01 JP Abrate Educación y Territorios Pensar Lo Público en Las
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No se trata sólo de reconocer los espacios a los que la universidad pretenden llegar, de de-
limitar sus rasgos característicos, de comprender sus condicionamientos históricos y socia-
les, de conocer su lenguaje y su cultura, de reconocer sus prácticas y sus modos de interac-
ción con el saber académico. Se trata más bien de entender estos espacios como territorios
en los que se construyen saberes (institucionales, sociales, comunitarios) que entran en
diálogo con el saber académico. Entender la densidad histórica de esos territorios –como
espacios de producción de conocimientos- supone reconocer esos conocimientos como
legítimos y proponer espacios horizontales de diálogo e intercambio de esos saberes con
el saber académico, con sus modos de producción y legitimación específicos. Esto implica
también el reconocimiento de tensiones y conflictos entre saberes en disputa, producidos
en campos específicos. jerarquizados y valorados de modos socialmente desiguales, legi-
timados (y deslegitimados muchas veces por diferentes actores institucionales y sociales)
Este territorio, supone entonces una dimensión topológica –un adentro y un afuera de la
Universidad- pero también una dimensión relacional, que define una trayectoria de víncu-
los, una historia de relaciones entre actores sociales concretos. En ese sentido, todo proyec-
to extensionista se inscribe en una historicidad, definida no sólo por las interrelaciones entre
la institución universitaria y la/s comunidad/es, sino también por la propia historicidad de
ambos espacios. La historia reciente de la Universidad pública en nuestro país y en América
Latina, configura una serie de condiciones de posibilidad para este tipo de experiencias. La
definición de políticas de inclusión social y educativa y el papel asignado a las universida-
des públicas en estos procesos, permitió desarrollar una serie de programas y proyectos, en
articulación entre el Estado, las universidades y la comunidad, que estimularon experien-
cias extensionistas en terreno. En el contexto actual, de restauración neoconservadora y
neoliberal, los modos de articulación entre el Estado, la Universidad pública y los territorios
concretos se encuentran profundamente condicionados para este tipo de prácticas.
De hecho, las diversas modalidades que se constituye esa relación, pueden configurarse en
sentidos diversos. Tradicionalmente la extensión fue pensada y puesta en práctica en una
perspectiva de arriba hacia abajo, del interior hacia el exterior, en una jerarquía de saberes
en la que se proyecta el saber académico –intra universitario-a un conjunto de actores so-
ciales, a comunidades, instituciones o grupos que se han considerado portadores de saberes
subalternos, des-jerarquizados, de sentido común e incluso dichos saberes han sido nega-
dos o invisibilizados.
Para cerrar este conjunto de reflexiones quisiera considerar el último desafío que propone el
título del dossier “pensar lo público en las prácticas extensionistas”. Tal como lo señalamos
en torno a las relaciones entre educación y territorio, el carácter público de la universidad
tampoco es un dato dado, sino una construcción histórico-política. Si bien es cierto que
en nuestro país la universidad pública es un actor político de relevancia y que su carácter
público, gratuito, laico y crítico constituyen rasgos de su identidad institucional que a veces
parecen esenciales, no podemos dejar de reflexionar en torno a un escenario nacional y
regional profundamente regresivo, en el que las universidades públicas enfrentan embates
en diversos frentes. Por un lado, las políticas neoliberales ponen en tensión la noción de
educación superior como derecho, mediante operaciones políticas y mediáticas, desfinan-
ciamiento, desmantelamiento de programas y proyectos, puesta en sospecha de prácticas
de articulación entre el Estado, las instituciones universitarias y las comunidades, deste-
rritorialización (virtualización) y a la vez internacionalización de la educación superior, se
proponen modelos universitarios orientados hacia el mercado, que debilitan el valor de lo
público en las instituciones-y particularmente en los espacios extensionistas.
Pero además, tal como ya lo hemos transitado en la década de los 90, la extensión en sus
perspectivas instrumentales y de transferencia de conocimientos desde lógicas de mercado,
ha contribuido a palear el desfinanciamiento de la universidad pública y a generar circuitos
de mercantilización de la educación superior. Este segundo aspecto, vinculado al anterior,
ha sido muchas veces responsabilidad de las propias instituciones universitarias, en contex-
tos políticos de desfinanciamiento y recorte presupustario para la educación pública.
desplieguen conocimientos críticos, que interpelen los saberes comunitarios, pero también
a los saberes académicos, que profundicen la potencia transformadora del conocimiento
producido colectivamente, desde una perspectiva emancipatoria, pero también que contri-
buya a un diálogo social en escenarios de creciente violencia y regresividad ideológico-polí-
tica. Creemos que esta publicación constituye un aporte en ese sentido.