Debate
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En nuestro país, la discusión política y jurídica es elevada, sobre todo gracias a la alta
inestabilidad que existe, y al anhelo de “cambio” que tienen todas las personas que
habitan las distintas regiones del Ecuador.
DESARROLLO
EL ESTADO CONSTITUCIONAL DE DERECHOS
“El Estado aparece como la organización política suprema de una comunidad o de una
colectividad, mediante un orden de normatividad impositiva o coercitiva, que tiene un
ámbito o campo espacial de validez (territorio) con dimensiones de autonomía o
autarquía, la cual algunos suelen llamar soberanía, nota que hoy en día está en crisis,
entre otras razones, porque cada vez se abre más ancho camino la idea de que los
Estados deben estar subordinados a la organización de la comunidad internacional”.
En un Estado de derecho existe una rendición de cuentas clara, tanto para gobernantes
como para gobernados, transparencia y seguridad jurídica, que implica que las normas
se aplicarán a todos por igual y que la resolución de los conflictos se hará de forma
ética, imparcial, rápida y siguiendo el debido proceso, garantizando siempre el respeto a
los derechos fundamentales.
Un Estado de derecho es aquel en el cual toda la ciudadanía sin excepción, los
funcionarios y las instituciones públicas, las empresas privadas y el mismo Estado están
sujetos a las mismas leyes, las que han sido aprobadas siguiendo los procedimientos
legales determinados en la Constitución y en la ley a fin de que gocen de legitimidad.
A esto hay que agregarle que el 64% de los ecuatorianos piensa que más de la mitad o
todos los políticos son corruptos, lo que se correlaciona positivamente con el índice de
corrupción del Varieties of Democracy, el proyecto de medición de democracia más
completo con el que se puede contar en la actualidad, que también ubica a Ecuador
como un país sumamente corrupto.
De esta forma se hace imperativo que el gobierno, no solo el Ejecutivo, sino también las
otras funciones y sus representantes, se avoquen a fortalecer el Estado de derecho y
aborden esta problemática con todos los recursos de los que dispongan, porque lo que se
está creando es una sociedad inconforme, desintegrada, en la que desconfiamos de todo
y de todos, lo que abona a la violencia y a la corrupción, y finalmente, a un grado de
insatisfacción con la democracia que pone en entredicho su misma supervivencia.
“Art. 11.- El ejercicio de los derechos se regirá por los siguientes principios: [...] 9.
El más alto deber del Estado consiste en respetar y hacer respetar los derechos
garantizados en la Constitución.”
“Art. 84.- La Asamblea Nacional y todo órgano con potestad normativa tendrá
la obligación de adecuar, formal y materialmente, las leyes y demás normas
jurídicas a los derechos previstos en la Constitución y los tratados
internacionales, y los que sean necesarios para garantizar la dignidad del ser
humano o de las comunidades, pueblos y nacionalidades.”
Entre otras normas que contienen mandatos en favor de la vigencia de los derechos
resaltamos las siguientes:
Desde 2016, el Estado de Derecho ha caído en 78% de los países evaluados. El factor
del Índice Global de Estado de Derecho que más disminuyó entre 2016 y 2023 es el de
Derechos Fundamentales, en el 77% de los países, pero no en Ecuador.
En los últimos siete años, la puntuación del factor de Límites al Poder Gubernamental
ha descendido en 74% de los países, pero no en ecuador. En todo el mundo, las
legislaturas, los poderes judiciales y la sociedad civil, (incluidos los medios de
comunicación), han perdido terreno en el control del poder ejecutivo, de acuerdo con la
edición 2023 del Índice. Estas y otras tendencias autoritarias continuaron en 2023, pero
se están ralentizando: en 2022 y 2023 hubo menos países que retrocedieron que en años
anteriores.
Por otra parte, los descensos en el funcionamiento de los sistemas judiciales se están
ampliando. Dos tercios de los países (66%) han visto descender su puntuación en el
Índice en el factor de Justicia Civil este año, frente al 61% de los países el año pasado,
incluyendo a Ecuador. Los mayores retrocesos son: la administración de justicia y el
debilitamiento de la aplicación de la ley. Mientras tanto, las puntuaciones del factor de
Justicia Penal también cayeron en un número ligeramente superior de países este año
(56%) que el año pasado (55%)
La contaminación del agua, por ejemplo, con desechos de instalaciones de propiedad del
Estado (derecho a la salud);
El hecho de que no se garantice un salario mínimo suficiente para llevar una vida digna
(derecho al trabajo);
El hecho de no evitar el hambre en todas las zonas y comunidades del país (derecho a la
protección contra el hambre);
DESARROLLO
1. Participación ciudadana:
La participación ciudadana es un proceso gradual que incluye al ciudadano en forma
individual o colectiva en la toma de decisiones, la fiscalización, control y ejecución de
las acciones de los asuntos públicos y privados que lo afectan (Wolf, 2018; Greciet
García, 2019; Fernández Silva, 2022), lo que le permite su pleno desarrollo como ser
humano dentro de una comunidad. Se refiere concretamente a la relación entre el Estado
y los ciudadanos, permitiendo a estos últimos ejercer el poder político mediante la
participación activa en asuntos públicos. La participación ciudadana puede tomar
diversas formas, tales como la pasiva (solo recibir información), consultiva, deliberativa
o decisoria, y es posible combinar varias de estas modalidades (Viola, 2006).
El desempeño de los derechos relacionados con la participación ciudadana, como el
derecho a la información, la consulta, la deliberación y la toma de decisiones, depende
en gran medida del reconocimiento que el Estado les brinde mediante su
institucionalización (Navarro Gómez, 2021).
Esto significa que la existencia de leyes, políticas públicas, mecanismos y espacios
formales para la participación ciudadana, son fundamentales para garantizar que los
ciudadanos puedan ejercer efectivamente sus derechos y tener una voz activa en la toma
de decisiones. La institucionalización de la participación ciudadana permite que los
ciudadanos tengan canales claros y accesibles para participar en los asuntos públicos,
también facilita la transparencia y la rendición de cuentas por parte de los funcionarios y
autoridades encargados de tomar decisiones en nombre del Estado (Correal Torres y
Bello Gallardo, 2020). Por lo tanto, el reconocimiento y la institucionalización de la
participación ciudadana son clave para la promoción y protección de los derechos
democráticos y el fortalecimiento de la gobernanza democrática (Navarro Gómez y
Alba Hidalgo, 2018).
La ausencia de un reconocimiento legal adecuado de la participación ciudadana tiene
diversas consecuencias negativas para la gobernanza democrática. En primer lugar,
restringe los derechos democráticos al dificultar el acceso de los ciudadanos a canales
legales para involucrarse en asuntos públicos, limitando su capacidad de expresión y
toma de decisiones. Además, esta falta de institucionalización conlleva opacidad en los
procesos de decisión, lo que a su vez limita la transparencia y puede dar lugar a
prácticas discrecionales. La rendición de cuentas de los funcionarios también se ve
afectada, ya que la ausencia de canales formales para la expresión ciudadana permite la
evasión de responsabilidad. Además, se perpetúa la desigualdad y exclusión al no
incluir a grupos vulnerables y minorías en estos procesos. En última instancia, esto
debilita la gobernanza democrática al minar la confianza en las instituciones y privar a
las políticas públicas de una variedad de perspectivas necesarias para su calidad y
efectividad.
La concentración del poder del Estado en estos sectores clave puede provocar fricciones
entre el gobierno y la ciudadanía, al restringir la participación ciudadana en otras áreas
de la política pública. Esta situación puede generar inequidades en la toma de decisiones
y en la administración de los recursos nacionales, ya que algunos sectores tendrían más
influencia que otros en el proceso.
CONCLUSION
El Estado de Derechos genera un crecimiento de la estructura orgánica del Estado que
consume sus recursos, por lo que en la práctica estos son insuficientes para atender los
derechos. Esa inmensa estructura orgánica invade la vida de los ciudadanos y pretende
regularla afectando sus derechos, principalmente el derecho de libertad. El
reconocimiento de los derechos y el diseño de estructuras para su protección no llevan
necesariamente a su tutela efectiva. Si esto es así nos vemos en la necesidad de
cuestionar si la fórmula del Estado de Derechos debe ser cambiada o modificada. Esta
interrogante requiere para ser despejada un análisis profundo en estudios específicos.