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El Día Del Idioma

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EL DÍA DEL IDIOMA

El Día del Idioma se celebra para hacer


un homenaje al exponente por excelencia
del castellano que es Miguel de
Cervantes Saavedra, autor de “El
Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la
Mancha”, obra ilustre del idioma
español. El escritor falleció el 22 de abril
de 1616, en Madrid-España, sin
embargo, se decretó la fecha de su
entierro, 23 de abril, como el día de su
muerte por una costumbre de la época.
Cabe destacar que esa misma fecha
falleció William Shakespeare, razón por la que el Día de la lengua inglesa, también se
celebra el 23 de abril.
En el año 2010, la ONU estableció los “Días de las lenguas”, para celebrar la diversidad
cultural y multilingüismo, por lo que fue decretado 23 de abril como “Día de la lengua
española”. En el Día del Idioma también es justo mencionar a Ricardo Palma, el más
grande escritor peruano del siglo XIX y vecino ilustre de Miraflores. El genial creador de
las “Tradiciones Peruanas” fue miembro correspondiente de la Real Academia Española, y
fundador de la Academia Peruana de la Lengua, que dirigió muchos años. Palma fue el
primer académico en proponer la inclusión de palabras de origen americano al diccionario
de la lengua española.
Ricardo Palma fue además un devoto admirador y lector de Cervantes y escribió la
Tradición “Sobre el Quijote en América”, la que dedicó a su amigo don Miguel de
Unamuno.
En “Monja y Cartujo”, Palma escribe como Cervantes tuvo el deseo de venir al Virreinato
del Perú:
(Corregidor de la imperial Villa, Potosí, Alto Perú) “Cargo fue este tan apetitoso que en
1590 lo pretendió nada menos que el inmortal Miguel de Cervantes Saavedra, aunque no
recuerdo dónde lo he leído que no fue este, sino el Corregimiento de La Paz, el codiciado
por el ilustre vate español. ¡Cuestión de nombre! Al haber recompensado el rey los méritos
del manco de Lepanto, enviándolo al Perú como él anhelaba, es seguro que el Quijote se
habría quedado en el tintero, y no tendrían las letras castellanas un título de legítimo orgullo
en libro tan admirable. Véase, pues, cómo hasta los reyes con pautas torcidas hacen
renglones derechos; que si ingrato e injusto anduvo el monarca en no premiar como debiera
al honrado servidor, agradecerle hemos la mezquindad e injusticia por los siglos de los
siglos los que amamos al galano y conceptuoso escritor, y lo leemos y releemos con
entusiasmo constante”.
La batalla de Junín

El Perú conmemora hoy el 198°


aniversario de la batalla de Junín, en la que
se enfrentaron las fuerzas realistas y las
patriotas en 1824. En esa oportunidad, el
Ejército Unido Libertador, compuesto por
tropas peruanas, venezolanas,
colombianas, ecuatorianas, argentinas y
chilenas, derrotó a las tropas del poder
colonial español que rehusaban retirarse de
tierras americanas.
La independencia proclamada por José de
San Martín en Lima fue insuficiente para
que el virrey José de la Serna renunciase a la continuación del Virreinato, y huyó a la sierra sur del
país para rearmar a su ejército. Luego de recibir el apoyo de otras regiones aún dominadas por la
corona española, se preparó para derrotar a las fuerzas patriotas, cuyo liderazgo había caído en
manos de Simón Bolívar.
El Ejército Libertador tenía un propósito muy claro. Ningún país de las Américas podía ser
realmente libre y soberano si se mantenía el Ejército realista en nuestro continente. Por eso, la
campaña bélica, primero para Junín, y luego Ayacucho, era una necesidad histórica para terminar
con el yugo español.
En este contexto, el rey Fernando VII dio un golpe de Estado en España en 1823 y abolió la
Constitución libre de Cádiz. Este hecho provocó una profunda división entre los realistas del sector
liberal y aquellos que deseaban mantener el poder absolutista del monarca.
No pasó desapercibido para Bolívar que el general Pedro Olañeta se amotinara contra el virrey José
de la Serna, que debió enviar un ejército de 5,000 hombres al Alto Perú para luchar contra los
rebeldes.
Por eso, Bolívar mandó su ejército a la sierra central para aislar al del general José de Canterac en
este momento de fragilidad. Antes de la batalla en Junín, el Libertador arengó a sus tropas
“¡Soldados!: Vais a completar la obra más grande que el cielo ha encomendado a los hombres: la de
salvar un mundo entero de la esclavitud”.
El combate entre 8,000 patriotas y unas 7,800 tropas realistas comenzó muy mal para los dirigidos
por Bolívar, hasta que dos escuadrones de los Húsares del Perú realizaron una heroica carga por el
flanco izquierdo del enemigo. De esta manera, los patriotas consolidaron una brillante victoria.
Las enseñanzas de esta victoria patriota las podemos recoger hasta hoy. La primera de ellas es la
importancia de la unidad continental en momentos de crisis. Aquí nos unimos toda la región para
derrotar a un adversario colonialista. Hoy, la misma unidad y decisión podría ser usada para
combatir a otros enemigos comunes como son el subdesarrollo, la pobreza y la corrupción.
Destaca también el accionar de nuestros montoneros, aquellos hombres de los Andes que tuvieron
un papel decisivo en la lucha por nuestra independencia al encargarse de hostigar, reconocer los
movimientos de los enemigos y propiciar la deserción en el ejército que obedecía a De la Serna.

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