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Antología

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INTRODUCCIÓN

En la antigüedad los rapsodas (ῥαψῳδός rapsōidós, de


ῥάπτειν ráptein 'coser' y ᾠδή ōidḗ 'canto'), eran poetas que iban de ciudad en
ciudad cantando o narrando las historias de los grandes héroes sobre los que se
fundamentaban los valores dignos de imitación de la época. Dado que los poemas
eran largos, sólo se cantaban algunos pasajes para entretener a la audiencia. Así
entonces podemos decir que el oficio del rapsoda era coser historias.
No tenemos que buscar en los tiempos remotos historias de virtud, de esfuerzo y de
valores que mantengan unida a la comunidad. He como un rapsoda he zurcido
algunas historias loables de educandas y asesoras, que son un gran número en el
INEA pues se atiende a 182 mil 984 madres de familia en todo el país, a través de
los servicios de alfabetización, primaria y secundaria: 37 mil 773 aprenden a leer y
escribir, 52 mil 93 estudian la primaria y 93 mil 118 cursan la secundaria1.
Hace tiempo y aún en muchas comunidades ser madre joven o ser madre
trabajadora es un estigma, un castigo que afrontar sola, pero poco a poco vamos
creando redes de apoyo para nosotras y nuestros hijos, redes que permiten alcanzar
nuestros objetivos, tal vez no de manera directa y lineal, sino generando estrategias
distintas, nuevas rutinas, nuevas maneras de abordar las problemáticas cotidianas.
Por eso me pareció importante dar voz a esas historias que sostienen al Instituto.
Todas somos una continuidad de saberes, y para valorarlos comencemos a
narrarlos, así le daremos sentido, notaremos que otros pueden identificarse con
nuestras problemáticas que tal vez nuestra experiencia pueda ser guía para otros.

1
Boletín SEP: https://www.gob.mx/sep/articulos/boletin-89-mas-de-182-mil-madres-de-familia-estudian-
enelinea?idiom=es#:~:text=El%20Instituto%20Nacional%20para%20la,de%20Educaci%C3%B3n%20P%C3%BAblica%20
(SEP).
1. Misión cumplida
Hace 28 años que comencé a ser asesora, cuando empecé mis hijos eran
pequeños, tenían 7 y 4 años. Siempre fueron mis compañeros de trabajo en todas
las actividades: asesorías, juntas, cursos. Llevaban sus juguetes, y al fondo del
salón se ponían a jugar, lo que resultaba bien porque así los hijos de las educandas
también podían estar presentes, ya que muchas no tenían con quien dejarlos
encargados. Para mí como madre, era muy claro que uno no se concentra con los
hijos solos en casa, y para mí no había problema.
Con el paso del tiempo, cuando entraron a la escuela, se convirtió en un espacio de
apoyo para todos en sus dudas y tareas, pues ahora llevaban sus libros y entre
todos los ayudábamos.
Cuando los educandos faltaban al círculo de estudio, debíamos ir a visitarlos a sus
casas para ver cómo estaban, cómo iban con sus libros e insistirles para que se
presentaran a su aplicación de examen. En esas ocasiones que íbamos a las
colinas, mis pequeños me acompañaban en sus bicicletas, en ese momento
estaban aprendiendo y se cayeron, recuerdo mucho porque todos tenemos algo que
enseñar, un niño que los vio les dijo que, aunque se cayeran cien veces, cien veces
lo volvieran a intentar.
Pasó el tiempo, y con el programa Prospera éramos de 6 a 8 asesoras en una
escuela que le permitieron usar a nuestro técnico docente, ahí yo era la encargada
de abrir y cerrar la escuela. Para entonces mi hijo mayor ya iba a la secundaria, y
ya no podía estar como antes en mi círculo de estudio, empezó a tomar clases de
inglés, pero eran en Tulancingo. Yo salía a acompañarlo a que tomara la colectiva,
siempre pensaba “no vas solo, Dios va contigo”.
También como asesores nos correspondía aplicar exámenes e íbamos a otros
círculos, en cierta ocasión fuimos a Ventoquipa, la asesora estaba enferma de la
cintura y mi niño pequeño estaba comiendo un caramelo de bolita, cuando comenzó
a ahogarse, la asesora saltó para levantarse a ayudarlo, hasta el dolor se le olvidó.
Yo tomé al niño por la espalda y le apreté el estómago. Expulsó el dulce con tanta
fuerza que se rompió en muchos pedazos.
Tiempo después quedé embarazada de m i tercer hijo, poco antes de que naciera,
salí del INEA. Por lo que a mi círculo mandaron a dos asesores nuevos, pero las
personas ya no querían asistir con ellos, cuando me encontraba a los educandos
en la calle y les preguntaba si ya habían concluido, me decían que si yo regresaba
ellos también. Poco después retomé mi círculo de estudios, ahora con dos niños y
un bebé. Hace ya 24 años de eso, mi hijo mayor ahora tiene dos hijos, y en su casa
una señorita que lo ayuda como niñera, me dice que la invitemos a estudiar al INEA
la secundaria.
Esto es algo de las muchas experiencias de vida que ha sido ser asesora.
2. La recompensa: un corazón feliz
Ella no sabía leer y escribir, en esos entonces no había celulares y pues
tampoco tenían teléfono fijo en su casa. Sus hijos se fueron a trabajar lejos, pero
muy lejos, ellos le escribían cartas y tenía que ver quién se las leía.
Ella supo del INEA y se inscribió, tenía muchas ganas de aprender ya que quería
leer sus tan valiosas cartas por ella misma. Le costaba mucho trabajo cada vez que
pasaba al pizarrón para escribir su nombre o por algún dictado se ponía muy
nerviosa, usa delantal de ahí sacaba su pañuelo para secar el sudor de su frente.
Pero era más grande su interés por aprender para saber por ella misma lo que sus
amados hijos le decían en sus valiosas cartas.
Anónima

3. Tenacidad
Una joven en segundo de secundaria quedó embarazada y ya no pudo
terminar en sistema escolarizado. Su mamá que estudia con nosotros la primaria,
la llevó al círculo de estudio. Actualmente está terminando la secundaria y lleva con
ella a su hermosa bebé.
Ha tomado el reto de prepararse también para hacer su examen de admisión a la
preparatoria, y al mismo tiempo que sus módulos, va repasando la guía de ingreso.
Sabe que es un gran reto, pero está poniendo todo su empeño para terminar la
secundaria, presentar su examen y ahora también con la gran responsabilidad de
cuidar a su nena.
Pero sabe que para salir adelante tiene que poner todo su esfuerzo y yo como
asesora la voy a apoyar.
Anónima
4. Mi experiencia siendo mamá
Mi nombre es, Maribella German Sosa, tengo 23 años y soy mamá, de un
niño ya de 3 años.
Te voy a contar mi experiencia como mami, me embarace a los 19 años cuando
estaba en la prepa, tuve que irme de mi casa en ese momento, pero no deje mis
estudios, continúe con mis estudios, termine mi prepa con un promedio de 9.3.
Tuve que frenar por un tiempo mis estudios y sueños, ya que al ser mama, tenía
que dedicarme a alguien especial que llego a cambiar mi vida, en ese momento no
sabía que hacer llego una responsabilidad más a mi vida, tuve que cambiar muchas
cosas, pero realmente no me arrepiento para nada, ya que para mí se convirtió en
mi razón de ser, mi vida entera, comencé a aprender a ser mama de edad temprana,
al saber que mi pasión siempre fue ser maestra y enseñar al que no tiene la
posibilidad de hacerlo, ahora más que nunca sabía que tenía que ser algo más que
mama, ya que cuando creciera mi niño, el pudiera estar orgulloso de mí y me viera
como ejemplo.
Fue muy duro, porque en todo mi embarazo no pude estar con mis padres ya que
en ese momento tuvieron la decepción más grande de mi parte, aprendí a ser ama
de casa, entre otras cosas más, me dolió mucho porque desde chica aprendí a
ganar mi propio dinero y en ese momento tuve muchos problemas económicos, no
podía ayudar a mi pareja. Me sentía inservible, ya que solo me la pasaba encerrada
y sin hacer nada,
Pero después me fue cambiando la vida, gracias a lo que gusta ser y la experiencia
antes de ser mami, pude abrir muchas puertas, encontré a una amistad muy linda,
con la maestra Miriam Vargas, quien me apoyo antes a liberar mi servicio de
COBAEH mediante INEA, dando asesoría a personas adultas, esperé dos años
para poder seguir sobresaliendo en la vida, me comuniqué con ella y me brindaron
la oportunidad de regresar, la verdad no lo podía creer, pensaba que teniendo un
hijo, no lo lograría, pero fue lo contrario, pude impartir asesoría junto con mi bebé.
Hoy puedo decir con orgullo que soy mama joven, pero he logrado hacer muchas
cosas, si te lo propones lo logras, tenemos que crear nuestras propias metas
visualizando más allá de los obstáculos, aunque hasta la fecha hay personas que
me mal miran por ser mamá, puedo decir con orgullo, que soy mamá y asesora de
INEA, un lugar donde he crecido como asesora y madre.
Siempre les he dicho a mis alumnas que no hay límites, aunque seas madre joven,
si tienes que poner pausa a lo que me gusta, pero yo creo que los días de Dios son
perfectos y que no hay tiempo ni edad para sobresalir en esta vida, ahora mi bebé
tiene 3 añitos y cuando doy asesoría siempre se encuentra conmigo, me mira y
quiere enseñar como yo, me siento orgullosa, aunque no tenga un título, para
demostrar mi capacidad. Lo más hermoso es que me dice: “mami te amo, mi
maestra”. Para mi daría todo y no cambiaría nada. Soy una mamá orgullosa.
5.
Hola, mi nombre es Berta Cortés y solo les quiero comentar y redactar un
pedacito de mi vida. Cuando yo me tuve que ir a los Estados Unidos como ilegal a
través del desierto, con muchas penurias estuve casi un mes en el desierto pasaron
muchísimas cosas feas, porque en el transcurso encontramos personas sin vida, le
batallamos bastante para llegar a Estados Unidos éramos 40 personas las que
íbamos en esa caravana, algunas desgraciadamente no llegaron bien. Fue toda una
odisea llegar a los Estados Unidos atravesando por el desierto.
Al llegar allá pues fue otro problema porque no encontrábamos trabajo
rápidamente, no es nuestro país, no es nuestro idioma y se le sufre bastante.
Afortunadamente para mi persona encontré algunas personas buenas en el camino
que me apoyaron confiaron en mí me dieron trabajo y así fue como pude salir
adelante. Estuve cerca de 10 años en Estados Unidos lo cual agradezco a las
personas que me ayudaron y también lo difícil que fue para mí ganar un dólar, pero
era muy grande mi necesidad, estaba sola con dos hijos a los cuales tenía que
darles estudios y gracias a Dios y a todo lo que pasé, pues lo logré.
Ahora mis hijos son personas de bien, de provecho, tienen una carrera y lo han
sabido aprovechar y yo estoy muy orgullosa de eso, aunque fue muy difícil, pero
todos los sacrificios tienen una recompensa no quiero decir que todas las personas
tenemos que migrar porque es muy difícil y corren muchos riesgos, varias personas
mueren en el intento. Aquí en Tulancingo asistía al Centro Gerontológico Integral,
me dieron informes sobre el INEA, actualmente estoy cursando la secundaria y
pienso concluir la prepa también en sistema abierto.
Sin más por el momento les comparto esta pequeña reseña de mi vida espero que
sea una reflexión para muchos que quieren irse ojalá lo piensen muchísimo y si
logran llegar que les vaya muy bien un saludo para todos y bendiciones.
6.
Hace muchos años cuando estaba joven, mi marido estaba en los Estados Unidos
trabajando y casi no nos mandaba dinero, yo trabajaba, pero no me alcanzaba para
solventar los gastos de mis hijos. En lugar de mandar dinero, me propuso que lo
alcanzara allá para que trabajáramos los dos, tomé la decisión de irme dejando a
mis hijos con mi familia.
Tomé el autobús hacia Tijuana, cuando llegamos a Piedras Negras el chófer se
durmió y nos íbamos a ir a un voladero, la gente se asustó, y yo también. El autobús
quedó meciéndose. Cuando el chófer despertó nos dijo que nos fuéramos para atrás
y no nos moviéramos. Luego les pidió a los hombres que lo ayudaran y jalaron el
autobús hasta que estuvo en tierra firme.
Gracias a Dios no pasó a mayores y nos salvamos, todos pedíamos para que
pudiéramos seguir nuestro camino, llegamos a Tijuana al hotel a descansar. Al otro
día llegó la persona que me iba cruzar, me pidió esperarlo porque iba a recoger a
otras personas, cuando llegaron las personas nos pidió el dinero, pero no se lo
dimos, nos llevó a un panteón a esperarlo, fue por unas bicicletas y nunca llegó.
Nos dejó sin desayunar y sin comer, se oscureció y decidimos regresar a la ciudad.
Cuando llegamos al hotel en San Isidro quien nos iba a cruzar ya había llegado.
Trabajé arduamente para poder mandar dinero a mis hijos y hacernos de un
patrimonio. Conocí los servicios del INEA gracias a la información que me brindaron
en el Centro gerontológico.

7.
De profesión soy Química Farmacéutica Bióloga, trabajé varios a años en el
hospital Gea González de la Ciudad de México, luego, regresé a Tulancingo y formé
una familia. Ahora que mis hijos son adultos y profesionistas dedico buena parte de
mi tiempo a ser asesora del IHEA. Llegué aquí por la sugerencia de una compañera,
y han sido años en los que me enorgullezco de haber apoyado a muchos educandos
y de siempre tener buena actitud para las actividades del Instituto.
Pero lo más gratificante es contar con el apoyo moral que han sido mis educandos
aún en las situaciones más difíciles de mi vida, saber que toda la energía y
motivación que se comparten en los círculos de estudio viene de vuelta es la mejor
recompensa.
8. “Nunca es tarde para cumplir tus sueños”

Les comparto que en el círculo de estudio donde doy asesoría me sorprende


ver que hay dos personas mayores de edad de 82 y de 65 años, son pareja y me
pregunto qué los motivará a querer terminar la secundaria, incluso una de estas
personas me comenta que quiere estudiar una ingeniería.
Sabía que existían personas con tantas ambiciones a pesar de las adversidades,
pero nunca me había tocado conocer a alguien de cerca. Hoy tengo la ocasión de
conocer un caso de cerca, ver que sí existe y ser la persona que las asesora, eso
me permite ser parte de sus logros, me llena de satisfacción no solo como docente
sino también en mi vida personal. Esto me deja una enseñanza “Nunca es tarde
para cumplir tus sueños.”

9. Coyametepec

En la comunidad de Coyametepec, municipio de Acaxochitlán Hidalgo, se encuentra


a una distancia del centro de Acaxochitlán a (8.1 km) a 20 minutos en auto, ahí
forme un circulo de estudio la mayoría de la gente se inscribió para poder estudiar.
Gente muy amable responsable hospitalaria, con ganas de salir adelante.
Como casi no había transporte tenía que irme caminando sola a la comunidad de
Venta Quemada, para allá se hace una hora y cuarto, pero me motivaba la
asistencia de la gente y su participación.
Ahí certificaron muchas señoras, lo bueno y lo bonito de esa comunidad, cuando
certificaba una persona todas se organizaban y se realizaba un convivio y quien
concluía primaria o secundaria llevaba el mole y las carnitas.
Y lo más bonito que para esa comunidad soy su maestra.
10.
Mi experiencia con el INEA comenzó de forma indirecta, primero cuando casi
obligué a mi mamá a terminar su secundaria para tener su certificado, y continuar
apoyándola con su preparación para acreditar el bachillerato. Luego, después de
los estragos económicos y de salud que me dejó la pandemia, mis niños habían
perdido el ciclo escolar, la primera alternativa era que retomaran el sistema
escolarizado, pero eso implicaba que terminarían más grandes la primaria. Un día
en el centro comunitario nos dieron un folleto y nos explicaron que los niños mayores
de diez años podían cursar la primaria. Lo dudamos un poco, pues se tiene el
prejuicio de que quien estudia en sistema abierto es por flojera o bajas
calificaciones, pero las asesoras de la plaza comunitaria fueron personas muy
pacientes. Nos apoyaron mucho, siempre tuvieron buena actitud. Y su labor docente
me pareció excelente: dedicaban tiempo a cada educando para sus dudas y
resolución de módulo, también algunas sesiones eran como una clase multinivel,
daban temas para todos, organizaban actividades recreativas y convivios, les estoy
muy agradecida por su vocación.
Con su apoyo, en menos de seis meses mis niños ya tenían su certificado y se
pudieron incorporar a la secundaria con normalidad, incluso con beca de excelencia.
Por otra parte, casi desde que salí de la facultad mi principal fuente de ingresos fue
la docencia. Mucho tiempo trabajé en bachillerato y secundaria escolarizada del
sistema privado, porque la docencia me permitía emparejar mis tiempos con los de
mis niños. Actualmente, en una ciudad nueva soy formadora, y me motiva poder
compartir el mi conocimiento y experiencia docente con los asesores, así como
incentivar ese ambiente de motivación y cooperación que tanto nos ayudó en el
pasado.

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