.
5. EFECTOS COLATERALES
El riesgo letal es alto cuando existe una sobredosis, de manera que su administración a
pacientes con potencialidad suicida exige ponderación. Un paciente que ha ingerido
una sobredosis puede presentarse caminando al servicio de urgencias para poco
tiempo después desarrollar un cuadro completo de intoxicación (taquicardia,
hipotensión, retardo en la conducción aurículo-ventricular, arritmias cardíacas,
mioclonía, convulsiones, letargia y coma). En estos casos la hemodiálisis no sirve,
puede ser necesaria la respiración asistida, desfibrilación cardíaca o instalación de un
marcapaso.
6. USO CLÍNICO
ANSIOLÍTICOS
1. SINONIMIA
2. CLASIFICACIÓN
3. INDICACIONES
Las indicaciones más importantes para las benzodiacepinas son los trastornos de
ansiedad (p.ej. trastorno de ansiedad generalizada, trastorno de pánico), ansiedad
secundaria a condiciones médicas e insomnio. También están indicadas en el manejo
de algunas formas de epilepsia y enfermedades que necesiten algún grado de
miorrelajación. La buspirona puede utilizarse en el tratamiento del trastorno de
ansiedad generalizada o en situaciones en las que estén contraindicadas o no sea
recomendable el uso de las benzodiacepinas.
4. MECANISMO DE ACCIÓN
Para explicar los efectos ansiolíticos de las benzodiacepinas hay que tener en cuenta
las interacciones complejas entre el receptor gabaérgico y el receptor benzo-
diacepínico, que resulta en la facilitación de la acción del gaba y un flujo incrementado
de iones cloro a través de las membranas neuronales.
5. EFECTOS COLATERALES
La reacción secundaria más común de las benzodiacepinas es la sedación,
particularmente molesta para los pacientes que necesitan mantener un nivel adecuado
de alerta diurna. Este efecto es transitorio. Otros efectos colaterales son ataxia,
disturbios gastrointestinales, alteraciones sexuales y amnesia anterógrada. Dos
problemas significativos con las benzodiacepinas son: a) las personas que abusan de
drogas también abusan de benzodiacepinas; y b) producen dependencia física a niveles
de dosis altas y terapéuticas. Sin embargo, aunque se desarrolle dependencia
fisiológica, la gran mayoría de pacientes no tiende a elevar la dosis ni a usar estos
fármacos con propósitos hedónicos.
Incluso si las dosis usadas están en el rango considerado terapéutico, los pacientes con
historia de uso de alcohol u otras sustancias depresoras del sistema nervioso central
tienen un riesgo elevado de desarrollar dependencia con benzodiacepinas.
La buspirona está libre de producir abuso o dependencia, así como carece de efectos
sedantes o de interacciones con el alcohol. Los efectos colaterales más frecuentes son
cefalea y vértigo.
6. USO CLÍNICO
Durante el tratamiento continuado, los efectos clínicos se relacionan con la vida media
de eliminación. Los fármacos que tienen vida media prolongada (p.ej. diazepam,
clobazam, clorazepato) tienden a acumularse con la administración repetida. La
fracción residual expresa la relación que existe entre la concentración plasmática a las
12 horas y la concentración plasmática máxima. Las benzodiacepinas que exhiben una
fracción residual baja (p.ej. midazolam, triazolam) funcionan mejor como hipnóticos.
SALES DE LITIO
1. INDICACIONES
El litio está indicado para el control del episodio maníaco y para el tratamiento
profiláctico del trastorno bipolar y del trastorno unipolar. En la mayoría de los estudios
se ha demostrado que el litio reduce en un 50% las recurrencias del trastorno bipolar
durante el primer año de su administración, en comparación con el placebo.
2. MECANISMO DE ACCIÓN
No existe un mecanismo de acción único que haya sido aceptado para explicar todos
los efectos terapéuticos del litio. Las áreas de investigación se concentran en la
actividad del litio sobre los neurotransmisores, las membranas celulares, los
electrolitos y las enzimas. La evidencia clínica sugiere que los efectos del litio sobre
ambos polos de la enfermedad afectiva (manía y depresión) involucran mecanismos
similares, de allí que muchos autores lo consideren una especie de "normalizador" del
humor. A través de su acción sobre el sistema fosfoinositide y las proteínas-G, el litio
influyendo en este sistema de segundo mensajero podría bloquear las oscilaciones de
los sistemas monoaminérgicos y colinérgicos hacia estados de hiper-actividad.
3. EFECTOS COLATERALES
Entre los efectos colaterales producidos por el litio deben señalarse los siguientes:
temblor de manos, polidipsia, poliuria y diarrea, fundamentalmente en las primeras
semanas. Luego, leucocitosis, disminución de la capacidad renal para concentrar la
orina e hipotiroidismo. No se han descrito fenómenos de tolerancia o dependencia. El
litio es potencialmente mortal. Usualmente, por encima de 2 mmol/L en suero se
producen efectos tóxicos como apatía, debilidad muscular, lenguaje trabado, ataxia,
vómito y diarrea severa. Si no se descontinúa la medicación y se toma las medidas de
sostén respectivas sobrevienen el coma y la muerte.
4. USO CLÍNICO
Para enfrentar el episodio maníaco las dosis se sitúan alrededor de 1800 mgr/día con
algunas variaciones individuales. La respuesta óptima se presentará, por lo general,
alrededor del séptimo día.
ANTICONVULSIVANTES
El hecho que alrededor del 25% de los pacientes que sufren trastornos del humor no
muestren una buena respuesta al litio ha obligado a los clínicos e investigadores a
buscar otras alternativas. En este sentido, dos fármacos antiepilépticos, la
carbamazepina y el ácido valproico, han mostrado actividad terapéutica en la etapa
aguda y profiláctica de los pacientes bipolares, reduciendo el número de episodios
maníacos y depresivos o atenuando su intensidad. Las dosis terapéuticas usuales de
carbamazepina varía entre 1200 y 1600 mg/día con el fin de lograr un rango sérico de
8 a 12 mg/L.
FÁRMACOS GERIÁTRICOS
Bajo este rubro se incluyen una serie de productos comercializados con el fin de
contrarrestar los efectos del envejecimiento o de tratar los síntomas relacionados con
trastornos que presentan una merma considerable de las funciones mnésicas y
cognoscitivas (p.ej. demencias). En esta categoría se encuentran los "tónicos
cerebrales", vasodilatadores cerebrales y los nootrópicos o estimulantes metabólicos .
La amplia prescripción de estos fármacos contrasta significativamente con la ausencia
de evidencias científicas sólidas que justifiquen su uso clínico. A la mayoría de ellos se
les adscriben múltiples mecanismos de acción por lo que no debe esperarse que
beneficien a todos los pacientes y mucho menos una aceptable especificidad. Por otro
lado, no están exentos de efectos colaterales y su costo es alto. Es evidente que, en la
medida que tanto el médico cuanto el paciente crean en las bondades de estos
fármacos, se distraerán los esfuerzos para llegar a un diagnóstico preciso y un
tratamiento adecuado.
La experiencia clínica y los estudios rigurosos son bastante limitados en el área de los
nootrópicos. En conjunto, parecen producir algún grado de activación conductual pero
con escasa repercusión en las funciones cognoscitivas. Las investigaciones con éstos
fármacos muestran una tendencia favorable cuando se realizan en pocos pacientes,
pero se diluye cuando la muestra aumenta de tamaño. Los neuropéptidos y
psicoestimulantes han mostrado actividades positivas sobre la memoria y aprendizaje
en numerosos experimentos animales, pero han sido inefectivos en estudios llevados a
cabo en pacientes con demencia.
LECTURAS RECOMENDADAS
3. DAVIS, J.M., MAAS, J.W. (Eds.): The affective disorders. Washington, American
Psychiatric Press, 1983.
4. COOK, T., BARTUS, R., FERRIS, S., GERSHON, S. (Eds.): Treatment development
strategies for Alzheimer’s Disease. Connecticut, Marck Powley Associates, 1986.
6. NEMEROFF, CH. B., DEVANE, C.L., POLLOCK, B.G. "Newer antide-pressants and the
C y Tocrome P450 S y Sterm". In: Am. J. Psychiatry, No. 153(3), 1996: 311-320.