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Berardi Franco Bifo-Futurabilidad

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FUTURABILIDAD

La e ra d e la i m p o te n c ia
y e l h o r iz o n te d e la p o s ib ilid a d
Berardi, Franco
Futurabilidad: la era de la impotencia
y el horizonte de posibilidad
la ed. - Ciudad Autónoma de Buenos Aires:
Caja Negra, 2019.
256 p.; 20 x 14 cm. - (Futuros próximos, 25)

Traducción de Hugo Salas


ISBN 978-987-1622-76-4

1. Filosofía. 2. Tecnología. 3. Ensayo Político


I. Salas, Hugo, trad. II. Titulo.
CDD 190

Título original: Futurabiíify

® Franco Berardi, 2017


® Verso Books, 2017
® Caja Negra, 2019

Caja Negra Editora

Buenos Aires / Argentina


info@cajanegraeditora.com.ar
www.cajanegraeditora.com.ar

Dirección Editorial:
Diego Esteras / Ezequiel Fanego
Producción: Malena Rey
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Diseño de Colección: Consuelo Parga
Maquetación: Tomás Fadel
Corrección: Cecilia Espósito y Sofía Stel
FRANCO "BIFO" BERARDI

FUTURABILIDAD

La e ra d e la im p o te n c ia
y e l h o r iz o n te d e la p o s ib ilid a d

Traducción / Hugo Salas

CAJyira
N EG RM
FUTUROS
PROXIMOS
ÍNDICE

11 Introducción

41 Parte I - LA POTENCIA

43 1. La era de la impotencia
67 2. El humanismo, la misoginia y el pensamiento
de la Modernidad tardía
101 3. El lado oscuro del deseo

111 Parte II - EL PODER

113 4. Automatización y terror


143 5. Necrocapitalismo
159 6. El código del dinero y la automatización

171 Parte III - LA POSIBILIDAD

173 7. Enigma
187 8. Superstición
203 9. Desvinculación
211 10. Una breve historia del general intellect
229 11. La dinámica del general intellect
237 12. La invención

247 Posfacio: Lo inconcebible


A 3uha Varto, Tere Vadén, Axeli Virtanen y Geert Lovink,
si bien con cierto retraso.
I
INT RODUCCIÓ N

No voy a escribir acerca del futuro otra vez.


No voy a escribir acerca del no-futuro tampoco.
Escribiré acerca del proceso de devenir otro: de la vi­
bración, la selección, la recombinación, la recomposición.
La posibilidad es contenido, la potencia es energía y
el poder es forma.
Llamo posibilidad a un contenido inscripto en la ac­
tual conformación del mundo (es decir, la inmanencia de
posibilidades). La posibilidad no es una, siempre es plu­
ral: las posibilidades inscriptas en la actual conformación
del mundo no son infinitas, pero sí muchas. El campo de
posibilidad no es infinito porque lo posible está limitado
por las imposibilidades inscriptas en el presente. Sin em­
bargo, es plural, un jardín de senderos que se bifurcan. Al
verse ante una disyuntiva entre posibilidades distintas, el
organismo entra en vibración y a continuación realiza una
elección que se corresponde con su potencia.
Llamo potencia a la energía subjetiva que despliega las
posibilidades y las realiza. La potencia es la energía que
transforma las posibilidades en realidades.
Llamo poder a las selecciones (y exclusiones) implícitas
en la estmctura del presente bajo la forma de la prescripción:
el poder es la selección y la imposición de una posibilidad
entre muchas, y la simultánea exclusión (e invisibilización)
de muchas otras posibilidades.
Esta selección puede ser descripta como una Gestalt
(una forma estructurante) y funciona como un paradigma.
También se la puede ver como un formato, un modelo que
solo se puede implementar si aceptamos las regulaciones
prescriptas por el código.

POSIBILIDAD

En 1937, Henri Bergson publica en la revista sueca Nordisk


Tidskrift el artículo "Le posible et le réel" [Lo posible y lo
real]. En este texto, incluido luego en el libro La pensé et
le mouvant [El pensamiento y lo moviente], el pensador
francés responde a la pregunta ¿cuál es el significado de¡
la palabra posibilidad1.-.

Llamamos posible a lo que no es imposible; y es obvio que


esta no-imposibilidad de una cosa es la condición de su
realización. [...] Sin embargo del sentido completamente
negativo del término "posible" pasan subrepticiamente,
inconscientemente, al sentido positivo. Posibilidad signifi­
caba hace un momento "ausencia de impedimento"; ahora
ustedes hacen de ello una "preexistencia bajo forma de
idea", lo cual es algo completamente distinto.

"B es posible" significa que B está inscripto en A y que


nada impide que B se despliegue a partir de la condición

1. El artículo apareció en sueco antes de su publicación en francés en el


volumen Le pensée et le mouvant de 1934. [La traducción que reprodu­
cimos en este libro es la de El pensamiento y lo moviente, Buenos Aires,
Cactus, 2013. (N. del T.)]
INTRODUCCIÓN

actual de A. Bergson habla de una preexistencia bajo la for­


ma de idea, pero yo no querría usar la palabra idea; en lugar
de ello, prefiero decir que un futuro estado del ser resulta
posible si es inmanente a la actual conformación del mundo
o está inscripto en ella. Sin embargo, nunca debemos olvi­
dar que la actual conformación del mundo contiene muchas
posibilidades distintas (en conflicto), no solo una.
Extraer e implementar una de las muchas futurabili-
dades inmanentes: tal es el paso de lo posible a lo real.
La futurabilidad es una capa de posibilidades que pueden
evolucionar o no para convertirse en realidades.
Bergson sostiene:

¿Por qué el universo es ordenado? ¿Cómo se impone la


regla a lo irregular, la forma a la materia? [...] Este pro­
blema [...] se desvanece si se considera que la idea de
desorden tiene un sentido definido en el ámbito de la in­
dustria humana o, como decimos, de la fabricación, pero
no en el de la creación. El desorden es simplemente el
orden que no buscamos.

Escudriñamos la caótica complejidad de la materia,


de los eventos y de los flujos, buscando una posibilidad de
orden, una posible organización de ese material caótico.
Extraemos algunos fragmentos del magma y luego proba­
mos combinarlos, en un intento por revertir la entropía: la
vida inteligente es este proceso que aspira a una reversión
local y provisional de la entropía. El tiempo es la dimen­
sión de la descomposición y la resistencia, de la disolución
y la recomposición. El tiempo es el proceso de devenir otro
de cada fragmento en todos los demás fragmentos, para
siempre. Bergson define el concepto de posibilidad desde
el punto de vista del tiempo: "¿Qué fin tiene el desarrollo
de la realidad? ¿Por qué no se ha desarrollado ya? ¿Para
qué sirve el tiempo? (Hablo del tiempo real, concreto, no
del tiempo abstracto que es solo una cuarta dimensión del
espacio.) [...] La existencia del tiempo, ¿no constituiría
una prueba de que hay indeterminación en las cosas? ¿No
sería, tal vez, el tiempo esta indeterminación misma?".
La filosofía antigua, nos dice, estaba centrada en la
Eternidad, con sus categorías inmutables del ser, y su
eterna conjunción del pensamiento y la idea:

Los modernos se colocan, es verdad, en un punto de vista


completamente distinto. Ya no tratan el Tiempo como un
intruso, perturbador de la eternidad; pero de buen grado
lo reducen a una simple apariencia. Lo temporal no es
entonces sino la forma confusa de lo racional. [...] Pero,
en un caso como en el otro, tratamos con teorías. Aten­
gámonos a los hechos.

Por un lado, Bergson define lo posible de una manera


tautológica: lo posible es aquello que no es imposible. Lo
posible es aquello que no necesariamente habrá de exis­
tir, pero tampoco habrá de no-existir, necesariamente. Por
otra parte, el propio Bergson reconoce que se trata de una
respuesta vacía: no dice nada acerca del contenido de la
propia posibilidad. Si queremos saber más, tenemos que
entender qué ocurre en el espacio vacío de la no-imposibi­
lidad y la no-necesidad.
Pensemos en la evolución de un organismo vivo. El
campo de posibilidad del organismo está incluido en su có­
digo genético, pero dicho código no es la historia de su
futuro. Antes bien, abre un espectro de evoluciones posi­
bles, en el marco del cual la evolución puede emprender
muchos caminos distintos. La epigénesis (el proceso por el
cual un organismo desarrolla su código genético) expone
constantemente el organismo emergente a su medio, al
acaecer de eventos que el código no puede predecir ni
preformar. Este campo de posibilidad no es infinito, en la
medida en que está limitado por las condiciones genéticas
inscriptas en el código. Pero bajo ningún punto de vista
INTRODUCCIÓN

es reductible a una mera sucesión determinista de estados


predecibles. En cuanto lo posible es plural, los eventos
ambientales en los que el código evoluciona seleccionan y
moldean una forma entre muchas.
La posibilidad es como la intensidad del huevo tántri-
co, antes y durante el proceso de diferenciación.
"Me parece que lo que Spinoza llama la esencia sin­
gular es una cantidad intensiva. Como si cada uno de no­
sotros estuviera definido por una especie de complejo de
intensidades que remite a su esencia. Cuando tengo co­
nocimiento de las nociones, aún no tengo plena posesión
de mi esencia como intensidad."2
En Mil mesetas, el pasaje de la posibilidad a la realidad
es descripto como un giro de la intensidad del huevo hacia
el despliegue de gradientes de diferenciación, que termina
con el despliegue total del cuerpo extendido.

Un Cuerpo sin Órganos está hecho de tal forma que solo


puede ser ocupado, poblado por intensidades. Solo las
intensidades pasan y circulan. Además, el CsO no es una
escena, un lugar, ni tampoco un soporte en el que pasa­
ría algo. Nada tiene que ver con un fantasma, nada hay
que interpretar. El CsO hace pasar intensidades, las pro­
duce y las distribuye en un spatium a su vez intensivo,
inextenso. Ni es espacio ni está en el espacio, es materia
que ocupará el espacio en tal o tal grado, en el grado que
corresponde a las intensidades producidas. Es la materia
intensa y no formada, no estratificada, la matriz intensi­
va, la intensidad = 0; pero no hay nada negativo en ese
cero, no hay intensidades negativas ni contrarias. Mate­
ria igual a energía. Producción de lo real como magnitud
intensiva a partir de cero. Por eso nosotros tratamos el
CsO como el huevo lleno anterior a la extensión del or-

2. Gilíes Deleuze, "Anexo. Curso de Vincennes, 24 de enero de 1978", En


medio de Spinoza, Buenos Aires, Cactus, 2006.
F
R
A
ganismo y a la organización de los órganos, anterior a la
c formación de los estratos, el huevo intenso que se define
0
por ejes y vectores, gradientes y umbrales, tendencias
B dinámicas con mutación de energía, movimientos cine­
1 máticos con desplazamiento de grupos, migraciones, y
F todo ello independientemente de las formas accesorias,
0
puesto que los órganos solo aparecen y funcionan aquí
B como intensidades puras. El órgano cambia al franquear
E un umbral, al cambiar de gradiente. "Los órganos pierden
R
toda constancia, ya se trate de su emplazamiento o de su
A
R función, [...] por todas partes aparecen órganos sexua­
D les, brotan anos, se abren para defecar, luego se cierran,
1 [...] el organismo entero cambia de textura y de color,
variaciones alotrópicas reguladas a la décima de según-
do". Huevo tántrico.

El huevo tántrico contiene innumerables concatena­


ciones intercelulares, que conforman la red de la posibili­
dad. El espacio de realización de lo posible es la evolución
de estas concatenaciones, de su estado de virtualidad ini­
cial al estado de organismo desplegado. Llamo "potencia"
a la condición necesaria para que se produzca esta reali­
zación: la potencia permite el cambio de la cero-dimen-
sionalidad de la información a la multidimensionalidad
del cuerpo y el acontecimiento. El poder, entonces, es
la grilla de selecciones que visualiza, enfatiza e imple-
menta un plan o la consistencia en que una posibilidad
se despliega, excluyendo a cualquier otra posibilidad del
espacio de realización.
El huevo tántrico es el magma de todas las posibilida­
des, el contenido caótico que busca una forma. El general
intellect es el contenido, el semiocapitalismo es la Gestalt, la
generadora de formas codificadas: la captura paradigmática.3

3. Gilíes Deleuze y Félix Guattari, Mil mesetas. Capitalismo y esquizofrenia.


Valencia, Pre-Textos, 2000, pp. 158 y 159.
INTRODUCCIÓN

El poder es la sujeción de todo contenido posible a un


código generativo.
El horizonte de nuestra época está marcado por un
dilema: en uno de los escenarios, el general intellect se
despliega y evoluciona conforme a la línea paradigmática
que le indica el código semiocapitalista. En un segundo
escenario, el general intellect se combina dentro de una
forma acorde a un principio de autonomía y de conocimien­
to útil y no-dogmático.
¿Quién habrá de decidir el resultado de este dilema?
¿Quién habrá de decidir cuál de estas dos posibilidades se
realiza? Esta es la cuestión que me ocuparé de analizar en
la tercera y última parte de este libro.
Para que una posibilidad pase de la virtualidad a la
realidad, es preciso que encarne en un sujeto, y que ese
sujeto tenga potencia. ¿Cómo encarna una posibilidad en
un sujeto? ¿Cómo puede tener potencia un sujeto? Una
posibilidad se encarna en un sujeto cuando el magma de
posibilidad encuentra una concatenación que transforma
ese magma en una subjetividad intencional.
La democracia liberal es la concatenación política que
permitió la subjetivación de la clase burguesa en los si­
glos de la Modernidad. El comunismo es la concatenación
que posibilitó que los obreros industriales se reunieran y
luchasen por sus derechos sociales.
¿Qué concatenación habrá de permitir la emergencia
del general intellect como una fuerza consciente, decidida
a desmantelar y reprogramar el mundo conforme a la uti­
lidad concreta del conocimiento?

POTENCIA

La potencia, entonces, es la condición que posibilita una


transformación, en conformidad con la voluntad de un
sujeto.
F
R
A
£ La historia es el espacio de emergencia de las posi-
q bilidades, encamadas en subjetividades dotadas de po­
tencia.
B La potencia nos da el potencial de ser libres y trans-
* formar nuestro medio. Por su parte, el poder es la sujeción
o de las posibilidades a un determinado código generativo.
Al igual que la evolución, la historia puede ser vista
b como una sucesión de selecciones y bifurcaciones; la dife-
E rencia es que, en el reino de la historia, en toda bifurcación
A la conciencia desempeña un rol decisivo a la hora de decidir
r entre las distintas posibilidades en conflicto.
D Para surgir de la caótica dimensión vibratoria de la
posibilidad, un cuerpo necesita potencia. La potencia es
la energía que conecta a una posibilidad inscripta en el
presente con su respectivo sujeto.
Para convertir dicha posibilidad en una forma, el su­
jeto dotado de potencia debe hacer caso omiso del poder,
- 18-

que se opone a la expansión de una posibilidad inscrip­


ta que le resulta conflictiva. Contra lo que suponen muchos
académicos spinozianos (me referiré en particular a Toni
Negri), la potencia no es infinita.
En varios de sus textos, sobre todo los libros La ano­
malía salvaje y Spinoza subversivo, Negri atribuye a Spi­
noza la idea de una potencia infinita: "El Ser no quie­
re someterse a un devenir que no detenta la verdad. La
verdad se dice del ser, la verdad es revolucionaria, el ser
es ya revolución".4 La última oración suena extrañamente
teológica y Negri, de hecho, se muestra inflexible a la hora
de afirmar la naturaleza absoluta del mundo. "El mundo es
absoluto. Estamos felizmente sobrepasados por esta ple­
nitud, no podemos más que asociarnos a esta abundan­
te circularidad del sentido y de la existencia [...]. Este
punto define la segunda razón de la contemporaneidad de

4. Toni Negri, Spinoza subversivo. Variaciones (in)actuales, Madrid, Akal,


2000, p. 29.
INTRODUCCIÓN

Spinoza. Describe al mundo como una absoluta necesidad,


como la presencia de la necesidad."5
Esta definición del mundo como necesidad absoluta es
el fundamento de Negri para lanzar su enérgico rechazo
a reconocer los límites de la potencia, y por consiguiente
también de su fe en el carácter necesario de la liberación.
Pero yo, desde un punto de vista ateo, no puedo compar­
tir su fe: no creo que la liberación sea algo necesario. La
liberación es una posibilidad, y en nuestro tiempo, a co­
mienzos del siglo XXI, parece ser una posibilidad bastante
improbable.
¿La liberación está inscripta en el entramado absoluto
del mundo? Negri responde con certeza: sí. Pero esto
lo lleva a una anulación fantástica de la realidad, y en
particular da camino a una anulación fantástica de la
vida contemporánea de la subjetividad. La liberación
no es una necesidad absoluta, sino una posibilidad que
necesita potencia para realizarse. Y a veces no contamos
con esa potencia.
Todo el Viagra teórico que nos puede brindar esta lec­
tura que Negri hace de Spinoza resulta inútil frente a la
impotencia política de la subjetividad contemporánea. Las
posibilidades inscriptas en la vida social y el conocimiento
no encuentran hoy una concatenación política, y las pa­
siones tristes obnubilan lo posible. Es preciso entender la
génesis de estas pasiones tristes, sin ningún tipo de nega­
ción histérica. Si queremos encontrar una salida, debemos
mirar a la bestia a los ojos.
En su clase sobre Spinoza de 1978, Deleuze señala que
"el affectus es, por lo tanto, la variación continua de la
fuerza de existencia de alguien". Esta variación aumenta
o disminuye la potencia del sujeto: las pasiones tristes y
las pasiones alegres deben ser consideradas como afeccio­
nes, la causa de este aumento o disminución. "Spinoza

5. Ibid.
denuncia un complot en el universo de aquellos que tie­
nen interés en afectarnos con pasiones tristes. El sacerdo­
te tiene necesidad de la tristeza de sus sujetos, tiene ne­
cesidad de que se sientan culpables [...]. Inspirar pasiones
tristes es necesario para el ejercicio del poder."6
Aferrarse a estas pasiones tristes no debería ser con­
siderado una especie de culpa, un error que es preciso
enmendar. Las pasiones tristes no son el efecto de un
malentendido y no pueden ser canceladas por fuerza de
voluntad o por la adecuada reflexión. Como señala Deleuze,
las pasiones tristes son el efecto de un ejercicio de poder.
El poder es la agencia que reduce el campo de po­
sibilidad a un orden prescriptivo; el poder, por ende, es
la fuente real de las pasiones tristes, y cabe considerar
la existencia de estas como un efecto de la sujeción del
alma a la fuerza del poder. "Spinoza dice que el mal es el
producto de un mal encuentro. Encontrarse con un cuerpo
que se conjuga mal con el propio." Lamentablemente, los
malos encuentros suceden. Mucho, en estos tiempos. Ci­
tando a Spinoza, Negri escribe:

"La felicidad no es un premio que se otorga a la vir­


tud, sino que es la virtud misma, y no gozamos de ella
porque reprimamos nuestras concupiscencias, sino que,
al contrario, podemos reprimir nuestras concupiscencias
porque gozamos de ella" [...]. Spinoza desbarata el hege­
lianismo antes de que este nazca sobre el reconocimiento
de su supremacía lógica [...] y anticipa con la productivi­
dad de la razón el desarrollo de la historia -desbaratando
así la afirmación hegeliana de la filosofía como registro
de un acontecimiento desecado y seleccionado, haciendo
realmente de la libertad la base del acontecimiento y de
la historia, radicando absolutamente la potencia huma­
na en la franja baja y productiva de la existencia-. En

6. Gilíes Deleuze, "Anexo", op. cit.


INTRODUCCIÓN

Spinoza no cabe distinción entre Erklarung fenomenoló-


gica y Darstéllung metafísica.7

No es difícil entender la analogía que establece Negri


entre la visión panteística de Spinoza y la visión p a n e ­
girista de Hegel. La diferencia, sin embargo, es decisiva:
en Hegel, lo infinito es la energía del devenir del espíritu; en
Spinoza, la naturaleza, y la potencia es el cuerpo.
"¿Qué puede hacer un cuerpo?", se pregunta Spinoza,
en una pregunta que intenta iluminar la naturaleza exce­
siva del cuerpo-, no afirmar su potencia ilimitada.

En efecto, nadie ha determinado hasta aquí lo que puede


el cuerpo, esto es, la experiencia no ha enseñado a nadie
hasta aquí lo que el cuerpo, por las solas leyes de la Na­
turaleza, en cuanto se la considera solo como corpórea,
puede obrar [...]. Nadie sabe tampoco de qué manera ni
por qué medios mueve el alma al cuerpo, ni cuántos gra- ~
i
dos de movimiento puede imprimirle, ni con qué rapidez
es capaz de moverlo.8

¿Qué puede hacer nuestro cuerpo en estos días? ¿Qué


puede hacer el cuerpo social bajo las actuales condiciones
de separación del cerebro automatizado? La impotencia
es el asunto que discutiré en la primera parte de este
libro.

EL PODER

En toda bifurcación histórica, el espectro de posibilidades


se ve simultáneamente limitado por el poder y abierto por

7. Toni Negri, Spinoza subversivo, op. cit., pp. 98 y 103.


8. Baruch de Spinoza, Ética demostrada según el orden geométrico, México,
fce , 1977.
la subjetividad emergente. Si la subjetividad emergente
tiene potencia (consistencia interna y energía proyec-
tual), puede traer al espacio de la visibilidad una posi­
bilidad invisible y abrir el camino hacia la realización de
dicha posibilidad.
La morfogénesis es la emergencia de una forma nueva
a partir de una vibración, la oscilación entre distintos de­
sarrollos del cuerpo de posibilidades. La forma emergente
está contenida como posibilidad, pero en el pasaje de
una alternativa a su resolución podemos insertar selec­
ciones automatizadas. La automatización es el reemplazo
de actos humanos por máquinas, como así también la
sujeción de la actividad cognitiva a cadenas lógicas y
tecnológicas.
Este es exactamente el origen del poder: la inserción
de selecciones automatizadas en la vibración social.
La mente humana programa la automatización en
función de sus proyectos, visiones, ideologías y precon­
cepciones: la automatización replica una intencionalidad
enquistada y formas de relación establecidas.
¿Qué es una forma respecto de su contenido? ¿Y cómo
se vuelve posible la emergencia de una forma nueva? ¿De
qué manera las cosas generan cosas y los conceptos, con­
ceptos? Y por último, más interesante, ¿de qué manera los
conceptos generan cosas?
Podemos definir al poder como un determinismo en­
gendrado. De hecho, el poder adopta la forma de un con­
junto de automatismos tecnolingüísticos que moldean el
comportamiento futuro: "Quien no pague el alquiler será
automáticamente desalojado de su departamento", "Quien
no pague la matrícula será automáticamente expulsado de
la universidad", y así sucesivamente. La ejecución del des­
alojo o la expulsión no es el acto de un agente humano al
que la compasión podría llevar a cambiar de idea. Se trata
de consecuencias implícitas en la máquina técnica, como
si fueran necesidades lógico-matemáticas. No lo son, pero
INTRODUCCIÓN

la máquina lingüística registra el comportamiento huma­


no y lo traduce en consecuencias: los eventos reales ac­
tivan funciones matemáticas que están inscriptas en la
máquina como necesidades lógicas.
La anticipación prescribe en términos deterministas la
futura forma del organismo por medio de la inserción de
mutaciones biotécnicas o tecnosociales. El deterninismo
no es solo una (mala) metodología filosófica que describe
la evolución según implicaciones causales, sino también
una estrategia política que tiene el propósito de introdu­
cir cadenas causales en el mundo, y en particular en el
organismo social.
La estrategia determinista procura subyugar el futuro,
refrenar la tendencia a un modelo de prioridades prescrip-
to y automatizar el comportamiento por venir. Podemos
describir el efecto que produce esta cadena de automatis­
mos como una trampa determinista, una trampa que captu­
ra lo posible y lo reduce a una mera probabilidad, al tiempo
que impone lo probable como necesario. Este es el asunto que
discutiré en la segunda parte de este libro.

LA TENDENCIA INMANENTE Y EL PARADIGMA

La inmanencia es la cualidad de estar dentro del proceso,


el carácter intrínseco o inherente de algo a otra cosa.
Este libro trata acerca de la futurabilidad, la multipli­
cidad de los futuros posibles inmanentes: un devenir otro
que ya está inscripto en el presente.
Pero si suponemos que esto significa que el futuro
está necesariamente inscripto en la actual conformación
del mundo, no hacemos más que atribuirle a la inmanencia
una significación teológica, que convierte a la inscripción
en una prescripción.
Dicha teología puede fundarse en una interpretación
determinista de la causalidad científica o en un relato
teológico de la historia del mundo al que podríamos deno­
minar panteísmo, en el que Dios funciona como un Pres-
criptor inmanente.
Por el contrario, la concepción materialista de la inma­
nencia se basa en la convicción de que la realidad actual
contiene al futuro como un amplio espectro de posibilida­
des, y que la selección de una de las tantas posibilidades
no responde a una prescripción determinista del proceso
de morfogénesis. El futuro se inscribe en el presente bajo
la forma de una tendencia que podemos imaginar: una
suerte de premonición, un movimiento vibratorio de par­
tículas guiadas por un proceso incierto de recombinación
constante.
La inmanencia no implica una consecuencialidad ló­
gica y necesaria: el presente no contiene al futuro como
un despliegue lineal ineludible o como una elaboración
consecuencial de implicancias legibles en la realidad
actual. La inmanencia es el conjunto de las incontables
posibilidades divergentes y conflictivas inscriptas en el
presente. Podemos describir el estado actual del mundo
como una concurrencia vibratoria de múltiples posibili­
dades. ¿Cómo da origen esta vibración caótica a un deter­
minado acontecimiento? ¿Cómo ocurre que, entre muchas
evoluciones posibles, solo una llegue a prevalecer?
Los estados futuros del mundo social no son una con­
secuencia lineal de la voluntad política, sino el resulta­
do de relaciones, conflictos y mediaciones infinitamente
complejos. Denominamos heterogonía (heterogénesis) de
los fines a la relación asimétrica existente entre los pro­
yectos y las realizaciones, entre la voluntad y la composi­
ción histórica de las infinitas voluntades concurrentes en
la determinación de un acontecimiento.
La relación entre hoy y mañana, entre el estado actual
del mundo y su estado futuro, no es necesaria (es decir,
obligatoria). El presente no contiene al futuro como una
evolución lineal. La emergencia de alguna de las muchas
INTRODUCCIÓN

formas posibles es el resultado -provisional e inestable-


de una polarización, de la fijación de un patrón.
La tendencia es un movimiento en determinada direc­
ción. Podemos interpretar la complejidad vibratoria del
mundo, en cuanto potencialidad, como un vasto espec­
tro de tendencias coexistentes y opuestas. La tendencia
es esa posibilidad que parece prevalecer en un determi­
nado momento del proceso vibratorio que da origen al
acontecimiento.
En el momento cúlmine de la modernidad industrial,
la posibilidad de que la actividad social se emancipase
del trabajo asalariado estuvo inscripta en la concatena­
ción social, sobre todo en la relación entre la potencia del
general intellect y la tecnología existente. Que la actividad
humana se emancipase de la explotación capitalista era
una posibilidad, a la que podríamos considerar una ten­
dencia. El comunismo era entonces inmanente a la com­
posición técnica del capital y también a la conciencia so­
cial. Sin embargo, como todos sabemos, dicha posibilidad
nunca se concretó. La tendencia hacia la emancipación
de la actividad humana de la explotación capitalista (a la
que yo llamo "comunismo posible") no logró imponerse. La
posibilidad del comunismo se vio obstruida por el acon­
tecimiento de la revolución bolchevique y el consiguiente
establecimiento de una dictadura del ejército y del Estado.
De hecho, la acción leninista rompe la cadena estruc­
tural planteada por Marx. El acontecimiento de la Revolu­
ción Rusa, al igual que el acontecimiento de la Comuna de
París, no responde al despliegue necesario de dinámicas
estructurales inscriptas en el proceso de producción. Fue­
ron acontecimientos prematuros. Pero todo acontecimien­
to es prematuro, en la medida en que ninguno responde
a una cadena de causación. La Revolución Rusa funcionó
como una violación o refutación de la convicción marxista
de que la revolución socialista habría de darse primero en
los países industriales más avanzados.
F
R
A
N No es posible describir la estructura y el acontecimiento
0 en términos de una implicación mutua necesaria. La estruc­
tura no necesariamente implica ningún tipo de acontecimien-
B to, y el acontecimiento no está implícito en la estructura.
1 Llamo "captura paradigmática" a la reducción del es-
0 pectro de posibilidades inscripto en el presente a un patrón
que actúa como una Gestalt que formatea la situación.
B De hecho, las posibilidades emergentes están en con-
E flicto con el paradigma dominante. La captura paradig-
A mática obstruye e impide el despliegue de la tendencia y
r anquilosa la vibración, reduciendo así la multiplicidad de
D posibilidades a un nuevo estado (provisional e inestable)
1 del mundo.
Podemos describir la relación entre la sociedad y la
evolución de la tecnología en términos de posibilidad y
captura paradigmática. El conocimiento, la producción
, y la tecnología conforman un campo vibratorio de posi-
£ bilidades. Desde los comienzos de su implementación, la
tecnología electrónica y las redes digitales habilitaron un
proceso de transformación de las relaciones y la produc­
ción sociales, abierto a distintas evoluciones posibles.
La tecnología digital y la investigación en inteligencia
artificial abren la puerta a una suerte de automatización
del futuro.

EL STATISTICON: LA PRESCRIPCIÓN DE INSCRIPCIONES

En la infinitud del tiempo, una incesante cadena de bifur­


caciones da origen a vibraciones, selección y emergencia.
A cada momento, la materia ingresa en un estado vibrato­
rio en el que oscila entre distintas posibilidades, del que
emerge un conjunto nuevo.
La aparición de la conciencia es un efecto de la evolu­
ción, pero representa también el salto hacia una dimensión
reflexiva: la dimensión de la elección. Cuando el tiempo
INTRODUCCIÓN

de la evolución es atravesado por la conciencia, hablamos de


historia.
Una vez allí, las bifurcaciones pasan a ser percibidas
como el efecto de una selección intencional entre dis­
tintas posibilidades. Los seres humanos parecen tener
la peculiar capacidad de hacer elecciones conscientes y
seleccionar una posibilidad entre muchas. Las elecciones
conscientes no son (solo) procesos racionales de cálculo:
también implican decisiones estratégicas y juicios éticos,
expresan preferencias estéticas y se ven influenciadas por
los flujos de info-psicoestimulación.
Dado que el futuro no está prescripto, y la sucesión
del ahora y el mañana no es monolítica ni está predeter­
minada, nuestra tarea consiste en distinguir las leyes de
la futurabilidad inmersas en el entramado de la realidad
actual y la conciencia presente.
La futurabilidad puede ser rastreada en términos de

-a -
necesidad absoluta, necesidad relativa o probabilidad, ten­
dencia, imposibilidad y posibilidad.
La necesidad absoluta marca las enunciaciones lógi­
cas que son verdaderas hoy y también habrán de serlo
mañana, en la medida en que son funciones inscriptas en
la mente humana y no implican ninguna relación con la
realidad externa.
Kant distingue entre juicios sintéticos y analíticos.
Los juicios analíticos pueden ser considerados autoevi-
dentes, porque el contenido de la enunciación está im­
plícito en el sujeto. La verdad analítica es, por lo tanto,
una necesidad.
Por su parte, la necesidad relativa es una concatena­
ción de eventos temporales que implica cierta probabili­
dad, como así también una concatenación de estados del
ser impuestos por la ley y por la fuerza.
"Quien no pague el alquiler será desalojado" es un caso
de futurabilidad relativamente necesaria. La implicación
no responde a una necesidad lógica, pero las relaciones
sociales se basan en la imposición de reglas convenciona­
les. Dicha imposición puede ocurrir por medio de la vio­
lencia, del consenso o de la automatización.
En la computadora del agente inmobiliario, hay cade­
nas lógicas que implican que el inquilino que no pague
la renta será desalojado del hogar. Dicha implicación, sin
embargo, no es lógica ni natural, sino impuesta por la
automatización de la voluntad y la transcripción automa­
tizada de una relación social de fuerzas. El capitalismo fi­
nanciero está ligado a implicaciones tecnolingüísticas que
pretenden pasar por naturales y lógicas. No lo son. Son
reducciones bastante artificiales del amplio espectro de la
posibilidad a la estrecha serie de la probabilidad.

LA ANTICIPACIÓN: EL DETERMINISMO COMO ESTRATEGIA DE


REDUCCIÓN

El poder predictivo de la máquina global contemporánea


reside en su capacidad de leer rutinariamente grandes
flujos de datos. Gracias a la introducción del filtro bur­
buja, las predicciones estadísticas resultantes de este
proceso se convierten en prescripciones que evacúan la
subjetividad.
Siguiendo a Warren Neidich, llamo "statisticon" al au­
tomatismo tecnoinformativo responsable de capturar los
datos del flujo vivo de la actividad social con el propósito
de adaptar las articulaciones de la máquina global a las
expectativas de los organismos sociales, y las expectativas
de los organismos sociales a las articulaciones de la má­
quina global.
La técnica de personalización que les permite a
Google y otros motores de búsqueda anticipar nuestros
pedidos, como así también modelar y controlar nues­
tros deseos, es llamada "filtro burbuja". El filtro burbuja
es un ejemplo de lo que Warren Neidich, denomina el
INTRODUCCIÓN

statisticon: un reductor de acontecimientos futuros a la


probabilidad y la predictibilidad. La anticipación es el
complemento de la captura estadística: anticipar el futu­
ro significa impedir un comportamiento futuro y vaciarlo
de singularidad.
En la dinámica del statisticon, el espejo funciona
como un generador que permite a la máquina anticipar y
precompartimentalizar el comportamiento social. El sta­
tisticon evoluciona junto con su entorno (en este caso, la
vida social), pero la condición de esta evolución conjunta
es la homología estructural preinscripta que hace posible
la interacción social en la esfera de una regulación auto­
matizada.
Para que pueda producirse una comunicación efectiva,
el agente de enunciación debe emplear el lenguaje que
las máquinas entienden. Solo una vez que el agente de enun­
ciación ha aceptado este formato que la hace posible, se
produce la interacción y la máquina solo puede adaptarse
al organismo vivo en la medida en que ese organismo vivo
también se ha adaptado a la máquina.
La anticipación estadística implica dos acciones com­
plementarias: una es el registro de enormes flujos de da­
tos; otra, la adaptación de la máquina al entorno viviente
y la recíproca adaptación de los organismos vivos y cons­
cientes a la máquina.
Enormes cantidades de datos le brindan a la máquina
su capacidad de adaptarse, al tiempo que el filtro burbuja
induce a los organismos vivos y conscientes a aceptar las
respuestas que la máquina espera.
La anticipación estadística es el modo de funciona­
miento de la gobernanza, la forma contemporánea del
poder político y económico: una forma de determinismo
engendrado.
La anticipación funciona como una trampa determinis­
ta: el futuro del organismo puede ser alterado por medio de
modificaciones biotécnicas o tecnosociales. Se captura lo
F
R
A
^ posible, reduciéndolo a la mera probabilidad, y lo probable,
q a su vez, nos es impuesto como necesario.
Sin embargo, con la siguiente bifurcación aparece
b una nueva posibilidad, y a esta seguirá la próxima, en un
* proceso de automatización cognitiva que ha comenzado
0 en nuestro tiempo. ¿Podrá el general intellect (consti­
tuido por millones de miembros del cognitariado en el
b mundo) encontrar un cuerpo, un cuerpo erótico, estético
E y ético?
R J
A Los futuros están inscriptos en el presente como posi-
r bilidades inmanentes, no como evoluciones necesarias de
D un código. La noción de futurabilidad hace referencia a
esta multidimensionalidad del futuro: hay una pluralidad
de futuros inscripta en el presente. La conciencia es uno
de los factores que intervienen en la selección entre estas
posibilidades, y la conciencia cambia todo el tiempo en el
flujo de una composición social cambiante.
-30-

En este momento histórico, estamos atravesando un


proceso de automatización cognitiva. Distintas articula­
ciones de la máquina global (interfaces, aplicaciones...)
proliferan y se insertan en la mente social. El cuerpo con­
juntivo y la mente conjuntiva se ven penetrados por la
arquitectura de una conectividad generalizada.
Un código se inscribe en la conexión infoneuronal; a
medida que este proceso de interconexión cognitiva avan­
za, se nos induce a pensar que no existe ninguna alterna­
tiva a esta forma de neurototalitarismo en curso. Pero, de
hecho, sí existe una salida del neurototalitarismo, en la
medida en que el cuerpo conjuntivo del general intellect
es mucho más vasto que el código incrustado en él, y su
propia dinámica puede llevarnos a desviaciones inespe­
radas de esta replicación determinista de la realización
dictada por el código.
La actual depresión (tanto psicológica como econó­
mica) silencia la conciencia de que ninguna proyección
determinista del futuro es cierta. Nos sentimos atrapados
INTRODUCCIÓN

en una maraña de automatismos tecnolingüísticos: las


finanzas, la competencia global, la escalada militarista.
Pero el cuerpo del general intellect (conformado por los
cuerpos sociales y eróticos de millones de miembros del
cognitariado) es mucho más rico que el cerebro conecti­
vo. Y la realidad actual es mucho más rica que el formato
que se le impone, en la medida en que aún no han sido
totalmente canceladas las múltiples posibilidades inscrip­
tas en el presente, por más que de momento parezcan
inertes.
Lo posible es inmanente, pero no logra evolucionar
hacia un proceso de realización. La inercia de las posi­
bilidades inscriptas en la actual composición del cuerpo
social es resultado de la impotencia de la subjetividad.
Durante el último siglo, la subjetividad social de los tra­
bajadores experimentó con distintas formas de solidari­
dad, autonomía y bienestar; después, al final del siglo, se
vio desempoderada, de modo tal que en la actualidad no
consigue plasmar esas potencialidades que están presen­
tes en el general intellect y en el cuerpo de la solidaridad
social.
Aun así todavía existe la posibilidad de emancipar el
tiempo social de la obligación del trabajo asalariado: se
halla en el conocimiento cooperativo de millones de tra­
bajadores cognitivos, pero en el presente esta posibilidad
no puede emerger debido a la impotencia política que este
libro quisiera describir y analizar, y encontrar un modo de
superar.
La impotencia de la subjetividad es un efecto de la
potencia total que adquiere el poder al independizarse de
la voluntad, la decisión y el gobierno de los humanos,
merced a su inscripción en la textura automatizada de la
técnica y del lenguaje.
F
R
A
N PSICOMANCIA SOCIAL Y EL HORIZONTE DE LA POSIBILIDAD
C
0
El hombre piensa
B El caballo piensa
i La oveja piensa
F
0 La vaca piensa
El perro piensa
B El pez no piensa
E El pez es mudo, inexpresivo
R
A Porque el pez sabe
R Todo.
D Iggy Pop y Goran Bregovic,
I "This Is a Film"

Este libro es un intento de construir un mapa psico-


mántico de la futurabilidad social: una indagación (o
adivinación) del devenir social de la psicoesfera. Desde
este punto de vista, podremos ver las distintas líneas
de evolución que se desprenden de la actual vibración
caótica de la mente social. Esta vibración caótica resul­
ta bastante visible en las desenfrenadas epidemias de
locura agresiva que nos rodean hoy: el Dáesh, Donald
Trump, la austeridad financiera y el resurgimiento del
nacionalsocialismo son síntomas de una epidemia psicó-
tica contemporánea.
Todos los días enfrentamos la sensación de que no tie­
ne sentido oponerse a la creciente ola de racismo, fana­
tismo y violencia. De hecho, esta ola no es el resultado
de una decisión política, de una elaboración ideológica y
estratégica, sino un efecto de la desesperación, una reac­
ción a una humillación de larga data. La perfecta raciona­
lidad de la máquina computacional abstracta y el carácter
ineludible de la violencia financiera han puesto en jaque
a la conciencia y la sensibilidad del organismo social, y
la frustración ha reducido la capacidad general de sentir
compasión y actuar con empatia.
INTRODUCCIÓN

¿Locura? Aunque podamos reconstruir las causas


sociales de la desesperación y la agresividad, creo que a
fin de cuentas cualquier forma de razonamiento político
resulta hoy impotente. El único modo que tenemos de
sanar esta angustia emocional es lograr una reactivación
emocional de las potencias ocultas del organismo social:
el movimiento Occupy de 2011 fue el mayor intento en
los últimos años de reunir todas las energías solidarias
de las que el organismo social es capaz. Sin embargo,
su resultado fue tan pobre que la decepción destruyó
cualquier sentimiento de solidaridad humana que hu­
biera podido perdurar, y el organismo social se comporta
hoy como un cuerpo decapitado que todavía conserva sus
energías físicas pero carece de la capacidad de dirigirlas
en alguna dirección razonable.
No estoy seguro de que podamos juzgar el desman-
telamiento de la civilización social moderna en términos
psicopatológicos, en la medida en que los que han abierto
el camino a esta actual explosión de locura han sido los in­
tereses económicos de las corporaciones y el cinismo de
políticos sin cultura ni dignidad.
La impotencia, sin duda, es síntoma de una despropor­
ción: la razón, que solía ser la medida del mundo [ratio],
ya no es capaz de gobernar la hipercomplejidad de la red
contemporánea de relaciones humanas. Esta forma de des­
proporción puede ser considerada una locura, en el senti­
do de desorden, caos o perturbación mental. Sin embargo,
en lo que concierne a la definición de la locura, debemos
advertir que hay distintos puntos de vista.
¿Es la locura una situación excepcional que se cierne
sobre los márgenes del racional y razonable trajín cotidiano
de la vida? ¿Es una perturbación insalvable del diálogo
constante que mantiene a la sociedad unida? Si reducimos
la locura a una perturbación marginal, inevitable, algo
que es preciso manejar, que tenemos que aplacar y curar,
nos equivocamos. La locura no debería ser vista como un
F
R
A
^ accidente que haya que ocultar o corregir. La locura es el
0 fondo de la evolución, la materia caótica que modelamos
y transformamos en un orden provisional.
B Orden significa en este caso una ilusión de predicti-
1 bilidad y regularidad compartida; una ilusión proyectiva
q que puede sostenerse por un período de tiempo corto o
largo, unos pocos minutos o varios siglos. Una ilusión que
b da origen a lo que denominamos civilización.
E Esto nos obliga a distinguir dos rostros de la locura:
A uno es el sinsentido fáctico del mundo, el magma de ma-
r teria que nos rodea, la incontrolable proliferación de es-
D tímulos, el cegador torbellino de la existencia. Esta locura
es la precondición de la creación de sentido: esa construc­
ción sin fundamentos que es el saber, la invención del
mundo como una totalidad significativa. El otro rostro es
el aspecto subjetivo de la locura: el sentimiento doloroso
de que las cosas huyen, ese sentirnos desbordados por la
34-

velocidad, el ruido y la violencia, la ansiedad, el pánico,


-

el caos mental. El dolor nos obliga a buscar en el mundo


un orden que no podemos encontrar, porque no existe. Sin
embargo, sí existe el anhelo de orden: es el incentivo para
construir un puente entre los abismos de la entropía, un
puente entre las distintas mentes singulares. Es a partir de
esta conjunción que se evoca y se pone en acto el signifi­
cado del mundo: una semiosis compartida, una respiración
al unísono.
Para que podamos llevar adelante esta construcción
sin cimientos que es el sentido hace falta la amistad. La
única coherencia del mundo se encuentra en el acto de
compartir la proyección del significado, en la cooperación
entre los agentes de la enunciación.
Cuando la amistad se desvanece, cuando se destierra
la solidaridad y los individuos se quedan solos, obligados
a enfrentar la oscuridad de la materia aislados, la realidad
vuelve a ser caos y la coherencia del entorno social se re­
duce a la imposición de un acto de identificación obsesivo.
INTRODUCCIÓN

Hay algo obsesivo en este intento de estrechar el es­


pectro de la vibración del que emerge la posibilidad y re­
ducir la impredictibilidad de los eventos futuros.

Yo nunca podía saber en qué grado era yo mismo el autor de


las combinaciones que se combinaban a mi alrededor. Ah,
el asesino vuelve siempre al lugar del crimen. Si se piensa
en la enorme cantidad de sonidos y formas que se nos pre­
sentan a cada instante de nuestra existencia... un enjam­
bre, una multitud, un torrente... entonces no hay nada más
sencillo que combinar. ¡Combinar! Esta palabra me sorpren­
dió por un instante, como si hubiese encontrado un animal
salvaje en medio del bosque, pero poco después se perdió
en el tumulto de esas siete personas que hablaban y comían
sentadas a la mesa; la cena seguía su curso normal [...].910

"De remi facemmo ala al folie volo", dice Ulises en el


Canto XXVI de la Divina comedia:

Le volvimos la popa a la alborada.


Del remo hicimos ala al loco vuelo
10
Y a la izquierda la nave fue guiada.

La huida que conduce al conocimiento es loca [folie],


en la medida en que desafía los límites de la razón.
El mundo moderno es el resultado de la imprudencia
de las exploraciones geográficas, del deseo de responder
a la pregunta: ¿dónde están los límites del mundo? Es la
dolorosa investigación del picaro, que busca responder lo
impreguntable: ¿quién soy yo?, ¿de dónde vengo?
El mundo moderno es el resultado de la investigación
de un orden no teológico, y esta investigación condujo al

9. Witold Gombrowicz, Cosmos, Buenos Aires, El Cuenco de Plata, 2015,


pp. 60 y 61.
10. Dante Alighieri, Comedia. Infierno, Barcelona, Seix Banal, 1982, pp.
289.
establecimiento del orden burgués, cuya medida fueron el
tiempo, el trabajo y la acumulación de valor.
Dicho orden se basó en la organización y codificación
semiótica de las energías que desencadenaron la explosión
del viejo orden teocrático medieval y la potenciación de
la experiencia humana como resultado de las innovaciones
técnicas de la imprenta y la navegación. Fue el resultado
de un acto de nominación que dio sentido y alcance a la
evolución de los flujos de información, descubrimiento y
tecnología.
Después vino la entropía y lentamente se ocupó de
disolverlo: al final del ciclo capitalista, la riqueza que el
trabajo produce se convierte en miseria y la libertad del
conocimiento se ve restringida por una nueva teología,
basada en el dogma económico. Pero la imposición del
dogma no consigue reemplazar a la vieja convención bur­
guesa basada en la medida. Cuando el tiempo del trabajo
y el valor del trabajo se empiezan a distanciar, y la ve­
locidad de la infoestimulación resulta demasiado rápida
para la elaboración racional, la locura se convierte en el
lenguaje generalizado del sistema social.
El capitalismo es un perro muerto, pero la sociedad no
logra quitarse de encima su cuerpo en descomposición, y
con ello la mente social se ve devorada por un pánico y una
impotencia furiosos, que al final se convierten en depresión.
La mente social busca una nueva forma de semiotiza-
ción que se adapte mejor a la cambiante composición del
mundo, pero la vibración de esta creación adopta la forma
de un espasmo, un sacudón frenético y doloroso del alma
y del propio cuerpo.
Por todas partes es posible detectar señales de este es­
pasmo, y la reacción a él adopta una gran variedad de dis­
fraces paranoicos: Donald Trump despotrica acerca del pa­
sado glorioso de los Estados Unidos y defiende el Uso legal
de la tortura. La Unión Europea perece en manos del ab­
solutismo financiero y la agresión nacionalista, mientras
INTRODUCCIÓN

construye campos de concentración para los inmigrantes


en las costas de Turquía, Egipto y Libia. Un ejército de
fanáticos musulmanes decapita personas inocentes, por el
amor de Dios. En las Filipinas, un hombre que se autopro-
clama asesino es electo presidente y llama a la violencia
masiva contra los marginados de la sociedad.
Setenta años después de la derrota de Hitler, Hitler
vuelve, multiplicado por una docena de imitadores, algu­
nos de los cuales controlan armas nucleares.
Se han eliminado los contornos de las convenciones
sociales y la mente social se ve invadida por ñujos de
imaginación sin filtro. Al advertir el horizonte de la posi­
bilidad, el esquizo corre en múltiples direcciones, pero no
consigue dar forma a su búsqueda de este horizonte, por
lo que siempre lo elude.
En las últimas décadas, la mente social ha sido toma­
da por un torbellino de desórdenes bipolares: una larga
sucesión de estados de euforia y tristeza ha conducido al
estancamiento secular y al estado de depresión constante
que caracterizan a la actualidad.
El horizonte de la posibilidad se percibe como una
extensión infinita de puntos de conexión titilantes. Esta
percepción genera pánico y ansiedad: la obsesión paranoi-
de por el orden intenta reducir el horizonte a la repeti­
ción, la pertenencia y la identidad.
El poder se basa en la hipóstasis de las relaciones de po­
tencia existentes, en la absolutización subrepticia de la
necesidad implícita en la actual relación de fuerzas. La
fuerza se cristaliza en una fijación paranoide que intenta
volver a compactar el mundo por medio de rituales de
identificación. De manera arbitraria, la relativa necesidad
de reglas se transforma en una necesidad absoluta: en
este engañoso truco de lógica se basa el capitalismo abso­
luto. La acumulación, la ganancia y el crecimiento se con­
vierten disimuladamente en leyes naturales, y el ámbito
de la economía legitima este engaño.
F
R
A
N
c Cuando la sociedad entra en una fase de crisis o se
0 acerca al colapso, nos permite vislumbrar el horizonte de
la posibilidad. Este horizonte no es fácil de distinguir, y
B cuesta describir o cartografiar el territorio que lo circuns-
1 cribe. Acaso el mejor modo de describir el horizonte de la
0 posibilidad sea recurrir a las palabras con las que Ignacio
Matte Blanco define al inconsciente: "El inconsciente trata
B con conjuntos infinitos que tienen no solo el poder de lo
E enumerable, sino también el del continuo".11
A La explosión de la esfera semiótica, la total intensifi-
r cación de la estimulación semiótica, ha provocado simul-
D táneamente una intensificación del horizonte de la posi-
1 bilidad y un efecto de pánico en el neurosistema social.
En esta condición de pánico, la razón se vuelve incapaz de
dominar el flujo de eventos o de procesar los semioestímu-
los liberados en la infoesfera. Un modelo esquizofrénico se
, propaga por la mente social, pero esta inquietud tiene un
“ doble filo: es dolorosamente caótica, pero también puede
ser vista como la vibración que precede a la emergencia de
un nuevo ritmo cognitivo.
Según D.E. Cameron, es posible definir a la esquizofre­
nia como un modo de interpretación sobreinclusivo.1112 El
pensamiento esquizofrénico, de hecho, parece "sobrein­
cluir" en la interpretación de un enunciado varios objetos
irrelevantes y claves del entorno: el esquizo parece inca­
paz de limitar su atención a los estímulos que son relevan­
tes para una tarea, debido a un ensanchamiento excesivo
del significado de los signos y los eventos.
Es por ello que Guattari considera al esquizo como el
portador del cambio de paradigma (de la "caósmosis", en
su propia jerga). Se trata, de hecho, de una persona que
ha perdido la capacidad de percibir los límites de la enun-

11. Ignacio Matte Blanco, The Unconscious as Infinite Sets: An Essay in


Bi-logic, Londres y Nueva York, Routledge, 1975, p. 17.
12. D.E. Cameron, "Early Schizophrenia", American Journal o f Psychiatry,
vol. 95, n ° 3, pp. 567-582.
INTRODUCCIÓN

ciación metafórica y entonces tiende a tratar la metáfora


como una descripción. Por ende, es el agente de un expe­
rimento transracional que podría conducir a la aparición
de un ritmo enteramente novedoso.
Podemos llamar a esta dimensión "caótica" porque no
se corresponde con las leyes existentes del orden; sin em­
bargo, es de esta esfera del caos que emerge lo posible.
La intuición de la infinitud de posibilidades es la gran
fuente del pánico contemporáneo, que puede ser descrip-
to como un doloroso espasmo. En Guattari, sin embargo,
este espasmo adquiere un aspecto caósmico: de esta hi-
perintensidad caótica habrá de surgir un nuevo cosmos.

39 -
I
i'­

PARTE 1 LA P O T E N C IA

En la primera parte de este libro, rastreo la


genealogía moderna de la noción de potencia,
a partir de la actual condición de impotencia
generalizada que padece la acción del hom­
bre. Comienzo descifrando el significado de
la trayectoria de Obama. Dotado de extraor­
dinarias capacidades intelectuales y políticas
(sin duda, superiores a las de los especímenes
promedio de la clase política estadounidense),
intentó demostrar que la razón y la destreza
política tenían la potencia de implementar la
esperanza y sanar las heridas de la sociedad
estadounidense y del mundo. Sin embargo, la
lección final de esta experiencia fue la impo­
tencia. Impotencia es la palabra clave de este
libro, porque es la forma que adopta la poten­
cia en la era de una hipercomplejidad técnica
y geopolítica.
El renovado culto a la nación y la etnici-
dad, tal como queda expuesto por el ascenso
de Donald Trump y la proliferación de dicta­
dores macho-fascistas en distintas partes del
mundo, es la reacción violenta a esta percep­
ción de impotencia. La violencia reemplaza a
la mediación política porque la razón política
ha decidido quedar desprovista de potencia.
La clase media blanca es incapaz de en­
tender y controlar la hipercomplejidad de los
ll; automatismos financieros, y esto alimenta sus
sentimientos de impotencia social.

Al mismo tiempo, los sistemas militares de
Occidente son incapaces de derrotar o contener
al terrorismo. La sensación de impotencia se
expresa en un alarmante ascenso del suprema-
cismo blanco, unido a un supremachismo frus­
trado: "Make America Great Again".
En esta primera parte del libro, rastreo la
genealogía filosófica de la actual depresión de
la mente occidental: tras leer a Schopenhauer
y Heidegger desde el punto de vista de la decaden­
cia del varón blanco, intentaré situar la ima­
ginación literaria de Houellebecq en el mismo
marco de referencia.
Por último, intentaré pensar la senectud de
la población occidental, en la que la impoten­
cia y la sensación de inadecuación sustituyen
al estilo enérgico-céntrico de la modernidad.

$
TLA ERA
DE LA I MPOTENCI A

I
Y claro que habrá tiempo
para aquella humareda que se va deslizando por la calle,

-4 3 -
rascándose la espalda en las ventanas.
Habrá tiempo, habrá tiempo
de preparar un rostro para afrontar los rostros que uno afronta.
Tiempo de asesinar y de crear,
y tiempo para todos los días y tareas de las manos
que levantan y dejan caer sobre tu plato una pregunta.
Un tiempo para ti y un tiempo para mí,
y tiempo para cien indecisiones,
visiones, revisiones.
Las mujeres deambulan por el cuarto
mientras conversan sobre Miguel Ángel.
T.S. Eliot, "La canción de amor de ü. Alfred Pmfrock"

EL EXORCISMO QUE FRACASÓ

Yo confié en Obama. A fines del verano de 2008, cuando


el orden mundial se convulsionaba -las guerras de Bush
comenzaban a convertirse en una catástrofe permanente y
F
R
A
N los grandes bancos se derrumbaban-, pensé que el nuevo
0 presidente de los Estados Unidos anunciaba la emergencia
de una nueva posibilidad, de un nuevo futuro. No soy tan
B in gen uo com o para creer en cu en tos de hadas, y sabía que
1 los antecedentes culturales de Barack Obama eran los de
0 un neoliberal razonable, perteneciente a la élite privile­
giada. Pero en comparación con el cínico e ignorante clan
B de instigadores de la guerra que había ocupado el poder
E antes que él, sus ideas y su programa de gobierno me pa-
A recieron destinados a abrir el camino de una nueva era de
r paz y justicia social.
D El mundo había conocido al joven Obama en 2004,
cuando se atrevió a decirle no a la guerra contra Irak. Su
rostro, su aspecto calmo, su extraña belleza, sus elegan­
tes lineamientos multirraciales me hicieron pensar en ese
momento que acaso se tratara de un líder pospolítico, un
intelectual estadounidense que venía a anunciar una era
44-

posnacional, en la cual las identidades étnicas habrían de


-

fusionarse y dar paso a una humanidad cultural global.


Sí, para quienes habíamos crecido en los años sesenta,
un presidente negro parecía una señal del cielo. Durante
el siglo pasado, nosotros, los buenos comunistas (sí, hay
comunistas buenos, conozco muchos de ellos), intenta­
mos emancipar al mundo de la violencia, la guerra y la
explotación. Es claro que no tuvimos éxito. Los comunis­
tas malos fueron claramente mucho más influyentes que
nosotros.
No tuvimos éxito, no. El totalitarismo bolchevique y
las socialdemocracias subordinadas a él arruinaron nues­
tro proyecto socialista.
¿Sería acaso el turno de alguien como Obama? Tal vez
lo sea, me dije.
La fuerza de las circunstancias parecía de su lado; el
primer presidente negro se hallaba en la situación ade­
cuada para hacer lo que personas como yo no habíamos
logrado durante el siglo XX.

).
LA E R A DE LA I M P O T E N C I A

La guerra ha demostrado ser una cosa horrible que ge­


nera más horrores, una derrota para todos. Y Obama tenía
derecho a decirlo, ya que se había opuesto a la invasión
de Irak pergeñada por el régimen de Bush, a diferencia de
su oponente en las primarias demócratas de 2008, Hillary
Rodham Clinton, quien no se había atrevido a rechazar el
llamamiento patriótico. Parecía, por tanto, en posición de
impedir nuevas guerras.
Por su parte, en mis expectativas, la caída de Lehman
Brothers y la crisis de las hipotecas subprime planteaban
las condiciones necesarias para el abandono del régimen
del capitalismo financiero.
Obama salió a la palestra con el eslogan "Yes We Can"
[Sí, podemos], y eso no fue irrelevante. ¿Por qué diría
algo así un político, "sí, podemos"? ¿Acaso no es Estados
Unidos el país más poderoso del mundo? ¿Acaso no es el
presidente de los Estados Unidos el hombre más poderoso
de la Tierra? ¿No es la política la dimensión en que se ejer- 5
ce el poder? De ser así, ¿por qué necesitaba recordarnos
que "sí, podemos"?
Esas dos palabras no eran una declaración para nada
obvia. Eran una afirmación contundente, la prueba de que
se trataba de un hombre inteligente, que había identifi­
cado el verdadero problema. Obama sabía que los esta­
dounidenses querían que alguien los hiciera sentirse res­
paldados en este punto: podemos. Tenemos el poder y,
por ende, podemos. A pesar de todo, podemos: podemos
salir de la espiral de la guerra, podemos cerrar Guantána­
mo, podemos liquidar el legado de barbarie de los años
de Bush, podemos frustrar la penetración invasiva de las
finanzas, podemos terminar con la historia de racismo y
violencia de la policía estadounidense.
Ocho años han pasado ya, mientras escribo estas lí­
neas, de aquella afirmación que no era solo una promesa,
sino también un exorcismo.
Un exorcismo fallido, una promesa incumplida.
F
R
A
N "Según todas las medidas objetivas, su presidencia
0 acaso sea la más consecuente desde la época de Franklin
Roosevelt", escribió Timothy Egan.1
B "Para ser justos", afirmó Paul Krugman,
1
q algunas de las consecuencias que se predijeron respecto de
la reelección de Obama nunca se cumplieron. Los precios
B del combustible no se dispararon. Las acciones no cayeron.
^ La economía no se derrumbó. De hecho, bajo el gobierno
A de Obama la economía estadounidense ha sumado más del
r doble de trabajos en el sector privado de los que sumara
D durante el mismo período bajo el gobierno de George Bush,
1 y la tasa de desempleo es un punto más baja que la tasa que
Mitt Romney había prometido alcanzar a fines de 2016.

Resulta innegable que Obama ha sido el presidente


, más consecuente que haya tenido Estados Unidos en mu­
ir cho tiempo. Sin embargo, la guerra vuelve a escalar, más
peligrosa y demente que nunca. Guantánamo sigue allí,
más vergonzosa que nunca. Todavía se venden armas en
cualquier localidad estadounidense, a pesar de las matan­
zas de Columbine, Newton, Aurora y quién sabe cuántas
más. Las tasas de las emisiones contaminantes siguen en
ascenso, al tiempo que el cambio climático está lejos de
retroceder y los estadounidenses no parecen dispuestos a
reducir su consumo de energía. Y el pueblo estadouniden­
se se muestra más intolerante y predispuesto al odio que
nunca. El inconsciente estadounidense reacciona así al es­
cándalo de haber tenido un presidente negro, propagando
una forma de racismo violenta y obtusa, al tiempo que el
número de personas negras asesinadas por la policía se
encarga de mostrar a las claras que las vidas negras no12

1. Timothy Egan, "Giving Obama His Due", The New York Times, 15 de
enero de 2016.
2. Paul Krugman, "Elections Have Consequences", The New York Times, 4
de enero de 2016.
LA E R A DE LA I M P O T E N C I A

importan tanto. Los trabajadores de mediana edad se ven


abrumados por el desempleo y la hiperexplotación, por
la depresión y la soledad. La heroína arrasa con las áreas
rurales y las sobredosis matan más que nunca.
A pesar de la suba de impuestos sobre los altos ingre­
sos y los notables resultados en la creación de empleos,
tras el rescate del sistema bancario, los trabajadores si­
guen cobrando cada vez menos en los Estados Unidos, al
igual que ocurre en el resto del mundo occidental.
Todos los días alguien habla de recuperación económi­
ca y de creación de empleo. Lo cierto es que el desempleo
aumenta en todo el mundo excepto en los Estados Unidos,
pero en el gran país del norte el trabajo está cada vez más
precarizado y peor remunerado.
Durante la presidencia de Obama, surgió un nuevo
movimiento social que ocupó de manera pacífica espacios
públicos como el Zuccotti Park, muy cercano a la Bolsa de

-47-
Valores de Nueva York, bajo el nombre Occupy Wall Street.
No tuvo un final feliz. Un año más tarde, el huracán Sandy
azotó Manhattan y devastó a los residentes pobres y a to­
das aquellas personas que viven en las cercanías. Algunos
activistas de Occupy Wall Street crearon entonces Occupy
Sandy, un esfuerzo por brindar un sistema de ayuda or­
ganizada, acción que dio por supuesto que únicamente
podemos ocupar catástrofes.
Si el lector va hoy al Zuccotti Park, debe tener cuidado
con la policía: están estrictamente prohibidas las reunio­
nes de más de tres personas.
En todas partes, la vida social se ve saqueada por
aquellos que tienen el control de las palancas financieras,
y no hay situación en que la sociedad consiga defenderse
de los saqueadores.
Por su parte, la agresión identitaria se propaga sin ba­
rreras. El racismo blanco reaparece en los Estados Unidos,
donde las agresiones al estilo del kkk contra personas ne­
gras se han convertido en una letanía cotidiana.
F
R
A
N Yo confié en Obama, pero ahora, sobre el final de su
q segundo mandato, lamento decir que su desempeño me
ha convencido de que la esperanza política ha llegado a
B su fin. En algún momento, Obama modificó su filosofía y
1 pasó del esperanzado "sí, podemos" de 2008 a un cínico
0 "no hagamos nada estúpido".
Está bien, me dije, "no hagamos nada estúpido" su-
B pone un compromiso pragmático que tiene en cuenta
E la complejidad del mundo contemporáneo. Luego, tuve
A oportunidad de ver el hundimiento final de su presi-
r dencia cuando la Corte Suprema rechazó su plan para
D proteger a millones de inmigrantes indocumentados de
1 la deportación y darles el derecho a trabajar legalmente
en los Estados Unidos. Después habría de llegar la inad­
misible colaboración de su Gobierno con el presidente
de México para proceder a la deportación de refugiados*
centroamericanos.
- 48 -

Durante dos años, Obama y Peña Nieto han cooperado


para interceptar a los desesperados refugiados centroa­
mericanos en el sur de México, antes de que lleguen a
la frontera con los Estados Unidos. Por lo general, se los
deporta a sus países de origen, lo que en muchos casos
puede significar una sentencia de muerte.
El complot entre los Estados Unidos y México comenzó
en 2014, luego de que un aluvión de centroamericanos,
entre los que se contaban 50.000 niños sin compañía de
adultos, lograra entrar a los Estados Unidos. Obama habló
con Peña Nieto "para desarrollar propuestas concretas"
que se ocuparan de este flujo. Esto se convirtió en un
plan para interceptar a los centroamericanos cerca de
la frontera sur de México y enviarlos de nuevo a casa.
Washington destinó 86 millones de dólares para apoyar
este programa. Aunque Obama caracterizó esta acción
como un esfuerzo por enfrentar la crisis humanitaria,
en realidad no hizo más que empeorarla. Las anteriores
ENIGMA

Lo virtual no es solo el potencial latente en las cosas,

-1 7 3 -
es el potencial del potencial.
Hackear es producir o aplicar la abstracción a la información
y expresar la posibilidad de nuevos mundos,
más allá de la necesidad.
McKenzie Wark, Hacker Manifesto

El capitalismo ha muerto, y nosotros vivimos dentro de su


cadáver, buscando a tientas una salida de su putrefacción,
en vano.
Hasta ahora.
El ciclo de acumulación de ganancia y crecimiento eco­
nómico se basaba en la extracción de plusvalía del trabajo
asalariado y en la producción de valor de uso traducido a
intercambio y valoración. Dicho ciclo se ha agotado: aún se
produce valor de uso, pero lo útil ya no produce plusvalía.

El crecimiento del pbi ya no resulta un modo particular­


mente útil de medir la salud de las economías modernas.
Muchos de los desarrollos más importantes de la eco­
nomía moderna contribuyeron en poco a los números
oficiales de pbi. Navegar en Wikipedia, mirar videos en
YouTube y buscar información en Google son actividades
que le agregan valor a la vida de las personas, pero en
la medida en que se trata de bienes digitales de precio
cero, las cifras oficiales de pbi subestiman su impacto.
Las mejoras en la eficiencia, que reducen costos, tienen
un impacto negativo en el pbi. Considérense los paneles
solares: al principio, su instalación hace que suba el pbi,
pero luego, los consiguientes ahorros en petróleo y gas
hacen que baje.1

El capitalismo es la cáscara que contiene a la actividad


y a la invención, pero transforma todo lo útil en valor
monetario, y a cada acto de producción concreto, en una
abstracción. El capitalismo es un código semiótico que
traduce la actividad concreta en valor abstracto, y esta
traducción implica un vaciamiento del mundo concreto de
la experiencia.

AUTOMATIZACIÓN

Desde los días de mi juventud, en que era militante de


la organización política italiana Potere operaio, en 1968,
creo firmemente que la innovación tecnológica está des­
tinada a reemplazar el trabajo humano, y que el principal
objetivo del movimiento de los trabajadores debe ser el de
pelear por la reducción de la jornada laboral.
El trabajo asalariado implica el sometimiento de la
actividad a la economía orientada a las ganancias, y es
posible leer la historia de las luchas sociales como una

1. Zachary Karabell, "Leming to Love Stagnation", Foreign Affairs, mar-


zo/abril 2016, p. 49.
ENIGMA

búsqueda de autonomía respecto de esa relación coactiva


que plantea el trabajo asalariado.
De hecho, la larga ola de luchas y movimientos socia­
les que sacudieron al mundo occidental y en particular a
mi país antes y después de 1968 pueden sintetizarse en
pocas palabras: tuvo que ver con trabajadores que querían
trabajar menos y ganar más.
Con el propósito de aumentar la productividad y tam­
bién controlar la rebelión y el sabotaje, los capitalistas
invierten en tecnología e introducen máquinas que les
permiten automatizar el proceso de producción.

Las máquinas automáticas pueden hacer trabajos reite­


rativos. También pueden tomar "decisiones", si bien solo
en circunstancias previstas con antelación por seres hu­
manos. Aquí, nos proponemos analizar las limitaciones de
las máquinas automáticas dentro de su propio ámbito de

-1 7 5 -
realización de tareas reiterativas y de toma de determina­
do tipo de "decisiones". El desarrollo de la automatización
se ve limitado por el conocimiento técnico de los ingenie­
ros, el costo de construcción de las máquinas automáti­
cas, la demanda de dichas máquinas y la disponibilidad
de especialistas entrenados capaces de diseñar, construir
y operar tales máquinas. Desde un punto de vista pura­
mente técnico, no hay ninguna duda de que es posible di­
señar máquinas automáticas para realizar cualquier tarea
reiterativa con mayor velocidad, precisión y cuidado de
los que son capaces los trabajadores humanos.

A fines de los años sesenta, estaba persuadido de que


los avances tecnológicos de la electrónica y la robótica
abrían el camino hacia la liberación de la vida social de la
obligación del trabajo.2

2. Friedrich Pollock, The Economic and Social Consequences of Automa­


tion, Londres, Basil Blackwell, 1957, p. 28.
Cincuenta años después, es muy claro que mi predic­
ción era errada. Hoy, en la segunda década del siglo XXI,
debo reconocer que las personas trabajan mucho más y
cobran mucho menos que hace tres décadas; de hecho, el
movimiento de los trabajadores prácticamente ha perdido
toda fuerza política.
Mi predicción fue equivocada porque no tuve en cuen­
ta varios factores: la resistencia cultural que generaría la
posibilidad de liberarse del trabajo, los desequilibrios del
desarrollo económico en las distintas áreas del mundo, los
efectos de la competencia global en una economía orien­
tada hacia la ganancia y, por último pero no menos impor­
tante, el papel contradictorio que habrían de desempeñar
los movimientos de trabajadores industriales en buena
parte del mundo, en particular los partidos comunistas y
los sindicatos.
Sin embargo, no reniego de aquella idea teórica de
juventud. Aunque la predicción resultó claramente errada,
el dilema es hoy más acuciante que nunca.
El trabajo, la ciencia y la tecnología han cooperado
hasta alcanzar un punto de automatización ampliada que
ha conseguido aumentar enormemente la productividad
del trabajo, abriendo el camino hacia una considerable re­
ducción del tiempo de trabajo socialmente necesario. Pero
esto aún no se ha traducido en una reducción de las horas
de vida que las personas deben dedicarle al trabajo asala­
riado. Al contrario, hoy tanto los trabajadores industriales
como los trabajadores cognitivos trabajan mucho más que
en las décadas de los sesenta y los setenta. De la mano del
aumento de las cifras de precarización laboral y desem­
pleo, la globalización del mercado laboral ha destruido las
viejas regulaciones y limitaciones impuestas a la jornada
de trabajo.
En las últimas décadas, pensadores como Rifkin y
Gorz predijeron el fin del trabajo como una consecuencia
lineal del desarrollo tecnológico, pero la realidad se ha
ENIGMA

ocupado de refutar su predicción y todo ha marchado en


un sentido muy distinto. No la mejora, sino el empeo­
ramiento de las condiciones de los trabajadores; no la
liberación, sino el retorno a formas de esclavitud preca­
rias; no el empoderamiento, sino un amplio sentido de
indefensión: esta es la realidad del trabajo actual si se
la compara con la imaginación sociológica de la segunda
mitad del siglo XX.
En el libro Post-Work [Postrabajo], publicado en 1998,
los editores Stanley Aronowitz y Jonathan Cutler se ocu­
pan de reconstruir las líneas generales de la historia de la
jornada laboral en los Estados Unidos. La lucha por menos
horas de trabajo fue uno de los puntos más importantes de
la agenda del movimiento de los trabajadores. El sostenido
descenso de la extensión de la jornada laboral que se ad­
vierte en el transcurso de los siglos XIX y XX constituye el
principal logro de la acción progresista de los sindicatos.

- 177 -
Luego, a finales del siglo pasado, algo ocurrió, algo
que se dio en paradójica simultaneidad con la implemen-
tación de la tecnología digital, responsable de acelerar
enormemente la productividad y de crear una nueva di­
mensión de trabajo semiótico.
La globalización del capital, la creación de corpora­
ciones transnacionales y la erosión de las fronteras nacio­
nales condujeron a una completa desterritorialización del
mercado laboral, que obligó al trabajo a competir contra sí
mismo a escala global, al tiempo que los sindicatos y los
partidos políticos progresistas (incluidos los comunistas)
se mantuvieron mayormente dentro de los límites nacio­
nales y no supieron advertir los peligros que planteaban
la globalización y la desregulación del mercado laboral.
Como consecuencia de todo ello, el logro más importante
del movimiento de los trabajadores -la disminución de
la jornada laboral, con la consiguiente liberación de las
energías sociales para el cuidado, la educación y el pla­
cer- se vio revocado.
"El Manifiesto Postrabajo", incluido en el libro de
Cutler y Aronowitz, sostiene: "Los estándares de vida no
aumentan, no se disfruta de tiempo de ocio de calidad,
el estrés y sus manifestaciones sociales fluyen fuera de
control y el futuro dorado que todos estábamos planeando
se derrumba a gran velocidad".3 La extensión de la jornada
laboral implica más estrés, menos cuidado de sí, menos
tiempo para los hijos y menos tiempo para la educación.
Por otra parte, es obvio que también trae consigo el desem­
pleo general: mientras que una parte de la población se ve
obligada a trabajar más horas, un número cada vez mayor
de personas son empujadas a condiciones de desempleo,
en las que se ven obligadas a aceptar cualquier clase de
trabajo precarizado.
Tras años de crisis social y aumento de las tasas de
desempleo en los Estados Unidos, la política de expan­
sión cuantitativa de Obama logró revertir la tendencia al
desempleo y la suba del empleo fue bien recibida por los
economistas.
¿Pero se trata realmente de una mejora para la vida
social? La respuesta nos la da Frank Bruni, en una
columna del New York Times: "Los nuevos trabajos no
parecen ser tan robustos como los de antes. Hacen falta
más horas para ganar el mismo dinero o mantener el mis­
mo estándar de vida. Los estudiantes amasan deudas. La
movilidad ascendente parece cada vez más un espejismo,
un mito".4
La tendencia general de la época está bien plasmada
en esta oración: "Hacen falta más horas para ganar el mis­
mo dinero o mantener el mismo estándar de vida". Esto
indica una regresión para la humanidad en su conjunto.

3. Stanley Aronowitz y Jonathan Cutler (eds.), Post-Work: The Wages of


Cybernation, Nueva York, Routledge, 1998, p. 60.
4. Frank Bruni, "Lost in America", The New York Times, 25 de agosto de 2014.
ENIGMA

EL ENIGMA

Podemos describir la relación que se establece entre el


trabajo, la tecnología y la automatización bajo las con­
diciones de una economía capitalista en términos de un
enigma. En palabras sencillas, podemos caracterizar este
laberinto conceptual de la siguiente manera: la aplicación
de capacidades intelectuales al proceso de trabajo causa
un aumento de la productividad, y por ende hace posi­
ble una reducción del tiempo de trabajo necesario para
la producción de bienes necesarios para la supervivencia
social. Aun si la población crece (como lo hizo durante
los últimos cuarenta años o más), aun si las necesidades
físicas o culturales de la población mundial se expanden
(como lo hicieron durante las últimas décadas, debido a la
extensión del mercado a lo largo del mundo y el acceso al
consumo industrial de grandes masas de personas), el au­

- 179 -
mento de la productividad que permite la automatización
de las tareas industriales basta para permitir una reduc­
ción del tiempo laboral de todos los individuos.
Sin embargo, estas palabras sencillas no coinciden con
el funcionamiento actual de la economía capitalista. Es
preciso analizar los contenidos del proceso de producción
(el trabajo manual, el conocimiento científico, las habili­
dades técnicas, la automatización de las tareas industria­
les, la automatización de las tareas cognitivas) en fun­
ción de aquello que los contiene: la economía capitalista,
cuyos rasgos conforman y modelan la aplicación de esas
posibilidades técnicas abstractas.
Presto atención entonces a la relación entre el conte­
nido y el contenedor. Pero cuidado: el contenedor no es
meramente un contenedor. Es un semiotizador, un paradig­
ma formal, constituido por intereses económicos, normas
culturales y expectativas, instituciones políticas, estructu­
ras militares y demás. En cuanto semiotizador, el contene­
dor produce modelos semióticos para la organización de los
contenidos (la vida cotidiana, el lenguaje, el conocimiento,
la tecnología).
La imaginación social está modelada por el contene­
dor, de modo tal que los contenidos de la actividad social
se organizan en función del paradigma de acumulación y
crecimiento, al tiempo que dichos contenidos (el conoci­
miento, el trabajo, la creatividad) producen posibilidades
que exceden al contenedor.
La relación entre el semiotizador y los contenidos vivos
es un enigma, y es preciso estudiarla como un enigma, no
como un secreto. Un secreto, de hecho, es la verdad oculta
de un dilema. Cuando nos enfrentamos a un secreto, sabe­
mos que la respuesta verdadera existe, por más que esté
oculta y a resguardo. Solo se trata de encontrar la llave
que nos permita abrir la caja y ver la respuesta verdadera
que encierra.
Por el contrario, un enigma es inescrutable: no hay nin­
guna verdad oculta por descubrir en el centro, no hay ninguna
respuesta definitiva a la pregunta. Un enigma es un dilema
infinito sobre el cual solo es posible decidir en virtud de un
acto de intuición ético-estético, no de una solución matemá­
tica como la que ofreceríamos para un problema.
Al hablar acerca del significado antropológico de la
regresión infinita, Paolo Virno afirma que hay un momen­
to en el que uno siente que ya ha buscado lo suficiente, y
entonces decide.5
El rasgo enigmático de la pregunta y el juicio ético
reside en lo siguiente: no hay ninguna verdad, no hay
ninguna solución al problema y, en términos estrictos,
no hay ningún problema. Solo la condición vibracional de
deambular en un espacio de posibilidad.
En el ámbito social el decisor es la fuerza. El semioti­
zador capitalista tiene fuerza, mientras que las formas de

5. Paolo Vimo, Y así sucesivamente, al infinito. Lógica y antropología, Bue-


ENIGMA

vida que se sienten contenidas y estrujadas, apretujadas


y comprimidas dentro de ese contenedor formal no tienen
la fuerza suficiente como para romper el contenedor y
salir a la luz.

EL RECHAZO DEL TRABAJO EN TIEMPOS PRECARIOS

Desde fines de la década de los sesenta, la expresión "re­


chazo del trabajo" tiene una vasta circulación dentro de
la literatura obrerista italiana. Esta refleja una situación
antropológica particular: la migración masiva de personas
jóvenes del sur del país hacia las ciudades industriales del
norte. Estas personas vivieron ese cambio en sus vidas
con íecelo. Salir de los ociosos días de sol de su infancia
mediterránea para caer en la niebla y el ruido del oscu­
ro espacio de las fábricas, las hizo sentir fuera de lugar,

-
181
incómodas. Tras entrar en contacto con la cultura metro­

-
politana de los estudiantes^ su desagrado por el trabajo se
convirtió en una protesta cultural contra la alienación.
La pregunta era: ¿esto es vida? No, esa reiteración
inútil de gestos inútiles no era (ni es) vida.
El rechazo del trabajo fue una declaración de guerra
contra el aburrimiento y la tristeza, basada en la situación
especial de una generación de trabajadores que habían
crecido en una década de educación de masas, en la cual
las actitudes culturales y las expectativas existenciales es­
taban en expansión.
Sin embargo, sería erróneo limitar el concepto de re­
chazo del trabajo a esa situación histórica, ya que tie­
ne un significado mayor: la resistencia al trabajo es una
fuente de innovación técnica en la medida en que hace
posible una reducción del tiempo de trabajo.
En la peculiar constelación de la segunda mitad del si­
glo pasado, por un momento coincidieron la conciencia so­
cial y la tecnoevolución, y las potencias del conocimiento
le abrieron la puerta a la emancipación de la vida del
trabajo asalariado, de manera tal que tuvo sentido dar
la bienvenida a la red digital como la nueva gran fuerza
de liberación. Pero la emancipación del trabajo no era un
proceso puramente técnico. Exigía conciencia política y
una profunda transformación de las expectativas cultura­
les. No hubo ninguna de estas dos cosas. Los sindicatos
se opusieron a la introducción de tecnologías de ahorro
de trabajo y dedicaron toda su influencia y sus energías a
defender los empleos y las condiciones laborales existen­
tes. Vincularon su identidad a la composición industrial
del trabajo, y se convirtieron en una fuerza conservado­
ra que se opuso a la innovación, posibilitando así que
solo los capitalistas financieros sacaran provecho de la
tecnooportunidad.
En ese momento, la conciencia social y la evolución
tecnológica se distanciaron, lo que marcó el ingreso en
una era de tecnobarbarie: la innovación provocó preca­
riedad, la riqueza creó miseria de masas, la solidaridad se
transmutó en competencia, el cerebro conectivo se escin­
dió del cuerpo social y la potencia del conocimiento quedó
desvinculada del bienestar social.
No obstante, la potencia del general intellect se man­
tiene intacta. Sin embargo, no es capaz de desencadenar
un proceso de emancipación social debido a que la con­
junción entre los cuerpos se ha vuelto frágil y precaria,
mientras que la conexión entre los cerebros sin cuerpo se
ha vuelto permanente, universal y obsesiva, a tal punto
que ha reemplazado la vida por una proyección espectral
de la vida sobre la omnipresente pantalla.
Durante las últimas décadas, la innovación tecnoló­
gica aumentó enormemente la productividad del trabajo
y creó las condiciones para una potencial abundancia de
bienes.
¿Es esto la prueba de una eficiencia superior del
capitalismo? Para nada, es el logro de la cooperación de
ENIGMA

millones de trabajadores cognitivos del mundo entero. Es


el resultado de la creatividad y el conocimiento: fueron los
ingenieros, los diseñadores y los filósofos los que lo hicieron
posible. Enriquecieron y mejoraron la vida cotidiana, si la
miramos prestando atención al valor de uso.
Si traducimos la innovación al lenguaje de la econo­
mía, si reemplazamos "valor de uso" por la lógica de la
valorización y la acumulación de capital, todo cobra otra
forma.
A pesar de la increíble expansión del universo de bie­
nes y servicios útiles, la distribución de la riqueza es tan
desigual y desequilibrada que la riqueza parece estar re­
trocediendo y la vida volviéndose cada vez peor.
En la jerga económica, de hecho, se llama "crecimiento"
al aumento del producto bruto interno en términos de
valor, de riqueza monetaria. El código capitalista trans­
forma la expansión de lo útil en acumulación financiera

- 183 -
y empobrecimiento de la vida cotidiana. La prescripción
del crecimiento como un modelo cultural funciona sobre
la producción social como un constreñimiento semiótico
que distorsiona las cosas y transforma la posible riqueza
en una miseria concreta.
En 2015, la producción mundial de petróleo fue tan
abundante que el precio del barril de crudo cayó a un
nivel sin precedentes. Lo mismo puede decirse de la pro­
ducción metalúrgica. En el mismo período, también cayó
la demanda en todos los países del mundo. Los econo­
mistas describieron esta coyuntura como una catástrofe,
y anunciaron un derrumbe generalizado de la economía
mundial: sobreproducción, deflación y desempleo. Pero
en realidad todo esto fue la prueba de que el capitalismo
implica una transliteración del mundo real de la utilidad
en el mundo abstracto del valor, que convierte la riqueza
en miseria, la abundancia en escasez y la potencia en
impotencia.
EMPRESAS FALSAS

A las 9.30 horas de un día soleado de la semana, los telé­


fonos de Candelia, un proveedor de elegantes muebles de
oficina de Lille, Francia, suena constantemente, recibiendo
órdenes de clientes de todo el país y de Alemania y Suiza.
La fotocopiadora golpetea rítmicamente a medida que más
de una docena de trabajadores procesan ventas, atienden a
los proveedores y acuerdan el envío de escritorios y sillas.
Sabine de Buyzer, que trabaja en el departamento de con­
tabilidad, se inclina sobre su computadora y observa una
columna de números. A Candelia le está yendo bien, Las
ganancias de la semana sobrepasan los gastos, incluso te ­
niendo en cuenta los impuestos y los salarios. "Tenemos
que ser redituables", dice la señorita De Buyzer. "Todos
nos estamos esforzando para asegurar el éxito."
Este es un sentimiento que cualquier jefe querría oír,
pero en este caso todo el negocio es falso. También lo
son los clientes y los proveedores de Candelia, desde las
compañías que encargan los muebles a los choferes de
camiones que hacen las entregas. Incluso el banco del
que Candelia obtiene sus préstamos es irreal.
Más de cien empresas Potemkin como-Candela funcio­
nan hoy en Francia, y hay unas mil más en todo Euro­
pa. En Seine-St.-Denis, a las afueras de París, un negocio
de mascotas llamado Animal Kingdom vende productos
como comida para perros y ranas. ArtLim, una compañía
de Limoges, ofrece porcelana fina. Prestige Cosmetique de
Orleans vende perfumes. Todas las mercaderías de estas
empresas son imaginarias.
Francia cuenta con más de cien empresas ficticias en las
que se entrena a trabajadores sin empleo, como la bou­
tique de mascotas Animal Kingdom. Estas empresas son
parte de una elaborada red de entrenamiento que, en
efecto, funciona como un universo económico paralelo.
Durante años, su objetivo fue entrenar a estudiantes y
ENIGMA

trabajadores desempleados que procuraban ingresar a dis­


tintas industrias. Hoy están siendo utilizadas para com­
batir el alarmante aumento del desempleo a largo plazo,
uno de los problemas más acuciantes que han aparecido
tras la larga crisis económica europea.
A la señorita De Buyzer no le importa que Candelia sea
una operación fantasma. Hace dos años perdió su trabajo
como secretaria y desde entonces no ha logrado conse­
guir un empleo estable. Desde enero, sin embargo, se le­
vanta temprano cada mañana, se maquilla y se dispone a
ir a la oficina. A las 9 de la mañana llega a una pequeña
oficina en un barrio de bajos ingresos de Lille, donde la
falta de empleo se encuentra entre las más altas del país.
Si bien no recibe un salario, la señorita De Buyzer, de
41 años, aprecia tener una rutina regular. Confía en que
Candelia le permita encontrar un trabajo real, tras incon­
tables búsquedas y entrevistas que no le han permitido

-1 8 5 -
llegar a ninguna parte.6

Esta historia increíble parece salida de una novela de


Philip K. Dick. Trata acerca de un mundo en el que las
personas se levantan por la mañana y van a trabajar a un
lugar que no produce nada y no les paga un salario. Pero
no es una novela, es la descripción de una sociedad cegada
por sus propios prejuicios, sobre todo el dogma del trabajo
asalariado y el crecimiento económico.
La gente ha sido educada para creer que el trabajo es
el fundamento de la identidad y de la dignidad, y solo
han socializado en el contexto de su entorno laboral, por
lo que los deprime darse cuenta de que su trabajo ya no
es necesario.
La depresión es una consecuencia de la confusión ob­
sesiva entre identidad y trabajo, y de la internalización

6. Liz Alderman, "In Europe, Fake Companies Can Have Real Benefits", The
New York Times, 29 de mayo de 2015.
del vínculo entre la supervivencia y la desinversión de la
propia vida. A este vínculo lo llamamos "salario". Pero la uti­
lidad de nuestras habilidades y nuestro conocimiento no
puede reducirse a un intercambio abstracto. La actividad
útil de millones de trabajadores cognitivos se materiali­
za actualmente en la máquina universal que reemplaza al
trabajo humano.
Por más que se la niegue, se la esconda o se la olvide,
esta máquina produce efectos en el inconsciente social. Y
el inconsciente social percibe el carácter absurdo de una
maquinaria que nos obliga a renunciar a la vida para so­
brevivir.
r\
S U P ER S TI CI ÓN

U
EL SENTIDO COMÚN

- 187 -
En un artículo publicado por el matutino The Guardian en
febrero de 2016, "Global Markets Are No Longer Obeying
Economic Common Sense" [Los mercados globales han de­
jado de obedecer al sentido común económico], Mark Blyth
señala: "Una de las cosas más extrañas de 2016, al menos
hasta el momento, son las distintas maneras en que ha
sido necesario distorsionar el sentido común económico
para explicar qué está ocurriendo en la economía global".
¿Qué es el sentido común? ¿Y qué significa, en
particular, el sentido común en el ámbito de la economía?
El sentido común es producto de la experiencia, pero hoy
día el sentido común no funciona porque los procesos que
los economistas estudian (la producción, el intercambio,
la tecnología, el trabajo...) han cambiado a tal punto que
ya no es posible entenderlos con las herramientas concep­
tuales desarrolladas a partir de la experiencia pasada. Esos
conceptos son como viejos monóculos que distorsionan la
realidad y convencen a la sociedad de realizar acciones
que tienen efectos paradójicos.
Pensemos por ejemplo en la "expansión cuantitativa".
¿Qué sentido tiene volcar enormes cantidades de dinero
en el sistema bancario? ¿Qué sentido tiene incentivar a
las empresas a invertir dinero, cuando la demanda baja
como efecto de la globalización del mercado laboral? "La
globalización, y la acción concertada durante treinta años
por la política de derecha, ha asesinado la capacidad del
trabajo de exigir salarios más altos, lo que nos conduce
a una desigualdad nunca antes vista y una inflación
extremadamente baja."1
¿Qué sentido tiene obligar a las personas a trabajar
cada vez más en un momento en que los productos de su
trabajo ya no son necesarios, no hay demanda de ellos y,
más importante aún, podrían ser producidos por máquinas?
Los conceptos básicos del conocimiento económico son
engañosos: "Ahora nos encontramos en un mundo poscrisis
en el que los viejos trucos ya no funcionan, a pesar de crecer
a un 1,5%, tener la inflación a un 0,5% y tasas de interés
en algunos lugares por debajo del 0,25%".12
La economía contemporánea se basa en la codificación
semiótica de la relación que establecemos con los recursos,
la producción, la tecnología y la vida. La imaginación social
es moldeada por el latente chantaje de la superstición.
Un acto de transliteración (recodificación) se inscribe
en la economía, y esta recodificación no es solo un acto
lingüístico: es la fuente de la depredación financiera, de
la devastación de enormes cantidades de bienes y recur­
sos, y de la creciente desigualdad en la distribución de la
riqueza.
La nominación de las relaciones sociales es parte del
proceso de internalización del capitalismo como una for­
ma natural. Llamamos "trabajo" a ciertos tipos de activi-

1. Mark Blyth, "Global Markets Are No Longer Obeying Economic Common


Sense", The Guardian, 9 de febrero de 2016.
2. Ibid.
SUPERSTICIÓN

dad humana que suponen el intercambio de tiempo por un


salario, la fuente de la acumulación del capital.
La actividad puede ser alegre y enriquecedora, pero en
la medida en que se la translitera en trabajo se le quita
sentido y se la transforma en repetición. Para convertirse
en empleo asalariado, la actividad debe someterse a las
reglas de la reiteración, sin importar cuán creativa pueda
ser esa actividad en sí misma.
La tecnología permite una mejora de la experiencia so­
cial, y en particular nos ofrece la posibilidad de trabajar me­
nos y disfrutar más. Pero apenas se la translitera en términos
económicos, la tecnología alimenta la hiperactividad frenéti­
ca y la competencia, por un lado, y el desempleo, por otro.
El lenguaje económico se basa en la traducción del
código capitalista en una Gestalt social, un esquema de
percepción que funciona como un generador de formas
preformateadas. La nominación económica de la realidad

- 189 -
útil actúa como un transformador de la percepción, y
convierte las ganancias, el crecimiento y la acumulación
en el código de la emanación de cosas.
El trabajo, el salario, la acumulación y el valor de
intercambio no son hechos naturales, sino convenciones
sociosemióticas. Las convenciones, sin embargo, no son
solo signos que marcan la vida real a posteriori, también
son marcos de significación que premoldean y formatean
nuestras expectativas y nuestros modos de interacción.
Trabajo es la palabra clave de la Gestalt semioeconó-
mica. Se nos estimula a identificar nuestra actividad de
vida con el trabajo, y se nos obliga a depender del trabajo
asalariado para sobrevivir.
La competencia es el mantra de la religión neolibe­
ral hegemónica: compite para tener más trabajo, ten más
trabajo para competir. Reduce tu salario para competir, y
compite para que te paguen (menos).
¿Por qué trabajar más? El mundo ya está saturado de
objetos, y aun así no podemos parar de producir cosas inútiles
y desagradables debido a la superstición económica. Peor
aún: esos bienes que no necesitamos pueden producirse
con mucho menos trabajo.
La traducción de la potencia del conocimiento y,de la
tecnología al lenguaje de la economía capitalista implica
el sometimiento de millones de trabajadores cognitivos
a una racionalidad del pasado: la ganancia privada y el
crecimiento económico.
La realidad de la abundancia se traduce entonces con
la grilla semiótica de la escasez.

El ritual del trabajo excesivo hoy es un hecho totalmente


construido, ligado antes que nada a una necesidad física.
Además, como un meme social, ha colonizado casi todas
las demás esferas de la vida... La empresa con afán de
lucro es una institución social pasada de moda,que ha su­
perado con creces su fecha de utilidad para la mayoría de
los involucrados en ella. La sociedad la ha dejado atrás,
y es por ello que se aferra a nosotros con tanta fuerza.
El capitalismo y su fetichización de la propiedad privada
3
nadan contra la corriente.

En el viejo mundo industrial, en el que el proceso de


producción se basaba esencialmente en la transformación
mecánica de la materia, era fácil definir el valor en tér­
minos del tiempo necesario para la manufactura de un
determinado producto. Hoy, la definición de valor se ha
vuelto azarosa y volátil, porque resulta difícil traducir
el trabajo mental a estándares temporales uniformes: en
el ámbito de la producción semiótica, las viejas reglas de la
producción de valor se disuelven, y la atribución de valor
se funda en la simulación, el engaño y la pura violencia.3

3. Peter Fleming, Resisting Work: The Corporatization o f Life and Its Dis­
contents, Filadelfia, Temple University Press, 2016, p. 6.
SUPERSTICIÓN

ASONANCIA

La dinámica de la innovación se ha vuelto asonante respec­


to del código semiótico del capitalismo, que interpreta y
organiza la tecnología de la producción y el conocimiento
según la racionalidad de la acumulación y el crecimiento.
No obstante, la ruptura del comunismo histórico y
el desmantelamiento de la solidaridad social han vuelto
impensable cualquier alternativa al capitalismo.
La expectativa de la expansión infinita, profundamen­
te arraigada en la psiquis de la Modernidad tardía, es una
trampa. Solo nuevas expectativas basadas en el registro del
entorno tecnológico podrán permitir que el organismo social
se adapte a una condición de falta de crecimiento prolonga­
da. La redistribución de la riqueza, la igualdad, la sobriedad,
la solidaridad y la amistad... estas son las palabras clave
de una transformación cultural posible y necesaria. Pero al

- 191 -
parecer la mayoría de los Gobiernos del mundo son incapa­
ces de advertir esta posibilidad y necesidad, cegados por la
abrumadora fuerza de la superstición económica: trabajo y
salario, trabajo asalariado.
La superstición es una creencia infundada, un engaño
que distorsiona la percepción de eventos reales y provo­
ca acciones inadecuadas. En la anterior era industrial, la
categoría del salario podía significar la actividad huma­
na bajo condiciones de escasez, aunque a menudo estas
eran engendradas artificialmente, como fue el caso del
cerramiento inglés de principios de la Modernidad. Pero
hoy el régimen de escasez se ha terminado, en la medida
en que la evolución tecnológica de las últimas décadas
(y todo hace predecir que lo mismo ocurrirá en las déca­
das venideras) permite un aumento sin precedentes de la
productividad, que tiene por resultado una abundancia
que debería distribuirse de otra manera.
La mutación digital y las finanzas globales han devas­
tado las reglas que gobernaban el viejo sistema industrial:
la relación entre valor y tiempo de trabajo o entre dinámica
monetaria y función productiva de la empresa no se sos­
tiene. La precariedad socava toda forma de colaboración.
Hemos ingresado en aquello que Baudrillard avizoró como
una esfera aleatoria de valores flotantes. En esta esfera, el
valor ya no está basado en el tiempo de trabajo. Mientras
que la economía global se estanca, un nuevo impulso hacia
la automatización proviene de los investigadores y desarro­
lladores. La intersección de la inteligencia artificial con la
red abre la puerta a una nueva generación de autómatas;
esta nueva generación no solo sustituirá al trabajo mecáni­
co basado en la repetición, sino también al trabajo cogni-
tivo basado en la selección y la diferencia. Como advierte
Paul Mason, la "nueva ola de la automatización habrá de
disminuir enormemente la cantidad de trabajo necesaria,
no solo para subsistir, sino para ofrecer una vida decente
para todos".45
Esta tendencia alimenta la angustia y provoca reaccio­
nes políticas hostiles. El temor a la automatización va y
viene en oleadas, como señala Richard Freeman:

Hace no tanto tiempo, los economistas y otras personas


le restaban importancia a la robotización del trabajo. El
temor a una nueva era de la depresión entre los tecnó-
cratas que suponían que las máquinas habrían de crear
una falta permanente de empleos les parecía infundado.
El gran miedo a la automatización de los años sesenta no se
había concretado. La mayoría de los economistas creían
que los seres humanos nunca perderían su ventaja sobre
las máquinas en tareas que requiriesen del juicio y habi-
lidad en entornos inciertos y cambiantes.

4. ' Paul Mason, "The End of Capitalism Has Begun", The Guardian, 17 de
julio de 2015.
5. Richard Freeman, "The Future of Work: Who Owns the Robot in Your
Future Work Life?", Pacific Standard, 17 de agosto de 2015.
SUPERSTICIÓN

Hoy esta complacencia se ha desvanecido. Las compa­


ñías de tecnología de punta invierten enormes cantidades
de dinero en investigación para reemplazar a los trabaja­
dores por autómatas inteligentes.
Larry Page especula que los próximos avances en la
tecnología de sustitución del trabajo difícilmente sean
compatibles con la semana laboral de cuarenta horas. No
obstante, las personas todavía pasan entre ocho y nueve
horas por día realizando tareas mal pagas y se les obliga a
trabajar hasta la edad de 77 años o más, mientras que la
tasa de desempleo aumenta.
En los años de la autonomía social, durante las décadas
de los sesenta y los setenta, en muchas partes del mun­
do y en particular en Europa, la tendencia capitalista
se vio provisionalmente suspendida e incluso se revirtió:
entre las luchas, las huelgas y las negociaciones, los tra­
bajadores industriales lograron conseguir una reducción

- 193 -
del tiempo de trabajo semanal a un máximo de cuarenta
horas.
La solidaridad social y la insubordinación de los tra­
bajadores obligaron a los ingenieros a desarrollar tecno­
logías que ahorrasen tiempo, con el propósito de reducir
el tiempo general de trabajo. Era una situación ambigua:
abría paso a mejores condiciones de vida, pero también
representaba una amenaza para la composición del trabajo
existente. Los sindicatos percibieron la tecnología como
un peligro, y se opusieron a la implementación de estos
dispositivos de ahorro de trabajo, demostrando así su inca­
pacidad para enfrentar el cambio tecnológico.
Es en esta dinámica donde hay que buscar la fuente
del triunfo neoliberal y la emergencia de una monstruosa
paradoja: por un lado, el capitalismo desregulado alienta a
los tecnoinnovadores a construir autómatas cada vez más
inteligentes y productivos; por el otro, chantajea a los
trabajadores para que trabajen más rápido a cambio de
cada vez menos dinero, en una carrera imposible contra
los robots. La consecuencia de esta paradoja es la precari-
zación del empleo y de la vida en general.
La precariedad es la forma general de las relaciones la­
borales: cuando el trabajo comienza a estar precarizado en
algunos puntos, la percepción de precariedad se extiende a
todas partes, en la medida en que la competencia entre los
trabajadores (en particular, entre los trabajadores cogniti-
vos) reemplaza a la solidaridad. Todo trabajador sabe que
su trabajo puede ser realizado por una máquina, todo tra­
bajador sabe que su salario mañana puede quedar en manos
de otro trabajador. Todo el mundo es guiado a percibir a los
demás como potenciales enemigos y potenciales amenazas.
Los jóvenes que trabajan en la industria cultural co­
nocen muy bien este chantaje precario. Las galerías de
arte, las universidades, las editoriales, las revistas y los
periódicos, todos ellos explotan a los trabajadores cogni-
tivos a cambio de nada. Lo llaman "pasantía" o similar. Se
incita a los trabajadores cognitivos a aceptar estas condi­
ciones porque se supone que están invirtiendo lo mejor
de su personalidad y de su expresividad en la actividad
cultural que han elegido, y así el chantaje tiene éxito.
Hacer gratis lo que nos gusta tal vez parezca algo bueno,
pero el problema es que hay que pagar el alquiler y hay
que devolverle al banco los préstamos universitarios. Los
extremos no se tocan.
El vínculo entre el trabajo y el salario se debilita, pero
solo los capitalistas se benefician de la aleatoriedad y pre-
carización consiguientes, en la medida en que la emanci­
pación del tiempo del salario está asentada en la supersti­
ción del trabajo asalariado.

CONVENCIÓN, SUPERSTICIÓN Y TRABAJO ASALARIADO

Debido a una percepción supersticiosa de la realidad,


insistimos en la simulación de que es posible entender
SUPERSTICIÓN

la producción digital en función del viejo paradigma


industrial.
Crecimiento, trabajo, salario... todas estas categorías
sirvieron para explicar y significar la actividad humana en
tiempos de escasez, dentro del marco de una epistemolo­
gía mecánica. Pero estas nociones no pueden semiotizar la
proliferación y la hipervelocidad de la era digital, respon­
sable de producir abundancia y exceso.
Conceptos tales como empleo, salario y crecimiento
son convenciones semióticas. Sin embargo, dichas con­
venciones no son solo signos lingüísticos que marcan la
vida real, sino también marcos de significación que mol­
dean nuestras expectativas y nuestros modos de interac­
ción. Las convenciones dan origen a un código que ofrece
la posibilidad de acceder a los protocolos de intercambio
que hacen posible la supervivencia.
Pero el código basado en las convenciones estableci­

- 195 -
das se ha vuelto incapaz de interpretar o gestionar el pro­
greso técnico y sus efectos. Este código ya no funciona:
no es apto para manejar racionalmente las formas de vida
que emergen en la esfera digital.
Al tiempo que la producción se convierte en un pro­
ceso de recombinación e intercambio semiótico, el trabajo
se convierte en una inversión de energía mental. Resulta
muy difícil reducir el tiempo mental al valor, ya que la
productividad en este ámbito es muy volátil y aleatoria.
Los precios resultan, entonces, indicadores azarosos de
relaciones de fuerzas temporarias. El salario queda al fin
expuesto como una superstición, y va siendo reemplazado
cada vez más por nuevas formas de esclavitud, y por la
desnuda brutalidad de las relaciones de fuerza. ,
El salario es la superstición que mantiene en pie un
castillo sin cimientos. Pero esta superstición se vuelve
todavía más frágil e inestable si advertimos que el mundo
de la producción ha sido tapado por una nueva ola de
automatización.
; D E B E R ÍA M O S TEN E RL E M IE D O A L T R A B A JA D O R A N D R O ID E ?

Google, la mayor corporación de la historia, tiene un ob­


jetivo: vincular a las máquinas operativas con motores de
búsqueda capaces de dirigir esas máquinas empleando los
recursos infinitos de la red. Con ello, la máquina habrá de
adquirir un grado de flexibilidad sin precedentes, que per­
mitirá el reemplazo de humanos en tareas de alta comple­
jidad. El uso del trabajador androide habrá de extenderse
en las décadas venideras.
La mayoría de las personas tienen miedo, ya que pien­
san que tarde o temprano alguien habrá de entender que
el trabajo que hacen es inútil y se quedarán sin empleo. Y
no se equivocan al pensar que su empleo es inútil: la ma­
yoría de los empleos actuales son superfluos, ya que una
máquina podría hacerlos mejor, si no hoy, ál menos en los
próximos cinco años o más.
En un artículo publicado por el New York Times el 10
de junio de 2015, Martin Ford dio a conocer algunas cifras
impactantes acerca del efecto de la tecnología sobre el
empleo en China:

En 2 0 1 4 , las fábricas ch in as concen traron u n cuarto de la


tota lid a d m undial de robots in d u stria les, lo que im plica
un increm en to del 54% c o n resp ecto a 201 3 . S egú n la
Federación In tern acion al de R obótica, para 2017 e s te país
ten d rá in sta la d o s m ás robots m anufactureros que n in g ú n
otro. Foxconn, que fabrica produ ctos e lectró n ico s de c o n ­
sum o para A pple y otras com pañías, p lan ea autom atizar
casi el 70% d el trabajo de su s fábricas dentro de lo s p róxi­
m os tres añ os, y y a c u e n ta con u n a fábrica com p letam en ­
te robotizad a en C h engdu...
Los em p leos fabriles ch in o s parecen d estin a d o s a desapa­
recer a u n ritm o m ucho m ás acelerado de lo que h a ocu ­
rrido e n lo s Estados U n id os y otros p a íse s desarrollados.
Entre 1995 y 2 0 0 2 , desaparecieron casi u n os 16 m illon es
SUPERSTICIÓN

de em p leo s fabriles, aproxim adam ente e l 15% d el to ta l


d el em pleo ch in o e n m anufacturas. Esta te n d e n c ia habrá
de acelerarse.6

En "The Automation Myth", Matthew Yglesias niega


que la tecnología haya aumentado la productividad en las
últimas décadas.7 Sin embargo, admite que:

La fu erza de la le y de Moore -q u e s o s tie n e que e l p o ­


der de lo s ch ip s de com putadoras se du plica cada dos
a ñ o s - im p lica que e l valor de los próxim os cin co años de
progreso d ig ita l n ecesariam en te habrá de su p on er m a­
yores sa lto s en e l poder básico d el procesador que los
cin co a ñ os an teriores. Es cu a n to m en os p osib le que en
p o co s años veam os un enorm e salto h acia d ela n te e n la
produ ctividad que com ien ce red uciendo su sta n cia lm e n te
la cantidad de trabajo hum ano n ecesaria para llevar ad e­

- 197 -
la n te la econ om ía.

Y concluye:

El resultado m ás probable e s u n m undo con m en os traba­


jo . Y e s u n m undo al que no deberíam os tem er, sin o darle
la b ien v en id a .

Sin embargo, en los últimos treinta años el salario


promedio de los trabajadores estadounidenses ha subido
un 5%, mientras que su productividad promedio ha creci­
do un 80%. En su libro The Overworked American [El ame­
ricano saturado de trabajo], publicado en 1992, la soció-
loga estadounidense Juliet Schor sostiene que durante los
últimos veinte años del siglo XX,,las horas de trabajo del

6. Martin Ford, "China's Troubling Robot Revolution", The New York Times,
10 de junio de 2015.
7. Matthew Yglesias, "The Automation Myth: Robots Aren't Taking Your
Jobs - and That's th e Problem!", Vox, 27 de julio de 2015.
estadounidense promedio se han incrementado en el equi­
valente a un mes por año. "Predeciblemente, los trabaja­
dores dedican menos tiempo a sus necesidades básicas,
como comer y dormir. Los padres dedican menos atención
a sus hijos. El estrés va en aumento, en parte debido al
acto de equilibrio necesario para reconciliar las demandas
del trabajo con la vida familiar."8
La tendencia que Juliet Schor identificó en los no­
venta no se detuvo allí. En 2013, en su libro 24/7. El
capitalismo tardío y elfin del sueño, Jonathan Crary9 sos­
tuvo que el adulto norteamericano promedio duerme hoy
alrededor de seis horas y media por noche, una disminu­
ción respecto de las ocho horas de la generación anterior,
y mucho menos de las (aunque nos cueste creerlo) diez
horas que dormía a comienzos del siglo XX.
Esta autoinmolación fanática solía ser una caracterís­
tica particular de la vida estadounidense, ya que la cul­
tura puritana de América sabe poco de los placeres de la
vida. Pero en los últimos treinta años este fanatismo se ha
transformado en el imperativo categórico de la política en
el mundo entero.

SALARIO

A veces pienso que a Michel Foucault le faltó escribir su


libro más importante: un libro sobre la genealogía del
trabajo asalariado en la Modernidad clásica. Pero un mo­
mento después entiendo que todos sus libros acerca de la
prisión, la escuela, el panóptico, la tortura y la domina­
ción biopolítica convergen en una obra monumental, cuyo
tema general es exactamente ese: ¿cómo ocurrió que los

8. Ju liet Schor, The Overworked American: The Unexpected Decline o f Lei­


sure, Nueva York, Basic Books, 1992, p. 5.
9. Jonathan Crary, 24/7. El capitalismo tardío y el fin del sueño, Buenos
Aires, Paidós, 2015.
SUPERSTICIÓN

seres humanos aceptaron y todavía soportan el chantaje


del salario para sobrevivir?
La extendida suposición de que debemos entregar nues­
tro tiempo a cambio del derecho a disfrutar de los produc­
tos del trabajo y la naturaleza no es algo obvio, ni se funda
en una necesidad natural. Bajo condiciones de escasez, las
personas se ven obligadas a ceder su tiempo a cambio del
dinero necesario para pagar por su supervivencia básica.
Pero, hoy día, el régimen de escasez es innecesario.
Si la actividad no estuviera sujeta al chantaje salarial,
nada de esto sería un problema. La innovación técnica
emancipa al tiempo del trabajo, y bien podríamos dedicar
este tiempo a actividades sociales a las que no se puede
intercambiar por dinero sin que pierdan algo de su autenti­
cidad: el cuidado de la salud, el autocuidado, la educación,
la preparación de alimentos y el afecto. La innovación téc­
nica ha creado la posibilidad, pero aún no somos capaces de

- 199 -
concretarla debido al carácter incuestionable del salario: la
supervivencia a cambio de tiempo de trabajo.
Por lo tanto, es preciso exponer al salario como la su­
perstición que no nos deja ver algo que es totalmente cla­
ro: el trabajo es cada vez menos necesario para la super­
vivencia. El chantaje del salario convierte la innovación
técnica en una tragedia para la sociedad; reducido a una
herramienta competitiva, el conocimiento se convierte en
una causa de desempleo.
Es interesante advertir que poco a poco comienza a
aparecer dentro de los círculos teóricos de Silicon Valley
una reflexión libre sobre la obsolescencia de la forma sala­
rial. En el epicentro del trabajo cognitivo global, algunos
tecnointelectuales comienzan a contemplar la idea de un
ingreso básico o ingreso existencial, que permitiría diso­
ciar la actividad útil del acceso a la supervivencia.
Sam Altman, el joven presidente de Y Combinator, un
think tank de Silicon Valley, tiene interesantes ideas al res­
pecto. "Estoy bastante convencido de que en determinado
F
R
A
^ momento del futuro, a medida que la tecnología vaya eli-
0 minando los empleos tradicionales y permita crear una
enorme cantidad de riqueza, veremos alguna versión de
B [un ingreso básico] a nivel nacional", sostiene.101Es in-
1 teresante advertir que se trata del mismo argumento que
0 emplean muchos pensadores radicales de izquierda para
justificar la implementación de un salario básico univer-
b sal. Bajo esta perspectiva, deliciosamente llamada "comu-
E nismo de lujo totalmente automatizado", la humanidad
A superará al capitalismo haciendo que las máquinas reali-
r cen la mayor parte del trabajo y distribuyendo los resul-
D tados de manera justa entre el público, que podrá trabajar
1 mucho menos a cambio de más.
El ingreso existencial no debería ser considerado un
sustento provisional para personas marginales. Debería ser
considerado un estímulo a la libertad, y por consiguiente
a ofrecer a la comunidad lo mejor de nosotros.
-
200

Cuando el trabajo humano sea reemplazado por má­


-

quinas, finalmente podremos hacer lo que realmente nos


gusta.
"¿Las personas se sientan a jugar videojuegos o a crear
nuevas cosas? ¿Se sienten felices y satisfechas? Las perso­
nas que viven sin el miedo de no tener qué comer mañana,
¿pueden lograr muchas más cosas y ser más útiles para
la sociedad?"11 He allí un punto decisivo: liberarse de la
trampa del trabajo no significa que no habremos de hacer
nada. Haremos exactamente aquello que más necesita la
sociedad política contemporánea: ocuparnos del cuidado,
la educación, el afecto y de descontaminar el ambiente.
En un futuro próximo, habremos de enfrentar una
crisis financiera y una crisis ambiental, entrelazadas y
aparentemente inseparables. Las líneas de fuga de estas

10. Dylan Matthews, "Why a Bunch of Silicon Valley Investors Are Suddenly
Interested in Universal Basic Income", Vox, 28 de junio de 2016.
11. Ibid.
SUPERSTICIÓN

tendencias se encuentran en la inteligencia colectiva, en


la tecnología que permite desarrollar el trabajo inteligen­
te. La codicia capitalista y el conformismo neoliberal han
llevado al planeta al borde de un apocalipsis múltiple.
Sin embargo, subsiste aún la posibilidad de un cambio
de dirección drástico: esta posibilidad está inscripta en
la cooperación entre todos los trabajadores cognitivos del
mundo. Sin embargo, las potencialidades de la invención
solo pueden implementarse una vez que se eliminen las
limitaciones prácticas y epistemológicas que nos imponen
las nociones supersticiosas de la acumulación del capi­
tal y del trabajo asalariado. Estas limitaciones producen
una suerte de ceguera que obstruye nuestra capacidad de
ver realidades que de otra forma nos resultarían obvias.
Debemos emancipar a la actividad humana del chantaje
del salario: esta emancipación abrirá el camino a una re­
programación de los automatismos tecnolingüísticos que go­

-
201
biernan el mundo en un nivel mucho más profundo que la
voluntad política.

-
La emancipación del conocimiento de la acumulación
de capital es la única llave capaz de abrir la puerta que
nos permita escapar de este infierno, por más que de mo­
mento nos cueste tanto encontrarla.
DESVI NCULACI ON 1

- 203 -
La libertad es e l con ten id o. La necesidad es la forma.
1
Tólstoi, G u e rra y p a z

MORFOGÉNESIS

El pensamiento dialéctico comprende a la historia como


un ámbito de sujetos en perpetua contradicción y la con­
cibe como un proceso que tiende a la afirmación final de
un sujeto hegemónico, que modela la sociedad en función
de un proyecto determinado.

1. La palabra que utiliza el autor en inglés es "disentanglement". El tipo de


relación que denomina este térm ino no es neutro, sino que tiene el matiz
de desvinculación, desenredo, y puede usarse tam bién como una especie
de liberación de un constreñim iento. Elegimos esta traducción para que
sea clara su relación con la teoría de Gregory Bateson del "doble vínculo"
(de la que hablará el autor en este capítulo) tam bién conocida como te o ­
ría del "doble constreñim iento", que refiere a una situación comunicativa
en la cual un sujeto recibe sim ultáneam ente dos mensajes que entran en
conflicto. [N. del T.]
F
R
A
^ Aunque Marx nunca expone de manera inequívoca el
0 cabal significado de la expresión "lucha de clases", du­
rante el siglo XX larexperiencia histórica del marxismo se
b despliega sobre el fondo de este supuesto.
* En nuestra época, sin embargo, la metodología dialéctica
0 ya no consigue explicar la complejidad de la evolución so­
cial, ni es capaz de brindar una guía para la acción política.
B El trabajo y el capital continúan siendo conceptos
^ fundamentales y contrapuestos. Pero ya no es posible re-
A ducirlos a sujetos históricos, entidades coherentes que
r pelean entre sí y tienden a establecer un orden superior.
D No niego que la metodología dialéctica haya sido útil para
1 explicar el proceso de subjetivación cuando el trabajo era
una masa unificada de personas que todos los días trabaja­
ban juntas en el mismo lugar a lo largo de toda una vida,
pero la precarización disgregó a tal punto el trabajo que
ha disuelto las condiciones necesarias para la autopercep-
- 204-

ción de clase.
Para reimaginar el proceso de subjetivación en el
contexto de la precariedad, prefiero dejar de lado la vi­
sión dialéctica de la historia y adoptar una descripción
morfogenética; lo que supone que, en vez de concebir la
evolución histórica como un ámbito de confrontación en­
tre sujetos, es posible entenderla como una secuencia de
constreñimientos y desvinculaciones que se dan dentro
del proceso de emergencia de formas.
Tomo la palabra "morfogénesis" prestada del ámbito
de la biología, e intentaré aplicar este concepto al ámbito de
la evolución social con el propósito de distinguir aque­
llo que podríamos definir como una especiación social (la
emergencia de nuevas formas sociales que transgreden el
código existente) de otro tipo de metamorfosis social que
solo implica la rearticulación del viejo código.
Además, me propongo distinguir entre la morfogénesis
como proceso de emergencia y la morfogénesis como proce­
so de generación. Por emergencia entiendo la aparición de
DESVINCULACIÓN

una concatenación que nunca antes existió. La generación,


por el contrario, es la producción de formas en conformi­
dad a un código. El proceso de generación es un proceso de
morfogénesis automatizado, mientras que la emergencia es
la expresión autónoma de una forma sin precedentes.
Es posible entender el saber como el reconocimien­
to de un patrón codificado en la constitución actual del
mundo, pero también como la creación de una serie de
fenómenos originales que no concuerdan con el código
anterior y exigen un nuevo código que los explique.
El paso de la posibilidad a la existencia real implica
un estrechamiento del campo ontológico: solo una peque­
ña parte de los acontecimientos posibles habrá de emer­
ger del magma de posibilidad, que no es infinito pero sí
multidimensional.
Guattari llama a este proceso "caósmosis": del magma
de posibilidad surge un orden provisional, y este orden

- 205 -
excluye otros conjuntos posibles. Incontables posibilida­
des se pierden debido a que su potencia subjetiva no es
suficiente para liberar una morfogénesis creativa.
En griego, morphé significa la forma inestable y cam­
biante que la materia adopta en el proceso de devenir,
mientras que eidos es la forma original que genera infini­
tos objetos posibles "con forma".
Eidos es la atribución activa de forma, mientras que
morphé es la forma recibida pasivamente. Forma, de hecho,
significa la organización provisional de una posible con­
catenación del ser, el efecto (pasivo) de ser formado; esta
palabra, sin embargo, también significa la conformación
(activa) del entorno, el proceso que da forma a un obje­
to. En la historia de la filosofía occidental, el concepto de
eidos evolucionó hasta el concepto de idea. Cuando hablo
de una forma generativa, no me refiero a la precedencia
idealista de la idea, sino al despliegue de información ge­
nerativa inscripta en el presente. Una forma que genera
formas puede funcionar como una Gestalt: una Gestalt es
F
R
A
^ un marco cognitivo basado en la preselección de nuestras
q reacciones perceptivas.
En "La pregunta por la técnica", Heidegger sostiene que
b "la esencia de la técnica [no] es en manera alguna nada
* técnico [...]. La técnica es un modo de salir de lo oculto".
0 El "marco cognitivo" enmarca al mundo. La Gestalt
nos permite ver, pero al mismo tiempo impide la visión de
B cualquier otra cosa que no se acomode a ella.
E
R
A
r GESTALT Y CONSTREÑIMIENTO
D
1 Según algunos psicólogos gestálticos (a saber, Wertheimer,
Koffka y Kóhler), la percepción está moldeada por la re­
lación entre los estímulos perceptuales que recibimos del
entorno y las formas generativas inscriptas en nuestra
mente. La Gestalt nos permite ver, pero al mismo tiempo
-
206

constriñe nuestra capacidad de ver algo distinto.


-

En este sentido, la morfogénesis se opone a la gene­


ración: por generación entiendo el proceso de producir
objetos en función de un formato. Por morfogénesis en­
tiendo la emergencia de formas que no están inscriptas en
la constitución actual del mundo.
La generación implica la sujeción del contenido a la
potencia de la estructura existente. El poder es el dominio
de la Gestalt, esa grilla que vuelve invisible aquello que
existe en estado de posibilidad: el constreñidor.
Para que una posibilidad pueda actualizarse, hace fal­
ta una potencia de liberación. La potencia le permite al
sujeto desplegar la posibilidad inscripta en su composi­
ción, organizar el cuerpo sin órganos.
La desvinculación es la emancipación del contenido
de la forma que lo contiene, y el total despliegue de las
potencias que pertenecen al conocimiento social. Solo por
disociación (no por contradicción) pueden emerger distin­
tas formas del magma.
DESVINCULACIÓN

Podemos pensar a la Gestalt como un doble vínculo:


al tiempo que nos da la potencia de ver algo, nos impi­
de ver otra cosa. De hecho, en el doble vínculo de Bate-
son, el contexto enmarca al mensaje de manera tal que
el receptor no consigue leerlo debido a la influencia de
dicho contexto. La esquismogénesis es la metodología
que Bateson propone para librarse del doble vínculo, con
lo que hace referencia a la autoorganización que se al­
canza cuando se disocia al contenido de la forma en que
está constreñido, como así también a la proliferación por
contagio (afectivo, informativo, estético) de la nueva for­
ma generada por el esquismo.
En las actuales condiciones históricas, surge una
pregunta: en un momento en que la mente del organis­
mo social ha sido tan profundamente infectada por la
proliferación viral de dobles vínculos, ¿es posible aún
la desvinculación? Y otra: ¿cuál es el origen de esta

- 207 -
proliferación de dobles vínculos en la mente social?
No pienso el capitalismo como una subjetividad, sino
como una Gestalt cuya acción estructura el conocimiento, el
trabajo y los recursos en función de una Gestalt semiótica.
Cuando miramos una forma visual, la estructura ac­
tual de nuestra mente descifra el estímulo visual según
las Gestalts inscriptas en ella, y nos cuesta bastante llegar
a ver otra cosa que la forma que nuestra mente está acos­
tumbrada a ver.
Wittgenstein sostenía que "los límites de mi lengua­
je significan los límites de mi mundo". En términos de
Gestalt y posibilidad, la afirmación de Wittgenstein quiere
decir que nuestro lenguaje es una organización sintáctica
de los innumerables contenidos que pertenecen al ámbito
de nuestra experiencia. Dentro de este rango de organiza­
ciones posibles de los contenidos, nuestro lenguaje selec­
ciona un plan de consistencia y lo impone, de manera tal
que la organización lingüística es lo que limita nuestras
posibilidades de percepción y experiencia.
F
R
A
N Pero si el lenguaje es un límite, esto implica también
0 que existen otras posibilidades más allá de dicho límite. Lla­
maría desvinculación a cualquier creación lingüística a la
B que podríamos considerar un "exceso": la poesía es la acti-
1 vidad lingüística que excede los límites de nuestro lenguaje.
0 La Gestalt es el patrón mental que enmarca los estímu­
los perceptuales que recibimos y los convierte en formas.
B La Gestalt puede funcionar como un constreñimiento cuan-
E do obstruye nuestra capacidad de ver las cosas en un marco
A distinto. Para superar el efecto de constreñimiento implí-
r cito en la Gestalt, necesitamos una potencia poética de ex-
D trañamiento (lo que Viktor Shklovski llamó “ostranenie").
Volvamos ahora a las condiciones sociales de nuestra
época: el paradigma económico constriñe la dinámica in­
trínseca de la relación entre el trabajo y la inteligencia. La
economía pretende ser una ciencia, pero los economistas
no producen conceptos que expliquen la realidad social ni
-
208

expresan leyes generales que conciernan a la producción


y el intercambio de bienes. Se les paga para cumplir una
-

tarea distinta: reforzar la incidencia de las leyes del capi­


talismo sobre las dinámicas del conocimiento, la tecnolo­
gía y la cooperación.
La economía, de hecho, no debería ser considerada
una ciencia, sino una tecnología para la explotación de los
recursos existentes, en particular el trabajo, dentro de un
marco incuestionable constituido por el crecimiento, la
acumulación y la ganancia. El conocimiento económico
genera una repetición de procedimientos sociales y polí­
ticos que tienen el propósito de cumplir dichos objetivos.
La semiotización económica restringe las dinámicas de
la invención y la innovación dentro de los límites de un
sistema cuyo propósito es convertir la vida en valor; es
decir, la acumulación del capital: no la buena vida, no el
placer, no la belleza, no la búsqueda del mejor uso posible
del conocimiento técnico, no la actualización de las posi­
bilidades inscriptas en el mundo.
DESVINCULACIÓN

Debemos imaginar la emancipación política posible


del futuro esencialmente como un acto de enunciación,
un acto lingüístico que desvincula la realidad de las malas
matemáticas: las matemáticas financieras.
La deuda global que desde 2008 ya era la principal
preocupación de las élites políticas creció en septiembre
de 2016 a un nivel superior al doble del tamaño de la
economía global. Durante los últimos ocho años, se nos
ha dicho que es fundamental pagar la deuda (es decir,
desplazar recursos comunes hacia el sistema financiero).
Y para hacerlo, hemos destruido trabajos, hemos reducido
los sistemas de bienestar, hemos desfinanciado a las es­
cuelas y al sistema de salud.
Como resultado de todo ello, la deuda es cada vez mayor.
No se trata ya de un problema financiero, sino semió-
tico: las palabras que intentan expresar el proceso eco­
nómico no logran aprehender la realidad de la vida, la

- 209 -
tecnología o el conocimiento. Las palabras que describen
y conceptualizan la esfera económica son una fuente de
permanentes malentendidos, debido a que resultan incon­
sistentes con la realidad de la vida humana sobre el planeta.
UNA BREVE H I ST OR I A DEL
GENERAL IN T E L L E C T

I V

Sobre el final de este libro, me apronto a revelar mis ver­

-
211
daderas intenciones: no quería escribir solo acerca de la
impotencia o la posibilidad. Quería escribir acerca del co­

-
nocimiento.
A pesar de la impotencia y del poder, a pesar de la
fragmentación de la sociedad en una pléyade de piezas en
conflicto, a pesar de la precaria fractalización del trabajo,
el conocimiento es la dimensión social donde es posible
acabar de una buena vez con el mal sueño del capitalismo:
no solo revertir sus efectos, sino abandonarlo y conver­
tirlo en un espacio vacío, olvidarlo como se olvida una
pesadilla.
Mi abordaje del problema del conocimiento no es
gnoseológico, porque lo que me interesa en realidad
es la subjetividad que subyace al proceso del conocimiento:
la subjetividad de las millones de mentes conectadas al­
rededor del mundo, y la subjetividad de los cuerpos que
buscan afecto, contacto sensual y amistad. La concien­
cia del conocimiento es el camino hacia la emancipación
del futuro, pero este camino se ve obstaculizado por la
privatización del sistema educativo, la investigación y el
ciclo de la invención.
El conocimiento no tiene que ver con la verdad, ni
con descubrir y revelar una realidad esencial; antes bien,
tiene que ver con la creación de sentido y la invención
de interfaces técnicas que proyecten significación sobre
la realidad.

EL CONOCIMIENTO ABSOLUTO EN HEGEL

El lugar de la ciencia y la relación entre el conocimiento


científico y el desarrollo tecnológico ha sido un tema de
indagación filosófica desde comienzos de la Edad Moderna.
En Hegel, por primera vez, el problema del conocimiento
científico aparece ligado al problema de la subjetividad.
A su peculiar manera, Hegel expone sus ideas acerca de
la cuestión en el prefacio a Fenomenología del espíritu.a

S egú n m i m odo de ver [ .. .] tod o depend e de que lo ver­


dadero no se aprehenda y se exp rese com o s u s t a n c i a , sino
tam b ién y e n la m ism a m edida com o su jeto [ ...] .
La su sta n cia viva e s, adem ás, e l ser que es en verdad
s u j e t o o , lo que ta n to vale, que e s e n verdad real, pero
soló e n cuanto e s e l m ovim iento del pon erse a sí m ism a
o la m ed iación de su devenir otro con sigo m ism a [ .. .] . Lo
verdadero e s so la m en te esa igualdad que se r e s t a u r a o la
reflexión e n e l ser otro e n sí m ism o, y no u n a u n idad o r i­
g i n a r i a en cu an to ta l o u n a u n idad i n m e d i a t a en cu an to
ta l. Es e l devenir de sí m ism o, e l círculo que presu p on e y
tie n e por com ien zo su térm ino com o su fin y que so lo es
real por m edio de su desarrollo y su fin [ .. .] .
Lo verdadero e s e l to d o . Pero e l tod o e s so la m en te la
e se n c ia que se com p leta m ed ia n te su desarrollo. De lo 1

1. Georg F. Hegel, Fenomenología del espíritu, México, f c e , 1966.


UNA BREVE H IST ORIA
DE L e C H C R A L I H I I U U I

absoluto hay que decir que es esencialmente resultado,


que solo al f i n a l es lo que es en verdad, y en ello pre­
cisamente estriba su naturaleza, que es la de ser real,
sujeto o devenir de sí mismo.

La Fenomenología de Hegel tiene muy poco que ver


con la "mente" (lo que vuelve controvertida su traducción
al inglés bajo el título The Phenomenology of Mind). La
actividad de la mente (el cerebro físico, el contexto his­
tórico, la cognición, la comunicación y el progreso) está
totalmente borrada en Hegel. Lo único que queda es el
proceso de autodespliegue del Espíritu. El camino hacia la
autorrealización de la razón es un círculo que la conduce
de vuelta al punto de partida, que tuvo su origen en el Es­
píritu Absoluto. "La razón es el obrar con arreglo a un fin
[...]. El resultado es lo mismo que el comienzo simplemente
porque el comienzo es fin."23

- 213 -
En Hegel, el conocimiento es un proceso que en rea­
lidad no desarrolla nada, nunca es invención, sino solo el
descubrimiento de algo que ha existido desde el principio.
El Ser Absoluto es la premisa y el resultado del proceso
de conocimiento, en la medida en que desde el comienzo
el conocimiento es el proceso de autodespliegue del Ser
Absoluto. El proceso social del conocimiento, con sus ma­
nifestaciones concretas, sus contradicciones, sus dificulta­
des, enigmas y errores, sus descubrimientos y sus inven­
ciones, no existe. Este proceso no es más que la mediación
del autorrevelarse del Espíritu Absoluto.
A pesar de todo ello, es posible advertir en este texto
una intuición bastante avanzada: la idea de que no es
posible disociar el proceso del conocimiento del proceso
histórico, y que no existe ninguna otra verdad que el au­
todespliegue del sujeto de conocimiento.

2. Ibíd., pp. 16 y 17.


3. Ibíd., p. 17.
F
R
A
N El que lo verdadero solo es real com o siste m a o e l que la
r
^ su sta n cia e s e se n c ia lm en te su jeto se expresa e n la repre­
se n ta c ió n que en u n cia lo ab solu to com o espíritu [Gezst]
B [ .. .] . Solo lo esp iritu a l es lo real; e s la e se n c ia o e l ser
1 en sí, lo que se m a n tien e y lo determinado - e l ser otro y
e l ser para sí- y lo que perm anece e n sí m ism o e n e sta
determ inab ilidad o en su ser fuera de sí o es en y para
B sí. Pero e s te ser e n y para sí e s prim eram ente para no-
E sotros o en sí, es la sustancia esp iritu al. Y tie n e que ser

" e sto ta m b ién para sí mismo, tie n e que ser e l saber de lo
R esp iritu a l y e l saber de sí m ism o com o esp íritu , es decir,
D tie n e que ser com o objeto y tie n e que serlo, asim ism o, de
m odo in m ed ia to , en cu an to ob jeto superado, reflejado en
sí. Es para sí so la m en te para n o so tro s, e n cuanto que su
co n ten id o e sp iritu a l es engendrado por é l m ism o; pero
e n cuanto que e s para sí tam b ién para sí m ism o, e ste
autoengend rarse, e l con cep to puro, e s para é l, al m ism o
- 214-

tiem p o , e l elem en to objetivo en e l que tie n e su e x is te n ­


cia; y, de e s te m odo, e n su e x iste n c ia , es para s í m ism o
objeto reflejado en sí. El esp íritu que se sabe desarrollado
así com o e sp ír itu es la ciencia. Esta e s la realidad de e se
esp íritu y e l reino que e l esp íritu se con stru ye e n su
propio e le m e n to .4

EL CONOCIMIENTO COMO TRABAJO Y COMO EMANCIPACIÓN


DEL TRABAJO

El problema del conocimiento es crucial en los Grundrisse,


uno de los textos menos conocidos de Marx que, en mi
opinión, es también el más importante. En él, Marx vincu­
la el conocimiento científico al proceso del trabajo, y en
particular a la introducción de las máquinas.

4. I b íd ., p. 19.
UNA BREVE H IST OR IA
DEL G E N E R A L I N T E L L E C T

La ap rop iación d el trabajo v iv o por e l c a p ita l adq uiere


en la m aq u in aria, ta m b ié n e n e s te s e n tid o , u n a realid ad
in m e d ia ta . Por u n la d o , lo que p erm ite a la s m áq u in as
e jecu ta r e l m ism o trabajo que a n te s e fe c tu a b a e l obre­
ro, e s e l a n á lisis y la a p lica c ió n - q u e d im an an d ir e c ta ­
m e n te de la c ie n c ia - de le y e s m ecá n ica s y q u ím ica s. El
desarrollo de la m aq u in aria por e s ta v ía , sin em bargo,
so lo se v e rific a cuand o la gran in d u stria h a alcan zad o
y a u n n iv e l su p erior y e l c a p ita l h a capturado y p u e sto
a su se r v ic io to d a s la s c ie n c ia s; por otra p a rte, la m is­
m a m aqu in aria e x is te n te b rind a ya grandes recursos.
Las in v e n c io n e s se c o n v ie r te n e n to n c e s e n rama de la
a c tiv id a d eco n ó m ic a y la a p lica c ió n de la c ie n c ia a la
p rod u cción in m e d ia ta m ism a se to r n a e n u n criterio que
d e te rm in a e in c ita a e s t a .5

Las máquinas son al mismo tiempo una herramienta

- 215 -
para la apropiación y la sujeción del trabajo vivo y la con­
dición de la emancipación de la sociedad de la necesidad
del propio trabajo.
Por un lado:

La activid ad del obrero, reducida a u n a m era abstracción


de la activid ad , e stá d eterm inad a y regu lad a en to d o s lo s
a sp ecto s por e l m ovim ien to de la m aquinaria, y n o a la
inversa. La ciencia, que obliga a los miembros in an im ad os
de la m áquina -m erced a su c o n str u c c ió n - a operar com o
u n a u tóm ata, conform e a su fin , no e x iste en la c o n c ie n ­
cia d el obrero, sin o que opera a través de la m áquina,
com o poder ajeno, com o pod er de la m áquina m ism a, so ­
bre a q u e l.6

5. Karl Marx, Elementos fundamentales para la crítica de la economía po­


lítica (Grundrisse) 1857-1858, Vol. 2, México, Siglo XXI, 1971, pp. 226 y
227.
6. Ibid., p. 219.
F
R
A
N Pero por otro:
C
0
A través de e s te p roceso, e fec tiv a m e n te , se reduce a un
B m ínim o la can tid ad de trabajo n ecesario para la produc-
1 ció n de u n objeto dado, pero solo para que u n m áxim o
q de trabajo se valorice en e l m áxim o de ta le s ob jetos. El
primer asp ecto es im p ortan te, porque aquí e l c a p ita l -d e
B m anera to ta lm e n te im p rem ed itad a- reduce a u n m ínim o
E e l trabajo hu m ano, e l gasto de en ergías. Esto redundará
* e n b e n e ficio d el trabajo em ancipado y es la c o n d ició n de
A -A 7
r su em an cip ación .
D
1 La emancipación del tiempo de la vida del trabajo no
es un proceso natural, y la reducción del tiempo de trabajo
necesario no tiene por resultado directo la liberación real
del tiempo de vida de la captura de la explotación.
- 216 -

La natu raleza n o con stru ye m áqu in as, n i locom otoras,


ferrocarriles, electric telegraphs, selfacting mules, e tc.
Son e sto s produ ctos de la in d u stria hum ana: m aterial
natu ral, transform ado en órganos de la v olu n tad hu m a­
na sobre la natu raleza o de su actu ación en la n atu rale­
za. Son órganos del cerebro humano creados por la mano
humana: fu erza objetivada del co n o cim ien to . El desarro­
llo d el cap ital fixe revela h a sta qué pu nto e l c on ocim ien to
o knowledge so c ia l general se h a con vertid o e n fuerza
productiva inmediata, y por lo ta n to , h a sta qué p u n to
las c o n d ic io n es d el proceso de la vida so c ia l m ism a han
entrado bajo lo s con troles d el general intellect y rem o­
deladas conform e al m ism o. H asta qué p u n to las fuerzas
productivas so c ia le s so n producidas no solo e n la forma
del c o n o cim ien to , sin o com o órganos in m ed iatos de la
práctica so c ia l, del proceso v ita l.78

7. Ibíd., p. 224.
8. Ibíd., p. 230.
UNA BREVE H IST ORIA
DEL G E N E R A L I N T E L L E C T

En esta enigmática profecía, Karl Marx esboza una bre­


ve historia del futuro, y ese futuro es hoy. En este texto, se
supone que el g e n e r a l i n t e l l e c t es el actor de la desvincu­
lación. Sin embargo, el g e n e r a l i n t e l l e c t no es un actor ya
constituido; antes bien, es al ámbito de la próxima lucha
y de la próxima creación: una tarea para el siglo XXI, de­
trás de la niebla del neoliberalismo y el miasma del cuer­
po identitario descerebrado, detrás de la fatal alternativa
que sofoca hoy al mundo. Vivimos en una época en que la
enigmática visión esbozada por Marx en este pasaje de los
G r u n d r i s s e se convierte en el único mapa político posible
para nuestras preguntas y nuestras investigaciones.

UNA NOTA ACERCA DE LA NOCIÓN DE GENERAL INTELLECT

¿Por qué Marx pasa al inglés cuando quiere expresar

- 217 -
el concepto de cooperación entre agencias mentales?
Obviamente, no lo sé. Marx a menudo emplea palabras no
alemanas (italianas, francesas e inglesas). Sin embargo,
quisiera imaginar que en este caso lo hizo animado por un
motivo particularmente fuerte.
Si hubiera escrito las palabras alemanas A l l g e m e i n e
V e r n u n f t , podríamos haber supuesto que estaba k o k e t t i e -
r e n (coqueteando) con Hegel.
Nada podría ser más contrario a las ideas de Marx.
Aquí no le preocupa Hegel. Marx no se ocupa del devenir
real espiritual de la razón absoluta, sino de la coopera­
ción social entre trabajadores intelectuales que no están
cumpliendo un diseño racional preinscripto, sino combi­
nando fragmentos de conocimiento según proyectos in­
telectuales distintos (y en conflicto). Sus intenciones no
convergen en una totalidad preinscripta, no apuntan a
ningún t e l o s . La imposición de un t e l o s prescriptivo sobre
la actividad de los trabajadores cognitivos es una acción
peculiar del poder: un acto de limitación, de sujeción. La
reforma neoliberal del sistema educativo, que consiste en
su privatización, procura la sumisión de la investigación
al dogma económico.
La próxima batalla tendrá por objeto la autonomía del
conocimiento respecto de la hegemonía práctica y episte­
mológica del paradigma económico.
La autonomía del conocimiento no es una cuestión fi­
losófica sino social, ya que se funda en la potencia concre­
ta de un grupo de actores sociales concretos: los trabaja­
dores cognitivos, trabajadores que producen valor dentro
de la máquina semiótica.
La autonomía del conocimiento presupone la indepen­
dencia de aquellos que animan el general intellect.
Cuando Marx escribió acerca del "general intellect",
esas dos palabras en inglés, tenía en mente un entorno
tecnológico que aun no existía en su época. Más de cien
años después, sabemos que ese entorno y esa máquina
universal es la red mundial que permite hoy la continua
recombinación de actos semióticos (investigación, in­
vención, comunicación) ejecutados al mismo tiempo por
agentes conscientes y sensibles desperdigados por toda
la Tierra.

CORAZÓN ENFERMO

Berkeley, California. 2 de diciembre de 1964. Cinco mil


estudiantes se reúnen en la plaza del campus para escu­
char de boca de Mario Savio (líder del movimiento por la
libertad de expresión) el relato de una conversación que
ha mantenido con el director de la Junta de Regentes de
la Universidad.
Dice lo siguiente:

La respuesta que recibimos, de este liberal bien inten­


cionado, fue la siguiente. Nos dijo: "¿Se imaginan que
UNA BREVE H IST OR IA
DEL G E N E R A L I N T E L L E C T

e l geren te de u n a em presa se m a n ifieste p ú b licam en te


contra su propio directorio?". ¡Esa fu e su resp u esta!
B ueno, le s pido que to m en e sto en consideración: s i esto
e s u n a em presa, si la J u n ta de R egen tes e s u n directorio
y si e l p resid en te Kerr no es otra cosa que u n g eren te,
e n to n c e s le s digo algo. Los d o c e n te s so n u n m o n tó n de
em plead os y n osotros som os la m ateria prim a. Pero s o ­
m os u n m on tón de m ateria prim a que no tie n e n in g u n a
in te n c ió n de serlo, que no e s tá d isp u e sta a que se le ap li­
que n in g ú n proceso. No querem os que n o s c o n v ierta n en
produ ctos. No q u erem o s... No querem os term inar sien d o
com prados por algun o de lo s c lie n te s de la U niversidad,
ya se a e l Gobierno, la in d u stria, e l trabajo organizad o,
se a q u ien sea . ¡Som os seres hum anos!
Hay u n m om ento e n que e l fu n cio n a m ien to de la m áqu i­
n a se v u e lv e ta n o d io so , t e en ferm a ta n to e l corazón , que
y a n o p u ed es formar parte de él. Ni siqu iera p u ed es for­

- 219 -
mar parte de é l de m anera pasiva. Y e n to n c e s h a y que p o ­
ner e l cuerpo contra lo s engranajes y contra las r u e d a s...
contra las palan cas, contra to d o e l aparato, y pon erle un
fren o. Y h a y que darle a e n ten d er a la g e n te que lo dirige,
a la g e n te que e s d u eñ a de é l, que a m en os que seam os
g
lib res, no perm itirem os que la m áquina fu n cio n e.

Cincuenta años han pasado ya de aquel día. El mundo


cambió exactamente en la dirección que Mario Savio avi­
zoraba como una horrible posibilidad.
En sus palabras, veo una sorprendente anticipación
de la relación que habría de establecerse entre el cono­
cimiento y la economía capitalista, del proceso de suje­
ción y privatización de la universidad y la investigación,
y también una suerte de premonición del destino de ese
movimiento que comenzaba ahormarse en 1964: el movi-9

9. Fred Turner, From Counterculture to Cyberculture, Chicago, University


of Chicago Press, 2006, p. 24.
F
R
A
N miento de estudiantes que se propagó por el mundo ente-
0 ro en el legendario año de 1968.
El primer punto del discurso de Savio en el que quisie-
B ra hacer hincapié es su comprensión de que la universidad
1 estaba convirtiéndose en una empresa, una entidad eco-
0 nómica cuyo principio fundamental era el de obtener ga­
nancias. La relación entre el poder (militar y económico) y
B el conocimiento era un tema importante en la conciencia
E de los estudiantes, investigadores e intelectuales que for-
A maban parte del movimiento en los sesenta y los setenta.
r Pero esa relación habría de volverse absolutamente crucial
D durante los treinta años de la revolución digital.
El segundo punto que me interesa de este discurso es
ese corazón roto del que habla Savio. El conocimiento, la
creatividad, el lenguaje se han convertido en trabajo. El
cerebro es la principal fuerza de trabajo de la red global
de semiosis digital. Al mismo tiempo, no obstante, la acti­
-
220

vidad del cerebro está apartada de la existencia social del


cuerpo. El trabajo del cerebro está sometido a la ley sin
-

corazón de las finanzas, y este sometimiento hace que las


personas, de muchas maneras, se enfermen del corazón.
Mario Savio y sus compañeros protestaban contra el
sometimiento de ia investigación a los intereses de la gue­
rra de Vietnam. Hoy la guerra prolifera en los márgenes
de la esfera de producción cognitiva, y la competencia ali­
menta la guerra en todos los nichos de la vida cotidiana.
El tercer punto que me impresiona es el gesto que su­
giere Savio: pongamos nuestros cuerpos contratos engrana­
jes y las ruedas, contra las palancas, contra el aparato, para
detenerlo. Engranajes, ruedas, palancas. Esta es la com­
prensión que el movimiento del 68 tenía de la maquinaria
del poder: nuestro imaginario del conflicto social eran la
vieja fábrica y la vieja clase obrera. Era un imaginario to­
mado de las películas de Chaplin y del paisaje industrial. Y
por ello no supimos ver lo fundamental. Fue por ello que
la ola cultural del 68, si bien logró en muchos aspectos
UNA BREVE H IST ORIA
DEL G E N E R A L I N T E L L E C T

una profunda transformación de la vida social, no logró


desmantelar la maquinaria de la explotación.
Entre aquella multitud congregada en la universidad
más importante del área de la Bahía de San Francisco,
había jóvenes que estaban escuchando, participando y
respirando juntos. Más tarde, muchos de ellos habrían de
convertirse en los animadores del proceso que condujo a la
creación de la red global; acaso Steve Jobs y Steve Wozniak
estuvieran allí. Pero el movimiento no entendió que lo más
importante era tomar el control de la máquina cognitiva.
Debido al influjo del imaginario industrial en la cultu­
ra política del movimiento, nos perdimos la oportunidad
de dar comienzo a un proceso sostenido de autoorganiza-
ción del general intellect.
En las décadas que siguieron a la dispersión del mo­
vimiento, las personas que habían participado de él (los
hijos de las flores, los militantes, los anarquistas, los bu­

-
221
distas, los miembros de la Weather Underground Organi­
zation, los Panteras Negras y otros en disfraces similares)

-
desempeñaron un papel relevante en la transformación
general de la sociedad: como profesionales, construyeron
la red de alta tecnología; pero como activistas, quedaron
atrapados en la imaginación industrialista del siglo XIX.
La única posibilidad de evitar el sometimiento del co­
nocimiento al capital, que es lo mismo que decir el some­
timiento del conocimiento a la guerra, dependía de la con­
junción del general intellect con las necesidades de la
sociedad. Pero nosotros estábamos atrapados en el viejo
concepto de revolución política.

LA AUTOMATIZACIÓN DEL TRABAJO Y DEL CONOCIMIENTO

Desde 1964, la relación entre cognición y automatización


ha sido una cuestión decisiva que concierne al conoci­
miento y la economía, a la tecnología y la guerra.
F
R
A
^ En ocasiones, se ha considerado que la automatización
0 era la clave para el empoderamiento de la iniciativa humana;
otras, que conduciría a la esclavización del alma humana.
b En los años sesenta, el pensamiento crítico de origen
* europeo se fusionó con la cultura tecnolibertaria de Cali-
0 fornia y prestó atención a las ambiguas posibilidades de
la automatización.
b Herbert Marcuse publicó dos libros que abordaron las
^ posibilidades de la automatización desde dos puntos de
A vista opuestos pero complementarios: Eros y civilización y
r El hombre unidimensional.
En Eros y civilización, Marcuse expresa la idea de que
la automatización técnica del trabajo podría ser la condi­
ción de un proceso de emancipación de la vida social de la
alienación: "Parece inevitable una progresiva reducción del
trabajo, y ante esta eventualidad, el sistema deberá brindar
una ocupación sin trabajo; para ello, deberá desarrollar ne­
-
222

cesidades que trasciendan la economía de mercado e inclu­


-

so incompatibles con ella".10 En el mismo libro, el filósofo


hace hincapié en la función prominente que ha de tener el
trabajo cognitivo en el futuro de la producción, pero tam­
bién en el movimiento social contra la explotación.

En e l m ism o grado en que e l trabajo organizado opera


en d efen sa d el sta tu s quo, y dism in u ye la p articipación
d el trabajo e n e l proceso m aterial de produ cción, las h a ­
b ilid ad es y capacidades in te le c tu a le s se co n v ier ten en
factores p o lític o s y so cia les. Hoy día, u n rechazo concer­
tado a cooperar entre c ie n tífic o s, m a tem á tico s, té c n ic o s,
p sic ó lo g o s in d u striales y en cu estad ores de o p in ió n p ú ­
b lica podría lograr lo m ism o que u n a h u elg a , in clu so una
h u elg a a gran esca la , ya no pu ed e lograr, pero algu n a v e z

10. Herbert Marcuse, Eros and Civilization: A Philosophical Inquiry into


the Field, Boston, Beacon Press, 1966, p. xxiii. [La cita forma parte de un
"Prefacio político", agregado por el autor en 1966, que no se reproduce en
la edición existente en español. (N. del T.)].
UNA BREVE H IST OR IA
DEL G E N E R A L I N T E L L E C T

lograra, a saber, e l co m ien zo del cam bio, la preparación


11
del terren o para la a cción p o lítica .

Por medio de la vinculación entre la fuerza emancipa-


toria de la tecnología y el rechazo concertado de técnicos
y científicos, Marcuse esboza la posibilidad de superar la
alienación o el malestar que Freud consideraba un rasgo
característico de la civilización.
En El hombre unidimensional, el libro que canonizó a
Marcuse como expresión del movimiento antiautoritario,
el panorama parece distinto. El foco aún está puesto en
la función crucial del trabajo intelectual, pero aquí ya no
se lo ve como una fuerza emancipatoria, sino como una
herramienta para el control y la dominación.

Las capacidades (in te le c tu a le s y m ateriales) de la s o c ie ­


dad con tem p orán ea so n in m en sa m en te m ayores que n u n ­

- 223 -
ca; lo que sig n ifica que la am plitud de la dom in ación de
la socied ad sobre e l in d ivid u o e s in m en sa m en te mayor
que n u n ca. N uestra socied ad se caracteriza a n te s por la
co n q u ista de la s fuerzas so c ia le s cen trífu g a s por la t e c ­
n o lo g ía que por e l terror, sobre la doble b ase de u n a abru-
12
m adora eficacia y un n iv e l de vid a cada v e z m ás alto.

La tecnología ocupa el lugar del terror en la organiza­


ción del control social, y es por ello que el hombre deviene
unidimensional.

Porque no so lo es "totalitaria" u n a coord in ación p o lític a


terrorista de la socied ad , sin o ta m b ién u n a coord in ación
té cn ic o -ec o n ó m ic a n o-terrorista que opera a través de la
m an ip u lación d e j a s n ecesid a d es por in te r e se s creados. 1

11. Ibíd., p. xxv.


12. Herbert Marcuse, El hombre unidimensional. Ensayo sobre la ideología
de la sociedad industrial avanzada, Buenos Aires, Planeta, 1993, p. 20.
F
R
A
N im p id ien d o por lo ta n to e l su rgim ien to de u n a o p o sició n
r
e fe c tiv a contra e l to d o . No so lo u n a forma e sp e c ífica de
gobierno o gobierno de partido hace p osib le e l to ta lita -
B rism o, sin o ta m b ién u n siste m a e sp ecífico de producción
1 y d istrib u ción que pu ed e m uy b ie n ser com patible co n un
^ "pluralismo" de partidos, p eriód icos, "poderes com p en -
0 13
satorios", e tc.
B
^ La movilización y la explotación de la productividad
A técnica y científica es la condición del nuevo totalitarismo
r tecnológico desarrollado que previo Marcuse, quien supo
D advertir al mismo tiempo la naturaleza dilemática de la
automatización en la arquitectura del conocimiento y la
tecnología.
El triunfo neoliberal, la aniquilación del movimiento
de los trabajadores -ese giro catastrófico que hemos vivido
durante los últimos treinta años- condujo a la sumisión del
- 2 24-

general intellect. Esto es exactamente lo que Marcuse predijo


en El hombre unidimensional, libro que trata acerca de
un totalitarismo del futuro basado en la automatización
antes que el terror, fundado ante todo en el sometimiento
del conocimiento.

EL SOMETIMIENTO NEOLIBERAL DEL CONOCIMIENTO

En la segunda parte del siglo XX, la educación de ma­


sas dio verdaderos fundamentos al principio teórico de
la movilidad social. Los hijos de los proletarios pudieron
acceder a la universidad y adoptar profesiones liberales.
Fue la primera vez que esto ocurría a tan gran escala, y
no habría de ser para siempre. De hecho, a principios del
nuevo siglo podemos advertir una marcada disminución
de la movilidad social, debido a que el salario promedio

13. Ibíd., p. 33.


UNA BREVE H IST OR IA
DEL G E N E R A L I N T E L L E C T

tiene cada vez menos capacidad de pagar los costos de la


educación superior, y el sistema educativo ha atravesado
un claro proceso de privatización. Por otra parte, también
ha cambiado la naturaleza del sistema educativo que, en
el espíritu de la reforma neoliberal, dejó de ser un espa­
cio de integración de las habilidades técnicas y la cultura
humanista para convertirse en un espacio destinado a la
sola adquisición de conocimiento especializado, un espa­
cio donde se cultivan el individualismo y la competencia
en detrimento de la solidaridad y la conciencia.
En este punto -en la transformación neoliberal del
proceso educativo-, se encuentra el peligro definitivo
para la desertificación final del futuro de la humanidad. Si
se continúa en el camino de la separación de la formación
técnica y la educación crítica, cuando lleguemos a la se­
gunda generación del cerebro social ya no quedará ningún
rastro de autoconciencia autónoma, el legado de la cultu­

- 225 -
ra moderna se verá reducido a vestigios para anticuarios
y el general intellect habrá sido subyugado para siempre.
La educación de masas no era la única condición que
permitía la movilidad social bajo las condiciones capitalis­
tas, pero era la que abría el camino hacia la emancipación
de la clase obrera: el rechazo del trabajo se sumaba al ge­
neral intellect y el resultado era una situación problemáti­
ca de resolución no predecible. El movimiento estudiantil
de 1968 puede ser considerado la primera insurrección del
general intellect: la solidaridad entre estudiantes y tra­
bajadores fue no solo una convergencia ideológica, sino
también la alianza de dos sujetos sociales que sostenían
una posibilidad común.. Los trabajadores industriales im­
pulsaban la reducción de la jornada laboral y los estudian­
tes eran los heraldos de la potencia intelectual del trabajo
cognitivo, que venían a anunciar las posibilidades tec­
nológicas de una total emancipación de la esclavitud del
trabajo físico. Esa alianza entre el rechazo del trabajo y la
innovación tecnológica le abrió el camino a la revolución
F
R
A
^ digital y al reemplazo del trabajo industrial por la infomá-
0 quina. Sin embargo, en las últimas décadas del siglo XX,
este proceso de emancipación se vio interrumpido y viró
b hacia la forma financiera del semiocapitalismo, cuando la
1 contrarrevolución neoliberal desvió la fuerza del general
q intellect contra la autonomía de los trabajadores.
El aumento de la productividad, que podría haber con-
B ducido a una reducción general del tiempo de trabajo, se
E convirtió en una herramienta para aumentar la explota-
A ción. La limitación de la jornada laboral se vio eliminada
r y creció el desempleo general como un efecto del aumento
D del tiempo de trabajo individual. De allí en más, el poten­
cial del general intellect se volcó contra el bienestar de la
población trabajadora.
En la medida en que el trabajo cognitivo se convirtió
en la principal fuerza de valorización, los poderes econó­
micos intentaron someter a los cognitarios a la ideología
-
226

del mérito, o la meritocracia, con el propósito de destruir


-

la solidaridad social de la fuerza intelectual.


Al recompensar la superioridad intelectual con dine­
ro, el concepto de meritocracia funciona como el caballo
de Troya de la ideología neoliberal. La meritocracia es la
cama caliente de la precariedad y alienta a la competen­
cia: cuando los individuos se ven obligados a luchar por la
supervivencia, las capacidades técnicas e intelectuales se
ven reducidas a meras herramientas de confrontación eco­
nómica. Cuando se acaba la solidaridad y la competencia
se convierte en la norma, la investigación y el descubri­
miento quedan disociados del placer y la solidaridad.
Desafortunadamente, la meritocracia es también un
estímulo a la ignorancia.
En la medida en que la evaluación del mérito depende
del reconocimiento de la autoridad, y por consiguiente los
criterios de evaluación los fijan quienes tienen el poder,
se invita a los estudiantes a hacer suyos los criterios de
evaluación de los poderes existentes. La educación ha sido
UNA BREVE H ISTORIA
DEL G E N E R A L I N T E L L E C T

el factor más potente de autonomía social. Si aceptamos


la meritocracia, renunciamos a la autonomía del proceso
de aprendizaje y aceptamos dejar la evaluación de nuestra
formación por completo en manos de otros.
Un paso crucial de este proceso de sumisión del cono­
cimiento lo constituyen el actual desmantelamiento del
sistema de educación pública, la privatización de la uni­
versidad y el resultante sometimiento de la investigación
a las reglas operativas de la economía financiera. Todo ello
implica un principio según el cual la razón económica tie­
ne una prioridad epistémica que viola cualquier noción de
autonomía de las instituciones de producción y transmi­
sión del conocimiento. El rasgo decisivo de la universidad
moderna fue la autonomía del conocimiento (a saber, su
autonomía respecto de la superioridad de la teología). Sin
embargo, la actual imposición de la superioridad económi­
ca implica la cancelación de dicha autonomía. De hecho,

- 227 -
la instauración de la economía como el criterio de eva­
luación universal ha reestablécido una suerte de teología
en la relación entre el aprendizaje y la verdad absoluta
(económica).
A fines del siglo XX, quedó al descubierto la crisis
de la universidad: el humanismo moderno resultó incapaz
de enfrentar la infoesfera en red. La institución univer­
sitaria, como la conocimos en la era moderna, se mostró
incapaz de lidiar con la inteligencia en red y el legado
humanista se vio en necesidad de una reforma.
La razón tecnofinanciera se ha hecho cargo de esta
reforma. La educación pública ha sido empobrecida por la
clase neoliberal gobernante, que procedió a desmantelar­
la, precarizarla y al fin la reemplazó por un sistema de
recombinación de habilidades'y competencias fragmenta­
das, atentas a las necesidades del mercado, cuyo significa­
do escapa incluso al estudiante. Se celebra la innovación,
pero solo se la permite dentro del marco del dogma teoló­
gico de la ganancia privada y el lucro infinito.
1 1
LA DI NÁMI CA DEL
GENERAL IN T E L L E C T

I I
PHILO FARNSWORTH

- 229 -
En la medida en que la invención científica y la innovación
tecnológica no sean libres del constreñimiento epistémico
de la economía, en la medida en que los trabajadores tec-
nocientíficos se vean obligados a procurarse un salario y
dependan del apoyo de las corporaciones para desarrollar
sus ideas, el conocimiento nunca logrará ser autónomo.
Preservar la autonomía del conocimiento es la cues­
tión más importante de nuestro tiempo. Es el único cami­
no para superar la devastación corporativa del mundo y la
guerra civil identitaria global. Es el horizonte de posibili­
dad de nuestra época.
Durante el último siglo, poco a poco se les ha quitado
a los inventores la capacidad de conocer y controlar el
funcionamiento de su trabajo de invención, y se los ha
sometido a la ley de la ganancia: su trabajo ha sido frag­
mentado y su formación ha sido modificada de manera tal
que por lo general no son conscientes de las implicancias
epistemológicas de sus descubrimientos ni de las conse­
cuencias sociales de la aplicación de sus creaciones.
F
R
A
N Muy pocas personas conocen a Philo Farnsworth. Muy
0 pocas personas conocen las circunstancias del nacimiento
del medio más celebrado de la cultura de la Modernidad
B tardía. ¿A qué se debe?
1 El motivo de ello es que la invención del televisor es
0 una historia de expropiación. Al inventor, el producto de
su trabajo le fue robado por la Radio Corporation of Ame-
B rica ( r c a ) , en la figura de David Sarnoff, su presidente du-
E rante las décadas anteriores a la Segunda Guerra Mundial.
A Quisiera recordar a Farnsworth aquí porque su historia
r es una metáfora perfecta de la relación entre la codicia
o corporativa y el trabajo intelectual.
El joven Philo se crió en la zona rural de Utah, leyendo
ciencia ficción. Al crecer, comenzó a explorar las técnicas
para la transmisión electrónica de imágenes.
Un día, le dijo a su esposa Pem que la tecnología que
estaba creando sería la máquina de la verdad, y haría po­
- otz -

sible la paz, ya que les permitiría a las personas ver


directamente qué estaba ocurriendo en los lugares más
distantes del mundo. En él, el costado utópico de la aven­
tura intelectual iba de la mano de una ingenua fe en el
capitalismo y la propiedad privada de los productos del
propio trabajo, en particular del trabajo intelectual.
En The Last Lone Inventor [El último inventor solita­
rio], Evan Schwartz relata la historia de Philo Farnsworth,
este ingeniero que en los años veinte inventó un "disec­
tor de imágenes", que no era otra cosa que la maquinaria
básica del proceso de crear la tecnología de la televisión.
Según Schwartz, Farnsworth

no logró advertir que el propio proceso de invención se


había transformado. La innovación se había vuelto dema­
siado importante y lucrativa como para quedar en manos
de individuos impredecibles e independientes. Las gran­
des corporaciones surgidas en torno a las nuevas tecnolo­
gías del siglo anterior querían controlar el futuro y evitar
LA D I N Á M I C A
DEL G E N E R A L I N T E L L E C T

sorpresas que pudieran derrumbar sus imperios, y les re­


sultaba cada vez más frustrante negociar los derechos de
patentes con inventores externos. Decidieron emprender
la tarea por su propia cuenta, y en las primeras dos dé­
cadas del nuevo siglo comenzaron a crear los laboratorios
de investigación corporativos.1

David Sarnoff, presidente de la Radio Corporation of


America, era consciente de la potencialidad del invento de
Farnsworth, y le hizo una oferta para adquirir los derechos
sobre el dispositivo. Farnsworth rechazó esta primera oferta.
Entonces, un día Vladimir Zworking, un ingeniero de
la r c a , se apersonó con falsos pretextos en el laboratorio
de Farnsworth mientras Philo estaba perfeccionando su
máquina y luego dio cuenta de todo lo que pudo ver allí
a David Sarnoff.
Luego, la r c a se robó e implemento el invento. Se de­

- 231 -
sató un litigio judicial y Farnsworth fue citado por el Con­
greso a declarar en una investigación contra la empresa
por infracción a la ley de patentes.
Pero Farnsworth no confiaba en el Gobierno más de lo
que confiaba en las empresas. No creía que la libre com­
petencia y la dinámica de mercado pudieran tener por re­
sultado la expropiación. No quiso buscar el amparo de la
autoridad pública para un problema que, a su juicio, era
un caso de libre competencia. Confió en el capitalismo,
ay, y se jodió.
En septiembre de 1939, con ocasión de inaugurarse la
Feria Mundial de Nueva York, la r c a expuso varias panta­
llas de televisión en la ciudad de Manhattan y las utilizó
para transmitir un discurso del presidente Franklin Delano
Roosevelt. Farnsworth fue uno de los tantos ciudadanos
que se congregaron delante de esas pantallas.

1. Evan Schwartz, The Last Lone Lnventor, Nueva York, Harper Collins,
2003, p. 6.
F
R
A
N La idea de que el Estado garantizara la propiedad in­
C
0
dividual de la creación se planteó por primera vez en Flo­
rencia en 1421. En los Estados Unidos, Benjamin Franklin
B introdujo el principio de los derechos intelectuales en la
I Constitución. De hecho, la ley de patentes funcionó bas­
F
0 tante bien a lo largo del siglo XIX. Sin embargo, desde
la tercera década del siglo XX, las corporaciones lograron
B tomar el control del proceso inventivo con el propósito de
E extraer dinero del trabajo de los científicos y someter su
R
A actividad a la racionalidad económica.
R Víctima de la relación entre inversión y capital,
D Farnsworth subestimó el poder de la innovación controla­
I da por las corporaciones.
Dos habilidades distintas forman parte del proceso
de explotación de la fuerza de invención. La primera es
la capacidad compleja y concreta de los científicos, los
técnicos y los trabajadores semióticos: capacidad que se
- 232 -

despliega en un espectro infinito de formas particulares


de conocimiento. La segunda es la capacidad brutal del
inversor, auxiliado por los contadores, los abogados y los
pistoleros.
¿Quién gana en el juego del dinero? Obviamente, el
capitalista, que no sabe nada acerca de asuntos concretos
como la física, la química, los medios, la metalurgia, la
moda o el arte, pero lo sabe todo del arte de apropiarse §
del trabajo y la cultura de los demás. El capitalista dedica
su vida a transformar la riqueza infinita del conocimiento 1
en la infinita miseria del dinero. j

PERSONAJES

El intelectual, el mercader y el guerrero han sido los


grandes personajes de esa fábula que llamamos Moder­
nidad. El guerrero y el mercader consiguieron subyugar
la fuerza del intelectual a las exigencias de la guerra y
LA D I N Á M I C A
DEL G E N E R A L I N T E L L E C T

la acumulación. Para someter la función intelectual, ha


sido necesario fragmentar el conocimiento y fragmentar
también a los portadores sociales del conocimiento: la for­
mación multidimensional del humanismo ha sido reem­
plazada por la separación del ingeniero del artista, y del
artista del filósofo.
La cooperación intelectual está cada vez más mediada
por la técnica: el general intellect se recombina funcio­
nalmente en la máquina de la información en red.
Hasta los años sesenta, la vida intelectual era un es­
pacio de intercambio entre las denominadas "dos cultu­
ras": el conocimiento tecnocientífico y las humanidades
histórico-políticas. Luego, el proceso de especialización
se llevó al extremo, y con ello se eliminó el suelo co­
mún de cualquier intercambio intelectual. Hoy todos es­
tán ocupados y trabajan en condiciones de aislamiento y
competencia: los ingenieros y los poetas pertenecen a dos

- 233 -
dimensiones lejanas que jamás se encuentran.
No obstante, la función intelectual está atravesada
por un conflicto interno, cuya dinámica exige análisis y
explicación.
Diría que el artista, el ingeniero y el economista son
los principales personajes de otra fábula, llamada el gene­
ral intellect. Su historia es el núcleo de la dinámica social
de la vida intelectual.
El artista, al igual que el científico puro, es el creador
de conceptos y preceptos novedosos que abren nuevos ho­
rizontes posibles de experiencia social. El artista habla el
lenguaje de la conjunción: en la creación artística, la re­
lación entre el signo y el significado no está determinada
por la convención, sino que se desplaza pragmáticamente
y se ve sujeta a una constante renegociación.
El ingeniero es el amo de la tecnología, el intelectual
que transforma los conceptos en proyectos y los proyectos
en algoritmos. El ingeniero habla la lengua de la conexión.
En la ingeniería, la relación entre el signo y el significado
responde a una inscripción convencional. El ingeniero es
un productor de máquinas, combinaciones técnicas de al­
goritmos y materia física que funcionan según determina­
dos conceptos.
La tercera figura del general intellect contemporáneo
es el economista, un falso científico y un verdadero tecnó-
crata cuya principal tarea es apartar al artista del ingenie­
ro y mantenerlos en sus labores especializadas.
Los economistas son más sacerdotes que científicos.
Su discurso procura someter la actividad de los demás in­
telectuales a la norma de la expansión económica. Denun­
cian el mal comportamiento de la sociedad, instan a las
personas a arrepentirse de sus deudas, las amenazan con
inflación y miseria como castigo por sus pecados y reve­
rencian los dogmas del crecimiento, la competencia y el
lucro. Sus convenciones científicas no se basan en la expe­
riencia ni son abstracciones puramente conceptuales, sino
que se fundan en el interés particular de la clase social
que está en la cima de la construcción económica conven­
cional. La metodología del economista tiene poco que ver
con la ciencia: la ciencia es una forma de conocimiento
libre de dogmas que procura extrapolar leyes generales de
la observación de fenómenos empíricos, tomando de esta
extrapolación la capacidad de predecir algo acerca de lo
que habrá de ocurrir después. Pero la ciencia también es
capaz de trascender cualquier tipo de determinismo causal
y de entender las transformaciones a las que Thomas Kuhn
llamó cambios de paradigma. Esto significa que la innova­
ción científica es en esencia la transgresión de los límites
establecidos del conocimiento.
Hasta donde sé, la economía no se ajusta a esta des­
cripción. Los economistas están obsesionados con las no­
ciones dogmáticas de crecimiento, competencia y produc­
to bruto interno, y obligan a la vida social a obedecer
estos dogmas. Por si fuera poco, son incapaces de inferir
leyes de la observación de la realidad, y prefieren por el
LA D I N Á M I C A
DEL G E N E R A L I N T E L L E C T

contrario que la realidad se ajuste a sus presuposiciones.


Como consecuencia de ello, no logran predecir nada; la
experiencia a menudo nos demuestra la incapacidad de
los economistas de predecir el cambio y las contingencias.
Por último, son incapaces de reconocer los cambios del
paradigma social, y se rehúsan a ajustar sus marcos con­
ceptuales a ellos. En todo caso, sostienen que la realidad
debe cambiar para responder a sus atrasados criterios. La
física, la química, la biología y la astronomía conceptua-
lizan un ámbito específico de la realidad, mientras que en
las facultades de economía y negocios el sujeto de la en­
señanza y el aprendizaje es una tecnología, un conjunto
de herramientas, procedimientos y protocolos pragmáticos
que tienen el propósito de modificar la realidad social para
servir a propósitos prácticos: el lucro, el crecimiento, la
acumulación, el poder. La realidad económica no existe. Es
el resultado de un proceso de modelado técnico, sumisión

- 235 -
y explotación.
Podemos caracterizar al discurso teórico que sostiene
esta tecnología económica en términos de una ideología;
es decir, una tecnología teórica que tiene el propósito de
lograr determinadas metas políticas y sociales. La ideolo­
gía económica, al igual que cualquier otra tecnología, no
es autorreflexiva y por ende no puede elaborar una auto-
comprensión teórica. No puede reenmarcarse en función
de un cambio de paradigma.
El economista se ocupa de constreñir al ingeniero.
La ingeniería es úna tecnología que enmarca las creacio­
nes conceptuales del científico y del artista en disposi­
tivos técnicos para la organización de la vida social. En
la Modernidad tardía, la ingeniería ha sido sometida al
control económico, y las potencias técnicas de las máqui­
nas han sido reducidas a la determinación económica.
Cuando el ingeniero es controlado por el economis­
ta, se limita a producir máquinas para el constreñimiento
del tiempo humano y la inteligencia que responden a los
intereses de la maximización de ganancias, la acumula­
ción de capital y la guerra.
Cuando el ingeniero interactúa con el artista, sus má­
quinas tienen la intención de ser útiles para la sociedad
y reducir el tiempo de trabajo. Cuando el ingeniero es
controlado por el economista, su horizonte es el creci­
miento económico y su actividad resulta compatible con
el código. Cuando se vincula con el artista, su horizonte
es la infinitud de la naturaleza y el lenguaje.
El capitalismo ya no es capaz de semiotizar y orga­
nizar la potencia social de la productividad cognitiva: la
conceptualización económica es demasiado estrecha para
la potencia intelectual emergente de una sociedad que
demanda una dimensión transeconómica.
El paso de una forma de producción industrial a otra
semiótica ha empujado al capitalismo fuera de sí mismo,
fuera de su autoconcepción ideológica, y por consiguiente
la semiotización económica se ha convertido en un cons­
treñimiento para las potencias del general intellect.
El problema es el siguiente: ¿es en verdad posible
desvincular al conocimiento del control semiótico del pa­
radigma económico? ¿Ha logrado el economista subyugar
por completo al ingeniero y capturar al artista, o puede
el ingeniero librarse de las limitaciones económicas y
reenmarcar la tecnología según las intuiciones más eleva­
das de la ciencia y el arte, en función de una sensibilidad
compartida?
1A LA INVENCIÓN

Emancipate yourself from mental slavery


[Emancípense de la esclavitud mental].

- 237 -
Bob Marley, "Redemption Song"

Pese a que creamos esos nuevos mundos, no los poseemos.


Todo lo que creamos queda hipotecado a otros,
y a los intereses de otros, a Estados y corporaciones
que monopolizan los medios necesarios
para construir mundos que solo nosotros podemos descubrir.
No poseemos lo que producimos;
lo que producimos nos posee a nosotros.
McKenzie Wark, Hacker Manifesto

NO MÁS TRABAJO

El McKinsey Global Institute estimó recientemente que


los robots podrían ejecutar hasta un 45% de las tareas
que actualmente realizan los trabajadores humanos,
lo que representaría un valor de dos billones de dóla­
res en salarios anuales. Pero, al hacer más eficiente la
F
R
A
N manufactura, la tecnología también baja los costos de casi
g todos los bienes del mundo, desde las hamburguesas has­
ta los automóviles.1
B
1 ¿El paraíso al alcance de nuestras manos? Desa-
0 fortunadamente, no, porque la Gestalt actual parece in­
compatible con dicha posibilidad. La posibilidad técnica
B resulta inconsistente con las expectativas culturales y en
jj particular con el marco de semiotización al que llama-
A mos economía, pero que es en realidad la hipóstasis o la
r naturalización encubierta del sistema de interpretación
D capitalista.
1 En su libro Inventar el futuro, Nick Srnicek y Alex
Williams buscan un camino hacia un mundo postrabajo,
y describen en los siguientes términos el paisaje laboral
actual y la tendencia emergente:
- 238 -

Esta última ola de automatización se predica sobre me­


joras algorítmicas (en particular, el aprendizaje automá­
tico y el aprendizaje profundo), los rápidos avances en
la robótica y el crecimiento exponencial del poder de las
computadoras (fuente de megadatos), que se conjuntan
en una "segunda era de la máquina" que transforma el
abanico de tareas que las máquinas pueden cumplir [...].
Las nuevas tecnologías de reconocimiento de patrones
hacen que las tareas rutinarias y también las tareas no
rutinarias sean objeto de automatización: las complejas tec­
nologías de la comunicación hacen que las computadoras
sean mejores que los seres humanos en ciertas tareas de
conocimiento especializado y los avances en la robótica
están logrando rápidamente que la tecnología sea mejor
en una amplia variedad de tareas manuales.12

1. Zachary Karabell, "Learning to Love Stagnation", Foreing Affairs, p. 48.


2. Nick Srnicek y Alex Williams, Inventar el futuro. Poscapitalismo y un
mundo sin trabajo, Barcelona, Malpaso, 2017, pp. 160 y 161.
LA I N V E N C I Ó N

Todo esto es verdad, pero en el mundo real el enig­


ma persiste, y no sabemos cómo emancipar la posibili­
dad (la sociedad postrabajo) de la actual estructura de
la economía y las expectativas predominantes entre las
personas.
Con el propósito de hacer real la posibilidad de un
ingreso básico incondicional y la total implementación de
las tecnologías que ahorran trabajo, Srnicek y Williams
proponen reconstruir la izquierda. En mi opinión, se trata
de una expresión de deseo: la potencia que podría revertir
el empobrecimiento y el desempoderamiento de los tra­
bajadores del mundo no reside en el poder político de la
izquierda, sino en la autonomía social y cultural de la so­
ciedad del capitalismo.
Srnicek y Williams plantean que deberíamos exigir la
total automatización, un ingreso básico universal y la re­
ducción de la semana laboral. Pero no explican a quién

- 239 -
deberíamos exigírselo.
¿Existe una voluntad gobernante que pueda oír estos
reclamos e implementarlos? No, porque la gobernanza
ha tomado el lugar del Gobierno, y el control ya no está
inscripto en la decisión política, sino en la concatenación
de automatismos tecnolingüísticos. Es por ello que no tie­
ne ningún sentido peticionar, y es por ello que tampoco
tiene ningún sentido construir partidos políticos.
Quienes tienen la potencia de liberar el contenido del
conocimiento y la tecnología son quienes producen dicho
contenido: los cognitarios. Desvincular su actividad y su
cooperación de la Gestalt de la acumulación es el único
camino.
Lo que necesitan es una plataforma técnica que haga
posible una cooperación autónoma entre todos los traba­
jadores cognitivos del mundo, con la perspectiva de des­
mantelar y reprogramar la máquina. Y lo que necesitan es
tomar conciencia de su potencia.
F
R
A
N
INVENCIÓN Y PARADIGMA
C
0
En La estructura de las revoluciones científicas, Thomas Kuhn
b define la "ciencia normal" como "una actividad altamente
1 acumulativa que ha tenido un éxito eminente en su objetivo,
0 la extensión continua del alcance y la precisión de los cono­
cimientos científicos".3 Las revoluciones científicas, por su
B parte, consisten en un reencuadramiento de ese conocimiento
E adquirido en nuevos marcos paradigmáticos.
A El paradigma de Kuhn es la suposición básica de un
r modelo del mundo, y el cambio de paradigma implica tam-
D bién un desplazamiento del punto de vista. Kuhn sostie-
1 ne, de hecho, que "el más fundamental de los aspectos de
la inconmensurabilidad de los paradigmas en competen­
cia [es que] quienes proponen los paradigmas en compe­
tencia practican sus profesiones en mundos diferentes".4
El mundo que enmarca al actual paradigma es el mun­
- 240 -

do de la economía capitalista basada en el crecimiento y el


salario. Los científicos y los investigadores se ven obliga­
dos a practicar sus habilidades dentro de dicho paradigma.
En los Grundrisse, Marx escribe:

La apropiación del trabajo vivo por el capital adquiere


en la maquinaria, también en este sentido, una realidad
inmediata. Por un lado, lo que permite a las máquinas
ejecutar el mismo trabajo que antes efectuaba el obre­
ro es el análisis y la aplicación -que dimanan directa­
mente de la ciencia- de leyes mecánicas y químicas. El
desarrollo de la maquinaria por esta vía, sin embargo,
solo se verifica cuando la gran industria ha alcanzado
ya un nivel superior y el capital ha capturado y pues­
to a su servicio todas las ciencias; por otra parte, la

3. Thomas Kuhn, La estructura de las revoluciones científicas, Buenos Ai­


res, fc e , 2006, p. 92.
4. Ibid., p. 233.
LA I N V E N C I Ó N

misma maquinaria existente brinda ya grandes recursos.


Las invenciones se convierten entonces en rama de la
actividad económica y la aplicación de la ciencia a la pro­
ducción inmediata misma se torna en un criterio que
determina e incita a esta.5

En el contexto del capitalismo, la invención se ha con­


vertido en un negocio, y los resultados de ese negocio
están limitados por la forma dominante de la economía,
orientada a la ganancia. La palabra invención merece ser
investigada más a fondo.
La invención no implica en sí misma un cambio de pa­
radigma: la invención es un mejoramiento técnico de las
herramientas, no un cambio de las metas del propio proceso.
Retomando el legado de Gabriel Tarde, en su libro Po­
tencias de la invención, Maurizio Lazzarato escribe: "Solo
es posible explicar la extraordinaria productividad del ca­

- 241 -
pitalismo prestando atención a la dinámica de los cerebros
ensamblados, y no a la mera división del trabajo".6
Sin embargo, en el contexto cultural del fin de siglo
francés, también se conceptualiza a la invención como
una vibración viva. "La invención actualiza las virtuali­
dades que componen la excitación caótica del cuerpo del
mundo. Las invenciones [...] permiten la emergencia de
realidades impredecibles, a las que sacan de las profundi­
dades del ser para traerlas a la superficie fenoménica."7
También Tarde hizo hincapié, en su momento, en la
fuerza de invención (no de trabajo) como el factor más im­
portante de producción: "En Tarde, la fuente de la propie­
dad no es el trabajo, sino la fuerza de invención [...]. El
estatus ontológico del conocimiento cuestiona el derecho

5 . K arl M arx, Elementos fundamentales para la crítica de la economía polí­


tica (Grundrisse) 1857-1858, o p . c i t . , p p . 2 2 6 y 2 2 7 .
6 . M au rizio L a z z a r a to ? Potencias de la invención. La psicología económica
de Gabriel Tarde contra la economía política, B u e n o s A ir e s , C a ctu s, 2 0 1 8 .
7 . I b id .
F
R
A
N de propiedad".8 Con este análisis, Lazzarato abre el camino
q a una concepción en que la invención es no solo mejora,
sino cambio paradigmático.
B A lo largo del siglo pasado, la teoría crítica exigió
1 la autonomía humana respecto de la máquina. Creo que
0 este reclamo carece de interés en la actualidad. La má­
quina ha internalizado las funciones cognitivas del ce-
b rebro humano, por lo que la tarea del pensamiento au-
E tónomo ya no es limitar la esfera de automatización,
A sino inscribir en la máquina global los intereses sociales
r (como intereses distintos de los del capitalismo) y las
D metas humanas (como algo distinto de las metas tecno­
lógicamente automatizadas).
Ya no debemos considerar a la automatización como
un enemigo; es preciso analizar la automatización desde
un punto de vista humanista y socialista.
En 1948, mientras trabajaban en la creación de las
- 242 -

condiciones epistemológicas de la tecnología cibernética,


Norbert Wiener y Arturo Rosenblueth introdujeron la idea
de que los científicos deberían crear un espacio autónomo,
una estructura institucional en la que fuera posible pro­
ducir conocimiento y tecnología en función de su propia
dinámica intelectual, y no según los intereses externos de
los sistemas económicos y militares.
En las palabras de Wiener:

Durante muchos años hemos soñado con una institución


conformada por científicos independientes, que trabajen
juntos en alguno de estos lugares remotos de la cien­
cia, no como subordinados de algún gran oficial ejecu­
tivo, sino reunidos por el deseo, incluso la necesidad
espiritual, de entender esa región en su totalidad, y de
compartir la fortaleza de esa comprensión. Nos hemos
puesto de acuerdo en estas cosas mucho antes de haber

8. Ibíd.
LA I N V E N C I Ó N

elegido el ámbito de nuestras investigaciones conjuntas


y nuestras respectivas partes en ellas. El factor decisivo
de este nuevo paso fue la guerra.9

La preocupación de Wiener es que "las computado­


ras [...] puedan convertirse en herramientas de políticos
y capitalistas sin sentimientos" y del deseo de estos in­
dividuos de automatizar las instituciones sociales a las
que dominan. Durante los siguientes quince años, Wiener
siguió particularmente temeroso de la automatización in­
dustrial e incluso fue en búsqueda del líder sindical Walter
Reuther para darle algunas indicaciones acerca de cómo
los trabajadores podían combatir algunas de las amenazas
que esta planteaba.10

EL HACKER Y EL DISEÑADOR

- 243 -
El diseño es arte e ingeniería: en cuanto artista, el dise­
ñador concibe un mundo para un objeto; como ingeniero,
construye un objeto para el mundo.
En la medida en que el mercado separa al artista del
ingeniero, el diseño se convierte en el sometimiento de
la invención a las reglas de la economía, que no siempre
están en consonancia con las reglas de la utilidad social.
En este contexto, resulta interesante prestar atención
a la relación entre Steve Jobs y Steve Wozniak. Wozniak
desempeña el papel del inventor con destrezas técnicas,
el productor directo de la infoarquitectura, mientras que
Jobs desempeña el papel del diseñador que ve más allá,
la interfaz visionaria entre la máquina y la evolución de
la mente humana, desafortunadamente gobernada por el
mercado.

9. Fred Turner, From Counterculture to Cyberculture, op. cit., p. 20.


10. Ibid.
Jobs tenía razón al hacer hincapié en la tarea del di­
señador, y entendió que la penetración de la tecnología
en los cuerpos y mentes de la bioesfera social depende
de la forma del objeto y de la percepción que los usuarios
tienen de él. Por su parte, Wozniak encarna al hacker, el
poseedor de habilidades altamente complejas en el ámbito
de la computación y el hardwiring. Al día de hoy, continúa
insistiendo en la dimensión social del hackeo y rechaza la
obsesión de Jobs por el diseño como una mera concesión
al mercado. Esta diferencia entre los fundadores de Apple
marcó la historia de la empresa y la historia de la red.
En una entrevista con el Daily Mail en 2014, Wozniak
sostuvo:

Steve Jobs no desempeñó ningún papel en ninguno de


mis diseños para las computadoras Apple I y Apple II, las
interfaces de impresión, las interfaces seriales, los floppy
disks y las demás cosas que hice para mejorar las compu­
tadoras. No sabía de tecnología. Quería ser alguien im­
portante, y la gente importante siempre es la gente de
negocios. Así que eso es lo que él quería hacer. La compu­
tadora Apple II, por cierto, fue el único producto exitoso
de Apple durante sus diez primeros años de existencia, y
estaba bien hecho, por mis propias razones, antes de que
Steve Jobs siquiera supiese que existía. Yo ya la había
creado y estaba esperando que apareciera una empresa.
11
Y Steve Jobs fue mi buen amigo, el hombre de negocios.

En la película de Danny Boyle Jobs, las escenas que re­


tratan la tensa relación entre Jobs y Wozniak dan una in­
teresante idea del vínculo que sostenían. En la entrevista,
Wozniak se refiere a Jobs como "el hombre de negocios".1

11. Victoria Woollaston, '"Steve Jobs Didn't Know Technology and Ju st


Wanted to Be Im portant': Steve Wozniak Claims His Business Partner Pla­
yed No Role in th e Design of Early Apple Devices", The Daily Mail, 4 de
septiembre de 2015.
LA I N V E N C I Ó N

El conocimiento tecnológico le pertenecía a Wozniak,


pero no debemos considerar a Jobs meramente como la
persona que supo vender el producto de su amigo al mer­
cado. Fue algo más: fue un diseñador en el sentido más
alto de la palabra.
El diseño es la creación de interfaces de utilidad so­
cial, y también la traducción del objeto tecnológico al len­
guaje de la mercancía. El diseñador es la interfaz entre el
inventor y el usuario, pero también entre la tecnología y
la explotación económica de los productos de la mente.
El diseño no es solo el arte de diseñar un objeto de
manera tal que las personas puedan manejarlo fácil y ade­
cuadamente, sino la proyección de un objeto en el vasto
marco de la evolución histórica y cultural.
El ingeniero traduce la vida conjuntiva en estructuras
conectivas.
El diseñador traduce la estructura conectiva en conca­

- 245 -
tenaciones conjuntivas.
El diseñador es el amo de la invención.
£

i;
POSFACIO:
LO I NC O NC E BI BL E

I
TRAUMA

- 247 -
En la segunda década del siglo XXI, dos procesos distin­
tos avanzan con una fuerza aparentemente indetenible: el
primero es la guerra civil global en curso desde 2001, que
en 2016 ha alcanzado un ritmo vertiginoso; el segundo es
la automatización de la actividad cognitiva, la penetra­
ción de los dispositivos de inteligencia artificial en la vida
cotidiana y en el entorno urbano, que abre el camino a un
sistema neurototalitario.
Estos dos procesos se desarrollan en la actualidad, los
dos parecen inevitables.
El Brexit y la victoria electoral de Trump marcaron un
punto de quiebre en la historia del globalismo neolibe­
ral. Durante el siglo pasado, pensamos que la democracia
y el socialismo habían derrotado al nacionalismo. Nos
equivocamos. El nacionalismo ha vuelto, gracias a la ven­
ganza de la clase trabajadora blanca, humillada por las
políticas neoliberales y traicionada por los reformistas
sociales que jugaron con las mismas cartas de la dicta­
dura financiera.
Esta revancha de la clase trabajadora ha desencadena­
do una ola de racismo blanco que choca contra el enojo de
las personas de las áreas colonizadas, que se hace eviden­
te en el fundamentalismo islámico, el fascismo al estilo
de Duterte, el fundamentalismo hindú y el autoritarismo
chino.
El resultado será un trauma duradero, de efectos aún
incalculables. Tal vez seamos testigos del ascenso de la
barbarie y la violencia, e incluso de un quiebre eventual
de la civilización a tal punto en que la raza humana pierda
todo lo humano. Pero ese futuro aún no ha sido escrito.
El trauma no será solo un quiebre cultural, posiblemente
involucre una neuromorfogénesis, la emergencia de nue­
vas capacidades cognitivas.
Las formas y el significado de la neuromorfogénesis
serán moldeados por la acción estética y terapéutica. En
las secuelas del trauma, hay lugar para una cultura que
busque liberarnos para la emancipación de las posibilida­
des inscriptas del constreñimiento del autómata.
Solo la toma de conciencia por parte de los trabaja­
dores cognitivos del mundo nos permitirá encontrar una
salida a la guerra civil global alimentada por el racismo
blanco y los resentimientos fascistas. Este proceso pare­
ce hoy muy lejano, debido a que los trabajadores cog­
nitivos carecen de todo potencial de autoorganización.
La impotencia es la condición actual de los trabajadores
cognitivos, constreñidos en el proceso neurototalitario
de autoconstrucción dentro del autómata. El trauma va a
transformar la relación entre las dimensiones emocionales
y cognitivas. La dirección de esta transformación no está
escrita de antemano: es lo que se juega en el despliegue
del futuro.
¿Logrará el trauma encontrar entre los pliegues
ocultos de la futurabilidad la posibilidad de la autonomía
del conocimiento y de una empatia comunista entre
los trabajadores cognitivos? ¿Podrán los poetas y los
P O S F A C I O : LO I N C O N C E B I B L E

ingenieros encontrar la energía necesaria para escapar


de la superstición salarial y desarrollar las posibilidades
inscriptas en el conocimiento y la tecnología en
condiciones de autonomía? ¿0 causará un derrumbe de
proporciones inimaginables?
Mientras escribo las últimas páginas de este libro,
emerge ante mí un paisaje oscuro, y hasta donde llegan mi
percepción y mi entendimiento, parece imposible refrenar
las tendencias suicidas del mundo moderno. Sin embargo,
lo que veo y lo que sé está lejos de ser la totalidad de lo
que existe. Lo que escapa a mi conocimiento, lo que no
puedo ver, lo que no puedo imaginar, lo que ni siquiera
puedo concebir son los medios de escape.

INEVITABLE

- 249 -
En su libro The inevitable (2016), Kevin Kelly describe doce
tendencias tecnológicas que a su juicio habrán de configu­
rar el futuro de maneras que ya podemos percibir. Según
él, buena parte de lo que habrá de ocurrir en los próximos
treinta años es inevitable: el futuro traerá consigo la in­
teligencia artificial, una mayor automatización y aún más
pantallas. Las doce tendencias que describe habrán de al­
terar definitivamente los modos en que trabajamos, apren­
demos y nos comunicamos: "La aparición del pensamiento
artificial acelera todas las demás disrupciones [...] es la
ultrafuerza del futuro. Podemos decir con certeza que la
cognificación es inevitable, porque ya está aquí".1
Aunque estoy de acuerdo con el contenido tecnológico
de la predicción de Kelly, no lo estoy con su argumento de

1. Kevin Kelly, The Inevitable: Understanding the Twelve Technological For­


ces That Will Shape Our Future, Nueva York, Penguin Random House, 2016,
p. 30.
F
R
A
£ que esta evolución necesariamente habrá de ocurrir en el
0 marco del paradigma capitalista.
Sigo con atención a Kelly desde Out of Control. En di-
B cho libro convergen la biología, la computación y el budis-
* mo: la mente global es un superorganismo bioinformático
0 cuyos propósitos y procedimientos no podemos saber ni
resistir. Disfruté de su lectura, pero no caí en la trampa
b conceptual de su darwinismo bioinformático.
Ü El darwinismo se basa en la idea de que los más fuertes
A y aptos ganarán la batalla por la vida, y Kelly transfiere
r este principio del espacio salvaje de la selva al espacio civi-
D fizado de la economía en red. Su teoría resultó acertada en
1 la era neoliberal: los pocos individuos lo suficientemente
fuertes como para explotar y saquear lo que estaba a su
disposición emergieron como los ganadores del juego de la
Modernidad tardía. El problema es que prácticamente han
destruido el mundo. Han empobrecido a la clase trabajado­
- 250 -

ra, han devastado el medio ambiente y han empujado a la


mayor parte de las nuevas generaciones hacia el infierno de
la precariedad, la soledad y la depresión epidémica. Al final
del camino, la lucha neoliberal por la supervivencia ha en­
gendrado monstruos como Trump, Farage, Orbán y Duterte.
La paz y la civilización están en peligro. La concep­
ción misma de la felicidad, del placer, de la buena vida
está en peligro.
Entonces Kelly regresa con su falsa utopía, y afirma
que el futuro está más o menos escrito en el presente.

INTERPRETACIÓN

Estoy de acuerdo con Kelly en algo: el futuro no emerge de


la pura fantasía ni de la voluntad política, está inscripto
en el presente. Sin embargo, no es inevitable, porque el
presente existe en la oscilación entre innumerables bifur­
caciones posibles.
P O S F A C I O : LO I N C O N C E B I B L E

Lo que pueda emerger en el futuro está inscripto en


el presente, eso es cierto. Pero esas huellas que podemos
detectar en el presente no son prescripciones: la interpre­
tación de aquello que está inscripto en el presente no es
obvia y la evolución de dichas tendencias no está marcada
por un sentido determinista.
La interpretación del presente es el punto crucial que
eluden todas las teorías deterministas (como el tecnode-
terminismo de Kelly).
Al repensar la interpretación, me veo tentado a inver­
tir la tesis once sobre Feuerbach. Marx escribe: "Los filó­
sofos no han hecho más que interpretar de diversos modos
el mundo, pero de lo que se trata es de transformarlo".
En el siglo que siguió a Marx, los filósofos cambiaron
el mundo en varios sentidos; ahora se trata de interpre­
tarlo. El propósito de la filosofía hoy es la interpretación.
La interpretación de las posibilidades inscriptas en el

- 251 -
presente es la principal tarea de la filosofía de nuestra
época. Debemos buscar tenazmente conceptos y precep­
tos que nos ayuden a desarrollar esa posibilidad inmanente
que está inscripta en el conocimiento en red.
No podemos cambiar el mundo como lo hicieron una y
otra vez las revoluciones políticas a lo largo de la historia mo­
derna. Lo que sí podemos hacer es crear conceptos y formas
estéticas que permitan el autodespliegue de la posibilidad.
¿Qué significa interpretación? Proviene del latín inter­
pretation "explicación, exposición". El significado de la in­
terpretación es expresar, traer a la luz lo que está inscrip­
to. Traducir el lenguaje de la posibilidad material inscripta
al lenguaje de los signos y la comunicación.
En la concatenación viva de cien millones de mentes
está inscripta la posibilidad técnica de una buena vida.
Interpretar esto significa organizar una plataforma capaz
de traducir el contenido material de dicha posibilidad
en conceptos que sea posible compartir y transformar en
producción, intercambio y vida cotidiana.
F
R
A
N Debemos leer a Marx en contexto. En particular, debe-
q mos leer la tesis once en contexto. Cuando Marx desdeña
la interpretación en favor de la acción, tiene en mente a
b Hegel. En Hegel, la tarea de la filosofía es interpretar la
* historia para descubrir la vida interior del Espíritu Abso-
0 luto. En Hegel, la interpretación es un acto de revelación.
Hoy no tenemos nada por revelar. No se trata de descu-
B brir, de hecho, sino de inventar. Inventar concatenaciones
E y conceptos capaces de interpretar la composición actual
A del cerebro en red en función del bienestar social es la
r tarea filosófica de nuestra época.
D
1
LO INCOMPUTABLE

La relación entre la inscripción y el despliegue nos parece


inevitable solo porque no somos capaces de concebir una
- 252 -

interpretación distinta de los signos inscriptos en el pre­


sente. La línea de escape de lo inevitable es lo inconcebi­
ble: aquello que todavía no somos capaces de concebir, de
imaginar, y que por ende no podemos ver.
El futuro no está prescripto sino inscripto, lo que su­
pone que es preciso seleccionarlo y extraerlo por medio de
un proceso de interpretación. Son los conceptos los que
permiten y organizan el proceso de interpretación de las
posibilidades inscriptas. El código dominante (la Gestalt)
impide la visión y vuelve inconcebible lo posible.
Esa inevitabilidad de la que habla Kelly se basa en el
proceso creciente de computabilidad. Su noción de Mente
Global se basa en la idea de que la computación poco
a poco irá absorbiendo todos los niveles del lenguaje,
sometiéndolos a la automatización. Esta teoría falla en
un aspecto crucial: el avance del poder de procesamiento
habrá de encontrar su propio límite en la dimensión tem­
poral (en la dimensión carnal, mortal) de la existencia
humana.
P O S F A C I O : LO I N C O N C E B I B L E

La computación es un principio de reducción y deter­


minación. En las últimas décadas, la computación ha cre­
cido hasta abarcar un vasto espectro de fenómenos, con
lo que logró reducir la vida social y el lenguaje humano
a una estrategia determinista basada en un formato de
conformidad universal. El desarrollo de la inteligencia ar­
tificial y la penetración de dispositivos inteligentes en la
esfera de la vida cotidiana y la actividad cognitiva impli­
ca que nuevas áreas del ser habrán de formar parte del
reino de la computación. Pero ninguna computadora nos
permite experimentar la totalidad de la esfera del ser. La
existencia es aquello que no se deja reducir por ningún
poder de procesamiento.
La vibración existencial escapa a la computación. El
tiempo, la muerte, la percepción de sí, el temor, la angus­
tia y el placer: lo incomputable es todo aquello que excede
el proceso de automatización cognitiva. Por ende, afirmo

- 253 -
que lo incomputable es la fuerza principal de la evolución
humana. Lo incomputable es eso que hace que la historia
sea humana.
Lo inconcebible es el lado oscuro de la gigantesca vi­
bración contemporánea. En un momento en que el funda­
mento común del intercambio social se basa en conceptos
computables, lo incomputable resulta inconcebible.

EL SILICON VALLEY GLOBAL COMO CONFLICTO Y SUJETO

Lo que hoy nos resulta inconcebible es una concepción


del tecnopoder basada antes en las necesidades sociales
que en las realidades económicas. De momento, resulta
inconcebible pensar en una cooperación entre los trabaja­
dores cognitivos que sea autónoma de la acumulación de
capital.
Pero la cooperación ya ocurre hoy en el intercambio
cotidiano entre productores peer-to-peer, programadores y
F
R
A
N activistas del mundo entero. El proyecto de los próximos
0 veinte años es desmantelar y reprogramar la metamáqui-
na, dando lugar a una conciencia común y una plataforma
b técnica común para los trabajadores cognitivos del mundo.
1 Soy lector y un gran seguidor de Evgeny Morozov. Pero
0 también creo que debemos ir más allá de la crítica del
sistema corporativo de los tecnomedios y dar inicio a un
B proyecto de investigación y autoorganización de los tra-
E bajadores cognitivos que día a día producen la semioeco-
A nomía global. Debemos prestar menos atención al sistema
r y más a la subjetividad que subyace al semiociclo global.
D Llamo a la esfera de producción mundial desperdigada
en la que distintas culturas e intereses sociales entran en
conflicto con el Silicon Valley Global ( sv g ) .
Debemos pensar al Silicon Valley Global como una es­
fera dinámica en la que todo el tiempo emergen conflic­
tos, una esfera desterritorializada en la que millones de
- 254 -

semiotrabajadores cooperan todos los días para la cons­


trucción del autómata-red.
No debemos concebir esta esfera solo como un ámbito
homogéneo de interacciones abstractas. Es también una
red viva de conexiones entre trabajadores que enfrentan
distintas condiciones sociales: participan de ella funcio­
narios corporativos de alto nivel, pero también diseñado­
res, ingenieros y artistas precarizados, como así también
todos los demás trabajadores anónimos de la red.
Debemos pensar al Silicon Valley Global, la semiofá-
brica global, del mismo modo en que Lenin concebía la
planta de Putilov en 1917, del mismo modo en que los au­
tonomistas italianos consideraban la fábrica Fiat Mirafiori
en los años setenta: como el núcleo del proceso de produc­
ción, el lugar donde se ejerce el máximo nivel de explotación
y donde es posible desencadenar la mayor potencia de
transformación posible.
Aunque el svg está bajo el control de una tecnoélite que
representa a una pequeña proporción de la infinitamente
P O S F A C I O : LO I N C O N C E B I B L E

compleja red de cooperación, debemos crear una platafor­


ma cultural y tecnológica común que haga posible la auto­
nomía del cognitariado del mundo.
Construir una conciencia común y propagar la concien­
cia de una solidaridad social posible entre los neurotraba-
jadores es la tarea de la década venidera, y el despertar
ético de millones de ingenieros, artistas y científicos es
nuestra única posibilidad de detener una terrible regre­
sión, cuyos contornos ya comenzamos a avizorar.

Enero de 2017

255 -

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