Camara Civil - Sala L
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Expte. n° 25.886/2017
“M R F y otro c/ Centro de Fertilidad de Buenos Aires S.A. y otros
s/ daños y perjuicios”
(juzg. 101)
III. La sentencia
El magistrado de la instancia anterior, como lo dije en el
considerando I, rechazó la pretensión, puesto que, a juicio del Dr.
Verdaguer, los accionados no tenían la obligación de realizar el
estudio genético cuya omisión fundó el reclamo del Sr. M y de la Sra.
F, a la vez que cumplieron acabadamente con su deber de brindar
Veamos:
1. Marco normativo
Como es sabido, la doctrina y la jurisprudencia son
absolutamente uniformes (y así lo recoge el nuevo Código Civil y
Comercial de la Nación en sus arts. 1716 y siguientes) en el sentido de
que la configuración del fenómeno resarcitorio requiere la
verificación de cuatro elementos fundamentales: la antijuridicidad, el
daño resarcible, la relación causal entre este último y la acción que se
reputa contraria a derecho, y la calificación de esa conducta a través
de un factor (subjetivo u objetivo) de atribución de la responsabilidad
civil.
En cuanto al nexo de causalidad, corresponde recordar que
jerarquizada doctrina lo ha definido como el enlace o el vínculo que
se presenta entre un hecho antecedente (que sirve de causa) y un
resultado consecuente que, en el ámbito de la responsabilidad civil,
siempre es un daño. De modo uniforme se admite entre los juristas
que, para que deba responderse por un daño, es necesario que éste
haya sido “causado”, mediante acción u omisión, por su autor. A ello
alude también, en diversos preceptos, nuestro Código Civil, cuando
establece que el daño indemnizable es el que se “causare” o se
hubiese “causado” u “ocasionado” a otro (artículos 1068, 1074, 1109,
1111, 1113, 1114 y concs., conf. Alterini-Ameal-López Cabana,
Derecho de Obligaciones Civiles y Comerciales, Abeledo Perrot, p.
248, n° 496; Bustamante Alsina, Teoría General de la
Responsabilidad Civil, p. 267, n° 580).
A su vez, en el contexto de las diversas teorías que se han
esbozado en materia de relación causal, ya desde el siglo XIX, nuestro
codificador había adoptado el parámetro de la “causalidad adecuada”
a la hora de ponderar la necesaria conexión que debe existir entre el
hecho ilícito y sus consecuencias dañosas. Es decir, se trata de
VII. Conclusión
Por todo lo expuesto, si mi voto fuera compartido, propongo al
Acuerdo confirmar la sentencia apelada en cuanto rechazó la demanda
que originó este proceso, con costas a los actores vencidos en virtud
del principio objetivo de la derrota (artículo 68, primera parte del
Código Procesal). ASÍ VOTO.-