Qué Es La Gestión Empresarial
Qué Es La Gestión Empresarial
Qué Es La Gestión Empresarial
La gestión empresarial o management se define como el proceso que dirige y guía las
operaciones de una organización para hacer realidad los objetivos establecidos. Es decir, esta
área de actuación se encarga de organizar todos los recursos existentes para diseñar y poner en
marcha acciones que permitan alcanzar las metas de la empresa.
Planificación: si eres el encargado de la gestión empresarial de una empresa, debes ser capaz de
establecer los objetivos y las metas de la compañía y definir las estrategias precisas para
alcanzarlas.
Organización: en la consecución de este propósito, dispones de un conjunto determinado de
recursos, tanto humanos como materiales. Por ello, otra de las funciones principales del
management consiste en la distribución y asignación de dichos recursos a los objetivos, la
organización y estructuración del capital humano, el establecimiento de pautas de coordinación
entre los diferentes empleados y equipos y la concreción de los criterios que regirán la toma de
decisiones.
Dirección: otro de los roles básicos que debes acometer como manager es la orientación y
supervisión del personal de la empresa para garantizar que toda la plantilla ejecute sus funciones
de forma competente. Para ello, tienes que desarrollar tus habilidades de liderazgo y servir como
guía inspiracional, de manera que fomentes la motivación e implicación de todos los
colaboradores.
Control: durante todo el proceso, también eres la persona responsable de vigilar que los planes se
están desarrollando conforme a lo previsto. Para ello, debes monitorizar las actividades, analizar
los resultados y corregir las posibles desviaciones de los objetivos cuanto antes.
Sin ir más lejos, las causas más frecuentes del fracaso de una empresa están vinculadas a una
mala gestión empresarial: la falta de planificación, errores de presupuesto, una ineficaz gestión
financiera, inexistencia de estrategia de recursos humanos o ausencia de inversión en I+D+I.
De esta manera, la gestión de empresas permite, por un lado, diseñar las metas y establecer las
estrategias que propicien el adecuado desarrollo y crecimiento de la empresa en sus diferentes
áreas de forma transversal, al mismo tiempo que se asignan los recursos de forma eficiente, con el
mínimo desperdicio y el menor coste posible, para que los objetivos se cumplan con excelencia. Y
todo esto lo hace en un entorno cambiante, adaptando los planes a las nuevas necesidades de la
organización.
Asimismo, la gestión empresarial del siglo XXI necesita saber analizar las ingentes cantidades de
datos a las que tienen acceso y hacerlo en tiempo real para poder reorientar las estrategias en el
menor tiempo posible. Sin duda, se trata de algo muy importante, teniendo en cuenta el actual
contexto de cambio, donde la flexibilidad y capacidad de adaptación debe formar parte del ADN de
cualquier organización.
Con esto se desprende que los antiguos modelos lineales se han quedado atrás y deben
convertirse en metodologías ágiles y reiterativas, donde la revisión sea constante con el fin de que
se puedan subsanar los fallos o ajustar los proyectos sobre la marcha, sin dar tiempo a que los
errores o cambios de rumbo del mercado sean advertidos demasiado tarde.
Por otro lado, el factor humano es otro de los ejes sobre los que debe girar la gestión empresarial
del futuro. En un momento en el que se habla de la ‘Gran Dimisión’, un fenómeno que está
generando las renuncias voluntarias de millones de trabajadores a sus empleos, la atracción y
retención del talento se convierte en uno de los retos del management. Se trata de una gestión de
los recursos humanos que debe estar caracterizada por la inteligencia emocional para poder
conectar y empatizar con los empleados y así lograr que exploten todo su potencial dentro de la
compañía.
Por un lado, las habilidades técnicas asociadas al management siguen siendo esenciales para
ejercer las funciones de la gestión empresarial con solvencia. En concreto, necesitarás
conocimientos sólidos sobre gestión estratégica, financiera y de recursos humanos.
No obstante, a estas últimas se suman las habilidades blandas, o soft skills, para poder actuar con
eficacia en el contexto actual. Y es que, además de ese ‘know how’, si no cuentas con las
capacidades para interactuar con los empleados, los superiores y el resto de miembros de grupos
de interés, no podrás alcanzar la excelencia como gerente. En este sentido, la capacidad de
resolución de conflictos, las habilidades de negociación y comunicación, la toma de decisiones, la
inteligencia emocional, la creatividad, la adaptabilidad o el liderazgo son factores imprescindibles
del management.
Junto a esto, también debes incorporar un tercer bloque de competencias: las habilidades
conceptuales. Se trata de aquellas destrezas que te permiten entender la organización desde un
punto de vista holístico. Dada la complejidad del entorno, necesitarás disponer de la capacidad
para analizar la situación desde múltiples perspectivas, anticiparte a los problemas, buscar
soluciones y aprovechar las oportunidades de negocio.
Como puedes ver, la gestión empresarial es una actividad muy exigente y de alta responsabilidad.
Sin embargo, ser un buen manager no es algo innato, sino que se aprende de forma paulatina a
través de la experiencia y también mediante programas de capacitación específicos.
¿Cuáles son los pilares de la gestión empresarial?
Estructurar una gestión empresarial eficiente requiere la consideración de elementos clave. A
continuación, presentamos y explicamos cada uno:
Personas
Las personas son uno de los activos más importantes de la organización. Principalmente porque
su actuación es decisiva para que una empresa sea exitosa o fracase.
Una gestión de personal bien estructurada y ejecutada va de la mano con la productividad,
asiduidad, motivación y buen desempeño, por solo mencionar algunos puntos.
De hecho, debe considerar que los colaboradores representan a la marca ante los consumidores.
O sea, su reputación e imagen también se apoyan en la calidad de la atención al cliente y, por
ende, en el desempeño de los trabajadores que interactúan directamente con el público.
Por lo tanto, se ha convertido en una condición básica de supervivencia el ponerlos en el centro de
las decisiones estratégicas. Planifique acciones que apunten hacia su desarrollo, potencial
productivo y que fomenten su motivación.
Incluso, capacitar a la fuerza de trabajo es un factor crítico para la administración empresarial
efectiva, pero este es un tema que tocaremos en otro apartado.
Tecnología
La irrupción de nuevas tecnologías y el avance de la transformación digital en las organizaciones
tiene una robusta explicación: la competitividad.
Es un hecho que en el mercado hay cada vez más competencia. Por un lado, esto genera grandes
y rentables oportunidades de negocios. Por otro, enciende un aviso de alerta sobre la necesidad
de innovar y presentar nuevas soluciones a los consumidores.
En lo que concierne a la postura del público, la competencia entre los negocios ha estimulado que
los usuarios asuman un comportamiento de consumo más crítico, exigente, conectado y orientado
a la información.
De esta manera, alinear la empresa con las nuevas demandas del público en términos de
conectividad y comunicación, se ha convertido en una necesidad.
A pesar de que las demandas tecnológicas varían de acuerdo con el sector de la empresa, a
grandes rasgos, los recursos más efectivos son:
Sistema de planificación estratégica.
Software ERP -Enterprise Resource Planning.
Sistema CRM -Customer Relationship Management.
Almacenamiento en la nube.
Sistemas de gestión de gastos.
En suma, la tecnología cumple un papel de extrema importancia en el ámbito corporativo,
principalmente en términos de desarrollo de procesos y optimización de sus ingresos.
Planificación
Planificar es desarrollar un esquema con la intención de dirigir el alcance de un determinado
objetivo.
Ante esta perspectiva, poner en marcha una gestión empresarial eficiente exige que los gestores
respondan a 3 preguntas específicas:
¿Cuál es el punto de partida?
¿A dónde se quiere llegar?
¿Cómo se logrará?
Es decir, los líderes corporativos deben entender la situación actual de la empresa para establecer
objetivos de acuerdo con su panorama y sus posibilidades. También deben definir un plan de
acción que aumente la probabilidad de llegar al punto esperado.
Al pensar en estas respuestas, de pueden planificar las estrategias, técnicas y actividades de una
manera mucho más acertada y acorde con los recursos disponibles.
Procesos
Una administración de primera calidad también demanda la definición y el seguimiento de
procesos en todas las áreas del negocio.
En efecto, los procesos son indispensables para conocer el tiempo, la cantidad de recursos y las
etapas necesarias para culminar una determinada actividad que cumpla un reto específico.
En este sentido, estructurar los procesos correctamente exige la combinación de personal
capacitado para ponerlos en práctica, tecnología útil y acorde con las nuevas demandas del
mercado y una planificación dirigida por datos corporativos fiables y actualizados.
Por lo tanto, los 3 pilares anteriores inciden directamente en este cuarto factor clave de una
gestión empresarial eficiente y orientada a maximizar los resultados.
Datos e indicadores
Una vez que se llevan a cabo procesos para las diferentes actividades corporativas, es
indispensable que la empresa verifique la efectividad de sus acciones en lo que concierne a los
resultados y al alcance de los objetivos.
Esencialmente, conocer la eficiencia de las acciones permite que la empresa:
Reafirme sus acciones positivas.
Modifique los procedimientos que no ofrecen los resultados esperados.
Nuevamente, necesitamos hablar de las herramientas tecnológicas orientadas a la gestión
empresarial.
Cuando la empresa dispone de softwares de gestión integrativos, tanto los líderes como los
equipos de trabajo pueden acceder a los datos de interés de manera rápida. Así se optimiza la
toma de decisiones, la búsqueda de soluciones y la definición de medidas que orienten sus
próximos pasos.
La información disponible proporciona insights valiosos para guiar al gestor hacia la ratificación de
sus acciones o estrategias y orientarlo hacia una reformulación de los procedimientos, actividades
y/o sectores.
Conocidos en inglés como Key Performance Indicators (KPIs), los indicadores consisten en
importantes marcos de referencia, pues permiten:
Cuantificar la eficiencia de los procesos corporativos.
Identificar errores o problemas.
Definir prioridades.
Verificar el progreso y la continuidad de los procesos.
Indicar el mejor camino que se debe seguir.
Sin embargo, para obtener información útil que añada valor a las decisiones, es imprescindible
analizar los indicadores de acuerdo con un objetivo específico.
Por ejemplo, una empresa que comercializa insumos informáticos y quiera conocer la
productividad de cada colaborador, puede hacerlo calculando las ventas que hizo durante su
jornada de trabajo. Es decir:
Ventas por empleado = Número de ventas / horas trabajadas
Además de este indicador, podemos calcular la productividad considerando otros KPIs como:
Utilidad neta.
Satisfacción del cliente.
Liquidez corriente.
Ingreso por empleado.
En definitiva, los indicadores presentan información valiosa para las decisiones empresariales
porque toman como base datos sólidos y sumamente confiables.
Una empresa que lleva a cabo una gestión eficiente también debe poner atención en otros
indicadores como:
Eficiencia y eficacia.
Capacidad.
Rentabilidad.
Calidad.
Competitividad.
Valor.
Financieros.
Por lo general, los propios sistemas que almacenan datos, se encargan de generar indicadores de
acuerdo con las necesidades de la empresa y de los comandos del gestor.
Aumenta la productividad
Al planificar acciones de recursos humanos que son dirigidas a la maximización de los resultados,
considerando los datos duros y procedimientos de cada sector, se eleva el potencial productivo de
los equipos de trabajo.
Por ejemplo, estructurar un plantel por área, teniendo en cuenta sus necesidades específicas, el
departamento contará con fuerza de trabajo suficiente para llevar a cabo sus tareas. De esta
manera, se promueve un aumento en la productividad.
Identifica problemas
Cuando llevamos a cabo una gestión eficaz, podemos identificar fallas, errores o problemas en los
procedimientos internos. De este modo, se evitan situaciones críticas como una parada en la
producción por falta de insumos o de materia prima.
Más allá de mitigar las consecuencias potencialmente negativas en términos productivos, la
identificación de problemas con antelación contribuye a la economía de costos.
Para entenderlo, la probabilidad de incurrir en gastos expresivos de mantenimiento se reduce
considerablemente si actuamos ante una mínima inconsistencia durante el monitoreo del
funcionamiento de las máquinas.
Indica soluciones
Además de señalar posibles problemas que puedan afectar el cotidiano y los resultados del
negocio, gestionar la empresa siguiendo las mejores prácticas del sector permite encontrar
soluciones de excelencia. Pero, ¡atención! A menudo, la identificación de medidas eficientes ante
una situación específica no se limita al entorno corporativo.
Frente a este tipo de circunstancia, el líder debe observar atentamente a su entorno para
identificar los nuevos movimientos del mercado, principalmente en cuanto a necesidades y
expectativas del público objetivo. Se deben reconocer los factores macro que pueden interferir en
la decisión, como el panorama económico.
Optimiza la detección de nuevas oportunidades
Una gestión empresarial permite desarrollar una mirada holística e integrativa. Esto conlleva a la
identificación de oportunidades de negocio que probablemente pasarían desapercibidas.
De hecho, cuando conocemos datos confiables y fundamentamos las decisiones en información
actualizada y accesible, podemos encontrar brechas que fomenten el desarrollo del negocio como
la identificación de un nicho con gran potencial de crecimiento o de un público no atendido.
Por lo tanto, administrar la empresa con dedicación y absoluto conocimiento del segmento,
optimiza el potencial de mercado de una empresa.
Verificable
A través de la gestión empresarial hay una gran visibilidad de lo que están haciendo los equipos
de trabajo; por lo tanto, aumenta el seguimiento y control de las acciones enfocándose en los
objetivos. Además, se pueden verificar y medir los resultados obtenidos.
Eficiente y eficaz
Al ser una actividad que busca resultados y optimiza en todo momento los recursos materiales y
humanos, la gestión empresarial se caracteriza por ser una herramienta eficiente y eficaz, ya que
no solamente ve los resultados, sino cómo llegar a estos con los mejores procesos y hábitos en la
empresa.
Comunicativa
La comunicación es clave para la gestión empresarial. Es una característica que se valora y se
usa en todo momento como parte de su esencia. Es parte vital para generar entornos de trabajo
positivos.
Proactiva
La gestión empresarial implica tener iniciativa y estar en movimiento, esto es, adaptarse y
proponer para innovar. Por eso una de sus características más potentes es su proactividad.
Liderazgo
Sin liderazgo no hay gestión empresarial. Esta característica resume el sentido para aquellas
personas o equipos que se encargan de esta actividad. Recuerda que un directivo no siempre es
un líder, pero un líder siempre sabrá dirigir.
Impulsora
La gestión empresarial bien aplicada es un factor que impulsa los resultados positivos en todos los
niveles e interacciones de una compañía; así que se convierte en una fuente de inspiración interna
y externa.
2. Planificación
Este apartado se concentra en cómo se lograrán los objetivos y los recursos que los harán viables,
tanto financieros como humanos. Se establecerán plazos, financiamiento y estrategias para
alcanzar metas que puedan medirse. Así contarás con datos que sirvan de punto de partida y
sabrás en qué lugar se encuentra tu empresa, para plantear mejoras y cambiar escenarios.
3. Dirección
No puede haber gestión empresarial si no se cuenta con un apartado sólido en la dirección. Este
aspecto es el que ayuda a que un grupo de trabajadores pueda identificarse con las metas de la
empresa gracias a un liderazgo empático, que claramente conoce el camino que debe tomarse y
que tiene en cuenta a todos sus colaboradores.
4. Control
Cuando hablamos de control, nos referimos a la capacidad de coordinación y comunicación entre
equipos. Pero no solo se trata de dar indicaciones o dar seguimiento a la realización de las tareas,
sino también de analizar el desempeño. Así es como se pueden identificar fortalezas y
oportunidades para alinear metas alcanzables en el futuro, que saquen lo mejor del equipo con el
que se cuenta.
5. Manejo de personal
Crear un ambiente de trabajo sano es una cualidad básica de la gestión empresarial, pues permite
que la colaboración entre personas se lleve a cabo en armonía y sin competencias. La tranquilidad
dentro de la empresa se inicia con una gestión que tenga en cuenta las necesidades individuales y
colectivas de sus trabajadores, con la puerta abierta a sugerencias.
Aunque toda gestión empresarial cumple al menos con estas funciones que acabamos de
mencionar, cuando se trata de aplicarla no existe un modelo único o inamovible para todos los
proyectos. Sin embargo, sí podemos definir de qué se trata para que puedas tener una referencia
y crear un modelo que se ajuste a tu empresa.
¿Qué es un modelo de gestión empresarial?
Un modelo de gestión empresarial es una representación teórica de cómo se organiza y administra
una empresa, desde las actividades y responsabilidades de todos sus colaboradores (como la
distribución de las áreas y departamentos, los objetivos que deben cumplirse en cada uno de ellos
y su funcionamiento) hasta el establecimiento de los presupuestos del área de ventas y de los
demás departamentos.
Contempla todo lo que tiene que ver con financiamiento, recursos humanos, logística, servicios,
estrategias de marketing, etc. Además, un modelo de gestión empresarial ayuda a que cada
empresa tenga su propio sistema de organización, aun cuando no sea exactamente igual al
modelo que tomó como referencia. Es el primer paso que debe completarse antes de tener la
versión final de una estructura de un plan de negocios.
3. Modelo de cooperativas
Se forma un grupo de miembros de una comunidad empresarial para que sean ellos quienes
realicen la gestión empresarial y velen por el interés común.
4. Modelo de franquicias
En este caso, una empresa permite que otras personas o empresarios repliquen su modelo de
negocio al ceder derechos por una cuota.
2. Empatía
Aunque se menciona como una soft skill, la empatía no tiene nada de suave, pues se necesita
fuerza de carácter para crear una conexión humana con otras personas, especialmente si no
comparten todos nuestros intereses o visión del mundo. Sin embargo, dentro de una empresa
colaboramos con gente muy distinta a nosotros, por lo que es básico que ejercitemos la capacidad
de empatía, que en ocasiones olvidamos en casa antes de salir.
3. Confianza
Si los colaboradores confían en sus compañeros, sin importar el puesto que tengan, transmitirán
esta seguridad a los clientes. Y no nos referimos solo al momento de apoyarse en un compañero
para realizar una tarea, sino también a la forma en que los directivos delegan responsabilidades,
creen en la capacidad de los trabajadores y demuestran que la labor que se realiza en la empresa
beneficia a todo su equipo.
4. Calidad
Al mismo tiempo, si se cuenta con los primeros valores será más sencillo que todos aporten su
mayor esfuerzo para cumplir con estándares que satisfagan a los clientes a los que va dirigido el
producto o el servicio. Por supuesto, también gracias a que se cuenta con las herramientas
óptimas para alcanzar esta meta.
5. Pasión
Sin importar el sector, una empresa comienza gracias a una idea que nació por una pasión: por el
buen servicio, por la creatividad en la publicidad, por la música, por la comida, por lo que sea. Esta
no puede desaparecer, ni siquiera por los trámites o los procesos menos divertidos que establecen
una rutina. Una vez que la pasión sea parte del equipo ayudará a mantener la visión en las metas.
6. Innovación
La capacidad de cambio y su adaptación a nuevas formas de trabajar y las ganas de no dormirse
en los laureles, sumadas a una actitud receptiva a los cambios que ocurren fuera, son un valor
clave en la gestión empresarial. Asumir que todo seguirá igual es prepararse para la catástrofe, y
no hay mejor indicador de una buena administración que una que está en constante cambio,
preparándose para aprender siempre.
2. Establece presupuestos
Los recursos financieros deben repartirse entre las tareas y las necesidades de cada área para
cumplir con sus objetivos. Analizar cómo se utiliza y qué resultados genera también te ayudará a
conocer mejor la eficiencia de los gastos y las estrategias implementadas; esto lo lograrás solo si
has establecido todos los tipos de presupuestos de antemano.