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Pratchett Terry - Mundodisco 34 - Thud! (¡Garrotazo!)

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THUD!

(GARROTAZO!)

Terry Pratchett
ndice Notas de Versin Pis de Pgina

La primera cosa que hizo Tak, se escribi a s mismo. La segunda cosa que hizo Tak, escribi las Leyes. La tercera cosa que hizo Tak, escribi el Mundo. La cuarta cosa que hizo Tak, escribi una caverna. La quinta cosa que hizo Tak, escribi una geoda, un huevo de piedra. Y en la penumbra de la boca de la caverna, la geoda eclosion, y nacieron los Hermanos. El primer Hermano camin hacia la luz, y se par bajo el cielo abierto. As se hizo demasiado alto. l fue el primer Hombre. No encontr Leyes, y fue iluminado. El segundo Hermano camin hacia la oscuridad, y se par bajo un techo de piedra. As obtuvo la altura correcta. l fue el primer Enano. Hall las Leyes que haba escrito Tak, y fue oscurecido. Pero algo del espritu viviente de Tak qued atrapado en el roto huevo de piedra, y se convirti en el primer troll, vagando por el mundo, no intentado y no querido, sin alma ni propsito, sin aprender ni comprender. Temeroso de la luz y de la oscuridad, siempre confuso en la penumbra, sin saber nada, sin aprender nada, sin crear nada, sin ser nada -De Gd Tak Gar (Las Cosas Que Escribi Tak), Trad. Prof W.W. W. Sangresalvaje, Imprenta de la Universidad Invisible, AM$ 8. En el original, el ltimo prrafo del texto citado parece haber sido aadido por una mano muy posterior. l que montaa aplasta l no l que sol detiene l no l que martillo rompe l no l que fuego teme l no l que cabeza alza sobre corazn l diamante -Traduccin de pictogramas Troll hallados grabados en una losa de basalto en el nivel ms profundo de las minas de melaza de Ankh-Morpork, estimado en 500.000 aos de edad en mediciones cerdo-melaza.

Thud se fue el sonido que el pesado garrote hizo al conectarse con la cabeza. El cuerpo se sacudi y se desplom. Y se haba hecho, sin ser odo, sin ser visto: el final perfecto, la solucin perfecta, la historia perfecta. Pero, como dicen los enanos, donde hay un problema siempre encuentras a un troll. El troll vio. Comenz como un da perfecto. Bastante pronto podra ser uno imperfecto, lo saba, pero por unos minutos era posible pretender que no lo sera. Sam Vimes se afeit. ste era un acto diario de desafo, una confirmacin de que l era bien, simplemente Sam Vimes. Admitamos que se afeitaba en una mansin, y mientras lo haca el mayordomo le lea partes del Times, pero eso eran slo circunstancias. An era Sam Vimes mirndose al espejo. El da que l viese al Duque de Ankh all, sera un mal da. Duque era slo una descripcin del empleo, eso era todo. -La mayora de las noticias son acerca de la actual situacin enanesca, seor -dijo Willikins mientras Sam franqueaba el rea tramposa debajo de la nariz. An usaba la corta-gargantas de afeitar del abuelito. sa era otra ancla a la realidad. Adems, el acero era mucho mejor que el de hoy en da. Sybil, que tena un extrao entusiasmo por los cachivaches modernos, le haba sugerido obtener una de esas nuevas afeitadoras, con un diablillo con tijeras, que cortaba muy rpido, pero Vimes se haba resistido. Si alguien iba a usar una hoja afilada cerca de su cara, ese alguien iba a ser l. -Valle de Koom, valle de Koom -murmur a su reflejo-. Hay algo nuevo? -No como tal, seor -dijo Willikins, volviendo a la tapa-. Hay un informe de ese discurso de Grag Aplastajamones. Dice que hubo disturbios despus. Hubo varios enanos y trolls heridos. Los lderes de la comunidad han apelado a la calma. Vimes sacudi un poco de espuma de la hoja. -Ja! Apuesto a que lo hicieron. Dime, Willikins, peleabas mucho cuando eras nio? Estabas en una banda o algo as? -Tuve el privilegio de pertenecer a los Groseros de la Calle Piernafalsa -dijo el mayordomo. -De veras? -dijo Vimes, genuinamente impresionado-. Eran unos locos bastante recios, segn recuerdo. -Gracias, seor -dijo Willikins suavemente-. Me siento orgulloso de haberme acostumbrado a dar algo ms de lo que reciba, si necesitbamos discutir la polmica cuestin de las carreras de caballos con los jvenes de la Calle Cuerda. Su arma preferida era el gancho de estibador, segn recuerdo. -Y la de ustedes? -dijo Vimes, interesado. -Un sombrero con monedas afiladas cosidas en el ala, seor. Una ayuda bienvenida en pocas de problemas. -Por los dioses, hombre! Podan sacarle un ojo a alguien con algo como eso. -Teniendo cuidado, seor, s -dijo Willikins, doblando meticulosamente una toalla. Y aqu ests ahora, con tu pantaln a rayas y tu chaqueta de mayordomo, brillando como aceite y gordo como manteca, pens Vimes, mientras arreglaba debajo de las orejas. Y yo soy un Duque. Cmo gira el mundo. -Y has escuchado a alguien decir Vamos a tener un disturbio? -dijo.

-Jams, seor -dijo Willikins, levantando el peridico. -Tampoco yo. Eso slo sucede en los peridicos. Vimes ech una mirada a la venda en su brazo. Eso haba sido bastante perturbador, aun as. -Menciona que me hice cargo en persona? -No, seor. Pero s dice aqu que las facciones rivales fueron separadas mediante los valientes esfuerzos de la Guardia, seor. -Realmente usaron la palabra valiente? -dijo Vimes. -Ciertamente lo hicieron, seor. -Bueno, bien -concedi Vimes rezongando-. Registraron que dos oficiales tuvieron que ser llevados al Hospital Gratuito, uno de ellos bastante severamente herido? -Inexplicablemente no, seor -dijo el mayordomo. -Hum. Tpico. Oh, bien adelante. Willikins tosi una tos mayordomil. -Usted debera bajar la navaja para la siguiente, seor. Tuve problemas con Su Seora por los pequeos cortes de las ltimas semanas. Vimes mir a su imagen suspirar, y baj la navaja. -Correcto, Willikins, dime lo peor. Detrs suyo, el papel susurr al ser movido profesionalmente. -El encabezado en la pgina tres es: Oficial Vampiro Para La Guardia? -dijo el mayordomo, y dio un cuidadoso paso hacia atrs. -Maldicin! Quin se los dijo? -Realmente no puedo decirlo, seor. Aqu dice que usted no est a favor de los vampiros en la Guardia, pero que entrevistar a un recluta hoy. Dice que hay una viva controversia sobre el tema. -Ve a la pagina ocho, por favor -dijo Vimes. Detrs suyo, el papel volvi a susurrar. -Y bien? -dijo-. Ah es donde usualmente ponen la tonta caricatura poltica, no es as? -Ha bajado la navaja, seor? -dijo Willikins. -S! -Tal vez sera bueno que usted tambin se retire un paso de la palangana, seor. -Hay una ma ah -dijo Vimes en tono grave. -Efectivamente lo hay, seor. Muestra a un pequeo vampiro nervioso y, si puedo decirlo, un dibujo de usted, ms grande que el natural, inclinndose sobre su escritorio, con una estaca de madera en la mano derecha. El pie dice Hay algo bueno en estaquear, eh?[1], seor. Est haciendo un juego de palabras humorstico refirindose, por un lado, al procedimiento policial normal -S, creo que lo capto -dijo cansadamente Vimes-. Alguna posibilidad de que puedas escabullirte y comprar el original antes que lo haga Sybil? Cada vez que me hacen una caricatura, ella la recorta y la cuelga en la biblioteca! -Bien, eh, Burbujeo capta muy buen su parecido, seor -concedi el mayordomo-. Y lamento decir que Su Seora ya me ha dado instrucciones de ir a la oficina del Times en su representacin. Vimes gru. -Adems, seor -continu Willikins-, Su Seora desea que le recuerde que ella y el Joven Sam se reunirn con usted en el estudio de Sir Joshua a las once en punto. La pintura est en una etapa importante, entiendo. -Pero yo -Ella ha sido muy especfica, seor. Dijo que si un comandante de la polica no puede tomarse tiempo libre, quin puede?

En este da de 1802, el pintor Metodia Ladino se despert en la noche a causa de los sonidos de preparativos de guerra que venan de un cajn de la mesa al lado de su cama. Otra vez. Una luz pequea iluminaba el stano, lo que es como decir que prestaba diferentes texturas a la oscuridad y separaba la sombra de la sombra ms oscura. Las figuras escasamente se mostraban. Era bastante imposible, para ojos normales, decir quin hablaba. -De esto no hay que hablar, comprendido? -No hay que hablar? Est muerto! -Esto es cosa de enanos! No debe llegar a odos de la Guardia de la Ciudad! Ellos no tienen lugar aqu! Alguien los quiere aqu abajo? -Tienen oficiales enanos -Ja. D'rkza. Demasiado tiempo al sol. Ahora slo son humanos cortos. Acaso piensan en enans? Y Vimes escarbar y escarbar agitando los harapos y jirones que ellos llaman leyes. Por qu debemos permitir tal violacin? Por otro lado, apenas es un misterio. Slo un troll puede haberlo hecho, de acuerdo? Dije: de acuerdo? -Eso es lo que sucedi -dijo una figura. La voz era fina y vieja y, para ser sinceros, incierta. -En efecto, fue un troll -dijo otra voz, casi gemela de la anterior, pero con un poco ms de seguridad. La pausa subsiguiente fue subrayada por el omnipresente sonido de las bombas. -Slo puede haber sido un troll -dijo la primera voz-. Y no est dicho que detrs de cada crimen hallars un troll? Haba una pequea multitud fuera del Cuartel de la Guardia en Pseudopolis Yard cuando el Comandante Sam Vimes lleg a trabajar. Haba sido una buena maana soleada hasta el momento. An era soleada, pero nada parecido a buena. La multitud tena pancartas. Fuera con los chupasangres! ley Vimes, y Nada de colmillos. Los rostros se volvieron hacia l, en malhumorado y medio asustado desafo. Dijo una mala palabra en voz baja. Otto Chriek, el iconografiador del Times estaba parado cerca, sosteniendo una sombrilla con aspecto miserable. Capt la mirada de Vimes y se acerc con dificultad. -Que hay en esto para ti, Otto? -dijo Vimes-. Vienes a obtener una imagen de un alegre buen disturbio? -Son noticias, comandante -dijo Otto, bajando la vista a sus relucientes zapatos. -Quin te envi aqu? -Solo hago las imgenes, comandante -dijo Otto, con expresin dolorida-. De todos modos, no se lo podrra decirr aunque lo supierra, a causa de la Liferrtad de Prrensa. -Libertad de echarle aceite a las llamas, quiere decir? -Eso es liferrtad parra ustedes -dijo Otto-. No foy a decirr que es agrradafle. -Pero bien, t tambin eres un vampiro -dijo Vimes, sealando con la mano a los manifestantes-. Te gusta este revuelo? -Aun siguen siendo noticias -dijo Otto mansamente. Vimes ech otra mirada a la multitud. En su mayor parte eran humanos. Haba un troll, aunque haba que admitir que el troll probablemente se haba unido a ellos basndose en principios generales, simplemente porque pasaba algo. Un vampiro necesitara una maza y un montn de paciencia antes de generarle algn problema a un troll. Aunque

haba algo bueno, si podas llamarlo as: este pequeo espectculo menor sacara el Valle de Koom de la mente de la gente. -Es extrao que no se hayan fijado en ti, Otto -dijo, algo ms tranquilo. -Fueno, yo no soy un oficial -dijo Otto-. No tengo una espada ni una placa. No soy una amenaza. Solamente trrafajo. Y los hago rrerr. Vimes lo mir. Nunca haba pensado antes en eso. Pero s el pequeo y confuso Otto, con su capa negra de opereta, bordeada en rojo, plena de bolsillos para todas sus pertenencias, sus brillantes zapatos negros, su cuidadoso corte en pico de viuda, y, no lo ltimo, su ridculo acento, que se haca grave o agudo, de acuerdo a con quien hablaba, no pareca una amenaza. Se vea gracioso, una broma, un vampiro de comedia. Nunca se le haba ocurrido previamente a Vimes que, slo posiblemente, la broma estuviera en los otros. Hazlos rer y no tendrn miedo. Salud a Otto con la cabeza y pas adentro, donde la Sargento Cheery Pequeotrasero estaba de pie -sobre una caja- en el demasiado alto pupitre del oficial de servicio, con sus galones nuevos y brillantes en la manga. Vimes tom nota mental de hacer algo con la caja. Algunos de los oficiales enanos se estaban poniendo susceptibles con respecto a su uso. -Pienso que podramos poner un par de muchachos afuera, Cheery -dijo-. Nada provocativo, slo un pequeo recordatorio a la gente de que estamos aqu para mantener la paz. -No creo que vayan a ser necesarios, seor -dijo la enana. -No tengo inters en ver una imagen del Times mostrando al primer recluta vampiro de la Guardia siendo acosado por los manifestantes, sargento -dijo severamente Vimes. -Pens que no lo tendra, seor -dijo Cheery-. De manera que le ped a la Sargento Angua que la traiga. Entraron por la puerta posterior hace una media hora. Ahora le est enseando el edificio. Pienso que estn en el cuarto de las taquillas. -Le pediste a Angua que lo hiciera? -dijo Vimes, con su corazn hundindose. -Siseor? -dijo Cheery, vindose sbitamente preocupada-. Es es eso un problema? Vimes la mir. Ella es una buena oficial, pens. Deseara tener dos ms como ella. Y mereca el ascenso, el cielo lo sabe, pero, se record a s mismo, ella era de Uberwald, no? Deba haber recordado la cosa entre ellos y los hombres lobo. Tal vez la culpa es ma. Les dije que todos los polis son nada ms que polis. -Qu? Oh, no -dijo-. Probablemente no. Un vampiro y un hombre lobo en la misma habitacin, pens, mientras se diriga escaleras arriba a su oficina. Bien, tendra que lidiar con ello. Y se ser slo el primero de nuestros problemas. -Y llev al Sr. Psimo al cuarto de entrevistas -grit Cheery detrs de l. Vimes se detuvo en mitad de la escalera. -Psimo? -dijo. -El inspector gubernamental? -dijo Cheery-. El que usted me dijo? Oh, s, pens Vimes. Nuestro segundo problema. Eso era poltica. Vimes jams pudo tomarle la mano a la poltica, que estaba llena de trampas para el hombre honesto. sta haba saltado la semana pasada, en la oficina de Lord Vetinari, en la reunin diaria habitual. -Ah, Vimes -dijo su seora cuando entr Vimes-. Muy amable de su parte al venir. No es un da excelente? Hasta ahora, pens Vimes al ver a las otras dos personas en la habitacin.

-Me buscaba, seor? -dijo, mirando otra vez a Vetinari-. Hay una marcha de la Liga Anti Difamacin del Silicio en la Calle Agua y tengo todo el trfico parado hasta Puerta Menor -Estoy seguro de que eso puede esperar, comandante. -S, seor. se es el problema, seor. Eso es lo que est haciendo. Vetinari onde lnguidamente una mano. -Pero una congestin de carros llenos en la calle, Vimes, es un signo de progreso -declar. -Slo en sentido figurado, seor -dijo Vimes. -Bien, en cualquier caso, estoy seguro que sus hombres pueden lidiar con eso -dijo Vetinari, sealando un asiento vaco-. Usted tiene muchos ahora. Un gran gasto. Sintese, comandante. Conoce al seor John Smith? El otro hombre en la mesa sac la pipa de su boca y brind a Vimes una manitica sonrisa de amistad. -No puedo creer que hayamos tenido este placer de vvverlo-dijo, extendiendo una mano. No pareca posible hacer rodar las V de esa manera, pero John Smith lo lograba. Estrecharle la mano a un vampiro? Malditamente no, pens Vimes, ni siquiera a uno que vesta un pulver mal tejido. En su lugar, hizo un saludo. -Encantado de conocerlo, seor -dijo claramente, en posicin de atencin. Era realmente una prenda espantosa, ese pulver. Tena un mareante diseo en zigzag, en colores extraos, desangelados. Pareca un regalo tejido por una ta daltnica, el tipo de cosas que no te atreves a tirar para que no se ran de ti los recolectores mientras patean tus cestos de basura. -Vimes, el Sr. Smith es -comenz Vetinari. - Presidente de la Misin en Ankh-Morpork de la Liga de la Templanza de Uberwald -dijo Vimes-. Y creo que la dama a su lado es la seora Doreen Guiando, tesorera de la misma. Esto es acerca de tener un vampiro en la Guardia, verdad, seor? Otra vez. -S, Vimes, lo es -dijo Vetinari-. Y s, otra vez. Nos sentamos? Vimes? No haba escape, lo saba, mientras se hunda con resentimiento en un asiento. Y esta vez iba a perder. Vetinari lo haba acorralado. Vimes conoca todos los argumentos a favor de tener diferentes especies en la Guardia. Eran buenos argumentos. Algunos de los argumentos en contra eran malos argumentos. Haba trolls en la guardia, estaba llena de enanos, un hombre lobo, tres golem, un Igor y, no ltimo, el Cabo Nobbs[2], as que, porqu no un vampiro? Y la Liga de la Templanza era un hecho. Los vampiros que usaban el Listn Negro de la Liga (Ni una gota!) eran un hecho, tambin. Es verdad que los vampiros que haban jurado abandonar la sangre podan ser algo extraos, pero eran inteligentes y listos, y una ventaja potencial para la sociedad. Y la Guardia era el brazo ms visible del gobierno de la ciudad. Por qu no dar un ejemplo? Porque, dijo la golpeada pero aun funcional alma de Vimes, odias a esos condenados vampiros. No haba confusin, no haba disimulos, no haba evasivas del tipo el pblico no los tolerar, o aun no es el momento. Odias a esos condenados vampiros y es tu condenada Guardia. Los otros tres lo estaban mirando. -Seorr Fimes -dijo la Sra. Guiando-, no podemos ayudarrlo perro safemos que todafa no ha empleado a ninguno de nuestrros miemfrros en la Guarrdia Di Vimes, porqu no lo haces?, pens Vimes. S que puedes. Deja entrar a tu vida la vigsimo tercera letra del alfabeto. Pdele alguna al Sr. Smith, tiene ms que suficientes. De todas formas, tengo un nuevo argumento. Y tiene un culo de polica.[3]

-Sra. Guiando -dijo en voz alta-, ningn vampiro ha presentado una solicitud para unirse a la Guardia. No estn mentalmente ajustados a la forma de vida de un polica. Y es Comandante Vimes, gracias. Los ojitos de la Sra. Guiando brillaron maliciosos. -Oh, est usted diciendo que los fampirros son estpidos? -No, Sra. Guiando, estoy diciendo que son inteligentes. -Y, de paso, se era el problema de usted tambin. Por qu una persona lista querra arriesgarse a ser vio a ver su cabeza pateada diariamente por treinta y ocho dlares al mes ms asignaciones? Los vampiros tienen clase, una educacin, un von delante de su nombre. Hay cien cosas mejores que hacer para ellos que caminar las calles como poli. Qu quiere que haga, forzarlos a unirse a la fuerza? -Les sera ofrecido rango de oficial, Vvvimes? -dijo John Smith. Haba sudor en su rostro y su sonrisa permanente era manitica. Los rumores eran que haba encontrado al Compromiso muy difcil de cumplir. -No. Todo el mundo comienza en las calles -dijo Vimes. No era completamente cierto, pero la pregunta lo haba ofendido-. Y en la Guardia Nocturna, tambin. Buen entrenamiento. El mejor que hay. Una semana de noches lluviosas, con niebla, el agua goteando por su cuello y ruidos extraos en las sombras bien, entonces sabemos que tenemos un polica verdadero Lo supo tan pronto lo dijo. Haba ido derecho a la trampa. Haban encontrado un candidato! -Fien, stas son fuenas noticias! -dijo la Sra. Guiando, apoyndose en el respaldo. Vimes quera sacudirla y gritar: No eres un vampiro, Doreen! S, te casaste con uno, pero l no se volvi uno hasta el momento en que estuvo mas all de lo humano imaginar que posiblemente l quera morderte! Todos los Cintas Negras reales tratan de actuar normalmente y de ser discretos! Nada de capas flotantes, nada de chupar y definitivamente nada de rasgar los camisones de las jvenes! Todos saben que John No-Soy-Un-Vampiro Smith acostumbraba ser el Conde Vargo St Gruet von Vilinus! Pero ahora fuma en pipa y usa esos horribles pulveres y colecciona bananas y hace modelos de rganos humanos con palitos de fsforo porque piensa que los hobbies lo hacen ms humano! Y t, Doreen? Naciste en Calle Colgado! Tu mam era lavandera! Nunca nadie quiso rasgar tu camisn, no sin una gra! Pero ests en esto, correcto? Es un maldito hobbie. Tratas de verte ms vampiro que los vampiros! Incidentalmente, esos dientes falsos con punta traquetean cuando hablas! -Vimes? -Hmm? -Vimes se dio cuenta de que la gente haba estado hablando. -El Sr. Smith tiene buenas noticias -dijo Vetinari. -En efecto -dijo John Smith, sonriendo maniticamente-. Tenemos un recluta para usted, comandante. Un vvvampiro que quiere pertenecer a la Guardia. -Y, porr supuesto, le fiene fien la noche, y no serr un prroflema -dijo Doreen triunfalmente-. Nosotrros somos la noche! -Usted me est diciendo que debo -comenz Vimes. Vetinati lo interrumpi rpidamente. -Oh, no, comandante. Respetamos completamente su autonoma como cabeza de la Guardia. Claramente, usted debe contratar a quien usted crea adecuado. Todo lo que pido es que el candidato sea entrevistado, en un espritu de imparcialidad. S, claro, pens Vimes. Y la poltica con Uberwald se har un poquito ms fcil, si puedes decir que tienes un Listn Negro en la Guardia. Y si rechazo a este hombre, tendr que explicar porqu. Y a m no me gustan los vampiros, bien?, probablemente no servir.

-Por supuesto -dijo-. Envemelo. -Mejor diga envemela. Es ella -dijo Lord Vetinari. Mir a su carpeta-. Salacia Deloresista Amanita Trigestatra Zeldana Malifee -hizo una pausa, pas varias pginas y dijo-, creo que podemos saltear algo de esto, pero finaliza von Jorobado. Tiene cincuenta y uno -pero aadi rpidamente, antes que Vimes pudiera aprovechar esta revelacin-, que no es en absoluto una edad avanzada para un vampiro. Ah, ella prefiere ser conocida simplemente como Sally. El cuarto de taquillas no era bastante grande. Nada poda ser bastante grande. La Sargento Angua intentaba no respirar. Una gran sala, estaba bien. El aire libre, an mejor. Lo que ella necesitaba era espacio para respirar. Ms especficamente, necesitaba espacio para no respirar vampiro. Condenada Cheery! Pero no haba podido rehusarse, se habra visto mal. Lo nico que pudo hacer fue sonrer, soportar y luchar contra el creciente deseo de rasgar la garganta de la chica con los dientes. Ella deba saber lo que estaba haciendo, pens. Ellos deban saber que exudaban ese aire de comodidad sin esfuerzo, seguros de s mismos en cualquier compaa, en casa en todos lados, haciendo a todos los dems sentirse de segunda e incmodos. Oh, dioses. Llmame Sally, por cierto! -Lamento esto -dijo en voz alta, intentando forzar los cabellos de la nuca a no erizarse-, est algo cerrado aqu. -Tosi-. De todas maneras, es esto. No te preocupes, siempre huele as aqu. Y no te molestes en cerrar tu armario, todas las llaves son iguales y de todos modos la mayora de las puertas se abren con un golpe bien colocado. No dejes valores aqu, est lleno de policas. Y no te sorprendas demasiado cuando alguien ponga agua bendita o una estaca adentro. -Es posible que ocurra? -dijo Sally. -No es posible -dijo Angua-. Es seguro. Por ejemplo, yo encontraba collares de perro y bizcochos con forma de hueso en el mo. -Te quejaste? -Qu? No! No te quejas! -salt Angua, deseando poder dejar de inhalar en ese momento. Y estaba segura de que su cabello era un lo. -Pero pensaba que la Guardia era -Mira, no hay nada que hacer con lo que t o lo que nosotros somos, bien? -dijo Angua-. Si fueras un enano, habra sido unos zapatos con plataforma o una escalera o algo, aunque eso no sucede a menudo en estos das. Mayormente lo intentan con todos. Es una cosa de policas. Y despus ellos miran lo que haces, ves? A nadie le importa si eres un troll, o un gnomo, o un zombi, o un vampiro -no demasiado, aadi para s misma-. Pero no los dejes creer que eres una quejosa o una informadora. Y en realidad, los bizcochos eran bastante buenos Ah, has conocido a Igor ya? -Muchas veces -dijo Sally. Angua forz una sonrisa-. En Uberwald, encuentras Igors todo el tiempo. Especialmente si eres un vampiro. -Me refiero al de aqu -dijo. -No lo creo. Ah. Bueno. Angua normalmente evitaba el laboratorio de Igor porque el hedor que emanaba de all era, o dolorosamente qumico u horrible y sugestivamente orgnico, pero ahora lo inhal con alivio. Se dirigi a la puerta con una velocidad un poco ms alta que la requerida por la buena educacin, y golpe. Se abri con un crujido. Cualquier puerta abierta por un Igor crujira. Era una habilidad. -Hola, Igor -dijo alegremente Sally-. Choca esos seis!

Angua los dej charlando. Los Igors eran serviles por naturaleza, los vampiros naturalmente no. Era una combinacin ideal. Al menos ahora podra ir a tomar aire. La puerta se abri. -El Sr. Psimo, seor -dijo Cheery, conduciendo un hombre no mucho ms alto que ella dentro de la oficina de Vimes-. Y aqu est la copia de la oficina del Times El Sr. Psimo era ordenado. De hecho, sobrepasaba el ser ordenado. Era la clase de persona plegable. Su traje era barato, pero muy limpio, sus pequeas botas chispeaban. Su cabello resplandeca tambin, an ms que las botas. Tena una divisin central y haba sido tan severamente aplastado que pareca pintado en la cabeza. Todos los departamentos de la ciudad eran inspeccionados de cuando en cuando, haba dicho Vetinari. No haba razn para pasar por alto a la Guardia, verdad? Era, despus de todo, un sumidero importante de los cofres de la ciudad. Vimes haba sealado que un sumidero era donde las cosas iban a la basura. Sin embargo, haba dicho Vetinari. Slo sin embargo. No se puede discutir con sin embargo Y el resultado fue el Sr. Psimo caminando hacia Vimes. Parpadeaba al caminar. Vimes no poda pensar en otra forma de describirlo. Cada movimiento era bueno, era ordenado. Monedero y gafas con una cinta, puedo apostarlo, pens. El Sr. Psimo se pleg sobre la silla enfrente del escritorio de Vimes y abri los broches de su maletn con dos pequeos chasquidos de fatalidad. Con una pequea ceremonia se coloc unos lentes. Tenan una cinta negra. -Mi carta de acreditacin de Lord Vetinari, vuestra gracia -dijo, tendiendo una hoja de papel. -Gracias, Sr A. E. Psimo -dijo Vimes, echndole una ojeada y ponindola a un costado-. En qu puedo ayudarle? De paso, es Comandante Vimes en el trabajo. -Necesitar una oficina, vuestra gracia. Y una revisin de su papeleo. Como usted sabe, estoy encargado de entregar a su seora una visin completa y un anlisis costo/beneficio de la Guardia, con sugerencias para mejoras en cada aspecto de sus actividades. Su cooperacin es apreciada pero no esencial. -Sugerecias para mejoras, eh? -dijo Vimes alegremente, mientras por detrs de A. E. Psimo la Sargento Pequeotrasero cerraba sus ojos en pnico-. Muy bueno. Siempre he sido conocido por mi actitud cooperativa. Mencion esa cosa de Duque, verdad? -S, vuestra gracia -dijo A. E. Psimo meticulosamente-. No obstante, usted es el Duque de Ankh y sera inapropiado dirigirme a usted de cualquier otra manera. Me sentira irrespetuoso. -Ya veo. Y como debo dirigirme a usted, Sr. Psimo? -dijo Vimes. Con el rabillo del ojo vio una tabla del piso del otro lado de la habitacin levantarse casi imperceptiblemente. -A. E. Psimo ser suficiente, vuestra gracia -dijo el inspector. -La A significa -dijo Vimes, sacando sus ojos de la tabla por un momento. -Solo A, vuestra gracia -dijo pacientemente A. E. Psimo-. A. E. Psimo. -Quiere decir que usted no ha sido nombrado, sino inicializado? -Algo as, vuestra gracia -dijo el hombrecito. -Cmo lo llaman sus amigos? A. E. Psimo lo mir como si hubiese una suposicin importante en esa sentencia que l no comprenda, de manera que Vimes sinti un poco de pena por l. -Bien, la Sargento Pequeotrasero har lo necesario para usted -dijo, con fingida jovialidad-. Encuentra una oficina para el Sr. A. E. Psimo, y hazle ver todo el papeleo

que requiera. -Todo el que sea posible, pens Vimes. Sepltalo en esas cosas, si lo mantiene lejos de m. -Gracias, vuestra gracia -dijo A. E. Psimo-. Necesitar entrevistar a algunos oficiales, tambin. -Por qu? -dijo Vimes. -Para asegurar que mi informe sea detallado, vuestra gracia -dijo con calma A. E. Psimo. -Puedo decirle todo lo que necesite saber -dijo Vimes. -S, vuestra gracia, pero no es as como funciona una investigacin. Debo actuar en forma completamente independiente. Quis custodiet ipsos custodes?, vuestra gracia. -Conozco sa -dijo Vimes-. Quin vigila a los vigilantes?. Yo, Sr. Psimo. -Ah, pero, quin lo vigila a usted, vuestra gracia? -dijo el inspector, con una sonrisa breve. -Yo hago eso, tambin -dijo Vimes-. Crame. -Le creo bastante, vuestra gracia. No obstante, debo representar el inters pblico aqu. Intentar no molestar. -Muy bueno de su parte, Sr. Psimo -dijo Vimes, dndose por vencido. No se haba dado cuenta de que haba estado molestando tanto a Vetinari ltimamente. Pareca uno de sus juegos-. Muy bien. Disfrute su esperemos breve estada con nosotros. Deber excusarme, es una maana ocupada, con esa condenada cosa del Valle de Koom y todo lo dems. Adelante, Fred! Era un truco que haba aprendido de Vetinari. Era difcil para un visitante quedarse cuando su reemplazante estaba en la habitacin. Por otro lado, Fred sudaba mucho en este clima calido; era el campen de los sudadores. Y en todos estos aos, nunca haba aprendido que cuando te parabas frente a la puerta de la oficina, la tabla larga suba y bajaba ligeramente en la junta, justo donde Vimes poda verla. La tabla se estabiliz y se abri la puerta. -No entiendo cmo lo hace. Sr. Vimes! -dijo el Sargento Colon alegremente-. Estaba por llamar! Despus que has dado una orejeada decente, pens Vimes. Me gusta ver cmo A. E. Psimo arruga la nariz, pens. -Qu hay de nuevo, Fred? -dijo-. Oh, no te preocupes, el Sr. Psimo estaba yndose. Acompalo, Sargento Pequeotrasero. Buenos das, Sr. Psimo. Fred Colon se quit el casco tan pronto el inspector fue conducido afuera por Cheery, y se sec la frente. -Est haciendo calor otra vez -dijo-. Va a haber tormentas, me parece. -Si, Fred. Y qu necesitas, exactamente? -dijo Vimes, logrando indicar que, aunque Fred era siempre bienvenido, ste no era el mejor momento. -Er algo grande est pasando en las calles, seor -dijo Fred seriamente, a la manera de uno que haba memorizado la frase. Vimes suspir. -Fred, quieres decir que algo sucede? -S, seor. Son los enanos, seor. Quiero decir, los muchachos de ac. Est empeorando. Se estn reuniendo. Adonde mire, seor, hay una reunin. Se detienen cuando alguien se acerca. Hasta los sargentos. Se detienen y te miran, seor. Y eso pone tensos a los troll, como se puede esperar. -No vamos a ver repetir el Valle de Koom en esta estacin, Fred -dijo Vimes-. S que la ciudad est llena de eso ahora mismo, con el aniversario cerca, pero caer como una tonelada de cosas rectangulares para construir sobre cualquier polica que intente alguna

de reconstruccin histrica en el cuarto de taquillas. Estar afuera, sobre su culo, antes de darse cuenta. Asegrate que todos lo comprendan. -Sseor. Pero no estaba hablando de esas cosas, seor. Todos nosotros lo sabemos -dijo Fred Colon-. Es algo diferente, nuevo, de hoy. Se siente mal, seor, me hace hormiguear el cuello. Los enanos saben algo. Algo que no dicen. Vimes vacil. Fred Colon no era el ms dotado para investigar. Era lento, estlido, y no muy imaginativo. Pero se haba arrastrado por las calles por tanto tiempo que haba abierto surcos, y dentro de su estpida y gorda cabeza haba algo que era muy inteligente, que olfateaba el viento, y escuchaba los rumores, y lea lo escrito en las paredes, aunque admitamos que mova los labios al hacerlo. -Probablemente es ese condenado Aplastajamones que est revolviendo las cosas otra vez, Fred -dijo. -Los escuch mencionar ese nombre en su jerga, s, seor, pero hay ms que eso, lo juro. Quiero decir, se vean realmente inquietos, seor. Es algo importante, seor, lo puedo sentir en mis entraas. Vimes consideraba la admisibilidad de las entraas de Fred Colon como Prueba A. No era algo que ibas a hacer flamear en una corte, pero el sentimiento de las tripas de un antiguo monstruo callejero como Fred contaba mucho, de un poli a otro. -Adonde est Zanahoria? -Afuera, seor. Tom el turno rotativo y el turno maana en Calle Mina de Melaza. Todos estamos haciendo doble turno, seor -aadi Fred, en son de reproche. -Lo lamento, Fred, sabes cmo es esto. Mira, quiero verlo cuando venga. Es un enano, debe escuchar los rumores. -Pienso que es un poquito demasiado alto para escuchar este rumor, seor -dijo Colon, con voz rara. Vimes inclin la cabeza a un costado. -Qu te hace decir eso, Fred? Fred sacudi la cabeza. -Solo una sensacin, seor -dijo. Y aadi, en una voz teida de nostalgia y desazn-: Era mejor cuando ramos solo usted y yo y Nobby y el muchacho Zanahoria, eh? Sabamos quin era quin en los viejos das, sabamos lo que pensaba el otro -S, pensbamos Quisiera que las apuestas estuvieran de tu lado, por una vez, Fred -dijo Vimes-. Mira, s que esto nos tiene mal a todos, correcto? Pero necesito que los oficiales veteranos lo resistan, de acuerdo? Qu tal tu nueva oficina? Colon resplandeci. -Muy agradable, seor. Es una lstima la puerta, por supuesto. Hallar un nicho para Fred Colon haba sido un problema. Al mirarlo, veas a un hombre que, si caa a un precipicio, bien poda tener que parar a pedir indicaciones sobre el camino a seguir. Tenas que conocer a Fred Colon. Los policas nuevos no lo conocan. Ellos solo vean a un cobarde, estpido hombre gordo, lo cual, para ser sinceros, estaba muy cerca de la verdad. Pero eso no era todo lo que l era. Fred haba mirado al retiro a la cara, y no quera ninguno. Vimes haba eludido el problema, dndole el puesto de Oficial Custodio, para la diversin general[4], y una oficina en la Escuela de Entrenamiento de Guardias, cruzando el callejn, la cual era mejor conocida, y probablemente para siempre, como la vieja fbrica de limonada. Vimes haba introducido el puesto de Oficial de Enlace de la Guardia, porque sonaba bien y nadie saba qu significaba. Y se lo haba dado al Cabo Nobbs, que era otro embarazoso dinosaurio en la Guardia de hoy. Y haba funcionado, tambin. Nobby y Colon tenan un conocimiento de la ciudad, a nivel de calle, que rivalizaba con el de Vimes. Deambulaban por ah, aparentemente sin

objetivo, para nada amenazantes, y observaban y escuchaban a los equivalentes urbanos de los tambores de la selva. Y a veces los tambores iban a ellos. Una vez, la sudada oficinita de Fred haba sido el lugar donde unas damas con brazos desnudos haban mezclado grandes tandas de Zarzaparrilla y Lava de Frambuesa y Ruido de Jengibre. Ahora la tetera estaba siempre encendida y era casa abierta para todos sus antiguos compaeros, ex guardias y viejos convictos -a veces el mismo individuo- y Vimes firmaba feliz el vale de las donas consumidas cuando se dejaba caer por ah para escapar de debajo del pie de su esposa. Lo vala. Los viejos polis mantenan los ojos abiertos, y cotilleaban como lavanderas. Tericamente, el nico problema actual en la vida de Fred era su puerta. -El Gremio de Historiadores dice que tenemos que preservar tanto de la vieja estructura como sea posible, Fred -dijo Vimes. -Lo s, seor, pero el Cuarto de las Tonteras, seor? Lo digo en serio, realmente! -Es una hermosa placa de bronce, sin embargo, Fred -dijo Vimes-. Es la forma en que llamaban al jarabe bsico para las bebidas, me dijeron. Un importante hecho histrico. Puedes pegar una hoja de papel por encima. -Lo hice, seor, pero los muchachos lo sacan y se ren. Vimes suspir. -Solucinalo, Fred. Si un viejo sargento no puede solucionar este tipo de cosas, el mundo se ha convertido en un sitio extrao. Eso es todo? -Bueno, s, seor, realmente. Pero -Vamos, Fred. ste va a ser un da ocupado. -Ha escuchado sobre el Sr. Brillo, seor? -Limpias superficies testarudas con l? -dijo Vimes. -Er qu, seor? -dijo Fred. Nadie se pona perplejo mejor que Fred Colon. Vimes se sinti avergonzado. -Lo siento, Fred. No, no he odo hablar del Sr. Brillo. Por qu? -Oh, nada en realidad. Sr. Brillo, l Diamante!. Se lo ve en las paredes ltimamente. Un graffiti troll; ya sabe, grabado profundamente. Parece estar causando un rumor entre los troll. Ser importante? Vimes asinti. Ignorabas la escritura en las paredes a tu propio riesgo. Algunas veces era la forma en que la ciudad te deca, si no lo que haba en su mente burbujeante, al menos lo que haba en su chirriante corazn. -Bien, escucha, Fred. Dependo de ti para no dejar que un zumbido llegue a ser un aguijn -dijo Vimes, con alegra extra para mantener en alto el espritu del hombre-. Y ahora vamos a ver a nuestro vampiro. -La mejor de las suertes, Sam. Pienso que ste ser un largo da. Sam, pens Vimes mientras el viejo sargento sala. Los dioses saben que se lo ha ganado, pero slo me llama Sam cuando est realmente preocupado. Bien, todos lo estamos. Estamos esperando a que caiga el primer zapato. Vimes desdobl la copia del Times que Cheery haba dejado sobre su escritorio. Siempre lo lea en el trabajo, para ver las noticias que Willikins crey que no era seguro lerselas mientras se afeitaba. Valle de Koom, Valle de Koom. Vimes sacudi el peridico y vio Valle de Koom en todas partes. Condenado, condenado Valle de Koom. Los dioses maldigan ese miserable lugar, aunque obviamente ya lo haban hecho lo haban maldecido y lo haban olvidado. Hasta haca poco era apenas otro erial rocoso en las montaas. En teora estaba a una gran distancia, pero ltimamente pareca estar mucho ms cerca. Ahora, el Valle de Koom no era en realidad un sitio, ya no ms. Era un estado mental.

Si queras los hechos desnudos, era donde los enanos haban emboscado a los trolls y/o donde los trolls haban emboscado a los enanos, un da inicuo bajo las crueles estrellas. Oh, ellos haban peleado unos contra otros desde la Creacin, hasta donde Vimes saba, pero no fue hasta la Batalla del Valle de Koom que el odio mutuo se convirti en Oficial, y como tal haba desarrollado un tipo de geografa mvil. Donde cualquier enano peleaba con cualquier troll, era el Valle de Koom. Aun si era una pelea en una taberna, era el Valle de Koom. Formaba parte de la mitologa de ambas razas, un grito colectivo, la razn ancestral por la que no podas creer en esos cortos, barbudos/grandes, rocosos bastardos. Hubo muchos Valles de Koom desde aquel primero. La guerra entre los enanos y los trolls era una batalla de fuerzas naturales, como la guerra entre el viento y las olas. Tena un impulso propio. El sbado era el Da del Valle de Koom y Ankh-Morpork estaba llena de trolls y enanos, y sabes qu? Cuanto de ms lejos venan trolls y enanos de las montaas, ms les importaba el condenado, condenado Valle de Koom. Los desfiles estaban bien, la Guardia haba hecho buen trabajo al mantenerlos separados, y de todos modos ocurran en la maana, cuando todos estaban mayormente sobrios. Pero cuando los bares de enanos y los bares de trolls se vaciaban por la noche, el infierno sala a pasear con las mangas enrolladas. En los viejos malos das la Guardia hubiera encontrado algo para hacer en otro lado, y volvera slo cuando los temperamentos caldeados se hubiesen extinguido. Entonces traeran el vagn aprate y arrestaran a todo enano y troll demasiado borracho, aturdido o muerto para moverse. Era simple. Eso era antes. Ahora, haba demasiados enanos y trolls -no, correccin mental, la ciudad se haba enriquecido por las vibrantes, y crecientes, comunidades de enanos y trolls- y haba ms s, llammoslo veneno en el aire. Demasiados polticos antiguos, demasiados resentimiento. Demasiado alcohol barato, tambin. Y entonces, justo cuando uno pensaba que era tan malo como poda ser, aparecan Grag Aplastajamones y sus amigos. Los profundos, los llamaban. Enanos tan fundamentales como el lecho rocoso. Haban aparecido haca un mes, ocuparon una vieja casa en Calle Melaza y contrataron a un puado de muchachos locales para abrir los stanos. Eran los grags. Vimes conoca suficiente enans para saber que grag quera decir renombrado maestro en las tradiciones enanescas. Aplastajamones, sin embargo, haba llegado a maestro a su propia manera especial. l predicaba la superioridad del enano sobre el troll, y el deber de todo enano era seguir los pasos de sus antepasados y remover la trollidad de la faz del mundo. Estaba escrito en algn libro sagrado, aparentemente, as que eso lo haca bueno, y aparentemente obligatorio. Los enanos jvenes lo escuchaban, ya que hablaba de historia y de destino y de todas las otras palabras que siempre se repiten para poner lustre en una carnicera. Era algo que se suba a la cabeza, excepto que los cerebros no estaban involucrados. Los idiotas malignos como l eran la razn para ver a los enanos caminando por ah, no slo con las hachas de batalla culturales, sino con pesadas cotas de malla, cadenas, espadas anchas todas las estupideces para pavonearse-en-tu-cara, que era conocido como clang. Los trolls escuchaban tambin. Veas ms liquen, ms graffiti de clan, ms grabado corporal, y garrotes mucho, mucho ms grandes, arrastrados por ah. No siempre haba sido as. Las cosas se haban relajado mucho en los ltimos diez aos ms o menos. Los enanos y los troll, como razas, nunca seran amigos, pero la ciudad los haba puesto juntos, y a Vimes le haba parecido que haban logrado andar juntos, sin nada ms que abrasiones superficiales.

Ahora, la olla de fundir estaba llena de bultos otra vez. Que los dioses maldigan a Aplastajamones. A Vimes le picaba por arrestarlo. Tcnicamente, no haca nada malo, pero eso no era una barrera para un polica que conoca su negocio. Por cierto, poda agarrarlo bajo Conducta Capaz De Causar Una Brecha En La Paz. Vetinari se haba opuesto, sin embargo. Haba dicho que eso slo poda inflamar la situacin, pero, cunto peor poda llegar a ser? Vimes cerr los ojos y record esa pequea figura, vestida con pesada bata de cuero negro con capucha, as no poda cometer el crimen de ver la luz del da. Una pequea figura, pero con palabras grandes. Record: -Cuidado con el troll. No crean en l. Retrenlo de su puerta. Es nada, mero accidente de las fuerzas, iletrado, impuro, el inaceptable del mundo mineral, envidioso eco celoso de la vida, criaturas vivas y pensantes. En su cabeza, una roca; en su corazn, una piedra. No construye, no explora, no planta ni cosecha. Su nacimiento fue una accin de robo, y dondequiera que arrastra su garrote, roba. Cuando no est robando, est planeando robar. El nico propsito de su miserable vida es su final, alivio de la msera roca, su demasiado pesada carga de pensar. Lo digo con tristeza. Matar a un troll no es asesinato, es un acto de caridad. Fue alrededor de ese momento que la multitud irrumpi en la sala. Fue mucho peor que lo que poda ser. Vimes parpade otra vez delante del peridico, en esta ocasin buscando cualquier cosa se atreviera a sugerir que la gente en AnkhMorpork todava viva en el mundo real. -Maldicin! Se par y baj corriendo la escalera, donde Cheery prcticamente se agach ante la ruidosa aproximacin. -Sabas de esto? -demand, golpeando el peridico sobre el Libro de Novedades. -Saber acerca de qu, seor? -dijo Cheery. Vimes empuj un corto artculo ilustrado en la pgina cuatro, con su dedo apualando la pgina. -Ves eso? -gru-. Ese idiota con cerebro de arveja del Correo simplemente ha ido y ha emitido una estampilla de Valle de Koom! La enana mir el artculo nerviosamente. -Este dos estampillas, seor -dijo ella. Vimes mir ms de cerca. No haba visto muchos detalles antes que descendiera la niebla roja. Oh. S, dos estampillas. Eran casi idnticas. Ambas mostraban el Valle de Koom, un rea rocosa rodeada de montaas. Ambas mostraban la batalla. Pero en una, pequeas figuras de trolls perseguan a los enanos de derecha a izquierda, y en la otra, los enanos daban caza a los trolls de izquierda a derecha. Valle de Koom, donde los trolls emboscaron a los enanos y los enanos emboscaron a los trolls. Vimes gimi. Elige tu propia estpida historia, una ganga, a diez peniques, muy coleccionable. -Emisin en Memoria del Valle de Koom -ley-. Pero no queremos que lo recuerden! Queremos que lo olviden! -Son slo estampillas, seor -dijo Cheery-. Quiero decir, no hay ninguna ley contra las estampillas -Debe haber alguna contra ser un condenado tonto! -Si la hubiera, seor, estaramos recargados de trabajo todos los das! -dijo Cheery, sonriendo. Vimes se relaj un poco. -Sip, y nadie podra construir celdas lo bastante rpido. Recuerdas la estampilla con perfume de repollo del mes pasado?

-Enve a sus hijos e hijas expatriados el olor familiar del hogar?. En realidad se prendan fuego si ponas demasiadas juntas! -Todava no puedo quitar el olor de mis ropas, seor. -Hay gente viviendo a cien millas de aqu que tampoco puede, estimo. Al final qu hicimos con las condenadas cosas? -Las puse en la taquilla de evidencias N 4 y dej la llave en la cerradura -dijo Cheery. -Pero Nobby Nobbs siempre roba cualquier cosa que -comenz Vimes. -Es verdad, seor! -dijo Cheery alegremente-. No las he visto en semanas. Hubo un estruendo de la direccin de la cantina, seguido por gritos. Algo en Vimes, tal vez la parte de l que haba estado esperando el primer zapato, lo propuls a travs de la oficina, siguiendo el corredor, hasta la puerta de la cantina, a tal velocidad que dej espirales de polvo en el piso. Lo que vieron sus ojos fue una escena en varios tonos de culpa. Una de las mesas de caballete estaba volteada. La comida y la barata vajilla de lata estaban esparcidas por el piso. A un lado de la confusin estaba el troll Agente Mica, actualmente sujeto por los trolls Agentes Fluorita y Esquisto; del otro lado, estaba el enano Agente Frenaescudos, que actualmente era levantado del suelo por el probablemente humano Cabo Nobbs y el definitivamente humano Agente Eglefino. Haba guardias tambin en las otras mesas, todos atrapados en el acto de levantarse. Y, en el silencio, audibles slo para los odos bien sintonizados de un hombre buscndolos, estaban los sonidos de manos detenidas a una pulgada del arma de su preferencia, y siendo bajadas muy lentamente. -Muy bien -dijo Vimes, en el resonante vaco-. Quin va a ser el primero en decirme un enorme embuste? Cabo Nobbs? -Bien, seor Vimes -dijo Nobby Nobbs, bajando al silencioso Frenaescudos al suelo- estee Frenaescudos, aqu levant s, levant por error la jarra de Mica, por decir y nosotros le indicamos eso y saltamos -Nobby aceler, las verdaderamente increibles mentiras ahora negociadas con todo xito- as fue que se volc la mesa porque -y aqu la cara de Nobby asumi una expresin de virtuosa imbecilidad que era realmente bastante aterradora de ver-, en realidad se iba a enfermar si tomaba un trago de caf troll, seor. Por dentro, Vimes suspir. Era tan poco convincente esa excusa que en realidad no era mala. Por una cosa tena la virtud de ser completamente increble. Ningn enano se habra acercado a levantar una jarra de espresso troll, que era un cocido qumico fundido, con xido espolvoreado arriba. Todos lo saban, as como todos saban que Vimes poda ver que Frenaescudos sostena un hacha sobre la cabeza y el Agente Fluorita estaba congelado en el acto de arrebatar un garrote a Mica. Y todos saban, tambin, que Vimes estaba de humor para echar al primer condenado idiota que hiciese un movimiento equivocado y, probablemente, a cualquiera que estuviese cerca. -Eso es lo que pas? -dijo Vimes-. De manera que no fue, como habra podido ser, alguien haciendo un desagradable comentario acerca de un compaero oficial y otros de su raza, tal vez? Algn pequeo retazo de estupidez para aadir al caos que est flotando en las calles justo ahora? -Oh, nada de eso, seor -dijo Nobby-. Tan slo una de esas cosas. -Casi un desagradable accidente, verdad? -dijo Vimes. -Ssseor! -Bien, no queremos accidentes desagradables, Nobby -No, seor!

-Ninguno de nosotros quiere accidentes desagradables, espero -dijo Vimes, echando una mirada a la habitacin. Pudo ver con grave agrado que algunos de los agentes transpiraban por el esfuerzo para no moverse-. Y es fcil tener uno, cuando tu mente no est puesta con firmeza en el trabajo. Comprendido? Hubo un murmullo general. -No los oigo! Esta vez hubo variaciones audibles sobre el tema de Ssseor! -Correcto -solt Vimes-. Ahora salgan a mantener la paz, porque es seguro como el infierno que no lo van a lograr aqu adentro! Dirigi una mirada especial a los Agentes Frenaescudos y Mica y volvi a zancadas a la oficina principal, donde casi tropieza con la Sargento Angua. -Lo lamento, seor, estaba buscando -comenz. -Ya termin, no te preocupes -dijo Vimes-. Pero estuvo cerca. -Algunos de los enanos estn realmente al borde, seor. Puedo olerlo -dijo Angua. -T y Fred Colon -dijo Vimes. -No creo que sea slo esa cosa de Aplastajamones, seor. Es algo enanesco. -Bien, no puedo derrotarlos en esto. Y justo cuando el da no puede empeorar, tengo que entrevistar al maldito vampiro. Era demasiado tarde cuando Vimes vio la urgencia en los ojos de Angua. -Ah creo que debo ser yo -dijo una vocecita detrs de l. Fred Colon y Nobby Nobbs, habiendo sido despertados de su larga pausa para caf, procedieron poco a poco por Calle Ancha, ventilando el uniforme. Que entre una cosa y la otra, probablemente era una buena idea no volver al Yard por un rato. Caminaban como hombres que disponen de todo el da. Disponan de todo el da. Haban escogido esta calle en particular porque era activa y ancha, y no encontrabas demasiados enanos ni trolls en esta parte de la ciudad. Su razonamiento era impecable: en muchas reas, justo ahora, haba enanos o trolls pasendose en grupos, o, alternativamente, quedndose quietos en grupos, para el caso de que esos bastardos paseantes buscasen problemas en el vecindario. Haba habido algo de violencia durante semanas. En esas reas, consideraban Fred y Nobby, no haba mucha paz, de modo que era desperdiciar esfuerzos mantener la poca que quedaba, verdad? No intentaras poner ovejas en sitios donde todas las ovejas eran comidas por los lobos, verdad? No era razonable. Se vera tonto. Mientras que en grandes calles, como Calle Ancha, haba montones de paz, la cual obviamente deba cuidarse. El sentido comn les deca que era verdad. Era tan evidente como la nariz en tu cara, especialmente la de la cara de Nobby. -Mal negocio -dijo Colon mientras paseaban-. Nunca vi a los enanos as. -Siempre se pone difcil, sarge, antes del Da del Valle de Koom -observ Nobby. -Sip, pero Aplastajamones realmente los est haciendo hervir, y no me equivoco -Colon se quit el casco y se sec la frente-. Le cont a Sam sobre mis tripas y qued impresionado. -Bueno, debera -asinti Nobby-. Cualquiera se impresionara. Colon se toc la nariz. -Se viene una tormenta, Nobby. -No hay ni una nube, sarge -observ Nobby. -Es una figura retrica, Nobby, una figura retrica -suspir Colon, mirando de lado a su amigo. Cuando continu, fue en el tono indeciso de un hombre con algo en mente-. A propsito, Nobby, hay otro asunto acerca del cual, digamos, quiero hablar contigo, de hombre a -hubo solo una pequesima vacilacin- hombre. -S, sarge?

-T sabes, Nobby, que siempre he tomado un inters personal en tu bienestar moral, que t no tienes pap que te encamine correctamente -consigui decir Colon. -Correcto, sarge. Yo sera un extraviado, sin remedio, si no lo hubieras hecho -dijo virtuosamente Nobby. -Bien, sabes que me has contado acerca de esa chica con la que ests saliendo, cul era su nombre -Tawneee, sarge? -sa es la conejita. La que dices que trabaja en el club? -Es cierto. Es eso un problema, sarge? -dijo Nobby ansiosamente. -No como tal. Pero cuando saliste en tu da franco la semana pasada, yo y la Agente Jolson fuimos llamados al Club del Minino Rosa, Nobby. Sabes? Hay baile-del-cao y baile-en-la-mesa y cosas de esa naturaleza? Y, sabes de la Sra. Patata, que vive en Nuevos Bodrios? -La vieja Sra. Patata, la de los dientes de madera, sarge? -La misma, Nobby -dijo Colon magistralmente-. Ella hace la limpieza all. Y parece que cuando ella lleg a las ocho en punto de la maana a-eme, con nadie alrededor, Nobby, bien, apenas puedo decirlo, pero parece que ella tena en su cabeza echarse un giro en el cao. Compartieron un momento de silencio mientras Nobby pasaba esta imagen en el cine de su imaginacin, y enviaba precipitadamente gran parte al piso de la sala de edicin. -Pero si ella debe tener setenta y cinco, sarge! -dijo, mirando a la nada con fascinado horror. -Una chica puede soar, Nobby. Por supuesto, ella olvid que no era tan gil como sola ser, y adems se enganch el pie en los calzones largos, y entr en pnico cuando su ropa cay encima de su cabeza. Estaba en mala forma cuando entr el gerente, despus de que se pasara cabeza abajo por tres horas, con los dientes postizos cados en el suelo. No quera soltar el cao, tampoco. No era una linda vista creo que no preciso hacerte un dibujo. Para terminar, Preciosa Jolson tuvo que arrancar el cao y darlo vuelta y nosotros la deslizamos afuera. Esa chica tiene los msculos de un troll, Nobby, lo puedo jurar. Y entonces, Nobby, cuando la estbamos llevando detrs de la escena, esa joven, vestida con dos ceques y un cordn de zapato, llega y dice que es amiga tuya. Yo no saba dnde poner mi cara! -No se supone que la pongas en ninguna parte, sarge. Te arrojan afuera por ese tipo de cosas -dijo Nobby. -Nunca me dijiste que era bailarina de cao, Nobby! -gimi Fred. -No lo digas de esa forma, sarge -Nobby sonaba algo herido-. Estos son tiempos modernos. Y ella, Tawneee, tiene clase. Ella siempre lleva su propio cao. Nada de relaciones promiscuas. -Pero, quiero decir mostrar su cuerpo en forma vulgar, Nobby! Bailar por ah sin camiseta y prcticamente sin calzones. Es sa una forma de conducirse? Nobby consider esta pregunta de honduras metafsicas desde varios ngulos. -Esteee s? -aventur. -De todas formas, pens que estabas saliendo con Verdad Empujacochecito. sa que maneja un pequeo puesto de mariscos -dijo Colon, sonando como si estuviera pidiendo clemencia. -Oh, Cabezademartillo es una chica agradable si la agarras en un da bueno, sarge -concedi Nobby. -Quieres decir esos das en que no te dice maricn y te persigue por la calle arrojndote cangrejos?

-Exactamente esos das, sarge. Pero, buena o mala, no te puedes liberar del olor a pescado. Y sus ojos estn muy separados. Quiero decir, es difcil tener una relacin con una chica que no te puede ver si te paras justo enfrente de ella. -No puedo creer que Tawneee pueda verte si ests cerca, tampoco! -solt Colon-. Ella tiene casi seis pies de alto, y tiene un pecho como bueno, es una gran chica, Nobby -Fred Colon no saba qu decir. Nobby Nobbs y una bailarina con gran cabello, gran sonrisa y grande en general? Mira esta imagen, y esta otra! Te hace la cabeza, realmente. Se puso a la lucha. -Ella me dijo, Nobby, que ha sido Miss Mayo en la hoja central de Chicas, Risitas y Ligas! Bueno, quiero decir! -Qu quieres decir, sarge? De todas formas, ella no ha sido slo Miss Mayo, ha sido la primera semana de Junio, tambin -seal Nobby-. No les alcanzaba el espacio. -Ehhh. Bueno, te pregunto -tropez Fred-, si una chica que muestra su cuerpo por dinero es la esposa adecuada para un poli. Pregntate eso! Por segunda vez en cinco minutos, lo que pasaba por cara en Nobby se arrug en profundos pensamientos. -Es una pregunta con trampa, sarge? -dijo al fin-. Porque de hecho s que Eglefino tiene esa imagen clavada en su taquilla y cada vez que la abre dice Ahhh. Mira esas -De todas maneras, cmo se conocieron? -dijo rpidamente Colon. -Qu? Oh, nuestros ojos se encontraron cuando met un pagar en su liga, sarge -dijo alegremente Nobby. -Y no estaba recin golpeada en la cabeza, o algo as? -No creo, sarge. -No est enferma? -dijo Fred Colon, explorando cada probabilidad. -No, sarge! -Ests seguro? -Ella dice que tal vez somos dos mitades de la misma alma, sarge -dijo Nobby soadoramente. Colon se detuvo con un pie levantado por sobre el pavimento. No miraba a nada, sus labios se movan. -Sarge? -dijo Nobby, confundido. -S s -dijo Colon, ms o menos para s mismo-. S. Puedo verlo. No es la misma tela en cada mitad, obviamente. Una especie de tamizado. El pie baj. -Yo digo! Era ms un balido que un grito, y vena de la puerta del Museo Real de Arte. Una figura alta y delgada haca seas a los vigilantes, que fueron hacia all. -Ssseor? -dijo Colon, tocndose el casco. -Nos hahn robadoh, oficiales! -Un robador? -dijo Nobby. -Oh, cielos -dijo Colon poniendo una mano precavida sobre los hombros del cabo-. Se han llevado algo? -Sh. O mejor dicho, pienso que nos hahn robadoh, veh? -dijo el hombre. Tena la actitud de una gallina preocupada, pero Colon estaba impresionado. Escasamente llegabas a comprender al hombre, de tan aristocrtico. No era tanto un habla como un bostezo modulado. -Soy Sir Reinaldo Cosido, curador de Bellas Artes, y estaba caminando por la Galerah Larga y oh, cielos, se llevaron el Ladino! El hombre miraba a dos caras en blanco.

-Metodia Ladino? -intent-. La batalla del Valle de Koom? Es una obra de arte inapreciable! Colon alz su estmago. -Ah -dijo-, esto es serio. Mejor vamos a echarle una mirada. Quiero decir al local donde estaba ubicada. -Sh, sh, por supuesto -dijo Sir Reinaldo-. Vengan por aquh. Estoy dado a comprender que la Guardia modernah puede saber mucho simplemente mirando el lugar donde estabah ubicada la cosa, no es as? -S, como ya no est? -dijo Nobby-. Oh, sh. Somos buenos en eso. -Eh s, bastante -dijo Sir Reinaldo-. Vengan por aquh. Los vigilantes lo siguieron. Haban entrado antes al museo, por supuesto. La mayora de los ciudadanos lo haban hecho, en esos das en no se presentaba nada mejor que hacer. Bajo el gobierno de Lord Vetinari haba alojado menos exhibiciones modernas, ya que su seora tena opiniones, pero un plcido paseo entre las tapiceras antiguas y las bastante marrones y polvorientas pinturas era una forma placentera de pasar una tarde. Adems, siempre era agradable mirar las pinturas de grandes mujeres rosadas sin nada de ropa. Nobby estaba teniendo un problema. -Eh, sarge, que est pasando? -susurr-. El tipo suena como si estuviera bostezando todo el tiempo. Qu es una galleh-riah? -Una galera, Nobby. As es como habla la clase alta, eso es. -Apenas puedo comprenderlo! -Muestra su categora, Nobby. No sera muy bueno si la gente como t lo comprendiera, verdad? -Buen punto, sarge -concedi Nobby-. No haba pensado en eso. -Encontr que haba desaparecido esta maana, seor? -dijo Colon, mientras segua al curador a una galera an sembrada de escaleras y protectores de polvo. -Sh, ciertamente! -De manera que fue robada anoche? Sir Reinaldo dud. -Estee no necesariamenteh, me temo. Hemos estadoh reformando la Galerah Larga. La pintura erah demasiado grande para moverla, por supuestoh, as que la cubrimos con protectores de polvo desde el mes pasadoh. Pero cuando los retiramos esta maanah, estabah slo el marco. Observe! El Ladino ocupaba -ms bien, haba ocupado- un marco de unos diez pies de alto por cincuenta de largo, el cual estaba bastante cercano a ser una obra de arte por derecho propio. Todava estaba all, enmarcando nada ms que revoque desparejo y polvoriento. -Supongo que algn coleccionista rico lo tiene ahorah -gimi Sir Reinaldo-. Pero cmo puede mantenerlo en secretoh? El lienzo es una de las ms reconocibles pinturas en el mundo! Cada persona civilizada en el mundo lo ubicara en un instanteh! -A qu se parece? -dijo Fred Colon. Sir Reinaldo llev a cabo la reduccin de suposiciones que era la respuesta normal a cualquier conversacin con un Excelente de Ankh-Morpork. -Probablemente pueda encontrar una copiah -dijo dbilmente-. Pero el original tiene cincuenta pies de largoh! Nunca lo ha vistoh? -Bien, recuerdo que me trajeron a verlo cuando era un chiquillo, pero es un poco largo, realmente. En realidad, no hay manera en que puedas verlo. Quiero decir, para cuando llegaste al final, te has olvidado de lo que pasaba al principio. -Desgraciadamente, es una lamentable verdad, sargentoh -dijo Sir Reinaldo-. Y lo que es ms irritante es que el punto central de la reformah fue construir una habitacin

circular especial para poner el Ladino. Su ideah, usted sabe, fue que el espectador estuviera completamente envuelto por el mural y se sintiera dentro de la accin, como aquh. Usted estara en Valle de Koom! l lo llam arte panoscpico. Diga lo que quiera sobre el inters corrienteh, pero los visitantes extras habran hecho posible mostrar la pinturah como creemos que se debe mostrar. Y ahora estoh! -Si la iban a cambiar de lugar, por qu no la tomaron y la pusieron en algn lindo lugar seguro, seor? -Quiere decir enrollarlah? -dijo Sir Reinaldo, horrorizado-. Eso podra causar muchos daos. Oh, qu horror! No, tenamos un cuidadosamente planeado ejercicio para la semanah prximah, a realizar con suprema diligenciah -tembl-. Cuando pienso en alguien quitndolo del marco me siento tan dbil -Eh, esto debe ser una prueba, sarge! -dijo Nobby, que haba regresado a su actividad habitual de deambular y empujar las cosas para ver si tenan algo de valor-. Mira, alguien dej aqu un montn de vieja y apestosa basura! Haba cruzado hasta un pedestal que, en efecto, pareca un alto montn de harapos. -No lo toque, por favor! -dijo Sir Reinaldo, apurado- Eso es No Me Hablen De Los Lunes! Es el trabajo ms controvertido de Danielarina Buchona! No ha movido nada, verdad? -aadi nerviosamente-. Literalmente no tiene precio y ella tiene una lengua muy filosah! -Es slo un montn de basura vieja -protest Nobby, retrocediendo. -El arte es mayor que la mera suma de sus componentes mecnicos, cabo -dijo el curador-. Seguramenteh usted no dira que Tres Grandes Mujeres Rosadas y Un Pedazo de Gasa, de Caravati, es slo, ejem, un montn de pigmentos viejos? -Qu hay acerca de esto? -dijo Nobby, sealando al pedestal adyacente-. Es slo una gran estaca con un clavo! Es arte, tambin? -Libertad? Si estuviera en el mercado, probablementeh llegara a los treinta mil dlares -dijo Sir Reinaldo. -Por un pedazo de madera con un clavo? -dijo Fred Colon-. Quin lo hizo? -Despus de ver No Me Hablen De Los Lunes, Lord Vetinari graciosamente hizo clavar a la Sra. Buchona a esta estacah por la orejah -dijo Sir Reinaldo-. Ella logr liberarse por la tardeh. -Apuesto a que estaba furiosa! -dijo Nobby. -No despus de que gan varios premios por esto. Creo que est planificandoh clavarse a s misma a otras varias cosas. Puede ser una exhibicin muy excitanteh. -Dgame entonces, seor -dijo Nobby cooperativamente-, por qu no deja ese viejo marco donde est y le da un nuevo nombre, como Arte Robado? -No -dijo Sir Reinaldo framente-. Sera una tonterah. Sacudiendo la cabeza ante los caminos del mundo, Fred Colon camin hasta la pared tan cruelmente, o cruelmenteh, desnudada de su cubierta. La pintura haba sido cortada rudamente del marco. El Sargento Colon no era un pensador de alta velocidad, pero ese punto lo golpe como algo extrao. Si tienes un mes para afanar la pintura, por qu estropear el trabajo? Fred tena el punto de vista de un polica sobre la humanidad, que difera en algunos aspectos de el del curador. Nunca digas que esta gente no hara algo, no importa lo extrao que fuera. Probablemente haba all afuera algunos locos ricos que compraran la pintura, aunque significase verla slo en la privacidad de su propia mansin. La gente poda ser as. En efecto, saber que se era su gran secreto, probablemente les produjera un delicioso estremecimiento en su interior. Pero los ladrones haban recortado la pintura como si no les importase venderla. Haba varias pulgadas rasgadas a lo largo de Un momento

Fred se ech para atrs. Una Pista. Ah estaba, justo ah. Fred tena un delicioso estremecimiento en su interior. -Esta pintura -declar-, esta pintura esta pintura que no est aqu, quiero decir, obviamente fue robada por un troll. -Mis dioses, como puede decirloh? -dijo Sir Reinaldo. -Estoy muy complacido de que me haya hecho usted esta pregunta, seor -dijo Fred Colon, que lo estaba-. Ver, he detectado que la parte alta del murial fue cortada verdaderamente cerca del marco -seal-. Ahora, un troll sera capaz fcilmente de alcanzar all arriba con su cuchillo, y de cortar por el borde del marco arriba, y bajar un poco por cada lado, ve? Pero un troll promedio no se dobla muy bien, de modo que cuando fue a cortar abajo, hizo algo de confusin y dej todo desigual. Adems, slo un troll puede cargarla. Una alfombra de escalera es bastante mala, y un murial arrollado debe ser un montn peor que eso! Estaba resplandeciente. -Bien hecho, sargento! -dijo el curador. -Bien pensado, Fred -dijo Nobby. -Gracias, cabo -dijo generosamente Fred Colon. -O pueden haber sido un par de enanos con una escalera -sigui Nobby alegremente-. Los decoradores han dejado algunas atrs. Estn por todos lados. Colon suspir. -Vers, Nobby -dijo-, son los comentarios como se, hechos delante de un miembro del pblico, la razn por la cual soy un sargento y t no. Si fueron enanos, hubieran sido eficientes todo alrededor, obviamente. Est este lugar cerrado con llave por la noche, Sr. Sir Reinaldo? -Desde luego! No slo con llave, sino con barrotes! El Viejo John es meticuloso con esoh. Y l vive en el tico, as que puede hacer una fortalezah de este lugar. -Es se el cuidador? -dijo Fred-. Necesitaremos hablar con l. -Ciertamenteh, pueden hacerloh -dijo Sir Reinaldo nerviosamente-. Ahora, creo que tengo algunos detalles acerca de las pinturas en el almacn. Se apresur hacia una pequea puerta. -Me pregunto cmo lo sacaron -dijo Nobby, cuando estuvieron solos. -Quin dice que lo sacaron? -dijo Fred Colon-. Un sitio grande como ste, lleno de ticos y stanos y esquinas extraas, bien, por qu no esconderlo y esperar un poco? Entras como cliente un da, te escondes debajo de una sbana, tomas el murial en la noche, lo escondes en algn lado, y sales con los clientes al otro da. Simple, eh? -sonri ampliamente a Nobby-. Tienes que sobrepasar a la mente criminal, ves? -O pueden simplemente tirar abajo una puerta y salir con el murial en medio de la noche -dijo Nobby-. Por qu complicarse con un plan astuto cuando uno simple funcionar? Fred suspir. -Puedo ver que este caso va a ser complicado, Nobby. -Deberas preguntarle a Vimes si podemos tenerlo nosotros, entonces -dijo Nobby-. Quiero decir, ya conocemos los hechos, verdad? Colgando en el aire, sin pronunciar, estaba: Dnde quieres estar en los prximos das? Ah afuera, donde estn las hachas y los garrotes y parece que van a volar, o aqu adentro investigando todos los ticos y los stanos muy, muy cuidadosamente? Pinsalo. Y esto no es ser cobarde, correcto? Porque un murial famoso como ste es seguramente parte de nuestra herencia nacional, verdad? An si es slo la pintura de un montn de enanos y trolls peleando.

-Pienso hacer un informe adecuado y sugerir al Sr. Vimes que tal vez debamos manejar nosotros este caso -dijo lentamente Fred Colon-. Necesita la atencin de oficiales maduros. Sabes mucho de arte, Nobby? -Si es necesario, sarge. -Oh, vamos, Nobby! -Qu? Tawneee dice que lo que ella hace es Arte, sarge. Y ella usa ms ropas que un montn de las mujeres en las paredes de por aqu, as que, por qu ser arrogantes al respecto? -S, pero -Fred Colon vacil aqu. En su corazn, l saba que girar arriba y abajo alrededor de un poste usando como vestido un hilo dental, definitivamente no era Arte, y ser pintada yaciendo en una cama vistiendo nada ms que una sonrisa y un puado de uvas era Arte, bueno y slido, pero poner tu dedo en porqu las cosas eran as, era algo difcil. -No hay urnas -dijo al fin. -Qu urnas -dijo Nobby. -Las mujeres desnudas son Arte solo si hay una urna -dijo Fred Colon. Esto le sonaba algo dbil hasta a l, de manera que aadi-, o un pedestal. Si estn los dos es mejor, por supuesto. Es un signo secreto, ves?, que ellos ponen ah para decir que es Arte y est bien mirarlo. -Y qu hay de una planta en una maceta? -Est bien si hay una urna. -Y qu pasa si no hay urnas, ni pedestales, ni plantas en maceta? -dijo Nobby. -Tienes alguna en mente, Nobby? -dijo Colon con sospecha. -S, la Diosa Anoia[5] surgiendo de los Cubiertos -dijo Nobby-. La tienen aqu. Est pintada por un tipo que tiene tres es en el nombre, a m me suena bastante artstico. -La cantidad de es es importante, Nobby -dijo con gravedad el Sargento Colon-, pero en estas situaciones debes preguntarte: dnde est el querubn? Si hay un nio pequeito, gordo y rosa, sosteniendo un espejo o un abanico o algo similar, entonces todava est bien. Aun si est sonriendo. Obviamente no puede haber urnas en todos lados. -Est bien, pero suponiendo -comenz Nobby. La puerta distante se abri, y Sir Reinaldo vino, apurado, cruzando el piso de mrmol con un libro bajo el brazo. -Eh, me temo que no hay una copia de la pinturah -dijo-. Claramenteh, una copia que le haga justicia debe ser bastante difcil de hacer. Pero, ejem, este tratadoh, bastante sensacionalistah, tiene al menos muchos bocetos detallados. En estos das todo visitante parece tener una copia, por supuestoh. Saban que pueden identificarseh ms de dos mil cuatrocientos noventa enanos y trolls individuales por las marcas en la armadurah o en el cuerpo, en la pintura original? Esto dej a Ladino bastante loco, pobre tipoh. Le llev diecisis aos terminarlah! -Eso no es nada -dijo Nobby, contento-. Fred no ha terminado todava de pintar la cocina, y comenz hace veinte aos. -Gracias por eso, Nobby -dijo Colon framente. Tom el libro de manos del curador. El ttulo era Codex del Valle de Koom-. Qu tan loco? -dijo. -Bien, descuid el resto de su trabajo, usted veh. Estaba mudando constantemente de alojamientoh porque no poda pagar el alquiler y tena que llevar ese lienzo colosal con l. Imagneseh! Tena que mendigar pinturas por la calle, lo cual le llevaba un montn de tiempo, ya que no hay mucha gente que lleve un tubo de Marrn Siena encimah. Deca que le hablaba, tambin. Encontrar todo aquh. Bastante dramatizado, me temoh. -La pintura le hablaba?

Sir Reinaldo puso una cara. -Creemos que eso quera decir. En realidad no sabemos. No tena ningn amigoh. Estaba convencido de que si iba a dormir por la noche se convertira en polloh. Se escriba a s mismo notas que decan No eres un pollo, aunque a veces pensaba que se estaba mintiendoh. La opinin general es que se concentraba tanto en la pintura que le dabah algn tipo de fiebre cerebral. Hacia el fin, estaba seguro de que estaba perdiendo su menteh. Deca que poda escuchar la batallah. -Usted cmo lo sabe, seor? -dijo Fred Colon-. Usted dijo que no tena amigos. -Ah, el incisivo talento de los policas! -dijo Sir Reinaldo, sonriendo-. l se escriba notas a s mismo, sargentoh. Todo el tiempoh. Cuando su ltima casera entr en su cuarto, encontr varios cientos de ellas, guardadas en viejas bolsas de alimento para pollos. Afortunadamenteh, ella no saba leer, y como tena la idea fija que su inquilino era algn tipo de genioh, y en consecuencia poda haber algo que ella pudiera vender, llam a una vecinah, una tal Srta. Adelina Alegremente, que pintaba acuarelahs, y la Srta. Alegremente llam a un amigo, que enmarcaba cuadros, que apresuradamente convoc a Efran Dowster, el notorio pintor paisajistah. Los estudiosos estn perplejos con las notas desde entonces, buscando algn acercamiento a la mente torturada del pobre hombreh. No estn en orden, sabe. Algunas son muy extraas. -Ms extraas que No eres un pollo? -dijo Fred. -S -dijo Sir Reinaldo-. Oh, est todo eso sobre voces, signos, fantasmas Tambin escribi su diario en pedazos de papel al azar, sabeh, y nunca dio ninguna indicacin tal como la fecha, o dnde estaba, para el caso de que los pollos lo hallasen. Y usaba un lenguaje muy cautelosoh, porque no quera que los pollos lo encontrasen. -Lo siento, pens que haba dicho que el pensaba que era un poll -comenz Colon. -Quin puede figurarse el proceso mental de un perturbadoh, sargento? -dijo Sir Reinaldo cansinamente. -Eh y hablan las pinturas? -dijo Nobby Nobbs-. Han sucedido cosas ms extraas, verdad? -Ah, ah, no -dijo Sir Reinaldo-. Al menos, no en mi poca. Desde que este libro fue reimpreso, ha habido un guardia aqu durante las horas de visita y l dice que nunca escuch una palabra. Por cierto, esto ha fascinado siempre a la gente y siempre han habido historias acerca de tesoros escondidos all. Por eso el libro ha sido republicado. La gente ama los misteriohs, verdad? -Nosotros no -dijo Fred Colon. -Ni siquiera s quin es mister Ros -dijo Nobby, ojeando el Codex-. Vea, escuch algo sobre este libro. Mi amigo Dave, que maneja el negocio de estampas, dice que hay una historia sobre un enano, correcto, que apareci en ese pueblo cerca de Valle de Koom, ms de dos semanas despus de la batalla, y l estaba todo herido, porque haba sido emboscado por los trolls, y muerto de hambre, cierto, y nadie saba mucho enans, pero era como si l quisiera que lo siguieran y l segua diciendo esa palabra, y al fin era en enans, por tesoro, cierto, slo que cuando lo siguieron al valle, cierto, l muri en el camino, y nunca hallaron nada y entonces este tipo artista encontr una cosa en Valle de Koom y escondi el lugar donde lo encontr en esta pintura, pero le daba bananas. Como si estuviera hechizada, dijo Dave. l dijo que el gobierno silenci todo. -S, pero tu compadre Dave dice que el gobierno siempre silencia cosas, Nobby -dijo Fred. -Bueno, eso hacen. -Excepto que l siempre consigue escuchar algo, y nunca ha sido silenciado -dijo Fred. -Yo s que te gusta apuntar el dedo de la burla, sarge, pero hay un montn de cosas en marcha de lo que no sabemos nada.

-Como cul, exactamente? -replic Colon-. Nmbrame una cosa que est pasando de la cual no sepas nada. No puedes, verdad? Sir Reinaldo se aclar la garganta. -sa es por cierto una de las teorahs -dijo, hablando cuidadosamente, como tenda a hacer la gente despus de escuchar el cruce de ideas del Fondo De Cerebros ColonNobbs-. Desafortunadamenteh, las notas de Metodia Ladino apoyan cualquier teora que uno pueda preferir. La popularidad actual de la pintura es, sospecho, porque el libro efectivamente revisa la vieja historia de que hay un enorme secreto escondido en la pinturah. -Eh? -dijo Fred Colon, animndose-. Qu clase de secreto? -No tengo ideah. El paisaje fue pintado con gran detalleh. Una seal hacia una caverna secreta, tal vez? Algo acerca del posicionamiento de alguno de los combatientes? Hay toda clase de teoras. Viene gente bastante extraah, con cintas de medicin y expresin de intenciones bastante preocupantes, pero no creo que hayan encontrado nunca nadah. -Tal vez uno de ellos lo afan? -sugiri Nobby. -Lo dudoh. Tienden a ser individuos bastante furtivos que traen sndwiches y un frasco y estn aqu todo el da. La clase de gente que ama los anagramas y los signos secretos y tienen pequeas teoras y granos. Probablemente inofensivos, excepto el uno al otro. Por otro lado, por qu robarloh? Nos gusta que la gente se interese en l. No creo que esa clase de persona quiera llevrsela a casah, porque es demasiado grande para meterla debajo de la camah, Saban que Ladino escribi que a veces, durante la noche, escuchaba gritos? El ruido de la batallah, uno se ve forzado a suponer. Tan triste. -No es algo que quisieras poner sobre la chimenea, entonces -dijo Fred Colon. -Precisamenteh, sargento. Aun si fuera posible tener una chimeneah de cincuenta pies de largo. -Gracias, seor. Otra cosa ms, sin embargo. Cuntas puertas tiene este lugar? -Tres -dijo Sir Reinaldo-. Pero dos estn siempre con llave. -Pero si el troll -o los enanos -dijo Nobby. -O, como mi joven colega seal, los enanos, intentasen salir -Grgolas -dijo orgullosamente Sir Reinaldo-. Dos que vigilan constantemente la puerta desde el edificio de enfrenteh, y una en cada una de las otras puertas. Y durante el da est el personal, por supuesto. -Puede sonar como una pregunta tonta, seor, pero ha buscado por todos lados? -He tenido al personal buscando toda la maana, sargento. Debe ser un rollo muy grande y muy pesado. El sitio est repleto de rincones extraos, pero el rollo debe ser muy obvio. Colon salud. -Gracias, seor. Vamos a mirar un poco por aqu, si no le importa. -S buscando urnas -dijo Nobby Nobbs. Vimes se acomod en su silla y mir a la maldita vampiro. Ella poda haber pasado por diecisis; era por cierto difcil de creer que no era mucho ms joven que Vimes. Tena el cabello corto, algo que Vimes no haba visto antes en un vampiro, y se vea, si no como un chico, s como una chica a quien no le molestaba pasar por uno. -Lamento el comentario all abajo -dijo l-. No ha sido una buena semana y est empeorando hora a hora. -No tiene por qu asustarse -dijo Sally-. Si es de alguna ayuda, a m no me gusta esto ms que a usted. -No estoy asustado -dijo Vimes, cortante.

-Lo siento, Sr. Vimes. Usted huele a miedo. No demasiado -aadi Sally-. Slo un poco. Y su corazn est latiendo ms rpido. Lamento si lo he ofendido. Slo estoy intentando que se sienta cmodo. Vimes se recost. -No intente hacerme sentir cmodo, Srta. Von Jorobado -dijo-. Me pone nervioso cuando la gente hace eso. No es como si tuviera alguna posicin cmoda donde ponerme. Y tampoco haga comentarios sobre mi olor, gracias. Ah, y es Comandante Vimes, o seor, comprende? No seor Vimes. -Y yo preferira ser llamada Sally -dijo la vampiro. Se miraron el uno al otro, ambos conscientes de que esto no estaba saliendo bien, ambos inseguros de que pudieran hacerlo mejor. -As que Sally usted quiere ser una poli? -dijo Vimes. -Un polica? S. -Algn polica en su familia? -dijo Vimes. sta era una pregunta inicial estndar. Siempre ayudaba si ellos haban heredado alguna idea acerca de ser polica. -No, slo los muerde-gargantas -dijo Sally. Hubo otra pausa. Vimes suspir. -Mire, slo quiero saber una cosa -dijo-. Fueron John No-Soy-Un-Vampiro Smith y Doreen Guiando los que la metieron en esto? -No! -dijo Sally-. Yo me aproxim a ellos. Y, si le sirve de algo, no pens que fuese a haber toda esta conmocin, tampoco. Vimes se vea sorprendido. -Pero usted present la solicitud para unirse a nosotros -dijo. -Si, pero no veo por qu tiene que haber todo este inters! -No me culpe a m. Fue su Liga de la Templanza. -De verdad? Su lord Vetinari fue citado en el peridico -dijo Sally-. Toda esa cosa acerca de la no-discriminacin, siguiendo las mejores tradiciones de la Guardia. -Ja! -dijo Vimes-. Bien, es cierto que en lo que me concierne, un poli es un poli, pero las mejores tradiciones de la Guardia, Srta. Von Jorobado, mayormente consisten en encontrar un sitio fuera de la lluvia, gorronear comida, rondas de cerveza gratis en la trasera de las tabernas, y llevar siempre dos cuadernos. -Usted no me quiere, entonces? -dijo Sally-. Pens que necesitaba todos los reclutas que pudiera tener. Mire, probablemente soy ms fuerte que cualquiera de su nmina, excepto los trolls; soy bastante lista, no me molesta trabajar duro, y tengo excelente visin nocturna. Puedo ser til. Quiero ser til. -Puede convertirse en un murcilago? Lo mir conmocionada. -Qu? Qu clase de pregunta es sa para hacrmela a m? -Probablemente est entre las menos complicadas -dijo Vimes-. Por otro lado, puede ser til. Puede? -No. -Oh. Bien, no importa -Puedo volverme un montn de murcilagos -dijo Sally-. Uno es difcil de hacer, porque hay que lidiar con cambios en la masa corporal, y no lo puedes hacer si has sido Reformado durante un tiempo. De todas formas, me da dolor de cabeza. -Cul fue su ltimo trabajo? -No tena ninguno. Tocaba msica. Vimes resplandeci.

-De veras? Algunos de los muchachos han estado hablando de formar una banda de la Guardia. -Podran usar un cello? -Probablemente no. Vimes tamborile con los dedos en el escritorio. Bien, ella no haba saltado a su garganta todava, verdad? ste era el problema, por supuesto. Los vampiros estaban bien hasta el punto en que, sbitamente, no lo estaban. Pero, a decir verdad, justo ahora, tena que admitirlo: necesitaba a cualquiera capaz de pararse derecho y terminar una frase. Este maldito negocio estaba cobrando su peaje. l necesitaba hombres all afuera todo el tiempo, slo para mantener una tapa sobre las cosas. Oh, justo en este momento eran slo rias, y piedras arrojadas, y rotura de ventanas, y corridas, pero todas esas cosas se sumaban como copos de nieve en una avalancha. La gente necesitaba ver polis en una poca como sta. Les daban la ilusin de que el mundo entero no se haba vuelto demente. Y la Liga de la Templanza estaba bastante bien y apoyaba a sus miembros. Estaba interesada en que nadie los encontrase parados en un dormitorio extrao con una embarazosa sensacin de estar llenos. Ellos la vigilaban -No hay lugar para pasajeros en la Guardia -dijo-. Estamos demasiado presionados justo ahora para darle nada ms que lo que es hilarantemente conocido como entrenamientoen-el-trabajo, pero usted estar en las calles desde el primer da Eh, cmo est con esa cosa de la luz del da? -Estoy bien con mangas largas y sombrero de ala ancha. De todas maneras, llevo mi equipo. Vimes asinti. Una pequea pala y un cepillo, una ampolla de sangre animal, y una tarjeta diciendo: Auxilio, me he derrumbado y no puedo levantarme Por favor, brrame en un montn y rompa la ampolla. Soy un Listn Negro y no le har dao. Gracias por adelantado. Sus dedos tabalearon otra vez sobre el escritorio. Ella le devolvi la mirada. -Est bien, est adentro -dijo Vimes por fin-. A prueba, para comenzar. Todos empiezan as. Complete el papeleo con la Sargento Pequeotrasero abajo, reprtese al Sargento Detritus para su equipo y lectura de orientacin, y trate de no rer. Y ahora que tiene lo que quera, y esto no es oficial cunteme por qu. -Perdn? -dijo Sally. -Un vampiro que quiere ser poli? -dijo Vimes, echndose hacia atrs en la silla-. No puedo hacer que encaje, Sally. -Pienso que puede ser un trabajo interesante, al aire libre, que puede ofrecer oportunidades de ayudar a la gente, Comandante Vimes. -Humm -dijo Vimes-. Si puedes decir eso sin sonrer, puedes llegar a ser un poli, despus de todo. Bienvenida al trabajo, agente interina. Espero que tengas Portazo. El capitn Zanahoria dio dos pasos dentro del cuarto, vio a Sally y vacil. -La agente interina von Jorobado acaba de unrsenos, capitn -dijo Vimes. -Eh bien hola, seorita -dijo Zanahoria rpidamente, y se gir hacia Vimes-. Seor, alguien asesin a Aplastajamones!

Los Excelentes de Ankh-Morpork volvan paseando hacia el Yard. -Lo que yo habra hecho -dijo Nobby-, es cortar la pintura en trozos pequeos, digamos, de unas pocas pulgadas? -Eso es con diamantes, Nobby. As es como te libras de diamantes robados. -Est bien, entonces, qu piensas de esto? Cortas el murial en trozos del tamao de pinturas ordinarias, bien? Entonces pintas una pintura del otro lado de cada uno, y los pones en marcos, y los dejas por el lugar. Nadie notar las pinturas extras, correcto? Entonces te puedes ir y afanarlas cuando la excitacin haya pasado. -Y cmo las sacars, Nobby? -Bueno, primero buscas algo de cola y un palo realmente largo, y Fred Colon sacudi la cabeza. -No me puedo imaginar que eso suceda, Nobby. -Bien, entonces buscas pintura del mismo color de la pared, y pegas la pintura a la pared en algn lugar en que quepa, y la pintas por encima con tu pintura de paredes, as se ve como la pared. -Tienes algn trozo conveniente de pared en mente, Nobby? -Qu tal adentro del marco que aun est ah, sarge? -Condenado infierno, Nobby, eso es ingenioso -dijo Fred, detenindose de golpe. -Gracias, sarge. Eso significa mucho, viniendo de ti. -Pero todava tienes que sacarlo de adentro, Nobby. -Recuerdas todas esas sbanas para el polvo, sarge? Apuesto a que en unas pocas semanas un par de tipos en mameluco sern capaces de salir caminando con un gran rollo blanco debajo del brazo, y nadie pensar dos veces en eso, porque todos pensarn que el murial ha sido afanado semanas atrs. Hubo unos momentos de silencio antes que el Sargento Colon dijera, en voz muy baja: -Es una mente muy peligrosa la que tienes all, Nobby. Muy peligrosa, efectivamente. Y cmo llevas afuera la nueva pintura, pensaste? -Oh, eso es fcil -dijo Nobby-. Y s dnde obtener unos mamelucos de pintor, tambin. -Nobby! -dijo Fred, conmocionado. -Est bien, sarge. No puedes condenar a un hombre por soar, creo. -Esto puede darnos mrito, Nobby. Y podemos tener algo ahora. -Ests jugando en el agua otra vez, sarge? -Puedes rer, Nobby, pero slo tienes que mirar alrededor -dijo Fred pesimista-. Ahora son slo bandas peleando, pero se va a poner peor, anota mis palabras. Toda esta pelea acerca de algo que sucedi hace miles de aos! No s por qu no se vuelven al lugar de donde vinieron si quieren hacerlo! -La mayora de ellos proviene de aqu ahora -dijo Nobby. Fred gru su desdn por un mero hecho de geografa. -Guerra, Nobby. Ja! Para que sirve? -dijo. -No s, sarge. Liberar a los esclavos, tal vez? -Absol de acuerdo, est bien. -Defenderte de un agresor totalitario? -Muy bien, te acepto eso, pero -Salvar a la civilizacin de una hora de? -No har ningn bien en el largo plazo, es lo que estoy diciendo, Nobby, si escuchases por cinco segundos seguidos -dijo Colon. -S, pero en el largo plazo, qu lo hace, sarge? -Dilo otra vez, prestando atencin a cada palabra -dijo Vimes.

-Est muerto, seor. Aplastajamones est muerto. Los enanos estn seguros de eso. Vimes mir a su capitn. Despus mir a Sally y dijo: -Te di una orden, Agente Interina Jorobado. Ve y alstate! -Cuando la chica hubo salido, dijo-: Espero que ests seguro acerca de esto, capitn -Se est extendiendo entre los enanos como, como -comenz Zanahoria. -Alcohol? -sugiri Vimes. -Muy rpido -concedi Zanahoria-. Anoche, dicen. Un troll entr a su local en Calle Melaza y lo golpe hasta matarlo. Escuch a algunos de los muchachos hablando de eso. -Zanahoria, no deberamos saber si algo como eso ha sucedido? -dijo Vimes, pero en el teatro de su mente Angua y Fred Colon repetan sus profecas a lo Casandra. Los enanos saban algo. Los enanos estaban preocupados. -No lo sabemos, seor? -dijo Zanahoria-. Quiero decir, yo se lo he dicho. -Lo que digo es, por qu no est su gente gritando por las calles? Asesinato poltico y el resto de esas cosas? No deberan estar reclamando por el sangriento asesinato? Quin te lo dijo? -Agente Doblahierro y Cabo Fundeanillos, seor. Son muchachos slidos. Fundeanillos ascender pronto a Sargento. Eh hay algo mas, seor. Pregunt por qu no lo habamos odo oficialmente, y Doblahierro dijo esto no le va a gustar, seor dijo que la Guardia no deba saberlo. -Zanahoria mir a Vimes detenidamente. Era difcil ver el cambio de expresin en el rostro del comandante, pero ciertos pequeos msculos se pusieron firmes. -Por orden de quin? -dijo Vimes. -Aparentemente de alguien llamado Ardiente. l es el intrprete, supongo que usted lo llamara as, de Aplastajamones. l dijo que es asunto de los enanos. -Pero esto es Ankh-Morpork, capitn. Y un asesinato es un Asesinato. -S, seor. -Y nosotros somos la Guardia de la Ciudad -continu Vimes-. As dice sobre la puerta. -En realidad, mayormente dice Los polis son machos de bar en este momento, pero tengo a alguien borrndolo -dijo Zanahoria-. Y -Eso significa que si alguien es asesinado, es nuestra responsabilidad -dijo Vimes. -S lo que quiere decir, seor -dijo con cuidado Zanahoria. -Lo sabe Vetinari? -No puedo imaginar que no lo sepa. -Tampoco yo -Vimes pens por un momento-. Que hay del Times? Hay una multitud de enanos trabajando all. -Me sorprendera que se lo pasen a los humanos, seor. Yo llegu a escucharlo porque soy enano y Fundeanillos realmente quiere ser sargento y francamente lo escuch por casualidad, pero dudo que los enanos impresores quieran mencionarlo al editor. -Ests dicindome, capitn, que los enanos en la Guardia mantendran en secreto un asesinato? Zanahoria se vea conmocionado. -Oh, no, seor! -Bien. -Ellos slo mantendran el secreto con los humanos. Lo siento, seor. Lo importante en este punto es no gritar, se dijo Vimes. No cmo le llamaban cabrearse? Trtalo como un ejercicio de aprendizaje. Encuentra por qu el mundo no es como t pensabas, ensambla los hechos, asimila la informacin, considera las implicaciones. Entonces te cabreas. Pero con precisin.

-Los enanos siempre han sido ciudadanos respetuosos de la ley, capitn -dijo-. Hasta pagan sus impuestos. De sbito piensan que est bien no informar de un posible asesinato? Zanahoria poda ver el reflejo acerado en los ojos de Vimes. -Bien, el hecho es -comenz. -S? -Mire, Aplastajamones es un enano profundo, seor. Quiero decir, realmente profundo. Odian venir a la superficie. Dicen que viven en el nivel del sub-sub-subsuelo -Ya lo s. Y? -Hasta dnde baja nuestra jurisdiccin, seor? -dijo Zanahoria. -Qu? Tan abajo como queramos! -Eh, eso significa en cualquier lugar, seor? Muchos de los enanos de aqu vienen de Cabezadecobre y Llamedos y Uberwald -dijo Zanahoria-. Estos lugares tienen leyes de superficie y leyes subterrneas. Yo s que no es lo mismo aqu, pero bien, as es como ellos ven el mundo. Y, desde luego, los enanos de Aplastajamones son todos profundos, y usted sabe lo que piensan los enanos normales de ellos. Estaban condenadamente cerca de adorarlos, pens Vimes, presionndose el puente de la nariz y cerrando los ojos. Esto se pona peor y peor. -Muy bien -dijo-. Pero esto es Ankh-Morpork y tenemos nuestras leyes. No puede hacer dao que verifiquemos el estado de salud del hermano Aplastajamones, cierto? Digamos que tenemos una buena razn para preguntar? S que es slo un rumor, pero si hay bastante gente creyendo un rumor como se no seremos capaces de ponerle fin. -Buena idea, seor. -Dile a Angua que la quiero en eso. Y Eglefino. Y Fundeanillos, puede ser. T vienes tambin, por supuesto. -Eh no es buena idea, seor. Sucede que s que muchos profundos estn nerviosos conmigo. Ellos creen que soy demasiado humano para ser un enano. -De veras? Seis pies y tres pulgadas en medias, pens Vimes. Adoptado y criado por enanos en una pequea mina en las montaas. Su nombre en enans es Kzad-bhat, que significa Golpea Cabezas. Tosi. -Por qu podran pensar as, me pregunto? -dijo. -Est bien, ya s que soy tcnicamente humano, seor, pero el tamao tradicionalmente nunca ha sido una definicin enanesca de enano. El grupo de Aplastajamones no est feliz conmigo, creo. -Lamento or eso. Llevar a Cheery, entonces. -Est loco, seor? Usted sabe lo que piensan sobre las enanas que admiten serlo. -Muy bien, entonces llevar al Sargento Detritus. Creern en l, verdad? -Podra decirse que es algo provocativo, seor -comenz Zanahoria, dudoso. -Detritus es un poli de Ankh-Morpork, capitn, al igual que t y yo -dijo Vimes-. Supongo que yo soy aceptable, verdad? -S, seor, por supuesto. Aunque creo que usted les preocupa. -De veras? Oh -Vimes dud-. Bueno, eso es bueno. Y Detritus es un oficial de la ley. Todava tenemos algunas leyes aqu. Y, por lo que a m concierne, llegan hasta abajo. Todo el camino hasta abajo. Una cosa malditamente estpida para decir, pens Vimes cinco minutos mas tarde, mientras caminaba por las calles a la cabeza de su pequeo grupo. Se maldijo a s mismo por haberlo dicho.

Los policas permanecan vivos mediante engaos. As es como funcionaba. Tenas tu Cuartel de la Guardia con las grandes luces azules afuera, y te asegurabas de que siempre hubiese robustos vigilantes visibles en los grandes sitios pblicos, y te pavoneabas por ah como si fueras el dueo del lugar. Pero no eras el dueo. Era todo humo y espejos. Ponas mgicamente un pequeo polica en la cabeza de cada uno. Te apoyabas en que la gente conoca las reglas. Pero la verdad era que cien personas bien armadas podan barrer con la Guardia, si saban lo que estaban haciendo. Una vez que algunos locos descubran que un poli desprevenido muere al igual que cualquiera, el encanto est roto. Los enanos de Aplastajamones no crean en la Guardia de la Ciudad? Esto poda volverse un problema. Tal vez traer a un troll con l era provocativo, pero Detritus era un ciudadano, los dioses los maldigan, al igual que cualquier otro. Si tu -Duddle-dum-duddle-dum-duddle-dum! Ah, s. No importa que tan mal estn las cosas, siempre hay espacio para que se pongan un poco peor Sac del bolsillo la elegante caja marrn y la abri. La cara de puntiagudas orejas de un pequeo diablillo verde lo miraba, con su nostlgica y desesperada sonrisa, la cual, en sus varias reencarnaciones, haba llegado a conocer y a temer. -Buenos Das, Inserte Nombre Aqu! Soy el Des-Organizador Mark Cinco, La Grosella [6]. Cmo puedo? -comenz, hablando rpido, de manera de poder decir tanto como pudiera antes de la inevitable interrupcin. -Jurara que te haba apagado -dijo Vimes. -Usted me amenaz con un martillo -dijo el diablillo, acusador, sacudiendo los delgados barrotes-. Eh, todos ustedes, l amenaz con un martillo a la tecnomancia de avanzada! -grit-. Ni siquiera ha llenado la tarjeta de registro! Por eso tengo que llamarlo Inserte Nomb! -Pens que usted quera librarse de esa cosa, seor -dijo Angua, cuando Vimes cerr la caja con un chasquido-. Pens que poda tener unaccidente. -Ja! -dijo una voz amortiguada desde la caja. -Sybil siempre me da una nueva -dijo Vimes, haciendo un gesto-. Una mejor. Pero s que la haba apagado. La tapa de la caja se abri. -Me despierto por las alarmas! -chill el diablillo-. Diez coma Cuarenta y Cinco Posar Para El Condenado Retrato! Vimes gru. El retrato con Sir Joshua. Iba a tener problemas por esto. Ya haba faltado a dos citas. Pero esta cosa enanesca era importante -No me siento capaz de ir -musit. -Entonces querra contratar el fcil-de-usar Servicio de Mensajera Integrada Narizazul [7]? -Qu es eso? -dijo Vimes, con profundas sospechas. La sucesin de Des-Organizadores que haba posedo haba probado, con bastante xito, que casi podan evitar los problemas que aparecan por poseer uno de ellos, en primer lugar. -Eh, bsicamente significa que voy corriendo con un mensaje a la torre de clacs ms cercana, muy rpido -dijo el diablillo esperanzadamente. -Y despus vuelves? -dijo Vimes, con esperanza creciente. -Absolutamente! -Gracias, pero no -dijo Vimes. -Qu tal un juego de Splong! , desarrollado especialmente para el Mark Cinco? -suplic el diablillo-. Tengo aqu los murcilagos. No? Tal vez prefiera el siempre

popular Acierte Mi Peso En Cerdos? O podra silbar una de sus canciones favoritas? Mi funcin iHUM me permite recordar hasta mil quinientos de sus -Podra intentar aprender a usarlo, seor -dijo Angua, mientras Vimes cerraba otra vez la tapa sobre la voz que protestaba. -Ya us uno -dijo Vimes. -Sip. Para trabar puerta -retumb Detritus, detrs de ellos. -Es que no me siento cmodo con la tecnomancia, correcto? -dijo Vimes-. Fin de la discusin. Eglefino, vaya de una corrida hasta el Callejn del Estanque de la Luna, por favor. Presente mis disculpas a Lady Sybil, que debe estar en el estudio de Sir Joshua. Dgale que lo siento mucho, pero ha aparecido esto y necesita un manejo cuidadoso. Bueno, esto es suficiente, pens, mientras segua adelante. Esto probablemente necesite un manejo ms cuidadoso que el que voy a darle. Bien, al infierno con eso. Se trata de algo que tienes que tratar con cuidado hasta averiguar si ha habido un asesinato. Calle Melaza era el tipo de rea que colonizaban los enanos al borde de las partes menos placenteras de la ciudad, pero no totalmente dentro de ellas. Tendas a notar los puestos avanzados enanos: un cuadriculado de ventanas testificaba que una casa de dos pisos se haba vuelto una de tres, aunque manteniendo exactamente la misma altura; un exceso de ponis tirando de carritos; y, por supuesto, toda la gente realmente baja, usando barbas y cascos era una prueba definitiva. Los enanos cavaban hondo, adems. Era una cosa enanesca. Aqu arriba, lejos del ro, probablemente podan llegar hasta el sub-subsuelo sin meterse hasta el cuello en el agua. Haba un montn de ellos afuera y circulando esta maana. No estaban particularmente enojados, hasta donde Vimes poda decir cuando el rea disponible entre las cejas y el bigote era de unas pocas pulgadas cuadradas, pero no era usual ver a los enanos caminando por ah. Tendan a estar en algn lado, trabajando duro, usualmente uno para otro. No, no estaban enojados, pero estaban preocupados. No necesitabas ver las caras para sentirlo. Los enanos, como un todo, no eran felices con los peridicos, se sentan con respecto a las noticias como un amante de las uvas respecto a las pasas de uva. Ellos obtenan sus noticias de otros enanos, para asegurarse que eran noticias frescas, llenas de personalidad, y sin duda crecan en ellas todo tipo de extras al ser relatadas. Esta multitud estaba esperando indecisa las noticias de lo que estaba ocurriendo para convertirse en una turba. Por ahora, la multitud se abri para dejarlos pasar. La presencia de Detritus caus una estela de murmullos, los cuales el troll ingeniosamente decidi no escuchar. -Siente eso? -dijo Angua, mientras caminaban por la calle-. A travs de los pies? -No tengo tus sentidos, sargento -dijo Vimes. -Es un constante tud, tud, subterrneo -dijo Angua-. Puedo sentir la calle sacudindose. Creo que es una bomba. -Bombeando ms stanos, tal vez? -dijo Vimes. Suena como un gran proyecto. Qu tan abajo pueden llegar?, se pregunt. Ankh-Morpork est construida mayormente encima de Ankh-Morpork, despus de todo. Aqu haba habido una ciudad desde siempre. No era slo una multitud al azar, cuando la mirabas de cerca. Haba una cola, a lo largo de la calle, movindose lentamente hacia una puerta lateral. Estaban esperando para ver a los grags. Por favor venga y diga las palabras de los muertos sobre mi padre Por favor aconsjeme en las ventas de mi comercio Por favor gueme en mis negocios

Estoy muy lejos de los huesos de mis abuelos, por favor aydeme a seguir siendo un enano No era momento para ser d'rkza. Hablando estrictamente, la mayora de los enanos de Ankh-Morpork eran d'rkza; significaba algo como no realmente enano. Ellos no vivan profundamente bajo tierra, ni salan slo por la noche, no cavaban buscando metales, dejaban a sus hijas mostrar al menos alguna seal de femineidad, tendan a ser un poco chapuceros cuando se trataba de alguna ceremonia. Pero el aroma de Valle de Koom estaba en el aire y no era el momento de ser enano en su mayor parte. De modo que prestabas atencin a los grags. Ellos te mantenan en el filn correcto. Y, hasta ahora, esto haba estado bien para Vimes. Hasta ahora, pens, los grags de la ciudad haban detenido a los que abogaban por el asesinato. Le gustaban los enanos. Hacan oficiales confiables, y tendan a ser naturalmente seguidores de la ley, al menos en ausencia de alcohol. Pero estaban todos mirndolo. Poda sentir la presin de sus miradas. Pararse a mirar a la gente era, desde luego, la industria lder de Ankh-Morpok. El sitio era exportador neto de miradas penetrantes. Pero stas eran del tipo equivocado. La calle se senta, no exactamente hostil, pero s extraa. Y sin embargo era una calle de Ankh-Morpork. Cmo poda l ser un extrao aqu? Tal vez no deba haber trado un troll, pens. Pero, adnde conduca eso? Elige tu propio poli de una lista? Dos enanos estaban de guardia afuera de la casa de Aplastajamones. Estaban armados ms pesadamente que el enano promedio, hasta donde eso era posible, pero probablemente eran los uniformes de cuero negro que vestan los que hacan el truco de mantener el humor apagado. Eso declaraba a los que los reconocan que estaban trabajando para enanos profundos y, como tales, participaban de un poco de la magia, man, imponencia o miedo que engendraban en el reincidente enano promedio. Comenzaron a echar a Vimes las miradas de todos los guardias en todas partes, la cual, sumariamente, es sta: la posicin supuesta es que ests muerto; slo mi paciencia est en el camino. Pero Vimes estaba preparado para eso. Al quinto infierno si te importaba era el nombre que haba usado para s mismo bastante a menudo. Respondi con la expresin distante de alguien que no haba notado los guardias. -Comandante Vimes, Guardia de la Ciudad -dijo, mostrando su insignia-. Necesito ver a Grag Aplastajamones inmediatamente. -l no ve a nadie -dijo uno de los guardias. -Oh. As que est muerto, entonces? -dijo Vimes. Sinti la respuesta. No tuvo que ver el pequeo asentimiento de Angua. Los enanos haban temido la pregunta, y estaban sudando. Para su escndalo y horror, y tambin un poco para su propia sorpresa, se sent en los escalones, entre ellos, y sac un paquete de cigarros baratos de su bolsillo. -No les voy a ofrecer uno, muchachos, porque s que no les permiten fumar estando de servicio -dijo, sociable-. Yo no se los permito a mis hombres. La nica razn por la que puedo seguir con esto es que nadie me echa, ja ja. -Sopl un chorro de humo azul-. Ahora bien, yo soy, como ustedes saben, la cabeza de la Guardia de la Ciudad. S? Ambos enanos, mirando directamente hacia delante, asintieron imperceptiblemente. -Bueno -dijo Vimes-. Y eso significa que ustedes, los dos, me estn impidiendo el cumplimiento de mi deber. Eso me da, ohhh, un completo rango de opciones. La primera en que estoy pensando es convocar al Agente Dorfl. l es un golem. Nada le impide a l el cumplimiento de su deber, pueden creerme. Ustedes estarn levantando trocitos de esa puerta durante semanas. Y, si yo fuera ustedes, no me pondra en su paso. Oh, y eso ser legal, lo cual significa que si alguien busca pelea, se pondr

realmente interesante. Miren, les estoy contando esto porque hice mi porcin de guardias durante aos, y hay ocasiones para buscar trabajos peligrosos y hay ocasiones -y sta, sugiero, es una de ellas- en que ir a preguntar a la gente de adentro qu deberan hacer ahora es una muy buena movida para su carrera. -No podemos dejar nuestro puesto -dijo un enano. -No se preocupen por eso -dijo Vimes, incorporndose-. Montar guardia por ustedes. -Usted no puede hacer eso! Vimes se inclin hacia la oreja del enano. -Soy el Comandante de la Guardia -sise, dejando de ser Sr. Amigable. Apunt a los adoquines-. sta es mi calle. Puedo pararme donde quiera. Ustedes estn parados en mi calle. Es una calle pblica. Eso significa que hay alrededor de una docena de cosas por las que puedo arrestarlos, en este momento. Eso puede causar problemas, es bastante cierto, pero ustedes caern en el medio. Mi consejo, de un guardia a otro, es saltar con elegancia y hablar con alguien ms alt ms lejos en la escala. Vio unos ojos preocupados que espiaban desde el sitio entre las extendidas cejas y el copioso mostacho y not las pequeas diferencias que l estaba aprendiendo a reconocer, y aadi: -Puede irse, seora. El enano martill en la puerta. La trampilla se abri. Susurros transpirados. La puerta se abri. El enano entr deprisa. La puerta se cerr. Vimes gir, tom posicin a un lado y se par en atencin, ligeramente ms teatral que lo necesario. Hubo uno o dos arranques de risa. Podan ser enanos, pero en Ankh-Morpork la gente siempre quera ver que pasara a continuacin. El guardia restante sise: -No tenemos permitido fumar en servicio! -Ohh, lo siento -dijo Vimes, y apag el cigarro, metindolo detrs de la oreja para ms tarde. Eso dio lugar a ms risitas. Dejmoslos rer, pens Vimes. Al menos no estn arrojando cosas. El brillo del sol disminuy. La multitud an permaneca. La Sargento Angua mir al cielo, con el rostro cuidadosamente en blanco. Detritus se haba instalado en la absoluta inmovilidad rocosa de un troll que justo en este momento no tiene nada que hacer. Slo Fundeanillos se vea inquieto. ste probablemente no era un buen momento ni lugar para ser un enano con una insignia, pens Vimes. Pero, por qu? Todo lo que hemos estado haciendo el ltimo par de semanas es tratar de evitar que dos grupos de idiotas se maten unos a otros. Y ahora esto. Esta maana iba en camino a costarle un tirn de oreja, pens, aunque en efecto Sybil nunca gritaba cuando le deca que fuera. Slo hablaba con tristeza, lo cual era mucho peor. El condenado retrato familiar, se era el problema. Pareca involucrar un horrible grupo de sesiones, pero era una tradicin de la familia de Sybil, y eso era todo. Era ms o menos el mismo retrato, cada generacin: el feliz grupo familiar, contra un panorama de sus ondulantes acres. Vimes no tena acres ondulantes, slo pies doloridos, pero como heredero de la riqueza Ramkin era, haba aprendido, tambin el propietario de Crundells, una inmensa y majestuosa casa en el campo. Todava no la haba visto. A Vimes no le importaba el campo, si se quedaba quieto y no lo atacaba, pero le gustaba el pavimento bajo sus pies y no le concerna ser pintado como alguna clase de terrateniente. Hasta ahora sus excusas para evitar las interminables sesiones haban sido razonables, pero eso iba a terminar

Pas ms tiempo. Algunos de los enanos de la multitud se fueron. Vimes no se movi, ni siquiera cuando escuch la trampilla de la puerta abrirse por un momento, para volver a cerrarse. Estaban tratando de esperarlo afuera. -Tcha-tcha-rumptiddle-tiddle-tiddle-tiddle-tchum-chum Sin mirar para abajo, manteniendo la estlida mirada-de-cien-millas de un guardia, Vimes sac el Des-Organizador de su bolsillo y lo levant hasta sus labios. -S que te desconect -gru. -Autoencendido Para Alarmas, recuerda? -dijo el diablillo. -Cmo hago para detenerte de hacer eso? -La forma correcta de las palabras est en el manual, Inserte Nombre Aqu -dijo el diablillo meticulosamente. -Adnde est el manual? -Usted lo tir -dijo el diablillo, con reproche-. Usted siempre lo hace. Por eso es que nunca usa los comandos correctos y por eso es que no hice vete a meter la cabeza en el culo de un pato ayer. Usted tiene una cita con Lord Vetinari en media hora. -Estar ocupado -murmur Vimes. -Querr que se lo recuerde dentro de diez minutos? -Dime, qu parte de meter tu cabeza en el culo de un pato no entendiste? -replic Vimes, hundiendo la cosa en su bolsillo. As, haba pasado media hora. Media hora era bastante. Esto iba en camino de ser drstico, pero l haba visto las miradas que los enanos estaban echando a Detritus. El rumor era un veneno malo. Mientras daba un paso adelante, listo para ir a convocar a Dorfl, y a todos los problemas que invadir este sitio conllevaban, la puerta se abri detrs de l. -Comandante Vimes? Puede entrar. Haba un enano en la entrada. Vimes slo pudo ver su figura en la sombra. Y por vez primera observ el smbolo dibujado con tiza en la pared, por sobre la puerta: un crculo, con una lnea horizontal atravesndolo. -La Sargento Angua me acompaar -dijo. El signo golpe a Vimes como algo vagamente desconcertante; pareca ser un sello de propiedad, bastante ms enftico que, por ejemplo, una plaquita diciendo Mon Repos. -El troll permanecer afuera -dijo rotundamente la figura. -El Sargento Detritus montar guardia, junto al Cabo Fundeanillos -dijo Vimes. Esta revisin de los hechos pareci pasar, sugiriendo que el enano probablemente saba mucho de hierro, pero nada de irona[8]. La puerta se abri ms, y Vimes dio un paso adentro. El vestbulo estaba desnudo, excepto por unas pocas cajas apiladas, y el aire ola a qu? Comida rancia. Viejas casas vacas. Cuartos sellados. Altillos. La casa completa es un altillo, pens Vimes. El tud-tud de abajo era realmente notable aqu. Era como el latido de un corazn. -Por este lado, por favor -dijo el enano, escoltando a Vimes y Angua a un cuarto lateral. Nuevamente, los nicos muebles eran ms cajas de madera y, aqu y all, algunas palas muy gastadas. -Nosotros no recibimos visitas a menudo. Por favor, sea paciente -dijo el enano, y sali. La llave hizo ruido en la cerradura. Vimes se sent en una caja. -Educado -dijo Angua. Vimes puso una mano en la oreja y seal con el pulgar al hmedo y descolorido yeso. Ella asinti, pero silabe con la boca la palabra cadver, sealando hacia abajo. -Segura? -pregunt Vimes.

Angua se toc la nariz. No puedes discutir con la nariz de un hombre lobo. Vimes se recost contra una caja ms grande. Esto era cmodo para un hombre que haba aprendido a dormir reclinado contra cualquier pared disponible. El yeso de la pared opuesta se estaba desmenuzando, verde de humedad y con polvorientas y viejas telas de araa colgando. Alguien, sin embargo, haba rayado un smbolo en ella, tan profundo que haban cado trozos de yeso. Era otro crculo, esta vez con dos lneas en diagonal cruzndolo. Haba algo de pasin aqu; no era lo que podas esperar de los enanos. -Usted lo est tomando muy bien, seor -dijo Angua-. Debe saber que es descortesa deliberada. -Ser mal educado no va contra la ley, sargento. -Vimes se ech el casco sobre los ojos y se acomod. Pequeos demonios! Jugando a fastidiarme con tonteras, eh? Tratando de darme cuerda, eh? No le cuenten a la Guardia, eh? En esta ciudad no hay reas prohibidas. Har que lo averigen. Oh, s. Haba ms y ms profundos en la ciudad en estos das, aunque muy raramente los veas fuera de las reas enanas. Aun all, en realidad no veas a ninguno como tal, slo veas sus polvorientas sillas de mano siendo transportadas a travs de la muchedumbre por otros cuatro enanos. No tienen ventanas; no hay nada afuera que un profundo pueda querer mirar. Los enanos de la ciudad los consideraban con temor, respeto y, hay que decirlo, un cierto embarazo, como a un honrado pero ligeramente ridculo pariente. Porque en algn lado, en la cabeza de cada enano de ciudad, haba una vocecita que deca: deberas vivir en una mina, deberas estar en las montaas, no deberas caminar bajo el cielo abierto, deberas ser un enano verdadero. En otras palabras, no deberas estar trabajando en la fbrica de pigmentos y tinturas de tu to en Hermanas Dolly. Sin embargo, ya que lo ests, al menos debes tratar de pensar como un enano apropiado. Y parte de eso significaba ser guiado por los profundos, los enanos de los enanos, que viven en cavernas a millas por debajo de la superficie y que jams ven el sol. En algn lugar abajo, en la oscuridad, estaba la verdadera enanidad. Ellos tenan el conocimiento, y ellos podan guiarte Vimes no tena problemas con todo eso. Tena tanto sentido como lo que crea la mayora de los humanos, y casi todos los enanos eran ciudadanos modelo, aunque en escala dos tercios. Pero decidir que un asesinato quede en familia?, pens Vimes. No en mi Guardia! Despus de diez minutos la puerta se abri y entr otro enano. Estaba vestido con lo que Vimes pens que era enano civil estndar, que significaba casco bsico, cuero, cota de malla y hacha de combate/pico de minero, pero llevando un garrote con puntas. Tambin llevaba una faja negra. Se vea nervioso. -Comandante Vimes! Qu puedo decir? Me disculpo por la manera en que ha sido tratado! Apuesto a que s. En voz alta, Vimes dijo: -Y quin es usted? -Mis disculpas nuevamente! Me llamo Cascoingenioso, y soy la palabra ms cercana es, tal vez, la cara diurna? Hago esas cosas que deben ser hechas por encima del suelo. Vengan a mi oficina, por favor! Sali al trote, dejando que lo siguieran. La oficina estaba abajo, en el stano de paredes de piedra. Se vea bastante confortable. Haba cajas y sacos apilados contra una pared. No hay mucha comida en las cavernas profundas, despus de todo; la vida simple para los enanos all abajo era posible por la

bastante complicada vida de un montn de enanos arriba. Cascoingenioso se vea como poco ms que un sirviente, asegurando que sus patrones fueran alimentados, aunque probablemente l pensaba que era bastante ms grande que eso. Una cortina en la esquina tal vez esconda una cama; los enanos no eran partidarios de la vida refinada. Haba un escritorio, cubierto de papeles. A su lado, sobre una mesita, haba un tablero octogonal, cubierto de pequeas piezas de juego. Vimes suspir. Odiaba los juegos. Hacan que el mundo se viera demasiado simple. -Oh, juega usted, comandante? -pregunt Cascoingenioso, con la mirada hambrienta de un verdadero entusiasta. Vimes conoca el tipo. Muestra un educado inters, y estars all toda la noche. -Lord Vetinari lo hace. Nunca me interes -dijo Vimes[9]-. Cascoingenioso no es un nombre enano comn. Est usted relacionado con los Cascoingenioso de Callejn del Sebo? Su intencin no era ms que una pequea rotura del hielo, sin controversias, pero bien poda haberlo insultado. Cascoingenioso mir hacia abajo y murmur: -Bien, s pero para un grag, an un novicio, toda la enanidad es su familia. No debera serrealmente no Vacil hasta el silencio y alguna otra parte de su cerebro se hizo cargo. Levant la vista alegremente. -Un caf, tal vez? Traer un poco. Vimes abri la boca para decir no, pero no lo hizo. Los enanos hacan buen caf, y un aroma se esparca desde la habitacin vecina. Adems, el nerviosismo que irradiaba de Cascoingenioso sugera que hoy haba estado bebiendo un montn. No haba dao en alentarlo a tomar ms. Era algo que les deca a sus oficiales: la gente se pone nerviosa con los polis, si el oficial conoce su negocio; y la gente nerviosa revela mucho ms. Mientras el enano sala mir ms en detalle la habitacin, y se fij en las palabras Codex del Valle de Koom en el lomo de un libro, medio escondido entre la papelera. Ese condenado valle otra vez, con rarezas aadidas. De hecho, Sybil haba comprado una copia, junto a la mayor parte de la poblacin lectora de la ciudad, y lo haba arrastrado a ver la desolada pintura de ese pobre hombre en el Museo Real de Arte. Una pintura con secretos? Oh, s? Y cmo vino un loco joven artista humano de haca cien aos a conocer el secreto de una batalla peleada miles de aos antes? Sybil deca que el libro afirmaba que l haba hallado alguna cosa en el campo de batalla pero que fue embrujado y las voces lo llevaron a creer que era un pollo. O algo as. Cuando Cascoingenioso trajo los jarros, con apenas un poco volcado sobre el escritorio, porque su mano temblaba, Vimes dijo: -Debo ver a Aplastajamones, seor. -Lo siento, eso no es posible. La respuesta sali plana y sin entonacin, como si el enano hubiera estado practicando. Pero hubo un parpadeo en sus ojos, y Vimes levant la mirada a una rejilla muy grande en la pared. En este momento, Angua tosi ligeramente. Muy bien, pens Vimes, hay alguien escuchando. -Sr. Casco ingenioso -dijo-, tengo razones para suponer que un serio crimen ha sido cometido en suelo de Ankh-Morpork. -Aadi-. O bajo l. De todos modos, en AnkhMorpork. Nuevamente, la extraa calma de Cascoingenioso lo delat. Tenan sus ojos una mirada acorralada. -Lamento escuchar eso. Cmo puedo ayudar a resolverlo? Oh, bueno, pens Vimes, dije que no me gustan los juegos.

-Mostrndome el cadver que tiene bajando esas escaleras -dijo. Estaba obscenamente satisfecho por la manera en que Cascoingenioso se desinfl. Tiempo de presionar Tom su insignia. -sta es mi autoridad, Sr. Cascoingenioso. Voy a inspeccionar este sitio. Preferira hacerlo con su permiso. El enano temblaba, de miedo o de ansiedad o, probablemente, de ambos. -Usted invadir nuestras propiedades? No puede hacerlo! La ley enana -Esto es Ankh-Morpork -dijo Vimes-. Todo el camino hacia arriba, todo el camino hacia abajo. El tema no es la invasin. Me est diciendo en realidad que no puedo inspeccionar un stano? Llveme con Aplastajamones o quien sea que est a cargo! Ahora! -Yo Yo rechazo su solicitud! -Eso no era una solicitud! Y ahora llegamos a nuestro pequeo Valle de Koom, pens Vimes, mientras miraba a los ojos a Cascoingenioso. No hay vuelta atrs. Ambos pensamos que estamos en lo cierto. Pero l est equivocado! Un movimiento lo hizo mirar hacia abajo. El tembloroso dedo de Cascoingenioso haba extendido el caf volcado en un crculo. Mientras Vimes miraba, el dedo del enano dibuj dos lneas a travs del crculo. Volvi a mirarlo a los ojos, salidos de la rbitas con ira, miedo y un toque de algo ms -Ah. Comandante Vimes, verdad? -dijo una figura en la entrada. Poda haber sido Lord Vetinari hablando. Era el mismo tono, indicando que te haba notado y eras, de alguna pequea manera, una lata necesaria. Pero vena de otro enano, presumiblemente, aunque vesta una capucha negra, rgida y con punta, que lo llevaba a la altura de un humano promedio. Por otro lado, estaba completamente cubierto, y sa era una buena eleccin de palabra, con escamas de cuero negro superpuestas, con apenas una estrecha ranura para los ojos. De no ser por la calma autoridad de su voz, la figura enfrente de Vimes poda ser confundida con una muy sombra decoracin de la Vigilia del Puerco. -Y usted es? -dijo Vimes. -Mi nombre es Ardiente, comandante. Cascoingenioso, ve a hacer tus tareas! Mientras la cara diurna se escabulla a gran velocidad, Vimes gir en su asiento y dej que su mano pasase por sobre el pegajoso smbolo, borrndolo. -Y usted quiere ser de ayuda, tambin? -dijo. -Si puedo -dijo el enano-. Por favor, sgame. Sera preferible que el sargento no lo acompae. -Por qu? -La razn es obvia -dijo Ardiente-. Ella es abiertamente hembra. -Que? Y entonces? La Sargento Angua es muy definitivamente no-enano -dijo Vimes-. No puede esperar que cada uno acepte sus reglas! -Por qu no? -dijo el enano-. Usted lo hace. Pero, podemos tan slo, juntos, por un momento, dirigirnos a mi oficina y discutir unos asuntos? -Estar bien, seor -dijo Angua-. Probablemente es el mejor modo. Vimes trat de relajarse. Saba que estaba levantando presin. Esos silenciosos guardias en la calle se la haban transmitido y la mirada que haba visto en Cascoingenioso necesitaba un poco de reflexin. Pero -No -dijo. -No har esa pequea concesin? -dijo Ardiente. -Ya he hecho varias, y grandes, crame -dijo Vimes. Los ojos escondidos debajo de la puntiaguda capucha lo miraron por unos segundos.

-Muy bien -dijo Ardiente-. Por favor, sganme. El enano se dio vuelta y abri una puerta detrs de l, entrando en un pequeo cuarto cuadrado. Les hizo seas de seguirlo y, cuando estuvieron adentro, movi una palanca. El cuarto se sacudi levemente y las paredes comenzaron a subir. -Esto es -comenz Ardiente. - un ascensor -dijo Vimes-. S, lo s. Vi uno cuando me reun con el Bajo Rey en Uberwald. Dejar caer el nombre no funcion. -El Bajo Rey no es respetado aqu -dijo Ardiente. -Pens que era el gobernante de todos los enanos -dijo Vimes. -Una equivocacin comn. Ah, ya llegamos! El ascensor par con una ligera sacudida. Vimes mir. Ankh-Morpork estaba construida sobre Ankh-Morpork. Todos lo saban. Haban construido con piedra haca diez mil aos. A medida que la inundacin anual del Ankh haba trado ms sedimentos, la ciudad haba crecido sobre sus paredes hasta que los altillos se convirtieron en stanos. Incluso al nivel de los stanos de hoy, se deca, un hombre con un zapapico y buen sentido de la orientacin, poda cruzar la ciudad abrindose camino a travs de las paredes subterrneas, a condicin de que pudiera respirar barro. Que haba sido este sitio? Un palacio? El templo de un dios que se haba borrado de la memoria de todos? Era un gran espacio, oscuro como el holln, pero haba un resplandor que alcanzaba a mostrar una hermosa bveda en el techo, arriba. Un extrao resplandor. -Vurms -dijo Ardiente-. De las profundas cavernas en las montaas alrededor de Llamedos. Las trajimos con nosotros y se cran muy rpido aqu. Encuentran su barro bastante nutritivo. Estoy seguro de que brillan ms, tambin. El brillo se movi. No iluminaba mucho, pero mostraba la forma de las cosas, y se diriga hacia el ascensor, fluyendo sobre el magnfico techo. -Se dirigen hacia el calor y el movimiento, an ahora -dijo el encapuchado enano. -Eh por qu? Ardiente ri suavemente. -En caso de que usted muera, comandante. Ellos creen que usted es una rata o un pequeo ciervo que ha cado en su caverna. El alimento es raro en las Profundidades. Cada aliento que usted exhala es comida. Y cuando eventualmente usted expire, ellos descendern. Son muy pacientes. No dejarn nada ms que huesos. -No tengo intenciones de expirar aqu -dijo Vimes. -Por supuesto que no. Sganme por favor -dijo Ardiente, dirigindolos a pasar por una gran puerta redonda. Haba ms del otro lado del cuarto, y varias enormes bocas de tneles. -Estamos muy abajo? -No mucho. Unos cuarenta pies. Somos buenos cavando. -En esta ciudad? -dijo Vimes-. Por qu no tratan de respirar bajo el agua? Y llamar a eso agua es rescatar lo mejor de eso. -Somos buenos en mantener afuera el agua, tambin. Desafortunadamente, parece que somos menos buenos en mantener afuera a Samuel Vimes. -El enano entr en un cuarto ms pequeo, con el techo lleno de brillantes vurms, y avanz hasta un par de sillas tamao enano. -Sintense. Puedo ofrecerles algn refresco? -No, gracias -dijo Vimes. Se sent cautelosamente sobre una silla que puso a sus rodillas casi a la altura de su barbilla. Ardiente se sent detrs de un pequeo escritorio

hecho con losas de piedra y, para sorpresa de Vimes, se descubri la cabeza. Se vea bastante joven, con una barba recortada -Hasta dnde llegan estos tneles? -No tengo el propsito de contrselo a usted -dijo Ardiente con voz tona. -De modo que estn ustedes socavando mi ciudad? -Oh, comandante! Usted ha visto las cavernas de Uberwald. Ha visto cmo pueden construir los enanos. Somos artesanos. No piense que su casa est por colapsar. -Pero ustedes no estn construyendo stanos! Estn haciendo minas! -dijo Vimes. -En cierto sentido. Diramos que estamos buscando huecos. Espacio, comandante, es lo que estamos buscando. S, estamos haciendo minera por agujeros. Aunque nuestros taladros han encontrado melaza profunda, como usted estar interesado en escuchar -No pueden hacer eso! -No podemos? Pero lo estamos haciendo, no obstante -dijo Ardiente, con calma. -Estn haciendo madrigueras bajo la propiedad de otras personas? -Los conejos hacen madrigueras, comandante. Nosotros cavamos. Despus de todo, hasta qu profundidad llega la propiedad? Y hasta qu altura? Vimes mir al enano. Con calma, pens. No puedes meterte con esto. Es demasiado grande. Es algo para que decida Vetinari. Qudate con lo que sabes. Qudate con lo que puedes manejar. -Estoy investigando el informe de una muerte -dijo. -S. Grag Aplastajamones. Un terrible infortunio -dijo Ardiente con una calma enfurecedora. -Escuch que fue una muerte violenta. -sa sera una buena descripcin. -Lo admite usted? -dijo Vimes. -Elegir suponer que usted quiere decir que admito que ha habido una muerte, comandante. S. La ha habido. Y nos estamos ocupando de ella. -Cmo? -Estamos discutiendo la designacin de un zadkrdga -dijo Ardiente, doblando las manos-. Significa uno que funde. Uno que busca el mineral puro de la verdad en la escoria de la confusin. -Discutiendo? Han sellado la escena del crimen? -El fundidor puede ordenarlo, comandante, pero ya sabemos que el crimen fue cometido por un troll. -El rostro de Ardiente tena una expresin de divertido desprecio que Vimes anhelaba eliminar. -Cmo lo saben? Hubo testigos? -No como tales. Pero un garrote troll fue hallado a un lado del cuerpo -dijo el enano. -Y eso es todo lo que tienen para seguir adelante? -Vimes se par-. Ya tuve bastante de esto. Sargento Angua! -Seor? -dijo Angua, a su lado. -Vamos. Inspeccionaremos la escena del crimen mientras quede alguna prueba para hallar! -Usted no tiene ningn asunto en las reas bajas! -salt Ardiente, levantndose. -Cmo me va a detener? -Cmo pasar por las puertas cerradas? -Cmo va a encontrar a quien mat a Aplastajamones? -Ya se lo dije, fue hallado un garrote de troll! -Y eso es todo? Encontramos un garrote, as que lo hizo un troll? Hay alguien que vaya a creerlo? Estn ustedes preparados a iniciar una guerra en mi ciudad por un

pedazo de sin sentido como se? Porque, y crame, eso es lo que va a suceder cuando esto vea la luz. Intntelo y lo arrestar! -Y as iniciar una guerra en su ciudad? -dijo Ardiente. Enano y hombre se miraron uno al otro, mientras contenan la respiracin. En el techo encima de ellos se congregaban los vurms, dndose un festn de saliva y clera. -Por qu querra alguien que no fuera un troll golpear al grag? -dijo Ardiente. -Bien! Usted est haciendo preguntas! -Vimes se inclin sobre el escritorio-. Si en realidad busca respuestas, abra esas puertas! -No! Usted no puede bajar aqu, Monitor de Pizarrn Vimes! El enano no podra haber puesto mas veneno en las palabras asesino de nios. Vimes lo mir. Monitor de Pizarrn. Bien, lo haba sido, en esa pequea escuela callejera, haca ms de cuarenta y cinco aos. Mam haba insistido, los dioses saban de dnde haba aparecido el penique diario que costaba, aunque la mayor parte de las veces Dama Unpoco se senta feliz de aceptar el pago en ropas usadas o lea, o, preferiblemente, gin. Nmeros, letras, pesos, medidas; no es lo que podas llamar una currcula rica. Vimes haba asistido durante nueve meses o algo as, hasta que las calles le demandaron aprender lecciones mucho ms duras y afiladas. Pero, por un tiempo, le haban confiado el manejo de las pizarras y la limpieza del pizarrn. Oh, el excitante poder de pavonearte con eso, cuando tienes seis aos! -Lo niega? -dijo Ardiente-. Destruye usted palabras escritas? Usted lo admiti ante el Bajo Rey de Uberwald. -Era una broma! -dijo Vimes. -Oh? Entonces lo niega? -Qu? No! l estaba impresionado por mis ttulos y simplemente dije ese para divertirme. -Entonces niega el crimen? -persisti Ardiente. -Crimen? Yo limpiaba el pizarrn para que se escribieran cosas nuevas! Cmo puede ser un crimen? -No le importaba adnde iban esas palabras? -dijo Ardiente. -Importarme? Era slo polvo de tiza! Ardiente suspir y se frot los ojos. -Una noche ocupada? -dijo Vimes. -Comandante, comprendo que usted era joven y puede no haber comprendido lo que estaba haciendo, pero debe entender que ante nosotros usted aparece como orgulloso de ser cmplice en el ms atroz de los crmenes: la destruccin de palabras! -Cmo? Borrar A de Ana es un crimen capital? -Uno que sera impensable para un verdadero enano -dijo Ardiente. -De veras? Pero tengo la confianza del Bajo Rey en persona -dijo Vimes. -As lo entiendo. Debajo nuestro hay seis venerables grags, comandante, y ante sus ojos el Bajo Rey y su casta se han desviado del verdadero filn. l es -Ardiente, nervioso, emiti un stacatto en enans, demasiado rpido para que Vimes lo entendiera, y tradujo-, flojo. Peligrosamente liberal. Superficial. Ha visto la luz. Ardiente lo estaba mirando detenidamente. Piensa rpido. Por lo que Vimes poda recordar, el Bajo Rey y su crculo haban sido unos tipos bastante correosos. Esta gente piensa que ellos son liberales sensibleros. -Flojo? -dijo. -En efecto. Lo invito, en consecuencia, a derivar de esa afirmacin algo de la naturaleza de aquellos a quienes sirvo abajo.

Ah, pens Vimes. Hay algo aqu. Slo una insinuacin. El amigo Ardiente es un pensador. -Cuando usted dice ha visto la luz, suena como si dijera corrompido -dijo. -Algo como eso, s. Mundos diferentes, comandante. Aqu abajo, sera poco sabio confiar en sus metforas. Mirar la luz es enceguecer. Sabe usted que en la oscuridad los ojos se abren ms? -Llveme a ver a esa gente abajo -dijo Vimes. -No lo escucharn. Ni siquiera lo mirarn. Ellos no tienen nada que hacer con el Mundo Arriba. Creen que es una clase de mal sueo. No me atrevo a contarles de sus peridicos, impresos cada da y descartados como basura. La conmocin podra matarlos. Pero los enanos inventaron la mquina impresora, pens Vimes. Obviamente eran la clase equivocada de enano. He visto a Cheery tirarlos en el cesto de papeles, tambin. Parece que todos los enanos son del tipo equivocado, eh? -Cul es exactamente su trabajo, Sr. Ardiente? -dijo Vimes. -Soy el jefe de enlace con el Mundo Arriba. El mayordomo, podra decir usted. -Pensaba que se era el trabajo de Cascoingenioso. -Cascoingenioso? l ordena las provisiones, pasa mis rdenes, paga a los mineros, todo eso. Las tareas, de hecho -dijo Ardiente desdeosamente-. Es un novicio y su trabajo es hacer lo que yo le digo. Yo soy quien habla por los grags. -Usted habla con los malos sueos en su representacin? -Puede ponerlo de esa manera, supongo. Ellos no permitirn que un orgulloso matapalabras se convierta en fundidor. La idea sera abominable. -Se miraron uno al otro. Otra vez terminbamos en Valle de Koom, se dijo Vimes. -Ellos no -Permiso para hacer una sugerencia? -dijo Angua en voz baja. Dos cabezas se volvieron. Dos bocas dijeron: -Bien? -El fundidor. El buscador de la verdad. Debe de ser un enano? -Por supuesto! -dijo Ardiente. -Entonces, qu tal el Capitn Zanahoria? l es un enano. -Sabemos de l. Es una anomala -dijo Ardiente-. Su afirmacin de enanidad est sujeta a debate. -Pero la mayora de los enanos en la ciudad lo aceptan como enano -dijo Angua-. Y es un polica, adems. Ardiente se dej caer en su asiento. -Para los enanos de aqu, s, es un enano. Sera inaceptable para los grags. -No hay ley enana que diga que un enano no puede ser de ms de seis pies de alto, seor. -Los grags son la ley, mujer -salt Ardiente-. Ellos interpretan leyes que vienen de decenas de miles de aos. -Bien, los nuestros no -dijo Vimes-. Pero un asesinato es un asesinato en cualquier lado. Las noticias saldrn. Usted ya tiene a los enanos y a los trolls cociendo a fuego lento, y esto los llevar a hervir. Quiere una guerra? -Con los trolls? Eso es -No, con la ciudad. Un sitio dentro de las murallas donde la ley no tiene efecto? Su seora no aceptar eso. -Usted no se atrevera! -Mreme a los ojos -dijo Vimes.

-Hay muchos ms enanos que vigilantes -dijo Ardiente, pero la expresin divertida haba volado. -De modo que usted me dice que la ley es slo cuestin de nmeros? -dijo Vimes-. Pensaba que ustedes, los enanos, prcticamente adoraban la idea de la ley. Es que todo se trata de nmeros? Alistar ms hombres, entonces. Tambin trolls. Son ciudadanos, al igual que yo. Est seguro de que cada enano est de su lado? Levantar los regimientos. Tendr que hacerlo. S cmo llevan las cosas en Llamedos y Uberwald, pero no ser as aqu. Una ley, Sr. Ardiente. Es lo que tenemos. Si yo permito que la gente d un portazo, tambin podra cerrar la Guardia. Vimes fue hacia la puerta. -sa es mi oferta. Ahora vuelvo al Yard -Espere! Ardiente se sent mirando al escritorio, golpeando con los dedos sobre l. -Yo no tengo supremaca aqu -dijo. -Djeme hablar con sus grags. Prometo no borrar palabras. -No. Ellos no hablarn con usted. No hablan con humanos. Estn esperando abajo. Conocen su llegada. Estn asustados. No creen en los humanos. -Por qu? -Porque ustedes no son enanos -dijo Ardiente-. Porque ustedes son una especie de sueo. Vimes puso sus manos sobre los hombros del enano. -Entonces vamos a bajar la escalera, donde podr hablar con ellos acerca de pesadillas -dijo-, y podr sealar cul soy yo. Hubo un largo silencio hasta que Ardiente dijo: -Muy bien. Esto es bajo protesta, comprende. -Ser feliz de tomar nota -dijo Vimes-. Gracias por su actitud cooperativa. Ardiente se par y sac de sus ropas un aro de complicadas llaves. Vimes intent llevar la cuenta del viaje, pero fue difcil. Haba giros y vueltas, en oscuros tneles, todos parecidos. No haba rastros de agua en ningn lado. Hasta dnde llegaban los tneles? Cunto hacia abajo? Cunto hacia fuera? Los enanos perforaban a travs del granito. Probablemente podan pasear a travs del barro del ro. De hecho, en la mayor parte de los lugares los enanos no haban cavado sino limpiado la casa, sacando el fango, haciendo tneles de un antiguo y goteante cuarto a otro. Y, de alguna manera, el agua se fue. Haba cosas resplandecientes, posiblemente mgicas, entrevistas en los oscuros arcos que pasaban. Y cnticos extraos. l saba enans, de la clase El hacha de mi ta est en tu cabeza, y eso no sonaba para nada parecido. Sonaba como palabras cortas entrechocando a muy alta velocidad. Y con cada vuelta senta que la furia retornaba. Estaban siendo conducidos en crculo, verdad?, sin otro motivo que provocar resentimiento. Ardiente continuaba adelante, dejando a Vimes equivocarse detrs, y ocasionalmente golpearse la cabeza. Su temperamento estaba burbujeando. Esto no era nada ms que una maldita calesita! A los enanos no les importaba la ley, no les importaba l, no les importaba el mundo de arriba. Cavaban bajo nuestra ciudad y no obedecan nuestras leyes! Haba habido un maldito asesinato. l lo admite! Por qu estoy en esta estpida comedia! Estaba pasando otra boca de tnel, pero sta tena un trozo de un tablero clavado a travs. Sac su espada, gritando: -Qu hay aqu abajo? -arranc el tablero y baj por el tnel, con Angua detrs.

-Es prudente esto, seor? -susurr ella, mientras l avanzaba. -No. Pero no voy a seguir al Sr. Ardiente -gru Vimes-. Te lo dije, otro tnel retorcido y volver aqu con una brigada pesada, sea poltico o no. -Clmese, seor! -Bien, cada cosa que hace o dice es un insulto! Me hace hervir la sangre! -dijo Vimes, dando zancadas hacia delante e ignorando los gritos de Ardiente detrs de l. -Hay una puerta delante, seor! -Est bien, no estoy ciego! Solo medio ciego! -grit Vimes. Lleg a la puerta. Era grande y redonda, con una rueda en el centro, y runas enanas trazadas con tiza sobre ella. -Puede leerlas, sargento? -Eh Peligro Mortal! Inundacin! No entrar! -dijo Angua-. Ms o menos, seor. Son puertas de presin. Las he visto antes, usadas en otras minas. -Cerradas con cadenas, adems -dijo Vimes, acercndose-. Se ve como hierro slido Ay! -Seor? -Me cort la mano con un clavo! -Vimes meti la mano en un bolsillo, donde sin fallar Sybil se ocupaba diariamente de que hubiera un pauelo limpio. -Un clavo en una puerta de hierro, seor? -dijo Angua, mirando ms de cerca. -Un remache, entonces. No puedo ver nada en esta oscuridad. Por qu ellos? -Deben seguirme. Esto es una mina! Hay peligros! -dijo Ardiente, alcanzndolos. -An se inundan? -dijo Vimes. -Eso es lo esperado! Sabemos cmo manejarlo! Ahora, permanezcan cerca de m! -Estara ms inclinado a hacerlo, seor, si pensase que estamos tomando una ruta directa! -dijo Vimes-. De otra manera puedo buscar atajos! -Estamos cerca, comandante -dijo Ardiente, caminando-. Cerca de aqu! Sin objetivos ni esperanzas, el troll vagaba Su nombre era Ladrillo, aunque en ese momento no poda recordarlo. La cabeza le dola. Realmente dola. Chicharrn lo hizo. Qu es lo que decan siempre? Cuando te hundiste hasta donde ests, cocinando Chicharrn, ests tan abajo que hasta las cucarachas tienen que agacharse para escupirte. Anoche qu pas? Qu parte haba visto, qu parte haba hecho, qu parte era verdad en esa caldera que era su mente, que lata caliente? La parte con el elefante lanudo gigante, probablemente no era cierta. Estaba bastante seguro de que no haba ningn elefante gigante lanudo en esta ciudad, porque si hubiera alguno, lo habra visto antes, y habra tortas gigantes humeando en las calles, no podras evitarlas Lo llamaban Ladrillo porque haba nacido en la ciudad, y los trolls, por estar hechos de roca metamrfica, solan tomar la naturaleza de las rocas locales. Su pellejo era de color naranja sucio, con una red de lneas horizontales y verticales; si Ladrillo se paraba cerca de una pared, era difcil verlo. Pero la mayora de la gente no vea a Ladrillo de ninguna manera. Era la clase de persona cuya mera existencia es un insulto a toda la gente decente, en su opinin. Mina con enanos, era real? Vas y encuentras un lugar para echarte y mirar las lindas figuritas, y de golpe ests en un hoyo de enanos? Eso no poda ser real! Slo decan en la calle que algn troll haba entrado en un hoyo de enanos, sp, y todos buscaban a ese troll, y no para estrecharle la mano Decan que la Breccia lo buscaba, y por el sonido no estaban contentos. No contento porque algn enano que haba puesto malas palabras en los clanes fue desactivado por un troll? Estaban locos? En realidad no

importaba si estaban locos o no. Porque tenan formas de hacer preguntas que no curaban por meses. Mejor estar fuera del camino. Por otro lado un enano no distinguira a un troll de otro, correcto? Y nadie ms lo haba visto. As que acta normal, correcto? l estar bien. l estar bien. De todas formas, no poda haber sido l Se le ocurri a Ladrillo -sp, se es mi nombre, lo supe todo el tiempo- que todava tena un poco del polvo blanco en el fondo de la bolsa. Todo lo que tena que hacer era encontrar una paloma nerviosa y algo de alcohol, cualquier alcohol, y estara bien. Sp. Bien. Nada para preocuparse, en absoluto Sp. Cuando Vimes sali a la brillante luz del da, lo primero que hizo fue respirar profundamente. La segunda cosa fue sacar su espada, haciendo una mueca cuando su dolorida mano protest. Aire fresco, sa era la cosa. Se haba sentido bastante mareado all abajo, y el pequeo corte de su mano picaba como loco. Mejor iba a que Igor le echase una mirada. Probablemente te podas agarrar cualquier cosa en la mugre de all abajo. Ah, eso estaba mejor. Poda sentir cmo se enfriaba. El aire abajo lo haba hecho sentirse realmente extrao. La multitud era mucho ms una turba ahora, pero vio con una segunda mirada que era una turba cocindose. No hace falta mucha gente para convertir una multitud ansiosa y preocupada en una turba. Un grito ac, un empujn all, algo arrojado aqu y con cuidado, cada individuo nervioso y vacilante es empujado a una mayora que de hecho no existe. Detritus an estaba parado como una estatua, aparentemente ajeno a la creciente conmocin. Pero Fundeanillos maldicin. Estaba discutiendo con ardor con la gente del frente de la multitud. Nunca discutes! Nunca te involucras! -Cabo Fundeanillos! -grit-. A m! El enano gir y medio ladrillo naveg por sobre las cabezas de la turba y golpe en el casco. Cay como un rbol. Detritus se movi tan rpido que estaba a medio camino entre la multitud antes de que el enano golpease los adoquines. Su brazo se zambull entre la presin de los cuerpos y alz a una forcejeante figura. Dio media vuelta, volvi sordamente por la abertura que no haba tenido tiempo de cerrarse an, y estuvo al lado de Vimes antes de que el casco de Fundeanillos hubiera dejado de rodar. -Bien hecho, sargento -dijo Vimes por un costado de la boca-. Tiene algn plan para la prxima parte? -Estoy ms en la parte tctica, seor -dijo Detritus. Oh, bien. En momentos como ste no discutes, y no retrocedes. Vimes sac su insignia y la puso en alto. -Este enano est bajo arresto por asalto a un Oficial de la Guardia! -grit-. Djennos pasar, en nombre de la ley! Y para su asombro, la multitud hizo silencio, como un montn de chicos cuando se dan cuenta de que esta vez el maestro est muy, muy enojado. Tal vez fueron las palabras sobre la insignia, pens. No puedes borrarlas. En el silencio, otro medio ladrillo cay de la mano libre del enano que estaba en la muy slida custodia de Detritus. Aos despus, Vimes poda cerrar los ojos y todava recordar el crujido que hizo al golpear el suelo. Angua se par, con el inconsciente Fundeanillos en sus brazos.

-Tiene una concusin -dijo ella-. Y sugiero, seor, que se d vuelta, slo por un momento. Vimes arriesg una mirada. Ardiente -o, al menos, un enano cubierto de cuero, que podra haber sido l- permaneca en la sombra de la entrada. l tena la atencin de la multitud. -Nos permite partir? -dijo a Angua, sealando a la figura. -Creo que irnos es el tema, seor, no cree? -Ests en lo correcto, sargento. Detritus, mantn sujeto a ese pequeo fastidioso. Retrocedamos, todos nosotros. La multitud se abri para dejarlos pasar, con apenas un murmullo. El silencio los persigui todo el camino hasta la Casa de la Guardia donde Otto Chriek del Times estaba esperando en la calle, con el icongrafo preparado. -Oh, no, Otto, usted no -dijo Vimes, cuando su escuadra se aproxim. -Estoy en la fa pflica, Srr. Fimes -dijo Otto humildemente-. Sonrra porr faforr Y tom una imagen de un oficial troll sosteniendo a un enano en el aire. Oh, bien, pens Vimes, otra vez la primera pgina. Y probablemente la maldita caricatura, adems. Un enano en la celda, uno bajo los tiernos y amorosos cuidados de Igor, pens Vimes mientras suba fatigosamente la escalera a su oficina. Y esto slo puede empeorar. Esos enanos obedecan a Ardiente, verdad? Qu podan haber hecho si el enano hubiera sacudido su cabeza? Aterriz en su silla con tanta fuerza que sta se desplaz un pie hacia atrs. Se haba reunido con enanos profundos antes. Haba sido extrao, pero fue capaz de tratar con ellos. El Bajo Rey era un profundo, y a Vimes le haba ido bastante bien, una vez que aceptabas que el enano de cuento de hadas con barba de Padre Puerco era un poltico astuto. Era un enano con visin. l trataba con el mundo. Ja, l haba visto la luz. Pero sos de la nueva mina No los haba visto, aunque estaban sentados en un cuarto brillantemente iluminado con cientos de velas. Se vea raro, ya que los grags estaban completamente envueltos con sus puntiagudos cueros negros. Pero tal vez era alguna ceremonia mstica, y quin le busca sentido a eso? Tal vez tienes una oscuridad ms sagrada en la niebla de la luz? Cunto ms brillante la luz, ms negra la sombra? Ardiente haba hablado en un lenguaje que sonaba como enans, y de las oscuras capuchas haban venido respuestas y preguntas, todas ladradas en las mismas silabas duras. En un punto, pidieron a Vimes que repitiese el meollo de la declaracin hecha arriba, la cual pareca tan lejos ahora. As lo hizo, y hubo una larga y agotadora discusin, en la que haba llegado a pensar como un Enano Profundo. Y todo el tiempo sinti que unos ojos que l no poda ver estaban mirndolo realmente con mucha intensidad. Y no ayudaba que su cabeza estuviese doliendo como loca y que sintiera golpes de dolor subiendo y bajando por su brazo. Y eso fue todo. Lo haban comprendido? No lo saba. Ardiente haba dicho que haban consentido, con considerable reluctancia. Lo haban hecho? No tena ni una pista, ninguna pista, de lo que en realidad se haba dicho. Le daran a Zanahoria acceso a una escena de crimen que no haba sido interferida de ninguna manera? Vimes gru. Hum. Qu piensan ustedes, chicos y chicas? Se apret la nariz, y se qued mirando su mano derecha. Igor haba hablado extensamente acerca de pequeass criaturass invissibless que mordan y haba usado

un blsamo feroz que probablemente mataba cualquier cosa, de cualquier tamao o visibilidad. Haba picado como siete infiernos durante cinco minutos, pero despus se haba ido, y pareca haberse llevado el dolor con l. De cualquier manera, lo importante era que la Guardia estaba oficialmente en el caso. Su mirada fue atrada por la hoja superior del papeleo en su bandeja de entrada[10]. Gru mientras la levantaba. A: Vuestra gracia Sir Samuel Vimes, Comandante de la Guardia. DE: Sr. A. E. Psimo, Inspector de la Guardia. Vuestra gracia, Espero que no le moleste darme tan pronto como sea posible la respuesta a las siguientes preguntas: Para qu est el Cabo Nobby Nobbs? Por qu emplea a un conocido ladrn menor? Tom el tiempo a dos oficiales en Calle Ancha ms temprano, y en el espacio de una hora no hicieron arrestos. Es ste un uso econmico de su tiempo? El nivel de violencia usado por los oficiales trolls en contra de los prisioneros trolls parece excesivo. Puede hacer comentarios sobre eso? y continuaba. Vimes lo ley con la boca abierta. Correcto, el hombre no era un poli -definitivamente no- pero seguramente tena un cerebro completamente funcional. Oh, demonios, haba hallado la discrepancia mensual en la caja chica! Comprendera A. E. Psimo si Vimes le explicaba que los servicios de Nobby a lo largo de los aos haban ms que pagado los pequeos robos casuales, que uno aceptaba como una especie de molestia menor? Sera se un uso econmico de mi tiempo? Creo que no. Cuando volvi a poner el papel en la bandeja, vio una hoja debajo, escrita a mano por Cheery. La levant y la ley. Dos enanos y un troll haban devuelto sus insignias esa maana, citando razones familiares. Maldicin. Eso haca siete oficiales perdidos esa semana. Condenado Valle de Koom, llegaba a todos lados. Oh. Poda no ser divertido, el cielo lo saba, ser un troll manteniendo la lnea contra un grupo de tus compaeros trolls y defendiendo a un enano como el finado Aplastajamones. Probablemente no haba nada de divertido en ser un enano y escuchar que una banda callejera de trolls ha golpeado a tu hermano a causa de lo que ese idiota haba dicho. Habra gente preguntando de qu lado ests? Si no ests con nosotros, ests contra nosotros. Aj. Si no eres una manzana, eres una banana Zanahoria entr en silencio y puso un plato sobre el escritorio. -Angua me relat lo que pas-dijo-. Bien hecho, seor. -Qu quieres decir con bien hecho? -dijo Vimes, mirando su saludable almuerzo de sndwiches-. Casi inicio una guerra! -Ah, pero ellos no saban que usted estaba echando un farol. -Probablemente no lo estaba. Vimes alz cuidadosamente la tapa del sndwich de tocino, lechuga y tomate y sonri por dentro. Buena vieja Cheery. Ella saba lo que entenda Vimes por TLT. Haba que levantar un montn de tocino para hallar los miserables vegetales escondidos. Incluso podas hasta no encontrarlos en absoluto. -Quiero que lleves a Angua abajo contigo -dijo-. Y s, la Agente interina Jorobado. Nuestra pequea Sally. Justo el trabajo para un vampiro que fortuitamente ha llegado justo a tiempo, eh? Vamos a ver qu tan buena que es. -Slo esos dos, seor?

-Eh, s. Ambas tienen buena visin nocturna, s? -Vimes mir a su sndwich y murmur-. No podemos llevar ninguna luz artificial all abajo. -Una investigacin de asesinato en la oscuridad, seor? -No tengo eleccin! -dijo Vimes acaloradamente-. Conozco un punto pegajoso donde lo veo, capitn. Nada de luz artificial. Bien, si ellos desean jugar juegos tontos, yo soy su muchacho. T conces de minas, y ambas damas tienen visin nocturna incorporada. Bueno, la vampiro la tiene, y Angua puede prcticamente ver con la nariz. As que eso es todo. Hagan lo mejor que puedan. El sitio est lleno de esos condenados escarabajos luminosos. Deberan ser de ayuda. -Tienen vurms? -dijo Zanahoria-. Oh. Bien, tengo algunos trucos ah, seor. -Bueno. Ellos dicen que un troll lo hizo y escap. Haz con eso lo que quieras. -Puede haber algunas protestas acerca de Sally, seor -dijo Zanahoria. -Por qu? Se darn cuenta de que es vampiro? -No, seor, no creo que ellos -Entonces no se los cuentes -dijo Vimes-. Tu eres el fundidor, depende de ti, eh, qu herramientas usas. Has visto esto? -Agit el informe acerca de los tres oficiales, que l intentaba no pensar en ellos como desertores. -S, seor. Quera hablar con usted acerca de eso. Puede ser de ayuda cambiar un poco las patrullas, seor -dijo Zanahoria. -Qu quieres decir? -Eh, sera bastante fcil acomodar los programas de patrullas de modo que los trolls y los enanos no tengan que salir juntos, seor. Hum algunos de los muchachos dicen que seran ms felices si pudiramos Zanahoria dej morir la frase en la ptrea mirada. -Nunca le prestamos atencin a la especie de un oficial cuando hacemos la lista, capitn -dijo Vimes framente-, excepto por los gnomos, desde luego. -Entonces tiene un precedente -comenz Zanahoria. -No seas tonto. Una habitacin tpica de gnomo es dos veces el tamao de una caja de zapatos, capitn! Mira, puedes ver que esa idea es chiflada. Peligrosamente chiflada, adems. Tendramos que patrullar troll con troll, enano con enano, humano con humano -No necesariamente, seor. Los humanos pueden patrullar con cualquiera de los otros. Vimes meci su silla hacia delante. -No, no pueden! No se trata de sentido comn, se trata del miedo! Si un troll ve a un humano y a un enano patrullando juntos, pensar: se es el enemigo, dos contra uno. Puedes ver adnde est yendo esto? Cuando un polica est en una esquina y toca el silbato pidiendo respaldo, no lo quiero demandando que cuando llegue tenga la maldita silueta correcta! -Se calm un poco, abri su cuaderno y lo ech sobre el escritorio-. Y hablando de formas, sabes lo que esto significa? Estaba en la mina y un enano llamado Cascoingenioso lo dibuj con caf derramado, y sabes qu? Creo que se percat a medias de que lo haba hecho. Zanahoria levant el cuaderno y consider solemnemente el bosquejo por un momento. -Signo de mina, seor -dijo-. Significa la Oscuridad Que Sigue. -Y qu hace ese significado? -Eh, esas cosas son bastante malas ah abajo, seor -dijo Zanahoria gravemente-. Oh cielos. -Baj lentamente el cuaderno, como si medio temiera que pudiera explotar. -Bueno, ha habido un asesinato, capitn -seal Vimes. -S, seor. Pero esto puede significar algo peor, seor. Un signo de mina es un fenmeno muy extrao.

-Haba un signo como ste sobre la puerta, slo que haba una sola lnea y era horizontal -aadi Vimes. -Oh, sa era la runa Larga Oscuridad, seor -dijo Zanahoria, descartndola-. Es simplemente el smbolo para una mina. Nada para preocuparse. -Pero esta otra s lo es? Tiene algo que ver con grags sentados en un cuarto, rodeados de velas? Siempre era agradable sorprender a Zanahoria, y esta vez se vea asombrado. -Cmo lo averigu, seor? -Son slo palabras, capitn -dijo Vimes, agitando una mano-. La Oscuridad Que Sigue no suena bien. Ser hora de permanecer brillantemente iluminado? Cuando me reun con ellos, estaban rodeados por velas. Pens que poda ser alguna clase de ceremonia. -Podra ser -asinti Zanahoria, cuidadosamente-. Gracias por esto, seor. Estar preparado. Cuando Zanahoria alcanz la puerta, Vimes aadi: -Una cosa, capitn. -S, seor? Vimes no levant la mirada del sndwich, del cual estaba separando delicadamente los fragmentos de L y de T del crujiente T. -Slo recuerda que eres un polica -dijo. Sally supo que algo se estaba preparando tan pronto volvi al cuarto de taquillas, con su brillante coraza nueva y su casco de tazn de sopa. Policas de especies variadas estaban por ah, tratando de verse despreocupados. Los policas nunca eran buenos en eso. La miraron acercarse a su taquilla. Abri la puerta, en consecuencia, con el debido cuidado. El estante estaba lleno de ajo. Ah. Haba empezado, y bastante temprano, tambin. Justo cuando ella se haba preparado Aqu y all, detrs de ella, escuch las dbiles toses y aclarar de gargantas de gente que intenta no rer. Y haba sonrisas malignas; una sonrisa maligna hace un ruido sutil si escuchas bien. Ella meti ambas manos en la taquilla y sac dos grandes bulbos. Todos los ojos estaban en ella, todos los polis estaban inmviles mientras ella caminaba lentamente por el cuarto. El olor a ajo era fuerte en un agente joven, cuya gran sonrisa fue cubierta de sbito con nerviosismo en los ngulos. Tena en l la mirada de la clase de tonto que hara cualquier cosa por una risita. -Disclpeme, agente, cul es su nombre? -dijo humildemente. -Eh Ajustado, seorita. -Son suyos? -inquiri Sally. Dej que sus caninos se extendieran lo suficiente como para ser notados. - eh, era solo una broma, seorita -No hay nada divertido en esto -dijo Sally dulcemente-. Me gusta el ajo. Amo el ajo. Usted no? -Eh, s -dijo el infeliz Ajustado. -Bien -dijo Sally. Con una velocidad que lo hizo encogerse, empuj el bulbo en su boca y lo mordi fuertemente. El crujido fue el nico sonido en la habitacin de taquillas. Despus, trag.

-Oh, cielos, dnde estn mis modales, agente? -dijo, sosteniendo el otro bulbo-. ste es suyo. La risa estall alrededor de la sala. Los policas son como cualquier otra multitud. Se haban dado vuelta las cosas, y eso era divertido. Un poco de risa, un poco de diversin. No haba dao, eh? -Vamos, Ajustado -dijo alguien-. Es justo. Ella se comi el suyo! -Y alguien ms, como siempre hace alguien, comenz a aplaudir y a urgir-. Come! Come!. Otros se sumaron, animados porque Ajustado se haba puesto rojo brillante. -Come! Come! Come! Come! Come! Come! Come! Come! Come! Un hombre sin opciones, Ajustado agarr el bulbo, lo forz adentro de su boca y lo mordi con fuerza, con el acompaamiento de vtores. Un momento despus, Sally abri grandes sus ojos. -Agente interina Jorobado? Se gir. Un joven de las proporciones de un dios[11] estaba parado en la entrada. A diferencia de las armaduras de los otros oficiales, su coraza brillaba y la cota de malla estaba desprovista de xido. -Est todo bien? -El oficial lanz una mirada a Ajustado, quien haba cado de rodillas y tosa ajo a travs del cuarto, pero algo fallaba completamente en verlo. -Eh, bien, seor -dijo Sally, confusa, cuando Ajustado comenz a vomitar. -Ya nos conocemos. Todos me llaman Capitn Zanahoria. Venga conmigo, por favor. Afuera, en la oficina principal, Zanahoria se detuvo y gir. -Muy bien, agente interina usted tena un bulbo preparado, correcto? No me mire as, hay un carro de vegetales en la plaza, hoy. No es difcil figurrselo. -Eh, la Sargento Angua me haba prevenido -Y? -Que yo tall un ajo de un rabanito, seor. -Y el que le dio a Ajustado? -Era rabanito tallado, tambin. Trato de no tocar el ajo, seor -dijo Sally. Oh, dioses, es realmente atractivo -De veras? Slo rabanito? l pareci tomarlo bastante mal -dijo Zanahoria. -Le puse unas semillas de chile fresco adentro -aadi Sally-. Unas treinta, creo. -Oh? Por qu hizo eso? -Usted sabe, seor -dijo Sally, irradiando inocencia-. Un poco de risa, un poco de diversin. No hubo dao, eh? El capitn pareci considerarlo. -Vamos a dejarlo as, entonces -dijo-. Ahora, agente interina, ha visto alguna vez un cuerpo muerto? Sally esper para ver si era en serio. Aparentemente, lo era. -Estrictamente hablando, no, seor -dijo. Vimes pas la tarde nervioso. Desde luego, estaba el papeleo. Siempre estaba el papeleo. Las bandejas eran slo el comienzo. Montones de l estaban apilados acusadoramente a lo largo de una pared, fundindose delicadamente[12]. Saba que tena que hacerlo. rdenes judiciales, causas, rdenes de la Guardia, firmas -lo que haca que la Guardia fuese una fuerza policial en lugar de ser un grupo de tipos bastante rudos con hbitos inquisitivos. Papeleo: tenas que tener montones de eso, y tena que estar firmado por l. Firm el libro de arrestos, el libro de acontecimientos, hasta el libro de objetos perdidos. Libro de objetos perdidos! Jams haba tenido uno en los viejos das. Si alguien llegaba

quejndose de haber perdido algn pequeo tem, simplemente sujetabas a Nobby Nobbs cabeza abajo y buscabas entre lo que caa. Pero no conoca a dos tercios de los policas que empleaba no los conoca, en el sentido de saber cundo se paraban, y cundo corran, conocer las pequeas expresiones que le decan cundo mentan o sentan miedo tonto. En realidad ya no era su Guardia. Era la Guardia de la Ciudad. l apenas la diriga. Pas por los informes de Sargento de Estacin, los informes de Oficial de Guardia, los informes de Enfermedad, los informes Disciplinarios, los informes de Caja Chica -Duddle-dum-duddle-dum-duddle Vimes lanz de golpe a Grosella sobre el escritorio y levant la pequea barra de pan enano que haba usado de pisapapeles los ltimos aos. -Te apagas o te mato -gru. -Puedo ver que est ligeramente disgustado -dijo el diablillo, mirando la amenazante barra-, pero podra pedirle que mire las cosas desde mi punto de vista? ste es mi trabajo. Esto es lo que yo soy. Yo soy, luego pienso. Y pienso que podemos seguir juntos estupendamente si usted tan slo leyera el manu Por favor, no! En realidad puedo ayudarlo! Vimes dud en mitad del porrazo y baj cuidadosamente el pan. -Cmo? -dijo. -Usted ha estado sumando mal los nmeros -dijo el diablillo-. No siempre se lleva las decenas. -Y cmo sabes eso? -demand Vimes. -Usted murmura para s mismo -dijo el diablillo. -Me ests espiando? -Es mi trabajo! No puedo apagar mis odos! Tengo que escuchar! As es como conozco las citas! Vimes levant el informe de Caja Chica y mir las caticas columnas de nmeros. Se enorgulleca de lo que, desde la infancia, llamaba sumas. S, saba que se arrastraba un poco, pero consegua llegar al final. -Crees que lo puedes hacer mejor? -dijo. -Djeme salir y dme un lpiz! -dijo el diablillo. Vimes se encogi de hombros. Haba sido un da extrao, despus de todo. Abri la puerta de la cajita. El diablillo era translcido, de un verde muy plido, una criatura hecha de poco ms que aire coloreado, pero era capaz de sostener el corto resto de lpiz. Corri de arriba abajo por las columnas de nmeros del libro de caja chica y, Vimes estuvo complacido de escucharlo: murmuraba para s mismo. -Est equivocado en tres dlares y cinco peniques -inform a los pocos segundos. -Entonces est bien -dijo Vimes. -Pero el dinero no est! -Oh, s est -dijo Vimes-. Fue robado por Nobby Nobbs. Siempre lo hace. Nunca roba ms de cuatro dlares con cincuenta. -Desea que le haga una cita para una entrevista disciplinaria? -dijo esperanzado el diablillo. -Desde luego que no. Ahora voy a firmar. Eh, gracias. Puedes sumar las otras listas? El diablillo resplandeca. -Absolutamente! Vimes lo dej garabateando felizmente, y fue a la ventana. No reconocen nuestra ley y socavan nuestra ciudad. No son slo un grupo de profundos que estn aqu para mantener a sus compaeros enanos en el angosto camino recto. Hasta dnde llegaban los tneles? Los enanos cavaban como locos,

Pero por qu aqu? Qu estn buscando? Tan seguro como el infierno de tu eleccin, no hay tesoros escondidos debajo de esta ciudad, no hay un dragn dormido, ni un reino secreto. Slo hay agua y barro y oscuridad. Hasta dnde han llegado? Cunto? Espera, lo sabemos, nosotros lo sabemos, verdad? Sabemos de cifras y nmeros en la Guardia de hoy -Diablillo? -dijo, girando para mirarlo. -S, Inserte Nombre Aqu? -Ves esa pila de papeles en la esquina? -dijo Vimes, sealando-. En algn lado all estn los informes de la guardia de la puerta de los pasados seis meses. Puedes comparar el nmero de carros letrineros que abandonan la ciudad? -Carro Letrinero No Hallado en Diccionario Raz. Buscando en Diccionario de Jergas bip bipbip Carro Letrinero, s.: carro para el transporte de excrementos (v. t. Carro de Miel, Carro de Melaza, Especial de Medianoche, Carro Gong y variantes) -dijo el diablillo. -Correcto -dijo Vimes, que no haba escuchado antes el de Especial de Medianoche-. Puedes? -Oooh, s! -dijo el diablillo-. Gracias por usar el Des-Organizador Mark Cinco Grosella, el ms avanzado -Sp, de nada. Simplemente busca los de la Puerta Ejedeldistrito. Es la ms cercana a Calle Melaza. -Entonces le sugiero que retroceda, Inserte Nombre Aqu -dijo el diablillo. -Por qu? El diablillo salt a la pila. Hubo un ruido susurrado, un par de ratones se escabull y la pila explot. Vimes retrocedi con urgencia mientras los papeles se elevaban en el aire, y permanecan en una nube color verde muy plido. Vimes haba fomentado que se llevasen registros en las puertas, no porque tuviese un gran inters en los resultados, sino porque mantena alertas a los muchachos. No era que fuese una tarea de seguridad. Ankh-Morpork estaba tan abierto como poda. Pero el censo de carros era til. Evitaba que los vigilantes se durmieran en sus puestos, y les daba una excusa para curiosear. Tenas que mover la tierra. De eso se trata. sta era una ciudad. Si ests lejos del ro, la nica forma de hacerlo es en carro. Maldicin, pens, deb haber preguntado a esa cosa si hubo incrementos en cargas de piedra y de troncos, tambin. Una vez que abres un agujero en el barro, debes conservarlo abierto. Los papeles circulaban y se lanzaban en picada, formando nuevas pilas. La niebla verde se redujo con un dbil ruido zzzzp, y all estaba el diablillo, preparado para estallar de orgullo. -Hay un extra de uno coma uno carros letrineros por noche desde hace seis meses! -anunci-. Gracias, Inserte Nombre Aqu! Cogito ergo sum, Inserte Nombre Aqu. Existo, por lo tanto hago sumas! -Correcto, s, gracias -dijo Vimes. Humm. Un poco ms de un carro por noche? Un par de toneladas, mximo. No podas hacer mucho con eso. Tal vez la gente que viva cerca de la puerta haba estado realmente enferma ltimamente. Pero que habra hecho l en la posicin de los enanos? l no habra enviado cosas fuera por la puerta ms cercana, eso es. Dioses, si estaban perforando tneles en suficientes sitios, podan tirar basura en cualquier lado. -Diablillo, puedes -Vimes hizo una pausa-. Mira, no tienes alguna clase de nombre? -Nombre, Inserte Nombre Aqu? -dijo el diablillo, confundido-. Oh, no. Somos creados por docenas, Inserte Nombre Aqu. Un nombre sera un poco estpido, en realidad.

-Te llamar Grosella, entonces. As, Grosella, puedes darme los mismos nmeros para cada puerta de la ciudad? Y tambin las cantidades de carros de troncos y de piedras? -Tomar algn tiempo, Inserte Nombre Aqu, pero s! Me encantar hacerlo! -Y mientras ests en eso, verifica si hay algunos informes de hundimientos. Cada de paredes, casas rajadas, ese tipo de cosas? -Ciertamente, Inserte Nombre Aqu. Puede confiar en m, Inserte Nombre Aqu! -Comienza, entonces! -S, Inserte Nombre Aqu! Gracias, Inserte Nombre Aqu. Pienso mucho mejor afuera de la caja, Inserte Nombre Aqu! zzzzp. Los papeles comenzaron a volar. Bien, quin lo habra pensado?, se pregunt Vimes. Tal vez la condenada cosa poda ser til, despus de todo. El tubo parlante silb. Lo descolg y dijo Vimes. -Tengo la edicin de la tarde del Times, seor -dijo la distante voz de la Sargento Pequeotrasero. Sonaba preocupada. -Muy bien, mndala arriba. -Y hay un par de personas que quieren verlo, seor. Ahora haba un tono cauteloso en su voz. -Y ellos pueden escucharla? -dijo Vimes. -Correcto, seor. Trolls. Insisten en verlo a usted personalmente. Dicen que tienen un mensaje para usted. -Parecen problemticos? -Cada pulgada, seor. -Estoy en camino. Vimes colg el tubo. Trolls con un mensaje. No pareca ser la invitacin a un almuerzo literario. -Eh Grosella? -dijo. Otra vez el plido verde borroso condens en un diablo radiante. -Encontr las cifras, Inserte Nombre Aqu! Estoy trabajando con ellas -dijo, y salud. -Bueno, pero vuelve a la caja, quieres? Vamos a salir. -Ciertamente, Inserte Nombre Aqu! Gracias por elegir el Vimes meti la caja en su bolsillo y baj las escaleras. La oficina principal inclua, no slo el escritorio del oficial de servicio, sino tambin media docena de otros ms pequeos, donde se sentaban los vigilantes cuando tenan que hacer la parte realmente problemtica del trabajo policial, como puntuar correctamente una frase. Un montn de cuartos y corredores se abran a ella. Un til resultado de esto era que cualquier accin all, atraa montones de atencin muy rpidamente. Si los dos trolls, muy conspicuos en el medio de la oficina, buscaban problemas, haban elegido un mal momento. Era el cambio de turno. En ese momento, intentaban, sin xito, pavonearse mientras permanecan quietos, observados con profunda sospecha por siete u ocho oficiales de formas variadas. Lo traan en ellos. Eran trolls malos. Al menos, era lo que ellos queran que todos pensasen. Pero lo hacan en la forma equivocada. Vimes haba visto trolls malos, y stos ni se les acercaban. Lo intentaban, oh, s, lo intentaban. Sus cabezas y hombros estaban cubiertos por lquenes. Adornaban sus cuerpos con graffiti de clan; uno de ellos incluso tena grabado su brazo, lo que tena que doler, por ese aspecto de troll de piedra a la moda. Ya que usar el tradicional cinturn de crneos de humanos o de enanos habra resultado en los talones de los usuarios abriendo un surco en el camino a la estacin ms cercana, y los crneos de mono dejaban al usuario predispuesto a emboscadas por enanos sin preparacin en antropologa forense, estos troll Vimes sonri. Estos chicos

haban hecho lo mejor que podan con, oh cielos, crneos de ovejas y de cabras. Bien hecho, chicos, eso realmente asustaba. Era deprimente. Los trolls a la antigua no se preocupaban por todas esas cosas. Ellos tan slo te golpeaban la cabeza con tu propio brazo hasta que te llegaba el mensaje. -Bien, caballeros? -dijo-. Yo soy Vimes. Los trolls intercambiaron miradas a travs de las matas de liquen, y uno de ellos perdi. -Seor Crisoprasa, l quiere verlo a usted -dijo hurao. -Es as? -dijo Vimes. -l quiere verlo ahora -dijo el troll. -Bien, l sabe dnde vivo -dijo Vimes. -Sp. Lo sabe. Tres palabras, azotando en el silencio como plomo. sa fue la forma en que el troll las dijo. Una forma suicida de decirlas. El silencio fue roto por el acerado sonido de pernos al alojarse, seguido por un clic. Los trolls giraron. El Sargento Detritus estaba sacando la llave de la cerradura de la enorme y gruesa puerta doble de la Casa de la Guardia. Despus se dio vuelta y sus pesadas manos cayeron en los hombros de los trolls. Suspir. -Muchachos -dijo-, si hay un doctorado para ser idiotas, ustedes no son capaces de agarrar un lpiz. El troll que haba expresado su no-tan-velada amenaza, cometi otro error. Puede haber sido el terror el que movi sus brazos, o un tonto machismo. Seguramente nadie con una neurona funcional habra seleccionado ese momento para mover sus brazos a la que, para un troll, era la posicin de ataque. El puo de Detritus se movi borrosamente, y el crac cuando conect con el crneo del troll hizo temblar los muebles. Vimes abri la boca y volvi a cerrarla. El trolls era un lenguaje muy fsico. Y tenas que respetar las tradiciones culturales, no? Y no slo a los enanos se les permita tenerlas, cierto? Por otro lado, no podas quebrar un crneo de troll ni siquiera con cincel y martillo. Y l amenaz a tu familia, aadi su lbulo cerebral posterior. Tena que venir. Hubo un espasmo de dolor en la herida de su mano, teniendo eco en un intento de dolor de cabeza. Oh, demonios. Igor dijo que la cosa iba a funcionar! El golpeado troll se balance por uno o dos segundos, y cay hacia adelante en un movimiento rgido. Detritus camin hacia Vimes, pateando la yacente figura en passant. -Siento eso, seor -dijo, y su mano hizo clang en el casco al saludar-. No tienen modales. -Est bien, es suficiente -dijo Vimes, y se dirigi al remanente, y sbitamente-muy-solo mensajero-. Por qu quiere verme Crisoprasa? -l no le habra dicho eso a los Hermanos Tontos -dijo Detritus, con una horrible sonrisa. Ahora no quedaba nada de pavoneo. -Todo lo que s, es sobre la muerte del horug -murmur el mensajero, refugindose en la hostilidad. Al sonido de la palabra los ojos de cada enano que miraba se estrecharon ms. Era una palabra muy mala. -Oh, muchacho, oh muchacho, oh -Detritus vacil. - muchacho -dijo Vimes por la comisura de la boca. - muchacho! -dijo Detritus triunfalmente-. Ests haciendo amigos como nadie hoy! -Dnde es la reunin? -dijo Vimes.

-En el Almacn de Cerdos Futuros -dijo el troll-. Usted debe venir solo -se detuvo, consciente de su posicin anterior con l, y aadi-, si no le importa. -Ve a decirle a tu jefe que puedo elegir pasear por ese lado, quieres? -dijo Vimes-. Ahora, fuera de aqu. Djalo salir, Sargento. -Y te llevas tu basura! -rugi Detritus. Golpe la puerta detrs del troll, doblado bajo el peso de su cado camarada. -Muy bien -dijo Vimes, cuando la tensin se relaj-. Ya oyeron al troll. Un buen ciudadano quiere ayudar a la Guardia, voy a ver qu es lo que Sus ojos captaron la primera pgina del Times, extendida sobre el escritorio. Oh, infiernos, pens cansinamente. Aqu estamos. En este momento, un oficial troll sujetando a un enano en el aire. -Es una buena imagen de Detritus, seor -dijo nerviosa la Sargento Pequeotrasero. -El Largo Brazo de la Ley -ley Vimes en voz alta-. Se supone que eso es divertido? -Probablemente lo es para la gente que escribe los titulares -dijo Cheery. -Aplastajamones asesinado -ley Vimes-. La Guardia investiga. De dnde sacan eso? Quin se los dice? Pronto tendr que leer el Times para saber qu estoy haciendo hoy! Arroj el peridico sobre el escritorio. -Algo importante que necesite saber ahora? -El Sargento Colon dice que ha habido un robo en el Museo -comenz Cheery, pero Vimes lo desde. -Ms importante que robos, quiero decir. -Eh, otros dos oficiales renunciaron desde que le mand la nota, seor -dijo Cheery-. El Cabo Fundeanillos y el Agente Esquisto en Calle Chittling. Ambos dicen que es, eh, por razones personales, seor. -Esquisto era un buen oficial -retumb Detritus, sacudiendo la cabeza. -Suena como si hubiera decidido ser un buen troll -dijo Vimes. Estaba consciente de la excitacin detrs de l. An tena una audiencia. Oh, bien, hora de un discurso. -Yo s que es duro para los oficiales enanos y trolls en este momento -dijo para toda la sala-. S que darle a uno de su misma clase un golpe con su porra porque l est tratando de patearte en la bifurcacin puede sentirse como que ests tomando partido por el enemigo. No es lindo para humanos, pero es peor para ustedes. La insignia parece un poco pesada ahora, verdad? Ven a su gente mirando y se preguntan de qu lado estn, s? Bien, ustedes estn del lado de la gente, que es donde la ley debe estar. Toda la gente, digo, los que estn ms all de la muchedumbre, los que estn temerosos y confusos y nerviosos por salir de noche. Ahora, es bastante cmico, los idiotas que estn ah afuera, enfrente de ustedes, haciendo su autodefensa, son tambin la gente, pero, dado que no parecen recordarlo, bien, les harn ustedes un favor enfrindolos un poco. Mantnganse as, y mantnganse juntos. Ustedes piensan que deberan estar en casa y asegurarse de que mam est bien? Qu bien pueden hacer contra una muchedumbre? Juntos, podemos detener las cosas antes de que lleguen tan lejos. S que estamos todos agotados, pero ahora los necesito a todos y a cada uno que pueda tener, y en compensacin habr mermelada maana, y cerveza gratis tambin. Tambin puedo estar algo ciego cuando firme las horas extras, quin sabe. Lo entienden? Pero quiero que todos ustedes, no importa qu, no importa quin sea, sepan esto: no tengo paciencia con idiotas que arrastran un rencor por quinientas millas y mil aos. Esto es Ankh-Morpork. No es Valle de Koom. Ustedes saben que esta ser una mala noche. Bien, yo estar de servicio. Si ustedes tambin lo estn, quiero saber si puedo depender de ustedes para cuidar mi espalda como yo cuido las suyas. Si no puedo depender de ustedes, no los quiero cerca mo. Alguna pregunta?

Hubo un silencio avergonzado, como siempre en tales ocasiones. Y una mano se alz. Perteneca a un enano. -Es verdad que un troll mat al grag? -pregunt. Hubo un murmullo entre los guardias, y dijo, algo menos temerosamente-: Bueno, l dijo pregunten. -El Capitn Zanahoria est investigando -dijo Vimes-. Hasta el momento estamos a oscuras. Pero si efectivamente hubo un asesinato, ver que los asesinos sean llevados ante la justicia, no importa su tamao, no importa su forma, quines sean o quines puedan ser. Tienen mi garanta en eso. Mi garanta personal. Es eso aceptable? El cambio general en la atmsfera indicaba que as era. -Bien -dijo l-. Ahora salgan y sean policas. Vayan! La sala se vaci excepto por aquellos que an trabajaban en el espinoso problema de dnde poner la coma. -Eh, permiso para hablar libremente, seor? -dijo Detritus, nudilleando ms cerca. Vimes lo mir. Cuando te conoc, estabas encadenado a una pared como un perro y no hablabas mucho ms all de un gruido, pens. En verdad, el leopardo puede cambiar sus manchas. -Desde luego -dijo -No estaba hablando en serio, verdad? Ust no puede correr detrs de un coprolito como Crisoprasa, seor. -Qu es lo peor que puede hacerme? -Arrancarle la cabeza, molerlo hasta hacer carne picada, y hacer sopa con sus huesos, seor -dijo enseguida Detritus-. Y si fuera un troll, le arrancara los dientes para hacerse gemelos. -Por qu elegira hacer eso justo ahora? Piensas que est buscando una guerra contra nosotros? sa no es la forma. Difcilmente vaya a asesinarme con cita previa, no crees? Quiere hablarme. Tiene que ser sobre el caso. Puede saber algo. No me atrevo a no ir. Pero te quiero conmigo. Consigue una escuadra, quieres? Una escuadra sera razonable, admiti para s mismo. Las calles estaban demasiado nerviosas, en ese momento. Transigi con Detritus y la banda, improvisada con todos los que no estaban teniendo nada que hacer en el momento. Eso era algo que podas decir sobre la Guardia, era representativa. Si basabas tu poltica en cmo se vea la gente, no podas decir que la Guardia estaba del lado de alguna forma. Vala la pena pensar en eso. Pareca mas tranquilo afuera, no haba tanta gente en la calle como era lo usual. No era un buen signo. Ankh-Morpork poda sentir los problemas antes, como las araas podan sentir la lluvia de maana. Qu era eso? La criatura nad a travs de una inteligencia. Haba visto miles de inteligencias desde que comenz el universo, pero haba algo extrao acerca de sta. Se vea como una ciudad. Fantasmal, edificios titubeantes que aparecan a travs de una llovizna de medianoche. Por supuesto, no haba dos mentes iguales. La criatura era vieja, aunque sera ms exacto decir que haba existido por largo tiempo. Cuando, en el principio de todas las cosas, la nube primordial de mentes haba colapsado en dioses y demonios, y almas de todos los niveles, sta haba estado entre las que nunca haban derivado cerca de una acumulacin mayor. As que haba entrado al universo sin propsito, sin tarea o afiliacin, un fragmento de ser volando libre, acomodndose donde pudiera, una especie de pensamiento complejo buscando la clase correcta de inteligencia

Actualmente -es decir, por los ltimos diez mil aos o algo as- haba encontrado trabajo como supersticin. Y ahora estaba en una ciudad extraa, oscura. Haba movimiento alrededor. El lugar estaba vivo. Y llova. Por un momento, justo entonces, haba detectado una puerta abierta, un espasmo de furia utilizable. Pero justo cuando eso saltaba para tomar ventaja, algo invisible y fuerte la haba agarrado y la haba arrojado a un lado. Extrao. Con una sacudida de la cola, eso desapareci en un callejn. El Almacn de Cerdos Futuros era una de esas cosas, de la clase que tienes en una ciudad que ha vivido con magia demasiado tiempo. El razonamiento oculto, si de esa manera poda llamarse, era ste: el cerdo era un importante artculo comercial en la ciudad. El cerdo futuro, posiblemente aun no nacido, era comerciado rutinariamente por los mercaderes. Consecuentemente, tena que existir en algn lado. Y el Almacn de Cerdos Futuros haba llegado a la existencia, congelado mientras los cerdos derivaban atrs en el tiempo. Era un sitio popular para almacenamiento en fro y para trolls que queran pensar rpido. Aun aqu, lejos de las reas ms problemticas, la gente en la calle estaba atenta. Y ahora observaba a Vimes y a su surtida escuadra abrir una de las puertas del almacn. -Considero que uno de nosotros debe entrar con usted -retumb Detritus, tan protector como una madre gallina-. Crisoprasa no estar solo, lo puede apostar -. Desenfund el Destrozador, la ballesta que haba construido personalmente a partir de un arma de asedio convertida, cuyos mltiples dardos tendan a desintegrarse en el aire por el esfuerzo total de la aceleracin. Poda quitar una puerta, no slo de su marco, sino del universo de objetos mayores que un fsforo. Su increble imprecisin formaba parte del encanto del Destrozador. El resto de la escuadra se puso detrs de l a gran velocidad. -Solamente t, entonces, sargento -dijo Vimes-. El resto de ustedes, entren slo si escuchan gritos. Gritos mos, quiero decir -vacil, y sac a Grosella, que segua zumbando para si mismo-. Y nada de interrupciones, comprendido? -S, Inserte Nombre Aqu! Hmm hmm hmm Vimes tir de la puerta. Aire muerto y congelado se derram sobre l. La escarcha cruji bajo sus pies. Al instante, su aliento brill en nubes. Odiaba el Almacn de Cerdos Futuros. Los trozos semitransparentes de carne-todavapor-ser colgaban en el aire, acumulando realidad a cada da, hacindolo temblar por motivos que no tenan nada que ver con la temperatura. Sam Vimes consideraba que el tocino crujiente era un grupo alimentario por derecho propio y la visin de ste viajando hacia atrs en el tiempo le revolva el estmago. Dio unos pocos pasos adentro y mir alrededor en la hmeda y fra grisura. -Comandante Vimes -anunci, sintindose un poquito tonto. Aqu, lejos de las puertas, la niebla congelada llegaba hasta las rodillas. Dos troll vadearon hacia l. Ms lquenes vio. Ms graffiti de clan. Ms crneos de oveja. -Deje armas aqu -retumb uno. -Beee! -dijo Vimes, pasando a zancadas entre ellos. Se sinti un clic detrs de l, y la dbil cancin de alambres de acero bajo tensin deseando ser libres. Detritus tena su ballesta al hombro. -Pueden probar quitarme sta, si quieren -ofreci. Vimes vio, ms lejos en la niebla, a un grupo de trolls. Uno o dos de ellos miraron como gruidores alquilados. Los otros, pens

Suspir. Todo lo que Detritus tena que hacer era disparar en esa direccin y una buena parte del crimen organizado de la ciudad estara sbitamente muy desorganizado, como podra estarlo Vimes si no se tiraba al suelo a tiempo. Pero no poda permitirlo. Haba aqu reglas ms profundas que la ley. Adems, un agujero de cuarenta pies en la pared del almacn necesitara de algunas explicaciones. Crisoprasa estaba sentado en una caja incrustada de hielo. Siempre podas distinguirlo en una multitud. Vesta traje, cuando pocos trolls aspiraban a algo ms que a un peculiar trozo de cuero. Hasta usaba corbata, con un alfiler de diamante. Y hoy tena una capa de piel sobre sus hombros. Eso tena que ser para mostrar. A los trolls les gustaban las temperaturas bajas. Podan pensar ms rpido cuando sus cerebros se enfriaban. Por eso es que la reunin se celebraba aqu. Correcto, pens Vimes, tratando de que sus dientes no castaetearan, cuando sea mi turno, la har en una sauna. -Sr. Vimes! Que bueno que pudo venir! -dijo jovialmente Crisoprasa-. Estos caballeros son todos hombres de negocios de mi conocimiento. Espero que pueda dar nombre a las caras. -Sp. La Breccia -dijo Vimes. -Sr. Vimes, usted sabe que eso no existe -dijo Crisoprasa inocentemente-. Slo nos unimos por los intereses de los trolls en la ciudad por muchas generosas inquietudes. Usted podra decir que somos los lderes de la comunidad. No hay lugar para ese nombre. Lderes de la comunidad, pens Vimes. Haba habido un montn de charla sobre lderes de la comunidad ltimamente, como en los lderes de la comunidad llamaron a la calma, una frase que el Times usaba tan seguido que probablemente los impresores la dejaban armada. Vimes se pregunt quines eran ellos, y cmo se haban citado y, a veces, si llamar a la calma significaba guiar un ojo y decir No uses esas brillantes y nuevas hachas de combate que estn en el armario No, se no, el otro. Aplastajamones haba sido un lder de la comunidad. -Dijo que quera hablar conmigo a solas -dijo l, sealando con la cabeza a las sombras figuras. Algunas estaban ocultando el rostro. -As es. Oh, esos caballeros detrs de m? Se estn yendo ahora -dijo Crisoprasa, agitando una mano hacia ellos-. Ellos estn aqu para que usted comprenda que un troll est hablando por muchos. Y, al mismo tiempo, su buen sargento, mi amigo Detritus, va afuera a fumar un cigarrillo, est bien? Esta conversacin es entre usted y yo, o no la tendremos. Vimes mir a Detritus y asinti. Con reluctancia, echando una mirada a Crisoprasa, el sargento sali. Tambin lo hicieron los trolls. Las botas crujieron sobre la escarcha y las puertas golpearon al cerrarse. -Puedo sentir sus dientes golpeteando -dijo Crisoprasa-. Este lugar est bien para un troll, pero a ustedes les congela el pedestal, verdad? Por eso traje esta capa de piel. -Se la quit y se la pas-. Estamos solos usted y yo ac, bien? El orgullo era una cosa; no ser capaz de sentir tus dedos era otra. Vimes se envolvi en la piel, fina y abrigada. -Bueno. No puedes hablar a un hombre con las orejas congeladas, eh? -dijo Crisoprasa, sacando una gran caja de cigarros-. Primeramente, escuch que uno de mis muchachos fue irrespetuoso con usted. Escuch que sugiri que soy esa clase de troll que hace las cosas personales, que poda levantar la mano contra su amada dama y su pequeo muchacho, que est creciendo tan lindo. A veces estos jvenes trolls me desesperan. No muestran respeto. No tienen estilo. Les faltan modales. Si usted necesita un nuevo jardn de rocas, slo diga una palabra.

-Qu? Solo asegrese de que nunca ponga los ojos sobre l nuevamente -dijo Vimes cortante. -Eso no ser problema -dijo el troll, sealando a una pequea caja, de alrededor de un pie cuadrado, al lado del cajn. Era por lejos demasiado chica para contener a un troll entero. Vimes intent ignorarlo, pero era difcil. -Es para esto que quera verme? -dijo, intentando detener su imaginacin, que estaba jugando a los horrores caseros en su ojo interno. -Fuma, Seor Vimes? -dijo Crisoprasa, abriendo la caja-. Los de la izquierda son buenos para humanos. Los ms finos. -Tengo los mos -dijo Vimes, extrayendo un maltratado paquete-. Qu tiene para decirme? Soy un hombre ocupado. Crisoprasa encendi un cigarro troll plateado y dio una larga pitada. Hubo un olor a lata quemada. -Sp, ocupado porque ese enano muri -dijo, sin mirar a Vimes. -Bien? -No fue un troll el que lo hizo -dijo Crisoprasa. -Cmo lo sabe? Ahora el troll mir directamente a Vimes. -Si hubiera sido alguno, ya lo habra encontrado. Estuve preguntando. -Tambin nosotros. -Yo pregunto en tono ms alto -dijo el troll-. Tengo montones de respuestas. A veces tengo respuestas a preguntas que an no hice. Apuesto a que s, pens Vimes. Yo tengo que obedecer las reglas. -Por qu le importa quin mat a un enano? -dijo. -Sr. Vimes! Soy un ciudadano honesto! Es mi deber pblico el que me importe! -Crisoprasa mir la cara de Vimes para ver cmo lo estaba tomando, y sonri-. Toda esta estpida cosa del Valle de Koom es mala para los negocios. La gente se est poniendo tensa, est metiendo las narices, haciendo preguntas. Yo estoy sentado aqu, ponindome nervioso. Y entonces oigo que mi amigo el Sr. Vimes est en el caso y pens que el Sr. Vimes puede ser muy insensible a las cosas de la cultura troll algunas veces. Pero el hombre es recto como una flecha y no tiene moscas. l ver que este supuesto troll ha dejado su garrote atrs, y se est riendo como chiflado, es tan transparente como vidrio! Algn enano lo hizo y quiere que los trolls se vean mal, Ku E De. -Se apoy en el respaldo. -Qu garrote? -dijo Vimes tranquilamente. -Qu? -Yo no mencion un garrote. No haba nada en el peridico acerca de garrotes. -Querido Sr. Vimes, eso es lo que dicen los adornos de jardn -dijo Crisoprasa. -Y los enanos hablan con usted? -dijo Vimes. El troll mir pensativamente al techo y sopl ms humo. -Eventualmente -dijo-. Pero es slo un detalle. Slo entre ust y yo, aqu y ahora. Comprendemos esas cosas. Es claro para cualquiera que esos enanos locos tuvieron una pelea, o que los enanos mueren o que viven demasiado, o - o que les har unas pocas preguntas? -No hay respuesta para eso, Sr. Vimes. Ese garrote no es otra cosa que pista falsa. Los enanos lo pusieron ah. -O un troll cometi el asesinato, dej caer el garrote y escap -dijo Vimes-. O l fue inteligente y pens: nadie va a creer que un troll sea tan estpido como para dejar su garrote, as que si lo dejo aqu, los enanos sern culpados.

-Eh, buen trabajo, hace fro aqu o yo no hubiera podido seguirlo -ri Crisoprasa-. Pero entonces me pregunt, un troll se mete en un nido de esos piojosos profundos y voltea a uno solo? Imposible, eh, Jos? l golpeara a tantos como pudiera, tud, tud! -Mir al desconcertado Vimes y suspir-. Mire, cualquier troll que entre all debe ser un troll loco para empezar. Sabe cmo se fastidian todos esos chicos? La gente los alimenta con esas cosas del honor y gloria y destino, esos coprolitos les pudren el cerebro ms rpido que el Slab, mas rpido aun que el Slide. Por lo que escuch, el enano cay fornsico, liso y quieto. Nosotros no lo hicimos, Sr. Vimes. Usted juegue su juego, usted sabe. Ponga a un troll en medio de un cargamento de enanos, es como un zorro en un esa cosa con alas, dejando esas cosas huevo -Un zorro en un gallinero? -Esa cosa usted sabe, peludo, orejas grandes -Conejo? -Correcto! Golpear a un enano y escabullirse? Ningn troll parara en uno, Sr. Vimes. Es como ustedes, gente, con los manes. El juego va de esa manera. -Qu juego? -Ust nunca jug Thud? -Crisoprasa pareca sorprendido. -Oh, se. Yo no juego -dijo Vimes-. Y con respecto al Slab, usted maneja el cao ms grande. Slo entre usted y yo, aqu y ahora. -Nah, yo estoy afuera de esa cosa -dijo Crisoprasa, agitando su cigarro al rechazar la idea-. Usted puede decir que estoy viendo lo errado de mi camino. Desde ahora en adelante vivo limpio, por el camino central. Propiedades y servicios financieros, se es el camino en adelante. -Me alegra escucharlo. -Adems, los chicos se estn metiendo -continu Crisoprasa-. Basura sedimentaria. Y cortan el Slab con malos sulfitos y lo cocinan con cloruro frrico y mierdas como sa. Usted cree que el Slab es malo? Espere a ver el Slide. El Slab hace que un troll se siente a ver bonitos colores, sin dar problemas, amable y silencioso. Pero el Slide lo hace sentir como troll ms grande y fuerte en el mundo. No necesita dormir, no necesita comer. Despus de unas semanas, no necesita vivir. Eso no es para m. -S, porqu matar a los clientes? -dijo Vimes. -Golpe bajo, Sr. Vimes, golpe bajo. Nah, los chicos nuevos, la mitad del tiempo estn ellos mismos con Slide. Demasiada pelea, demasiada falta de respeto -. Entrecerr los ojos y se inclin hacia delante-. Yo s nombres y lugares. -Es su deber, como buen ciudadano, decrmelos, entonces-dijo Vimes. Por los dioses, qu piensa que soy? Pero quiero esos nombres. Slide suena aterrador. En este momento precisamos trolls locos por batallar tanto como un agujero en la cabeza, lo cual probablemente obtendremos al final. -No puedo decrselo. se es problema -dijo Crisoprasa-. Tampoco es el momento. Usted sabe lo que est pasando ah afuera. Si esos enanos estpidos quieren pelea, vamos a necesitar a cada troll. Eso es lo que estoy diciendo. Digo a mi gente, demos oportunidad a Vimes. Seamos buenos ciudadanos, no movamos el bote. La gente todava me escucha y a mis asociados. Pero no por mucho tiempo. Espero que usted est en el caso, Sr. Vimes. -Est investigando el Capitn Zanahoria -dijo Vimes. Los ojos de Crisoprasa se estrecharon todava ms. -Zanahoria Fundidordehierroson? -dijo-. El enano grande? l es un muchacho encantador, brillante como un botn, pero los trolls no lo vern bien, lo digo francamente.

-Tampoco lo ven muy bien los enanos, si vamos alo caso -dijo Vimes-. Pero es mi Guardia. Nadie me dice a quin pongo en cada caso. -Confa en l? -dijo Crisoprasa. -S! -Bueno, l es un pensador, l es brillante. Pero Fundidordehierroson? Nombre enano. Problema justo ah. Pero el nombre Vimes ese nombre significa mucho. No puedes sobornarlo, l una vez arrest al Patricio. No es el cuchillo mas afilado del cajn, pero es honesto como ninguno y no para de cavar. -Crisoprasa capt la expresin de Vimes-. Eso es lo que ellos dicen. Yo quiero a Vimes en este caso porque me gusta, muchacho sin guantes, y tendr bastante pronto la verdad. Y a l le digo: ningn troll lo hizo, no as. Olvida que l est hablando trols callejero, se dijo Vimes. Es slo para verse como el buen viejo troll. ste es Crisoprasa. l derrot a la mayora de los antiguos mafiosos, que eran jugadores bastante afilados a su vez, y tiene al Gremio de Ladrones en un puo. Y sin sentarse en un montculo de nieve. Sabes que est en lo cierto. Pero no el cuchillo ms afilado del cajn? Muchas gracias! Pero el Capitn Zanahoria era brillante, verdad? La mente de Vimes siempre estaba buscando conexiones, y se le ocurri: -Quin es el Sr. Brillo? Crisoprasa estaba absolutamente quieto, el nico movimiento era el del humo verdoso que sala en espirales de su cigarro. Cuando habl, su aire era inslitamente jovial. -l? Oh, una historia para chicos. Una especie de leyenda troll de los lejanos das adelante[13] -dijo. -Cmo un hroe folklrico? -Sp, esa clase de cosas. Tipo de cosas tontas que la gente habla en tiempos difciles. Slo fuegos fatuos, nada real. stos son tiempos modernos. Y eso pareca ser todo. Vimes se levant. -Muy bien, he escuchado lo que dice -dijo l-. Y ahora tengo una Guardia que dirigir. Crisoprasa dio una pitada a su cigarro y sacudi la ceniza, que sise en la escarcha. -Va a volver a la Guardia por el Callejn Vuelva Otra Vez? -dijo. -No, esta muy afu -Vimes se detuvo. Haba un toque sugestivo en la voz del troll. -Dele mis recuerdos a dama de la puerta siguiente al negocio de tortas -dijo el troll. -Eh, lo har, lo har? -dijo Vimes, confuso-. Sargento! La puerta se abri con un estampido y Detritus entr a la carrera, la ballesta dispuesta. Vimes, consciente de que una de las pocas fallas del troll era su incomprensin de las implicaciones del trmino medidas de seguridad, luch contra una horrible urgencia de zambullirse en tierra. -Tiempo vendr cuando todos sabremos dnde estamos parados -musit Crisoprasa, como si hablase con la audiencia de fantasmales puercos-. Y quin est parado a nuestro lado. -Cuando Vimes se diriga a la entrada, el troll aadi-: Dele la capa a su dama, Sr. Vimes. Con mis cumplidos. Vimes se par de golpe, y mir la capa sobre sus hombros. Era de alguna piel plateada, maravillosamente clida, pero no tan clida como la furia que creca dentro de l. Casi haba salido con ella puesta. Haba estado as de cerca. Se la quit y la hizo una pelota. Con toda probabilidad varias docenas de pequeas y raras cosas chillonas haban muerto para hacerla, pero pudo ver que sus muertes no haban sido, de alguna pequea manera, en vano. Arroj el fardo alto en el aire, grit:

-Sargento! -y se arroj a tierra. Se sinti la instantnea bofetada de la ballesta, el sonido de una horda de abejas enloquecidas, el plinc-plinc-plinc de fragmentos de flechas convirtiendo un crculo del techo metlico en un colador, y el olor a pelo quemado. Vimes se puso de pie. Lo que estaba cayendo alrededor era alguna clase de nieve peluda. Encontr la mirada de Crisoprasa. -Intentar sobornar a un oficial de la Guardia es una ofensa seria -dijo. El troll parpade. -Honesto como ninguno, yo les dije a ellos. Es bueno haber tenido esta pequea charla, Sr. Vimes. Cuando estuvieron bien lejos, Vimes empuj a Detritus a un callejn, hasta donde era posible empujar a un troll a algn lado. -Bueno, qu sabes del Slide? -dijo. Los rojos ojos del troll resplandecieron. -Escuch rumores. -Vete a Calle Mina de Melaza y rene un escuadrn pesado. Vete a Callejn Vuelva Otra Vez, detrs de los Fregaderos. Hay una fabricante de tortas de bodas ah, creo. Tienes nariz para las drogas. Busca por ah, sargento. -Correcto! -dijo Detritus-. Le han contado algo, seor? -Digamos slo que pienso que es una buena intencin circunspecta, te parece? -Est bien, seor -dijo el troll-. A quin circundamos? -Eh, a alguien que conocemos que intenta mostrarnos qu buen ciudadano es. Ponte en eso, bien? Detritus se colg la ballesta en el hombro para facilitar el transporte y sali nudilleando rpidamente. Vimes se reclin contra la pared. ste iba a ser un largo da. Y ahora l En la pared, un poco por arriba de su cabeza, un troll haba marcado un burdo dibujo de un diamante tallado. Podas decir fcilmente que era un graffiti troll lo hacan con la ua y tenan por lo general una pulgada de profundidad en la mampostera. Al lado estaba marcado: BRILLO. -Ejem -dijo una vocecita en su bolsillo. Vimes suspir y sac a Grosella mientras miraba la palabra. -S? -Usted dijo que no quera ser interrumpido -dijo el diablillo a la defensiva. -Y bien? Qu tienes para decir? -Faltan once minutos para las seis, Inserte Nombre Aqu -dijo el diablillo humildemente. -Oh, demonios! Por qu no me lo dijiste! -Porque usted me dijo que no quera ser interrumpido! -el diablillo temblaba. -S, pero no -Vimes se detuvo. Once minutos. No poda correr, no a esta hora-. Seis en punto. Es importante. -Usted no me dijo eso! -dijo el diablillo, con la cabeza en las manos-. Usted slo dijo nada de interrupciones! Lo siento tanto Olvidando a Brillo, Vimes busc desesperadamente con la mirada en los edificios cercanos. No haba mucho uso para las torres de clac por aqu donde el distrito de las carniceras se una al de los muelles, pero distingui la gran torre de semforo sobre la oficina del superintendente de los muelles. -Ve all! -orden, abriendo la caja-. Diles que te envo yo y que es prioridad uno, bien? Tienen que decirle al Pseudopolis Yard desde dnde estoy partiendo! Cruzar el ro por Puente Aborto y seguir por Prouts! Los oficiales del Yard sabrn de qu se trata todo esto! Ve!

El diablillo pas de la desesperacin al entusiasmo en un instante. Salud. -Ciertamente, seor. El Servicio Integrado de Mensajera Narizazul no lo abandonar, Inserte Nombre Aqu. Har la interfaz en el acto, seor! Salt al piso y se convirti en una evanescente bruma verde. Vimes corri hasta el muelle y sigui ro arriba, pasando los buques. Los muelles siempre estaban congestionados y la calle era una carrera de obstculos de fardos, cuerdas y cajas apiladas, con una discusin cada diez metros. Pero Vimes era corredor por naturaleza, y conoca todas las formas de progresar en las congestionadas calles de la ciudad. Esquivaba y saltaba, evada y zigzagueaba y, donde era necesario, irrumpa. Una cuerda lo hizo tropezar; l rod y se incorpor. Un estibador lo empuj; Vimes lo volte de un gancho, y aceler, en caso de que el hombre tuviera amigos cerca. Esto era importante Un brillante carruaje de cuatro caballos sali de Calle del Mono, con dos lacayos agarrados detrs de l. Vimes aceler en un arranque desesperado, se tom de una manija, se alz entre los sorprendidos servidores, se arrastr por el tambaleante techo, y se dej caer en el asiento junto al joven conductor. -Guardia de la Ciudad -anunci, haciendo brillar la insignia-. Siga adelante! -Pero se supone que gire a la izquierda en -comenz el joven. -Y deles un toque de ltigo, por favor -dijo Vimes, ignorndolo-. Esto es importante! -Oh, bien! Persecucin a gran velocidad, desafiando la muerte? -dijo el cochero, con creciente entusiasmo-. Correcto! Soy el muchacho para eso! Ha encontrado a su hombre, seor. Sabe que puedo hacer andar este carruaje en dos ruedas por cincuenta yardas? Slo que la vieja seorita Robinson no me permite hacerlo. Izquierda o derecha, solo diga la palabra! Arre! Arre! -Mire, simplemente -comenz Vimes, cuando el ltigo restall sobre sus cabezas. -Por supuesto, el truco es hacer que los caballos corran en dos patas. En realidad, es ms bien un salto, se puede decir -sigui el cochero, dando vuelta su sombrero para minimizar la resistencia del viento-. Quiere ver mi truco de ruedas? -No especialmente -dijo Vimes, mirando fijo hacia adelante. -Los cascos no levantan chispas cuando lo hago, le aseguro! Arre! El paisaje estaba desenfocado. Adelante estaba el paso que conduca al Muelle Dos Pintas. Normalmente estaba cubierto por un puente mvil. normalmente. Ahora estaba corrido. Vimes pudo ver los mstiles de un barco que era remolcado afuera del muelle hacia el ro. -Oh, no se preocupe por eso, seor! -grit el cochero a su lado-. Iremos por el muelle y lo saltaremos! -No puedes saltar un barco de dos mstiles con un carruaje de cuatro caballos! -Apuesto a que se puede si se apunta entre los dos mstiles, seor! Arre! Arre! Adelante del coche, los hombres corran para ponerse a salvo. Por detrs, los lacayos estaban buscando otro empleo. Vimes empuj al muchacho hacia atrs, agarr un puado de riendas, puso ambos pies en el pedal de freno, y tir. Las ruedas se bloquearon. Los caballos comenzaron a girar. El coche se desliz, con las llantas metlicas echando chispas y el chillido del metal. Los caballos giraron un poco ms. El coche comenz a balancearse, arrastrando a los caballos con l, hacindolos girar como monturas de feria. Los cascos dejaron rastros de fuego a travs de los adoquines. En este punto, Vimes solt todo, se agarr del fondo del asiento con una mano, de la baranda con la otra, cerr los ojos y esper a que todos los ruidos terminaran.

Afortunadamente, lo hicieron. Slo un ruidito permaneci: un irritado golpetear en el techo del coche, causado, probablemente, por un bastn de paseo. Pudo orse una vieja voz femenina y petulante diciendo: -Johnny? Has estado conduciendo rpido otra vez, jovencito? -Un giro de contrabandista! -Johnny respir, mirando a un equipo de cuatro sudorosos caballos que ahora enfrentaban al camino por donde haban venido-. Estoy impresionado! Se dio vuelta hacia Vimes, que no estaba all. Los hombres que movan el barco haban dejado caer las cuerdas y corrieron a la vista del coche y los cuatro caballos que bajaban por el camino hacia ellos. La entrada al muelle era angosta. Un hombre poda fcilmente trepar por una cuerda a la cubierta, cruzar corriendo la nave y dejarse caer sobre los adoquines del otro lado. Y este hombre recin lo haba hecho. Vimes, acelerando, poda ver que Puente Aborto estaba en camino de ser una batalla. Un sobrecargado carro de heno se haba calzado a s mismo entre las inestables casas que se alineaban en el puente, arrancado parte del piso superior de alguna, y haba perdido algo de la carga en el proceso. Haba una pelea en marcha entre el carrero y el nada impresionado propietario del nuevo edificio de una planta. Valiosos segundos se perdieron forcejeando por, sobre y a travs del heno hasta que estuvo corriendo entre el trafico detenido al otro extremo del puente. Por delante de l estaba el ancho camino conocido como Prouts, lleno de vehculos, y todo en subida. No iba a conseguirlo. Ya deban ser las seis menos cinco. El pensamiento de eso, el pensamiento de esa carita -Sr. Vimes! Se gir. Un coche correo recin haba salido a la calle detrs de l y vena llegando al trote. Zanahoria estaba sentado junto al conductor y agitaba frenticamente la mano. -Suba al estribo, seor! -grit-. No nos queda mucho tiempo! Vimes comenz a correr una vez ms y, cuando el coche lleg a su nivel, salt al estribo de la puerta y se colg. -No es ste el coche correo a Quirm? -grit mientras el cochero apuraba a los caballos a un medio galope. -Es verdad, seor -dijo Zanahoria-. Les expliqu que era un asunto de extrema importancia. Vimes reforz su agarre. Los coches del correo tenan buenos caballos. Las ruedas, no muy lejos de l, eran ya un borrn. -Cmo llegaste aqu tan rpido? -grit. -Tom un atajo por los Jardines del Boticario, seor! -Qu? Ese pequeo paseo por el ro? No es bastante ancho para un coche como ste! -Fue un poquito apretado, seor, s. Se puso ms fcil cuando las lmparas del coche se cayeron. Ahora Vimes poda darse cuenta del estado del coche. La pintura estaba marcada en toda su longitud. -Muy bien! -grit-. Dile al conductor que me enve la cuenta, por supuesto! Pero ser perder el tiempo, Zanahoria. El Callejn del Parque debe estar congestionado a esta hora! -No se preocupe, seor! Yo me agarrara muy fuerte si fuera usted, seor! -Vimes escuch el chasquido del ltigo. ste era un verdadero coche correo. A las maletas no les importaba ir cmodas. Poda sentir la aceleracin. El Callejn del Parque deba aparecer pronto. Vimes no poda ver gran cosa, porque el viento de su vuelo lo haca lagrimear, pero adelante estaba uno de los atascos de trfico

ms de moda en la ciudad. Era bastante malo a cualquier hora del da, pero temprano por la noche era particularmente horrible debido a la creencia en Ankh-Morpork de que el derecho de paso era la prerrogativa del vehculo ms pesado o del conductor ms osado. Haba colisiones menores todo el tiempo, seguidas inevitablemente por ambos vehculos bloqueando la interseccin mientras los conductores bajaban a discutir asuntos de seguridad en la carretera, con referencias a la primer arma en la cual podan poner las manos. Y era a este maelstrn de caballos empujando, peatones escapando y conductores maldiciendo que el coche correo se diriga, aparentemente, a galope tendido. Cerr los ojos y despus, al or un cambio en el sonido de las ruedas, se arriesg a abrirlos otra vez. El coche vol a travs de la interseccin. Vimes capt un vistazo momentneo de una inmensa cola, furiosa y aullante, detrs de una pareja de inamovibles oficiales troll, antes de que pasaran girando hacia Avenida Pastelito. -Cerraste la calle? Cerraste la calle! -grit, por sobre el viento. -Y el Camino Real, seor. Por las dudas -grit en respuesta Zanahoria. -Cerraste dos calles importantes? Dos malditas calles completas? En la hora pico? -S, seor -dijo Zanahoria-. Era la nica manera. Vimes continu colgado, sin habla. Se habra atrevido l a eso? Pero se era Zanahoria al completo. Haba un problema, ahora ya no lo haba. Admitmoslo, toda la ciudad estaba probablemente consolidada con carros ahora, pero se era un problema distinto. Llegara a casa a tiempo. Habra importado un minuto? No, probablemente no, aunque el Joven Sam pareca tener un reloj interior muy exacto. Posiblemente hasta dos minutos estaran bien. Aun tres minutos. Tal vez pidas llegar a cinco. Pero eso era todo. Si podas llegar a cinco minutos, podas llegar a diez, y despus a media hora, un par de horas y no ver a tu hijo en toda la noche. As que eso era todo. Seis en punto, sin retardo. Todos los das. Leer al Joven Sam. Nada de excusas. Se lo haba prometido a s mismo. Nada de excusas. Absolutamente nada de excusas. Una vez que tienes una buena excusa, abres la puerta a las malas excusas. Tena unas pesadillas donde llegaba tarde. Tena un montn de pesadillas acerca del Joven Sam. Estaban involucradas camas vacas y oscuridad. Todo haba sido tan bueno. En unos pocos y cortos aos l, Sam Vimes, haba subido en el mundo como un globo. Era duque, comandaba la Guardia, era poderoso, se haba casado con una mujer cuya compasin, amor y comprensin saba que no mereca un hombre como l, y era tan rico como Creosota. La fortuna haba hecho llover sopa, y l haba tenido un gran tazn en las manos. Y todo haba ocurrido muy rpido. Y entonces haba venido el Joven Sam. Al principio haba estado bien. El beb era, bueno, un beb; todo cabeza colgante y eructos y ojos desenfocados, completamente del dominio de la madre. Y entonces, una noche, su hijo haba mirado directamente a Vimes, con ojos que para su padre opacaban las lmparas del mundo, y el miedo haba llegado a la vida de Sam Vimes en una ola terrible. Toda esa buena fortuna, toda esa fiera alegra estaba errada. Seguramente el universo no puede permitir esa cantidad de felicidad en un solo hombre, no sin presentar factura. En algn lado una gran ola oscura estaba creciendo, y cuando rompiera sobre su cabeza se llevara todo. Algunos das estaba seguro de poder escuchar su rugido distante Gritando un incoherente agradecimiento, se tir del coche en cuanto fren, moviendo los brazos para mantener el equilibrio y patin por el camino de entrada. La puerta frontal an se estaba abriendo cuando corri hacia ella, desparramando grava, y ah

estaba Willikins sosteniendo El Libro. Vimes lo agarr y trep las escaleras cuando abajo en la ciudad los relojes comenzaron a marcar variadas aproximaciones a las seis. Sybil haba sido inflexible acerca de no tener niera. Vimes, por una vez, haba sido aun ms inflexible en tenerla, y una chica para el corral de dragones de raza, afuera. Un cuerpo puede slo hacer mucho, despus de todo. l haba ganado. Pureza, que pareca de un tipo decente, recin haba terminado de acomodar al Joven Sam en la cama cuando entr Vimes. Ella le dio alrededor de un tercio de una reverencia antes de captar su expresin dolorida y recordar la leccin espontnea de la semana anterior acerca de los Derechos del Hombre, y se apur a salir. Era importante que nadie ms estuviera all. Este momento era solo para los Sams. El Joven Sam se levant solo hacia la baranda de la cama, y dijo: -Pa! El mundo se volvi suave. Vimes acarici el cabello de su hijo. Era divertido, realmente. Se pasaba el da voceando y gritando y hablando y bramando pero aqu, en este tiempo tranquilo, oliendo (gracias a Pureza) a jabn, nunca saba qu decir. Tena la lengua atada en presencia de este beb de catorce meses. Todas las cosas que haba pensado decir, como Quin es el muchachito de Pap? sonaban horriblemente falsas, como si salieran de un libro. No haba nada que decir, en esta habitacin de suaves colores pastel, ni nada que fuera necesario decir. Desde debajo de la cama sali un gruido. Goteador el dragn estaba durmiendo all. Anciano, sin fuego, con las alas andrajosas y sin dientes, trepaba las escaleras cada da y tomaba posicin debajo de la cama. Nadie saba porqu. Haca ruiditos silbantes en su sueo. El feliz silencio envolvi a Vimes, pero no poda durar. Deba llevar a cabo La Lectura Del Libro De Imgenes. se era el significado de las seis en punto. Era el mismo libro, cada da. Las pginas de dicho libro estaban dobladas y blandas donde el Joven Sam las haba masticado, pero para una persona en esta guardera, ste era el libro de los libros, la ms grande historia jams contada. Vimes no necesitaba leerlo. Lo conoca de corazn. Se llamaba Dnde Est Mi Vaca? El no identificado quejoso haba perdido su vaca. sa era la historia, en realidad. La pgina uno comenzaba promisoriamente: Dnde est mi vaca? Es sa mi vaca? Dice: -Bee! Es una oveja! sa no es mi vaca! Y el autor comenzaba a sujetar su material: Dnde est mi vaca? Es sa mi vaca? Dice: -Iiiiee! Es un caballo! sa no es mi vaca! En este punto el autor haba alcanzado una agona creativa y escribi, desde las profundidades de su alma: Dnde est mi vaca?

Es sa mi vaca? Dice: -Hruuugh! Es un hipoptamo! sa no es mi vaca! Esta era una buena noche. El Joven Sam ya estaba sonriendo ampliamente y cantando junto al argumento. Eventualmente, la vaca sera hallada. Era mucho dar vuelta de pginas. Por supuesto algn suspenso era prestado por el hecho de que todos los otros animales eran presentados de una manera que hubiera confundido a un gatito, que tal vez haba crecido en un cuarto oscuro. El caballo estaba parado frente a un perchero, como hacan tan a menudo, y el hipo estaba comiendo en un comedero contra el cual estaba una horquilla. Visto desde la direccin equivocada, la escena poda verse por un segundo como una vaca El Joven Sam lo amaba, de todas maneras. Debe haber sido el libro ms acunado en el mundo. An as, preocupaba a Vimes, an pensando que l era realmente bueno con los ruidos y poda enfrentar a cualquier hombre en su interpretacin de Hruuuugh. Pero era ste un libro para un chico citadino? Cundo podra escuchar esos ruidos? En la ciudad el nico ruido que esos animales haran era crepitar al ser fredos. Pero la guardera estaba llena de conspiraciones, con ovejas balando, y osos de peluche y patitos plumosos dondequiera mirase. Una noche, despus de un da difcil, haba probado la versin callejera de Vimes: Dnde est mi papi? Es se mi papi? Dice: -Bugrit! Mano milenaria y camarones! Es Viejo Apestoso Ron! se no es mi papi! Estaba yendo muy bien cuando Vimes escuch una significativa tosecita desde la puerta, donde estaba Sybil parada. Al da siguiente, el Joven Sam, con el seguro instinto de los nios para esas cosas, dijo Buglit! a Pureza. Y eso, aunque Sybil nunca mencion el tema, ni siquiera a solas, fue todo. Desde entonces Sam se adhiri rgidamente a la versin autorizada. Esa noche la recit, mientras el viento traqueteaba en las ventanas, y ese pequeo mundo de la guardera, con su paz rosa y celeste y sus criaturas, tan suaves y lanosas y plumosas que parecan abrazar a ambos. En el reloj de la guardera, una ovejita lanuda marcaba el paso de los segundos. En la penumbra, no-bastante-despierto, con andrajosas hebras de oscuro sueo llenando su mente, Vimes miraba con incomprensin la habitacin. El pnico lo abrum. Qu era este lugar? Por qu estaban todos esos animales sonriendo? Qu haba sobre su pie? Quin estaba haciendo las preguntas y porqu estaba envuelto en un chal azul con patos? Los benditos recuerdos afluyeron. El Joven Sam se durmi rpidamente, aferrado al casco de Vimes como si fuera un osito, y Goteador, siempre en la bsqueda de algo tibio donde desplomarse, haba descansado la cabeza en la bota de Vimes. El cuero ya estaba cubierto de algo viscoso. Vimes recobr cuidadosamente su casco, reuni el chal alrededor de l y deambul hacia el gran vestbulo. Vio luz bajo la puerta de la biblioteca y, todava algo dormido, entr en ella.

Dos guardias se levantaron. Sybil gir en su silla cerca del fuego. Vimes sinti que los patos se deslizaban lentamente de sus hombros para finalizar en un montn sobre el piso. -Te dej dormir, Sam -dijo Dama Sybil-. Esta maana volviste despus de las tres. -Todos estn haciendo turnos dobles, cario -dijo Sam, mirando a Zanahoria y a Sally para que ni pensasen en contar a nadie que haban visto al jefe vistiendo un chal azul con patos-. Tengo que dar el buen ejemplo. -Estoy segura de que se es tu propsito, Sam, pero te ves como un horrible ejemplo -dijo Sybil-. Cundo comiste por ltima vez? -Tom un sndwich de lechuga, tomate y tocino, querida -dijo, procurando, por el tono de voz, sugerir que el tocino haba sido un mero condimento, en lugar de una losa escasamente cubierta por el pan. -Espero que haya estado bueno -dijo Sybil, transmitiendo con exactitud el hecho de que ella no crea una palabra de eso-. El Capitn Zanahoria tiene algo que decirte. Ahora, sintate e ir a ver qu ha pasado con la cena. Cuando ella sali en direccin a las cocinas, Vimes gir hacia los guardias, mientras debata por un momento si ofrecer esa sonrisita avergonzada y esa mirada que entre los hombres significaba Mujeres, eh? y decida que no, basndose en que los guardias consistan en la Agente Interina Jorobado, que ya pensaba que l era un tonto, y el Capitn Zanahoria, que no tendra idea de su significado. Se decidi por un -Bien? -Hicimos lo mejor posible, seor -dijo Zanahoria-. Yo tena razn. La mina es un lugar muy infeliz. -Las escenas de crimen usualmente lo son, s. -En realidad, no creo que hayamos visto la escena del crimen, seor. -No han visto el cuerpo? -S, seor. Eso creo. Realmente, seor, usted tiene que verlo -No creo poder con esto -sise Angua mientras se diriga otra vez por Calle Melaza. -Qu anda mal? -dijo Zanahoria. Angua seal con el pulgar por encima del hombro. -Ella! Vampiros y hombres lobo no son buena compaa. -Pero ella es una Listn Negro -protest tibiamente Zanahoria-. Ella no har -Ella no tiene que hacer nada! Ella slo es! Para uno de nosotros tener a un vampiro alrededor es como el peor mal da que puedas imaginar. Y creme, un hombre lobo sabe realmente lo que es un mal da! -Es el aroma? -dijo Zanahoria. -Bien, no es bueno, pero es ms que eso. Ellos son tan aplomados. Tan perfectos. Estoy cerca de ella y me siento peluda. No puedo evitarlo, viene de miles de aos atrs! Es la imagen. Los vampiros son siempre tan fros, controlados, y los hombres lobo son, bien, animales ineptos. Menos que perros. -Pero eso no es cierto. Un montn de Cintas Negras son totalmente neurticos, y tu eres tan brillante y -No cuando hay vampiros cerca! Ellos provocan algo! Mira, deja de intentar ser lgico acerca de esto, quieres? Odio que te pongas lgico conmigo. Por qu no esper el Sr. Vimes? Est bien, est bien, estoy encima de eso. Pero es difcil, eso es todo. -Estoy seguro de que no es fcil para ella tampoco -comenz Zanahoria. Angua le ech una Mirada. Pero eso es l, pens. l realmente piensa as. Es slo que no sabe cundo es una idea realmente mala decir una cosa como sa. No es fcil para ella? Cundo fue fcil para m? Al menos ella probablemente no tiene que esconder

ropas de recambio por toda la ciudad! Est bien, convertirse en murcilagos no debe ser agradable, pero nos convertimos todos los meses. Y cundo ni siquiera rasgu una garganta? Cazo pollos! Y los pago por adelantado. Sufre ella de PIT? No lo creo! Oh, dioses, y ya es bien pasado los Gibosos Encerados esta noche. Puedo sentir mi cabello creciendo! Malditos vampiros! Hacen una gran cosa al no ser ya chupasangres mortales. Tienen toda mi simpata! Hasta eso! Todo eso pas por su mente en un segundo. Dijo: -Tan slo bajemos, lo hacemos y salimos, bien? Todava haba una multitud alrededor de la entrada. Entre ellos estaba Otto Chriek, que hizo a Zanahoria un pequeo saludo. An haba guardias de servicio, pero era claro que alguien haba estado hablando con ellos. Saludaron con la cabeza al escuadrn cuando lleg. Uno de ellos, educadamente, les abri la puerta. Zanahoria hizo seas de acercarse a los otros vigilantes. -Todo lo que digamos ser escuchado por casualidad, comprendido? -dijo-. Todo. Sean cuidadosos. Y recuerden hasta donde ellos saben, ustedes no pueden ver en la oscuridad. Encabez el camino hacia adentro, donde estaba parado Cascoingenioso, radiante y ansioso. -Bienvenido, Golpea Cabezas -dijo el enano. -Eh, si vamos a hablar Morporkiano, preferira Capitn Zanahoria -dijo Zanahoria. -Como desee, fundidor -dijo el enano-. El ascensor espera! Mientras descendan, Zanahoria dijo: -Qu le da energa a esto, por favor? -Un Dispositivo -dijo Cascoingenioso, con un orgullo que superaba su nerviosismo. -De veras? Tienen muchos Dispositivos? -dijo Zanahoria. -Un hacha y una barra promedio. -Una barra promedio? Slo haba sentido hablar de ellas. -Somos afortunados. Me encantar mostrrsela. Es invalorable para preparar comida -farfull Cascoingenioso-. Y abajo tenemos una cantidad de cubos, de variadas potencias. Nada puede ocultarse al fundidor. Orden mostrarle a usted todo lo que desee ver y decirle todo lo que desee saber. -Gracias -dijo Zanahoria, mientras el ascensor se detena en la negrura puntuada por el cadavrico resplandor de los vurms-. Son muy profundas sus excavaciones aqu? -No se lo podra decir -dijo rpidamente Cascoingenioso-. No lo s. Ah, aqu est Ardiente. Volver arriba -No, Cascoingenioso, permanece con nosotros, por favor -dijo una sombra ms oscura en la penumbra-. Deberas ver esto, tambin. Buenos das a usted, Capitn Zanahoria y -Angua detect un elemento de disgusto- damas. Sganme, por favor. Lamento la falta de luz. Tal vez sus ojos se adapten. Me complacer describir cualquier objeto que toquen. Ahora los conducir al sitio donde el terrible acontecimiento aconteci. Angua mir alrededor mientras eran conducidos a lo largo del tnel, notando que Zanahoria tena que caminar con las rodillas algo dobladas. As que Golpea Cabeza? Divertido, nunca se lo mencionaste a los muchachos! Cada docena de yardas o cosa as, Ardiente se detena frente a una puerta redonda, invariablemente con vurms agrupados alrededor, y giraba una rueda. Las puertas crujan al abrirse y se movan con una majestuosidad que sugera que eran pesadas. Aqu y all en el tnel haba cosas, cosas mecnicas, colgando de la pared, claramente con algn propsito. Los vurms brillaban alrededor de ellas. Ella no tena una pista de qu eran

esos objetos, pero Zanahoria los saludaba con entusiasmada delicia, como un nio de escuela. -Ustedes tienen campanas de aire y botas de agua, Sr. Ardiente! Slo haba odo hablar de ellas! -Usted creci en la buena roca de Cabezadecobre, verdad, Capitn? Minar en este llano hmedo es como cavar tneles en el ocano. -Y las puertas de hierro son a prueba de agua, verdad? -S, en efecto. Y hermticas al aire tambin. -Destacable! Me gustara visitar esto otra vez, cuando este vergonzoso asunto haya terminado. Una mina enana bajo la ciudad! Es bastante difcil de creer! -Estoy seguro de que puede arreglarse, capitn. Y se era Zanahoria en accin. Poda sonar tan inocente, tan amigable, tan estpido, en el sentido de un cachorrito, y de sbito se converta en el gran bloque de acero y estabas caminando directo hacia l. Por el aroma, Sally lo estaba mirando con inters. S sensata, se dijo Angua. No dejes que la vampiro te gane. No empieces a creer que eres estpida y peluda. Piensa claramente. Tienes un cerebro. Seguramente la gente poda volverse loca viviendo en esta oscuridad. Angua hall ms fcil cerrar los ojos. Aqu abajo, su nariz funcionaba mejor sin distracciones. La oscuridad ayudaba. Con los ojos cerrados, varios colores dbiles danzaban a travs de su cerebro. Sin la peste de la condenada vampiro, pens, habra sido capaz de captar mucho ms. El hedor envenenaba cada sensacin. Espera, no pienses as, ests dejando a tu mente pensar por ti resiste, eso est mal Haba un dbil esquema en la esquina de la cmara siguiente, que era bastante grande. Se vea como un esquema. Un esquema de tiza. Un luminoso esquema de tiza. -Entiendo que ste es el mtodo aprobado? -dijo Ardiente-. Conoca la tiza nocturna, capitn? Est hecha de vurms molidos. El resplandor persiste por casi un da. Sobre el piso usted ver, o mejor dicho, sentir, el garrote que asest el golpe mortal. Justo debajo de su mano, capitn. Hay sangre sobre l. Me disculpo por la oscuridad, pero mantenemos afuera a los vurms. Habran hecho una fiesta, comprende. Angua vio a Zanahoria, con su permanente contorno de aroma a jabn, palpar su camino a travs del espacio. Su mano toc otra puerta metlica. -Adnde conduce esto, seor? -dijo, tocndola. -A las cmaras externas. -Estaba abierta cuando el troll atac al grag? En realidad supone que un troll lo hizo?, se pregunt Angua. -As lo creo -dijo Ardiente. -Entonces la querra abierta ahora, por favor. -No puedo acceder a esta peticin, capitn. -No hice una peticin, seor. Despus de que haya sido abierta, necesitar saber quin estaba en la mina en el momento que irrumpi el troll. Necesitar hablar con ellos, con quien haya descubierto el cuerpo. Hara'g, j'kargra. Para Angua, el aroma de Ardiente cambi. Bajo todas esas capas, el enano estaba sbitamente indeciso. Haba caminado directamente a eso. Dud por varios segundos antes de responder. -Har un esfuerzo para cumplir su peti su requerimiento, fundidor -dijo-. Ahora lo dejar. Ven, Cascoingenioso. -Grz dava'j? -dijo Zanahoria-. K'zakra'j? d j h'ragna ra'd'j! Ardiente se adelant, con creciente incertidumbre, y mostr las manos, con las palmas hacia abajo. Por un momento, hasta que sus mangas resbalaron, Angua vio un smbolo dbilmente brillante en su mueca derecha. Cada profundo tena un draht como nica

evidencia de identidad, en un mundo de figuras veladas. Ella haba odo que se hacan tatuando con sangre de vurms bajo la piel. Sonaba doloroso. Zanahoria tom sus manos por un momento, y lo dej ir. -Gracias -dijo, como si el interludio en enans no hubiera tenido lugar. Los dos enanos se apresuraron a irse. En la espesa oscuridad, los vigilantes quedaron solos. -De qu se trata todo esto? -dijo Angua. -Solo confortndolo un poco -dijo alegremente Zanahoria. Busc en su bolsillo -. Ahora que hemos llegado, vamos a poner algo de luz aqu, les parece? Angua olfate la mano de l movindose vigorosamente una o dos veces sobre la pared, como si estuviera pintando. Brot un aroma de tarta de cerdo? -Pronto habr ms luz -dijo l. -Capitn Zanahoria, este lugar no es donde -comenz Sally. -Todo a su tiempo, guardia interina -dijo Zanahoria con firmeza-. Por el momento, simplemente observamos. -Pero debo decirle -Despus, guardia interina -dijo Zanahoria, un poco ms fuerte. Los vurms estaban fluyendo por la puerta abierta por la que ellos haban entrado, y a travs de la piedra-. De paso, eh, Sally estar bien si vemos el cuerpo? Est bien, pens Angua, piensa en ella. Yo debo lidiar con sangre todos los das. Camina una milla en mis narices! -La sangre vieja no ser un problema, seor -dijo Sally-. Hay algo aqu. Pero es -Espero que hayan preparado una morgue -dijo Zanahoria rpidamente-. Los ritos fnebres son bastante complejos. Una morgue? Un hogar lejos del hogar para ti, querida!, gru el lobo interno de Angua. Los vurms se estaban extendiendo, arrastrndose por la pared con un propsito. Ella se agach para acercar su nariz al piso. Puedo oler enanos, montones de enanos, pens Angua. Los trolls son difciles de oler, especialmente bajo tierra. Sangre en el garrote, como una flor. Hay olor a enano en el garrote, pero ac hay olor a enano por todos lados. Puedo oler Espera, eso es familiar El piso ola mayormente a limo y arcilla. Las huellas de Zanahoria se vean, y tambin las de ella. Haba mucho olor a enano, y apenas pudo distinguir el olor que le importaba. Este es el lugar donde encontraron el cuerpo, entonces? Pero este parche de barro aqu, era diferente. Haba sido trado all por unos pies, pero ola igual que la pesada arcilla de Callejn Cantera. Quin viva en Callejn Cantera? La mayora de los trolls de AnkhMorpork. Una pista. Ella sonri en la decreciente oscuridad. Y el problema con las pistas era, como el Sr. Vimes deca siempre, que eran tan fciles de hacer. Podas caminar con un bolsillo lleno de cosas ensangrentadas. La oscuridad estaba desapareciendo porque la luz creca. Angua levant la mirada. Haba un smbolo grande y brillante en la pared, donde Zanahoria la haba tocado. l haba frotado alguna carne sobre ella, pens. Y haban aparecido para la fiesta Volvi Ardiente, con Cascoingenioso por detrs. Lleg hasta: -La puerta puede abrirse otra vez pero, lamentablemente, nosotros -y se detuvo. Eran vurms felices. Por los patrones de resplandor blanco-verdoso, eran brillantes. Por detrs de Zanahoria haba ahora un crculo que resplandeca suavemente, con dos lneas en diagonal atravesndolo. Ambos enanos lo miraron como conmocionados.

-Bien, permtanos echar una mirada, podemos? -dijo Zanahoria, aparentemente ajeno a todo eso. -Nosotros, lamentablemente, el aguaagua no completamente hermticalas otras puertas el troll produjo una inundacin -murmur Ardiente, sin quitar sus ojos del resplandor. -Pero usted dice que podemos pasar por sta, al menos? -dijo Zanahoria educadamente, sealando la puerta sellada. -Eh, s. S. Ciertamente. El auxiliar se adelant y extrajo una llave. La rueda, desbloqueada, gir fcilmente. Angua estaba extremadamente consciente de cmo los msculos, en los brazos desnudos de Zanahoria, relucan y bombeaban cuando empuj la puerta metlica para abrirla. Oh no, an no, seguramente! Ella debera tener al menos otro da! Era la vampiro, ella era, parada ah, luciendo tan inocente. Haba partes de su cuerpo que queran que se volviese lobo, ya mismo, para defenderse Haba una habitacin con pilares del otro lado de la puerta. Ola hmeda y sin terminar. Haba vurms en el techo, pero el piso era barroso y chapoteaba bajo los pies. Angua poda divisar otra puerta enana cruzando el cuarto y otra en cada lado. -Hicimos un montn con los escombros en el lote de la basura afuera -dijo Ardiente-. Nosotros, eh, creemos que el troll entr por ese lado. Fue un descuido imperdonable. -An sonaba perturbado. -Y el troll no fue visto? -dijo Zanahoria, pateando el barro. -No. Estas cmaras estn terminadas. Los excavadores estn en otro lado, pero vinieron tan pronto como pudieron. Creemos que el grag vino ac buscando soledad. Para morir por la mano arbitraria de una abominacin! -Suerte para el troll, no es as, seor? -dijo Angua cidamente-. Simplemente estaba paseando por ah y tropez con Aplastajamones? La bota de Zanahoria golpe algo metlico. Apart algo ms de barro con el pie. -Han puesto rieles? -dijo-. Deben estar moviendo un montn de escombros, seor. -Mejor empujarlos que cargarlos -dijo Ardiente-. Bueno, hice arreglos para -Espere, qu es esto? -dijo Zanahoria. Se agach y tir de algo plido-. Es un trozo de hueso, por el aspecto. En una cuerda. -Est lleno de huesos viejos -dijo Ardiente-. Ahora, yo Eso se liber con un glup y les sonri en la dbil luz. -No luce muy viejo, seor -dijo Zanahoria. Una sola aspiracin fue suficiente para Angua. -Es un crneo de oveja -dijo-. Hace unos tres meses que muri. Oh, otra pista, aadi para s misma. Linda y conveniente para que la encontremos, tambin. -Puede habrsele cado al troll -dijo Zanahoria. -Un troll? -dijo Ardiente, retrocediendo. sa no era la reaccin que Angua haba esperado. Ardiente ya estaba nervioso, pero ahora, bajo toda esa ropa, estaba al borde del pnico. -Usted dijo que un troll haba atacado al grag, seor? -dijo Zanahoria. -Pero nosotros nunca yo nunca vi esto antes! Por qu no lo hallamos? Eso volvi? -Todas las entradas estn selladas, seor -dijo Zanahoria pacientemente-. Verdad? -Pero las hemos sellado con eso adentro, con nosotros? -era prcticamente un alarido. -Usted lo sabra, seor, verdad? -dijo Zanahoria-. Los trolls, bien, se destacan. -Debo traer guardias! -dijo Ardiente, retrocediendo hacia la nica puerta abierta-. Puede estar en cualquier lugar!

-Entonces usted puede estar yendo directamente hacia l, seor -dijo Angua. Ardiente se par en seco, por un instante, emiti un gimoteo y corri hacia la oscuridad, con Cascoingenioso en los talones. -Bueno, qu podemos pensar de todo lo que pas? -dijo Angua, con una sonrisa horrible-. Y qu fue lo que dijiste en enans sabes que soy un enano en la fraternidad de todos los enanos? -Ejem, Con enftica confianza me conoces. Observo los ritos de los enanos. Qu/quin soy yo? Soy los Hermanos unidos. -dijo cuidadosamente Sally. -Bien hecho, guardia interina! -dijo Zanahoria-. sa fue una traduccin excelente! -S, mordiste a alguien inteligente? -dijo Angua. -Soy una Listn Negro, sargento -dijo Sally modestamente-. Y soy naturalmente buena con los idiomas. Mientras estamos solos, capitn, puedo mencionar algo? -Por cierto -dijo Zanahoria, probando la rueda en una de las puertas cerradas. -Pienso que hay un montn de cosas mal aqu, seor. Hay algo muy extrao en la manera en que Ardiente reaccion ante el crneo. Por qu pensara l que el troll todava est aqu, despus de todo ese tiempo? -Un troll adentro de una mina enana puede hacer mucho dao antes de que puedan detenerlo -dijo Zanahoria. -Ardiente realmente no se esperaba ese crneo, seor -dijo Sally, presionando-. Escuch su corazn acelerado. Eso lo aterroriz. Eh algo ms, seor. Hay montones de enanos de ciudad aqu, seor. Docenas. Puedo sentir sus corazones, tambin. Hay seis grags. Sus corazones laten muy lentamente. Y hay otros enanos tambin. Son extraos, y slo hay unos pocos. Tal vez diez. -Es un conocimiento til, guardia interina, muchas gracias. -S, no entiendo cmo nos manejbamos antes de que vinieras -dijo Angua. Camin rpidamente al otro lado del hmedo cuarto, de modo que no pudieran verle el rostro. Necesitaba aire fresco, no el persistente y pegajoso olor a bodega vieja de este lugar. Su cabeza estaba llena de gritos. La Liga de la Templanza? Ni una gota? Alguien lo haba credo por un minuto? Pero todos queran creer en eso porque los vampiros eran tan encantadores. Desde luego que lo eran! Formaba parte de ser un vampiro! Era la nica manera de que la gente pasara la noche en el terrorfico castillo! Todos saban que un leopardo no poda cambiar sus manchas! Pero no, te pegas un estpido listn negro y aprendes las palabras Los labios que tocaron Icor nunca tocarn los Mos y se dejarn engaar de nuevo. Pero hombres lobos? Bueno, eran simplemente monstruos tristes, verdad? No importaba que la vida fuera una lucha diaria con el lobo interior, no importaba que tuvieses que forzarte a caminar para pasar cada poste de luz, no importaba que en cada disputa insignificante tuvieses que luchar con la urgencia de resolverla de un mordisco. No importaba eso, porque todos saban que una criatura que era un combinado de humano y lobo era una clase de perro. Esa conducta era esperada. Una parte de ella estaba gritando que no era as, que era solo PIT y los conocidos efectos de la presencia de un vampiro, pero de alguna manera, ahora, con los olores alrededor hacindose tan fuertes que eran prcticamente slidos, ella no quera escuchar. Quera oler el mundo, prcticamente estaba escalando su propia nariz. Despus de todo, por qu estaba ella en la Guardia? Por su nariz? Nuevo olor, nuevo olor Un punzante gris azulado de liquen, los marrones y prpuras de carroa vieja, los tonos bajos de madera y cuero aun como lobo completo, ella jams haba saboreado el aire de modo tan forense como ahora. Algo ms, punzante, qumico el aire estaba lleno del olor de humedad y de enanos, pero estos pequeos rastros aparecan como un piccolo de chirima a travs de un rquiem y formaba una cosa

-Troll -cro ella-. Troll. Troll con cinturn de crneos y candados. Con Slab, o algo similar! Troll! -Angua estaba casi ladrando ahora, en la puerta ms alejada-. Abran la puerta! Por aqu! Escasamente necesitaba los ojos ahora, pero all, sobre el metal de la puerta, con carbn, alguien haba dibujado un crculo con dos lneas en diagonal atravesndolo. En un segundo Zanahoria estuvo a su lado. Al menos tuvo la decencia de no decir Ests segura?, sino que intent girar la gran rueda. La puerta estaba con llave. -No creo que haya agua detrs de esto -dijo l. -De veras? -dijo Angua-. Sabes que es slo para mantenernos afuera! Zanahoria gir y all, corriendo hacia ellos, haba un pelotn de enanos. Se dirigan hacia la puerta, aunque ignorando la presencia de los vigilantes. -No los dejes entrar primero! -dijo Angua entre los apretados dientes-. El rastro es dbil! Zanahoria sac la espada con una mano y alz su insignia con la otra. -Guardia de la Ciudad! -rugi-. Bajen sus armas, por favor! Gracias! El pelotn fren, lo cual significaba, dada la naturaleza de las cosas, que la retaguardia se apil sobre los indecisos del frente. -sta es una escena de crimen! -anunci Zanahoria-. Todava soy el fundidor! Sr. Ardiente, est usted ah? Tiene guardias del otro lado de esta puerta? Ardiente empuj a travs de la horda de enanos. -No, creo que no -dijo-. Est el troll todava detrs de ella? Zanahoria mir a Sally, que se encogi de hombros. Los vampiros nunca haban desarrollado la habilidad de escuchar los corazones troll. No tena sentido. -Posiblemente, pero no lo creo -dijo Zanahoria-. Por favor, brala. Aun podemos hallar un rastro! -Capitn Zanahoria, usted sabe que la seguridad de la mina siempre debe estar primero! -dijo Ardiente-. Por supuesto, usted debe perseguirlo. Pero antes abriremos la puerta y nos aseguraremos que no hay peligro detrs. Debe concedernos eso. -Djalos -siseo Angua-. Ser un aroma claro. Estar bien. Zanahoria asinti y susurr: -Bien hecho! Bajo su carne, ella sinti que la cola quera moverse. Quera pasarle la lengua por la cara. Era su parte de perro la que estaba pensando. Eres un buen perro. Era importante ser un buen perro. Zanahoria la hizo a un lado mientras un par de enanos se aproximaba a la puerta con ese propsito. -Pero se ha ido hace mucho -murmur, mientras otros dos enanos se aproximaron detrs de los dos primeros-. El aroma tiene doce horas, al menos -Qu estn haciendo? -dijo Zanahoria, medio para s mismo. Los dos nuevos enanos estaban cubiertos de cuero de los zapatos a la cabeza, como Ardiente, pero usaban malla por encima; los cascos no tenan adornos, pero cubran completamente el rostro, con tan slo una ranura para los ojos. Cada enano llevaba un gran bulto negro a la espalda y sostena una lanza al frente. -Oh, no -dijo Zanahoria-. Seguramente no aqu A una orden, la puerta fue empujada hasta abrirla, revelando slo oscuridad. Las lanzas escupieron llamas, largas lenguas amarillas, y los enanos negros caminaron lentamente por detrs. El humo, pesado y grasiento, llen el aire. Angua se desmay. Oscuridad.

Sam Vimes luchaba colina arriba, cansado hasta los huesos. Haca calor, ms que lo que esperaba. La transpiracin le escoca los ojos. El agua salpicaba bajo sus pies, y haca resbalar sus botas. Y por delante, sobre la colina, un nio gritaba. Saba que estaba gritando. Poda escuchar la respiracin resoplando en su garganta, poda sentir sus labios movindose, pero no poda escuchar las palabras que recitaba, una y otra vez. La oscuridad se senta como tinta fra. Sus zarcillos tironeaban de su mente y su cuerpo, frenndolo, empujndolo hacia atrs Y ahora ellos venan hacia l con llamas. Vimes pestae, y se encontr mirando las llamas del hogar. Las llamas se agitaban pacficamente. Se escuch un susurro de ropas cuando Sybil volvi a la habitacin, se sent y levant el zurcido. La mir, atontado. Estaba zurciendo sus medias. Haba mucamas en este lugar y ella zurca sus medias. No era como si no tuvieran dinero para comprar un par de medias cada da. Pero ella tena la idea de que era una labor de esposa, de modo que la haca. Era reconfortante, de una manera extraa. La nica pena era que ella no tena ninguna habilidad en remendar agujeros, de modo que Sam finalizaba con talones de medias que eran una masa de lanas cruzadas. De todos modos, las usaba y no lo mencionaba jams. -Un arma que dispara llamas -dijo lentamente. -S, seor -dijo Zanahoria. -Los enanos tienen armas que disparan llamas. -Los profundos las usan para hacer estallar bolsas de gas de mina -dijo Zanahoria-. Jams esper verlas all! -Es un arma si algn bastardo la apunta hacia m! -dijo Vimes-. Cunto gas esperan hallar en Ankh-Morpork? -Seor? Hasta el ro se incendia en los veranos calurosos! -Est bien, te acepto eso -concedi Vimes, con reluctancia-. Asegrate de que corra la voz, quieres? Cualquiera que sea visto sobre el nivel de tierra con una de esas cosas, dispararemos primero y no nos ocuparemos de hacer preguntas despus. Demonios, es todo lo que necesitbamos. Tienes algo ms para decirme, capitn? -Bueno, despus fuimos a ver el cuerpo de Aplastajamones -dijo Zanahoria-. Qu puedo decir? En la mueca estaba el draht que lo identificaba, y su piel era plida. Haba una herida horrible en la parte de atrs de su cabeza. Ellos dicen que es Aplastajamones. Yo no puedo probarlo. Lo que puedo decir es que no muri donde ellos dicen, ni cuando ellos dicen. -Por qu? -dijo Vimes. -La sangre, seor -dijo Sally-. Deba haber habido sangre por todas partes. Mir la herida. Cuando ese garrote golpe la cabeza, ya era cadver, y no fue asesinado en ese tnel. Vimes respir lentamente varias veces. Haba tantas cosas malas que tenas que tomarlas de a un horror a la vez. -Estoy preocupado, capitn -dijo-. Y sabes porqu? Es porque tengo el presentimiento de que muy pronto me ser solicitado que confirme que hay evidencia de que un troll cometi la accin. Lo cual, mi amigo, ser como anunciar el comienzo de la guerra. -Usted nos pidi que investigramos, seor -dijo Zanahoria. -S, pero no esperaba que volvieras con el resultado equivocado! Toda la cosa apesta! La arcilla de Callejn Cantera fue plantada, no es as? -Tiene que serlo. Los trolls no se limpian mucho los pies, pero, caminar por el barro todo el camino? Imposible.

-Y tampoco dejan los garrotes detrs -gru Vimes-. De manera que es una puesta en escena, correcto? Pero sucede que en realidad hubo un troll! Estaba segura Angua? -Positivo, seor -dijo Zanahoria-. Antes siempre hemos confiado en su nariz. Lo lamento, seor, ella tuvo que ir a tomar aire fresco. Ella estaba como forzando sus sentidos cuando pas esto, y se le llenaron sus pulmones de ese humo. -Puedo imaginarlo -dijo Vimes. Campanas del infierno, pens. Estbamos justo en el punto donde poda decirle a Vetinari que se vea como un trabajo interno a medio cocinar arreglado para verse como si un troll lo hubiera hecho, y encontramos que en realidad hubo un troll. Hum, demasiado como para confiar en la evidencia. Sally tosi educadamente. -Ardiente estaba conmocionado y asustado cuando el capitn encontr el crneo, seor -dijo ella-. No estaba actuando, estoy segura de eso. Casi colapsa del terror. Y al igual Cascoingenioso, todo el tiempo. -Gracias por eso, guardia interina -dijo Vimes, gravemente-. Sospecho que me voy a sentir de la misma manera cuando salga ah afuera con un megfono y grite Hola muchachos, bienvenidos a la repeticin de Valle de Koom! Hey, vamos a hacerlo justo aqu, en la ciudad! -No creo que realmente debera ponerlo as, seor -dijo Zanahoria. -Bien, s. Probablemente tratar de ser un poco ms sutil, ya que lo mencionas -dijo Vimes. -Y sta sera al menos la decimosexta batalla conocida como Valle de Koom -sigui Zanahoria-, o decimosptima si incluye la del Paso de Vilinus, que fue ms bien una escaramuza. Slo tres de ellas tuvieron lugar en el Valle de Koom, las que inmortaliz Ladino en su pintura. Se dice que es bastante exacta. Desde luego, le tom aos. -Un trabajo sorprendente -dijo Sybil, sin levantar la mirada del zurcido-. Perteneca a mi familia antes de que se lo cediramos al museo, sabes. -No es el progreso una cosa maravillosa, capitn? -dijo Vimes, derramando tanto sarcasmo en su tono como fue posible, ya que Zanahoria era muy malo para reconocerlo-. Cuando tengamos nuestro Valle de Koom, nuestro amigo Otto ser capaz de tomar una iconografa a colores y en una fraccin de segundo. Ha pasado un largo tiempo desde la ltima vez que esta ciudad fue incendiada hasta los cimientos. Debera estar ponindose en accin. Hubo un tiempo en que ya lo habra hecho. Pero ahora, tal vez deba tomar estos preciosos momentos para planificar lo que deba hacer antes de actuar. Vimes intent pensar. No pienses en todo esto como un gran balde de serpientes. Piensa en una serpiente la vez. Trata de ponerlas en orden. Ahora, qu es lo que hay que hacer primero? Todo. Est bien, intenta una aproximacin diferente. -Qu es todo eso de los signos en la mina? -dijo-. Ese Cascoingenioso me hizo una especie de dibujo. Vi uno en la pared, tambin. Y dibujaste uno. -La Oscuridad Que Sigue -dijo Zanahoria-. S. Estaba garabateada por todo el sitio. -Qu significa? -Pnico, seor -dijo Zanahoria gravemente-. Un aviso de que sucedern cosas terribles. -Bien, si uno de esos pequeos cabrones sube a la superficie con una de esas armas llameantes en la mano, eso se har verdad. Pero me dijiste que lo garabatean sobre las paredes? Zanahoria asinti. -Usted debe comprender una mina enana, seor. Es un tipo de

invernadero emocional, tal como Vimes lo entendi, aunque ningn enano lo hubiese descrito as. Los humanos se habran vuelto dementes viviendo as, confinados todos juntos, sin privacidad, sin silencio, viendo las mismas caras todos los das, durante interminables aos. Y ya que haba un montn de armas con punta por all, sera solo cuestin de tiempo antes de que de los techos gotease sangre. Los enanos no enloquecan. Permanecan pensativos y sombros, concentrados en su trabajo. Pero garabateaban signos de mina. Era como un plebiscito no oficial, una votacin mediante graffiti, mostrando sus puntos de vista sobre lo que estaba ocurriendo. En los confines de una mina, cualquier problema era el problema de todos, la ansiedad saltaba de enano en enano como un rayo. Los signos la bajaban a tierra. Eran una salida, un alivio, una manera de mostrar lo que sentas sin desafiar a nadie (por todas esas armas con punta). La Oscuridad Que Sigue: Esperamos lo que sigue con pnico. Otra traduccin podras ser, en efecto: Arrepintanse, pecadores! -Hay cientos de runas para la oscuridad -dijo Zanahoria-. Algunas de ellas forman parte del enans ordinario, desde luego, como la Larga Oscuridad. Hay muchas como sa. Pero algunas son -Msticas? -sugiri Vimes. -Increblemente msticas, seor. Hay libros y libros acerca de ellas. Y la manera en que los enanos piensan acerca de libros y palabras y runas bien, seor, usted no lo podra creer. Noso ellos creen que el mundo fue escrito, seor. Todas las palabras tienen enorme poder. Destruir un libro es peor que asesinar a un profundo. -Casi lo haba deducido -dijo Monitor de Pizarrn Vimes. -Algunos profundos creen que los signos oscuros son reales -continu Zanahoria. -Bueno, si puedes leer la escritura en la pared -comenz Vimes. -Reales como vivos, seor -dijo Zanahoria-. Como que ellos existen en algn lugar abajo, en la oscuridad debajo del mundo, y ellos causan que ellos mismos sean escritos. Est la Oscuridad Que Aguarda que es la oscuridad que llena un nuevo hueco. La Oscuridad Que Cierra no s nada sobre sa, pero est la Oscuridad Que Abre, tambin. La Oscuridad Que Respira, sa es rara. La Oscuridad Que Convoca, muy peligrosa. La Oscuridad Que Habla, la Oscuridad que Atrapa. La Oscuridad Secreta, a sa la he visto. Todas sas estn bien. Pero la Oscuridad Que Sigue es un signo muy malo. Sola escuchar a los enanos ms viejos hablar de l. Decan que poda apagar las lmparas, y cosas mucho peores. Cuando la gente comienza a dibujar ese signo, las cosas estn muy mal. -Todo eso es muy interesante, pero -Todos en la mina estn nerviosos como el infierno, seor. Tensos como alambres. Angua dice que puede olfatearlo, pero yo tambin puedo, seor. Crec en una mina. Cuando algo va mal, todos lo perciben. En das como se, seor, mi padre acostumbraba detener todas las operaciones mineras. Tienes demasiados accidentes. Francamente, seor, los enanos estn locos de preocupacin. Los signos de Oscuridad Que Sigue estn por todas partes. Probablemente sean los mineros que han contratado desde que vinieron aqu. Sienten que hay algo muy errado, pero lo nico que pueden hacer es escribir los signos. -Bueno, su grag superior ha sido asesinado -Puedo sentir la atmsfera en la mina, seor. Cualquier enano puede. Y est rancia de miedo y pnico y horrible confusin. Y hay cosas en Las Profundidades peores que la Oscuridad Que Sigue.

Vimes tuvo una visin momentnea de la oscuridad vengativa, surgiendo a travs de las cavernas como una marea, ms veloz que un hombre corriendo lo cual era estpido. No puedes ver la oscuridad. Espera, sin embargo, piensa algunas veces puedes. En los viejos das, cuando estaba en la noche todo el tiempo, conoca las sombras de la oscuridad. Y algunas veces era una oscuridad tan espesa que casi sentas que tenas que abrirte camino a travs de ella. En esas noches, los caballos estaban asustadizos y los perros aullaban; y abajo, en el matadero, los animales escapaban de sus corrales. Eran inexplicables, as como esas noches que eran bastante luminosas y plateadas, aunque no hubiera luna en el cielo. Haba aprendido, entonces, a no usar su pequea linterna de vigilante. La luz arruinaba la visin, te cegaba. Te quedabas mirando fijo la oscuridad hasta que sta parpadeaba. La mirabas hasta que bajaba. -Capitn, me perd un poco aqu -dijo Vimes-. Yo no crec en una mina. Estos signos son dibujados porque los enanos piensan que van a pasar cosas malas y quieren evitarlas, o piensan que la mina merece que pasen cosas malas, o porque quieren que ocurran cosas malas? -Pueden ser las tres al mismo tiempo -dijo Zanahoria, con una mueca-. Puede ponerse realmente intenso cuando una mina va mal. -Oh, demonios! -Oh, puede ser terrible, seor. Crame. Pero nadie dibujara jams el peor de los signos y querer que suceda. El dibujarlo no sera suficiente, de cualquier manera. Tienes que querer que suceda con tu ltimo aliento. -Y cual es se? -Oh, usted no quiere saberlo, seor. -Te lo he preguntado -dijo Vimes. -No. Usted realmente no quiere saberlo, seor. Realmente. Vimes estaba por empezar a gritar, pero se detuvo a pensar por un momento. -En efecto, no, no creo que quiera -acept-.Todo esto se trata de histeria y misticismo. Es slo folklore siniestro. Los enanos lo creen. Yo no. Entonces cmo hiciste que los vurms formaran ese signo? -Fcilmente, seor. Simplemente frot la pared con un trozo de carne. Es una fiesta para los vurms. Quera sacudir un poco a Ardiente. Ponerlo nervioso, como usted me ense. Quera mostrarle que yo conoca los signos. Soy un enano, despus de todo. -Capitn, probablemente no sea el momento para interrumpirte, pero -Oh, yo s que la gente se re, seor. Un enano de seis pies! Pero ser humano slo significa haber nacido de padres humanos. Eso es fcil. Ser un enano no significa haber nacido de enanos, aunque es un buen comienzo. Es acerca de ciertas cosas que uno hace. Ciertas ceremonias. Yo las he hecho. As que soy un humano y un enano. Los profundos encuentran un poco difcil aceptarlo. -Es otra vez la mstica, verdad? -dijo Vimes sin entusiasmo. -Oh, s, seor -tosi Zanahoria. Vimes reconoci esa tos particular. Significaba que haba malas noticias en la mente del capitn y que se estaba preguntando cmo darle forma para adaptarse al no-totalmente-sobrante espacio disponible en la cabeza de Vimes. -Sultalo, capitn. -Eh, este pequeo tipo apareci -dijo Zanahoria, abriendo su mano. El diablillo Grosella se enderez. -Corr todo el camino, Inserte Nombre Aqu -dijo con orgullo. -Lo vimos trotando por la cuneta -dijo Zanahoria-. No era difcil de ver, con el brillo verde plido que tiene.

Vimes sac la caja de Grosella del bolsillo y la puso sobre el piso. El diablillo se meti adentro. -Ohh, se siente tan bien -dijo-. No me hablen de ratas y gatos! -Te persiguieron? Pero eres una criatura mgica, verdad? -dijo Vimes. -Ellos no lo saben! -dijo el diablillo-. Ahora, qu era eso? Oh, s. Usted me pregunt acerca del transporte de mierda. Durante los pasados tres meses, la carga extra de los carros letrineros ha promediado las cuarenta toneladas por noche. -Cuarenta toneladas? Eso habra llenado una habitacin grande! Por qu no sabamos eso? -Usted lo saba, Inserte Nombre Aqu -dijo el diablillo-, pero estuvieron saliendo por todas las puertas, vea, y probablemente ningn guardia vio ms de uno o dos carros extras. -S, pero ellos llenan informes todas las noches! Por qu no los vimos? Hubo una pausa incmoda. El diablillo tosi. -Hum, nadie lee los informes, Inserte Nombre Aqu. Parecen ser lo que en el negocio llamamos documentos de slo-escritura. -No se supona que alguien los leyera? -demand Vimes. Hubo otro silencio atronador. -Yo pensara que eras t, querido -dijo Sybil, atendiendo a su zurcido. -Pero yo estoy a cargo! -protest Vimes. -S, querido. se es el punto, en realidad. -Pero no puedo pasarme todo mi tiempo barajando trozos de papel! -Entonces pones a otro a hacerlo, querido -dijo Sybil. -Puedo hacer eso? -dijo Vimes. -S, seor -dijo Zanahoria-. Usted est a cargo. Vimes mir al diablillo, que le devolvi una sonrisa de deseo. -Puedes revisar todo en mi bandeja de entrada -piso -murmur Sybil. - y decirme qu es lo importante? -Complacido de hacerlo, Inserte Nombre Aqu! Slo una pregunta: Qu es importante? -Bien, el hecho de que los condenados limpiadores estn acarreando mucha ms bosta fuera de la ciudad es bastante condenadamente importante, no piensas? -No lo s, Inserte Nombre Aqu -dijo el diablillo-. De hecho, yo no pienso. Pero deduzco que si hace un mes hubiera llamado su atencin sobre ese hecho, usted me habra mandado a meter la cabeza en el culo de un pato. -Es verdad -dijo Vimes, asintiendo-. Probablemente lo habra hecho. Capitn Zanahoria? -Seor! -dijo Zanahoria, sentndose derecho. -Cul es la situacin en las calles? -Bien, bandas de trolls han estado vagando por la ciudad todo el da. Los enanos, tambin. Ahora un montn de enanos est en Plaza Sator, seor, y un buen nmero de trolls se est congregando en la Plaza de las Lunas Rotas. -De cuntos estamos hablando? -dijo Vimes. -Alrededor de un millar, todos incluidos. Han estado bebiendo, por supuesto. -Justo en el estado de nimo para una pelea, entonces. -S, seor. Bastante borrachos para ser estpidos pero demasiado sobrios para caerse -dijo Zanahoria. -Interesante observacin, capitn -dijo Vimes pensativamente. -S, seor. La voz es que comenzarn a las nueve. Ya han sido hechos los arreglos, entiendo.

-Entonces pienso que antes de que oscurezca debera haber un montn de polis en el Cham, justo entre ellos, no crees? -dijo Vimes-. Pasa la voz a las Casas de la Guardia. -Ya est hecho, seor -dijo Zanahoria. -Y dispn algunas barricadas. -Estn preparadas, seor. -Y llamaste a los Especiales? -Hace una hora, seor. Vimes dud. -Tengo que estar ah, capitn. -Tenemos suficientes hombres, seor -dijo Zanahoria. -Pero no tienen suficientes comandantes -dijo Vimes-. Si maana Vetinari me arrastra sobre carbones porque hubo disturbios importantes en el centro de la ciudad, no quiero decirle que tuve una tranquila velada en casa -Se volvi hacia su esposa-. Lo siento, Sybil. Lady Sybil suspir. -Creo que debo tener unas palabras con Havelock acerca de los horarios que te impone -dijo-. Esto no te est haciendo ningn bien, sabes. -Es el trabajo, querida. Lo lamento. -Por eso le dije al cocinero que te prepare un frasco de sopa, entonces. -Lo hiciste? -Por supuesto. Te conozco, Sam. Y hay un paquete con emparedados. Capitn Zanahoria, debe asegurarse de que coma la manzana y la banana. El Dr. Csped dice que debe comer al menos cinco frutas o vegetales diarios! Vimes mir fijamente a Zanahoria y a Sally, intentando proyectar el aviso de que el primer oficial en mostrar una sonrisa, o siquiera mencionar esto a alguien, siempre, siempre, siempre, tendra realmente un momento muy difcil. -Incidentalmente, la salsa de tomate no cuenta como vegetal -aadi Sybil-. Ni tampoco la cosa seca en el pico de la botella. Bueno, que estn esperando todos? -Hay algo que no quise mencionar en presencia de su seora -dijo Zanahoria mientras iban hacia el Yard-. Eh, Hastahora ha muerto, seor. -Quin es Hastahora? -Guardia interino Horacio Hastahora, seor? Que recibi un golpe en la nuca anoche? Cundo estbamos en esa reunin? Cundo hubo esos, eh, disturbios? Enviado al Hospital Gratuito? -Oh, dioses -dijo Vimes-. Parece como una semana atrs. Ha estado con nosotros apenas un par de meses! -En el hospital dijeron que su cerebro muri, seor. Estoy seguro de que hicieron todo lo mejor. Lo hicimos nosotros?, se pregunt Vimes. Pero fue una condenada refriega, y el adoqun vino de no se sabe dnde. Pudo golpearme a m, pudo golpear a Zanahoria. Golpe a un chico, en cambio. Que les dir a sus padres? Muerto en el cumplimiento de su deber? Pero su deber no debera haber sido detener a un montn de ciudadanos idiotas matando a otro montn de ciudadanos idiotas. Todo se haba ido de las manos. No haba suficientes de nosotros. Y ahora hay aun menos. -Ir a ver a su mam y su pap maa -comenz, y su lenta memoria tom el turno por fin-. Tiene tena un hermano en la Guardia? -Ssseor -dijo Zanahoria-. Guardia interino Hctor Hastahora, seor. Se incorporaron juntos. l est afuera, en Calle Chittling.

-Entonces busca a su sargento y dile que Hctor no tiene permitido salir a la calle esta noche, correcto? Quiero que sea iniciado en las alegras de los archivos. En un stano, si es posible. Y usando un casco muy grueso. -Comprendido, seor -dijo Zanahoria. -Cmo est Angua? -Pienso que estar bien despus de una siesta, seor. La mina de veras la pudo. -Realmente, lo lamento -comenz Sally. -No es tu culpa, guardia interina Sally -dijo Vimes-. Es la ma. Yo saba de ese tema de los vampiros y los hombres lobo, pero las necesitaba a las dos ah abajo. Es una de esas decisiones, de acuerdo? Sugiero que te tomes la noche libre. No, es una orden. Lo has hecho muy bien en tu primer da. Vete. Ponte cabeza abajo o donde sea. La miraron hasta perderla de vista antes de continuar por la calle. -Es muy buena, seor -dijo Zanahoria-. Capta rpido las cosas. -S, muy rpido. Puedo ver que ser til -dijo pensativamente Vimes-. No te suena extrao, capitn? Ella aparece, justo cuando la necesitamos. -Ella ha estado en Ankh-Morpork por un par de meses, sin embargo -dijo Zanahoria-. Y la Liga la garantiza. -Un par de meses es el tiempo que Aplastajamones ha estado aqu -dijo Vimes-. Y si quiere buscar cosas, no somos un mal grupo para unirse. Somos metiches oficiales. -Seor, usted no piensa -Oh, estoy seguro de que es una Listn Negro, pero no creo que un vampiro haga todo el camino desde Uberwald para tocar el cello. Y, como t dices, hace un buen trabajo. Vimes mir a la nada por un instante y dijo pensativo: -Uno de nuestros Especiales no haba trabajado para la compaa de clacs? -se debe ser Andy Hancock, seor -dijo Zanahoria. -Oh, dioses. Te refieres a Dos Espadas? -se, seor. Un muchacho muy entusiasta. -S, ya vi los registros. Normalmente un maniqu de entrenamiento dura meses, capitn. No se supone que destroce tres en media hora! -Debe estar en el Yard ahora, seor. Quiere tener una palabra con l? -dijo Zanahoria. -No. Ten t una palabra con l. Vimes baj su voz. Lo mismo hizo Zanahoria. Estaban susurrando. Zanahoria dijo: -Es eso estrictamente legal, seor? -No veo cmo. Vamos a averiguarlo, s? No hemos tenido esta pequea conversacin, capitn. -Comprendido, seor. Por los dioses, era mucho mejor cuando ramos apenas cuatro contra ese maldito gran dragn, pens Vimes mientras caminaban. Desde luego, casi nos quemamos vivos varias veces, pero al menos no era complicado. Era un condenado gran dragn. Podas verlo venir. No se pona poltico contigo. Haba comenzado a llover, una lluvia fina y persistente, para cuando llegaron a Pseudopolis Yard. Vimes, con extrema falta de entusiasmo, se lo haba entregado a Zanahoria. Por cierto que l poda organizarlo. El lugar estaba activo. Vagones cargados de barricadas amarillas y negras salan rodando de la antigua fbrica de limonada. Los guardias venan desde cada calle. -Realmente no he reparado en gastos aqu, seor -dijo Zanahoria-. Pens que era importante. -Bien hecho, capitn -dijo Vimes, mientras se mantenan como islas en la inundacin-. Pero creo que hay un pequeo asunto de planeamiento avanzado que puedes haber olvidado

-De veras, seor? Pens que haba cubierto todo -dijo Zanahoria, que pareca confuso. Vimes le dio una palmada en la espalda. -Probablemente esto no -dijo, y aadi para s mismo: porqu t, capitn, no eres un bastardo. Desorientado y sin propsito, el troll vagaba por el mundo La cabeza de Ladrillo resonaba como un gong. l realmente no quera hacerlo, pero haba cado en malas compaas. A menudo caa en malas compaas, reflexion, aunque a veces tena que buscarlas todo el da, porque Ladrillo era un perdedor de perdedores. Un troll sin clan ni banda, y que era considerado de pocas luces hasta por los otros trolls, tena que aceptar cualquier mala compaa que pudiera encontrar. En este caso se haba reunido con Totalmente Escoria, y Nucleoduro y Gran Mrmol, y haba sido ms fcil relacionarse con ellos que decidir no hacerlo, y se haban reunido con ms trolls, y ahora Mralo de esta manera, pens mientras caminaba fatigosamente, cantando canciones de la banda un poco fuera de comps, porque no saba la letra Est bien, andar en medio de esta horda de trolls, no podas caer ms bajo, es un hecho. Pero Totalmente Escoria deca que el rumor era que la Guardia estaba detrs del troll que haba estado en la mina, correcto? Y, si lo piensas, el mejor lugar para esconder a un troll es en un gran grupo de trolls. Porque la Guardia va a estar metiendo la nariz en los stanos donde los trolls realmente malos andan, no aqu. Y si lo hacan, y ponan un dedo sobre l, todos estos hermanos trolls lo ayudaran. No estaba demasiado seguro sobre lo ltimo, en el corazn de su corazn. Su bajo cociente de inteligencia, posiblemente negativo, completa ausencia de popularidad y, sobre todo, su permanente inclinacin a inhalar, chupar, tragar o morder cualquier cosa que prometiese hacer chispear su cerebro, significaban que haba sido expulsado hasta de la Banda No-puedo-pensar-un-nombre de Calle Dcimo Huevo de la cual se rumoreaba que era tan estpida que uno de sus miembros era un bulto de concreto en una cuerda. No, era difcil de imaginar un troll al cual le importase lo que le pasara a Ladrillo. Pero ahora eran hermanos, y la nica presa en la ciudad. Le dio un codazo al troll con collar de crneos, ornamentado con graffiti, cubierto de lquenes, de gran garrote, que marchaba estoicamente junto a l. -Salud, hermano! -dijo, chocando un mugriento puo. -Porque no vas a hacerte ghuhg t mismo, Ladrillo, trozo de coprolito -murmur el troll. -Ya mismo! -dijo Ladrillo. La oficina principal estaba abarrotada pero Vimes luch para abrirse camino empujando y gritando hasta llegar al escritorio de servicio, que se hallaba bajo asedio. -Se ve peor de lo que es, seor! -grit Cheery, por sobre el alboroto-. Detritus y el Agente Espatofluor estn en el Cham ahora mismo, junto a los tres oficiales golem! Comenzamos a formar la lnea! Las dos bandas estn muy ocupadas calentndose! -Buen trabajo, Sargento! Cheery se inclin y baj la voz. Vimes se tuvo que anclar al escritorio para evitar que la multitud lo arrastrara. -Fred Colon est reclutando a los Especiales en la antigua fabrica de limonada, seor. Y el Sr. De Worde, del Times, lo est buscando. -Lo siento, sargento, no entend la ltima parte! -dijo Vimes en voz alta-. La fbrica de limonada, correcto? Muy bien! Se gir, y casi tropieza con A. E. Psimo, que sostena un ordenado portapapeles.

-Ah, vuestra gracia, hay unos pocos asuntos que me gustara discutir con usted -dijo el pulido hombrecillo. La mandbula de Vimes cay, dejndolo con la boca abierta. -Y usted cree que es buen momento? -alcanz a decir, mientras era empujado por un oficial cargando un manojo de espadas. -Bueno, s. He encontrado una cantidad de pequeos problemas financieros y de procedimiento -dijo con calma A. E. Psimo-, y pienso que es de vital importancia que yo comprenda exactamente qu Vimes, sonriendo horriblemente, lo agarr por el hombro. -S! Correcto! Absolutamente! -grit-. Mi querido Sr. Psimo, en qu estuve pensando? Usted debe comprender! Venga conmigo, por favor! Medio arrastr al desorientado hombre por la puerta trasera, lo levant para quitarlo del camino de un carro que se mova pesadamente mientras cruzaba el atestado patio, y lo empuj al patio de la vieja fbrica, donde los Especiales estaban siendo equipados. Tcnicamente, eran la Milicia Ciudadana, pero, como haba remarcado Fred Colon, era mejor tenerlos adentro mendose ellos mismos que tenerlos afuera mendote a ti. Los agentes especiales eran hombres -mayormente- que podan ser polis en pocas de extrema necesidad pero eran generalmente descalificados de la membresa formal de la Guardia por razones de forma, profesin, edad o, a veces, cerebro. A un montn de profesionales no les gustaban, pero Vimes ltimamente haba llegado al punto de vista de que, cuando la presin se converta en empujn, era mejor tener a tus conciudadanos empujando junto a ti y, llegado el caso, podas tambin ensearles a sostener una espada correctamente, en caso de que el brazo torpemente arrancado fuese el tuyo. Vimes empuj a A. E. Psimo a travs de los cuerpos comprimidos hasta encontrar a Fred Colon, que estaba entregando los cascos nica-talla-no-le-va-bien-a-nadie. -Un nuevo hombre para ti, Fred -dijo en voz alta-. El Sr. A. E. Psimo, simplemente A. E., si alguna vez hace un amigo. Es inspector del gobierno. Equpalo completo, no olvides la coraza antidisturbios. A. E. quiere comprender el oficio, de manera que amablemente se present voluntario como agente temporal en las barricadas con nosotros. -Sobre la cabeza de A. E. Psimo le hizo un gran guio a Fred. -Oh, eh, correcto -dijo Fred y su cara, en la fluctuante luz de las llamas, adquiri la inocente sonrisa de alguien prximo a hacer de la vida de otro una pequea olla de terror burbujeante. Se inclin sobre la mesa de caballetes. -Sabe usar una espada, Agente Temporal Psimo? -dijo, dejando caer un casco en la cabeza del hombre, adonde gir. -Bueno, no exactamente -comenz el inspector, mientras una realmente vieja espada era empujada sobre los tablones, seguida por una pesada porra. -Un escudo, entonces? Es bueno con un escudo? -dijo Fred, empujando el gran tem detrs de la espada. -Realmente, no quise decir -dijo A. E. Psimo, tratando de sostener la espada y la porra, y dejando caer ambas, y despus la espada, la porra y el escudo, y dejando caer los tres. -Es bueno para correr la cien yardas en diez segundos? Usando esto? -sigui Fred. Una arruinada cota de mallas cay lentamente de la mesa, como un montn de serpientes, aterrizando sobre los brillantes zapatitos de A. E. Psimo. -Eh, yo no creo -Estar quieto e ir al bao, realmente rpido? -dijo Fred-. Oh, bien, aprender rpido. Vimes hizo dar vuelta al hombre, alz 35 libras de malla comida por la herrumbre y las dej caer en sus brazos, haciendo inclinar a A. E. Psimo.

-Voy a presentarle a algunos de los ciudadanos que estarn luchando a su lado esta noche, de acuerdo? -dijo, mientras el hombrecito cojeaba detrs de l-. ste es Willikins, mi mayordomo. No hay monedas afiladas en tu sombrero esta noche, Willikins? -No, seor -dijo Willikins, mirando al presionado A. E. Psimo. -Me alegro de escucharlo. ste es el Agente Temporal Psimo, Willikins -gui Vimes. -Honrado de conocerlo, agente temporal, seor -dijo con gravedad Willikins-. Ahora que el seor est con nosotros estoy seguro de que los perversos desaparecern. Ha tenido el seor por casualidad un cuerpo-a-cuerpo con un troll antes? No? Un pequeo consejo, seor. Lo importante es estar frente a l y esquivar el primer golpe. Esto siempre los deja con la guardia baja y el seor puede entonces dar un paso adelante y seleccionar el blanco de preferencia del seor. -Eh, qu tal si si no estoy enfrente del que trata de golpearme? -dijo A. E. Psimo, hipnotizado por la descripcin, dejando caer la espada otra vez-. Si de hecho est detrs de m? -Ah, bien, me temo que en ese caso el seor debe volver atrs y comenzar todo otra vez, seor. -Y, eh, cmo hago eso? -Tradicionalmente, el primer paso es volver a nacer, seor -dijo Willikins, sacudiendo la cabeza. Vimes lo salud con la cabeza y movi al trmulo Psimo a travs de la parloteante multitud, mientras la llovizna caa, la niebla creca y las antorchas parpadeaban. -Buenas noches, seor! -dijo una voz alegre, y s, all estaba el Agente Especial Hancock, un amistoso hombre barbado con una amistosa sonrisa y ms cubertera en su persona que la que era buena para la salud mental de Vimes. se era el problema con algunos de los Especiales. Realmente se metan en la cosa. Compraban su propio equipo, y siempre era mejor que el que entregaba la Guardia. Algunos resonaban ms que los enanos, con esposas patentadas y complicadas porras, cmodos yelmos acolchados y lpices que escriban debajo del agua y, en el caso del Agente Especial Hancock, dos espadas curvas Agateanas sujetas con correas en su espalda. Aquellos que se haban atrevido a aventurarse en el patio de entrenamiento cuando las estaba usando decan que se vean bastante impresionantes. Vimes haba escuchado que un ninja Agateano poda afeitar y cortarle el cabello a una mosca en vuelo, pero eso no lo haca sentir mejor. -Oh, hola Andy -dijo-. Pienso -El Capitn Zanahoria ha tenido unas palabras conmigo -dijo el Agente Especial Hancock, hacindole un gran guio-. Me ocupar de eso! -Oh, bien -dijo Vimes, horriblemente consciente de que se haba puesto a s mismo en una posicin delicada al respecto, sugiriendo que tal vez una espada pudiera ser suficiente-. Eh Irs contra los trolls, al menos para empezar -dijo-. Slo recuerda que nuestra gente est a tu alrededor, de acuerdo? Recuerdas al Agente Especial Piggle, eh? -Pero, en justicia, fue un corte limpio, seor! -dijo Hancock-. Igor dijo que nunca haba hecho un reimplante tan fcil! -No obstante, esta noche son slo las porras, Andy, a menos que yo d otra orden, est claro? -Comprendido, Comandante Vimes. De hecho, tengo una porra nueva. Algn sexto sentido hizo decir a Vimes: -De veras? Puedo verla?

-Aqu est, seor. -Hancock sac algo que le pareci a Vimes como dos porras, unidas por un tramo de cadena. -Son numknuts Agateanos, seor. No tienen bordes afilados. Vimes los balance experimentalmente y se golpe en el codo. Los devolvi con rapidez. -Mejor t que yo, muchacho. Supongo que har que un troll se detenga a pensar. El Sr. Psimo miraba horrorizado, en gran parte porque el leo imprevisible apenas le haba errado. -Oh, ste es el Sr. Psimo, Andy -dijo Vimes-. l est viendo cmo hacemos las cosas. El Sr. Hancock es uno de nuestros ms entusiastas agentes especiales, Sr. Psimo. -Encantado de conocerlo, Sr. Psimo! -dijo Hancock-. Si necesita algn catlogo, soy su hombre! Vimes se adelant rpidamente, para el caso que el hombre sacase las espadas nuevamente, y corri hacia una figura levemente ms tranquilizadora. -Y aqu tenemos al Sr. Boggis -dijo-. Me alegra verlo. El Sr. Boggis es presidente del Gremio de Ladrones, Sr. Psimo. El Sr. Boggis salud con orgullo. Haba aceptado una chaqueta de malla de Fred, pero ningn poder en el mundo lo apartara de su redondo sombrero marrn. Algn poder, sin embargo, inclinado a intentarlo, en cualquier caso debera enfrentarse con los hombres de ojos estrechos y mandbula de piedra a cada lado de l, que haban evitado toda arma o coraza. Uno de ellos estaba limpindose las uas con una navaja cortagargantas. En una extraa pero muy definida manera se vean mucho ms peligrosos que el Agente Especial Hancock. -Y tambin a Vinny Sin Orejas Ludd y a Harry No Recuerdo El Apodo Jones, segn veo -continu Vimes-. Ha trado sus guardaespaldas, Sr. Boggis? -A Vinny y a Harry les gusta tomar aire fresco, Sr. Vimes -dijo el Sr. Boggis-. Y tiene usted su propio guardaespaldas, entonces? -Sonri a A. E. Psimo y despus a Vimes-. Tiene que cuidar a estos luchadores pigmeos, Sr. Vimes, pueden sacarle la nariz de la cara en un relmpago. Reconozco a un tipo asesino cuando lo veo, eh? La mejor de las suertes, Sr. Vimes. Vimes alej al sorprendido hombre antes de que el Sr. Boggis fuera muerto en el sitio por el Dios de las Sobre Actuaciones, y casi atropella a uno de los especiales, de quien se poda garantizar que no hablaba demasiado. -Y aqu, Sr. Psimo, tenemos al Bibliotecario de la Universidad -dijo-. Buen hombre para una refriega, eh? -Pero eso eso no es un hombre! Es un orangutn, Pongo pongo, nativo de BanghBanghduc, e islas cercanas! -Ook! -dijo el Bibliotecario, palmeando a A. E. Psimo en la cabeza y dndole una cscara de banana. -Bien hecho, A. E.! -dijo Vimes-. No mucha gente lo acierta! Y as Vimes arrastr al inspector de vuelta entre la multitud de hombres hmedos y acorazados, presentndolo a izquierda y derecha. Despus lo empuj a un rincn, y, para debilitar las sorprendidas protestas, pas la camisa de malla por sobre su cabeza. -Qudese pegado a m, Sr. Psimo -dijo, cuando el hombre trat de moverse-. Puede ponerse un poco pegajoso ms tarde. Los trolls estn arriba en la plaza y los enanos estn abajo en la plaza, y ambos estn bebiendo suficiente coraje como para tener una buena pelea. Por eso es que nos estamos alineando en el Cham, justo entre ellos, la delgada lnea marrn, ja ja. Los enanos prefieren las hachas de batalla, los trolls son partidarios de los garrotes. Nuestra primera opcin como armas sern nuestras porras, la ltima nuestros pies. Es decir, correremos como demonios.

-Pero pero ustedes tienen espadas! -alcanz a decir A. E. Psimo. -Tenemos espadas, agente temporal. S, se es un hecho, pero abrir agujeros en los ciudadanos es brutalidad de la Guardia, y no queremos nada de eso ahora, verdad? Vamos yendo; no quiero que usted se pierda nada. Arrastr al hombre nuevamente, hacia la calle, y a la corriente de guardias dirigindose al Cham. Aparte de ellos, la calle estaba vaca. La gente de Ankh-Morpork tena el instinto de permanecer en casa cuando afuera haba demasiadas hachas de combate y garrotes con puntas. El Cham era simplemente una calle muy, muy ancha, planeada para desfiles ceremoniales, un vestigio de los das en que la ciudad tena muchas razones para ser ceremoniosa. La llovizna la llenaba ahora y no haca mucho ms que mojar el pavimento y reflejar la luz de las antorchas a lo largo de las barricadas. Barricadas bueno, as eran llamadas en el inventario de la Guardia. Ja! Largas maderas pintadas de negro y amarillo y montadas sobre caballetes no eran barricadas, no para cualquiera que hubiera estado detrs de una real, construida con basuras y muebles, barriles y miedo, y desafo con nudos en los intestinos. No, esas simples cosas eran el smbolo fsico de una idea. Eran una lnea en la arena. Deca: hasta ac, y no mas all. Decan: aqu es donde est la ley. Pisa esta lnea y ests fuera de la ley. Pisa esta lnea, con tus slidas hachas y tus enormes mazas y tus realmente pesados garrotes con puntas, y nosotros pocos, nosotros felices pocos, nosotros aqu parados con nuestras porras de madera, nosotros nosotros bueno, mejor es que no pisen la lnea, de acuerdo? Las fronteras amarillas y negras de la Ley haban sido colocadas separadas unos doce pies, dando mucho espacio para dos lneas de vigilantes espalda contra espalda, mirando hacia fuera. Vimes arrastr al Sr. Psimo al centro del Cham, entre las lneas, y lo solt. -Alguna pregunta? -dijo, mientras los retrasados empujaban detrs de ellos para tomar posiciones. El hombrecito mir hacia la plaza distante, adonde los trolls haban encendido un gran fuego, y se gir para mirar al otro lado, a la plaza, adonde los enanos haban encendido varios fuegos. Se escuchaban cantos distantes. -Oh, s, tendremos los cantos primero. En este punto, es todo acerca de tener la sangre palpitando, ver -aadi Vimes cooperativamente-. Canciones sobre hroes, grandes victorias, matar a tus enemigos, y beber en sus crneos, ese tipo de cosas. -Y entonces, eh, ellos nos atacarn? -dijo A. E. Psimo. -Bien, no as -concedi Vimes-. Ellos tratarn de atacar al otro grupo, y nosotros estamos en el camino. -No pasarn alrededor de nosotros, tal vez? -dijo esperanzadamente A. E. Psimo. -Lo dudo. No estarn de humor para callejones estrechos. Estarn pensando en lneas rectas. Cargar y gritar, dirn, se es el camino. -Ah, ah est la universidad! -dijo A. E. Psimo, como si viera el gran volumen de la Universidad Invisible por la primera vez-. Seguramente los magos podran - quitar mgicamente las armas de sus manos, dejndoles tal vez todos los dedos? Enviarlos mgicamente dentro de las celdas? Convertirlos a todos en hurones? Y despus qu, Sr. Psimo? -Vimes encendi un cigarro, cubriendo el fsforo con la mano, de forma que la llama hizo brillar su rostro brevemente-. Dejaremos que la magia nos gue? Agitar una vara para hallar quin es culpable, y de qu? Buenos hombres mgicos? Los inocentes no tienen nada que temer, cree usted? Yo no apostara dos peniques, Sr. Psimo. La magia est un poquito viva, un poquito riesgosa, justo cuando ests pensando que la agarraste por la garganta, te muerde en el culo. Nada

de magia en mi Guardia, Sr. Psimo. Nosotros usamos el buen y anticuado oficio de polica. -Pero hay un montn de ellos, comandante. -Cerca de un millar, supongo -dijo Vimes plcidamente-. Ms quin sabe cuntos ms que se unirn si lo dejamos ir de las manos, hasta ahora son slo los cabezas calientes y las bandas. -P-pero, no puede tan slo dejarlos hacer? -No, Sr. Psimo, porque eso sera lo que en la Guardia llamamos un completo y absoluto maldito caos y eso no terminar, y se har ms grande muy rpido. Tenemos que terminarlo ahora, as Hubo un golpe desde la direccin de la plaza. Tuvo un eco bastante fuerte desde los edificios. -Qu fue eso? -dijo A. E. Psimo, mirando alrededor apresuradamente. -Oh, era lo que esperbamos -dijo Vimes. Psimo se relaj un poquito. -De veras? -S, es el gahanka, el golpe de guerra troll -dijo Vimes-. Dicen que dentro de los diez minutos de escucharlo, ests muerto. -Detrs de Psimo, Detritus sonri; la luz de las antorchas convirti sus dientes de diamante en rubes. -Es eso verdad? -Debera pensar que no -dijo Vimes-. Y ahora, por favor excseme por un momento, Agente Temporal Psimo. Lo dejar en las buenas manos del Sargento Detritus mientras hablo a los hombres. Fortalecer sus nervios, esa clase de cosas. Se fue con rapidez. Se dijo que no debera estar haciendo esto al inspector, que era apenas un empleado, en el lugar equivocado, y probablemente no era un mal hombre. El problema es que los trolls arriba en la plaza probablemente no eran malos trolls y los enanos abajo en la plaza probablemente no eran malos enanos, tampoco. Gente que probablemente no era mala poda matarte. El golpe troll retumbaba en la ciudad cuando Vimes lleg hasta Fred Colon. -Veo que nos estn dando el gahanka, Sr. Vimes -dijo el sargento, con nerviosa alegra. -Sp. Estarn cargando bastante pronto, espero. Vimes exprimi sus ojos, tratando de ver figuras alrededor del distante resplandor. Los trolls no cargaban rpido, pero cuando lo hacan eran como una muralla aproximndose. Extender una mano y gritar Alto! con voz firme y autoritaria probablemente no sera suficiente. -Est pensando en otra barricada, Sr. Vimes? -dijo Fred. -Hmm? -dijo Vimes, descartando la imagen de s mismo laminado sobre la calle. -Barricadas, seor -apunt Colon-. Hace ms de treinta aos? Vimes asinti brevemente. Oh, s, recordaba la Gloriosa Revolucin. No haba sido realmente una revolucin, y haba sido gloriosa slo si pensabas que una tumba temprana era gloriosa. Haban muerto hombres all, a causa de otros hombres que, excluyendo uno o dos, probablemente no eran malos -S -dijo-. Y parece que fue ayer. -Todos los das, pens, parecan ayer. -Recuerda al Sargento Keel? Sac algunos trucos esa noche! -La voz del Sargento Colon, como la de A. E. Psimo, tena un curioso tono esperanzado. Vimes asinti. -Supongo que usted no tendr uno o dos en la manga tambin, seor? -continu Fred, la esperanza ahora desnuda y desvergonzada. -T me conoces, Fred, siempre buscando aprender -dijo vagamente Vimes. Se pase, saludando con la cabeza a los hombres que conoca, dando palmadas a otros en la

espalda, intentando no quedar atrapado en la mirada de ninguno. Cada cara era de alguna manera un reflejo de la cara de Fred. Prcticamente poda ver sus pensamientos, mientras el golpeteo de quinientos garrotes al unsono sobre el pavimento resonaba en las orejas como un martillo. Tienes que resolver esto, eh, Sr. Vimes? En realidad no vamos a ser atrapados aqu como la carne en un emparedado, verdad? Es un truco? Es un truco, verdad? Seor? Espero que lo sea, pens Vimes. Pero, de una u otra forma, la Guardia tena que estar aqu. sa es la maldita verdad. Algo haba cambiado en al ritmo del gahanka. Tenas que prestar atencin, pero algunos de los garrotes estaban golpeando el suelo justo antes o justo despus del comps. Ah. Alcanz a Cheery y a Zanahoria, que estaban mirando a los distantes fuegos de los enanos. -Pensamos que estamos obteniendo resultados, seor -dijo Zanahoria. -Lo espero condenadamente bien! Qu est pasando con los enanos? -No demasiado canto, seor -inform Cheery. -Eso es agradable de escuchar. -Podemos manejarlos, creo, verdad, seor? -dijo Zanahoria. -Con los oficiales golem de nuestro lado tambin? Si se lleg a esto? Por supuesto que no podemos, dijo la mente de Vimes, no si ellos se lo proponen. Lo que podemos hacer es morir valientemente. He visto a hombres morir valientemente. No hay futuro en eso. -No quiero llegar a eso, capitn - Vimes se detuvo. Una sombra ms profunda se haba movido entre las sombras. -Cul es la contrasea? -dijo rpidamente. La sombra figura, con capa y capucha, dud. -Contrassea? Dissclpeme, la tengo esscrita en algn lado -comenz. -Est bien, Igor, entre -dijo Zanahoria. -Cmo ssupo que era yo, sseor? -dijo Igor, agachndose debajo de la barricada. -Su locin de afeitar -dijo Vimes, guiando al capitn-. Cmo anduvo eso? -Jussto como ussted dijo, sseor -dijo Igor, echando hacia atrs su capucha-. Incidentalmente, sseor, esstuve fregando la lossa bien y mi primo Igor esst essperando para darme una mano. En casso de algn pequeo accidente, sseor -Gracias por pensar en eso, Igor -dijo Vimes, como si los Igor alguna vez pensasen en otra cosa-. Espero que no sea necesario. Mir hacia arriba y abajo por el Cham. La lluvia era ms fuerte ahora. Por una vez, la amiga de los polis haba venido cuando era realmente necesaria. La lluvia tiende a reducir el entusiasmo marcial. -Alguien vio a Nobby? -dijo. Una voz de entre las sombras dijo: -Aqu, Sr. Vimes! Desde hace cinco minutos! -Porqu no avisaste, entonces? -No poda recordar la contrasea, seor! Pens en esperar hasta escuchar decirla a Igor! -Oh, pasa adentro. Funcion? -Mejor que lo usted imagina, seor! -dijo Nobby, sacudiendo la lluvia de su capa. Vimes se irgui. -Muy bien, muchachos, entonces la cosa es as. Zanahoria y Cheery se dirigen contra los enanos, yo y Detritus tomaremos los trolls. Ustedes conocen las instrucciones. Las lneas avanzan lentamente, y nada de armas con filo. Repito, nada de armas afiladas, hasta que sea eso o morir. Vamos a hacerlo como polis, de acuerdo? A la seal!

Se apresur por la lnea de barricadas tan rpido como el revuelo corri a lo largo de las filas de los vigilantes. Detritus estaba esperando estoicamente. Gru cuando lleg Vimes. -Garrotes acaban de parar, seor -inform. -Los escuch, sargento. -Vimes se quit la capa de cuero engrasado y la colg de la barricada. Necesitaba sus brazos libres-. A propsito, como anduvo eso en Callejn Vuelva Otra Vez? -dijo, estirndose y respirando profundamente. -Maravilloso, seor -dijo Detritus feliz-. Seis alquimistas y cincuenta libras de Slab fresco. Entrar y salir, rpido y dulce, todos golpeados en Tanty. -Nunca supieron qu los golpe, eh? -dijo Vimes. Detritus pareci ligeramente ofendido ante eso. -Oh, no, seor -dijo-. Me asegur de que sepan que yo golpe. Y entonces Vimes avist al Sr. Psimo, todava donde lo haba dejado, su cara un plido disco en la oscuridad. Bien, suficiente de ese juego. Tal vez el pajarito haba aprendido algo, parado aqu en la lluvia, esperando a ser atrapado entre un par de hordas aullantes. Tal vez haba tenido tiempo de preguntarse cmo era pasar la vida atravesando momentos como se. Un poco ms difcil que empujar papeles, eh? -Si yo fuera usted, esperara aqu, Sr. Psimo -dijo, tan amablemente como pudo-. Puede ponerse algo duro en algunas partes. -No, comandante -dijo A. E. Psimo, levantando la mirada. -Qu? -He estado prestando atencin a lo que se deca y pretendo enfrentar al enemigo, comandante -dijo A. E. Psimo. -Ahora vea aqu, Sr. Psi eh, veamos aqu, A. E. -dijo Vimes, poniendo una mano en el hombro del hombrecito. Se detuvo. A. E. Psimo estaba temblando tanto que su cota de malla tintineaba dbilmente. Vimes persever-: Mire, vyase a casa, eh? No es aqu donde pertenece. Palme el hombro varias veces, totalmente confuso. -Comandante Vimes! -salt el inspector. -Eh, s? A. E. Psimo enfrent a Vimes, con una cara ms hmeda que lo aportado por la llovizna. -Soy un agente temporal, verdad? -Bueno, s, s que dije eso, pero no esperaba que se lo tomase seriamente -Soy un hombre serio, Comandante Vimes. Y no hay un lugar donde quisiera estar ahora si no es ste! -dijo el Agente Temporal Psimo, con sus dientes castaeteando-. Y ningn momento en que preferira estar si no es ste! Vamos a hacerlo, de acuerdo? Vimes mir a Detritus, quien encogi sus masivos hombros. Algo estaba sucediendo aqu, en la mente del hombrecito, cuya espalda posiblemente poda romper con una sola mano. -Oh, bien, si usted lo dice -dijo resignado-. Escuch al inspector, Sargento Detritus. Vamos a hacerlo, de acuerdo? El troll asinti y gir para enfrentar al distante campamento troll. Hizo copa con sus manos y bram una sarta de trolls que rebot en las edificaciones. -Algo que todos podamos comprender, tal vez? -dijo Vimes, cuando los ecos se desvanecieron. A. E. Psimo se adelant, respirando profundamente. -Vengan si piensan que son bastante duros! -grit salvajemente. Vimes tosi. -Gracias, Sr. Psimo -dijo dbilmente-. Imagino que esto debera servir.

La luna estaba en algn lugar detrs de las nubes pero Angua no necesitaba verla. Zanahoria le haba dado un reloj construido especialmente para su cumpleaos. Tena una pequea luna que giraba, un lado negro y uno blanco, cada veintiocho das. Deba haberle costado un montn de dinero y Angua ahora lo usaba en el collar, la nica prenda de vestir que ella poda usar todo el mes. No poda armarse de valor para decirle que no lo necesitaba. Ella saba lo que estaba sucediendo. Era difcil saber mucho ms ahora, porque ella estaba pensando con la nariz. se era el problema con los tiempos del lobo a veces: la nariz se haca cargo. En ese momento, Angua estaba investigando los callejones alrededor de Calle Melaza, en espiral desde la entrada hasta la mina enana. Merodeaba en un mundo de color, aromas superponindose unos a otros, sin rumbo, nmades y persistentes. La nariz es tambin el nico rgano que puede ver hacia atrs en el tiempo. Ella ya haba visitado la podrida pila en el vertedero de basuras. Haba olor a troll all. Haba salido por ese lado, pero no tena sentido seguir un rastro tan fro. Cientos de trolls callejeros vestan lquenes y crneos en estos das. Pero la cosa ftida y oleosa, eso era un aroma que se pegaba a su memoria. Los pequeos diablillos deban tener otras formas de entrar, correcto? Y tienes que hacer circular el aire en una mina, correcto? De modo que alguna traza de aceite deba salir junto con el aire. Probablemente no sera fuerte, pero ella no necesitaba que lo fuera. Una traza era todo lo que necesitaba. Sera ms que suficiente. Mientras caminaba silenciosamente por los callejones, y saltaba paredes hacia patios nocturnos, mantena sujeta entre sus mandbulas la pequea bolsa de cuero que era la amiga de todo hombre lobo pensante, siendo tal criatura definida como una que recordaba que las ropas no te seguan por arte de magia. La bolsa contena un liviano vestido de seda y una gran botella de enjuague bucal, que Angua consideraba como la mayor invencin de los ltimos cien aos. Se encontr mirando detrs de Calle Ancha: se destacaba contra los familiares olores orgnicos de la ciudad como una delgada cinta negra de hedor que haba dejado zigzags en el aire mientras las brisas y el paso de los carros la haban llevado para uno y otro lado. Comenz a moverse con cuidado. Esto no era Calle Melaza; ac viva gente con dinero, y solan gastar ese dinero en grandes perros y carteles de Respuesta Desproporcionada en sus entradas. Mientras pasaba, escuchaba el ruido de cadenas y el gemido ocasional mientras se escabulla. Odiaba verse atacada por grandes perros feroces. Siempre dejaba un caos y ms tarde el enjuague bucal nunca era lo bastante fuerte. La lnea de hedor flotaba a travs de las verjas de Media Luna Emprica, una de las grandes gemas semi-preciosas arquitectnicas de la ciudad. Siempre era difcil hallar gente preparada para vivir all, sin embargo, a pesar de la naturaleza generalmente deseable del rea. Los inquilinos raramente permanecan por ms de unos pocos meses antes de mudarse apresuradamente, a veces dejando todas sus posesiones detrs[14]. Ella pas sobre la verja sin ruido, con facilidad, y cay sobre sus patas en lo que una vez fue un camino de grava. Los residentes en la media luna raramente hacan mucha jardinera, dado que si ponas bulbos nunca estabas seguro de en qu jardn brotaran. Angua sigui a su nariz hasta un parche de cardos descontrolados. Algunos ladrillos moldeados en un crculo marcaban lo que deba haber sido un viejo pozo. El hedor oleoso era fuerte aqu, pero haba uno ms fresco, un aroma mucho ms complejo que eriz los pelos de la nuca de Angua. Haba un vampiro por aqu.

Alguien haba apartado las malas hierbas y los detritos, incluyendo el inevitable colchn podrido y la silla de brazos en descomposicin[15]. Sally? Qu estaba haciendo ella all? Angua sac un ladrillo del podrido borde y lo dej caer. En vez del ruido de agua, se escuch un claro golpe en madera. Oh, bien. Se convertira en humana para bajar; las garras estaban bien, pero algunas cosas las hacen mejor los monos. Los costados eran, desde luego, fangosos, pero a lo largo de los aos haban cado tantos ladrillos que el descenso fue ms fcil que lo esperado. Y era de apenas unos sesenta pies de profundidad, construido en los das en que se crea ampliamente que cualquier agua que mantena tantas pequeas cosas bigotudas nadando deba ser saludable. Haba tablones nuevos en el fondo, alguien -y seguramente slo podan ser los enanoshaba entrado al pozo y dejado un par de tablones cruzados. Haban cavado hasta all, y haban parado. Por qu? Porque haban llegado al pozo? Haba agua sucia, o algo similar, justo debajo de los tablones. El tnel era un poco mas ancho aqu, y los enanos haban estado aqu -olfate- haca unos das, no ms. S. Haban estado aqu, haban sacado algo, y se haban ido enseguida. No se haban preocupado por ordenar. Lo poda oler como una imagen. Se adelant sigilosamente, los tneles se dibujaban en su nariz. No estaban bien terminados como los tneles donde se mova Ardiente. Eran ms toscos, con montones de curvas y de callejones sin salida. Tablones sin cepillar y tirantes de troncos mantenan el ftido barro fuera del paso, el cual sin embargo rezumaba por todos lados. Estos tneles no estaban construidos para durar; estaban aqu para un trabajo rpido y definitivamente sucio, y todo lo que tenan que hacer era sobrevivir hasta que terminara. De manera que los excavadores haban estado buscando algo, pero no estaban seguros de dnde estaba hasta estar a unos, digamos, veinte pies de l, cuando lo oliesen? Detectasen? El ltimo tramo del pozo era perfectamente recto. Para entonces, saban adnde iban. Angua se movi sigilosamente, casi doblada en dos para evitar el techo bajo, hasta darse por vencida y volver a ser lobo. El tnel se estrechaba nuevamente, con ocasionales pasajes laterales que ella ignor, aunque olan a largo. El olor a vampiro era an un tema exasperante en la sinfona nasal, y estaba cerca de sofocar la hediondez del agua podrida que rezumaba de las paredes. Aqu y all, los vurms haban colonizado los techos. Tambin los murcilagos. stos se agitaban. Y entonces apareci otro aroma, mientras pasaba por la abertura de un tnel. Era bastante dbil, pero era el inconfundible aroma de la corrupcin. Una muerte reciente Tres muertes recientes. Al final de un corto tnel lateral, estaban los cuerpos de dos, no, tres enanos, medio sepultados en el barro. Brillaban. Los vurms no tenan dientes, haba dicho Zanahoria. Esperaban hasta que la comida en perspectiva se pona blanda por iniciativa propia. Y, mientras esperaban por el mayor golpe de suerte que tendran jams, celebraban. Aqu abajo, en un mundo muy lejano de las calles, los enanos se disolveran en luz. Angua olfate. Eran muy recientes. -Hallaron algo -dijo una voz detrs de ella-. Y eso los mat. Angua salt. El salto no fue intencional. El lbulo posterior de su cerebro lo orden por s mismo. El lbulo frontal, la parte que saba que los sargentos no deberan intentar eviscerar a los agentes interinos sin provocacin, intent detener el salto en el aire, pero la simple

balstica ya estaba a cargo. Todo lo que consigui fue retorcerse en el aire, y golpear la blanda pared con el hombro. Las alas aletearon alejndose un poco, y hubo un prolongado sonido orgnico, un sonido que transportaba la idea de que un carnicero estaba teniendo algunas dificultades con un pedazo difcil de cartlago. -Usted sabe, sargento -dijo la voz de Sally, como si nada hubiera pasado-, que ustedes, los hombres lobo la tienen fcil. Permanecen en una sola cosa, y no tienen ningn problema con la masa corporal. Sabe en cuntos murcilagos tengo que transformarme para mi peso? Mas de ciento cincuenta, eso es cuntos. Y siempre hay alguno, no est aqu, que se pierde o vuela en la direccin equivocada. No puedes pensar correctamente a menos que tengas a tus murcilagos juntos. Y ni siquiera voy a tocar el tema de la reasimilacin. Es como el mayor estornudo en que puedas pensar. Para adentro. No haba motivos para la modestia, no aqu abajo en la oscuridad. Angua se forz a volver a cambiar, cada clula cerebral colaborando para rechazar dientes y garras. La ira ayudaba. -Porqu infiernos ests aqu abajo? -dijo, cuando tuvo una boca que funcionaba. -Estoy fuera de servicio -dijo Sally, adelantndose-. Pens en ver qu poda hallar. -Estaba totalmente desnuda. -No puedes haber tenido tanta suerte! -gru Angua. -Oh, no tengo tu nariz, sargento -dijo Sally, con una sonrisa dulce-. Pero estuve usando ciento cincuenta y cinco que vuelan, bastante buenas, y que pueden cubrir un montn de terreno. -Pens que los vampiros podan rematerializar sus ropas -dijo Angua acusadora-. Otto Chriek puede! -Las hembras no podemos. No sabemos porqu. Es probablemente por los vestidos de noche con sostn con alambres. Aqu es donde anotas de nuevo, por supuesto. Cuando ests en ciento cincuenta cuerpos de murcilago, es bastante difcil recordar el mantener a un par de ellos llevando unos calzones. -Sally mir al techo y suspir-. Mira, puedo ver adnde va esto. Es acerca del Capitn Zanahoria, verdad? -Vi la manera en que le sonreas! -Lo lamento! Podemos ser muy afables! Es algo de los vampiros! -Fuiste muy amable para impresionarlo, eh? -Y t no? l es la clase de hombre que todas querran impresionar! Se miraron una a la otra con sospecha. -l es mo, lo sabes -dijo Angua, sintiendo el naciente dolor de las garras debajo de las uas. -T eres de l, querrs decir! -dijo Sally-. Sabes que funciona as. Le sigues el rastrol! -Lo lamento! Es algo de los hombres lobo! -grit Angua. -Espera! -Sally levant ambas manos en un gesto de paz-. Hay algo que mejor deberamos arreglar antes de que esto vaya ms lejos! -Sp? -S. Ambas estamos sin ropa, paradas en lo que, debes haber notado, se torna en ms barro, y estamos listas para luchar. De acuerdo. Pero hay algo que falta, s? -Y eso es? -Espectadores que paguen? Podramos hacer una fortuna -Sally gui-. O podramos hacer el trabajo que vinimos a hacer. Angua forz a su cuerpo a relajarse. Ella deba estar diciendo eso. Ella era el sargento, verdad? -Est bien -dijo-. Ambas estamos aqu De acuerdo?. Vamos a dejar esto as. Ests diciendo que estos enanos fueron asesinados por alguna cosa desde el pozo?

-Posiblemente. Pero usaron un hacha -dijo Sally-. Echa una mirada. Quita algo del barro. Ha estado rezumando encima de ellos desde que llegu. Probablemente es por eso que no lo viste -aadi generosamente. Angua levant a un enano del limo resplandeciente. -Ya veo -dijo, dejando caer el cuerpo-. ste no ha estado muerto dos das. No han hecho mucho esfuerzo para esconderlo, veo. -Para qu molestarse? Han dejado de bombear en estos tneles; los soportes se ven bastante temporarios, el barro est regresando. Por otro lado, quin sera bastante estpido para bajar aqu? Un pedazo de pared se desliz, con un ruido pegajoso, orgnico, tipo bosta de vaca. Pequeos plops y goteos llenaban el tnel. El sub-mundo de Ankh-Morpork estaba reclamando subrepticiamente su propiedad. Angua cerr los ojos y se concentr. El hedor del limo, el olor de la vampiro y el agua que ahora llegaba a los tobillos pujaban por su atencin, pero era tiempo de competicin. No poda dejar a una vampiro tomar la iniciativa. Eso sera tan tradicional. -Hay otros enanos -murmur-. Dos, no tres eh cuatro mas. Los tengo el aceite negro. Sangre distante. Por el tnel. -Se irgui tan de sbito que casi golpe su cabeza con el techo del tnel-. Vamos! -Esto se est volviendo algo inseguro -Podemos resolverlo! Vamos! No puedes tener miedo de morir! -Angua se lanz adelante. -Y t piensas que pasar unos miles de aos sepultada en barro es algo divertido? -grit Sally, pero estaba hablando tan slo al barro que goteaba y al aire ftido. Dud un momento, gru y sigui a Angua. Siguiendo por el tnel principal, haba varios pasajes laterales. A cada lado, ros de barro, como de lava fra, ya estaban saliendo de ellos. Sally pas salpicando algo que se vea como una gran trompeta de cobre, girando suavemente en la corriente. El tnel estaba mejor construido aqu que en las secciones cercanas al pozo. Y en el extremo estaban una luz plida y Angua, agachada junto a una gran puerta redonda de enanos. Sally no le prest atencin. Apenas ech una mirada al enano desplomado, con su espalda contra la parte baja de la puerta. En lugar de eso, se qued mirando el smbolo garabateado en gran tamao sobre el metal. Era grande y tosco, y poda ser un ojo redondo con cola, y resplandeca con el brillo verde-blanquecino de los vurms. -Lo escribi con su sangre -dijo Angua, sin mirar hacia arriba-. Lo dejaron por muerto, pero estaba apenas agonizando, ya ves. Alcanz a llegar aqu, pero los asesinos haban cerrado la puerta. La rasgu -huele aqu - y se gast las uas. Despus hizo el signo con su propia sangre tibia y se sent, apretando la herida, mirando llegar a los vurms. Dira que ha estado muerto unas dieciocho horas o cosa as. Hmm? -Creo que debemos salir de aqu ahora mismo -dijo Sally, retrocediendo-. Conoces el significado de este signo? -S que es un signo de mina, eso es todo. Sabes t qu significa? -No, pero s que es uno de los realmente malos. No es bueno verlo aqu. Qu ests haciendo con el cuerpo? -Sally retrocedi un poco ms. -Tratando de saber quin es -dijo Angua, investigando las ropas del enano-. Es el tipo de cosas que hacemos en la Guardia. No nos paramos a preocuparnos por los dibujos en la pared. Cul es el problema? -Ahora mismo? -dijo la vampiro-. l est rezumando un poco

-Si yo puedo soportarlo, tambin t. En este trabajo ves montones de sangre. No intentes beberla, te lo aconsejo -dijo Angua, todava hurgando-. Ah tiene un collar con runas. Y -sac una mano del chaleco del enano muerto- no lo puedo ver muy bien, pero puedo oler tinta, de modo que esto puede ser una carta. Muy bien. Salgamos de aqu. -Mir a Sally-. Me has odo? -El signo fue escrito por alguien que estaba muriendo -dijo Sally, manteniendo la distancia. -Y bien? -Entonces, probablemente es una maldicin. -Y con eso? Nosotras no lo matamos -dijo Angua, parndose con algo de dificultad. Miraron abajo, al barro lquido que ahora les llegaba hasta los tobillos. -Crees que eso importa? -dijo Sally, con naturalidad. -No, pero creo que debe haber otra salida en la ltima curva que pasamos -dijo Angua, mirando hacia el tnel. Seal. Escabullndose con ciega determinacin, una lnea de vurms marchaba a travs del techo goteante casi tan rpido como el barro flua abajo. Se estaban dirigiendo al tnel lateral en una corriente resplandeciente. Sally se encogi de hombros. -Vale la pena intentarlo, verdad? Salieron, y el sonido de sus salpicaduras pronto se desvaneci. El barro subi lentamente, susurrando en la oscuridad. El rastro de vurms gradualmente desapareci por arriba. Los vurms que haban hecho el signo permanecieron, sin embargo, porque por una fiesta tal vala la pena morir. Su brillo dej de titilar, un insecto a la vez. La oscuridad debajo del mundo acarici el signo, que flame en rojo y muri. La oscuridad permaneci. En ese da de 1802 el pintor Metodia Ladino trat de poner la cosa debajo de una pila de sacos viejos, para el caso de que el Pollo despertara, y termin el ltimo Troll, usando su pincel ms fino para pintar los globos oculares. Eran las cinco de la maana. La lluvia caa del cielo, no fuerte, sino con calma persistencia. En Plaza Sator, y en la Plaza de las Lunas Rotas, siseaba sobre las cenizas de las hogueras, exponiendo ocasionalmente el resplandor anaranjado, que brevemente chisporroteaba y saltaba. Una familia de gnolls husmeaba por all, cada uno arrastrando su carrito. Algunos oficiales les echaban un ojo. Los gnolls no eran selectivos en lo que recolectaban, siempre que no se defendiese, e incluso haba rumores sobre eso. Pero eran tolerados. Nada limpiaba un lugar como un gnoll. Desde aqu se vean como pequeos trolls, cada uno con una pila de bosta en la espalda. Eso representaba todo lo que posean, y mayormente lo que posean estaba podrido. Sam Vimes hizo una mueca por el dolor en su costado. sa era su suerte. Dos policas heridos en todo el maldito asunto, y uno tena que ser l? Igor haba hecho todo lo que poda, pero una costilla rota era una costilla rota y pasaran una o dos semanas antes de que el sospechoso blsamo verde hiciera mucha diferencia. Con todo, disfrutaba de un poco de bienestar acerca de todo el asunto. Haban usado las buenas y anticuadas tcticas policiales y, como los buenos policas anticuados que eran invariablemente superados en nmero, haban empleado los buenos mtodos policiales anticuados de astucia, engao y cualquier maldita arma en la que pudieras poner las manos.

Difcilmente poda haberse considerado un combate. Los enanos pricipalmente estaban sentados, cantando melanclicas canciones, porque se caan cuando intentaban levantarse, o haban intentado levantarse y ahora estaban cados y roncando. Por otro lado, los trolls estaban en su mayora erguidos, pero se caan cuando los empujabas. Uno o dos, con la cabeza un poco ms clara que los otros, haban intentado una poderosa y risible lucha, pero haban sucumbido al ms anticuado de los mtodos policiales, una bota bien colocada. Bueno, muchos de ellos lo haban hecho. Vimes se movi para aliviar el dolor en el costado; tena que haber visto al que se le vena. Pero bien est lo que bien termina, eh? Ningn muerto y, para poner la frutilla encima de la torta, tena en la mano la edicin matutina del Times que en su articulo principal deploraba las bandas acechando en la ciudad y se preguntaba si la Guardia se haba puesto al trabajo de limpiar las calles. Bueno, s. Creo que lo hicimos, idiota pomposo. Vimes rasp un fsforo en un pedestal y encendi un cigarro en reconocimiento de su insignificante pero oscuramente gratificante triunfo. Los dioses saban que lo precisaba. La Guardia haba recibido una paliza por la condenada cosa del Valle de Koom, y era bueno darles a los muchachos algo de qu estar orgullosos, para cambiar. En total, esto era definitivamente un Resultado. Se qued mirando el pedestal. No poda recordar qu estatua haba estado aqu alguna vez. Ahora celebraba a generaciones de artistas del graffiti. Una muestra de graffiti troll la adornaba, borrando todo lo hecho por los artistas que usaban meramente pintura. Deca: SR BRILLO L DIAMANTE Signo de mina, garabateo de ciudad, pens. Las cosas salen mal y la gente se siente motivada a escribir en las paredes -Comandante! Se dio vuelta. El Capitn Zanahoria, con la coraza resplandeciente, se apresuraba hacia l, su cara, como era usual, radiando una expresin de cien por ciento entusiasmo puro. -Pens que haba dicho que todos los oficiales que no estuvieran a cargo de los prisioneros se fueran a dormir, capitn -dijo Vimes. -Slo ordenando un poco las cosas, seor -dijo Zanahoria-. Lord Vetinari envi un mensaje al Yard. Quiere un informe. Pens que sera mejor decrselo, seor. -Estaba pensando, capitn -dijo Vimes expansivamente-. Deberamos poner una pequea placa? Algo simple? Podra decir algo como La Batalla De Valle De Koom No Se Pele Aqu, Grunio 5, Ao del Camarn. Podramos hacer emitir una maldita estampilla. Qu opinas? -Opino que usted necesita dormir un poco, comandante -dijo Zanahoria-. Y tcnicamente, no es el Da del Valle de Koom hasta el sbado. -Por supuesto, un monumento a una batalla que no ha tenido lugar puede ser estirar un poco la cosa, pero una estampilla -Lady Sybil est realmente preocupada por usted -la voz de Zanahoria transmita ansiedad. La efervescencia en la cabeza de Vimes se calm. Como si despertasen por la referencia a Sybil, los acreedores de su cuerpo se pusieron en fila para entregar sus pagars impagos; pies: cansados hasta la muerte y necesitados de un bao; estmago:

gorgoteando; costillas: afiebradas; espalda: dolorida; cerebro: borracho con sus propios venenos. Bao, sueo, comida buenas ideas. Pero an deba hacer cosas -Cmo est nuestro Sr. Psimo? -dijo. -Igor lo arregl, seor. Est un poco asombrado ante toda esta confusin. Ahora, s que no puedo ordenarle que vaya a ver a su seora -No, no puedes, porque yo soy un comandante, capitn -dijo Vimes, en la neblina de su intoxicacin de cansancio. - pero l puede, y lo ha hecho, seor. Y su coche estar esperando por usted fuera de palacio cuando usted salga, seor. Son rdenes de Lady Sybil, seor -dijo Zanahoria, apelando a una autoridad ms alta. Vimes mir hacia el horrible bulto del palacio. De pronto, unas sbanas parecan una dulce idea. -No puedo enfrentarme a l con este aspecto -murmur. -He hablado con el secretario Nudodetambor, seor. Agua caliente, una navaja y una gran taza de caf lo esperan en palacio. -Piensas en todo, Zanahoria -As lo espero, seor. Ahora, si usted -Pero yo pens en algo, eh? -dijo Vimes, tambalendose alegremente-. Mejor muerto de borracho que simplemente muerto, eh? -sa fue una artimaa clsica -dijo Zanahoria, tranquilizador-. Una para los libros de historia, seor. Ahora, salga, seor. Tengo que buscar a Angua. No durmi en su cama. -Pero a esta altura del mes -Lo s, seor. Tampoco durmi en su cesta. En un stano hmedo que una vez fue un altillo y ahora estaba medio lleno de barro, los vurms brotaban desde un pequeo hueco donde las planchas de madera se haban podrido haca mucho. Un puo golpe. La madera empapada se abri y se desmenuz. Angua se iz a la nueva oscuridad, y se inclin para ayudar a Sally, que dijo: -Bien, aqu hay otra excelente confusin. -Esperemos que sea as -dijo Angua-. Pienso que debemos subir al menos un nivel ms. Aqu hay un arco. Vamos. Haban sido demasiados huecos sin salida, olvidados, cuartos apestosos y falsas esperanzas, junto con demasiado limo. Despus de un rato el hedor se haba tornado casi tangible y despus se convirti en tan slo otra parte de la oscuridad. Las mujeres deambularon y vagaron de una habitacin ftida y goteante a otra, probando las barrosas paredes en busca de puertas ocultas, buscando hasta una brizna de luz en los techos, con interesantes pero horribles excrecencias. Ahora, escuchaban msica. Cinco minutos vadeando y resbalando las llevaron a una puerta bloqueada, pero como haba sido bloqueada usando el mortero ms moderno de Ankh-Morpork, compuesto de arena, bosta de caballo y peladuras de vegetales, unos cuantos ladrillos ya haban cado. Sally removi la mayor parte del resto de un puetazo. -Lamento eso -dijo-. Es algo de los vampiros. El stano detrs de la pared demolida contena algunos barriles, como si fuera usado regularmente. Haba tambin una puerta apropiada. Una msica tediosa y repetitiva se filtraba entre los tableros del techo. Haba una puerta trampa en l. -Muy bien -dijo Angua-. Hay gente arriba, puedo olerlos

-Puedo contar cincuenta y siete corazones latiendo -dijo Sally. Angua le dirigi una Mirada. -Sabes, se es un talento en particular que yo mantendra bien guardado, si fuera t -dijo. -Lo lamento, sargento. -No es la clase de cosas que a la gente le gusta or -continu Angua-. Quiero decir, personalmente soy capaz de quebrar el crneo de un hombre con las mandbulas, pero no voy por ah contndolo. -Tomar nota, sargento -dijo Sally, con una humildad que era posiblemente bastante fingida. -Bueno. Ahora que parecemos? Monstruos de pantano? -S, sargento. Tu cabello luce terrible. Parece una gran protuberancia de limo verde. -Verde? -Eso me temo. -Y mi vestido de emergencia est en algn lugar all abajo -dijo Angua-. Y ya amaneci. Puedes, eh, convertirte en murcilagos ahora? -A la luz del da? Ciento cincuenta y cinco desorientados trozos de m? No! Pero t puedes salir como lobo, no? -Creo que prefiero no salir a travs del piso como un monstruo de limo, si para ti es lo mismo -dijo Angua. -S, puedo verlo. No sirve anunciarse -Sally sacudi un bulto de rezumado-. Uf, esta cosa es ftida. -De modo que lo mejor que podemos esperar es que cuando salgamos a la carrera nadie nos reconozca -dijo Angua, sacando un bulto de algo verde con burbujas de su cabello-. Al menos nosotras Oh, no -Qu sucede? -dijo Sally. -Nobby Nobbs! Est aqu arriba! Puedo olerlo! -apuntando hacia las tablas del techo. -Quieres decir el Cabo Nobbs? El pequeo hombre con granos? -dijo Sally. -No estamos bajo la Casa de la Guardia, verdad? -dijo Angua, mirando con pnico alrededor. -No lo creo. Hay alguien bailando, por el sonido. Pero mira, cmo puedes oler a un humano en el medio de todo eso? -Eso jams te abandona, creme. -Los aromas de repollo viejo, ungento para el acn y enfermedades no malignas de la piel se haban transmutado, en el Cabo Nobbs, en un extrao olor que pasaba a travs de la nariz como un serrucho por un arpa. No era tan malo, sino como su propietario: algo extrao, ubicuo e infernalmente dificultoso de olvidar. -Bueno, es un compaero oficial, verdad? No nos ayudar? -dijo Sally. -Estamos desnudas, agente interina! -Solo tcnicamente. Este barro realmente se adhiere. -Quiero decir debajo del barro! -dijo Angua. -S, pero si tenemos ropas puestas, estamos desnudas debajo de ellas, tambin! -seal Sally. -No es momento para la lgica! Es el momento para no ver a Nobby sonrindome! -Pero l te ha visto en forma de lobo, verdad? -dijo Sally. -Y? -salt Angua. -Bien, tcnicamente ests desnuda entonces, verdad? -Jams le digas eso! Nobby Nobbs, una sombra en la clida oscuridad roja, code al Sargento Colon.

-No tiene que tener los ojos cerrados, sarge -dijo-. Es todo legtimo. Es una celebracin artstica del cuerpo femenino, dice Tawneee. De todos modos, ella tiene ropa puesta. -Dos borlas y un pauelo doblado no son ropas, Nobby -dijo Fred, hundindose en su asiento. El Minino Rosado! Ahora, lo justo es justo, haba estado en el ejrcito y en la Guardia y no puedes pasar todo ese tiempo en uniforme sin ver una cosa o dos -o tres, ahora que se pona a recordar- y era verdad, como haba sealado Nobby, que las bailarinas del Teatro de la pera no dejaban mucho a la imaginacin, al menos no a la de Nobby, pero todo estaba dicho y hecho, y el ballet tena que ser Arte, aunque pensaba que estaba un poco corto de pedestales y urnas, teniendo en cuenta que era caro mirarlo, y adems las bailarinas no pasaban a toda velocidad cabeza abajo. Y lo peor era que haba divisado a dos personas que conoca entre el pblico. Afortunadamente ellos no lo haban visto, lo cual era decir que cada vez que echaba una mirada en su direccin, ellos estaban mirando en la direccin completamente opuesta. -Lo que viene es realmente duro -susurr Nobby, conversacional. -Eh lo es? -Fred Colon cerr sus ojos otra vez. -Oh, s. Es el Tirabuzn Triple -Mira, la gerencia no objeta que vengas aqu? -dijo Fred, hundindose an ms en su asiento. -Oh, no. Les gusta tener un guardia adentro -dijo Nobby, mirando al escenario-. Dicen que hace que la gente se comporte. De todos modos, slo entro para poder acompaar a Betty a casa. -Y Betty es? -Tawneee es slo su nombre de cao -dijo Nobby-. Ella dice que nadie se interesara en una bailarina extica con un nombre como Betty. Ella dice que suena como si ella estuviera mejor mezclando una torta en un tazn. Colon cerr los ojos, tratando de desvanecer una conjuncin mental de la flexible figura bronceada sobre el escenario y un tazn de mezcla para tortas. -Creo que me vendra bien respirar un poco de aire fresco -gimi. -Oh, todava no, sarge. Ahora sigue Brcoli. Ella puede tocarse la parte de atrs de la cabeza con el pie, sabe -No lo creo! -dijo Fred Colon. -Ella puede, sarge. La he visto -No creo que haya una bailarina llamada Brcoli! -Bueno, ella acostumbraba a llamarse Candi, sarge, pero escuch que el brcoli es mejor para uno -Cabo Nobbs! El sonido pareca venir de debajo de la mesa. Nobby mir a Fred Colon, y despus hacia abajo. -S? -aventur, cauteloso. -Soy la Sargento Angua -dijo el piso. -Oh? -dijo Nobby. -Qu lugar es ste? -continu la voz. -El Club del Minino Rosado, sargento -dijo obedientemente Nobby. -Oh, dioses. -Hubo un poco de conversacin abajo y la voz dijo-: Hay mujeres all arriba? -S, sargento. Eh, qu est haciendo all abajo, sarge? -Dndole rdenes, Nobby -dijo la voz desde abajo- Hay mujeres all arriba? -S, sarge. Montones. -Bien. Por favor pida a una que baje al stano de la cerveza. Vamos a necesitar un par de baldes de agua tibia y algunas toallas, entendi?

Nobby era consciente de que los msicos haban dejado de tocar y Tawneee estaba parada en medio de un caer-y-abrir. Todos estaban escuchando el piso parlante. -S, sargento -dijo Nobby-. Lo entend. -Y algunas ropas. Y -hubo susurros subterrneos- que sean varios baldes de agua. Y un cepillo para fregar. Y un peine. Y otro peine y ms toallas. Ah, y dos pares de zapatos, tamao seis y cuatro y medio? De veras? Bien. Y est Fred Colon con usted, o sa es una pregunta estpida? Fred se aclar la garganta. -Estoy aqu, sargento -inform-. Pero vine slo a -Bien. Quiero pedirle prestado un juego de sus barras. Tengo un mal presentimiento con respecto a las horas venideras y no quiero que nadie olvide que soy un sargento. Entienden eso, ustedes dos? -Es luna llena -le susurr Fred a Nobby, de hombre a hombre, y dijo en voz alta-: S, sargento. Esto puede tomar un rato. -No! No ser as. Porque usted tiene un hombre lobo y una vampiro ac abajo, comprende? Yo estoy teniendo realmente un mal da y ella tiene dolor de muelas! Subiremos en diez minutos vindonos como humanas, o subiremos de cualquier manera! Qu? -Hubo ms susurros-. Porqu una remolacha? Por qu en el nombre de los dioses podra un espectculo de chicas usar una remolacha? Qu? Est bien. Puede ser una manzana? Nobby, la Agente Interina Jorobado necesita una manzana, urgentemente. O algo similar que pueda morder. Ahora, a la tarea! El caf era slo una manera de robar tiempo que por derecho debera pertenecer a tu levemente ms vieja identidad. Vimes bebi dos tazas, se lav, e hizo al menos un intento de afeitarse, lo cual le hizo sentirse bastante humano, si ignoraba la sensacin de que algunas partes de su cabeza estaban rellenas con algodn tibio. Al fin, decidiendo que se senta tan bien como poda estarlo, y que probablemente podra manejar preguntas bastante largas, fue introducido en la Oficina Oblonga del Patricio de AnkhMorpork. -Ah, comandante -dijo Lord Vetinari, alzando la vista despus de un intervalo considerable y haciendo a un lado algunos papeles-. Gracias por venir. Parece que las felicitaciones son de rigor. As me dicen. -Y por qu es eso, seor? -dijo Vimes, poniendo su cara en blanco especial hablandocon-Vetinari. -Vamos, Vimes. Ayer pareca que bamos a tener una guerra entre especies en mitad de la ciudad, y sbitamente no hubo nada. Estas bandas son bastante temibles, entiendo. -La mayora estaban dormidos o riendo entre ellos para cuando llegamos, seor. Slo hubo que recogerlos -declar Vimes. -S, en efecto -dijo Vetinari-. Es bastante sorprendente, en realidad. A propsito, sintese. Realmente, no es necesario que est usted parado enfrente de m como un cabo en una carga. -No s qu quiere decir, seor -dijo Vimes, hundindose agradecido en una silla. -No? Me estoy refiriendo, Vimes, a la velocidad con que ambas partes consiguieron incapacitarse a s mismas con licores fuertes al mismo tiempo -No s nada acerca de eso, seor. Fue una reaccin automtica; hizo la vida ms sencilla. -No? Al parecer, Vimes, mientras se fortalecan a s mismos para la gresca que se vena ambos, los trolls y los enanos, entraron en posesin de lo que presumo ellos creyeron que era cerveza -Ellos haban estado chup bebiendo todo el da, seor -seal Vimes.

-En efecto, Vimes, y posiblemente es por eso que el contingente enano fue menos que precavido en beber copiosamente una cerveza que haba sido considerablemente fortificada? Hay reas de Plaza Sator, entiendo, que aun huelen dbilmente a manzanas, Vimes. Uno puede comenzar a creer, en consecuencia, que lo que haban estado bebiendo era de hecho una mezcla de cerveza fuerte y tropezn, el cual es, como usted sabe, destilado de manzanas -Eh, en su mayor parte manzanas, seor -dijo Vimes servicial. -Bastante. El cctel es conocido como Pelusa, creo. Para los trolls, uno puede especular que sera muy difcil hallar algo para hacer su cerveza ms peligrosa que lo que palpablemente es, pero me pregunto, habr usted escuchado, Vimes, que una mixtura de varias sales metlicas produce una bebida conocida como luglar, o Gran Martillo? -No puedo decir que lo haya odo, seor. -Vimes, algunas de las losas de la plaza han quedado marcadas por esa cosa! -Lamento eso, seor. Vetinari golpe con los dedos en la mesa. -Que hara usted si le hago una pregunta directa? -Le dira una directa mentira, seor. -Entonces no lo har -dijo Vetinari, sonriendo dbilmente. -Gracias seor. Tampoco yo. -Dnde estn sus prisioneros? -Los repartimos por todas las casas de la Guardia -dijo Vimes-. A medida que se despiertan los baamos con la manguera, tomamos sus nombres, les damos un recibo por sus armas y una bebida caliente; despus los dejamos en la calle. -Sus armas son culturalmente muy importantes para ellos, Vimes -dijo Vetinari. -Sp, seor. Lo s. Y yo tengo un fuerte prejuicio cultural en contra de tener mi cerebro aplastado y mis rodillas cortadas -dijo Vimes, ahogando un bostezo y haciendo una mueca cuando sus costillas objetaron. -Sin duda. Hubo bajas en la batalla? -Nada que no podamos curar -dijo Vimes con una mueca-. Aunque tengo que informar que el Sr. A. E. Psimo tiene un brazo quebrado y mltiples cardenales. Vetinari se vea realmente desconcertado. -El inspector? Qu estaba haciendo? -Eh, atacando a un troll, seor. -Cmo dice? El Sr. A. E. Psimo atac a un troll? -Ssseor. -A. E. Psimo? -repiti Vetinari. -se es el hombre, seor. -Un troll completo? -Ssseor. Con sus dientes, seor. -El Sr. A. E. Psimo? Est seguro? Uno pequeo? Zapatos muy brillantes? -Ssseor. Vetinari agarr una pregunta prctica de la multitud que se congregaba. -Por qu? Vimes tosi. -Bien, seor La horda troll era toda una escena. Trolls parados, sentados o tirados adonde haban cado cuando el Gran Martillo golpe. Hubo unos pocos bebedores lentos que opusieron un poco de lucha, y uno que se haba pegado a una botella de jerez saqueado opuso una

espirituosa resistencia hasta que el golem Agente Dorfl lo levant de cuerpo completo y lo hizo rebotar sobre su cabeza. Vimes camin a travs de todo eso, mientras el pelotn arrastraba o haca rodar a los trolls dormidos hasta ordenarlos en filas que esperaban los vagones. Y entonces El da no mejoraba para Ladrillo. Haba bebido una cerveza. Bien, tal vez ms de una. Qu dao haba en eso? Y ahora, aqu, frente a l, usando uno de sus cascos y todo eso, estaba, sp, poda ser un enano, hasta donde los burbujeantes y crepitantes senderos de su cerebro eran capaces de determinar algo. Qu demonios, decidi, no era un troll, y eso era suficiente. Y haba un garrote, justo en su mano El instinto hizo que Vimes girase cuando un troll abra los ojos rojos, parpadeaba y comenzaba a balancear un garrote. Demasiado lentamente, demasiado lentamente en el tiempo sbitamente congelado, intent zambullirse fuera del camino, y sinti al garrote golpear en su costado, y lo levantaba, lo levantaba y lo dejaba caer en tierra. Pudo or los gritos cuando el troll se lanz hacia delante, con el garrote levantado para convertir a Vimes en parte del lecho rocoso. Ladrillo percibi que lo estaban atacando. Par lo que estaba haciendo, con chispas y siseos en el cerebro, y mir abajo, a su rodilla derecha. Algn pequeo gnomo o algo as estaba atacndolo con una espada sin filo y patendolo y gritando como un loco. l lo atribuy a la bebida, como la sensacin de que sus orejas lanzaban llamas, y se quit la cosa con una sacudida de la mano. Vimes, indefenso, vio a A. E. Psimo rodar por la plaza y vio al troll girar con el garrote en la mano. Pero Detritus, llegando por detrs ahora, lo empuj al suelo con una mano del tamao de una pala y por detrs el puo de Detritus, como la ira de los dioses. Para Ladrillo, todo se puso oscur -Usted quiere que crea -dijo Lord Vetinari-, que el Sr. A. E. Psimo atac a un troll a mano limpia? -Con ambas manos, seor -dijo Vimes-. Y los pies tambin. Y trat de morderlo, creemos. -No es eso una muerte cierta? -dijo Vetinari. -Eso no pareci preocuparle, seor. La ltima vez que Vimes haba visto a A. E. Psimo estaba siendo vendado por Igor y sonriendo semi-inconsciente. Los guardias se dejaban caer a cada rato para decir cosas como: Eh, Gran Hombre!, y darle palmadas en la espalda. El mundo haba cambiado para A. E. Psimo. -Puedo inquirir, Vimes, por qu uno de mis ms conscientes y ms decididamente civiles oficinistas estaba en posicin de hacer eso? Vimes se removi, incmodo. -Estaba inspeccionando. Aprendiendo todo acerca de nosotros, seor. -Le lanz a Vetinari la mirada que deca: si llevas esto ms lejos, tendr que mentirte. Vetinari le devolvi una que deca: lo s. -No est usted mismo seriamente herido? -dijo el Patricio. -Apenas unos pocos raspones, seor -dijo Vimes. Vetinari le lanz una mirada que deca: costillas rotas, estoy seguro. Vimes devolvi una que deca: no es nada.

Vetinari deambul hasta la ventana y mir la ciudad que despertaba. No habl por un rato, y despus solt un suspiro. -Es una lstima, creo, que muchos de ellos hayan nacido aqu -afirm. Vimes decidi a no decir nada. Generalmente era suficiente. -Tal vez yo deba haber tomado accin contra ese miserable enano -continu Vetinari. -S, seor. -Eso cree? Un gobernante sabio lo piensa dos veces antes de ejercer violencia en contra de alguien porque no aprueba lo que dice. Nuevamente, Vimes no hizo comentarios. l mismo ejerca violencia diariamente, y con cierto entusiasmo, en contra de la gente, porque no aprobaba las cosas que decan, como Deme todo su dinero o Qu va a hacer respecto a eso, poli?. Pero tal vez los gobernantes tenan que pensar diferente. En cambio dijo: -Alguien ms no lo hizo. -Gracias por eso, Vimes -dijo el Patricio, dndose vuelta con brusquedad-. Y ya han descubierto quines son? -Las investigaciones continan, seor. El asunto de anoche se cruz en el camino. -Hay alguna evidencia de que fuera un troll? -La evidencia es confusa. Estamos armando un rompecabezas, se podra decir. -Excepto que no tenemos ninguno de los bordes y eso habra ayudado si tuvisemos la tapa de la caja, aadi para s. Y, porque el rostro de Vetinari mostraba hambre, Vimes continu-: Si est esperando que saque un conejo mgico de mi casco, seor, ser uno ya cocinado. Los enanos estn convencidos de que fue un troll. Hay un milenio de historia dicindoselos. No necesitan pruebas. Y los trolls piensan que no ha sido un troll pero probablemente lo hubieran deseado. Esto no se trata de un asesinato, seor. Algo dentro de ellos hizo clic y es el momento en que todos los hombres de bien -bueno, usted entiende lo que quiero decir- combatan el Valle de Koom nuevamente. Hay algo ms sucediendo en esa mina, lo s. Algo mayor que un asesinato. Todos esos tneles para qu son? Todas esas mentiras puedo olfatear las mentiras, y el lugar est lleno de ellas. -Hay muchas manos en esto, Vimes -dijo Vetinari-. Es mayor que lo que usted sabe. Esta maana recib un clac de Rhys Rhysson, el Bajo Rey. Todos los polticos tienen sus enemigos, por supuesto. Hay, diremos, facciones que no concuerdan con l, con su poltica hacia nosotros, su aproximacin conciliatoria a los clanes troll, su postura en el desdichado asunto Haak y ahora hay historias acerca de un troll que ha matado a un grag, y, s, rumores de que la Guardia ha amenazado a los enanos Vetinari alz una plida mano cuando Vimes abri la boca para protestar. -Necesitamos conocer la verdad, Vimes. La verdad del Comandante Sam Vimes. Puede importar ms que lo que usted piensa. En los Llanos, por cierto, y mucho ms lejos. La gente lo conoce, comandante. Descendiente de un guardia que crea que si una corte corrupta no ejecutaba a un mal rey, el guardia deba hacerlo por s mismo -Fue slo un rey -protest Vimes. -Una vez, Sam Vimes me arrest por traicin -dijo Vetinari con calma-. Y una vez Sam Vimes arrest a un dragn. Sam Vimes detuvo una guerra entre naciones arrestando a dos altos comandantes. Es un muchacho que arresta, Sam Vimes. Sam Vimes mat a un hombre lobo con las manos desnudas y lleva la ley con l como una linterna -De dnde vino todo eso? -Los vigilantes a travs de medio continente dirn que Sam Vimes es recto como una flecha, que no puede ser corrompido, que no se torcer, que nunca acept un soborno. Esccheme. Si Rhys cae, el siguiente Bajo Rey no ser uno preparado para hablar con los trolls. Puedo simplificarlo para usted? Esos clanes, cuyos lderes han estado

tratando con Rhys, probablemente sentirn que han sido engaados, derrocarn a esos lderes y los reemplazarn con trolls demasiado beligerantes y estpidos para ser engaados. Y habr una guerra, Vimes. Ser ac. No ser una banda desordenada como la que usted desbarat anoche. No seremos capaces de resistir ni de permanecer distantes. Porque tenemos nuestros propios tontos, Vimes, como estoy seguro que sabe, que insistirn en que elijamos un lado. Valle de Koom estar por todos lados. Encuntreme un asesino, Vimes. Persgalo y squelo a la luz del da. Troll o enano o humano, no importa. Entonces al menos tendremos la verdad y podemos hacer uso de ella. Son los rumores e incertidumbres nuestros enemigos hoy. El trono del Bajo Rey tiembla, Vimes, al igual que los cimientos del mundo. Vetinari se detuvo y cuidadosamente acomod los papeles enfrente de l, como si sintiera que haba llegado demasiado lejos. -Por supuesto, es obvio que no deseo someterlo a ninguna presin -finaliz. En el confuso y caliente cerebro de Vimes, una palabra se hamac hasta llegar a la superficie. -Desordenada? El secretario de Lord Vetinari se inclin y susurr al odo de su patrn. -Ah, creo que quise decir ruidosa -dijo brillantemente Vetinari. Vimes an estaba tratando de comprender el resumen de noticias internacionales. -Y todo esto por un asesinato? -dijo, tratando de ahogar un bostezo. -No, Vimes. Dgase esto a s mismo: todo esto es por miles de aos de tensin y poltica, y lucha por el poder. En aos recientes las cosas han ido por ciertos caminos, causando un desplazamiento del poder. Estn los que querran volver atrs, aunque sea en una marea de sangre. A quin le importa un enano? Pero si la muerte puede tornarse un casus belli -aqu Lord Vetinari mir a los ojos dormidos de Vimes y cambi-, esto es, una razn para la guerra, sbitamente es el enano ms importante en el mundo. Cundo durmi apropiadamente por ltima vez, Vimes? Vimes murmur algo sobre no hace mucho. -Vaya y duerma ms. Y despus encuentre al asesino para m. Rpido. Que tenga un buen da. No slo tiemblan los tronos, alcanz a pensar Vimes. Tu silla se est meciendo un poco, tambin. Bastante pronto habr gente diciendo: quin dej entrar a todos estos enanos? Estn minando debajo de nuestra ciudad y no obedecen nuestras leyes. Y los trolls? Solamos encadenarlos como a perros guardianes, y ahora les permiten andar por ah amenazando a la gente real! Deban estar reunidos ahora, los conspiradores, la gente que charlaba tranquilamente en las esquinas de las fiestas, la gente que saba mudar opiniones en cuchillos. La reyerta de la noche pasada se haba tornado en un chiste, que probablemente consternaba a la gente de la fiesta, pero no la podas hacer dos veces. Una vez que las cosas comienzan a extenderse, una vez que han sido asesinados algunos humanos, ya no necesitas hablar ms detrs de las puertas cerradas. La horda gritar por ti. Ellos minan debajo de nuestra ciudad y no obedecen nuestras leyes. Subi al coche con unas piernas que estaban slo marginalmente bajo su control, musit una orden de dirigirse a Pseudopolis Yard, y cay dormido. An era de noche en la ciudad de la lluvia sin fin. Nunca era tiempo no nocturno. El sol no sala aqu. La criatura yaca enrollada en su callejn. Algo estaba seriamente equivocado. Haba esperado resistencia. Siempre haba resistencia, y siempre era superada. Pero incluso ahora, cuando el invisible bullicio de la

ciudad era ms lento, no haba camino para entrar. Una y otra vez haba estado segura de que haba encontrado un punto de control, alguna marea de ira que poda usar, y una y otra vez haba sido rechazada hasta aqu, este oscuro callejn donde las cunetas desbordaban. sta no era la clase de mente comn. La criatura luchaba. Pero ninguna mente la haba derrotado. Siempre haba un camino A travs de las ruinas del mundo el troll se tambaleaba Ladrillo se sacudi fuera de la Casa de la Guardia de Hermanas Dolly, agarrndose la cabeza con una mano, y sosteniendo en la otra una bolsa con todos los dientes que Detritus haba podido hallar. El sargento haba sido muy decente en eso, pens Ladrillo. Detritus tambin le haba explicado exactamente qu le habra ocurrido si su segundo golpe hubiera alcanzado al humano, indicando grficamente que hallar los dientes de Ladrillo habra pasado a ser un hecho secundario frente al hallar una cabeza donde ponerlos. Haba dicho, sin embargo, que poda haber lugar en la Guardia para cualquier troll que pudiera permanecer parado despus de un cabezazo de Gran Martillo, y tal vez Ladrillo pudiera manejar su conducta futura con un ojo en eso. As, pens Ladrillo -hasta donde el trmino pensar fuera aplicable a cualquier actividad cerebral dentro de los dos das de Gran Martillo- que el futuro se vea tan brillante que deba caminar con los ojos casi cerrados, aunque eso probablemente fuera otra vez por Gran Martillo. Pero Haba escuchado hablar a los otros trolls. Y a los guardias tambin. Toda esa cosa de un troll matando a enano all abajo en su mina nueva. Ahora Ladrillo estaba todava convencido de que no haba matado a ningn enano, ni siquiera despus de media onza de Scrape. Haba dado vueltas y vueltas a lo que actualmente permaneca en su mente. El problema era que la Guardia tena todos esos trucos estos das, ellos podan decir qu haba almorzado un tipo solamente mirando su plato. Y l haba perdido un crneo all abajo, tambin, estaba seguro. Como dije, ellos podan simplemente olfatearlo y saber que fue l! Excepto que no fue, correcto? Porque ellos dijeron que el troll perdi su garrote, y Ladrillo an tena el suyo porque le haba pegado a un guardia de ms arriba con l, as que tal vez eso era lo que ellos llamaban una Coar Tada. S? A pesar del ruido a burbujeo cerebral del Gran Martillo escurriendo de sus funciones cerebrales ms elevadas, Ladrillo sospechaba que no lo era. Y de todas formas, si buscaban a un troll que cometi la proeza, y ellos averiguaban que estuve all, que perd un crneo y todo eso, y yo digo, est bien, estuve all pero no golpe ningn enano, ellos van decir, eh muchachos, tiren del otro, tiene campanas. Aqu y ahora, Ladrillo se estaba sintiendo un troll muy solitario. No haba nada para eso. Slo haba una persona que poda ayudarlo con esto. Era demasiado pensar para un troll. Escabullndose por los callejones, apretndose contra las paredes, manteniendo la cabeza gacha, evitando a toda criatura viviente, Ladrillo busc al Sr. Brillo. Angua decidi ir directamente a Pseudopolis Yard, antes que a la ms cercana Casa de la Guardia. se era el Cuartel General, despus de todo, y adems ella tena un uniforme de reserva en la taquilla. Lo molesto era que Sally caminase tan fcilmente en tacones de seis pulgadas. As eran los vampiros. Ella se haba quitado los suyos y los llevaba en la mano. Era eso o torcerse un tobillo. El Club del Minino Rosado tena una seleccin de calzado bastante

limitada. Tampoco haba mucho para elegir por el lado de la ropa, si por ropa entendas algo que realmente haca un intento por cubrirte. Angua haba quedado bastante sorprendida porque el guardarropas de escena inclua un uniforme de Guardia femenino, pero con una cortsima coraza de papel mach y una pollera demasiado corta para ser de alguna proteccin. Tawneee le haba explicado, con bastante cuidado, que a los hombres a veces les gusta ver a una bella chica con coraza. Para Angua, quien haba descubierto que los hombres que arrestaba nunca parecan muy complacidos de verla, eso era motivo de reflexin. Se haba decidido por un vestido de monedas de oro, que no funcion. Sally haba elegido algo azul, sencillo y corto hasta el muslo, que desde luego se haba convertido en imponente desde el momento en que se lo puso. Se vea fabulosa. De modo que cuando Angua entr a las zancadas delante de Sally en la oficina principal, golpeando las puertas, y y se escuch un burln silbido lobuno, el imprudente vigilante se encontr empujado hasta chocar con la pared. Sinti dos puntas afilados presionadas contra su cuello mientras Angua grua: -Buscas a un lobo, verdad? Di: no Sargento Angua. -No, Sargento Angua! -De veras? Yo estaba probablemente equivocada, entonces, verdad? -Las puntas presionaron un poco ms. En la mente del hombre, unas garras aceradas estaban por perforar su yugular. -No puedo afirmarlo, Sargento Angua! -Mis nervios estn un poco tensos en este momento! -aull Angua. -No me haba percatado, Sargento Angua! -Tenemos los nervios de punta en este momento, no diras? -Jams ha sido tan cierto, Sargento Angua! Angua dej que las botas del hombre alcanzasen el suelo. Puso dos negros, brillantes y apreciablemente puntiagudos zapatos en sus pasivas manos. -Puedes hacerme un gran favor, y llevar stos al Club del Minino Rosado? -dijo dulcemente-. Pertenecen a alguien llamada Sherilee, creo. Gracias. Se gir y mir hacia el escritorio de servicio, desde donde miraba Zanahoria con la boca abierta. Muy consciente del revuelo que estaba causando, camin hasta el escritorio, delante de una audiencia de caras horrorizadas y tir un collar embarrado sobre el Libro de Incidentes. -Cuatro enanos asesinados por otros enanos, abajo, en la Larga Oscuridad -dijo-. Apuesto mi nariz en esto. Eso perteneca a uno de ellos. Tambin tena esto. -Un sobre embarrado cay sobre el collar-. Est bastante embarrado, pero se puede leer. El Sr. Vimes va a enloquecer. -Levant la vista a los ojos azules de Zanahoria-. Dnde est? -Durmiendo en un colchn en la oficina -dijo Zanahoria, encogindose de hombros-. Lady Sybil saba que no ira a casa, de manera que hizo que Willikins le preparara una cama aqu. Estn bien ustedes dos? -Bien, seor -dijo Sally. -Me estaba preocupando mucho -comenz Zanahoria. -Cuatro enanos muertos -dijo Angua-. Enanos de la ciudad. Eso tendra que preocuparte. Tres semienterrados, este otro se arrastr ms lejos. Zanahoria alz el collar y ley las runas. -Lars Piernafuerte -dijo-. Creo que conozco a la familia. Ests segura de que fue asesinado? -Garganta cortada. Es difcil llamarlo suicidio. Pero se tom su tiempo para morir. Lleg hasta una de esas malditas puertas, que haban cerrado con llave, y garabate uno de sus signos con su propia sangre. Entonces se sent y esper la muerte en la

oscuridad. En la maldita oscuridad, Zanahoria! Eran trabajadores enanos! Tenan palas y carretillas! Estaban all abajo haciendo su tarea, y cuando ya no fueron ms necesarios, los borraron! Los tajaron y los dejaron en el barro! Pueden haber estado an vivos cuando el Sr. Vimes y yo fuimos ah. Detrs de esa condenada puerta, muriendo de a poco. Y, sabes lo que significa esto? -Ella sac de su corpio un trozo de tarjeta doblado y se lo pas. -Un men de tragos? -dijo Zanahoria. -brelo -salt Angua-. Lamento que est escrito con lpiz de labios. Es lo nico que pude hallar. Zanahoria lo abri. -Otro smbolo oscuro? -dijo-. No creo conocerlo. Haba otros oficiales enanos en la oficina. Zanahoria les mostr el smbolo. -Alguien ac sabe lo que significa esto? Algunas cabezas con casco negaron, y unos pocos enanos retrocedieron, pero una profunda voz desde la puerta dijo: -S, Capitn Zanahoria. Sospecho que lo s. Se ve como un ojo con una cola? -S eh seor? -dijo Zanahoria, mirando. Una sombra se movi. -Fue escrito en la oscuridad? Por un enano agonizante? Con su propia sangre? Es la Oscuridad Que Convoca, capitn, y se estar moviendo. Buen da para usted. Soy el Sr. Brillo. La mandbula de Zanahoria cay, mientras los guardias se volvan a mirar al recin llegado. Se asom a la puerta, casi tan ancho como alto, con una capa negra y una capucha que esconda cualquier rasgo. -El Sr. Brillo? -Lamentablemente, capitn, y puedo encargarle que se ocupe de que nadie en este cuarto salga por unos minutos despus de que yo lo haga? Me gusta mantener mis movimientos en privado. -No crea que usted fuera real, seor! -Crame, jovencito, ojal fuera posible conservarlo a usted en ese feliz estado -dijo la encapuchada figura-. Sin embargo, me veo forzado. El Sr. Brillo dio un paso adelante, introduciendo una montaosa figura en el cuarto. Era un troll, cuya mirada de hurao desafo no alcanzaba a ocultar el terror de sus rodillas temblorosas. -ste es Ladrillo, capitn. Lo retorno a la custodia personal de su Sargento Detritus. Tiene informacin til para usted. He escuchado su historia. Le creo. Usted debe moverse deprisa. La Oscuridad Que Convoca puede haber ya encontrado un campen. Qu ms oh, s, asegrese de no conservar ese smbolo en un sitio oscuro. Mantngalo iluminado a todas horas. Y ahora, si disculpa la teatralidad La capa negra se movi. Una luz dura, blanca, cegadora, llen la habitacin por un segundo. Cuando se desvaneci, lo mismo haba sucedido con el Sr. Brillo. Todo lo que quedaba era una gran piedra con forma de huevo sobre el piso manchado. Zanahoria parpade, y se calm. -Muy bien, ya lo oyeron -dijo a toda la sbitamente animada habitacin-. Nadie sigue al Sr. Brillo, comprendido? -Seguirlo, capitn? -dijo un enano-. No estamos locos! -Es cierto! -dijo un troll-. Dicen que puede llegar adentro tuyo y parar tu corazn! -Sr. Brillo? -dijo Angua-. se sobre el que escriben en las paredes? -As parece -dijo brevemente Zanahoria-. Y dijo que no tenemos mucho tiempo. Sr Ladrillo, verdad?

Mientras que los trolls de Crisoprasa haban aprendido a pavonearse aun estando quietos, Ladrillo apenas lograba esconderse solo. Habitualmente son necesarios dos para esconderse, pero ac haba un troll intentando esconderse detrs de s mismo. Nadie habra podido esconderse detrs de Ladrillo: para ser un troll, estaba delgado como un palo, hasta el punto de ser nudoso. Su liquen era barato y sin brillo, no era en absoluto real, sino probablemente la cosa que hacan con tallos de brcoli en los callejones traseros de Callejn Cantera. Su cinturn de crneos era una desgracia, algunos de ellos eran visiblemente de papel mach, de los que podan comprarse en un negocio de chascos. Uno tena una nariz roja. Mir a su alrededor nerviosamente, y se oy un tud cuando su garrote cay de entre sus dedos. -Estoy metido en coprolitos hondos, verdad? -dijo. -Ciertamente tenemos que hablar contigo -dijo Zanahoria-. Quieres un abogado? -No, ya com. -Comes abogados? -dijo Zanahoria. Ladrillo le lanz una mirada vaca hasta que el cerebro suficiente se uni al grupo. -Cmo llama a los que llevan colmillos, y que se desmigajan cuando los comes? -aventur. Zanahoria mir a Detritus y a Angua, para ver si vena alguna ayuda de all. -Pueden ser abogados -concedi. -Se humedecen si los mojas en algo -dijo Ladrillo, como si llevase a cabo un examen forense. -Parece ms como un bizcocho -sugiri Zanahoria. -Puede ser. En un paquete, envuelto en papel. Sp, bizcochos. -Lo que quise decir era -dijo Zanahoria-, cuando hablemos contigo, quieres a alguien a tu lado? -S, por favor. Todos -dijo prontamente Ladrillo. Ser centro de la atencin en habitacin llena de guardias era su peor pesadilla. No, espera, que hay de esa vez cuando tom ese mal Slab que sido cortado con nitrato de amonio? Pufff! Adis a los lbulos! Sp! Entonces sta era segunda peor pesadi No, ponindose a pensar, estaba esa vez cuando tom esa cosa que Nucleoduro le sac a Un-Ojo Maldito, s! Quin sabe lo que haba sido! Todos bailando! As que esa fue Hey, espera, recuerdas la vez que tomaste Scrape y tus brazos volaron? Bueno, sa fue mala, as que tal vez Espera, espera, por supuesto, no olvidar el da en te horneaste con Silver y aspiraste cinc en polvo y pensaste que habas vomitado tus pies Ajj, aqu viene esa vez cuando, ajj, no, cuando te, ajj. Ladrillo haba llegado a su dcimonovena peor pesadilla antes de que la voz de Zanahoria se abriese paso entre las serpientes. -Sr. Ladrillo? -Eh todava soy yo? -dijo nerviosamente Ladrillo. Real, pero realmente, le podra dar uso a algo de Slab ya mismo -Generalmente tu abogado es una persona -dijo Zanahoria-. Tendremos que hacerte algunas preguntas difciles. Tienes permitido tener a alguien que te ayude. Tal vez tienes algn amigo que podamos traer? Ladrillo reflexion sobre eso. Las nicas personas en que pudo pensar en este contexto eran Totalmente Escoria y Gran Mrmol, aunque para ser correctos caan en la categora de gente que no me hace cosas y me deja afanar un poco de Slab a veces. En este momento, no parecan calificaciones ideales. Seal al Sargento Detritus. -l -dijo-. Me ayud a encontrar mis dientes.

-No estoy seguro de que un oficial en servicio sea -comenz Zanahoria. -Ser voluntario para ese rol, capitn -dijo una vocecita. Zanahoria busc con la mirada en el extremo del escritorio. -Sr. Psimo? No creo que deba estar fuera de la cama. -Uh de hecho soy agente interino en funciones, capitn -dijo A. E. Psimo, con educacin pero con firmeza. Caminaba con muletas. -Oh? Eh correcto -dijo Zanahoria-. Pero an creo que no debera salir de la cama. -No obstante, la justicia debe ser servida -dijo A. E. Psimo. Ladrillo se inclin y ech un vistazo de cerca al inspector. -Es ese gnomo de anoche -dijo-. No lo quiero! -Puedes pensar en algn otro? -dijo Zanahoria. Ladrillo pens otra vez, y al fin se ilumin. -Sp, puedo -dijo-. Fcil. Alguien que me ayude con preguntas, correcto? -Correcto. -Bueno, es fcil. Si pueden encontrar al enano que vi abajo, en la nueva mina de los enanos, l me ayudar. La habitacin qued mortalmente silenciosa. -Y por qu lo hara? -dijo cautelosamente Zanahoria. -l podra contarles porqu estaba golpeando al ese otro enano en la cabeza -dijo Ladrillo-. Quiero decir, yo no lo s. Pero supongo que l no querr venir por m, que soy un troll, as que me quedo con el sargento, si es lo mismo. -Creo que esto est yendo demasiado lejos! -dijo A. E. Psimo. En el silencio que sigui, la voz de Zanahoria son muy fuerte. -Yo pienso, Sr. Psimo, que es el punto donde despertamos al Comandante Vimes. Haba un viejo dicho militar que Fred Colon usaba para describir un total desconcierto y confusin. Un individuo en ese estado, de acuerdo con Fred, no puede distinguir si es el agujero del culo o la hora del desayuno. Eso siempre haba desconcertado a Vimes. Se preguntaba qu investigacin haba sido llevada a cabo. An ahora, cuando su boca tena gusto a ayer recalentado, y todo se vea curiosamente ntido, pensaba que l sera capaz de distinguir la diferencia. Slo una poda posiblemente incluir una taza de caf, para empezar. Ahora tena una, ergo, era la hora del desayuno. En realidad, era casi hora de almorzar, pero eso tendra que servir. El troll conocido por los dems, y ocasionalmente por l mismo, como Ladrillo, estaba sentado en una de las grandes celdas para trolls, pero por deferencia al hecho de que nadie poda decidir si era un prisionero o no, la puerta estaba sin llave. El acuerdo era que, con la condicin de que no tratara de salir, nadie le impedira salir. Ladrillo estaba engullendo su tercer tazn de barro rico en minerales que, para los trolls, era una nutritiva sopa. -Qu es Scrape? -pregunt Vimes, reclinndose en la silla extra de la habitacin, mirando a Ladrillo como un zologo puede mirar a una fascinante pero altamente impredecible especie nueva. Haba puesto la bola de piedra del misterioso Sr. Brillo sobre la mesa, junto al tazn, para ver su reaccin, pero el troll no le prest atencin. -Scrape? No se ve mucho en estos das, ahora que el Slab es condenadamente barato -retumb Detritus, que estaba observando a su nuevo hallazgo con aire de propietario, como observa una gallina madre a una pollita que est a punto de dejar el nido-. Es lo que logras rascar, ve? Son trocitos de Slab degradado, hervidos en lata con alcohol y cagadas de paloma. Es lo que los trolls de la calle hacen cuando estn cortos de efectivo y de qu es que estn cortos, Ladrillo?

La cuchara se detuvo. -Estn cortos de autorespeto, sargento -dijo, como alguien que haba escuchado la leccin gritada en su oreja durante veinte minutos. -Por Io, lo sabe! -dijo Detritus, palmeando al esculido Ladrillo en la espalda tan fuerte que el troll joven dej caer la cuchara en el humeante menjunje-. Pero este muchacho ha prometido que todo eso qued atrs, y ahora es malditamente recto, teniendo en cuenta que se unido a mi programa de un paso! No es as, Ladrillo? Nada de Slab, Scrape, Slice, Slide, Slunkie, Slurp o Silver para este chico, correcto? -S, Sargento -dijo obediente Ladrillo. -Sargento, por qu todos los nombres de las drogas troll comienzan con S? -Ah, as son ms fciles de recordar, seor -dijo, cabeceando sabiamente, Detritus. -Por supuesto. No haba pensado en eso -dijo Vimes-. Te ha explicado el Sargento Detritus por qu lo llama programa de un paso, Ladrillo? -Eh porque l no me dejar dar un mal paso, seor? -dijo Ladrillo, como si lo leyera una tarjeta. -Y Ladrillo tiene ms para decirle, no es verdad, Ladrillo? -dijo el maternal Detritus-. Adelante, cuntale a Sr. Vimes. Ladrillo mir a la mesa. -Lamento haber tratado de matarlo, Sra. Vimes -susurr. -Bien, ya nos ocuparemos de eso -dijo Vimes, por decir algo-. A propsito, creo que quisiste decir Sr. Vimes, y yo prefiero que slo la gente que ha peleado junto a m me llame Sr. Vimes. -Bien, tcnicamente Ladrillo ha peleado -comenz Detritus, pero Vimes baj con firmeza su jarra de caf. Las costillas le estaban doliendo. -No, enfrente no es lo mismo que junto, sargento -dijo-. Realmente no lo es. -En realidad no fue culpa suya, seor, ste fue un caso de identidad equivocada -protest Detritus. -Quieres decir que l no saba quin era yo? -dijo Vimes-. Eso no parece -Nosseor. l no saba quien era l, seor. Pensaba que era un puado de luces y fuegos artificiales. Crame, seor, considero puedo entender algo de esto. Por favor? Seor, l haba perdido su cerebro con Gran Martillo y todava caminaba! Vimes mir a Detritus por un momento y despus de nuevo a Ladrillo. -Sr. Ladrillo, cunteme como entr en la mina, por favor -dijo. -Ya lo cont a otros polis -inici Ladrillo. -Ahora se lo cuentas al Sr. Vimes! -gru Detritus-. Ya mismo! Tom un buen rato, con pausas para que los pedazos de la mente de Ladrillo recuperaran su posicin, pero Vimes lo arm de esta manera: El desdichado Ladrillo haba estado cocinando Scrape con algunos compaeros trolls de la cuneta en un viejo almacn en el laberinto de calles detrs de Camino del Parque; se haba metido en el stano buscando un sitio fro para mirar el espectculo, y el piso haba cedido debajo de l. Por el sonido, haba cado un largo trecho, pero a juzgar por el estado natural de los trolls, probablemente haba flotado como una mariposa. Haba finalizado en un tnel como una mina, usted sabe, con toda esa madera sosteniendo el techo, y haba vagado por el tnel con la esperanza de que condujera a la superficie o a algo para comer. No comenz a preocuparse hasta que sali a un tnel mucho ms grande y la palabra enanos finalmente arrib a un pedazo de su cerebro con nada que hacer ms que escuchar.

Un troll en una mina de enanos pasa arrasando con todo. ste era uno de esos regalos, como un elefante en un bazar. Pero Ladrillo pareca refrescantemente libre de odios hacia cualquiera. A condicin de que el mundo proveyese suficientes cosas que comenzaban con S que hicieran zumbar su cabeza -y la ciudad no estaba escasa de ellas- no le importaba mucho qu ms hiciese. Ladrillo, muy abajo en la cuneta, haba cado an mas abajo del horizonte. No era sorprendente que los chantajistas de Crisoprasa no lo hubieran acorralado. Ladrillo era algo que pisabas. Hasta poda haber ocurrido que Ladrillo, en la oscuridad, con las voces de enanos a la distancia, tuviese miedo. Y entonces habra visto, a travs de una gran puerta redonda, a un enano sujetar a otro y pegarle en la cabeza. Era una caverna oscura, pero los trolls tienen buena visin nocturna y siempre estaban los vurms. El troll no haba percibido detalles y no los haba buscado particularmente. A quin le importaba lo que un enano le hiciese a otro? Mientras no se lo hiciesen a l, no vea ningn problema. Pero cuando el enano que atacaba comenz a gritar, entonces haba un problema, grande como la vida. Una gran puerta de metal junto a l se abri de golpe y le peg en la cara. Cuando espi desde atrs, vio a varios enanos armados pasar corriendo. No estaban interesados en lo que pudiera haber detrs de la puerta, an no. Estaban haciendo lo que la gente hace, o sea correr hacia el origen de los gritos. Ladrillo, por otro lado, slo estaba interesado en alejarse lo ms posible de los gritos, y justo aqu haba una puerta abierta. La us, y corri sin parar hasta que estuvo afuera, en el fresco aire nocturno. No haba sido perseguido. A Vimes no le sorprendi. Necesitas una mente de tipo especial para ser un guardia. Una que estuviese preparada para estar en un cuerpo parado y que no miraba mucho a nada durante interminables horas. Esas mentes no demandan altos salarios. Esas mentes tampoco eran de las iban a iniciar una bsqueda mirando en el tnel por el que acababan de llegar. No eran el cuchillo mas afilado del cajn. Y as, sin rumbo, sin intencin ni malicia, y ni siquiera curiosidad, un troll errante haba vagado en una mina enana, vio un asesinato a travs de una percepcin nublada por la droga, y vag de nuevo afuera. Quin podra planear algo as? Dnde estaba la lgica? Dnde el sentido? Vimes mir a los acuosos ojos de huevo frito, la estructura demacrada, el goteo de losdioses-saben-qu desde una nariz encostrada. Ladrillo no estaba diciendo mentiras. Ladrillo tena suficientes problemas lidiando con cosas que no eran inventadas. -Cuntale a Sr. Vimes del wukwuk -apunt Detritus. -Oh, sp -dijo Ladrillo-. Estaba ese gran wukwuk en cueva. -Creo que me estoy perdiendo un punto vital aqu -dijo Vimes. -Un wukwuk es lo que se hace con carbn y nitrato y Slab -dijo el sargento-. Todo enrollado en papel, como cigarro, sabe? l dice que haba -Los llamamos wukwuk porque se ven como usted sabe, un wukwuk -dijo Ladrillo, con una sonrisa de embarazo. -S, tengo la imagen -dijo Vimes cansinamente-. Intentaste fumarlo? -Nosseor. Era grande -dijo Ladrillo-. Enrollado en la cueva, junto al maldito tnel por donde ca. Vimes intent hacer calzar esto en su pensamiento, y lo dej afuera por el momento. De manera que lo hizo un enano? Correcto. Y, hasta el momento, le crea a Ladrillo, aunque un balde de ranas sera un testigo mejor. No tena sentido presionarlo ms, de cualquier manera.

-Muy bien -dijo. Se inclin y alz la misteriosa piedra que haban dejado en el piso de la oficina. Tena unas ocho pulgadas de ancho, pero era curiosamente liviana-. Cuntame del Sr. Brillo, Ladrillo. Amigo tuyo? -Seor Brillo est en todas partes! -dijo fervientemente Ladrillo-. l diamante! -Bueno, hace media hora se encontraba en este edificio -dijo Vimes-. Detritus? -Seor? -dijo el sargento, con una expresin de culpabilidad extendindose por su cara. -Qu sabes del Sr. Brillo? -dijo Vimes. -Eh l un poco como dios troll -murmur Detritus. -No traigan muchos dioses aqu adentro, es una regla -dijo Vimes-. Alguno afan el Secreto del Fuego, han visto mi manzana dorada? Es sorprendente lo poco frecuente que vemos ese tipo de cosas en el libro del crimen. Es un troll, verdad? -Como un un rey -dijo Detritus, como si le arrancaran cada palabra. -Pensaba que los trolls no tenan reyes en estos das -dijo Vimes-. Pensaba que cada clan se gobernaba solo. -Correcto, correcto -dijo Detritus-. Mire, Sr. Vimes, l, Sr. Brillo, bien? No hablamos de l mucho. -La expresin del troll era una mezcla de miseria y desafo. Vimes se decidi por un blanco ms dbil. -Donde lo hallaste, Ladrillo? Slo quiero -l vino llamado a ayudar a usted! -gru Detritus-. Qu est haciendo, Sr. Vimes? Por qu preguntando preguntas? Con los enanos usted tiene pies de gato, no debe molestar a ellos, pero qu si son trolls, eh? Patea puerta, no hay problema! Sr. Brillo trajo a usted Ladrillo, dio a usted un buen consejo, y usted habla como si l mal troll! Yo escuch a Capitn Zanahoria, l dice a enanos l Dos Hermanos. Usted cree que me hace feliz? Nosotros conocemos esa mentira de enanos mentirosos, s! Nosotros gruimos a esa mentira, s! Usted quiere ver a Sr. Brillo, usted muestra humilde, usted muestra respeto, s! Otra vez el Valle de Koom, pens Vimes. Nunca haba visto a Detritus as de furioso, al menos ante l. El troll estaba justo aqu, confiable y fiable. En Valle de Koom dos tribus se haban encontrado, y ninguna parpade. -Mis disculpas -dijo, parpadeando-. No lo saba. No hubo intencin de ofender. -Bien! -dijo Detritus, y su enorme mano golpe sobre la mesa. La cuchara salt del vaco tazn de sopa de Ladrillo. La misteriosa bola de roca rod sobre la mesa, con el inevitable ruidito, y se golpe contra el piso, partindose en dos. Vimes mir a las dos mitades. -Est lleno de cristales -dijo. Y la mir ms de cerca. Haba un pedazo de papel en un resplandeciente hemisferio. Lo levant y ley: Puntero & Encurtidos, Cristales, Minerales & Suministros de Gimnasia. N 3, Calle Dcimo Huevo, Ankh-Morpork. Vimes lo dej cuidadosamente y levant las dos piezas de piedra. Las puso juntas y se unieron con una lnea del grosor de un cabello. No haba signos de haber sido usado un pegamento. Mir a Detritus. -Sabas lo que est por suceder? -dijo. -No -dijo el troll-. Pero pienso que el Sr. Brillo sabe. -Me dio su direccin, sargento. -Sp. As que tal vez quiere visita de usted -concedi Detritus-. Eso es honor, bien. Usted no encuentra a Sr. Brillo, Sr. Brillo encuentra a usted.

-Cmo lo encontr a usted, Sr. Ladrillo? -dijo Vimes. Ladrillo le lanz a Detritus una mirada de pnico. El sargento se encogi de hombros. -Me recogi un da. Dio comida -musit Ladrillo-. Mostr donde ir por ms. Dijo que estuviera lejos de la cosa, tambin. Pero -S? -apur Vimes. Ladrillo movi un par de brazos nudosos y llenos de cicatrices en un gesto que deca, con mucha ms coherencia que lo que l poda, que todo el universo estaba de un lado y Ladrillo del otro, y qu puede hacer uno contra posibilidades como sa? Y entonces haba sido entregado a Detritus, pens Vimes. Eso nivelaba un poco las posibilidades. Se levant y pregunt a Detritus: -Debera llevar alguna cosa, sargento? El troll pens en eso. -No -dijo-, pero tal vez hay cosas que usted puede dejar detrs. Yo debera estar a cargo de la incursin en la mina, pens Vimes. Podramos estar iniciando una guerra, despus de todo, y estoy seguro de que a la gente le gustara pensar que alguien alto estaba all cuando sucedi. Entonces, por qu pienso que es ms importante ver al misterioso Sr. Brillo? El Capitn Zanahoria haba estado ocupado. A los enanos de la ciudad les gustaba l. De modo que haba hecho lo que Vimes no habra podido hacer, o al menos no hacer bien, que era llevar un embarrado collar de enano a un hogar enano en Nuevos Zapateros y explicar a los padres cmo haba sido hallado. Las cosas haban sucedido bastante rpido despus de eso, y otra razn para la velocidad era que la mina estaba cerrada. Guardias, trabajadores y enanos en busca de una gua en el camino de la enanidad haban llegado para encontrar las puertas cerradas. Haba dinero en juego, y los enanos eran muy claros acerca de cosas como sa. Un montn del enorme cuerpo del saber popular enano era acerca de contratos. Se supona que te deban pagar. No ms poltica, se dijo Vimes. Alguien mat a cuatro de nuestros enanos, no algn agitador loco, y los dej abajo en la oscuridad. No me importa quines son, van a ser llevados a la luz. sa es la ley. Todo el camino hacia abajo, todo el camino hacia arriba. Pero eso deba ser hecho por enanos. Los enanos iran a ese pozo, y cavaran en el barro otra vez, y hallaran las pruebas. Entr a la oficina principal. Zanahoria estaba all, junto a media docena de oficiales enanos. Se vean lgubres. -Todo listo? -dijo Vimes. -S, seor. Nos reuniremos en Media Luna Emprica. -Tienes suficientes excavadores? -Todos los enanos son excavadores, seor -dijo solemnemente Zanahoria-. Hay troncos en el camino, y tambin una gra. Algunos de los mineros que se nos unirn ayudaron a abrir ese tnel, seor. Ellos conocen a esos muchachos. Estn un poco desconcertados y enojados. -Lo apostara. Creen en nosotros, entonces? -dijo Vimes. -Eh ms o menos, seor. Si los cuerpos no estn all, sin embargo, estaremos en problemas. -Muy cierto. Saban tus muchachos para qu estaban cavando? -No, seor. Ellos slo reciban rdenes de los enanos oscuros. Y diferentes equipos cavaban en direcciones diferentes. Un largo trecho en diferentes direcciones. Tan lejos como Callejn Atrapadinero y Calle Araa, piensan.

-Eso es una gran porcin de la ciudad! -Ssseor. Pero all hubo algo extrao. -Contina, capitn -dijo Vimes-. Somos buenos con lo extrao. -De vez en cuando cada uno tena que dejar el trabajo y los enanos forasteros escuchaban las paredes con una gran, eh, cosa, como una trompeta para el odo. Sally encontr algo como eso cuando estuvo abajo. -Estuvieron escuchando? En el barro empapado? Escuchando qu? Lombrices cantoras? -Los enanos no lo saben, seor. Mineros atrapados, piensan. Supongo que tiene sentido. Gran parte de la excavacin es a travs de vieja mampostera de piedra, as que supongo que es posible que otros mineros pudieran estar atrapados en algn lugar con aire. -No duraran semanas, sin embargo, verdad? Y por qu cavar en direcciones diferentes? -Es un enigma, seor, no hay duda. Pero vamos a llegar al fondo de esto pronto pronto. Tienen mucho entusiasmo. -Bien. Pero la Guardia juega poco, entiendes? ste es un puado de ciudadanos tratando de hallar a sus seres queridos despus de un desastre en la mina. Los guardias slo estn ayudando. -Quiere decir recuerda que soy un enano, seor? -Gracias por eso, Zanahoria. S, exactamente -dijo Vimes-. Y ahora voy a ver a una leyenda con nombre de una lata de pasta de pulir. Al salir, not el smbolo Oscuridad Que Convoca. El men de bebidas del Club Minino Rosado haba sido colocado con todo cuidado en un estante cerca de la ventana, adonde reciba la mxima luz. Brillaba. Tal vez fuera a causa de que el Rosa Labios Calientes Congelados haba sido diseado para ser visto en un bar congestionado, con luz pobre, pero pareca flotar sobre los oh-tan-graciosos y pegajosos nombres de cctel, como Simplemente Sexo, Gatitas a Montones y Nada Cerebral, hacindolos verse desteidos e irreales. Alguien -varios, por el aspecto- haba encendido velas enfrente de l para cuando llegase la noche. No debe estar en la oscuridad, pens Vimes. Ojal no lo estuviera. Puntero & Encurtidos era polvoriento. El polvo era la clave del negocio. Vimes deba haberlo pasado mil veces; era esa clase de negocio, la clase que pasas de largo. Polvo y moscas muertas llenaban la pequea ventana, la cual sin embargo ofreca borrosas vistas de grandes fragmentos de roca, cubiertos de polvo, ms all. La campana sobre la puerta dio un polvoriento y discordante campanazo cuando Vimes pas al oscuro interior. El ruido muri, y hubo una clara sensacin de que esto marcaba el fin del entretenimiento por hoy. Un distante arrastrar de pies naci en el pesado silencio. Perteneca a una mujer muy vieja, que a primera vista era tan polvorienta como las rocas que, presumiblemente, venda. Vimes tena sus dudas al respecto. Los negocios como ste solan, al parecer, pensar que la venta de mercanca era una traicin a una sagrada confianza. Como subrayando la idea, ella portaba un garrote con un clavo en la punta. Cuando estuvo bastante cerca como para conversar, Vimes dijo: -Estoy aqu para -Usted cree en el poder curativo de los cristales, joven? -solt la mujer, levantando amenazante el garrote. -Qu? Qu poder curativo? -dijo Vimes. La vieja le dio una quebrada sonrisa, y baj el garrote.

-Bueno -dijo-. Nos gusta que nuestros clientes se tomen su geologa seriamente. Tenemos algo de trollita esta semana. -Bueno, pero de hecho yo -Es el nico mineral que viaja hacia atrs en el tiempo, sabe. -Estoy aqu para ver al Sr. Brillo -alcanz a decir Vimes. -El Sr. Quin? -dijo la vieja, poniendo una mano en la oreja. -El Sr. Brillo? -dijo Vimes, mientras perda la confianza. -Jams escuch sobre l, querido. -l, eh, me dio esto -dijo Vimes, mostrndole los dos pedazos del huevo de piedra. -Geoda de amatista, muy bello espcimen, le dar siete dlares -dijo la vieja. -Es usted, eh, Puntero o Encurtidos? -dijo Vimes, como ltimo recurso. -Soy la Srta. Encurtidos, querido. La Srta. Punt Se detuvo. Su expresin cambi, hacindose algo ms joven y considerablemente ms alerta. -Y yo soy la Srta. Puntero, querido -dijo-. No se preocupe por Encurtidos, ella slo maneja el cuerpo cuando yo estoy haciendo otras cosas. Es usted el Comandante Vimes? Vimes la mir. -Me est diciendo que son dos personas? En un cuerpo? -S, querido. Se supone que es una enfermedad, pero todo lo que puedo decir es que siempre nos llevamos bien. Jams le cont a ella sobre el Sr. Brillo. No se puede ser demasiado cuidadoso. Venga por ac. Le mostr el camino a travs de los cristales y rocas polvorientos hasta la parte posterior del negocio, donde haba un ancho corredor con estantes. Cristales de todos los tamaos destellaban. -Por supuesto, los trolls siempre han sido de inters para los gelogos, por estar hechos de roca metamrfica -dijo la Srta. Puntero/Encurtidos, en tono de conversacin-. No es usted un buscador de rocas, Comandante? -Me han arrojado piedras en ocasiones -dijo Vimes-. Nunca me molest en averiguar de qu clase eran. -Ja. Es una lstima que estemos sobre marga aqu -dijo la mujer, mientras creca el sonido de voces apagadas. Ella abri una puerta y se hizo a un lado. -Les alquilo esta habitacin -dijo-. Entre. Vimes vio los peldaos superiores de una escalera que se diriga hacia abajo. Estupendo, pens. Vamos otra vez bajo tierra. Pero haba una luz clida, y las voces eran ms fuertes. El stano era grande y fresco. Haba mesas por todos lados, con un par de personas en cada una, inclinadas sobre un tablero ajedrezado. Un cuarto de juegos? Los jugadores eran enanos, trolls y humanos, y tenan en comn la concentracin. Rostros indiferentes miraron a Vimes, que se haba detenido a medio camino en la escalera, y volvieron al juego. Vimes continu bajando hasta el nivel del piso. Esto tena que ser importante, correcto? El Sr. Brillo haba querido que lo vea. Gente -hombres, trolls, enanosjugando. Ocasionalmente una pareja de jugadores levantaba la mirada hacia el otro, compartan un vistazo y se daban la mano. Despus, uno de ellos se iba a una nueva mesa. -Qu es lo que nota, Sr. Vimes? -dijo una voz profunda detrs de l. Vimes se esforz por girar lentamente. La figura sentada en la sombra junto a la escalera estaba enteramente envuelta en negro. Se vea una cabeza ms alta que Vimes.

-Son todos jvenes? -aventur, y aadi-: Sr. Brillo? -Exacto! Ms jvenes tienden a venir en las tardes, tambin. Tome asiento, seor. -Por qu tuve que venir a verlo, Sr. Brillo? -dijo Vimes, sentndose. -Porque usted quiere saber por qu venido a verme -dijo la oscura figura-. Porque usted est vagando en la oscuridad. Porque el Sr. Vimes, con su insignia y su porra, est lleno de ira. Ms lleno que lo habitual. Cudese de esa ira, Sr. Vimes. Mstico, pens Vimes. -Me gusta ver con quin estoy hablando -dijo-. Qu es usted? -Usted no me vera si me quitara la capucha -dijo el Sr. Brillo-. Y por lo que soy, le har esta pregunta: Sera correcto decir que el Capitn Zanahoria, mientras es muy feliz con ser un oficial de la Guardia, es el legtimo rey de Ankh-Morpork? -Tengo problemas con el trmino legtimo -dijo Vimes. -As lo entiendo. sa puede muy bien ser una razn por la cual l todava no ha decidido declararse como tal -dijo el Sr Brillo-. Pero no importa. Bien, yo soy el legtimo -disclpeme- e indiscutible rey de los trolls. -De veras? -dijo Vimes. No era una gran respuesta, pero en este punto las opciones eran limitadas. -S. Y cuando digo indiscutible, quiero decir exactamente eso, Sr. Vimes. Los reyes ocultos humanos deben recurrir a espadas mgicas o hazaas legendarias para reclamar su derecho de nacimiento. Yo no. Slo tengo que ser. Est familiarizado con el concepto de roca metamrfica? -Quiere decir por qu los trolls se ven como ciertos tipos de roca? -En efecto. Esquisto, Mica, Arenisca, y sigue. Incluso Ladrillo, el pobre joven Ladrillo. Nadie sabe porqu es as, y se han gastado miles de palabras en decirlo. Oh, al infierno, como diran ustedes. Usted se merece un vistazo. Proteja sus ojos. Yo, Sr. Vimes, soy Un brazo vestido de negro se extendi, un guante de terciopelo negro fue quitado. Vimes cerr sus ojos a tiempo, pero el interior de los prpados arda en rojo. - diamante -dijo el Sr. Brillo. El resplandor baj un poco. Vimes se arriesg a abrir los ojos una fraccin, y vio una mano, cada dedo destellando como un prisma. Los jugadores alzaron la mirada, pero ya lo haban visto antes. -La escarcha se forma bastante rpido -dijo el Sr. Brillo. Cuando Vimes se atrevi a espiar, la mano resplandeca como el corazn del invierno. -Se est ocultando de los joyeros? -dijo, desconcertado. -Ja! De hecho, esta ciudad es ciertamente un muy buen lugar para gente que no desea ser vista, Sr. Vimes. Tengo amigos aqu. Y tengo talentos. Usted me hallar bastante difcil de ver si no deseo ser visto. Y soy tambin, francamente, inteligente, e inteligente todo el tiempo. No necesito el Almacn de Cerdos Futuros. Puedo regular la temperatura de mi cerebro reflejando todo el calor. Los trolls de diamante somos muy raros, y cuando aparecemos, la realeza es nuestro destino. Vimes esper. El Sr. Brillo, que se estaba colocando el guante, pareca tener una agenda. Lo ms sabio era dejarlo hablar hasta que todo cobrara sentido. -Y sabe qu sucede cuando nos convertimos en rey? -dijo el Sr. Brillo, envuelto otra vez. -Valle de Koom? -sugiri Vimes. -Bien dicho. Los trolls se unen, y tenemos la misma cansadora vieja guerra, seguida por siglos de escaramuzas. sa es la triste, estpida historia de los trolls y los enanos. Y esta vez, Ankh-Morpork quedar atrapada en ella. Usted sabe que la poblacin de trolls y de enanos ha crecido enormemente bajo Vetinari. -De acuerdo, pero si usted es el rey, no puede hacer la paz?

-As, simplemente? Se necesita mucho ms que eso. -La capucha se sacudi con tristeza-. Usted realmente sabe muy poco sobre nosotros, Sr. Vimes. Usted nos ve all abajo en los llanos, vagando, hablando mal. Usted no sabe del cntico de la historia, o de la Larga Danza, o de la msica de las piedras. Usted ve al troll encorvado, arrastrando su garrote. Es lo que los enanos hicieron por nosotros, hace mucho. Nos volvieron, en la mente de ustedes, en desgraciados monstruos sin cerebro. -No me mire cuando diga eso -dijo Vimes-. Detritus es uno de mis mejores oficiales! Hubo un silencio. El Sr. Brillo dijo: -Debo decirle qu pienso yo que estaban buscando los enanos, Sr. Vimes? Algo que les pertenece. Es una cosa que habla. Y la hallaron y pienso que lo que eso tuvo que decir caus directamente cinco muertes. Creo que s cmo encontrar el secreto de Valle de Koom. En algunas semanas, todos lo sabrn. Pero para entonces, pienso, ser demasiado tarde. Usted debe resolverlo tambin, antes de que la guerra nos barra a todos. -Cmo sabe todo eso? -dijo Vimes. -Porque soy mgico -dijo la voz de la capucha. -Oh, bien, si esa es la manera de -comenz Vimes. -Paciencia, comandante -dijo el Sr. Brillo-. Slo simplificaba. Acepte, en cambio, que soy muy inteligente. Tengo una mente analtica. He estudiado las historias y el saber de mi enemigo hereditario. Tengo amigos enanos. Enanos que saben mucho. Enanos bastante poderosos, que desean terminar con esta estpida enemistad tanto como yo. Y tengo amor por los juegos y enigmas. El Codex no es un desafo terrible -Si va a ayudarme a hallar a los asesinos de esos enanos en la mina, debe decirme lo que sabe! -Por qu creer en lo que yo diga? Soy un troll, soy parte, puedo querer dirigir sus pensamientos por mal camino. -Tal vez ya lo ha hecho! -dijo Vimes con calor. Saba que estaba haciendo el tonto, y eso lo pona ms furioso. -Bueno, se es el espritu! -dijo el Sr. Brillo-. Compruebe todo lo que le dije! Donde estaramos si el Comandante Vimes confiase en la magia, eh? No, el secreto del Valle de Koom debe ser hallado por observacin e interrogatorios y hechos, hechos, hechos. Posiblemente lo estoy ayudando a hallarlo un poco ms rpido que lo que lo hubiera hecho solo. Slo tiene que pensar en lo que ya sabe, comandante. Y, mientras tanto, jugara una partidita? El Sr. Brillo tom una caja de junto a su silla y la dio vuelta sobre la mesa. -Esto es Thud, Sr. Vimes -dijo, mientras las figuritas de piedra rebotaban sobre el tablero-. Enanos versus trolls. Ocho trolls y treinta y dos enanos, combatiendo por siempre sus batallas sobre un Valle de Koom de cartn. -Comenz a colocar las piezas, con sus manos enguantadas de negro movindose con una velocidad para nada troll. Vimes ech hacia atrs su silla. -Fue agradable conocerlo, Sr. Brillo, pero todo lo que me est dando son acertijos y -Sintese, comandante. -La tranquila voz tena una armnica de maestro de escuela tal que dobl las piernas de Vimes debajo de l-. Bueno -dijo el Sr. Brillo-. Ocho trolls, treinta y dos enanos. Siempre empiezan los enanos. Un enano es pequeo y rpido, y puede correr tantos cuadrados como le sea posible en cualquier direccin. Un troll, ya que es estpido y arrastra un garrote, puede mover slo un cuadrado en cualquier direccin. Hay otros tipos de movimiento, pero, qu ve hasta ahora? Vimes intent concentrarse. Era difcil. Era un juego, no era real. Adems, la respuesta era tan obvia que no poda ser correcta. -Se ve que los enanos deben ganar siempre -aventur.

-Ah, una sospecha natural, me gusta eso. De hecho, entre los mejores jugadores, la ventaja est ligeramente a favor de los trolls -dijo el Sr. Brillo-. Principalmente porque un troll puede, en las circunstancias correctas, causar mucho dao. A propsito, cmo estn sus costillas? -Todo lo mejor que se pueda pedir -dijo amargamente Vimes. Las haba olvidado durante veinte benditos minutos; ahora dolan de nuevo. -Bien. Me alegra que Ladrillo haya encontrado a Detritus. Tiene un buen cerebro si se le puede persuadir de dejar de frerlo cada media hora. Volviendo a nuestro juego las ventajas para cada lado no importan, de hecho, porque un juego completo consiste en dos batallas. En una, usted juega con los enanos. En la otra, lo hace con los trolls. Como puede esperarse, los enanos encuentran ms fcil jugar del lado enano, que necesita una estrategia y modo de ataque que resulta fcil a un enano. Algo similar se aplica a los trolls. Pero para ganar se debe jugar de ambos lados. De hecho, se debe pensar como el antiguo enemigo. Un jugador realmente bueno Bien, eche una mirada, comandante. Al fondo del saln est jugando mi amigo Filita contra Nils Martilloratn. Vimes gir. -Qu estoy buscando? -dijo. -Lo que pueda ver. -Bien, ese troll de all est usando lo que parece un gran casco enano -S, uno de los jugadores enanos lo hizo para l. Y l habla un enans pasable. -Est bebiendo de un cuerno, como hacen los enanos -Tuvo que conseguir uno hecho de metal! La cerveza troll disolvera el cuerno ordinario. Nils all, puede cantar una buena parte del cntico de historia troll. Mire a Gabro, por all. Un buen muchacho troll, pero sabe todo lo que hay que saber acerca del pan de batalla enano. De hecho, creo que eso que hay en la mesa junto a l es un croissant boomerang. Puramente para propsitos ceremoniales, desde luego. Comandante? -Hmm? -dijo Vimes-. Qu? -Un enano de baja complexin en una de las mesas lo estaba mirando con inters, como si fuera alguna clase de fascinante monstruo. El Sr. Brillo ri por lo bajo. -Para estudiar al enemigo, uno tiene que meterse bajo su piel. Cuando est debajo de su piel, comienza a ver el mundo a travs de sus ojos. Gabro es tan bueno al jugar desde el punto de vista enano que su juego troll est sufriendo, y quiere ir a Cabezadecobre para aprender de algunos de los maestros enanos de Thud de all. Espero que lo haga; ellos le ensearn a jugar como un troll. Ninguno de estos muchachos de ac estuvo afuera, peleando borracho la noche pasada. Y de ese modo desgastamos montaas. Agua que gotea sobre una piedra, disolviendo y eliminando. Cambiando la forma del mundo, una gota a la vez. Agua goteando sobre una piedra, comandante. Agua fluyendo debajo de la tierra, subiendo a borbotones en lugares inesperados. -Pienso que va a necesitar un poco ms que un borbotn -dijo Vimes-. No creo que un puado de gente jugando vaya a derribar una montaa en pocas cercanas. -Depende de dnde caigan las gotas -dijo el Sr. Brillo-. Con el tiempo pueden formar un valle, al menos. Usted debera preguntarse por qu estaban tan interesados en entrar en esa mina. -Porque haba habido un asesinato! -Y fue sa la nica razn? -dijo el encapuchado Sr. Brillo. -Por supuesto! -Y todos saben qu chismosos son los enanos -dijo el Sr. Brillo-. Bien, estoy seguro de que har todo lo que pueda, comandante. Espero que encuentre a los asesinos antes de que la Oscuridad los arrebate.

-Sr. Brillo, algunos de mis oficiales han encendido velas alrededor del condenado smbolo! -Bien pensado, dira. -De modo que usted realmente cree que es alguna clase de amenaza? Y cmo es que sabe tanto acerca de los signos enanos, de todas formas? -Los he estudiado. Acepto el hecho de su existencia. Algunos de sus oficiales creen. La mayora de los enanos cree, en algn lugar de sus gruonas almitas. Yo lo respeto. Puede sacar a un enano de la oscuridad, pero no puede sacar a la oscuridad de un enano. Esos smbolos son muy viejos. Tienen un real poder. Quin sabe qu viejas maldades existen en la profunda oscuridad bajo las montaas? No hay oscuridad como sa. -Puede tomarle el pelo a un poli, tambin -dijo Vimes. -Ah, Sr. Vimes, usted ha tenido un da ocupado. Tantas cosas que ocurren, tan poco tiempo para pensar. Toma tiempo reflexionar sobre todo lo que sabe, seor. Yo soy de la clase de personas reflexivas. -Comandante Vimes? -La voz vena de la Srta. Encurtidos/Puntero, en la mitad de la escalera-. Hay un gran troll preguntando por usted. -Que lstima -dijo el Sr. Brillo -. Debe ser el Sargento Detritus. Ninguna buena noticia, sospecho. Si tuviera que arriesgar, dira que los trolls han enviado el taka-taka. Debe ir, Sr. Vimes. Nos veremos en otra ocasin. -No lo creo-dijo Vimes. Se levant, y dud-. Una pregunta. Y nada de respuestas graciosas, si no le importa -dijo-. Dgame por qu ayud a Ladrillo. Por qu debera importarle un embarrado troll de cuneta? -Por qu deberan importarle a usted algunos enanos muertos? -dijo el Sr. Brillo. -Porque a alguien deben importarle! -Exacto! Adis, Sr. Vimes. Vimes subi a prisa la escalera y sigui a la Srta. Encurtidos/Puntero al negocio. Detritus estaba parado entre los especmenes minerales, incmodo, como un hombre en una morgue. -Qu sucede? -dijo Vimes. Detritus se removi inquieto. -Lo siento, Sr. Vimes, pero yo era nico que saba dnde -comenz. -S, est bien. Es sobre el taka-taka? -Cmo sabe sobre eso, seor? -No lo s. Qu es el taka-taka? -Es famoso garrote de guerra de los trolls, seor -dijo Detritus. Vimes, con la imagen del club[16] de paz de los troll en el piso de abajo an en la mente, no pudo detenerse. -Quieres decir que te suscribes y recibes una guerra diferente cada mes[17]? -dijo. Pero esta clase de frase era desperdiciada con Detritus. l trataba al humor como una aberracin humana que haba que superar hablando lenta y pacientemente. -No, seor. Cuando el taka-taka es enviado a los clanes, es una llamada a guerra -dijo. -Oh, infiernos. Valle de Koom? -S, seor. Escuch que Bajo Rey y enanos de Uberwald estn ya en camino a Valle de Koom, tambin. La calle est llena de eso. -Eh bingle bingle bingle? -dijo una vocecita muy nerviosa. Vimes sac a Grosella y la mir. En este momento -Y bien? -dijo. -Son las cinco y veinticinco, Inserte Nombre Aqu -dijo nervioso el diablillo. -Y? -A pie, a esta hora, necesitar salir ahora para estar en casa a las seis -dijo el diablillo.

-Patricio quiere verlo y estn llegando clacses y todo eso -dijo Detritus con insistencia. Vimes continu mirando al diablillo, que pareca avergonzado. -Voy a casa -dijo, y comenz a caminar. Haba nubes oscuras rodando sobre su cabeza, augurando otra tormenta de verano. -Han hallado tres enanos cerca del pozo, seor -dijo Detritus, dando tumbos por detrs-. Parece que fue otro enano que los mat, bastante seguro. Viejos grags se fueron. Capitn Zanahoria puso guardias en todas las puertas que pudo encontrar Pero ellos cavan, pens Vimes. Quin sabe adnde van todos esos tneles? - y quiere permiso para romper gran puerta de hierro en Calle Melaza -sigui Detritus-. Pueden llegar al ltimo enano por ah. -Qu estn diciendo los enanos acerca de eso? -dijo Vimes, por sobre el hombro-. Los vivos, quiero decir. -Un montn dice que traigan a enanos muertos -dijo Detritus-. Pienso que a muchos se les parte la palanca. Vamos a escucharlo de la multitud, pens Vimes. Tmalos por su corazn sentimental. Por otro lado, est comenzando la tormenta. Por qu preocuparme por una gota de lluvia extra? -De acuerdo -dijo-. Dles esto. S que Otto estar all con su maldita caja de imgenes, as que cuando esa puerta sea forzada, sern los enanos quienes lo hagan, de acuerdo? Una imagen llena de enanos? -Correcto, seor! -Cmo est el joven Ladrillo? Va a hacer una declaracin jurada? Comprende eso? -Considero que puede, seor. -Frente a los enanos? -Lo har si yo se lo pido, seor -dijo Detritus-. Puedo prometerlo. -Bien. Y manda a alguien a poner un mensaje en los clacs, a cada guardia ciudadano y vigilante de aldea, de aqu hasta las montaas. Diles que busquen una partida de enanos oscuros. Tienen lo que vinieron a buscar y van a la carrera, lo s. -Quiere que intenten detenerlos? -pregunt el sargento. -No! Nadie debe intentarlo! Avisa que tienen armas que disparan fuego! Que slo me hagan saber adnde se dirigen! -Dir eso, seor. Y voy a casa, se repiti Vimes. Todos quieren algo de Vimes, aun pensando que no soy el cuchillo ms filoso del cajn. Demonios, probablemente sea una cuchara. Bien, voy a ser Vimes, y Vimes le lee Dnde est mi vaca? al Joven Sam a las seis en punto. Con los ruidos adecuados. Se fue a casa con paso animado, usando todos los pequeos atajos, su mente chapoteando atrs y adelante, como un caldo claro, sus costillas dando un ocasional codazo como diciendo s, todava estamos aqu y punzando. Lleg a la puerta justo cuando Willikins estaba abrindola. -Dir a su seora que el seor ha regresado, seor -dijo, mientras Vimes se apresuraba por la escaleras-. Ella est limpiando el corral de los dragones. El Joven Sam estaba de pie en su cuna, observando la puerta. Para Vimes el da se torn suave y rosa. La silla estaba cubierta con los juguetes favoritos de esa hora -una pelota hecha harapos, un aro pequeo, una serpiente de lana con un botn por ojo. Vimes los empuj hacia la alfombra, se sent y se quit el casco. Tambin se quit las botas hmedas. No necesitabas calefaccin en un cuarto despus de que Sam Vimes se quitaba las botas. En

la pared, el reloj de la guardera haca tictac y en cada tic y tac una ovejita saltaba adelante y atrs sobre una cerca. Sam abri el bastante masticado y bastante mojado libro. -Dnde est mi vaca? -anunci, y el Joven Sam sonri. La lluvia golpeaba en la ventana. Dnde est mi vaca? Es sa mi vaca? una cosa que habla, pens, mientras sus ojos y manos se hacan cargo de la tarea. Tengo que averiguar sobre eso. Por qu haca que los enanos se matasen unos a otros? Dice: -Bee! Es una oveja! por qu entramos nosotros en esa mina? Porque escuchamos que all se haba cometido un asesinato, se es el porqu! sa no es mi vaca! todos saben que los enanos son chismosos. Era estpido decrselo a ellos para que no lo sepamos nosotros! As son los profundos, piensan que slo tienen que decir una cosa y es verdad! Dnde est mi vaca? agua goteando sobre una piedra Es sa mi vaca? Dnde vi uno de esos tableros de Thud recientemente? Dice Ieee! Oh, s, Cascoingenioso. Estaba muy preocupado, verdad? Es un caballo! Tena un tablero. Dijo que era un gran jugador. sa no es mi vaca! se era un enano bajo presin, si alguna vez vi uno; miraba como si se muriese por contarme algo Dnde est mi vaca? Esa mirada en sus ojos Es sa mi vaca?

Yo estaba muy enojado. No le dices a la Guardia? Qu esperaban? Tendras que haber pensado que l sabra Dice: -Hruuugh! l saba que me volvera loco! Es un hipoptamo! l me quera enojado! sa no es mi vaca! l condenado me quera enojado! Vimes buf y grazn todo el camino a travs del resto del zoo, sin omitir ni una exclamacin ni un chillido y arrop a su hijo con un beso. Escuch un tintineo de vidrios abajo. Oh, a alguien se le cay un vaso, dijo su lbulo frontal. Pero su lbulo posterior, que lo haba conducido con seguridad a travs de esas calles por ms de cincuenta aos, susurr: el infierno si fue eso! El cocinero tena la tarde libre. Pureza deba estar arriba en su cuarto. Sybil estaba afuera alimentando a los dragones. Eso dejaba a Willikins. Los mayordomos no dejan caer las cosas. Desde abajo lleg un silencioso Ug y despus el golpe de algo golpeando carne. Y la espada de Vimes estaba en el perchero del otro lado del vestbulo, porque a Sybil no le gustaba que la llevase puesta en la casa. Tan silenciosamente como le fue posible revis todo, buscando algo, cualquier cosa, que pudiera convertirse en un arma. Lamentablemente, cuando eligieron juguetes para el Joven Sam, descuidaron completamente toda el rea de cosas duras con bordes afilados. Conejitos, perritos y cerditos haba en cantidad, pero ah. Vimes vio algo que servira, y lo liber de un tirn. Movindose silenciosamente con sus gruesas medias sobre-zurcidas, baj sigilosamente la escalera. La puerta del stano de vinos estaba abierta. Vimes no beba en estos das, pero los huspedes s, y Willikins, acorde con algn deber mayordomil de generaciones recin llegadas o an no nacidas, la atenda y compraba alguna ocasional cosecha prometedora. Era eso el crujido de vidrios al ser pisados? Crujan los escalones? Haba que averiguarlo. Alcanz el stano y sali con cautela afuera de la luz que se filtraba desde el vestbulo. Ahora poda olerlo el dbil hedor de aceite negro. Los pequeos bastardos! Y tambin podan ver en la oscuridad, cierto? Toc sus bolsillos buscando fsforos, mientras su corazn golpeteaba en sus odos. Sus dedos se cerraron sobre un fsforo, respir hondo Una mano asi su mueca, y mientras balanceaba furiosamente a la oscuridad la pata trasera de un caballito mecedor esto tambin le fue quitado. Instintivamente pate, y escuch un gruido. Sus brazos fueron liberados, y de algn lugar cerca del piso la voz de Willikins, ms bien tensa, dijo: -Disculpe, seor, me parece que he pisado en su pie. -Willikins? Qu demonios est pasando? -Algunos caballeros enanos entraron mientras usted estaba arriba, seor -dijo el mayordomo, desdoblndose lentamente-. Por la pared del stano, de hecho. Lamento

decir que encontr necesario ser algo estricto con ellos. Temo que uno pueda estar muerto. Vimes busc alrededor con la mirada. -Puede estar muerto? Todava respira? -No lo s, seor -Willikins aplic un fsforo, con gran cuidado, a un trozo de vela-. Lo escuch gorgotear, pero parece haberse detenido. Lamento decir que me encontraron cuando yo estaba saliendo del depsito de hielo y me vi forzado a defenderme con lo primero que vino a mis manos. -Que fue? -El cuchillo para hielo, seor -dijo Willikins llanamente. Sostena dieciocho pulgadas de afilado acero aserrado, diseado para partir el hielo en pedazos convenientes. -Al otro caballero lo colgu de un gancho para carne, seor. -No lo has hecho -dijo Vimes horrorizado. -Tan slo de sus ropas, seor. Lamento haber puesto mis manos sobre usted, pero tem que ese miserable aceite fuese inflamable. Espero haberlos atrapado a todos. Deseara aprovechar esta oportunidad para disculparme por la confusin Pero Vimes ya estaba a mitad de la escalera. En el vestbulo, su corazn se detuvo. Una corta y oscura figura estaba arriba y desapareci en la guardera. La ancha escalera se alzaba enfrente de l, una escalera hasta lo alto del cielo. Corri hacia arriba, oyndose a s mismo gritar: -Te mato te mato temato temato tematotematotemato temato temato te mato La terrible furia lo ahogaba, la ira y el espantoso miedo le hacan arder los pulmones y todava haba escalones. No tenan fin. Trepaba para siempre, mientras caa hacia atrs, hacia el infierno. Pero el infierno lo haca flotar, daba alas a su ira, lo levantaba, lo regresaba Y entonces, su aliento nada ms que un largo grito profano, alcanz el ltimo escaln. El enano sali de la puerta de la guardera, caminando hacia atrs, velozmente. Golpe la baranda, la rompi y cay al piso de abajo. Vimes corri, patinando por la madera pulida, resbalando al girar hacia la guardera, temiendo la visin de el Joven Sam, durmiendo pacficamente. Sobre la pared, la ovejita meca la noche. Sam Vimes levant a su hijo, lo envolvi con su manta azul, y cay de rodillas. No haba respirado en todo el camino por la escalera, y ahora el cuerpo cobraba sus cheques, aspirando aire y redencin en enormes y atormentados sollozos. Las lgrimas hervan al salir, sacudindolo miserablemente A travs de la hmeda niebla, vio algo sobre el piso. All, sobre la alfombra, estaba la pelota en harapos, el aro y la serpiente de lana, yaciendo donde haban cado. La pelota haba rodado, ms o menos, hasta el centro del aro. La serpiente yaca, enrollada a medias, con su cabeza en el borde del crculo. Juntos, en esa dbil luz de la guardera, a primera vista parecan un gran ojo con una cola. -Seor? Est todo bien? Vimes levant la mirada hasta enfocar la roja cara de Willikins. -Eh sp qu? sp bien gracias -pudo decir, reuniendo sus dispersos sentidos-. Bien, Willikins, gracias. -Uno se me debe haber escapado en la oscuridad. -Eh? S, muy negligente de tu parte, entonces -dijo Vimes, parndose pero an apretando a su hijo contra l-. Apostara a que la mayora de los mayordomos de la vecindad habran sacado a los tres con un golpe de su trapo de pulir, verdad? -Est usted bien, seor? Porque

-Pero fuiste a la Escuela de Mayordoma Piernafalsa! -ri Vimes. Sus rodillas temblaban. Parte de l saba de qu se trataba. Despus del terror vena ese sentimiento de borrachera, cuando todava ests vivo y de sbito todo es gracioso-. Quiero decir, otros mayordomos slo saben cmo dejarte muerto con una mirada, pero t, Willikins, t sabes cmo matar con -Escuche, seor! l est afuera, seor! -dijo Willikins con urgencia-. Y tambin Dama Sybil! La sonrisa de Vimes se congel. -Debo tomar al joven seor, seor? -dijo Willikins, acercndose. Vimes retrocedi. Un troll con una palanca y una tina de grasa no le habra arrancado su hijo. -No! Pero dame ese cuchillo! Y asegrate de que Pureza est bien! Apretando al Joven Sam contra su pecho, baj corriendo la escalera, cruz el vestbulo y sali al jardn. Eso fue estpido, estpido, estpido. Se lo dijo a s mismo ms tarde. Pero, ahora, Sam Vimes estaba pensando slo en colores primarios. Haba sido muy, pero muy difcil entrar en la guardera considerando las imgenes que se agolpaban en su imaginacin. No iba a pasar por eso nunca ms. Y la ira volva, fcilmente, bajo control esta vez. Suave como un ro de fuego. Tena que encontrarlos a todos, todos ellos, y arderan El cobertizo principal de dragones era ahora accesible slo esquivando las tres grandes corazas deflectoras de llamas de hierro fundido, colocadas haca dos meses; la cra de dragones no era una aficin para maricas ni para personas a las que les importaba repintar ocasionalmente un costado completo de la casa. Haba grandes puertas de hierro en ambos extremos; Vimes se dirigi hacia una al azar, entr al cobertizo corriendo, y ech cerrojo a la puerta por detrs. Siempre haca calor aqu, porque los dragones eructaban todo el tiempo; era eso o explotar, que ocasionalmente suceda. Y all estaba Sybil, en traje completo de criador de dragones, caminando con calma entre los corrales, con un balde en cada mano, y detrs de ella las puertas del otro extremo se estaban abriendo, y haba una corta figura oscura, y haba una vara con pequea una llama piloto en el extremo y -A un lado! Detrs tuyo! -grit Vimes. Su esposa lo mir, gir en redondo, dej caer los baldes y comenz a gritar. Y la llama floreci. Golpe a Sybil en el pecho, salpic a travs de los corrales, y se apag abruptamente. El enano baj la vista y comenz a golpear desesperadamente el cao El pilar de llamas que era Dama Sybil dijo, con voz autoritaria, que no toleraba desobediencia: -Abajo, Sam. Ya mismo. -Y Sybil se tir al piso de arena mientras, en toda la lnea de corrales, las cabezas de los dragones se alzaron sobre largos cuellos de dragn. Sus narices flameaban. Estaban tomando aire. Haban sido desafiados. Haban sido ofendidos. Y acababan de cenar. -Buenos chicos -dijo Sybil desde el piso. Veintisis chorros de fuego de dragn contestatario se pusieron a la altura de la circunstancia. Vimes, echado sobre el piso para que su cuerpo protegiera al Joven Sam, sinti el cabello crisparse en su nuca. No era el rojo humeante del fuego enano; esto era algo que slo el estmago de un dragn puede producir. Las llamas eran prcticamente invisibles. Al menos una de ellas debe haber golpeado el arma del enano, porque hubo una explosin y algo sali por el techo. Los corrales de los dragones estaban construidos como una fbrica de explosivos:

las paredes eran muy gruesas y el techo tan delgado como fuera posible, para proveer de una rpida salida hacia el cielo. Cuando el ruido disminuy hasta un excitado hipo, Vimes arriesg una mirada. Sybil se estaba poniendo de pie, un poco torpe a causa de la indumentaria especial que todos los criadores de dragones vestan[18]. El hierro de las puertas del fondo brillaba alrededor del negro perfil de un enano. Un poco por delante de l, dos botas de hierro se estaban enfriando del rojo blanco en un charco de arena fundida. El metal hizo plinc. Dama Sybil levant sus manos protegidas con pesados guantes, apag algunos parches de aceite ardiente en su ropa de cuero, y se quit casco. ste cay al suelo con un golpe seco. -Oh, Sam -dijo suavemente. -Ests bien? El Joven Sam est bien. Tenemos que salir de aqu! -Oh, Sam -Sybil, necesito que lo tomes! -dijo Sam, hablando lenta y claramente para pasar a travs de la conmocin-. Puede haber otros all afuera! Los ojos de Dama Sybil se enfocaron. -Dmelo -orden-. Y toma a Raja! Vimes mir adonde ella indicaba. Un joven dragn con orejas blandas y una expresin de suavemente conmocionado buen humor lo miraba parpadeando. Era un Wouter Dorado, una raza con una llama tan fuerte que uno de ellos haba sido usado una vez por ladrones para fundir su entrada a la bveda de un banco. Vimes lo levant cautelosamente. -Dale carbn -orden Sybil. Est en la sangre, se dijo Vimes mientras alimentaba con antracita el hambriento esfago de Raja. Los antepasados femeninos de Sybil haban respaldado valientemente a sus maridos mientras las embajadas distantes eran asediadas, haban dado a luz sobre un camello o a la sombra de un afligido elefante, haban entregado las pequeas monedas de chocolate mientras los trolls trataban de irrumpir en el recinto, o meramente se haban quedado en casa y cuidado esos trozos de marido e hijos cuando volvan de las pequeas guerras interminables. El resultado era una especie de mujer que, cuando el deber llamaba, se volvan acero slido. Vimes retrocedi mientras Raja eructaba. -Eso era un enano, verdad? -dijo Sybil, acunando al Joven Sam-. Uno de esos profundos? -S. -Por qu intent matarme? Cuando la gente intenta matarte, significa que ests haciendo algo correcto. sta era la regla por la cual haba vivido Sam. Pero esto ni un real asesino de piedra como Crisoprasa habra intentado algo como esto. Era demente. Ellos arderan. Ellos arderan. -Pienso que estn asustados de lo que voy a averiguar -dijo Vimes-. Creo que todo les ha salido mal y quieren detenerme. Podan haber sido tan estpidos?, se pregunt. Una esposa muerta? Un nio muerto? Podan pensar por un momento que eso significara que voy a detenerme? Como est la cosa, cuando agarre a quien sea que lo orden, y lo har, espero que haya alguien all que me sujete. Ardern por lo que han hecho. -Oh, Sam -murmur Sybil, cada la mascara de hierro por un momento. -Lo lamento. Jams esper esto -dijo Vimes. Dej el dragn en el suelo y la sostuvo con cuidados, casi con miedo. La furia haba sido muy fuerte; haba sentido que podan

crecerle pas, o romperse en fragmentos. Y el dolor de cabeza estaba volviendo, como un trozo de plomo clavado sobre sus ojos. -Qu sucedi con todo eso, ya sabes, jaij jaij, y ser amables con los pobres hurfanos perdidos en el bosque, Sam? -susurr Sybil. -Willikins est en la casa -dijo l-. Pureza tambin. -Vamos a buscarlos, entonces -dijo Sybil. Sonri, un poco desanimada-. Deseara que no te trajeras el trabajo a casa, Sam. -Esta vez me sigui -dijo Vimes gravemente-. Pero pretendo ordenarlo, creme. Ellos ardern No! Ellos sern perseguidos hasta cualquier agujero donde se oculten y llevados a enfrentar la justicia. A menos (por favor!) que se resistan al arresto Pureza estaba de pie en el vestbulo, junto a Willikins. Llevaba una espada klatchiana, un trofeo, sin mucha conviccin. El mayordomo haba aumentado su armamento con un par de cuchillos de carnicero, los cuales sopesaba con preocupante pericia. -Mis dioses, hombre, ests cubierto de sangre! -prorrumpi Sybil. -S, su seora -dijo suavemente Willikins-. Podra decir, como atenuante, que de hecho no es ma. -Haba un enano en la casa de los dragones -dijo Vimes-. Alguna seal de otros? -No, seor. El del stano tena un aparato para proyectar fuego, seor. -El que vimos tena uno, tambin -dijo Vimes, aadiendo-: No le sirvi de nada. -De veras, seor? Me inform de su uso, seor, y prob mi comprensin disparndolo hacia el tnel por donde haban llegado hasta que se llen de jugos ignferos, seor. Slo por si haba ms. Es por esa razn, sospecho, que los arbustos del Nmero Cinco estn ardiendo. Vimes no haba conocido a Willikins cuando ambos eran jvenes. Los Rugientes de Calle Izada tenan un tratado con Calle Piernafalsa, que les permita ignorar ese flanco mientras se concentraban en detener la agresin territorial de la Banda de la Marmota Muerta de Colina Pocilga. Agradeca no haberse batido contra el joven Willikins. -Deben haber salido por all en busca de aire -dijo-. Los Jefferson estn de vacaciones. -Bien, si no estn preparados para este tipo de cosas, no deberan estar cultivando rododendros -dijo Sybil como al pasar-. Ahora qu, Sam? -Vamos a pasar la noche en Pseudopolis Yard -dijo Vimes-. No discutas. -Los Ramkins nunca huyeron de nada -declar Sybil. -Los Vimes hemos corrido como el infierno toda la vida -dijo Vimes, demasiado diplomtico para mencionar los susodichos ancestros que haban vuelto a casa en trozos-. Eso significa que luchas donde quieres luchar. Todos nosotros vamos a subir al coche y todos nosotros vamos a ir al Yard. Cuando estemos all enviar gente para que lleve nuestras cosas. Slo por una noche, de acuerdo? -Qu desea usted que haga con los visitantes, seor? -dijo Willikins, con una mirada de reojo a Dama Sybil-. Uno est ciertamente muerto, me temo. Si usted recuerda, debo haberlo apualado con el cuchillo para hielo que en ese momento tena en la mano, estaba cortando hielo para la cocina -aadi, con cara de pquer. -Ponlo sobre el techo del coche -dijo Vimes. -El otro tambin parece estar muerto, seor. Jurara que estaba bien cuando lo at, seor, porque me estaba insultando en su jerga. -Tal vez lo golpeaste demasiado fuerte -comenz Vimes, y se detuvo. Si Willikins hubiera querido a alguien muerto, no lo habra tomado prisionero. Debe haber sido una sorpresa, irrumpir en un stano y tropezar con algo como Willikins. De todos modos, al infierno con ellos. -Simplemente muerto? -dijo.

-S, seor. Los enanos por naturaleza salivan verde? -Qu? -Est verde alrededor de su boca, seor. Puede ser una pista, en mi opinin. -Correcto, ponlo sobre el techo del coche tambin. Vamos? Vimes tuvo que insistir en que Sybil viajase adentro. Usualmente ella haca lo que deseaba, y l era feliz al permitrselo, pero el acuerdo tcito era que cuando l realmente insista, ella escuchaba. Es una cosa de casados. Vimes se acomod junto a Willikins, e hizo que se detuviera a mitad de camino bajando la colina, donde un hombre estaba vendiendo la edicin vespertina del Times, con la tinta todava hmeda. La imagen en la primera plana era una horda de enanos. Estaban abriendo una de las grandes puertas metlicas redondas de la mina; estaba colgando fuera de sus bisagras. En el centro del grupo, con las manos agarradas el marco y los msculos abultados, estaba el Capitn Zanahoria. Resplandeciente, sin camisa. Vimes gru feliz, dobl el peridico y encendi un puro. El temblor de sus piernas apenas se notaba ahora, los fuegos de la terrible furia reducidos, pero an encendidos. -Una prensa libre, Willikins. No puedes derrotarla -dijo. -A menudo lo he escuchado a usted remarcarlo, seor -dijo Willikins. La entidad se desliz por las calles lluviosas. Otra vez confundido! Ya estaba ocurriendo, lo saba! Estaba siendo escuchado! Y sin embargo, cada vez que trataba de seguir las palabras, era rechazado. Unas barras bloqueaban su camino, las puertas que haban sido abiertas se cerraban por s solas cuando se aproximaba. Y qu era eso? Algn tipo de soldado de clase baja! Ya tena que haber berserkers partiendo sus escudos con los dientes! se no era el problema principal. Estaba siendo observado. Y eso nunca haba sucedido antes. Haba una multitud de enanos holgazaneando fuera del Yard. No se vean beligerantes -es decir, no ms beligerantes que una especie, cuyos miembros por costumbre y prctica visten un grande y pesado casco, cota de malla y botas de hierro y llevan siempre un hacha, se vera automticamente- pero s se vean perdidos y confusos, e inseguros de porqu estaban all. Vimes hizo que Willikins pasara con el coche por el arco de entrada y entregara los cuerpos de los atacantes a Igor, quien saba acerca de cosas como gente que muere con las bocas verdes. Sybil, Pureza y el Joven Sam fueron llevados deprisa a una oficina limpia. Interesante, pens Sam, al ver a Cheery y a un grupo de oficiales enanos confluir sobre el nio: aun ahora -especialmente ahora, dada la forma en que la tensin haba hecho a cada uno revertir hacia viejas certezas- no estaba seguro de cuntas enanas oficiales tena. Era una valerosa enana la que anunciaba el hecho, en una sociedad donde el uso de un decente vestido, largo hasta el piso, de cuero y malla de acero, en vez de piernas, te posicionaba, en el mapa moral, en el lado opuesto a Tawneee y a sus ocupadas colegas en el Club del Minino Rosado. Pero introduce en el cuarto a un nio gorgoreando, y las puedes sealar instantneamente, con todos sus atemorizadores clang y esas barbas donde podas perder una rata. Zanahoria se abri paso a travs de la multitud y salud. -Han sucedido muchas cosas, seor! -Caramba, de veras? -dijo Vimes, con brillo manaco.

-Ssseor. Estaban todos bastante enojados cuando sacamos a los enanos muertos de la mina, y que con una cosa y la otra, la apertura de la gran puerta en Calle Melaza fue bastante popular. Todos los profundos se han ido, excepto uno -Debe ser Cascoingenioso -dijo Vimes, dirigindose a su oficina. Zanahoria se vea sorprendido. -Es correcto, seor. Est en una celda. Me gustara que le eche un vistazo, si no le importa. Estaba llorando, gimiendo y temblando en una esquina, con velas encendidas todo a su alrededor. -Ms velas? Teme a la oscuridad? -sugiri Vimes. -Puede ser, seor. Igor dice que el problema est en su cabeza. -No permitas que Igor intente darle una nueva! -dijo Vimes rpidamente-. Bajar tan pronto como pueda. -He tratado de hablarle, pero parece estar en blanco, seor. Cmo saba que era l a quien habamos hallado? -Tengo algunos bordes y algunas piezas que tienen una forma interesante -dijo Vimes, sentndose en su escritorio. Cuando Zanahoria puso la cara en blanco, sigui-: De un rompecabezas, capitn. Pero hay un montn de piezas de cielo. Sin embargo, pienso que puedo estar cerca, porque creo que tengo una esquina. Qu se dice bajo tierra? -Seor? -Sabes que los enanos estaban escuchando algo bajo tierra? Preguntaste si haba alguien atrapado, verdad? Pero hay no s hay algo hecho por enanos y que hable? Zanahoria frunci las cejas. -Usted no est hablando de un cubo, seor? -No lo s. Lo estoy? Dmelo t! -Los profundos tienen algunos en su mina, seor, pero estoy seguro de que no hay ninguno sepultado aqu. Generalmente se los encuentra en rocas duras. De todos modos, no los buscan escuchando. Nunca escuch de uno que hablara al encontrarlo. Algunos enanos se han pasado aos aprendiendo a usar uno de ellos! -Bien! Ahora: Qu Es Un Cubo? -dijo Vimes, echando un vistazo a su bandeja de entrada. Oh, dioses. No haba memos de A. E. Psimo. -Es, hum es como un libro, seor. Uno que habla. Un poco como su Grosella, supongo. La mayora contiene interpretaciones del saber popular enano por antiguos maestros de la ley. Es muy vieja magia, supongo. -Supones? -dijo Vimes. -Bien, los Dispositivos tecnomnticos se ven como cosas construidas, sabe, de -Capitn, me has hecho perder otra vez. Qu son los Dispositivos y por qu pronuncias la D mayscula? -Los cubos son un tipo de Dispositivos, seor. Nadie sabe quin los hizo o ni para qu propsito original. Pueden ser ms viejos que el mundo. Han sido hallados en volcanes y en las rocas ms profundas. Los profundos tienen la mayora de ellos. Vienen en todo tipo de -Espera, dices que cuando son extrados se escuchan las voces de enanos de hace millones de aos? Seguramente los enanos no han sido -No, seor. Los enanos las pusieron ms tarde. No estoy bien al tanto sobre el tema. Pienso que cuando fueron hallados por primera vez, mayormente tenan ruidos naturales, como agua corriendo, o cantos de aves, o rocas movindose, ese tipo de cosas. Los grags averiguaron cmo deshacerse de ellos para hacer espacio para las palabras, creo. Escuch acerca de uno que tena el sonido de un bosque. Diez aos de sonidos, en un cubo de menos de dos pulgadas de ancho.

-Y son valiosas, estas cosas? -Increblemente valiosas, especialmente los cubos. Vale la pena la minera a travs de una montaa de granito, como decimos nosotros eh, es un nosotros enano, no un nosotros poli, seor. -De modo que cavar unos pocos miles de toneladas de mugre de Ankh-Morpork sera redituable, entonces? -Por un cubo? S! As que todo esto viene por ellos? Pero cmo llegara hasta aqu? El enano promedio podra no ver uno nunca en toda su vida. Slo los grags y los grandes caciques los usan! Y por qu tendra que estar hablando? Todos los enanos saben que slo puede ser activado por una palabra clave! -Que me revisen. A qu se parecen? Adems de ser cbicos, asumo? -Slo he visto unos pocos, seor. Tienen, oh, hasta seis pulgadas de lado, se ven como bronce viejo, y destellan. -En verde y azul? -dijo Vimes vivamente. -S, seor! Tenan algunos en la mina de Calle Melaza. -Creo que los vi -dijo Vimes-. Y creo que tenan otro. Voces del pasado, eh? Cmo no supe nada de ellos antes? Zanahoria dud. -Usted es un hombre muy ocupado, seor. No puede saberlo todo. Vimes detect apenas una pizca de reproche all. -Ests diciendo que soy un hombre de horizontes estrechos, capitn? -Oh, no, seor. Usted est interesado en todos los aspectos del trabajo policial y de la criminologa. Algunas veces era imposible leer el rostro del Capitn Zanahoria. Vimes ni siquiera lo intent. -Estoy pasando por alto algo -dijo-. Pero esto es sobre Valle de Koom, lo s. Mira, cul es el secreto de Valle de Koom? -No lo s, seor. No creo que haya uno. Supongo que el gran secreto es qu lado atac primero. Ya sabe, seor, que ambos lados dicen que fueron emboscados por el otro. -Eso te suena muy interesante? -dijo Vimes-. Qu puede importar ahora? -Quin inici todo? Debera decir eso, seor! -dijo Zanahoria. -Yo pensaba que haban estado batallando desde el comienzo del tiempo. -S. Pero Valle de Koom fue la primera oficial, seor. -Quin gan? -dijo Vimes. -Seor? -No es una pregunta difcil, no? Quin gan la primera batalla de Valle de Koom? -Supongo que se podra decir que fue suspendida por lluvia, seor -dijo Zanahoria. -Detuvieron un enfrentamiento rencoroso como se por un poco de lluvia? -Por un montn de lluvia, seor. Hubo una gran tormenta con truenos arriba en las montaas. Hubo inundaciones repentinas, llenas de peascos. Los combatientes fueron volteados y arrastrados por el agua, algunos fueron golpeados por rayos -Eso basta para arruinar el da entero -dijo Vimes-. Muy bien, capitn, tenemos alguna idea de adnde fueron los malnacidos? -Tenan un tnel de escape -Lo habra apostado! - y lo colapsaron detrs de ellos. Tengo a los hombres excavando -Haz que paren. Podran estar en una casa segura, podran haber salido en un carro, infiernos, podran estar usando cascos y malla de cadenas y pasando por enanos de ciudad. Suficiente de eso. Hemos estado corriendo gente hasta el cansancio. Djalos ir por ahora. Creo que seremos capaces de encontrarlos de nuevo

-S, seor. Los grags se fueron tan apurados, seor, que se dejaron otros Dispositivos. Los he asegurado para la ciudad. Deben haber estado muy aterrorizados. Simplemente tomaron los cubos y corrieron. Est usted bien, seor? Se lo ve un poco nervioso. -En realidad, capitn, siento una inexplicable alegra. Deseas escuchar cmo pas el da? Las duchas en la Casa de la Guardia eran la comidilla de la ciudad. Vimes mismo haba pagado por ellas, despus del cido comentario de Vetinari respecto al costo. Eran un poco primitivas, y en realidad no eran ms que regaderas conectadas a un par de tanques de agua en el piso superior, pero despus de una noche en el sub-mundo de AnkhMorpork el pensamiento de estar realmente limpio era muy atractivo. An as, Angua dudaba. -Esto es maravilloso -dijo Sally, girando suavemente debajo de la lluvia-. Qu sucede? -Mira, estoy tratando, de acuerdo?-solt Angua, parada justo ms all de la ducha-. Es luna llena, de acuerdo? El lobo es un poco fuerte. Sally par de frotar. -Ya veo -dijo-. Es la cosa B-A--O? -Tenas que decirlo, no? -dijo Angua, forzndose a dar un paso sobre las baldosas. -Bien, qu haces normalmente? -dijo Sally, pasndole el jabn. -Agua fra, y pretendo que es lluvia. No te atrevas a rer! Cambia de tema, ya mismo! -Muy bien. Qu opinas de la novia de Nobby? -dijo Sally. -Tawneee? Amistosa. De buen ver. -Belleza fsica perfecta? Proporciones deslumbrantes? Un clsico andante? -Bueno s. Bastante -concedi Angua. -Y todo eso es la novia de Nobby Nobbs? -Ella parece pensar que s. -No me ests diciendo que ella se merece a Nobby? -dijo Sally. -Mira, Verdad Empujacochecito no se merece a Nobby, y tiene un extrao estrabismo, brazos como de estibador y cocina mariscos para vivir -dijo Angua-. As son las cosas. -Ella es la novia de siempre? -Eso deca l. Hasta donde yo s, el lado fsico de la relacin consista en que ella le pegaba con un pescado mojado cuando l se le acercaba. Angua exprimi el barro final de su cabello. Era una cosa difcil de quitar. Adems, una parte estaba luchando para no irse por el desage. Era suficiente. A ella no le gustaba pasar mucho tiempo en la D-U-C-H-A. Otras seis sesiones o cosa as y el olor se habra desvanecido bastante. Lo importante ahora era recordar que tena que usar una toalla y no sacudirse para secarse. -Crees que baj all para impresionar al Capitn Zanahoria, verdad? -dijo Sally, detrs de ella. Angua se detuvo, con la cabeza envuelta en toallas. Oh, bien, esto iba a pasar tarde o temprano -No -dijo. -Los latidos de tu corazn dicen otra cosa -dijo Sally mansamente-. No te preocupes. No tengo ninguna posibilidad. Su corazn se acelera cada vez que te ve, y el tuyo se salta un latido cada vez que lo ves. Muy bien, de esto se trata, dijo el lobo que nunca estaba lejos, aqu es donde lo solucionamos, garra contra colmillo No! No escuches al lobo! Pero ayudara, verdad?, si esta estpida perra deja de escuchar al murcilago -Mantente fuera del corazn de la gente -gru. -No puedo. No puedes desconectar tu nariz, o s? Puedes?

El momento del lobo haba pasado. Angua se relaj un poco. Su corazn lata ms rpido, o no? -No -dijo-. No puedo. -Te ha visto l alguna vez sin uniforme? Por los dioses, pens Angua, y se dirigi a sus ropas. -Bueno desde luego -murmur. -Quiero decir vistiendo otra cosa. Como un vestido? -continu Sally-. Vamos. Todo poli pasa algn tiempo sin uniforme. As es como sabes que ests fuera de servicio. -Pero ste es un trabajo de 24 por 8 para nosotros -dijo Angua-. Siempre hay -Quieres decir que para l es as porque le gusta as, y entonces t vas con l? -dijo la vampiro, y eso atraves todas las defensas de Angua. -Es mi vida! Por qu debo escuchar el consejo de una vampiro? -Porque eres un hombre lobo -dijo Sally-. Solo un vampiro se atrevera a drtelo, correcto? No tienes que estar tras sus talones todo el tiempo. -Mira, ya he pasado por todo esto, comprendes? Es una cosa de lobo. Somos lo que somos! -Yo no lo soy. No obtienes el listn negro slo por firmar la promesa, sabes. Y no significa que dejas de desear sangre. Slo que no haces nada acerca de eso. Al menos t puedes salir por la noche a cazar pollos. Hubo un silencio ptreo. Angua dijo: -Sabes lo de los pollos? -S. -Pago por ellos, sabes. -Estoy segura de que s. -Y no es como si fuese cada noche. -Estoy segura de que no. Mira, sabes que hay gente afuera que se presta voluntariamente a ser compaero de cena de un vampiro? Siempre que se haga con estilo? Y nosotros somos considerados extraos? -Olfate-. A propsito, con qu te lavas el cabello? -Champ para Pulgas Buena Chica! de Hermanos Willard -dijo Angua-. Te da brillo -aadi a la defensiva-. Mira, quiero dejar esto en claro, correcto? Slo porque pasamos horas vadeando por debajo de la ciudad, y, est bien, tal vez nos salvamos la vida la una a la otra una o dos veces, no significa que seamos amigas, de acuerdo?. Solo sucedi que estbamos ah al mismo tiempo! -Necesitas salir un poco -dijo Sally-. Iba a pagarle un trago a Tawneee de todos modos, para decir gracias, y Cheery quiere unirse. Qu te parece? Estamos en receso ahora. Hora de un poco de diversin? Angua luchaba con un nido de serpientes en plena ebullicin de emociones. Tawneee haba sido muy amable, y mucho ms til que lo que se puede esperar de alguien que usa tacos de seis pulgadas y cuatro pulgadas cuadradas de ropa. -Vamos -dijo Sally alentndola-. No s t, pero me va tomar un poco de esfuerzo quitarme el gusto de ese barro de la boca. -Oh, est bien! Pero esto no significa que estamos vinculadas! -Bien, bien. -No soy de la clase de persona que se vincula -aadi Angua. -S, s -dijo Sally-. Puedo verlo. Vimes se sent y se qued mirando su cuaderno. Tena escrito cubo parlante, rodeado con un crculo.

Por el rabillo de su oreja poda escuchar los sonidos de la Guardia de la Ciudad en el piso de abajo: el bullicio en el patio de la vieja fbrica de limonada, donde los Especiales se estaban reuniendo nuevamente, por las dudas; el traqueteo del vagn aprate; el murmullo general de voces que vena a travs del piso Despus de pensar un poco, escribi pozo viejo y lo rode tambin con un crculo. Haba birlado ciruelas en los jardines de Media Luna Emprica con todos los otros chicos. La mitad de las casas estaban vacas y a nadie le importaba mucho. S, haba un pozo, pero haca mucho que estaba lleno de basura, incluso entonces. Arriba creca el pasto. Slo hallaron los ladrillos porque los buscaban. Entonces digamos que algo enterrado al fondo, donde los enanos se haban dirigido; haba sido enterrado, oh, hace ms de cincuenta, sesenta aos Raramente veas a un enano en Ankh-Morpork incluso hace cuarenta aos y no eran ni ricos ni bastante poderosos para poseer un cubo. Eran buenos trabajadores, en busca -slo posiblemente- de una vida mejor. Entonces, qu humano hubiera desechado una caja parlante que vala una montaa de oro? Tena que estar malditamente loco Vimes se sent rgido, mirando los garabatos en la pgina. A la distancia, Detritus estaba ladrando una orden a alguien. Se senta como un hombre que cruza un ro pisando sobre las piedras. Estaba casi a la mitad, pero la piedra siguiente estaba un poco lejos y slo poda ser alcanzada con serio esfuerzo inguinal. Sin embargo, su pie se estaba agitando en el aire y era eso o sumergirse Escribi: Ladino. Circul la palabra varias veces, con el lpiz mordiendo el papel barato. Ladino deba haber estado en Valle de Koom. Digamos que hall un cubo all, quin sabe cmo. Simplemente estaba ah? De todas formas, se lo lleva a casa. Pinta su pintura y se vuelve loco, pero en algn punto de la lnea el cubo empez a hablar con l. Vimes escribi PALABRA ESPECIAL?. Dibuj un crculo rodeando la palabras, con tanta fuerza que rompi el lpiz. Tal vez no pudo hallar la palabra para basta de hablar? De todas formas, lo tir al fondo de un pozo Trat de escribir Vivi Ladino alguna vez en Media Luna Emprica?; se dio por vencido e intent recordar. De todas formas entonces l muere y, despus, es escrito el maldito libro. No se venden muchas copias, pero ha sido republicado recientemente y ah, pero ahora hay montones de enanos en la ciudad. Algunos lo leen y algo les dice que el secreto est en el cubo. Quieren averiguar dnde est. Cmo? Maldicin. No dice el libro que el secreto de Valle de Koom est en la pintura? De acuerdo. Tal vez l de alguna manera pint alguna clase de cdigo en la pintura para decir dnde estaba el cubo? Pero y qu? Qu era tan malo de escuchar que mataste a los pobres diablos que lo escucharon? Creo que lo estoy viendo mal. No es mi vaca. Es una oveja con una horca. Lamentablemente, hace cuac. Se estaba perdiendo ahora, pasando por todo el lugar, pero tena un dedo en la piedra opuesta y senta que haba hecho algn progreso. Pero, cul, exactamente? Quiero decir, qu sucedera exactamente si hubiese alguna prueba de que, digamos, los enanos emboscaron a los trolls? Nada que no estuviese ya sucediendo, eso es todo. Siempre puedes encontrar una excusa que tu lado acepte, y, a quin le importa lo que piensa el enemigo? En el mundo real, eso no hara ninguna diferencia. Hubo un dbil golpe en la puerta, del tipo que usas con la secreta esperanza de que no sea respondido. Vimes se levant del asiento y abri la puerta.

A. E. Psimo estaba all. -Ah, A. E. -dijo Vimes, volviendo a su escritorio y dejando el lpiz-. Pasa adelante. Qu puedo hacer por ti? Cmo est tu brazo? -Eh Tendra un momento de su tiempo, vuestra gracia? Vuestra gracia, pens Vimes. Bueno, no tena corazn para objetarle esta vez. Se sent otra vez. A. E. Psimo estaba an usando la camisa de malla con la insignia de los Especiales en ella. No se vea muy brillante. El golpe de Ladrillo lo haba hecho rodar por la plaza como una pelota. -Eh -comenz A. E. Psimo. -Tendrs que comenzar como guardia interino, pero un hombre de tus talentos llegar a sargento dentro de un ao. Y puedes tener tu propia oficina -dijo Vimes. A. E. Psimo cerr los ojos. -Cmo lo saba? -dijo con un suspiro. -Atacaste a un troll borracho con los dientes -dijo Vimes-. ste es un hombre nacido para la insignia, pens. Y eso es lo que siempre quisiste, verdad? Pero siempre fuiste demasiado dbil, demasiado pequeo, demasiado tmido para ser un guardia. Puedo comprarlos grandes y fuertes en cualquier lado. Ahora necesito un hombre que sepa sujetar un lpiz sin romperlo. -Sers mi ayudante -continu-. Llevars mi papelera. Leers los informes. Intentars imaginar qu es lo importante. Y para que puedas aprender qu es lo importante, tendrs que hacer al menos dos patrullas semanales. Una lgrima estaba corriendo por la mejilla de A. E. Psimo. -Gracias, vuestra gracia -dijo roncamente. Si A. E. Psimo hubiera tenido suficiente pecho para henchirlo, lo estara haciendo. -Desde luego, necesitas terminar tu informe sobre la Guardia primero -aadi Vimes-. se es un asunto entre t y su seora. Y ahora, si me excusas, estoy realmente ocupado. Espero verte trabajando para m, Guardia Interino Psimo. -Gracias, vuestra gracia! -Oh, y no me llamars vuestra gracia -dijo Vimes. Pens un momento, y decidi que el hombre se lo haba ganado, todo en uno, y aadi-: Sr. Vimes estar bien. Y as progresamos, se dijo, despus de que A. E. Psimo sali flotando. Y a su seora no le gusta, a lo que no veo ningn inconveniente. Quis custodiet Ipsos custodes, eh, qui custodes custodient? Eso significaba Quin vigila a los vigilantes que vigilan a los vigilantes?". Probablemente no. Sin embargo usted mueve, mi seor. Estaba mirando su cuaderno otra vez cuando la puerta se abri sin un golpe introductorio. Sybil entr, con un plato. -No ests comiendo suficiente, Sam -anunci-. Y la cantina aqu es una desgracia. Es todo grasa y cosas indigestas! -Eso es lo que les gusta a los hombres, me temo -dijo Vimes con tono culpable. -Al menos he limpiado la tetera grande -continu Sybil, con satisfaccin. -Limpiaste la tetera grande? -dijo Vimes con voz hueca. Era como si le hubiesen contado que alguien haba quitado la ptina de una fina obra de arte antigua. -S, tena como alquitrn adentro. No haba realmente mucha comida apropiada en la alacena, pero pude hacerte un sndwich de tocino, lechuga y tomate. -Gracias, cario -Vimes levant con cautela una esquina del pan con el lpiz roto. Pareca haber demasiada lechuga, lo cual era decir que haba algo de lechuga. -Hay un montn de enanos que vino a verte, Sam -dijo Sybil, como si esto le preocupara mucho.

Vimes se par tan rpido que su silla cay. -Est bien el Joven Sam? -dijo. -S, Sam. Son enanos de ciudad. Los conoces a todos, pienso. Dicen que quieren hablar contigo acerca de Pero Vimes ya estaba bajando la escalera estrepitosamente, sacando la espada mientras tanto. Los enanos estaban nerviosamente apiados junto al escritorio del oficial de servicio. Tenan tal opulencia de metalurgia, brillo de barba y tamao de circunferencia que los marcaba como a enanos que se estaban haciendo mucho bien a s mismos, o que lo haban hecho hasta ahora. Vimes apareci frente a ellos, como un remolino de ira. Ustedes, escoria, ustedes, chuparatas, pequeos comegusanos! Ustedes, pequeos escabullidores en la oscuridad! Qu los trajo a mi ciudad? Qu estaban pensando? Queran a los profundos aqu? Se atreven a deplorar lo que dijo Aplastajamones, toda esa hiel y antiguas mentiras? O dijeron Bueno, no estoy de acuerdo con l, por supuesto, pero tiene algo de razn? Dijeron Oh, l ha ido demasiado lejos, pero era hora de que alguien lo dijera? Y ahora, han venido aqu a retorcerse las manos y decir qu terrible, esto no tena nada que ver con usted? Quines eran los enanos en las hordas, entonces? No son ustedes los lderes de la comunidad? Los estaban dirigiendo? Y por qu estn aqu ahora, horribles excavadores mocosos? Es posible, es posible que ahora, despus que esos guardaespaldas bastardos intentaran matar a mi familia, vengan a quejarse? He roto algn cdigo, he pisado algn antiguo dedo? Al infierno con eso. Al infierno con ustedes. Poda sentir las palabras esforzndose, peleando por salir, y el esfuerzo por retenerlas llen su estmago con cido e hizo latir sus sienes. Slo un gimoteo, pens. Slo un pomposo gemido. Adelante. -Bien? -demand. Los enanos retrocedieron perceptiblemente. Vimes se pregunt si haban ledo sus pensamientos; rebotaban bastante fuerte en su cerebro. Un enano se aclar la garganta. -Comandante Vimes -comenz. -Usted es Pors Fuerteenelbrazo, verdad? -demand Vimes-. La mitad de Burleigh & Fuerteenelbrazo? Hacen ballestas. -S, comandante, y -Qutense las armas! Todas ellas! Todos ustedes! -salt Vimes. El cuarto qued en silencio. Por el rabillo del ojo Vimes vio que un par de oficiales enanos, que al menos haban pretendido estar ocupados en el papeleo, se levantaban de sus asientos. Haba sido peligrosamente estpido, lo saba con una parte de su cerebro, pero ahora quera lastimar a un enano y no tena permitido hacerlo con acero. La mayor parte del equipo de batalla que usaban era simplemente para clang, en cualquier caso, pero un enano antes arrojara sus calzoncillos que dejar su hacha. Y stos eran enanos de ciudad serios, con asientos en los Gremios y todo eso. Por los dioses, estaba yendo demasiado lejos. Se arregl para gruir: -De acuerdo, conserven sus hachas de batalla. Dejen todo lo dems en el escritorio. Se les dar un recibo. Por un momento, un momento bastante largo pens, no, esperaba que se rehusaran. Pero uno de ellos, en el grupo, dijo:

-Pienso que debemos hacer eso por el comandante. Son tiempos difciles. Debemos aprender a adaptarnos a ellos. Vimes subi a su oficina, escuchando los clink y los clang detrs de l, y se dej caer tan violentamente en su silla que una rueda se sali. El recibo fue un toque desagradable. Estaba bastante complacido con eso. Sobre su escritorio, en un pequeo soporte que Sybil haba hecho para l, estaba su bastn oficial de Vigilante. Era de hecho del mismo tamao que la porra policial ordinaria, pero estaba torneado en caoba y plata en lugar de guayacn o roble. Todava tena mucho peso, sin embargo. Suficiente, por cierto, para dejar las palabras PROTECTOR DE PEDAZOS DE LOS REYES impresa del revs en un crneo de enano. Los enanos fueron escoltados adentro, vindose levemente menos pesados. Slo una palabra, pens Vimes, mientras el cido se arremolinaba. Una maldita palabra. Vamos. Slo una respiracin equivocada. -Muy bien, qu puedo hacer por ustedes? -dijo. -Uh, estoy seguro de que nos conoce a todos -comenz Pors, intentando sonrer. -Probablemente. El enano a su lado es Agarraolla Rfagadetrueno, que acaba de lanzar la nueva lnea de perfumes y cosmticos Secretos de Dama. Mi esposa usa sus productos siempre. Rfagadetrueno, en una tradicional malla de cadena, un casco con tres cuernos y una enorme hacha cruzada a su espalda, ofreci a Vimes un avergonzado movimiento de cabeza. La mirada de Vimes se movi. -Y usted es Seta Cortezadehierro, propietario de la cadena de pasteleras del mismo nombre, y usted seguramente es Barrena Barrena, poseedor de dos famosos restaurantes enanos y el recientemente abierto Hey Rata! en Calle Abejas en el tico. -Vimes lanz una mirada en redondo por la oficina, enano tras enano, hasta que volvi a la hilera del frente y a un enano de vestimenta bastante modesta, para los estndares enanos, que lo haba estado observando con intencin. Vimes tena buena memoria para las caras, y haba visto a sta recientemente, pero no poda ubicarla. Tal vez haba sido detrs de medio ladrillo bien arrojado?-. Usted, no creo conocerlo -dijo. -Oh, no hemos sido presentados exactamente, comandante -dijo alegremente el enano-. Pero estoy muy interesado en la teora de los juegos. o en la Academia de Thud del Sr. Brillo?, pens Vimes. La voz del enano sonaba como la que, tena que admitirlo, haba sido de diplomtica ayuda all abajo. Usaba un simple casco redondo y liso, una camisa de cuero sin adornos, con una malla bsica sobre ella, y su barba haba sido recortada hasta algo ms ordenado que el efecto general enanesco de arbusto espinoso. Comparado con los otros enanos, ste se vea aerodinmico. Vimes ni siquiera pudo ver un hacha. -De veras? -dijo-. Bien, de hecho yo no juego, as que, cul es su nombre? -Aporreador Aporreadorson, comandante. Grag Aporreadorson. Silenciosamente, Vimes tom su porra y la hizo girar entre los dedos. -No est bajo tierra? -dijo. -Algunos de nosotros nos mudamos, seor. Algunos de nosotros pensamos que oscuridad no es profundidad, es un estado mental. -Eso es amable de su parte -dijo Vimes. Ah, ahora somos amistosos y previsores? Dnde estaban ayer? Pero ahora tengo todos los ases! Esos bastardos asesinaron a cuatro enanos de la ciudad! Irrumpieron en mi casa, trataron de matar a mi esposa! Y ahora se han ido caminando! Dondesea que hayan ido, van aba a aparerecer! Puso la porra en su atril. -Como dije, qu puedo hacer por ustedes caballeros?

Tuvo la sensacin de que todos se estaban volviendo, fsica o mentalmente, hacia Aporreadorson. Ya veo, pens, parece que aqu tenemos a una docena de monos y un organillero, eh? -Cmo podemos nosotros ayudarle, comandante? Vimes se qued mirndolo. Podas haberlos detenido, as es como podas haber ayudado. No me muestren esas caras sombras. Tal vez no dijeron si pero es seguro como el infierno que no han dicho no! en voz suficientemente alta. No les debo una maldita cosa. No vengan a m por una condenada absolucin. -Ahora mismo? Pueden salir a la calle, buscar al troll ms grande que puedan hallar y darle la mano, tal vez? -dijo Vimes-. O simplemente salir a la calle. Francamente, estoy ocupado, caballeros, y no es momento de reparar las cercas en mitad de una carrera de caballos. -Se estarn dirigiendo hacia las montaas -dijo Aporreadorson-. Se mantendrn lejos de Uberwald y Lancre. No estarn seguros de tener amigos all. Eso significa que van a las montaas va Llamedos. Hay muchas cuevas all. Vimes se encogi de hombros. -Podemos ver que est molesto, seor Vimes -dijo Fuerteenelbrazo-. Pero nosotros -Tengo a dos asesinos muertos en la morgue -dijo Vimes-. Uno muri envenenado. Qu saben de eso? Y soy Comandante Vimes, gracias. -Se dice que ellos toman un veneno lento antes de ir a una misin importante -dijo Aporreadorson. -Sin vuelta atrs, eh? -dijo Vimes-. Bien, eso es interesante. Pero son los vivos los que me interesan ahora. -Se levant-. Tengo que bajar a ver a un enano en las celdas, que no quiere hablar conmigo. -Ah, s. Debe ser Cascoingenioso -dijo Aporreadorson-. l naci ac, comandante, pero fue a estudiar a las montaas hace ms de tres meses, oponindose a los deseos de los padres. Estoy seguro de que nunca pretendi nada como esto. Estaba intentando hallarse a s mismo. -Bien, puede comenzar a buscar en mis celdas. -Puedo estar presente cuando lo interrogue? -dijo el grag. -Por qu? -Bien, para empezar, eso puede evitar rumores de maltrato. -O iniciarlos? -dijo Vimes. Quin vigila a los vigilantes?, se pregunt. Yo! Aporreadorson le lanz una fra mirada. -Puede calmar la situacin, seor. -Habitualmente no golpeo a los prisioneros, si es eso lo que est sugiriendo -dijo Vimes. -Y estoy seguro de que no deseara comenzar esta noche. Vimes abri la boca para echar al grag del edificio, y se detuvo. Porque el descarado cabroncito haba dado en el clavo. Vimes haba estado en el borde desde que sali de la casa. Haba sentido un hormigueo en la piel y una opresin en las tripas y un fuerte, pequeo y desagradable dolor de cabeza. Alguien iba a pagar por todo esta esta esta cosa, y no necesitaba que fuera un jodido actor secundario como Cascoingenioso. Y no estaba seguro, no estaba seguro en absoluto, de lo que podra hacer si el preso se insolentaba o trataba de hacerse el listo. Golpear a la gente en pequeos cuartos l saba adnde llevaba eso. Y si lo hacas por una buena razn, lo haras por una mala. No puedes decir nosotros somos los buenos y hacer las cosas como los malos. A veces el vigilante que vigilaba dentro de la cabeza de cada poli poda usar un par de ojos extra. Tena que verse que se haca justicia, as que l vera que se hiciera bien y apropiadamente.

-Caballeros -dijo, mirando al grag, pero dirigindose a toda la habitacin-, los conozco a todos, todos me conocen. Todos ustedes son enanos respetados, con intereses en esta ciudad. Deseo que ustedes avalen al Sr. Aporreadorson, porque nunca lo haba visto antes en mi vida. Vamos, Seta, te he conocido por aos, que dices? -Ellos mataron a mi hijo -dijo Cortezadehierro. Un cuchillo cay en la cabeza de Vimes. Se desliz por su trquea, le parti el corazn, cort su estmago y desapareci. Cuando pas la furia, quedo un escalofro. -Lo lamento, comandante -dijo Aporreadorson en voz baja-. Es verdad. No creo que Gonder Cortezadehierro estuviera interesado en poltica. Simplemente tom un trabajo en la mina porque quera sentirse como un enano real y trabajar con una pala por unos das. -Se lo dejaron al barro -dijo Cortezadehierro, con voz inquietantemente inexpresiva-. Cualquier ayuda que necesite, se la daremos. Cualquier ayuda. Pero cuando los halle, mtelos a todos. Vimes no pudo pensar en nada ms que decir: -Los atrapar. No dijo: Matarlos? No. No si se rinden, no si no vienen a m armados. S adnde lleva eso. -Entonces nos iremos y lo dejaremos atender sus asuntos -dijo Fuerteenelbrazo-. Grag Aporreadorson es conocido por nosotros, en efecto. Un poco moderno, tal vez. Un poco joven. No es la clase de grag con la cual crecimos, pero s, nosotros lo avalamos. Buenas noches, comandante. Vimes se qued mirando su escritorio mientras salan. Cuando alz la vista, el grag permaneca all, con una semi-sonrisa paciente. -Usted no se ve como un grag. Usted parece tan solo otro enano -dijo Vimes-. Por qu no he escuchado sobre usted? -Por qu usted es un polica, tal vez? -dijo Aporreadorson mansamente. -De acuerdo. Pero, no es usted un profundo? Aporreadorson se encogi de hombros. -Puedo pensar cosas profundas. Nac aqu, comandante, al igual que Cascoingenioso. No creo necesitar una montaa sobre mi cabeza para poder ser un enano. Vimes asinti. Un muchacho local, no un barba gris de montaa. Tena un cerebro rpido tambin. No sorprenden los lderes como l. -Muy bien, Sr. Aporreadorson, puede seguirme -dijo-. Pero hay dos condiciones, de acuerdo? Condicin uno: tiene cinco minutos para poner sus manos en un juego de Thud Puede hacerlo? -Creo que puedo -dijo el enano, sonriendo dbilmente-. Y la otra condicin? -Cunto tiempo le tomar ensearme a jugar? -dijo Vimes. -A usted? Nunca lo jug? -No. Cierto troll me mostr el juego hace poco, pero nunca he jugado desde que crec. Sola ser bueno en Ratitas[19] cuando era un piojo, sin embargo. -Bien, unas horas deberan -comenz Aporreadorson. -No tenemos tiempo -dijo Vimes-. Tiene diez minutos. Las bebidas haban comenzado en El Balde, en Calle Resplandor. Era la taberna de los polis. El Sr. Queso, el propietario, comprenda a los polis. Les gustaba beber en algn lugar donde no vieran nada que les recordase que eran polis. La alegra no era alentada. Fue Tawneee la que sugiri que fueran a Gracias A Los Dioses Est Abierto. Angua no estaba realmente de humor, pero no tuvo corazn para decir que no. Los hechos llanos eran que mientras Tawneee tena un cuerpo por el que todas las mujeres

deban odiarla, ella incrementaba la afrenta siendo realmente muy simptica. Porque ella tena la autoestima de una oruga y, como comprendas en cualquier conversacin con ella, la misma cantidad de cerebro. Tal vez eso equilibraba todo, tal vez algn dios amable le haba dicho: Lo siento, chica, vas a ser ms gruesa que una yarda de grasa, pero la buena noticia es que no importar. Y tambin tena estmago de hierro. Angua se encontr preguntndose cuntos hombres esperanzados haban muerto intentando emborracharla. El alcohol no pareca llegar a su cabeza. Posiblemente no poda hallarla. Pero ella era una compaa placentera, sencilla, si evitabas las alusiones, las ironas, los sarcasmos, las rplicas agudas, las stiras y las palabras ms largas que pollo. Angua estaba irritable, porque mora por una cerveza, pero el joven detrs de la barra pensaba que un litro de Parpadeos era el nombre de un cctel. Considerando las bebidas que ofrecan, tal vez no fuese sorprendente. -Qu es -dijo Angua, leyendo el men- un Orgasmo Gritado? -Ah -dijo Sally-. Parece que te agarramos justo a tiempo, chica! -No -suspir Angua, cuando las otras rieron; sa era una respuesta de vampiro-. Quiero decir, de qu est hecho? -Almonte, Wahlulu, Crema de Whisky Abrazodeoso y vodka -dijo Tawneee, que conoca las recetas de todo cctel jams hecho. -Y cmo trabaja? -dijo Cheery, estirando el cuello para ver sobre la barra. Sally pidi cuatro, y se volvi a Tawneee. -As que t y Nobby Nobbs, eh? -dijo-. Qu te parece? Tres pares de orejas ardieron. Otra cosa a la que te acostumbrabas en presencia de Tawneee era al silencio. Donde ella fuera, se haca el silencio. Oh, y las miradas. Las silenciosas miradas. Y a veces, en las sombras, un suspiro. Haba diosas que habran matado por lucir como Tawneee. -Es amable -dijo Tawneee-. Me hace rer y mantiene sus manos quietas. Tres rostros se bloquearon en expresiones de pensamiento concentrado. Era de Nobby que estaban hablando. Haba tantas preguntas que no iban a hacer. -Te ha mostrado los trucos que hace con sus granos? -dijo Angua. -S. Pens que me parta de risa! Es tan divertido! Angua mir su bebida. Cheery tosi. Sally estudi el men. -Y es muy confiable -dijo Tawneee. Y, vagamente consciente de que esto no era suficiente, aadi con tristeza-. Si quieren saberlo, es el primer chico que me pidi salir. Sally y Angua exhalaron al unsono. Apareca la luz. Ah, se era el problema. Y ste era un caso maaaaalo. -Quiero decir, mi cabello est desarreglado, mis piernas son demasiado largas y s que mi pecho es demasiado - continu Tawneee, pero Sally levant una mano demandando silencio. -Primer punto, Tawneee. -Mi nombre real es Betty -dijo Tawneee, resoplando por una nariz tan exquisita que el escultor ms grande del mundo habra llorado por tallarla. Hizo Blort. -Primer punto, entonces Betty -dijo Sally, luchando para usar el nombre-, es que ninguna mujer por debajo de los cuarenta y cinco -Cincuenta -corrigi Angua. -Correcto, cincuenta ninguna mujer debajo de los cincuenta usa la palabra pecho para nombrar nada conectado con ella. -No lo saba -suspir Tawnee. -Es un hecho -dijo Angua. Y, oh cielos, cmo comenzar a explicar el sndrome del idiota? A alguien como Tawneee, a quien el nombre de Betty le pegaba como las rocas

a un techo? ste no era slo un caso de sndrome del idiota, era la quintaesencia, clsica, un ejemplo platnico puro, que deba ser rellenado, montado y conservado como ayuda de enseanza para los estudiantes en los siglos por venir. Y ella estaba feliz con Nobby! -Lo que tengo que decirte ahora es -comenz, y se perdi en la cara de la tarea-, es Mira, tomamos otro trago? Cul es el siguiente cctel en el men? Cheery mir. -Rosado, Grande y Tembloroso -anunci. -Elegante! Pidamos cuatro! Fred Colon espi a travs de los barrotes. En general, l era un carcelero bastante bueno: siempre tena una olla de t preparada, como regla general tena una disposicin amigable hacia la mayora de la gente, era demasiado lento para ser engaado fcilmente y guardaba las llaves en una caja de lata en el cajn de abajo de su escritorio, bien lejos del alcance de cualquier palo, mano, perro, cinturn lanzado con habilidad o mono araa Klatchiano entrenado[20]. Estaba algo preocupado por este enano. Los tenas de todas clases en la crcel, y a veces gritaban un poco, pero con ste no saba qu era peor, los sollozos o el silencio. Puso una vela sobre un taburete junto a los barrotes, porque el enano montaba un nmero alarmante si no haba suficiente luz. Revolvi el t reflexivamente y le pas un jarro a Nobby. -Tenemos un problema aqu, considero -dijo-. Un enano asustado de la oscuridad? No est bien de la cabeza, entonces. No quiso tomar su t y su bizcocho. Qu piensas? -Pienso que voy a tomar su bizcocho -dijo Nobby, estirndose para alcanzar el plato. -Por qu ests aqu abajo, de todos modos? -dijo Fred-. Me sorprende que no ests afuera comiendo con los ojos a esa joven. -Tawneee sali a beber con las chicas esta noche -dijo Nobby. -Ah, tienes que prevenirla acerca de ese tipo de cosas -dijo Fred Colon-. Ya sabes lo que es el centro cuando las tabernas y los bares se vacan. Viene eso de arrojar cosas y gritar y no se conducen como damas y se sacan las camisetas y no s qu ms. Lo llaman -se rasc la cabeza- bebida de coo. -Ella simplemente sali con Angua y con Sally y con Cheery, sarge -dijo Nobby, tomando otro bizcocho. -Oh, tienes que cuidarte de eso, Nobby. Una banda de mujeres confabuladas contra los hombres -Fred hizo una pausa-. Una vampiro y una mujer lobo yendo de juerga? Acepta mi consejo, muchacho, qudate adentro esta noche. Y si comienzan a comportarse en Se detuvo mientras la voz de Sam Vimes bajaba por la escalera de piedra en espiral, seguida de cerca por su propietario. -As que tengo que evitar que formen un bloque, correcto? -Si usted est jugando el lado troll, s -dijo una voz nueva-. Un grupo apretado de enanos son malas noticias para los trolls. -Los trolls empujan, los enanos tiran. -Correcto. -Y la roca central, nadie puede saltarla, verdad? -dijo Vimes. -S. -Sigo pensando que los enanos tienen todas las ventajas. -Ya veremos. Lo importante Vimes se detuvo cuando vio a Nobby y a Colon. -Muy bien, muchachos, hablar con el prisionero ahora-dijo-. Cmo est?

Fred indic la figura encorvada sobre la estrecha litera en la celda de la esquina. -El Capitn Zanahoria intent hablarle por casi media hora, y usted sabe cmo es con la gente -dijo-. No obtuvo ni una frase de l. Le le sus derechos, pero no me pregunte si los comprendi. No quiso su t con bizcochos, en todo caso. sos son los Derechos 5 y 5b -aadi, mirando a Aporreadorson de arriba abajo-. l tiene el Derecho 5c slo si tenemos Hora Del T Surtidas. -Puede caminar? -pregunt Vimes. -Arrastra los pies, seor. -Scalo fuera, entonces -dijo Vimes, y viendo la inquisitiva mirada de Fred a Aporreadorson, continu-: Este caballero est aqu para asegurarse de que no usemos la porra de goma, sargento. -No saba que tuviramos una, Sr. Vimes -dijo Fred. -No la tenemos -dijo Vimos-. No tiene sentido pegarle con algo que rebota, eh? -aadi, mirando a Aporreadorson, quien sonri, otra vez, con su sonrisita extraa. Una vela arda sobre la mesa. Por alguna razn Fred haba puesto otra sobre un taburete cerca de la celda ocupada. -No est esto un poco oscuro, Fred? -dijo Vimes, mientras empujaba a un lado los restos de jarros y peridicos viejos que cubran la mayor parte de la mesa. -Ssseor. Los enanos vinieron y birlaron algunas de nuestras velas para poner alrededor de ese desagradable signo -dijo Fred, con una nerviosa mirada a Aporreadorson-. Lo siento, seor. -No entiendo porqu simplemente no lo quemamos -gru Vimes, acomodando el tablero de Thud. -Sera peligroso, ahora que la Oscuridad Que Convoca est en el mundo -dijo Aporreadorson. -Usted cree en esas cosas? -dijo Vimes. -Creer? No -dijo el grag-. Solo s que existen. Las piezas de los trolls van todo alrededor de la piedra central, seor -aadi servicial. Poblar el tablero con sus pequeos guerreros tom algn tiempo, pero tambin se demor la llegada de Cascoingenioso. Con Fred Colon conducindolo cuidadosamente por un hombro, caminaba como un hombre en un sueo, los ojos vueltos hacia arriba mostraban el blanco. Sus botas de hierro raspaban las piedras. Fred lo empuj suavemente hacia una silla y puso la segunda vela a su lado. Como por arte de magia, los ojos del enano se centraron en los pequeos ejrcitos de piedra con exclusin de todo lo dems en la crcel. -Vamos a jugar una partida, Sr. Cascoingenioso -dijo Vimes en voz baja-. Y usted puede elegir su lado. Cascoingenioso estir una mano trmula y toc una pieza. Un troll. Un enano haba elegido jugar con los trolls. Vimes lanz a Aporreadorson una mirada interrogativa, y obtuvo otra sonrisa. Bueno, tienes a tantos de esos pequeos cabrones como sea posible apiados en defensa, correcto? La mano de Vimes dud, y desplaz un enano por el tablero. El clic que hizo tuvo su eco en el que hizo el movimiento del troll de Cascoingenioso. El enano pareca adormilado, pero su mano se movi con la velocidad de una serpiente. -Quin mat a los cuatro enanos mineros, Cascoingenioso? -dijo suavemente Vimes-. Quin mat a los cuatro muchachos de la ciudad? Unos ojos apagados le miraron y, luego, de manera significativa, al tablero. Vimes traslad un enano al azar. -Los soldados oscuros -susurr Cascoingenioso, cuando el pequeo troll clique elegantemente en su sitio.

-Quin lo orden? -Otra vez la mirada, otra vez un enano puesto al azar seguido por un troll, movido tan rpido que las dos piezas parecieron tocar el tablero al mismo tiempo. -Grag Aplastajamones lo orden. -Por qu? -clic/clic. -Ellos lo haban escuchado hablar. -Qu era lo que hablaba? Era un cubo? -clic/clic. -S. Fue desenterrado. Se dice que hablaba con la voz de Bhrian Hachasangrienta. Vimes escuch un grito apagado de Aporreadorson, y vi los ojos de Fred Colon. l inclin su cabeza hacia la puerta del bloque y modul un par de palabras. -No fue se un famoso rey enano? -clic/clic. -S. l comand a los enanos en Valle de Koom -dijo Cascoingenioso. -Y qu dijo esa voz? -clic/clic. Y un tercer clic cuando Fred Colon ech llave a la puerta y se par enfrente, impasible. -No lo s. Ardiente dijo que era acerca de la batalla. l dijo que eran mentiras. -Quin mat a Grag Aplastajamones? -clic/clic. -No lo s. Ardiente me llam a la reunin y dijo que hubo una terrible lucha entre los grags. Ardiente dijo que uno de ellos lo mat en la oscuridad, con un martillo de minero, pero nadie saba quin. Estaban todos luchando. Todos vestidos igual, pens Vimes. Slo sombras, si no puedes ver sus muecas -Por qu querran ellos matarlo? -clic/clic. -Tenan que evitar que destruyera las palabras! Estaba gritando y golpeando el cubo con el martillo! -Hay reas sensibles en un cubo y es posible que si se tocan en el orden equivocado todo el sonido se desvanezca -susurr Aporreadorson. -Yo hubiera pensado que un martillo lo hara dondequiera golpease! -dijo Vimes, volviendo la cabeza. -No, comandante. Los Dispositivos son inmensamente fuertes. Deben de serlo! Vimes se volvi hacia Cascoingenioso. -Est mal destruir mentiras pero est bien matar a los mineros? -pregunt. Clic. Oy el silbido de la respiracin de Aporreadorson al inhalar. Bien, s, tal vez poda haberlo puesto mejor. No hubo una movida en respuesta. Cascoingenioso dej caer la cabeza. -Fue un error matar a los mineros -susurr-. Y por qu no destruir mentiras? Pero es incorrecto tener estos pensamientos, as que no dije nada. Los viejos grags estaban enojados, disgustados y confusos, de manera que Ardiente se hizo cargo. l dijo, un enano mat a otro bajo tierra, todos saben que no es asunto de humanos. Dijo que l poda hacerlo bien. Dijo que todos deban escucharlo. Les dijo a los guardias oscuros que llevasen el cuerpo a la cmara nueva. Y me dijo que trajese mi garrote Vimes mir a Aporreadorson y dijo sin voz garrote?. Obtuvo en respuesta un enftico asentimiento. Cascoingenioso, encorvado en silencio, levant una mano y movi un troll. Clic. Clic/clic. Clic/clic. Clic/clic. Vimes trat de poner algunas neuronas en el juego mientras su mente corra y trabajaba para recomponer la informacin vertida por Cascoingenioso. De modo que todo comenz cuando vinieron a buscar ese cubo mgico que poda hablar -Por qu vinieron a la ciudad? Cmo saban que el cubo estaba ac? -Clic/clic. -Cuando fui a comenzar mi entrenamiento llev una copia del Codex. Ardiente la confisc, pero entonces me convoc a una reunin; y dijo que era muy importante y que

queran honrarme dejndome venir con ellos a la ciudad. Ardiente me dijo que era una gran oportunidad. Grag Aplastajamones tena una misin, dijo. -Ellos no saban nada de la pintura? -Ellos vivan bajo la montaa. Crean que los humanos no eran reales. Pero Ardiente es inteligente. Dijo que siempre haba habido rumores de que algo haba salido de Valle de Koom. Apuesto a que es inteligente, pens Vimes. De manera que vinieron aqu, hicieron un poco de trabajo pastoral e incitacin, y buscaron el cubo en una forma muy enanesca. Lo hallaron. Pero los pobres bastardos que estaban excavando escucharon lo que tena que decir. Bueno, todos saben que los enanos son chismosos, as que los guardias oscuros se aseguraron de que estos cuatro no tuvieran oportunidad de chismorrear. Clic/clic. Clic/clic. Entonces al amigo Aplastajamones tampoco le gusta lo que oye. Quiere destruir la cosa. En la lucha a oscuras uno de los otros grags le hace un favor al mundo y l obtiene una grieta en el coco. Pero, epa, gran error, porque la turba lo va a perder a l y a su alegre impulso hacia la masacre masiva de trolls. Sabes cmo chismorrean los enanos y no puedes matarlos a todos. As, mientras que an estamos slo nosotros en la oscuridad, necesitamos un plan! Se adelanta el seor Ardiente, que dice Ya s! Vamos a llevar el cadver a un tnel donde un troll podra entrar, y golpearlo en la cabeza con un garrote. Un troll lo hizo. Qu enano de pensamiento correcto podra creer cualquier otra cosa? Clic/clic. -Por qu las velas? -dijo Vimes-. Los viejos grags estaban sentados a la brillante luz de velas cuando los vi. -Clic/clic. -Los grag lo ordenaron -susurr Cascoingenioso-. Tenan miedo de lo que poda venir por ellos en la oscuridad. -Y qu poda venir? -Clic La mano de Cascoingenioso se detuvo en el aire. Durante varios segundos nada se movi en el pequeo crculo de luz amarilla, excepto las llamas mismas; en la oscuridad circundante, las sombras estiraban el cuello para escuchar. -No puedo decirlo -susurr el enano. Clic. Clic/clic clic clic. Vimes mir el tablero. De dnde haba salido ese troll? Cascoingenioso haba barrido a tres enanos del tablero en una movida! -Ardiente dijo que siempre hay un troll. Un troll entr a la mina -dijo Cascoingenioso-. Los grags dijeron s, debe haber sido eso. -Pero ellos saban la verdad! -Clic/clic clic clic. Tres enanos ms se haban ido, as noms -La verdad es lo que un grag dice -dijo Cascoingenioso-. El mundo iluminado por el sol es un mal sueo, de todas maneras. Ardiente dijo que nadie hablara de esto. l dijo que iba a contarle todo a los guardias acerca del troll. Culpar a un troll, pens Vimes. Para un enano, era natural. Un gran troll lo hizo y se alej corriendo. No es slo una lata de gusanos, es un maldito nido de vboras! Se qued mirando el tablero. Diablos. Estoy chocando contra una pared. Qu me queda? Ladrillo vio un a enano que golpeaba a otro enano, pero que no era el asesino -se era Ardiente o alguien dando al cadver el aspecto distintivo de golpeado-por-untroll". No estoy realmente seguro de que sea un crimen mayor. El asesinato fue cometido en la oscuridad por uno de los seis enanos, y los otros cinco ni siquiera podran saber quin lo hizo! Bueno, tal vez puedo decir que conspiraron para ocultar un crimen Espera

-Pero no fue Ardiente quien dijo que la Guardia no debera enterarse -dijo-. se fue usted, no? Quera que yo estuviese enojado, Sr. Cascoingenioso? -Movi un enano. Clic. Cascoingenioso mir hacia abajo. Dado que no haba respuesta, Vimes captur al deambulante troll y lo puso al lado del tablero. -No pens que usted vendra -la voz de Cascoingenioso era apenas audible-. Aplastajamones era creo yo no Ardiente dijo que usted no se preocupara porque el grag era un peligro. l dijo que el grag haba ordenado que los mineros fueran asesinados, y as estaba terminado. Pero yo pens que no estaba bien. Las cosas estaban mal! Escuch que usted estaba lleno de orgullo. Tena que hacer que usted se interesase. ll -Pens que no me interesara? Un troll acusado de matar a un enano, en una poca como sta, y yo no estara interesado? -dijo Vimes. -Ardiente dijo que no lo estara porque no haba seres humanos involucrados. Dijo que a usted no le importaba lo que ocurre con los enanos. -l debera salir ms al aire libre! Los ojos y la nariz de Cascoingenioso estaban goteando sobre el tablero. Una tormenta detuvo la batalla, pens Vimes. El enano levant la cabeza y gimi: -se era el garrote que el Sr. Brillo me dio por ganar cinco juegos seguidos -gimi-. l era mi amigo! l dijo que era tan bueno como un troll y deba tener un garrote! Le dije a Ardiente que era un trofeo de guerra! Pero l lo tom y golpe ese pobre cuerpo muerto! Agua goteando sobre piedra, pens Vimes. Y depende de dnde cae la gota, verdad, Sr. Brillo? Qu bien le ha hecho a este pobre diablo? No se encontraba en el trabajo adecuado para que la duda entrara en su vida! -Muy bien, Sr. Cascoingenioso, gracias por esto -dijo, enderezndose en la silla-. Slo hay una cosa, creo. Sabe usted quin ha enviado a esos enanos a mi casa? -Qu enanos? Vimes mir los ojos llorosos, bordeados de rojo. Su propietario deca la verdad, o la escena haba perdido un gran talento. -Vinieron a atacarme, y a mi familia -afirm. -Yo escuch a Ardiente hablar con el capitn de la guardia -murmur Cascoingenioso-. Algo acerca de una advertencia -Una advertencia? Cmo llama usted -comenz Vimes, y se detuvo cuando vio a Aporreadorson sacudir la cabeza. Correcto. Correcto. No tena sentido sacarlo ahora. Y en todo caso, l ya estaba hecho polvo. -Estn muy asustados ahora -dijo Cascoingenioso-. Ellos no entienden la ciudad. No entienden por qu se permite aqu a los trolls. No entienden a las personas que no los comprenden. Le temen a usted. Le temen a todo ahora. -Adnde se han ido? -No lo s. Ardiente dijo que deban irse ahora de todos modos, porque tenan el cubo y la pintura -dijo Cascoingenioso-. Dijo que la pintura mostrar dnde hay ms mentiras, y stas pueden ser destruidas. Pero ellos temen ms que a nada a la Oscuridad Que Convoca, comandante. La sienten venir por ellos. -Es slo un dibujo -dijo Vimes-. No creo en ella. -Yo s -dijo calmadamente Cascoingenioso-. Est en este cuarto. Cmo viene? Viene en la oscuridad, en venganza y disfrazada. Vimes sinti que su piel se tensaba. Nobby mir las sombras paredes de piedra. Aporreadorson se sent erguido en la silla. Hasta Fred Colon se removi incmodo.

Es slo esa cosa mstica, se dijo Vimes. Ni siquiera es algo mstico humano. No creo en eso. As que, por qu se siente un poco de fro aqu? Tosi. -Bueno, cuando sepa que se han ido espero que vaya detrs de ellos. -Y vendr por m -dijo Cascoingenioso, con la misma voz calmada. Cruz sus manos frente a l. -Por qu? Usted no mat a nadie -dijo Vimes. -Usted no comprende! Ellos ellos cuando ellos mataron a los mineros uno no estaba del todo muerto, y, y, y, lo podamos or golpeando con los puos sobre la puerta, y yo estaba en el tnel y lo oa morir y yo deseaba que muriera as paraba el ruido pero, pero, pero cuando eso sucedi, continuaba en mi cabeza, y yo pude, pude, pude haber girado la rueda pero tena miedo de los guardias oscuros que no tienen alma y por eso la oscuridad tomara la ma La vocecita se desvaneci. Se escuch una tos nerviosa de Nobby. -Bien, gracias de nuevo -dijo Vimes. Diablos, ellos realmente le han revuelto la cabeza, pobre pequeo cabrn. Y yo no tengo nada, pens. Puedo acusar a Ardiente por falsificar evidencia. Y no puedo poner a Ladrillo como testigo porque eso simplemente probar que hubo un troll en la mina. Todo lo que tengo es al joven Cascoingenioso, que claramente no califica para testificar. Se gir a Aporreadorson y se encogi de hombros. -Pienso que vamos a retener a nuestro amigo aqu por esta noche, por su propio bien. No puedo imaginar que tenga algn otro lugar adonde ir. La declaracin que ha hecho est desde luego cubierta por Ahora su voz se apag. Se dio vuelta en la silla para mirar al apenado Cascoingenioso. -Qu pintura? -La pintura de la Batalla del Valle de Koom por Metodia Ladino -dijo el enano, sin levantar la mirada-. Es muy grande. Ellos la robaron del museo. -Qu? -dijo Fred Colon, que estaba haciendo t en el rincn-. Fueron ellos? -Qu? Sabas de eso, Fred? -demand Vimes. -Nosotros s, seor Vimes, hicimos un informe -Valle de Koom, Valle de Koom, Valle de Koom! -rugi Vimes, golpeando con su mano en la mesa tan fuerte que las velas saltaron por el aire-. Un informe? Qu demonios hay de bueno en un informe? Tengo tiempo para leer informes en estos das? Por qu nadie me dice estas co? Una vela rod hasta el piso y se apag. Vimes agarr la otra mientras llegaba al borde de la mesa, pero resbal de sus dedos y cay con la llama hacia abajo sobre las losas. La oscuridad cay como un hacha. Cascoingenioso gimi. Era un gemido sincero, que parta el alma, como un traqueteo de muerte desde una boca viva. -Nobby! -grit Vimes-. Prende un maldito fsforo en el acto y sa es una maldita orden! Se escuch un frentico escarbar en la oscuridad y un fsforo fue una sbita supernova. -Bien, trelo aqu, hombre! -le grit a Nobby-. Enciende esas velas! Cascoingenioso estaba mirando la mesa donde el malhumorado golpe haba dispersado los restos del juego. Vimes baj la vista al tablero mientras las llamas de las velas cobraban fuerza. Si eras el tipo dado a ver cosas, diras que los trolls y los enanos haban cado en un crculo alrededor de la spera roca central, mientras que unos pocos enanos ms haban

rodado en una lnea. Diras que, de hecho, desde arriba formaba un ojo redondo. Con una cola. Cascoingenioso lanz un pequeo suspiro y se desliz de lado hacia el piso. Vimes se puso de pie para ayudarlo y record justo a tiempo la poltica. Se oblig a s mismo a retroceder, las manos en el aire. -Sr. Aporreadorson? -dijo-. No puedo tocarlo. Por favor? El grag asinti y se arrodill junto al enano. -No hay pulso, no late el corazn -anunci-. Lo lamento, comandante. -Entonces parece que ahora estoy en sus manos -dijo Vimes. -En efecto. En las manos de un enano -dijo el grag, levantndose-. Comandante Vimes, jurar que Cascoingenioso fue tratado con nada ms que cortesa y preocupacin durante el tiempo que estuve aqu. Y tal vez con ms bondad que la que un enano puede tener derecho a esperar. Su muerte no est en sus manos. La Oscuridad Que Convoca le llam. Los enanos entendern. -Bueno, yo no! Por qu tenan que matarlo? Qu hizo el pobre bastardo? -Creo que es ms cierto decir que lo mat el temor de la Oscuridad Que Convoca -dijo el grag-. Dej a un minero atrapado, escuch sus gritos en la oscuridad y no hizo nada. Para todos los enanos, eso es un crimen terrible -Tan malo como borrar una palabra? -dijo Vimes con acidez. Se senta ms conmovido que lo que iba a admitir. -Algunos diran que es mucho peor. Su propia culpa y su miedo mataron a Cascoingenioso. Como si l tuviera su propia Oscuridad Que Convoca en su cabeza -dijo Aporreadorson-. De alguna manera, tal vez todos la tenemos, comandante. O algo similar. -Su religin realmente complica a la gente - dijo Vimes. -No, en comparacin con lo que se hacen los unos a los otros -afirm Aporreadorson, cruzando con calma las manos del enano muerto sobre su pecho-. Y no es una religin, comandante. Tak escribi el Mundo y las Leyes, y despus nos dej. l no requiere que pensemos en l, slo que pensemos. Se levant. -Explicar la situacin a mis compaeros, comandante. Dicho sea de paso, le pedir que me lleve con usted a Valle de Koom. -Dije yo que ir a Valle de Koom? -dijo Vimes. -Muy bien -dijo con calma el grag-. Digamos entonces que, si su estado de nimo lo conduce a Valle de Koom, me llevar? Conozco el lugar, conozco la historia, incluso conozco un montn sobre signos de mina, especialmente las Oscuridades Mayores. Puedo ser til. -Demanda todo eso slo por decir la verdad? -dijo Vimes. -En realidad, no. J'ds hasfak 'ds': yo no negocio con el hacha en la mano. Voy a decir la verdad sea lo que sea que decida -dijo Aporreadorson-. Sin embargo, puesto que no va al Valle de Koom, comandante, no lo presionar. Fue slo un pensamiento ocioso. Diversin. Para qu es buena? No es placer, alegra, deleite, goce o jbilo. Es una pequea bastarda hueca, cruel y peligrosa, una palabra para algo buscado con un hilarante par de antenas oscilando en la cabeza y las palabras Lo Quiero!" en su camisa, y que tiende a hacerte despertar con la cara pegada a la calle. De alguna manera, Angua haba adquirido una boa de plumas magenta. No era de ella. No era de nadie. Haba aparecido sola. Su absoluta falsedad la pona ms melanclica. Algo persista en la parte trasera de su mente, y le molestaba no saber lo que era.

Haban terminado en Fretros, como ella saba que sucedera. Era el bar de los nomuertos, aunque toleraban a cualquiera que no fuese demasiado normal. Sin duda Tawneee era tolerada. Ella simplemente no entenda, o s?, la razn por la cual los hombres nunca le hablaban. El problema era, pens Angua, que Nobby no era en realidad un mal hombre. Como tal. Que ella supiera, haba sido siempre fiel a la Srta. Empujacochecito, lo cual era decir que cuando empez a ser golpeado con un pez y luego apedreado con almejas, nunca pens en ninguna otra chica, slo en ella. En realidad, tena un alma muy romntica, pero estaba encerrado en lo que slo podra ser llamado Nobby Nobbs. Sally haba acompaado a Tawneee al Damas, lo que siempre era una conmocin para la gente que no lo haba visto antes. Ahora Angua estaba mirando otro men de ccteles, pintado en un tablero arriba de la barra, con una letra muy temblorosa, por Igor[21]. Haba hecho todo lo posible para fluir con el espritu -o lo habra hecho si hubiera sabido lo que significaba la palabra-, pero haba fracasado totalmente en captar las sutilezas del moderno bar de ccteles, de manera que las bebidas que se ofrecan incluan: TENER TUZ DIENTES APLAZTADOS POR UN GRAN PUO EDIONDO CABEZA CLAVADA A LA PUERTA PATADA EN LOZ GEVOS COMO GRAN MARTILLO DE ASERO ENTRE TUZ OREJAZ PERNO DE CUELLO. En realidad, el Perno de Cuello no era demasiado malo, Angua tena que admitirlo. -Disclpame -dijo Cheery, tambalendose sobre un taburete de la barra-, pero qu era todo eso acerca de Tawneee? Pude verlas a ti y a Sally hacindose seas! -Eso? Oh, es el sndrome del idiota -Angua record con quin estaba hablando y aadi-: Eh, probablemente los enanos no lo tengan. Significa a veces una mujer es tan hermosa que cualquier hombre con medio cerebro ni siquiera piensa en invitarla a salir, de acuerdo? Porque es obvio que ella es por lejos demasiado grande para que guste de l. Me sigues? -Eso creo. -Bien, sa es Tawneee. Y, para los propsitos de esta explicacin, Nobby no tiene ni medio cerebro. l est tan acostumbrado a que las mujeres digan no cuando las invita a salir que no tiene miedo de ser rechazado. As que se lo pide a ella, porque l se dice, por qu no? Y ella, que para entonces piensa que hay algo malo en ella, est tan agradecida que dice bueno. -Pero a ella le gusta l. -Lo s. Ah es donde todo se vuelve extrao. -Es mucho ms simple para los enanos -dijo Cheery. -Espero que lo sea. -Pero probablemente no tan divertido -dijo Cheery, que pareca abatida. Tawneee estaba volviendo. Angua orden tres Pernos de Cuello, mientras Cheery negociaba esperanzadamente un Orgasmo Gritado[22]. Y despus, con la asistencia ocasional de Sally, Angua le explic a Tawneee los hechos de bien todo.

Tom algn tiempo. Tenas que ir modificando la forma de las frases para que cupieran en el espacio disponible al presente en el cerebro de Tawneee. Angua adhera, sin embargo, a la idea de la chica no poda ser tan estpida. Ella trabajaba en un club de desnudistas, verdad? -Quiero decir, por qu piensas que los hombres pagan para verte sobre el escenario? -pregunt. -Porque soy muy buena -dijo Tawneee inmediatamente-. Cuando tena diez aos recib el premio a la bailarina del ao en la clase de zapateo y ballet de la Srta. Anmala. -Zapateo? -dijo Sally sonriendo-. Eh, por qu no lo intentas en el escenario? Angua cerr su mente a la imagen de Tawneee zapateando. Con toda probabilidad, el club ardera hasta los cimientos. -Eh, djame intentar de esta otra forma -dijo-. Y te estoy diciendo esto como otra muj hembra Tawneee escuch atentamente, y hasta la manera en que se vea desconcertada era injusta con el resto de su gnero. Cuando Angua termin observ la angelical expresin esperanzadamente. -De modo que lo que ests diciendo, correcto, es que salir con Nobby es como ir a un restaurante de postn y comer slo un pancito? -Exactamente! -dijo Angua-. Lo entendiste! -Pero en realidad jams sal con un hombre. Mi abuelita me dijo que no actuara como una buscona. -Y no piensas que trabajando en -comenz Angua, pero Sally la interrumpi. -Algunas veces necesitas buscar regularmente -dijo-. Ni siquiera has ido a un bar y bebido un trago con un hombre? -No. -De acuerdo -dijo Sally. Vaci su vaso-. No me gushtan estos Pernosh de Cuello. Vamos a otro lugar y -hizo una pausa- abre tu mente a las poshibilidadesh. Era extrao tener a Sybil en Pseudopolis Yard. sta haba sido una de las casas de la familia Ramkin antes de que ella se la diera a la Guardia. Ella haba sido una nia aqu. ste haba sido su hogar. Cierta aprehensin por esto se desliz en las astilladas y manchadas almas de los vigilantes. Hombres no conocidos por la elegancia en sus modales se encontraron limpindose automticamente los pies cuando entraban, y se quitaban respetuosamente los cascos. Hablaban diferente tambin, lentos e indecisos, explorando ansiosamente la frase a decir, buscando las palabrotas para borrarlas. Alguien encontr una escoba y barri, o al menos movi el polvo a un sitio menos obvio. Arriba, en lo que haba sido hasta entonces la oficina de la caja, el Joven Sam dorma pacificamente en una cama improvisada. Un da, esperaba Vimes, podra decirle que en una noche especial haba sido protegido por cuatro vigilantes trolls. Que estaban fuera de servicio, pero se ofrecieron a venir para esto, y slo esperaban que algunos enanos intentaran algo. Sam esperaba que el muchacho se impresionase, la mayora de los otros nios slo podan desear ngeles. Vimes haba requisado el comedor, porque tena una mesa lo suficientemente grande. Haba extendido un mapa de la ciudad. Mucho del resto del entablonado estaba ocupado por las pginas de El Codex del Valle de Koom. Esto no era un juego, se trataba de un enigma. Una especie de, s, rompecabezas. Y l debera ser capaz de hacerlo, razon, l ya tena casi todos las esquinas.

-Calle Hombre-Araa, Callejn Trampa de Dinero, Callejn Llorn, Corte Chismosa, Los Nerviosos, Escalones Pellicool -dijo-. Tneles por todas partes! Tuvieron suerte de hallarlo despus de slo tres o cuatro. El Sr. Ladino debe haberse alojado en la mitad de las calles del rea. Incluyendo Media Luna Emprica! -Pero por quh? -dijo Sir Reinaldo Cosido-. Quiero decir, por quh cavar tneles por todos lados? -Cuntale, Zanahoria -dijo Vimes, trazando una lnea a travs de la ciudad. Zanahoria aclar su garganta. -Porque eran enanos, seor, y profundos -dijo-. No se les ocurrira no cavar. Y mayormente era slo cuestin de limpiar cuartos sepultados en todo caso. Eso es un paseo para un enano. Y estaban colocando rieles, as podan sacar los escombros afuera cuando quisieran. -S, pero seguramenteh -comenz Sir Reinaldo. -Estaban escuchando en busca de algo que hablaba en el fondo de un viejo pozo -dijo Vimes, an inclinado sobre el mapa-. Qu posibilidades hay de que an est visible? Y la gente puede ponerse un poco desconfiada cuando un grupo de enanos empieza a cavar en el jardn. -Seguramenteh era muy lento? -Bueno, s, seor. Pero era en la oscuridad, bajo su control y en secreto -dijo Zanahoria-. Podan ir a donde quisieran. Podan zigzaguear alrededor si no estaban seguros, podan ubicarlo con su tubo de escuchar, y nunca tenan que hablar con un humano o ver la luz del da. Oscuro, bajo control y secreto. -Profundos en una cscara de nuez -dijo Vimes. -Estoh es muy excitanteh! -dijo Sir Reinaldo-. Y cavaron en los stanos de mi museo? -Hazte cargo, Fred -dijo Vimes, dibujando cuidadosamente otra lnea a travs del mapa. -Eh, correcto -dijo Fred Colon-. Eh Nobby y yo lo averiguamos hace slo unas dos horas -dijo, pensando que era ms prudente no aadir despus de que el Sr. Vimes nos grit y nos hizo contarle cada detalle y nos envi de vuelta y nos dijo lo que debamos buscar. Lo que s agreg fue-: Fueron bastante ingeniosos, seor. Hasta el revoque se vea sucio. Apuesto a que se est diciendo aj, seor? -Lo estoy? -dijo Sir Reinaldo, desconcertado-. Usualmente dirah mis dioses. -Espero que usted se diga a s mismo, aj, cmo fueron capaces de reconstruir la pared despus de sacar el murial, seor, y calculamos -Bien, imagino que se qued atrs un enano para reparar, pif paf, como usted dirah, y sali en la maanah -dijo Sir Reinaldo-. Hubo personas entrando y saliendo todo el tiempo. Estabmos buscando una gran pintura, despus de todo, no a una persona. -Ssseor. Calculamos que un enano se qued a reparar, pif paf, y sali en la maana. Hubo personas entrando y saliendo todo el tiempo. Estaban buscando una gran pintura, despus de todo, no a una persona -dijo Fred Coln. Estaba muy contento de habrsele ocurrido esa teora, de modo que iba a decirla en voz alta sin importarle nada. Vimes golpete el mapa. -Y aqu, Sir Reinaldo, es donde un troll llamado Ladrillo cay a travs del piso de otro stano hacia su tnel -dijo-. l nos cont que vio algo en la mina principal que se parece mucho al Ladino. -Pero desgraciadamente, no lo ha encontradoh -dijo Sir Reinaldo. -Lo lamento, seor. Probablemente hace mucho que ha salido de la ciudad. -Pero por quh? -dijo el curador-. La podan haber estudiado en el museo! Somos muy interactivos en estos das! -Interactivos? -dijo Vimes-. Qu significa eso?

-Buenoh, la gente puede mirar las pinturahs tanto como quieran -dijo Sir Reinaldo. Sonaba un poco molesto. La gente no debera hacerle esa clase de preguntas. -Y, exactamente, qu hacen las pinturas? -Eh estn colgadas ah, comandanteh -dijo Sir Reinaldo-. Desde luegoh. -De manera que lo que usted quiere decir es que la gente puede venir y mirar las pinturas, y que las pinturas, por su parte, son miradas? -Ms o menos as, s -dijo el curador. Pens por un momento, consciente de que eso probablemente no era suficiente, y aadi- pero dinmicamenteh. -Quiere decir que la gente es movida por las pinturas, seor? -dijo Zanahoria. -S! -dijo Sir Reinaldo con enorme alivio-. Bien hecho! Eso es justamenteh lo que pasa. Y hemos tenidoh al Ladino en exhibicin pblica por aos. Hasta tenemos una escalerah, en caso de que la gente quiera examinar las montaas. Algunas veces la gente viene con una idea fija, como que uno de los guerreros est sealando a una cavernah apenas visible, o algo as. Francamenteh, si hay algn secreto, yo ya lo habra hallado. No haba motivo para el robo! -A menos que alguien descubriera el secreto y no quisiera que alguien ms lo descubra -dijo Vimes. -Eso sera ms bien una coincidenciah, no cree, comandante? No es como si algo haya cambiado recientementeh. El Seor Ladino no apareci a pintar otra montaa! Y, aunque odio decirlo, la simple destruccin de la pinturah habra sido suficienteh. Vimes camin alrededor de la mesa. Todas las piezas, pens, debo tener todas las piezas ahora. Empecemos con esta leyenda de un enano que aparece, casi muerto, semanas despus de la batalla, balbuceando sobre un tesoro. Muy bien, entonces podra haber sido este cubo que habla, pens Vimes. l sobrevivi a la batalla, se escondi en alguna parte, y tiene esta cosa y es importante. Tiene que conseguir un lugar seguro No, tal vez tiene que conseguir que la gente lo escuche. Y por supuesto no se lo lleva con l, porque todava hay probabilidades de que haya trolls errando por la zona y ahora van a estar en un estado de nimo de garrote primero y tratarn de pensar en algunas preguntas ms tarde. Necesita algunos guardaespaldas. Consigue algunos humanos, pero cuando los est conduciendo al lugar donde est oculto, finalmente muere. Dos mil aos despues. Puede un cubo durar tanto tiempo? Diablos, puede flotar en lava hirviente! Por lo tanto, queda tirado. Metodia Ladino llega en busca de una hermosa vista, o algo, y baja la vista y qu es? Bueno, tendr que aceptar que as fue, porque lo encontr y lo hizo hablar, quin sabe cmo. Pero no pudo detenerlo. Lo deja caer en el pozo. Los enanos lo encuentran. Escuchan la caja, pero odian lo que escuchan. Lo odian tanto que Aplastajamones mata a cuatro mineros slo porque tambin lo escuchan. Entonces, por qu la pintura? Muestra el cuadro lo que cuenta la caja? Adnde est la caja? Si tienes la caja en la mano, no es eso? De todos modos, quin dice que era la voz de Hachasangrienta la que hablaba? Podra ser cualquiera. Por qu creen lo que dijo? Not que Sir Reinaldo hablaba con Zanahoria - dije a su sargento Colon aqu, la pinturah muestra un lugar a varias millas de donde se pele la batalla real. Est en su totalidad en una parte equivocadah de Valle de Koom! Eso es lo nico sobre la que ambas partes estn de acuerdo! -Entonces, por qu la situ all? -dijo Vimes, mirando la mesa como esperando sacar una idea por pura fuerza de voluntad.

-Quin sabe? Es todo Valle de Koom. Hay unas doscientos cincuentah millas cuadradas de sitio. Imaginoh que tan slo eligi algo que se viera dramticoh. -Querran una taza de t, muchachos? -dijo Dama Sybil, desde la puerta-. Me sent un poco desocupada, de modo que prepar una olla. Y tu deberas acostarte, Sam. Sam Vimes pareca en pnico, una figura de autoridad, atrapado de nuevo en una situacin domstica. -Oh, Dama Sybil, se llevaron el Ladino! -dijo Sir Reinaldo-. S que perteneca a su familia! -Mi abuelo deca que era apenas una condenada molestia -dijo Sybil-. Sola dejarme desenrollarlo en el piso del saln de baile. Yo acostumbraba ponerle nombre a todos los enanos. Buscbamos el secreto, porque l deca que haba un tesoro escondido y la pintura mostraba donde estaba. Por supuesto, nunca lo hall, pero me mantena tranquila en las tardes lluviosas. -Oh, no era gran arte! -dijo Sir Reinaldo-. Y el hombre estaba muy loco, por supuesto. Pero de alguna manera le hablaba a la gente. -Ojal me dijera algo a m -dijo Vimes-. Realmente no necesitas hacer t para la gente, querida. Uno de los oficiales -Tonteras! Debemos ser hospitalarios -dijo Sybil. -Por supuesto, la gente trat de copiarla -dijo el curador, aceptando una taza-. Oh cielos, que terrible! Una pintura de cincuenta pies de largo y diez de alto es bastante imposible de copiar con alguna exactitud -No, si la pone en el piso del saln de baile y tiene a un hombre para hacerle un pantgrafo -dijo Sybil, sirviendo el t-. Esta tetera es realmente una vergenza, Sam. Peor que la tetera grande. Nunca la limpia nadie? -Ella mir sus rostros-. Dije algo malo? -Usted ha hecho una copia del Ladino? -dijo Sir Reinaldo. -Oh, s. Todo completo, a una escala de uno en cinco -dijo Sybil-. Cuando tena catorce aos. Se trataba de un proyecto escolar. Estbamos haciendo historia enana, ya ve, y bueno, ya que ramos propietarios de la pintura, era demasiado bueno para pasarla por alto. Sabe qu es un pantgrafo, no? Es una forma muy simple de hacer copias ms grandes o ms pequeas de una pintura, utilizando la geometra, algunas palancas de madera y un lpiz afilado. En realidad la hice en cinco paneles de diez pies cuadrados, esto es el tamao completo, para asegurarme de que tena todos los detalles, y luego hice una versin a escala uno en cinco para mostrarla como el pobre Sr. Ladino quera mostrarla. Tengo buenas notas de Miss Vileza. Era nuestra profesora de matemticas, ya sabe, usaba el pelo en un moo con un par de compases y una regla clavados en l. Sola decir que una chica que saba cmo usar un juego de escuadras y un transportador recorrera un largo camino en la vida. -Qu lstima que ya no lo tiene! -dijo Sir Reinaldo. -Por qu dice eso, Sir Reinaldo? -dijo Sybil-. Estoy segura de que todava lo tengo en alguna parte. Lo tuve colgado del techo de mi habitacin durante algn tiempo. Djeme pensar Lo llevamos con nosotros cuando nos mudamos? Estoy segura de que -Los mir resplandeciente-. Ah, s. Alguna vez has estado aqu en los ticos, Sam? -No! -dijo Vimes. -Ahora es el momento, entonces. -Nunca antes haba estado en una Salida Nocturna de Chicas -dijo Cheery, mientras caminaban, algo inseguras, a travs de la ciudad nocturna-. Se supone que pasara esa ltima parte? -Qu parte fue sa? -dijo Sally.

-La parte donde el bar se prendi fuego. -No es usual -dijo Angua. -Nunca antes haba visto a los hombres luchar por una mujer-continu Cheery. -Sp, eso fue algo, no? -dijo Sally. Haban dejado a Tawneee en su casa. Haba estado en un muy pensativo estado de nimo. -Y todo lo que hizo fue sonrerle a un hombre -dijo Cheery. -S -dijo Angua. Estaba tratando de concentrarse en caminar. -Es que sera un poco vergonzoso para Nobby si ella permite que se le suba a la cabeza, sin embargo -dijo Cheery. Slvenme de los borru borre borrachos charlatanes, pens Angua. Dijo: -S, pero que hay con la Srta. Empujacochecito? Ella le ha tirado algunos peces bastante caros a Nobby en todos estos aos. -Hemos asestado un golpe por la mujer fea -declar Sally en voz alta-. Zapatos, hombres, atades nunca aceptes el primero que veas. -Oh, zapatos -dijo Cheery-. Puedo hablar de zapatos. Han visto las nuevas sandalias de cobre slido de Yan Rocamartillo? -Eh, nosotras no vamos a un herrero a buscar calzado, querida -dijo Sally-. Oh creo que me voy a descomponer -Eso te pasa por estar bebiendo uva -dijo Angua maliciosamente. -Oh, ja ja -dijo la vampiro desde las sombras-. Estoy perfectamente bien con la sarcstica pausa "uva", gracias! Lo que no debera haber bebido son esas pegajosas bebidas con nombres inventados por personas con menos sentido del humor que, eh, perdn oh, noooo -Ests bien? -dijo Cheery. -Acabo de vomitar una pequea y divertida sombrilla de papel -Oh, cielos. -Y un chispero -Es usted, Sargento Angua? -dijo una voz en las tinieblas. Se abri una linterna, para iluminar el rostro del Agente Visita que se aproximaba. Cuando se acerc, ella pudo distinguir el grueso taco de panfletos bajo su otro brazo. -Hola, Lavaolla -dijo ella-. Qu pasa? - se ve como un limn estrujado -dijo una hmeda voz desde las sombras. -El Sr. Vimes me envi a investigar los bares de iniquidad y los bajos sitios del pecado en su busca -dijo Visita. -Y la literatura? -dijo Angua-. A propsito, las palabras nada personal podan haber sido fcilmente aadidas a la ltima frase. -Ya que tena que recorrer los templos del vicio, sargento, pens que poda hacer el sagrado trabajo de Om al mismo tiempo -dijo Visita, cuyo infatigable celo evanglico triunfaba sobre toda adversidad[23]. Algunas veces, todo un bar lleno de gente yaca en el suelo, con las luces apagadas, cuando lo escuchaban venir por la calle. Se escucharon sonidos de arcadas desde la oscuridad. -Afliccin a los que abusis de la vid -dijo el Agente Visita. Capt la expresin de Angua y aadi: -Sin nimo de ofender. -Hemos pasado a travs de todo eso -gimi Sally. -Qu es lo que l quiere, Lavaolla? -dijo Angua. -Es otra vez respecto al Valle de Koom. Quiere que vuelvan al Yard. -Pero estamos fuera de servicio! -se quej Sally. -Lo siento -dijo Visita alegremente-. Calculo que estn en servicio otra vez. -La historia de mi vida -dijo Cheery.

-Oh, bien. Supongo que es mejor que vayamos -dijo Angua, intentando ocultar su alivio. -Cuando dije la historia de mi vida, obviamente no quera decir toda la historia -farfull Cheery, aparentemente para s misma, mientras las segua hacia un mundo felizmente sin diversin. Los Ramkin nunca tiraban nada. Haba algo inquietante acerca de sus desvanes, y no era slo que tuvieran un leve aroma a paloma largamente muerta. Los Ramkin etiquetaban las cosas. Vimes haba estado en los grandes ticos en la avenida Bizcochito para buscar el caballo hamaca y la cuna y toda una caja de antiguos, pero muy queridos juguetes blandos, con olor a naftalina. Nada de lo que podra ser til otra vez se tiraba. Era cuidadosamente etiquetado y puesto en el tico. Apartando las telaraas con una mano y sosteniendo una linterna con la otra, Sybil los condujo pasando cajas de botas de hombres, varios; tteres ridculos, cuerdas y guantes, Modelo de Teatro y escenografa. Tal vez era sa la razn de su riqueza: compraban cosas fabricadas para durar, y ahora raramente tenan que comprar nada de nada. Excepto comida, desde luego, y aun entonces Vimes no se habra sorprendido de ver cajas etiquetadas corazones de manzana, varios o restos, necesitan ser terminados[24]. -Ah, aqu estamos -dijo Sybil, haciendo a un lado un conjunto de esgrima y palos de lacrosse. Sac a la luz un largo y grueso tubo. -No es en color, por supuesto -dijo, mientras llevado a mano de nuevo a las escaleras-. Eso habra tomado para siempre. Llevar el pesado paquete a la cantina requiri un poco de esfuerzo y una cierta cantidad de empujones, pero finalmente fue levantado hasta la mesa y el crujiente rollo quitado. Mientras Sir Reinaldo desenrollaba los grandes cuadrados de diez pies y se entusiasmaba, Vimes sac la copia en pequea escala que Sybil haba creado. Tena el tamao justo para caber sobre la mesa; le puso como pesa un jarro incrustado de un lado y un salero del otro. Las notas de Ladino eran una lectura triste. Y tambin dificultosa, porque haba un montn de ellas medio quemadas, y en todo caso parecan haber sido manuscritas por una araa en un trampoln durante un terremoto. El hombre estaba claramente tan loco como una cabra, escribiendo notas que quera mantener en secreto para el pollo; a veces haba dejado de escribir a la mitad de una nota como si pensara que el pollo estaba mirando. Al parecer l era una visin muy triste de ver hasta que tomaba un pincel, con el que trabajara muy tranquilamente y con un extrao brillo en sus facciones. Y sa fue su vida: un enorme lienzo oblongo. Metodia Ladino: naci, pint una famosa imagen, pens que era un pollo, muri. Habida cuenta de que el hombre no poda tocar fondo con un palo largo, cmo podra uno encontrarle sentido a algo que escribiera? La nica nota que pareca concisa, si bien era horrible, fue la generalmente aceptada como ltima, porque fue encontrada bajo su cuerpo desplomado. Deca: Auk! Auk! Ya llega! YA LLEGA! Estaba ahogado, con la garganta llena de plumas. Y sobre el lienzo, la ltima parte de la pintura an se estaba secando. El ojo de Vimes fue atrapado por el mensaje numerado, arbitrariamente, # 39: Yo pensaba que era un presagio de orientacin, pero grita en la noche. Un presagio de que? Y qu hay de # 143: "La oscuridad, en la oscuridad, como una estrella en cadenas? Vimes haba tomado nota de se. Haba tomado nota de muchos otros,

tambin. Pero lo peor acerca de ellos -o lo mejor, si uno est interesado en los misterioses que podan significar cualquier cosa. Uno puede escoger su propia teora. El hombre estaba medio muerto de hambre y con un miedo mortal a una gallina que viva en su cabeza. Tambin uno puede tratar de buscarle sentido a las gotas de lluvia. Vimes los hizo a un lado y se qued mirando el cuidadoso dibujo a lpiz. Aun en este tamao, era confuso. Al frente, las caras eran tan grandes que podas ver los poros en la nariz de un enano. A la distancia, Sybil haba copiado meticulosamente figuras de un cuarto de pulgada de alto. Se agitaban hachas y garrotes, se apuntaban lanzas, haba cargas y contracargas, y combates singulares. A todo lo largo de la imagen, los enanos y los trolls estaban trabados en feroz batalla, cortando y golpeando. Pens: Quin falta? -Sir Reinaldo, podra ayudarme? -dijo en voz baja, no fuera que el incipiente pensamiento echase cola y corriera. -Sh, comandante? -dijo el curador, aproximndose deprisa-. No es Dama Sybil la ms exquisita? -Ella es muy buena, s -dijo Vimes-. Dgame como saba Ladino todas estas cosas? -Hay muchas canciones enanas sobre ellas, y algunas historias troll. Oh, y algunos humanos fueron testigos. -De manera que Ladino podra haber ledo sobre la batalla? -Oh, s. Dejando aparte el hecho de que la puso en la parte equivocadah del valle, es bastante exacta. Vimes no apartaba la vista de la batalla de papel. -Alguien sabe porqu la puso en la parte equivocada? -pregunt. -Hay varias teorahs. Una dice que fue engaado por el hecho de que los enanos muertos fueron quemados en ese extremoh del valle, pero despus de la tormentah, all es donde los cuerpos terminaron. Haba tambin una gran cantidad de madera seca para las piras. Pero yo creo que eligi este extremo porque la vista es mucho mejor. Las montaas son tan dramticahs. Vimes se sent, mirando el bosquejo, deseando que entregara su secreto. El Sr. Brillo haba dicho que en pocas semanas todos conoceran el secreto. Por qu? -Sir Reinaldo, iba a suceder algo con la pintura en las dos siguientes semanas? -dijo. -Oh, sh -dijo el curador-. La bamos a instalar en su nueva sala. -Algo especial acerca de ella? -Ya se lo cont a su sargento, comandante -dijo el curador, con algo de reproche-. La sala es circular. Ladino siempre pretendi que fuera vista en redondo, de manera que el espectador poda estar all. Y yo estoy cerca de all, tambin, pens Vimes. -Creo que el cubo dijo a los enanos algo acerca del Valle de Koom -dijo, en una voz lejana, porque se senta como si ya se encontrara en el valle-. Les dijo que el lugar donde fue encontrado era importante. Incluso Ladino pens que era importante. Ellos necesitaban un mapa y Ladino pint uno, incluso si no lo saba. Fred? -Ssseor? -A los enanos no les preocupaba causar dao abajo de la pintura porque no contena nada importante. Es slo gente. La gente se mueve. -Pero, con respetoh, comandante, tambin lo hacen todos esos peascos -dijo Sir Reinaldo. -Ellos no importan. No importa cunto haya cambiado el valle, la pintura servir -dijo Vimes. El resplandor de la comprensin iluminaba su cerebro.

-Pero hasta los ros se mudan con los aos, y una gran cantidad de rocas ha rodadoh desde las montaas -dijo Sir Reinaldo-. Me han dicho que el rea no se ve as ahora. -Aun as -dijo Vimes con la misma voz soadora-, este mapa servir por miles de aos. No seala una roca, ni un hueco, ni una caverna, tan slo marca un punto. Puedo poner un alfiler en l. Esto es, si tuviera un alfiler. -Yo tengo uno! -dijo Sir Reinaldo triunfalmente, buscando en su solapa-. Encontr uno en la calle ayer, y por supuesto, todos conocemos el viejo dicho: Si ves un alfiler y lo levantas, todo el da -S, gracias -dijo Vimes, tomndolo. Camin hasta el extremo de la mesa, levant una punta de la pintura y la llev hasta el otro extremo de la mesa, con el pesado papel flameando tras l. Pinch los dos extremos juntos, levant el cilindro as formado y lo baj encima de su cabeza. -La verdad est en las montaas -dijo-. Durante aos usted ha estado mirando una lnea de montaas. En realidad es un crculo de montaas. -Pero ya lo sabah! -dijo Sir Reinaldo. -De cierta forma, seor, pero probablemente no lo comprendi hasta ahora, s? Ladino estaba parado sobre algo importante. -Bueno, s. Pero era una cavernah, comandante. l menciona especficamente una cavernah. Es por eso que la gente ha buscado a lo largo de las paredes del valle. La pinturah est ubicada justo en el medio, cerca del ro. -Entonces hay algo que todava no sabemos! -dijo Vimes, molesto porque un gran momento se haba convertido tan rpidamente en uno pequeo-. Voy a averiguar qu es cuando est all! Ya est. Lo haba dicho. Pero l saba que iba a ir all, lo haba sabido por cunto tiempo? Pareca como si desde siempre, pero pareca desde siempre ayer? Esta tarde? l podra ver el lugar con el ojo de su mente. Vimes en el Valle de Koom! Poda prcticamente saborear el aire! Poda or el rugido del ro, que corra fro como el hielo! -Sam -comenz Sybil. -No, esto tiene que ser resuelto -dijo Vimes rpidamente-. Ya no me importa el estpido secreto! Esos profundos han asesinado a nuestros enanos, recuerdas? Ellos piensan que la pintura es un mapa que pueden utilizar, y es por eso que iremos all. Tengo que ir tras ellos. -Mira, Sam, si -intent Sybil. -No nos podemos permitir una guerra entre los trolls y los enanos, querida. Ese asunto de la otra noche fue apenas una tonta lucha de pandillas. Una verdadera guerra en Ankh-Morpork hundir el lugar! Y de alguna manera, todo est relacionado con esto! -Estoy de acuerdo! Quiero ir tambin! -grit Sybil. -Adems, voy a estar perfectamente a salvo si Qu? - Vimes mir boquiabierto a su esposa mientras su engranaje mental arrancaba en reversa-. No, es demasiado peligroso! -Sam Vimes, he soado toda mi vida con visitar el Valle de Koom, de modo que no te atrevas a pensar por un momento que vas a salir correteando a verlo y dejarme en casa! -Yo no correteo! Nunca he correteado. No s cmo hacerlo! Ni siquiera tengo un corre! Pero pronto va a haber una guerra! -Entonces, voy a decirles que no estamos involucrados -dijo Sybil calma. -Eso no funcionar! -Entonces, no funcionar tampoco en Ankh-Morpork -dijo Sybil, con el aire de un jugador volteando astutamente cuatro enanos de una vez-. Sam, sabes que a sta la vas a

perder. No tiene sentido discutir. Adems, hablo enans. Nos llevaremos al Joven Sam, tambin. -No! -As que todo arreglado, entonces -dijo Sybil, al parecer, aquejada por una sordera sbita-. Si deseas alcanzar a los enanos, sugiero que salgamos lo antes posible. Sir Reinaldo se volvi hacia ella con la boca abierta. -Pero, Dama Sybil, los ejrcitos ya se estn concentrando all. No es lugar para una dama! Vimes hizo una mueca de dolor. Sybil se haba decidido. Iba a ser como observar al enano flameado por los dragones de nuevo. El pecho de Dama Sybil, que ella tena permitido poseer, creci cuando ella aspir profundamente y pareci levantarse un poco de la tierra. -Sir Reinaldo -dijo, con una porcin adicional de hielo-, en el Ao de los Piojos, mi bisabuela una vez cocin, personalmente, una cena para dieciocho en un reducto militar que estaba totalmente rodeado por sanguinarios Klatchianos, y ella fue capaz de incluir sorbete y nueces. Mi abuela, en el Ao del Mono Tranquilo, defendi nuestra embajada en Pseudopolis contra una multitud sin otra ayuda que la ofrecida por un jardinero, un loro domesticado y una sartn de grasa caliente. Mi difunta ta, cuando nuestro coche una vez fue detenido a punta de arco por dos bandoleros desesperados, les dio una charla tal que realmente escaparon llorando por sus madres, Sir Reinaldo, sus madres. No somos ajenos al peligro, Sir Reinaldo. Tambin quiero recordarles que muy probablemente la mitad de los enanos que lucharon en el Valle de Koom eran seoras. Nadie les dijo que se quedaran en casa! Queda resuelto, entonces, pens Vimes. Nosotros Maldita sea! -Capitn -dijo-, enva a alguien a encontrar al enano Grag Aporreadorson, quieres? Dle que el Comandante Vimes presenta sus saludos y que estar saliendo a primera hora de la maana. -Eh, de acuerdo, seor. Lo har -dijo Zanahoria. Cmo supo que yo ira?, se pregunt Vimes. Supongo que era inevitable. Pero podra habernos colgado a secar si hubiera dicho que habamos maltratado a ese enano. Y es uno de los alumnos del Sr. Brillo, apostara. Sera buena idea mantenerlo vigilado, tal vez Cundo dorma Lord Vetinari? Es de suponer que el hombre acuesta su cabeza en algn momento, razon Vimes. Todo el mundo duerme. Las cabezadas podan mantenerte por un tiempo, pero tarde o temprano, necesitas unas slidas ocho horas, verdad? Era casi la medianoche, y ah estaba Vetinari en su escritorio, fresco como una margarita y fro como el roco matutino. -Est seguro de esto, Vimes? -Zanahoria puede cuidar las cosas. Se han aquietado, de todos modos. Creo que la mayora de los perturbadores importantes se han dirigido al Valle de Koom. -Una buena razn, podra decirse, para que usted no vaya. Vimes, tengo agentes para este tipo de cosas. -Pero usted quera que los atrapase, seor! -protest Vimes. -En el Valle de Koom? En este momento? Llevar ahora una fuerza all podra tener consecuencias de largo alcance, Vimes! -Bien! Usted me dijo arrstrelos a la luz! En lo que a ellos les concierne, yo soy una consecuencia de largo alcance!

-Bueno, ciertamente -dijo Vetinari, despus de mirarlo ms tiempo del que a Vimes le era cmodo-. Y cuando haya llegado audazmente tan lejos, necesitar amigos. Voy a asegurarme de que el Bajo Rey sepa al menos de su presencia. -No se preocupe, lo averiguar bastante pronto -gru Vimes. -Oh s. No tengo ninguna duda. l tiene sus agentes en nuestra ciudad, al igual que yo los tengo en la suya. De modo que le voy a hacer la cortesa de decirle formalmente lo que en todo caso ya sabe. Eso se llama poltica, Vimes. Es algo que tratamos de hacer en el gobierno. -Pero espas? Pens que ramos amigos del Bajo Rey! -Por supuesto que lo somos -dijo Vetinari-. Y cuanto ms sepamos uno acerca del otro, ms amigos seguiremos siendo. Apenas nos molestamos en espiar a nuestros enemigos. Qu sentido tendra? Est Dama Sybil contenta de dejarlo ir? -Ella viene conmigo. Insisti. -Es seguro? -Es seguro aqu? -dijo Vimes, encogindose de hombros-. Han salido enanos del maldito piso! No se preocupe, mantendremos a ella y al Joven Sam fuera de peligro. Voy a llevar a Fred y a Nobby. Y quiero tener a Angua, Sally, Detritus y Cheery, tambin. Multi-especies, seor. Eso siempre ayuda a la poltica. -Y la Oscuridad Que Convoca? Qu hay de eso, Vimes? Oh, no me mire as. Es un tema comn entre los enanos. Uno de los enanos moribundos lanz una maldicin sobre todos los que estaban en la mina, me contaron. -Yo no saba sobre eso, seor -dijo Vimes, recurriendo a la expresin de madera, que tantas veces lo ayudaba a salir del paso-. Es mstica. No hacemos mstica en la Guardia. -No es una broma, Vimes. Es magia muy antigua, entiendo. Tan antigua, de hecho, que la mayora de los enanos ha olvidado que es magia. Y es poderosa. Los estar siguiendo. -Voy a buscar un gran ojo flotante con una cola, entonces -dijo Vimes-. Eso debera hacerlo ms fcil. -Vimes, s que debe ser consciente de que el smbolo no es la cosa en s -dijo el Patricio. -Ssseor. Lo s. Pero la magia no tiene lugar en el trabajo policial. No la utilizamos para encontrar culpables. No la utilizamos para obtener confesiones. Porque no se puede confiar en la maldita cosa, seor. Tiene mente propia. Si hay una maldicin persiguiendo a estos bastardos, bien, se es su problema. Pero si los encuentro primero, seor, entonces sern mis presos y tendr que pasar sobre m. -Vimes, el Archicanciller Ridcully me dice que l cree que puede tratarse de una cuasientidad demonaca que tiene incontables millones de aos! -He dicho mi parte, seor -dijo Vimes, clavando la mirada en un punto justo por encima de la cabeza de Lord Vetinari-. Y es mi deber atrapar a esas personas. Creo que pueden ayudarme con mis investigaciones. -Pero usted no tiene pruebas, Vimes. Y va a necesitar pruebas muy slidas. -Correcto. De modo que lo que quiero es traerlos de vuelta aqu, con los globos oculares en un cuerda o no. A ellos y a sus malditos guardias. Por lo tanto, puedo preguntar. Alguien me dir algo. -Y tambin ser a su satisfaccin personal? -dijo Vetinari cortante. -Es una pregunta con trampa, seor? -Bien hecho, bien hecho -dijo Vetinari suavemente-. Dama Sybil es una mujer notable, Vimes. -Ssseor. Lo es. Vimes sali.

Despus de un rato, el empleado principal de Vetinari, Nudodetambor, entr silenciosamente en la habitacin y coloc una taza de t frente a Vetinari. -Gracias, Nudodetambor. Estabas escuchando? -S, seor. El comandante pareca muy directo. -Ellos invadieron su casa, Nudodetambor. -Totalmente de acuerdo, seor. Vetinari se reclin hacia atrs y qued mirando al techo. -Dime, Nudodetambor, eres un hombre de apuestas? -He sido conocido por tener la pequea corazonada ocasional, seor. -Dado, entonces, un concurso entre una invisible y poderosa cosa casi demonaca de pura venganza, por un lado, y el comandante por el otro, apostaras, por ejemplo un dlar? -Yo no, seor. Parece algo que ira a un jurado. -S -afirm Vetinari, mirando pensativamente a la puerta cerrada-. S, efectivamente. Yo no uso la magia, pens Vimes, caminando a travs de la lluvia hacia la Universidad Invisible. Pero, a veces, digo mentiras. Evit la entrada principal y se dirigi con toda la circunspeccin posible al Paso Para Magos, donde, a mitad de camino, el acceso a la universidad para todos estaba disponible a travs de varios ladrillos sueltos. Generaciones de pcaros estudiantes borrachos lo haban utilizado para volver tarde en la noche. Ms tarde, se haban convertido en magos muy importantes y poderosos, con barba plena y estmagos ms plenos, pero nunca levantaron un dedo para que el muro fuese reparado. Era, despus de todo, Tradicional. Tampoco era habitualmente patrullada por los Langostas[25], que crean en la Tradicin, incluso ms que los magos. En esta ocasin, sin embargo, uno se esconda en las sombras, y salt cuando Vimes lo toc en el hombro. -Oh, es usted, Comandante Vimes, seor. Soy yo, seor, Wiggleigh, seor! El Archicanciller lo est esperando en la cabaa del jardinero, seor. Sgame, seor. Mam es la palabra, eh, seor? Vimes fue a la zaga de Wiggleigh a travs del oscuro y hmedo csped. Curiosamente, sin embargo, no se senta tan cansado ahora. Das y das de mal sueo y se senta muy fresco, de una manera borrosa. Era el olor de la caza, eso era. Tendra que pagarlo ms tarde. Wiggleigh, mirando primero a ambos lados con un aire de conspiracin que hubiera atrado la atencin inmediata si alguien estuviera observando, abri la puerta de la caseta del jardn. Adentro haba una gran figura esperando. -Comandante! -grit feliz-. Qu travesuras, eh? Muy de capa y espada! Slo una fuerte lluvia podra amortiguar la voz del Archicanciller Ridcully cuando se senta alegre. -Podra usted bajar la voz un poco, Archicanciller? -dijo Vimes, cerrando la puerta rpidamente. -Lo siento! Quiero decir, lo siento -dijo el mago-. Tome asiento. Los sacos de abono son bastante aceptables. Bueno, eh Cmo puedo ayudarlo, Sam? -Podemos convenir por ahora en que no puede? -dijo Vimes. -Intrigante. Contine -dijo Ridcully, inclinndose. -Usted sabe que no quiero utilizar la magia en la Guardia -continu Vimes. mientras se sentaba en la penumbra, una manguera enrollada lo embosc desde arriba, como suelen hacerlo, y tuvo que luchar con ella hasta ponerla en el piso.

-Lo s, seor, y lo respeto por ello, aunque estn los que creen que es un maldito tonto estpido. -Bueno -dijo Vimes, tratando de dejar atrs el maldito tonto estpido-, el hecho es que debo ir a Valle de Koom muy rpido. Eh verdaderamente muy rpido. -Uno podra decir mgicamente rpido? -dijo Ridcully. -Por as decirlo -dijo Vimes, inquieto. Realmente odiaba tener que hacerlo. Y sobre qu se sent? -Mmm -dijo Ridcully-. Pero sin, imagino, ningn abracadabra? Usted se ve incmodo, seor! Vimes alz triunfalmente una cebolla grande. -Lo siento -dijo, lanzndola a un lado-. No, definitivamente nada de cadabra. Posiblemente un pequeo Abra. Slo necesito una ventaja. Largaron un da antes que yo. -Ya veo. Viajar solo? -No, tendremos que ser once de nosotros. Dos coches. -Caramba! Y desaparecer en una bocanada de humo para reaparecer en otra parte, est -Fuera de la cuestin. Slo necesito -Una ventaja -dijo el mago-. S. Algo mgico en su causa, pero no en su efecto. Nada demasiado evidente. -Y sin posibilidad de que alguien se convierta en una rana o algo as -dijo Vimes rpidamente. -Por supuesto -dijo Ridcully. Dio una palmada-. Bueno, comandante, me temo que no podemos ayudarle. Inmiscuirse en cosas como sta no es lo que magia hace! -Baj su voz y continu-: Nosotros en particular no podremos ayudarle si usted mete los coches, vacos, en la parte de atrs, en, oh, digamos una hora? -Oh? Eh de acuerdo -dijo Vimes, tratando entender-. Usted no va a hacer que vuelen o algo as, verdad? -No vamos a hacer nada, comandante! -dijo Ridcully jovialmente, palmendole en la espalda-. Pens que estaba acordado! Y creo adems que debera irse ahora, aunque, por supuesto, de hecho, no ha estado aqu. Y tampoco yo. Digo, este asunto del espionaje es muy inteligente, eh? Cuando Vimes se hubo ido, Mustrum Ridcully se recost, encendi su pipa y, como una idea tarda, utiliz el final del fsforo para encender la linterna de vela en la mesa para macetas. El jardinero poda ponerse bastante spero si las personas desordenaban sus cosas, por lo que tal vez debera poner un poco de orden. Se qued mirando el suelo, donde una manguera y una cebolla cadas parecan, ante una mirada casual, como un gran globo ocular con una cola. La lluvia enfriaba a Vimes. Haba enfriado las calles, tambin. Tienes que estar realmente interesado para provocar disturbios en la lluvia. Adems, las noticias de la noche haban circulado. Nadie estaba seguro, por supuesto, y fue tal el efecto de Pelusas y Gran Martillo que una grande, si bien elemental, escuela de pensamiento haba quedado con dudas acerca de lo que haba sucedido realmente. Se haban despertado sintindose mal, verdad? Algo tiene que haber pasado. Y esta noche la lluvia era persistente, por lo que tal vez era mejor quedarse en el bar. Camin a travs de la mojada y susurrante oscuridad, la mente en llamas.

Qu tan rpido pueden viajar esos enanos? Algunos de ellos parecan bastante antiguos. Pero ellos tenan que ser duros y viejos. Aun as, ningn camino en esa direccin eran demasiado bueno, y un cuerpo slo puede tolerar cierta agitacin. Y Sybil llevara al Joven Sam. Eso era estpido, salvo que no era estpido, no despus de que los enanos haban irrumpido en tu hogar. Hogar es donde te tienes que sentir seguro. Si no te sientes seguro, no es tu hogar. Contra todo el sentido comn, estaba de acuerdo con Sybil. Hogar era donde ellos estaban juntos. Ella ya haba enviado un clac urgente a algunos antiguos amigos suyos que vivan cerca del valle, pareca pensar que iba a ser una especie de reunin familiar. Haba un grupo de enanos en una esquina, fuertemente armados. Tal vez todos los bares estaban colmados, o quizs necesitaban enfriarse tambin. Ninguna ley en contra de andar por ah, verdad? Error, gru Vimes, mientras se acercaba. Vengan, chicos. Digan algo mal. Cojan un arma. Muvanse ligeramente. Respiren fuerte. Denme algo que pueda ser interpretado como en legtima defensa". Ser mi palabra contra la suya, y cranme, muchachos, soy capaz de no dejarlos decir una sola maldita cosa. Los enanos echaron una clara mirada a la visin que se acercaba, entre halos de antorchas y niebla, y desaparecieron. Bien! La entidad conocida como la Oscuridad Que Convoca aceler a travs de las calles de la eterna noche, dejando atrs nebulosos edificios de la memoria que vacilaron a su paso. Ya estaba llegando, ya estaba llegando. Era tener que cambiar los hbitos de milenios, pero estaba buscando medios de entrar, aunque no fuesen ms grandes que ojos de cerraduras. Nunca antes haba tenido que trabajar tanto, nunca haba tenido que moverse tan rpido. Era estimulante. Pero siempre, cuando se detena junto a alguna reja o chimenea crepitante sin proteccin, escuchaba la persecucin. Era lenta, pero nunca dejaba de seguirle. Tarde o temprano, lo atrapara. Grag Aporreadorson se alojaba en un stano subdividido en Calle Barata. El alquiler no era mucho, pero haba que admitir que tampoco lo eran las comodidades: poda acostarse en su muy angosta cama y tocar las cuatro paredes, o ms bien tres paredes y una pesada cortina que separaba su pequeo espacio del de la familia de diecinueve enanos que ocupaba el resto del stano. Pero estaban incluidas las comidas y respetaban su privacidad. Haba algo en tener a un grag como inquilino, an si ste era bastante joven y mostraba el rostro. An impresionaba a los vecinos. Del otro lado de la cortina los nios se peleaban, un beb estaba llorando, y haba olor a cazuela de rata y col. Alguien estaba afilando un hacha. Y alguien ms estaba roncando. Para un enano de Ankh-Morpork, la soledad era algo que tenas que cultivar en tu interior. Unos libros y documentos llenaban el espacio que no era cama. La mesa de Aporreadorson era una tabla sobre sus rodillas. Estaba leyendo un libro maltratado, la cubierta mohosa y resquebrajada, y las runas que pasaban por debajo de sus ojos decan: No tiene fuerza en este mundo. Para cumplir cualquier propsito, la Oscuridad debe encontrar un campen, un ser vivo que pueda someterse a su voluntad Aporreadorson suspir. Haba ledo la frase una docena de veces con la esperanza de que pudiera significar algo ms que obvio. Copi las palabras en su cuaderno de todos modos. Luego puso el cuaderno en su bolsa, puso la bolsa a su espalda, fue y pag a Toin Estampapi dos semanas de alquiler por adelantado, y sali a la lluvia.

Vimes no recordaba haberse ido a dormir. No recordaba haber dormido. Surgi de la oscuridad cuando Zanahoria lo sacudi para despertarlo. -Los coches estn en el patio, Sr. Vimes! -Fwisup? -murmur Vimes, parpadeando en la luz. -Le he dicho a la gente que los carguen, seor, pero -Pero, qu? -Vimes se sent. -Creo que es mejor que venga a ver, seor. Cuando Vimes sali a la humedad del amanecer, dos coches estaban parados en el patio. Detritus estaba de brazos cruzados observando la carga, mientras se apoyaba en el Destrozador. Zanahoria se acerc a prisa cuando vio al comandante. -Se trata de los magos, seor -dijo-. Han hecho algo. Los coches parecan bastante normales para Vimes, y as lo dijo. -Oh, se ven bien -dijo Zanahoria. Puso su mano sobre el umbral de la puerta, y aadi-: Pero hacen esto -Levant el coche cargado sobre la cabeza. -No deberas ser capaz de hacer eso -dijo Vimes. -As es, seor -dijo Zanahoria, bajando suavemente el coche sobre los adoquines-. No se vuelve ms pesado con la gente adentro, tampoco. Y si viene por aqu, seor, han hecho algo a los caballos, tambin. -Alguna idea de lo que les han hecho, capitn? -Ninguna en absoluto, seor. Los coches estaban afuera de la universidad. Eglefino y yo los condujimos aqu. Muy ligeros, por supuesto. Son los arneses los que me preocupan. Vea aqu, seor. -Veo que el cuero es muy grueso -dijo Vimes-. Y qu son esas perillas de cobre? Algo mgico? -Podra ser, seor. Algo ocurre a trece millas por hora. No s qu. -Zanahoria acarici el costado del coche, que se desplaz-. La cosa es, seor, que no s cunta ventaja le da a usted. -Qu? Seguramente un coche sin peso -Oh, eso va a ayudarle, seor, sobre todo en las pendientes. Sin embargo, los caballos slo pueden ir tan rpido durante un tiempo, seor, y una vez que tenga el coche en movimiento es un peso rodante y no tanto un problema. -Trece millas por hora -musit Vimes-. Hmm. Eso es bastante rpido. -Bueno, el coche correo est haciendo nueve o diez millas por hora de promedio en muchos recorridos ahora -dijo Zanahoria-. Pero los caminos sern mucho peores cuando usted est cerca del Valle de Koom. -No creo que vayan a tener alas, verdad? -Creo que los magos lo habran dicho si fuesen a hacer algo as, seor. Pero hay algo curioso que debera mencionar, porque hay siete escobas clavadas debajo de cada coche. -Qu? Por qu no sacarlos simplemente flotando fuera del patio? -Magia, seor. Creo que slo para compensar el peso. -Demonios, s. Por qu no pens en eso? -dijo Vimes amargamente-. Y es por eso que no me gusta la magia, capitn. Porque es mgica. No puedes hacer preguntas, es magia. No explicas nada, es magia. No sabes de dnde viene, es magia! Eso es lo que no me gusta de la magia, que hace todo por arte de magia! -se es el factor importante, seor, no hay duda -dijo Zanahoria-. Voy a ver al ltimo de los embalajes, si me disculpa. Vimes mir los coches. Probablemente no debera haberlos llevado a los magos, pero que eleccin tena? Oh, probablemente podran haber enviado a Sam Vimes todo el

camino en un bocanada de humo y el parpadear de un ojo, pero quien habra llegado all, y quin regresara? Cmo se sabra si fue l? Estaba seguro de que se supone que la gente no desaparece as. Sam Vimes haba sido siempre, por naturaleza, un peatn. sa era la razn por la que llevara a Willikins tambin, porque saba conducir. Tambin haba demostrado a Vimes su capacidad para lanzar un cuchillo de pescado con tanta fuerza que era muy difcil sacarlo de la pared. En momentos como ste, a Vimes le gustaba ver una habilidad como sa en un mayordomo. -Disculpe, seor -dijo Detritus, detrs de l-. Podra hablar una palabra, personal? -S. Por supuesto -dijo Vimes. -Yo, eh, espero que lo que dije ayer en las celdas no fuera demasiado -No recuerdo una palabra de eso -dijo Vimes. Detritus pareca aliviado. -Gracias, seor. Eh Quiero llevar al jven Ladrillo con nosotros, seor. No tiene familiares aqu, ni siquiera sabe de qu clan es l. Se meter en problemas de nuevo si le quito el ojo. Y nunca ha visto las montaas. Nunca sali de la ciudad, siquiera! Haba una mirada suplicante en los ojos del troll. Vimes record que su matrimonio con Rub era feliz pero sin nios. -Bueno, no parece haber un problema de peso -afirm-. Muy bien. Pero debes mantenerlo vigilado, de acuerdo? El troll sonri de oreja a oreja. -Ssseor! Ver que no lo lamente, seor! -Desayuno, Sam! -llam Sybil, desde la puerta. Una sospecha desagradable se apoder de Vimes, y se apresur al otro coche, donde Zanahoria pona correas en la ltima bolsa. -Quin empaquet los alimentos? Sybil hizo el paquete de comida? -dijo. -Creo que s, seor. -Hay frutas? -dijo Vimes, sondeando el horror. -Creo que s, seor. Muchas. Y verduras. -Algo de tocino, no es cierto? -casi mendig Vimes-. Muy bueno para un largo viaje, el tocino. Viaja bien. -Creo que ha quedado en casa hoy -dijo Zanahoria-. Tengo que decirle, seor, que Dama Sybil ha averiguado sobre el acuerdo del sndwich de tocino. Ella dijo que le dijera que el juego termin, seor. -Yo soy el comandante por aqu, ya sabes -dijo Vimes, con la mayor hauteur que pudo lograr con el estmago vaco. -S, seor. Pero Dama Sybil, tiene una forma muy tranquila de ser firme, seor. -La tiene, verdad? -dijo Vimes mientras iba hacia el edificio-. Soy un hombre afortunado, sabes -aadi, por si acaso Zanahoria pudiera tener una impresin equivocada. -S, seor. Usted efectivamente lo es. -Capitn! Giraron. Alguien se apresuraba a travs de la puerta. Tena dos espadas atadas a la espalda. -Ah, Agente Especial Hancock -dijo Zanahoria, dando un paso adelante-. Tienes algo para m? -Eh, s, capitn -Hancock mir nerviosamente a Vimes. -Esto es oficial, Andy -dijo Vimes, tranquilizador. -No hay mucho para darle, seor. Pero he preguntado por ah, y una joven dama envi al menos dos mensajes auto-codificados a Bonk en la ltima semana. Esto significa que

va a la torre principal y se entrega a quien se presenta con la autorizacin correcta. No tenemos medio de saber quines son. -Bien hecho -dijo Zanahoria-. Alguna descripcin? -Jovencita, con el cabello corto, es lo mejor que pude conseguir. Firma el mensaje "Aicalas". Vimes lanz una risa. -Bueno, eso es todo. Gracias, Agente Especial Hancock, muchas gracias. -El delito en los clacs va a ser un problema creciente -dijo Zanahoria, con tristeza, cuando estuvieron solos de nuevo. -Muy probablemente, capitn -dijo Vimes-. Pero aqu y ahora sabemos que nuestra Sally no est siendo sincera con nosotros. -No podemos estar seguros de que sea ella, seor -dijo Zanahoria. -Oh, no? -dijo Vimes alegremente-. Esto me anima bastante. Es una de las menos conocidas deficiencias del vampiro. Nadie sabe porqu. Va con tener grandes ventanas y cortinas fcilmente desgarrables. Una especie de deseo de no muerte, se podra decir. Sin embargo, por inteligentes que sean, no pueden resistirse a pensar que nadie va a reconocer su nombre cuando lo escriben para atrs. Vamos. Vimes gir para dirigirse al edificio, y not una pequea figura de pie esperando pacientemente junto la puerta. Tena el aspecto de alguien que era muy feliz al esperar. l suspir. Yo negocio sin un hacha en la mano, eh? -Desayuno, seor Aporreadorson? -dijo. -Todo esto es bastante divertido -dijo Sybil una hora ms tarde, cuando los coches salan de la ciudad-. Te acuerdas de la ltima vez que fuimos de vacaciones, Sam? -sas no fueron realmente unas vacaciones, querida -dijo Vimes. Por encima de ellos, el Joven Sam oscilaba hacia adelante y hacia atrs en una pequea hamaca, arrullando. -Bueno, fue muy interesante, de todos modos -dijo Sybil. -S, querida. Unos hombres lobo intentando comerme. Vimes se sent. El coche estaba tapizado confortablemente y con buena suspensin. Por el momento, mientras zigzagueaban entre el trfico, la mgica prdida de peso era apenas perceptible. Acaso significaba algo? Qu tan rpido podra ir un montn de viejos enanos? Si realmente haban tomado un gran carromato, los coches los alcanzaran maana, cuando las montaas fueran todava una perspectiva lejana. En el nterin, por lo menos poda descansar. Sac un maltratado volumen titulado Paseando en el Valle de Koom, por Eric Ruedabrazo, un hombre que aparentemente haba caminado sobre casi todo lo fuera ms grande que una senda de ovejas en el Cercano Altos del Carnero[26]. Tena un mapa esquemtico, el nico mapa real del valle que Vimes haba visto. Eric no era un mal artista del dibujo. Valle de Koom bien, Valle de Koom era bsicamente un sumidero, eso era: casi treinta millas de piedra caliza blanda bordeada por montaas de roca ms dura, de modo que hubiera sido un can si no fuera tan amplia. Un extremo estaba casi sobre la nieve, el otro se fusionaba con las llanuras. Se deca que hasta las nubes se apartaban de la desolacin que era el Valle de Koom. Puede que lo hicieran, pero no importaba. El valle tena agua de todos modos, de la nieve derretida y los cientos de cascadas que se derramaban sobre las paredes de las montaas que la rodeaban. Una de esas cascadas, Lgrimas del Rey, tena media milla de altura. El Ro Koom no slo surga en este valle. Saltaba y bailaba en este valle. Para cuando llegaba a la mitad, era una confusin de aguas atronadoras que se unan y se apartaban

por siempre. Arratraban y arrojaban grandes piedras, y jugaban con rboles enteros, cados de los empapados bosques que colonizaban el material desmoronado que se alzaba contra las paredes. Se hundan en agujeros y brotaban de nuevo, a millas de distancia, como fuentes. No tenan un curso que pudiera representarse en un mapa; una buena tormenta arriba en las montaas poda arrastrar rocas del tamao de casas y medio bosque destrozado con la inundacin, bloqueando los huecos y formando represas. Algunas podan sobrevivir por aos, convirtindose en pequeas islas en las aguas inquietas, con bosquecillos y pequeos prados, y colonias de grandes aves. Entonces una roca clave sera desplazada por un ro azaroso, y en una hora todo se habra ido. Nada que no pudiera volar viva en el valle, al menos por mucho tiempo. Los enanos haban intentado domesticarlo antes de la primera batalla. No haba funcionado. Cientos de enanos y de trolls haban sido barridos en la famosa inundacin, y muchos jams haban sido hallados de nuevo. El Valle de Koom los haba tomado para meterlos en los hoyos y las cmaras y las cavernas, y los conservaba. Haba sitios en el valle donde un hombre poda dejar caer un corcho coloreado en el remolino de un hoyo y esperar ms de veinte minutos antes de que apareciese flotando en una fuente a una docena de yardas. Apenas haba algn sonido ahora. Quiz el sonido no poda seguir el ritmo. -Seor? -dijo suavemente Willikins. -S? -dijo Vimes, los ojos lacrimosos. -Nos tom menos de un minuto hacer la ltima milla. Tom el tiempo entre los hitos, seor. -Sesenta millas por hora? No seas tonto, hombre! Un coche no puede ir tan rpido! -Como usted diga, seor. Un hito destell al pasar. Con rabillo de su odo, Willikins escuch a Vimes contar por lo bajo hasta que, antes de mucho tiempo, otro hito se perdi detrs de ellos. -Magos, eh? -dijo Vimes dbilmente, mirando de nuevo hacia adelante. -En efecto, seor -dijo Willikins-. Puedo sugerir que una vez que pasemos a travs de Quirm nos dirijamos directamente a travs de la campia? -Las carreteras all son bastante malas, ya sabes -dijo Vimes. -As lo creo, seor. Sin embargo eso, de hecho, no importar -dijo el mayordomo, sin sacar los ojos de la carretera por delante. -Por qu no? Si tratamos de ir a una velocidad ms alta -Me refera oblicuamente, seor, al hecho de que no estamos precisamente tocando el suelo. Vimes, aferrndose con cuidado al pasamanos, espi por encima del borde. Las ruedas estaban girando libres. La carretera, justo debajo de ellos, era un borrn. Delante de ellos, el espritu del caballo galopaba serenamente hacia adelante. -Hay muchas posadas alrededor de Quirm- afirm-. Podramos, eh, parar para el almuerzo? -Desayuno tardo, seor! Coche correo adelante, seor! Sujtese! Un diminuto bloque cuadrado sobre el camino iba creciendo bastante rpido. Willikins sacudi las riendas, Vimes tuvo una visin momentnea de caballos encabritados, y el coche correo fue un punto en disminucin, pronto ocultado por el humo de las coles en llamas. -Los mojones estn pasando muy rpido ahora -observ Detritus, en tono conversacional. Detrs de l, Ladrillo yaca estirado sobre el techo del coche, con los ojos apretadamente cerrados; nunca haba estado en un mundo adonde el cielo segua

todo el camino hasta la tierra; haba dejado grabadas sus impresiones digitales en el pasamanos de bronce. -Podramos tratar de frenar? -dijo Vimes-. Cuidado! Un carro de heno! -Eso slo detiene el giro de las ruedas, seor! -grit Willikins, mientras el carro pasaba con un zuum y se perda en la distancia. -Intenta tirando un poco de las riendas! -A esta velocidad, seor? Vimes desliz la escotilla detrs de l. Sybil tena al Joven Sam sobre las rodillas, y estaba ponindole un abrigo de lana por la cabeza. -Est todo bien cario? -aventur. Ella levant la mirada y sonri. -Un viaje deliciosamente suave, Sam. No estamos yendo algo rpido? -Eh, podras, por favor, sentarte con tu espalda hacia los caballos? -dijo Sam-. Y agarrar fuerte al Joven Sam? Puede ponerse un poco movido. La observ cambiar de asiento. Despus cerr la escotilla y le grit a Willikins: -Ahora! Nada pareci ocurrir. En la mente de Vimes los hitos todava hacan zip zip, cuando pasaban. Entonces el mundo volador se hizo ms lento, mientras que en los campos a ambos lados cientos de coles ardientes saltaban hacia el cielo, dejando un rastro de humo aceitoso. El caballo de luz y aire desapareci y los verdaderos caballos descendieron suavemente hacia la carretera, pasando de estatuas a animales a todo galope sin tropezar. Oy un grito breve mientras el coche de atrs pasaba y se desviaba hacia un campo lleno de coliflores que, eventualmente, lo llevaron a una flatulenta detencin. Y luego la calma, a excepcin del ocasional sonido de la cada de una col. Detritus estaba reconfortando a Ladrillo, que no haba elegido un buen da para la abstinencia; se estaba volviendo roca congelada. Una alondra, en seguridad por arriba del alcance de las coles, cantaba en el cielo azul. Abajo, a excepcin del gimoteo de Ladrillo, todo estaba en silencio. Con la mente ausente, Vimes sac una hoja cocida a medias de su casco y la arroj lejos. -Bueno, eso fue divertido -dijo, con una voz algo distante. Baj con cuidado y abri la puerta del coche-. Todo el mundo est bien aqu? -dijo. -S. Por qu nos hemos detenido? -dijo Sybil. -Nos quedamos sin er, bueno, slo se agot -dijo Vimes-. Ser mejor que vaya y compruebe que todos los dems estn bien El hito cercano proclamada que faltaban dos millas para Quirm. Vimes pesc a Grosella mientras un repollo al rojo vivo caa en el camino detrs de l. -Buenos das! -dijo brillantemente al sorprendido diablillo-. Qu hora es, por favor? -Er nueve minutos para las ocho, Insertar Nombre Aqu -dijo el diablillo. -Por lo tanto, esto significara una velocidad ligeramente superior a una milla por minuto -musit Vimes-. Muy bien. Movindose como un sonmbulo, entr en el campo al otro lado de la carretera y sigui el rastro de verduras al vapor hasta que lleg al otro coche. La gente estaba bajando de l. -Todo el mundo est bien? -dijo-. El desayuno de hoy ser col hervida, repollo cocido, repollo frito -Se hizo a un lado con elegancia mientras una coliflor hirviente chocaba con el suelo y explotaba-, y Coliflor Sorpresa. Dnde est Fred? -Buscando un lugar donde vomitar -dijo Angua.

-Buen hombre. Vamos a tomar un minuto o dos para descansar aqu, creo. -Con eso, Sam Vimes camin de vuelta al mojn, se sent junto a l, le puso sus brazos alrededor, y lo apret fuerte hasta que se sinti mejor. Podra alcanzar a los enanos mucho antes de que estn cerca del Valle de Koom. Demonios, a la velocidad que hemos hecho tendras que fijarte en caso de que chocaras con su parte trasera! El pensamiento le dio la lata a Vimes mientras Willikins llevaba el coche, a una velocidad muy tranquila, fuera de Quirm y luego, en un claro de la carretera, desataba el caballo de fuerza oculta, hasta que rodaron a cuarenta millas por hora. Eso pareca bastante rpido. Nadie estaba herido, despus de todo. Poda llegar al Valle de Koom por la noche! S, pero se no era el plan. Bien, pens, pero cul es el plan, exactamente? Bueno, ayudaba que Sybil conociera ms o menos a todo el mundo, o al menos a todos los que eran mujeres de una cierta edad y que haban ido a la Escuela para Jvenes Damas de Quirm, al mismo tiempo que Sybil. Pareca haber cientos de ellas. Todas parecan tener nombres como Conejita o Burbujas, se mantenan en contacto meticulosamente, se haban casado todas con hombres influyentes o poderosos, todas se abrazaban unas a otras cuando se reunan y luego hablaban de los buenos viejos tiempos en Form 3b o lo que sea, y si actuaban juntas, probablemente podran regir el mundo o, se le ocurri a Vimes, podra ser que ya lo estuvieran haciendo. Eran Damas Que Organizan. Vimes hizo todo lo que pudo, pero nunca podra mantenerse al tanto de todas ellas. Una red de correspondencia la una, y l se maravillaba por la capacidad de Sybil de interesarse por los problemas de un nio -que nunca conoci- de una mujer que no haba visto desde hace haca veinticinco aos. Era una cosa de mujeres. Por lo que se quedaran en la ciudad cerca del pie del valle con una dama actualmente conocida por l slo como Bunty, cuyo marido era el magistrado local. Segn Sybil, tena su propia fuerza de polica. Vimes tradujo, en la privacidad de su cabeza, como que tiene su propia banda de rufianes, desdentados, malolientes ladrones, ya que es lo que generalmente se tiene en estos pequeos pueblos. An as, podra ser til. Ms all de eso no haba plan. Pretenda encontrar a los enanos, y capturar y llevar a todos los que fuera posible a Ankh-Morpork. Pero eso era una intencin, no un plan. Era una firme intencin, pens. Cinco personas haban sido asesinadas. No podas simplemente volver la espalda. Los llevara de vuelta, los encerrara y les tirara de todo para ver qu quedaba pegado. Dudaba que tuviesen muchos amigos ahora. Por supuesto, estaba la poltica, siempre estaba, pero al menos la gente sabra que haba hecho todo lo que poda, y era lo mejor que poda. Y con un poco de suerte, eso detendra a cualquier otro que tuviese ideas divertidas. Y despus estaba el condenado Secreto, pero se le ocurri que si lo hallaba, y simplemente era la prueba de que los enanos emboscaron a los trolls, o que los trolls emboscaron a los enanos, o ambos se emboscaron al mismo tiempo, poda simplemente dejarlo caer por un agujero. Eso realmente no cambiara nada. Y difcilmente sera una olla de oro; la gente no lleva un montn de dinero a los campos de batalla, porque no hay dnde gastarlo. De todos modos, haba tenido un buen comienzo. Haban recuperado algn tiempo, no? Podran mantener un ritmo veloz y cambiar los caballos en cada posada, verdad? Por qu intentaba persuadirse a s mismo? Tena sentido bajar la velocidad. Ir rpido era peligroso. -Si seguimos a este ritmo podramos llegar pasado maana, verdad? -pregunt a Willikins, mientras pasaban entre las jvenes hileras de maz.

-Si usted lo dice, seor -dijo Willikins. Vimes tom nota de la pizca de diplomacia. -No lo crees? -dijo-. Vamos, puedes decir lo que piensas! -Bueno, seor, esos enanos quieren llegar rpido, no cree? -dijo Willikins. -As lo espero. No creo que quieran quedarse por all. Y? -Slo estoy sorprendido de que usted piense que van a utilizar la carretera, seor. Podran utilizar escobas, no cree? -Supongo que s -admiti Vimes-. Pero el Archicanciller me hubiera dicho si lo hubieran hecho, sin duda. -Con su perdn, seor, pero qu negocio sera se? Ellos no tendran que haber molestado a los caballeros de la Universidad. Todo el mundo sabe que las mejores escobas son hechas por los enanos, en Cabezadecobre. Los coches continuaron rodando. Despus de un rato, Vimes observ, con la voz de alguien que ha estado pensando profundamente: -Ellos han tenido que viajar de noche, pienso. De otra forma seran vistos. -Muy cierto, seor -dijo Willikins, mirando hacia delante. Hubo otro silencio pensativo. -Crees que esta cosa puede saltar cercas? -dijo Vimes. -Me juego a darle una oportunidad, seor -dijo Willikins-. Creo que los magos pensaron en todo esto. -Y que tan rpido crees que podras ir, en aras de la argumentacin? -dijo Vimes. -No lo s, seor. Pero tengo la sensacin de que podra ser muy rpido. A cien millas por hora, tal vez? -De verdad lo crees? Eso significa que podras hacer la mitad del camino en un par de horas! -Bueno, usted ha dicho que quera llegar rpido, seor -dijo Willikins. Esta vez el silencio fue ms largo antes de que Vimes dijera: -Bien, para en algn lugar. Quiero asegurarme de que todo el mundo sabe lo que vamos a hacer. -Me alegra hacerlo, seor -dijo Willikins-. Eso me dar una oportunidad de atarme el sombrero. Lo que mas record Vimes de ese viaje -y haba mucho que quera olvidar- era el silencio. Y la suavidad. Oh, poda sentir el viento en su cara, pero era slo una brisa, aun cuando la tierra era una niebla plana y verde. El aire se daba forma a s mismo a su alrededor. Cuando Vimes experimentalmente mantuvo un trozo de papel un pie por encima de su cabeza, ste vol en un instante. El maz explot tambin. A medida que el coche se acercaba, los brotes crecan de la tierra como si fueran arrastrados y, a continuacin, explotaban como fuegos artificiales. El cinturn de maz fue dando paso a la ganadera cuando Willikins dijo: -Usted sabe, seor, esto se conduce a s mismo. Vea. Baj las riendas cuando un parche de bosque se acerc. El grito apenas se haba formado en la garganta de Vimes antes de que el coche hiciera una curva alrededor del bosque y luego volviera delicadamente sobre su curso original. -No hagas eso otra vez, por favor! -dijo Vimes. -Muy bien, seor, pero es autodireccin. Creo que no podra hacerlo chocar contra nada. -No lo intentes! -dijo rpidamente Vimes-. Y juro que vi una vaca explotar all atrs! Mantnnos alejados de las ciudades y personas, quieres?

Detrs del coche, nabos y rocas saltaban en el aire y rebotaban en la direccin opuesta. Vimes esperaba no meterse en problemas por eso[27]. La otra cosa que not fue que el paisaje por delante era extraamente azulado, mientras que detrs de ellos tena un tinte relativamente rojo. No quiso sealarlo, sin embargo, en caso de que sonara raro. Tuvieron que parar dos veces para obtener direcciones, y faltaban veinte millas para el Valle de Koom a las cinco y media. Haba una posada. Se sentaron afuera en el patio. Nadie hablaba mucho. Aparte de Willikins, hambriento de velocidad, los nicos no afectados por el viaje eran Sybil y el Joven Sam, que pareca muy feliz, y Detritus, que haba visto el mundo pasar rozando con todos los signos de disfrutar. Ladrillo todava estaba cara abajo en el techo del coche, sujetndose muy fuerte. -Diez horas -afirm Fred Coln-. Y eso incluye el almuerzo y la parada para estar mareados. No lo puedo creer -No creo que se suponga que la gente vaya tan rpido -gimi Nobby-. Siento que mi cerebro an est en casa. -Bueno, si vamos a tener que esperar a que te alcance, Nobby, voy a comprar una casa aqu, o no? -dijo Fred. Los nervios estaban deshilachados, los cerebros corran por detrs sta es la razn por la que no me gusta la magia, pens Vimes. Pero aqu estamos, y es increble la forma en que la cerveza de la posada ha ayudado a la recuperacin. -Podramos incluso echarle vistazo general al Valle de Koom antes de que oscurezca -aventur, ante los quejidos generales. -No, Sam! Todo el mundo necesita de una comida y un descanso! -dijo Sybil-. Entremos a la ciudad como gente decente, muy lentamente, y todos estarn frescos para maana. -Dama Sybil tiene razn, comandante -dijo Aporreadorson-. Yo no aconsejara ir hasta el valle por la noche, incluso en esta poca del ao. Es muy fcil perderse. -En un valle? -dijo Vimes. -S, seor -repic Cheery-. Ya ver por qu, seor. Y normalmente, si te pierdes, mueres. En la tranquila entrada a la ciudad, y porque eran las seis, Vimes ley Dnde est mi vaca? al Joven Sam. De hecho, se convirti en un esfuerzo comunal. Cheery se ocup de los ruidos del pollo, un rea en la que Vimes se senta un poco deficiente, y Detritus emiti un Hruuugh! que sacudi las ventanas. Grag Aporreadorson, contra todas las expectativas, logr un muy pasable cerdo. Para el Joven Sam, observando con los ojos como platos, era de hecho el Espectculo del Ao. Bunty se sorprendi al verlos tan pronto, pero las Damas Que Organizan rara vez son sorprendidas por los huspedes que llegan inesperadamente temprano. Result que Bunty era Berenice Waynesbury, de soltera Ratonpadre, lo que debe haber supuesto un alivio, con una hija que estaba casada y viva justo en las afueras de Quirm y un hijo que haba tenido que ir a XXXX muy de prisa por un completo malentendido, pero que ahora se dedicaba a las ovejas en gran escala y esperaba que Sybil y, por supuesto, Su Gracia pudieran permanecer hasta el sbado, porque haba invitado a todo el mundo y no era el Joven Sam simplemente adorable y as sucesivamente, hasta llegar a y hemos limpiado uno de los establos para sus trolls", lo cual dijo con una sonrisa feliz. Antes de que Sybil o Vimes pudieran decir una palabra, Detritus se haba quitado el casco y se inclin. -Gracias mucho, seora -afirm gravemente-. Sabe, a veces la gente se olvida de limpiar antes. Son pequeos toques que significan mucho.

-Vaya, gracias, -dijo Bunty-. Qu encantador. Eh, nunca haba visto a un troll usando ropa -Puedo sacar si gusta -dijo Detritus. En ese punto Sybil tom a Bunty suavemente por el brazo y le dijo-: Permteme presentarte a todos los dems El seor Waynesbury, el magistrado, no era el tipo venal que Vimes haba esperado. Era delgado, alto, y no hablaba mucho, y pasaba su tiempo en casa, en un estudio lleno de libros de leyes, pipas y aparejos de pesca; dispensaba justicia en las maanas, pescaba durante la tarde, y caritativamente perdon a Vimes por su total falta de inters en las moscas secas. El pueblo de Jamon-sobre-el-Koom obtena una buena vida del ro. Cuando el Koom golpeaba las llanuras, se ampliaba y era ms lento y estaba ms lleno de peces que una lata de sardinas. Las marismas se extendan a ambos lados, tambin, con profundos y escondidos lagos que eran el hogar y sitio de alimentacin de numerosas aves. Oh y estaban los crneos, tambin. -Yo soy el mdico forense tambin -dijo el Sr. Waynesbury a Vimes mientras abra un armario en su escritorio-. Recibimos unos pocos huesos trados por el ro cada primavera. La mayora de turistas, por supuesto. Realmente no escuchan consejos, por desgracia. Pero a veces tenemos cosas que tienen ms inters histrico. -Puso un crneo de enano sobre el escritorio de cuero-. Alrededor de un centenar de aos -afirm-. Desde la ltima gran batalla, hace cien aos. Nos llega algn ocasional trozo de armadura, tambin. Ponemos todo en el osario y de vez en cuando los enanos o los trolls vienen con un carrito para ordenarlos y llevrselos. Ellos lo toman muy en serio. -Algn tesoro? -dijo Vimes. -Ja. No que me hayan dicho. Pero me gustara saber si haba algo grande. -El magistrado suspir-. Cada ao viene gente a buscarlo. A veces tienen suerte. -Encuentran oro? -No, pero regresan con vida. Los otros? Aparecern con el ro desde las cuevas, en la plenitud de los tiempos. -Seleccion una pipa de un soporte en su escritorio y comenz a llenarla-. Me sorprende que nadie considere necesario llevar armas hasta el valle. Los matar en un periquete. Va a llevar uno de mis chicos, comandante? -Tengo mi propia gua -dijo Vimes y, a continuacin, aadi-: Pero, gracias. El seor Waynesbury dio una bocanada a su pipa. -Como lo desee, por supuesto -dijo-. Observar el ro, en todo caso. Angua y Sally haban sido puestas en el mismo dormitorio. Angua trat de sentirse bien acerca de eso. La mujer no saba. De todos modos, era bueno meterse entre sbanas limpias, incluso si la habitacin tena un ligero olor humedad. Ms humedad, menos vampiro, pens, mira el lado bueno. En la oscuridad, ella abri un ojo. Alguien se haba movido silenciosamente a travs de la habitacin. No haba hecho ningn ruido; sin embargo, su paso haba agitado el aire y cambiado la textura de los sutiles sonidos de la noche. Estaba en la ventana ahora. Estaba cerrada, y ese leve ruido era probablemente el pasador al deslizarse. Fue fcil saber cuando la ventana se abra: nuevos aromas inundaron el aire. Se escuch un crujido que, posiblemente, slo un hombre lobo habra odo, seguido por el repentino susurro de muchas alas coriceas. Pequeas alas coriceas. Angua cerr los ojos de nuevo. La pequea vampiro! Tal vez ya deba no prestarle ms atencin? No tena sentido tratar de seguirla, de todos modos. Debati sobre la conveniencia de cerrar la ventana y trabar la puerta, slo para ver qu excusas

inventaba, pero desestim la idea. No era bueno tampoco decirle al Sr. Vimes, todava. Qu podra probar? Todo sera adjudicado a la cosa lobo/vampiro Y ahora el Valle de Koom se extenda por delante de Vimes, y pudo ver por qu no haba hecho planes. Uno no puede hacer planes para el Valle de Koom. El Valle de Koom se re de ellos. Los empuja, como haba empujado las carreteras. -Por supuesto, usted est vindolo en la mejor poca del ao -afirm Cheery. -Por mejor quieres decir? -pidi Vimes. -Bueno, no est en realidad tratando de matarnos, seor. Y estn las aves. Y cuando el sol est bien, uno ve algunos maravillosos arcos iris. Haba un montn de aves. Los insectos se multiplicaban como locos en los anchos y superficiales charcos y embalses que llenaban el suelo del valle a fines de primavera. La mayora de ellos se secaban en verano, pero por ahora el Valle de Koom era un banquete de cosas que hacan bzz". Y las aves haban llegado desde las llanuras para la fiesta. Vimes no era bueno en aves, pero la mayora pareca golondrinas, millones de ellas. Haba nidos en el acantilado ms cercano, a una buena media milla de distancia, y Vimes poda orlas charlar desde aqu. Y donde rboles y rocas se haban apilado en una presa, haban brotado rboles jvenes y plantas verdes. Por debajo de la estrecha senda que la partida haba tomado, las aguas brotaban desde media docena de cuevas y se unan para formar una cascada salvaje hacia la llanura. -Est todo tan tan lleno de vida -dijo Angua-. Pens que sera tan slo roca estril! -Esto se parece al lugar de la batalla-afirm Detritus, el roco brillando en su piel-. Mi padre me trajo hasta aqu cuando venamos a la ciudad. Me mostr este tipo de lugar rocoso, me golpe en la cabeza, y dijo: "Recuerda". -Recuerda qu? -dijo Sally. -No lo dijo. Por lo tanto, sabes, recuerdo en general. No me esperaba esto, pensaba Vimes. Es tan catico. Oh, bueno, vayamos lejos de la pared del acantilado, por lo menos. Todos estos condenadamente grandes cantos rodados deben haber llegado de alguna parte. -Puedo oler humo -anunci Angua despus de un rato, mientras se abran camino inestablemente a travs de los escombros. -Fuegos de campamento arriba del valle -afirm Cheery-. Llegadas anticipadas, creo. -Te refieres a que las personas hacen cola por un lugar en la batalla? -dijo Vimes-. Cuidado con esta roca, es resbaladiza. -Oh, s. Los combates no se inician hasta el Da de Valle de Koom. Eso es maana. -Maldicin, perd la senda. Nos afectar a nosotros aqu abajo? Aporreadorson tosi educadamente. -No lo creo, comandante. Esta zona es demasiado peligrosa para luchar. -Bueno, s, puedo ver que sera terrible si alguien se lastimase -dijo Vimes, trepando un largo montn de madera podrida-. Eso estropeara el da para todos. Recreacin Histrica, pens con tristeza, mientras se abran camino a travs, abajo, por encima o por en medio de las rocas y montones de madera astillada plenas de insectos, con riachuelos corriendo por todas partes. Slo que nosotros lo hacemos con gente disfrazada y corriendo con armas contundentes, y gente vendiendo perros calientes, y nias que se sienten miserables, ya que slo pueden vestir como sirvientas, al ser el nico trabajo disponible para las mujeres en los das antiguos. Pero los enanos y los trolls ellos combatan realmente de nuevo. Quizs pensaban que si peleaban la cantidad suficiente de veces lo haran bien? Ahora haba un agujero en la senda delante de l, medio bloqueado con los desechos del invierno, pero an as alcanzaba a tragar todo un arroyuelo. Se verta, espumoso, en las

profundidades. Se escuchaba un ruido resonante, muy por debajo. Cuando se arrodill y toc el agua, era tan fra que picaba. -S, cuidado con los sumideros, comandante -dijo Aporreadorson-. Esto es piedra caliza. El agua se la lleva lejos con bastante rapidez. Probablemente veremos algunos mucho ms grandes. A menudo estn ocultos por desechos podridos. Mire donde pisa. -No se bloquean? -Oh, s, seor. Usted ha visto el tamao de las piedras que ruedan por aqu. -Debe ser como un gigantesco juego de billar! -Algo como eso, supongo -dijo Aporreadorson cuidadosamente. Despus de diez minutos, Vimes se sent en un tronco, se quit el casco, sac un gran pauelo rojo y sec su frente. -Hace cada vez ms calor -dijo-. Y todo en este maldito lugar se ve igual Ay! -Se abofete la mueca. -Los mosquitos pueden ser un poco extremos, seor -dijo Cheery-. Se dice que cuando pican muy duro, hay una tormenta. Ambos miraron a las montaas. Haba una neblina de color amarillo en el otro extremo del valle, y nubes entre los picos. -Oh, bueno -dijo Vimes-. Porque siento como que esa mordida lleg al hueso. -Yo no me preocupara demasiado, comandante -dijo Cheery-. La gran tormenta de Valle de Koom fue un suceso de una-vez-en-la-vida. -Sin duda es toda una vida si te pesc -dijo Vimes-. Este lugar maldito me pone los nervios de punta, no me importa admitirlo. Ya haba llegado el resto de la plantilla. Sally y Detritus padecan visiblemente el calor. El vampiro se sent a la sombra de una gran roca sin decir nada. Ladrillo se tir cerca de la corriente helada y meti su cabeza en ella. -Me temo que no soy de mucha ayuda aqu, seor -dijo Angua-. Puedo oler enano, pero eso es todo. Hay demasiado maldita agua por todas partes! -Tal vez no necesitemos tu nariz -dijo Vimes. Descolg el tubo que contena el boceto de Sybil, desenroll el dibujo y uni los extremos. -Dme una mano con esto, Cheery -dijo-. Todos los dems, descansen un poco. Y no se ran. Se pas el anillo de montaas por encima de su cabeza. Escuch una tos de Angua, que pretendi ignorar. -Bueno -dijo Vimes, girando el rgido papel para tener las montaas alineadas justo por encima de sus contornos dibujados-. Eso es Cabezadecobre all y Cori Celeste all y se alinean bastante bien contra el dibujo. Prcticamente estamos encima de l ya! -No realmente, comandante -dijo Aporreadorson, detrs de l-. Ambos estn a casi cuatrocientas millas de distancia. Se veran casi iguales desde cualquier lugar en esta parte del valle. Tiene que mirar los picos prximos. Vimes gir. -Muy bien. Qu es eso que se ve realmente escarpado sobre el lado izquierdo? -Eso es El Rey, seor -dijo Cheery-. Est a unas diez millas de distancia. -De veras? Se ve ms cerca Vimes encontr la montaa en el dibujo. -Y uno ms pequeo por all? -dijo-. Uno con dos picos? -No s el nombre, seor, pero puedo ver el que quiere sealar. -Son demasiado pequeos y demasiado prximos entre s -murmur Vimes. -Entonces, camine hacia ellos, seor. Cuide dnde pone los pies. Slo pise sobre roca desnuda. Mantngase lejos de cualquier montn de escombros. El grag est en lo cierto. Podra estar sobre un viejo sumidero y usted podra caer a travs de l.

-Muy bien. A mitad de camino entre ellos est ese gracioso afloramiento. Me dirijo directamente hacia l. Mira donde estoy poniendo mis pies tambin, quieres? Tratando de mantener el papel nivelado, tropezando en las rocas y chapoteando a travs de riachuelos helados, Vimes camin el valle solitario -Infierno y condenacin! -Seor? Vimes se asom por encima de su anillo de papel. -Perd El Rey. Ese maldito y enorme borde de piedra est en el camino. Espera puedo ver la montaa con el trozo que falta Pareca tan simple. Habra sido simple si el Valle de Koom hubiese sido plano y no lleno de basuras como la pista de bolos de los dioses. En algunos lugares tuvieron que retroceder a causa de las murallas de troncos, enmaraadas, apestosas y llenas de mosquitos, que bloqueaban el camino. O la barrera era una pared de rocas del largo de una calle. O era una amplia caldera tronante de agua blanca, llena de niebla, que en cualquier otra parte habra tenido un nombre como La Caldera Del Diablo, pero aqu no lo tena porque esto era el Valle de Koom, y para el Valle de Koom simplemente no haba suficientes diablos, y no habra suficientes para las calderas. Y las moscas picaban, el sol brillaba y la madera podrida y el aire hmedo y la falta de viento creaban un pegajoso miasma, como de pantano, que pareca debilitar los msculos. No es de extraar que lucharan en el otro extremo del valle, pens Vimes. Haba aire y viento all arriba. Al menos estaran cmodos. A veces haban salido a un tramo que se pareca a la escena que haba pintado Metodia Ladino, pero las montaas cercanas no coincidan, y se perdan de nuevo en el laberinto. Tenas que desviarte y, a continuacin, desviarte del desvo. Vimes por fin se sent sobre un desteido tronco que se deshaca y dej el papel a un lado. -Debemos haberlo pasado por alto -dijo, jadeante-. O Ladino no dibuj las montaas bastante bien. O quizs incluso un trozo de la montaa cay en los ltimos cien aos. Podra haber sucedido. Podramos estar a veinte pies de distancia de lo que sea que estamos buscando y no verlo. -Le peg a un mosquito en la mueca. -Algrese, seor, creo que estamos bastante cerca -dijo Cheery. -Por qu? Qu te hace pensarlo? -dijo Vimes, secndose la frente. -Porque creo que puede estar sentado sobre la pintura, seor. Est muy sucia, pero me parece lienzo enrollado. Vimes se levant rpidamente e inspeccion el tronco. Dio vuelta una esquina de lo que l haba tomado por corteza pelada amarillo-griscea para revelar pintura en el otro lado. -Y esos troncos por ah -comenz Cheery, pero se detuvo porque Vimes haba puesto un dedo en sus labios. En efecto, haba cerca algunos rboles de pino jvenes, largos y delgados, despojados de todas las ramas. Habran pasado desapercibidos si no fuera por la presencia de la pintura enrollada. Hicieron justo lo que hicimos, pens Vimes. Fue probablemente ms fcil, si es que haba suficientes enanos para sostener la pintura; las montaas estaran adecuadamente coloreadas, no slo lneas de lpiz, y sera ms exacto sobre el lienzo ms grande. Ellos pudieron tomarse su tiempo, tambin. Pensaban que estaban muy por delante de m. Todos estaban preocupados por cierto maldito smbolo mstico. Esgrimi su espada e hizo seas a Cheery de seguirlo.

Hay no slo enanos oscuros aqu, entonces, pens, arrastrndose alrededor de las rocas cercanas. No se quedaran aqu afuera a la luz del da. As que vamos a ver cuantos permanecen de guardia Ninguno, result. Era como un anticlmax. Ms all de las rocas estaba el punto X que habran marcado, si hubiera habido una X. Tienen que haber sido realmente confiados, comprendi Vimes. Por el aspecto, haban movido toneladas de roca y troncos destrozados, y ah estaban las palancas para probarlo. Ahora sera un buen momento para que Angua y los otros nos alcancen, decidi. Delante de ellos haba un agujero de unos seis pies de ancho. Una barra de acero estaba cruzada a travs de l, asentada en dos ranuras recin talladas, y desde la barra una slida cuerda desapareca en las profundidades. De muy por debajo vena el tronar de oscuras aguas. -El Sr. Ladino debe haber sido un hombre valiente para pararse aqu -dijo Vimes. -Supongo que hace cien aos era un agujero taponado-afirm Cheery. -Te dir qu -dijo Vimes, pateando una piedra a la oscuridad-. Imagina que soy un hombre de ciudad que no sabe una maldita cosa acerca de cuevas, quieres? -Es lo que uno obtiene cuando se bloquea un agujero, seor -dijo Cheery pacientemente-. El Sr. Ladino probablemente tuvo que bajar hasta un tapn de desechos. ste es el lugar. As que aqu es donde l encontr el cubo que hablaba, pens Vimes. Haciendo caso omiso de las protestas de Cheery, porque l era el comandante aqu, se colg de la cuerda y baj unos pocos pies. All, escondido bajo el borde del agujero, un corto pedazo de hierro se oxidaba en la roca. Algunos eslabones de una cadena oxidada colgaban de ella. Canta encadenado -Haba una nota acerca de que la cosa estaba encadenada -dijo-. Bueno, hay algo de cadena aqu, y lo que podra ser el mango de un cuchillo! -Acero de Enano, seor! -dijo Cheery en tono reproche-. Dura mucho. -Podra durar todo ese tiempo? -Oh, s. Pienso que el sumidero se convirti en fuente durante un tiempo despus de Ladino, y retir el tapn. Ese tipo de cosas sucede todo el tiempo en el Valle de Koo Eh, qu est haciendo, seor? Vimes estaba mirando hacia abajo en la oscuridad. Debajo, ocultas y oscuras aguas se batan. De modo que el mensajero trep por este agujero, pens. Dnde ocultar el cubo con seguridad? Podra haber trolls arriba? Pero un enano combatiente tendra un pual, sin duda, y les encantan las cadenas. S aqu sera un buen lugar. Y habra de volver pronto, de todos modos -Los viejos bajaron por esto? -dijo, mirando hacia abajo la soga en la oscuridad. -Viejos enanos, seor. S. Somos fuertes para nuestro tamao. No ir usted hacia abajo, seor? Hay un tnel lateral all abajo -Debe haber un tnel lateral por all -dijo Vimes. Los truenos retumbaron, lejos en las montaas. -Pero los dems estarn aqu pronto, seor! No est apresurando las cosas? No esperes por ellos. -No. Diles que me sigan. Mira, hemos perdido tiempo. No puedo esperar todo el da. Cheery dud y luego sac algo de una bolsa en su cinturn. -Entonces, al menos, lleve esto, seor -dijo. l agarr el pequeo paquete, cuando caa. Era sorprendentemente pesado.

-Fsforos encerados, seor, no se mojan. Y la envoltura arder como una antorcha durante al menos cuatro minutos. Hay una pequea barra de pan enano, tambin. -Bueno gracias -dijo Vimes, a la preocupada sombra redondeada, contra el cielo amarillo-. Mira, voy a ver si hay alguna luz ah abajo, y si no hay, voy a regresar de inmediato. No soy tan tonto. Se dej deslizar por la cuerda. Haba un nudo cada par de pies. El aire era de un fro invernal despus del calor del valle. Un fino roco surgi desde abajo. Haba un tnel, muy por encima del fondo. Podra convencerse de que haba luz en la distancia, tambin. Bueno, no era estpido. Necesitaba serlo. Vamos Sus manos se aflojaron. Ni siquiera tuvo tiempo de jurar antes de que el agua se cerrase sobre l. Vimes abri los ojos. Despus de un rato, moviendo el brazo lentamente por el dolor, se encontr con su cara y comprob que sus prpados estaban, de hecho, abiertos. Qu partes de su cuerpo no le dolan? Verific. No pareca haber ninguna. Sus costillas estaban llevando la meloda del dolor, pero las rodillas, codos y cabeza sumaban trinos y arpegios. Cada vez que se mova para aliviar la agona, el dolor se trasladaba a otro lugar. Su cabeza dola como si alguien estuviera martillando sus ojos. Gru, y tosi agua. Haba arena dura debajo de l. Poda or agua corriendo en algn lugar cercano, pero la arena estaba simplemente hmeda. Y eso no pareca correcto. Se arriesg a girar, un proceso que le extrajo una cantidad considerable de gemidos. Poda recordar el agua helada. No haba tenido sentido nadar. Todo lo que pudo hacer fue hacerse una bola mientras el agua lo golpeaba y lo raspaba a travs de la mesa de billar del Valle de Koom. Haba pasado por una cascada de agua subterrnea, una vez, estaba seguro, y haba conseguido tomar aliento antes de ser sacudido hacia adelante. Y luego era hondo, y haba presin, y su vida empez a desarrollarse ante sus ojos, y su ltimo pensamiento haba sido por favor, por favor, podemos saltar la parte con Mavis Trouncer Y ahora estaba aqu, en una playa invisible, totalmente fuera del agua? Pero seguramente este lugar no tena mareas! As que alguien estaba en algn lugar de la oscuridad, observndolo. De eso se trataba. Lo haban tirado y ahora lo estaban observando Abri los ojos de nuevo. Algunos de los dolores se haban ido, dejando como pago la rigidez. Tena la sensacin de que el tiempo haba pasado. La oscuridad presionaba por todos lados, espesa como terciopelo. Rod otra vez con ms gemidos, y esta vez logr ponerse sobre manos y rodillas. -Quin est ah? -murmur, y, con mucho cuidado, se puso de pie. Estar de pie pareci poner su cerebro en marcha de nuevo. -Hay alguien all? -La oscuridad se tragaba el sonido. De todos modos, qu podra haber hecho, si algo deca "S!"? Levant su espada y la sostuvo enfrente de l, mientras arrastraba los pies hacia adelante. Despus de una docena de pasos choc contra la roca. -Fsforos - murmur-. Tengo fsforos! Encontr el paquete encerado y, trabajando lentamente con sus hmedos dedos, sac un fsforo. Rasp la cera de la cabeza con el pulgar, y lo rasp contra la piedra. El deslumbramiento lastim sus ojos. Mira, rpido! Corrientes de agua, arena suave, mano y las huellas que salan del agua, slo un juego? S. Paredes que parecan secas, pequea cueva, la oscuridad all, salida

Vimes coje hacia la entrada ovalada lo ms rpido que pudo, mientras el fsforo escupa y siseaba en su mano. Haba aqu una cueva ms grande, tan grande que la oscuridad pareca chupar toda la luz del fsforo, que quem sus dedos y muri. La pesada oscuridad se cerr de nuevo, como una cortina, y ahora supo lo que queran decir los enanos. sta no era la oscuridad de una capucha, o un stano. Ni siquiera de sus minas poco profundas. Haba recorrido un largo camino por debajo de la tierra, y el peso de toda esa oscuridad se abalanz sobre l. De vez en cuando una gota de agua haca plink en algn charco invisible. Vimes se tambale hacia adelante. Saba que estaba sangrando. No saba por qu estaba caminando, pero saba que tena que hacerlo. Tal vez buscaba la luz del da. Tal vez buscaba un tronco que haba sido arrastrado hasta aqu, y flotar hacia la salida. No iba a morir, no aqu en la oscuridad, lejos de casa. Un montn de agua goteaba en esta caverna. Un montn que bajaba por el cuello ahora mismo, pero haba plinks por todos lados. Ja, agua goteando por su cuello y ruidos extraos en las sombras bueno, ahora es cuando sabremos si tenemos un verdadero poli, no? Pero no haba sombras aqu. No haba suficiente luz. Tal vez ese pobre enano cabrn haba vagado por aqu. Pero haba encontrado una salida. Tal vez l conoca el camino, tal vez tena una cuerda, tal vez era joven y gil y haba salido, muriendo sobre sus pies, y escondi el tesoro, y luego baj al valle, caminando a travs de su tumba. As es como poda atacar a las personas. Record la seora Oldsburton, que enloqueci despus de que su beb muriera, limpiaba todo en la casa, cada taza, pared, techo y cuchara, sin ver ni escuchar a nadie, slo trabajaba todo el da y toda la noche. Algo en tu cabeza haca clic y encontrabas algo que hacer, cualquier cosa, para detener tu pensamiento. Mejor dejar de pensar que el camino por donde el enano haba salido era por donde Vimes haba cado, y no tena idea de dnde estaba ahora. Tal vez podra simplemente saltar en el agua, a sabiendas de lo que estaba haciendo esta vez, y tal vez llegara hasta el ro antes de que las corrientes turbulentas lo maltrataran hasta la muerte. Tal vez Por qu diablos tena que soltar la cuerda? Haba sido como esa vocecita que susurra "Salta" cuando ests en el borde de un acantilado, o Toca el fuego". No la escuchas, por supuesto. Por lo menos la mayora de las personas no lo haca, la mayor parte del tiempo. Bueno, una voz dijo "Vamos, y l haba Arrastr los pies hacia adelante, dolorido y sangrando, mientras la oscuridad enroscaba su cola a su alrededor. -l volver pronto, ya sabes -dijo Sybil-. Aunque sea en el ltimo minuto. -En la sala, un gran reloj de caja acababa de repicar las cinco y media. -Estoy segura de que lo har -dijo Bunty. Estaban baando al Joven Sam. -Nunca llega tarde -continu Sybil-. l dice que si llegas tarde por una buena razn, llegars tarde por una mala. Y son apenas las cinco y media, de todos modos! -Hay mucho tiempo -acord Bunty. -Fred y Nobby llevaron los caballos hasta el valle, no? -dijo Sybil. -S, Sybil. Los viste salir -dijo Bunty. Mir sobre la cabeza de Sybil a la triste figura de su marido, que estaba de pie en la puerta de la sala. l se encogi de hombros desesperanzado. -El otro da suba corriendo las escaleras mientras los relojes estaban dando las seis -dijo Sybil, enjabonando con calma al Joven Sam con una esponja con forma de oso de peluche-. El ltimo segundo. Espera y vers.

Quera dormir. Nunca se haba sentido tan cansado antes. Vimes cay sobre sus rodillas, y luego cay de lado en la arena. Al forzarse a abrir los ojos vio unas plidas estrellas por encima de l, y una vez ms la sensacin de que haba alguien ms presente. Dio vuelta la cabeza, haciendo una mueca ante la pualada de dolor, y vio a una pequea pero muy luminosa silla plegable sobre la arena. Una figura con tnica estaba recostada en ella, leyendo un libro. Una guadaa estaba clavada en la arena junto a ella. Una blanca mano esqueltica dio vuelta una pgina. -Usted debe ser Muerte, entonces? -dijo Vimes, despus de un rato. Ah, seor Vimes, astuto como siempre. lo capt de entrada -dijo Muerte, cerrando el libro sobre el dedo para mantener el lugar. -Yo lo he visto antes. He caminado con usted muchas veces, seor Vimes. -Y eso es todo, no? Nunca se la ha ocurrido que el concepto de narracin escrita es algo extrao? -dijo Muerte. Vimes poda notar cuando las personas estaban tratando de evitar algo que realmente no queran decir, y eso estaba sucediendo aqu. -Lo es? -insisti-. Es esto? Esta vez me muero? Podra ser. -Podra ser? Qu tipo de respuesta es sa? -dijo Vimes. Una muy precisa. Ya ve, est teniendo una experiencia cercana a la muerte, que inevitablemente significa que debo someterme a la experiencia de un Vimes cercano. No me haga caso. Contine con lo que estaba haciendo. Tengo un libro. Vimes rod sobre su estmago, apret los dientes y se empuj a s mismo sobre manos y rodillas de nuevo. Logr moverse unas pocas yardas antes de caer de nuevo. Oy el sonido de una silla que se mova. -No debera estar en otro lugar? -dijo. Lo estoy, dijo Muerte, sentndose de nuevo. -Pero est aqu! Tambien. Muerte gir una pgina y, para una persona sin aliento, logr un buen suspiro. Parece que el mayordomo lo hizo. -Hizo qu? Esto es un cuento. Muy extrao. Todo lo que necesitas hacer es ir a la ltima pgina y la respuesta est ah. Cul es, por lo tanto, el sentido de deliberadamente no saberlo? Le son a galimatas a Vimes, de modo que lo ignor. Algunos de los dolores se haban ido, aunque su cabeza an martillaba. Haba una sensacin de vaco, dondequiera. Slo quera dormir. -Est bien el reloj? -Me temo que s, Sybil. -Voy a salir a esperarlo, entonces. Voy a tener listo el libro -dijo Dama Sybil-. l no dejara que nada lo detuviera, ya sabes. -Estoy segura de que no -dijo Bunty. -Aunque las cosas pueden ser muy traicionera en el valle bajo en este momento de -comenz su marido, y fue frito en silencio por la mirada de su esposa. Faltaban seis minutos para las seis. -Ob Oggle oog soggle!

Se trataba de un muy pequeo y acuoso sonido, y proceda de algn lugar en los pantalones de Vimes. Tras unos segundos, tiempo suficiente para recordar que tena las dos manos y pantalones, luch para liberar a Grosella de su bolsillo. La caja estaba maltratada y el diablillo, cuando Vimes hubo abierto la solapa, estaba muy plido. -Ob Ogle soggle! Vimes se qued mirndolo. Era una caja que hablaba. Eso significaba algo. -Woggle soggle lob! Lentamente, Vimes inclin la caja. El agua se derram de ella. -Usted no me escuchaba! Estaba gritando y no me escuchaba! -gimote el diablillo-. Faltan cinco minutos para las seis! Leer al Joven Sam! -Vimes dej caer la caja que protestaba sobre el pecho y alz la mirada a las plidas estrellas. -Debo leer al Joven Sam -murmur, y cerr sus ojos. Que se abrieron de nuevo-. Tengo que leer al Joven Sam! Las estrellas se movan. No era el cielo! Cmo podra ser el cielo? Esta era una maldita cueva, no? Rod y se puso en pie en un movimiento. Haba ms estrellas ahora, derivando a lo largo de las paredes. Los vurms se movan con un propsito. Sobre su cabeza se haban convertido en un brillante ro. Aunque parpadeaban un poco, las luces tambin volvan a la cabeza de Vimes. Mir a lo que ahora ya no era negrura, sino simplemente penumbra, y la penumbra era como la luz del da despus de la negrura que haba sido antes. -Tengo que leer al Joven Sam -susurr, en una gruta de estalactitas y estalagmitas gigantes, todas brillantes con el agua- tengo que leer al Joven Sam Tropezando y resbalando a travs de charcos poco profundos, corriendo a travs de un parche ocasional de arena blanca, Vimes segua las luces. Sybil intentaba no mirar los rostros preocupados de sus anfitriones mientras cruzaba su sala. El minutero en el reloj de caja estaba casi en el 12, y temblando. Abri la puerta delantera. Sam no estaba all, y nadie galopaba en el camino. El reloj dio la hora. Oy los silenciosos pasos de alguien a su lado. -Quiere que le lea al joven, seora?-dijo Willikins-. Tal vez la voz de un hombre -No, voy a subir -dijo Sybil tranquilamente-. Usted espere aqu por mi marido. No demorar mucho. -S, seora. -Probablemente venga bastante deprisa. -Lo voy a llevar arriba sin demora, seora. -Estar aqu, ya sabes! -S, seora. -Caminar por las paredes! Sybil subi las escaleras mientras el carilln terminaba. El reloj estaba equivocado. Por supuesto que lo estaba! Joven Sam estaba instalado en la antigua guardera de la casa, un lugar ms bien sombro lleno de grises y pardos. Haba un caballo de balancn verdaderamente aterrador, todo dientes y locos ojos de vidrio. El nio estaba parado en su cuna. Sonrea, pero la sonrisa se desvaneci en perplejidad cuando Sybil acerc una silla y se sent junto a l. -Pap le ha pedido a mam que te lea esta noche, Sam -anunci brillante-. No ser divertido?

Su corazn no se hunda. No poda. Ya estaba tan bajo como ningn corazn puede estar. Sin embargo, se hizo un ovillo y gimote al ver que el pequeo nio la miraba a ella, a la puerta, a ella de nuevo y, despues, echaba atrs la cabeza y lloraba. Vimes, medio cojeando y medio corriendo, tropez y cay en un charco. Encontr que haba tropezado con un enano. Con uno muerto. Muy muerto. Tan muerto, de hecho, que el agua que goteaba haba construido una pequea estalagmita sobre l, y con una pelcula de piedra lechosa le haba cementado a la roca contra la que estaba sentado. -Tengo que leer al Joven Sam -dijo Vimes seriamente al sombro casco. Un poco ms lejos, sobre la arena, haba un hacha de batalla de enano. Lo que estaba pasando en la mente de Vimes no era exactamente pensamiento coherente, pero poda or ruidos dbiles ms adelante y un instinto tan antiguo como el pensamiento decidi que no existe tal cosa como demasiada potencia de corte. La recogi. Estaba apenas cubierta con una fina capa de xido. Haba otras jorobas y montculos en el piso de la caverna que, ahora que los miraba, podan ser No hay tiempo! Leer el libro! Al final de la caverna el terreno se inclinaba hacia arriba, y se haba vuelto traicionero por las gotas de agua. Resbal, pero el hacha ayud. Un problema a la vez. Subir la colina! Leer el libro! Y entonces empez el grito. Su hijo, gritando. Llen su mente. Ardern Una escalera flotaba en su visin, subiendo sin cesar hacia la oscuridad. Los gritos procedan de all arriba. Los pies patinaban. El hacha mordi en la piedra lechosa. Llorando y maldiciendo, resbalando a cada paso, Vimes luch hasta la parte superior de la pendiente. Una nueva cueva enorme se extenda a continuacin. Estaba ocupada con enanos. Se vea como una mina. Haba cuatro de ellos a slo unos pocos pies de distancia de Vimes, cuya visin estaba llena de corderos balancendose. Se quedaron mirando a esta sbita, sangrienta y balanceante aparicin, que estaba agitando soadoramente una espada en una mano y un hacha en la otra. Ellos tenan hachas, tambin. Pero la cosa los mir y pregunt: -Dnde est mi vaca? Retrocedieron. -Es sa mi vaca? -demand la criatura, adelantndose vacilante. Sacudi la cabeza tristemente. -Dice Beee! -llor- Es una oveja Entonces cay de rodillas, apret los dientes y alz la cara, como un hombre torturado ms all de sus facultades, y suplicando a los dioses de la fortuna y la tempestad, grit: -sa! No! Es! Mi! Vaca! El grito hizo eco alrededor de la caverna y atraves la simple piedra, tan grande era la fuerza detrs de ella, derriti montaas, grit a travs de las millas Y en la sombra guardera el Joven Sam dej de llorar y mir a su alrededor, de repente feliz, pero perplejo y dijo, para sorpresa de su desesperada madre: -Co! Los enanos retrocedieron por la pendiente. Sobre sus cabezas, los vurms seguan entrando, destacando al invasor contra su resplandor blanco-verde. -Dnde est mi vaca? Es sta mi vaca? -exigi, siguindolos. En todas partes de la caverna los enanos haban dejado de trabajar. Haba dudas en el aire. Era slo un hombre, despus de todo, y el pensamiento en muchas mentes era: Es

que alguien va a hacer algo sobre esto? Todava no haba progresado a: Qu voy yo a hacer al respecto? Adems, dnde estaba la vaca? Haba vacas aqu abajo? -Hace ieee! Es un caballo! sa no es mi vaca! Los enanos se miraron entre s. Dnde estaba el caballo, entonces? Has odo de un caballo? Quin ms est aqu abajo? Los cuatro guardias se haban replegado a la caverna por consejo y reorientacin. Haba una cantidad de profundos all, agrupados en frentica conversacin y observando al hombre que se aproximaba. En la parpadeante visin de Vimes haba mullidos conejos, tambin, y patos haciendo cuac Haba cado de nuevo sobre sus rodillas, y estaba mirando el suelo y llorando. Media docena de encapuchados guardias oscuros salieron del grupo. Uno de ellos llevaba, por delante de l, un arma de llamas, y avanzaba hacia la figura con cautela. La llama de su pequea luz piloto era la cosa ms brillante en la cueva. La figura alz la mirada, la luz reflejada en sus ojos rojos, y gru: -Es sa mi vaca? A continuacin, arroj el hacha, de lleno al guardia. Golpe el arma de llamas, que explot. -Hace Hruuugh! -Hg! -dijo el Joven Sam, mientras su madre lo abrazaba y miraba inexpresivamente la pared. Un chorro de aceite ardiendo cruz la oscuridad. Algo de l salpic el brazo de Vimes. Lo abofete. Sinti dolor, un dolor intenso, pero tena conciencia de l de la misma manera que saba de la existencia de la luna. Estaba all, pero estaba muy lejos y no le afectaba mucho. -sa no es mi vaca! -dijo, parndose. Avanz ahora, sobre el aceite ardiendo, a travs del humo de bordes rojos, dejando atrs a los enanos que rodaban desesperadamente por el suelo para apagar las llamas. Pareca estar buscando algo. Dos guardias ms corrieron hacia l. Al parecer sin notarlos, Vimes se agach e hizo girar la espada en un crculo. Un pequeo cordero salt delante de sus ojos. Un enano con mayor presencia de nimo que los otros haba encontrado una ballesta y estaba tomando puntera cuando tuvo que detenerse para espantar a los murcilagos que se abatan sobre l. Levant de nuevo la ballesta, mir hacia un ruido como dos bifes de carne machacados juntos, y fue levantado y arrojado a travs de la cueva por una mujer desnuda. Un asombrado minero lanz su hacha a la sonriente chica, que desapareci en una nube de murcilagos. Se escuch un montn de gritos. Vimes no les prest ninguna atencin. Los enanos corran a travs del humo. Simplemente los quitaba del camino con una bofetada. Haba encontrado lo que estaba buscando. -Es sa mi vaca? Hace Muuu! Recogiendo otra hacha cada, Vimes empez a correr. -S! sa es mi vaca! Los grags estaban detrs de un anillo de guardias, en un frentico montn, pero los ojos de Vimes estaban en llamas y haba llamas brotando de su casco. Un enano que llevaba un lanza-llamas lo tir y huy. -Hurra, hurra, es un da maravilloso, porque encontr mi vaca! y tal vez, se dijo despus, fue lo que hice. Contra los berserker, no hay defensa. Haban jurado luchar hasta la muerte, pero no esta muerte. Los cuatro guardias ms lentos cayeron por el hacha y la espada, los dems se dispersaron y corrieron.

Y ahora Vimes hizo una pausa delante de los acobardados enanos viejos, levantando las armas sobre la cabeza. Y se detuvo, balancendose como una estatua Noche, para siempre. Pero dentro de ella, una ciudad, sombra y apenas real de cierta formas. La entidad se agach en su callejn, donde la niebla se estaba levantando. Esto no poda haber ocurrido! Sin embargo, s. Las calles se haban llenado con cosas. Animales! Aves! Formas cambiantes! Gritos y chillidos! Y sobre todo esto, arriba de los techos, un cordero se balanceaba hacia adelante y hacia atrs con gran lentitud de movimientos, tronando sobre los adoquines Y luego haban bajado las barras, con estrpito, y la entidad haba sido rechazada. Pero haba estado tan cerca! Haba salvado a la criatura, estaba llegando, empezaba a tener el control y ahora esto En la oscuridad, por encima del susurro de la lluvia sin fin, se escuch el sonido de botas que se acercaban. Una figura apareci en la niebla. Se aproxim. El agua cay en cascadas desde un casco de metal y una capa de cuero engrasado cuando la figura se detuvo y, totalmente ajena, hizo copa con su mano delante de la cara y encendi un cigarro. Luego el fsforo cay en el adoquinado, donde sise apagndose, y la figura dijo: -Qu es usted? La entidad se agit, como un viejo pez en un charco profundo. Estaba demasiado cansada para huir. -Yo soy la Oscuridad Que Convoca. -No era en realidad un sonido, pero si lo hubiera sido, habra sido un siseo-. Quin es usted? -Yo soy el Vigilante. -Ellos tendran que haber matado a su familia! -La oscuridad empuj, y hall la resistencia-. Piense en las muertes que han causado! Quin es usted para detenerme? -l me cre. Quis custodiet ipsos custodes? Quin vigila a los vigilantes? Yo. Yo lo vigilo. Siempre. Usted no va a obligarlo a asesinar para usted. -Qu tipo de humano crea a su propio polica? -Aquel que teme a la oscuridad. -Y debera -dijo la entidad, con satisfaccin. -En efecto. Pero creo que comprendi mal. No estoy aqu para mantener a la oscuridad fuera. Estoy aqu para mantenerla dentro. -Se oy un tintineo de metal cuando la sombra vigilante levant una oscura linterna y abri su pequea puerta. Una luz naranja cort la oscuridad-. Llmeme la Oscuridad Que Protege. Imagine cmo debo ser de fuerte. La Oscuridad Que Convoca retrocedi desesperadamente en el callejn, pero la luz le sigui, quemndola. -Y ahora -dijo el Vigilante-, salga de la ciudad. y cay cuando un hombre lobo aterriz en su espalda. Angua babeaba. El pelo a lo largo de su columna vertebral sobresala como una hoja de sierra. Sus labios se curvaban hacia atrs como una ola. Su gruido vena desde una gruta embrujada. Todo esto junto le deca al cerebro de cualquier cosa en forma de mono que un movimiento significaba la muerte. Y que la quietud, a la vez que significaba la muerte, no la significaba de inmediato, y la opcin estaba all para el mono inteligente.

Vimes no se movi. El gruido haba anudado sus msculos. El terror tena el control. Saludo a usted, dijo un pensamiento que no era el suyo, y sinti la repentina ausencia de algo cuya presencia no haba notado. En la negrura detrs de sus ojos, algunas oscuras aletas chasquearon, y desaparecieron. Escuch un gemido, y el peso sobre l desapareci. Se dio vuelta y vio, apagndose en medio del aire, un rudimentario dibujo de un ojo con una cola. Fue desapareciendo hacia la nada, y la oscuridad que los envolva a todos poco a poco dio paso a las llamas y la luz de los vurms. Se haba derramado sangre; corra en las paredes. Sinti Una cierta cantidad de tiempo transcurri. Vimes se despert con un salto. -Lo he ledo para l! -dijo, principalmente para tranquilizarse a s mismo. -Usted lo hizo, seor -dijo la voz de Angua, detrs de l-. Muy claramente, tambin. Estbamos a ms de doscientos metros. Bien hecho, seor. Pensamos que debera tomar un descanso. -Qu he hecho bien? -dijo Vimes, tratando de sentarse. El movimiento llen su mundo de dolor, pero logr echar un breve vistazo antes de caer hacia atrs. Haba mucho humo en la caverna, pero ahora haba antorchas parpadeando, aqu y all. Y un gran nmero de enanos a cierta distancia, algunos sentados, algunos de pie en grupos. -Por qu hay tantos enanos aqu, sargento? -pregunt, buscando en el techo de la caverna-. Es decir, por qu hay tantos enanos aqu que no estn tratando de matarnos? -Son del Bajo Rey, seor. Somos sus prisioneros una especie de eh pero no exactamente -De Rhys? Qu jodido! -dijo Vimes, tratando de ponerse de pie de nuevo-. Le salv la condenada vida una vez! -Logr llegar a la posicin vertical, pero el mundo giraba a su alrededor y se habra cado si Angua no lo hubiera atrapado y bajado hasta una roca. Bueno, al menos estaba sentado ahora -No exactamente presos -dijo Angua-. No podemos ir a ninguna parte. Pero ya que no sabemos adnde ir, incluso si pudiramos ir a alguna parte, es todo un poco superfluo. Siento estar sola en el turno, seor, usted sabe cmo es. Los enanos se han comprometido a buscar mi equipo. Eh todo se ha tornado poltica, seor. El enano al mando es un tipo decente, pero est lejos de su profundidad, por lo que se pega a lo que sabe, seor. Y, eh, no sabe mucho. Recuerda algo de lo que pas? Usted ha estado fuera por unos buenos veinte minutos. -S. Haba corderos lanudos -la voz Vimes cay en el silencio por un tiempo. De alguna manera, lo que acababa de decir tom el anillo de la veracidad y lo dej caer en un profundo, profundo agujero-. No hubo corderos lanudos, verdad? -No he visto ninguno -afirm Angua cuidadosamente-. Vi un manaco vengativo dando zancadas y gritando, seor. Pero de buena manera -aadi. El Vimes interior mir a recuerdos que no recordaba desde la primera vez. -Yo -comenz. -Todo est bien de alguna manera, seor-dijo Angua rpidamente-. Pero, venga a ver esto. Aporreadorson dijo que debera ver todo! -Aporreadorson es el enano sabelotodo, verdad? -dijo. -Ah, todo est volviendo, seor -dijo Angua-. Bueno. l estaba un poco preocupado por eso. Vimes estaba ms estable sobre sus pies ahora, pero su brazo derecho dola como el infierno y todos los dems dolores que el da haba acumulado estaban volviendo y saludaban. Con cuidado Angua lo llev a travs de los charcos y rocas resbalosas como de mrmol hmedo hasta llegar a una estalagmita. Tena alrededor de ocho pies de altura.

Se trataba de un troll. No era una roca con forma de troll, era un troll. Slo se convertan en roca cuando moran, Vimes lo saba, pero las lneas de ste haban sido suavizadas por la roca lechosa que goteaba sobre su cabeza. -Pero ahora mire esto, seor -dijo Angua, que lo llevaba adelante-. Los estaban destruyendo Haba otra estalagmita, tumbada sobre un costado en un charco. Haba sido arrancada de la base. Y era un enano. Los enanos se deshacen despus de la muerte al igual que los seres humanos, pero todas la armadura, malla, cadenas y cuero pesado no mostraban grandes cambios a los ojos de un observador casual. La roca al fluir los haba cubierto a todos con un brillante sudario. Vimes se enderez y mir a travs de la caverna. Las formas se desdibujaban en la oscuridad, hasta llegar cerca de la pared donde el goteo de las eras haba formado una perfecta cascada marfil, congelada en el tiempo. -Hay ms? -Cerca de veinte, seor. La mitad de ellos haban sido destrozados antes de que usted llegase. Mire sta de aqu, seor. Usted puede distinguirlo. Estn sentados espalda contra espalda, seor. Vimes se qued mirando a las figuras debajo del esmalte, y sacudi la cabeza. Un enano y un troll, juntos, cementados en la roca. -Hay algo para comer? -dijo. No era la cosa ms inspirada para decir, pero vino desde el estmago, con sentimiento. -Nuestras raciones se perdieron en la excitacin, seor. Pero los enanos compartirn las suyas. Ellos no son hostiles, seor. Slo prudentes. -Compartir? Tienen pan enano? -Eso me temo, seor. -Pens que era ilegal drselo a los prisioneros. Creo que voy a esperar, gracias. Y ahora, sargento, puedes contarme acerca de la excitacin. No haba sido exactamente una emboscada; los enanos simplemente tropezaron con ellos. A su capitn le haban dado rdenes amplias de seguir a Vimes y su partida, y haba habido una cierta frialdad cuando se encontr que la partida inclua dos trolls. Esto era todava Valle de Koom, despus de todo. Vimes sinti un retorcijn de simpata hacia l; haba tenido un trabajo simple que hacer, y de repente estaba lleno de poltica. Estuvo all, lo hizo, compr la camiseta. Se adelant Grag Aporreadorson, quien tena un don con las palabras. Ya que todos iban por el mismo camino Y haba sido un largo camino. Los enanos que huan haban derribado el techo, no muy lejos de la entrada del tnel, y un viaje que haba tomado unos minutos a Vimes les haba llevado a los perseguidores la mayor parte de un da, incluso con Sally explorando por delante. Angua habl de cuevas an ms grandes que sta, de grandes saltos de agua en la oscuridad. Vimes dijo que s, que los conoca. Luego las palabras de Dnde est mi vaca? haban crecido debajo del Valle de Koom, sacudiendo la roca antigua y haciendo que las estalactitas tararearan en simpata, y el resto haba sido cuestin de correr -Puedo recordarme leyendo al Joven Sam -dijo Vimes lentamente-. Pero estaban estas extraas imgenes en mi cabeza. -Se detuvo. Toda esa ira, toda esa rabia al rojo vivo, haba salido de l en un torrente, sin pensarlo-. Yo mat a esos malditos soldados -A la mayora de ellos, seor -dijo alegremente Angua-. Y hay un par de mineros que se cruzaron en el camino que van a estar doloridos durante meses.

Todo volva a Vimes ahora. Ojal que no fuese as. Hubo siempre una parte del cerebro humano que se opona a luchar contra enanos. Eran de un tamao infantil. Ah, tambin eran al menos tan fuertes como un humano, y ms resistentes, y tomaran cualquier ventaja en una pelea, y si tuviste la suerte de aprender a superar los prejuicios antes de que te cortaran por las rodillas, pero eso estaba siempre all -Recuerdo aquellos viejos enanos -afirm-. Estaban acobardados como pequeos gusanos. Quera destrozarlos -Usted resisti durante casi cuatro segundos, seor, y luego lo tir abajo -dijo Angua. -Y eso fue algo bueno? -dijo Vimes. -Oh, s. Es la razn por la que est todava aqu, comandante -dijo Aporreadorson, apareciendo desde detrs de una estalagmita-. Me alegra verle en pie otra vez. ste es un da histrico! Y usted todava tiene un alma, parece! No es bonito? -Ahora esccheme -comenz Vimes. -No, usted esccheme, comandante. S, yo saba que haba llegado al Valle de Koom, porque la Oscuridad Que Convoca vendra aqu. Necesitaba que la trajera. No, esccheme, porque no tenemos mucho tiempo. El smbolo de la Oscuridad Que Convoca comanda una entidad tan antigua como el universo. Pero no tiene cuerpo real y muy poca fuerza fsica; puede cubrir un milln de dimensiones en un parpadeo, pero apenas podra cruzar una habitacin. Funciona a travs de criaturas vivas, especialmente las que encuentra dciles. Lo encontr a usted, comandante, un caldero de ira, y de pequeas y sutiles maneras se encarg de que viniera a este lugar. -Yo le creo, seor -dijo Angua rpidamente-. Fue convocada como una maldicin por uno de los mineros. Recuerda? El que haba escrito el signo con su propia sangre? En una puerta cerrada? Y usted -Haba una puerta que me pic cuando la toqu, me acuerdo -dijo Vimes-. Me ests diciendo que detrs de esa puerta l? Oh, no -l ya estaba muerto para entonces, seor, estoy segura de eso -dijo Angua rpidamente-. No podramos haberlo salvado. -Cascoingenioso dijo -comenz Vimes y Aporreadorson debe haber visto que el pnico apareca en sus ojos, porque agarr ambos manos de Vimes y habl rpido y con urgencia-: No! Usted no lo mat! Usted ni siquiera lo toc! Tema que si lo haca se dira que usted utiliz la fuerza, recuerda? -l cay muerto! Cunta fuerza es sa? -Vimes gritaba. Su voz hizo eco, y las cabezas giraron en toda la caverna-. Era el smbolo, no estaba all? -Es cierto que la criatura tiende a dejar una, una firma sobre los eventos, pero usted que haberlo tocado! Usted no lo hizo! Usted no levant ni una mano! Creo que se ha resistido incluso entonces! Resisti y gan! Me oye? Clmese. Clmese. Muri de miedo y culpa. Usted debe comprenderlo. -Qu razn tena para sentirse culpable? -Todas las razones, para un enano. Esa mina pesaba mucho sobre l. -El grag se volvi hacia Angua-. Sargento, podra darle al comandante un poco de agua? Es tan pura en esos charcos como en cualquier parte del mundo. Bueno, si selecciona una sin un cuerpo flotando en ella. -Sabe, podra haber evitado la ltima frase -dijo Vimes. Se sent sobre una roca. Poda sentirse temblar. -Y entonces traje la maldita cosa aqu? -logr decir. -S, comandante. Y eso lo trajo aqu tambin, sospecho. Cheery dice que lo vio caer en agua agitada a media milla de donde estamos ahora. Ni siquiera un campen de natacin hubiera sobrevivido a ello. -Me despert en una playa

-La criatura lo dej all. Hizo nadar a su cuerpo por usted. -Pero me golpe por todos lados! -Oh, no era su amiga, comandante. Necesitaba conseguir que llegase aqu en una sola pieza. No tena que ser una pieza con buen aspecto. Y entonces usted la decepcion, comandante. Usted la decepcion. O, tal vez, la impresion. Es difcil de decir. Usted no golpeara a los desvalidos, mire. Usted resisti. Hice que el sargento lo volteara porque tema que la lucha interior le arrancara los tendones de sus huesos. -Eran simplemente ancianos asustados -Y entonces parece haberlo dejado ir -dijo el enano-. Me pregunto por qu. Histricamente, cualquier persona sujeta a la Oscuridad Que Convoca muere de locura. Vimes se inclin y tom una taza de agua de Angua. Era tan fra que haca doler los dientes, y la mejor bebida que jams haba probado. Y su mente trabaj rpido, volando con los suministros de emergencia de sentido comn, como hacen las mentes humanas, a construir una enorme ancla en la cordura y demostrar que lo que haba sucedido no haba ocurrido realmente y, si haba ocurrido, no haba ocurrido mucho. Todo era mstico, eso es lo que era. Ah, podra ser todo cierto, pero cmo lo podras asegurar? Has de atenerte a las cosas que puedes ver. Y has tenido que recordarte eso, tambin. S, eso fue todo. Qu haba ocurrido realmente, eh? Algunos signos? Bueno, cualquier cosa puede verse como quieres si ests bastante herido, s? Una oveja puede parecerse a una vaca, verdad? Ja! En cuanto al resto, s, Aporreadorson pareca un muchacho decente, pero no tienes que comprar su visin del mundo. Lo mismo con el Sr. Brillo. Ese tipo de cosas puede volverte un espectro. Lo haban fastidiado con el Joven Sam, y cuando vio a esos diablicos guardias, por supuesto, haba ido a por ellos. No haba conseguido dormir mucho ltimamente. Pareca como si cada hora trajese algn nuevo problema. La mente realiza trucos divertidos. Sobrevivir en el ro subterrneo? Fcil. l mismo debe haberse mantenido a flote. Hay un montn de cosas que el cuerpo hace para no morir. Hay algunos pensamientos lgicos, y la mstica se convierte en bueno, sencilla. Puedes dejar de sentirte como un ttere y convertirte en un hombre con un propsito, una vez ms. Dej la taza vaca y se puso de pie con un propsito. -Voy a ver cmo estn mis hombres -anunci. -Ir con usted -dijo Aporreadorson rpidamente. -Creo que no necesito ayuda -minti Vimes, tan framente como pudo. -Estoy seguro de que no -dijo el enano-. Pero el capitn Gud es un poco nervioso. -l va a estar muy nervioso si no me gusta lo que veo -dijo Vimes. -S. Por eso voy con usted -dijo Aporreadorson. Vimes sali a travs de la caverna un poco ms rpido que lo que en su opinin era cmodo. El grag se mantena a la par patinando a cada paso. -No crea que me conoce, seor Aporreadorson -gru Vimes-. No crea que tuve piedad de esos bastardos. No crea que fui misericordioso. Uno simplemente no mata a los indefensos. Uno simplemente no lo hace. -Los guardias oscuros parecan no tener problemas con esa perspectiva -dijo Aporreadorson. -Exactamente! -dijo Vimes-. Por cierto, seor Aporreadorson, qu clase de enano no lleva un hacha?

-Bueno, como grag, mi primer recurso por supuesto es mi voz -dijo el grag-. El hacha no es nada sin la mano, y la mano no es nada sin la mente. Me he entrenado para pensar en hachas. -Suena mstico para m -dijo Vimes. -Supongo que s -dijo Aporreadorson-. Ah, aqu estamos! sta era la zona que los enanos recin llegados haban ocupado. Muy militar, pens Vimes. Una plaza defensiva. No ests seguro de qunes son tus enemigos. Y tampoco yo. El enano ms cercano los observ, con una mirada ligeramente desafiante y un poco preocupada que l haba llegado a reconocer. El Capitn Gud se enderez. Vimes mir por sobre el hombro del enano, lo que no era difcil de hacer. Estaban Nobby y Fred Colon, y ambos trolls, e incluso Cheery, todos sentados en un montn. -Estn mis hombres bajo arresto, capitn? -dijo. -Mis rdenes son detener a todos los que encuentre aqu -dijo el capitn. Vimes admir la llaneza de la respuesta. Significaba: no estoy interesado en un dilogo en este momento. -Cul es su autoridad aqu, capitn? -dijo. -Mi autoridad es triple: el Bajo Rey, la ley de minera y sesenta enanos armados -dijo Gud. Joder, pens Vimes. Me olvid de la ley de minera. ste es un problema. Creo que necesito delegar. Un buen comandante aprende a delegar. Por lo tanto voy a delegar el problema al Capitn Gud. -sa fue una buena respuesta, capitn -dijo-, y yo la respeto. -En un movimiento lo empuj, pas a su lado y se dirigi a los vigilantes. Se detuvo cuando oy el sonido del metal detrs de l, levant las manos, y dijo-: Grag Aporreadorson, va a explicar este asunto al capitn? Me he internado en su custodia, no salido de ella. Y ste no es el momento ni el lugar para acciones precipitadas. Continu caminando sin esperar respuesta. Ciertamente, se apoyaba en el hecho de que alguien podra tener problemas si te mataba, probablemente bajo la etiqueta de accin precipitada, pero l tendra que vivir con eso. O, por supuesto, no. Se agach junto a Nobby y Coln. -Lo siento, seor Vimes -dijo Fred-. Estbamos esperando en el camino con algunos caballos y justo aparecieron. Les mostramos nuestras insignias, pero simplemente no queran saber nada. -Comprendido. Y t, Cheery? -Pens que sera mejor permanecer juntos, seor -dijo con seriedad Cheery. -Correcto. Y t, Detr -Vimes baj la vista, y sinti subir la bilis. Ladrillo y Detritus tenan cadenas en las piernas. -Les dejaste ponerte grilletes? -dijo. -Bueno, parece que todo es poltica, Sr. Vimes -afirm Detritus-. Pero decir una palabra y yo y Ladrillo podemos sacarlos, ningn problema. Slo cadenas de campo. Mi abuela podra escapar de ellas. Vimes sinti que la ira creca, pero le puso una tapa. En estos momentos, Detritus era bastante ms sensato que su jefe. -No lo hagas, no hasta que yo lo diga -dijo-. Dnde estn los grags? -Estn bajo guardia en otra cueva, seor -dijo Cheery-. Y los mineros. Seor, dijeron que el Bajo Rey en est camino! -Por suerte es una gran cueva, de lo contrario estara abarrotada -dijo Vimes. Camin de vuelta hacia el capitn y se inclin. -Usted ha encadenado a mi sargento? -dijo.

-l es un troll. Esto es Valle de Koom -dijo llanamente el capitn. -Salvo que incluso yo podra romper esas delgadas cadenas-dijo Vimes. Mir hacia arriba. Sally y Angua haban recuperado su amor propio y su propia armadura, y miraban atentamente a Vimes. -Esos dos oficiales son un vampiro y un hombre lobo -dijo, an en el mismo nivel de voz-. S que lo saben, y muy sabiamente no trataron de ponerles un dedo encima. Y Aporreadorson es un grag. Pero usted puso a mi sargento cadenas dbiles que podran romper con un dedo de modo de que pudiera matarlo y decir que estaba tratando de escapar. Ni siquiera piense en negarlo. Conozco un truco sucio cuando lo veo. Debera decirle lo que voy a hacer? Voy a darle una oportunidad de demostrar amor fraternal y dejar libres a los trolls, ahora. Y a los otros. En caso contrario, a menos que me maten, voy a envenenar su futura carrera con lo mejor de mi capacidad. Y no se atreva a matarme. El capitn lo escrut, pero se era un juego que Vimes haba dominado por largo tiempo. Entonces, la mirada del enano cay sobre el brazo de Vimes gimi y dio un paso atrs, levantando su mano protectoramente. -S! Voy a hacerlo! S! -Ver que lo haga -dijo Vimes, sorprendido. Entonces tambin mir hacia abajo, al interior de su mueca. -Qu diablos es esto? -dijo, volvindose a Aporreadorson. -Ah, dej su marca en usted, comandante -dijo el grag alegremente-. Una herida de salida, tal vez? En la suave piel de la mueca de Vimes, el signo de la Oscuridad Que Convoca arda como lvida cicatriz. Vimes gir su brazo un lado y otro. -Era real? -dijo. -S. Pero se ha ido, estoy seguro. Hay una diferencia en usted. Vimes se frot el smbolo. No dola, era simplemente piel inflamada y enrojecida. -No va a volver, no? -dijo. -Dudo que se arriesgue, seor! -dijo Angua. Vimes haba abierto la boca para preguntarle lo que ella entenda por ese trozo de sarcasmo, cuando an ms enanos entraron trotando en la caverna. stos eran los ms altos y ms anchos que haba visto. A diferencia de la mayora de los enanos llevaban camisas de malla y un hacha: una buena, grande y hermosamente equilibrada hacha. Otros enanos se vean erizados con hasta una docena de armas. Estos enanos llevaban una cada uno; se separaron y extendieron por la caverna con un propsito, cubriendo las lneas de visin, vigilando las sombras y, en el caso de cuatro de ellos, tomando ubicacin detrs de Detritus y de Ladrillo. Cuando finalmente se detuvo el estrpito otro grupo sali del tnel. Vimes reconoci a Rhys, el Bajo Rey de los Enanos. Se detuvo, mir a su alrededor, mir brevemente a Vimes, y convoc al capitn. -Tenemos todo? -Seor? -dijo Gud nerviosamente. -Sabes a qu me refiero, capitn! -S, pero no encontramos nada en ninguno de ellos, seor! Se los investig, y hemos revisado tres veces el piso! -Perdn? -dijo Vimes. -Comandante Vimes! -dijo el Rey, girando y saludando a Vimes como a un hijo largamente perdido-. Es bueno verle! -Usted ha perdido el maldito cubo? -dijo Vimes-. Despus de todo esto?

-Qu cubo sera se, comandante? -dijo el Rey. Vimes tuvo que admirar su habilidad para actuar, por lo menos. -El que est buscando -dijo-. El que han desenterrado en mi ciudad. El que provoc todo este alboroto. No lo tiraran porque son grags, verdad? No pueden destruir las palabras. Es el peor crimen que existe. As que lo tienen con ellos. El Bajo Rey mir al Capitn Gud, que trag. -No est en esta cueva -murmur. -No lo dejaran en ningn otro lugar -dijo Vimes-. No ahora! Alguien podra encontrarlo! El infortunado capitn se dirigi a su rey, buscando ayuda all. -Hubo pnico por todos lados cuando llegamos, seor! -protest-. Gente corriendo y gritando, incendios en todas partes! Completo caos, seor! De lo que podemos estar seguros es que nadie sali! Y se realizaron bsquedas en todos ellos, seor. Se realizaron bsquedas en todos ellos! Vimes cerr los ojos. Los recuerdos estaban desapareciendo rpidamente mientras el sentido comn vallaba todas esas cosas que no podran haber ocurrido, pero record a los aterrorizados grags, encorvados sobre algo. Haba habido un brillo de color verde y azul moteado? Tiempo para un tiro largo -Cabo Nobbs, venga aqu! -dijo-. Djelo pasar, capitn. Insisto! Gud no protest. Su espritu estaba roto. Un reacio Nobby apareci. -S, seor Vimes? -dijo. -Cabo Nobbs, conseguiste esa cosa preciosa que te dije que adquirieras? -dijo Vimes. -Eh, cul sera, seor? -dijo Nobby. El corazn de Vimes salt. La cara de Nobby era un libro abierto, aunque del tipo que est prohibido en algunos pases. -Nobby, hay momentos en que te incito a hacerte el tonto. ste no es uno de sos -dijo-. Encontraste lo que te ped que buscaras? Nobby lo mir a los ojos. -Yo Oh? Oh. Oh, s, seor -dijo-. Yo s nos apresuramos, ve, ve, ve, y la gente corra por todas partes y haba, como humo -La cara de Nobby era vidriosa y sus labios se movan sin ruido en una agona de creacin- y, y yo estaba luchando valientemente cuando lo vi, una cosa brillante que rodaba y que era pateada, y pens, debe ser la misma cosa brillante que el seor Vimes muy especficamente me dijo que buscara para aqu est, completamente segura Sac un pequeo, suavemente brillante cubo de su bolsillo y lo sostuvo en alto. Vimes fue ms rpido que el Rey. Su mano se dispar hacia delante, se cerr sobre el cubo, y qued cerrada en un puo en un segundo. -Bien hecho, cabo Nobbs, por obedecer mis rdenes de manera tan concisa -dijo, y ahog una sonrisa ante el impecablemente horrible saludo de Nobby. -Creo que es propiedad enana, Comandante Vimes -dijo el Rey con calma. Vimes abri la mano, con la palma hacia arriba. El cubo, de apenas un par de pulgadas de ancho, centelle en azules y verdes. El metal pareca bronce que haba sido corrodo por el tiempo en un hermoso patrn de verdes, azules y marrones. Era una joya. l es un rey, pens Vimes. Un rey en un trono tan oscilante como un caballo de hamaca. Y no es agradable. No es un trabajo donde lo agradable dure. Hasta tiene un espa en mi Guardia! No voy a poner mi fe en los reyes. En este momento, en quin confo? En m. Una cosa que s es que no tengo un maldito demonio dentro de mi cabeza, no importa lo que digan. No lo creera, ni siquiera si incluyera un suministro de repollo de por

vida! Nadie se mete en mi cabeza, salvo yo! Pero uno juega la mano que se le reparti -Tmelo -dijo, abriendo su mano. En su mueca, la Oscuridad Que Convoca brillaba. -Le pido que me lo d, comandante -dijo Rhys. -Tmelo -repiti Vimes. Y pens: Veamos lo que usted cree, s? El Rey extendi la mano, vacil y, despus, lentamente, retir su mano. -O bien, tal vez -dijo, como si el pensamiento se le hubiera ocurrido recien- sera mejor dejarlo en su distinguida custodia, Comandante Vimes. -S. Quiero or lo que tiene que decir -dijo Vimes, cerrando el puo de nuevo-. Quiero saber qu era demasiado peligroso para saberlo. -En efecto, yo tambin -dijo el rey de los enanos-. Vamos a llevarlo a un lugar que pueda -Mire a su alrededor, seor! -interrumpi Vimes-. Enanos y trolls murieron aqu! No estaban combatiendo, se encontraban juntos! Mire a su alrededor, el lugar parece un condenado tablero de juego! Fue ste su testamento? Entonces lo escucharemos aqu! En este lugar! En este momento! -Y suponiendo que lo que tiene que decir sea terrible? -dijo el Rey. -Entonces lo escucharemos! -Yo soy el Rey, Vimes! Usted no tiene autoridad aqu! sta no es su ciudad! Usted est aqu desafindome con un puado de hombres y su esposa e hijo a no ms de diez millas de distancia Rhys se detuvo, y los ecos lejanos desde cuevas distantes volvieron tropezando unos con otros y muriendo en un silencio que sonaba como el hierro. Por el rabillo de su oreja Vimes escuch decir a Sally: -Vaya Aporreadorson se adelant de prisa y susurr algo en el odo del rey. La expresin del enano cambi, como slo la cara de un poltico puede, a una cuidadosa amistad. No voy a hacer nada, se dijo Vimes. Simplemente voy a permanecer aqu. -Espero con ansia ver a Dama Sybil de nuevo -dijo Rhys-. Y a su hijo, por supuesto -Bueno. Estn en una casa ni a diez millas de distancia -dijo Vimes-. Sargento Pequeotrasero? -Seor? -dijo Cheery. -Por favor, toma a la Agente Interina Jorobado contigo y vete a la ciudad, quieres? Dile a Dama Sybil que estoy bien -aadi Vimes sin sacar los ojos del Rey-. Ve ahora mismo. Mientras se iban, el Rey sonri, y mir alrededor de la caverna. Suspir. -Bueno, no puedo permitirme una pelea con Ankh-Morpork, no por el momento. Muy bien, comandante. Sabe cmo hacerlo hablar? -No. Puede usted? -ste es un juego, verdad? pens Vimes. Un rey no tendra este tipo de gentileza con nadie, especialmente cuando ellos los superan en nmero de diez a uno. Una pelea? Usted slo tiene que decir que fuimos atrapados por una tormenta en el Valle de Koom, que es un sitio traicionero, como todos saben. Se le echar mucho de menos y, sin duda, regresaremos su cuerpo si alguna vez aparece Pero no vas a intentar eso, verdad?, porque me necesitas. Sabes algo acerca de esta caverna, s? Y lo que sea que vaya a pasar, quieres que el bueno de Sam Vimes, no-agudo-pero-por-losdioses-es-recto para que se lo diga al mundo -No hay dos cubos iguales -dijo Rhys-. Por lo general, es una palabra, pero puede ser un soplo, un sonido, una temperatura, un punto en el mundo, el olor de la lluvia. Cualquier cosa. Entiendo que hay muchos cubos que nunca han hablado.

-De veras? -dijo Vimes-. Pero esta cosa farfulla condenadamente bien. Y quien sea que la enviara fuera del valle quera que fuese escuchado, de modo que dudo que slo se ponga a hablar cuando una lgrima de virgen caiga sobre el mismo en un clido martes de febrero. Y ste empez una charla muy rpidamente con un hombre que no saba una palabra de enans, tambin. -Pero el que habla deseara que los enanos lo escuchen, sin duda! - protest el Rey. -Es una leyenda de dos mil aos! Quin sabe quin quera qu? -dijo Vimes-. Qu quieres? Esto fue a Nobby, que haba aparecido a su lado, mirando al cubo con inters. -Cmo hizo eso l para pasar mi guardia? -dijo el Rey. -El avance furtivo de Nobbs -dijo Vimes, y cuando un par de avergonzados guardias dejaron caer sus pesadas manos en los frgiles hombros de Nobby, aadi: -No. Djenlo. Vamos, Nobby, puedes decir algo para hacer que esta cosa empiece a hablar. -Eh, habla o ser peor para ti? -sugiri Nobby. -No es un mal intento -admiti Vimes-. Hace cien aos, seor, dudo que alguien de Ankh-Morpork supiera muchas palabras de trolls o enans. Tal vez el mensaje estaba destinado a humanos? Debe haber habido un asentamiento sobre la llanura, con todos esos pjaros y peces para comer. -Tal vez algunas palabras ms humanas, entonces, eh, Nobby? -dijo el Rey. -Muy bien. Abre, habla, di algo, charla, descubre el pastel, juega -No, no, seor Vimes, lo est haciendo mal! -grit Fred Colon-. Fue en los das antiguos, verdad? Deben ser palabras viejas, es decir, como eh abros! Vimes rea cuando tuvo una idea. Me pregunto, pens. Podra ser. Realmente no se trata de palabras, se trata de sonidos. Ruidos Aporreadorson estaba viendo el intento con una expresin perpleja. -Cul es la palabra enana para "abrir ", seor Aporreadorson? -dijo Vimes. -En el sentido de "abrir un libro"? Sera "dhwe", comandante. -Hmm. No es suficiente. Qu tal "decir"? -Vaya, eso sera "aargk", o, en forma imperativa, "cork!", comandante. Usted sabe, no creo -Disculpen! -dijo Vimes en voz alta. El balbuceo de voces se detuvo-. Auk! El azul y verde brillo de las luces dej de parpadear y, en cambio, comenzaron a moverse a travs del metal para formar un patrn de cuadrados azules y verdes. -Pens que el artista no saba enans -dijo el Rey. -No lo saba, pero hablaba en Pollo con fluidez -dijo Vimes-. Le explicar ms tarde -Capitn, busque a los grags -salt el Rey-. A los presos tambin, incluso los trolls. Todos debern or esto! La superficie del cubo pareca estar movindose sobre la piel de Vimes. Algunos de los cuadros verdes y azules sobresalieron ligeramente orgullosos del resto del metal. La caja comenz a hablar. Se escuch un crepitar que sonaba como enans, aunque Vimes no pudo entender una sola palabra. Fue seguido por un par de fuertes ruidos de golpes. -Segunda Convocatoria Hubland Enans -dijo Aporreadorson-. Eso sera adecuado para la poca. Quien habla acaba de decir: "Ezt ezta coza funzionando? La voz habl de nuevo. Mientras las viejas y rajadas slabas se desenrollaban, Aporreadorson dijo: -El primer coza que Tak hizo, l ezcribise; la segunda coza que Tak hizo, l ezcribi las leyes, la terzer coza que Tak hizo, l ezcribi el mundo; la cuarta coza que Tak hizo, l ezcribi una cueva; la quinta coza que Tak hizo, l ezcribi una geoda, un huevo de

piedra, y en el rezplandor de la boca de la cueva, la geoda eclozion y los Hermanos nacieron, el primer hermano camin hacia la luz, y se par bajo el cielo abierto -Esta es la historia de las Cosas Que Tak Escribi -susurr Cheery a Vimes. Vimes se encogi de hombros, y observ que algunos de los guardaespaldas empujaban a los viejos grags en el crculo, entre ellos Ardiente. -No es nuevo o algo? -pregunt Vimes, decepcionado. -Todos los enanos lo saben, seor. - Fue el primer Enano -tradujo Aporreadorson-. l encontr las Leyes que Tak haba escrito, y fue oscurecido La quebrada voz continu y luego Aporreadorson, que haba cerrado sus ojos en la concentracin, los abri conmocionado. - eh entonces Tak contempl la piedra y sta estaba tratando volverse viva, y Tak sonri y escribi: "Todas las cosas se esfuerzan" -dijo el enano, levantando la voz por encima de la creciente conmocin a su alrededor-. Y por el servicio que la piedra le haba prestado, le dio forma al primer Troll, y se deleit en la vida que vino sin ser invitada. stas son las cosas que escribi Tak! -Estaba gritando ahora, por el nivel de ruido. Vimes se senta como un forastero. Pareca que todo el mundo excepto l estaba discutiendo. Las hachas estaban floreciendo. -YO QUE ME DIRIJO A USTEDES AHORA SOY B'HRIAN HACHASANGRIENTA, POR EL DERECHO DEL BIZCOCHO EL VERDADERO REY DE LOS ENANOS! -grit Aporreadorson. La cueva se qued en silencio, a excepcin del eco del grito que regresaba de la oscuridad lejana. -Fuimos arrastrados hacia las cuevas por las inundaciones. Nos buscamos unos a otros, voces en la oscuridad. Estamos muriendo. Nuestros cuerpos estn rotos por el agua con terribles dientes de piedra. Estamos demasiado dbiles para subir. El agua nos rodea. Este testimonio ser confiado al joven Fuerteenelbrazo, que sigue siendo gil, con la esperanza de que llegue a la luz del da. Porque la historia de este da no debe ser olvidada. No se esperaba este resultado! Vinimos a firmar un tratado! se era el secreto, una cuidadosa labor de muchos aos! La caja dej de hablar. Pero se escuchaban dbiles quejidos, y el correr del agua en algn lado. -Seor, demando que esto no debera ser escuchado! -grit Ardiente entre los grags-. No son nada ms que mentiras sobre mentiras. No hay verdad en eso! Qu prueba hay de que sta sea la voz de Hachasangrienta? El capitn Gud parece un poco inseguro, pens Vimes. Los guardaespaldas del rey? Bueno, pareca que la mayora era de la especie estlida que permaneca leal y no prestaba mucha atencin a la poltica. Los mineros? Enojados y confundidos porque los viejos grags gritaban. Esto se va a poner mal rpidamente. -Guardia de la ciudad, a m! -grit. Los sonidos de fondo del cubo murieron y otra voz comenz a hablar. Detritus levant la vista rpidamente. -Eso es Trolls antiguo! -dijo. Aporreadorson dud por un momento. - eh Yo soy Diamante Rey de los Trolls -dijo, mirando desesperadamente a Vimes-. En efecto vinimos a hacer la paz. Pero la niebla descendi sobre nosotros y cuando se levant algunos trolls y enanos gritaron Emboscada! Empezaron a luchar y no escucharon nuestras rdenes. As troll luch contra troll, y enano luch contra enano,

y los tontos hicieron tontos de todos nosotros que hemos luchado para poner fin a una guerra, hasta que el cielo disgustado nos barri. Y, sin embargo, decimos esto. Aqu en esta cueva en el fin del mundo la paz se hace entre enano y troll, y marcharemos ms all de la mano de Muerte juntos. Porque el enemigo no es Troll, ni es Enano, sino es el siniestro, el maligno, el cobarde, los buques del odio, los que hacen algo malo y lo llaman bueno. Esos contra los que luchamos hoy, pero el tonto deliberado es eterno y dir -Esto es slo un truco! -grit Ardiente. - que es un truco -continu Aporreadorson-, por lo que imploramos: vengan a las cuevas bajo de este valle, donde nos encontrarn compartiendo la paz que no puede ser detenida. La retumbante voz de la caja dej de hablar. Se escuch, una vez ms, un susurro de voces medio escuchadas y, a continuacin, el silencio. Los pequeos cuadrados se movieron por un momento como un rompecabezas deslizante, y el sonido regres. Ahora lo que sala desde la caja eran gritos y chillidos, y el choque de acero Vimes estaba mirando la cara del Rey. Algo de esto sabas, verdad? No todo, pero que no parecas sorprendido de que hablase Hachasangrienta. Rumores? Viejas historias? Algo en los registros? Nunca me lo dirs. -Had'ra -dijo Aporreadorson, y el cubo cay en silencio-. Eso significa detener, comandante -aadi el grag. -Y entonces estamos bajo el Valle de Koom -se mof Ardiente-. Y qu encontramos? -Te encontramos a ti -dijo Aporreadorson-. Siempre te encontramos a ti. -Trolls muertos. Enanos muertos. Y nada ms que una voz -dijo Ardiente-. AnkhMorpork esta aqu. Ellos son ladinos. Estas palabras podran haber sido dichas ayer! El Rey observaba a Ardiente y a Aporreadorson. Al igual que todos los dems enanos. T no tienes que levantarte y argumentar!, quera gritar Vimes. Slo encadena a los bastardos y los resolveremos ms tarde! Pero ser un enano significaba todo acerca de palabras y leyes -stos son grags venerables -dijo Ardiente, indicando las figuras con capa detrs de l-. Han estudiado la Historia! Han estudiado los Dispositivos! Miles de aos de conocimiento estn ante ustedes. Y t? Qu sabes? -Viniste a destruir la verdad -dijo Aporreadorson-. No te atreviste a confiar en ella. Una voz es slo una voz, pero estos cuerpos son la prueba. T viniste aqu a destruirlos. Ardiente arrebat el hacha de un minero y la estaba blandiendo antes de que cualquiera de los guardaespaldas pudiera reaccionar. Cuando la comprensin lleg hasta ellos, hubo un avance masivo. -No! -dijo Aporreadorson, alzando las manos-. Seor, por favor! sta es una discusin entre grags! -Por qu no llevas hacha? -gru Ardiente. -No necesito hacha para ser un enano -dijo Aporreadorson-. Tampoco tengo que odiar a los trolls. Qu clase de criatura se define a s misma por el odio? -T atacas nuestras races! -dijo Ardiente-. Las races! -Entonces devuelve el golpe -dijo Aporreadorson, extendiendo sus manos vacas-. Y haga su espada a un lado, Comandante Vimes -aadi, sin girar la cabeza-. ste es un asunto de enanos. Ardiente? Todava estoy de pie. En qu crees? Ha'ak! Ga strak ja'ada! Ardiente se lanz hacia adelante, con el hacha levantada. Aporreadorson se movi rpidamente, se oy el sonido de algo golpeando carne y, a continuacin, un cuadro tan inmvil como las figuras sentadas alrededor de la caverna. Estaba Ardiente, con el

hacha levantada. Estaba Aporreadorson, sobre una rodilla, con la cabeza apoyada casi amistosamente contra el pecho del enano y el borde de una mano presionando duramente contra la garganta de Ardiente. La boca de Ardiente se abri, pero todo lo que sali fue un croar y un chorrito de sangre. Di unos cuantos pasos atrs, y cay de espaldas. El hacha golpe la blanca y hmeda cascada de piedra, y a travs del goteo de milenios. El tiempo cay en fragmentos a su alrededor. Aporreadorson se alz, mirando conmovido y masajeando su mano. -Es como usar un hacha -dijo, a nadie en particular-, pero sin el hacha El alboroto comenz de nuevo, pero de un enano, goteando agua, que se abri paso a travs de la multitud. -Seor, hay una banda de trolls llegando al valle! Preguntaron por usted! Dicen que quieren parlamentar! Rhys pas sobre el cuerpo de Ardiente, mirando atentamente al agujero en la cascada de piedra. Otro trozo cay cuando lo toc. -Hay algo inusual en su lder? -dijo con voz preocupada, todava mirando en la nueva oscuridad. -S, seor! l es todo brillante! -Ah. Bueno -dijo el Rey-. Tendr su parlamento. Triganlo aqu abajo. -Podra ser ese un troll que conoce a enanos muy poderosos? -pregunt Vimes. El Bajo Rey lo mir a los ojos por un momento. -S, imagino que es l -dijo. Despus levant la voz-. Alguien que traiga una antorcha! Comandante Vimes, podra mirar aqu, por favor? En las profundidades de la caverna revelada, algo brillaba. En este da de 1802, el pintor Metodia Ladino arroj la cosa brillante en el pozo ms profundo que conoca. Nunca nadie lo escuchara abajo. El Pollo lo persigui a casa. Sera mucho ms sencillo, pens Vimes, si se tratase de una historia. Una espada que sale de una piedra o un anillo mgico es lanzado a las profundidades del mar, y con regocijo general el mundo da vueltas. Pero esto era la vida real. El mundo no daba vueltas, slo entraba en rotacin. Era el Da del Valle de Koom y no haba una batalla en el Valle de Koom. Pero lo que estaba pasando aqu no era la paz, tampoco. Lo que estaba pasando bien, lo que estaba ocurriendo eran comits. Se negociaba. En realidad, en la medida de lo que poda decir, ni siquiera haba llegado tan lejos como la negociacin todava. No haba pasado de hablar de reuniones acerca de las delegaciones. Por otra parte, nadie haba muerto, a excepcin, quiz, de aburrimiento. Haba una gran cantidad de historia que descoser, y, para aquellos que no participaban efectivamente en esa delicada actividad, haba un Valle de Koom que domesticar. Dos hroes culturales estaban all abajo en la caverna, y todo lo que se necesitaba era una buena tormenta y algunos bloqueos fuera de lugar para que una blanca inundacin cargada de rocas molidas limpiase todo el lugar. No haba sucedido todava, pero tarde o temprano la dinmica de la geografa dara curso a la misma. El Valle de Koom no poda ser abandonado a su suerte, nunca ms. Dondequiera que uno mirase haba equipos de enanos y trolls inspeccionando, desviando, represando y perforando. Haban sido contratados por dos das, pero durara para siempre, porque cada invierno cambiaba el juego. El Valle de Koom obligaba a la cooperacin entre ellos. Maldito Valle de Koom

Vimes pensaba que era un poco demasiado oportuno, pero la naturaleza puede ser as. A veces veias puestas de sol tan rosadas que no tenan estilo en absoluto. Algo que haba sucedido rpido era el tnel. Los enanos haban cortado rpidamente a travs de la suave piedra caliza. Podas pasear ahora por la caverna, aunque en realidad tenas que hacer cola a causa de la larga fila de trolls y enanos. Los de la fila que bajaba se miraban uno al otro con incertidumbre en el mejor de los casos. Los de la fila que suba a veces parecan enojados, o estaban cerca de las lgrimas o, simplemente, caminaban mirando al suelo. Una vez que pasaban la salida, tendan a formar grupos silenciosos. Sam, con el Joven Sam en sus brazos, no tena que hacer cola. Las noticias haban cundido. Entraron directamente, pasando junto a trolls y enanos que estaban rearmando cuidadosamente las estalagmitas rotas (fue una novedad para Vimes que se poda hacer eso, pero parece que si volvas en quinientos aos, estaran tan bien como unas nuevas), en lo que se haba dado en llamar Cueva de los Reyes. Y all estaban. No podas discutirlo. All estaba el rey enano, desplomado hacia adelante sobre el tablero, cristalizado por el eterno goteo, su barba ahora roca y unida con la piedra, pero el rey de diamante haba permanecido erguido en la muerte, su piel nublada, y todava podas ver el juego delante de l. Era su turno; unas saludables estalactitas colgaban de su mano extendida. Haban roto las pequeas estalagmitas para hacer las piezas, las cuales el tiempo haba pegado en inmovilidad. Las lneas rayadas en el tablero de piedra eran ms o menos invisibles, pero los jugadores de Thud de ambas razas ya lo haban estudiado cuidadosamente y un boceto del Juego de los Reyes Muertos ya haba aparecido en el Times. El rey de diamante estaba jugando el lado enano. Al parecer, poda hacerlo en ambos sentidos. La gente estaba diciendo que cuando todo esto terminase sellaran la cueva. Demasiadas personas en una cueva viva la matan, de alguna manera, dijeron los enanos. Y, entonces, los reyes quedaran en la oscuridad para terminar su juego, con suerte, en paz. Agua goteando sobre una piedra, cambiando la forma del mundo de una gota a la vez, borrtando un valle S, bueno, haba aadido Vimes para s mismo. Pero nunca sera as de simple. Y en cada nueva generacin tendras que abrirla de nuevo, para que la gente pudiera ver que era cierto. Hoy, sin embargo, estaba abierta para Sam y el Joven Sam, que llevaba puesto un atractivo sombrero de lana con un pompn. Ladrillo y Sally estaban de servicio, junto con un par de enanos y dos trolls ms, y todos observaban el flujo de visitantes y el uno al otro. Los vurms cubran el techo. El juego resplandeca. Que recordara el Joven Sam? Probablemente slo el brillo. Pero tena que hacerse. Los jugadores eran autnticos, en eso al menos ambas partes estaban de acuerdo. Las tallas en Diamante eran precisas, la armadura y joyas en Hachasangrienta eran como la historia registraba. Incluso la larga barra de pan enano que llev a la batalla, y que podra destruir el crneo de un troll, estaba su lado. Los estudiosos enanos, con delicadeza y cuidado, y el embotamiento de quince hojas de sierra, haban cortado una pequea porcin de ella. Milagrosamente, haba resultado ser an tan no comestible como el da en que se cocin. Un minuto era suficiente para este momento histrico, decidi Vimes. El Joven Sam estaba en la edad del acaparamiento, y l nunca escuchara el fin de esto si su hijo se coma un monumento histrico.

-Podemos hablar una palabra, Agente Interina? -le dijo a Sally, cuando se volvi para salir-. La guardia cambia en un minuto. -Ciertamente, seor -dijo Sally. Vimes pase hasta una esquina de la caverna y esper hasta que Nobby y Fred Colon marcharon a la cabeza del relevo. -Te alegra haberte alistado, Agente Interina? -pregunt, mientras ella se acercaba deprisa. -Mucho, seor! -Bien. Salimos a la luz del da? Ella lo sigui por la pendiente y hasta el calor hmedo del Valle de Koom, adonde l se sent sobre una roca. l la mir mientras el Joven Sam jugaba a sus pies. Dijo: -Hay algo que te gustara decirme, Agente Interina? -Debera haberlo, seor? -No puedo probar nada, por supuesto -dijo Vimes-. Pero eres un agente del Bajo rey, Verdad? Has estado espindome. Esper mientras ella consideraba las opciones. Las golondrinas volaban por encima en escuadrones. -Yo, eh, no lo dira as, seor -dijo finalmente-. Yo estaba vigilando a Aplastajamones y haba escuchado acerca de la minera y entonces, cuando todo empez a calentarse - convertirte en un vigilante pareca una buena idea, verdad? La Liga lo sabe? -No! Mire, seor, yo no estaba espindolo a usted -Le dijiste que nos dirigamos al Valle de Koom. Y la noche que llegamos, saliste a volar un poco. Slo por estirar las alas? -Mire, sta no es mi vida! -dijo Sally-. Me un a la nueva fuerza en Bonk. Estbamos tratando de hacer una diferencia ah! Quera venir a Ankh-Morpork de todos modos, porque, bueno, todos queremos hacerlo. Para aprender, sabe? Cmo logran hacerlo? Todo el mundo habla muy bien de ustedes! Y, entonces, el Bajo Rey me convoc y pens, dnde est el dao? Aplastajamones ha causado problemas all, tambin. Eh Yo nunca dije en realidad una mentira, seor. -Rhys ya conoca el secreto, verdad? -dijo Vimes. -No, seor, no como tal. Pero creo que tena alguna razn para sospechar que haba algo ah abajo. -Entonces, por qu no ir a buscarlo? -Enanos excavando en torno al Valle de Koom? Los trolls se, eh, volveran locos, seor. -Pero no si los enanos slo investigaban por qu un poli de Ankh-Morpork persegua a algunos delincuentes fugitivos dentro de las cuevas, verdad? No si el poli es el buen viejo Sam Vimes, todo el mundo sabe que es tan recto como una flecha, aunque no sea el cuchillo mas afilado en el cajn. No se puede sobornar a Sam Vimes, pero para qu preocuparse cuando se lo puede engaar? -Mire, seor, s cmo se debe sentir, pero bien, ah est su nio, jugando en el Valle de Koom, con todos los enanos y trolls alrededor, y no estn luchando. Verdad? No ment, slo colabor un poco. No vala la pena, seor? Ja, realmente les preocup cuando fue con los magos! Brillo no haba salido de la ciudad! Rhys tuvo que volar por la noche! Todo lo que realmente hicieron fue seguirlo. La nica persona por la que usted se enga fue por m, y resulta que yo no era muy buena en eso. Ellos necesitan de usted, seor. Mire a su alrededor y diga que no vala la pena. A cien metros de distancia, una roca del tamao de una casa retumbaba cruzando la piedra, impulsada y dirigida por una docena de trolls, cay en un sumidero y lo bloque como un huevo en una taza. Se escucharon vtores. -Puedo decir otra cosa, seor? -dijo Sally-. S que Angua est detrs de m.

-Es Sargento Angua para ti -dijo Angua, en su oreja-. Tampoco me engaaste a m. Te dije que no nos gustaban los delatores en la Guardia. Pero por lo que valga, seor, huele a que est diciendo la verdad. -An tienes una ruta al Bajo Rey? -dijo Vimes. -S, y estoy segura de que l -comenz Sally rpidamente. -stas son mis exigencias. Los grags y lo que queda de sus guardias estn regresando a Ankh-Morpork conmigo. Eso incluye a Ardiente, aunque me dijeron que pasarn semanas antes de que pueda hablar de nuevo. Se presentarn ante Vetinari. Tengo promesas que cumplir, y nadie va a detenerme. Ser difcil inculparlos de grandes cargos, pero estoy condenadamente dispuesto a intentarlo. Y ya que voy a apostar mi cena a que Vetinari se encuentra en todo esto, espero que lo empaque de nuevo a Rhys en cualquier caso. Me imagino que tiene una celda lo bastante profunda como para que estn cmodos. Entendido? -S, seor. Y las otras demandas? -La misma que la primera, repetida en una voz ms fuerte -dijo Vimes-. Entendido? -Absolutamente, seor. Luego voy a dimitir, por supuesto -dijo Sally. Vimes achic los ojos. -T dimitirs cuando te diga, Agente Interina! Recibiste el Cheln del Rey, recuerdas? E hiciste un juramento. Ve y negocia! -Va a seguir con ella? -dijo Angua, mirando a la vampiro desaparecer en la distancia. -Tu misma has dicho que es un buen poli. Veremos. Oh, no pongas esa cara, sargento. Est de moda en estos das en la poltica, el espionaje a tus amigos. Eso me dijeron. Como ella dijo: mira a tu alrededor. -Esto es un poco distinto de usted, seor -dijo Angua, lanzndole una mirada de preocupacin. -S, lo es, verdad? -dijo Vimes-. Tuve un buen sueo anoche. Es un buen da. Nadie est tratando de matarme, lo que es agradable. Gracias, sargento. Ten una buena noche. Vimes llev al Joven Sam a la luz de la tarde. Al igual que la chica que haba estado trabajando para Rhys. Las cosas podran haber sido un poco difciles de otra manera. se era el hecho evidente. Conservarla? Quizs. Ella haba sido muy til, incluso Angua lo admiti. Adems, haba sido prcticamente obligado a tomar un espa, en pocas de ms o menos guerra! Si lo jugaba correctamente, nunca ms nadie le dictara a quin tomaba en la Guardia. Doreen Guiando podra hacer sonar sus falsos caninos tanto como le gustara! Hmm Fue asi como pensaba Vetinari todo el tiempo? Escuch que decan su nombre. Un coche estaba llegando a travs de la roca, y Sybil saludaba desde la ventana. se era otro paso adelante; hasta los carromatos podran llegar aqu ahora. -No has olvidado la cena de esta noche, verdad? -dijo, con un toque de sospecha en su voz. -No, querida. -Vimes no la haba olvidado, pero tena la esperanza de que podra evaporarse si no pensaba en ella. Iba a ser Oficial, con ambos reyes y muchos reyes menos importantes y los lderes de los clanes. Y el Enviado Especial de Ankh-Morpork, por desgracia. se sera Sam Vimes, que estaba fregado. Al menos no habra calzas y plumas. Ni siquiera Sybil lo haba previsto. Lamentablemente, pens, el pueblo tena un sastre decente que haba sido tan amable de usar todo ese galn dorado que haba comprado accidentalmente un par de aos atrs. -Willikins tendr un bao listo cuando volvamos -dijo Sybil, mientras el coche se mova. -S, querida -dijo Vimes.

-No te muestres tan sombro! Defenders el honor de Ankh-Morpork, recuerda! -De veras, querida? Qu hago con la otra mano? -dijo Vimes, recostndose en el asiento. -Oh, Sam! Esta noche caminars con los reyes! Antes caminara solo a lo largo de toda la Calle Mina de Melaza a las tres de la maana, pens Vimes. Bajo la lluvia, con las alcantarillas desbordando. Pero era algo de esposa. Senta tanto orgullo de l. l nunca podra determinar por qu. Mir hacia abajo en su brazo. Lo haba solucionado, al menos. Herida de salida, en efecto! Era slo la manera en que el aceite ardiendo haba salpicado sobre su piel. Poda parecerse un poco a ese maldito smbolo, lo suficiente como para asustar hasta a los enanos, pero ningn globo ocular flotante iba a amedrentarlo. El sentido comn y los hechos, eso es lo que funcionaba! Despus de un rato se dio cuenta de que no iban a la ciudad. Haban bajado casi hasta los lagos, pero ahora iban camino al acantilado. Poda ver el valle debajo de ellos, abrindose. Los reyes estaban haciendo trabajar duro a sus sbditos, partiendo de la base de que los guerreros cansados estn menos dispuestos a luchar. Los equipos se movan sobre la roca como las hormigas. Tal vez haba un plan. Probablemente lo haba. Sin embargo, las montaas se burlaran de l en cada invierno. Tendran que tener escuadrones aqu todo el tiempo, necesitaran explorar las laderas de las montaas para encontrar y destruir las grandes rocas que antes haban causado problemas. Recuerda el Valle de Koom! Porque, si no lo haces, tu historia es historia. Y tal vez, detrs de los truenos y en el rugido de las aguas subterrneas que fluyen, podrs escuchar la risa de los reyes muertos. El coche se detuvo. Sybil abri la puerta. -Baja, Sam Vimes -dijo-. No discutas. Es el momento de tu retrato. -Aqu? Pero esto es -comenz Vimes. -Fuenas tarrdes, comandante -dijo Otto Chriek alegremente, apareciendo en la puerta-. He instalado un fanco y la luz es aprropiada parra el colorr! Vimes tuvo que acordar en que lo era. La luz haca brillar las montaas como el oro. A media distancia, las Lgrimas del Rey caan en una lnea de plata brillante. Pjaros de colores vivos se zambullan a travs del aire. Y todo el camino hasta el valle haba arco iris. Valle de Koom, en el Da del Valle de Koom. Tena que ser all. -Si su seorra se sentarra con el nio en su rregazo, y usted, comandante, parrado con la mano sofrre su homfrro? -Iva y vena alrededor de su gran icongrafo negro. -Est aqu para tomar fotografas para el Times -susurr Sybil-. Y yo pens, bueno, es ahora o nunca. Debemos tener un retrato. -Cunto tiempo va a demorar esto? -dijo Vimes. -Oh, una frraccin de segundo, comandante -dijo Otto. Vimes resplandeca. Esto le gustaba ms. Por supuesto, nunca lo es. Pero era una tarde clida, y Vimes todava se senta bien. Se sentaron y miraron con la sonrisa fija que tiene la gente cuando se est preguntando por qu una fraccin de segundo dura una media hora, mientras que Otto trataba de disponer el universo a su satisfaccin. -Havelock se preguntar cmo recompensarte, sabes -murmur Sybil, mientras el vampiro alborotaba alrededor. -Puede seguir preguntando -dijo Vimes-. Tengo todo lo que quiero. -Sonri. Clic!

-Sesenta nuevos oficiales? -dijo Lord Vetinari. -El precio de la paz, seor -dijo el Capitn Zanahoria seriamente-. Estoy seguro de que el Comandante Vimes no se conformara con menos. Estamos realmente exigidos. -Sesenta hombres -y enanos y trolls, por supuesto- es ms de un tercio de su actual dotacin -dijo el Patricio, golpeando con su bastn sobre el adoquinado-. La paz viene con un gran aumento de la factura, capitn. -Y algunos dividendos, seor -dijo Zanahoria. Levantaron la mirada hacia el smbolo crculo-y-barra sobre la puerta de la mina, por encima de la cuerda de color amarillo y negro utilizada por la Guardia para advertir a los intrusos que se mantuvieran fuera. -La mina nos corresponde por ausencia? -pregunt Vetinari. -Al parecer, seor. Creo que el trmino es "dominio eminente". -Ah, s. Eso significa robo patente por el gobierno -dijo Vetinari. -Pero los grags compraron el derecho, seor. Difcilmente van a impugnar ahora. -Exactamente. Y es verdad que los enanos pueden hacer tneles a prueba de agua? -Oh, s. El truco es casi tan antiguo como la minera. Le importara pasar adentro? Me temo que el ascensor no est funcionando por el momento, sin embargo. Lord Vetinari inspeccion los carriles y los pequeos carros que los enanos haban utilizado para transportar escombros. Sinti las paredes secas. Volvi arriba y frunci el ceo cuando una losa de hierro de una tonelada pas a travs de la pared, gir delante de su cara, pas a travs de la pared opuesta y se enterr en la calle. -Y se supona que eso ocurriera? -dijo, sacudiendo el polvo de yeso de su tnica. Una emocionada voz detrs de l gritaba: -El momento angular! Es imposible! Increble! Una figura subi a travs de la pared, sosteniendo algo en una mano. Se apresur hasta el Capitn Zanahoria, vibrante de emocin. -Gira una vez cada 6,9 segundos, pero el momento angular es inmenso! Se rompi la abrazadera! Qu lo mueve? -Nadie parece saberlo -dijo Zanahoria-. En Uberwald -Perdone, de qu se trata esto? -dijo Lord Vetinari, levantando imperiosamente una mano. El hombre lo mir y se dio vuelta hacia Zanahoria. -Quin es ste? -dijo. -Lord Vetinari, gobernante de la ciudad, puedo presentarle al Sr. Pony del Gremio de Inventores? -dijo Zanahoria rpidamente-. Por favor, permita a su seora ver el Eje, Sr. Pony. -Gracias -dijo Vetinari. Tom la cosa, que se pareca mucho a dos cubos, cada uno de alrededor de seis pulgadas de lado, unidos por una cara, como un par de dados juntados por los seises. En relacin con el otro, uno giraba muy, muy lentamente. -Oh -dijo categricamente-. Un mecanismo. Qu bien. -Bien? -dijo Pony-. No comprende? No dejan de girar. Zanahoria y Pony miraron expectantes al Patricio, quien dijo: -Y eso es algo bueno? Zanahoria tosi. -S, seor. Uno de stos mueve una de las mayores minas de Uberwald. Todas las bombas, los ventiladores que mueven el aire, los vagones que transportan el mineral, el fuelle de las forjas, los ascensores todo. Slo uno de ellos. Es otro tipo de Dispositivo, como los cubos. No sabemos cmo estn hechos, son muy raros, pero los otros tres de los que he odo hablar no se han detenido en cientos de aos. No utilizan

combustible, no necesitan nada. Parecen tener millones de aos de antigedad. Nadie sabe qu los hizo. Slo giran. -Qu interesante -dijo Vetinari-. Vagones de transporte? Subterrneos, dice usted? -Oh, s -dijo Zanahoria-. Incluso con los mineros adentro. -Voy a pensar en esto -dijo Vetinari, evitando la mano extendida del Sr. Pony-. Y qu podramos hacer que haga en esta ciudad? l y Zanahoria giraron rostros interrogatorios al Sr. Pony, quien se encogi de hombros y dijo: -Todo? Plink! Cay una gota de agua sobre la cabeza del muy, muy difunto Rey Hachasangrienta. -Cunto tiempo vamos a tener que hacer esto, sarge? -dijo Nobby, mientras observaban pasar la lnea de los visitantes que arrastraban los pies delante de los reyes muertos. -El Sr. Vimes ha pedido otro equipo de casa -dijo Fred Colon, pasando de un pie al otro. Pareca bastante caliente la primera vez que entr en la cueva, pero despus de un rato la viscosidad puede desanimar a un hombre. Reflexion que Nobby, que no era afectado por ella, era bendecido por la Naturaleza con viscosidad natural. -Est empezando a darme escalofros, sarge -dijo Nobby, indicando a los reyes-. Si esa mano se mueve, voy a gritar. -Piensa que es Como Estar All, Nobby. -Siempre he estado en alguna parte, sarge. -S, pero cuando vengan a escribir los libros de historia ellos -Fred Colon hizo una pausa para reflexionar. Tuvo que admitir, que probablemente no lo mencionaran a l ni a Nobby-. Pues bien, tu Tawneee se sentir orgullosa de ti, de todos modos. -Creo que no ser as, sarge -dijo Nobby tristemente-. Ella es una buena chica, pero creo que voy a tener que dejarla. -Seguramente que no! -Temo que s, sarge. Ella me cocin la cena el otro da. Intent hacer Budn Empobrecido como el que mi vieja mam sola hacer Plink! Fred Colon sonri todo el camino de su estmago. -Ah, s. Nadie poda empobrecer un budn como tu vieja mam, Nobby. -Fue terrible, Fred -dijo Nobby, dejando caer la cabeza-. En cuanto a su Pastel Desplomado, bueno, no quiero ir all. Ella es una muchacha que no conoce su camino en la cocina. -Ella es ms una persona de cao, Nobby, eso es cierto. -Exactamente. Y yo pensaba, la vieja Cabezamartillo, bien, nunca puedes estar seguro de para qu lado est mirando, pero sus almejas en mantequilla, bien -Suspir. -Es un pensamiento para mantener a un hombre caliente en una noche fra -acord Fred. -Y, sabes, ahora, cuando me golpea con un pescado mojado, no pica como sola hacerlo -sigui Nobby-. Creo que estamos llegando a un entendimiento. Plink! -Ella puede cascar una langosta con el puo -observ Coln-. Eso es un talento muy porttil. -De modo que estaba pensando en hablar con Angua -dijo Nobby-. Podra darme algunos consejos sobre cmo dejar a Tawneee suavemente. -sa es una buena idea, Nobby -dijo Fred-. No toque, seor, de lo contrario voy a tener que cortarle los dedos. -Esto fue dicho en un agradable tono de voz, a un enano que haba estirado la mano en temor reverente al tablero.

-Pero vamos a seguir siendo amigos, por supuesto -dijo Nobby, mientras el enano se apartaba-. Siempre puedo entrar en el Club Minino Rosado gratis, de todos modos, voy a estar ah siempre, si ella necesita un casco para llorar encima. -Eso es muy moderno de ti, Nobby -dijo Fred. Sonri en la oscuridad. De alguna manera, el mundo estaba de nuevo en curso. Plink! Vagando por el mundo, el eterno troll Ladrillo detrs de Detritus, arrastrando su garrote. Bueno, l iba a subir en el mundo y no haba duda. Ellos dijeron que duele si sales de las cosas, pero Ladrillo siempre fue herido, toda su vida, y ahora no era demasiado malo en absoluto. Era pues, la extraa manera en que ahora poda pensar el final de una frase y todava recordar el principio de la misma. Y le daban comida, que empezaba a gustarle, una vez que dej de ponerle mala cara. El Sargento Detritus, que saba todo, le haba dicho que si quedaba limpio y se avivaba podra subir hasta Agente Interino un da, y hacer un montn dinero. l no estaba demasiado seguro de lo que haba pasado para que suceda todo esto. Pareca que no estaba ms en la ciudad, y haba algunos peleando, y el sargento Detritus le mostr esa gente que haba muerto un poco y lo golpe en la cabeza y le dijo Recuerda! y estaba haciendo lo que poda, pero haba sido golpeado en la cabeza mucho ms duro muchas, muchas veces y sa no fue nada, pero dijo el sargento Detritus que todo era no odiar a los enanos, que eso no estaba bien y Ladrillo realmente nunca tuvo energa para perder odiando. Que lo que ellos haban estado haciendo abajo del agujero era hacer del mundo un lugar mejor, dijo el sargento Detritus. Y a Ladrillo le pareci, mientras ola comida, que sargento Detritus tena absoluta razn. Los trolls y los enanos haban erigido una gran casa redonda en el Valle de Koom, usando rocas gigantes para los muros y la mitad de un bosque cado para el techo. Un fuego de treinta yardas de largo crepitaba adentro. Alineados alrededor de l sobre largas bancas estaban los reyes de ms de un centenar de minas enanas, y los lderes de ochenta clanes troll, con sus seguidores, funcionarios y guardaespaldas. El ruido era intenso, el humo era espeso, el calor era una pared. Haba sido un buen da. Se haban hecho progresos. Los huspedes no se mezclaban, es cierto, pero no trataban de matarse unos a otros. Esto era un avance prometedor. La tregua se mantena. En la mesa alta, el Rey Rhys se inclin en su improvisado trono y dijo: -Uno no hace demandas a los reyes. Uno hace solicitudes, que se conceden graciosamente. No entiendes? -No creo que le d un tra'ka, seor, si puedo ser grosero -dijo Grag Aporreadorson, que estaba de pie junto a l respetuosamente-. Y los enanos mayores en la ciudad estarn detrs de l acerca de esto. No es mi lugar, seor, pero yo le aconsejo aquiescencia. -Y eso es todo lo que quiere? Ni oro, ni plata, ni concesiones? -Eso es todo lo que quiere, seor. Pero sospecho que usted escuchar de Lord Vetinari antes de mucho tiempo. -Oh, puedes estar seguro de eso! -dijo el Rey. Suspir-. Es un nuevo mundo, Grag, pero algunas cosas no cambian. Eh esa cosa lo ha dejado, verdad? -Creo que s, seor. -No ests seguro? El grag sonri una sonrisa dbil, interna.

-Simplemente digamos que su razonable peticin es concedida, s, seor? -Tu opinin es tomada en consideracin, Grag. Gracias. El Rey Rhys gir en su asiento, se inclin a travs de los dos lugares vacos y dijo al Rey Diamante: -Crees que algo les ha ocurrido? Son pasadas las seis! Brillo sonri, llenando la sala con luz. -Sospecho que han sido retrasados por cuestiones de gran importancia. -Ms importante que esto? -dijo el rey enano. y, porque algunas cosas son importantes, el coche estaba fuera de la casa del magistrado, en la ciudad. Los caballos pateaban con impaciencia. El cochero esperaba. Dentro, Dama Sybil remendaba un calcetn, porque algunas cosas son importantes, con una dbil sonrisa en su rostro. Y flotando desde una ventana abierta, arriba, estaba la voz de Sam Vimes: -Hace Hruuugh!" Es un hipoptamo! No es mi vaca!" Sin embargo, estaba bastante cerca por ahora. Fin

Notas de Versin Traduccin y edicin digital: Norberto junio de 2010 Correccion Graciela Lorenzo Tillard *** Si ha descargado este libro del archivo que comienza por B00, se hicieron los siguientes cambios a partir de la versin que fuera traducida y corregida por las personas arriba mencionadas, estas personas no fueron consultadas respecto a dichos cambios (los cambios fueron hechos por razones puramente idiosincrticas): -El ttulo de la traduccin original era Garrotazo!, se ha cambiado de vuelta al Thud! de la versin en ingls. -Los versos correspondientes a las escrituras enanas y trolles con que comienza el libro fueron retraducidos a partir del original en ingls. Las traducciones originales son: Lo primero que Tak hizo fue escribirse a s mismo. Lo segundo que Tak hizo fue escribir las Leyes. Lo tercero que Tak hizo fue escribir el Mundo. Lo cuarto que Tak hizo fue escribir una caverna, Lo quinto que Tak hizo fue escribir una geoda, un huevo de piedra. --A l quien montaas aplastarlo a l no. A l quien sol aplastarlo a l no. A l quien martillo romperlo a l no. A l quien fuego asustarlo a l no.

A l quien levant l cabeza sobre l corazn l diamante. -En la traduccin, el juego aparece como Garrotazo, de acuerdo con el ttulo de esa traduccin, en esta versin se ha regresado el nombre del juego a Thud, el nombre original en ingls. -Se ha cambiado el nombre Cinta Negra (Black Ribboners), por el de Listn Negro.

Pis de Pgina [1] Juego de palabras. To stake out significa apostar policas en un sitio. (N. d. T.) [2] Haba algo de difamacin sobre Nobby, tena que admitir Vimes. Nobby era humano, como muchos otros oficiales. Era slo que era el nico que tena que llevar un certificado para probarlo. (NA) [3] Juego de palabras. Copper bottomed significa un casco de barco recubierto de cobre para evitar la corrosin, protegido; y tambin culo de polica. (N.d T.) [4] Como en El viejo Fred pens que era para custodiar la comida y se ofreci voluntario!. Como este es un ejemplo de humor de oficina, no tiene porque ser divertido. [5] Anoia es en Ankh-Morpork la Diosa de las Cosas Que se Traban en los Cajones. [6] Referencia a Blueberry (N. d. T.) [7] Referencia al Bluetooth (N. d. T.) [8] Juego de palabras intraducible: iron-irony. (N. d. T.) [9] Vimes nunca haba ido muy lejos con cualquier juego mucho ms complejo que los dardos. El ajedrez en particular siempre lo haba aburrido. Era la tonta manera en que los peones salan y masacraban a sus compaeros peones mientras los reyes no hacan nada, lo que siempre le molest; si los peones tan solo se unieran, tal vez hablando con las torres, el tablero completo podra haber sido una repblica en una docena de movidas. [10] Vimes tena tres bandejas: Entrada, Salida y Sacudir Todo, la ltima, que era adonde pona todo cuando estaba demasiado ocupado, enojado, cansado o desconcertado para hacer algo sobre eso. [11] La mejor clase de dioses, en todas formas. No de uno de esos con tentculos, obviamente. [12] Vimes segua una poltica de Escritorio Limpio. Haba una estrategia de Piso Limpio, que lo haba eludido hasta el momento. [13] La creencia troll es que las criaturas vivientes realmente se mueven hacia atrs en el tiempo. Es complicado. [14] Media Luna Emprica estaba justo al lado de Callejn del Parque, en un distrito en general de alta renta. Las rentas habran sido aun ms altas si no fuera por la continuada existencia de Media Luna Emprica misma, la cual, a pesar de los mejores esfuerzos de la Sociedad para la Preservacin Histrica de Ankh-Morpork, an no haba sido demolida. Esto era porque haba sido construida por J. E. Johnson, mejor conocido en la historia como Jodido Estpido Johnson, un hombre que combinaba en un frgil cuerpo tal entusiasmo, autoengao y creativa falta de talento que era, en muchos aspectos, uno de los grandes hroes de la arquitectura. Slo Jodido Estpido Johnson poda haber inventado el pie de 13 pulgadas, y un tringulo con tres ngulos rectos.

Slo Jodido Estpido Jonson poda haber retorcido materia comn a travs de dimensiones donde no se supona que entraran. Y slo Jodido Estpido Johnson poda haber hecho todo esto por accidente. Su altamente original aproximacin multidimensional a la geometra fue responsable de Media Luna Emprica. En el exterior era una construccin normal del perodo, en forma de media luna, en terrazas, construida en piedra color miel, con el ocasional pilar o angelito clavado. Por dentro, la puerta del frente del N 1 se abra al dormitorio trasero del N 15, la ventana de planta baja del N 3 mostraba la vista correspondiente al segundo piso del N 9, el humo del hogar del comedor del N 2 sala por la chimenea del N 19. [15] Estaba bien tirar la basura en tu jardn, porque poda no ser tu jardn adonde la estabas tirando. [16] Juego de palabras intraducible. Club = garrote (N. d. T.) [17] Lo mismo de la nota anterior. (N. d. T.) [18] Es decir, todos los criadores de dragones que no ocupan actualmente una pequea urna artistica. [19] Un famoso deporte de cuneta en Ankh-Morpork, en segundo lugar solamente al Trompo de la Rata Muerta. Las Carreras de Bosta parecen haber desaparecido, a pesar de un intento de levantarlo de categora con el nombre de Bostabastn. [20] Haciendo a Fred Colon posiblemente nico en los anales de historia de las crceles. [21] Que no era un Igor, era meramente su nombre. Era mejor no hacer bromas con l sobre este tema, especialmente no pedirle que te cosa la cabeza en su lugar. [22] La paciencia es una virtud clave entre los enanos. [23] Decan que hay uno en cada estacin de polica. El Agente Visita-A-Los-InfielesCon-Folletos-Explicativos era suficiente para dos. [24] Se trataba de una frase de Sybil que lo desconcert. Ella haba anunci a la hora del almuerzo: Debemos comer la carne de cerdo esta noche, es necesario terminarla. Vimes nunca tuvo problema con esto, ya que haba sido criado para comer lo que se le pona delante, y hacerlo rpidamente, tambin, antes de que alguien ms se lo arrebatara. Simplemente qued perplejo ante la sugerencia de que l estaba all para hacerle a la comida un favor. [25] Los porteros de la Universidad -o sangradores- crean en ella con ms entusiasmo que sus supervisores. Deban su apodo a ser de cscara gruesa, volverse de color rojo al calentarse, y con el cerebro ms pequeo para su tamao que cualquier criatura conocida [26] E incluso entonces haba atacado cabras de montaa en acantilados aparentemente simples, mientras que los guijarros resbalaban y rebotaban a su alrededor; estaba claramente acusndolos de obstruir su Derecho A Vagabundear. Eric crea muy firmemente que La Tierra Perteneca A La Gente, y tambin que l era ms La Gente que nadie. Eric iba con un mapa a todo el mundo, rodeado de material impermeable, en una cadena alrededor de su cuello. Estas personas no eran para jugar con ellas. [27] Pero, cuando sucedi, todo era culpa de la gente de otro mundo, as que al fin estaba bien.

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