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Estirar La Escuela

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EDUCACION Y ESCUELA 1

MATERIAL PARA EL DEBATE

¿ESTIRAR LA ESCUELA O CREAR UNA NUEVA ESCUELA?


MERITOCRACIA, BAJO IMPACTO Y ESCUELAS ZOMBIS
PROF. DR. JORGE EDUARDO NORO1
norojor@cablenet.com.ar

O
OR
LA ESCUELA QUE TENEMOS

Un sistema educativo es fuerte no por su organización (que debe ser eficiente en todos los

ON
aspectos), sino por la calidad de sus actores, porque sus docentes desencadenan aprendizajes y
porque sus estudiantes logran apropiarse, procesar los nuevos conocimientos. Un sistema así crea las
condiciones para el respaldo social, porque la sociedad se siente directamente beneficiada por sus
aportes.
RD
La escuela ha dejado de ser relevante porque se mantiene fiel a sus viejos rituales y a la tradición,
pero no logra responder a las demandas de los tiempos que corren. A este tipo de escuelas se
pueden adaptar algunos que están naturalmente incluidos, pero difícilmente se pueden adaptar los
UA
otros, los distintos, los diferentes, los extraños, los excluidos. Se asoman, curiosean, dan vuelta y se
van. Esta desarticulación evidente provoca los desajustes que padecemos todos: docentes, alumnos,
familias y sociedad.
ED

Todos sabemos lo que significa estirar algo: dilatar, ensanchar, aumentar, desplegar, tratar de
que alcance para más. Uno puede “estirar” la comida para que comensales se alimenten; “estirar” la
bebida” para que mas sedientos se calmen; “estirar” la pintura o el materia de construcción, etc.
GE

También tiene su significado en la jerga propia de la producción, venta y consumo de las drogas

Pero hay cosas que no se pueden “estirar” porque si uno lo intenta lo que hace es destapar a unos
JOR

para tapar a otros: una sábana pequeña para una cama grande, un mantel reducido para una mesa
enorme, la ropa del más pequeño para cubrir al más grande. Sabemos que el estirar es posible a
veces y es imposible en otras. Si lo intentamos rápidamente, nos daremos cuenta del fracaso de
nuestro propósito. A menos que no podamos verlo, porque sólo observamos el lugar en el que la
ropa, el mantel o la sábana están cubriendo perfectamente.

Algo así sucede con la escuela de siempre, en nuestros días: es una organización que puso en acto
la educación formal y que respondió con probada eficiencia a determinadas necesidades. Cuando

1 Disponible en
https://es.scribd.com/doc/235960519/267-CURSO-DE-FILOSOFÍA-PEDAGOGÍA-Y-DIDÁCTICA-
INTERVENCIÓN-Y-FUNDAMENTACIÓN = LIBRO DIGITAL. CAPÍTULO 1º. PAG. 4
http://es.calameo.com/read/000538013a5e5e54e5807 = LIBRO DIGITAL = DE LA ESCUELA DEL
PASADO A LA ESCUELA DEL FUTURO. PAG. 194
EDUCACION Y ESCUELA 2
MATERIAL PARA EL DEBATE

pretendemos hacerle cumplir otros roles o satisfacer otras necesidades, la estamos “estirando” con
los riesgos que conlleva, forzándola a que llegue a lugares que nunca ha imaginado.

Si pretendemos que aquella escuela triunfal y eficiente se encargue hoy de todos (absolutamente
de todos), respondiendo a los legítimos derechos de quienes pretenden ingresar en ella y lograr el
reconocimiento personal y social que se aguarda de la educación, es posible que nos encontremos
con sus propios límites: nosotros podemos ver o negar la situación, porque eso sólo depende del
punto de vista y de la perspectiva que asumamos: vemos todo o vemos sólo una parte, destacamos
los méritos o señalamos las carencias, aplaudimos los indicadores cuantitativos o nos atrevemos a
revisar los indicadores de calidad, observamos a todos los que están o fijamos la atención en todos
los que no están y tomamos conciencia del estado en el que están los que están.

Y allí se pone en marcha la estrategia de estirar la escuela, para que sin renegar a su estructura, a
su formato organizativo pueda responder a todas estas nuevas demandas. Y aquí estirar refiere dos

O
sentidos: el primero es tratar de llegar a más usuarios, a un número mayor y más variados de
habitantes escolares; pero también que siga haciendo lo que hacía pero con una profundidad y un

OR
alcance sensiblemente menor. ¿Y cómo la “estiro”? (1) los conocimientos fundamentales, las
competencias necesarias se diluyen en formulaciones ambiguas que en la práctica implica enseñar y
exigir mucho menos de lo necesario; (2) la formación de hábitos que se traduce en el cumplimiento

ON
de diversas obligaciones como una formalidad necesaria para la posterior adecuación a las exigencias
de la sociedad, de derriten en un clima de recomendada tolerancia que excede todo límite
(asistencia, puntualidad, días de clase, cumplimientos de plazos, fechas compromisos); (3) los niveles
de aprendizajes que implican una verdadera apropiación de los diversos tipos de conocimientos se
RD
desdibujan y se pierden en una cataratas de “oportunidades” de aprobación, que terminan por
desnaturalizar la acreditación de los saberes; (4) las relaciones interpersonales que suponen un
reconocimiento de relaciones asimétricas (autoridad, adultos) y simétricas (pares) naufraga en un
clima de desorden y de abandono de toda norma, bajo eufemismos que desarman los mínimos
UA
acuerdos para convivencia; (5) el compromiso familiar que articula la co-relación necesaria de los
responsables familiares con la escuela se abandona aceptando las situaciones de desprotección y
abandono en el que viven muchos de los sujetos que concurren a la escuela, sin intentar construir
ED

referentes adultos que acompañen y respalden su educación; (6) docentes y directivos preparados
para trabajar en un contexto homogéneo, asumiendo un diseño curricular del que todos deben
nutrirse, se multiplican en variadas acciones y estrategias para poder atender a la creciente
diversidad con la que se enfrentan.
GE

La escuela “se estira” sin llegar a cubrir nada porque se enseña, se aprende, se cumple, se
concurre, se respeta, se establecen relaciones, se aprueba, se promueve de una manera muy diluida,
sin relevancia, escasamente significativa, como si una cultura del simulacro invadiera a todos los
JOR

actores.

La situación se vuelve problemática y estratégicamente imperceptible, porque terminamos por no


satisfacer a nadie (como el mantel, la sábana o la ropa). Tarde o temprano todo sentirán que no
responde a sus necesidades: unos abandonarán barco porque no les parece para nada atractivo el
viaje; otros seguirán a bordo, pero dejándose llevar y reduciendo al máximo los esfuerzos; y
finalmente otros se mostrarán frustrados porque no encuentran en la escuela lo que buscaban, lo
que le prometieron o lo que necesitaban, contagiando de este desánimo a la sociedad (“la escuela no
es como antes”)

Pensamos en los docentes, en los buenos docentes (dejando de lado aquellos que no hacen honor
a la tarea), pensamos en su dignidad como profesionales o en la simple dignidad de su trabajo: el
docente es el ejecutor de esta tareas de “estiramiento”, lo es porque (1) debe conformarse con las
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MATERIAL PARA EL DEBATE

migajas del conocimientos que certifica como aprendizajes (después de numerosos intentos para
recuperar a los más remisos), (2) debe ponerle buena cara, sentido del humor y comprensión a
situaciones inadmisibles en el trato o en las relaciones dentro del aula, (3) tiene que justificar,
explicar o comprender que el alumno llegue cuando quiera o concurra a clase cuando le parezca, sin
dar explicaciones o sin disculparse, (4)tiene que hacerse cargo de numerosas enseñanzas y
explicaciones adicionales a quienes no han hecho ningún esfuerzo por atenderlo, (6) se multiplica en
mil tareas, renueva sus esfuerzos, le pone toda la carga vocacional y tiene pocos reconocimientos: de
los estudiantes, de las familias ausentes, del sistema, de la sociedad. Por ejemplo:

(1)Si para que los alumnos aprendan cada docente debe “negociar” los contenidos y trivializarlo
hasta un nivel en el que directamente se han desnaturalizado los saberes propios de las ciencias o de
las disciplinas, la escuela “estira” los conocimientos para llegar a todos, entonces lo que los alumnos
aprenden no son mas que fragmentos y restos de la cultura que deben adquirir.
(2) Si se proclama que el año escolar debe tener entre 180 Y 200 días de clase, con una carga horaria

O
no menor a cinco horas (25 horas semanales o mas), pero luego la escuela “estira” el criterios y
ofrece jornadas en las que las horas no son más que dos y se multiplican sin límites las inasistencia de

OR
los alumnos, entonces la presencia real de los estudiantes en el aula y en la escuela – en muchos
casos – se reducen al 50 %.
(3) Si el clima de trabajo escolar exige un ambiente favorable y una relación de respeto y

ON
comunicación entre los docentes que enseñan y el grupo de alumnos que aprenden, pero luego la
escuela “estira” los formatos de control disciplinario de tal manera que se trata de comprender y
contener a los que no han desarrollado los hábitos de convivencia y de respeto, entonces la escuela
expone a situaciones ridículas, los docentes a condiciones denigrantes, y los estudiantes
RD
voluntariosos y correctos a agresiones constantes.
(4) Si toda institución requiere una autoridad que la dirija y el reconocimiento por parte de quienes
actúan en ella cumpliendo diversos roles, pero la escuela “estira” la consideración de alumnos o
padres que desconocen o niegan autoridad y responsabilidad, entonces se establece un clima de
UA
anarquía que perjudica a todos.
[…]Las escuelas, sin embargo, SIGUEN SIENDO AUN EL LUGAR DE LA RESISTENCIA, la última frontera2,
la posibilidad que tienen muchos de llegar a ser y de alcanzar el pasaporte idóneo para tener un
ED

proyecto de vida digno. Para muchos docentes que – cotidianamente luchan desde las trincheras y
en situaciones casi heroicas – tiene sentido el trabajo escolar, en las diversas condiciones y con los
más variados estratos sociales. Hay familias, alumnos, sectores sociales que aun buscan y
encuentran en las escuelas el respaldo para la construcción del futuro. Pero no podemos negar que
GE

hay demasiados síntomas de una destrucción preocupante que rebasa las posibilidades y las buenas
intenciones de funcionarios y autoridades (cuando las tienen) para poner en cuestión la misma
estructura, el mismo formato de la escuela que tenemos[:::]
Imaginemos juntos la escuela en la que realmente queremos trabajar. Imaginemos el aula, los
JOR

alumnos, nuestra actividad como educadores…

2El concepto de ULTIMA FRONTERA en donde la escuela sigue luchando en nombre de la sociedad y de cierta
concepción de estado ausente ha sido acuñado y utilizado por DUSCHATZKY Silvia (1999), La Escuela como
Freontera. Reflexiones sobre la experiencia escolar de jóvenes de sectores populares. Buenos Aires. Paidós.

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