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Hipnoterapia

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Instituto de Hipnosis y Terapias Complementarias

Instituto Hipnosis Chile


www.hipnosischile.cl

Profesor del Diplomado: Dr. Claudio Antonio Reyes Díaz

Alumna: María Clara Cecilia Correa Pérez

Trabajo: EMOCIONAL TERAPIA

1. LA EMOCIÓN DESDE EL PUNTO DE VISTA BIOLÓGICO Y PSICOLÓGICO.

Biológicamente, considerando los planteamientos de diversos autores (Franken, 1988;

Evans, 1989; Petri, 1991; Strongman, 1991; Averill, 1992; Carl son y Hatfield, 1992), se

podría establecer que, a partir de la clásica obra de Darwin (1872/1965), los distintos

enfoques actuales en Emoción se agrupan en planteamientos biológicos, conductuales y

cognitivos. A ellos hay que añadir un enfoque que, también directamente influido por el

trabajo de Darwin, llega hasta nuestros días con una relevancia notable. Referido a la

perspectiva expresiva en las emociones.

La obra de Darwin: The Expression of the Emotions in Man and Animals (1872) marca el

inicio de las posteriores investigaciones centradas en los aspectos evolucionistas En

esencia, Darwin, basando establece que los movimientos corporales y las expresiones

faciales cumplen un papel de comunicación entre los miembros de una especie,

transmitiendo información acerca del estado emocional del organismo. Las emociones, así

como la expresión en sí, son innatas, aunque se admite la posibilidad de que los factores de

aprendizaje puedan ejercer algún tipo de influencia sobre la expresión. Precisamente, esta

posible influencia de los factores de aprendizaje permite que las emociones evolucionen a

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través del tiempo para incrementar la probabilidad de que el sujeto y la especie se adapten a

la característica cambiante del ambiente externo.

Considerando algunos planteamientos teóricos que son representativos de la orientación

biológica en Psicología de la Emoción, Frijda (1987) enfatiza la relevancia de los aspectos

biológicos cuando señala que las respuestas emocionales poseen componentes fisiológicos

que llegan a ser indispensables para la correcta manifestación de la conducta emocional.

Existen determinadas estructuras cerebrales, así como mecanismos hormonales y

humorales, cuya actividad es necesaria para que ocurran las emociones. Así, se consideran

tres manifestaciones fisiológicas en la respuesta emocional: las que están controladas por el

sistema nervioso autónomo, referidas a los cambios en los músculos lisos y en el patrón de

secreción hormonal; las que se refieren a los cambios en la composición química de los

fluidos corporales; y las que se refieren a los cambios en la actividad de los músculos

esqueléticos. Como indicaban Wenger (1950) y Schachter (1964), se podría considerar que

la emoción y la activación fisiológica son el mismo proceso, de tal suerte que la emoción

puede ser de finida por la ocurrencia de activación fisiológica, con lo cual la ausencia de

activación fisiológica implica la ausencia de emoción.

En los últimos años se ha producido un notable avance en las distintas aproximaciones al

estudio de los procesos emocionales. Dentro de la orientación biológica existen dos campos

de estudio que parecen copar gran parte del esfuerzo de los investigadores: por una parte la

delimitación de la participación específica de cada hemisferio cerebral en las distintas fases

de los procesos emocionales, y, por otra parte, la localización concreta de los circuitos

cerebrales particulares en cada una de las emociones, enfatizando el papel del sistema

límbico (Carlson y Hatfield (1992).

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Carlson y Hatfield (1992) han señalado que la excesiva simplificación "hemisferio

izquierdo-razón versus hemisferio derecho emoción" debe ser reconsiderada en la

actualidad, ya que existen algunos aspectos de interés que hablan de la complejidad

funcional de ambos hemisferios en los procesos emocionales. Así, como indican estos

autores, parece bastante claro que los dos hemisferios participan en los procesos

emocionales, en la conexión interhemisférica a través de la comisura del cuerpo calloso y

otras. Es preciso especificar la participación real de cada hemisferio en la percepción y la

expresión de las emociones. Así, respecto a la percepción emocional, parece constatado que

el hemisferio izquierdo se relaciona con aquellos aspectos emocionales que se transmiten a

través del lenguaje, o que implican la descripción verbal de una emoción (Bryden y Ley,

1983), mientras que el hemisferio derecho está más relacionado con los aspectos

emocionales que se transmiten mediante características expresivas y gestuales (Ley y

Bryden, 1979).

Desde el punto de vista del punto de vista psicológico, Coon (2009), señala que las

emociones ejercen una increíble y poderosa fuerza en el comportamiento humano. Pueden

empujarnos a llevar a cabo acciones que normalmente no se llegarían a realizar jamás o

evitar situaciones que por lo general resultan agradables o necesarias.

En psicología, la emoción se define a menudo como un estado complejo y

multifactorial que se traduce en cambios físicos y psicológicos que a su vez influyen de

manera importante en el pensamiento y en la conducta (Coon 2009).

La emocionalidad por otra parte, suele asociarse con una serie de fenómenos psicológicos

que incluyen el temperamento, la personalidad, el estado de ánimo y la motivación.

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La psicología de la emoción cuenta con un gran número de modelos teóricos que intentan

darle explicación, y no por ello, sin embargo, es un área en la que podamos presumir de un

conocimiento preciso.

Bryden, M.P. y Ley, R.G. (1983), señalan que puede suceder que la cognición sea

irracional, es decir, que se procese en forma inadecuada un evento. Por ejemplo, la

situación de tener que hablar en público, también llamada fobia social, es interpretada como

algo “terrible” o “catastrófico”, por lo tanto, genera emociones negativas como la ansiedad

anticipatoria que produce conductas de inquietud motora; como resultado, al darse la

situación temida, tener que hablar en público, se puede obnubilar la cognición, no recordar

lo que tenía que decirse, confusión, “sudar frío”, errores al hablar, tartamudeo, “mariposas”

en el estómago, temblores e inquietud.

Se admite que puede suceder que la emoción preceda al pensamiento, sea una consecuencia

de éste, o bien, se produzcan simultáneamente. En este proceso se desencadena una cascada

de tendencias reactivas, manifestadas a través de sistemas múltiples de respuesta, tales

como la experiencia subjetiva, la expresión facial, el procesamiento cognitivo y una serie

de cambios fisiológicos. Las emociones están referidas a algún significado de una

circunstancia personal; tienen un objeto. Son clasificadas en categorías discretas, tales

como: miedo, temor, angustia, cólera, alegría, júbilo, éxtasis y amor (Lyddon y Jones,

2002).

2. TERAPIAS EMOCIONALES DESDE LO BIOLÓGICO A LO PSICOLÓGICO.

Greenberg, L.S.; Elliott, R. & Pos, A. (2010), manifiestan que la terapia centrada en

emociones considera que la emoción supone el surgimiento de cambios fisiológicos

derivados de la captación, interpretación y procesamiento de una información externa o

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interna y nuestros aprendizajes previos. En base a la experiencia, vamos generando una

serie de esquemas emocionales inconscientes que nos conducen a una manera concreta de

reaccionar o sentir las situaciones, siendo estos esquemas lo que se plantean trabajar

durante la terapia.

Esta terapia, tiene como objetivo, contribuir a hacer que los pacientes sean capaces de

identificar, experimentar sin bloquear, atribuir un sentido, comunicar y gestionar de manera

adaptativa sus emociones Elliot, R.; Watson, J.C.; Goldman, Rh.N. & Greenberg, L.S.

(2004). En resumen, gestionar de manera eficiente su esfera emocional y lograr con ello

una buena capacidad de adaptación al medio. Ello resulta de gran utilidad en una gran

variedad de situaciones, como por ejemplo ante problemas relacionales o tras la presencia

de vivencias indeseadas o traumáticas.

De acuerdo a Elliot, R.; Watson, J.C.; Goldman, Rh.N. & Greenberg, L.S. (2004) Se

pueden señalar algunas terapias como:

Cognitivo-conductual, referida a que se trata de un tipo de terapia basado en la

modificación de patrones de pensamiento, de modo que se obtenga el cambio del

comportamiento y el estado emocional general del paciente.

Terapia sistémica La principal característica de este modelo psicológico es que centra sus

objetivos terapéuticos en los patrones de interacción entre las personas. Cabe destacar que

la terapia sistémica encuentra su origen en la terapia familiar, sin embargo, se diferencia

claramente de esta en que la familia como unidad no es el foco de atención terapéutica.

Este tipo de terapia busca tratar en el paciente disfunciones, trastornos y enfermedades que

provocan alteraciones en sus interacciones y patrones de comunicación humanos. Esto es

aplicable por ejemplo, a relaciones de pareja, equipos de trabajo, contextos escolares y

universitarios.
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Psicoterapia existencial-humanista. Es un enfoque que se considera más filosófico que

médico. Este modelo se basa en que el descubrimiento intelectual del problema del paciente

(insight) es insuficiente para curar el trastorno, razón por la cual se desarrollan ejercicios

para mejorar la conciencia individual, sobre sus emociones estado físico y necesidades

reprimidas.

La relación terapéutica paciente-profesional es la principal herramienta de cambio: el

psicólogo es una forma de aceptación, comprensión y autenticidad para el paciente, lo que

le otorgará fuerzas para permitirse redescubrir quién es y poder buscar su autodesarrollo y

potenciación personales, interrumpidos hasta ese momento por una serie de eventos o

problemas individuales.

Terapia racional-emotiva-conductual. Esta terapia se basa en resolver problemas

emocionales y conductuales mediante un modelo de intervención que integra lo activo-

directivo, lo filosófico y lo empírico. Vale decir, que este modelo busca ayudar al paciente

a disputar las creencias irracionales que presenta y asimilar unas más eficientes y

adaptativas, las cuales se traducirán en un impacto positivo a nivel emocional, cognitivo y

comportamental en su día a día.

Terapia cognitiva (TC). La terapia cognitiva trabaja con los pensamientos y percepciones,

es decir, estudia y evalúa cómo estos pueden afectar al paciente en el ámbito sentimental y

comportamental. Tras un periodo de análisis, el profesional buscará modificar los

pensamientos negativos del individuo para que este pueda aprender formas más flexibles y

positivas de pensar. Para la TC, la enfermedad mental es esencialmente un desorden del

pensamiento, fruto de una distorsión de la realidad, que debe ser combatido.

Terapia breve enfocada en soluciones. Este modelo trata de solucionar los problemas del

paciente de la manera más rápida, eficiente y menos dolorosa, en otras palabras: el aquí y
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ahora. Los tratamientos utilizados en este tipo de terapia son mucho más cortos que en los

aplicados en otras variantes más tradicionales, si bien esto no los hace más sencillos.

El modo más claro para resumir este modelo es que se basa en lo que el paciente quiere

alcanzar y no en lo que ha dejado atrás. Por ello, pocas veces se acude al pasado individual

a la hora de abordar los problemas.

Terapia neuroemocional. A diferencia de muchos métodos convencionales, la terapia

neuroemocional combina una serie de técnicas y principios mediante un enfoque holístico

del bienestar, el cual se centra en los bloqueos emocionales no resueltos de naturaleza

negativa en el paciente. Estos “complejos emocionales negativos” (NEC) se almacenan en

el cuerpo del individuo y el objetivo es ayudar a liberarlos o resolverlos. Se trata de un

enfoque bastante diferente a los anteriormente presentados, sobre todo porque se basa en el

impacto de terrenos como “cuerpo”, “mente” y “espíritu”, algo menos tangible.

Terapia psicoanalítica. Es un proceso terapéutico que intenta resolver los problemas

psicológicos del paciente teniendo en cuenta sus fantasías, pensamientos, emociones,

sentimientos y sueños, es decir, su “yo interior”. Este modelo parte de un concepto en el

cual el subconsciente está integrado en la mente y no se puede tener un acceso directo a él,

pero que sí se puede conocer a través de las formas de manifestación previamente descritas.

Terapia transpersonal. Este concepto está cada vez más vigente en el mundo de las

terapias psicológicas. La psicología transpersonal integra los aspectos espirituales y

trascendentes de la experiencia humana con el marco de investigación psicológico

moderno. Este tipo de terapia enfoca el tratamiento en el “más allá” de lo personal, es

decir, experiencias, procesos y eventos que trascienden a la sensación de identidad del

paciente. Se trata de la única escuela de la psicología que estudia en profundidad el

funcionamiento del ego y la dimensión espiritual del ser humano.


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3. APORTE DE LA HIPNOSIS A LA TERAPIA EMOCIONAL

La hipnosis es una técnica en que, aunque muchos pacientes y terapeutas tienen

concepciones erróneas sobre la misma, los datos empíricos apoyan de manera consistente

su eficacia como un procedimiento adjunto para controlar una amplia variedad de síntomas.

Esto no implica que deba sustituir las terapias existentes, sino que debería incorporarse con

más frecuencia a la atención clínica para mejorar los resultados obtenidos por los pacientes

(Mendoza ME, Capafons A. 2009).

La hipnosis basa su trabajo en la focalización sensorial de la persona en vivencias y

sensaciones internas. En este proceso de trance hipnótico, nota un estado de tranquilidad y

relajación que favorece el florecimiento de síntomas y orígenes no evidentes en los

resultados analíticos.

Para comprender cómo actúa el proceso hipnótico en un tratamiento

psicoterapéutico Martínez Perigod B, (1989), manifiesta que se ha de poner el foco en el

cerebro inconsciente, esa parte que nos conecta con las emociones y las experiencias. En

ocasiones, una parte de ellas queda enterrado en el fondo sin capacidad para salir a la

superficie, pero afectando de alguna forma al día a día de la persona.

Al aplicar la hipnosis se busca liberar esos pensamientos, asociaciones, sentimientos y

acciones hacia la superficie. Los psicoterapeutas utilizan para ello los dos tipos de hipnosis

reconocidas: por un lado, la clásica, directiva y que hace sugerencias específicas sobre el

individuo, y la hipnosis ericksoniana, que se basa en el simbolismo para despertar el porqué

del problema y encontrar la solución (Mendoza ME. 2009).

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Considerando que, siempre se busca entender el sentido del síntoma y a raíz de esto, se

trabaja en el tratamiento. En cualquier caso, una sesión de hipnosis clínica nunca debe

sustituir al tratamiento que el especialista determina para la patología a tratar.

Referencias Bibliográficas

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En M.L. Raymert (Ed.), Feelings and Emotions (pp. 3-10). Nueva York: McGraw-

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