Bloque 2. Tema 4
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INTRODUCCIÓN
A principios del siglo XI la autoridad de los califas cordobeses empezó a ser cuestionada por las autoridades
locales, hasta que la muerte de Almanzor (1002) acabó por debilitar el califato con su consiguiente división en
pequeños reinos autónomos: los reinos de taifas.
o Históricamente, Almanzor es un personaje muy destacado, llevando a cabo una gran expansión
territorial para Al-Ándalus. Al morir en el capo de batalla, trae consigo un gran conflicto sucesorio. El
que hereda el caro de primer ministro entonces será su hijo Abd el-Malik que, al igual de su padre, será
un gran batallador pero morirá inesperadamente cinco años después, en el año 1008. Tras ello, quien
se queda con su cargo es su hermanastro Abderramán, el Sanchuelo (en su familia había mezclada
sangre cristiana), quien convenció a Hixam II de que lo nombrase califa. Esto despierta una gran
oposición entre los seguidores de los Omeyas, que creían que este cargo no debía ser de libre
designación. Estos querrán recuperar el poder para la familia Omeya, provocando conflictos internos
(fitnas) entre ambas familias. Finalmente, parte de las ciudades del califato, cansadas del conflicto se
nombrarán independientes (taifas) e irán quitando territorio a la propia Córdoba, progresivamente.
Tanto es así que en el año 1031, Hixam III, el último califa omeya de Córdoba, será expulsado por el rey
o emir de la taifa de Málaga.
o Algunos de los gobernantes de estas taifas se nombran califas; otros, emires… a nivel gobernativo cada
taifa es diferente pero, a nivel artístico, van primando unas características generales que parten del
reino Omeya pero van evolucionando progresivamente.
Esta fragmentación política de poder facilita la reacción de los reinos cristianos del norte peninsular que culmina
con la capitulación de la taifa de Toledo ante Alfonso VI de Castilla en el 1085.
Frente a la debilidad militar y la complejidad política de los emiratos de estas primeras taifas, podemos hablar
de un gran esplendor cultural, científico y artístico.
ARQUITECTURA CIVIL
No obstante, ha sufrido diferentes cambios: tras la conquista cristiana en el año 1118, Alfonso I el Batallador lo
utiliza y se convirtió en residencia de los reyes aragoneses. Pedro IV hace numerosas renovaciones. Estas obras
se harán incluso hasta tiempo de los reyes católicos. Incluso en época renacentista (1593) se convirtió en una
residencia militar. Por último, sufrió grandes desperfectos sobre todo durante la Guerra de la Independencia
hasta que fue enormemente restaurada en la segunda mitad del siglo XX y actualmente acoge a las Cortes de
Aragón, lo que imposibilita su total visita hoy en día.
La planta no se ha modificado a lo largo del tiempo. Se encuentra próxima a la
orilla del Ebro en una ligera atalaya, por lo que se tiene que adaptar al espacio del
terreno con un planta que buscó ser cuadrada pero acabó siendo trapezoidal ya
que uno de los muros se tuvo que plegar para seguir el cauce del rio. Su esquema
es de una total fortaleza con todo el perímetro amurallado y jalonado con torres
circulares (propias del siglo XI) porque tenemos una única torre rectangular,
conocida como la Torre del Trovador (pre-hudí, pre-taifa; posiblemente de un
palacio omeya). El diseño de esta planta toma una residencia directa de los palacios del desierto omeyas
(quasar), que encontramos sobre todo en la zona de Siria y Jordania.
El acceso se realiza por un paño de murallas conservado en bunas condiciones, en
el que se puede apreciar la necesaria reconstrucción en ladrillo, dejando una
diferencia de color. La parte baja de las torres es la original de tiempos de taifas. A
la entrada principal se accedía atravesando un puente que pasaba por encima del
Ebro. Estaba enmarcada por dos enormes torreones y presenta un esquema que
parte de las portadas de la mezquita de Córdoba: un grandísimo arco de herradura
de doble rosca (también arco enjarjado porque el salmer tiene doble función:
arrancar el arco y formar parte del propio muro, su nacimiento no es independiente del muro). Este sistema de
doble arco recuerda a las ampliaciones de Al-Hakam II. Sin embargo, sufrió grandes reformas en época de los
reyes católicos, por lo que la reconstrucción hecha es hipotética: la puerta pudo presentar un doble friso con
arcos apuntados entrecruzados.
En el interior hay una clara división en tres ámbitos, de los cuales solo el rectángulo
central estará ocupado en época islámica como residencia palatina. Este se
estructura en torno a un gran patio que conocemos hoy como el Patio de Santa
Isabel. La estructura del patio toma el modelo que ya habíamos visto en algunas
de las casas señoriales de Medina Azahara (patio de la Casa de la Alberca p.e.)
pero, en este caso, un paseador central de norte a sur que divide la vegetación en dos parterres a derecha e
izquierda del mismo. Además, en los lados menores hay dos pequeñas albercas paralelas a los salones de esos
lados (igual que Medina Azahara). En los lados mayores hay dos crujías (naves) alargadas en als que
posiblemente estaban ñas dependencias del servicio. El patio está totalmente rodeado por cuerpos de arquerías,
siendo las más ricas la norte y la sur, que daban acceso a los salones. Se le conoce así por un nombre de uso
cristiano, pues cuenta la tradición que allí nació la princesa que sería después la reina Isabel de Portugal, esposa
de Carlos V. Se tuvo que hacer una enorme reconstrucción de todos los pórticos y los arcos decorativos. Además,
solo conservamos la alberca sur de las dos que debió haber. Este lado es el más reformado en el interior.
Pórtico norte: atravesando el patio, lo primero que encontramos es un pórtico de
espera separado del jardín que lo precedía por una arquería con arcos
polilobulados apoyados en columnillas pareadas con capiteles de ataurique en
alabastro. Esto nos habla de la búsqueda de la riqueza también en los materiales.
Este cuerpo de arcos se prolonga por lo laterales, avanzando hacia el jardín. La
decoración de estos arcos incorpora una rica técnica de lacería que son casi un eco
de los lóbulos de los arcos. Entre las cintas de la lacería encontramos decoración de ataurique, más fino y
abstracto que los modelos omeyas, pues tiende al esquematismo. Hay un predominio clarísimo del arco
polilobulado, dejando los de herradura califal a un lado (van a los modelos de Al-Hakam, más vistosos y
decorativos). El pórtico, en los laterales, tenía unas pequeñas salas (alhanías) destinadas al descanso.
Carmen Pérez Miñarro 3
La de la derecha, precede una mezquita o sala de oración privada. El salón del trono presenta la misma estructura
que el pórtico. El acceso al salón dorado tiene un cuerpo de arcos mixtilíneos entrecruzados que nos recuerda,
considerablemente, a la mezquita de Córdoba. Este entramado de arcos mixtilíneos queda acogido por arcos de
herradura muy abiertos en la parte superior. El acceso a las alhanías de los extremos del salón también tienen
un acceso independiente desde el pórtico a través de dos puertas pequeñas que copian el modelo típico de la
mezquita de Córdoba con un arco de herradura califal al que se superpone un arco polilobulado apuntado. Sobre
todo este cuerpo de pórtico y salón del trono existía una segunda planta, desaparecida por completo en época
de los reyes Católicos. La reconstrucción hipotética ha añadido a esta altura unas ventanas con celosías. En la
pared del fondo del salón se repetía el esquema del salón de Abderramán III en Medina Azahara (se sabe por las
descripciones escritas y, a su vez, este es tomado del mihrab de la mezquita): un gran arco ciego bajo el que
estaría ubicado el trono de Yafar. La decoración de este salón era integra: todos los suelos eran de mármol
blanco, un zócalo de alabastro de dos metros y medio de alto en la parte baja, con decoración de ataurique
probablemente. Por encima, toda la decoración sería de yeserías y ataurique y, rematando la parte alta del
muro, una banda epigráfica con caracteres cúficos y frases coránicas. El techo es un alfarje de madera con
motivos geométricos de estrellas que representaban el firmamento. Era un horror vacui porque, aunque hoy se
ha perdido la policromía, todos los fondos del ataurique, la epigrafía y el alfarje estaban en rojo y azul y, los
motivos que sobresalen, en dorado. Uno de los elementos decorativos nuevos que traen las taifas y se mantiene
hasta tiempos nazaríes son las rosetas gallonadas o veneras. Estas se ven en las albanegas de los arcos de
herradura del cuerpo superior de la portada de acceso al salón, por la parte interior. Las alcobas laterales
conectan de forma independiente desde el pórtico pero también desde el salón. Su acceso se hace a través de
un arco festoneado.
o De lo poco conservado, en uno de los laterales de uno de los arcos entrecruzados de la izquierda, hay
un pajarito como símbolo del poder. Lo que es destacado pues la tradición Omeya huye de la
representación figurativa en la arquitectura. En las taifas hay ciertas licencias incorporadas de una
manera muy discreta.
Siguiendo en la zona norte, en el pórtico lateral derecho, encontramos la mezquita privada. La portada de esa
mezquita tiene un arco de herradura festoneado que se inspira en el modelo de la mezquita de Córdoba pero
se diferencia por su arranque (los salmeres presentan una curva muy acentuada con forma de S, una aportación
novedosa de las taifas). Esto está enmarcado por un alfiz en el que prima la decoración de ataurique con
tendencia al roleo. Sobre la puerta de acceso hay un segundo cuerpo con arquillos de medio punto festoneados
entrecruzados. Están cegados porque la decoración de ataurique ocupa todos los huecos que quedan entre ellos.
En el exterior hay un segundo alfiz que enmarca toda la portada donde sí que encontramos la frase epigráfica
en la que los caracteres quedan totalmente absorbidos por el ataurique que los rodea.
Carmen Pérez Miñarro 4
o En el interior, su planta es cuadrada pero con las esquinas achaflanadas, lo que da una forma octogonal.
Esto se hace mediante unos arquillos de yesería decorativos. La altura se divide en dos plantas: el primer
cuerpo con unos arcos mixtilíneos ciegos totalmente revestidos de ataurique bajo una banda epigráfica
cúfica y, un segundo cuerpo con una galería abierta de arcos polilobulados entrecruzados con celosías
posiblemente destinada a las mujeres de la familia. El mihrab está bien orientado al sudeste siguiendo
el modelo de la mezquita de Córdoba a excepción de sus albanegas, que presentan veneras, de un
tamaño bastante grande. Presentan el juego de dovelas bicolores y la alternancia de dovelas lisas con
decoradas con ataurique. Para alcanzar la altura del resto de las paredes de la planta baja colocan sobre
el arco una segunda banda epigráfica, quedando más armónica la distribución. El remate del interior
de la mezquita no conserva nada de lo original pero se cree que, por su paralelismo con la mezquita de
Córdoba, debía tener una bóveda de crucería califal.
Pórtico sur: sigue el mismo esquema que el norte, sirviendo de antesala a otro
salón que habría al sur. Tiene una decoración diferente a la del nado norte, sin
embargo, porque se estructura en base a un complejo sistema de arcos
polilobulados en lo que prima la decoración geométrica o lacería. El sistema de
apoyos es con pilares a los que se adhieren las columnillas pareadas que servirían
de arranque para los arcos polilobulados. Es diferente pues se hizo en diferentes
períodos al norte, pero también pudo ser por variación intencionada en la
decoración. Delante de esta fachada del pórtico es donde se conserva la pequeña alberca.
LA ALCAZABA DE MÁLAGA
Según las fuentes será construida en la primera mitad del siglo XI, aunque es posible que ya existiera una
arquitectura de alcazaba de menores dimensiones anterior (omeya). La tenemos en tres niveles, al ubicarse en
un punto estratégico de la ciudad: la parte alta del monte de Gibralfaro. En base a eso, hace todo un sistema de
fortificaciones. El registro inferior (verde) se conoce como las fortificaciones de ingreso (puertas, recodos,
torreones…) servía solo de acceso intricado y ascendente al primer recinto (rojo) en el que se encuentran
residencias. Este presenta la plaza de armas como lugar de parada militar antes del acceso. En el tercer nivel o
recinto superior (azul) encontramos la zona palatina con dos edificaciones residenciales que siguen el esquema
de Medina Azahara de patio interior con alcobas alrededor y, tras ellas, un barrio castrense o militar.
Al igual que en algunas zonas de la mezquita de Córdoba encontramos un aparejo mixto con piedras de
diferentes tamaños y ladrillos en franjas, y arcos apuntados (arcos túmidos) que sirven de acceso a través de los
recintos amurallados.
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Quedan restos del Patio de los Surtidores, usado como acceso a las zonas palatinas. En este patio existía un
pequeño salón al que se accedía por una portada con ese triple arco de herradura en el que vemos la decoración
con la alternancia de dovelas entre lisas y decoradas con ataurique. Desde el pórtico se llegaba a un pabellón o
mirador decorado por sus cuatro caras por arcos polilobulados entrecruzados, recordándonos a las ampliaciones
de Al-Hakam II en la mezquita de Córdoba.
EL BAÑUELO, GRANDA
De época de taifas quedan los Baños, prácticamente conservados de forma íntegra. Estaban relacionados con
una mezquita cercana. Se conservaba la entrada a una pequeña alberca decorativa que refrescaba el patio e
acceso y que llevaba a las taquillas y vestuarios. Llegaba a la sala fría rectangular. Luego, de mayores dimensiones
y casi cuadrada la sala templada (mejor conservada) y, al fondo, la zona caliente, de saunas y servicios.
La sala templada tenía un perímetro rodeado por arcos de medio punto que apoyan en columnas y capiteles
reutilizados y una bóveda de cañón en la que podemos apreciar oquedades con formas poligonales estrelladas
que servían para la aireación de la sala y la entrada de la luz, que se tamizaba con esa búsqueda de juegos de
luces. En el sueño hay un canal por el que fluía el agua y pasaba por las tres salas.
También en Toledo encontramos la Mezquita de Tornerías, una mezquita menor. Es una adaptación más sencilla
de la mezquita del Cristo de la Luz. El acceso está hoy en día en la calle Tornerías aunque ha desaparecido toda
su fachada exterior. En el interior la planta se mantiene igual: tiene cuatro columnas que marcan el espacio
central para dividir la estancia en 9 tramos cuadrados. Solo el espacio central tendrá decoración de bóveda de
crucería califal, las demás serán bóvedas vaídas sencillas de ladrillo. En esa bóveda central, dividida en 9 espacios
menores, aparecen decoraciones de cúpulas aun menores en cada uno de esos espacios. Estas son bóvedas
diferentes entre sí y de decoración pareada para responder al eje de simetría, mientras que en la de la Luz eran
todas diferentes. El material constructivo principal es el ladrillo.