Location via proxy:   [ UP ]  
[Report a bug]   [Manage cookies]                

Lecturas de Reflexion

Descargar como docx, pdf o txt
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1de 7

En Busca de la Aguja Perdida

Una tarde, en un pueblo pequeño donde todos se conocían, un grupo de jóvenes vio a anciana Rabiya buscando desesperadamente algo
en el jardín frente a su choza. Todos se acercaron a la pobre anciana para ver si la podían ayudar

Rabiya, ¿Qué le pasa? ¿Qué ha perdido? ¿Le podemos ayudar? -le preguntaron.

La anciana con tono triste contestó – perdí mi aguja de oro…

Al oírla, los jóvenes se pusieron a buscar, pero de repente uno de los jóvenes dijo:

Rabiya, el jardín es muy extenso y por contra, la aguja es muy pequeña; además pronto anochecerá, ¿Puedes decirnos más o menos
por donde se le cayó y así poder centrarnos en esa zona?

La anciana levantó la mirada, señaló hacia su casa y le contesto: Sí tienes razón. La aguja se me cayó allí, dentro de casa.

Esto enfadó al grupo de jóvenes- Rabiya, ¿te has vuelto loca? Si la aguja se te cayó dentro de casa, ¿Por qué andamos buscándola aquí
afuera?

Entonces Rabiya sonrió y les dijo- Es que aquí afuera hay luz, cosa que dentro de la casa no hay.

El joven que no entendía nada y pensaba que la anciana definitivamente había perdido la cabeza dijo: Pero aun teniendo luz, si
estamos buscando donde no has perdido la aguja, ¿Cómo pretendes encontrarla? ¿No es mejor llevar una lámpara al interior de la casa
y buscarla allí, donde la ha perdido?

La anciana volvió a sonreír y contestó: sois tan inteligentes para ciertas cosas…. ¿por qué no empleáis esa inteligencia?

Y continuó diciendo: Sois tan inteligentes para las cosas pequeñas ¿cuándo vais a emplear esa inteligencia para vosotros mismos, para
vuestra vida interior?. Miles de veces os he visto a todos vosotros buscando desesperadamente afuera. Buscando aquello que se os ha
perdido en vuestro interior. ¿Por que buscáis la felicidad alrededor vuestro? ¿Acaso la habéis perdido allí, o realmente, la habéis
perdido en vuestro interior?

Esto es lo que nos suele pasar habitualmente en nuestras vidas, estamos tan inmersos en buscar fuera de nosotros que nos olvidamos
que la esencia del bienestar está dentro de nosotros y nada más. Nuestra felicidad o bienestar auténtico no pueden estar en el exterior,
ni en dependencia de las circunstancias, de otras personas o las relaciones que mantenemos. Este bienestar auténtico para que sea real,
ha de estar por encima de todo esto. Solo se puede mantener y ser equilibrado si permanece dentro de nosotros.

El Problema
Un gran maestro y un guardián compartían la administración de un monasterio zen.Cierto día el guardián murió, y había que
sustituirlo.

El gran maestro reunió a todos sus discípulos, para escoger a quien tendría ese honor. «Voy a presentarles un problema dijo-. Aquel
que lo resuelva primero será el nuevo guardián del templo».

Trajo al centro de la sala un banco, puso sobre este un enorme y hermoso florero de porcelana con una hermosa rosa roja y señaló:
«Este es el problema».

Los discípulos contemplaban perplejos lo que veían: los diseños sofisticados y raros de la porcelana, la frescura y elegancia de la
flor… ¿Qué representaba aquello? ¿Qué hacer? ¿Cuál era el enigma? Todos estaban paralizados.

Después de algunos minutos, un alumno se levanto, miró al maestro y a los demás discípulos, caminó hacia el vaso con determinación,
lo retiró del banco y lo puso en el suelo.

«Usted es el nuevo guardián -le dijo el gran maestro, y explicó-: Yo fui muy claro, les dije que estaban delante de un problema. No
importa qué tan bellos y fascinantes sean, los problemas tienen que ser resueltos.

Puede tratarse de un vaso de porcelana muy raro, un bello amor que ya no tiene sentido, un camino que debemos abandonar pero
que insistimos en recorrer porque nos trae comodidades. Sólo existe una forma de lidiar con los problemas: afrontarlos. En esos
momentos no podemos tener piedad, ni dejarnos tentar por el lado fascinante que cualquier conflicto lleva consigo».
Afilar el Hacha

En cierta ocasión, un joven llegó a un campo de leñadores con el propósito de obtener trabajo. Habló con el responsable y éste, al ver
el aspecto y la fortaleza de aquel joven, lo aceptó sin pensárselo y le dijo que podía empezar al días siguiente.

Durante su primer día en la montaña trabajó duramente y cortó muchos árboles.

El segundo día trabajó tanto como el primero, pero su producción fue escasamente la mitad del primer día.

El tercer día se propuso mejorar su producción. Desde el primer momento golpeaba el hacha con toda su furia contra los árboles. Aun
así, los resultados fueron nulos.

Cuando el leñador jefe se dio cuenta del escaso rendimiento del joven leñador, le preguntó:

-¿Cuándo fue la última vez que afilaste tu hacha?

El joven respondió: -Realmente, no he tenido tiempo… He estado demasiado ocupado cortando árboles…

Garrik

Juan de Dios Peza

Viendo a Garrik actor de la Inglaterra


el pueblo al aplaudirle le decía:
«Eres el mas gracioso de la tierra
y el más feliz…»
Y el cómico reía. Víctimas del spleen, los altos lores, en sus noches más negras y pesadas, iban a ver al rey de los actores y cambiaban
su spleen en carcajadas.Una vez, ante un médico famoso, llegóse un hombre de mirar sombrío: «Sufro le dijo, un mal tan espantoso
como esta palidez del rostro mío.
»Nada me causa encanto ni atractivo; no me importan mi nombre ni mi suerte en un eterno spleen muriendo vivo,
y es mi única ilusión, la de la muerte».

Viajad y os distraeréis.

¡Tanto he viajado!
Las lecturas buscad.
¡Tanto he leído!
Que os ame una mujer.
¡Si soy amado!
¡Un título adquirid!
¡Noble he nacido! ¿Pobre seréis quizá?
Tengo riquezas
¿De lisonjas gustáis?
¡Tantas escucho!
¿Que tenéis de familia?
Mis tristezas
Vais a los cementerios?
Mucho… mucho… ¿De vuestra vida actual, tenéis testigos? Sí, mas no dejo que me impongan yugos;
yo les llamo a los muertos mis amigos; y les llamo a los vivos mis verdugos. Me deja agrega el médico perplejo vuestro mal y no debo
acobardaros; Tomad hoy por receta este consejo:
sólo viendo a Garrik, podréis curaros.
– ¿A Garrik?
– Sí, a Garrik… La más remisa y austera sociedad le busca ansiosa; todo aquél que lo ve, muere de risa:
tiene una gracia artística asombrosa.
– ¿Y a mí, me hará reír?
– ¡Ah!, sí, os lo juro, él sí y nadie más que él; mas… ¿qué os inquieta? Así dijo el enfermo no me curo;
– ¡Yo soy Garrik!… Cambiadme la receta. ¡Cuántos hay que, cansados de la vida, enfermos de pesar, muertos de tedio, hacen reír
como el actor suicida,
sin encontrar para su mal remedio! ¡Ay! ¡Cuántas veces al reír se llora! ¡Nadie en lo alegre de la risa fíe,
porque en los seres que el dolor devora, el alma gime cuando el rostro ríe! Si se muere la fe, si huye la calma, si sólo abrojos nuestra
planta pisa, lanza a la faz la tempestad del alma,
un relámpago triste: la sonrisa. El carnaval del mundo engaña tanto, que las vidas son breves mascaradas; aquí aprendemos a reír con
llanto
y también a llorar con carcajadas.

Cuentos Zen para Reflexionar

Los Dos Esclavos


Una vez el sultán iba cabalgando por las calles de Estambul, rodeado de cortesanos y soldados. Todos los habitantes de la ciudad
habían salido de sus casas para verle. Al pasar, todo el mundo le hacía una reverencia. Todos menos un derviche harapiento.

El sultán detuvo la procesión e hizo que trajeran al derviche ante él. Exigió saber por qué no se había inclinado como los demás.

El derviche contestó:

– Que toda esa gente se incline ante ti significa que todos ellos anhelan lo que tú tienes : dinero, poder, posición social. Gracias a Dios
esas cosas ya no significan nada para mí. Así pues, ¿por qué habría de inclinarme ante ti, si soy dueño de dos esclavos que para ti son
tus señores?.

La muchedumbre contuvo la respiración y el sultán se puso blanco de cólera.

– ¿Qué quieres decir con eso?! yo soy sultán indiscutible de todas estas tierras, todo está bajo mis dominios y todos responden ante
mi!– gritó.

– Mis dos esclavos, que para ti son los señores que dominan tu vida, son la ira y la codicia.

Dándose cuenta de que lo que había escuchado era cierto, el sultán se inclinó ante el derviche.

La Tristeza y la Furia

En un reino encantado donde los hombres nunca pueden llegar, o quizás donde los hombres transitan eternamente sin darse cuenta…
En un reino mágico, donde las cosas no tangibles, se vuelven concretas.
Había una vez… un estanque maravilloso. Era una laguna de agua cristalina y pura donde nadaban peces de todos los colores
existentes y donde todas las tonalidades del verde se reflejaban permanentemente… Hasta ese estanque mágico y transparente se
acercaron a bañarse haciéndose mutua compañía, la tristeza y la furia.
Las dos se quitaron sus vestimentas y desnudas las dos entraron al estanque. La furia, apurada (como siempre esta la furia), urgida -
sin saber por qué- se baño rápidamente y más rápidamente aún, salió del agua… Pero la furia es ciega, o por lo menos no distingue
claramente la realidad, así que, desnuda y apurada, se puso, al salir, la primera ropa que encontró… Y sucedió que esa ropa no era la
suya, sino la de la tristeza… Y así vestida de tristeza, la furia se fue. Muy calma, y muy serena, dispuesta como siempre a quedarse en
el lugar donde está, la tristeza terminó su baño y sin ningún apuro (o mejor dicho, sin conciencia del paso del tiempo), con pereza y
lentamente, salió del estanque. En la orilla se encontró con que su ropa ya no estaba.
Como todos sabemos, si hay algo que a la tristeza no le gusta es quedar al desnudo, así que se puso la única ropa que había junto al
estanque, la ropa de la furia.

Cuentan que desde entonces, muchas veces uno se encuentra con la furia, ciega, cruel, terrible y enfadada, pero si nos damos el tiempo
de mirar bien, encontramos que esta furia que vemos es sólo un disfraz, y que detrás del disfraz de la furia, en realidad…, está
escondida la tristeza.
Todos Tenemos Grietas

Cuento tradicional de la India

Un hombre cargador de agua de India tenía dos grandes vasijas que colgaban a los extremos de un palo y que llevaba encima de los
hombros. Una de las vasijas tenía varias grietas, mientras que la otra era perfecta y conservaba todo el agua al final del largo camino a
pie desde el arroyo hasta la casa de su patrón; en cambio cuando llegaba, la vasija rota solo tenía la mitad del agua.

Durante dos años completos esto fue así diariamente, desde luego la vasija perfecta estaba muy orgullosa de sus logros, pues se sabía
perfecta para los fines para los que fue creada. Pero la pobre vasija agrietada estaba muy avergonzada de su propia imperfección, y se
sentía miserable porque solo podía hacer la mitad de todo lo que se suponía que era su obligación.

Después de dos años, la tinaja quebrada le hablo al aguatero:

-“Estoy avergonzada y me quiero disculpar contigo porque debido a mis grietas solo puedes entregar la mitad de mi carga y solo
obtienes la mitad del valor que deberías recibir.”

El aguatero le dijo compasivamente:

-“Cuando regresemos a la casa quiero que notes las bellísimas flores que crecen a lo largo del camino”. Así lo hizo la tinaja. Y en
efecto, vio muchísimas flores a lo largo del trayecto. Sin embargo se sintió apenada porque solo quedaba dentro suyo, la mitad del
agua que debía llevar.
El aguatero le dijo entonces:

-“¿Te diste cuenta de que las flores solo crecen en tu lado del camino? Siempre he sabido de tus grietas y quise sacar el lado positivo
de ello. Sembré semillas de flores a lo largo camino por donde vas y todos los días las has regado y por dos años yo he podido recoger
estas flores. Si no fueras exactamente como eres, con todo y tus defectos, no hubiera sido posible crear esta belleza.”

Cada uno de nosotros tiene sus propias grietas y en nuestra educación y experiencia las pulimos. Todos somos vasijas
agrietadas, pero debemos saber que siempre existe la posibilidad de aprovechar las grietas para obtener hermosos resultados.

Diferencia Entre Querer y Amar -Anónimo-

-“Te amo” – dijo el principito…

-“Yo también te quiero” – dijo la rosa.

-“No es lo mismo” – respondió él…

«Querer es tomar posesión de algo, de alguien. Es buscar en los demás eso que llena las expectativas personales de afecto, de
compañía…Querer es hacer nuestro lo que no nos pertenece, es adueñarnos o desear algo para completarnos, porque en algún punto
nos reconocemos carentes.

Querer es esperar, es apegarse a las cosas y a las personas desde nuestras necesidades. Entonces, cuando no tenemos reciprocidad hay
sufrimiento. Cuando el “bien” querido no nos corresponde, nos sentimos frustrados y decepcionados.

Si quiero a alguien, tengo expectativas, espero algo. Si la otra persona no me da lo que espero, sufro. El problema es que hay una
mayor probabilidad de que la otra persona tenga otras motivaciones, pues todos somos muy diferentes. Cada ser humano es un
universo. Amar es desear lo mejor para el otro, aún cuando tenga motivaciones muy distintas. Amar es permitir que seas feliz, aún
cuando tu camino sea diferente al mío. Es un sentimiento desinteresado que nace en un donarse, es darse por completo desde el
corazón. Por esto, el amor nunca será causa de sufrimiento.

Cuando una persona dice que ha sufrido por amor, en realidad ha sufrido por querer, no por amar. Se sufre por apegos. Si realmente se
ama, no puede sufrir, pues nada ha esperado del otro.

Cuando amamos nos entregamos sin pedir nada a cambio, por el simple y puro placer de dar. Pero es cierto también que esta entrega,
este darse, desinteresado, solo se da en el conocimiento. Solo podemos amar lo que conocemos, porque amar implica tirarse al vacío,
confiar la vida y el alma. Y el alma no se indemniza. Y conocerse es justamente saber de vos, de tus alegrías, de tu paz, pero también
de tus enojos, de tus luchas, de tu error. Porque el amor trasciende el enojo, la lucha, el error y no es solo para momentos de alegría.

Amar es la confianza plena de que pase lo que pase vas a estar, no porque me debas nada, no con posesión egoísta, sino estar, en
silenciosa compañía. Amar es saber que no te cambia el tiempo, ni las tempestades, ni mis inviernos.

Amar es darte un lugar en mi corazón para que te quedes como padre, madre, hermano, hijo, amigo y saber que en el tuyo hay un lugar
para mí.
Dar amor no agota el amor, por el contrario, lo aumenta. La manera de devolver tanto amor, es abrir el corazón y dejarse amar.”

-“Ya entendí” – dijo la rosa.

-” No lo entiendas, vívelo” -dijo el principito.

También podría gustarte