3º Congreso Internacional de Tarot Chile 2019

-Ponencia No Presencial-

Tarot Al Desnudo
Las dimensiones de significado

Desde la antigüedad varios estudios han intentado adjudicar el origen de la

palabra Tarot y su significado a un montón de culturas, incluso también
apoderarse de su creación, de su funcionamiento y su definición; Y por eso, se
lo “disfraza” inmediatamente con un montón de otros estudios y prácticas
complejas como la cábala, la astrología, las sabidurías herméticas, arquetipos,
psicología, geometría sagrada, masonería, etc. que pueden tener algún tipo de
correspondencia, en mayor o menor medida, pero que siguen siendo
agregados de significados posteriores a lo que es básicamente el Tarot y su
primer concepción puramente lúdica. Por lo tanto, conforme más información
se busca y se le adjudica, conforme más adornos se le aplican, más puede
diluirse o desaparecer la esencia del Tarot.

¿Y si pudiéramos leer el Tarot desnudo de todos estos disfraces posteriores?

 TAROT AL DESNUDO | Gabriel Alejandro Lumière

¿Qué es el Tarot?

Para acceder a las diferentes dimensiones desde las cuales se construye el

significado de una carta o de una lectura del Tarot, primero me parece
necesario e importante definir qué es el Tarot, sin todos esos disfraces que se
le han ido poniendo a lo largo de la historia; entonces, saliéndonos de los
símbolos que cada quien le puede adjudicar a una baraja de Tarot impresa,
siempre me gustó pensar en que no es más que "trozos de cartón con
imágenes plasmadas". Algo que se podría aproximar a la definición más básica
de Tarot es: conjunto de imágenes enmarcadas, organizadas
generalmente con un sistema léxico-numérico, plasmadas sobre algún
tipo de soporte que permite la mezcla y la reorganización de las mismas.

¿Cuál es el origen del Tarot?

El origen de este conjunto de imágenes tiene raíces en antiguos juegos árabes

y chinos, donde aparentemente ya existían los hoy conocidos como arcanos
menores, o palos (oros, bastos, copas y espadas), por lo que podemos decir
que los arcanos menores o palos, son los que dieron origen a lo que luego
pasó a llamarse Tarot. Las cartas más antiguas que sobreviven son las del
llamado Tarot Cary-Yale (o Tarot Visconti-Modrone), que fue creado en 1442-
1447 por un pintor anónimo para los Visconti-Sforza, la familia dominante de
Milán; aunque no es posible precisar cuando los triunfos o arcanos mayores
comenzaron a existir, y si es que existieron antes de esta baraja.
Parece que los motivos específicos por los cuales fueron añadidos los "triunfos"
a la estructura del mazo corriente de cuatro palos de 14 cartas, eran
ideológicos, buscaban constituir un sistema particular de enviar mensajes de
diferente contenido; los primeros ejemplos conocidos exhiben
ideas filosóficas, sociales, poéticas, astronómicas y heráldicas.
Sin embargo, el origen de los juegos orientales en los cuales nace el Tarot,
tienen un uso plenamente lúdico. Los usos adivinatorios fueron apareciendo
décadas después, y los estudios que relacionan la baraja de Tarot con otro tipo
de disciplinas es bastante más posterior: uno de los ejemplos más claros está
en relacionar al Tarot con el libro de Thot. Ambos tienen orígenes diferentes: el
libro de Thot es un texto del antiguo Egipto perteneciente al s.II, mientras que el
origen del Tarot se aproxima alrededor del s. XIV en Italia. A penas en el s.
XVIII, en el año 1788, Jean-Baptiste Alliette, más conocido por su seudónimo
Etteilla, quien propuso nuevas formas de lecturas del tarot, formó Sociedad de
Intérpretes del Libro de Thot, con el fin de profundizar en sus estudios sobre
tarot. En 1790 produjo una baraja de cartas para la adivinación que
sincretizaba sus ideas con las viejas formas de la cartomancia francesa, en la
que fue la primera baraja diseñada para su uso en ocultismo. Y es por eso que
muchas personas creen que el origen del Tarot está en el libro de Thot, pero en
realidad nos encontramos con uno de los tantos disfraces que se le han puesto
a lo largo de la historia.
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¿Qué significa la palabra Tarot?

Aquí nos encontramos nuevamente con un montón de intentos de adentrarse

en el significado de la palabra Tarot:
del egipcio “ Ta ” que significa “ camino ” y “ro” o “ ros ”, que significa “ real ”, o
sea “ camino para reyes ” o “ camino del rey ”.
Taor: en antiguo egipcio significa “ Taur ”, Dios de la oscuridad.
Ator: en antiguo egipico significa Venus o la gran madre.
Taro: en antiguo egipcio significa Que hace girar.
Torah: en hebreo significa la Ley.
Throa: que en hebreo significa La Puerta.
Orat: que en latín significa El Hombre que reza.
Rota: que en latín significa Lo que habla o La rueda de la vida y de la muerte.
La diosa “Ashtaroth” ( As-ta-roth ), sería la misma que “Inda-Tartar” ( Tan-Tara )
o zodíaco.
Si bien estos sonidos pueden llegar a tener una significación más o menos
conectada, o se pueden hacer más o menos relaciones, los archivos históricos
nos hablan de que la palabra tarot proviene del italiano “Tarocco” cuyo plural el
“Tarocchi”, y el origen del mismo es desconocido. Pero quizás podría venir del
árabe “tarahá”, que tiene un significado muy amplio, entre ellos: el rechazo, el
que se dejó de lado. Lo que más me llamó la atención fue la palabra italiana
que surge a partir de la palabra Tarocco, que es “taroccare” que significa
falsificar, o “tarocatto”, falso. Lo relaciono con todos los juegos de cartas o de
azar donde se tiene que “falsificar” la identidad, o la verdad sobre las cartas
que se tiene. Lo interesante de este recorrido, es que en si, la palabra “Tarot”
no significa nada, o tal vez signifique todo esto.

Desnudando al Tarot

Cuando empezamos a desnudar el tarot de los trajes o las identidades falsas

que se le han puesto a lo largo de la historia, comenzamos a descubrir que
ciertas corrientes de estudios o de lectura, se centran en sólo una o dos
dimensiones de significado, o incluso en estas dimensiones que fueron
agregadas al Tarot mucho tiempo después, y que se las toma como válidas
debido a los años que esas corrientes se fueron expandiendo y sosteniendo.
Pero la verdad es que por más que estos sistemas agregados funcionen o se
correspondan con muchos elementos que aparecen en la baraja, varios
argumentos comienzan a caerse frente a los archivos históricos o frente a
ciertas investigaciones.
Presentar el Tarot desnudo, tenía como objetivo encontrar un camino que sea
útil incluso para los escépticos más escépticos, sin necesidad de introducirles
en otras disciplinas místicas, dogmas o creencias que rechazaran. Presentar el
Tarot al desnudo es descubrir que sin adornos ni agregados, incluso sin
profundizar demasiado en la historia y en el origen, la baraja nos brinda
múltiples dimensiones de significado que nos van permitiendo ampliar cada vez
más la lectura e interpretación; y con esto, ampliar nuestra capacidad
asociativa, la reflexión, la creatividad, la observación, la memoria, el
pensamiento crítico, etc.
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Claro está que en todos los casos es mucho más fácil y simple para la mente,
adoptar un solo método, una sola mirada o una sola concepción de las cartas,
o incluso aprender Tarot con barajas simplificadas, decoradas o interpretadas
mucho tiempo después a su origen, sin verdaderamente cuestionar ni dudar de
ello; de aquí que aparecen muchas formas de leer Tarot demasiado rígidas o
con significados fijos y pobres de las cartas, cuando en realidad, las
dimensiones que conviven en esta interpretación del Tarot al desnudo son
múltiples y muy ricas. El objetivo de esta investigación es demostrar y
ejemplificar, que el Tarot al desnudo puede ofrecernos profundas capas de
significado tanto en su estudio como en su interpretación.

La Dimensión Abstracta: Los números

Que sea una dimensión abstracta, significa que resulta difícil de entender por
tener el carácter esquemático y poco concreto. Al momento de adentrarse en el
porqué de la existencia de los números en la baraja del tarot para su lectura, y
quitándole por supuesto, el traje de la numerología (Estudio del significado
oculto de los números y práctica de la adivinación asignando un número a cada
letra del alfabeto y un significado especial a cada número), tenemos que
encontrar una forma de darle un significado útil. Dando por hecho de que, si
estás leyendo estas páginas, también sabes contar, podemos descubrir que las
cartas de un Tarot de Marsella tradicional están numeradas del 1 al 21, 40
cartas que se ordenan en 4 grupos que llevan la misma secuencia del 1 al 10, y
17 cartas sin número, correspondiente a los reyes, las reinas, las sotas, los
caballeros y por supuesto, el loco.
Evidentemente aquí comienzan a aparecer una serie de significados que
surgen a partir de la reflexión de esta dimensión abstracta, por ejemplo:
evidentemente si hay 4 secuencias que van del 1 al 10, y una sola secuencia
que va del 1 al 21, esta ultima tiene que ser diferente a las otras 4. Además,
contiene más cartas, es decir, es una secuencia más larga, más grande, más
pesada, contiene más personajes. Casualmente esta primera secuencia se las
llama “arcanos mayores” o “triunfos” y a las otras “arcanos menores” o “palos”.
Aquí las secuencias no muestran un nivel de complejidad o de recorrido: más
largo, y más corto.
Otra cosa que podemos reflexionar es que, si hay 4 secuencias del 1 al 10,
esta debe pretender mostrarnos algo que sucede comúnmente allí, dentro de
10 espacios, dentro de 10 números. Que además si tomamos un palo para
analizar, veremos que en la carta 1, veremos un solo elemento; en la carta 2,
dos elementos. Y así hasta llegar al 10. Esta secuencia también nos habla de
cantidad. Cuanto más elevado el número, más cantidad de ese elemento. No
es lo mismo tener un oro, a tener 10. Entonces tal vez nos hable de algo que se
acumula, o que se atraviesa, como si fueran escalones o pasos para alcanzar
algo. Nos puede hablar de niveles, o incluso de ciclos. Si es una secuencia de
pasos o escalones, también me habla de un orden: el uno va antes que el dos,
y luego sigue el 3; hay una continuidad lógica. Y también si observamos
barajas de Marsella antiguas, veremos una particularidad en los números
romanos: que el 4, el 9, el 14 y el 19 se escriben IIII, VIIII, XIII, XVIIII en vez de
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la escritura clásica o correcta que sería IV, IX, XIV, XIX. Parece que esa forma
nos indicara que los pasos siempre se suman y nunca se restan, es decir, que
la secuencia nunca retrocede.
Adentrándonos ya en ofrecer un significado a los números por separado, lo que
se me ocurre pensar siempre es, en dónde o cómo sucede “ese” numero en mi
vida o en la naturaleza: si yo digo “uno”, ¿qué hay solo uno en mí? Solo un
ombligo. Y en la naturaleza, ¿qué hay solo uno? Un universo. Entonces, ese
número 1 comienza a adquirir una dimensión más comprensible y menos
abstracta: único, unidad, soledad, inicio, etc.

La Dimensión Óptica: La imagen

Lo que vemos, no es lo mismo que lo que creemos que vemos. Esta es la

dimensión por la cual la mayoría de las personas se queda enganchada al
Tarot: las imágenes. En primer lugar, tenemos que entender que la naturaleza
de la mente es generar pensamientos de manera automática sin parar,
estemos atentos a ello o no. En este continuo desfile de ideas, la mente
racional necesita ponerle palabras, en forma de "etiquetas" a todo lo que
percibe para poder convivir con el entorno y relacionarse eficazmente con él, y
este proceso de etiquetado también se hace automáticamente, y nace de los
contenidos aprendidos previamente. Por ejemplo: Un individuo, necesita
reconocer que esa extensión de concreto gris sobre el suelo lleva la etiqueta de
“carretera”, para también saber que esa especie de robot mecánico en el que
se encuentra sentado, y que lleva cuatro ruedas es un “automóvil” y esa
carretera tiene unos límites, unas reglas de funcionamiento que además de ser
aprendidas, estarán señalizadas para poder viajar adecuadamente y no perder
la vida en el intento; y también convivir de manera correcta con los elementos
que se crucen o que transiten sobre esa misma carretera. Este etiquetado
sucede de manera casi instantánea, en el momento en que el individuo ve la
carretera y el automóvil. Pero lo mismo sucedería si esa persona observa una
imagen de una carretera y un automóvil en una revista: aparecerían las mismas
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etiquetas, o definiciones, siendo la mente la que necesita comprender lo que

está viendo. O incluso, si escucha una historia de otra persona, que habla
sobre una carretera y un automóvil, la mente se encargará de ordenar esos
conceptos y además generar una serie de imágenes mentales de cómo eso
resultaría plasmado en la realidad. En una lectura de Tarot, este es el primer
elemento que se encarga de comenzar la magia, y lo que hace la mente en el
momento en que la persona ve a esta serie de imágenes en forma de cartas
obtenida de manera azarosa, es darle a éstas un orden, una definición, un
nombre, y una serie bastante compleja y personal de elementos, que da como
resultado la interpretación bajo un esquema que pueda comprender; aquí es
cómo se explica que una misma serie de imágenes puede construir un
significado totalmente diferente para distintas personas. Esto también sucede
con la interpretación de una obra de arte. Pero el gran desafío frente a esta
dimensión óptica, primero es describir qué ves,
para luego decidir qué crees eso que ves
significa: son cosas distintas. Por ejemplo: si ves
la imagen de una balanza, no estás viendo la
balanza, sino una imagen de ella. Si ponemos un
ejemplo con alguna carta del Tarot, podríamos
tomar la carta de La Fuerza, que en el Tarot de
Marsella es la carta XI, y se puede ver una
imagen antropomorfa, con características
femeninas, y una imagen zoomorfa, es decir, un
animal. Cuando en las clases de Tarot, pregunto
qué animal tiene La Fuerza, me dicen “un león,
un perro, un felino, un oso, un lobo”, etc. y la
verdad es que todas son correctas, o ninguna. Es
la representación de un animal, y depende qué
animal veo o qué animal adjudico, cambia el
significado interpretativo de la carta. Allí es donde
la dimensión óptica, se relaciona con la
dimensión simbólica.

Otro ejemplo es comparar los arcanos menores del Tarot de Marsella, con el
Tarot Rider White: aquí la dimensión óptica cobra una importancia que genera
entre ambos un abismo interpretativo. Si tomamos como referencia al diez de
espadas, que en cualquier Tarot de Marsella se lo representa por 8 espadas
curvas en forma de óvalo y dos espadas rectas que se cruzan en el centro, en
el Rider White, vemos a un hombre muerto, atravesado por 10 espadas en la
espalda. Mientras el Marsella nos da una imagen bastante más neutra, el Rider
White, nos dirige la interpretación a un sitio bastante concreto. Si bien, a la hora
de estudiar o leer el Tarot, es mucho más fácil para la mente, comprender una
imagen tan directa y tan concreta, limita y recorta todos los otros significados
posibles de la carta, y por lo tanto, de una lectura. El Tarot de Marsella de
alguna manera, te obliga de a salirte de la zona de confort, a abandonar
pensamientos automáticos que devuelven interpretaciones de tarot fijas o
cerradas.
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La Dimensión Lingüística: El nombre, la palabra

La dimensión lingüística del Tarot, está estrechamente relacionada con el

estudio del signo lingüístico desarrollados por Saussure y Pierce. Pero claro, si
el Tarot es un conjunto de imágenes, ¿por qué hablamos de lo lingüístico?
Justamente por esto explicado anteriormente, esta naturaleza de la mente de
etiquetar con palabras automáticamente lo observado: al ver una carta, los
pensamientos surgen en la mente como palabras. Y porque además, las
imágenes del tarot llevan nombres (etiquetas): ¿qué pasaría si el arcano VIII
del Tarot de Marsella, La Justicia, se llamaría “Fuerza”?.
Para Saussure, “el signo es una entidad psíquica que une dos términos: un
concepto (significado) y una imagen acústica (significante)”; y distingue al signo
del símbolo por el grado de arbitrariedad: el signo se distingue por tener cierta
continuidad asociativa entre significado y significante, es decir que existe entre
ellos un cierto lazo natural, visible o imaginable que lo caracteriza como
icónico. Un ejemplo podría ser, al ver la carta de La Justicia del Tarot de
Marsella, con su balanza (significante), y asociar a ella la idea de equilibrio,
equidad, igualdad (significado) estamos frente a un signo, por la estrecha
relación de la balanza y su uso en la realidad. Sin embargo, si esta balanza nos
remonta a la interpretación de la justicia como “principio moral que inclina a
obrar y juzgar respetando la verdad y dando a cada uno lo que le corresponde”,
estamos hablando de un símbolo, por su arbitrariedad. Casi como relacionar la
paz con una paloma blanca; esta asociación carece de este lazo natural, por lo
tanto, estamos frente a otro símbolo. Para Pierce, “el signo es algo que está
para alguien en lugar de otra cosa, su objeto, en alguno de sus aspectos”, es
decir, un signo es una interpretación mental a través de la cual alguien puede
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conocer los objetos de la realidad; es decir se centra en el modo en el que una

persona conoce su realidad. Entonces manteniendo el ejemplo de
La Justicia, según Pierce, esta balanza puede representar lo antes
mencionado, pero también la relación que esa persona
puede tener con esa balanza en su realidad: tal vez
recordarle a su madre que trabajaba en una verdulería y
utilizaba esa balanza para pesar. Con esto, demostramos
que es muy importante en el estudio del Tarot, la
dimensión lingüística, es decir, el momento en el que se
nombra la carta de una u otra forma. Aquí podemos poner
como ejemplo uno de los Tarot que tiene un importante
desarrollo lingüístico, sobre todo, en los arcanos menores:
el Tarot de Thot, por Aleister Crowley: siguiendo el
ejemplo del diez de espadas utilizado anteriormente, en
esta baraja, la carta se lleva explícitamente el nombre
“Ruina”. Si bien la dimensión óptica de esa carta es
bastante neutra, o maneja ciertos niveles de abstracción,
la palabra “Ruina” aplana y recorta todos los significados que se encuentran
por fuera de lo que ese nombre signifique para quien lo interprete, y por lo
tanto, se transforma en una limitación a la hora de interpretar.

La dimensión simbólica: descubriendo los paisajes interiores.

Además de mencionar la tendencia natural y automática de nuestra mente a

etiquetarlo todo, sumado a esta pequeña aproximación sobre el funcionamiento
de un signo lingüístico, podemos unir todo esto a las corrientes del
psicoanálisis que hablan del funcionamiento de la psique desde una
perspectiva compartida, donde la mezcla de los signos y los símbolos activan o
desactivan ciertos mecanismos psíquicos, tanto conscientes como
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inconscientes, que pueden determinar o influir sobre la personalidad de un ser

humano, y de su forma de actuar en el mundo. De allí es que nace otra de las
formas de utilizar el tarot, con un sentido más relacionado a la evolución
personal. Este segundo elemento que acciona la magia del tarot, tiene que ver
con la construcción del significado de esa lectura, y que sucede
inmediatamente luego de que el/la consultante realiza el "etiquetado
automático" de lo que percibe, y está relacionado con lo que Carl G.Jung
denominó, la construcción del arquetipo, refiriéndose a «una tendencia innata a
generar imágenes con intensa carga emocional que expresan la primacía
relacional de la vida humana». Es decir, que una vez que la mente "etiquetó"
primero las imágenes y la interpretación de ellas de manera automática, luego
construye una nueva imagen a la que le asocia una carga emocional, producto
de la herencia y la experiencia de esa persona en particular. Frente a este
funcionamiento es donde aparece "la sorpresa" cuando el/la consultante
reconoce que esa lectura de Tarot verdaderamente está hablando de "su vida".
Dentro de este marco, me llamó enormemente la atención la relación de
sonidos entre arcano (como se denomina tradicionalmente a las imágenes
enmarcadas del tarot) y arquetipo. La palabra arcano significa llave o secreto,
(haciendo tal vez alusión a todo este mundo inabarcable de “secretos” ocultos
en las imágenes del tarot) mientras que arquetipo significa patrón ejemplar del
cual otros objetos, ideas o conceptos se derivan. Es el modelo perfecto. Lo
interesante es descubrir la familiaridad en la raíz etimológica que comparten en
el sonido antes mencionado, proveniente del griego αρχή, arjé, ‘fuente’,
‘principio’ u ‘origen’: Arcano y arquetipo entonces podrían converger en el punto
en que se transforman en “fuente” u “origen” de una nueva información que
surge en una lectura de Tarot.

Para explicar todas estas interrelaciones conceptuales, paso a ejemplificar con

esta anécdota: En un evento que realicé bajo el ciclo “Encuentros para
Reflexionarte” donde propongo una invitación a la reflexión sobre ser
consciente de la propia consciencia, realizamos con quienes participan,
interesantes dinámicas donde el Tarot suele ser el protagonista.
En una lectura realizada a una mujer que preguntó
abiertamente, se ha puesto de manifiesto este
entrecruzamiento conceptual. Su pregunta fue por el amor,
temática muy abordada en una consulta de Tarot desde el
inicio de los tiempos: ¿por qué no aparece el hombre ideal?
Si apelamos a la lógica del psicoanálisis, la respuesta
inmediata construida en la mente de la analista podría haber
sido “porque no existe”. Entonces empezaríamos a
descubrir “ideal para qué o para quién”, y un extenso
desarrollo de etcéteras. Pero lo primero que hice fue
evidenciar que, ante esa pregunta por el amor, ella había
elegido azarosamente después de barajar las cartas, el
arcano VI del Tarot de Marsella: El Enamorado. ¡Qué
casualidad! Entonces tomé la carta en tamaño A3, y pedí al
público que me contara lo que estaban viendo: “Un hombre
entre dos mujeres”, “allí no hay nadie enamorado”, “el mito
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de Eros”, “un hombre pidiéndole la de una mujer ante su madre”, etc. Fue muy
interesante y divertido ver sus caras al comentarles que todas las anteriores
respuestas son correctas, como si de un juego de verdadero o falso se tratara.
Cada interpretación encerraba lo que Pierce teoriza, la forma en como una
persona conoce su realidad, y todo lo que encierra al arquetipo de “el
enamorado” y lo que Jung explica sobre la carga emocional de las imágenes
que creamos. Y esto me ha sucedido cada vez, y sin excepciones, que trabajo
con el Tarot en grupos. Volviendo a la pregunta de la muchacha, lo más
impactante fue cuando le pedí a ella que me contara lo que estaba viendo: su
respuesta fue que veía a un hombre disputado por dos mujeres; entonces le
pregunté si le solía suceder que los hombres que conocía o que le interesaban
ya estaban en pareja, o su atención estaba puesta en otra mujer además de
ella, y me respondió que sí, que luego el hombre no podía elegir entre las dos.
Pero aún fui más allá y le pregunté si esa historia no podría haber sido
observada o aprendida en su ámbito familiar, y allí es cuando comenta la
historia de cuando descubre la doble vida de su padre, que tenía otra mujer
además de su madre, y que este hombre no podía elegir entre las dos. Más allá
de la relación de esta historia con su pregunta inicial sobre la aparición de un
supuesto hombre ideal, lo que ella estaba viendo, era una imagen proveniente
de sus experiencias, de sus aprendizajes, de la fuerte carga emocional y del
contacto con su realidad única y particular. “Cuando coloques tu universo
dentro del Tarot, podrás comprenderlo”.

Menos Es Más

A modo de conclusión, hago válida en este contexto la premisa “menos es

más”, haciendo referencia a que con estas primeras cuatro dimensiones de
significado que nos ofrece el Tarot al desnudo, se puede obtener un gran
abanico de interpretaciones y de lecturas, y si se quiere, una apertura aún más
grande a la mirada analítica, al pensamiento crítico, a la reflexión, a la
creatividad y a la expansión de la consciencia. El Tarot de Marsella es un gran
catalizador de procesos varios, que nos ubica, por su naturaleza, fuera del
pensamiento automatizado de la vida cotidiana, y nos sumerge en un profundo
pensamiento filosófico. No es necesario disfrazar el Tarot de otras cosas
simplemente por intentar comprender cosas que quizá ni siquiera fueron
pensadas en el origen de la baraja. Demasiado complejos son los
funcionamientos de estas dimensiones como para adjudicarle estudios aún
más complejos. Siempre recomiendo a mis estudiantes comenzar a estudiar el
Tarot sin leer libros sobre él, sin estudiar manuales, simplemente accediendo a
lo que hay, a lo que tienes y a todo lo que has aprendido. Si realmente este
estudio de ti mismo a través del Tarot es profundo, no hace falta más, porque
las correspondencias con otros mundos, como son la astrología, la cábala y
otros sistemas, comenzarás a comprenderlas de manera progresiva y natural.
La verdadera magia del Tarot puede descubrirse a medida que
descubrimos que los mágicos somos nosotros, los seres humanos.
 TAROT AL DESNUDO | Gabriel Alejandro Lumière

Autor: Gabriel Alejandro Lumière

(Gabriel Alejandro Kinder Meder), nacido en Darregueira, Provincia de Buenos
Aries, Argentina. Proveniente de una familia supersticiosa, con un abuelo
curandero y un padre que curaba a través de la palabra, se embarcó en el
estudio de la Licenciatura en Bellas Artes en la Universidad Nacional de La
Plata. Mientras estudiaba artes, descubrió el poder transformador de lo
artístico, por lo que comenzó a adentrarse en el mundo simbólico del Tarot de
Marsella, y las profundidades del inconsciente a través de la Psicogenealogía,
el Psicoanálisis y la sabiduría ancestral.
Artista multifacético, investigador, conferenciante y profesor, ha recorrido
Argentina, Perú, Chile, Bolivia y España para enriquecer sus experiencias y
aprendizajes.
Fue colaborador y actor en el PsicoTeatroMágico, un evento teatral donde se
escenifican conceptos del Tarot. Y participó como columnista en el programa
de radio LETERCERMONDE, de RadioNauta, donde el Tarot era el
protagonista. Escribió para Revista el Pasajero y para Plano Sin Fin artículos
relacionados con el Tarot, la consciencia y la evolución, y entrevistó a varias
personalidades destacadas. Ponente no presencial del 8vo Congreso de Tarot
de Barcelona, Actualmente se encuentra brindando consultas personales,
talleres y conferencias por todo el mundo.

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