ERIC HOBSBAWM Siglo XX
ERIC HOBSBAWM Siglo XX
ERIC HOBSBAWM Siglo XX
HISTORIA
DEL
SIGLO XX
Capítulo I
[sus muñecas,
za aérea,
ciones futuras los tiermpos que nos ha tocado vivir que estas jóve-
+ juventud. Ñ
recuerdo.
que tituló Los últimos días de la humanidad. Para ambos personajes la gue-
sión la primera bomba nuclear—, eh los que pareció que podría desaparecer
una gran parte de la raza humana. Sin duda hubo ocasiones para que el dios,
o Jos dioses, que según los creyentes había creado el mundo y cuanto conte-
monónica se derrumbó entre Jas ilarñas dela gúerra al hundirse los pilares
de las armas y las explosiones de las bombas. La crónica histórica del siglo
Para quienes se habían hecho adultos antes de 1914. el coniraste era tan
brutal que muchos de ellos, incluida lá generación de los padres de este histo-
«antes de 1914», y cuanto venía después de esa fecha no merecía ese nombre.
Esa actitud era comprensible, ya que desde hacía'un siglo no se había registra-
todas las grandes potencias, o la mayor pane de ellas: En ese momento, los
Estados Unidos y Japón. Sólo había habido un breve conflicto en el que par-
enfrentó a Rusia con Gran Bretaña, y Francia. Además, la mayor parte de los
habían concluido con, una cierta rapidez. El más largo de ellos no fue un con-
ficto internacional sino una guerra civil en los Estados Unidos (1861-1865),
y lo normal era que las guerras diraran meses O incluso (como la guerra entre
Prusia y Austria de 1866) semanas. Entre 1871 y 1914 no hubo ningún con-
de la revolución rusa.
mundo. Sin embargo, entre 1815 y 1914 ninguna gran potencia se enfrentó a
otra más allá de su región de influencia inmediata, aunque es verdad que eran
mar. La mayor parte de ellas eran enfrentamientos desiguales, como las gue-
ras de los Estados Unidos contra México (1846-1848) y España (1898) y las
los franceses tuvieron que retirarse de México,en la década de 1860 y los ita-
lianos de Etiopía en 1896. Incluso los más firmes. oporientes de los estados
table retirada. Esos conflictos exóticos sirvieron de argumento para las noye-
Pues bien, todo eso cambió en 1914. En la primera guerra mundial par-
ticiparon todas las grandes potencias y todos los estados europeos excepto
España, los Países Bajos, los tres países escandinavos y Suiza, Además,
vez, a Juchár fuera de su región. Así, Jos canadienses lucharon en Francia, los
tónica del siglo Xx. Los indios fueron enviados a Europa y al Próximo Orien-
ca Latina fue más bien de carácter nominal. En cuanto a las colonias de las
periódicos y los radioyentes -—no hay que olvidar que fue por excelencia la
total de 74. guerras internacionales ocurridas entre 1816 y 1965 que una serie
de especialistas de Estados Unidos —-a quienes les gusta “hacer ese tipo de co-
sas-— han ordenado por el número de muertos que causaron. las. que ocupan los
cuatro primeros lugares de la hista se han registrado en el siglo Xxx: las dos gue-
1935 entre Bolivia (con una población de unos tres millones de Hizbitantes) y
No hay espacio en este libro para analizar los orígenes de la primera gue-
rra mundial, que este autor ha intentado esbozar en La era del império.
ataque alemán contra la segunda (que era parte de la estrategia de guerra ale-
centrales, mientras que en el otro bando la Triple Alianza dejó paso gradual-
Como cabía esperar, Japón intervino casi de forma inmediata para ocupar
limitó sus actividades a esa región. Los Estados Unidos entraron en la guerra
encontraron con una posible guerra en dos frentes, además del de los Balca-
este para climinar a Rusia antes de que -el imperio del zar pudiera organizar
con eficacia todos sus mgenles efectivos militares. Al igual gue ocurrir
krieg) porque no podía actuar de otra manera. El plan estuvo a punto de ver-
—lus franceses apoyados por lo-que quedaba de los belgas y por un ejército
maquinaria más mortífera que había conocido hasta entónces la historia del
las trincheras formadas por sacos de arena, bajo los que vivían como ratas y
piojos (y con ellos), De vez en cuando. sus generales intentaban poner fin a
por alambre de espino, hacia «la tierra de nadie», un caos de cráteres de obu-
lanzarse hacia las ametralladoras que, como ya sabían, iban a segar sus vidas.
Verdún, costó a Gran Bretaña 420.000 muertos (60.000 sólo el primer día de
segunda guerra mundial, Los franceses perdieron casi el 20 por 100 de sus
rra—, sólo algo más de un tercio de los soldados franceses salieron indemnes
del conflicto. Esa misma proporción puede aplicarse a los cinco millones
su mayor parte de las capas altas, cuyos. jóvenes, obligados 4 dár ejemplo
tanto, Jos primeros en caer. Una cuarta pare de los alumnos de Oxford y
1914 perdieron la vida (Winter, 1986, p.:98). En las filas alemanas, el núme-
ro de muertos fue mayor aún que en el ejército francés, aunque fue inferior
la proporción de bajas en el grupo de población en edad militar, mucho más
los Estados Unidos (116.000, frente 4 1,6 millones de franceses, casi 800.000
lucharon durante un año y medio (tres años y medio en la segunda guerra mun-
Pero peor aún que los horrorés de la guerra en el frente occidental iban a
guerra mundial, la mayor parte de lOs que habían participado en ella —en su
de posguerra. Adolf Hiler fue uno de aquellos hombres para quienes la expe-
con toda claridad que los votantes no tolerarían un baño de sangre como el
Francia después de 1918, al igual que años más tarde inspiraría la actitud de
los Estados Unidos tras la guerra de Vietnám. A corto plazo, esta actimd con-
fortificaciones e incapaz de luchar una vez que fueron derribadas, y ante una
Gran Bretaña deseosa de evitar una guerra terrestre masiva como la que
salvár vidas de soldados estadounidenses. Pero es posible que uno de. los
de estos últimos, era patente que las potencias centrales dominaban la situa-
ción y que, frente al avance alemán, Rusia se limitaba a una acción defensiva
les después del verano de 1918. El plan, diseñado por Halia, de abrir un nue-
vo frente conira Austria-Hungría en los Alpes fracasó, principalmente porque
estado que no consideraban como suyos y cuya lengua pócos sabían hablar.
los dós podía ganar la guerra, tanto más cuanto que también la guerra naval
sólo tenían que hacer frente a algunos ataques aislados, pero en el mar del
resultado décisivo, pero dado que .confinó'en sus bases a la flota alemana
secuela el único acto auténtico de repudio oficial humanitario contra una for-
aún cómo utilizarlos. Ambos bandos usaron los nuevos y todavía frágiles
enemiga, Dado que Gran Bretaña recibía por mar todos Jos suministros, pare-
actividad cada vez más intensa de los sebmarinos contra los navíos británicos.
tar alemana gue, tanto en la primera como en la segunda guerra mundial, era
muy superior a todas las demás, La superioridad del ejército alemán como
fuerza militar podía haber sido decisiva si los aliados no hubieran podido con-
tar a partir de 1937 con los recursos prácticamente ilimitados de los Estados
alcanzó la victoria total en el este, consiguió que Rusia abandonara las hosti-
ejército alemán se vio con las manos libres para concentrarse en el oeste y así
desde los Estados Unidos, durante un tiempo pareció que la suerte de la gue-
rra estába decidida. Sin embargo, era'el último envite de una Alemania
no hay motivos para pensar que Gran Bretaña y Francia no hubieran sobrevi-
vido como entidades políticas estables, aim en el caso de haber sido dérrota-
mundial, se habría preguntado, con toda seguridad, por qué los estadistas
mán, etc. Además, había estadistas que recomendaban una soJución de com-
dirección a sus aliados de forma cada vez más desesperada a medida que
los dos beligerantes principates, Alemania y Gran Bretaña, el límite tenía que
ser el cielo, pues Alemania aspiraba a alcanzar una posición política y marí-
más adelante, sus aspiraciones tenían, un carácter menos general pero igual-
Alemania podía limitarse a: esperar hasta que sú: superioridad, cada vez
mayor, sirara al país en cl lugar que el gobierno alemán creía que Je corres-
cio del decenio de1990 de lo:que núnca lo estuvieron lás aspiraciones mili-
taristas de Alemania antes de 1945. Pero eso és así porque tras la segunda
guerra que importaba era la victoria total, Jo que en la segunda guerra mun-
cia fue aplastada, con ridícula facilidad y rapidez: por unas fuerzas alemanas
país se había arruinado al luchar en una guerra que quedaba fuera del alcan-
una paz impuesta que establecía unas durísimas condiciones, dio al traste con
en esa economía sería imiposible recuperar la estabilidad. Pero eso era lo últi-
Alemania, que, después de todo, había estado a punto de derrotar con sus
solas fuerzas a toda la coalición aliada. Por razones obvias ésta era —y no
En tercer lugar, había que reestructurar el mapa de Europa, fanto para debi-
litar a Alemania como para llenar los grandes espaciós vacíos que habían
tos nacionalistas que los vencedores apoyaron siempre que fueran antibol-
es) más fácilmente sustentado por quienes estaban alejados de las realidades
1. En realidad, el watado de Versalles sólo establecía la paz con Alemania. Diversos par-
ques y castillos de la monarquía situados en las proximidades de París dieron nombre a los
otros
tratados: Saint Germain con Austria; Trianon con Hungría; Sevres con Turquía, y Nevilly con
Bolgaria.
estados bálticos de la antigua Unión Sowética, los conflicios entre húngaros y rumanos a pro-
«ama patria nacional» para los judíos. Esta sería otra secuela problemática.e
los países vencedores —en la práctica, Gran, Bretaña, Francia y los Estados
Unidos se negó a ratificar el tratado de paz, que en gran medida había sido
hiciera imposible una nueva guerra como la que atababa de devastar el mun-
do y cuyas consecuencias estaban sufriendo. El fracaso que cosecharon, fue
realmente estrepitoso, pues veinte añós más tarde el mundo estába nueva-
mente en guerra.
podía en modo alguno darse por séntado en 1919— era aislarla tras un cor-
estaba garantizada. De norte a sur, dichos estados eran los siguientes: Pin=
Jandia, una región autónoma cuya secesión había sido permitida por Lenin,
cía a Rusia,
quía (no comunista, pero también revolucionaria), que odiaba a los imperia-
este los aliados aceptaron las fronteras impuestas por Alemania a la Rusia
masa el comunismo que, según creían, sabía apreciar las virtudes heroicas.
durante tantos siglos Jos indómitos hombres de la Montaña Negra contra los
unión del antiguo núcleo industrial del imperio de los Habsburgo, los territo-
mos checos, con las zonas rurales de Eslovaquia y Ruteriia, en otro tiempo
to los que se formarón con territorios rusos como con territorios del imperio
dimiento utilizado para conseguir ese objetivo no fue tanto el de las amputa-
taurada —el «corredor polaco» que separaba la Prusia Oriental de) resto de
sino otras medidas. En efecto, se impidió a Alemania poseer una flota impor
cimiento de los costos de guerra en que habían incurrido los vencedores) leó-
para otro propósito.) A mediados de los años treinta lo único que quedaba del
En cuanto al mecanismo para impedir unía nueva guerra mundial, era evi-
dente que el consorcio de «grandes potencias* europeas, que antes de 1914
. suponía que debía garantizar ese objetivo, se' había deshecho por comple-
ticas de Princeton, erá instaurar una «Sociedad «de Naciones» (es decir, de
rechazo era una reacción contra lós tratados secretos acordados entre los alia-
dos durante la guerra, en los que se-había decidido el destino de Europa y del
Próximo Oriente una vez concluido el conflicro, igñorando por completo los
deseos, y los intereses, dé la: población de esás. regiones. Cuando los boiche-
conocimiento de'la opinión pública mundial, y_por elló era necesario realizar
alguna acción que pudiera limitar los daños, “La Sociedad de Naciones se
constituyó, pues, como parte del watado de paz y fue un fracaso casi total,
que no constituía un grave peligro para la paz del mundo, como el enfrenta-
miento entíe Finlandia y Suecia por las islas Áland.? Pero la negativa de Jos
3. Lasislas Áland, situadas entre Finlandia y; Suecial:y que pertenecían a Finlandia, ésta-
ban, y están, habitadas exclusivamente por una población de lengua sueca, y el nuevo estado
poración a Suecta, la Sociedad de Naciones arbitrá una solución que gárantizaba el uso
exclu-
sivo dei sueco en las islas y las salvaguardaba frente a una inmigración no deseada
procedente
podía ser viable ningún tratado que no contará con el apoyo de ese país, que
verá más adelante, esta afirmación es válida tanto por lo que respecta a la
tener'a Alemania debilitada e imipoténte (hay que recordar que los británicos
europeos rechazaron las ventajosás ofertas que hizo Lenin a los inverso-
una economía destruida casi por completo por el cónflicto mundial, la revo-
senda del desarrollo en aislamiento, aunque por razones políticas Jos dos
de que en los años centrales del decénio de 1920 parecieran superadas las per-
industrial (véase el capítulo 1D). Y esa crisis instaló en el poder, tanto en Ale-
Desde ese momento no. sólo era previsible el. estallido de una nueva guerra
mundial, sino que estaba anunciado. Todos los que alcanzaron la edad adulta
en los años treinta la esperaban. La imagen de oleadas de aviones lanzando