CPP20080526 40
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(p. 48) "En materia de justicia penal, se presenta un serio conflicto entre la
necesaria protección de la sociedad - que exige que se sancionen los delitos - y el
respeto - también exigido - a los derechos fundamentales del individuo, ya que
ningún Estado de Derecho puede estar legitimado para aplicar su aparato punitivo
a una persona, con el propósito de proteger la sociedad dentro de su territorio, con
desconocimiento de los derechos que le son inherentes al hombre" Dr. Luis
Paulino Mora Mora
1
La presentación del Dr. Morales Vargas en el seminario fue de la sesión sobre la transformación del Ministerio
Público. Sin embargo su presentación escrita aparece en el capítulo sobre la transición del sistema inquisitivo al
sistema acusatorio por ser más relacionado con este tema.
2
Cit. Besson Waldemar y Jasper Gotthard, "Elementos del Estado de Derecho": en toda actuación del poder
público", publicado por CIEDLA, 1997, Bs. As. Argentina, pág. 121.
1
policías, fiscales y jueces, que reúnen en sí funciones: represivas, de investigación, de acusación y
de decisión
3
Se ha llegado a aplicar el antiguo Código de Procedimiento Penal (ACPP) por encima de la
Constitución, con la agravante de que se reproducen formas de tramitación de las causas
excesivamente formalistas, casi ritualistas, sin que se dé lugar a la aplicación de los principios de
celeridad, concentración e inmediación. El resultado: un sistema que no responde al diseño
constitucional, que no genera confianza, que es inaccesible, que no valora ni respeta la condición
humana de las partes, que obvia por completo a la víctima y sin capacidad de responder los anhelos
ciudadanos de justicia pronta y transparente.
4
El nuevo Código de Procedimiento Penal (NCPP) pretende la realización de la Constitución formal,
es decir, busca instrumentar una Constitución real, a través de un sistema que diferencia claramente
las funciones de acusación, defensa e investigación, generando mecanismos de control jurisdiccional
de la investigación, permite una amplia participación ciudadana, busca eficiencia en la solución del
conflicto penal, pero por (p. 51) sobre todo, destaca la condición humana de los involucrados en el
proceso penal.
El nuevo instrumento legal que regula el proceso penal establece una reforma estructural del sistema
de justicia penal en Bolivia. Por ello engloba muchos aspectos relevantes que de forma aislada no
pueden ser adecuadamente comprendidos. Las instituciones que reforma radicalmente, como las
medidas cautelares, las novísimas que incorpora, como las de salidas alternativas y la conformación
de tribunales escabinos, como las que nos resultan familiares, cuando menos en la redacción de los
textos legales, (publicidad, celeridad, continuidad y oralidad del plenario), se sustentan en principios
que coherentemente han sido estructurados en el nuevo instrumento procesal, que consagra el
sistema procesal penal acusatorio, público y contradictorio.
Los bolivianos hemos resuelto democratizar la justicia, devolviendo al ciudadano el derecho al
legítimo control social en la administración de justicia, los órganos del poder público están
comprometidos a llevar adelante las reformas judiciales, con la finalidad de garantizar la vigencia de
un pleno Estado de Derecho que consagre seguridad jurídica.
El eje central de las reformas es la persona humana, sea imputado o víctima, de manera tal que la
autoridad que resuelva el conflicto entre esos principales actores del problema jurídico penal, vuelque
sus ojos fundamental y esencialmente a ellos y las circunstancias que les rodearon, son las personas
la que deben de interesar y no los expedientes que sobre su particular situación se formaron
dilatoriamente, así, normalmente se pierde la perspectiva de que esa particular situación puede ser
dramática y dolorosa.
Si analizamos con esa óptica la reforma que contiene el nuevo Código de Procedimiento Penal y sus
instituciones, la clara división de funciones de investigación, acusación y decisión, las etapas que
conforman el proceso, el régimen cautelar que se establece, las salidas alternativas que se proponen,
la participación con iguales derechos y obligaciones de jueces técnicos y (p. 52) ciudadanos, tienen
una lógica razón de ser.
El nuevo sistema procesal pretende equiparar los poderes y facultades procesales del imputado y de
la víctima, esta última ausente de la preocupación de los redactores del Código de Procedimiento
Penal promulgado en 1973, en un plano de realización efectiva de los derechos fundamentales, que
son inherentes a la naturaleza humana y que son proclamados por la Constitución como fuente de
garantía para su cumplimiento y protección por parte del Estado.
La víctima como el imputado son seres humanos, personas con familia, con responsabilidades, no
son un simple nombre inserto en la carátula del expediente. Piensan, sienten y esperan algo del
proceso penal, cada uno en su particular posición de parte contraria. Si ese equilibrio no se
establecía, el sistema de justicia penal, por muy novedoso que fuere, estaría limitado fuertemente de
satisfacer las expectativas ciudadanas concretas de una solución pronta a sus pretensiones.
Las facultades que el sistema acusatorio le confiere a la víctima responden a que "las nuevas
tendencias mundiales en materia penal buscan rescatar el papel de la víctima y el damnificado a
través de mecanismos que les permitan defender sus intereses, en forma adecuada, dentro y fuera
del proceso penal, aún sustituyendo al Ministerio Público en los casos que éste –por razones de
5
oportunidad o legalidad- estime que no debe continuarse con la investigación de la acción atribuida",
lo que justifica el establecimiento de instituciones como la conversión de acciones o la suspensión
condicional del proceso.
3
La abreviatura ACPP en adelante se empleará para identificar al Código de Procedimiento Penal, promulgado
en fecha 23 de agosto de 1973.
4
La abreviatura NCPP en adelante se empleará para identificar el nuevo Código de Procedimiento Penal,
publicado en 1999.
5
Costa Rica, Sala Constitucional, No. 5751-93, 14:39 Hs. 9/11/93.
2
El establecimiento de criterios de aplicación restringida de las medidas cautelares, ya en lo que al
imputado respecta, a mas de dar un giro radical a lo establecido en el Código de Procedimiento Penal
de 1973, que dispone la aplicación irrestricta y con fines extra procesales de medidas restrictivas de
derechos de la persona sometida a la jurisdicción penal, tiene su base esencial (p. 53) en el respeto
de la personalidad y dignidad de la persona, cuyo estado natural de vida y de realización es el de la
libertad y del goce pleno de sus derechos fundamentales.
En un sistema social y político como el nuestro, donde el ciudadano se siente marginado de las
decisiones, donde la persona se siente excluida del sistema, se siente utilizado mediante el voto;
siente ser mero elector y no partícipe en la toma de decisiones públicas, que se hable de un sistema
procesal penal que le brinda al imputado todos los derechos y garantías, que se establezca
obligaciones del Estado para con la víctima a quien se la dimensiona con justicia en toda su magnitud
humana.
La incorporación de jueces legos en el proceso penal constituye una variante de tal impacto que el
tema llama a las más acaloradas discusiones. Pero no resultaría coherente el nuevo sistema sin un
control ciudadano claramente establecido, en el que las pruebas, que han de definir en última
instancia la veracidad o no de la acusación, se produzcan ante tribunales compuestos sólo por
profesionales del derecho que, cumpliendo requisitos legales, ejercen de forma permanente la función
jurisdiccional y por ello que la incorporación de ciudadanos ajenos a la profesión del abogado no
destaca únicamente el reconocimiento a la valía de nuestra población y el fundamental aporte que
pueden brindar a la justicia sino también "se acerca la justicia penal a la realidad social. Al generar el
tránsito del lenguaje estrictamente técnico y hermético del jurista hacia el lenguaje común, no sólo se
facilita la comprensión y significación del orden jurídico, sino que se facilita y promueve también una
labor educativa que debe cumplir la administración de justicia. Esta labor únicamente es posible en la
6
medida en que esa función pueda ser comprendida por la sociedad toda" , además de que la
actividad probatoria debe realizarse en audiencias públicas, abiertas a todo ciudadano que desee
presenciar el juicio. Se tratan de mecanismos de control social más efectivos que garantizan una
participación ciudadana que responde a un Estado sustentado en principios y valores democráticos.
(p. 54) Si la Constitución Política del Estado reconoce el carácter multiétnico y pluricultural de la
sociedad boliviana, es lógico respetar esa diversidad en la normativa procesal penal con los límites de
la propia Constitución, de ahí que el reconocimiento explícito de las formas de resolución de conflictos
penales con criterios de justicia resulta en el establecimiento de una medida que pretende la
realización constitucional y, al fin de cuentas, las comunidades indígenas están compuestas por seres
humanos con una carga de valores propias y desarrolladas que son respetadas.
Desde cualquier ángulo, el nuevo Código de Procedimiento Penal es un instrumento que reconoce,
en una forma de realización constitucional más efectiva y ojalá cotidiana, la condición humana de los
involucrados en el proceso penal y los derechos fundamentales que le son inherentes al hombre.
Contiene muchos aspectos relevantes, de los cuales desarrollaré con cierta amplitud sólo dos: el
nuevo régimen cautelar y las etapas del proceso en primera instancia, refiriéndome también de forma
muy concreta a temas inmersos y colaterales, que en un conjunto lógicamente estructurado,
constituyen la reforma contenida en el Nuevo Código de Procedimiento Penal.
2. El régimen cautelar
El régimen de medidas cautelares regulado por el D.L. 10426 promulgado en fecha 23 de agosto de
1973, es decir, Código de Procedimiento Penal y la Ley 1685 de fecha 2 de febrero de 1996 o Ley de
Fianza Juratoria contra la Retardación de Justicia Penal, es francamente distinto al establecido en el
nuevo ordenamiento jurídico procesal. Sin embargo, para comprender la transformación a cabalidad,
no basta sólo el análisis de las medidas cautelares sustituidas — es preciso estudiarlas en el contexto
de los sistemas procesales diseñados en la normativa vigente y la nueva ley procesal penal, sus
enfoques doctrinales y sus propósitos finales.
Bajo el nomen juris de medidas jurisdiccionales, el Título V del Libro Segundo del Código anterior
regula el régimen de medidas cautelares. El Capítulo I trata de la anotación (p. 55) preventiva,
requisa, allanamiento y arraigo, es decir, de medidas restrictivas de derechos, tanto personales como
reales; el Capítulo II trata de la detención preventiva; el capítulo III, reformado en gran parte por la
Ley de Fianza Juratoria, versa sobre la Libertad Provisional; el Capítulo IV sobre la Calificación de
Fianza.
Mientras que el sistema anterior propugnaba una aplicación amplia y casi irrestricta de las medidas
cautelares, el nuevo sistema diseña la aplicación restrictiva de las mismas. Lo que es la regla
6
Ministerio de Justicia y Derechos Humanos, Exposición de Motivos del Anteproyecto de Ley de Código de
Procedimiento Penal, 1996, pág. 100.
3
actualmente deberá ser la excepción en el futuro; en síntesis se tratan de dos enfoques sobre el
mismo tema diametralmente opuestos.
El régimen cautelar que se supera, sobre todo el personal, es atentatorio de derechos y garantías
fundamentales de la persona humana, especialmente los contenidos en los Arts. 9, 11 y 16 de la
Constitución Política del Estado, puesto que la persona detenida por la policía bajo la dirección o no
del Ministerio Público, debería ser remitida al órgano jurisdiccional en el término de 48 horas, según la
disposición contenida en el Art. 118 del Código anterior en franca inobservancia del término
constitucionalmente establecido para el efecto que es de 24 horas. El nuevo sistema pretende el
cumplimiento estricto de la C.P.E., no sólo en cuanto a términos se refiere, sino también a la
aplicación real del principio de inocencia o presunción de inocencia, de manera tal que la aplicación
de las medidas cautelares no se convierta en el injusto y anticipado cumplimiento de una pena por
una persona a la que el Estado le reconoce su condición de inocente en tanto no pese en su contra
una sentencia condenatoria ejecutoriada.
La aplicación irrestricta de la limitación de la libertad personal del imputado con fines extra
procesales, característico del antiguo Código, como el aseguramiento del pago de daños y perjuicios,
no corresponde al diseño constitucional ni a la doctrina procesal penal contemporánea, ya que el
nuevo sistema revierte esta situación.
(p. 56) El actual régimen en cuanto a las medidas restrictivas de carácter personal establece las
siguientes reglas para su aplicación en cuanto a:
El arraigo (Art. 193): la gravedad del delito, que existan razones fundadas de que el imputado no
permanecerá en el lugar donde fuere procesado (en la práctica esta medida se aplica de forma
irrestricta a veces de oficio o sólo a pedido de parte, sin que se analicen o comprueben los requisitos
formalmente establecidos).
La detención preventiva: que el delito calificado merezca pena privativa de libertad cuyo máximo legal
exceda los dos años, que existan elementos de convicción suficientes para sostener razonablemente,
que el imputado es con probabilidad autor de un hecho punible o partícipe en él, que exista fundada
presunción de que el imputado dificultará la averiguación de la verdad o continuará con acciones
delictivas (en los casos concretos de la aplicación de esta medida, en la mayor parte de los casos el
juez sólo aprecia la calificación del hecho, dispuesta en el auto inicial de la instrucción).
En cuanto a imputables menores de 18 años, sólo procederá la detención preventiva en delitos cuyo
máximo legal sea igual o superior a los 5 años de detención preventiva, según el Art. 4 de la Ley de
Fianza Juratoria.
La libertad provisional puede ser solicitada aún sin que se halle detenido el imputado y se establecen
las siguientes reglas para su improcedencia: cuando el o los delitos imputados merezcan pena
privativa de libertad cuyo mínimo legal sea superior a los dos años; cuando existan vehementes
indicios de que el encausado obstaculizará la averiguación de la verdad (Arts. 12 al 15 de la Ley de
Fianza Juratoria).
Sin embargo de que el Art. 1 de la Ley, No. 1685, de 2 de febrero de 1996, Ley de Fianza Juratoria,
establece la aplicación restrictiva de la detención preventiva y sus fines estrictamente procesales, en
la práctica forense se han mantenido, a tiempo de calificar la fianza, de aseguramiento del pago del
(p. 57) posible daño civil (Arts. 210 y 211 del Código de Procedimiento Penal de 1973), elevando los
montos de la fianza a sumas que exceden la fianza del haz (que procede como sustitución de una
fianza económica y, en muchos casos, por lo elevado de los montos calificados hacen inviable la
libertad del imputado.)
Quedan al margen de estos comentarios la libertad provisional bajo fianza juratoria por retardación de
justicia o extrema pobreza.
De forma clara y expresa el Código de Procedimiento Penal, publicado el 31 de mayo de 1999, según
ley 1970, establece la aplicación restrictiva de las medidas cautelares y sus fines estrictamente
procesales (Arts. 7, 85, 86, 141, 149, 181, 222 y 223 del NCPP), estableciendo un control
jurisdiccional sobre la investigación del fiscal, sin que se involucre en la investigación (Art. 54, 70, 71,
279 NCPP), dispone el cumplimiento estricto del término de 24 horas para la remisión del detenido
por la Policía o la fiscalía ante el órgano jurisdiccional (Arts. 227 al 232, 291 NCPP), detenida que
fuere una persona sólo el juez resolverá su situación personal (Art. 229 NCPP), control jurisdiccional
que refuerza el sistema republicano de pesos y contrapesos, pues la función del juez instructor se
limita a ese control y ya no tiene funciones también de investigador.
Se establece primer requisito para la consideración de la procedencia de la detención preventiva: que
el delito de orden público formalmente imputado contemple pena privativa de libertad cuyo máximo
legal sea superior a tres años. Además de que la calificación del hecho establezca la procedencia de
la detención preventiva, deben concurrir los siguientes requisitos: la existencia de suficientes
elementos de convicción para sostener que el imputado es, con probabilidad, autor o partícipe de un
4
hecho punible y que existen elementos de convicción suficientes de que el imputado no se someterá
al proceso u obstaculizará la averiguación de la verdad (Arts. 233 y 234 del NCPP), la decisión sobre
la aplicación de la detención preventiva debe ser motivada, es decir, solicitada mediante auto
expreso, revisable aún de oficio, susceptible de impugnación y sólo procede cuando se (p. 58)
cumplen los requisitos establecidos y exista un pedido formal de parte al respecto (Arts. 240, 234, 251
y 252 NCPP).
Procedimentalmente, la solicitud de detención preventiva procederá una vez que se haya planteado la
imputación formal y se hayan establecido mediante elementos suficientes de convicción el riesgo de
fuga u obstaculización.
7
Vélez Mariconde, Alfredo, Derecho Procesal Penal, Edit. Córdoba, Córdoba - Argentina, 3. Edición 1986, Tomo
I pág. 314.
5
cumplimientos de pena sin juicio previo, extremo que no podía ser sostenido por más tiempo. Por
eso, el nuevo Código de Procedimiento Penal, en su Parte Final, Disposiciones Transitorias, bajo la
modalidad de "Aplicación Anticipada", establece que entre otras disposiciones, entrarán en vigencia al
año de la publicación del nuevo Código, las disposiciones que regulan las medidas cautelares, Título
I, Título II y Capítulo I del Título III del Libro Quinto de la Primera. Es decir el 31 de mayo de 2000 en
que empezó a aplicarse el nuevo régimen cautelar debe recordarse como el día de la
democratización de la justicia, sino también como el día de la humanización de la justicia penal
boliviana.
La detención preventiva de personas debe ser de aplicación excepcional y no así una regla que
vulnere derechos y garantías individuales (aspecto considerado ampliamente en el NCPP). Si una
persona habiendo sido detenida es puesta en libertad esta podrá estar subordinada a medidas que
aseguren la comparecencia del acusado a las actuaciones procesales, o las diligencias
correspondientes y, en su caso, para la ejecución del fallo.
Una consideración importantísima de estas garantías es que una persona privada de su libertad por
detención o prisión tiene todo el derecho a recurrir ante un tribunal, a fin de que esta instancia en
aplicación del principio de celeridad decida a la brevedad posible sobre la legalidad de su prisión y
ordene su libertad si la prisión fuera ilegal.
(p. 61) La persona que haya sido ilegalmente detenida o presa tendrá el derecho efectivo a obtener
reparación por el daño causado. Asimismo en caso que una persona esté privada de su libertad, esta
deberá ser tratada humanamente y con el debido respeto a su dignidad de ser humano.
El 11 de febrero de 1993, mediante Ley No. 1430, nuestro país procede a ratificar la Convención
Americana sobre Derechos Humanos o Pacto de San José, aprobada en la Conferencia de Estados
Americanos de San José, Costa Rica del 7 al 22 noviembre de 1969, que en el capitulo II referido a
los Derechos Civiles y Políticos con relación al Art. 8 establece que toda persona tiene derecho a ser
oída, con las debidas garantías que condiciona la legalidad, tratamiento que deberá realizarse dentro
un plazo razonable, con la participación de la autoridad competente o sea un juez o tribunal que debe
ser independiente e imparcial y que haya sido establecido con anterioridad por la Ley, en la
sustanciación de cualquier acusación penal formulada contra ella, o por la determinación de sus
derechos y obligaciones de orden civil, laboral, fiscal o de cualquier otro carácter.
Asimismo toda persona inculpada de delito tiene derecho a que se presuma su inocencia mientras no
se establezca legalmente su culpabilidad durante un proceso y que toda persona tiene derecho, en
plena igualdad, a las siguientes garantías mínimas:
En caso de inculpación a ser asistida gratuitamente por un traductor o interprete,
en caso de no comprender o hablar el idioma del tribunal, tener comunicación
previa y detallada sobre la acusación formulada en su contra; asimismo el derecho
a tener el tiempo prudente y los medios adecuados para la preparación de su
defensa.
El o la inculpada están garantizados a defenderse personalmente en juicio con el apoyo de un
defensor técnico de su elección quien podrá diseñar y estructurar la estrategia correspondiente a
favor del o la imputada. De igual forma tienen derecho a comunicarse libre y privadamente con su
defensor antes de (p. 62) cualquier actuación procesal; en caso de no tener un defensor el estado le
proporcionará uno remunerado si él o la inculpada no se defendiere por sí mismo ni nombrare
defensor dentro del plazo establecido por ley; igualmente el o la imputada tienen derecho mediante su
representante legal a interrogar a las y los testigos presentes en el tribunal y de obtener la
comparecencia, como testigos o peritos de otras personas que puedan arrojar luz sobre los hechos,
las personas que comparezcan ante autoridad competente en ningún momento serán obligados a
declarar en su contra ni a declararse culpables de hechos que se les imputan; asimismo se garantiza
el derecho a recurrir los fallos ante una instancia superior.
Y por último el o la inculpada absuelta por una sentencia firme no podrá ser sometido a nuevo juicio
por los mismos hechos que ya fue juzgado y que el proceso penal debe ser público, salvo que sea
necesario precautelar los intereses de la justicia.
En definitiva, Bolivia incorpora de manera sistemática los alcances de la Convención Americana a la
normativa interna, recogiendo también, obviamente, los principios de la Declaración Universal de
Derechos Humanos.
6
término de "vacatio legis" de dos años para su aplicación plena. Sin embargo, establece una
aplicación inmediata y una aplicación anticipada.
El 31 de mayo de 1999, fecha de publicación de la ley 1970 del nuevo Código de Procedimiento
Penal, ingresan en vigencia inmediata los Artículos 19 y 20 de recategorización de acciones: algunos
delitos de acción privada como los que atentan (p. 63) contra derechos de autor son convertidos en
delitos de acción pública y otros, como el giro de cheque en descubierto de públicos son
transformados en privados. Asimismo se amplía el catálogo de delitos de acción penal pública a
instancia de parte. Estas modificaciones aparentemente sencillas no han motivado acciones previas
de implementación, sin embargo, en el plano forense la conversión de acciones en causas en trámite
derivó en determinar la necesidad de uniformar criterios a través de circulares emitidas por el Consejo
de la Judicatura, en primer lugar, la Corte Suprema de Justicia y la Fiscalía General de la República,
posteriormente.
Al año de la publicación de la Ley 1970, ingresa en vigencia el nuevo régimen de medidas cautelares
personales y reales, criterios de oportunidad reglada, suspensión condicional del proceso y el nuevo
régimen de la prescripción. Para esta vigencia se ejecutó un programa nacional de capacitación por
pares, que se ejecutó entre febrero y mayo de 2000.
7
- Colegio Nacional de Abogados;
- Comisión de Constitución de Senadores y Diputados.
- El Equipo Técnico de Implementación (ETI) dirigido por un Coordinador General, que es
secretario sin derecho a voto en el CEI y la CNI, conformado por Consultores para las seis
8
áreas de trabajo, son pagados por MSD, agencia ejecutoria de USAID y la GTZ.
8
MSD: Management Sciences for Development. GTZ: Deutsche Gesellschaft für Technische Zusammenarbeit.