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Unidad 8

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EJE TEMÁTICO N° 5: FUENTE DE LA RELACIÓN JURÍDICA: HECHOS JURÍDICOS

Unidad N° 8
1. HECHOS JURÍDICOS. Concepto. Su función en la relación jurídica.
1.1. Clasificación.
1.2. Actos voluntarios. Elementos internos; causas obstativas. Elemento externo.
Consecuencias de los actos voluntarios.
1.3. Actos Involuntarios.
1.4. Actos ilícitos. Responsabilidad civil.
2. ACTOS JURIDICOS. Concepto y caracteres. El acto jurídico como expresión de la autonomía de la
voluntad. Comparación con el simple acto lícito.
2.1. Elementos esenciales del acto jurídico: sujeto, objeto, causa y forma.
2.2. Elementos accidentales del acto jurídico: condición, plazo y cargo.
2.3. Clasificación.
2.4. Efectos subjetivos. Regla general y excepciones.
2.5. Interpretación.
2.6. Representación en los actos jurídicos.
2.7.- Prueba y forma de los actos jurídicos.
2.7.1.- Instrumentos públicos.
2.7.2.- Instrumentos privados.

1. HECHOS JURÍDICOS. Concepto. Su función en la relación jurídica.


Metodología
El Título IV de la Parte General se destina en el nuevo Código Civil y Comercial a los
hechos y actos jurídicos.

Concepto
El hecho jurídico es un acontecimiento cualquiera, una circunstancia a la cual el
ordenamiento vincula el surgimiento de consecuencias jurídicas. Son aquellos hechos
que tienen la virtualidad de causar un efecto jurídico.
En la realidad se producen permanentemente hechos, algunos no tienen la virtualidad
de producir consecuencias jurídicas, son los simples hechos, tales como caminar,
levantarse, vestirse, etc,.
Hecho jurídico es por el contrario un hecho que produce alguna consecuencia en el
mundo del derecho, por estar así previsto en alguna norma.
El Art. 257 del CCC lo define: “El hecho jurídico es el acontecimiento que, conforme al
ordenamiento jurídico, produce el nacimiento, modificación o extinción de relaciones
o situaciones jurídicas”.

El término “acontecimiento” utilizado para definir a los hechos es de una gran riqueza
y amplitud, ya que comprende los fenómenos naturales tanto como los hechos
humanos, no sólo los hechos positivos sino también los negativos, como las
abstenciones, y hasta estados psicológicos que unidos a algún tipo de manifestación
externa pueden también producir una consecuencia jurídica, por ej. la buena o la mala
fe.

Su función dentro de la relación jurídica


Toda relación jurídica reconoce su origen –causa fuente o eficiente– en un hecho que
le antecede. Si los derechos nacen, se modifican, transfieren o extinguen, es siempre
como consecuencia de un hecho. Por esto se los llama hechos jurígenos o jurigénicos.
Si analizamos la relación que vincula a un deudor con un acreedor encontraremos un
hecho que le ha dado origen, ya sea un contrato, un delito, una situación de familia,
etc.
El hecho jurídico es, por tanto, causa fuente o eficiente de la relación jurídica, de todas
las vicisitudes que la misma atraviesa: nacimiento, modificaciones y extinción.

1.1. Clasificación
De la regulación del Código es posible inferir una sistematización de los hechos
jurídicos, de la que surge su clasificación en distintas categorías.
Simples Actos
lícitos

Pasemos ahora a desarrollar sintéticamente cada una de las categorías, las que serán
luego analizadas en profundidad en los puntos siguientes:

Hechos jurídicos externos o naturales


Son aquellos producidos por la naturaleza en los que el hombre no interviene, tales
como una inundación o el granizo, siempre que produzcan una consecuencia jurídica.
En los ejemplos dados, inundación o granizo, se dará una consecuencia jurídica cuando
los mismos den lugar a una indemnización por los daños causados o al pago de un
seguro. También se consideran naturales aquellos en los que sí interviene el hombre
pero lo hace como ser sujeto a leyes biológicas. Así sucede en el caso del nacimiento,
la muerte, el embarazo. Tal vez en algún caso sí intervenga el hombre en estos hechos
como ser dotado de voluntad (ej. un embarazo producido mediante técnicas de
reproducción asistida, o la muerte producida por homicidio o suicidio) pero las
consecuencias jurídicas serán las mismas.

Actos Humanos: Voluntarios e Involuntarios


Los actos humanos pueden ser clasificados a su vez en actos voluntarios o
involuntarios, según sean obrados con voluntad o sin ella. Así el art. 260 del C.C.C.
estipula: “El acto voluntario es el ejecutado con discernimiento, intención y libertad,
que se manifiesta por un hecho exterior.”
Y el art. 261 C.C.C: “Acto involuntario: Es involuntario por falta de discernimiento:
a) el acto de quien, al momento de realizarlo, está privado de la razón;
b) el acto ilícito de la persona menor de edad que no ha cumplido diez años;
c) el acto lícito de la persona menor de edad que no ha cumplido trece años, sin
perjuicio de lo establecido en disposiciones especiales.
La distinción entre actos voluntarios e involuntarios es de una gran importancia ya que,
en el caso de los actos voluntarios, las consecuencias se imputan al agente, mientras
que en los actos involuntarios, el autor del daño responde por razones de equidad (Art.
1750), o sea que, a pesar de la involuntariedad, el juez puede fijar una indemnización
teniendo en cuenta el patrimonio del deudor, la situación de la víctima y las
circunstancias del caso (Art. 1742).

Actos Lícitos e ilícitos


Los actos son lícitos o ilícitos. La distinción tiene importancia en el ámbito de la
responsabilidad civil, pues los actos lícitos, en principio, no causan responsabilidad.
Ahora bien, para saber cuándo un acto será ilícito debemos acudir a la noción de
antijuridicidad (ilicitud) que nos da el código en el art. 1717. Allí nos dice que es
antijurídica, o sea ilícita, cualquier acción u omisión que causa un daño, si no está
justificada.
Son actos lícitos todos aquellos que no vayan contra el ordenamiento jurídico, no sólo
los regulados o previstos expresamente, si no también todos aquellos no previstos y
que por tanto se encuentran permitidos por el principio de raigambre constitucional
de que todo lo que no está prohibido está permitido (art. 19 Constitución Nacional).
Como contrapartida, tampoco es necesario que la ilicitud surja expresamente de una
norma y son ilícitos todos los actos contrarios al ordenamiento, tanto la realización de
actos prohibidos como el incumplimiento de mandatos (por ej. no pagar alimentos).

Acto ilícito es entonces el que transgrede o viola las normas que integran el
ordenamiento jurídico. No es necesario que la prohibición sea expresa para que haya
ilicitud.
Clasificación de los actos ilícitos: delitos y cuasidelitos: En el cuasidelito, la acción se
realiza sin intención de dañar, la voluntad se dirige a producir el acto pero no a dañar,
habiendo podido el autor evitar el daño que causó obrando con diligencia. Es el acto
obrado con culpa, o sea con negligencia, impericia, imprudencia o inobservancia de los
reglamentos legales, por ej. la persona que pasa un semáforo en rojo y produce un
accidente. En el delito en cambio hay intención de dañar, es decir dolo como elemento
intencional del hecho ilícito (arts.1724 CCC).

Actos Jurídicos
Continuando con las categorías en que se divide el hecho jurídico, ingresamos ahora al
estudio del Acto Jurídico. El acto Jurídico es entonces una especie de Hecho Jurídico,
sin duda la especie más destacada.

El Art. 259 del Código Civil y Comercial nos brinda una definición: “El acto jurídico es el
acto voluntario lícito que tiene por fin inmediato la adquisición, modificación o
extinción de relaciones o situaciones jurídicas.”

Dentro de los actos humanos, voluntarios y lícitos, el Acto Jurídico se distingue del
Simple Acto Lícito.

¿En que radica la diferencia???


Como surge del concepto de acto jurídico que acabamos de dar, en el acto jurídico, el
sujeto persigue el fin inmediato de producir consecuencias jurídicas. En el Simple acto
voluntario lícito, si bien también se produce alguna adquisición, modificación o
extinción de relaciones o situaciones jurídicas (de lo contrario no sería un supuesto de
hecho jurídico), tal consecuencia no fue buscada por el sujeto, sino que se produce
porque sujeto se colocó en la situación prevista por la norma como supuesto de hecho.
Veamos su definición:

Simples actos lícitos: el art. 258 del CCCN define al acto lícito como la acción voluntaria
no prohibida por la ley, de la que resulta alguna adquisición, modificación o extinción
de relaciones o situaciones jurídicas.

Son actos en los cuales, quien los ejecuta, no persigue una finalidad jurídica, sino que
es la ley la que se le asigna, por ej. el descubrimiento de un tesoro, la apropiación de
una cosa mueble abandonada.

La doctrina brinda distintos ejemplos de Simples Actos Lícitos, tales son cazar, pescar,
realizar una obra de arte, alambrar un campo, etc. En todos ellos el sujeto persigue
fines prácticos que serán, según el supuesto, entretenerse, expresarse o evitar que se
escape la hacienda. El efecto jurídico es sin embargo la adquisición del dominio de la
presa cazada o pescada, del derecho intelectual sobre la obra artística o el ejercicio de
un acto posesorio en el último caso. Pero en todos estos ejemplos los efectos, no se
producen como consecuencia del querer de las partes, sino por disposición de la ley.
En rigor, nos dice Cifuentes, no se trata de que la persona al ejecutar un Simple Acto
Lícito carezca de todo designio jurídico, o de que los realice con desconocimiento de
las consecuencias de derecho establecidas en la ley. Puede o no haber conciencia de
ello y hasta puede existir el propósito de producir efectos jurídicos, pero la norma
prescinde de ese conocimiento y de esa posible finalidad.1

La distinción es importante puesto que al producirse las consecuencias jurídicas en los


Simples Actos Lícitos por designio de la ley, sin atender al querer del sujeto, no resultan
a ellos aplicables las normas sobre vicios e ineficacia de los actos jurídicos. Por ello las
consecuencias jurídicas serán las mismas, aunque quien pinta al cuadro o pesca, sea
una persona falta de discernimiento.

Otras clasificaciones:
La doctrina hace otras clasificaciones:
-hechos simples y complejos. Es simple cuando basta un acontecimiento, por ej. la
muerte. Complejo cuando resulta necesario más de un acontecimiento, por ej. en la
prescripción adquisitiva abreviada es necesaria la posesión, que ésta haya sido pacífica
e ininterrumpida, por 10 años y con justo título.
-simultáneos y sucesivos: en los primeros todos los elementos se reúnen en un mismo
instante, en los segundos se van dando con el transcurso del tiempo y por eso los
efectos jurídicos se producen recién cuando se reúnen todos los elementos.
-constitutivos, extintivos e impeditivos: la clasificación obedece a las consecuencias
que la norma atribuye al hecho. Será constitutivo si nace una relación jurídica (ej.
contrato), extintivo si da fin a una relación jurídica (ej. rescisión) o impeditivo si obsta
a la eficacia de un hecho constitutivo (hipotecar una cosa ajena).

1.2. Actos voluntarios. Elementos internos; causas obstativas. Elemento externo. Consecuencias
de los actos voluntarios.

Actos voluntarios: concepto legal


Art. 260 CCCN: “El acto voluntario es el ejecutado con discernimiento, intención y
libertad, que se manifiesta por un hecho exterior.”

Por el contrario, cuando falta alguno de los elementos exigidos para que sea voluntario
(cuando falte o se encuentre afectado el discernimiento, la intención o la libertad), el
acto será involuntario.

Elementos del acto voluntario:

1 CIFUENTES, Santos. Negocio Jurídico. Ed. Astrea, Buenos Aires, 1986, pág. 117.
Para que exista un acto voluntario deben concurrir los elementos internos enunciados
en el Art. 260 del Código Civil y Comercial: discernimiento, intención y libertad, pero
también, por estar así previsto en ese mismo artículo, el elemento externo, mediante
el cual la voluntad se manifiesta.

Elementos internos
La ausencia de alguno de los elementos internos convierte al acto en involuntario. Son
involuntarios los actos realizados por el agente sin conciencia (discernimiento), que le
permita conocer el alcance de su comportamiento; o sin el propósito (intención) de
llevar a cabo el acto perpetrado; o si se los realizó bajo una coacción exterior (falta de
libertad).

El discernimiento
El discernimiento es la aptitud del sujeto para distinguir lo bueno de lo malo, lo
verdadero de lo erróneo, lo conveniente de lo inconveniente. Consiste en la madurez
intelectual para razonar, comprender y valorar el acto y sus consecuencias.

Causas que obstan al discernimiento


El discernimiento puede faltar por inmadurez: actos lícitos celebrado por menores de
13 años o ilícitos por menores de diez; o celebrado por quien al momento de realizarlo
está privado de razón (Art. 261).
Las causas entonces son:
-minoridad: el sistema es rígido, se tiene o no discernimiento a partir de determinada
edad sin tener en cuenta el grado de madurez concreta que pueda tener el sujeto. La
única prueba que puede excluir el discernimiento una vez alcanzada la edad prevista
en el ordenamiento es la falta de razón.
-privación de razón: están privadas de discernimiento todas las personas que no tengan
uso de razón al tiempo de ejecución del acto. No es necesario que la persona haya sido
declarada de capacidad restringida o incapaz, tampoco que tenga una enfermedad
mental. Puede tratarse de una privación transitoria como por ej. un brote sicótico. La
prueba de la falta de razón recae siempre sobre quien la invoca para excluir
responsabilidad sobre sus propios actos.
Si se trata de un acto lícito, por ejemplo una compraventa, la falta de razón por
cualquier causa hará que el acto sea involuntario, siendo inválida la compraventa
celebrada en estado de ebriedad o bajos los efectos de la droga, por ejemplo.
En cambio, si se trata de actos ilícitos, sólo será considerado involuntario si la privación
accidental de la razón es también involuntaria. Por eso será un acto involuntario el
realizado por la persona que ha sido drogada contra su voluntad, por ejemplo. Pero
será voluntario cuando la inconsciencia proviene de la negligencia del sujeto que ha
bebido o se ha drogado y en este estado por ej. conduce un automóvil y produce un
accidente que daña a otros sujetos.
Intención:
La intención es el conocimiento aplicado a la realización de un acto en concreto. Habrá
pues intención en el acto cuando exista adecuada correspondencia entre lo entendido
y lo actuado, cuando se ha realizado el acto tal como se pensó llevarlo a cabo.
Presupone el discernimiento, primero conozco, distingo y recién entonces obro. La
intención puede ser perjudicada por el error (causa propia: falta de conocimiento o
conocimiento insuficiente o equivocado) o por el dolo (causa ajena: error provocado
por otro sujeto).

Vician la intención

Causas obstativas de la intención: el Error como vicio de la voluntad


Este vicio afecta la intención (Art. 922). Abarca tanto la ignorancia, o sea la falta de
conocimiento como el conocimiento falso. Puede ser de hecho o de derecho.
Las particularidades del vicio serán estudiadas en la unidad 9, pero es importante que
desde ya tengas en cuenta que no basta cualquier error de hecho para que se produzca
la anulación del acto. Es necesario que el error sea esencial. Si el acto es bilateral o
unilateral recepticio debe además ser reconocible.

Dolo como vicio de la voluntad


La palabra dolo presenta en derecho tres acepciones, lo que hace necesario conocer
éstas a fin de no incurrir en equivocaciones. Así el término dolo puede ser usado para
referir a:
- La inejecución intencional de las obligaciones: inejecución dolosa, cuando hay una
deliberada intención de no cumplir, pudiéndolo hacer.
- Como elemento intencional del delito civil: intención de dañar, ejecución a sabiendas
y con el propósito de causar un daño.
- Como vicio del acto voluntario: toda aserción de lo falso, disimulación de lo
verdadero, artificio, astucia o maquinación para conseguir la ejecución de un acto. El
dolo consiste en inducir a la otra parte a error, para lo cual se ha de emplear una
maniobra, una argucia, una astucia que puede consistir en afirmar lo que es falso,
disimular lo verdadero o ambas cosas. Son maniobras deshonestas empleadas para
inducir a error o engaño. Es un error provocado. También puede consistir en un hecho
negativo, en el mero silencio o inacción frente al error de la otra parte.

Al igual que sucede con el error, para que el dolo produzca la anulabilidad del acto
debe reunir determinados requisitos: ser grave, causa determinante del acto, haber
ocasionado un daño importante y no ser recíproco. Estas particularidades serán
estudiadas en la unidad 9.
La libertad
La libertad supone la falta de coacción externa, la facultad de elegir entre realizar un
acto o no realizarlo, o la forma de hacerlo. Puede ser viciada por violencia física, que
consiste en una fuerza irresistible o bien por violencia moral, también llamada
intimidación.

Causas obstativas de la libertad: Violencia


Comprende no sólo la violencia física (uso de fuerza física irresistible, donde la víctima
no puede oponerse o resistir la coacción que sufre) sino también la violencia moral,
coerción o intimidación.
Como ejemplo de violencia física se produce cuando se secuestra a alguien para
obligarlo a hacer algún acto o impedirle que lo haga.
Un caso de violencia moral se configura cuando se exige un rescate para liberar a un
familiar secuestrado.
En la unidad 9 veremos los requisitos que debe reunir el vicio para llevar a la nulidad
del acto, pero podemos adelantar que la fuerza debe ser irresistible y las amenazas
deben tener entidad suficiente para generan el temor de sufrir un mal grave e
inminente que no se puedan contrarrestar o evitar, en la persona o bienes de la parte
o de un tercero.

Elemento externo: manifestación de la voluntad


La manifestación de voluntad es un elemento esencial y constitutivo del acto
voluntario, ya que el derecho sólo puede atribuir efectos jurídicos a aquella voluntad
que sale de la interioridad de la persona y se manifiesta, se da a conocer.
Normalmente la voluntad interna ha de coincidir con la manifestación de voluntad,
pero podría darse el caso de que no fuera así, cuando se manifiesta algo que no
coincide con los internamente querido, pudiendo ser deliberado, por ej. en el caso de
simulación, o no, como en el caso del error o dolo. Este tema ha dividido la doctrina
entre:
- quienes otorgan primacía a la voluntad interna sobre la declarada, llamada teoría de
la voluntad (Savigny, Windscheid), que sostiene que en caso de discordancia debe
estarse al contenido de la voluntad íntima y
-quienes parten de que la voluntad sólo puede ser apreciada por su manifestación
externa y por lo tanto a ella hay que atenerse, llamada teoría de la declaración (nació
en Alemania en la última década del s. XIX). Ambas doctrinas son extremas y por tanto
no han tenido una aplicación pura en la legislación.

Nuestro Código Civil y Comercial asume una posición intermedia pues, si bien da
preeminencia a la voluntad interna, como vemos en numerosos artículos que declaran
nulos los actos realizados con los vicios de error, dolo, fuerza e intimidación, en muchos
casos da pleno valor a la declaración de voluntad no obstante faltar o estar viciada la
voluntad interna, más aún que en el Código de Vélez, por ej. al adoptar la figura del
“error reconocible” (arts. 265 y 266), de la preeminencia de la buena fe tanto en el
ejercicio de derechos como en la ejecución e interpretación de relaciones jurídicas
(arts. 9, 10, 729, y 961 CCC), así como del no amparo del dolo recíproco (art. 272), ni
de la simulación dirigida a perjudicar a terceros (art. 333 y 334).

Modos de manifestación de la voluntad


Esta manifestación puede tener lugar:
Art. 262: “Manifestación de la voluntad. Los actos pueden exteriorizarse oralmente,
por escrito, por signos inequívocos o por la ejecución de un hecho material.”
Para que haya exteriorización de voluntad ésta debe haber sido exteriorizada de alguna
manera que pueda ser captada por otros.
La voluntad puede ser exteriorizada en forma:
- expresa: oralmente, por escrito, por signos inequívocos o por la ejecución de un
hecho material (art. 262 C.C.C.). En estos casos hay una manifestación que se hace con
un propósito de comunicación directa de la voluntad.
- tácita: aquí la voluntad se infiere de un comportamiento:

Art. 264: “Manifestación tácita de la voluntad. La manifestación tácita de la voluntad


resulta de los actos por los cuales se la puede conocer con certidumbre. Carece de
eficacia cuando la ley o la convención exigen una manifestación expresa.”

Regularmente el acto no basta para establecer la declaración de voluntad, sino que es


preciso el concurso de otras circunstancias exteriores. Por lo demás este modo no será
válido cuando la ley imponga que la voluntad sea expresamente declarada (por ej. un
matrimonio no podría celebrarse mediante una manifestación tácita de voluntad).

En algunos casos el silencio constituye una manifestación tácita de la voluntad.

Art. 263 del C.C.C.: “Silencio como manifestación de voluntad. El silencio opuesto a
actos o a una interrogación, no es considerado como una manifestación de voluntad
conforme al acto o a la interrogación, excepto en los casos en que haya un deber de
expedirse que puede resultar de la ley, de la voluntad de las partes, de los usos y
prácticas, o de una relación entre el silencio actual y las declaraciones precedentes.”

El principio entonces es que el silencio no importa una manifestación de voluntad. Las


excepciones al principio son cuatro:
- cuando haya deber de expedirse por la ley: a quien es citado por un juez a reconocer
una firma o absolver posiciones y no concurre, se le tiene por reconocida la firma o los
hechos, es un supuesto de voluntad presumida por la ley.
- la segunda excepción se da en el marco de un contrato, cuando las partes han
hubieren establecido el deber de expedirse y el valor de declaración de voluntad que
se otorgaría al silencio.
- el tercer caso sería un supuesto donde la costumbre sería fuente de derecho y
- el último supuesto se daría por ejemplo en una relación entre un proveedor y un
comerciante al que regularmente se le vende mercaderías, si luego se le comunica que
ha variado el precio o le forma de pago y éste recibe la mercadería y nada dice, de su
silencio en relación a las declaraciones precedentes podría inferirse una manifestación
tácita de voluntad.

Consecuencias del acto voluntario.


El tema de las consecuencias de los actos es desarrollado en el apartado 1.4 (Actos
ilícitos), al trabajar uno de los elementos de la responsabilidad civil: la relación de
causalidad. Ahí verás que el código clasifica a las consecuencias de los actos en
inmediatas, mediatas y casuales e indica en qué casos la persona responde por cada
una de ellas.

1.3. Actos Involuntarios

Art. 261 del C.C.C: “Acto involuntario: Es involuntario por falta de discernimiento:
a) el acto de quien, al momento de realizarlo, está privado de la razón;
b) el acto ilícito de la persona menor de edad que no ha cumplido diez años;
c) el acto ilícito de la persona menor de edad que no ha cumplido trece años, sin
perjuicio de lo establecido en disposiciones especiales.

El acto al cual le falta alguno de sus elementos internos (discernimiento, intención o


libertad) es un acto involuntario.

El discernimiento puede faltar por: minoridad (menos de 13 años en caso de actos


lícitos o de 10 si fuera un acto ilícito), por enfermedad mental, o por pérdida accidental
de la razón.
El discernimiento se presume y cuando falta no es por un vicio sino por una condición
inherente al sujeto. Una de estas es la minoridad o falta de edad, considerando el
código que se adquiere antes la aptitud para distinguir lo malo de lo bueno, y por tanto
sólo se exige 10 años para discernir los actos ilícitos, mientras que es necesario más
edad para diferenciar lo conveniente de lo inconveniente y por eso se exige 13 años
para discernir acerca de los actos lícitos. Esta presunción es juris et de jure, o sea que
no admite prueba en contrario.
Otra causal puede ser la enfermedad mental. En tal caso, tratándose de personas con
incapacidad o con capacidad restringida, no podrán celebrar válidamente ningún acto
lícito en razón de su incapacidad o verán restringida la realización de determinados
actos por sí mismas, pero en cuanto a los actos ilícitos, les faltará el discernimiento si
les falta la razón en el momento de realizar el acto (y no lo cuando lo realizan en un
intervalo lúcido), aún cuando se trate de una persona con una enfermedad mental a la
que nunca se le restringió la capacidad.
Finalmente, la privación accidental de la razón puede también privar al autor del acto
de su discernimiento. Esto puede suceder por cualquier causal tales como por ej.
sonambulismo, hipnotismo, intoxicación por alcohol, drogas, etc.

La intención puede faltar en caso de que el autor del acto haya sido víctima de un error
(art. 265 C.C.C.) o de dolo (art. 271 C.C.C.) y la libertad en caso de violencia física o
moral (intimidación art. 276 C.C.C.)

Consecuencias del acto involuntario:


No obstante la involuntariedad del acto, puede existir obligación de responder fundada
en:
- el enriquecimiento sin causa: Art. 1794 C.C.C. “Toda persona que sin una causa lícita
se enriquezca a expensas de otro, está obligada, en la medida de su beneficio, a resarcir
el detrimento patrimonial del empobrecido”
- razones de equidad: Art. 1750 C.C.C. “El autor de un daño causado por un acto
involuntario responde por razones de equidad. Se aplica lo dispuesto en el art. 1742”
Y este art. 1742 permite al juez atenuar la responsabilidad, en razones de equidad,
teniendo en cuenta el patrimonio del deudor, la situación personal de la víctima y las
circunstancias del hecho.

1.4. Actos ilícitos:


Como vimos en la Unidad XIII los actos pueden ser lícitos o ilícitos y la distinción tiene
importancia en el ámbito de la responsabilidad civil, pues los actos lícitos, en principio,
no causan responsabilidad. Como dijimos, para saber cuándo un acto será ilícito
debemos acudir a la noción de antijuridicidad (ilicitud) que nos da el código en el art.
1717, donde nos dice que es antijurídica, o sea ilícita, cualquier acción u omisión que
causa un daño, si no está justificada.

Diferencias entre ilicitud civil e ilicitud penal: para que exista ilicitud penal el acto
debe estar previsto en la ley, debe corresponder a un “tipo” legal, a una figura
determinada cuyo número es cerrado. Si el acto no puede ser subsumido en las
previsiones de alguno de estos “tipos” legales (homicidio, lesiones, etc), entonces no
será un ilícito penal. En cambio, en derecho civil no es necesaria esta tipicidad. La
ilicitud surge de la contrariedad del acto con el ordenamiento en general, sin necesidad
de que la conducta esté prevista en ningún tipo legal.
Otra diferencia importante es que en Derecho Penal no es necesario que el acto haya
ocasionado un daño, por eso se sanciona la tentativa de homicidio, por ejemplo. En
cambio, en Derecho Civil, si no hay daño no hay acto ilícito (art. 1717 C.C.C.).

Son elementos de la ilicitud:


-la antijuridicidad: como vimos el art. 1717 nos dice que es antijurídica, o sea ilícita,
cualquier acción u omisión que causa un daño, si no está justificada.
-un factor de atribución de la conducta a un sujeto, este factor puede ser un reproche
subjetivo, porque ha habido de parte del sujeto culpa (negligencia) o dolo (intención
de dañar) u objetivo (como cuando se responde por las cosas o actividades riesgosas o
cuando hay una responsabilidad indirecta: por los dependientes o los hijos menores).
-daño (material o moral)
-relación de causalidad entre la conducta antijurídica y el daño causado.
Volveremos sobre estos elementos más adelante.

La responsabilidad civil.
Funciones de la responsabilidad
La función tradicional de la responsabilidad civil ha sido la indemnizatoria, o sea la
reparación del daño causado. En el CCCN se busca no solo compensar el daño causado
sino también prevenirlo. Por eso de dice:

Art. 1708 CCCN: Funciones de la responsabilidad. Las disposiciones de este Título son
aplicables a la prevención del daño y a su reparación.

Función preventiva:
Conforme a la función preventiva de la responsabilidad, toda persona está obligada a
evitar causar un daño no justificado, adoptar medidas para evitar causar un daño o
disminuir su magnitud, así como no agravar el daño ya producido (art. 1710 CCCN).
Y, cuando una acción u omisión antijurídica (contraria a derecho) haga previsible la
producción de un daño, su continuación o agravamiento, quien tenga un interés
razonable en evitar el daño, podrá ejercer una acción preventiva para evitarlo (por ej.
en un edificio un propietario tiene roto un caño y por tanto le entra agua al vecino que
vive abajo, este tiene una acción preventiva para solicitar el juez que le ordene arreglar
el caño antes de que le dañe su departamento o le agrave el daño ya causado).

Función indemnizatoria:
Art. 1716: “Deber de reparar. La violación del deber de no dañar a otro, o el
incumplimiento de una obligación, da lugar a la reparación del daño causado,
conforme con las disposiciones de este Código”.

La responsabilidad también puede tener una función sancionatoria. El Anteproyecto


de Código Civil y Comercial contemplaba expresamente esta función pero la misma fue
eliminada en el texto aprobado. La ley de protección al Consumidor sí contempla esta
función estableciendo sanciones disuasivas.

Antijuridicidad

Art. 1717. Antijuridicidad. Cualquier acción u omisión que causa un daño a otro es
antijurídica si no está justificada.
Antijuridicidad formal: la antijuridicidad es formal cuando se exige, para que haya un
hecho ilícito que genere responsabilidad, que se viole un reglamento, ley, ordenanza o
norma.

Antijuridicidad material: cuando se viole un comportamiento que surge de todo el


ordenamiento.
El Código de Vélez regulaba la responsabilidad como sanción ante un hecho ilícito
(antijuridicidad formal), luego esto fue evolucionando hacia una antijuridicidad
material, En el CCCN la antijuridicidad si bien no desaparece se relega a las causas de
justificación, haciendo innecesario demostrar previamente que la conducta haya sido
injusta. O sea, cualquier conducta si causa un daño es antijurídica, salvo que esté
justificada. La justificación estará dada porque se trate del ejercicio regular de un
derecho, la legítima defensa o para evitar un mal mayor (art. 1718 CCCN).

El factor de atribución
El factor de atribución o de imputación es el elemento valorativo que determina quién
se hará cargo de la reparación del daño y por qué. En tal sentido, la regla es la
imputación subjetiva, por eso el daño debe ser reparado por quien obró con culpa
(negligencia, imprudencia, impericia, inobservancia de los reglamentos legales) o con
dolo -intención de causar el daño- (art. 1724 CCCN).

Art. 1721 CCCN: “Factores de atribución. La atribución de un daño al responsable


puede basarse en factores objetivos o subjetivos. En ausencia de normativa, el factor
de atribución es la culpa.”

Cuando el factor de atribución es objetivo, la culpa es irrelevante. Así lo dice


claramente el art. 1722.

Art. 1722: “Factor objetivo: el factor de atribución es objetivo cuando la culpa del
agente es irrelevante a los efectos de atribuir responsabilidad. En tales casos, el
responsable se libera demostrando causa ajena, excepto disposición legal en
contrario.”

Así, habrá responsabilidad objetiva (Art. 1722 C.C.C.) cuando el ordenamiento


imponga el deber de reparar el daño causado, con prescindencia del obrar culposo o
doloso del agente, por ej.
- en el caso de la responsabilidad indirecta:
i) el principal responde por los daños que causen quienes estén bajo su dependencia o
las personas de la cuales se sirve, cuando el hecho dañoso acaece en ejercicio o con
ocasión de las funciones encomendadas, aún cuando al dependiente le falte el
discernimiento;
ii) los padres son responsables por los daños que causen los hijos que se encuentren
bajo su responsabilidad parental y que habitan con ellos;
iii) los delegados en el ejercicio de la responsabilidad parental, los tutores y los
curadores son responsables como los padres y iv) el establecimiento que tiene a su
cargo personas internadas (arts 1753, 1754, 1755 y 1756)
- o cuando se ha prometido un resultado (por ej. en un contrato de transporte, si el
transportista se obligó a transportar las mercaderías debe hacerlo y no se exime de
responsabilidad demostrando que de su parte no ha habido culpa ni dolo).
- o cuando se trate de daños producidos por el riesgo de una cosa (art. 1753 C.C.C.),
etc
En estos casos la única forma de no responder será demostrando la culpa de la víctima
(1729 CCCN), el caso fortuito (1730 CCCN) o el hecho de un tercero por quien no se
debe responder (1731 CCCN).

La relación de causalidad
Cualquier suceso natural o hecho humano es susceptible de provocar consecuencias
que se expanden y entrelazan con otros hechos o acontecimientos, que son a su vez
consecuencia de sucesos anteriores.
Cuando se trata de hechos humanos, algunos de tales efectos fueron o pudieron ser
anticipados por el agente, pero otros escapan a toda previsión.
Para regular la conducta humana, el ordenamiento jurídico debe precisar hasta qué
eslabón de la cadena causal se ponen a cargo del agente de un hecho las consecuencias
ligadas a su acción, o sea la relación de causalidad.
La relación de causalidad es el nexo entre la acción humana y su consecuencia (daño).
Su estudio es de gran importancia, pues es necesario que entre el hecho dañoso y el
daño medie una relación causal adecuada para que exista responsabilidad.
Sin causalidad no hay responsabilidad, para que tenga lugar la responsabilidad civil, es
decir, para que una persona deba resarcir el daño causado a otra, es necesario que
exista un lazo causal que una este daño a ciertos hechos que se imputan al responsable.
La relación causal constituye el paso inicial e imprescindible del proceso que conduce
a sentar la responsabilidad de un sujeto. Para saber si una persona es culpable, hay
que saber primero si es autor material del hecho, con las consecuencias que le siguen.
Sólo después de haber demostrado la relación causal y la imputabilidad, se puede
indagar si es culpable y si responderá por su acción. También es importante determinar
la relación causal para fijar el alcance de la obligación de reparar el daño causado.
El estudio de la relación de causalidad condujo a la elaboración de diferentes teorías.
- Teoría de la equivalencia de las condiciones. Todas las condiciones que conducen a
un resultado son la causa de ese resultado, sean mediatas o inmediatas. Por ej. una
persona lesiona levemente a otra que es conducida en una ambulancia al hospital,
durante el trayecto la ambulancia vuelca y la persona fallece. El autor de la pequeña
lesión sería entonces responsable de la muerte pues su acto ha sido una de las
condiciones sin la cual el resultado no se habría producido. Como vemos esta teoría
extiende la responsabilidad hasta límites inaceptables.
- Teoría de la causa próxima y de la causa directa. Esta teoría elige como causa la
condición cronológicamente más próxima al resultado que se quiere imputar. Esta
doctrina es totalmente injusta ya que no siempre el acto más próximo en el tiempo es
el que ocasiona el daño.
- Teoría de la causalidad eficiente. No todas las condiciones son equivalentes, hay una
que tiene la virtualidad de producir el daño. Esta teoría falla porque en la práctica es
difícil seleccionar la condición que ha sido causante del daño.
- Teoría negativa de Mayer. Niega la necesidad de una teoría de la causalidad; la
experiencia es la que en cada caso determinará si el agente puede ser declarado
culpable sobre la base de la vinculación existente entre el acto y el resultado.
- Teoría de la causalidad adecuada. Esta teoría parte de considerar que no todas las
condiciones son equivalentes. Por el contrario, para que exista relación causal, la
acción tiene que ser idónea para producir el resultado, o sea normalmente debe
producirlo, debe hacerse un juicio de probabilidad.

Derecho Positivo argentino.


En el Código Civil y Comercial existen disposiciones especiales sobre el tema de la
causalidad, que consagran, en líneas generales, la doctrina de la causalidad adecuada.
Así, el Código Civil distingue entre consecuencias inmediatas, mediatas y casuales.

Art. 1727 C.C.C.: “Las consecuencias de un hecho que acostumbran a suceder según el
curso natural y ordinario de las cosas, se llaman en ese código consecuencias
inmediatas. Las consecuencias que resultan solamente de la conexión de un hecho con
un acontecimiento distinto, se llaman consecuencias mediatas. Las consecuencias
mediatas que no pueden preverse, se llaman consecuencias casuales.”

Consecuencias inmediatas son entonces las que suelen ocurrir según el curso natural
y ordinario de las cosas. Ej. se atropella a un peatón y éste resulta gravemente
lesionado, se vende un animal enfermo que al poco tiempo muere como consecuencia
de la enfermedad.
Consecuencias mediatas son las previsibles que resultan de la conexión de un hecho
con un acontecimiento distinto. En los ej. anteriores sería el caso de que el peatón
como consecuencia de las lesiones deba ser operado y fallezca en la operación o en el
supuesto del animal enfermo que sea colocado en un potrero junto a otros animales
que resultan contagiados.
Consecuencias casuales son las imprevisibles y que por tanto, en principio, no se
imputan al agente.
Sólo resultan imputables al agente las consecuencias inmediatas y mediatas porque
suelen ocurrir normalmente y por lo tanto han sido efectivamente previstas o hubieran
podido serlo obrando con la debida atención y conocimiento de la cosa. Así dice el:

Art. 1726: Relación causal. Son reparables las consecuencias dañosas que tienen nexo
adecuado de causalidad con el hecho productor del daño. Excepto disposición legal en
contrario, se indemnizan las consecuencias inmediatas y las mediatas previsibles.
El daño
Es daño la lesión a un interés tutelado por la ley, o sea a la vida, a la integridad corporal,
al honor, a la propiedad, etc. El daño puede ser clasificado en: daño patrimonial o
material, que comprende la pérdida o disminución en el patrimonio. Este puede a su
vez ser dividido en daño emergente: gasto, destrucción; y lucro cesante: frustración de
un enriquecimiento legítimo (por ej. porque estuve internada dejé de ganar tanto). Y
daño extrapatrimonial o moral, que son los sufrimientos espirituales, las afecciones
psíquicas (por la pérdida de un familiar, por ej).
Requisitos: para que el daño sea reparable debe ser (art. 1739 CCCN):
-perjuicio directo o indirecto;
- actual o futuro (no eventual porque debe ser cierto)
- cierto y subsistente
La reparación del daño debe ser plena, restituyendo al damnificado al estado anterior
al hecho dañoso, sea pagándole en dinero o en especie (Art. 1740 CCCN).

2. ACTOS JURIDICOS. Concepto y caracteres. El acto jurídico como expresión de la


autonomía de la voluntad. Comparación con el simple acto lícito.
Como ya hemos dicho, el acto jurídico es una especie de hecho jurídico y como tal, una
de las posibles causas de las relaciones y situaciones jurídicas, o sea, producen el
nacimiento, la modificación y la extinción de éstas.
Siendo así, su regulación comprende a la Parte General del Código Civil y Comercial
(son regulados en el Título IV del Libro Primero).
El Código de Vélez, en cambio, trataba a los hechos y actos jurídicos en la Sección
Segunda del Libro Segundo, relativo a los derechos personales en las relaciones civiles.
Esta ubicación específica dada en el Código Velezano, encaballada entre las
obligaciones y los contratos, fue cuestionada por la doctrina sosteniendo que el tema
es propio de una parte general, lugar que ahora sí se le da en el nuevo Código.

A fin de ubicar al acto jurídico en la clasificación general de los Hechos Jurídicos, cabe
remitirnos al cuadro propuesto en el punto 1 de esta unidad. De la misma surge que el
acto Jurídico es una especie de Hecho Jurídico, humano, voluntario y lícito. Como
veremos, es sin duda la especie más destacada.

Definición legal:
El Art. 259 del Código Civil y Comercial nos brinda una definición:
“El acto jurídico es el acto voluntario lícito que tiene por fin inmediato la adquisición,
modificación o extinción de relaciones o situaciones jurídicas.”

Caracteres:
De la definición legal transcripta surgen los caracteres de los actos jurídicos, estos son:
- Se trata de actos y por tanto sólo pueden ser otorgados por personas, tanto humanas
como jurídicas. Esta característica nos permite distinguirlos de los hechos jurídicos
naturales.
- Son voluntarios, o sea actos ejecutados con discernimiento, intención y libertad que se
manifiestan por un hecho exterior (Art. 260 Código Civil y Comercial).
- Son lícitos, o sea conformes al derecho. Los actos ilícitos son contrarios al derecho y si
bien éstos producen efectos jurídicos, como es el deber de reparar el daño causado,
este efecto no se produce porque lo ha querido el autor del acto sino como una sanción
que le impone el ordenamiento jurídico por haber dañado a otro.
- Persigue el sujeto o los sujetos que los otorgan un fin inmediato que es el de producir
la adquisición, modificación o extinción de relaciones o situaciones jurídicas. Este
último carácter es el que permite distinguir a los Actos Jurídicos de los Simples Actos
Lícitos. Este “fin jurídico” perseguido por las partes ha sido criticado por parte de la
doctrina que ha dicho que, en realidad, los sujetos sólo persiguen un fin práctico. Así
por ejemplo quien se sube a un colectivo pretende llegar a su trabajo (fin práctico) y
no realizar un contrato de transporte (pudiendo incluso ignorar esta circunstancia). Sin
embargo, si bien es cierto que los sujetos pueden ignorar de qué tipo de contrato se
trata y cuál es su regulación, conocen sin lugar a dudas cuáles son sus derechos, en el
ejemplo exigir ser transportado, así como sus obligaciones, en el caso pagar el pasaje.

El acto jurídico como expresión de la autonomía de la voluntad.


Los actos jurídicos son un medio para la autorregulación de los propios intereses en el
campo jurídico, o, lo que es lo mismo, son un instrumento para actuar, en tal campo,
la voluntad privada en tanto en cuanto ésta es reconocida por el Ordenamiento
Messineo se refiere al acto jurídico como el instrumento práctico, ofrecido por el
ordenamiento jurídico, mediante el cual el sujeto provee, dentro de los límites de lo
lícito, a determinar efectos que se refieren a sus intereses.2
Por eso se dice que el negocio jurídico es el instrumento para canalizar la autonomía
de la voluntad, la herramienta práctica que el derecho pone a disposición de los
particulares para que merced al mismo autorregulen sus intereses como consideren
más conveniente.
La autonomía de la voluntad es un ámbito de libertad que el derecho reconoce al sujeto
a fin de que, dentro de los límites que el mismo establece, autorregule sus intereses.
Tradicionalmente se la ha definido desde un punto de vista positivo y otro negativo. En
sentido negativo, significa que nadie puede ser privado de sus propios bienes o ser
constreñido a ejecutar prestaciones a favor de otros independientemente de su propia
voluntad; en sentido positivo se la define como el poder de los sujetos que pueden,
merced a un acto de su voluntad, constituir o regular o extinguir relaciones jurídicas.
Conforme a este principio de autonomía de la voluntad, los sujetos de las relaciones
jurídicas pueden configurarlas en un ámbito de libertad; de modo que la persona
decide libremente si establece o no relaciones jurídicas, con quién y con qué contenido.

2
MESSINEO, Francesco. Manual de derecho civil y comercial. Tomo II, Ediciones Jurídicas Europa-
América, Buenos Aires, 1979Pág. 339 y 340.
2.1. Elementos esenciales del acto jurídico: sujeto, objeto, causa y forma.

La doctrina suele clasificar los elementos del acto jurídico en esenciales y accidentales.
Los elementos esenciales son aquellos necesarios y suficientes para le existencia del
acto. Necesarios porque sí o sí deben estar presentes para la existencia del acto y
suficientes porque su sola presencia alcanza para el surgimiento del acto. Son
elementos esenciales el sujeto, el objeto, la causa y la forma.
Los elementos accidentales, por el contrario, son aquellos que pueden o no existir
según la voluntad de las partes. Son también llamados modalidades de los actos
jurídicos. Son elementos accidentales: la condición, el plazo y el cargo. Serán
desarrollados en el apartado 2.2.

Elementos esenciales: El sujeto


Entre los sujetos intervinientes en el otorgamiento de un acto jurídico distinguimos:
a. Las partes: son las personas que con la declaración de voluntad ejercen una
prerrogativa jurídica propia (en la compraventa el comprador y el vendedor). Pueden
ser personas humanas o jurídicas. Son los sujetos a quienes se imputan las relaciones
jurídicas que el acto tiene por fin establecer, o sea aquellos cuyos derechos se crean,
modifican, transfieren, conservan o aniquilan.
Los actos jurídicos tienen en relación a las personas un efecto relativo. Esto quiere decir
que sus consecuencias, en principio, sólo alcanzan a las partes que en ellos intervienen.
b. Otorgantes: se toma en consideración aquí quien otorga el acto, es decir, quien
interviene al momento de la celebración del acto. Generalmente, es la misma parte la
que otorga el acto, pero los negocios jurídicos pueden también otorgarse por
representación. Así, por ejemplo, pensemos en la venta de un inmueble: si vendedor
es una persona mayor de edad que actúa por sí solo, es parte y otorgante al mismo
tiempo. Por su parte, si el comprador es una persona menor de edad, será parte del
acto pero lo otorgará por el su representante legal con la debida autorización judicial
(por ser un acto de disposición);
c. Representantes: como dijimos, hay supuestos en los cuales la parte no coincide con el
otorgante. Esto sucede cuando interviene un representante. En estos supuestos, quien
otorga el acto –representante- no es el sujeto al que se le van a atribuir los efectos
jurídicos del mismo. Existe representación cuando una persona –representante-
declara su voluntad en nombre y por cuenta de otra persona –representado-, en virtud
de una facultad apropiada y suficiente, de tal modo que los efectos se producen directa
e inmediatamente en el representado, como si él mismo hubiera ejecutado el acto. El
representante no se ve alcanzado por los efectos del acto.

Clases de representación: puede haber representantes legales, son los designados por
la ley para suplir una incapacidad (ej. padres), y voluntarios, dispuestos por una
persona capaz por libre elección (ej. mandato) o estatutarios, en el caso de las personas
jurídicas la representación surge del Estatuto social, por ej. el presidente del directorio
representa a una sociedad anónima.
La representación y sus diversas clases serán desarrollada en la Unidad Temática
siguiente.

d. Sucesores: son los que reemplazan a una persona como sujeto de una relación jurídica.
Pueden ser legales, cuando lo determina la ley (heredero), o voluntarios, cuando lo
determina la voluntad del individuo (adquirente de un bien en una compraventa).
Pueden ser también:
- Sucesores universales: cuando muere la parte, sus sucesores a título universal
ocupan su lugar y se encuentran en la situación en que se encontraba aquella, a la cual
suceden (esta regla tiene excepciones pues hay derechos intransmisibles por su propia
naturaleza, o por disposición de la ley o de la convención).
- Sucesores a título singular: a diferencia de la sucesión a título universal, que
comprende la totalidad del patrimonio o una fracción de éste, en la sucesión particular
son uno o más bienes determinados e individuales los que entran en la transmisión (ej.
comprador de una cosa mueble o inmueble). En principio, no recibe las obligaciones ni
los derechos que pesaban sobre el causante, pero por excepción pasan a él las
obligaciones y derechos de tal modo vinculados al objeto transmitido, que no
dependen de haberlas contraído personalmente sino de la circunstancia de ser dueño
de la cosa. Por ejemplo, el propietario de un inmueble alquilado o hipotecado que lo
vende, el adquirente, sucesor particular, estará obligado a respetar el alquiler o la
hipoteca.

e. Los acreedores: son terceros con relación a las partes del acto jurídico y, por lo tanto,
en principio no los afectan los actos jurídicos celebrados por el deudor. Sin embargo,
pueden verse en situación de sufrir un perjuicio por disminuirse el patrimonio de su
deudor, por lo cual, en ciertas circunstancias, están autorizados a iniciar acciones para
preservarlo, oponiéndose a sus actos.

f. Terceros propiamente dichos: son todas las personas que no tienen relación alguna
con los sujetos del acto jurídico, es decir, que carecen de algún interés directo o
indirecto en el acto. No obstante, deben respetar los derechos de las partes del acto.

Requisitos de validez del sujeto del acto jurídico


- Capacidad: La capacidad del sujeto del cual emana la voluntad se constituye en un
presupuesto del acto jurídico. Siempre la parte ha de tener capacidad de derecho, caso
contrario el acto será nulo. Y si otorga por sí el acto, debe además tener capacidad de
ejercicio.

- Legitimación: además de capacidad es necesario que el sujeto tenga específico


poder de obrar para el acto singular de que se trate. Este poder de obrar puede
atribuirse por propia voluntad o por la ley a otra persona.

- Determinación: todos los elementos del negocio jurídico deben ser determinados o
determinables, esto se aplica también al sujeto como condición de validez.

Elemento esencial. El Objeto. Requisitos de validez. Convalidación.


El objeto del acto jurídico pueden ser bienes en sentido amplio (cosas o derechos), así
como también hechos (conductas). Puede ser elegido libremente por las partes, con
las limitaciones del art. 279 del CCC que nos da un concepto amplio del objeto de los
actos jurídicos.
Se puede decir que el objeto es la materia sobre la cual recae el acto. Consiste en una
cosa, un bien inmaterial o un hecho.
El principio básico es que todo lo que no está prohibido está permitido y, por tal razón,
el precepto plantea términos negativos expresando qué es lo que no puede ser objeto
del acto jurídico.

Art. 279. Objeto. El objeto del acto jurídico no debe ser un hecho imposible o prohibido
por la ley, contrario a la moral, a las buenas costumbres, al orden público o lesivo de
los derechos ajenos o de la dignidad humana. Tampoco puede ser un bien que por un
motivo especial se haya prohibido que lo sea.

Requisitos de validez del objeto del acto jurídico


El art. 279 del C.C.C. que refiere al objeto del acto jurídico no establece requisitos
positivos que deba cumplir sino negativos, estableciendo qué bienes y qué hechos no
pueden ser objeto de un acto jurídico, bajo pena de nulidad. El principio es entonces
la libertad en la determinación del objeto.
Respecto a los bienes establece que no se haya prohibido por un motivo especial que
sean objeto de un acto jurídico (no pueden ser objeto de actos jurídicos las herencias
futuras, las indemnizaciones por accidente de trabajo, jubilaciones, pensiones, etc).
Respecto a los hechos, el objeto de los actos jurídicos deben ser hechos que no sean
imposibles (la imposibilidad puede ser física, por ej. tocar el cielo con las manos; o
jurídica, por ej. prendar un inmueble), contrarios a las buenas costumbres (intereses
usurarios, cláusulas abusivas, venta de huma o influencia) o prohibidos por las leyes
(ej. hechos prohibidos por las leyes contra el agio y la especulación, el monopolio), o
que perjudiquen los derechos de un tercero (ej. competencia desleal).
Tanto las cosas como los hechos, objeto de los actos jurídicos, no solamente deben
existir o poder existir, sino que además deben estar determinados, o ser
determinables.
Convalidación:
Si bien no hay una disposición expresa a ese efecto, puede afirmarse que respecto de
aquellos actos cuyo objeto no cumpla con los recaudos establecidos en el art. 279, cabe
la sanción de nulidad.
Excepcionalmente, y conforme el art. 280, el acto jurídico sujeto a plazo o condición
suspensiva es válido, aunque el objeto haya sido inicialmente imposible, se deviene
posible antes del vencimiento del plazo o el cumplimiento de la condición.

Elemento esencial. La Causa. Concepto. Clases. Criterio legal.


El término causa puede usarse en dos sentidos:
- causa eficiente o fuente de derechos, concepto que ubicamos en el ámbito de las
obligaciones, así la causa es el hecho generador de la obligación. Art. 726 C.C.C.: No
hay obligación sin causa.
- causa final, fin determinante del obrar jurídico. Cuando nos referimos a la causa como
elemento esencial del acto jurídico aludimos a la causa fin, así decimos que causa del
acto jurídico es el fin que ha determinado a las partes a celebrarlo.
Dentro de la doctrina encontramos opiniones que admiten o niegan la trascendencia
de la misma. Encontramos así:

- Doctrina clásica francesa del S. XIX (Domat)


La causa es el fin abstracto, inmediato, idéntico en todos los actos jurídicos
pertenecientes a la misma categoría. En los contratos con prestaciones recíprocas la
obligación de cada parte tiene por causa la obligación de la otra, en los contratos
unilaterales la causa de la obligación del deudor es el hecho cumplido por el otro
contratante y en los gratuitos la causa es la intención de hacer una liberalidad.

- Anticausalismo (Ernst, Planiol) contra la doctrina clásica surgió esta doctrina negando
que la causa final sea un elemento esencial del acto y sosteniendo que ella se confunde
con el objeto o con el consentimiento.
- Neocausalista Capitant
Teoría objetiva: causa es el fin práctico del negocio, la razón económica jurídica o bien
la función que caracteriza a cada negocio (Betti), elemento objetivo que responde a
una finalidad típica y constante (Messineo).
Teoría subjetiva: causa es el fin particular, variable, concreto que persiguió cada uno
en el negocio
Teoría unitaria: considera que ambas teorías no son contradictorias sino que debe
aunárselas. De tal forma causa del negocio jurídico será el fin abstracto que se persigue
con el mismo (obtener la cosa o el precio) así como el propósito concreto que indujo a
las partes, al menos cuando este propósito se incorpora al negocio (Borda, Zannoni)

El Código Civil y Comercial introduce a la causa como un elemento esencial del Acto
Jurídico. Así establece:

ARTÍCULO 281.- Causa. La causa es el fin inmediato autorizado por el ordenamiento


jurídico que ha sido determinante de la voluntad. También integran la causa los
motivos exteriorizados cuando sean lícitos y hayan sido incorporados al acto en forma
expresa, o tácitamente si son esenciales para ambas partes.
ARTÍCULO 282.- Presunción de causa. Aunque la causa no esté expresada en el acto se
presume que existe mientras no se pruebe lo contrario. El acto es válido aunque la
causa expresada sea falsa si se funda en otra causa verdadera.
ARTÍCULO 283.- Acto abstracto. La inexistencia, falsedad o ilicitud de la causa no
son discutibles en el acto abstracto mientras no se haya cumplido, excepto que la ley
lo autorice

Requisito de validez de la causa es que la misma sea lícita, o sea, no contraria al


ordenamiento jurídico.

Elemento esencial. La Forma. Noción genérica y estricta. Clasificación de los actos


jurídicos según su forma.
La forma: noción genérica
Forma es la manera como se exterioriza la voluntad del sujeto respecto del objeto, en
orden a la consecución del fin propuesto (Llambías), es el elemento externo del acto o
manifestación (Cifuentes). Es llamada forma esencial porque sin exteriorización de la
voluntad no hay acto voluntario (260 CCC). Bien, esta forma esencial como hecho
exterior por el cual la voluntad se manifiesta puede ser: (262 CCC)
- Positiva.
- Tácita.
- Presumida por la ley.

La manifestación de voluntad positiva o expresa, es aquella que se da a conocer por un


signo sensible y con el propósito de dar a conocer la voluntad. Puede ser:
- Oral o verbal.
- Signos inequívocos o hechos materiales.
- Escrita o instrumental: se traduce en la suscripción de un instrumento público o
privado.
Manifestación tácita es la que resulta de ciertos hechos o actos en relación a
circunstancias que permitan conocer con certidumbre la existencia de la voluntad (264
CCC).
En la manifestación presumida por la ley es ésta la que da por manifestada la voluntad,
por ej. si se recibe el capital sin hacer reserva sobre los intereses se extingue la
obligación respecto de éstos (art. 899 C.C.C.)
El silencio no es considerado manifestación de voluntad excepto cuando haya
obligación de explicarse por mandato de la ley o cuando exista una relación entre el
silencio actual y las declaraciones precedentes (art. 263 C.C.C.)
La Forma en sentido estricto:
La forma esencial como elemento del acto (que nunca puede faltar) no debe
confundirse con las formalidades que a veces exige la ley para casos específicos: forma
impuesta o legal. Estas formalidades son las que dividen a los actos en formales y no
formales.

Son actos formales aquellos en los cuales se exige una forma determinada y éstos
pueden ser actos formales solemnes o no solemnes, según la forma sea exigida para la
validez del acto o sólo para su prueba. Los solemnes a su vez pueden subdividirse en
solemnes absolutos, que son aquellos en los cuales la falta de cumplimiento de la
forma impuesta conlleva la nulidad (ej. matrimonio, testamento, donación de
inmueble, mueble registrable o prestaciones periódicas, y solemnes relativos, en los
cuales la falta de la forma impuesta no acarrea la nulidad pero impide producir los
efectos propios del acto, que se convierte en otro acto distinto (ej: venta de inmueble
por instrumento privado se convierte en contrato en el cual las partes se obligaron a
otorgar escritura pública. En los actos formales no solemnes la forma se exige ad
probationem, o sea la forma es requerida para probar el acto (por ej. debe ser hecho
por escrito el contrato de locación de inmueble). En los actos no formales rige el
principio de libertad de formas.
ARTÍCULO 284.- Libertad de formas. Si la ley no designa una forma determinada para
la exteriorización de la voluntad, las partes pueden utilizar la que estimen conveniente.
Las partes pueden convenir una forma más exigente que la impuesta por la ley.

ARTÍCULO 285.- Forma impuesta. El acto que no se otorga en la forma exigida por la
ley no queda concluido como tal mientras no se haya otorgado el instrumento previsto,
pero vale como acto en el que las partes se han obligado a cumplir con la expresada
formalidad, excepto que ella se exija bajo sanción de nulidad.

Evolución del formalismo: las sociedades primitivas se caracterizaron por el excesivo


formalismo. En el derecho romano, por ej. el cumplimiento de las formas impuestas
daba vida a los actos. En la edad moderna el formalismo fue perdiendo su rigidez ante
la celeridad de las transacciones. Actualmente, sin volver al formalismo de la
antigüedad, se busca dar certeza a los actos jurídicos. Es que el formalismo presenta
indudables ventajas al facilitar la prueba, demanda mayor reflexión a los otorgantes
del acto y protege a los terceros a través de la publicidad. Pero presenta algunas
desventajas al hacer más onerosas y lentas las transacciones.

2.2. Elementos accidentales del acto jurídico: condición, plazo y cargo.


Como ya adelantamos, los actos jurídicos, además de los elementos esenciales
estudiados (sujeto, objeto, causa y forma), pueden tener elementos accidentales,
también llamados modalidades.
Las mismas alteran sus efectos normales, ya sea tornando incierta la existencia de los
derechos respectivos (condición), como así también postergando su ejercicio (plazo) o
gravando con obligaciones accesorias su adquisición (cargo).
El Código Civil y Comercial dedica el Capítulo 7 a las modalidades de los actos jurídicos.

Condición:
Es la cláusula por la cual se subordina la adquisición o extinción de un derecho a la
realización de un hecho incierto y futuro.
Para que exista condición el hecho debe ser:
a) incierto, es decir que pueda suceder o no;
b) Futuro, es decir que aún no se haya producido.
Clases:
Suspensiva: cuando queda supeditada la adquisición de un derecho (ej. si te recibes
de abogado te donaré un inmueble)
Resolutoria: cuando lo que se subordina al hecho futuro e incierto es la extinción
de un derecho (ej. Te abonaré mensualmente una suma de dinero hasta que te
recibas de abogado)
ARTÍCULO 343.- Alcance y especies. Se denomina condición a la cláusula de los actos
jurídicos por la cual las partes subordinan su plena eficacia o resolución a un hecho
futuro e incierto.
Las disposiciones de este capítulo son aplicables, en cuanto fueran compatibles, a la
cláusula por la cual las partes sujetan la adquisición o extinción de un derecho a hechos
presentes o pasados ignorados.

ARTÍCULO 344.- Condiciones prohibidas. Es nulo el acto sujeto a un hecho imposible,


contrario a la moral y a las buenas costumbres, prohibido por el ordenamiento jurídico
o que depende exclusivamente de la voluntad del obligado.
La condición de no hacer una cosa imposible no perjudica la validez de la obligación, si
ella fuera pactada bajo modalidad suspensiva.
Se tienen por no escritas las condiciones que afecten de modo grave la libertades de la
persona, como la de elegir domicilio o religión, o decidir sobre su estado civil.

ARTÍCULO 345.- Inejecución de la condición. El incumplimiento de la condición no


puede ser invocado por la parte que, de mala fe, impide su realización.

ARTÍCULO 346.- Efecto. La condición no opera retroactivamente, excepto pacto en


contrario.

ARTÍCULO 347.- Condición pendiente. El titular de un derecho supeditado a condición


suspensiva puede solicitar medidas conservatorias.
El adquirente de un derecho sujeto a condición resolutoria puede ejercerlo, pero la
otra parte puede solicitar, también medidas conservatorias.
En todo supuesto, mientras la condición no se haya cumplido, la parte que constituyó
o transmitió un derecho debe comportarse de acuerdo con la buena fe, de modo de
no perjudicar a la contraparte.

ARTÍCULO 348.- Cumplimiento de la condición suspensiva y resolutoria. El


cumplimiento de la condición obliga a las partes a entregarse o restituirse,
recíprocamente, las prestaciones convenidas, aplicándose los efectos
correspondientes a la naturaleza del acto concertado, a sus fines y objeto.
Si se hubiese determinado el efecto retroactivo de la condición, el cumplimiento de
ésta obliga a la entrega recíproca de lo que a las partes habría correspondido al tiempo
de la celebración del acto. No obstante, subsisten los actos de administración y los
frutos quedan a favor de la parte que los ha percibido.

ARTÍCULO 349.- No cumplimiento de la condición suspensiva. Si el acto celebrado bajo


condición suspensiva se hubiese ejecutado antes del cumplimiento de la condición, y
ésta no se cumple, debe restituirse el objeto con sus accesorios pero no los frutos
percibidos.
Plazo. Concepto. Clases. Caducidad del plazo.

El plazo posterga el ejercicio de los derechos a que refiere un acto.


Aquí el hecho al que se supeditan los derechos debe ser:
-futuro: es decir aún no haberse cumplido (al igual que sucede con la condición)
-fatal o cierto: es decir, debe tratarse de un suceso que ocurrirá indefectiblemente,
aunque no se sepa con certeza cuándo sucederá.

Clases:
El plazo puede ser:
-Suspensivo: si difiere en el tiempo el ejercicio de un derecho (ej. obligación de pagar
a los 30 días)
-Extintivo: cuando opera la extinción de un derecho (ej. la muerte del beneficiario de
una renta vitalicia importa la extinción de este derecho).
-Cierto: cuando puede conocerse con certeza cuando se cumplirá (ej. 30 días)
-Incierto: cuando se fija en relación a un hecho que fatalmente se cumplirá pero se
desconoce cuándo (ej. la muerte en el ejemplo antes dado de la renta vitalicia).

La SECCIÓN 2ª del mismo Capítulo se destina al Plazo:

ARTÍCULO 350.- Especies. La exigibilidad o la extinción de un acto jurídico pueden


quedar diferidas al vencimiento de un plazo.

ARTÍCULO 351.- Beneficiario del plazo. El plazo se presume establecido en beneficio


del obligado a cumplir o a restituir a su vencimiento, a no ser que, por la naturaleza del
acto, o por otras circunstancias, resulte que ha sido previsto a favor del acreedor o de
ambas partes.

ARTÍCULO 352.- Pago anticipado. El obligado que cumple o restituye antes del plazo no
puede repetir lo pagado.

ARTÍCULO 353.- Caducidad del plazo. El obligado a cumplir no puede invocar la


pendencia del plazo si se ha declarado su quiebra, si disminuye por acto propio las
seguridades otorgadas al acreedor para el cumplimiento de la obligación, o si no ha
constituido las garantías prometidas, entre otros supuestos relevantes. La apertura del
concurso del obligado al pago no hace caducar el plazo, sin perjuicio del derecho del
acreedor a verificar su crédito, y a todas las consecuencias previstas en la legislación
concursal.
Cargo. Concepto. Efectos. Transmisibilidad. Cargo prohibido.
Cargo: es una obligación accesoria y excepcional que se impone al adquirente de un
derecho (ej. donación de una estancia con el cargo de construir una escuela rural en la
misma).
La SECCIÓN 3ª se destina al Cargo:

ARTÍCULO 354.- Cargo. Especies. Presunción. El cargo es una obligación accesoria


impuesta al adquirente de un derecho. No impide los efectos del acto, excepto que su
cumplimiento se haya previsto como condición suspensiva, ni los resuelve, excepto que
su cumplimiento se haya estipulado como condición resolutoria. En caso de duda, se
entiende que tal condición no existe.

ARTÍCULO 357.- Cargo prohibido. La estipulación como cargo en los actos jurídicos de
hechos que no pueden serlo como condición, se tiene por no escrita, pero no provoca
la nulidad del acto.

2.3. Clasificación de los actos jurídicos.


Es difícil dar una clasificación acabada de los actos jurídicos, ya que la autonomía de la
voluntad hace que permanentemente los particulares estén generando nuevos
negocios jurídicos. Sin embargo, los autores han realizado clasificaciones bastante
completas.

- actos positivos o negativos: según sea necesaria la realización u omisión de un acto,


para que un derecho comience o acabe. (ej: es acto positivo una compraventa y
negativo el pacto celebrado con un comerciante que transfiere un restaurante para
que no instale otro en una determinada zona)

- actos unilaterales o bilaterales: según baste la voluntad de una sola persona para
formarlos (ej. testamento) o sea necesario el consentimiento de dos o más personas
(ej. matrimonio, contrato)

- actos entre vivos o de última voluntad: los actos cuya eficacia no depende del
fallecimiento de aquellos de cuya voluntad emanan son actos entre vivos (ej.
contratos). Cuando no producen efectos sino después del fallecimiento del autor de la
voluntad son de última voluntad (ej. testamento). No deben confundirse los actos de
última voluntad (que no producen ningún efecto hasta que no fallece el autor de la
voluntad) con otros que comienzan a producirlos desde su celebración (y por eso son
actos entre vivos) aún cuando el efecto más importante se produzca con la muerte (ej.
el seguro de vida: produce efectos desde la celebración, pago de primas, cumplimiento
de cargas, aunque el seguro se cobre recién cuando se produzca la muerte asegurada).

- actos patrimoniales o extrapatrimoniales: los primeros tienen un contenido


económico (compraventa) los segundos no (matrimonio, adopción).

- actos onerosos o gratuitos: en los primeros hay una prestación y una


contraprestación (ej. locación, compraventa); en los segundos hay solo una prestación,
una ventaja que una de las partes recibe sin dar nada a cambio (ej. donación). Esta
clasificación sólo es aplicable a los actos de contenido patrimonial.

- actos de administración y de disposición: los actos patrimoniales pueden ser de


disposición cuando introducen una modificación sustancial en los elementos que
componen el patrimonio, un aumento, una disminución o un menoscabo (la venta,
aunque en algunos casos sería de administración, ej. venta de un inmueble, la
hipoteca) o de administración, cuando tienden a conservar el patrimonio, a hacerle
producir sus frutos naturales (ej. el alquiler, la venta de mercaderías en un comercio).

- actos formales y no formales: en los primeros hay una forma impuesta por la ley para
su celebración (ej. matrimonio o testamento), en los segundos rige el principio de
libertad de forma (compraventa de cosa mueble no registrable).

- actos principales y accesorios: los primeros no dependen de la existencia de otros


(ej. compraventa) los segundos dependen de la existencia de otros a los cuales acceden
(ej. la fianza depende del mutuo)

- actos simples y modales: actos simples son aquellos que tienen sólo sus elementos
esenciales (sujeto, objeto, causa y forma). Los modales tienen además algún elemento
accidental o modalidad: condición, plazo o cargo.

Algunas de las clasificaciones aquí desarrolladas influyen luego en los requisitos para
la validez del acto jurídico, y han sido incluso utilizadas en unidades anteriores.
Así, por ejemplo, según el tipo de acto patrimonial de que se trate dependen los
requisitos de capacidad exigidos para la validez del acto:
a) el menor emancipado tiene la libre administración de los bienes que integran
su patrimonio general pero requiere autorización judicial para disponerlos a
título oneroso y tiene prohibido donarlos (acto de disposición a título
gratuito);
b) el inhabilitado judicial tiene por regla limitada su capacidad para disponer por
sí solo de sus bienes, requiriendo a ese efecto la conformidad de su asistente
o apoyo, etc.
Cabe por último señalar que, a diferencia del Código de Vélez, no hay clasificaciones
en el Código Unificado. En el Código derogado se contemplaba en los arts. 945 a 947
la distinción entre actos positivos y negativos, unilaterales y bilaterales y entre vivos
y de última voluntad o mortis causa.

2.4. Efectos subjetivos. Regla general y excepciones.

Efectos de los actos jurídicos. Efectos objetivos. y subjetivos.


Efectos son las consecuencias que el orden jurídico atribuye a ciertos actos.
Esos efectos pueden ser objetivos o subjetivos.
Cuando se habla de efectos objetivos se refiere a las consecuencias que el acto jurídico
produce: el nacimiento, la modificación, la transferencia o extinción de derechos y
obligaciones. Ello dependerá del supuesto de acto jurídico de que se trate. No produce
los mismos efectos celebrar un contrato de compraventa que contraer matrimonio o
reconocer un hijo.
Cuando se habla de efectos subjetivos, en cambio, se analiza que sujetos son
alcanzados por el acto jurídico. En este punto debemos recordar la distinción entre
partes, herederos, terceros interesados.

Regla en materia de efectos subjetivos: el efecto relativo de los actos jurídicos.


Estudiaremos en este punto a quiénes alcanzan los efectos del acto, teniendo en
cuenta los distintos sujetos: partes, sucesores universales, sucesores singulares,
acreedores, terceros propiamente dichos.

El Código Civil y Comercial no sienta una regla en materia de efectos subjetivos de los
actos jurídicos en general, sino que regula este tema en materia de contratos –especie
de acto jurídico-. Sin embargo, lo regulado allí resulta aplicable a todos los actos o
negocios jurídicos.
Conforme lo establecido por los arts. 1021 y 1022, los actos jurídicos tienen lo que se
llama un efecto relativo, porque producen efectos –en principio- con relación a las
partes del acto, no pudiendo crear obligaciones a cargo de terceros ni ser invocados
por estos para hacer recaer sobre las partes obligaciones que ellas no han asumido.

ARTÍCULO 1021.- Regla general. El contrato sólo tiene efecto entre las partes
contratantes; no lo tiene con respecto a terceros, excepto en los casos previstos por la
ley.

ARTÍCULO 1022.- Situación de los terceros. El contrato no hace surgir obligaciones a


cargo de terceros, ni los terceros tienen derecho a invocarlo para hacer recaer sobre
las partes obligaciones que éstas no han convenido, excepto disposición legal.

ARTÍCULO 1023.- Parte del contrato. Se considera parte del contrato a quien:
a. lo otorga a nombre propio, aunque lo haga en interés ajeno;
b. es representado por un otorgante que actúa en su nombre e interés;
c. manifiesta la voluntad contractual, aunque ésta sea transmitida por un corredor o
por un agente sin representación.

Los efectos que se producen entre las Partes son llamados efectos directos y los que
se producen respecto a terceros se denominan efectos reflejos.

Sucesores universales. Sucesores singulares. Alcances de los efectos.


Como ya vimos, los sucesores pueden ser universales o singulares. La diferencia entre
ambos es muy importante a la hora de analizar cómo impactan sobre ellos los efectos
del acto jurídico celebrado por el causante.
Como ya hemos dicho, por regla, los sucesores universales son considerados como la
parte misma porque continúan la persona del causante. Es por ello que el art. 1024
CCYCN establece que los efectos del contrato –léase aquí acto- se extiende activa y
pasivamente a los herederos universales de las partes.
Esta regla tiene excepciones, establecidas en el mismo artículo: que lo que recae en
cabeza del causante sean obligaciones inherentes a la persona, o la transmisión sea
incompatible con la naturaleza de la obligación, o esté prohibida por una cláusula del
contrato.

ARTÍCULO 1024.- Sucesores universales. Los efectos del contrato se extienden, activa
y pasivamente, a los sucesores universales, a no ser que las obligaciones que de él
nacen sean inherentes a la persona, o que la transmisión sea incompatible con la
naturaleza de la obligación, o esté prohibida por una cláusula del contrato o la ley.

La situación es diferente cuando hablamos de sucesores singulares, que son por regla
considerados terceros, salvo excepciones.
¿Qué puede ser objeto de transmisión o sucesión?
Para responder a este interrogante cabe señalar que conforme el art. 398, en principio
todo derecho es transmisible.
Las excepciones a este principio pueden surgir:
a) de la voluntad de las partes: ello sucede cuando las partes del acto establecen
–si ello no está prohibido legalmente-, que los efectos del negocio se extinguen
en caso de una o cualquiera de ellas. En materia de locaciones urbanas, por
ejemplo, la ley impone la continuidad del contrato en caso de muerte.
b) de la ley: así sucede con los llamados derechos vitalicios como el usufructo que
no se transmite por herencia (2140) o las llamadas obligaciones intuito personae
(art. 776).
c) de las buena fe, moral y buenas costumbres.
Tampoco son transmisibles los derechos de la personalidad ni los que nacen de las
relaciones de familia.
En cualquier supuesto en que opere la transmisión, debemos tener en cuenta el
principio del nemo plus iure, establecido hoy en el art. 399 CCYCN.

ARTÍCULO 399.- Regla general. Nadie puede transmitir a otro un derecho mejor o más
extenso que el que tiene, sin perjuicio de las excepciones legalmente dispuestas.

Este principio del nemo plus iure tiene excepciones, en protección de los terceros de
buena fe.
Así:
a) Conforme los arts. 337 y 340, se protege a los terceros subadquirentes de buena
fe y a título oneroso que son “sucesores singulares” de una de las partes en acto
simulado o fraudulento –lo que es analizado en profundidad en la unidad
temática XIX el estudiar los vicios de simulación y fraude-.
b) Son inatacables las enajenaciones hechas por el heredero aparente (art. 2315).
c) Conforme el art. 392 se protege al tercero subadquirente de derechos reales o
personales sobre bienes inmuebles o cosas muebles registrables, cuando lo son
de buena fe y a título oneroso, cuando el acto que les precede ha sido declarado
nulo. Sobre el tema volveremos en la unidad temática XX al analizar los efectos
de la declaración de nulidad.

Los acreedores. Alcances de los efectos.


Como ya hemos dicho con anterioridad, los acreedores de cada una de las partes serán
terceros interesados en relación al acto celebrado.
Si bien la regla general en materia de terceros es que los actos no pueden crear
obligaciones respecto de terceros ni ser invocados por éstos para atribuir a las partes
obligaciones que no han asumido, lo cierto es que para determinar el verdadero
alcance de esta regla debemos tener en cuenta la distinción entre terceros interesados
y no interesados.
Dijimos entonces que los acreedores son terceros interesados. Teniendo en cuenta que
como vimos en la Unidad Temática nº XI el patrimonio es la prenda común de los
acreedores, el ordenamiento les reconoce la posibilidad de cuestionar los actos de su
deudor a través de diversas acciones: la acción de simulación cuando el negocio
realizado sea simulado, la acción de inoponibilidad cuando el negocio sea fraudulento,
o las acciones subrogatoria y directa cuando su deudor no ejerce sus derechos
perjudicándolos.
Los terceros propiamente dichos.
Como ya hemos dicho, los terceros propiamente dicho son aquellos que no tienen
derecho subjetivo ni interés legitimo comprometido en el negocio jurídico celebrado.
Respecto de ellos, la regla será entonces que no puede el acto crear obligaciones para
ellos ni pueden ellos invocar el acto para atribuir a las partes obligaciones que no han
asumido.
Sin embargo esta regla tiene una excepción en la llamada estipulación a favor de
terceros.

ARTÍCULO 1027.- Estipulación a favor de tercero. Si el contrato contiene una


estipulación a favor de un tercero beneficiario, determinado o determinable, el
promitente le confiere los derechos o facultades resultantes de lo que ha convenido
con el estipulante.
El estipulante puede revocar la estipulación mientras no reciba la aceptación del
tercero beneficiario; pero no puede hacerlo sin la conformidad del promitente si éste
tiene interés en que sea mantenida. El tercero aceptante obtiene directamente los
derechos y las facultades resultantes de la estipulación a su favor. Las facultades del
tercero beneficiario de aceptar la estipulación, y de prevalerse de ella luego de haberla
aceptado, no se transmiten a sus herederos, excepto que haya cláusula expresa que lo
autorice. La estipulación es de interpretación restrictiva.

2.5. Interpretación de los actos jurídicos. Concepto.

Interpretar una ley es buscar el sentido y valor de la norma para medir su extensión
precisa. No es sustancialmente diferente la tarea de interpretar las declaraciones de
voluntad que forman el acto jurídico. Así, interpretar un acto jurídico es determinar el
significado y alcance que les corresponden a las declaraciones de voluntad para
establecer su contenido.
Pero encontramos algunas diferencias entre interpretar una ley y un acto jurídico. En
el primer caso, puede prescindirse de la intención del legislador, mientras que en el
segundo, la intención del autor de la manifestación de voluntad es muy importante,
constituyendo un factor decisivo en los actos unilaterales (testamento). En la
interpretación de la ley, las palabras deben entenderse en su sentido técnico jurídico,
mientras que al interpretar un acto debe atenderse al sentido del uso general y del
tráfico jurídico.
Reglas generales de interpretación de los actos jurídicos
Generalmente la interpretación la efectúa el juez, que es quien entonces debe tratar
de indagar la voluntad de las partes para desentrañar el verdadero sentido y alcance
del acto. Para ello cuenta con los siguientes principios:
- la buena fe: el art. 1061 CCC establece el principio de que los contratos deben
interpretarse conforme a la intención común de las partes y al principio de buen fe.
- otros principios previstos para la interpretación de los contratos son a) el de dar a las
palabras el significado que les da el uso general; b) la interpretación según el contexto
de todo el contrato, c) el principio de conservación, el de confianza y lealtad, etc. (Arts.
1061 a 1068 CCC).
-se establecen también cláusulas especiales para interpretar los contratos celebrados
por adhesión, donde la regla es la interpretación en contra del predisponente y favor
del adherente (art. 987 CCC); y cláusulas para interpretar los contratos de consumo,
donde la regla es la protección del consumidor (art. 1094 CCC).

2.6. La representación en los actos jurídicos


Existe representación cuando una persona –representante- declara su voluntad en
nombre y por cuenta de otra persona –representado-, en virtud de una facultad
apropiada y suficiente, de tal modo que los efectos se producen directa e
inmediatamente en el representado, como si él mismo hubiera ejecutado el acto.
El representante no se ve alcanzado por los efectos del acto.
La representación puede ser:
Legal: es la establecida por la ley para la protección de los incapaces de ejercicio,
Estatutaria u orgánica: la que está establecida en el estatuto de una persona jurídica y
es la que permite su actuación.
Voluntaria: cuando un sujeto que puede otorgar por sí un determinado acto, decide
encomendar a otro sujeto para que actúe por el.
Puede haber entonces representantes legales, son los designados por la ley para suplir
una incapacidad (ej. Padres respecto de la persona por nacer o el hijo menor), o
estatutarios, en el caso de las personas jurídicas la representación surge del Estatuto
social (por ej. el presidente del directorio representa a una sociedad anónima) y
voluntarios, dispuestos por una persona capaz por libre elección (ej. mandato)

ARTÍCULO 358.- Principio. Fuentes. Los actos jurídicos entre vivos pueden ser
celebrados por medio de representante, excepto en los casos en que la ley exige que
sean otorgados por el titular del derecho.
La representación es voluntaria cuando resulta de un acto jurídico, es legal cuando
resulta de una regla de derecho, y es orgánica cuando resulta del estatuto de una
persona jurídica.
En las relaciones de familia la representación se rige, en subsidio, por las disposiciones
de este Capítulo.

ARTÍCULO 359.- Efectos. Los actos celebrados por el representante en nombre del
representado y en los límites de las facultades conferidas por la ley o por el acto de
apoderamiento, producen efecto directamente para el representado.

ARTÍCULO 360.- Extensión. La representación alcanza a los actos objeto del


apoderamiento, a las facultades otorgadas por la ley y también a los actos necesarios
para su ejecución.

ARTÍCULO 361.- Limitaciones. La existencia de supuestos no autorizados y las


limitaciones o la extinción del poder son oponibles a terceros si éstos las conocen o
pudieron conocerlas actuando con la debida diligencia.

Actos comprendidos en la representación


La regla es que se puede otorgar representación para todos los actos que el
representado podría actuar por sí solo (art. 362).
Quien otorga representación debe tener capacidad de derecho y de ejercicio para el
acto que pretende ser realice en su nombre. Asi, por ejemplo, un menor no tiene
capacidad de ejercicio para contratar y en consecuencia, mal podría otorgar
representación a otro para que lo haga por sí.
Además, y conforme el art. 363, el apoderamiento debe ser otorgado en la misma
forma prescripta para el acto encomendado. Así, si deseo que alguien en mi nombre
realice la compra de un inmueble, acto que debe ser otorgado en escritura pública, el
acto de apoderamiento también debe ser realizado en escritura pública.
En el instrumento en que conste el apoderamiento, habrán de indicarse las facultades
conferidas, las que son de interpretación restrictiva conforme el art. 375 CCYCN. Ese
mismo artículo enumera actos para los cuales son necesarias facultades expresas.

Efectos de la representación
Como ya hemos dicho, cuando hay representación los efectos del acto se imputan
directamente al representado, siempre y cuando el sujeto haya actuado dentro del
marco de su poder.

ARTÍCULO 366.- Actuación en ejercicio del poder. Cuando un representante actúa


dentro del marco de su poder, sus actos obligan directamente al representado y a los
terceros. El representante no queda obligado para con los terceros, excepto que haya
garantizado de algún modo el negocio. Si la voluntad de obrar en nombre de otro no
aparece claramente, se entiende que ha procedido en nombre propio.
Ratificación:
La ratificación se da cuando un sujeto cuya representación fue invocada asume las
consecuencias de lo actuado por el supuesto representante.
Así, si Juan invocando la representación de Pedro –pero sin que la misma existiera pues
Pedro no había encomendado ningún acto a Juan- celebra un contrato de locación con
Luis por un período de más de tres años-, la regla será que al no haber en realidad
representación, los efectos del contrato celebrado no podrían serle imputados a Pedro.
Sin embargo, si Pedro en forma expresa o tácita ratifica lo actuado, esa ratificación
equivale a haber actuado con representación.
La ratificación tiene efecto retroactivo al día en que se celebró el acto en el que fue
invocada, sin perjuicio de los derechos de terceros.

ARTÍCULO 369.- Ratificación. La ratificación suple el defecto de representación. Luego


de la ratificación, la actuación se da por autorizada, con efecto retroactivo al día del
acto, pero es inoponible a terceros que hayan adquirido derechos con anterioridad.

ARTÍCULO 370.- Tiempo de la ratificación. La ratificación puede hacerse en cualquier


tiempo, pero los interesados pueden requerirla, fijando un plazo para ello que no
puede exceder de quince días; el silencio se debe interpretar como negativa. Si la
ratificación depende de la autoridad administrativa o judicial, el término se extiende a
tres meses. El tercero que no haya requerido la ratificación puede revocar su
consentimiento sin esperar el vencimiento de estos términos.

ARTÍCULO 371.- Manifestación de la ratificación. La ratificación resulta de cualquier


manifestación expresa o de cualquier acto o comportamiento concluyente que
necesariamente importe una aprobación de lo que haya hecho el que invoca la
representación.

2.7.- Prueba y forma de los actos jurídicos.

Forma esencial. Historia del formalismo. Principio de libertad de formas.


Como hemos visto en la unidad anterior, el acto jurídico, como especie de acto
voluntario, requiere que la voluntad interna formada con discernimiento, intención y
libertad, sea luego exteriorizada, expresada para que pueda ser conocida.

ARTÍCULO 260.- Acto voluntario. El acto voluntario es el ejecutado con discernimiento,


intención y libertad, que se manifiesta por un hecho exterior

Y es precisamente ese hecho exterior por el cual la voluntad se manifiesta lo que se


denomina forma esencial o forma en sentido amplio, resultando imposible que un acto
pueda prescindir de ella.
Historia del formalismo:
Las sociedades primitivas se caracterizaron por el excesivo formalismo. En el derecho
romano, era el cumplimiento de las formas impuestas lo que daba vida a los actos. Por
ese entonces, la escritura no era suficientemente difundida, las formalidades solían ser
simbolismos fácticos y fórmulas sacramentales.
En la edad moderna el formalismo fue perdiendo su rigidez ante la celeridad de las
transacciones.
Actualmente, sin volver al formalismo de la antigüedad, se busca dar certeza a los actos
jurídicos. Es que el formalismo presenta indudables ventajas al facilitar la prueba,
demanda mayor reflexión a los otorgantes del acto y protege a los terceros a través de
la publicidad. Pero presenta algunas desventajas al hacer más onerosas y lentas las
transacciones.

El principio de la libertad de formas


En nuestro derecho privado, la regla es la libertad de formas. De acuerdo a este
principio, salvo disposición legal en contrario, las partes pueden realizar el acto en la
forma que crean más conveniente siendo suficiente que exterioricen su voluntad.
Pueden entonces hacerlo por escrito, verbalmente o por signos inequívocos.

ARTÍCULO 262.- Manifestación de la voluntad. Los actos pueden exteriorizarse


oralmente, por escrito, por signos inequívocos o por la ejecución de un hecho material.

Si bien hablamos de la libertad de formas como una regla, la realidad demuestra que
cada vez son más los casos para los que se exige legalmente una forma.
Forma y prueba. Concepto de prueba. Vínculos entre ambos conceptos.
Medios de prueba. Carga de la prueba.

Forma y prueba son conceptos diferentes. Mientras la forma es el elemento externo


del acto jurídico, la prueba es el medio por el cual se demuestra la verdad del hecho
de haberse realizado un determinado acto jurídico. La prueba es entonces ajena y
posterior al acto, mientras la forma es contemporánea. Pero, cuando la prueba se
realiza mediante la presentación del documento otorgado para darle forma a un acto,
una misma cosa, el instrumento, es el elemento externo del acto o forma y es el medio
de prueba.
Necesidad de la prueba
La prueba es necesaria porque el juez no puede resolver en base a creencias del fuero
íntimo. Tampoco puede valorar la prueba en forma irrazonable, porque así se lo exige
el principio constitucional del debido proceso y la defensa en juicio.
Carga de la prueba
Esto quiere decir quién tiene que aportar la prueba? cada parte debe probar los hechos
que alega. Quien invoque un hecho debe probarlo.

Valoración de la prueba
En cuanto a la valoración de la prueba existen distintos sistemas:
- plena prueba: el juez debe llegar a la absoluta convicción acerca de un hecho.
- prueba compuesta: resulta de la combinación de pruebas simples imperfectas que
por sí solas resultan insuficientes para convencer.
- regla de la sana crítica: el juez decide sobre los hechos en base a la certeza adquirida
a través de un razonamiento fundado en elementos probatorios objetivos. A este
sistema se ajusta nuestro ordenamiento.

Medios de prueba
Confesión, documentos, dictámenes periciales, declaración de testigos, indicios y
presunciones, inspección judicial, informes, y otros medios idóneos y pertinentes no
previstos expresamente que serán diligenciados según lo establezca el juez. El valor
probatorio de los instrumentos está regido por las leyes de fondo pero las leyes
provinciales de procedimiento reglan el tiempo y la forma de su presentación y
tramitación en juicio.

Publicidad
Es un procedimiento para hacer posible el conocimiento de un acto a terceros: a veces
tiene efectos declarativos, por ej: la inscripción del dominio de un inmueble en el
Registro General de la propiedad. Si es requisito para que nazca la relación jurídica,
tiene efectos constitutivos, ej: inscripción del dominio de un automotor en el Registro
de la Propiedad Automotor.

2.7.1.- Instrumentos públicos.


Expresión escrita. Instrumentos públicos, particulares y privados.
Cuando la voluntad se exterioriza por escrito, estamos en el campo de los llamados
instrumentos.
- Instrumento: es la declaración escrita de la voluntad y que ha sido suscripto con el fin
de hacer constar un acto o negocio que interesa al derecho.
- Documento: no es un sinónimo de instrumento sino más bien el género pues el
instrumento siempre es escrito y el documento puedo no serlo. Documento es toda
cosa que sea producto de un acto humano, susceptible con los sentidos de la vista y el
tacto, que sirve de prueba histórica indirecta y representativa de un hecho cualquiera
(Devis Echandía).

- El Instrumento es autónomo frente al negocio: Puede el instrumento estar viciado y


el negocio será válido si puede probarse y no es de solemnidad absoluta, también
puede estar viciado el negocio y el instrumento no.
Clasificación:
La expresión por escrito puede tener lugar o por instrumento público o por
instrumento particular.

El Código refiere a los instrumentos y su clasificación en los arts. 286 y 287.


ARTÍCULO 286.- Expresión escrita. La expresión escrita puede tener lugar por
instrumentos públicos, o por instrumentos particulares firmados o no firmados,
excepto en los casos en que determinada instrumentación sea impuesta. Puede
hacerse constar en cualquier soporte, siempre que su contenido sea representado con
texto inteligible, aunque su lectura exija medios técnicos.
ARTÍCULO 287.- Instrumentos privados y particulares no firmados. Los instrumentos
particulares pueden estar firmados o no. Si lo están, se llaman instrumentos privados.
Si no lo están, se los denomina instrumentos particulares no firmados; esta categoría
comprende todo escrito no firmado, entre otros, los impresos, los registros visuales o
auditivos de cosas o hechos y, cualquiera que sea el medio empleado, los registros de
la palabra y de información.

A título de ejemplo podemos decir que una escritura pública es un instrumento


público, un boleto de colectivo o el cupón que nos entrega el cajero automático, son
ejemplos de instrumento particular no firmado y un contrato de locación suscripto
entre particulares es un instrumento privado.

Instrumentos públicos. Enunciación. Requisitos. Presupuestos. Competencia.


Eficacia probatoria. Grados. lmpugnabilidad.

El instrumento público puede ser definido como aquel que secundado por una
disposición normativa tiene fuerza probatoria auténtica, sea que esa disposición
normativa requiera a ese efecto de la actuación de un oficial público, de un autorizado
a actuar como tal u otros elementos en ella previstos.
Son los otorgados con las formalidades que la ley establece, en presencia de un oficial
público a quien la ley confiere la facultad de autorizar y a los que otorga plena fe sin
necesidad de posteriores pruebas o verificaciones.
Los instrumentos públicos pueden tener por finalidad acreditar la existencia de un
hecho o acto (ej. Una partida de nacimiento busca acreditar ese hecho jurídico; o una
escritura de compraventa de un inmueble instrumenta ese contrato) o simplemente
constituir la forma de ejercicio de un poder público.
Como surge de los conceptos propuestos, una de las notas características del
instrumento público es su fuerza de convicción, esa aptitud para probar por sí mismo
sin necesidad de ulteriores pruebas. Es la denominada fe pública.

La fe pública puede ser administrativa, judicial o notarial según el poder público sobre
el que recaiga.
La fe pública es administrativa cuando resulta de la actividad de un funcionario
dependiente del Poder Ejecutivo (ej. Las actas de nacimiento o defunción).
La judicial, en cambio, es otorgada por los magistrados o funcionarios del Poder Judicial
(ej. Sentencias dictadas por los jueces o certificados extendidos por el secretario de
juzgado).
Por último, la fe pública notarial es la que emana de la actuación de un escribano
público (ej. Escrituras públicas, actas notariales).
Como veremos al analizar en detalle la fuerza probatoria del instrumento público y lo
referido a su impugnabilidad, la fe pública no debe ser confundida con la plena fe,
máximo grado en esa fuerza probatoria que no alcanza a todo el instrumento.

Enumeración Legal:
Mediante una enumeración meramente enunciativa, el art. 289 del Código indica
supuestos instrumentos públicos.
ARTÍCULO 289.- Enunciación. Son instrumentos públicos:
a. las escrituras públicas y sus copias o testimonios;
b. los instrumentos que extienden los escribanos o los funcionarios públicos con los
requisitos que establecen las leyes;
c. los títulos emitidos por el Estado nacional, provincial o la Ciudad Autónoma de
Buenos Aires, conforme a las leyes que autorizan su emisión.
También son instrumentos públicos los informes o certificados que extiende el Registro
General de la Propiedad Inmueble o los registros automotores, los DNI y pasaportes.

Requisitos de validez: (sin ellos se puede impugnar su validez)


Requisitos subjetivos: Como hemos dicho, la regla es que en los instrumentos públicos
intervenga un oficial público. Como requisitos de validez relacionados con dicho oficial
se exige que éste actúe con capacidad, compatibilidad y competencia.
1-Capacidad: su aptitud deriva del título que inviste al ser designado. La designación
ha de ser extrínsecamente válida (aunque no se respete la edad o el título por ej., esto
en protección de los terceros)
2- Compatibilidad: el oficial público es incompatible para actuar en actos en los cuales
tenga él o un pariente hasta el 4o. grado interés directo (esto para cuidar la seriedad e
imparcialidad) no se distingue entre consanguíneos y afines, la doctrina agrega al
cónyuge
3- Competencia: es necesario además que el oficial público obre en los límites de sus
atribuciones respecto de la naturaleza del acto –competencia material- y que se
extienda dentro del territorio que se le ha asignado para el ejercicio de sus funciones
–competencia territorial-. La competencia es legal e improrrogable. Así, un jefe de
registro civil no puede otorgar escrituras y un escribano no puede casar porque habría
en ambos casos incompetencia material.

ARTÍCULO 290.- Requisitos del instrumento público. Son requisitos de validez del
instrumento público:
a. la actuación del oficial público en los límites de sus atribuciones y de su competencia
territorial, excepto que el lugar sea generalmente tenido como comprendido en ella;
b. las firmas del oficial público, de las partes, y en su caso, de sus representantes; si
alguno de ellos no firma por sí mismo o a ruego, el instrumento carece de validez para
todos.

ARTÍCULO 291.- Prohibiciones. Es de ningún valor el instrumento autorizado por un


funcionario público en asunto en que él, su cónyuge, su conviviente, o un pariente suyo
dentro del cuarto grado o segundo de afinidad, sean personalmente interesados.

ARTÍCULO 292.- Presupuestos. Es presupuesto para la validez del instrumento que el


oficial público se encuentre efectivamente en funciones. Sin embargo, son válidos los
actos instrumentados y autorizados por él antes de la notificación de la suspensión o
cesación de sus funciones hechos conforme a la ley o reglamento que regula la función
de que se trata.
Dentro de los límites de la buena fe, la falta de los requisitos necesarios para su
nombramiento e investidura no afecta al acto ni al instrumento si la persona
interviniente ejerce efectivamente un cargo existente y actúa bajo la apariencia de
legitimidad del título.

Requisitos objetivos:
Formas exigidas por las leyes en casos especiales bajo pena de nulidad. El oficial debe
respetar las solemnidades impuestas por la ley para cada clase de instrumentos (ej.
Presencia de testigos). Requisitos genéricos: firma del oficial público y de todos los
interesados (988). Este último artículo refiere a las partes formales (testigos,
apoderados, o sea los que comparecen al acto).

ARTÍCULO 290.- Requisitos del instrumento público. Son requisitos de validez del
instrumento público:
a. la actuación del oficial público en los límites de sus atribuciones y de su competencia
territorial, excepto que el lugar sea generalmente tenido como comprendido en ella;
b. las firmas del oficial público, de las partes, y en su caso, de sus representantes; si
alguno de ellos no firma por sí mismo o a ruego, el instrumento carece de validez para
todos.

ARTÍCULO 294.- Defectos de forma. Carece de validez el instrumento público que tenga
enmiendas, agregados, borraduras, entrelíneas y alteraciones en partes esenciales, si
no están salvadas antes de las firmas requeridas.
El instrumento que no tenga la forma debida vale como instrumento privado si está
firmado por las partes.

Excepciones: la firma del oficial no se requiere en el papel moneda, acciones, títulos


de la deuda (se usan reproducciones facsimilares)
- Fecha y lugar de otorgamiento.
- Salvar debidamente las enmiendas, raspaduras, borraduras, interlineados (989) al
final pero antes de la firma.

Testigos: a veces se exigen para dar mayor apoyo a la fe pública y una mayor
imparcialidad, tienden a suprimirse. De exigirse deben ser hábiles (990/992 no son
hábiles: los menores no emancipados, los dementes declarados, los ciegos, los que no
tengan domicilio en el lugar del otorgamiento, los que no saben firmar, los
dependientes del oficial público o de otro oficial público, los parientes del oficial
público, comerciantes fallidos, religiosos, los condenados a más de tres años.)

ARTÍCULO 295.- Testigos inhábiles. No pueden ser testigos en instrumentos públicos:


a. las personas incapaces de ejercicio y aquellas a quienes una sentencia les impide ser
testigo en instrumentos públicos;
b. los que no saben firmar;
c. los dependientes del oficial público;
d. el cónyuge, el conviviente y los parientes del oficial público, dentro del cuarto grado
y segundo de afinidad;
El error común sobre la idoneidad de los testigos salva la eficacia de los instrumentos
en que han intervenido.

Fuerza probatoria
ARTÍCULO 293.- Competencia. Los instrumentos públicos extendidos de acuerdo con
lo que establece este Código gozan de entera fe y producen idénticos efectos en todo
el territorio de la República, cualquiera sea la jurisdicción donde se hayan otorgado.
Como surge de la propia definición de instrumento público, una de las notas
características más importantes del instrumento público es lo vinculado a su fuerza
probatoria.
Cuando hablamos de fuerza probatoria de un determinado medio de prueba, nos
referimos al valor que el ordenamiento le reconoce al mismo para probar aquellos
actos o hechos que pretende probar. Así, por ejemplo, que valor probatorio tiene la
prueba testimonial en materia laboral, que valor probatorio tiene la prueba de ADN en
un juicio de filiación, etc.
Los instrumentos públicos, sin duda, son un medio de prueba muy importante pues se
evita que los negocios cada vez que se tengan que hacer valer haya que someterlos a
reconocimiento o prueba de su existencia y veracidad.
Con relación a la fuerza probatoria cabe aclarar que no todo el instrumento público
goza de la misma fuerza probatoria.
En primer lugar debemos distinguir lo que se denomina la fuerza probatoria del
instrumento público considerado en sí mismo y la fuerza probatoria de su contenido.
Fuerza probatoria del instrumento público considerado en sí mismo:
Se analiza aquí al instrumento en lo externo: el papel especial en que debe ser
realizado, los sellos característicos, la firma del oficial público, etc.
Cuando estas notas características se encuentran presentes, el instrumento público
goza de la presunción de autenticidad. La autenticidad hace referencia a la autoría –se
presume que fue extendido quien se dice su autor- y regularidad del documento en
cuanto a sus formas.
Esta fuerza probatoria se extiende a las partes del acto, sus sucesores e incluso los
terceros.
Fuerza probatoria del instrumento público en su contenido:
Ya superado el primer control, no todas las partes del instrumento gozan de la misma
fuerza probatoria. Hay que distinguir:
a. Hechos ocurridos en presencia del oficial público o que éste declara como realizados
por él mismo: la fuerza probatoria alcanza su nivel más alto, por la intervención directa
del funcionario. Son ejemplos: la fecha y lugar indicados en el instrumento, la
comparencia de personas, la entrega de dinero entre las partes realizada frente al
escribano, la exhibición de títulos al oficial público interviniente, etc.
Estos hechos gozan de plena fe y serán oponibles entre partes y frente a terceros hasta
tanto no se interponga a su respecto una querella de falsedad en sede civil o penal.
b. Cláusulas dispositivas: constituyen el objeto del instrumento por lo cual es necesario
que estén (por ejemplo, un contrato de compraventa, el otorgamiento de poder). Si
bien el art. 296 indica que hacen plena fe, la doctrina aclara que en realidad debe
entenderse que constituyen prueba completa. Es decir, prueban entre partes y frente
a terceros pero pueden ser atacadas por cualquier medio de prueba. No se requiere
querella de falsedad para demostrarse la insinceridad de lo volcado en el instrumento.
c. Cláusulas enunciativas:
- Directas: se trata de cláusulas que refieren al objeto del instrumento pero podrían no
estar (haber hecho antes un pago, o ejecutado un acto o que se ha acordado antes).
Gozan del mismo valor probatorio que las cláusulas dispositivas: hacen plena prueba
entre partes y frente a terceros pero pueden ser atacadas por cualquier medio. No se
requiere querella de falsedad, pues el oficial sólo recoge las manifestaciones de las
partes pero no puede dar fe de su sinceridad.
- Indirectas: son manifestaciones unilaterales sobre hechos anteriores (se compra con
dinero heredado, se poseen los dólares). El valor probatorio es mínimo, son
enunciaciones unilaterales que sólo vinculan a quien las emite.

Impugnabilidad del contenido


Conforme lo dicho podemos afirmar que no obstante la autenticidad de un
instrumento no puede descartarse la posibilidad de declararlo falso o porque fue
falsificado o adulterado (falsedad material) o porque su contenido no es verdadero
(falsedad ideológica) o se afirman hechos no reales (simulación). Para atacar un
instrumento público es necesario:
1. Hechos pasados ante el escribano: no basta probar la falsedad de las declaraciones
sino que hay que es necesario que el instrumento sea declarado falso en juicio civil o
criminal (art. 296 inc. a) CCC), inclusive, para asegurar más su autenticidad, se prohíbe
a los testigos y al funcionario público interviniente declarar contra la validez del
instrumento, excepto que aleguen haber padecido dolo o violencia (Art. 297 CCC)
2. Cláusulas dispositivas y enunciaciones directas: hacen plena prueba pero pueden ser
desvirtuadas por simple prueba en contrario (art. 296 b) CCC)
3. Meras enunciaciones: en principio carecen de fuerza probatoria, no hacen plena fe
ni prueba completa, únicamente podrían servir como principio de prueba por escrito.

ARTÍCULO 296.- Eficacia probatoria. El instrumento público hace plena fe:


a. en cuanto a que se ha realizado el acto, la fecha, el lugar y los hechos que el oficial
público enuncia como cumplidos por él o ante él hasta que sea declarado falso en juicio
civil o criminal;
b. en cuanto al contenido de las declaraciones sobre convenciones, disposiciones,
pagos, reconocimientos y enunciaciones de hechos directamente relacionados con el
objeto principal del acto instrumentado, hasta que se produzca prueba en contrario.
ARTÍCULO 297.-. Incolumidad formal. Los testigos de un instrumento público y el oficial
público que lo autorizó no pueden contradecir, variar ni alterar su contenido, si no
alegan que testificaron u otorgaron el acto siendo víctimas de dolo o violencia.

ARTÍCULO 298.- Contradocumento. El contradocumento particular que altera lo


expresado en un instrumento público puede invocarse por las partes, pero es
inoponible
respecto a terceros interesados de buena fe.

Conversión: El instrumento público que no tenga las formas exigidas, valdrá como
instrumento privado si está firmado por las partes (esto para respetar la voluntad de
las partes y siempre que el acto no sea solemne absoluto)

ARTÍCULO 294.- Defectos de forma. Carece de validez el instrumento público que tenga
enmiendas, agregados, borraduras, entrelíneas y alteraciones en partes esenciales, si
no están salvadas antes de las firmas requeridas.
El instrumento que no tenga la forma debida vale como instrumento privado si está
firmado por las partes.

Generalidades sobre escrituras públicas:


La Escrituras Pública es la especie de instrumento público más difundida. La ley la exige
para gran número de actos. Normalmente las otorgan los escribanos de registro en su
libro de protocolo y con las formalidades exigidas por la ley en los arts 299 y sgtes. del
CCCC (excepcionalmente los comandantes de buque o funcionarios del servicio
exterior).
Escribanos son los profesionales que además del título universitario han sido
designados por el estado confiriéndoles la titularidad de un registro.
Son profesionales del derecho que ejercen una función pública (Bueres) la de ser
depositarios y custodios de los registros (no son funcionarios públicos porque no
integran los poderes del Estado ni éste les paga ni hay dependencia de él).
Las escrituras para ser válidas deben ser hechas en el protocolo, éste es un conjunto
de folios timbrados y rubricados que se adquieren en el Colegio de Escribanos y sobre
los cuales se asientan las escrituras matrices. A medida que el escribano lo va utilizando
lo va foliando en forma correlativa y al terminar el año lo encuaderna. El escribano lo
custodia durante un plazo y luego lo archiva en el Colegio (todo esto se regula en cada
provincia).
Escritura matriz: es la escritura original, la que forma el protocolo.
Requisitos de las escrituras
- Deben efectuarse en el protocolo.
- Ordenadas en forma cronológica.
- Escritas en idioma nacional (si un otorgante no lo conoce firma una minuta en su
idioma, el escribano la hace traducir por un traductor público y luego hace la
escritura conforme a la minuta que también se agrega al protocolo)
- Consignar lugar y fecha de otorgamiento
- Nombre completo de las partes y demás datos personales
- Capacidad de las partes (verificación formal que hace el escribano)
- Estado civil
- Domicilio
- - Objeto del acto instrumentado
- Concluído el acto debe leerse la escritura a las partes
- Cantidades en letras
- Salvarse los errores de escritura
- Firma de todos los intervinientes y del escribano

Partes de la escritura
1. Encabezamiento: número de la escritura, lugar de suscripción, fecha de
otorgamiento, nombre, estado civil, exhibición del documento nacional de identidad,
carácter en que actúan las partes, lo que deben acreditar exhibiendo el poder o título
habilitante que puede incorporarse al protocolo, o sacarse una copia que se
protocoliza, salvo cuando el mismo escribano haya otorgado éste, entonces basta con
mencionar el folio del protocolo a que está agregado.
2. Cuerpo de la escritura: las partes explican el acto jurídico que se proponen realizar,
describen los bienes objeto del negocio, los antecedentes del dominio si se trata de
transmisión de derechos reales y demás cláusulas contractuales.

3. Cierre: Se asientan tres constancias:

- Que se efectuó la lectura del instrumento.


- Las enmiendas de puño y letra
- Firma de todos los participantes del acto. Si alguien no sabe o no puede firmar lo
hace otro a su nombre dejándose constancia de la causa del impedimento y la
impresión digital del otorgante ( art. 305 CCC).

Protocolización
Consiste en incorporar materialmente un documento al protocolo. Pueden ser
protocolizados a pedido de parte, cuando se trata de dar fecha cierta a un instrumento
privado; no se transforma en instrumento público, sólo adquiere fecha cierta; o cuando
lo exige la ley, entonces sí se transforma en instrumento público y la protocolización
debe ser ordenada por un juez y debe tener la firma reconocida.
2.7.2.- Instrumentos privados.

Instrumentos privados y particulares. Caracterización. Distinciones entre


unos y otros. Requisitos. La impresión digital. La firma en blanco. Eficacia
probatoria. Reconocimiento de la firma. Fecha cierta. Valor probatorio.

Instrumentos Privados
Suele definirse al instrumento privado a partir de sus diferencias con el instrumento
público.
El instrumento privado será entonces toda declaración escrita de voluntad con el fin
de hacer constar un acto que interesa al derecho, que ha sido suscripta por
particulares sin intervención de oficial público, que está regido por el principio de
libertad de formas y que carece de fuerza probatoria por sí mismo.
No goza de autenticidad ni de fe pública.
A diferencia del instrumento público está liberado de formalidades (art. 284 CCC) pero
para ser instrumento privado ha de estar firmado (de lo contrario será un instrumento
particular).
Requisitos de validez del instrumento privado
Conforme surge de la distinción entre instrumento particular y privado, la firma es una
condición esencial para la existencia de todo acto bajo forma privada. Es, en principio,
la única exigencia de validez.
Como ya hemos dicho, la firma es el modo habitual que tiene una persona de dar a
conocer su individualidad escribiendo su nombre y apellido o un signo. Aunque sea
ilegible basta que la persona por costumbre o hábito rubrique los documentos siempre
de modo similar, aunque con el tiempo modifique algunos rasgos. Debe estar al pie, al
terminar el acto, abarcando todas las declaraciones. No es válida al margen.
Por excepción, hay instrumentos privados que requieren una formalidad determinada.
Así, el testamento ológrafo debe ser escrito, fechado y firmado de puño y letra por el
testado (art. 2477 CCYCN).

ARTÍCULO 288.- Firma. La firma prueba la autoría de la declaración de voluntad


expresada en el texto al cual corresponde. Debe consistir en el nombre del firmante o
en un signo.
En los instrumentos generados por medios electrónicos, el requisito de la firma de una
persona queda satisfecho si se utiliza una firma digital, que asegure indubitablemente
la autoría e integridad del instrumento.

ARTÍCULO 313.- Firma de los instrumentos privados. Si alguno de los firmantes de un


instrumento privado no sabe o no puede firmar, puede dejarse constancia de la
impresión digital o mediante la presencia de dos testigos que deben suscribir también
el instrumento.

ARTÍCULO 316.- Enmiendas. Las raspaduras, enmiendas o entrelíneas que afectan


partes esenciales del acto instrumentado deben ser salvadas con la firma de las partes.
De no hacerse así, el juez debe determinar en qué medida el defecto excluye o reduce
la fuerza probatoria del instrumento.

Firma. Concepto. Firma electrónica. Documento electrónico. Firma digital.


Valor probatorio.

Generalmente, cuando pensamos en la firma, nos referimos a aquella forma en que de


puño y letra un sujeto manifiesta su conformidad con el texto de un documento.
Pero lo cierto es que actualmente hablar de firma ya no implica referirse a la firma
ológrafa sino que esta coexiste con la denominada firma digital, cada vez más usada
en nuestro tiempo por las necesidades del tráfico jurídico.

Firma ológrafa:
La firma ológrafa puede ser definida como los trazos que constituyen el modo habitual
que tiene una persona de escribir nombre y apellido, con la finalidad de manifestar la
adhesión de su voluntad al texto a cuyo pie la pone.

Caracteres de la firma:
Es ológrafa, es decir, escrita de puño y letra por el firmante, a quien se imputa.
Es manifestación de individualidad. Cada sujeto elige el modo en que desea firmar y
rodea a su firma de rasgos que le son propios.
Es exclusiva. A raíz de las particularidades que la rodean, cada firma es exclusiva de su
autor.
Habitual: teniendo en cuenta los caracteres ya señalados, la firma adquiere
habitualidad. El sujeto intentará firmar siempre de la misma manera, porque es eso lo
que permitirá saber que la firma le pertenece. Esto no significa que la firma será
idéntica siempre, incluso el sujeto luego de un tiempo puede alterarla sustancialmente,
pero una vez que decida hacerlo la nueva firma reunirá los caracteres señalados.
Es expresión de voluntad. Esa es la función primordial de la firma. La firma debe ser
puesta con la finalidad de expresar la voluntad de adhesión al texto, razón por la cual
debe ser puesta al pie del documento. Es costumbre que, además de la firma al final,
se coloque media firma en cada una de las páginas del instrumento, a fin de evitar
puedan ser reemplazadas.

Firma digital:
Cuando hablamos de firma digital hacemos referencia a procedimientos o métodos
destinados a identificar al autor de un documento transmitido por medios electrónicos,
así como que esa persona aprueba su contenido.
En la actualidad, el método con mayor desarrollo es el de la criptografía de clave
pública o privada, que permite identificar al sujeto por la clave que pone en el
documento. Cuando el sujeto firmante coloca esta firma, pone su clave, el documento
queda encriptado y como tal se vuelve inalterable.

En el año 2001 se sancionó la ley 25.506 que legisla sobre firma digital, la firma
electrónica y el documento digital. Varias provincias han adherido a esta ley, entre ellas
Santa Fe (ley 12.491). Ejemplos de firma electrónica son las claves de acceso a los
cajeros automáticos o para realizar transacciones comerciales.
Dicha ley define a la firma digital como el resultado de aplicar a un documento digital
un procedimiento matemático de exclusivo conocimiento del firmante y que puede ser
verificada en relación al titular por la referencia a datos indicados en un certificado
emitido por un certificador reconocido. Es utilizada en el ámbito estatal para las
contrataciones, por la Administración Federal de ingresos Públicos, notificaciones
electrónicas, la factura electrónica, entre otros supuestos. 3

Conforme la ley 25.506, la firma digital requiere para que sea eficaz
1. Que haya sido creada durante el período de vigencia del certificado digital válido
del firmante
2. Que sea debidamente verificada con la referencia de los datos de comprobación
de firma digital, indicados endicho certificado, según el procedimiento que a
esos casos corresponde
3. Que dicho certificado haya sido emitido o reconocido por un certificador
licenciado.

Firma electrónica:
La firma electrónica consiste en la identificación que un sujeto signatario utiliza o
coloca junto a otros datos enviados electrónicamente, pero que no reúne los requisitos
de la firma digital.

El Código refiere a la firma en diversos artículos, entre ellos el 288.

3
MOLINA QUIROGA, Eduardo. Documento y firma electrónicos o digitales. Rev. La Ley 10/11/2008.
ARTÍCULO 288.- Firma. La firma prueba la autoría de la declaración de voluntad
expresada en el texto al cual corresponde. Debe consistir en el nombre del firmante o
en un signo.
En los instrumentos generados por medios electrónicos, el requisito de la firma de una
persona queda satisfecho si se utiliza una firma digital, que asegure indubitablemente
la autoría e integridad del instrumento.

La impresión digital
Si el instrumento privado es el instrumento particular firmado, ¿es posible reemplazar
al firma por la impresión digital de quien debería firmar?
Esta problemática ha dividido a la doctrina:
Algunos autores entienden que en algunos casos puede admitirse la impresión digital
como sucedánea de la firma. Así, por ejemplo, la ley 21297 autoriza al trabajador que
no sepa o no pueda firmar a colocar su impresión digital. Se requeriría entonces
habilitación legal.
Otros, por el contrario, entienden que en ningún caso podrá ser reemplazada la firma
por la impresión digital por cuanto esta última acredita identidad pero no voluntad del
sujeto. Podría haber sido estampada mientras el sujeto se encuentra en estado de
inconciencia, o aprovecharse de un sujeto que en general si no sabe firmar tampoco
sabe leer. Rivera se enrola en esta postura, sin desconocer que el instrumento será
considerado en ese caso instrumento particular y tendrá el valor probatorio de dicha
categoría de instrumentos. Sería, además la postura adoptada por el CCYCN según lo
dicho en los arts. 313 y 314.
Por último, parte de la doctrina distingue según el sujeto sepa leer y escribir o sea
analfabeto. En el primer caso se le permitirá suscribir el instrumento mediante su
impresión digital. En caso de ser analfabeto, no.

ARTÍCULO 313.- Firma de los instrumentos privados. Si alguno de los firmantes de un


instrumento privado no sabe o no puede firmar, puede dejarse constancia de la
impresión digital o mediante la presencia de dos testigos que deben suscribir también
el instrumento.
ARTÍCULO 314.- Reconocimiento de la firma. Todo aquel contra quien se presente un
instrumento cuya firma se le atribuye debe manifestar si ésta le pertenece. Los
herederos pueden limitarse a manifestar que ignoran si la firma es o no de su causante.
La autenticidad de la firma puede probarse por cualquier medio.
El reconocimiento de la firma importa el reconocimiento del cuerpo del instrumento
privado. El instrumento privado reconocido, o declarado auténtico por sentencia, o
cuya firma está certificada por escribano, no puede ser impugnado por quienes lo
hayan reconocido, excepto por vicios en el acto del reconocimiento. La prueba
resultante es indivisible. El documento signado con la impresión digital vale como
principio de prueba por escrito y puede ser impugnado en su contenido.
Firma a ruego:
La firma a ruego importa que cuando la parte no puede o no sabe firmar, lo hace otra
persona en su nombre. En el caso de los instrumentos públicos está expresamente
contemplado en el art. 305 inc. f).
En virtud de lo dicho por el art. 313, el instrumento particular firmado a ruego por dos
testigos que presencien el acto deviene en instrumento privado, entendiendo la
doctrina que una vez reconocida la firma el instrumento gozará del mismo valor
probatorio que el instrumento privado firmado por las partes.

Instrumentos privados firmados en blanco


En virtud del principio de libertad de formas, el instrumento privado puede haber sido
firmado en blanco, es decir, sin el contenido de la declaración, por una relación de
confianza.

ARTÍCULO 315.- Documento firmado en blanco. El firmante de un documento en


blanco puede impugnar su contenido mediante la prueba de que no responde a sus
instrucciones, pero no puede valerse para ello de testigos si no existe principio de
prueba por escrito. El desconocimiento del firmante no debe afectar a terceros de
buena fe.
Cuando el documento firmado en blanco es sustraído contra la voluntad de la persona
que lo guarda, esas circunstancias pueden probarse por cualquier medio. En tal caso,
el contenido del instrumento no puede oponerse al firmante excepto por los terceros
que acrediten su buena fe si han adquirido derechos a título oneroso en base al
instrumento.

Fuerza probatoria
El instrumento privado no prueba por sí la verdad de su contenido entre partes ni
frente a terceros.
Para ello es necesario que la firma sea reconocida por la parte a quien se desea oponer
el instrumento. Por ejemplo: si Juan quiere demandar a Pedro por el incumplimiento
de un contrato formalizado en instrumento privado, lo primero que necesita Juan es
que Pedro reconozca su firma.
El reconocimiento puede tener lugar de distintas formas: puede ser espontáneo (sin
intimación judicial) o provocado judicialmente. Atendiendo a las particularidades del
mismo, puede ser expreso (cuando el sujeto manifiesta que la firma le pertenece) o
tácito (cuando siendo citado al efecto no comparece, o bien una vez consultado al
efecto guarda silencio).
El reconocimiento también puede ser la resultante de una prueba pericial caligráfica,
cuando el sujeto ha negado su firma. Será el perito quien determinará si la firma le
pertenece a la parte contra quien se opone, a partir de un cotejo con otros
instrumentos firmados por ejemplo.
Una vez reconocida la firma, cualquiera sea la forma en que se produce el
reconocimiento, se tiene por reconocido todo el contenido del instrumento.
Las partes están obligadas a presentarse a reconocer su firma, bajo apercibimiento de
tenerla pro reconocida en caso de que no se presente o no se manifieste al efecto.
En caso del fallecimiento del firmante, sus herederos no están obligados a expedirse,
sino que pueden decir que no saben si la misma pertenece al causante.
Reconocida la firma el valor probatorio entre las Partes es igual al del Instrumento
Público. Frente a terceros, el instrumento debe adquirir fecha cierta.

ARTÍCULO 314.- Reconocimiento de la firma. Todo aquel contra quien se presente un


instrumento cuya firma se le atribuye debe manifestar si ésta le pertenece. Los
herederos pueden limitarse a manifestar que ignoran si la firma es o no de su causante.
La autenticidad de la firma puede probarse por cualquier medio.
El reconocimiento de la firma importa el reconocimiento del cuerpo del instrumento
privado. El instrumento privado reconocido, o declarado auténtico por sentencia, o
cuya firma está certificada por escribano, no puede ser impugnado por quienes lo
hayan reconocido, excepto por vicios en el acto del reconocimiento. La prueba
resultante es indivisible. El documento signado con la impresión digital vale como
principio de prueba por escrito y puede ser impugnado en su contenido.

ARTÍCULO 319.- Valor probatorio. El valor probatorio de los instrumentos particulares


debe ser apreciado por el juez ponderando, entre otras pautas, la congruencia entre lo
sucedido y narrado, la precisión y claridad técnica del texto, los usos y prácticas del
tráfico, las relaciones precedentes y la confiabilidad de los soportes utilizados y de los
procedimientos técnicos que se apliquen.

Fecha cierta
Fecha cierta es aquella que otorga certeza de que el instrumento se encontraba
firmado al momento de su producción, o no pudo ser firmado después de su
acaecimiento. Su importancia está vinculada a los derechos de terceros que podrían
depender de la veracidad de la fecha utilizada por las partes en el instrumento.
En el caso de los instrumentos públicos, se dice que tienen fecha cierta de origen, por
cuanto la fecha es uno de los elementos del acto que goza de plena fe y sólo puede ser
atacada por querella de falsedad.
En el caso de los instrumentos privados, por el contrario, resulta muy fácil para las
partes ponerse de acuerdo y antedatar o posdatar un instrumento, vulnerando con ello
derechos de terceros interesados.
Es por ello que cuando hablamos de la fuerza probatoria del instrumento privado se
aclara que para la oponibilidad de la fecha ante los terceros, esta debe ser considerada
fecha cierta.

El Código derogado, en el art. 1035, enumeraba en forma enunciativa diversos


supuestos de fecha cierta: la muerte del firmante, que el instrumento sea presentado
judicialmente y allí sea archivado, etc.

ARTÍCULO 317.- Fecha cierta. La eficacia probatoria de los instrumentos privados


reconocidos se extiende a los terceros desde su fecha cierta. Adquieren fecha cierta el
día en que acontece un hecho del que resulta como consecuencia ineludible que el
documento ya estaba firmado o no pudo ser firmado después. La prueba puede
producirse por cualquier medio, y debe ser apreciada rigurosamente por el juez.

Instrumentos particulares:
Como ya hemos dicho, se considera instrumento particular a aquel que carece de la
firma de las partes. Por ejemplo: el comprobante de un cajero automático, el boleto
de un colectivo, etc.
En cuanto a su valor probatorio, debemos estar a la regulación del art. 319 CCYCN. Así,
por ejemplo, cuando usamos el cajero automático no usamos nuestra firma, pero si
una tarjeta especial que debe ser conservada en nuestro poder y una clave personal
que permitiría acreditar que quien usa el cajero es quien está facultado a ese efecto.
ARTÍCULO 319.- Valor probatorio. El valor probatorio de los instrumentos particulares
debe ser apreciado por el juez ponderando, entre otras pautas, la congruencia entre lo
sucedido y narrado, la precisión y claridad técnica del texto, los usos y prácticas del
tráfico, las relaciones precedentes y la confiabilidad de los soportes utilizados y de los
procedimientos técnicos que se apliquen.
Cuadro comparativo entre el instrumento público y el privado

Instrumento Público Instrumento Privado


1. En cuanto a sus Requisitos subjetivos Libertad de formas, excepción:
formalidades respecto al oficial público firma
y objetivos
2. En cuanto a su Gozan de autenticidad. No gozan de autenticidad. No
Eficacia Probatoria Hacen plena fe entre las hacen plena fe entre partes:
partes, sus sucesores y debe ser reconocida la firma.
terceros, no requieren Frente a terceros: adquirir fecha
otra prueba cierta
3. En cuanto a su En sí mismos o hechos Puede ser impugnado por
impugnabilidad pasados ante el escribano: cualquier medio de prueba
debe ser declarado falso
en juicio civil o criminal.
Cláusulas dispositivas:
plena fe; enunciativas:
principio de prueba por
escrito. Ambas pueden
desvirtuarse por cualquier
medio de prueba

Correspondencia epistolar, cartas misivas


Las cartas pertenecen al que las recibe pero el derecho intelectual siempre será de
quien la escribió. Pueden presentarse en juicio? Sí puede hacerlo el destinatario en un
juicio contra el remitente pero contra un tercero sólo si no es confidencial
.
ARTÍCULO 318.- Correspondencia. La correspondencia, cualquiera sea el medio
empleado para crearla o transmitirla, puede presentarse como prueba por el
destinatario, pero la que es confidencial no puede ser utilizada sin consentimiento del
remitente.
Los terceros no pueden valerse de la correspondencia sin asentimiento del
destinatario, y del remitente si es confidencial.

Generalidades sobre Contabilidad y estados contables.


El nuevo Código Civil y Comercial introduce en la Parte General una resolución general
sobre Contabilidad y estados contables, a partir del art. 320.
La contabilidad puede conceptuarse como la disciplina que clasifica, registra, presenta
e interpreta los datos relativos a los hechos y actos económico-financieros con el
objeto de brindar información histórica y predictiva útil para la toma de decisiones.
Puede ser definida como la disciplina técnica que, a partir del procesamiento de datos
sobre la composición y evolución del patrimonio de un ente, de los bienes de propiedad
de terceros en su poder y de ciertas contingencias, produce información para la toma
de decisiones de administradores y terceros interesados, y para la vigilancia de los
recursos y obligaciones del ente”.

La contabilidad tiene importancia desde varios puntos de vista:


a. constituye un presupuesto necesario exigido por la ley para obtener ciertos
beneficios legales o formular ciertos reclamos, como la posibilidad de presentarse en
concurso preventivo, que exige denunciar los libros contables y presentarlos
oportunamente al tribunal bajo apercibimiento de desistimiento;
b. permite conocer de inmediato el estado de los negocios del empresario y puede así
apreciar tanto si progresan o decaen como la orientación que conviene imprimirles en
el futuro, etc.;
c. es de interés para los acreedores que han concedido crédito al empresario contando
con la seguridad de una administración ordenada del patrimonio, que es garantía
común de todos y cada uno de ellos;
e. es de interés de los trabajadores por conocer la contabilidad de la empresa;

En el art. 320 CCYCN se establece quienes están obligados a llevarlos –y sus


excepciones-, y el art. 321 indica el modo de hacerlo.

ARTÍCULO 320.- Obligados. Excepciones. Están obligadas a llevar contabilidad todas las
personas jurídicas privadas y quienes realizan una actividad económica organizada o
son titulares de una empresa o establecimiento comercial, industrial, agropecuario o
de servicios. Cualquier otra persona puede llevar contabilidad si solicita su inscripción
y la habilitación de sus registros o la rubricación de los libros, como se establece en
esta misma Sección.
Sin perjuicio de lo establecido en leyes especiales, quedan excluidas de las obligaciones
previstas en esta Sección las personas humanas que desarrollan profesiones liberales
o actividades agropecuarias y conexas no ejecutadas u organizadas en forma de
empresa. Se consideran conexas las actividades dirigidas a la transformación o a la
enajenación de productos agropecuarios cuando están comprendidas en el ejercicio
normal de tales actividades. También pueden ser eximidas de llevar contabilidad las
actividades que, por el volumen de su giro, resulta inconveniente sujetar a tales
deberes según determine cada jurisdicción local.

ARTÍCULO 321.- Modo de llevar la contabilidad. La contabilidad debe ser llevada sobre
una base uniforme de la que resulte un cuadro verídico de las actividades y de los actos
que deben registrarse, de modo que se permita la individualización de las operaciones
y las correspondientes cuentas acreedoras y deudoras. Los asientos deben respaldarse
con la documentación respectiva, todo lo cual debe archivarse en forma metódica y
que permita su localización y consulta.

El Código regula además los libros que deben ser llevados, y como deben ser
conservados.

Por su parte, el art. 330 regula lo referido a su fuerza probatoria 4.

4 ARTÍCULO 330.- Eficacia probatoria. La contabilidad, obligada o voluntaria, llevada en la forma y con los
requisitos prescritos, debe ser admitida en juicio, como medio de prueba.
Sus registros prueban contra quien la lleva o sus sucesores, aunque no estuvieran en forma, sin admitírseles
prueba en contrario. El adversario no puede aceptar los asientos que le son favorables y desechar los que le
perjudican, sino que habiendo adoptado este medio de prueba, debe estarse a las resultas combinadas que
presenten todos los registros relativos al punto cuestionado.
La contabilidad, obligada o voluntaria, prueba en favor de quien la lleva, cuando en litigio contra otro sujeto que
tiene contabilidad, obligada o voluntaria, éste no presenta registros contrarios incorporados en una contabilidad
regular.
Sin embargo, el juez tiene en tal caso la facultad de apreciar esa prueba, y de exigir, si lo considera necesario,
otra supletoria.
Cuando resulta prueba contradictoria de los registros de las partes que litigan, y unos y otros se hallan con todas
las formalidades necesarias y sin vicio alguno, el juez debe prescindir de este medio de prueba y proceder por
los méritos de las demás probanzas que se presentan.
Si se trata de litigio contra quien no está obligado a llevar contabilidad, ni la lleva voluntariamente, ésta sólo sirve
como principio de prueba de acuerdo con las circunstancias del caso.
La prueba que resulta de la contabilidad es indivisible.
ACTIVIDADES PARA LA COMPRENSIÓN Y PREGUNTAS GUÍA UNIDAD 8

1. Esquematice la clasificación de los hechos jurídicos


2. ¿Cuáles son los elementos del acto voluntario? ¿Cuáles son sus causas obstativas?
3. ¿Cuándo un acto es involuntario y cuáles son sus efectos?
4. ¿Cuáles son los presupuestos de la responsabilidad civil?
5. ¿Qué es un acto jurídico y cuáles son sus elementos esenciales?
6. ¿Qué es la representación y que tipos de representación existen?
7. Forma y prueba del acto jurídico son conceptos sinónimos. Fundamente.
8. ¿Qué diferencias hay entre la fuerza probatoria del instrumento público y el
privado?

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