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SL1127 2020

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DOLLY AMPARO CAGUASANGO VILLOTA

Magistrada ponente

SL1127-2020
Radicación n.° 71528
Acta 11

Estudiado, discutido y aprobado en sala virtual

Bogotá, D. C., veinte (20) de abril de dos mil veinte


(2020).

La Corte decide el recurso de casación interpuesto por


EUGENIO ARTURO AMADOR RAMÍREZ, contra la
sentencia proferida por la Sala Laboral del Tribunal Superior
del Distrito Judicial de Medellín, el 18 de febrero de 2015, en
el proceso ordinario laboral que instauró contra
CRISTALERÍA PELDAR S.A.

I. ANTECEDENTES

Eugenio Arturo Amador Ramírez a través del escrito


inicial, la subsanación y la reforma a la demanda, llamó a
juicio a la Cristalería Peldar S.A., con el fin de que se declare
la terminación sin justa causa de la relación laboral a partir

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del 3 de octubre de 2011 y, en consecuencia, se tenga como


nulo o ineficaz el despido; se ordene su reinstalación al
mismo oficio en igual o mejores condiciones; se condene al
pago indexado de los salarios causados y adeudados desde
el 3 de octubre de 2011 y hasta la reinstalación efectiva,
junto con las prestaciones de cesantías, intereses sobre las
cesantías, prima semestral, vacaciones, remuneraciones
pactada convencionalmente como prima de vacaciones, de
antigüedad, de junio, de navidad y los aportes a seguridad
social.

Adicionalmente, solicitó que se declare que la empresa


demandada adeuda desde el 2003 el salario en especie
pactado en el contrato de trabajo y, en consecuencia, se
ordene su pago y se reconozcan los efectos establecidos en la
convención colectiva, y en subsidio de esta, que el salario en
especie tiene los efectos de salario determinados en la ley.

Sumado a lo anterior, pidió la reliquidación de


cesantías, vacaciones, antigüedad e intereses a las cesantías,
«debidamente doblado» y los aportes pensionales desde
agosto de 2003 con base en el salario en especie adeudado,
así como el pago de la sanción del artículo 99 de la Ley 50 de
1990.

Subsidiariamente, solicitó el pago indexado de la


indemnización convencional, la «indemnización moratoria del
articulo 65 C.S.T.» desde el 4 de octubre de 2011 debido a la
no cancelación del salario en especie, «la indemnización por
mora en los términos del artículo 29 de la ley 789 de 2003», y

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el reajuste de la indemnización legal indexada, teniendo en


cuenta el salario que se pruebe en el proceso. Como segunda
pretensión subsidiaria pidió que se determine que los
auxilios, servicios y beneficios que recibió constituyen salario
en especie y, por ende, deben incluirse como factor o
elemento de salario; que la prima de vacaciones y
antigüedad, junio y navidad son elementos o factor de salario
y, en consecuencia, se ordene reajustar la indemnización por
despido injusto, la liquidación y pago de prestaciones.

Fundamentó sus peticiones en que el 7 de marzo de


1988 celebró un contrato de trabajo a término indefinido con
la empresa Conalvidrios S.A. y durante su ejecución, la
empresa Cristalería Peldar S.A. compró la mayoría de las
acciones de aquella para ser, más tarde, un grupo
empresarial conformado por estas dos empresas, junto con
la Industria de Materias Primas S.A., Cristal S.A. y Vidriería
Fenicia S.A.

En virtud de lo anterior, las empresas Cristalería Peldar


S.A. y Conalvidrios S.A. fungían como un mismo empleador
sobre el accionante. Afirmó que su relación laboral con
aquella existió desde el 7 de marzo de 1988 hasta el 3 de
octubre de 2011 y que el día 13 de agosto de 2003 suscribió
un «otrosi», en donde se estableció la fecha de inicio de la
relación para efecto de liquidar prestaciones e
indemnizaciones; que en dicha calenda suscribió un contrato
de trabajo en condiciones de abuso de poder por parte del
empleador pues el «presunto nuevo contrato» incorporó
elementos ilegales no discutidos.

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Expuso que el 4 de diciembre de 1993 su contrato fue


modificado en virtud del «acuerdo convencional de valoración
del salario en especie» para establecer en su favor el salario
en especie equivalente a $17.500 reflejado en alimentación y
otras prebendas; así mismo, en «en el numeral 6 del acuerdo
de salario en especie se estableció que la prima de vacaciones
y antigüedad, prima de junio y navidad, son elementos o
factores de salario». Adujo que el salario en especie fue
pagado de forma mensual hasta agosto de 2003 y desde ahí
se suspendió de forma unilateral, situación que se mantuvo
hasta la finalización del vínculo laboral.

Explicó que era beneficiario de la convención colectiva


en virtud de la ley, dado que el sindicato de industria era
mayoritario, y a pesar de haber sido obligado a firmar
documentos de renuncia a los beneficios convencionales,
disfrutó de todos ellos; además, precisó que la convención
colectiva dispuso expresamente la nulidad de toda renuncia
de los trabajadores a tales beneficios y si bien firmó un
documento en ese sentido, no obedeció a un acto espontáneo.

Afirmó que la empleadora de forma unilateral e ilegal


suspendió el pago del salario en especie desde agosto de 2003
y, por tanto, afectó la liquidación de los derechos laborales y
la cotización al sistema de seguridad social en pensiones,
faltando así a las obligaciones convencionales asumidas.

Aclaró tener derecho al salario en especie avaluado en


$300.000 mensuales, los servicios, auxilios y beneficios que

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la compañía reconoce a los trabajadores y los establecidos en


la convención colectiva.

Informó que la demandada le dio por terminado el


contrato de trabajo el 3 de octubre de 2011, con lo que
vulneró las obligaciones convencionales al omitir el proceso
disciplinario y ser despedido sin justa causa, por tanto, dicho
finiquito fue ineficaz, conforme al artículo 83 del acuerdo
convencional.

Arguyó que, por la falta de pago del salario en especie,


la base de liquidación de las prestaciones fue deficiente y, por
ende, se incurrió en mala fe y que al momento de la
terminación de la relación laboral recibió $135.803.521,01
por indemnización, la cual no corresponde al valor de la
convencional ni la legal (f.° 2 a 13, 787 y 883 a 890).

Al dar respuesta a la demanda, Cristalería Peldar S.A.


se opuso a las todas pretensiones y, en cuanto a los hechos,
manifestó ser cierta la modificación del contrato efectuado el
1 de marzo de 2000, lo relacionado con el acuerdo celebrado
el 13 de agosto de 2003, la terminación del contrato
aclarando que pagó la indemnización legal, la existencia del
sindicato de trabajadores de la industria Sintravidricol y el
procedimiento disciplinario especial acordado mediante
convención colectiva, pero precisó que no le era aplicable al
actor por no ser favorecido de dicho acuerdo, dado que
renunció a los beneficios extralegales y, por ende, no era
titular de las prestaciones allí acordadas. Frente a los
restantes dijo no ser ciertos o no tener tal calidad.

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Aclaró que el accionante estuvo vinculado mediante un


contrato de trabajo a término indefinido con la empresa
Conalvidrios el que finalizó el 12 de agosto de 2003 y que el
segundo contrato comenzó el 13 del mismo mes y año con
ella, acto jurídico en el que se estipuló que para efectos de
las prestaciones sociales e indemnizaciones se tendría como
fecha de inicio de la relación laboral el 7 de marzo de 1988.

En su defensa propuso las excepciones de pago, falta de


legitimación en la causa, ausencia de derecho sustantivo,
compensación y prescripción (f.° 822 a 831, 901 a 908).

II. SENTENCIA DE PRIMERA INSTANCIA

El Juzgado Laboral del Circuito de Envigado, al que


correspondió el trámite de la primera instancia, mediante
fallo del 30 de abril de 2013 (f.° 939), resolvió:

1°) ORDENA REAJUSTAR la indemnización en favor del señor


demandante en la suma de $88.343.930.33.

2°) SE ABSUELVE A CRISTALERÍA PELDAR S.A., de los restantes


cargos formulados en su contra.

3°) Costas a cago de CRISTALERÍA PELDAR S.A., se fijan como


agencias en derecho la suma de $15.018.468.15.

4°) PROCEDE LA INDEXACIÓN de la suma de $88.343.930.33 que


debe CRISTALERÍA PELDAR S.A. a favor de EUGENIO ARTURO
AMADOR RAMÍREZ, como reajuste a la indemnización por despido
injusto.

5°) Las EXCEPCIONES propuestas quedan implícitamente


resueltas.

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Para arribar a tal decisión, el juzgador estimó que hubo


sustitución patronal entre Cristalería Peldar S.A. y la
empresa Conalvidrios S.A., para lo cual se apoyó en el
acuerdo suscrito entre el actor y aquella empresa, en donde
se pactó que para efectos de la liquidación de prestaciones
sociales e indemnización se tendría como fecha inicial del
vínculo el día 7 de marzo de 1988.

Indicó que el demandante se benefició de las


prerrogativas convencionales, pero renunció
voluntariamente a la convención colectiva (f.° 842 a 845). Sin
embargo, determinó que la organización sindical es
mayoritaria y la convención (clausula 5, f.° 86) previó que
serían nulas las cláusulas en donde hayan renunciado a sus
beneficios, lo que generaba que esa dejación firmada por el
actor fuera ineficaz, máxime cuando la empresa le canceló
prestaciones de tipo extralegal por muchos años.

En cuanto al reintegro, adujo que el artículo 81 de la


convención señala que para las sanciones disciplinarias o
para terminar el contrato debía seguirse un procedimiento,
sin distinguir si era con justa causa o no, por lo que la
empresa debió respetar el debido proceso y cumplirlo.

Pese a ello, indicó que no era procedente el reintegro


porque la norma estableció que, de no ser aconsejable, el juez
puede optar por el pago de la indemnización, encontrando
que en el sub lite de ordenarse el reintegro no existiría un
ambiente laboral adecuado. Agregó que, la empresa, en la
carta de terminación, le dijo que finalizaba el contrato sin

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justa causa pese a existir múltiples razones para finiquitarlo


y que le cancelaría la indemnización, por lo que el empleador
debió hacer uso de una de las justas causas para despedirlo.
Sin embargo, como no lo hizo, al haberle reconocido la
indemnización con fundamento en el CST, esta debía ser
recalculada teniendo en cuenta lo previsto en la norma
convencional sobre su cuantificación.

De otra parte, en cuanto a los factores salariales de


alimentación, transporte, quinquenio, primas de antigüedad,
de vacaciones, de junio y de navidad, dijo que no contaba con
suficientes pruebas para emitir una decisión en contra de la
empleadora; que «se habla de cifras» y hay prueba
documental, pero faltó la valoración por un tercero experto
en tal temática, lo que impedía efectuar cualquier cálculo por
concepto de prestaciones, acreencias laborales, cotizaciones
e, inclusive, referirse a la indemnización y a la sanción
moratoria. Concluyó que no existía claridad en tal temática,
por lo que «se abstiene de otorgarle factor salarial a los
conceptos que plantea el escrito introductorio» (f.° 939).

Contra dicha decisión formularon apelación las partes.


El demandante lo sustentó en que era procedente el
reintegro, dado que «no es incompatible» porque el trabajador
no cometió ninguna falta. Además, expresó que:

Quiero reforzar un tema que es lo del famoso salario en especie,


[…] está pactado en el contrato de trabajo desde el año 1993, que
el actor tenía con Conalvidrios, que él era titular del salario en
especie, de un salario en especie que dice en ese contrato que está
establecido. Después, en la convención colectiva de Peldar se
estableció también en el artículo 6, del acuerdo del salario en

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especie, este como tal y ahí se pactó que la prima de vacaciones,


la prima de antigüedad, la prima de junio y la prima de navidad
son elementos factor de salario. De modo que, como lo confesó el
representante legal de Peldar, a este señor le pagaron todas esas
prestaciones sociales, pero el factor prestacional o el monto del
salario en especie se lo dejó de pagar desde el año 2003. Entonces
en el proceso, existen los elementos concretos del monto del salario
que el trabajador devengaba y ese monto del salario que al
trabajador se le dejó pagar es el que me parece a mí que se debe
ordenar como factor de salario reconocer y pagar, con la incidencia
legal que tiene en la liquidación de prestaciones sociales. Discrepo
del señor juez de lo que dice en la sentencia, de que en el proceso
no obran los valores pagados de las prestaciones sociales, en este
caso el actor, una persona demasiado juiciosa, presentó casi la
totalidad de los recibos de pago de sus salarios y allí se puede ver
la liquidación de los derechos convencionales, entonces simple
basta es de que se ordene se haga el reajuste del salario en
especie de los valores que aparecen pagados en el proceso.

Por su parte, la demandada radicó su inconformidad en


que no era factible la reliquidación de la indemnización por
despido injusto debido a que el actor no era beneficiario de
la convención colectiva de trabajo porque manifestó su
voluntad de renunciar a dicho acuerdo, acto válido que
estuvo exento de cualquier vicio del consentimiento. En
consecuencia, no se podía concluir que se dejó de aplicar el
procedimiento convencional y acudir a la tabla de la
indemnización que contiene; además de que no existió una
sustitución patronal.

III. SENTENCIA DE SEGUNDA INSTANCIA

La Sala Tercera Laboral del Tribunal Superior del


Distrito Judicial de Medellín, al desatar el recurso de
apelación interpuesto por las partes, mediante fallo del 18 de
febrero de 2015, resolvió:

Primero: Se revoca parcialmente la sentencia de la fecha conocida


que por vía de apelación se revisa, manteniéndose la declaratoria

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de sustitución patronal, en este caso radicada en la demandada


Cristalería Peldar S.A. en el contrato o la relación laboral que se
dio con el señor Eugenio Arturo Amador Ramírez, revocándose la
sentencia en todo lo demás, incluido allí la condena en costas en
primera instancia que fue a cargo de la parte demandada para en
su lugar absolver de dicha condena, consecuencia procesal a la
que no me referí en la parte considerativa, pero que se aclara en
este momento que debe hacerse la revocatoria expresa porque
también es una condena que se revoca como consecuencia de la
revocatoria de las demás condenas.

Segundo: No se condena en costas en esta segunda instancia al


no haber prosperado íntegramente el recurso presentado por los
apoderados de ambas partes conforme a lo resuelto en la parte
motiva.

Tercero: Lo resuelto se notifica en estrados, se ordena devolver


proceso al despacho de origen declarándose cerrada la audiencia
y en constancia se firma el acta por quienes en ella intervinieron.
(f.º 947, 948 y 950).

El Tribunal fijó como problemas jurídicos a resolver, los


siguientes: (i) si el actor era beneficiario de la convención
colectiva pese a la renuncia expresa a la convención; (ii) si era
beneficiario del salario en especie consagrado en dicha
convención o en el contrato o modificación del mismo
celebrado en 1993 con Conalvidrios; (iii) la existencia de la
sustitución patronal y la consecuente nulidad o ineficacia
del contrato de trabajo celebrado con Cristalería Peldar en el
año 2003; (iv) la viabilidad el reintegro y, en subsidio de este,
si se configuraron «moras» y si había «lugar a la reliquidación
de la indemnización por despido injusto y de prestaciones
sociales teniendo en cuenta el salario en especie».

Frente a la aplicación de la convención colectiva de


trabajo, consideró que el actor renunció a los beneficios allí
consagrados, documentos que no fueron tachados ni
desvirtuados, y que tampoco se probó vicio en el

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consentimiento. Del mismo modo, sostuvo que la renuncia a


dichas prerrogativas refleja la libertad sindical, que estaba
permitida por los artículos 6 de la convención colectiva de
trabajo y 358 del CST, según los cuales los sindicatos son
organizaciones de libre ingreso y retiro para los trabajadores.

En virtud de lo anterior, reiteró que el demandante no


era beneficiario de la convención colectiva, por lo tanto,
declaró que no procedía la pretensión de reliquidación de
indemnización por despido injusto conforme a las tablas
establecidas en la norma convencional sino de acuerdo con
la regulación legal, tal y como fue cancelada por la
demandada; asimismo, indicó que tampoco era viable el
reintegro en la forma solicitada, ya que el procedimiento
extralegal para el despido no le era aplicable, por las razones
anteriores.

Señaló que la sustitución patronal se demostró dada la


absorción de Conalvidrios por parte de Cristalería Peldar S.A.
Lo anterior está corroborado con la liquidación de
prestaciones sociales con fecha de inicio de la relación en el
año 1988, pues ello muestra el cumplimiento del propósito
principal de la sustitución de empleadores y la protección de
la antigüedad; fenómeno que no implica la imposibilidad de
modificar elementos de la relación contractual, por lo que el
nuevo empleador bien puede pactar con sus trabajadores
reformas en sus contratos de trabajo.

De otra parte, indicó que, si bien era cierto que existió


una sustitución patronal, ello no implicaba que el acuerdo

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suscrito el 13 de agosto del año 2003 entre el actor y


Cristalería Peldar S.A. careciera de validez, el cual, en su
cláusula doce precisó cuáles de los beneficios que se le
venían pagando no constituían salario (f.° 836), así:

«Se conviene de manera expresa que no constituyen salario las


sumas que ocasionalmente y por mera liberalidad reciba el
trabajador de la empresa como bonificaciones, gratificaciones
ocasionales y, en general todo aquello que reciba en dinero o en
especie, que no sea para su beneficio, ni para enriquecer su
patrimonio, sino para desempeñar a cabalidad sus funciones,
tales como gastos de representación, ropa de trabajo o dotación,
elementos de trabajo, transporte, alimentación que le vende la
empresa a bajo precio, los servicios y auxilios que reciban sus
familiares tales como servicios médicos, auxilios por drogas,
becas, auxilio de fondo quirúrgico, auxilio de escolaridad, y en
general cualquier servicios o beneficio que reciba él o sus
familiares».

Consideró que tal pacto era válido según lo previsto en


el artículo 128 del CST, disposición que permite que las
partes, de común acuerdo, establezcan en un momento
determinado qué no constituye salario, lo que no significa
que sea posible desalarizar cualquier concepto. En tal orden
consideró que:

[…] esa cláusula que está contenida en el contrato que se suscribió


entre las partes en el año 2003 el 13 de agosto del 2003, es una
cláusula que es válida se esté o no de acuerdo con dicha cláusula,
esta concordada con el artículo 128 del CST, que contempla pues
la posibilidad de desalarización de algunos conceptos, los cuales
trae la norma a manera de ejemplo cuando dice tales como
“alimentación, habitación o vestuario, primas extralegales,
vacaciones, de servicios o de navidad” y recuérdese que según lo
hechos de la demanda se afirma que el salario en especie que se
debe en este caso o que no fue tenido como factor salarial es el
correspondiente a alimentación, transporte, se habla también de
calzado, dotación y vestido, se habla de que en la convención
colectiva de trabajo aparece como salario en especie unas primas
extralegales de vacaciones, de servicios, de junio, de navidad,
conceptos que expresamente están establecidos en la norma en el
artículo 128 del CST como que son conceptos posibles de

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desalarizar de conformidad con el artículo 128, eso sí, siempre y


cuando exista pacto acuerdo expreso con el trabajador, lo cual se
constata pues en este proceso, en el contrato que obra a folios 836
a 841 que es el contrato suscrito con Cristalería Peldar S.A.

Acorde con lo anterior, concluyó de cara a la


connotación pretendida desde la demanda inicial y en el
recurso de apelación respecto del salario en especie, que si
bien se estableció su pago en el año 1993, tal acuerdo tuvo
modificaciones en el tiempo y una de ellas fue el contrato
celebrado con Cristalería Peldar S.A. el 13 de agosto de 2003,
variaciones que son válidas, ya que «así haya habido una
sustitución patronal, no puede pensarse que las condiciones
del trabajo se mantengan en el tiempo y sean inmodificables»,
máxime que no existía una limitación que le prohibiera a
Cristalería Peldar S.A. firmar ese contrato en el año 2003 o
desalarizar algunos conceptos, pues ello, insistió, está
permitido en el artículo 128 del CST. Agregó que también se
pretendía dar connotación al salario en especie por la
aplicación colectiva, sin embargo, esta no era aplicable al
actor por su renuncia a los beneficios allí contemplados. Por
lo anterior, concluyó la improcedencia de las reliquidaciones
deprecadas «teniendo en cuenta este salario en especie».

Finalmente, tampoco accedió a la pretensión de pago de


las indemnizaciones moratorias, dado que el apoderado de la
parte demandante no argumentó en qué consistía su
inconformidad, la cual, en todo caso, dependía de la
reliquidación de prestaciones, la cual no tuvo éxito.

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IV. RECURSO DE CASACIÓN

El demandante interpuso recurso de casación, el cual


fue concedido por el Tribunal y admitido por la Corte, por lo
que se procede a resolver.

V. ALCANCE DE LA IMPUGNACIÓN

Pretende el recurrente que la Corte case parcialmente


la sentencia impugnada, para que, en sede de instancia,
confirme la sentencia de primer grado en lo referente al
reajuste de la indemnización por despido sin justa causa,
pero la revoque en cuanto absolvió del pago del salario en
especie, el reajuste de prestaciones sociales, las cotizaciones
a sistema de seguridad social y la sanción del artículo 99 de
la Ley 50 de 1990, para que en su lugar, acoja las
pretensiones de la demanda inicial y condene a la
demandada a su pago.

Con tal propósito formula un cargo, por la causal


primera de casación, el cual fue objeto de réplica.

VI. CARGO ÚNICO

Acusa la sentencia de ser violatoria de la ley sustancial,


por la vía indirecta, en la modalidad de aplicación indebida
de los artículos 65, 67 a 70, 127, 128, 249 y 306 del CST; 6
y 99 de la Ley 50 de 1990 y 17 de la Ley 100 de 1993.

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Aduce que el Tribunal incurrió en los siguientes errores


de hecho:

1. Dar por demostrado sin estarlo, que las partes pactaron


como no constitutivos de salario los pagos por concepto de “primas
de vacaciones, primas de antigüedad, primas especiales de
servicios de junio y primas de navidad”.

2. No dar por demostrado estándolo, que los pagos por


concepto de “primas de vacaciones, primas de antigüedad, primas
especiales de servicios de junio y primas extralegales” son factores
constitutivos de salario y, por ende, tienen incidencia en la
liquidación final de prestaciones sociales e indemnización por
despido injusto.
3. Dar por demostrado sin estarlo que las partes acordaron
dejar sin efecto el salario en especie que percibió el demandante
hasta julio de 2003.

Señala que el Colegiado valoró erradamente las


siguientes pruebas:

1. El contrato de trabajo suscrito entre el demandante y


CRISTALERÍA PELDAR S.A. (folios 45 a 50, repetido a folios 836 a
84 (sic)).

2. El otrosí al contrato de trabajo suscrito con CONALVIDRIOS


S.A. (folio 52).

3. El escrito de reforma de la demanda (folios 883 y S.S.).

Además, indica como pruebas dejadas de apreciar:

Las nóminas de los salarios pagadas mes a mes al demandante


(folios 390 a 659 y 754 a 783).

En la demostración del cargo, la censura aduce que no


controvierte lo atinente a la validez de la renuncia del actor a
los beneficios convencionales ni la validez de la cláusula
contenida en el contrato relativa a la desalarización de
algunos beneficios extralegales.

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Precisa que su disenso se centra en la negativa del


Tribunal a reconocer el carácter salarial de las primas
extralegales y la desestimación de las pretensiones relativa al
pago del salario en especie, lo que condujo a la denegación
del reajuste de la indemnización por despido, de las
prestaciones sociales, las cotizaciones al sistema de
seguridad social y las indemnizaciones moratorias.

Sostiene que no es posible confundir las pretensiones


relativas al salario en especie con la connotación salarial de
las primas extralegales de vacaciones, de antigüedad, de
junio y de navidad que devengaba el actor. Al respecto dice
que el planteamiento del Tribunal presenta una notoria
confusión en punto a tales conceptos, al referirse
indiscriminadamente a unos y otros.

Luego de transcribir la reforma de la demanda


inaugural, indica que no es posible confundir el salario en
especie con el carácter salarial de las primas referidas, las
que eran reconocidas de manera periódica y habitual.

Argumenta que el Tribunal realizó una interpretación


equivocada de la cláusula doce del contrato de trabajo,
entendiendo que existió pacto expreso para despojar el
carácter salarial de las primas extralegales de vacaciones,
antigüedad, de junio y de navidad.

Después de citar textualmente la cláusula doce del


contrato de trabajo suscrito el 13 de agosto de 2003, aduce

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que de esta se entiende que las partes determinaron que no


tendría implicaciones salariales las sumas que
ocasionalmente y por mera liberalidad recibiera en dinero o
en especie que ayuden al desempeño de las funciones y no
enriquezcan el patrimonio del trabajador, así como los
servicios o auxilios destinados a su familia.

Por tanto, concluye que las primas extralegales no


cumplen tales características por lo que, en su
consideración, deben reconocerse como factores salariales;
resalta que en ningún momento se acordó expresamente ni
de manera directa ni indirecta la desalarización de estos
rubros. En tal sentido, sostiene que el Tribunal se equivocó
al afirmar que respecto de tales conceptos se pactó
expresamente que no fueran constitutivos de salario.

Por otro lado, frente al salario en especie por valor de


$54.893,00, dice que el Tribunal consideró que las partes lo
dejaron sin sustento al pactar una cláusula contractual, no
obstante, ésta no demuestra lo concluido por el colegiado.
Agrega que, según los comprobantes de nómina, hasta el mes
de julio de 2003 al actor le fue pagado el salario en especie,
el cual se dejó de cancelar a partir del mes de agosto de dicha
anualidad.

Insiste en que, en la cláusula doce se reguló


exclusivamente lo concerniente a los rubros percibidos que
no tendrían implicaciones salariales, pero de ella no se
desprende una renuncia al salario en especie que venía
devengado antes de producirse la sustitución patronal. Lo

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anterior se deduce del contrato suscrito con Cristalería


Peldar S.A. en el 2003 y del otrosí celebrado con Conalvidrios
en diciembre de 1993.

VII. RÉPLICA

Cristalería Peldar S.A., resalta la deficiencia técnica del


recurso por no señalar las regulaciones normativas de las
convenciones colectivas de trabajo, lo que en su entender
implica la aceptación del marginamiento del actor respecto
de dicho acuerdo. Así mismo, señala que el cuestionamiento
de la naturaleza salarial de las primas extralegales es una
discusión eminentemente jurídica y, por ende, ajena a la vía
escogida.

Frente a las razones de fondo argüidas por el


casacionista, la parte demandada hace énfasis en la
necesidad de que exista pacto expreso para reconocer el
carácter salarial de los pagos cuya naturaleza se discute
dado que la legislación no les atribuye tal condición; que,
como tales, las primas no tienen el carácter de ser
retributivas del servicio, por ende, no constituyen salario, lo
que no impide que la partes les den tal connotación.

En punto al salario en especie, resalta que, si el mismo


se dejó de pagar en el año 2003, resulta inverosímil suponer
que en el año 2011 vaya a incidir en la liquidación de actor.
Para finalizar, aduce que «en el más extremo de los casos,
sobre la potencial incidencia salarial de tales pagos, procede

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concluir que cualquier derecho surgido de tal aspecto se


encuentra prescrito».

VIII. CONSIDERACIONES

La censura, en esencia, radica su inconformidad en que


el Colegiado se equivocó al valorar la reforma de demanda
inaugural, dado que en las consideraciones adoptadas en su
decisión confundió el salario en especie con la connotación
salarial de las primas extralegales de vacaciones, de
antigüedad, de junio y de navidad. Asimismo, cuestiona que
hubiera considerado que las partes acordaron dejar sin
efecto el salario en especie percibido hasta julio de 2003,
cuando de la cláusula 12 del acuerdo suscrito el 13 de agosto
de ese año ello no se advierte, ya que allí únicamente se
reguló lo concerniente a los rubros percibidos por el actor
que no tendrían implicaciones salariales.

Pues bien, una vez revisada la reforma de la demanda


inaugural, se observa que se elevó como pretensión segunda
subsidiaria que se declare que los auxilios, servicios y
beneficios que recibió, constituyen salario en especie y, por
ende, deben incluirse como factor o elemento de salario;
asimismo, reclamó que la prima de vacaciones, de
antigüedad, de junio y de navidad son elementos o factores
de salario y, en consecuencia, se ordene reajustar la
indemnización por despido injusto, la liquidación y pago de
prestaciones, tales como, el auxilio de cesantías definitivo,
intereses a las cesantías, primas semestrales de servicios y
los aportes a la seguridad social (f.º 883 y 884).

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Al respecto, la Sala advierte que el Tribunal no


confundió las pretensiones formuladas respecto de la
connotación salarial de las primas extralegales de
vacaciones, de antigüedad, de junio y de navidad con el
salario en especie. Se afirma lo anterior porque revisada
íntegramente la extensa providencia recurrida, el Colegiado
únicamente se refirió al salario en especie y no definió si las
primas extralegales mencionadas tenían o no carácter
salarial. Lo anterior se corrobora al verificar los problemas
jurídicos que delimitó, las consideraciones esenciales y la
conclusión a la que arribó.

En efecto, al delimitar el problema jurídico adujo que le


correspondía definir: (i) si el actor era beneficiario de la
convención colectiva pese a la renuncia expresa a esta; (ii) si
era beneficiario del salario en especie consagrado en dicha
convención o en el contrato o modificación del mismo
celebrado en 1993 con Conalvidrios; (iii) la existencia de la
sustitución patronal y la consecuente nulidad o ineficacia
del contrato de trabajo celebrado con Cristalería Peldar en el
año 2003; (iv) la viabilidad el reintegro y, en subsidio de este,
si se configuraron «moras» y si había «lugar a la reliquidación
de la indemnización por despido injusto y de prestaciones
sociales teniendo en cuenta el salario en especie». Como se
advierte, el fallador no estableció como uno de los problemas
jurídicos que debía resolver la naturaleza salarial de las
primas extralegales.

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Radicación n.° 71528

Ahora, al apreciar las consideraciones que


fundamentaron su decisión, se observa que el juez de alzada
señaló que si bien era cierto que existió una sustitución
patronal, ello no implicaba que el acuerdo suscrito el 3 de
agosto del año 2003 entre el actor y Cristalería Peldar S.A.,
referente al salario en especie, careciera de validez; dijo que
en la cláusula 12 se precisó cuáles de los beneficios que se le
venían pagando al actor no constituían salario, convenio que
en criterio del fallador se encontraba acorde con lo previsto
en el artículo 128 del CST, pues éste permite que las partes,
de común acuerdo, establezcan qué no constituye salario.

En tal dirección, el Tribunal sostuvo que, si bien se


estableció el pago de un salario en especie en el año 1993, tal
acuerdo tuvo modificaciones en el tiempo y una de ellas fue
el contrato celebrado con Cristalería Peldar S.A. el 13 de
agosto de 2003, en donde se pactó que dicho beneficio no
tendría naturaleza salarial; variación que resultaba válida.
Además, precisó que en el presente caso no existía una
limitante que prohibiera a la mencionada empresa firmar ese
contrato del año 2003, pues ello está permitido por el artículo
128 del CST. Agregó que, además, se pretendía dar
connotación al salario en especie por la aplicación colectiva;
sin embargo, esta no era aplicable al actor.

Ahora, en las consideraciones de la decisión recurrida,


luego de transcribir la cláusula doce contenida en el acuerdo
firmado en el año 2003, en donde se le restó carácter salarial
a «todo aquello que reciba en dinero o en especie, que no sea
para su beneficio, ni para enriquecer su patrimonio, sino para

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desempeñar a cabalidad sus funciones, tales como gastos de


representación, ropa de trabajo o dotación, elementos de
trabajo, transporte, alimentación que le vende la empresa a
bajo precio […]», el Colegiado consideró que:

[…] esa cláusula que está contenida en el contrato que se suscribió


entre las partes en el año 2003 el 13 de agosto del 2003, es una
cláusula que es válida se esté o no de acuerdo con dicha cláusula,
está concordada con el artículo 128 del CST, que contempla pues
la posibilidad de desalarización de algunos conceptos, los cuales
trae la norma a manera de ejemplo cuando dice tales como
“alimentación, habitación o vestuario, primas extralegales,
vacaciones, de servicios o de navidad” y recuérdese que según los
hechos de la demanda se afirma que el salario en especie que se
debe en este caso o que no fue tenido como factor salarial es el
correspondiente a alimentación, transporte … se habla también
de calzado, dotación y vestido … se habla de que en la convención
colectiva de trabajo aparece como salario en especie unas primas
extralegales de vacaciones, de servicios, de junio, de navidad ….
conceptos que expresamente están establecidos en la norma en el
artículo 128 del CST como que son conceptos posibles de
desalarizar de conformidad con el artículo 128, eso sí, siempre y
cuando exista pacto acuerdo expreso con el trabajador, lo cual se
constata pues en este proceso, en el contrato que obra a folios 836
a 841 que es el contrato suscrito con Cristalería Peldar S.A.

Como se lee, la única mención de las primas


extralegales a lo largo de la providencia recurrida se hizo al
citar el contenido del artículo 128 del CST, enlistando los
varios beneficios que tal norma enunciaba como factibles de
que las partes les restaran incidencia salarial, sin que por
ello se pueda entender que estaba analizando su naturaleza;
luego, se enunció al recordar de forma desordenada y salida
de contexto las múltiples pretensiones y hechos de la
demanda, o en términos del Tribunal lo que «se habla» en
dicha pieza procesal, sin que su finalidad hubiera sido definir
la esencial de aquellas. De ahí que, luego de constatar que
las partes acordaran en el año 2003 que lo que venía

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recibiendo el trabajador por salario en especie no tendría


connotación salarial, concluyó que ello fue acertado porque
el artículo 128 del CST permitía expresamente restarle tal
incidencia a dicho beneficio.

Así, la alusión que hizo el Tribunal al respecto no


implicó que hubiera malentendido o confundido las
pretensiones, ni menos aún que hubiera resuelto de fondo la
naturaleza salarial de las primas extralegales ni si eran factor
prestacional, dado que, se insiste, nada definió sobre tal
tópico y lo que decidió fue únicamente la reclamación por
salario en especie.

En efecto, luego de expresar los fundamentos de su


decisión, concluyó que era improcedente la reliquidación
deprecada por el demandante «teniendo en cuenta este salario
en especie» (CD folio 950), lo que reafirma que únicamente
estudió la esencia o naturaleza de este beneficio y no de
primas extralegales y, por ende, arribó a dicha conclusión.

En tal sentido, no le asiste razón a la censura al acusar


al Tribunal de aludir indiscriminadamente al salario en
especie y a las primas extralegales en toda su providencia.
Para la Corte es completamente claro que el Colegiado no
incurrió en la confusión de la que se le acusa respecto de las
pretensiones, dado que únicamente definió de fondo lo
relacionado con el salario en especie, más no determinó la
naturaleza de las primas extralegales que le fueron pagadas
al promotor del proceso.

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En ese orden, como el Tribunal no analizó de fondo la


naturaleza salarial de las referidas primas, tampoco pudo
incurrir en error en la apreciación de una de las pruebas en
que las partes acordaron los elementos que no tendrían
connotación salarial, como se pregona en la acusación.

Recuérdese que tal y como reiteradamente lo ha


señalado esta Colegiatura, «no es dable imputarle al juzgador
la comisión de unos errores en relación con unos aspectos
frente a los cuales no hubo pronunciamiento, precisamente
porque no fueron materia de apelación» (puede consultarse la
sentencia CSJ SL646-2013, reiterada entre otras en CSJ
SL13061-2015, CSJ SL13431-2016, CSJ SL5873-2016, CSJ
SL 13431-2016, CSJ SL8653-2016 y CSJ SL8298-2017).

De ahí que, si la sentencia recurrida no definió la


naturaleza de las primas extralegales, no es dable imputarle
al fallador el haber incurrido en error frente a tal temática,
cuando no se adentró en el estudio de ella. Ahora, si la parte
actora consideraba que dentro del recurso de apelación
formulado sí se refirió al carácter salarial de ellas y, por ende,
que el juez colegiado tenía que analizarlas, debió acudir al
remedio procesal previsto en el artículo 311 del CPC, hoy 287
del CGP, esto es, solicitar la adición de la sentencia y no
acudir al recurso extraordinario para remediar tal situación.

De otra parte, frente a los yerros endilgados respecto a


los acuerdos suscritos el 14 de diciembre de 1993 y el 13 de
agosto de 2003, se advierte lo siguiente: en la modificación al
contrato de trabajo suscrito entre el actor y Conalvidrios el

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día 14 de diciembre de 1993 se pactó, además del


acogimiento de aquél al régimen de cesantías contemplado
en el artículo 98 de la Ley 50 de 1990, que:

Quinto: Las partes acuerdan tasar el salario en especie consistente


en la alimentación y todos los demás suministros en especie en la
suma de (…) ($17.500.oo) (f.º 53).

Por su parte, en la cláusula doce del contrato de trabajo


a término indefinido suscrito entre el demandante y la
Cristalería Peldar S.A. el 13 de agosto de 2003, se pactó:

“DOCE: Se conviene de manera expresa que no constituyen salario


las sumas que ocasionalmente y por mera liberalidad reciba el
trabajador de la empresa como bonificaciones, gratificaciones
ocasionales y en general todo aquello que reciba en dinero o en
especie, que no sea para su beneficio ni para enriquecer su
patrimonio sino para desempeñar a cabalidad sus funciones, tales
como gastos de representación, ropa de trabajo o dotación,
elementos de trabajo, transporte, alimentación que le vende la
empresa a bajo precio, los servicios y auxilios que reciban sus
familiares tales como servicios médicos, auxilios por drogas,
becas, auxilio de fondo quirúrgico, auxilio de escolaridad y en
general cualquier servicio o beneficio que reciba él o sus familiares
(…)” (subrayado fuera del texto; f.º 839).

De este medio de prueba, el Tribunal encontró que las


partes acordaron qué conceptos de los que se venían
pagando, no constituían salario, entre los cuales se
encontraba la ropa de trabajo, dotación, elementos de
trabajo, transporte, alimentación que vende la empresa a
bajo precio, entre otros. Dicha conclusión fáctica no resultó
desacertada, dado que, en verdad, ello se deriva de la lectura
del acuerdo suscrito entre las partes.

Así, del anterior pacto emerge que las contratantes


acordaron en agosto de 2003 que, no tendría connotación

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salarial, entre otros, la alimentación; circunstancia esta que


concuerda con los comprobantes de nómina denunciados por
no haber sido apreciados, ya que de los mismos se advierte
que al actor se le efectuaba un pago por concepto de salario
en especie por parte de Vidriería Fenicia, el cual se efectuó
hasta julio de 2003, el que para tal momento ascendía a
$54.893 y que ese mismo valor le era descontado (f.º 754),
así como que, desde agosto de 2003, Cristalería Peldar S.A.
no incluyó tal rubro dentro de los pagos mensuales de tipo
salarial que realizaba a través de los desprendibles de pago
(f.º 650).

De acuerdo con lo anterior, lo que emerge de tales


pruebas no luce contrario a lo que precisó el juez de
apelaciones, frente a las modificaciones que efectuaron las
partes respecto de las condiciones del contrato de trabajo,
pues inicialmente se definió que existiría un beneficio con
carácter salarial (salario en especie – alimentación) y,
posteriormente, se acordó que tal concepto no tendría tal
connotación.

Debe recordarse que para que el error de hecho logre la


casación de la decisión acusada, debe ser protuberante,
ostensible y manifiesto. En relación con la necesidad de que
la equivocación en la valoración y la interpretación de las
pruebas tenga esta magnitur, en sentencia CSJ SL 38024,
27 feb. 2013, reiterada en decisión CSJ SL4971-2018, esta
Corporación explicó lo siguiente:

En sentir de la Corte las anteriores afirmaciones son apreciaciones


subjetivas de la recurrente, que en verdad no devienen apropiadas

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en una acusación enderezada por la vía indirecta, en la que se


acusa al juez de segunda instancia de la comisión de un error de
hecho, entendido como aquel desacierto garrafal, que se impone a
la mente, que hiere, derechamente y sin torceduras, la inteligencia.

El error de hecho, por tanto, aparece distanciado y alejado, en


absoluto, de conjeturas, suposiciones o razonamientos o, en
general, de interpretaciones de la prueba que, a través de
raciocinios permita inferir algo distinto a lo que ella en sí misma,
de manera evidente, acredita. Para nada importa que lo
conjeturado resulte más o menos razonable.

Al respecto esta Corte dijo:

“las simples conjeturas, aunque acompañadas de alguna razón,


no son bastantes a la casación, terreno en el que es preciso
armarse de razones potísimas. En suma, en casación no se triunfa
con sólo sembrar dudas, sino sobre la certeza del despropósito en
que haya incidido el sentenciador de instancia. Eso, y nada
menos, es lo que la proverbial jurisprudencia ha enseñado en torno
al error de hecho.

Y, ello, porque es apenas obvio que el yerro de facto, cuya


característica fundamental es el de que sea evidente, o como lo
observa la doctrina de la Corporación, que 'salte de bulto' o 'brille
al ojo', sólo se presenta cuando "aflora del choque violento entre el
criterio del juzgador y la lógica que surge de la realidad objetiva
de las pruebas, saliendo de allí muy mal librada la dialéctica;
yerro que, en consecuencia, es detectable fácilmente, precisamente
porque teniendo luz propia no requiere de nada más para brillar
con intensidad, de tal suerte que se pone al descubierto al primer
golpe de vista" (Cas. Civ. de 15 de marzo de 2001, Exp. 6142)”
(sentencia del 27 de marzo de 2003, radicación 7537, Sala Civil).

Así, no encuentra la Sala que el ad quem hubiese


incurrido en un error de hecho protuberante, garrafal o
manifiesto en la valoración que hizo del acuerdo suscrito el
13 de agosto de 2003, al establecer que en el mismo se acordó
la «desalarización» de lo concerniente al salario en especie. Lo
que evidencia la Sala es que tal conclusión resulta razonable
de lo que se lee de tal pacto, en donde las partes
expresamente acordaron que no tendría connotación salarial
lo que reciba el trabajador en dinero o en especie que no sea
para su beneficio ni para enriquecer su patrimonio sino para

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desempeñar a cabalidad sus funciones, como la alimentación


que le vende la empresa a bajo precio, entre otros. En ese
orden, no se configura un error de hecho con las
características de protuberante y ostensible, que permitan
llegar a quebrar la decisión de segundo grado.

Por último, la Sala destaca que la censura no cuestionó


la validez del acuerdo celebrado entre las partes, ya que en
el escrito de casación expresamente se aludió a que no
controvertía «la validez de la cláusula contenida en el contrato
de trabajo celebrado entre las partes relativa a la
desalarización de algunos beneficios extralegales percibidos
por el demandante» (f.º 15 del cuaderno de casación), lo que
implica que dejó de controvertir, la validez del acuerdo que le
restó la connotación salarial a la alimentación, pese a que
dicho beneficio estaba pactado como retributivo del servicio
antes de que se realizara la sustitución de empleadores.

Tampoco debatió la conclusión de Tribunal respecto a


la validez de la renuncia del actor frente a los beneficios
convencionales, acuerdo extralegal que fue el que soportó las
pretensiones de la demanda inaugural y el recurso de
apelación formulado por el convocante.

De acuerdo con lo expuesto, al no demostrarse la


comisión de los yerros endilgados por parte del Tribunal el
cargo no prospera y en consecuencia, no se casará la
sentencia.

Las costas en el recurso extraordinario estarán a cargo

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de la parte demandante. Se fijan como agencias en derecho


la suma de $4.240.000, que se incluirá en la liquidación que
se practicará conforme al artículo 366 del Código General del
Proceso.

IX. DECISIÓN

En mérito de lo expuesto, la Corte Suprema de Justicia,


Sala de Casación Laboral, administrando justicia en nombre
de la República y por autoridad de la ley, NO CASA la
sentencia dictada el 18 de febrero de 2015 por la Sala Laboral
del Tribunal Superior del Distrito Judicial de Medellín,
dentro del proceso ordinario laboral seguido por EUGENIO
ARTURO AMADOR RAMÍREZ contra CRISTALERÍA
PELDAR S.A.

Costas como se indicó en la parte motiva.

Notifíquese, publíquese, cúmplase y devuélvase el


expediente al tribunal de origen.

DOLLY AMPARO CAGUASANGO VILLOTA

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