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Tema Ambito y Valor de La Filosofía

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UNIVERSIDAD NACIONAL DE LA AMAZONIA PERUANA

FACULTAD DE CIENCIAS DE LA EDUCACION Y HUMANIDADES


CARRERA PROFESIONAL: FARMACIA Y BIOQUIMICA

ASIGNATURA: FILOSOFIA E HISTORIA

AMBITO Y VALOR DE LA FILOSOFIA

AMBITO

La filosofía es un campo de estudio donde los interrogantes principales se relacionan con


problemas ligados a la existencia, la ética y la moral, la belleza y la estética, el lenguaje, y el
conocimiento como construcción.

La filosofía estudia toda la realidad a la luz de la razón natural. Más allá de los
conocimientos particulares proporcionados por las ciencias, busca las explicaciones más
radicales que se pueden dar de la realidad; por esto suele decirse que estudia la realidad a
la luz de sus causas últimas, o que se pregunta por el ser de la realidad.

Su ámbito no solo comprende el curso Universitario, también su carácter cultural, cuyo fin
rebasa las aulas de la universidad para entrelazarse con los fines mismos de la sociedad.
La filosofía es el espíritu creador del ser humano que se concreta en escritos – libros y
revistas – discursos, investigaciones; pero que también lo integran las personas, los centros
de investigación, los departamentos académicos, y los recursos con los que estos cuentan;
y que al igual que otras ciencias, lleva consigo un fin social.

Sea en el aula de clases o fuera de ella, la filosofía es la expresión de la esperanza en una


sociedad mejor, más justa, más humana y más autoconsciente. Cuando los administradores
de la universidad piensan que el curso de filosofía es prescindible, realmente no reconocen
todo el potencial de la filosofía para el individuo y para la sociedad. Cuando los alumnos o
los mismos profesores de filosofía restringen la dinámica del aula de clases a una mera
repetición de anécdotas o dichos, entonces tampoco son conscientes del desperdicio de
horas y energías que están desarrollando, y que es uno de los principales causantes del
desprestigio del curso.

En el frente externo, por un lado, la agresividad del mundo laboral, con su carácter práctico,
ejecutivo e inmediatista; y, por otro lado, las omniabarcantes exigencias de las ciencias
exactas que degradan las formas alternativas de investigación (Pieper, 1981). En el frente
interno, la lucha es de la filosofía consigo misma. Ante tal cúmulo de exigencias y cambios
culturales, son los propios filósofos los que no reconocen su rol y potencialidad
deambulando muchas veces entre un remedo de las ciencias o aludiendo más bien a un
momento de quiebre en el que la filosofía, junto a todos los meta-relatos han quedado
superados.
EL VALOR DE LA FILOSOFÍA

Para poder entender cuál es el valor de la filosofía primero tenemos que saber el significado
de la palabra “valor”

El “valor” tiene diferentes definiciones según la “Real Academia Española” algunas pueden
ser:
➢ Grado de utilidad o aptitud de las cosas para satisfacer las necesidades o propor-
cionar bienestar o deleite.
➢ Alcance de la significación o importancia de una cosa, acción, palabra o frase.

Pero ¿cuál es el valor de la filosofía? El valor de la filosofía puede ser encontrado en


diferentes aspectos de la vida cotidiana, ya sea en el trabajo, en el arte, en diferentes
deportes, etc. Para cada una de estas actividades el valor se va a presentar de una manera
diferente.

El valor de la filosofía, debe ser estudiado para poder ampliar nuestros conocimientos y de
esta forma ir respondiendo las preguntas que se nos surgen a lo largo del camino, dando
respuestas precisas cuando no tenemos seguridad en ellas.

La filosofía no puede ser (porque no lo es) algo opcional en la vida del ser humano. No se
trata de crear un filósofo en cada ciudadano, sino de formar individuos pensantes capaces
de construir ideas y de hacer preguntas que enseñen a vivir mejor la existencia humana.

Si queremos reflexionar seriamente sobre aquello que nos acontece sin estar seguros
del por qué o para qué sucede, hace falta ayudarnos de la Filosofía. Tal vez no de una
filosofía demasiado academicista que se aleja de la realidad del individuo común, sino
aquella que topamos a diario; en la calle, en la oficina, en el hogar e incluso en la tertulia
del fin de semana.

Filósofo es todo aquel ser racional que piensa, se admira de las cosas y que todo lo
interroga. De este modo, el filósofo busca comprender el mundo y explicar el sentido de la
propia vida, en función de orientarla conforme a unos valores. En este sentido, todo hombre
y toda mujer es por naturaleza un filósofo. No significa esto que sin más nos “convertimos”
en filósofos de la talla de Sócrates, Kant o Heidegger con solo pensar. No necesariamente,
pues ello dependerá el grado de ejercitación o desarrollo de nuestra capacidad
especulativa. Al respecto podemos señalar que existen dos tipos de filósofos: los
especulativos, investigadores o especialistas, por una parte, y por la otra los que sin
necesidad de un conocimiento superior o abstractivo se dedican a la reflexión a partir de la
propia experiencia de vida, sobre todo a partir de aquellas vivencias que le son
tremendamente inmediatas y familiares en orden a alcanzar la sabiduría de vida.

Familiarizarnos con la filosofía nos posibilita el perfeccionamiento de nuestra capacidad


crítica como ciudadanos. La pretensión de lograr una cultura desarrollada para nuestra
sociedad, pasa necesariamente por una adecuada reflexión que fomente el pensamiento,
la cultura y la democracia. Por ejemplo, si queremos que los jóvenes participen de la vida
cívica votando de modo libre y consciente (con pensamiento crítico), es necesario
enseñarles a pensar, a desarrollar una capacidad crítica que conduzca de modo lógico a
un discernimiento autónomo, base de toda sociedad democrática.

Activar desde la reflexión filosófica el pensamiento crítico en nuestros niños y jóvenes,


mejora la calidad de su pensamiento al momento de abordar temas de índole personal o
social. La estructura inherente a todo acto de pensar lleva consigo el desarrollo de
instrumentos intelectuales que permiten comprender y aquilatar conceptos fundamentales
para la existencia y convivencia humana tales como: dignidad, justicia, libertad y paz entre
otros. En ese sentido, nada es tan nefasto como crear una sociedad en la que unos piensan
por otros. Pues, se supone que estamos lejos de la visión de antaño en la cual el señor
feudal permanecía cómodo en su trono gracias a la obediencia ciega (ignorante) del vasallo.

La pregunta puede plantearse: ¿qué logra en la persona la enseñanza de la filosofía? En


principio, como cualquier otra disciplina dentro de un currículo educativo, depende de sus
propios objetivo, alcances y límites. Los profesores de la enseñanza de la filosofía,
curriculistas, pedagogos y psicólogos de la educación saben de la reiterada discusión que
significa enseñar contenidos históricos y culturales propios del pensamiento filosófico o
enseñar a filosofar. En realidad, la cuestión no es una disyuntiva, en la práctica lo que
sucede, principalmente, es una concentración en alguna de las variables. La filosofía se
presenta analíticamente en partes (estética, lógica, historia, epistemología, ética), pero es
una disciplina integral que supone historia, contenidos y métodos para pensar
filosóficamente.

La enseñanza de la filosofía pretende que los estudiantes trabajen con ideas, contextos y
situaciones, lo cual acarrea vetas epistemológicas, éticas y lógicas; también a que sean
ordenados y creativos al pensar, que consideren variantes, opciones, versiones, enfoques,
perspectivas, mediaciones, que sean curiosos, sistemáticos y reflexivos en la vida individual
y conjunta. El valor de la enseñanza de la filosofía se expresa en los estudiantes en la
tolerancia y comprensión de los fenómenos culturales, científicos, sociales y políticos, y en
la aptitud cívica de estar siendo ciudadanos comprometidos con la relación entre
conocimiento y actuar moral; de esto modo se identifica con el dinamismo de la inteligencia
artificial humana: conocer, hacer preguntas y actuar.

La filosofía no es la única disciplina que trabaja con ideas, por supuesto, pero sí es una
disciplina que tiene determinado ahínco en promocionarlo y hacerlo, principalmente por su
naturaleza exploratoria, epistemológica y metafísica. La filosofía no es una disciplina que
trabaje “con” contenidos curriculares estrictamente sino “sobre” los contenidos. No animar
a los estudiantes a que piensen sobre lo que piensan y suponen sería irresponsable. La
intención es producir un cambio global en la conducta del estudiante, consigo mismo, con
el conocimiento, la escolaridad y los hábitos que esta supone, con sus compañeros de aula,
comunidad y con los ciudadanos locales y mundiales. El valor de la enseñanza de la filosofía
tiene expresión en la capacidad de lectura, expresión de sentimientos, opiniones y
creencias, de interpretación, razonamiento, creatividad y comportamiento.

La educación filosófica coadyuva a formación de ciudadanos, promueve el análisis de los


eventos, hechos y valores, el pensamiento reflexivo, la criticidad, el juicio fundamentado y
la producción de mediaciones cognitivas; promueve el pensamiento complejo y el esfuerzo
por la comprensión y entendimiento de un mundo global interrelacionado, plural, diverso y
dinámico, en función de evitar el adoctrinamiento, el miedo social y las prácticas totalitarias.
La filosofía anima a pensar y a hacerse responsable de lo obrado y lo pensado, desde este
sentido, el valor de la filosofía radica en ser imprescindible para el buen ejercicio de la
ciudadanía y la convivencia conjunta y global.

Muchas personas se guían por las ideas y el conocimiento que les da la ciencia y piensan
que la filosofía es una pérdida de tiempo y que no tiene sentido estudiarla. Pero según el
filósofo Bertrand Russell en el “Valor de la filosofía” capitulo 15 “el valor de la filosofía debe
hallarse exclusivamente entre los bienes del espíritu, y solo los que no son indiferentes a
estos bienes pueden llegar a persuasión de que estudiar filosofía no es perder el tiempo”

El valor de la filosofía no se trata de llegar con seguridad a algo concreto, sino que se trata
de estar en la constante búsqueda de diferentes posibilidades, que amplíen nuestro
pensamiento y nos saquen de la barbarie en la que muchas personas viven, eliminando de
esta forma las típicas respuestas “Porque si” “Siempre se hizo así” “Es así”, etc.
Una persona al cuestionarse ciertas problemáticas amplía su panorama de conocimiento,
y así, de esta forma le surgirán nuevas preguntas de ese problema planteado, que puede
que sea respondida con el tiempo.

Salatino y Gallo en “Filosofía. Esa búsqueda reflexiva” A-Z Ed. B. A. 1992 dicen “(…) A
largo plazo advertiremos que nuestro horizonte se ha ampliado considerablemente y que
ahora disponemos de una cantidad de herramientas intelectuales de las que antes
carecíamos”.
El hombre adquiere conocimientos gracias a las experiencias que le van surgiendo en
diferentes circunstancias de la vida.

Al estudiar dedicadamente, el saber se presenta como una herramienta para que el hombre
pueda superarse, controlar y ser libre.

En un artículo de Daniel Chacón cita que para Ayala La utilidad de la filosofía es la


siguiente:

1. Satisface en la forma más completa la más noble y poderosa de las aspiraciones


del hombre: la de conocer el que y el porqué de las cosas, su naturaleza íntima, su
origen y su finalidad.
2. Perfecciona directamente la más elevada facultad del hombre, la inteligencia.
3. Perfecciona la voluntad, porque le brinda normas acertadas para obrar y porque al
perfeccionar la inteligencia orienta la voluntad.

La filosofía más que una especialidad debe convertirse hoy por hoy en un quehacer
vivencial que surge a partir de tres dimensiones del hombre:

§ Filosofía como saber de las cosas.


§ Filosofía como dirección para el mundo y la vida.
§ Filosofía como una forma de vida.

La filosofía trata de hacernos crecer en lo racional para que podamos especular y de esa
forma llegar al autentico saber.

A todo esto, la universidad tiene que alentar el amor al saber haciendo ver a los estudiantes
las diferentes posibilidades como limitaciones, sacando provecho de poder razonar, el
deseo de dar una respuesta a aquellas intrigas que le van surgiendo en su vida, ya que esto
lo define como personas inteligentes. De esta forma el filosofar lo ayudara a defenderse de
aquellos que creen saber y no hacen más que cometer errores ajenos. De esta forma va
encontrando sentido a la vida y podrá ser capaz de criticar lo que conocemos mal o no
conocemos, aunque creamos conocerlo.

La adquisición de estos fundamentos filosóficos se fundamentará en una formación


académica pertinente; Fourez (1994:12) difiere de los saberes espontáneos, y en
consecuencia plantea que: "...resulta imposible trabajar la filosofía sin adquirir cierta técnica
y un adecuado vocabulario... para discernir sobre las cuestiones humanas y la problemática
social". Es así como se observa una interacción o vínculo entre la filosofía y la educación,
unidas permiten perfeccionar y mejorar la enseñanza.

Por lo tanto, todo docente debe reconocer una filosofía de la educación coherente con
los principios universales en las palabras de Aruzamén (2008:7) “. filosofía y educación
andarán siempre juntas en la búsqueda de un objetivo común: la realización integral
del hombre".

Llegando a la conclusión el valor de la filosofía se va adquiriendo a medida que la


estudiamos con el paso del tiempo. Esto nos ayuda a dejar de ser personas ignorantes que
no se atrevan a preguntar por salir de lo cotidiano.

Estudiar filosofía nos sirve para algo, ayudándonos a ampliar nuestros conocimientos por
medio de las preguntas, y así poder ver cosas que observamos cotidianamente como
“normales” de forma diferente.

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