Mediación Usfq - Fed
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de la legislación ecuatoriana
1. Introducción
Han transcurrido aproximadamente veinte años desde la entrada en vigencia
de la LAM1. Si bien su promulgación fue un gran avance para el
reconocimiento de los MASC en Ecuador, como lo son el arbitraje y la
mediación, llama la atención que esta ley se haya quedado en el pasado y no
haya evolucionado de conformidad con las necesidades progresivas de las
partes.
De manera general, los conflictos que se suscitan entre las partes y cuya
solución no puede ser alcanzada a través de su propia voluntad se resuelven
ante un tercero imparcial llamado juez. No obstante, existen MASC, que
surgen como respuesta a la grave y real necesidad de la sociedad de encontrar
otras herramientas que, de manera ágil y eficaz, permitan arribar a un acuerdo
entre las partes sin necesidad de recurrir a la justicia ordinaria. La
conciliación, la negociación, la mediación y el arbitraje son algunos de ellos.
En Ecuador, los MASC tienen una larga trayectoria jurídica. En 1963, se dictó
la primera ley sobre la materia, la Ley de Arbitraje Comercial 2. A pesar de
que dicha Ley regulaba al sistema arbitral como un medio idóneo para la
solución de conflictos comerciales, “no fue mayor el uso y aplicación de esa
normativa por desconocimiento, falta de promoción, entre otras razones” 3. En
los años noventa, debido al amplio desarrollo internacional del arbitraje, surge
la necesidad de desarrollar legislación sobre MASC en Ecuador. Así, en el año
1997, se promulga la LAM, misma que tiene como premisa fundamental
privilegiar y garantizar los métodos alternativos de solución de controversias.
En lo principal, la LAM regula al arbitraje, a la mediación y a la mediación
comunitaria como métodos privados e idóneos para llegar a acuerdos
satisfactorios entre las partes 4.
Diez años más tarde, tras la constituyente propuesta por el economista Rafael
Correa, se adoptó la Constitución de Montecristi. En esta se consagró de
manera similar el reconocimiento de los MASC7 y establecieron dos
distinciones con relación a la Constitución del 98. En primer lugar, restringió
el ámbito de aplicación de los MASC a materias que, por su naturaleza, se
puedan transigir8 9 ; y, en segundo lugar, positivó la necesidad de contar con el
pronunciamiento favorable de la Procuraduría General del Estado en todos los
casos en los cuales el Estado se someta a arbitraje10.
No existe una definición global para precisar el alcance de los MASC. Por lo
mismo, resulta conveniente aproximarse al término haciendo un análisis de
sus características. MASC es un término utilizado para referirse a mecanismos
alternos a la jurisdicción estatal que tienen las siguientes características: (i)
buscan resolver una diferencia entre dos o más partes; (ii) la materia en
disputa, por lo general, se relaciona con derechos u obligaciones civiles; (iii)
la disputa potencialmente puede ser llevada a una corte estatal; (iv) la
controversia puede ser resuelta mediante un proceso más flexible; (v) el
proceso es confidencial; (vi) el proceso involucra un tercer individuo
independiente y neutral que añade objetividad a la controversia; y, (vii) son
mecanismos que nacen de un acuerdo contractual13. Los MASC ofrecen
distintas ventajas en cuanto a costos, rapidez, flexibilidad, confidencialidad y
manejo del proceso por las partes14.
2.2.1. Mediación
2.1.2. Arbitraje
Platón escribió que “los primeros jueces sean aquellos que el demandante y el
demandado hayan elegido, a quienes el nombre de árbitros conviene mejor
que el de jueces, que el más sagrado de los tribunales sea aquel que las partes
mismas hayan creado y elegido de común consentimiento”23. A través de
dicha afirmación, se evidencia que el arbitraje es, esencialmente, una
manifestación de la autonomía de voluntad de las partes.
Por un lado, en la mediación las partes arriban a un acuerdo por ellas mismas.
Si bien el mediador asiste en el desarrollo de soluciones, no controla el
proceso ni impone una decisión a las partes, pues su rol es persuadirlas a
enfocarse en sus intereses reales, más allá de lo que conciben como su derecho
contractual o legal32. Por otro lado, en el arbitraje, el árbitro escucha las
posiciones de las partes quienes presentan evidencias y pruebas para respaldar
sus argumentos. Tras este proceso, el árbitro emite un laudo vinculante. Por lo
general, todo pronunciamiento del árbitro se entiende como regla.
Ahora bien, ¿qué ocurriría si es que las partes no alcanzan una solución en la
etapa de mediación?, ¿podría el med-arbiter retornar a su rol como árbitro? En
Ecuador, por la prohibición antes mencionada del artículo 49 de la LAM, no
se podría pactar arb-med-arb. En este procedimiento, si es que las partes no
alcanzan un acuerdo en la fase de mediación, el terceroretoma su rol como
árbitro para emitir un laudo vinculante; lo cual en Ecuador resultaría
inaplicable.
En 1970, el árbitro Sam Kagel utilizó por primera vez el med-arb como
MASC. Él consideró como su obligación asistir a las partes como mediador
para que estas resuelvan la mayor cantidad de divergencias en mediación y,
posteriormente, las disputas sin resolver se llevarían a arbitrar49.
Posteriormente, la Corte de Ohio, en el caso Bowden c. Wickert50 estableció la
importancia del med-arb como un MASC. Además, señaló que, para que este
mecanismo funcione, debe existir: (i) evidencia de que las partes otorgaron al
mediador las facultades del árbitro; (ii) una estipulación escrita sobre arbitrar
todo aquello que no se llegó a un acuerdo en mediación; y, (iii) un acuerdo
sobre la renuncia de confidencialidad en el proceso de mediación en caso que
la disputa se resuelva mediante arbitraje51.
3.3.1. Ventajas
En palabras de Brewer y Millis, “la principal ventaja del med-arb y del arb-
med-arb es la certidumbre de poner fin al conflicto”77. Esta característica es
tomada del arbitraje ya que el árbitro tiene la facultad de tomar una decisión
final y vinculante; cosa que no ocurre en la mediación puesto que son las
partes las únicas que pueden poner fin al conflicto78. Los procedimientos
de med-arb y arb-med-arb gozan de este beneficio, puesto que, en caso de no
llegar a una decisión final en la etapa de mediación, el med-arbiter se reviste de
facultades de árbitro y dicta un laudo final, situación que no ocurre en el arb-
med, puesto que el mediador no tiene la potestad de adoptar una decisión final
y vinculante.
3.3.2. Desventajas
Existen ciertas preocupaciones respecto del med-arb, el arb-med y el arb-med-
arb que han ocasionado su falta de reconocimiento en la mayoría de
legislaciones. A pesar de las ventajas mencionadas se critica a estos
procedimientos, en virtud distintas razones, siendo las principales: (i) la
dificultad que un tercero pueda asumir el rol de med-arbiter; (ii) la dificultad de
garantizar la imparcialidad del proceso; y, (iii) la consideración del med-arb y
del arb-med-arb como un obstáculo a la confidencialidad.
3.3.2.1. ¿Puede un tercero reunir las características de un mediador y de un árbitro?
La confidencialidad puede ser definida desde dos puntos de vista, uno positivo
y otro negativo. En un sentido positivo, implica mantener en secreto la
información que proviene de las sesiones de mediación y mantener en reserva
la información que se trate durante el proceso. En un sentido negativo, la
confidencialidad comprende una obligación de no hacer, es decir, de no
divulgar ningún documento, dato, hecho o cualquier información que el
mediador conozca durante el proceso91.
A través de este caso se deja en evidencia cómo los sistemas de med-arb y arb-
med-arb generan una serie de deficiencias en el debido proceso respecto a la
confidencialidad. Dicho criterio ha sido replicado por la Corte de Apelaciones
de California en el caso Logan c. Logan en el que se concluyó que incluir una
referencia, en el proceso de arbitraje, a información confidencial obtenida
durante la mediación, constituye un motivo para anular o modificar el laudo
arbitral99.
Así, a pesar que el med-arb yel arb-med-arb han alcanzado gran popularidad en
ciertas culturas jurídicas, la disputa acerca de la compatibilidad entre el
arbitraje y la mediación continúa vigente. Aparentemente, este sistema
proporciona ventajas únicas a las partes; no obstante, analizar otras
experiencias nos permite concluir que también genera serias preocupaciones.
Ha quedado claro que, por disposición legal, en todo proceso arbitral, existe
una audiencia de mediación que no es parte del proceso arb-med. Por esta
razón, se cuestiona si realmente tendría alguna utilidad que las partes pacten
una mediación intraproceso cuando la ley ya lo exigió. ¿Realmente tendría
utilidad en Ecuador pactar una cláusula arb-med? ¿Podrían las condiciones del
conflicto cambiar de tal manera para que las partes busquen mediar una
segunda vez? ¿Qué pasa si las partes no llegan a una solución en la
mediación? ¿Se deberá conformar un nuevo tribunal arbitral?
El artículo 234 del COGEP prescribe que la conciliación podrá realizarse bajo
tres supuestos:
Por otro lado, el tercer supuesto del artículo 234 guarda relación con el
procedimiento arb-med-arb. Cuando, en la etapa de conciliación, las partes
solo resolvieron ciertos temas de la litis, el juez deberá asumir sus potestades
jurisdiccionales y dictar una sentencia para poner fin al conflicto. Asimismo,
en el arb-med-arb el tercero deberá dictar un laudo sobre los asuntos que no
han alcanzado resolución en la etapa de mediación.
Si bien el mecanismo arb-med-arb guarda relación con la fase de conciliación
en un procedimiento judicial, existe una gran diferencia: la etapa de
conciliación proviene de un mandato legal. Mientras que en el arb-med-arb el
tercero asume facultades de mediador por la sola voluntad de las partes, en la
justicia estatal, el funcionario judicial está obligado por ley a procurar la
conciliación118.
El derecho privado “se basa en la idea de que el orden más adecuado para las
relaciones entre los individuos es lo que ellos mismo establecen”119, al
contrario de lo que ocurre en derecho público donde el mandato legal es el que
prima. Es decir, si en la justicia ordinaria se permite a un tercero actuar tanto
de conciliador como de juez en un mismo proceso, no hay razón alguna para
que las partes no pudiesen pactar una cláusula arb-med-arb con la intervención
del med-arbiter. ¿Cómo desconocer esta figura en el derecho privado sin
desconocer la autonomía de la voluntad?
Tal y como ordena el principio de irrelevancia del nomen iuris: las cosas son lo
que son y no lo que las partes dicen que son. Si bien la cláusula pactada entre
Electroquil y el Ministerio fue denominada como “Convenio Med-Arb”, esa
no es su verdadera naturaleza. En realidad, se trata de una cláusula escalonada
en la que la mediación se dio ante el Centro de la Procuraduría General del
Estado, y el arbitraje ante la Cámara de Comercio de Guayaquil, con árbitros
completamente independientes que no habían intervenido en lo absoluto
durante la fase de mediación. Fueron dos procedimientos distintos que
responden a lo que Blankley ha denominado multi-step clauses o cláusulas
escalonadas.
5. Conclusiones
The Best of Both Worlds?126. No existe un MASC perfecto. La mediación y el
arbitraje, a pesar de ser los MASC utilizados con mayor frecuencia, no
siempre satisfacen los intereses de las partes. En respuesta a la necesidad
constante de las personas por encontrar un mecanismo que reúna los
beneficios de la mediación y el arbitraje surgen el med-arb, el arb-med y el arb-
med-arb. La combinación de ambos métodos nos lleva a pensar que existe un
mecanismo ideal. Sin embargo, la confidencialidad, la imparcialidad y la
dificultad de encontrar un med-arbiter, son algunos de los cuestionamientos
que nos permiten concluir que el med-arb, arb-med y el arb-med-arb no son
ideales.
Las partes son las que, en virtud del principio de autonomía de voluntad,
pueden decidir cómo, cuándo y con quién desean que su disputa se resuelva;
la flexibilidad es una ventaja esencial de los MASC frente a la justicia
ordinaria. Por lo mismo, que el artículo 49 de la LAM prohíba el
reconocimiento del med-arb en la legislación ecuatoriana es cuestionable
puesto que restringe el principio que inspiró la creación de la misma Ley: la
autonomía de la voluntad. Así, la única forma de garantizar el principio en
cuestión, sería a través de la derogatoria de esta norma prohibitiva. Del mismo
modo, la prohibición del artículo 49 impide que se pacte un mecanismo
de arb-med-arb. Si bien en un inicio la controversia es conocida por un árbitro,
si la disputa no alcanza una solución y deriva a mediación, dicho tercero, el
mediador, no podrá intervenir como árbitro una vez más.
“I cannot tell you the number of times I have been frustrated at the waste of resources
in resolving disputes through standard litigation practices. It sometimes reminds me of
what an American army captain said in Vietnam: ‘To secure the village it was
necessary to destroy it”
-David Shaughnessy