Teologia-Anexo Sesboue
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Los destinatarios
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Los programas de telvision titulados «Corpus Christi», emitidos en Francia
durante las semanas santas de 1997 y 1998, han subrayado holgadamente to-
das las dudas que las autoridades cientfficas sobre la cucstion, por lo demas
pertenecientes a reltgiones diversas, podfan plantear al respecto.
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C[ Y. LAMBERT, Lesjeunes el le christianisme: le grand diji, Le D6bat, mayo-
agosto de 1993, Gallimard, 63.
Introduction 13
Un testimonio
El acto de creer es siempre resultado de un compromise* de
nuesira Hbertad. Cada uno solo puede hablar de la fe a los
otros desde el fondo de su propio acto de creer. No tengo por
tanto intencion de ensenar la fe como se puede ensenar geo-
grafia o matematicas, aun cuando, como veremos, en los espe-
cialistas de estas disciplinas puede estar presente tambien cierta
forma de pasion o de fe y marcar fuertemente su ensenanza
por la constatacion de su conviccion. Yo quislera ofrecer el tes-
timonio personal de mi propia fe diciendo: esto es lo que me
hace feliz, esto es lo que me hace vivir. Yo quisiera poder de-
cir, con la discrecion que se impone, lo que los primeros dis-
cfpulos de Jesus se susurraban unos a otros: «jHemos encon-
trado al mesiasU (Jn 1,41). Este termino de «mesias», por
cierto, sigue estando muy presente en nuestra cultura, en vir-
tud del gran numero de personas que pretenden serlo y de una
especie de expectativa mesianica que no deja de cernirse so-
bre nuestra generacidn.
Un nino de siete u ocho anos pedfa ser bautizado. A sus
padres, que le interrogaban sobre los motivos de su decision,
temiendo que se tratara de un entusiasmo pasajcro, les con-
testo: «Quiero bautizarme porque quiero ser feliz*. Respues-
la sorprendente quiza, pero respuesta justa y verdadera. El
creer aqui propuesto quiere ser una invitacion a la felicidad.
El testimonio que trato de dar es pues el de una experien-
cia que se dirige a otras experiencias. Yo lo he vivido: £os dice
a vosotros algo? iPuede la fe hacerse ^contagiosa*, como lo
era en los primeros siglos, en los que el «boca a boca» fue el
gran factor de difusiOn del evangelio por toda la cuenca mc-
diterranea? El legado del emperador Trajano, Plinio el Joven,
hablaba del cristianismo como de un «contagio». Pero para
el evidentemente se trataba de una enfermedad.
La invitacion y el testimonio scran los dos resortes de la
pedagogia aqui propuesta. Daran el mayor espacio posible a
la narracidn y los relatos, por la sencilla razon de que el con-
tenido de la fe cristiana se presenta como un gran relato na-
rrado: relatos biblicos del Antiguo y del Nuevo Testamento,
relatos de la vida de la lglesia a lo largo de las epocas, relatos
14 Creer
a los que se une el relato mismo del narrador, cuyo mayor de-
seo es que aquellos puedan salirle al paso al lector en su pro-
pio relato intimo.
EN EL UMBRAL: «CREO»
Preambulo
' Quisiera traducir aqui, en terminos lo mas claros posible, lo que el teolo-
go aleman Karl Rahner (1904-1984) ha llamado «la experiencia trascendental»
del hombre, es decir, la experiencia que cada uno de nosotros tenemos de un
dinamismo interior, de una «trascendencia» que nos traspasa y supera siem-
pre. Cf su libro Curso fundamental sobre lafe, Herder, Barcelona 1989 4 .
2
B. PASCAL, Pensees, 200 (Lafuma) o 347 (Brunschvicg).
iQue es el hombre? iQuien soy yo? 23
1
No es una afirmacion gratuita, puesto que existe en este pun to un con-
senso muy amplio en los medlos cientificos. Haria falta todo un libro para ex-
plicar estas cosas y no es el objetivo de este.
4
Hoy la angustia ecologica anida en todos nosotros. El hombre se enfrenta
a su responsabilidad y a su libertad en el uso de los descubrimientos y de la
naturaleza. Pero, ^no nos olvidamos de que en los paises Uamados desarrolla-
dos estamos en presencia de una naturaleza casi completamente domesticada
y «humanizada» por muchos milenios de trabajo humano? Basta ir a ciertos
lugares de Alrica o Asia para tomar contacto con la naturaleza Uamada «vir-
gcn». Su caracter salvaje causa a veces miedo. Pero hoy estamos descubriendo
que los mejores progresos cientificos y tecnicos chocan con la limitacion de los
recursos naturales, reservandonos para un proximo futuro decisiones dificiles.
24 Creer
Libertad y responsabilidad
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En el punto al que bemos Uegado en nuestro itinerario vemos <
emerger la realidad de nuestra libertad y su corolario: la res- ]
ponsabilidad. La filosofia debate hasta el infinito acerca de la
libertad del hombre, y ciertas posturas cientificas tienden a
negarla. Hemos visto ya como mucbas ciencias tratan de des-
componer al bombre y de reducirlo a puro objeto. Hay que
constatar sin embargo que la vida personal y social es impo-
sible si no se presupone que el bombre es un ser libre. £C6mo
serian posibles todos los contratos que unen a los bombres
entre si, si no estuvieran fundados en un acuerdo verdadera-
mente libre? ^Para que el ejercicio de la justicia si los delin-
cuentes estan todos predeterminados al delito o al crimen?
Todos nosotros reivindicamos nuestra propia libertad como el
bien mas preciado. No admitimos la coercidn sino en los te-
rrenos en los que el respeto a la libertad de los otros pone fre-
no a nuestra propia libertad. Se habla asi de «libertad politi-
c a l «Libertad» es la primera palabra del lema de la Republica
francesa: «Libertad, igualdad, fratemidad». Se babla tambien
de «libertad religiosa», es decir, de la ausencia de cualquier
coercion, positiva o negativa, en la materia.
Pero, ^somos libres en el sentido filosofico o psicoanaliti-
co del termino? <No es nuestra libertad una mera ilusion de
nuestra subjetividad, determinada de becho por todo un con-
junto de factores desconocidos para nosotros? Hay algunas fi-
losofias que lo afirman,aunque la mayor parte respetan este
santuario que constituye a la persona bumana. Porque la li-
iQuc cs cl hombrc? {Quia* soy yo? 33
" Quien decia en sintcsis: no arriesgo nada optando por Dios y la vida eter-
na: si existcn, he seguido la opcion adecuada; si no existen, en nada salgo per-
judicado.
iQuc cs d hombre? iQuien soy yo? 37
Los signos de sentido son mas fuertes que los signos de sin-
sentido, a pesar de ser estos inmensos. Nuestra historia esta
hecha sin duda de guerras, de genocidios y de violencias de
todo tipo. Pero esta hecha tambien de gestos de amor y de ge-
nerosidad admirables. Por ejemplo, el testimonio dado por los
monjes de Tibhirine es mas fuerte que todas las matanzas ar-
gelinas. Esta opcion, ciertamente fundada en la razon, mani-
fiesta mas aun su verdad por la fecundidad de sus consecuen-
cias. Ha sido la de las figuras mas egregias de la humanidad.
La opcion del si no se reduce pues a su dimension racio-
nal. Es una opcion de toda mi existencia, de toda la historia
que viva hasta mi muerte. Frente a la misteriosa cuestion de
mi origen —«^donde estaba cuando todavia no habia naci-
do?», dicen los ninos—, frente a la dramatica cuestion de la
muerte, frente a la cuestion de los valores en mi vida (L. De-
latour), opto de todo corazon por que el amor y el sentido del
mundo tengan la ultima palabra.
Pero se tambien que no puedo probar tal opcion en el sen-
tido filosofico o cientifico del termino, como tampoco podra
probar la suya quien elija la contraria. Unos y otros estamos
«condenados» a elegir. ^Por que? £Se tratara acaso de una de-
bilidad congenita de estas cuestiones, que se dejan generosa-
mente a juicio de cada uno («Si eso es lo que piensas...») por-
que no hay certidumbre en la materia? Tal es sin duda la
opinion corriente.
Pero la cosa no es tan segura. ^Acaso no estamos aqui sim-
plemente en otro orden, mucho mas profundo que el del sim-
ple conocimiento? Si el ambito mas fundamental de lo huma-
no es objeto de un acto de libertad, ^no sera porque en caso
contrario no seriamos ya hombres, sino hormigas inteligen-
tes y laboriosas? Nuestra existencia no tendria ya ningiin mis-
terio: todo entraria dentro del buen orden de los ordenado-
res. Por lo demas, en toda ciencia hay fundamentos que no
se pueden probar porque constituyen aquello por lo que se
probara todo lo que sigue. La prueba se hace entonces a pos-
teriori, por la fecundidad misma de los fundamentos.
Estamos aqui en presencia de un dato «fundamental», que
no podemos controlar. Podemos siempre negarlo. Pero ese
dato fundamental no puede reducirse a ningun otro, y nos
38 Creer
' H. DE LUBAC, Le mystere du sumaturel, DDB, Paris 1965, 149 (trad, csp., I
Misterio de lo sobrenatural, Encuentro, Madrid 1991).
iQue es el hombre? {Quien soy yol 39
10
ID, Sur les chemins de Dieu, Cerf, Paris 1983, 11 (trad, esp., Por los cami-
nos de Dios, Encuentro, Madrid 1993).
" lb, 19-20.
40 Creer
u
El analisis propuesto se ha dirigido ante todo al individuo, pero es claro
que vale igualmente para las sociedades humanas. Asimismo, podria haberse
hecho partiendo de la dinamica de nuestra action, como hiciera ya Maurice
Blondel a finales del siglo XIX.
Bernard Sesboiie
I Creer
Invitation a lafe catolica
para las mujeres y los hombres
del sigh XXI
3.a edicion
SAN PABLO