RESUMEN
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CAPITULO 7
La contaminación de suelos por hidrocarburos suele generar una matriz poco homogénea respecto
a la distribución del contaminante con muchas interacciones entre el hidrocarburo y las partículas
de suelo. Estas interacciones suelen ser función de las características físicas y químicas del
hidrocarburo, como densidad, solubilidad, polaridad etc., junto con las características físicas y
químicas del suelo como permeabilidad, estructura, edafología (Ortiz et al., 2007). Muchas veces
no es la toxicidad del hidrocarburo la que limita la biodegradación de este, sino su
biodisponibilidad. El tiempo de contaminación de los suelos empetrolados es un factor para tener
en cuenta ya que las contaminaciones recientes son más factibles de ser biorremediadas que las
antiguas.
En la región del Golfo San Jorge, Argentina, se realiza una gran actividad industrial dedicada a la
explotación de petróleo. Esta actividad se realiza desde hace más de cien años y durante este
período se fueron modificando las legislaciones ambientales nacionales y provinciales, haciéndose
más exigentes para lograr una mejor calidad de los ambientes contaminados con hidrocarburos. El
tratamiento de los pasivos ambientales llevó a desarrollar diferentes técnicas para eliminar los
hidrocarburos presentes en los suelos de la Patagonia. Muchos de estos pasivos poseen años de
contaminación y degradación de hidrocarburos, sin ningún tipo de asistencia y control, lo que, con
modificaciones, hoy se denomina atenuación natural. En la región actualmente se utilizan las
técnicas de biodegradación (landfarming, biopilas) para resolver los problemas de suelos
contaminados con hidrocarburos. Las técnicas dan excelentes resultados en los suelos patagónicos
cuando se aplican con rigurosidad y un monitoreo constante. Hay numerosos trabajos sobre
biodegradación de hidrocarburos que demuestran la importancia y aplicabilidad de la técnica con
cualquiera de sus variaciones, biorremediación in situ, landfarming, biopilas, etc., en suelos
patagónicos (Acuña et al., 2008; Acuña et al., 2009; Pucci y Pucci, 2003; Pucci 1998). En estos
trabajos, en general, se llega a la conclusión de que es una tecnología aplicable sobre su ecuación
costo beneficio conveniente (Maila y Cloete 2004).
Uno de los inconvenientes de estos últimos es la baja biodisponibilidad que poseen, lo que ha
tratado de resolverse agregando surfactantes que, en la mayoría de los casos, pueden producir
lixiviados importantes. La electrorremediación es una tecnología para restaurar suelos
contaminados por la acción de un campo eléctrico a partir de la aplicación de corriente directa (De
la RosaPérez et al., 2007). Los mecanismos de remoción principales son la electromigración, la
electroósmosis y la electroforesis (Fig. 1). La electroósmosis es el movimiento del agua a través del
suelo desde el ánodo hacia el cátodo en una celda electrolítica, la electromigración es el
transporte de iones y complejos iónicos al electrodo de carga opuesta y la electroforesis es el
transporte de partículas cargadas o coloides, bajo la influencia de un campo eléctrico. La
electroósmosis se produce en función del grado de saturación del suelo, por ello, es un actor
primordial en la electrobiorremediación. En estos sistemas se observa una distribución anormal en
la humedad del suelo, ya que el agua se mueve en dirección de uno de los electrodos, el cátodo,
aumentando la humedad de este y disminuyendo la del ánodo (el electrodo conectado al polo
positivo se conoce como ánodo, y el conectado al negativo como cátodo. Cada electrodo atrae a
los iones de carga opuesta).
Los factores más relevantes que influyen el proceso de electrobiorremediación son la naturaleza
química del contaminante y humedad, el pH, y el potencial zeta (ζ) del suelo (Virkutyte et al.,
2002).