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2005 MX Sexexpl Derechopenal Victimas Es

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Análisis sobre las víctimas u ofendidos de explotación sexual

comercial infantil, a la luz del Derecho Procesal

1
Análisis sobre la situación de las víctimas u ofendidos de la explotación sexual comercial infantil, a la luz del
Derecho Penal

Programa Internacional para la Erradicación del Trabajo Infantil (IPEC)


Oficina para Cuba y México de la Organización Internacional del Trabajo (OIT)
Darwin 31, Col. Anzures,
Delegación Miguel Hidalgo
C.P. 11590 México DF
Tfno: 52 50 32 24 ext. 105 y 106
Página web: www.oit.org.mx

Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS)


Dirección General de Equidad y Género
Valencia 36, piso 1º, Colonia Insurgentes Mixcoac,
Delegación Benito Juárez
C.P. 03920 México D.F.
Tfno: 30 0032 00 ext. 3148 y 3140
Página web: www.stps.gob.mx

Programa “Apoyo para la Prevención y Eliminación de la Explotación Sexual Comercial Infantil (ESCI) y la
Protección de Víctimas o en riesgo de ESCI en México” IPEC/OIT-STPS

Coordinación y supervisión: Igone Guerra Gurrutxaga


Programa Internacional para la Erradicación del Trabajo Infantil
Oficina para Cuba y México de la Organización Internacional del
Trabajo

María O. Reyes Córdova


Dirección General de Equidad y Género
Secretaría del Trabajo y Previsión Social

Autor: Alfredo Dardhú


Instituto Nacional de Ciencias Penales

Revisión: Igone Guerra Gurrutxaga (IPEC/OIT)

Dirección General de Asuntos Jurídicos


Secretaría del Trabajo y Previsión Social

Miguel Ontiveros Alonso (INACIPE)

Este documento ha sido realizado gracias al financiamiento del Departamento del Trabajo de los Estados Unidos de
América

Copyright © Organización Internacional del Trabajo, 2005


Primera edición, Diciembre 2005

Las publicaciones de la Oficina Internacional del Trabajo gozan de la protección de los derechos de propiedad
intelectual, en virtud del protocolo 2 anexo a la Convención Universal sobre los Derechos de Autor. No obstante,
ciertos extractos breves de estas publicaciones pueden reproducirse sin autorización, con la condición de que se
mencione la fuente. Para obtener los derechos de reproducción o de traducción deben formularse las correspondientes
solicitudes a la Oficina de Publicaciones (Derechos de autor y licencias). Oficina Internacional del Trabajo, CH-1211
Ginebra 22, Suiza, solicitudes que serían bien acogidas.

Análisis sobre la situación de las víctimas u ofendidos de la explotación sexual comercial infantil a la
luz del Derecho Penal
México Distrito Federal. Oficina para México y Cuba de la Organización Internacional del Trabajo
2005

ISBN: Versión impresa 92-2-318240-9 CONTENIDO


ISBN Versión WEB PDF 92-2-318241-7
Datos de catalogación de la OIT

Las opiniones expresadas en el presente documento reflejan los puntos de vista de los investigadores y no
comprometen la responsabilidad de la STPS o de la OIT.

2
Presentación

Justificación

I. Exposición de motivos

II. Concepto de víctima y perjudicado relacionado con el delito de explotación


sexual infantil, desde el punto de vista procesal

III. Concepto de niño y niña víctima y perjudicado/a por el delito, desde el punto
de vista procesal

IV. Delimitación del problema

IV.1. Necesidades y expectativas victimales. Especial referencia a las víctimas de


explotación sexual infantil

IV.1.1. Necesidades victimales

IV.1.2. Expectativas victimales

V. Esquema internacional de la víctima u ofendido por el delito. Especial


referencia a las víctimas de explotación sexual infantil

V.1. Tratados internacionales en materia procesal, de la víctima del delito

V.1.1. Declaración sobre los Principios Fundamentales de Justicia, relativos a las


víctimas de delitos y relativos a las víctimas del abuso de poder

V.1.2. Las acciones adoptadas en Europa respecto a la salvaguarda de los derechos


de la víctima

V.1.3. La Convención de las Naciones Unidas contra la Delincuencia Organizada


Transnacional

V.1.4. Análisis comparativo de los instrumentos internacionales, referentes al trato


de la víctima del delito

V.2. Los instrumentos internacionales relativos a los niños, niñas o adolescentes


víctimas de explotación sexual comercial

V.2.1. La Convención sobre los Derechos del Niño

V.2.2. Protocolo Facultativo de la Convención sobre los Derechos del Niño, relativo
a la venta de niños, la prostitución infantil y la utilización de niños en la
pornografía

3
V.2.3. Recomendación 190 de la OIT sobre la prohibición de las peores formas de
trabajo infantil y la acción inmediata para su eliminación

V.2.4. Convenio 182 de la OIT sobre la prohibición de las peores formas de trabajo
infantil y la acción inmediata para su eliminación

VI. Evolución de los criterios y programas en atención a la víctima

VI.1. Programas de ayuda y compensación para las víctimas de hechos delictivos

VI.2. Restitución a la víctima por el responsable del delito

VI.3. Servicios de asistencia inmediata

VI.4. Programas de ayuda a la víctima-testigo

VI.5. Programas de protección para la víctima-testigo

VII. Garantías constitucionales de la víctima

VIII. Análisis del tratamiento de la víctima, al amparo del Código Federal de


Procedimientos Penales

IX. Propuestas para la reforma en el ámbito procesal

IX.1. Cambios estructurales o procedimentales

IX.2. Propuesta de tratamiento subjetivo para la víctima de los delitos de


explotación sexual infantil

BIBLIOGRAFÍA

4
Presentación

Debido a las dimensiones y la complejidad que implica el delito de la explotación


sexual comercial de niñas, niños y adolescentes, éste debe de ser entendido como una de
las más lacerantes violaciones a los derechos humanos, que atenta irreversiblemente
contra la dignidad humana, socavando su integridad como individuos y su pleno
desarrollo. Además de ser un acto delictivo, es considerado como una forma de
esclavitud contemporánea

El Análisis sobre las víctimas u ofendidos de la explotación sexual comercial infantil, a


la luz del Derecho Procesal surge de la apremiante necesidad de velar porque se
cumplan íntegramente las garantías de la víctima del delito, a quien durante el proceso
penal debe protegerse plenamente para evitar ser violentada o victimizada nuevamente.

Al tratarse de personas menores de edad debemos estar concientes que están expuestas a
un mayor grado de vulnerabilidad ante posibles estigmatizaciones, intimidaciones,
amenazas, presiones o manipulaciones.

En este sentido, el estudio pretende brindar al lector elementos jurídicos indispensables


para el análisis de aspectos en el ordenamiento procesal mexicano que deberán ser
revisados para impulsar posibles reformas en dicha materia. Asimismo proporciona
insumos para una atención más humanizada de las víctimas u ofendidos de la
explotación sexual comercial infantil en México.

De acuerdo a diversas investigaciones y estadísticas se ha demostrado que el número de


niñas, niños y adolescentes utilizados en diversas formas de explotación se ha
incrementado a nivel mundial, por tal motivo la comunidad internacional estableció
diversos mecanismos encaminados a buscar una mayor prevención y protección contra
estos delitos, sin importar el lugar en donde se cometan. De esta forma, se han
adoptado diversos instrumentos internacionales en la materia que exigen a los Estados y
a la sociedad proteger y hacer efectivos los derechos de niños, niñas y adolescentes
frente a esta problemática.

Entre estos instrumentos se encuentran el Convenio Num. 182 (1999) de la


Organización Internacional del Trabajo (OIT) sobre la prohibición de las peores formas
de trabajo infantil y la acción inmediata para su eliminación y su Recomendación 190
que entre otras medidas, instan a los Estados parte a elaborar leyes que prohíban de
manera urgente estas formas de esclavitud.

Asimismo se creó el Protocolo Facultativo de la Convención sobre los Derechos de la


Niñez relativo a la Venta de Niños, la Prostitución Infantil y la Utilización de Niños en
la Pornografía.

El Gobierno de México reconociendo la situación que esta problemática guarda en el


país, ratificó el Convenio Núm. 182 desde el año 2000 y aprobó el Protocolo en el año
2002, posteriormente solicitó, a través de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social
(STPS), asistencia técnica a la OIT para apoyar las acciones implementadas en el país
en materia de atención, prevención y combate a la explotación sexual comercial infantil.
Es así como desde octubre de 2002, la STPS y el Programa Internacional para la
Erradicación del Trabajo Infantil (IPEC) de la OIT, se encuentran desarrollando un

5
programa de acción específico denominado “Apoyo para la Prevención y Eliminación
de la Explotación Sexual Comercial Infantil (ESCI) y la Protección de Víctimas de
ESCI en México”.

Toda vez que entre los objetivos de este Programa de Acción se encuentra la protección
integral de los niños, niñas y adolescentes, y que se requiere desarrollar estudios
especializados dirigidos a presentar propuestas para adecuar la legislación nacional y
estatal a los principios universalmente aceptados sobre la explotación sexual comercial
infantil, la STPS y la OIT, con el apoyo del Instituto Nacional de Ciencias Penales
(INACIPE), elaboraron el presente estudio.

La STPS y la OIT reconocen la valiosa colaboración del Instituto Nacional de Ciencias


Penales, por su dedicación y compromiso al abordar desde la ciencia dogmática-jurídica
este problema social con graves consecuencias para el desarrollo integral de la
población afectada y del país, que sin duda exige la participación de todos los sectores
sociales, entre ellos, el académico.

Confiamos que el documento ofrezca algunas pautas para profundizar en el análisis de


este fenómeno y se sume a los esfuerzos nacionales dirigidos a velar por el interés
superior de las niñas, niños y adolescentes y garantizar el cumplimiento de sus derechos
en todo el país.

Francisco J. Salazar Sáenz Guillermo Miranda Rojas


Secretario del Trabajo y Director de la Oficina para
Previsión Social Cuba y México de la
Organización Internacional del Trabajo

6
Justificación
El objetivo del Derecho Procesal Penal moderno es cumplir con una pronta,
eficaz y gratuita impartición de justicia. Para ello, debe velar por que se cumplan
cabalmente los derechos fundamentales del inculpado y las garantías de la víctima del
delito.

En caso de que únicamente se velara por los derechos del inculpado, se


descuidaría a un sujeto esencial que, si bien es cierto, no forma parte del proceso, sí
tiene un interés directo en el mismo. En este sentido, el sistema de enjuiciamiento
criminal debe evitar que se violente de nueva cuenta a la víctima del evento criminal,
esto es, debe proteger que no exista ningún tipo de victimización secundaria ni terciaria.

Lo anterior se agudiza cuando hablamos de la posibilidad de que dichas víctimas


sean niños, niñas o adolescentes, pues este tipo de sujetos tienen, todavía, un mayor
grado de vulnerabilidad ante posibles estigmatizaciones, intimidaciones, amenazas,
presiones o manipulaciones.

Más aún, cuando se trata de delitos de explotación sexual comercial infantil, la


víctima niña, niño o adolescente, se convierte en un testigo potencial de gran
trascendencia para el proceso en cuestión. Sin embargo, es difícil que una víctima,
máxime si se trata de los sujetos en cuestión, desee colaborar con la administración de
justicia, cuando ésta no solamente la ignora, sino que, además, la maltrata, desprecia y
desprotege.

Este último supuesto, por desgracia, es la realidad de nuestro sistema, pues el


enjuiciamiento penal mexicano carece de mecanismos eficaces, que proporcionen un
eficaz cumplimiento de los preceptos contemplados en los tratados y convenios
internacionales, que han intentado darle una cobertura garantista a la víctima niña, niño
o adolescente de delitos relacionados con la explotación sexual infantil.

Al respecto, es indispensable recalcar que el presente trabajo intenta, de forma


propositiva, otorgarle vigencia al principio del interés superior del niño, principio
plasmado por la Convención de los Derechos del Niño1 como piedra angular del
funcionamiento de todo sistema de enjuiciamiento criminal.

Este instrumento internacional, ratificado por una abrumante mayoría de países,


proporciona las bases para que los estados vinculados asuman su responsabilidad en la
atención penal y procesal penal, respecto a las víctimas niñas, niños y adolescentes de
delitos de explotación sexual infantil, para que instauren en sus respectivos países los
instrumentos legales adecuados para prevenir y atender estos tipos delictivos.

Por desgracia, en México, tanto a nivel constitucional como de legislación


secundaria, se ha descuidado este tema tan importante, mismo que requiere una pronta
respuesta. Lo anterior se manifiesta, a pesar de que la fracción V del artículo 20,

1
Principio establecido por el numeral tercero de la Convención de los Derechos del Niño. Aprobada
por la Asamblea General de las Naciones Unidas, con fecha 20 de noviembre de 1989 y ratificada por
México en septiembre de 1990.

7
apartado B, de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, dispone que
en los casos de violación2, la víctima no estará obligada a carearse, pues dicho precepto
es inadecuado y limitado. Se califica de inadecuado, pues existen métodos alternativos
idóneos que evitan la restricción de los derechos fundamentales del inculpado y que
podrían lograr el desarrollo de la práctica del careo, sin vulnerar los derechos
fundamentales de la víctima. Además, se tilda de limitado, pues la Constitución hace
mención del delito de violación, pero omite, en suma, los ilícitos relacionados con la
explotación sexual infantil.

De igual forma, la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos prevé,


como otra posible medida de atención a la víctima niña, niño o adolescente del delito de
explotación sexual, el derecho de recibir atención médica, psicológica, así como
medidas de seguridad pertinentes3. Sin embargo, nuestras legislaciones secundarias no
han regulado con amplitud las atenciones que pudieran satisfacer las necesidades y
expectativas de una niña, niño o adolescente víctima del delito de explotación sexual
infantil. Por ello se vuelve menester del presente trabajo, el formular las propuestas
procesales indispensables para la satisfacción de este tipo victimal.

En este contexto, la presente obra pretende rendir los argumentos jurídicos


indispensables que proporcionen un panorama amplio de la cuestión y propuestas
concretas que se puedan ver materializadas en una futura reforma de carácter procesal.

Cabe señalar que, para la elaboración de esta obra, se analizaron los


instrumentos internacionales relacionados con el tema de la explotación sexual infantil,
así como un estudio de derecho procesal comparado, que ha permitido el allego de los
elementos jurídicos indispensables. Esto, con la finalidad de proporcionar al lector un
análisis exhaustivo que le permita, sin lugar a dudas, la formulación de conclusiones,
que puedan ser de gran utilidad para posibles reformas relacionadas con el tema en
cuestión.

Por tal motivo, se ha abordado, en principio, el tema conceptual de la víctima


niña, niño o adolescente de explotación sexual infantil, con la finalidad de poder
enmarcar su ámbito de estudio procesal. Así también, se han sistematizado, en base al
derecho comparado, los aspectos relacionados con las necesidades y expectativas de
este tipo victimal, sumado a los tratados internacionales y los diversos programas de
atención existentes en diversos lugares del mundo, verificando el señalamiento aquí
expuesto, en el sentido de que el marco jurídico y el tratamiento hacia este tipo de
sujetos, es insuficiente para cumplir con la satisfacción victimal y, por ende, se han
realizado una serie de propuestas que pudieran servir para una pronta reforma procesal.

2
La fracción V del apartado B de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos dispone que:
“Cuando la víctima o el ofendido sean menores de edad, no estarán obligados a carearse con el inculpado
cuando se trate de los delitos de violación o secuestro. En estos casos, se llevarán a cabo declaraciones en
las condiciones que establezcan la ley;…”.
3
Previstas en las fracciones III y VI, del artículo 20, apartado B, de la Constitución Política de los
Estados Unidos Mexicanos.

8
I. Exposición de motivos

La víctima por el delito ha variado a lo largo de la evolución humana, esto es,


desde víctima como animal de sacrificio, pasando por aquel hombre que podía vengarse
libremente, hasta el límite de la venganza privada que radicaba en la ley del talión,
llegando hasta el concepto de sujeto pasivo del delito y, por ende, desenvolviéndose
dentro de un proceso penal en carácter de acusador particular o como coadyuvante del
Ministerio Público, según sea el sistema que se analice4.

En efecto, en el ámbito de la justicia penal, en los albores de la humanidad, el


hombre utilizaba la venganza privada; sin embargo, conforme transcurrían los tiempos y
al ver que dichas venganzas no tenían proporción alguna, se empezaron a establecer
reglas, como la de “ojo por ojo y diente por diente”.

En la medida en que las sociedades se organizaron hasta llegar a la formación de


los estados, la justicia penal se delega al estado y se desplaza el rol de la víctima con un
papel secundario. De hecho, durante gran parte del siglo pasado, la víctima continuó
delegada en los sistemas de impartición de justicia. No fue hasta las últimas décadas del
siglo pasado, cuando los diversos estados han vuelto su vista hacia la víctima del delito,
intentando protegerla de posibles victimizaciones secundarias o terciarias5. Esto es,
garantizando los derechos fundamentales que ésta debe tener ante un sistema de
impartición de justicia, con la finalidad de evitar que en el proceso vuelva a ser
victimizada, así como estableciendo mecanismos ágiles en los sistemas, para que a la
víctima se le pueda reparar el daño que el delincuente le ocasionó.

Es curioso que el papel desempeñado por la víctima haya ido inversamente en


proporción al propio desarrollo de los sistemas de justicia penal. En otras palabras, a
menor evolución del sistema de justicia, mayor importancia tenía la víctima del delito y
a mayor evolución del desarrollo de justicia penal, menor trascendencia se le ha dado a
la víctima del delito.

La explicación deviene en simple, pues en la medida en que el estado toma


control del sistema de justicia, se desplaza a la víctima con la finalidad de que, de cara
al procesado, éste reciba un trato lo más protector y justo posible, en otras palabras, una
justicia sin sentimientos espurios o de venganza. A mayor análisis, si observamos la
evolución del desarrollo de justicia, en un principio se estableció la venganza privada o
de sangre, donde la víctima tuvo un papel estelar. Con posterioridad se habla de justicia
divina y ésta desemboca en la justicia o venganza pública, hasta llegar a la etapa

4
Por ejemplo, en España la víctima del delito puede convertirse en parte procesal, en carácter de acusador
particular o privado, según sea el caso. Por el contrario, en países como México, la víctima o el
perjudicado por el delito, no tiene carácter de parte procesal, pues su única participación es en calidad de
coadyuvante del Ministerio Público.
5
Véase LANDROVE DÍAZ, Gerardo; Victimología; Editorial Tirant lo Blanch; Valencia, 1990; pp. 43 y
44. La llamada victimización secundaria se da, cuando la víctima o el perjudicado por el delito es
expuesto a malos tratos o abandono por las autoridades encargadas de la investigación, persecución o
enjuiciamiento del delito, o bien, cuando existen carencias legislativas que impiden cumplir con las
necesidades reales de la víctima. A su vez, nos referimos a “victimización terciaria”, como la defectuosa o
carente reparación del daño que al final del andar procesal les debiera corresponder.

9
humanitaria, donde la importancia de la víctima, dentro del sistema de justicia, era
prácticamente nula.

No fue hasta la segunda mitad del siglo XX cuando se le comienza a dar


trascendencia a la víctima por el delito6, pero sin descuidar los derechos fundamentales
del procesado, que tanto trabajo ha costado construir, siendo un verdadero triunfo
jurídico del que jamás debemos retroceder.

México no ha sido la excepción; el rol de la víctima, dentro del procedimiento


penal, ha sido prácticamente inexistente. Sin embargo, en las últimas décadas, se le ha
comenzado a dar la importancia que se merece. En este sentido, por lo que toca al
sistema mexicano, la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos ha sufrido
una transformación respecto a las garantías protectoras de la víctima del delito.

Así pues, nuestra Carta Magna, en la última década, modificó el artículo 20


constitucional, ampliando el catálogo de garantías de la víctima por el delito,
estableciendo un apartado B en el citado numeral, con la finalidad de sistematizar dichas
garantías individuales.

6
Sobre la evolución de la víctima véase CASTELLANOS, Fernando; Lineamientos Elementales de
Derecho Penal; Editorial Porrúa, 30ª ed.; México, 1991; pp. 32-34. La víctima, dentro del desarrollo
histórico de la solución de los conflictos, ha tenido diversos papeles que han venido declinando en
proporción inversa a la evolución histórica de la justicia penal. De esta forma, al comienzo de la
evolución de la convivencia de los seres humanos, se llevaba a cabo una justicia privada o de sangre.
Seguramente ésta era la denominación, pues se piensa que comenzó por delitos de homicidio o lesiones.
No es de extrañar que esta fuese la primera reacción que tuvo el ofendido ante los ataques de otras
personas, pues como dice CASTELLANOS, hay que pensar que cualquier animal responde, ante las
agresiones que se le presenten, de forma instintiva y violenta; es por ello que, naturalmente, el hombre en
sus albores debiera reaccionar de tal manera. Sin embargo, las venganzas privadas no tenían proporción,
sobrepasando el mal inicialmente causado, de tal suerte que comenzó a existir cierta regulación al
respecto; así pues, aparece la ley del talión, es decir, “ojo por ojo y diente por diente”. Con posterioridad a
ello, se comenzó a barajar la posibilidad de ciertas composiciones, entre otras, que el agresor pudiese
“comprar al ofendido o a su familia el derecho de venganza”. Con la justicia de sangre, la figura de la
víctima tiene un papel relevante; sin embargo, a medida que los pueblos se constituyen en organizaciones
teocráticas, se consideraba que el ofendido o el agraviado era la divinidad. En este sentido, el autor citado
señala que “en el período de la venganza divina se estima al delito una de las causas del descontento de
los dioses; por eso los jueces y tribunales juzgan en nombre de la divinidad ofendida, pronunciando sus
sentencias e imponiendo las penas para satisfacer su ira, logrando el desistimiento de su justa indignación;
no sólo en Europa imperó esa concepción, en que la arbitrariedad era la regla única, sino también en
oriente y América, para conseguir de los súbditos, por medio del terror y la intimidación, el sometimiento
al soberano o a los grupos políticamente fuertes”. En la medida en que las sociedades fortalecen su
organización política, se empieza a realizar la distinción entre delitos privados y públicos; es entonces
cuando aparece la etapa llamada “venganza pública” o “concepción política”, donde los tribunales juzgan
en nombre de la colectividad, siendo que para la salvaguarda del orden público, cada vez se imponen
penas más crueles e inhumanas. A raíz de tal violencia represiva surge el período humanitario, con la
finalidad de controlar esa fuerza represiva en contra del que iba a ser juzgado y condenado. Sin embargo,
en dicho período como en el anterior, desconocen o restan importancia al papel de la víctima, dejándola
en un segundo plano, pues parece obvio que la primera situación que tenían que resolver, era el trato al
imputado y las garantías individuales que se le debían conceder, para defenderse del poder estatal. Tuvo
que transcurrir bastante tiempo, hasta el siglo pasado, cuando se comenzó a reflexionar sobre el papel
victimal. Con mayor exactitud, a partir de la segunda mitad del siglo XX, la ciencia criminológica
empezó a simpatizar con la víctima y a inquirir sobre el rol que ésta desempeña dentro del evento
delictivo. Hoy en día, el objeto de su estudio se ha extendido y desarrollado a tal grado que se habla de
victimización primaria, secundaria y terciaria.

10
Específicamente el tratamiento de los niños y niñas víctimas del delito, es hoy en
día un pensamiento dogmático o doctrinal más que legal, pues las pocas normas
existentes no proporcionan una respuesta satisfactoria al tratamiento que se le debe
proporcionar a los niños y niñas víctimas o perjudicados por el delito.

En gran medida, la eficacia de un sistema se mide en base al cumplimiento de


las necesidades y expectativas victimales, pues la víctima, desde el momento en que se
comete el delito, hasta la ejecución de la sentencia, se puede encontrar sometida a una
serie de necesidades, presiones y riesgos de grave peligrosidad. Por otra parte, por la
victimización sufrida, por regla general es probable que tenga una serie de sentimientos
entremezclados, entre odio, rencor, miedo y venganza. De lo anterior se deduce que la
víctima tiene expectativas así como necesidades esenciales y perentorias, que deben ser
observadas y satisfechas a lo largo del proceso penal.

Por desgracia, nuestro sistema es bastante ineficaz, en cuanto del tratamiento de


la víctima toca, máxime cuando se trata de los niños y niñas víctimas de los delitos,
pues tanto legislativa como prácticamente no hay una especialidad seria en la materia.

De lo anterior nace la razón del presente trabajo de investigación, que pretende


dar una propuesta de lege ferenda7, de cara a una reforma integral en el tema del
tratamiento a los niños y niñas víctimas del delito, específicamente en lo referente a
todas aquellas víctimas de explotación sexual comercial infantil.

Es pertinente señalar que, aún cuando el tema que nos ocupa ha sido tratado o
puede ser analizado desde otras perspectivas o disciplinas8, los objetivos del presente
trabajo son de una óptica eminentemente procesal, pues consideramos que el
tratamiento procesal de esta clase de delitos se encuentra verdaderamente rezagado,
siendo imperante una pronta, eficaz y profunda reforma legal.

II. Concepto de víctima y perjudicado relacionado con el delito de


explotación sexual infantil, desde el punto de vista procesal

En principio, es indispensable que homologuemos los conceptos de víctima y


perjudicado por el delito, pues con ello se le puede dar un tratamiento específico a
dichos sujetos que se encuentran involucrados en un procedimiento de carácter criminal.

Lo anterior se propone, pues el concepto de víctima o perjudicado por el delito


oscila, dependiendo de la perspectiva en que se esté analizando (sociología,
victimología, criminología, derecho penal, derecho procesal penal, etc.). En este
sentido, las definiciones que pretendemos proporcionar se basan en una óptica procesal,
misma que forma parte integral del presente trabajo.

7
El presente trabajo tiene la intención de dar propuestas de cara al legislador, para que enriquezca el
tratamiento hacia las personas menores de edad que hayan sido víctimas de delitos de explotación sexual
comercial.
8
Véase que en materia dogmática penal recientemente se elaboró: GÓMEZ TAGLE LÓPEZ, Erick y
ONTIVEROS ALONSO, Miguel; Estudio Jurídico-Penal relativo a la explotación sexual comercial
infantil. Bases para su unificación legislativa en México; Organización Internacional del Trabajo; 2004.

11
En este sentido, el artículo 30 Bis del Código Penal Federal establece quiénes
tienen derecho a la reparación del daño; por ende se deducen los sujetos que encuadran
los conceptos de víctima y perjudicado por el delito. De esta manera, dicho numeral
señala: “Tienen derecho a la reparación del daño en el siguiente orden: 1. El ofendido;
2. En caso de fallecimiento del ofendido, el cónyuge supérstite o el concubinario o
concubina, y los hijos menores de edad; a falta de éstos los demás descendientes y
ascendientes que dependieran económicamente de él al momento del fallecimiento”.

El artículo en comento es muy poco afortunado, por intentar ser casuístico, poco
aclaratorio y excluyente de supuestos concretamente tipificados en el ordenamiento
penal. En primer lugar, no hay una nítida distinción entre víctima u ofendido y
perjudicado por el delito. En segundo lugar, parece excluir los delitos en los que las
niñas, niños o adolescentes son los que sufren la lesión o la puesta en peligro del bien
jurídico protegido, pues si leemos con atención el citado numeral parece que va
enfocado a que la víctima es una persona casada y con hijos.

Vg. Pensemos en un delito de explotación sexual comercial infantil,


donde la víctima será un niño/a o adolescente, en este sentido, los
perjudicados de tal conducta (en caso de que no fuera el menor de
edad), posiblemente sean los familiares de dicha persona menor de
edad, por ello no podría solicitar la reparación del daño al amparo del
inciso 2 del artículo 30, pues no encuadra en ningún supuesto de los
señalados por la ley, pues con plena seguridad la víctima no tendrá
cónyuge, concubina, ascendientes o descendientes que dependan
económicamente de ésta. Es por lo anterior, que habría que empezar
por reformar el citado numeral, para lograr conceptos generales
donde pudieran encuadrar todos los supuestos, al amparo de las
definiciones propuestas en el presente apartado, incluyendo, por
supuesto, a los niños, niñas o adolescentes por el delito de
explotación sexual comercial infantil.

Sin embargo, con independencia de la definición legal deducida del numeral


anteriormente citado, dentro del ámbito procesal se suelen utilizar, de forma poco
afortunada, las palabras “víctima” o “perjudicado por el delito” indistintamente, siendo
que estas denominaciones tienen significados diferentes, aún cuando ambas calidades se
pueden reunir en una sola persona.

En este sentido, la mayor parte de la doctrina está de acuerdo en entender por


“víctima” a aquella persona física o moral que se le ha lesionado o puesto en peligro un
bien jurídico, del cual es titular.

“Perjudicado u ofendido por el delito”, en cambio, es aquel sujeto que, sin ser
necesariamente titular del bien jurídico tutelado, derivado de la comisión delictiva, sufre
un daño en su esfera psíquica, moral o intelectual9.

9
SOLÉ RIERA, Jaime; La tutela de la víctima en el proceso penal; J.M. Bosch Editor; Barcelona, 1997;
pp. 20 y 21, señala que “el término ofendido (lo que en nuestro sistema se denomina víctima) parece
referirse al sujeto que sufre directamente la lesión del bien jurídico protegido por el ordenamiento,
mientras que perjudicado sería aquella persona que sufre en su esfera estrictamente patrimonial o moral,
las consecuencias las (sic) ilícito penal cometido. Evidentemente pueden coincidir ofendido y perjudicado
en una misma persona, aunque los textos positivos parecen reservar la figura de los perjudicados a
quienes no sufren el delito en su esfera física (parientes de las víctimas, o inclusive terceros)”.

12
La víctima en estricto sentido y el perjudicado, aunque no en pocas ocasiones se
pueden reunir en una sola persona, en otras tantas no, lo que puede conllevar
expectativas y necesidades distintas frente a la institución procesal, pues no es lo mismo
el sujeto que sufre directamente la comisión delictiva, que aquel sujeto que derivado del
delito, sin ser el titular del bien jurídico protegido, sufre un daño en su esfera
patrimonial o psíquica (Vg. familiares de la víctima). De ahí se deriva la necesidad de
realizar una nítida separación entre “víctima” y “perjudicado por el delito” y, a su vez,
de elaborar una tipología victimal que permita darle un tratamiento especializado a cada
grupo victimal.

Vg. No es lo mismo una víctima por el delito de fraude o de atentado


terrorista, que una víctima por el delito de explotación sexual comercial
infantil. En este contexto se deberá establecer un tratamiento
diferenciado para los familiares de la víctima del atentado terrorista
(tratamiento psicológico para los perjudicados, económico, etc.), del de
aquel niño, niña o adolescente que ha sido explotado sexualmente
(tratamiento psicológico para la víctima, para los familiares, protección
para el niño/a o adolescente, fórmulas diferenciales para la práctica
probatoria, restitución de derechos, etc.).

III. Concepto de niño y niña víctima y perjudicado/a por el delito, desde el


punto de vista procesal

En coherencia con las definiciones de “víctima” y “perjudicado por el delito”


anteriormente planteadas, debemos entender por “víctima del delito de explotación
sexual comercial infantil”, a aquella persona física, niña, niño o adolescente, que se
lesiona o pone en peligro el bien jurídico protegido, consistente en el libre desarrollo de
la personalidad10, del cual es titular.

Por “perjudicado del delito de explotación sexual comercial infantil”, debemos


entender a aquellas personas que, sin ser necesariamente titulares del bien jurídico de
libre desarrollo de la personalidad, derivado de la comisión delictiva sufren, en su esfera
psíquica, moral o patrimonial (familiares del niño, niña o adolescente del que se le
lesionó o puso en peligro el bien jurídico protegido).

De esta manera, entendemos que el niño, niña o adolescente que se utiliza o


explota para la prostitución o pornografía, será la víctima del delito, siendo sus
familiares los perjudicados del mismo. En este sentido, es prudente señalar que, vista la
definición de este tipo victimal, debemos entender que la participación procesal debe ser
conjunta, esto es, tanto de la víctima, como del perjudicado que ejerza sobre la misma la
patria potestad o tutela, pues de lo contrario los preceptos constitucionales, que prevén
las garantías victimales, perderían absoluta vigencia11.

10
Véase ROXIN, Claus; Derecho Penal. Parte General. Tomo I. Fundamentos de la estructura de la
teoría del delito. Traducción de Diego-Manuel Luzón Peña, Miguel Díaz, García Conlledo y Javier de
Vidente Remesal; Editorial Civitas; Madrid, 1997, pp. 178 y ss. Así mismo, la iniciativa de decreto que
reforma, adiciona y deroga diversos artículos de la Ley para la Protección de los Derechos de Niñas,
Niños y Adolescentes, del Código Penal Federal, del Código Federal de Procedimientos Penales y de la
Ley Federal contra la Delincuencia Organizada en materia de explotación sexual infantil, de fecha 9 de
mayo de 2003; p. 11.
11
Desde la concepción de este tipo de víctimas, se puede verificar la inconsistencia de nuestro sistema
jurídico, pues se antoja difícil que la víctima, por sí sola, pueda ejercer algunos de los derechos
fundamentales contemplados en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.

13
Vg. Es inimaginable que la niña, niño o adolescente que es víctima
del delito de explotación sexual comercial infantil, pueda coadyuvar,
por si sola, con el agente del Ministerio Público, desde ahí comienza
la inconsistencia de nuestro sistema de justicia penal.

IV. Delimitación del problema

Con la finalidad de poder realizar un estudio procesal adecuado de la víctima, en


especial de la víctima por delitos de explotación sexual infantil, a la luz del
procedimiento penal mexicano, es necesario verificar y sistematizar las diferentes
funciones que desempeña dentro del mismo, así como sus derechos y obligaciones, los
cuales se encuentran prescritos, tanto en la norma como en el dogma; esto es, tanto en el
ser como en el deber ser, pues con esta visión podremos señalar las carencias y
bondades de nuestro propio sistema.

Pues bien, casi todos los sistemas prevén funciones similares para la víctima, entre
las cuales se encuentran:

• Dar inicio al procedimiento.

• Coadyuvar con el Ministerio Público o Ministerio Fiscal.

• Constituirse como testigo de cargo.

• Proporcionar fuentes/medios de pruebas.

• Terminar el proceso (perdón del ofendido)12.

Desde esta perspectiva facultativa de la víctima, tenemos que señalar que, en el caso
de las niñas, niños o adolescentes que son víctimas de explotación sexual comercial
infantil, éstas no pueden ejercer dichas facultades procesales por sí solas, sino que
requieren algún representante ajeno al agente del Ministerio Público que realice la
investigación, así como al servidor público que se encargue del sostenimiento del
ejercicio de la acción penal pública. En este sentido, se ha propuesto en la presente obra
la institución del “abogado victimal”, misma que ha sido tratada en apartados
posteriores.

A su vez, hay que decir que el rol de la víctima se puede ordenar en cuatro
dimensiones, a saber:

• Como denunciante o querellante.

• Como víctima-testigo.

• Como coadyuvante del Ministerio Público.

12
RODRÍGUEZ MANZANERA, Luis; Victimología. Estudio de la Víctima; Editorial Porrúa, 6ª ed.;
México, D.F., p. 328.

14
• Como actor independiente (acusador particular, privado y civil).

Aun cuando nuestro ordenamiento únicamente contempla la actividad victimal


desde las tres primeras dimensiones, no hay que perder de vista la posibilidad de esa
cuarta función, como sucede en otros países del mundo, donde existe la posibilidad de
ejercer la acusación particular y la privada, entre otras.

Sin embargo, no podría haber un estudio serio respecto al tema que nos ocupa, si no
analizamos, en primer lugar, cuáles son las necesidades y expectativas victimales, pues
en función de dicha cuestión podremos ver si el sistema procedimental penal mexicano
es eficaz y garantista, satisfaciendo dichas necesidades y cumpliendo, por ende, con la
expectativa de la víctima u ofendido por el delito.

IV.1. Necesidades y expectativas victimales. Especial referencia a las víctimas


de explotación sexual infantil

La diferencia entre necesidad y expectativa radica en que la primera es lo que


realmente requiere la víctima durante el procedimiento penal, requerimientos que sólo
pueden ser satisfechos cuando se encuentran establecidos en el ordenamiento jurídico,
en forma de derechos para la víctima y de obligaciones de la autoridad, para poder dar
cumplimiento y respeto a dichos derechos victimales, con la finalidad de que la víctima
pueda satisfacer sus carencias a corto, mediano y largo plazo, durante el transcurso del
procedimiento penal y una vez concluido éste. La segunda, en cambio, es lo que la
víctima busca o espera que le suceda, durante y al final del procedimiento.

Precisamente uno de los extremos de la eficacia radica en lograr que se cumplan, en


la mayor medida posible, las necesidades y expectativas victimales. En otras palabras,
en caso de que, una vez analizado nuestro sistema, no cubra con los parámetros aquí
planteados, dicho sistema deberá considerarse ineficaz; en cuyo caso propondremos de
lege ferenda, el establecimiento de ciertas normas, que permitan el desarrollo de dicha
eficacia procedimental.

IV.1.1. Necesidades victimales

Las necesidades de la víctima o del ofendido por el delito hay que


sistematizarlas, de acuerdo a las diferentes fases cronológicas del procedimiento penal
mexicano. A su vez, cabe agregar que todas las necesidades, que a continuación se
plantean, se estiman como posibilidades, en las que tanto el presupuesto económico, la
legislación, así como las diversas autoridades deben estar totalmente preparadas para
poder satisfacerlas.

En otras palabras, el cumplimiento de las necesidades victimales se dimensiona


en tres apartados: en primer lugar, la legislación debe contemplar como obligación de
la autoridad, el satisfacer las diversas necesidades aquí planteadas, pues en caso de
omisión legislativa, la autoridad se encontraría impedida para actuar en beneficio de la
víctima. En segundo lugar, se debe designar un presupuesto, para dar respuesta a
satisfacer las necesidades de la víctima en el debido proceso: instalaciones adecuadas,

15
contratación de personal suficiente y plenamente capacitado, contemplación
presupuestal para las posibles indemnizaciones a cargo del estado, etc. En tercer lugar,
las autoridades deben tener una preparación adecuada, para poder cumplir con la
norma que se propone, pues de lo contrario, ni el presupuesto ni la legislación, por si
sola, puede dar correcta solución al problema.

Dicho lo anterior, se indica que las necesidades de la víctima o del ofendido


por el delito se dividen en:

a) Posibles necesidades perentorias de la víctima.


b) Posibles necesidades durante el desarrollo de la averiguación previa.
c) Posibles necesidades durante la fase del proceso.
d) Posibles necesidades durante el desarrollo de la ejecución de sentencia.

a) Posibles necesidades perentorias de la víctima

• Asistencia médica especializada: al amparo de la lex artis, el personal que


atienda a los niños, niñas o adolescentes que han sido victimizados por delitos
relacionados con la explotación sexual comercial, no solamente deben reunir las
características de su profesionalización y especialización en las diversas ramas
de la medicina, sino además deben estar capacitados para tratar con estas
personas menores de edad violentadas en su dignidad.

• Asistencia psicológica especializada: recordemos que en todas las agencias


ministeriales debe existir personal capacitado en materia de psicología; pero
además debe haber especialistas en el análisis y tratamiento de niños, niñas o
adolescentes que han sido explotados sexualmente. En caso de la inexistencia de
tal personal, el Ministerio Público debe estar obligado a remitir de forma
inmediata a la víctima a una clínica u hospital, público o privado, que tenga este
tipo de servicios13.

• Atención económica (caso de excepción): en muchas ocasiones los tratamientos


psicológicos o de cualquier otra disciplina, o bien, de recuperación de la persona
menor de edad, son verdaderamente costosos. Por ello, la autoridad ministerial
debe, en caso de que los familiares sean de escasos recursos, proporcionar los
medios adecuados para su debida atención, incluyendo ayudas de carácter
económico14.

• Medida precautoria de carácter personal: la aplicación de medidas precautorias


eficaces, son indispensables para que el sujeto victimizado se sienta protegido y

13
Recordemos que los niños, niñas o adolescentes requieren una atención en psicología especializada en
el comportamiento de este tipo de sujetos, pues de lo contrario el auxilio sería limitado y no cumpliría con
el propósito del artículo 20 apartado B, inciso III de la Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos, el cual dispone la orden, por parte de la autoridad, de “recibir, desde la comisión del delito,
atención médica y psicológica de urgencia”. En este sentido, si dicha atención psicológica de urgencia no
cumple con la debida especialidad en el caso de los niño, niñas o adolescentes, carecería de utilidad y, por
ende, no cumpliría con el cometido constitucional.
14
Lo anterior se explica en razón de que una persona menor de edad, victimizada por la explotación
sexual comercial, se basa en una responsabilidad compartida por la propia autoridad que ha sido incapaz
de llevar a la ciudadanía protección y seguridad. Puede parecer un razonamiento extremo, pero este tipo
de medidas fomentarían que la autoridad aplicara mayor atención a la disminución de este tipo delictivo.

16
pueda, inclusive, colaborar con posterioridad con la administración de justicia.
En este sentido, un niño, niña o adolescente que se siente amenazado/a o
intimidado/a, difícilmente colaborará con la administración de justicia, lo que
conduciría irremediablemente a un fracaso dentro del proceso respectivo15.

Vg. Pensemos en medidas tales como la restricción de todas las personas que
potencialmente pudiesen causarle un daño a la víctima, de acercarse a ésta, con
la debida vigilancia. También pensemos en casos extremos, en la prisión
preventiva, como medida extrema de protección16.

• Protección primaria: este tipo de protecciones puede radicar en protección


policial y ocultamiento de la persona menor de edad.

b) Posibles necesidades durante la averiguación previa

• Asesoramiento jurídico: es indispensable indicar que el asesoramiento jurídico


se debe proporcionar a la víctima, en caso de que ésta lo pueda comprender, o
bien, a los tutores o quienes ejercen la patria potestad de la misma.

• Debida representación: Es sabido que la representación la ejerce el Ministerio


Público. Sin embargo, esto es totalmente inadecuado, pues dicha autoridad tiene
una multitud de funciones que impiden o entorpecen dicha labor representativa.
Además de lo anterior, el Ministerio Público durante la fase de investigación
debe considerarse una autoridad imparcial y, en consecuencia, debe velar por el
respeto de los derechos fundamentales, tanto de la víctima como del investigado.
De tal forma que carece de sentido pensar que el Ministerio Público se ocupará
cabalmente de la víctima, máxime cuando hablamos de niños, niñas o
adolescentes victimizados/as. Por lo anterior, es indispensable establecer una
institución encargada de la representación absoluta de la víctima del delito, por
lo que se propone la institucionalización del “abogado victimal”, como
institución pública y autónoma, que garantiza que a la víctima del delito se le
respeten sus derechos fundamentales, siendo él quien presionará a la autoridad
investigadora en el cumplimiento de su función inquisitiva17. A su vez, los
padres o tutores, que no tengan nada que ver en el asunto, deben representar a la
víctima y estar presentes en todas las actuaciones en las que ésta participe.

15
En el caso de los niños, niñas o adolescentes que son víctimas de explotación sexual comercial,
requieren medidas precautorias de carácter personal, que sean verdaderamente eficaces, toda vez que hay
que proteger a la persona menor de edad, en todo momento, de que sufra algún tipo de enfrentamiento
con su victimizador o con algún sujeto relacionado con éste.
16
Es de recalcar que la prisión preventiva no es una medida adecuada para que sea aplicada en todos los
casos. En este sentido, gran parte de la problemática que sufrimos actualmente con los centros
penitenciarios, radica en una sobrepoblación carcelaria, que conduce irremediablemente en una carente
rehabilitación social.
17
PALOMERO, Silvia; Prevención de la revictimización en niñas y niños víctimas de abuso sexual;
http://www.amja.org.ar/Actividades%20realizadas/XI%20Ponencias/Silvia%20Palomero...; recopilado
con fecha 18/02/2005: “No hay consideración general a la situación de la víctima, ni un servicio de
atención que la acompañe desde el procedimiento judicial ni un servicio que medie entre el ciudadano y el
sistema de justicia y lo haga comprensible siendo necesario compatibilizar las garantías procesales con
una protección real de la víctima…”. Es una opinión generalizada que no hay una debida representación
por algún organismo del Estado que se encargue, de forma especializada, en la representación de los
intereses victimales. Por lo anterior, se recomienda la instauración de la institución de la oficina del
“abogado victimal”.

17
• Continuación de la medida precautoria de carácter personal: se vuelve
importante darle seguimiento y perfeccionamiento a cualquier medida
precautoria que se haya establecido, pues de lo contrario, carecerá de eficacia la
misma. Para ello es indispensable que se establezcan mecanismos de vigilancia
del cumplimiento de tales medidas precautorias de carácter personal.

• Medida precautoria de carácter real (aseguramiento de la reparación del daño):


las medidas precautorias de carácter real se deben establecer desde la fase de
investigación, con la finalidad de que se pueda garantizar el cumplimiento de la
posible reparación del daño. Vg. Embargo de bienes.

• Atención médica y psicológica permanente en caso de necesidad: para la cabal


atención médica o psicológica, la autoridad investigadora debe consultar
constantemente a los especialistas, con la finalidad de que le vayan informando
acerca del avance del tratamiento del niño, niña o adolescente, así como del plan
de tratamiento a futuro que se pretenda proporcionar, con la finalidad de que se
esté en posición de dar una respuesta eficaz.

• Instalaciones adecuadas para que permanezca la víctima durante su estancia en


la agencia del Ministerio Público: en la actualidad son verdaderamente dantescas
las agencias del Ministerio Público. Por ello, es indispensable invertir en unas
instalaciones adecuadas, donde, con dignidad y comodidad, puedan estar las
víctimas de los delitos, máxime cuando se trata de niños, niñas o adolescentes,
pues parte de su tratamiento y protección radica en sedes adecuadas para su
tranquilidad emocional.

c) Posibles necesidades durante la fase del proceso penal

• Asesoramiento jurídico: la continuación del asesoramiento jurídico a las


víctimas (en caso de que esto sea posible), así como a sus familiares, es
indispensable. Dicha tarea, hoy en día, se encomienda al Ministerio Público. Sin
embargo, sería pertinente establecer la figura del “abogado victimal”, para que
represente los intereses de la víctima e inclusive se establezca la institución de la
acusación particular, privada y civil, con independencia de la ejercida por el
Ministerio Público.

• Debida representación: como ya se manifestó con antelación, la representación


debe estar presidida por los padres o tutores de la víctima, pero además por una
institución pública, que sea independiente al Ministerio Público y que se
dedique, de forma exclusiva, al cuidado de los intereses victimales.

• Continuación de la medida precautoria de carácter personal.

• Medida precautoria de carácter real (aseguramiento de la reparación del daño).

• Atención médica y psicológica permanente en caso de necesidad.

• Instalaciones adecuadas para que permanezca la víctima durante su estancia en


el juzgado: al igual que lo manifestado en el caso de las agencias del Ministerio

18
Público, los juzgados no cuentan, hoy en día, con las instalaciones adecuadas
para la espera y práctica de las audiencias. A lo anterior hay que sumarle que se
requieren salas especiales para la práctica probatoria testifical, por medio de la
vídeograbación y del circuito cerrado de televisión.

• Medios tecnológicos adecuados para lograr el testimonio de la víctima (sin


contacto con el procesado): en el caso de los niños, niñas o adolescentes se
vuelve pertinente remitirnos a la legislación de los Estados Unidos de América,
donde cuentan con el método de la vídeograbación. Dicha aplicación probatoria
se da, precisamente, en el marco de los niños, niñas o adolescentes víctimas de
delitos. Este sistema sirve para que la víctima no coincida en las audiencias con
el procesado.

• Ocultamiento de su identidad: toda vez que el anonimato durante la fase procesal


es inconstitucional, se vuelve pertinente que la víctima niño, niña o adolescente
se oculte durante la práctica probatoria, con la finalidad de obtener mayor
seguridad y confianza, inclusive por cuestiones de protección. Vg. Ejemplo de
ello es lo que ocurre en otros países, como la utilización de mamparas en las
audiencias, o bien, la distorsión de las imágenes para evitar en todo momento la
publicidad del niño, niña o adolescente18.

• Protección especializada: el juzgador debe tener la posibilidad legal de utilizar


cualquier medio no previsto expresamente en la ley, pero que sirva para proteger
al niño, niña o adolescente, en cada caso en concreto.

d) Posibles necesidades durante la fase de ejecución de sentencia

• Procedimiento ágil y eficaz de ejecución para obtener la reparación del daño: en


México19, el sistema de reparación del daño es notoriamente ineficaz. Por ello se
vuelve trascendente regular métodos ágiles y reales de reparación. Para ello, se
propone la posibilidad de ejercer ante el juez de lo penal, la acción civil, con
independencia del resto de las acciones. Pero lo anterior de nada serviría, si no
se establecen medidas precautorias de carácter real, que sean útiles. Vg. El
embargo precautorio, durante el proceso penal.

• Establecimiento de la indemnización: esta institución debe ser entendida como


el pago que corre a cargo del Estado, como una sanción por la ineficacia en la
salvaguarda de la sociedad y en aquellos casos en los que el inculpado no pueda
cubrir la reparación del daño. Ello con la finalidad de que la víctima y sus
familiares se vean satisfechos cabalmente en su necesidad económica.

• Ser escuchada en caso de que al condenado se le pretenda otorgar algún


beneficio penitenciario: así como en algunos países existe el derecho a la última
palabra del procesado. La víctima y sus familiares deben tener el derecho a ser
escuchados antes de que el juez emita su sentencia y en todos aquellos casos en

18
En España se han utilizado, con notable frecuencia, las mamparas para evitar que el niño sea
identificado durante el desarrollo de las audiencias. A su vez, en Italia, por conducto, se prevé la
utilización de la distorsión en las imágenes.
19
Como ocurre en España y en Italia.

19
los que el condenado pueda obtener algún tipo de beneficio penitenciario. Lo
anterior, en virtud del principio de igualdad de armas y contradicción.

• Protección permanente hasta que desaparezca cualquier posibilidad de riesgo


para la víctima: las protecciones se deben ampliar hasta que la víctima y sus
familiares no corran ningún tipo de riesgo, posiblemente hasta el extremo de
establecer, en casos de excepción, el cambio de identidad, donde se les
proporcionará un nuevo lugar de residencia, trabajo, identidad y vigilancia.

• Continuidad de la atención médica y psicológica especializada, en caso de ser


necesario: el juez debe ordenar que la atención médica, psicológica o aquélla
que sea necesaria sea prestada, de forma gratuita, o bien a costa del condenado,
hasta que se verifique el restablecimiento de la víctima.

IV.1.2. Expectativas victimales

Dentro de las expectativas de la víctima u ofendido por el delito, nos debemos


preguntar lo siguiente. “¿Qué es lo que espera la víctima del sistema de justicia penal?”
Para ello no sería necesario realizar un estudio de campo, sino que sería adecuado
utilizar el llamado efecto bumerang, esto es, ponernos en el lugar de una persona que ha
sido agraviada, pues se le ha lesionado o puesto en peligro algún bien jurídico protegido
(seguridad, libertad o el libre desarrollo de la personalidad de las personas).

En este sentido, la víctima lo primero que desea o busca, es una atención adecuada
desde el distinto equipo multidisciplinario que se encarga de atender a los sujetos
victimados. Así pues, debemos decir lo siguiente: todos los puntos señalados como
necesidades se convierten en expectativas, antes de que éstos sean satisfechos. En este
sentido, cada vez que se incumpla alguna necesidad procedimental, se estará
desilusionando a la víctima del delito y, por ende, a la ciudadanía en general, lo que
conduciría a un caos o ruptura en la comunicación entre el poder público y el
gobernado20.

Vg. Hoy en día, cuando llega una víctima del delito o sus familiares a
una agencia del Ministerio Público, lo dejan en una sala de espera
(cuando hay), absolutamente inapropiada, por períodos de tiempo
amplios. Además, en no pocas ocasiones, el tratamiento es
inadecuado, pues el agente del Ministerio Público no está trabajando
en conjunto con los sujetos que proporcionan la atención médica o
psicológica, sino el agente ministerial, en principio, trata con la
víctima, sin que alguien lo asesore sobre cómo hacerlo en cada caso
determinado. Además de lo anterior, cuando se trata de niños, niñas o
adolescentes de explotación sexual comercial, se requiere que existan
agentes del Ministerio Público especializados en el tema, para que,
con independencia de los especialistas, sepan cómo tratar tanto a la
víctima como a sus familiares.

Para evitar esta situación, es indispensable, por un lado, una legislación adecuada y
equilibrada que sea eficiente y garantista, una preparación óptima de los servidores
públicos y una actitud positiva de los mismos, en la que se rompan prejuicios o falsas
20
Sin ánimo de justificar lo ocurrido en San Juan Ixtayopan, Tláhuac, una manifestación clara de
desilusión ciudadana es el linchamiento que fue televisado, el día 23 de noviembre del 2004.

20
creencias de éstos, en determinados asuntos donde se encuentran involucrados niños,
niñas o adolescentes de delitos relacionados con la explotación sexual comercial.

En este sentido, estudios concretos han demostrado que parte de la dificultad para
lograr el cumplimiento de las necesidades y expectativas victimales, se encuentran en:

• Falsos positivos en los casos de separación21.

• La falsa creencia de que “los niños siempre mienten”22.

• Falta de conocimiento y formación de los profesionales: a) elevada incidencia y


consideración inadecuada de las retractaciones de la persona menor de edad; b)
falta de formación sobre los procedimientos existentes para la validación del
testimonio del niño o niña víctima de explotación sexual comercial y c)
desconocimiento sobre la psicología y necesidades de los niños y niñas en el
proceso judicial23.

• Problemas de actitud de los profesionales implicados: a) actitud de los


profesionales del ámbito judicial, particularmente el respeto a su independencia;
b) falta de objetividad en los juicios; c) falta de coordinación entre las diferentes
instancias y profesionales implicados; d) falta de conocimiento y sensibilización

21
PALOMERO, Silvia; Prevención de la revictimización en niñas y niños víctimas de abuso sexual…
ob. cit.; p.2: “Alrededor del 8% de los delitos de abusos sexuales que se denuncian son alegaciones falsas.
Es un porcentaje bastante reducido pero este hecho ha dañado la credibilidad de la víctima en los casos de
abuso sexual infantil, calando entre los profesionales del ámbito judicial [...] Los profesionales olvidan a
menudo, además, que son muchos más los falsos negativos (retractaciones falsas, por ejemplo) que los
falsos positivos. Son muchos más los casos en los que tuvo lugar el abuso y en los que los niños acaban
retractándose de su historia por presiones y en los que la denuncia es sobreseída por falta de pruebas. Y,
en cualquier caso, se debe recordar que ese niño, aunque la denuncia sea falsa, está siendo sometido a un
maltrato evidente ante el que las instituciones están obligadas a actuar”.
22
Idem, p. 2: “Las investigaciones prueban que los niños tienden a ser considerados testigos menos
fiables que los adultos. En los casos de abuso sexual infantil suele suceder lo contrario, dándose prioridad
al testimonio del menor, pero el problema de los falsos positivos ha generado entre jueces y fiscales
(ministerios públicos), y la población en general, una idea bastante común de que los niños mienten. La
creencia sobre la veracidad del testimonio del menor adquiere una relevancia significativa dado que, al
tratarse de un delito privado, en muchos casos la declaración del niño o niña es la única prueba del caso
contra el presunto agresor. Es su palabra contra la del agresor y, en este caso, la fiabilidad que se le
otorgue como testigo jugará un papel primordial”.
23
Tal cual como se encuentra planteado el sistema procedimental penal mexicano, las primigenias
declaraciones tienen un valor considerable en comparación con retractaciones posteriores, ello derivado
del principio de inmediatez (principio establecido en México que a todas luces es inadecuado). Lo
anterior es tan negativo, como darle valor probatorio a la retractación, sin observar la veracidad de dicha
declaración y su comprobación con el resto del acervo probatorio. Por lo anterior, se debe tener sumo
cuidado al verificar una retractación, en cada caso concreto. En este contexto es acorde lo que señala
PALOMERO, Silvia; Prevención de la revictimización en niñas y niños víctimas de abuso sexual…ob.
cit., p.3, en el sentido de que “cuando el niño se retracta, se tiende a creer con mayor facilidad la
retractación que la versión primera. Para los profesionales y la sociedad es mucho más fácil de creer la
retractación y la absolución del agresor que la responsabilidad de éste en el hecho. No se pone tanto
énfasis en comprobar y validar los motivos que han podido llevar al niño o niña a retractarse como el que
se pone en comprobar la veracidad y fiabilidad de su relato”. A su vez, el estudio en cita señala la
necesidad de implementar atención psicológica especializada para lograr cumplir en cada caso con las
necesidades del niño o niña, que se encuentren en el trance de participar en un enjuiciamiento de carácter
penal.

21
sobre las características del abusador sexual; e) falta de directrices para los
juicios con niños, niñas o adolescentes24.

• Problemas de recursos25.

• Problemas de procedimiento: a) dificultades con las pruebas en este tipo de


delitos26; b) tutela de los niños, niñas y adolescentes27 y c) entrevistas por las
que suele pasar el niño28.

Cabe señalar que al tratarse de niños, niñas o adolescentes, el daño es exponencial,


toda vez que el impacto de un maltrato durante el procedimiento penal, definitivamente
crea un impacto mayor. Se suma a lo anterior el hecho de que un niño, niña o
adolescente tiene, por fuerza, mayores necesidades que un sujeto adulto, o bien, las
mismas necesidades pero con cuidados más extremos.

V. Esquema internacional de la víctima u ofendido por el delito. Especial


referencia a las víctimas de explotación sexual comercial infantil

V.1. Tratados internacionales en materia procesal, de la víctima del delito

La preocupación internacional, en un principio, estuvo enfocada a la correcta


indemnización y compensación a las víctimas29. Sin embargo, en el año de 1980 se

24
Idem, p. 4. Se han aconsejado ciertas directrices que en la actualidad difícilmente se cumplen a
cabalidad; entre ellas se encuentra: a) la retirada de toga (quitarle formalidad a la figura del juez, para
evitar estigmatizar al menor); b) la explicación a la persona menor de edad del procedimiento; c) el uso de
un lenguaje coloquial y; d) la utilización de los recursos existentes, como el biombo o las salas de
declaración de testigos protegidos, para tomar declaración al menor, si fuese necesario.
25
Idem, p. 4. El estudio en cita únicamente hace alusión a lo que es por todos sabido y esto es la falta de
recursos que se destinan al sistema de impartición de justicia. Esta situación es ampliamente preocupante,
toda vez que es el rubro en el que los estados más deben invertir; ello se debe a que el proceso hay que
entenderlo como un pacificador social. En la medida en la que el estado pueda resolver los conflictos que
en éste se susciten, la sociedad estará en calma; empero, desde el momento en que dicha situación no se
cumpla, es cuando empiezan las revueltas sociales, con independencia del grado de civilización que cada
estado posea.
26
Idem, pp. 4 y 5. Es importante el tema de la problemática probatoria en los asuntos relacionados con
víctimas de explotación sexual infantil; ello se debe a la aparente clandestinidad con la que se cometen
dichos delitos. Sin embargo, es indispensable subrayar que cuando dicha explotación se masifica, dicha
problemática pasa al ámbito de una delincuencia organizada específica y, por ende, se deben utilizar los
mecanismos de investigación para este fenómeno delictivo, a saber: la figura de la víctima-testigo, del
arrepentido, del agente encubierto o con intención supuesta, la infiltración, la provocación policial, etc.
27
Idem, p.5: “Hay casos en los que se retira la tutela y los niños son derivados a centros estatales y en los
casos en que no se retira la tutela, porque el otro progenitor puede seguir haciéndose cargo del niño o
niña, no siempre se toman medidas de alejamiento del agresor y, se dan demasiado a menudo casos de
niños y niñas víctimas de abuso sexual que se ven obligados a seguir conviviendo con éste durante todo el
procedimiento judicial (sea uno de los padres, un profesor, un amigo, etc.). Las medidas administrativas y
de protección no pueden enfocarse sólo y en primer lugar a sacar al niño de casa sino a proteger sus
intereses de manera óptima e impedir el contacto con el supuesto agresor”.
28
Idem, p. 5: “Las entrevistas y declaraciones en varias instancias – policía, hospitales, agencias de
protección, cuerpos periciales, juzgados, etc. – causan un perjuicio psicológico al niño, además de dañar
la credibilidad de su testimonio y la viabilidad del caso. Una vez más, los derechos del niño o niña
víctimas de abuso sexual quedan relegados a un segundo plano". Esta cuestión es un problema
generalizado en todos los sistemas que podamos analizar. Esta cuestión será revisada a profundidad en la
presente investigación.

22
llevó a cabo el VI Congreso de las Naciones Unidas sobre la Prevención del Crimen y
sobre el Tratamiento de los Criminales en el que se proponía más ampliamente la idea
de incluir, en forma clara, un proyecto de código de los derechos de la víctima30.
Asimismo, en el año de 1982, tanto en el IV Simposio Internacional de Victimología así
como en la comisión instituida de la World Society of Victimology, se comenzó a
avanzar en el proceso de formación de los derechos victimales31. Con mayor
concreción, en 1984, en Dubrovnik, Croacia, se realizó una reunión de trabajo sobre los
derechos de las víctimas organizada por el profesor Paul Separovic. Irene Melup, de
Naciones Unidas, realizó una encuesta a nivel mundial, sobre las necesidades de las
víctimas que sirviera de base para la declaración32. Asimismo, el V Simposium
Internacional de Victimología realizado en Zagreb, Croacia, en el año de 1985, se
dedicó, entre otras cuestiones, a estudiar la suerte de la víctima en el proceso penal33
Además, se discutió y perfeccionó el documento, que se presentó ese mismo año al VII
Congreso de prevención del Delito y Tratamiento del Delincuente, celebrado en Milán,
Italia34. En dicho Congreso se debatió y aprobó una "Declaración sobre los principios
fundamentales de justicia relativos a las víctimas de delitos y relativos a las víctimas del
abuso de poder"35, que se dice “...se ha convertido en la ‘Carta Magna’ de las
víctimas...”36. De ahí que parece oportuno citar de forma textual algunos de los puntos
acordados, que son trascendentales para la presente investigación.

V.1.1. Declaración sobre los Principios Fundamentales de Justicia, relativos


a las víctimas de delitos y relativos a las víctimas del abuso de poder

En la Declaración sobre los Principios Fundamentales de Justicia para las


víctimas de delitos y del abuso de poder37, se recomendó, entre otras cosas, dentro de
sus apartados de acceso a la justicia y trato justo, que:

“4. Las víctimas serán tratadas con compasión y respeto por su dignidad.
Tendrán derecho al acceso a los mecanismos de la justicia38 y a una pronta reparación
del daño que hayan sufrido, según lo dispuesto en la legislación nacional.

29
GARRIDO, Vicente; y otros; Principios de criminología; Editorial Tirant lo blanch; Valencia; pp. 54 y
55. La celebración del Primer Simposio Internacional sobre Victimología, en el año de 1973; asmismo, el
XI Congreso Internacional de Derecho Penal, celebrado en septiembre de 1974, en Budapest.
30
CORRERA, Michele M. y RIPONTI, Danilo; La vittima nell sistema italiano della Giustizia Penale.
Un approccio criminologico; CEDAM; Padova, 1990; pp. 121 y 122.
31
Idem, p. 122.
32
RODRIGUEZ MANZANERA, Luis; Victimología...; ob. cit., pp. 314 y 315.
33
GARRIDO, Vicente y otros; Principios de criminología...; ob. cit., pp. 660 y 661.
34
RODRIGUEZ MANZANERA, Luis; Victimología...; ob. cit., p. 315.
35
Declaración sobre los Principios Fundamentales de Justicia, relativos a las víctimas de delitos y
relativos a las víctimas del abuso de poder; Declaración de la Asamblea General de las Naciones
Unidas de 29 de noviembre de 1985; Resolución40/34;
http://www.unhchr.ch/spanish/htm1/menu3/b/h_copvip49_sp.htm; recopilado con fecha 04/05/2001.
36
RODRIGUEZ MANZANERA, Luis; Victimología...; ob. cit, p. 316.
37
Declaración sobre los Principios Fundamentales de Justicia, relativos a las víctimas de delitos y
relativos a las víctimas del abuso de poder...; ob. cit.
38
Este apartado trata todo lo relativo al comportamiento que deben guardar y hacer guardar los servidores
públicos hacia la víctima del delito. El acceso a la justicia y el trato justo se traducen concretamente en
los siguientes derechos: trato a la víctima con dignidad y respeto; derecho a la tutela judicial efectiva:
querellarse o accionar propiamente el órgano jurisdiccional (dependiendo del sistema que se analice).
Derecho a una pronta y efectiva reparación del daño; información adecuada y completa del desarrollo del
procedimiento penal, así como una explicación detallada de las diferentes fases de dicho procedimiento;

23
5. Se establecerán y reforzarán, cuando sea necesario, mecanismos judiciales y
administrativos que permitan a las víctimas obtener reparación mediante procedimientos
oficiales u oficiosos que sean expeditos, justos, poco costosos y accesibles. Se
informará a las víctimas de sus derechos para obtener reparación mediante esos
mecanismos.
6. Se facilitará la adecuación de los procedimientos judiciales y administrativos a
las necesidades de las víctimas:

a) Informando a las víctimas de su papel y del alcance, el desarrollo


cronológico y la marcha de las actuaciones, así como de la decisión de sus
causas, especialmente cuando se trate de delitos graves y cuando hayan
solicitado esa información.

b) Permitiendo que las opiniones y preocupaciones de las víctimas sean


presentadas y examinadas en etapas apropiadas de las actuaciones, siempre
que estén en juego sus intereses, sin perjuicio del acusado y de acuerdo con
el sistema nacional de justicia penal correspondiente.

c) Prestando asistencia apropiada a las víctimas durante todo el proceso


judicial.

d) Adoptando medidas para minimizar las molestias causadas a las víctimas,


proteger su intimidad, en caso necesario, y garantizar su seguridad, así como
la de sus familiares y la de los testigos en su favor, contra todo acto de
intimidación y represalia.

e) Evitando demoras innecesarias en la resolución de las causas y en la


ejecución de los mandamientos o decretos que concedan indemnizaciones a
las víctimas”39.

En cuanto al resarcimiento, dicha declaración menciona lo siguiente:


“8. Los delincuentes o los terceros responsables de su conducta resarcirán
equitativamente, cuando proceda, a las víctimas, sus familiares o las personas a su
cargo. Ese resarcimiento comprenderá la devolución de los bienes o el pago por los
daños o pérdidas sufridos, el reembolso de los gastos realizados como consecuencia de
la victimización, la prestación de servicios y la rehabilitación de derechos.
9. Los gobiernos revisarán sus prácticas, reglamentaciones y leyes, de modo que
se considere el resarcimiento como una sentencia posible de los casos penales, además
de otras sanciones penales.
11. Cuando funcionarios públicos u otros agentes que actúen a título oficial o
casi oficial, hayan violado la legislación penal nacional, las víctimas serán resarcidas
por el Estado cuyos funcionarios o agentes hayan sido responsables de los daños
causados. En los casos en que ya no exista el gobierno bajo cuya autoridad se produjo la

escuchar a las víctimas, así como prestarles asesoría jurídica completa e integral, durante todo el
procedimiento penal; la guarda de su intimidad; protección a las víctimas, familiares y testigos que
apoyen el dicho de la víctima, evitando cualquier acto de intimidación o represalia; celeridad del
procedimiento penal; establecimientos de instituciones propias del principio dispositivo y de oportunidad
(mediación, arbitraje), para lograr la conciliación y la rápida reparación del daño a favor de la víctima del
delito.
39
RODRIGUEZ MANZANERA, Luis; Victimología...; ob. cit., pp. 409 y 410.

24
acción u omisión victimizadora, el Estado o Gobierno sucesor deberá proveer al
resarcimiento de las víctimas.
12. Cuando no sea suficiente la indemnización procedente del delincuente o de
otras fuentes, los estados procurarán indemnizar financieramente: a) a las víctimas de
delitos que hayan sufrido importantes lesiones corporales o menoscabo de su salud
física o mental como consecuencia de delitos graves; b) a la familia, en particular a las
personas a cargo de las víctimas que hayan muerto o hayan quedado física o
mentalmente incapacitados como consecuencia de la victimización.
13. Se fomentará el establecimiento, el reforzamiento y la ampliación de fondos
nacionales para indemnizar a las víctimas40. Cuando proceda, también podrán
establecerse otros fondos con ese propósito, incluidos los casos en los que el Estado de
nacionalidad de la víctima no esté en condiciones de indemnizarla por el daño
sufrido”41.

En cuanto a la asistencia social, la misma declaración señala que:


“14. Las víctimas recibirán la asistencia material, médica, psicológica y social
que sea necesaria, por conducto de los medios gubernamentales, voluntarios,
comunitarios y autóctonos.
15. Se informará a las víctimas de la disponibilidad de servicios sanitarios y
sociales y demás asistencia pertinente, y se facilitará su acceso a ellos.
16. Se capacitará al personal de policía, de justicia, de salud, de servicios
sociales y demás personal interesado para informarlo de las necesidades de la víctima y
proporcionarle directrices para garantizar una ayuda apropiada y rápida.
17. Al prestar servicios y asistencia a la víctima se prestará atención a las que
tengan necesidades especiales por la índole de los daños sufridos...”42.

Es importante la disposición de la declaración en cita, en el sentido de que el


Estado deberá proporcionar a los servidores públicos involucrados en el sistema
procedimental penal, la capacitación necesaria para que se vuelvan receptivos a las
necesidades y expectativas victimales; capacitación que en México ha brillado por su
ausencia.

V.1.2. Las acciones adoptadas en Europa respecto a la salvaguarda de los


derechos de la víctima

Por otra parte, aun cuando no compete a nuestro ámbito de aplicación, cabe
señalar a manera de ejemplo propositivo, lo que se refiere a las acciones adoptadas en
Europa, respecto a la salvaguarda de los derechos de la víctima. La referencia europea
40
La citada Declaración de los Derechos Fundamentales de la Víctima señala dos rubros dispositivos que
permitirían lograr un resarcimiento a cargo del delincuente y, en los casos en los que intervenga un
servidor público en la comisión delictiva, el resarcimiento a cargo del Estado (indemnización). En los
casos en los que no sea suficiente la indemnización procedente del delincuente o de otras fuentes, se
establecen los supuestos en los que se debería basar una posible indemnización a cargo del Estado: A las
víctimas de delitos que hayan sufrido importantes lesiones corporales o menoscabo de su integridad física
o mental, como consecuencia de delitos graves; a la familia, en particular a las personas a cargo, de las
víctimas que hayan muerto o hayan quedado física o mentalmente incapacitadas, como consecuencia de la
victimización.
Para lograr la indemnización a cargo del Estado se propone establecer y reforzar fondos nacionales para
tales efectos, inclusive para los casos en los que el Estado de nacionalidad de la víctima no esté en
condiciones de indemnizarla por el delito cometido.
41
RODRIGUEZ MANZANERA, Luis; Victimología...; ob. cit., pp. 410 y 411.
42
Ibidem.

25
es importante, en el sentido de sondear los lineamientos que se han establecido en
dichos instrumentos internacionales, para realizar un análisis comparativo de los
mismos, con los que a México compete.

En este sentido, haciendo un breve recorrido cronológico, en principio la


preocupación de la comunidad internacional europea se centraba en los factores
indemnizatorios de la víctima; ello sucedió con la Convención Europea relativa al
Resarcimiento de las Víctimas de delitos Violentos, llevada a cabo en el año de 198343.

A su vez, en ese mismo año, fue elaborada la Recomendación del Comité de


Ministros del Consejo de Europa, para los estados miembros, sobre la posición de la
víctima en el marco del derecho penal y del proceso penal, con fecha 28 de junio de
198544.

En este sentido, la anterior recomendación fue elaborada por considerar que los
objetivos del sistema de justicia penal se expresan tradicionalmente con base a la
relación entre el Estado y el delincuente; por ende, el funcionamiento del sistema tiende
a incrementar y no a disminuir los problemas de la víctima.

Por ello, una función fundamental de la justicia penal se debe basar en la tarea
de responder a las necesidades de la víctima y la de proteger sus intereses, para
incrementar su confianza en la justicia penal y favorecer su cooperación, singularmente
en calidad de testigo. A su vez, el sistema de justicia penal debe atender las necesidades
provocadas directamente por los perjuicios físicos, psicológicos, materiales y sociales
sufridos por las víctimas, sin perjuicio de la satisfacción de todas y cada una de las
necesidades de la víctima que se vayan produciendo a lo largo de todo el procedimiento
penal.

Por las consideraciones expuestas se recomendó a los gobiernos de los estados


miembros revisar su legislación y su práctica, respetando las siguientes directrices:

• Modernizar y adaptar los sistemas, para lograr un adecuado interrogatorio de la


víctima, máxime cuando esta es especialmente vulnerable (niños, enfermos,
etc.)45.

• Protección de la vida privada46.

43
Asimismo, el Convenio 116 del Consejo de Europa, celebrado en Estrasburgo, con fecha 24 de
noviembre de 1983, sobre indemnización a las víctimas de delitos violentos.
44
Recomendación N° R (85) 11 “Sobre la posición de la víctima en el cuadro del Derecho y del
Proceso Penal”; aprobada por el Comité de Ministros del Consejo de Europa, con fecha 28 de junio de
1985.
45
Recomendación del Comité de Ministros del Consejo de Europa, para los estados miembros, sobre la
posición de la víctima en el marco del derecho penal y del proceso penal, con fecha 28 de junio de 1985:
“En todas las fases del procedimiento, el interrogatorio de la víctima debería hacerse con respeto a su
situación personal, a sus derechos y a su dignidad. En la medida de lo posible y en los casos apropiados,
los niños y los enfermos o minusválidos mentales deberían ser interrogados en presencia de sus padres o
del tutor o de cualquier persona cualificada para asistirles”.
46
Idem: “La política de información y de relaciones con el público en el marco de la instrucción y el
juicio de las infracciones debería tomar debidamente en cuenta la necesidad de proteger a la víctima de
toda publicidad que implicara un ataque a su vida privada o a su dignidad. Si el tipo de infracción, el
estatuto particular, la situación o la seguridad persona de la víctima requieren de especial protección, el

26
• Protección especial de la víctima en casos de delincuencia organizada (lo cual
pudiese producirse en los casos de explotación sexual infantil)47.

Por otra parte, la Recomendación N° R (87) 21, del Comité de Ministros del
Consejo de Europa, sobre la asistencia a las víctimas y la prevención de la
victimización48, propone, entre otras cosas, que se deben identificar y clasificar a las
víctimas dependiendo de los delitos por los que fueron victimizadas (mencionando de
hecho el supuesto de delincuencia organizada), con la finalidad de darle un tratamiento
de auxilio específico y más profesionalizado49.

Por otra parte, señala que los estados miembros deben velar tanto por las
víctimas como por sus familiares, haciendo hincapié en lo siguiente:

• Ayuda urgente para las necesidades que la víctima pueda tener de forma
inmediata, incluyendo una protección inmediata contra posibles
venganzas del delincuente.

• Ayuda médica, psicológica, social y material.

• Medidas para evitar una nueva victimización (por lo que aquí se puede
entender una protección eficaz por parte de la autoridad).

• Que la víctima sea informada de sus derechos, así como asistencia


legal50.

Para que esta ayuda sea eficaz, la propia Recomendación señala la necesidad de
una profesionalización para el personal encargado de prestar el auxilio victimal, además
de coordinar tanto los servicios públicos como privados de asistencia hacia la víctima.
Pero toda esta estructuración de auxilio y protección, para que tenga plena eficacia,
debe de ser informada y explicada de forma más abierta y completa tanto a la víctima
como al público en general; situación en la que también pone hincapié dicho texto51.

Con mayor especificidad, la Recomendación Nº R (97) 13 del Comité de


Ministros del Consejo de Europa hace referencia a la intimidación de los testigos y los

proceso penal anterior a la sentencia debería tener lugar a puerta cerrada o la divulgación de los datos
personales de la víctima debería ser objeto de restricciones adecuadas”.
47
LANDROVE DÍAZ, Gerardo; Victimología...; ob. cit., pp. 45-48: "Cuando ello parezca necesario, y
singularmente en los casos de delincuencia organizada, la víctima y su familia deberían ser eficazmente
protegidas contra las amenazas y el riesgo de venganza por parte del delincuente.”
48
Recomendación N° R (87) 21, del Comité de Ministros del Consejo de Europa, sobre “la asistencia a
las víctimas y la prevención de la victimización”; adoptada por el Comité de Ministros el 17 de
septiembre de 1987, en la 410ª reunión de los ministros diputados. CORRERA, Michele M. y RIPONTI,
Danilo; La vittima nel sistema italiano...; ob. cit., pp. 159-161.
49
Véase los artículos 1 y 5 de la Recomendación N° R (87) 21, del Comité de Ministros del Consejo de
Europa, sobre “la asistencia a las víctimas y la prevención de la victimización”; adoptada por el
Comité de Ministros el 17 de septiembre de 1987, en la 410ª reunión de los ministros diputados.
50
Ibidem. Véase el artículo 4 de la citada Recomendación.
51
Ibidem. Véase del artículo 6 al 19 de dicha Recomendación.

27
derechos de la defensa, la cual es una referencia ineludible para el presente trabajo de
investigación52.

Para la realización de tal texto se ha tomado en consideración el alto riesgo de


intimidación, que sufren los testigos en los asuntos relacionados con el crimen
organizado. Derivado de ello, se muestra la falta de cooperación que éstos deben
prestar. Es por ello que se considera como un deber para los estados miembros
proporcionar seguridad a dichos testigos53.

La finalidad de la Recomendación en comento va dirigida a la elaboración de


una legislación apropiada y medidas prácticas, que aseguren que los testigos puedan
declarar libremente y sin intimidación. La seguridad buscada se debe procurar antes,
durante y después del juicio54.

Se indica también que los actos de intimidación a los testigos deben ser penados
de una forma separada, es decir como una conducta tipificada por los diversos
ordenamientos penales, con independencia de las medidas de protección que sean
utilizadas a favor de los testigos55.

Tomando en cuenta el principio de libre valoración de pruebas, la ley procesal


debe dejar al juzgador la tarea de considerar el impacto de la intimidación en los
testimonios, al momento de su valoración. Los sujetos que gocen de algún privilegio de
protección legal deberán animarse a reportar cualquier información relevante con
respecto a los hechos criminales, a las autoridades competentes.

Respetando los derechos del acusado, los testigos serán proveídos con métodos
alternativos para dar su testimonio, protegiéndolos de intimidaciones que resulten de la
confrontación cara a cara56.

Asimismo, la Recomendación citada señala la necesidad de una adecuada


preparación para los miembros o el personal encargado de administrar la justicia
criminal, con la finalidad de dar un trato adecuado a los testigos.

Dentro de las medidas que se aconseja adoptar para el caso de los asuntos
relacionados con el crimen organizado están:

• Grabaciones audiovisuales, previas al juicio, de la realización del examen


testifical, con antelación o de forma anticipada.

• El uso de las declaraciones testificales anticipadas, cuando no sea posible


para el testigo comparecer ante la autoridad judicial encargada del juicio
oral, o bien, cuando su aparición en la corte signifique un grave e

52
Recomendación Nº (97)13 “Of the Committee of Ministers to Member States Concerning
Intimidation of Witnesses and Rights of the Defense; adopted by the Committee of Ministers on 10
September 1997; http://www.coe.fr/cm/ta/rec/1997/97rl3.html; Recopilado con fecha 14 de diciembre del
2001.
53
Ibidem.
54
Ibidem.
55
Ibidem.
56
Ibidem.

28
inminente peligro para la vida, la seguridad del testigo o personas
cercanas a éste.

• Revelar la identidad del testigo en la etapa procedimental más tardía


posible, o bien, revelando únicamente detalles selectos.

• Excluyendo al público de todo o parte del juicio57.

Señala la Recomendación que el anonimato del testigo ante el acusado debe ser
una medida excepcional. Cuando el ocultamiento de la identidad sea pedido o requerido
por estas personas, o bien, temporalmente garantizado por las autoridades competentes,
la ley deberá proveer de un proceso de verificación, para mantener un balance justo
entre las necesidades del procedimiento criminal y los derechos de la defensa. Esta
última tendrá en este procedimiento la oportunidad de contradecir la necesidad del
anonimato del testigo, su credibilidad y el origen del conocimiento de los hechos58.

Solamente se concederá el anonimato cuando la autoridad judicial, después de


oír a las partes, encuentre que:

• La vida o libertad de la persona que brindará el testimonio se encuentra


seriamente amenazada, o bien, en el caso de los agentes encubiertos,
pues su trabajo potencial se encuentra seriamente amenazado en el
futuro.

• Las pruebas deben ser suficientes y el testigo creíble59.

Otras medidas se dispondrán para proteger a los testigos, usando por ejemplo
pantallas que desfiguran al testigo o distorsionan su voz. Cuando sea otorgado el
anonimato, la condena o la aplicación de la medida no se basarán únicamente en la
declaración del testigo anónimo.

El objetivo principal de la realización de programas de protección a testigos es la


protección de la vida, la seguridad personal del testigo y de sus personas cercanas. Es
por ello que dichos programas deberán ofrecer al testigo y sus familiares o personas
cercanas, cuando sea necesario, un cambio de identidad, un cambio de localización,
asistencia para obtener nuevos empleos, proveerles de guardaespaldas y otras
protecciones de carácter físico60.

En relación a la cooperación internacional, se recomienda la utilización de


instrumentos específicos para fomentar la cooperación, operando en suplencia de las
legislaciones nacionales, para facilitar la realización del examen de los testigos con
riesgo de intimidación y para permitir que los programas de protección a testigos sean
implementados de forma transfronteriza61.

57
Ibidem.
58
Ibidem.
59
Ibidem.
60
Ibidem.
61
Ibidem.

29
Las medidas que se recomiendan son:

• Usar un moderno equipo de telecomunicación, tal como el vínculo por


vídeo, para facilitar de forma simultánea el interrogatorio de testigos
protegidos, o de aquellos testigos para quienes su comparecencia ante el
juzgado requirente es prácticamente imposible, dificultosa o muy
costosa, conservando los derechos de la defensa.

• Asistencia para la relocalización de los testigos en el extranjero,


asegurando su protección.

• Cambio de información entre las diversas autoridades encargadas de los


programas de protección de testigos62.

El problema que han tenido que enfrentar los diversos estados es


verdaderamente arduo y complicado, pues bajo sus respectivas constituciones y leyes
secundarias, se debe encontrar el verdadero equilibrio entre los intereses de la víctima,
de la sociedad y del probable responsable.

V.1.3. La Convención de las Naciones Unidas contra la Delincuencia


Organizada Transnacional

Finalmente, la Convención de las Naciones Unidas contra la Delincuencia


Organizada Transnacional confiere en su artículo 25 las disposiciones de asistencia y
protección a las víctimas, señalando que:
“25.1. Cada Estado parte adoptará medidas apropiadas dentro de sus
posibilidades para prestar asistencia y protección a las víctimas de los delitos
comprendidos en la presente Convención, en particular en casos de amenaza de
represalia o intimidación.
25.2. Cada Estado parte establecerá procedimientos adecuados que permitan a
las víctimas de los delitos cometidos en la presente Convención obtener indemnización
y restitución.
25.3. Cada Estado parte permitirá, con sujeción a su derecho interno, que se
presenten y examinen las opiniones y preocupaciones de las víctimas en las etapas
apropiadas de las actuaciones penales contra los delincuentes, sin que por ello
menoscabe los derechos de la defensa”63.

V.1.4. Análisis comparativo de los instrumentos internacionales, referentes


al trato de la víctima del delito

De todo lo anteriormente dicho, los instrumentos internacionales con respecto al


trato procesal de cara a la víctima, son las siguientes:

• Información y una representación jurídica que sea eficaz y capacitada.

62
Ibidem.
63
Convención de las Naciones Unidas Contra la Delincuencia Organizada...; ob. cit.

30
• Asistencia material, médica, psicológica y social.

• Coordinación entre las diversas entidades, públicas y privadas, de


asistencia a la víctima, para prestar un mejor servicio.

• Profesionalización al personal encargado de prestar los diversos tipos de


asistencia victimal.

• Verificar los diversos tipos victimales (Vg. de delincuencia organizada),


con la finalidad de prestarle a cada uno de ellos un auxilio más
especializado.

• Trato a la víctima con dignidad y respeto.

• Escuchar las opiniones y preocupaciones de las víctimas en las etapas


procesales adecuadas.

• Protección a las víctimas, familiares y testigos que depongan a favor de


sus intereses.

• Protección a la víctima-testigo (como a cualquier testigo), principalmente


por medio de los mecanismos que establece la Recomendación Nº R (97)
13, anteriormente citada.

• Mecanismos judiciales o administrativos de reparación del daño, para


que ésta se haga de forma rápida, justa, accesible y a bajo costo.

• Indemnización subsidiaria del Estado para reparar el daño.

V.2. Los instrumentos internacionales relativos a los niños, niñas o


adolescentes víctimas de explotación sexual comercial

V.2.1. La Convención sobre los Derechos del Niño

Específicamente, respecto a los derechos procesales de los niños, niñas o


adolescentes de explotación sexual, es indispensable citar la Convención sobre los
Derechos del Niño, la cual establece principios o lineamientos básicos para el
tratamiento procesal en el que se encuentren involucrados niños, niñas o adolescentes64.

En este sentido, establece como principio básico el llamado interés superior del
niño, como presupuesto de partida para el establecimiento de la estructura procesal,
como para todo tipo de resoluciones que se dicten a lo largo del procedimiento penal65.
64
Convención sobre los Derechos del Niño, de la Asamblea General de la Organización de las
Naciones Unidas, en su resolución 44-25, 1989. En su artículo 1 señala que: “…se entiende por niño todo
ser humano menor de dieciocho años de edad, salvo que, en virtud de la ley que le sea aplicable, haya
alcanzado antes la mayoría de edad”.
65
Idem. Artículo 3 de la citada Convención dispone que: “En todas las medidas concernientes a los niños
que tomen las instituciones públicas o privadas de bienestar social, los tribunales, las autoridades

31
Se establecen, como derechos fundamentales del niño, el derecho a la vida, la
supervivencia y el desarrollo del niño66. De igual forma se establece el derecho a la
identidad67. Este derecho, desde el punto de vista procesal, debe ser protegido de cara a
la sociedad cuando un niño se encuentre inmerso en un proceso penal, pues el
conocimiento de la identidad del niño por parte de la sociedad puede estigmatizarlo,
causando un daño irreparable.

Desde la óptica procesal, la citada Convención establece que se debe escuchar al


niño, niña o adolescente en todo proceso penal en el que se encuentre involucrado/a68.
Es lo que se conoce como “la última palabra de la víctima en el proceso”; pero también
debe tener voz en todos aquellos sucesos dentro del procedimiento en que pueda verse
afectado.

A su vez, la Convención en análisis establece el respeto de la libertad de


pensamiento y conciencia del niño, lo que conduce a señalar que, durante un proceso
penal, debe quedar prohibida cualquier práctica probatoria que pueda afectar su libre
desarrollo de la personalidad.

Vg. Una prueba pericial en psicología donde se pudiera tener injerencia


en su pensamiento o conciencia.

Por otra parte, dicho instrumento internacional dispone la protección contra


actos, dentro del procedimiento, que pudiesen afectar su dignidad69. En este sentido, el
trato a la víctima no solamente debe ser de cara a las autoridades encargadas de dirigir
el proceso, sino también a las partes procesales.

Vg. En los casos en que el abogado defensor, que con la finalidad de


quitarle crédito a la víctima, la intenta denostar, el juzgador debe
prevenir al abogado para que evite realizar cualquier pregunta o acto
que vaya en ese sentido.

El Convenio señala que se deberán establecer medidas precautorias o definitivas


de carácter procesal, que pueden implicar tanto una protección dentro del proceso como
una protección, una vez terminado éste. Dichas medidas de protección servirán para
evitar que el niño continúe siendo victimado de forma secundaria y que se permita
realizar un tratamiento adecuado para su reestablecimiento psicológico. Dentro de
dichas medidas se incluye evitar que al niño se le abuse física o mentalmente, por parte

administrativas o los órganos legislativos, una consideración primordial a que se atenderá será el interés
superior del niño. 2. Los Estados partes se comprometen a asegurar al niño la protección y el cuidado que
sean necesarios para su bienestar, teniendo en cuenta los derechos y deberes de sus padres, tutores u otras
personas responsables de él ante la ley y, con este fin, tomarán las medidas legislativas y administrativas
adecuadas”. Así también el artículo 4 de este instrumento indica que: “Los Estados Partes adoptarán todas
las medidas administrativas, legislativas y de otra índole para dar efectividad a los derechos reconocidos
en la presente Convención. En lo que respecta a los derechos económicos, sociales y culturales, los
Estados partes adoptarán esas medidas hasta el máximo de los recursos de que dispongan, cuando sea
necesario, dentro del marco de la cooperación internacional”.
66
Idem, artículo 6 del citado ordenamiento.
67
Idem, artículo 8.
68
Idem, artículo 12 de la Convención citada.
69
Idem, artículo 16.

32
de aquellos sujetos que los tienen en su custodia70. Asimismo establece la obligación del
Estado para proveerles medios y establecimientos adecuados, donde se les provea de
asistencia especializada para su respectivo tratamiento71. Ello va acorde con el derecho
a la salud que prevé el artículo 24, así como el numeral 39 del citado instrumento, el
cual señala que: “Los Estados partes adoptarán todas las medidas apropiadas para
promover la recuperación física y psicológica y la reintegración social de todo niño
víctima de: cualquier forma de abandono, explotación o abuso; tortura u otra forma de
tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes; o conflictos armados. “Esa
recuperación y reintegración se llevará a cabo en un ambiente que fomente la
salud, el respeto de sí mismo y la dignidad del niño”.

Otra cuestión, que se encuentra vigente en nuestro ordenamiento, es la relativa a


los niños, niñas o adolescentes que pertenezcan a grupos de minorías étnicas, religiosas
o lingüísticas o personas de origen indígena. En este sentido, del artículo 30 de la
Convención se desprende que los niños con estas características deberán ser proveídos
de traductores y de personas que conozcan sus costumbres y culturas. No sólo basta con
que la víctima tenga un traductor que conozca su lengua, sino que, además, dicho
traductor debe saber sus usos y costumbres, para evitar descontextualizar sus
declaraciones. También debe saber, a ciencia cierta, necesidades específicas que se
derivan de su propio grupo, mismas que se pudiesen suscitar en el proceso.72

V.2.2. Protocolo Facultativo de la Convención sobre los Derechos del Niño,


relativo a la venta de niños, la prostitución infantil y la utilización de niños en la
pornografía

Por su parte, el Protocolo Facultativo de la Convención sobre los Derechos del


Niño Relativo a la Venta de Niños, la Prostitución Infantil y la Utilización de Niños en
la Pornografía73, prevé una serie de derechos para la víctima niño, niña o adolescente,

70
Idem, artículo 19: “1. Los Estados partes adoptarán todas las medidas legislativas, administrativas,
sociales y educativas apropiadas para proteger al niño contra toda forma de perjuicio o abuso físico o
mental, descuido o trato negligente, malos tratos o explotación, incluido el abuso sexual, mientras el niño
se encuentra bajo la custodia de los padres, de un representante legal o de cualquier otra persona que lo
tenga a su cargo. 2. Esas medidas de protección deberían comprender, según corresponda,
procedimientos eficaces para el establecimiento de programas sociales, con objeto de proporcionar la
asistencia necesaria al niño y a quienes cuidan de él, así como para otras formas de prevención y para la
identificación, notificación, remisión a una institución, investigación, tratamiento y observación ulterior
de los casos antes descritos de malos tratos al niño y, según corresponda, la intervención judicial”.
71
Idem, artículo 20: “1. Los niños privados, temporal o permanentemente, de su medio familiar o cuyo
superior interés exija que no permanezcan en ese medio, tendrán derecho a la protección y asistencia
especiales del Estado. 2. Los Estados Partes garantizarán, de conformidad con sus leyes nacionales, otros
tipos de cuidado para esos niños. 3. Entre esos cuidados figurarán, entre otras cosas, la colocación en
hogares de guarda, la Kafala del derecho islámico, la adopción o, de ser necesario, la colocación en
instituciones adecuadas de protección de menores. Al considerar las soluciones, se prestará particular
atención a la conveniencia de que haya continuidad en la educación del niño y a su origen étnico,
religioso, cultural y lingüístico”.
72
Idem, artículo 30: “En los Estados en que existan minorías étnicas, religiosas o lingüísticas o personas
de origen indígena, no se negará a un niño que pertenezca a tales minorías o que sea indígena el derecho
que le corresponde, en común con los demás miembros de su grupo, a tener su propia vida cultural, a
profesar y practicar su propia religión, o a emplear su propio idioma”.
73
Protocolo Facultativo de la Convención sobre los Derechos del Niño, relativo a la Venta de Niños,
la Prostitución Infantil y la Utilización de Niños en la Pornografía. Realizado en la Asamblea

33
sin descuidar los derechos fundamentales del inculpado. Esto es, el propio instrumento
internacional reconoce la necesidad de lograr un sistema de justicia criminal garantista y
eficaz74, de acuerdo a los siguientes razonamientos:

Reconocer la vulnerabilidad de los niños víctimas y adoptar los procedimientos de


tal forma que se reconozcan sus necesidades especiales, incluidas las necesidades
especiales para declarar como testigos75.

Respecto a este tema, es indispensable que a lo largo de todo el procedimiento


penal, se le proporcione un tratamiento especializado al niño, niña o adolescente que ha
sido victimado/a. En este sentido, se requiere que, además de que se respeten los
derechos fundamentales consagrados en el apartado B, del artículo 20 de la Constitución
Política de los Estados Unidos Mexicanos, se regule el trato especializado en los
siguientes rubros:

a) Atención: Médica, psicológica y sociológica especializada en niños.


b) Información: Jurídica, indispensable para que la víctima y sus familiares
conozcan a plenitud todos los pormenores jurídicos del procedimiento,
explicados de forma coloquial.
c) Protección: Respecto a posibles intimidaciones, influencias, represalias,
violencias, etc.
d) De satisfacción en el fin del proceso: Aquí hay que establecer fórmulas
confiables para que la víctima pueda ser reparada, en la medida de lo posible,
del daño provocado por el infractor.
e) De funcionalidad estructural: Reestablecer la estructura del procedimiento
de tal forma que sea eficiente y garantista (lo cual dista mucho, en el sistema
actual mexicano).

El citado instrumento internacional, también dispone: informar a los niños víctima


de sus derechos, su papel, el alcance, las fechas y la marcha de las actuaciones y la
resolución de la causa76. Hay que señalar que este precepto esta contemplado en la
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos77, Sin embargo, el Ministerio
Público no parece la autoridad idónea para llevar a cabo una completa y eficaz tarea de
asesoramiento y representación, derivado de su carácter multifacético y de las múltiples
funciones que le son encargadas a lo largo del procedimiento penal.

Además se señala la necesidad de regular acerca de la autorización a la presentación


y consideración de las opiniones, necesidades y preocupaciones de los niños víctimas en
las actuaciones en que se vean afectados sus intereses personales, de una manera
compatible con las normas procesales de la legislación nacional78.

General. Resolución A/RES/54/263 del 25 de mayo de 2000. Entrada en vigor con fecha 18 de enero de
2002.
74
Idem. En efecto, el numeral 8.6 del citado Protocolo, establece que: “Nada de lo dispuesto en el
presente artículo se entenderá en perjuicio de los derechos del acusado a un juicio justo e imparcial, ni
será incompatible con esos derechos”.
75
Idem, artículo 8, inciso a, del citado instrumento internacional.
76
Idem, artículo 8, inciso b, del citado instrumento internacional.
77
Hay que indicar que dicho precepto viene acorde con el artículo 20, apartado B, fracción primera de la
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.
78
Artículo 8 fracción c, del Protocolo Facultativo de la Convención sobre los Derechos del Niño
relativo a la Venta de Niños, la Prostitución Infantil y la Utilización de Niños en la Pornografía.

34
Al respecto, es indispensable recalcar que, además de que este precepto es “letra
muerta”, hoy día, en nuestro sistema, dicha tarea debe ser complementada con un
análisis estadístico, que pueda auxiliar a sistematizar las diversas necesidades y
expectativas victimales, respecto a los niños, niñas o adolescentes que son víctimas de
delitos de explotación sexual comercial infantil.

Otro punto que toca el instrumento internacional se refiere a que se logre la debida
asistencia, durante todo el proceso a los niños víctimas79. Esta asistencia debe ser
absolutamente especializada, por medio de un equipo multidisciplinario que permita
atender debidamente a esta clase victimal80. Además, es fundamental destacar la
necesidad de establecer, dentro de las dependencias gubernamentales encargadas de la
investigación y enjuiciamiento, salas adecuadas para realizar este tipo de atenciones y
que también sirvan como lugar de espera cómodo y seguro, que permita transmitir
seguridad a la víctima que va a rendir una declaración testimonial.

En otro contexto, se dispone la necesidad de proteger debidamente la intimidad e


identidad de los niños víctimas y adoptar medidas de conformidad con la legislación
nacional, para evitar la divulgación de información que pueda conducir a la
identificación de esas víctimas81. Este precepto parte del principio de secrecía, el cual
debe imperar en todo proceso donde se encuentre involucrada alguna víctima que sea
niño, niña o adolescente, mismo que va acorde con el principio de interés superior del
niño82. Lo que se intenta es proteger al niño de posibles intimidaciones o influencias
negativas, así como de las amenazas o actos de violencia en su contra83, así como evitar
a toda costa su estigmatización.

Lo anterior va acorde con el otro precepto del mismo ordenamiento internacional,


que señala la necesidad de velar por la seguridad de los niños víctimas, así como por la
de sus familias y los testigos a su favor, frente a intimidaciones y represalias84.

Se obliga a los Estados a evitar demoras innecesarias en la resolución de las causas


y en la ejecución de las resoluciones o decretos por los que se conceda la reparación a
los niños víctimas. Hay que advertir con total acierto que dicho precepto no podrá ser

Realizado en la Asamblea General. Resolución A/RES/54/263 del 25 de mayo de 2000. Entrada en vigor
con fecha 18 de enero de 2002.
79
Idem, artículo 8 fracción d, del citado Protocolo.
80
Idem, este precepto va acorde con lo señalado en el numeral 8.4 y 9.3 del citado Protocolo.
81
Idem, artículo 8, fracción e, del citado Protocolo.
82
Así lo ha establecido la Convención sobre los Derechos del Niño…ob. cit., en cuyo artículo 3.1.
establece que: “En todas las medidas concernientes a los niños que tomen las instituciones públicas o
privadas de bienestar social, los tribunales, las autoridades administrativas o los órganos legislativos, una
consideración primordial a que se atenderá será el interés superior del niños”. De igual forma, el artículo
8.3. del Protocolo Facultativo de la Convención sobre los Derechos del Niño relativo a la Venta de Niños,
la Prostitución Infantil…ob. cit., atiende al principio de interés superior del niño.
83
El artículo 8.5. del Protocolo Facultativo de la Convención sobre los Derechos del Niño relativo a
la Venta de Niños, la Prostitución Infantil…ob. cit. Entrado en vigor con fecha 18 de enero de 2002,
dispone que: “Los Estados partes adoptarán, cuando proceda, medidas para proteger la seguridad e
integridad de las personas u organizaciones dedicadas a la prevención o la protección y rehabilitación de
las víctimas de estos delitos”.
84
Idem, Artículo 8, fracción f, del citado Protocolo.

35
aplicado en nuestro país, hasta en tanto no haya una reforma estructural de nuestro
propio ordenamiento (Véase Infra tema VII.)85.

V.2.3. Recomendación 190 de la OIT sobre la prohibición de las peores formas


de trabajo infantil y la acción inmediata para su eliminación

Por su parte, la Recomendación 190 de la OIT sobre la prohibición de las peores


formas de trabajo infantil y la acción inmediata para su eliminación86 señala que se
deben establecer programas (tratados en el siguiente tema), con la finalidad de lograr
identificar las peores formas de trabajo infantil, intentar librar a los niños de éstas, así
como protegerlos contra represalias y garantizar su rehabilitación e inserción social.

Otra actividad recomendada para los Estados es crear una base de datos
estadísticos, mismos que deben ser confidenciales, que logren sistematizar y
comprender las diversas necesidades y expectativas de esta clase victimal87. Ello es
indispensable para poder lograr un tratamiento adecuado e irlo perfeccionando, en pos
de un sistema eficaz y garantista.

Dicha recomendación hace hincapié en la necesidad de lograr un proceso eficaz,


simplificando los procedimientos judiciales y administrativos, lo que conduce a señalar,
de nueva cuenta, la necesidad de un cambio estructural de nuestro ordenamiento de
enjuiciamiento criminal. A su vez, se recomienda el establecimiento de medidas de
protección adecuadas para todo aquel que denuncie este tipo de delitos cometidos
(situación que es inoperante en nuestro sistema), así como lograr una cooperación

85
En este sentido, el artículo 8.2. del citado Protocolo señala que: “Los Estados partes garantizarán que el
hecho de haber dudas acerca de la edad real de la víctima, no impida la iniciación de las investigaciones
penales, incluidas las investigaciones encaminadas a determinar la edad de la víctima”. Ello conduce a
intentar transmitir una medida que logre una mayor celeridad en las investigaciones, empero ésta se
vuelve ineficaz, derivado del propio sistema de investigación que se encuentra establecido en el
enjuiciamiento penal mexicano.
86
Recomendación sobre la prohibición de las peores formas de trabajo infantil y la acción
inmediata para su eliminación. Recomendación número 190, Ginebra, 17 de junio de 1999.
87
Idem, artículo 5 señala que: “1) Se debería recopilar y mantener actualizados datos estadísticos e
información detallada sobre la naturaleza y el alcance del trabajo infantil, de modo que sirva de base para
determinar las prioridades de la acción nacional dirigida a la abolición del trabajo infantil, y en particular
a la prohibición y la eliminación de sus peores formas con carácter de urgencia. 2) En la medida de lo
posible, la información y los datos estadísticos antes mencionados deberían incluir datos desglosados por
sexo, grupo de edad, ocupación, rama de actividad económica, situación en el empleo, asistencia a la
escuela y ubicación geográfica… 3) Se deberían recopilar y mantener actualizados los datos pertinentes
en materia de violación de las disposiciones nacionales sobre la prohibición y la eliminación de las peores
formas de trabajo infantil… 6) La compilación y el análisis de la información y los datos a que se refiere
el párrafo cinco anterior deberían llevarse a cabo sin menoscabo del derecho a la intimidad”. A su vez, el
artículo 11 del mismo instrumento señala que: “Los miembros deberían colocar, en la medida en que sea
compatible con la legislación nacional, los esfuerzos internacionales encaminados a prohibir y eliminar
las peores formas de trabajo infantil con carácter de urgencia, mediante: a) la recopilación y el
intercambio de información relativa a actos delictivos, incluidos aquellos que impliquen a redes
internacionales; b) la búsqueda y el procesamiento de quienes se encuentren involucrados en la venta y el
tráfico de niños, o en la utilización, el reclutamiento o la oferta de niños para la realización de actividades
ilícitas, la prostitución, la producción de pornografía o actuaciones pornográficas, y c) el registro de los
datos de los autores de tales delitos”.

36
internacional judicial y de información, que logre fomentar mayor eficacia en este tipo
de enjuiciamientos88, derivado de la posible transnacionalidad de este tipo delictivo.

V.2.4. Convenio 182 de la OIT sobre la prohibición de las peores formas de


trabajo infantil y la acción inmediata para su eliminación

Por último cabe señalar que el Convenio 182 de la OIT sobre las Peores formas
de Trabajo infantil89 establece, además de la coherencia idiomática con el resto de los
instrumentos internacionales, que todo Estado miembro deberá designar a una autoridad
competente que se encargue de la aplicación de la asistencia, información, educación,
análisis de este tipo de víctimas e identificación de los problemas específicos. Dicha
autoridad debería dar, entre otras cosas, cabal cumplimiento a los diversos programas de
atención a la víctima del delito, con especial referencia a los niños, niñas o adolescentes
víctimas de delitos de explotación sexual comercial infantil.

VI. Evolución de los criterios y programas en atención a la víctima

Además de sobrepasar los límites del presente trabajo, intentar analizar con
profundidad los diversos programas existentes en atención a las víctimas de los delitos,
sería poco menos que imposible, pues a modo de ejemplo se dice que “en los Estados
Unidos existen al menos 500 programas para las víctimas”90. Lo que sí parece oportuno
es inquirir sobre aquellos que tienen injerencia en la participación victimal en la
impartición de justicia, especialmente en su calidad de testigos o potencialmente
testigos.

Los primeros programas de asistencia a las víctimas por hechos delictivos:


“Tuvieron lugar en Nueva Zelanda (1963) e Inglaterra (1964). Muy pronto algunos
Estados de Norteamérica, California (1965) y New York (1966), en 1967, se elaboró el
de la provincia canadiense de Saskatchewan”91.

88
Idem, el artículo 15, fracciones e) e i), señalan que: “Entre otras medidas encaminadas a la prohibición
y la eliminación de las peores formas de trabajo infantil podrían incluirse las siguientes: e) simplificar los
procedimientos judiciales y administrativos, y velar por que sean adecuados y rápidos… i) …tomar
medidas para proteger contra la discriminación y las represalias a quienes denuncien legítimamente toda
violación de las disposiciones del Convenio, crear servicios telefónicos de asistencia y establecer centros
de contacto o designar mediadores”. A su vez, el artículo 16 señala que: “Una mayor cooperación y/o
asistencia internacional entre los miembros destinada a prohibir y eliminar efectivamente las peores
formas de trabajo infantil debería complementar los esfuerzos nacionales y podría, según proceda,
desarrollarse y hacerse efectiva en consulta con las organizaciones de empleadores y de trabajadores. Esa
cooperación y/o asistencia internacional debería incluir: a) la movilización de recursos para los programas
nacionales o internacionales; b) la asistencia jurídica mutua; c) la asistencia técnica, incluido el
intercambio de información, y d) el apoyo al desarrollo económico y social, los programas de
erradicación de la pobreza y la educación universal”.
89
Convenio 182 de la OIT sobre la prohibición de las peores formas de trabajo infantil y la acción
inmediata para su eliminación; sesión de la Conferencia: 87; Ginebra; fecha de adopción 17 de junio de
1999; entrada en vigor 19 de noviembre del 2000.
90
SANGRADOR, José Luis; “La victimología y el sistema jurídico penal”, en psicología social y
sistema penal compilación de Florencia Jiménez Burillo y Miguel Clemente; Alianza Universidad Textos;
Madrid, 1986; p. 84. Véase también BOLAND, Mary L.; Crime Victim`s Guide to Justice; Sphinx
Publishing, 2nd ed.; Naperville, Illinois, 2001; pp. 11 y ss.
91
LANDROVE DÍAZ, Gerardo; Victimología...; ob. cit., p. 51, señala que: “Estos programas, y otros que
muy pronto fueron aprobados, tienen por objetivo compensar económicamente las pérdidas producidas

37
Con una visión globalizadora podemos señalar que, hoy en día, por lo que
respecta a Norteamérica, es decir, tanto Canadá, Estados Unidos como México, cuentan
con una multitud de programas de asistencia a las víctimas de hechos delictivos. Por lo
que respecta a Europa, “a partir de la década de los setenta se ha ido consolidando en las
distintas legislaciones nacionales este movimiento de ayuda a las víctimas: en Austria
desde 1972, en Finlandia desde 1973, en Irlanda desde 1974, en Holanda desde 1975, en
Noruega y Alemania Federal desde 1976, en Francia desde 1977, en Suecia desde 1978,
en Luxemburgo desde 1984, en Bélgica desde 1985, etc.”92.

Como podemos apreciar, la atención a las víctimas del delito se ha plasmado en


un movimiento legislativo generalizado a lo largo del globo terráqueo. En este sentido,
se indica que tal incremento de legislación tiene diversas razones, entre ellas, “se
esgrimen razones político-criminales; es necesario -se afirma- favorecer la participación
de los ciudadanos víctimas de actos de violencia en la detención y condena de los
agresores; con ello, la justicia alcanzará mayores niveles de eficacia”93.

Si bien es cierto que son numerosos y muy variados los programas victimales,
también lo es que este trabajo tiene, por razones lógicas, que dar una visión
globalizadora, proporcionando los principios generales de dichos programas.

Los programas victimales se pueden simplificar en cuatro grandes apartados. En


primer lugar, los programas de ayuda y compensación a las víctimas de hechos
criminales; en segundo lugar, los servicios de asistencia inmediata; en tercer lugar, los
programas de ayuda a la víctima-testigo y; por último, los programas de protección a la
víctima-testigo. Evidentemente, dichos programas son de indispensable aplicabilidad en
los asuntos donde se encuentran víctimas niños, niñas o adolescentes de delitos
relacionados con la explotación sexual comercial. Dichos programas pueden ser
llevados a cabo tanto por instituciones públicas como privadas Sin embargo, es
obligación fundamental del Estado mexicano proveer los programas necesarios de
asistencia, ayuda y compensación, así como los de protección. Dichos programas se
deben establecer de forma nítida en la ley (situación que no ocurre en el sistema
mexicano), con la finalidad de conocer, a ciencia cierta, a qué autoridad le corresponde
atender, en determinados supuestos, a las víctimas de los delitos.

En México lo que ocurre es lo siguiente:

Los servicios de asistencia inmediata corren a cargo del Ministerio Público, el


cual es la autoridad encargada de direccionar la fase de averiguación previa. Sin
embargo, carece de la infraestructura suficiente para prestar correctamente la asistencia
inmediata a las personas menores de edad.

Respecto a la ayuda y compensación, si bien es cierto que se encuentran


establecidas por medio de la figura de la reparación del daño, como sanción establecida
por la ley penal, no existe la indemnización como pago por parte del Estado.

por la victimización, sufragar los gastos derivados del tratamiento médico y, en su caso, hospitalización,
resarcir la incapacidad para el trabajo, ayudar a las personas dependientes de víctimas fallecidas y
compensar -de alguna forma- el sufrimiento derivado de la propia victimización”.
92
Idem, p. 71.
93
Idem, p. 73.

38
Respecto a los programas de ayuda a la víctima-testigo, hay que señalar que no
existen como tal en el sistema mexicano, pues el testigo al amparo de nuestro
procedimiento penal está investido de un sinnúmero de obligaciones, pero de pocos
derechos, mal sistematizados.

Por último, referente a los sistemas de protección a testigos, aún cuando la ley
federal contra la Delincuencia Organizada contempla la facultad de la autoridad para
proteger a todo aquel que corra algún peligro, riesgo o intimidación o amenaza, hay que
señalar que dichos mecanismos de protección carecen de una adecuada regulación.
Algunos de estos mecanismos son de difícil aplicabilidad, derivado de la carencia de
infraestructura y recursos.

Aunado a lo anterior, hay que señalar que el Sistema Nacional para el Desarrollo
Integral de la Familia (SNDIF) debería jugar un papel fundamental en apoyo al sistema
de impartición de justicia, en el sentido de fortalecer o colaborar con los diversos
programas de asistencia, ayuda y protección victimal. Sin embargo, si bien es cierto que
dentro de sus facultades se pudiese interpretar la obligación de proveer de auxilio a los
niños, sus atribuciones se encuentran desdibujadas y poco concretas respecto al tema de
los programas con injerencia en el sistema de enjuiciamiento criminal. Todo ello
incumple o deja de observar cabalmente lo previsto en el Convenio 182 de la OIT sobre
la prohibición de las peores formas de trabajo infantil y la acción inmediata para su
eliminación94, el cual dispone que debe haber una autoridad canalizadora para la
supervisión y exigencia de los derechos de los niños, niñas o adolescentes víctimas de
delitos de explotación sexual comercial infantil.

A mayor estudio, el Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia


cuenta con las atribuciones propias para solventar algunos programas de atención a los
niños y coordinar a otras instituciones de carácter privado, que pudieran colaborar en
nutrición del desarrollo de programas de atención victimal95. Sin embargo, es una
institución con notables carencias, así que resulta insuficiente su posible atención en los
casos de víctimas niños, niñas o adolescentes de explotación sexual comercial infantil.

Lo anterior se explica, al analizar el artículo 1 del Estatuto Orgánico del Sistema


Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia, el cual señala que: “El Sistema
Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia es un organismo público
descentralizado con personalidad jurídica y patrimonio propios, que tiene como objetivo
la promoción de la asistencia social, la presentación de servicios en ese campo, la
promoción de la interrelación sistemática de acciones que en la materia lleven a cabo las
instituciones públicas, así como la realización de las demás acciones que establezcan las
disposiciones legales aplicables”96. Dicho numeral, aún cuando es demasiado ambiguo,
se clarifica al revisar las atribuciones de dicho organismo, pues dentro de éstas se
encuentran labores de asistencia a niños, en diferentes rubros, los cuales pueden

94
El citado Convenio fue celebrado en Ginebra, en la 87ª Reunión de la Conferencia Internacional del
Trabajo, con fecha de adopción el 17 de junio de 1999 y cuya fecha de entrada en vigor fue el 19 de
noviembre del 2000.
95
Estatuto Orgánico del Sistema Nacional para el Desarrollo integral de la Familia. Publicado en el
Diario Oficial de la Federación con fecha 6 de diciembre del 2001.
96
El artículo 1 del Estatuto Orgánico del Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia.

39
encuadrar en los supuestos que nos ocupan, esto es, a niños, niñas o adolescentes
víctimas de explotación sexual97.

Dicho lo anterior, veamos, de forma sistemática, los diversos programas de


ayuda, asistencia y protección que, mínimamente, se debieran implementar en el ámbito
legislativo a las víctimas del delito.

VI.1. Programas de ayuda y compensación para las víctimas de hechos


delictivos

Con la finalidad de lograr un entendimiento global de la consistencia de los


diversos programas de ayuda y compensación, parece oportuno señalar, de forma
sucinta, los principios generales que los conforman, para ver el alcance que pueden
tener y la injerencia de éstos para que la víctima colabore en su calidad de testigo.

Se menciona, como primer punto, el carácter subsidiario de la indemnización por


parte del Estado98; así también, las ayudas se conceden inclusive si sucede que no se
puede procesar y condenar al autor del hecho, siendo que la existencia de víctimas es

97
Idem. El artículo 2 señala que: “El organismo, para el logro de sus objetivos, tendrá las siguientes
atribuciones: I. Promover y prestar servicios de asistencia social; II. Apoyar el desarrollo de la familia y
de la comunidad; III. Realizar acciones de apoyo educativo, para la integración social y de capacitación
para el trabajo a los sujetos de la asistencia laboral; IV. Promover e impulsar el sano crecimiento físico,
mental y social de la niñez; V. Promover a la Secretaría de Salud, en su carácter de administradora
del patrimonio de la beneficencia pública, programas de asistencia social que contribuyan al uso
eficiente de los bienes que los componen; VI. Fomentar y apoyar a las asociaciones y sociedades
civiles, así como a todo tipo de entidades privadas cuyo objeto sea la prestación de servicios de
asistencia social, sin perjuicio de las atribuciones que al efecto correspondan a otras dependencias;
VII. Operar establecimientos de asistencia social en beneficio de menores en estado de abandono, de
ancianos desamparados y de discapacitados sin recursos; VIII. Llevar a cabo acciones en materia de
prevención de validez y de rehabilitación de discapacitados, en centros no hospitalarios, con sujeción a la
Ley General de Salud; IX. Realizar estudios e investigaciones sobre asistencia social, con la participación,
en su caso, de las autoridades asistenciales de las entidades federativos y de los municipios; X. Realizar y
promover la capacitación de recursos humanos para la asistencia social; XI. Participar con la Secretaría de
Salud en el Sistema Nacional de Información sobre la asistencia social; XII. Prestar servicios de
asistencia jurídica y de orientación social a menores, ancianos, discapacitados y en general a
personas sin recursos; XIII. Apoyar el ejercicio de la tutela de los incapaces que corresponda al Estado,
en los términos de la ley respectiva; XIV. Poner a disposición del Ministerio Público los elementos a su
alcance en la protección de incapaces y en los procedimientos civiles y familiares que les afecten, de
acuerdo con las disposiciones legales correspondientes;…XVI. Participar en programas de
rehabilitación y educación especial; XVII. Promover, como conducto de la Secretaría de Salud y
coordinadamente con los gobiernos de las entidades federativas y municipales, el establecimiento de
centros y servicios de rehabilitación somática, psicológica, social y ocupacional; XX. Emitir opinión
sobre el otorgamiento de donativos y apoyos a instituciones públicas o privadas que actúen en el campo
de la asistencia social; XXI. Promover dentro de su ámbito de competencia, que las dependencias y
entidades destinen los recursos necesarios a los programas de servicio de salud en materia de asistencia
social…”.
98
LANDROVE DÍAZ, Gerardo; Victimología...; ob. cit., p. 73: “Todas las legislaciones afirman el
carácter subsidiario de la indemnización estatal, es decir, exigen la ausencia de indemnizaciones
alcanzadas por otra vía (caso, por ejemplo, de los fondos nacionales de garantía con relación a los
accidentes automovilísticos). La intervención del Estado en la materia se contempla, pues, como un
último recurso”.

40
real99 (medidas de carácter extraprocesal). A su vez, de forma genérica, los programas
se limitan a la asistencia victimal en los casos de delitos violentos100. Además, los
programas indemnizatorios se aplican por regla general a los daños derivados de delitos
dolosos101; asimismo, no se suelen aplicar las indemnizaciones cuando la víctima
contribuye a su victimización primaria102. También se puede encontrar, como un
denominador común en dichos programas, la ayuda económica inmediata a las
víctimas103. En muchos países, la condición de víctimas que son extranjeros supone un
impedimento para la indemnización104.

Los requisitos y formalismos, para que estas ayudas o compensaciones


económicas se susciten, suelen variar de una legislación a otra. Sin embargo, como
constante en los diferentes sistemas, podemos señalar que se exige que la víctima
presente una solicitud en un determinado plazo. Además, un gran número de
legislaciones exigen que el ofendido haya denunciado el delito ante las autoridades
correspondientes. Otros países inclusive exigen que la víctima colabore con la
administración de justicia, esto es, en la investigación, o bien, por medio de su
testimonio105. Así también, sucede en distintos programas que en caso de declaraciones
falsas u omisiones por parte de la víctima, el Estado puede exigir el reembolso total o
parcial de las ayudas anteriormente concedidas106.

En conclusión de lo anterior, como afirma Landrove: “De la conjugación de los


más extendidos criterios antes mencionados, cabe deducir un concepto de víctima
indemnizable, de alcance muy limitado si se compara con el número de víctimas reales.
En efecto, lo sería tan sólo aquélla que ha sufrida una lesión en su integridad personal,
que se encuentra en precaria situación económica, que no ha colaborado con su
victimización y que coopera con el aparato represivo estatal en la persecución de la
delincuencia”107.

La consistencia de dichos programas es “la recompensa monetaria de fondos


públicos para compensar daños y pérdidas causadas por la comisión del delito. Tales
programas constituyen una especie de seguro social, a través del cual parte de los

99
Ibidem: “Ayudas que –también con carácter general- se conceden incluso en los supuestos en que
resulta imposible perseguir o condenar al autor del hecho delictivo, especialmente en los casos en que éste
se encuentra en paradero desconocido”.
100
Ibidem: “Menos frecuentes son las previsiones indemnizatorias en los supuestos de delitos
patrimoniales; las que existen suelen restringirse a los casos de situación económica desesperada de las
víctimas”.
101
Idem, p. 74.
102
Ibidem.
103
Ibidem. “Con relativa frecuencia, se prevé la posibilidad de conceder, por razones de urgencia, ayudas
provisionales a la víctima o sus derechohabientes y complementos de ayuda, cuando -otorgada ésta- el
perjuicio se hubiere agravado de forma notable. Ambas posibilidades se contemplan, por ejemplo, en la
normativa belga”.
104
Idem, pp. 73-75.
105
Idem, p. 75: “...no faltan los países en los que se requiere una cooperación con la policía en el curso de
las investigaciones o comparecencia para testificar, etc. En definitiva, sólo es indemnizable la víctima
cooperadora. Además de perseguir el reforzamiento de la colaboración ciudadana con la justicia,
exigencias de esta naturaleza se consideran necesarias para actuar como filtro de posibles demandas
fraudulentas”.
106
Ibidem. Este factor es verdaderamente importante ya que es un medio de control para evitar
aprovechamientos victimales, en perjuicio de los procesados injustamente.
107
Idem, p. 76.

41
impuestos estatales se utilizan para distribuir el costo de victimizaciones importantes
entre toda la población”108.

Entre las razones que se esgrimen para justificar este tipo de programas,
Sangrador señala las siguientes:

• El Estado debe, por razones humanitarias y de bienestar social, compensar a


las víctimas de la violencia delictiva.

• El Estado, el Gobierno y la sociedad son responsables de su respectivo


fracaso en la prevención del delito. Tal fracaso genera no sólo un daño social
general, sino también un daño privado a la víctima. Por ello, tienen
obligación de reparar en lo posible el daño de ésta.

• Las víctimas de delitos han sufrido, siendo inocentes. Ello puede generar un
sentimiento de injusticia o agravio en la población. Ello se evita a través de
la compensación estatal a la víctima, con lo que se defiende el valor de la
justicia social o reciprocidad equitativa en las relaciones sociales.

• Tales programas son expresión pública de solidaridad y simpatía por las


víctimas del delito.

• Los programas de compensación a la víctima reducen, asimismo, la


alienación de la víctima del sistema jurídico penal y de la sociedad en
general.

• Los programas mejoran la cooperación de las víctimas con el sistema


(agradecidas a la compensación) y las actitudes de la población general hacia
la labor de la justicia, que aparece así más justa y humanitaria109.

Como podemos apreciar, las razones en su conjunto incitan a la confianza y


cooperación victimal ante el sistema procesal penal, por lo que su implantación parece
oportuna y necesaria, aunque por desgracia no se encuentra arraigada en todos los
países.

VI.2. Restitución a la víctima por el responsable del delito

Se dice que por medio de la restitución “el culpable del delito es requerido a
reparar el daño causado a la víctima, bien mediante el pago en dinero o a través de algún
servicio. La restitución es realizada (debiera ser realizada110) en el seno del sistema
jurídico penal, lo que en teoría podría conducir a una mejora de las actitudes de los
ciudadanos hacia la justicia y el propio sistema”111.

108
Idem, p. 87.
109
SANGRADOR, José Luis; “La victimología y el sistema jurídico...; ob. cit., p. 84.
110
Hay que precisar que la restitución, que es una consecuencia jurídico-criminal, puede reservarse para
un proceso civil posterior, pues ésta es de naturaleza civil. Ahora bien, lo que se ha querido manifestar en
el párrafo citado es que si dicha restitución se realiza dentro del sistema jurídico penal, repercutiría en la
actitud de los ciudadanos hacia el propio sistema criminal.
111
SANGRADOR, José Luis; “La victimología y el sistema jurídico...; ob. cit., p. 85.

42
Es cierto que los programas de compensación y ayuda a la víctima de delito son
instrumentos de gran envergadura, para lograr una mayor cooperación de la ciudadanía
(víctimas reales y víctimas potenciales) en la impartición de justicia. Sin embargo, no
hay que descuidar la importancia que reviste que un sistema legal se encuentre investido
de fórmulas para lograr una rápida y certera reparación del daño por parte del
delincuente, pues con ello se obtiene un sentimiento de retribución o justicia, lo que
conduciría al fortalecimiento de la confianza ciudadana.

VI.3. Servicios de asistencia inmediata

Esta clase de programas se encuentran instituidos con la finalidad de paliar las


necesidades imperantes de la víctima, “singularmente necesidades de tipo material,
físico y psicológico”112. Este tipo de asistencia estatal, bien suministrada (calidad y
rapidez en el servicio), contribuye, seguramente, a que la víctima sienta que se
preocupan y ocupan de ella y con esto favorece su cooperación futura con la impartición
de justicia.

Al dejar en el olvido a un sujeto que requiere inmediata atención, resultaría


imprudente solicitar su cooperación a la postre, simplemente por razones de utilidad,
pasando por alto las cuestiones de humanismo. Es conveniente brindar dicha asistencia
inmediata, para lograr una mayor cooperación de la víctima, sobre todo en su posible
calidad de testigo.

VI.4. Programas de ayuda a la víctima-testigo

La víctima que adopta la postura de cooperar en calidad de testigo, siendo, por


supuesto, requerida para ello, se encuentra con una serie de complicaciones e
incomodidades (manifestadas por ellas mismas en algunos estudios realizados), lo que
implica su desaliento para volver a colaborar con la administración de justicia. Es
precisamente la labor de dichos programas proporcionar facilidades y allanar el camino
para que la víctima que depondrá en calidad de testigo, pueda hacerlo sin
complicaciones113.

Es por ello que estos programas se encuentran orientados a paliar dichas


complicaciones, ofreciendo: “orientación de las víctimas-testigo en el sistema,
ayudándoles a entender lo que está pasando en cada momento; avisándoles por escrito o
teléfono, explicándoles la necesidad de acudir al juzgado y cómo ir allí; sistema de
alerta telefónica, por lo que el testigo es llamado sólo cuando se determina
definitivamente que su testimonio será necesario; servicios diversos desde cuidado de
niños, facilidades de aparcamiento, salas de espera adecuadas, etc.; contacto con el lugar
de trabajo del testigo, a fin de solucionar los problemas eventuales que pudieran impedir
al testigo abandonarlo para ir a declarar”114.

112
Idem, pp. 84 y 85.
113
GARCÍA-PABLOS DE MOLINA, Antonio; Criminología, una introducción a sus fundamentos
teóricos para juristas; Tirant lo blanch; 3ª edición; Valencia, 1996; p. 58
114
SANGRADOR, José Luis; “La victimología...; ob. cit , p. 86.

43
VI.5. Programas de protección para la víctima-testigo

Es evidente que, como ya se ha puesto de manifiesto, tanto los programas de


ayuda y compensación a las víctimas de hechos delictivos como los programas
enfocados a auxiliar a las víctimas-testigos, palian muchas de las necesidades y
expectativas del ofendido. Sin embargo, al hablar del crimen organizado, esto no es
suficiente; por ello, entre otras razones, surgen los programas de protección para las
víctimas que declaran en calidad de testigos.

Hoy en día, diversos países cuentan con disposiciones especiales para proteger a
los testigos. Sin embargo, los programas intentan, además de darle salvaguarda tanto a
la persona que depone como a sus allegados, solucionar problemas de la más variada
índole, como pueden ser el laboral, el familiar, etc. Asimismo, se le protege del impacto
negativo que pudiera producirse por los diversos agentes de control formal, o bien,
informal115.

Se entiende que el objetivo de dichos programas es lo relativo al cambio de


identidad (la mayoría de las legislaciones analizadas contemplan esta figura) y la
protección policial, para todos aquellos sujetos que cooperen con la administración de
justicia, en calidad de testigos (todas las legislaciones que se examinan en el presente
trabajo adoptan como posibilidad la protección policial).

En específico, se puede señalar que los programas de protección a testigos en


causas criminales deben velar por la ubicación en una nueva vivienda, tanto para la
víctima como para todos aquellos que se consideren oportunos; de proveerles de nuevos
lugares de trabajo; de velar por la conservación secreta de toda la información relativa a
la relocalización del ofendido, de sus familiares o de personas allegadas a éste; de un
sistema permanente de protección; de ser informados de sus nuevas obligaciones, etc.

VII. Garantías constitucionales de la víctima

La víctima, aun cuando hoy en día no es parte del el proceso penal, tiene
cubiertos ciertos derechos fundamentales, específicamente contemplados en el artículo
20, apartado B, de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.

Dichas garantías individuales se concretizan en lo siguiente:

• Recibir asesoría jurídica.

• Coadyuvar con el Ministerio Público.

• Atención médica y psicológica de urgencia.

• Reparación del daño.

• Exención de careo en los casos de menores de edad, en los delitos de violación y


secuestro.

115
GARCÍA-PABLOS DE MOLINA, Antonio; Criminología...; ob. cit., p. 58.

44
• Medidas de protección y auxilio.

Sin embargo, derivado del catálogo de garantías que se establecen a lo largo de la


Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, se desprenden otros derechos a
favor de la víctima o del ofendido (perjudicado) por el delito. En este sentido, se
mencionan las siguientes:

A) En el artículo 1 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, se


manda al respeto, por parte de las autoridades, a la DIGNIDAD HUMANA. Ello quiere
decir que, a lo largo de todo el procedimiento penal, a la víctima se le debe tratar con la
debida dignidad y el respeto hacia su persona. Por ende, la autoridad no puede
discriminar a la víctima o al perjudicado por el delito, por su estado de salud, su
condición social, su religión, sus opiniones, sus preferencias, su estado civil o por
cualquier otro motivo por el que se pretenda menoscabar sus derechos y libertades.

B) El derecho de ser asistido durante el procedimiento penal, cuando así lo requiera


por pertenecer a alguna etnia indígena, por un traductor, intérprete y sujetos que
conozcan los usos y costumbres de la víctima o del perjudicado por el delito.

C) También, por obvio que parezca, existe la garantía de igualdad ante la ley. Dicha
garantía, que al parecer protege únicamente la igualdad de géneros, también tutela el
principio de necesidad procesal. Esto quiere decir, que en nuestro país no existen, por
regla general, exenciones hacia cierto tipo de sujetos, para ser procesados. Por el
contrario, todo aquel que cometa una conducta delictiva debe ser investigado, procesado
y condenado; ello fomenta la igualdad entre todos los ciudadanos.

A su vez, dicho precepto constitucional otorga la garantía de la salud. Por dicha


razón, todo aquel que ha sufrido la comisión de un delito, ya sea en su calidad de
víctima, o bien, de ofendido por el delito, tiene derecho a que se le atienda
sanitariamente. Ello implica y refuerza la garantía contemplada en el artículo 20,
apartado B, fracción III, de nuestra Carta Magna (atención médica y psicológica de
urgencia).

D) Nuestra Constitución también contempla el derecho de petición que, para los


efectos del procedimiento penal, muestra trascendencia, toda vez que es la base de la
víctima para formular querella o denuncia, o bien, para que a lo largo de todo el
procedimiento penal, pueda solicitar lo que considere pertinente. Siempre que se
cumplan los presupuestos constitucionales, esto es, que sea por escrito y de forma
respetuosa, recibirá respuesta a dichas peticiones.

E) En el artículo 17 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, se


encuentran contempladas varias garantías individuales, de cara a la víctima, las cuales
son:

a) El derecho/la obligación de presentar denuncia o querella por los delitos que


hayan lesionado o puesto en peligro el bien jurídico de la víctima o del perjudicado por
el delito. Este derecho en la dogmática procesal se conoce como el “derecho a la tutela
judicial efectiva”. Esto es, el derecho de accionar y poner en marcha a los órganos

45
encargados de impartir justicia. Cabe señalar que en nuestro país no se contempla el
derecho de acción particular o privada, toda vez que en materia penal solamente existe
el ejercicio de la acción pública116.

La idea constitucional era desplazar a la víctima u al ofendido por el delito, del


procedimiento penal, para dar paso a una autoridad objetiva y ausente de sentimientos
espurios, que de una forma objetiva pueda investigar los delitos y cuando estime que
hay elementos suficientes que acrediten el cuerpo del delito y la probable
responsabilidad del investigado, ejerza la acción penal pública correspondiente. La
víctima, por supuesto, coadyuva con dicha autoridad a lo largo de todo el procedimiento
penal.

Esta fórmula tiene el inconveniente de que desplaza a la víctima del delito, como si
ésta fuese ajena a la lesión o puesta en peligro del bien jurídico tutelado y, en
consecuencia, menoscaba una importante expectativa victimal, pues esta expectativa no
forma parte de dicha impartición de justicia.

b) A su vez, la justicia debe ser pronta, imparcial y gratuita. Al respecto, cabe


señalar que la gratuidad de la justicia permite que, en virtud del principio de igualdad,
todo aquel que solicite la apertura de una averiguación previa, por conducto de la
denuncia o la querella, pondrá en marcha la maquinaria procedimental, sin distinción
económica, cultural o social. Por otra parte, la prontitud y la imparcialidad en la
impartición de justicia son indispensables para satisfacer las necesidades y expectativas
de las víctimas. Además, es fundamental para lograr lo que en el Derecho Penal se
conoce como “Prevención General”, pues la ciudadanía, al observar que el aparato
ministerial y jurisdiccional funciona con celeridad y certeza, tendrá confianza en el
sistema y por ende recurrirá a éste cada vez que sea necesario.

Desgraciadamente, en la vida cotidiana nuestro sistema no funciona con celeridad y


menos con imparcialidad. Lo anterior se señala toda vez que, en primer lugar, la
celeridad se ve ausente en los asuntos de averiguación previa sin detenido, en el que una
indagatoria de tal naturaleza puede convertirse en meses e inclusive años, lo que
desvanece la confianza victimal en el propio sistema. Por otra parte, el sistema no es
imparcial, toda vez que el Ministerio Público, autoridad encargada de la dirección de las
indagatorias, carece de esa característica, pues depende directamente del Poder
Ejecutivo y en ocasiones puede verse manipulado por directrices marcadas por el titular
del Ejecutivo, que nada tiene que ver con cuestiones jurídicas.

A pesar de lo manifestado con antelación, cabe señalar que la celeridad se encuentra


protegida, procesalmente hablando, por los artículos 19, 20 y 23 de la Constitución
Política de los Estados Unidos Mexicanos, toda vez que, en el primero de dichos
preceptos, se encuentran consagrados los términos de la fase intermedia, plazos que son
prorrogables por una sola ocasión a petición de la defensa, pero que en ningún caso
podrán durar más de ciento cuarenta y cuatro horas. Por su parte, el numeral 20 de
nuestra Carta Magna establece que la fase de proceso, en los juicios que pudieran

116
En el caso español, por ejemplo, con la presentación de la querella ante el llamado juez de instrucción,
realmente se esta ejerciendo la acción penal. Además de que en dicho sistema, como en otros tantos, se
contempla la acción particular y la acción privada, instituciones que en México no se encuentran
contempladas.

46
merecer pena privativa de libertad mayor de dos años, tendrá una duración máxima de
un año.

Estas garantías de seguridad jurídica para el inculpado también tienen una


repercusión directa en la protección de los derechos de la víctima, toda vez que ésta
sabrá que la duración del enjuiciamiento penal, a partir del que se dicte una auto de
formal prisión o de sujeción a proceso, sólo podrá durar un año, salvo que en beneficio
del derecho de defensa del procesado se requiera el tiempo suficiente e indispensable
para su culminación.

F) Asimismo, el artículo 23 de la Constitución Política de los Estados Unidos


Mexicanos proporciona certeza jurídica para los interesados en un proceso penal, al
señalar que ningún juicio podrá tener más de tres instancias. Además, se consagra la
prohibición de absolver de la instancia, pues dispone con claridad que todos los juicios
deberán ser resueltos, esto es, que siempre se deberá resolver a favor o en contra del
procesado (salvo en el caso del sobreseimiento el cual el juez deja de conocer del asunto
sin entrar al fondo del mismo). La legislación secundaria corrobora lo mandado por
nuestra Carta Magna, al contemplar un juicio de origen (primera instancia), un recurso
de apelación (segunda instancia) y, en su caso, un juicio de amparo directo (en el
entendido de que el juicio de amparo es un juicio independiente del de origen). Lo
anterior proporciona certidumbre para el procesado, pero también para la víctima y el
ofendido por el delito, pues todo proceso tiene una temporalidad y, por ende, no es
indefinido.

G) Por último, cabe señalar que en los casos de víctimas de explotación sexual
infantil, éstas tienen una triple garantía de privacidad, protección y seguridad, a
saber:

Privacidad, pues durante la averiguación previa rige la secrecía en las


investigaciones y el agente del Ministerio Público encargado de dirigir la averiguación
previa debe guardar sigilo de cara al público. A su vez, el Ministerio Público y el juez, a
lo largo de todo el procedimiento penal, deben guardar y hacer guardar la identidad de
la víctima, para evitar su estigmatización.

Protección, pues es deber genérico de la autoridad proporcionarle protección a todas


las víctimas del delito, máximo cuando éstas pueden correr algún tipo de peligro. Esto
se fortalece desde el mandato constitucional hasta la Ley Federal contra la Delincuencia
Organizada.

Seguridad, pues a los niños y niñas víctimas de delitos de explotación sexual infantil
no se les constriñe a carearse con el inculpado. Ello se establece con la finalidad de no
volverlos a enfrentar durante la fase del proceso y, con ello, evitar la conocida
victimización secundaria.

VIII. Análisis del tratamiento de la víctima, al amparo del Código Federal


de Procedimientos Penales

El Código Federal de Procedimientos Penales (C.F.P.P.), después de señalar las


fases en las que se desarrolla el procedimiento, dispone las obligaciones del Ministerio
Público de la Federación y de la Policía Judicial Federal, la cual actúa bajo el mando

47
directo e inmediato de aquel (artículo 21 de la Constitución Política de los Estados
Unidos Mexicanos). Se establecen las obligaciones del Ministerio Público de la
Federación, en su función de autoridad investigador durante la averiguación previa; de
tal forma que repercuten directamente en las garantías individuales que a favor de la
víctima consigna la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.

En este sentido señala el numeral 2 del C.F.P.P. que:

“…en la averiguación previa corresponderá al Ministerio Público:

I. Recibir las denuncias o querellas que le presenten en forma oral o por escrito sobre
hechos que puedan constituir delito.

II. Practicar y ordenar la realización de todos los actos conducentes a la acreditación del
cuerpo del delito y la probable responsabilidad del inculpado, así como a la reparación
del daño.

III. Solicitar a la autoridad jurisdiccional las medidas precautorias de arraigo,


aseguramiento o embargo que resulten indispensables para la averiguación previa…

V. Dictar todas las medidas y providencias necesarias para proporcionar seguridad y


auxilio a las víctimas.

VI. Asegurar o restituir al ofendido en sus derechos en los términos del artículo 38…

VIII. Acordar y notificar al ofendido o víctima el no ejercicio de la acción penal y, en su


caso resolver sobre la inconformidad que aquéllos formulen…

X. En caso procedente promover la conciliación de las partes…”

Sería deseable agregar una fracción posterior a la X, en el sentido de obligar al


Ministerio Público a proporcionar atención médica y psicológica especializada, así
como económica (en caso de necesidad perentoria), a los niños/as víctimas del delito.

Es indispensable introducir una fracción en el numeral citado, en el sentido de


que cuando se trate de niño/as víctimas, el Ministerio Público deberá proveer a un/a
especialista para que les brinde atención inmediata y para que les acompañe en todas las
diligencias en las que éstos tengan que intervenir.

Es impostergable establecer, sistemáticamente, los atributos y obligaciones de


los sujetos que intervienen a lo largo del procedimiento penal. En este sentido, como
podemos observar en los primeros artículos del Código Federal de Procedimientos
Penales, se establece primero la estructura del procedimiento penal y después se señalan
las obligaciones de los sujetos que intervendrán a lo largo de dicho procedimiento. Si la
finalidad es establecer la figura de una institución independiente del Ministerio Público,
que proteja los derechos de los niños y niñas, se debe implementar un artículo 2 bis, en
el que se señalen las atribuciones y obligaciones del abogado victimal.

48
Así pues, entre sus atributos y obligaciones se encontrarían la de verificar que se
proporcione a los niño y las niñas atención médica, psicológica y económica, en su
caso; que se les proporcione protección, cuando esta institución así lo estime pertinente;
verificar que todas las autoridades que intervengan, tanto en la fase de investigación
como de proceso, respeten la dignidad y le proporcionen buen trato a los niños y las
niñas; aportar, durante la averiguación previa, las fuentes de prueba que beneficien los
intereses de los niños y las niñas víctimas; estar presente en todas las diligencias en las
que los niños y las niñas tengan que intervenir a lo largo del procedimiento; sustituir a
los niños y las niñas víctimas del delito, en los casos que sea legalmente posible,
durante la práctica probatoria; poder participar activamente en todas y cada una de las
audiencias del proceso; poder rendir conclusiones finales; hacer uso de la voz en los
casos en los que se pretenda otorgarle algún beneficio penitenciario al condenado;
denunciar cualquier tipo de maltrato hacia los niños y las niñas durante el procedimiento
penal; impugnar todas las resoluciones judiciales que desfavorezcan los intereses de los
niños y las niñas víctimas.

Por su parte, el artículo 3 del C.F.P.P. dispone que: “Dentro del período de
averiguación previa, la Policía Federal está obligada a: I. Recibir las denuncias sobre los
hechos que puedan constituir delitos del orden federal, sólo cuando debido a las
circunstancias del caso aquéllas no puedan ser formuladas directamente ante el
Ministerio Público, al que la Policía Judicial Federal informará de inmediato acerca de
las mismas y de las diligencias practicadas. Las diversas policías, cuando actúen en
auxilio del Ministerio Público Federal, inmediatamente darán aviso a éste, dejando de
actuar cuando el lo determine;…”.

Toda vez que es posible que la policía tenga el primer contacto con la víctima, se
deben agregar las disposiciones necesarias en el artículo de referencia, con la finalidad
de obligar a la policía a que, cuando se encuentre con niños y las niñas víctimas de
algún delito, deba ponerlos a inmediata disposición de un/a especialista que les pueda
brindar las atenciones primarias y perentorias.

En correlación con los artículos anteriores y en repetición innecesaria del


apartado B del artículo 20 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos,
se encuentra el numeral 141 del mismo ordenamiento, el cual señala que:

“En todo procedimiento penal la víctima o el ofendido por algún delito tendrán derecho
a:

I.- Recibir asesoría jurídica y ser informado, cuando lo solicite, del desarrollo de la
averiguación previa o del proceso.

II.-Coadyuvar con el Ministerio Público.

III.- Estar presente en el desarrollo de todos los actos procesales en los que el inculpado
tenga este derecho.

IV.- Recibir la asistencia médica de urgencia y psicológica cuando lo requiera…

En virtud de lo anterior, podrán proporcionar al Ministerio Público o al juzgador,


directamente o por medio de aquél, todos los datos o elementos de prueba con que

49
cuenten, que conduzcan a acreditar los elementos del tipo penal y a establecer la
probable o plena responsabilidad del inculpado, según el caso, y la procedencia y monto
de la reparación del daño.

En todo caso el juez, de oficio, mandará citar a la víctima o el ofendido por el delito
para que comparezca por sí o por su representante designado en el proceso, a manifestar
en éste lo que a su derecho convenga respecto a lo previsto en éste artículo”.

Al respecto, se indica que, en el acuerdo número A/018/01 del Procurador


General de la República, se establecen los lineamientos, medidas operativas y fórmulas
que deberán seguir los agentes del Ministerio Público de la Federación, respecto a la
aplicación de las garantías de las víctimas u ofendidos por los delitos, mismas que se
encuentran consagradas tanto en la Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos, como en la legislación procedimental.

En este sentido, cabe resaltar que dichos lineamientos se subdividen en atención


inmediata (correspondiente a la necesidad perentoria, establecida en la presente
investigación), atención a lo largo de la averiguación previa, durante el proceso y
durante la ejecución de la sentencia.

Dentro de las medidas inmediatas se encuentra la de recopilar los datos de


identificación de la víctima u ofendido, cuidando su seguridad117; informar a ésta de los
derechos que en su favor consigna tanto la Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos como las demás leyes aplicables y explicar a la víctima las etapas por las
que se compone el procedimiento penal de nuestro país.

A su vez, a lo largo de toda la etapa de averiguación previa, el agente del


Ministerio Público deberá darle a la víctima un trato digno y respetuoso; darle todas las
facilidades para la identificación de su agresor; en los delitos de carácter sexual, dictar
las medidas necesarias para evitar que se ponga en peligro la integridad física y
psicológica de la víctima.

En casos de discapacitados, deberá tomar las medidas necesarias para que la


víctima pueda practicar su declaración (sin que los lineamientos expliquen en que
pueden consistir tales medidas); en los casos de indígenas o gente que no entienda o no
hable suficientemente el castellano, proporcionarle traductor; así como en el caso de que
la víctima sea de nacionalidad extranjera, permitir que se pueda comunicar con su
embajada o consulado y que pueda contar con un traductor118.

Deberá proporcionar la copia simple de la denuncia o de la querella que haya


hecho la víctima. En caso de que la víctima desee proporcionar el perdón, deberá
asesorarla para que ésta sepa el alcance jurídico de su acto. Deberá darle facilidades
para que se puedan comunicar con quien deseen, para ello el agente del Ministerio
117
En el caso de la delincuencia organizada, se establece una reserva plena de dicha identidad. Cuando, a
juicio del Ministerio Público, la víctima-testigo pueda correr algún tipo de riesgo, dicha identidad será
ocultada hasta el ejercicio de la acción penal (artículo 14 L.F.C.D.O.).
118
A manera de ejemplo, véase esta trascripción literal de una declaración, como las que existen en
cantidades insospechables: “No dice, me dijo, dice, ahora si te digo que esto es, hasta aquí me dijo, pues
le dije, cuando tengas pruebas, dije no tendrás nada más que decir…”. Con el anterior ejemplo baste para
expresar que en México hay un sinnúmero de personas que mal hablan y mal entienden el español, esta
cuestión complica sobremanera el entendimiento de las declaraciones por parte de las autoridades.

50
Público deberá proporcionarle cualquier medio de comunicación de que disponga la
dependencia.

No deberá hacer demorar a la víctima en las oficinas de la Procuraduría General


de la República de forma innecesaria. Es por todos sabido que esta disposición es letra
muerta, pues justamente ocurre lo contrario, donde al amparo y so pretexto de la frase
“se fue de comisión y no sé a que hora regrese”, hacen esperar a las víctimas de forma
innecesaria.

Deberá practicar las inspecciones ministeriales y los análisis periciales sobre


objetos propiedad de la víctima con la mayor diligencia y celeridad posible, con la
finalidad de restituirla lo antes posible en el goce de sus derechos, que sobre el bien
ejerza.

Deberá brindar orientación jurídica a la víctima y encausarla con las autoridades


competentes, cuando sea procedente, e informar constantemente a la víctima sobre el
avance, tanto de la averiguación previa como del proceso. El acuerdo citado señala que,
como medida de seguridad, el agente del Ministerio Público debe dejar constancia,
cuando asesore o represente a la víctima e intentará recabar la firma de la víctima del
delito; lo anterior con la finalidad de que se ejerza un tipo de control sobre dicha
disposición.

Además de lo anterior, el agente del Ministerio Público le deberá dar acceso a la


averiguación previa. Al respecto, es importante señalar que en la práctica se ha caído en
el exceso de prohibir la expedición de copias fotostáticas. Esta situación se da con
frecuencia, so pretexto de que el sujeto puede ver la indagatoria cuando éste lo desee.
Sin embargo, derivado de la arcaica estructura de nuestro sistema de impartición de
justicia, los expedientes son kilométricos y las estancias de la Procuraduría no son
apropiadas para permanecer por tiempos prolongados. Por ello se vuelve, si no
imposible, sí muy difícil de que se pueda analizar la indagatoria con propiedad.

En el caso de delincuencia organizada, si bien es cierto que se debe dar


información a la víctima, se debe mantener la reserva a la que alude el numeral 13 de la
ley federal contra la delincuencia organizada119, aun cuando cabe aclarar que,
inexplicablemente, la explotación sexual infantil no se encuentra enumerada como una
actividad propia de la delincuencia organizada.

También señala el artículo 14 del citado ordenamiento que el Ministerio Público


deberá recibir todas las fuentes de prueba que aporte la víctima, con la finalidad de
acreditar el cuerpo del delito de la probable responsabilidad, así como el monto de la
reparación del daño. A su vez, el Ministerio Público deberá practicar u ordenar la

119
El artículo 13 de la L.F.C.D.O. manifiesta: “A las actuaciones de averiguación previa por los delitos a
que se refiere esta Ley, exclusivamente deberán tener acceso el indiciado y su defensor, únicamente con
relación a los hechos imputados en su contra, por lo que el Ministerio Público de la Federación y sus
auxiliares guardarán la mayor reserva respecto de ellas…”. Sin embargo, cabe aclarar que, de forma
inexplicable, la explotación sexual infantil no se encuentra contemplada como una actividad propia de la
delincuencia organizada. El problema radica en que es un error hacer un listado de que pertenece y que no
a la delincuencia organizada, pues toda actividad delictiva donde participen tres o más personas de forma
permanente con propósitos delictivos, con una organización, con la extorsión, la intimidación y la
corrupción como métodos para conseguir dichos fines, será delincuencia organizada.

51
realización de todos los actos tendentes a la acreditación del monto de la reparación del
daño.

Para los efectos de la reparación del daño, los agentes del Ministerio Público de
la Federación deberán, durante la averiguación previa, asegurar o restituir a la víctima
en el ejercicio de sus derechos (de acuerdo al artículo 38 del Código Federal de
Procedimientos Penales). A su vez, en el pliego de consignación (ejercicio de la acción)
deberá señalar el monto de la reparación del daño y los elementos probatorios que
servirán para acreditarlo, a efecto de que en caso de que el inculpado pueda gozar de la
libertada, se le fije una caución acorde a esta cuestión. A su vez, durante el proceso, en
caso de que la libertad bajo caución no proceda, se deberá solicitar el embargo
precautorio del que habla el artículo 149 del Código Federal de Procedimientos Penales.
De igual forma, durante las conclusiones se deberá establecer concretamente el monto
correspondiente a la reparación. En caso de ser posible, se deberá solicitar la restitución
de la cosa obtenida, o bien, el pago del precio de la misma. También se deberá solicitar
la indemnización por el daño material y moral causado, incluyendo el pago de los
tratamientos curativos, tanto médicos como psicológicos.

Por otra parte, en todas las diligencias en las que deba estar presente el sujeto
pasivo del proceso, también deberá estar notificada la víctima del delito. Para efectos de
lo anterior, el Ministerio Público deberá realizar las notificaciones correspondientes. El
problema de esta disposición radica precisamente en los delitos de explotación sexual
infantil, toda vez que la presencia de la víctima se vuelve insostenible. Por ello, se
vuelve indispensable, como veremos a lo largo de la presente investigación, el uso de
los nuevos medios tecnológicos para la realización de la práctica probatoria (Véase Infra
IX.1. de la presente obra).

El Ministerio Público de la Federación adoptará todas las medidas necesarias


para que la víctima u ofendido por el delito o sus familiares, reciban la atención médica
y psicológica de urgencia (cumplimiento de necesidades perentorias). Para que lo
anterior tenga un efecto real, los delegados de la Procuraduría General de la República
deberán celebrar convenios con las autoridades locales, con la finalidad que, en todas
las entidades federativas, las víctimas puedan contar con dicha asistencia médica y
psicológica.

Por otra parte, para los casos de delitos de violación o secuestro, y en virtud de
la fracción V, apartado B del artículo 20 la Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos, el Ministerio Público deberá informar al representante legal de la víctima u
ofendido sobre la garantía consagrada en la Carta Magna, del derecho de no carearse
con el inculpado, si así lo desea; en este supuesto deberá formular ante la autoridad
judicial la oposición correspondiente al careo.

Por su parte, en el Título primero, Capítulo II, referente a las formalidades, es


indispensable agregar un artículo 15 bis en el que se establezca que, cuando los niños/as
víctimas pertenezcan a una minoría étnica, o bien, no sean nacionales, las actas que se
levanten deberán incluir la traducción que realice el intérprete adjunto a la víctima.

Así también, en los casos en que la víctima sea niño o niña, se deberán
establecer en el acta las interpretaciones del experto respecto a las declaraciones o

52
comportamientos que éstos pudiesen tener, a lo largo de la práctica de las diligencias
correspondientes.

En otro sentido, el artículo 16 del Código Federal de Procedimientos Penales


señala: “…A las actuaciones de averiguación previa sólo podrán tener acceso el
inculpado, su defensor y la víctima u ofendido y/o su representante legal, si los
hubiera…”. En el artículo en cita es indispensable agregar la participación obligatoria
del abogado victimal.

El abogado victimal deberá firmar en todas las diligencias en que intervenga,


pues en el artículo 22 del Código Federal de Procedimientos Penales únicamente se
indica que: “Cada diligencia se asentará en acta por separado. El inculpado, su defensor,
y en su caso, la persona de su confianza, que el inculpado puede designar, sin que esto
último implique exigencia procesal, el ofendido, los peritos y los testigos firmarán al
calce del acta en que consten las diligencias en que formaron parte y al margen de cada
una de las hojas donde se asiente aquellas. En caso de que no pudieran firmar,
imprimirán al calce y al margen, la huella de alguno de los dedos de la mano,
debiéndose indicar en el acto cual de ellos fue…”

En el Título segundo del Código Federal de Procedimientos Penales,


específicamente en el capítulo referente a la averiguación previa, se deben establecer
disposiciones concernientes a un equipo multidisciplinario de atención al niño o niña
víctima.

Es aconsejable que la figura del abogado victimal debe establecerse a lo largo de


los capítulos referentes a la averiguación previa, a la fase intermedia y a la fase de
instrucción, al igual que a lo establecido para el caso del Ministerio Público. Pues es
pertinente establecer la figura del “abogado victimal” como parte integrante del
procedimiento penal, como aquella institución pública que defienda los intereses de la
víctima a lo largo de todo el procedimiento penal.

En otro sentido, se debe agregar un artículo en el Título primero, Capítulo III del
Código Federal de Procedimientos Penales relativo a los intérpretes, en el que se
establezca que, cuando tenga que declarar un niño o niña víctima que pertenezca a una
minoría étnica, deberá estar asistido por un intérprete que tenga conocimientos
especiales relativos a los usos y costumbres del niño o niña, el cual también habrá de
estar asistido en su declaración por un perito experto en la materia.

Por su parte, el artículo 38 del Código Federal de Procedimientos Penales señala


que: “Cuando en las actuaciones esté acreditado el cuerpo del delito de que se trate, el
funcionario que conozca del asunto dictará las providencias necesarias, a solicitud del
interesado (adición), para asegurar sus derechos o restituirlos en el goce de estos
siempre que estén legalmente justificados…”. En este contexto, es necesario adicionar
que también a petición del abogado victimal se pueda restituir a la víctima en el goce de
sus derechos.

Asimismo, es indispensable agregar al final del precepto citado que, en caso de


negativa injustificada por parte del Ministerio Público para restituir en el goce de sus
derechos a la víctima, sin perjuicio de los medios de impugnación correspondientes,

53
habrá responsabilidad solidaria del Estado y del agente que se negó a llevar al cabo la
restitución señalada.

Se debe establecer, en el Título primero del Capítulo VI del Código Federal de


Procedimientos Penales referente al tema de las requisitorias y exhortos, un artículo que
marque los lineamientos generales para el auxilio de la práctica testimonial por
conducto de la videoconferencia.

Por su parte, en los artículos 62 y 70 del Código Federal de Procedimientos


Penales, se debe establecer legalmente la permisión que el abogado victimal pueda
concurrir a los cateos, siempre que, a juicio de la autoridad ordenadora, se estime
pertinente.

Dentro del Título primero, Capítulo IX del Código Federal de Procedimientos


Penales, sería apropiado agregar un artículo en el cual se permita realizar las citaciones
al niño/a víctima por conducto del abogado victimal, siempre y cuando el propósito sea
la protección de la integridad de la víctima, ocultando su ubicación.

Es indispensable agregar, en el artículo 86 del Código Federal de


Procedimientos Penales, la limitante al principio de publicidad, en los casos en los que
participe un niño/a víctima-testigo.

En el Título primero, Capítulo X del Código Federal de Procedimientos Penales


referente a las audiencias de derecho, es importante que el niño o niña víctima, en todas
las audiencias en que tenga que intervenir, esté debidamente asistido por el abogado
victimal. Por ello es indispensable establecer en el capítulo de referencia, que las
audiencias a las que no asista el abogado victimal, deberán ser pospuestas. Asimismo,
las audiencias en las que deba intervenir el abogado victimal y que, cuando se lleven a
cabo sin éste, serán nulas, sin perjuicio de las sanciones administrativas o penales en las
que pudiera incurrir la autoridad judicial.

Por otra parte, en el Título primero, Capítulo X del Código Federal de


Procedimientos Penales, es pertinente establecer lo relativo a las audiencias llevadas a
cabo por circuito cerrado de televisión, así como el método de las videograbaciones,
como modalidades excepcionales a las audiencias convencionales.

En el Título primero, Capítulo XI del Código Federal de Procedimientos


Penales, referentes a las resoluciones judiciales, es indispensable incluir un artículo
final, en el sentido de que todas las resoluciones que afecten al fondo el asunto deberán
ser notificadas personalmente a la víctima del delito, por conducto de su abogado
victimal.

Se aconseja establecer una adición al artículo 108 en mención, en el cual se


disponga que todas las notificaciones que deban realizarse a la víctima se verifiquen por
conducto del abogado victimal.

En el Título segundo relativo a la averiguación previa, se debe agregar un


articulado preciso sobre las obligaciones del Ministerio Público hacia los niños/as
víctimas del delito, específicamente, para que sus necesidades primarias y perentorias se
vean íntegramente satisfechas.

54
En el Título segundo relativo a la averiguación previa, es pertinente introducir
un subapartado, donde se especifiquen con claridad los diferentes mecanismos de
protección que debe implementar la autoridad investigadora hacia los niños y las niñas
víctimas. Entre estos mecanismos se encuentran la protección policial, el cambio de
identidad de la víctima y de sus familiares, el ocultamiento de ubicación, etc.

A su vez, en el mismo Título segundo, es conveniente sistematizar de forma


correcta y con la finalidad de darle mayor eficacia a las actuaciones ministeriales, el
hecho de que el Ministerio Público, durante la fase de averiguación previa, únicamente
realizará diligencias de investigación para obtener fuentes de prueba. Esto es, que lo
practicado durante la averiguación previa carecerá de valor probatorio, salvo en el caso
de las pruebas anticipadas o preconstituidas. Esto fomentará mayor rapidez en las
diligencias de investigación, eliminando formalismos que en nada favorecen ni a los
intereses de la víctima ni a los intereses del probable responsable.

Es necesario agregar una fracción posterior al artículo 123 del Código Federal de
Procedimientos Penales, en el sentido de obligar al Ministerio Público a proporcionar
atención médica, psicológica y económica (en caso de necesidad perentoria) a los
niños/as víctimas del delito.

Además, es indispensable introducir una fracción en el numeral citado, en el


sentido de que cuando se trate de niños/as víctimas del delito, el Ministerio Público
deberá proveer a un/a especialista para que le dé atención inmediata y para que lo
acompañe en todas las diligencias en las que éstos tengan que intervenir.

Toda vez que el artículo 127 bis del Código Federal de Procedimientos Penales
señala que: “Toda persona que haya de rendir declaración en los casos de los artículos
124 y 125 tendrá derecho a hacerlo asistido por un abogado nombrado por él. El
abogado podrá impugnar las preguntas que se hagan al declarante si éstas son
inconducentes o contra derecho. Pero no puede producir ni inducir las respuestas de su
asistido”, se extiende la asistencia del abogado hacia los testigos, pues no hace
distinción alguna. En consecuencia, sería pertinente agregar a dicho artículo que, en el
caso de las víctimas, deberán estar asistidas por el abogado victimal y, en caso de que la
víctima sea niño/a, a su vez deberá estar asistido por los integrantes que se consideren
indispensables del equipo multidisciplinario de atención a la víctima.

Para lograr un ordenamiento sistemático, es indispensable incluir, en el artículo


133 del Código Federal de Procedimientos Penales, el precepto de la figura del
“abogado victimal”.

Como se comenta en el cuerpo del presente estudio, sería prudente establecer en


el título tercero, capítulo único, el cual dispone lo relativo a la acción penal, la
posibilidad de la acción particular y privada, con la finalidad de que la víctima sea parte
en el proceso. En este sentido, no es óbice recalcar la necesaria participación del
abogado victimal. Con independencia de una futura reforma constitucional, que
permitiera lo aquí propuesto, por el momento baste decir que, en caso de que el
Ministerio Público decida no ejercer la acción penal, el abogado victimal podrá
interponer los medios de impugnación regulados por nuestro ordenamiento.

55
Tal y como se desprende del presente estudio, los capítulos I, II y III del título
cuarto del Código Federal de Procedimientos Penales abarcan el periodo intermedio,
también denominado en nuestro país como “plazo constitucional”. En este sentido, se
tiene que hacer alusión a la posibilidad de instaurar las figuras de la negociación, en el
entendido de que la víctima, específicamente el niño o la niña, por conducto del
abogado victimal, pueda negociar directamente con el inculpado (en los casos de
acusación particular o privada) o bien, por conducto del Ministerio Público, con
supervisión del abogado victimal, en los casos de acusación pública.

Ello fomentaría la satisfacción de la expectativa victimal, consistente en una


rápida forma para lograr la reparación del daño, así como en un mayor beneficio, en
función de una descarga importante de trabajo en la impartición de justicia.

En este mismo orden de ideas, cuando no se llegue a una negociación, en el


momento del auto de término en el que el juez decida acerca de la situación jurídica del
inculpado, se debe permitir que la víctima, su abogado victimal (máxime cuando se trate
de niños y las niñas víctimas) o el agente del Ministerio Público (según sea el caso)
puedan impugnar dicha resolución, cuando se considere que contraviene a sus intereses.

En el Título quinto, Capítulo III, referente a la atención médica a lesionados, es


indispensable agregar otros títulos referentes a:

 Atención psicológica.

 Ayuda económica.

Por otra parte, en el artículo 208 del Código Federal de Procedimientos Penales, el
cual señala que “…La inspección debe ser practicada invariablemente, bajo pena de
nulidad, con la asistencia del Ministerio Público o, en su caso del juez, según se trate de
la averiguación previa o del proceso…”, debe haber una reforma, pues según lo
establecido en el cuerpo de esta investigación, en caso de que concurra alguna de las
partes a la inspección, es indispensable que asista también el resto de las partes. En este
sentido, cuando asista a un niño o niña, deberá estar acompañado/a de su abogado
victimal. Éste podrá formular las observaciones que estime pertinentes, para que la
autoridad encargada de realizar la inspección, las asiente en el acta respectivo. Si se
trata de una reconstrucción de hechos, el/la niño/a deberá estar siempre acompañado del
abogado victimal, así como del equipo multidisciplinario de atención a la víctima del
delito.

En otro sentido, en el Título sexto, Capítulo IV, referente a la prueba de peritos, es


necesario introducir diversos artículos, con la finalidad de establecer la figura del
“consultor técnico” (experto auxiliar de las partes). A su vez, es necesario establecer un
precepto legal en el que se determine la obligatoriedad de la asistencia, tanto de los
consultores técnicos como de los peritos, en aquellas audiencias donde intervengan
niños/as.

En el caso de la prueba testimonial, la cual se encuentra regulada en el título sexto,


capítulo V del Código Federal de Procedimientos Penales, es pertinente regular el
testimonio del niño/a víctima, o bien, de cualquier persona menor de edad, de forma

56
distinta a la de los adultos, pues como se señala, los niños y las niñas deben ser
atendidos con ciertas especificidades para lograr una protección eficaz.

Así mismo, en el título sexto, capítulo V del Código Federal de Procedimientos


Penales, es indispensable introducir la exigencia de que, cuando se trate de niños/as
víctimas del delito, se pueda recurrir a la implementación de determinadas figuras que
fortalecerían, sin lugar a dudas, el desarrollo de la práctica testifical. Entre dichas
figuras se encuentran el circuito cerrado de televisión, la videograbación y la
declaración de larga distancia, para cuya implementación pueden ser de utilidad las
observaciones formuladas en el cuerpo del presente estudio. Por otro lado, es
indispensable crear sedes especializadas, también desde el punto de vista arquitectónico,
en las que puedan permanecer los/as niños/as, cuya intervención durante el proceso sea
indispensable y mediante las cuales se les pueda brindar la debida protección. Se trata,
en suma, de establecer salas adjuntas, acondicionadas especialmente para los niños/as.

En el Título sexto, Capítulo V del Código Federal de Procedimientos Penales, hay


que establecer que, siempre que se encuentre involucrado/a a un niño o una niña en un
proceso penal, ya sea en calidad de testigo, o bien de víctima-testigo, se debe evitar, a
toda costa, incluir sus datos personales, mediante los cuales pueda ser identificado.

Por otra parte, el artículo 265 del Título sexto, Capítulo VII del Código Federal de
Procedimientos Penales establece que: “Con excepción de los mencionados en la
fracción IV del artículo 20 de la Constitución, que sólo se celebrarán si el procesado o
su defensor lo solicita, los careos se practicarán cuando existe contradicción sustancial
en la declaración de dos personas…”. Si bien es cierto que el numeral citado señala la
excepción obligatoria de carearse para el caso de los menores de edad, también lo es que
dicha medida se encuentra incompleta. Aún así es discutible, ya que, si el/la menor de
edad desea carearse, lo puede hacer. En este sentido, sería necesario adicionar al
precepto invocado que, en caso de que desee carearse el/la menor de edad, deberá
hacerlo asistido del personal del equipo multidisciplinario de atención a víctimas y
acompañado del abogado victimal.

Para estos casos, también es necesaria la utilización del circuito cerrado de


televisión, toda vez que el careo requiere simultaneidad en su ejercicio. Por ello, dicho
medio tecnológico permitiría el desarrollo del careo, con plena salvaguarda y confianza
del niño o niña víctima.

Es necesario reformular el modo de valoración de la prueba, establecido en el Título


sexto, Capítulo IX del Código Federal de Procedimientos Penales, pues el sistema que
tenemos actualmente es disfuncional y provoca que un juicio se convierta en un juego
de azar. En este sentido, es necesario establecer, como método de valoración, el sistema
de la “sana crítica”, entendida ésta como la libre valoración judicial, con las
limitaciones de las reglas tanto intrínsecas como extrínsecas de la lógica y la
experiencia.

Para lograr lo propuesto, es necesario que todos los artículos actuales de valoración
de la prueba sean derogados, introduciendo en su lugar el concepto de “sana crítica”.

En este mismo contexto, se deben eliminar los conceptos de “prueba plena” e


“indicio”, pues ellos provocan graves confusiones al momento de juzgar, toda vez que

57
el término “indicio”, dogmáticamente, se encuentra mal establecido en la ley, pues
“indicio” en la doctrina dominante significa una prueba indirecta. Ello quiere decir que
cualquier prueba puede ser tanto directa como indirecta y no como actualmente se
encuentra contemplado en nuestro ordenamiento, en el que ciertas pruebas solamente
tendrán un valor indiciario.

En el Título séptimo, Capítulo único, se debe establecer que, terminadas las


conclusiones, se debe otorgar el derecho a la última palabra de la víctima, con la
finalidad de que el juzgador tome dicha situación en consideración a la hora de dictar
sentencia.

En otro contexto, en el Título décimo, Capítulo I, II, III, IV, es indispensable


contemplar la participación activa de la víctima del delito en el procedimiento penal.
Por ello, siempre y cuando exista una reforma constitucional que le dé participación
activa a la víctima, será indispensable introducir, en todo el articulado referente a los
recursos, la posibilidad de que tanto ésta como su abogado victimal puedan
interponerlos, cuando se encuentren inconformes con las resoluciones de la autoridad
judicial.

Tomando en consideración que es deseable darle participación a la víctima en el


proceso penal, en caso de que ello fuere posible, pues se requeriría cambiar el esquema
constitucional, la víctima, o bien, su abogado victimal debe tener la facultad de
promover los incidentes que sobrevengan al proceso y que sirvan para llegar al buen fin
del mismo. Por ello, en todos los capítulos referentes a los incidentes donde se
encontrasen disposiciones que establezcan quién puede promover incidentes, se debería
agregar a la víctima y a su abogado victimal. Específicamente, la materia incidental se
encuentra regulada en el título décimo primero, capítulo I, II, III, así como en la sección
segunda, Capítulo I, II, III, IV, V, VI del Código Federal de Procedimientos Penales.

En el Título décimo segundo, Capítulo I, referente al procedimiento especial para


enfermos mentales, específicamente en el artículo 495, se aconseja adicionar que,
cuando se estime que un sujeto se encuentra en los supuestos que señala el artículo, el
juez deberá darle vista a la víctima y a su abogado victimal, con la finalidad de que las
medidas que vayan a ser adoptadas sean las pertinentes. Así mismo, se aconseja tomar
en consideración la propia protección personal, tanto de la víctima como de sus
familiares.

En el Título décimo tercero, Capítulos II y III, referente a la condena condicional y


libertad preparatoria, es indispensable establecer que, siempre que se pretenda adoptar
algún beneficio al condenado, es indispensable establecer preceptos legales en los
capítulos de referencia, en los que se constriñe a la autoridad a darle vista a la víctima y
a su abogado victimal, con la finalidad de que se tenga todo el panorama necesario para
el otorgamiento de tales medidas.

Siempre y cuando exista una reforma constitucional, mediante la cual se permitan la


acusación particular y la acusación privada, se debe establecer, a lo largo de todo el
Código Federal de Procedimientos Penales, el siguiente catálogo de facultades en torno
a la víctima:

58
 Que durante la averiguación previa, la autoridad investigadora auxilie a la
víctima para recabar fuentes de prueba.
 La regulación sobre el ejercicio de la acción particular o privada por parte de la
víctima o del abogado victimal.
 Que como parte del proceso, se le reciban pruebas para acreditar su acción, en
virtud del principio de igualdad de armas.
 El derecho de alegar en igualdad de circunstancias que el resto de las partes.
 El derecho de impugnar cualquier resolución judicial.
 El derecho a ser oída, en caso de que al condenado se le pretenda otorgar algún
tipo de beneficio penitenciario.

Las anteriores consideraciones deben permear todo el articulado, para hacerlo


sistemático. Por ello, es indispensable reformar la Constitución, en su apartado relativo
al procedimiento penal, para con posterioridad realizar una reforma de fondo sobre la
propia legislación secundaria.

IX. Propuestas para la reforma en el ámbito procesal

Es necesario señalar que, conjuntamente con los aspectos abordados en esta


investigación, se requiere una reforma en otros apartados del ordenamiento procesal
mexicano, con la finalidad de lograr un verdadero proceso amigable para los/as niños/as
víctimas de algún delito. Lo anterior se fundamenta en los siguientes argumentos:

IX.1. Cambios estructurales o procedimentales

 Es necesario un cambio estructural adecuado en el que se establezcan


perfectamente las finalidades de cada una de las fases procedimentales. En este
sentido, la etapa de averiguación previa debe estar diseñada para practicar
diligencias de investigación, con la finalidad de obtener fuentes de prueba, salvo
en el caso de las pruebas anticipadas o preconstituidas. En cambio, la fase del
proceso debe estar diseñada para introducir esas fuentes de prueba como medios
de prueba, salvo las que se hayan practicado durante la averiguación previa, en
calidad de anticipadas o preconstituidas.

 Se deben establecer las reglas elementales de las pruebas prohibidas, ilegales e


irregulares, con la finalidad de generar el llamado “juego limpio”, de tal manera
que los ciudadanos tengan certeza de lo que puede o no puede hacer la
autoridad.

 Se debe de plasmar en la Constitución Política de los Estados Unidos


Mexicanos, así como en las leyes secundarias, la posibilidad de otorgar, en
ciertos casos, ayuda económica provisional a las víctimas.

 Constitucionalmente, se debe establecer que, en el caso de que la víctima sea


un/a niño, niña o adolescente, se establezcan para la práctica probatoria los
mecanismos tecnológicos novedosos que dispongan las leyes secundarias y que
eviten el contacto visual con el inculpado (el desarrollo de la videograbación en
la legislación procesal).

59
 Es indispensable que se establezca en la Constitución que, siempre que se
encuentre una víctima niño, niña o adolescente, deberá regir el mayor interés del
niño. En este supuesto, se debe restringir el principio de publicidad, para evitar
que el/la niño, niña o adolescente sea estigmatizado/a.

 Se debe establecer la figura del “abogado victimal”, como aquella institución


pública encargada, exclusivamente, de salvaguardar los intereses de la víctima
dentro del proceso penal.

 Se debe establecer la obligación de que el “abogado victimal” se encuentre


presente durante todas las audiencias, representando los intereses de la víctima.

 Debe crearse un equipo multidisciplinario que pueda cubrir las necesidades de


las víctimas, sobre todo en los casos de los/as niños/as o adolescentes.

 Se deben establecer nítida y sistemáticamente en la ley medidas cautelares y


definitivas de aplicación hacia la víctima niña, niño o adolescente que permitan
lograr una coherente y sana rehabilitación o curación y, además, que logren
evitar una nueva victimización, intimidación, amenaza o atentado contra la
víctima, inclusive, por parte de los que ejercen la patria potestad o sus tutores.
Para ello se requiere el auxilio del DIF como autoridad encargada de tal
menester.

 Se deben establecer nuevos mecanismos tecnológicos en las prácticas


probatorias, tales como videograbaciones, circuitos cerrados de televisión y
videoconferencias.

 Se deben simplificar y sistematizar las disposiciones actuales que, lejos de


constituir un ordenamiento en armonía, crean un caos legislativo que se ha
vuelto casuístico y poco certero.

 Se deben establecer reglas correctas de la valoración probatoria, en virtud del


principio de la sana crítica.

 Conforme a lo anterior, es pertinente obligar al juez de la causa a que, al


momento de tomar la declaración de un niño o niña víctima, se deba encontrar
asesorado por un perito experto en la materia.

 En este sentido, se indispensable el establecimiento de la figura del “consultor


técnico”, como aquel especialista contratado por las partes que tiene, entre otras
tareas, la obligación de estar presente en las declaraciones de los niños y las
niñas, con la finalidad de saber cómo formular las preguntas y cómo entender las
respuestas.

 Es necesario establecer la posibilidad de poder entablar la acusación particular y


la acusación privada, como mecanismos de participación de la ciudadanía hacia
la administración de justicia.

60
 Se deben establecer, en la ley, medidas precautorias de carácter personal,
eficaces para evitar una nueva victimización hacia los niños y las niñas que se
encuentren involucrados en un proceso.

 Se deben establecer mecanismos legislativos eficaces, para evitar la publicidad


de la identidad del niño o la niña que se encuentre involucrado/a en un proceso
de carácter penal, incluyendo sanciones para aquellas autoridades o particulares
que publiquen la identidad de la víctima.

 Se deben establecer salas e instalaciones especiales en los juzgados para que los
niños/as puedan participar en el proceso en un ambiente adecuado. Esta medida
debe hacerse extensiva a las agencias del Ministerio Público.

 Se deben establecer mecanismos eficaces para lograr la reparación del daño y en


su caso, la indemnización a cargo del Estado.

 Se deben establecer, sistemáticamente, los principios informadores sobre los que


deben estar sostenidas las diversas fases del procedimiento, pues en virtud de
estos principios, se puede lograr un sistema más eficaz y más garantista.

IX.2. Propuesta de tratamiento subjetivo para la víctima de delitos de


explotación sexual infantil

• Como ya fue explicado, es necesario observar todas las medidas de asistencia y


ayuda que se puedan proporcionar a las víctimas, desde el momento de la
comisión del hecho delictivo hasta con posterioridad al proceso, pues en ello se
encuentra el grado de colaboración que éstas puedan prestar en calidad de
testigos.

• Dentro de cualquier procedimiento, cada uno de los sujetos que participan en


éste, tiene una serie de obligaciones y cargas específicas, que permite en todo
momento obtener un equilibrio funcional. Sin embargo, en ese reparto de tareas
en la relación trilógica del proceso, es decir, dos posiciones contrapuestas y un
tercero imparcial, algunas de sus funciones, aun cuando son distintas y de
diversa índole, pueden ir encaminadas a un mismo fin, en este caso, al trato
adecuado a la víctima. Es por ello que se vuelve pertinente redefinir y clarificar
una propuesta funcional, en razón de todos los participantes en el drama procesal
penal.

A) El juez

Aún cuando sobrepasaría los límites del presente trabajo entrar a fondo al
examen de cada uno de los sujetos que forman la relación del proceso, es necesario y
suficiente, desde las perspectivas adoptadas en este estudio, decir por ahora que,
considerando al juez como aquella persona imparcial que se encuentra única y
exclusivamente supeditada a la ley, en cuyas características se encuentra la potestad
jurisdiccional para decidir sobre cuestiones que afectan a la esfera, tanto patrimonial
como personal, de los justiciables, podemos deducir las siguientes consideraciones:

61
En primer lugar, el juzgador, dada su sujeción a la ley, debe ser el primer garante
de la constitucionalidad y de la legalidad de todos los actos. Por ello, debe velar para
que se cumpla la ley en todo momento, lo que implica la supervisión de que todos los
derechos de la víctima sean cabalmente observados.

Por otra parte, el juez, por sus características inherentes que garantizan sus
valoraciones motivadas y fundamentadas en el derecho, es el único que debiera
determinar una medida de protección en la que, por cualquier motivo, se vean afectados
los derechos fundamentales de alguna persona.

Además, la imparcialidad del juez permite la ponderación adecuada en el


equilibrio de intereses, entre el acusado, la víctima y la sociedad, lo que conduce en
todo momento a supervisar los intereses de la víctima.

B) El Ministerio Fiscal

El Ministerio Fiscal adquiere distintas connotaciones, según el sistema y el país


en el que ubiquemos su estudio. Sin embargo, una característica común en todos los
sistemas procesales penales es que el Ministerio Fiscal interviene como acusador
público. Es, en suma, el representante de la sociedad y tiene un papel fundamental en la
administración de justicia120.

En los sistemas, en donde dicha autoridad administrativa no sólo tiene el


monopolio del ejercicio de la acción penal, sino además tiene la exclusiva función
investigadora previa al juicio121, obtenemos varias conclusiones:

Al ser la autoridad encargada de llevar a buen curso la investigación, que dará


los elementos suficientes o no para poder ejercer la acción penal, debe velar en todo
momento por el estricto cumplimiento de la constitucionalidad y legalidad de los actos,
incluyendo todos aquellos que conciernen tanto al probable responsable como a la
víctima122. Por ello, debe velar por los intereses de la víctima y además informarla y

120
Directrices sobre la Función de los Fiscales; Aprobadas por el Octavo Congreso de las Naciones
Unidas sobre Prevención del Delito del Delincuente; La Habana, Cuba, del 27 de agosto al 7 de
septiembre de 1990; http://www.unhchr.ch/spanish/htm1/menu3/b/h_comp45_sp.htm. 26/04/2001. Señala
que: “Considerando que los fiscales desempeñan un papel fundamental en la administración de justicia, y
que las normas que rigen el desempeño de sus importantes funciones deben fomentar el respeto y el
cumplimiento de los principios mencionados y contribuir de esa manera a un sistema penal justo y
equitativo y a la protección eficaz de los ciudadanos contra la delincuencia...”.
121
Es el caso de México y de Italia.
122
Directrices sobre la Función de los Fiscales...; ob. cit., Art. 11: <<Los fiscales desempeñarán un
papel activo en el procedimiento penal, incluida la iniciación del procedimiento y, cuando así lo autorice
la ley o se ajuste a la práctica local, en la investigación de delitos, la supervisión de la legalidad de esas
investigaciones, la supervisión de la ejecución de los fallos judiciales y el ejercicio de otras funciones
como representantes del interés público>>. Art. 12: << Los fiscales, de conformidad con la ley, deberán
cumplir sus funciones con imparcialidad, firmeza y prontitud, respetar y proteger la dignidad humana y
defender los derechos humanos, contribuyendo de esa manera a asegurar el debido proceso y el buen
funcionamiento del sistema de justicia penal.>> Art. 13: << En cumplimiento de sus obligaciones, los
fiscales:...b) Protegerán el interés público, actuarán con objetividad, tendrán debidamente en cuenta la
situación del sospechoso y de la víctima, y prestarán atención a todas las circunstancias pertinentes,
prescindiendo de que sean ventajosas o desventajosas para el sospechoso>>.

62
darle asesoría jurídica; tendrá todas aquellas responsabilidades que otorguen las
leyes123.

Por lo que respecta a dicha autoridad, el problema se plantea en los sistemas de


exclusividad de investigación, en los cuales los fiscales toman toda clase de decisiones,
durante la fase de averiguación previa, sin ningún tipo de control jurisdiccional (nos
referimos por ejemplo al sistema mexicano). Otorgándole la ley un poder
cuasijurisdiccional, con el cual afectan o pueden restringir las garantías del acusado o
también pueden afectar intereses de la víctima124.

Aún cuando no es propiamente parte del tema de investigación, sí es conveniente


hacer una llamada de atención sobre lo nocivo que puede resultar un sistema de tales
características, por lo que consideramos, a todas luces, la inadecuación a la realidad de
nuestros tiempos, recalcando con ello la falta de justificación que debiera tener el
Ministerio Público, para tomar decisiones de tal calado.

Con lo anterior, no pretendemos minimizar la importancia del Ministerio Fiscal,


sino reubicarlo en una postura adecuada a sus características esenciales; es decir, la
postura de un supervisor, en todo momento, de la legalidad; la postura de un órgano
persecutor de los delitos; la postura de una acusadora pública, que representa a la
sociedad y con ello también a la víctima, sin ningún sentimiento de rencor, venganza,
odio o revanchismo. Por el contrario, debe ser una autoridad que con objetividad debe
investigar, en pos del correcto desarrollo de la averiguación previa y del sostenimiento
de la acción pública, así como de la representación victimal.

C) La policía

Por regla general, el primer contacto que tiene la víctima después del suceso
delictivo es con la policía. Ésta tiene una labor fundamental con respecto a la atención
que hay que brindarle, en observar sus necesidades perentorias, en su inmediata
protección, cuando el caso así lo requiera, hasta su puesta a disposición de la autoridad
correspondiente que podrá decidir, en un momento determinado, sobre otra medida de
protección más oportuna o adecuada que la víctima requiera.

Se debe señalar, de forma genérica, que la policía tiene una labor de


identificación de los sujetos que intervinieron en el suceso probablemente delictivo. Es
responsable de un buen trato y de la atención a las necesidades inmediatas, tanto de la
víctima como de otros sujetos; de la conservación de posibles fuentes probatorias y de
la protección de los sujetos que así lo requieran. Esta labor inicial es trascendental para
el desenvolvimiento del resto del procedimiento.

123
Idem. Art. 13: “En cumplimiento de sus obligaciones, los fiscales:...d) Considerarán las opiniones e
inquietudes de las víctimas cuando se vean afectados sus intereses personales y asegurarán que se informe
a las víctimas de sus derechos con arreglo a la Declaración sobre los Principios Fundamentales de Justicia
para las Víctimas de Delitos y del Abuso del Poder”.
124
En México, antes de la reforma constitucional de 1997, ocurría que la decisión del Ministerio Público
sobre el no ejercicio de la acción penal era inatacable, afectando con ello el interés de la víctima, por no
ser considerada como parte procesal.

63
Estas tareas delicadas exigen una adecuada preparación y formación
profesional125. No debemos, por consiguiente, incurrir en el error de seguir hablando de
una policía implacable y ruda que descubre y persigue a los delincuentes. Debemos, por
el contrario, hablar de una institución policial preparada, conocedora de los derechos
fundamentales y humanos.

D) El abogado de la víctima

Se dice de forma acertada que la figura del “abogado de la víctima”, aun cuando
suena interesante como posibilidad para la adecuada atención del ofendido, “carece aún
de la necesaria definición”126; de ahí la importancia de conocer la finalidad de dicho
sujeto y las facultades y deberes que se le pudieran atribuir, con el objeto de darle un
tratamiento lógico propositivo. Así pues, se podría definir al “abogado victimal” como
aquella institución pública, autónoma y especializada, que brindará a la víctima la
asesoría jurídica integral dentro del procedimiento penal, la representará en el mismo,
velará porque la autoridad (Ministerio Público y Órgano Judicial) le solvente todas las
garantías consagradas en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y
denunciará cualquier acto de negligencia, abuso o maltrato hacia la víctima en el
desarrollo del procedimiento penal127. El abogado victimal no depende directamente de
ningún poder, sino su titular es nombrado por el Senado, a propuesta de una terna
enviada por el Ejecutivo, de sujetos de alta honorabilidad y capacidad reconocida.

Aun cuando existe una gran preocupación acerca de la asistencia jurídica que se
le debe de brindar a la víctima128, lo cual a todas luces representa un claro avance, es

125
GARRIDO, Vicente y AA.VV.; Principios de Criminología…ob. cit., p. 676: “Nadie se hace
responsable de las necesidades más urgentes de la víctima del delito. La policía, que normalmente llega a
atender a las víctimas, primero no está bien instruida en lo que debe de hacer con el delincuente,
incluyendo cómo informarle sobre sus derechos, pero no ha recibido formación sobre cómo atender a la
víctima (González Vidosa, 1997b). Se trata, en primer lugar, de reestablecer su seguridad y prestar
primeros auxilios. Después hay que evitar que la víctima de un delito traumático se quede sola, y buscar
familiares u otras personas cercanas que la puedan asistir (Naciones Unidas, 1998). Además de la
asistencia práctica, por ejemplo el traslado y acompañamiento al hospital de una mujer que denuncia una
violación, se ofrece a la víctima para contactar con un cerrajero y un cristalero en caso de robo en casa, o
para establecer contacto con un equipo de terapia de crisis cuando se trata de los supervivientes de un
accidente de circulación”.
126
GARCÍA-PABLOS DE MOLINA, Antonio; Criminología...; ob. cit., pp. 58 y 59.
127
Ibidem: “La finalidad fundamental del abogado de la víctima (abogado que el Estado financia, en su
caso) es dispensar a aquélla el oportuno asesoramiento jurídico y asistencia personal durante todo el
proceso y en las diversas instancias o momentos (ante la policía, la Fiscalía y el Tribunal). Procura evitar,
además, que conocidas estrategias de la defensa del presunto culpable (culpabilización de la víctima),
comportamientos distantes, burocratizados o agresivos de los agentes del control social formal (policía,
fiscal, juez, funcionarios, etc.) o el sensacionalismo de ciertos medios de comunicación incrementen los
padecimientos derivados del delito (victimización secundaria: la víctima como víctima del sistema
legal)”.
128
La preocupación por la asistencia jurídica hacia la víctima, hoy en día, ha tomado una notoria
preocupación internacional. En este sentido, la ONU elaboró los Principios Básicos sobre la Función de
los Abogados; Aprobados por el Octavo Congreso de las Naciones Unidas sobre Prevención del Delito
del Delincuente; La Habana, Cuba, del 27 de agosto al 7 de septiembre de 1990.
http://www.unhchr.ch/spanish/htm1/menu3/b/h_comp44_sp.htm 26/04/2001, entre ellos se señala lo
siguiente: “Considerando que en la Declaración sobre los Principios Fundamentales de Justicia para las
Víctimas de Delitos y del Abuso de Poder se recomiendan medidas que deben adoptarse en los planos
nacionales e internacionales para mejorar el acceso a la justicia y el trato justo, la restitución, la
compensación y la asistencia a favor de las víctimas de delitos. Considerando que la protección apropiada
de los derechos humanos y las libertades fundamentales que toda persona puede invocar, ya sean

64
necesario hacer hincapié en la ventaja de implantar la figura del “abogado de la
víctima”, principalmente por dos razones: en primer lugar, por la especialización que
éstos pueden tener y con ello una mayor calidad en el servicio que puedan brindar. En
efecto, al ser su función principal la atención a la víctima, los profesionales pueden ser
capacitados y sensibilizados, a través de cursos especializados sobre el tema de la
víctima, pues la ciencia se ha desarrollado a tal grado, que es difícil que una institución
o una persona pueda conocer a todas las leyes, tratados, interpretaciones legales, etc.
Con ello queremos hacer hincapié en la inadecuación de tales menesteres para el
Ministerio Público, pues si observamos con atención, algunas legislaciones le otorgan
tantas facultades y obligaciones que difícilmente puedan cumplimentarlas con
propiedad. La segunda razón va enfocada a tener un representante institucionalizado que
sea exclusivamente de la víctima; con ello se pretende adoptar posturas más radicales,
en la defensa de los intereses de la víctima. Por ejemplo, el abogado de la víctima, al ser
una institución ajena al Ministerio Fiscal, puede presionar y hacerle ver a la autoridad
competente, con total rigor, todas aquellas anomalías o carencias que se susciten; con
ello se pueden evitar suspicacias y corruptelas que impidan el desarrollo y la aplicación
de los derechos de las víctimas.

Otra cuestión, que parece interesante resaltar, se refiere a que el abogado de la


víctima, al estar presente en todas las actividades en las que el ofendido participa, puede
velar para que éste sea respetado ante todas las autoridades (policía, Ministerio Público,
juez, etc.), aunado a un constante y continuo asesoramiento, lo que contribuirá al
acercamiento y credibilidad de la víctima hacia el proceso129.

A tal institución, se le pueden hacer llegar toda clase de necesidades y


expectativas de las víctimas, con la finalidad de que sean cumplidas y satisfechas. Con
el abogado de la víctima, al incrementar sustancialmente la calidad en el servicio que se
le pueda brindar, aumentará la efectividad del sistema y con ello la colaboración que la
víctima pueda proporcionar, especialmente en calidad de testigo.

Tal abogado de la víctima debe estar sujeto a una regulación estricta, cuyo
incumplimiento dé lugar a sanciones penales o administrativas, pues el descuido de tales
obligaciones puede ocasionar burocratizaciones y corruptelas, que contribuirían a una
comprensible incredulidad de la ciudadanía con respecto al proceso.

E) Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia

Es necesario incluir, dentro de las atribuciones del Sistema Nacional para el


Desarrollo Integral de la Familia (DIF), el auxilio directo a la institución del “abogado
victimal”, con la finalidad de que el DIF pueda garantizar el tratamiento necesario y
continuo hacia la víctima niño, niña o adolescente y además pueda asistir en el

económicos, sociales y culturales o civiles y políticos, requiere que todas las personas tengan acceso
efectivo a servicios jurídicos prestados por una abogacía independiente,...”.
129
GARRIDO, Vicente y AA.VV.; Principios de Criminología...; ob. cit., p. 680: “Mientras que el
acusado siempre tiene el derecho a un abogado de oficio, la víctima del delito no suele recibir ninguna
asistencia de un letrado, salvo que lo cubra una póliza de seguro o que la víctima lo pague de su bolsillo.
Un estudio realizado en los juzgados de Málaga indica que solamente una víctima de cada veinte tiene
alguna representación letrada en el juicio. En el “plan de avanzar en la erradicación de malos tratos”
presentado por la Junta de Andalucía en 1998, se prevén subsidios públicos a abogados de oficio para
mujeres que denuncian malos tratos”.

65
desarrollo de los diversos programas de asistencia, ayuda y protección de la víctima
niño.

Esta institución debe ser la autoridad canalizadora del cumplimiento de los


diversos instrumentos internacionales y la proveedora de información y estadística en
colaboración internacional.

La coordinación de esta institución con el abogado victimal es fundamental, para


ampliar la posibilidad de aplicación, en los diversos ámbitos científicos, de tratamiento
al niño. Además, la autoridad judicial debería colaborar con esta institución y viceversa,
en el sentido de que la primera pueda brindar toda la información necesaria para que el
DIF tenga un almacenamiento de datos, que le permita formar estadística para la
colaboración internacional; empero la autoridad judicial debe constantemente consultar
al DIF con la finalidad de saber que tratamiento y protección requiere cada víctima en
específico.

Además de lo anterior, el DIF se convierte en pieza fundamental para la correcta


aplicación de ciertas medidas cautelares o definitivas de carácter personal, que consisten
en proporcionar asistencia, facilitar un lugar distinto de residencia para el niño, como
elemento fundamental para lograr un tratamiento médico o psicológico adecuado, o
bien, como elemento esencial para logra la protección, inclusive de los que ejercen la
tutela o la patria potestad del niño, niña o adolescente victimado.

66
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Trabajo Infantil y la Acción Inmediata para su Eliminación; 87ª reunión de la
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http://www.unhchr.ch/spanish/htm1/menu3/b/h_comp44_sp.htm; recopilado con fecha
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