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Ideas Lancasterianas

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Las ideas eran castellanas en Simón Bolívar y

Simón Rodríguez
Introducción.
El origen, difusión y adaptación de la llamada “escuela lancasterianas” constituye un
capítulo interesante desde el punto de vista del pensamiento latinoamericano,
considerado como un momento del proceso de “recepciones y adaptación de ideas
foráneas”; al mismo tiempo contribuyen en la busca de la identidad regional nacional
o continental. Desde el punto de vista metodológico, también resaltan aspectos que
importan en tanto favorecieron la integración de nuevos principios a los primeros
proyectos políticos emancipadores y organizadores.
*Aquí el autor aborda cuestiones vinculadas al tema propuesto*
a_ Génesis de estas ideas en Europa
b_ opinión de las mismas de Simón Bolívar, Simón Rodríguez, entre otros
c_ elementos y circunstancias que contribuyeron a facilitar su propagación, factores
de resistencia y rechazo a estas teorizaciones y realizaciones, como así dificultades
con las cuales tropezaron y críticas suscitadas
d_hasta donde dichas corrientes tuvieron relación con los problemas a los cuales
pretendía responder

En el estudio "Modelos educativos en la historia de América Latina" publicado en


1981, se destaca que el proceso emancipador y los años posteriores en América
Latina estuvieron marcados por un profundo desajuste poblacional debido a las
migraciones masivas causadas por la guerra. Esto llevó a un sacudimiento de la
estructura social, empobrecimiento económico, y desorganización administrativa. A
pesar de la tradición borbónica que otorgaba importancia al Estado en materia de
educación, las condiciones para cumplir estos propósitos empeoraron debido a
estos factores.

Aún así, las ideas de la "ilustración" prevalecían en la nueva clase dirigente,


enriquecidas con aportes significativos y una vibración política notable, ejemplificada
por Simón Bolívar y su maestro Simón Rodríguez. Aunque algunas propuestas
parecían utópicas, eran respuestas a nuevos requerimientos. Se asistía a una
revolución conceptual donde el Pueblo, ahora integrado por ciudadanos,
reemplazaba al Monarca como hacedor de la historia, enfrentando nuevas
responsabilidades.

Se promovía la participación de todos en la educación, se publicaban obras


democráticas, se intentaba eliminar los castigos corporales en las escuelas, y se
fomentaba la educación de mujeres e indígenas. Este enfoque se basaba en ideas
de igualdad, libertad y justicia, abarcando desde jacobinos hasta moderados. Sin
embargo, la dotación de escuelas y la calidad de los docentes era desalentadora, y
el clero, mayoritariamente involucrado en la enseñanza, fue apartado debido a su
origen hispano y oposición a la independencia, lo que debilitó la transmisión
sistemática de conocimientos. Esto subrayaba la urgente necesidad de soluciones
prácticas y políticas para avanzar en los proyectos educativos.

El método lancasteriano: su origen y propagación

Este contexto sirve para entender mejor la razonabilidad de la acogida por las
autoridades, o por sectores influyentes de la sociedad en América latina, a la
escuela Lancasterian. Su rápida e intensa difusión indicaban que respondía a una
real necesidad.
Características del método, sus ventajas y sus limitaciones; permitía impartir
educación elemental simultáneamente a un millar de niños con el empleo de un
único maestro, auxiliado en sus tareas por los alumnos más aventajados como
monitores, para esto era necesario recurrir a campanillas y silbatos que convertía en
el aula en algo semejante a un cuartel, con un régimen militarizado y un clima de
rígida disciplina.
La enseñanza elemental, gratuita, se reducía apenas a leer, escribir y contar con
empleo casi exclusivo de la memoria. Constituía una respuesta válida para el
problema que planteaba la existencia de tantos hijos de familias humildes
imposibilitados de recurrir a la escuela elemental. Acá se debe recordar el carácter
eminentemente urbano, es decir, insatisfactorio para solucionar el problema de que
la mayoría de la población seguía siendo rural, lo que implicaba una limitación.

La bibliografía en español sobre el sistema lancasteriano es limitada pero incluye


dos trabajos importantes: "El sistema lancasteriano en Chile y otros países
americanos" de Domingo Amunátegui Solar (1895) y "La escuela lancasteriana" de
Jesualdo Sosa (1953). Joseph Lancaster, un maestro en Londres, desarrolló un
método de enseñanza mutua para reducir costos, ganando notoriedad y apoyo del
rey de Inglaterra, pero enfrentando oposición de la iglesia anglicana y de Andrew
Bell, quien había desarrollado un método similar en la India.
Se destaca dos aspectos significativos: la adopción de un sistema educativo en un
país periférico (India) que influenció a una potencia colonial (Inglaterra) y la posterior
difusión global del método desde el país imperial. La neutralidad religiosa del
sistema lancasteriano provocó rechazo entre los conservadores que apoyaban a
Bell, conduciendo a la formación de dos sociedades educativas rivales: The British
and Foreign School Society de Lancaster y The National Society for Promoting the
Education of the Poor in the Principles of the Established Church de Bell.

Lancaster alcanzó a regir 95 escuela con más de 30,000 alumnos, pero su mismo
éxito desató en su contra una campaña de descrédito que lo forzó a abandonar
Inglaterra.
Su importancia fundamental se basa en haber llamado la atención sobre la
necesidad de escuelas elementales para las grandes masas de la población y ya no
sólo para minorías, y a su vez por destacar que la actividad privada o de otras
agencias educativas como la iglesia mal podían encarar el problema por su misma
magnitud y trascendencia social.

Joseph Lancaster, tras alejarse de su país, promovió su método de enseñanza


mutua en Europa y Estados Unidos, destacándose especialmente en Francia, donde
tuvo éxito hasta mediados del siglo XIX. En Francia, su método fue apoyado por el
partido liberal en materia educativa y se enfrentó a la oposición de los Hermanos de
las Escuelas Cristianas. Durante los Cien Días, Lazare Carnot impulsó las
actividades de Lancaster en París, resultando en la creación de numerosas
escuelas, aunque su número disminuyó significativamente hacia 1828 debido a
factores políticos.
En España, la escuela lancasteriana surgió en 1818 y se difundió en Estados
Unidos antes de esa fecha. La versión que llegó a América Latina era más
progresista y menos sectaria que la de Bell, adoptando un enfoque socialmente
sensible. Simón Bolívar y Andrés Bello conocieron el método temprano, en 1810, en
Londres. Este método se propagó rápidamente en América Latina, reduciendo las
asincronías culturales respecto a Europa. Los jóvenes latinoamericanos se
impregnaron de estas ideas directamente desde los centros donde se originaban.

El método lancasteriano ofrecía ventajas morales, como el espíritu de caridad y


colaboración ("instruíos los unos a los otros"), esenciales en una época con escasas
organizaciones escolares. Su atractivo principal era proporcionar una alternativa
educativa en sociedades con limitados recursos económicos y humanos. En Europa,
la demanda educativa estaba motivada por razones económicas y sociales
derivadas de la Revolución Agrícola e Industrial, mientras que en América Latina, el
motivo principal era político, centrado en la formación de ciudadanos. Esta
diferencia es crucial para comprender el proceso de adopción del método.

Bolívar y Lancaster
(lo siguiente no está en el texto pero me pareció relevante) .Relación entre Bolívar y
Lancaster:
Simón Bolívar conoció el método de Lancaster durante su estancia en Londres en
1810. Bolívar quedó impresionado por el sistema de Lancaster y promovió su
implementación en América Latina.

En una carta de Lancaster a Bolívar, escrita desde Caracas el 9 de julio de 1824, se


menciona una reunión en Londres en 1810, donde Bolívar y otros notables como
Miranda, Bello y López Méndez escucharon a Lancaster exponer su método de
enseñanza mutua. Este encuentro sembró en Bolívar un interés profundo por la
educación como herramienta para la emancipación mental y social.
Bolívar, en una carta de respuesta del 16 de marzo de 1825, expresa su apoyo a
Lancaster, ofreciéndole veinte mil duros para promover su método educativo en
Caracas y mostrando su compromiso con la educación pública como clave para el
progreso de la nación. Bolívar reconoce la importancia de las ideas de Lancaster y
sugiere que la educación debe ser una prioridad para el desarrollo de la juventud y
la consolidación de las libertades recién adquiridas.

Bolívar ya tenía una fuerte convicción sobre la importancia de la educación antes de


su encuentro con Lancaster, influenciado por su maestro Simón Rodríguez y otros
pensadores ilustrados. Las ideas de Lancaster se alinearon con las preocupaciones
previas de Bolívar sobre la educación y la cultura, y su implementación en América
Latina fue vista como una forma de consolidar los ideales republicanos y
democráticos.

Finalmente, aunque Lancaster ayudó a materializar los planes educativos de


Bolívar, estos ya estaban profundamente arraigados en su pensamiento. La
recepción de las ideas lancasterianas por parte de Bolívar y su implementación
práctica fueron facilitadas por las condiciones políticas, sociales y económicas de la
época, así como por la disposición crítica de Bolívar para adaptar y adoptar
innovaciones extranjeras para el beneficio de su nación.

Algunas críticas: Simón Rodríguez

La experiencia del método lancasteriano en Hispanoamérica, destacando su


éxito en México y su rápido declive en otros países tras la desaparición de
líderes como Bolívar y San Martín. A pesar del apoyo inicial de estos
libertadores, el método enfrentó críticas significativas. Se acusó a algunos
propagadores, como Diego Thompson, de difundir la versión protestante de la
Biblia, lo cual fue visto como un abuso de confianza por parte de algunos
sectores católicos.

Desde una perspectiva educativa, se argumentó que el método lancasteriano


era adecuado para enseñar el alfabeto a un gran número de estudiantes, pero
inadecuado para niveles superiores debido a su carácter memorístico y
repetitivo. Andrés Bello, por ejemplo, señaló que los monitores, estudiantes
encargados de enseñar a sus compañeros, no estaban suficientemente
preparados y repetían imperfectamente lo que habían aprendido, lo cual
dificultaba el desarrollo del pensamiento crítico. Bello subrayó que una
educación que no fomenta la observación y otras habilidades nobles no
puede ser completa ni beneficiosa a largo plazo.
Simón Rodríguez, mentor de Bolívar, también criticó duramente el método
lancasteriano en sus escritos. En "Consejos de amigo dados al Colegio de
Latacunga", calificó la enseñanza mutua de disparate y argumentó que el
método transformaba a los estudiantes en loros que repetían sin entender.
Rodríguez defendía una educación que promoviera el pensamiento crítico y la
razón, en lugar de la autoridad y la costumbre. Sus observaciones reflejan su
rechazo a métodos autoritarios y memorísticos, influenciado por su formación
rousseauniana.

Rodríguez también se burló de las "escuelas de vapor" de Lancaster,


comparándolas con las "sopas a la Rumford" de los hospicios, sugiriendo que
eran soluciones superficiales que producían resultados mediocres. Esta
crítica se enmarca en su visión más amplia de la educación popular como un
proceso general y auténtico, alejado de modelos europeos o
estadounidenses, y resaltando la necesidad de originalidad en las
instituciones y el gobierno de América Latina.

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