T1 Quijote
T1 Quijote
T1 Quijote
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El caso es que el autor declara en el prólogo que se trata de una invectiva
contra los libros de caballerías, hecho que vuelve a consignar al final de la obra a
modo de colofón. Visto así y a lo largo de su lectura puede decirse que es un libro
de libros que no solo recoge la tradición literaria anterior, sino que en sus páginas se
habla y opina de libros. En buena medida puede decirse que tiene un alto contenido
metaliterario.
Otra lectura muy interesante es la que recorre los límites y las relaciones
entre la realidad y la fantasía. La historia de don Quijote es la del encontronazo
permanente entre su visión del mundo mediatizada por los libros de caballerías y la
dura realidad. Vargas Llosa profundiza en esta relación para dar cuenta de su
complejidad. Así, la vida entra en la ficción con la aparición en la segunda parte de
personajes que conocen la primera parte y también el Quijote de Avellaneda. Cabe
tener en cuenta que los personajes precisamente crean una ficción para curar al
personaje enfermo de fantasía. Sancho acaba acomodado a la ficción cuando es
nombrado gobernador. Por su parte, los duques están tan fascinados por la primera
parte del Quijote como nuestro a nuestro héroe le fascinan los libros de caballerías.
Dicha visión del mundo creada en don Quijote por unos libros que él toma como de
Historia también permite un análisis propio de la semiótica, con una construcción de
la realidad individual y colectiva creada precisamente en los productos culturales:
somos lo que leemos.
Don Quijote es también un canto a la libertad y más particularmente de la
individual. És un héroe moderno en tanto que, aunque grotescamente, es un
personaje hecho a sí mismo, también como el Lazarillo, aunque yendo más allá: don
Quijote incluso se da nombre él mismo. En sus páginas no son pocos los momentos
en que el discurso de don Quijote es un canto a la libertad, a la dignidad humana y
al sentido de justicia. Si el personaje se muestra loco en lo tocante a la caballería,
en lo demás es cuerdo, bondadoso y generoso (justicia, dignidad y libertad). En la
narración, el autor rememora la cárcel y el cautiverio que sufrió su persona en Argel.
En otra dimensión de la libertad y la dignidad, pone en boca de la pastora Marcela,
por ejemplo, un más que actual discurso feminista que, además, parece toda una
respuesta al esquema de amor encorsetado de la poesía trovadoresca.
La complejidad de los personajes también permite hablar de la modernidad
de la obra ya que estos no son planos o meramente duales sino que cambian,
evolucionan y presentan facetas distintas. En este sentido el juego de perspectivas
sobre los personajes permite hacer una lectura del Quijote como un estudio de la
psique humana. Finalmente, decir que la amplitud de lecturas y tradiciones
literarias que Cervantes tiene presente en la composición de su obra, su
proyección hacia el futuro como fuente intertextual principal de toda la
novelística posterior (y aún del cine en la actualidad) y la diversidad y firmeza de
sus recursos literarios lo convierten también en toda una ventana para el estudio
de la narratología.
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Don quijote es la historia de un hidalgo que enloquece, “se le seca el
cerebro”, de tanto leer libros de caballerías. Creyéndose uno de ellos y
construyéndose a sí mismo como caballero andante, sale en busca de aventuras.
Hará tres salidas. Las dos primeras ocupan la primera parte y la tercera salida
ocupa la segunda parte de la novela. En la primera salida, don Quijote logra ser
nombrado caballero en una venta que toma por castillo y es devuelto a casa por un
vecino que lo recoge en un camino después de haber recibido su primera paliza. En
la segunda salida va acompañado de su escudero, Sancho Panza, que, al contrario
de don Quijote, que es un idealista, se caracteriza por ser un hombre simple y
sencillo apegado a la realidad y a los requerimientos de su estómago. Por medio del
diálogo iremos conociendo a unos personajes que se irán desarrollando a lo largo
de la novela y que acabarán influenciándose mutuamente. En esta segunda salida
se encuentran sucesos conocidos como el de los molinos, el vizcaíno, los
yangüeses, los batanes, los cabreros, el yelmo de Mambrino, Sierra Morena… hasta
su regreso enjaulado por el cura y el barbero. También se encuentran algunos
episodios aparentemente menos relacionados con la trama principal y que ha dado
motivos para pensar a algunos estudiosos en cierta inseguridad de Cervantes al
escribir. En estos episodios el protagonista no aparece. Otros estudiosos han
argumentado que su presencia está justificada en el imponente juego de
perspectivas de esta obra y para completar la composición del protagonista.
La tercera salida ocupa la segunda parte de la novela y desarrolla
exclusivamente los acontecimientos que viven los protagonistas, sin historias
paralelas. Está organizado sobre el propósito del bachiller Sansón Carrasco de
curar a don Quijote. Su plan es animarle a salir para, disfrazado de caballero,
derrotarlo y hacerle volver. La primera vez que lo intenta será derrotado por don
Quijote. La segunda vez, logra vencerle y le obliga a volver a su casa por un año y
olvidarse de aventuras. Una vez en casa, recupera el juicio y muere. En esta
segunda parte conoceremos acontecimientos célebres como el encantamiento de
Dulcinea inventado por Sancho, la aventura de los leones, la cueva de Montesinos,
el retablo de Maese Pedro o el encuentro con los duques que permitirà a don
Quijote cumplir su palabra de hacer gobernador de una ínsula a Sancho Panza.
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la nobleza caballeresca. Puede decirse que don Quijote no es el primer personaje
loco con ideales caballerescos.
El argumento del personaje que se vuelve loco leyendo tampoco es
nuevo. Citamos aquí el Entremés de de los romances, donde el labrador Bartolo
enloquece en la lectura y abandona a su mujer para buscar aventuras en compañía
de su criado. Acabará apaleado con su propia lanza y recogido por sus familiares.
Las relaciones con este texto parecen inevitables e incluso en los primeros capítulos
y tras recibir su primera paliza, don Quijote recita algunos romances. Cervantes
agota esta fuente y sigue desarrollando el personaje.
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el título. Precisamente, la descripción que se hace de don Quijote corresponde con
uno de los tipos estudiados en esta obra. Dicho ingenio, por supuesto, también está
relacionado con la capacidad de inventiva
Si pasamos a las dedicatorias, después del título, después de tasas,
privilegios y demás, encontramos la dedicatoria al duque de Béjar, casi calcada a la
que hace Fernando de Herrera en sus Anotaciones a la poesía de Garcilaso (obra
precisamente dedicada al estudio de las fuentes del poeta). Dicha copia de la
dedicatoria tampoco es algo nuevo de la obra de Cervantes y ya lo hicieron otros
autores.
En la introducción era habitual que los escritores pidieran a otros
autores que escribieran poemas laudatorios de su obra. Aquí Cervantes ya da
cuenta del tono satírico del libro consignado como creadores de los mismos a
personajes de obras de caballerías como Amadís, Belianís o Orlando y acabando
incluso con un diálogo entre Babieca (el caballo del Cid) y Rocinante. La intención
paródica debía ser evidente para los lectores de la época y en no pocos pasajes
encontrarían referencias a obras anteriores que no son tan evidentes para el lector
moderno.
En un sentido distinto debe hacerse referencia al famoso Tirant lo blanc de
Joanot Martorell. En este caso, lejos de la crítica que hace de los libros de
caballerías, Cervantes lo destaca hasta el punto de salvarlo de la quema de libros
que hacen el barbero y el cura. Cervantes elogia el texto de Martorell y va a
reproducir en su obra algunos de los elementos que la hacen destacar, como que
los caballeros coman, duerman y vivan como personas, muriendo incluso y
haciendo testamento. A Cervantes le gustó la verosimilitud de esta obra e incluso el
humor que esta contiene y del que también bebió. Se pueden encontrar
paralelismos en algunos personajes, en el gusto por los refranes, en la construcción
del diálogo coloquial, la dimensión humana de los personajes y el hecho de situar la
acción en un paisaje real y cercano y no imaginario y remoto como en las novelas
de caballerías. Sobre el tono realista cabe también citar la influencia del Lazarillo de
Tormes y de la Celestina.
En términos más generales, podemos encontrar paralelismos con la
producción literaria anterior. De hecho, el Quijote es una acumulación de episodios
traídos a través de un hilo conductor, que son los personajes y su búsqueda de
aventuras. Los casos de libros de libros (o de cuentos) son importantes en la
historia de la literatura, pudiéndose citar textos como la Odisea, la Biblia, Las mil y
una noches, el Decamerón o hasta El conde Lucanor.
Otra característica estructural típica es la construcción del relato en un
viaje, fenómeno que llega hasta el cine actual con las películas de carretera (road
movie), y que tiene su antecedente más célebre en la Odisea, pero también en el
viaje de Marco Polo… De hecho, el mismo término novela, del francés nouvelle
(novedad), tiene su razón de ser en las noticias sobre viajes.
Las alusiones a la literatura conocida van a ser constantes y, de hecho,
configuran la forma de la novela. Por poner algunos ejemplos importantes más allá
de lo expuesto, puede citarse la construcción de la pareja cómica sostenida en la
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oposición de caracteres, tal como ocurre entre señores y criados en la comedia de
enredo contemporánea a Cervantes e incluso entre Lázaro y sus amos o entre los
mismos en La Celestina. Hasta la actualidad, incluyendo el cine, no pocos son los
textos construidos sobre la oposición de caracteres de los protagonistas, algo que
por supuesto no crea Cervantes pero que como en otros casos, eleva a categoría de
fuente irrenunciable. También encontramos en el Quijote la idealización de la
dama y las dificultades amorosas de la poesía de cancionero y trobadoresca. Y así
con innumerables sucesos, como el descenso a la cueva de Montesinos, que nos
hace pensar en la bajada a los infiernos de Eneas o de La divina Comedia.
6. Estructura y composición
El encadenamiento de aventuras protagonizadas por don Quijote es la
típica de los libros de caballerías. Dichas aventuras las viven en el recorrido que
hacen por el oeste de España. A medida que van avanzando y viviendo episodios,
vamos conociendo a los personajes, que se irán desarrollando y evolucionarán a lo
largo de la novela. Este carácter episódico es el que permite ir experimentando con
los personajes hasta desarrollar todas sus potencialidades.
El libro, a su vez, está estructurado sobre las tres salidas que hace el
protagonista. La primera sirve para que pueda ser nombrado caballero. En la
segunda sale ya con Sancho y vive algunas de las aventuras más conocidas y,
además, se intercalan otras narraciones intradiegéticas donde el protagonista no
aparece pero que permiten ampliar la perspectiva que del personaje se nos ofrece.
La tercera salida ocupa la segunda parte del libro. Aquí no van a aparecer
historias paralelas y se va a centrar en los personajes; como dice en el prólogo,
ofrece a don Quijote “dilatado”. El diálogo gana terreno frente a la narración y con él
ganarán profundidad los personajes y ofrecerá así un tono más dramático. Del
mismo modo, esta segunda parte se centrará más en lo discursivo que en la acción.
La relación entre los personajes es de tal manera que llegarán a intercambiarse
rasgos de personalidad, yendo don Quijote al realismo y Sancho al idealismo. Tras
perder una batalla con el bachiller disfrazado de caballero, es obligado a volver a
casa y tras recobrar la cordura, muere.
Uno de los motores de la obra, por su parte, va a ser en encontronazo
constante entre la realidad y el mundo idealizado de don Quijote, aunque este
no es estrictamente fantasía ya que los libros de caballerías representan mundo
periclitado pero que en otro tiempo estuvo vigente. La locura de don Quijote tiene
así trascendencia estructural. Sobre este desajuste, descrito también en la
bibliografía médica de la época, se va a organizar el relato y de ella va a depender
la comicidad. El personaje, por su parte, va a enfrentarse a dichos desajustes con
otro elemento de la obra: los encantadores, mitigando así la irrupción de la realidad
en su mundo.
Notas:
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-Toda una reflexión semiótica sobre la creación de la realidad a partir de los
productos culturales que hemos consumido
-Es curioso observar como en la segunda parte incluso se convierte en fuente la
primera parte de la novela, de la que van a hablar los protagonistas, e incluso el
apócrifo de Avellaneda.
-Es un libro que se disfruta y comprende mejor cuanto más amplio es el bagaje de
lecturas de quien lo lee, tanto de lo escrito antes de la publicación de la obra como
de lo más actual.
-El éxito de 1605 le permitió publicar obra, logrando reconocimiento como escritor
en su madurez.
-Final en el que la realidad se impone sobre la ficción/fantasía como la realidad de la
muerte acaba con la fantasía de la vida.
-Personaje construido a sí mismo conforme al ideario renacentista/moderno aunque
tenga trasfondo cómico y resultado trágico. Algo semejante al planteamiento del
Lazarillo.
-Personajes: Dulcinea, Ama y sobrina, Bachiller, Cura y barbero, los duques.
-El tiempo: la primera salida ocupa 3 días; la segunda, dos meses; la tercera, tres
meses. Luego existen episodios fuera de ese tiempo, siempre anteriores. Además,
presencia de un tiempo paralelo introducido en la segunda parte con los personajes
que conocen la primera e introducen así el tiempo interno de la primera parte.
Narradores: Cide, el traductor, 3ª persona, 1ª persona, personajes que cuentan sus
propias historias. Diálogos de personajes, incluido Sancho.