Ficha de Cátedra - Unidad 1
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PSICOLOGÍA GENERAL
La modernidad como período histórico se caracterizó por una serie de cambios que abarcan las
distintas esferas de la vida: lo político, lo social, lo cultural, etc. Los ámbitos de la filosofía y la ciencia
no fueron ajenos a este proceso de transformación, siendo su nota principal su independencia
1
Aludimos al tratado aristotélico “Acerca del Alma”, donde el filósofo expone su pensamiento en relación al entendimiento,
la sensación, la imaginación, la facultad cognoscitiva. Psiqué, término que ha derivado en lo que hoy designa a lo psíquico,
designaba en la filosofía clásica al alma entendida como principio de conocimiento.
respecto del saber religioso; este proceso de secularización fue la base fundamental sobre la que los
filósofos y científicos modernos desarrollaron sus obras. En este contexto, la figura de René
Descartes es determinante.
René Descartes nace en 1596 y produce hasta la fecha de su muerte, en 1650, una obra que es
considerada el inicio de la filosofía moderna. La operación fundante que realiza Descartes es la de
haber colocado en la razón del sujeto la condición de posibilidad de un conocimiento absolutamente
cierto. Negando el principio de autoridad como forma de saber, Descartes fundará una filosofía y
una ciencia centrada en la racionalidad del sujeto, concepción heredera del ideal renacentista que
sitúa al sujeto y su conciencia individual como valor supremo. En este sentido, y diferenciándose así
de la filosofía escolástica, Dios solo quedará en lugar de garante de la verdad 2: por un lado de la
realidad objetiva y por otro de la validez de la razón como instrumento de conocimiento, ya que al
ser Dios un ser perfecto no engaña, y si no engaña nunca podría habernos dotado de una razón
productora de un saber falso; pero será el sujeto autónomo quien deberá guiar metódicamente su
razón para alcanzar con certeza absoluta un saber sobre las cosas. Respecto al método, su
fundamento consistirá en la duda: dudar de todo aquello que no sea evidente para la razón. Así, el
mundo cambiante de lo material, de lo corpóreo (res extensa), quedará del lado de aquello que
conduce al error, negando a la facultad de los sentidos la posibilidad de producir un conocimiento
cierto, del que no se pueda dudar. En cambio, será la facultad racional del sujeto (res cogitans), la
que avanzando metódicamente podrá dar cuenta de la certeza del saber , cuyo primer enunciado
evidente es pienso, luego existo: “Pero enseguida noté que si yo pensaba que todo era falso, yo, que
pensaba, debía ser alguna cosa, debía tener alguna realidad; y viendo que esta verdad: pienso, luego
existo era tan firme y tan segura que nadie podría quebrantar su evidencia, la recibí sin escrúpulo
alguno como el primer principio de la filosofía que buscaba.”3.
De esta operación cartesiana extraemos dos consecuencias fundamentales para el futuro desarrollo
de la psicología como ciencia autónoma: 1) el lugar central del sujeto como sujeto de conocimiento
y la noción de conciencia que surge de allí, ya que en Descartes yo, conciencia y razón son
equivalentes4; y 2) la construcción de un dualismo que separa lo corpóreo (res extensa) de lo
racional (res cogitans), En relación a este último punto, la noción de pasión, desarrollada en su libro
“Las Pasiones del Alma”, aborda el problema de la articulación entre el alma y el cuerpo, problema
que veremos recurrentemente a lo largo de la historia de la psicología. Aunque el mayor
reconocimiento de la historia fue en relación a sus trabajos filosóficos, recordemos que Descartes
además de filósofo fue un físico y fisiólogo con desarrollos muy avanzados en ambos campos.
2
J. Lacan será quién sitúe la diferencia entre certeza y verdad en la concepción cartesiana y su relación con la concepción
freudiana de inconsciente, tal como veremos más adelante.
3
Descartes, R.: (1637) “Discurso del Método”. En Obras Completas. Anaconda, Bs. As. 1946. Pág.: 33.
4
Será Leibniz quien hará una crítica a esta ecuación cartesiana mente (pensamiento) - conciencia, a partir de su noción de
“percepciones oscuras”.
La provocación kantiana.
Así pues, el sujeto de conocimiento kantiano necesita de dos factores para generar conocimiento
sobre el mundo: a) un objeto material sensible (impresiones) y b) una razón que cuenta con una
serie de formas puras que permiten conocer dicho objeto y que son independientes (a priori) de la
experiencia sensible. Así, el conocimiento no se da sobre objetos existentes independientemente de
la razón, sino que dependen de esta última y sus formas puras para ser conocidos. Vemos que su
filosofía no es realista sino idealista: conocer implica una operación de creación del objeto por parte
del sujeto.
Junto con el desarrollo de esta teoría gnoseológica, Kant desarrolla en su obra una crítica a la
psicología racional de su época, negando la posibilidad de conocer la naturaleza misma del sujeto
por medio del análisis racional. Del ya mencionado pienso luego existo sólo podemos saber de la
existencia de un “yo”, pero nada acerca de su esencia o naturaleza. El conocimiento de las esencias
está vedado para el ser humano. En este sentido, el hecho de que el sujeto sea a la vez instrumento
y objeto de conocimiento, resultaba una contradicción insuperable.
5
Kant, I. (1787) “Crítica de la razón pura (segunda edición)”. Buenos Aires, Aguilar, 2010. Pág:: 49 (introducción de la
segunda edición).
Por otra parte, tampoco podía pensarse en una psicología enmarcada en las ciencias de la
naturaleza, debido a que los objetos con los que trabaja la psicología (sentido interno) carecen de
dimensión espacial, es decir, carecen de dimensión empírica, fenoménica, necesaria para todo
conocimiento científico.
Esta negativa kantiana a aceptar una psicología científica resultó ser una provocación: durante el
siglo XIX, de la mano del positivismo imperante en las ciencias naturales y de los desarrollos
técnicos y tecnológicos, fueron apareciendo numerosos intentos de constituir una psicología
fundada en datos (objetos) empíricos que permitieran así la constitución de una psicología científica
basada en un programa metodológico experimental.
Hemos visto hasta aquí, dentro del campo de la filosofía, cómo frente a un problema se construyen
posibles soluciones, y cómo a estas soluciones se le abren a nuevas teorías, coincidentes, opuestas
o superadoras que dejan abiertos más interrogantes y problemas que invitan a la aparición de
nuevos postulados. Este movimiento dialéctico lo veremos a través de toda la historia de la
psicología. A cada paradigma instituido se le opondrán teorías que intentarán responder a los
problemas no planteados o no resueltos por las teorías vigentes, siguiendo la forma de revoluciones
paradigmáticas trabajadas por Kuhn. En el devenir de la psicología vemos plasmada la máxima
según la cual frente a cada respuesta de un problema se abren el doble de preguntas. En este sentido,
iremos rastreando los movimientos dialécticos entre diversos paradigmas, cuyo devenir nos dará
una idea de las distintas formas de pensar al sujeto, sus procesos psicológicos, distintas visiones de
la realidad, las condiciones sociales, culturales y económicas de producción del saber, etc. Como
diría G. Canguilhem: “situar el quehacer psicológico en relación con las circunstancias históricas y
los medios sociales dentro de los que se proponen los métodos y se ofrecen los servicios”.6
Con la aparición de nuevos paradigmas, los objetos y métodos de la psicología han ido cambiando.
De allí que debamos pensar a la psicología como una ciencia plural, que no se circunscribe a un único
objeto y a un único método. Esta diversidad implica pensar no solo a la psicología de diversas
maneras sino que el sujeto mismo va a ser pensado de modos diversos, así como la realidad será
entendida según el paradigma en el que nos situemos.
En términos generales, podríamos decir que una ciencia es una forma de conocimiento de la
realidad que se caracteriza por ser un conocimiento sistematizado, que recorta un objeto de estudio
y construye un método. El objeto se refiere a aquello que una ciencia estudia: por ejemplo, en el caso
de la psicología general, los procesos psicológicos del ser humano. El método se refiere a cómo se
accede a tal objeto, es decir, el desarrollo de ciertos pasos que obedecen a ciertas reglas que deben
cumplirse para que el conocimiento obtenido sea válido para cierta comunidad científica. En el
6
Canguilhem, G. (1956). ¿Qué es la psicología? Buenos Aires, Universidad de Buenos Aires, Facultad de Psicología, 1994.
Tomado de www.elseminario.com
desarrollo de la historia de las ciencias se han producido transformaciones de ambos aspectos, lo
que implica pensar a la ciencia como una forma de conocimiento determinado por la época, por los
cambios sociales, culturales, etc. De allí que puedan establecerse diversos paradigmas. Ahora bien:
¿Qué es un paradigma? Es una realización científica universalmente reconocida que durante cierto
tiempo proporciona modelos de problemas y soluciones planteados por la comunidad científica.
En el recorrido de esta primera unidad, veremos cómo fueron pensados los procesos psicológicos
del ser humano desde cinco grandes paradigmas.
3. Paradigmas.
1. Paradigma de la Conciencia: Psicología Experimental.
Si bien suele presentarse a Wilhelm Wundt como el fundador de la psicología como ciencia
autónoma, debemos rastrear los antecedentes que han sido condición de posibilidad de tal
fundación. Como hemos dicho, la preponderancia de las ciencias de corte positivista dará el canon
metodológico para cualquier disciplina que aspire a ser admitida como científica. Por otra parte, los
descubrimientos de Charles Darwin nos muestran un Ser Humano que no es más que un eslabón de
una larga cadena evolutiva, cuyo desarrollo puede y debe ser estudiado dentro del campo de las
ciencias naturales. Por último, los avances técnicos introducidos por el segundo período de la
revolución industrial prestaron los instrumentos técnicos necesarios para llevar adelante el
programa de una psicología científica.
Dentro del ámbito científico, específicamente del campo de la fisiología, podemos ubicar a Gustave
Theodor Fechner como principal antecedente de la psicología experimental. En 1860 publica
Elementos de Psicofísica, donde plantea la existencia de un correlato entre los fenómenos mentales
y los físicos. Lo hace a partir de la observación de las respuestas (sensación) que una persona realiza
frente a un estímulo físico.
Siguiendo este programa metodológico, Wilhelm Wund escribe, en 1874, su obra principal:
“Principios de psicología fisiológica” y en 1879 funda, en Leipzig, un laboratorio de psicología
experimental que la historia ha situado como piedra fundante de la psicología científica. En Wundt,
doctor en filosofía y doctor en fisiología, confluyen las dos disciplinas que de algún modo se
disputaban el predominio sobre el saber respecto a los fenómenos del psiquismo (lo que desde la
psicología general llamaremos procesos psicológicos: percepción, motivación, memoria,
pensamiento, atención, lenguaje, etc.). Su objetivo: lograr una psicología que no se reduzca ni a la
especulación racional de la filosofía, ni a la tradición fisiológica (organicista) que descarta todo
interés en la experiencia del individuo. Para ello concentró su trabajo en los contenidos de la
conciencia utilizando métodos experimentales, provenientes de las ciencias positivas.
7
Canguilhem, G.: Ibid. Pág 5.
2. Paradigma de la Conducta: Psicología Conductista.
8
Watson, J. (1925) “El conductismo”. Buenos Aires, Paidós,. 1947. Pág.: 26.
9
Ibid. Pág.: 25
A pesar de sus críticas a la psicología experimental y de la construcción de un objeto y un
método propios, el conductismo siguió siendo, en sus desarrollos teórico-prácticos, reduccionista,
elementalista y asociacionista.
10
Ibid. Pág.: 5.
Fue Sigmund Freud, médico neurólogo austríaco, el fundador del psicoanálisis en el año
1900.
Teniendo en cuenta que el desarrollo de la ciencia no se da en forma lineal o acumulativa, sino como
Plantea T. Khun a través de revoluciones científicas, encontramos que esta corriente de
pensamiento produce una revolución en el campo de la ciencia originando un nuevo paradigma,
cuyo desarrollo teórico produce rupturas epistemológicas respecto del saber de la época.
Antes de que en 1900 Freud publicara su libro “La interpretación de los Sueños”, trabajo
fundacional de la teoría psicoanalítica, encontramos otras publicaciones que pertenecen al llamado
“período pre psicoanalítico”.
Entre 1886 y 1900 ubicamos trabajos de Freud en los que investiga las afecciones psíquicas
y utiliza las técnicas que utilizaban sus maestros Breuer y Charcot. Dichas técnicas eran la hipnosis
catártica y la técnica del apremio, que consistía en ejercer cierta presión sobre la frente del paciente.
Con ambas se buscaba que aquellos sucesos traumáticos que habían provocado los síntomas
volviesen a la conciencia y de esa forma el paciente obtenía un alivio temporario de sus síntomas.
La práctica de la hipnosis y la regresión hacia una etapa anterior que esta provocaba, permite
a Freud descubrir un método de investigación y tratamiento de los trastornos mentales, y una
disciplina científica que delimitará un objeto de estudio original en su nueva formulación: el
inconsciente. Por otra parte, definirá un método para su abordaje: la asociación libre. Sus obras
configuran un rico cuerpo teórico sostenido en la investigación que irá realizando en el trabajo con
sus pacientes.
Si bien Freud se ubica por fuera del debate de la psicología de la época (psicología de la
conciencia de Wundt y psicología de la conducta de Watson), podemos dar cuenta de las siguientes
rupturas respecto de estas, así como también respecto de la medicina de la época:
● En cuanto al origen de los síntomas. Para la medicina los síntomas tienen un correlato
orgánico, es decir una localización anatómica; mientras que para el psicoanálisis estos tienen
una localización psíquica.
● En cuanto a la concepción respecto del saber. Para la medicina de la época el saber lo tiene
el médico, mientras que para el psicoanálisis el saber lo tiene el paciente. Quien sabe acerca
de su padecimiento es el paciente y se accede a ello a través del método de asociación libre.
El psicoanalista transmite al paciente la regla fundamental según la cual debe decir lo
primero que se le ocurre. Este método parte de la idea de que el libre discurrir del paciente
permitirá el surgimiento de los contenidos reprimidos a través de equivocaciones, de
olvidos, pero fundamentalmente de los sueños, vía regia de acceso al inconsciente.
● La tercera ruptura la ubicamos respecto de la sexualidad, concepto fundamental en la teoría
psicoanalítica. Hasta ese momento la sexualidad era sinónimo de genitalidad y se ubicaba a
partir de la pubertad. Para Freud el concepto de sexualidad es mucho más abarcativo de lo
que pensaba la ciencia de aquel entonces. La define como actividad placentera que se inicia
con evidentes manifestaciones poco después del nacimiento. Es así el primero en hablar de
manifestaciones de la sexualidad infantil la cual está relacionada con el deseo, la pulsión y la
libido, conceptos que retomaremos más adelante. Esta concepción le valió oposiciones y
críticas en el contexto científico y social de la época.
● Respecto de la psicología de la época, Freud se diferencia poniendo el foco en el Inconsciente,
como sistema psíquico que domina la vida del humano. El inconsciente será así su objeto de
estudio, y se referirá a la conciencia sólo como otro de los sistemas constituyentes del
aparato psíquico. Para Freud, la conducta del sujeto, aun en sus yerros y en su aparente
irracionalidad, guarda, tal como lo sitúa M. Foucault, un sentido11 posible de interpretar.
Características de los sistemas: Una de las características específicas del Inconciente es ser un
existente psíquico, es decir no tiene localización anatómica y solo inferimos su existencia por sus
efectos que son las llamadas “formaciones del inconciente”, entre las cuales encontramos los
síntomas, los sueños, los actos fallidos, los lapsus.
Respecto de la represión, es un mecanismo de defensa vinculado a la idea de conflicto psíquico,
en tanto una representación por resultar patógena (algo en exceso para el psiquismo), es reprimida,
es decir separada de la conciencia. La defensa esfuerza para que eso se mantenga reprimido
(resistencia), pero como el inconciente es eficaz siempre tiende a manifestarse, y lo logra de manera
“disfrazada” o por soluciones de compromiso, forma con la cual aparece en la conciencia de una
manera más tolerable para el aparato psíquico.
Una representación reprimida por su contenido displacentero pasa a ser entonces inconciente
y es en tanto inconciente que produce formaciones psíquicas específicas: sueños, síntomas, actos
fallidos, etc., es decir, produce efectos en la conciencia y allí radica su eficacia.
En el párrafo introductorio a su artículo “Lo Inconciente” (1915), Freud explica el mecanismo
de la represión y la distribución de las representaciones en los distintos sistemas, del siguiente
modo: “El psicoanálisis nos ha enseñado que la esencia del proceso de la represión no consiste en
11
Foucault, M. (1957). “La psicología de 1850 a 1950”. En Huisman, D. y Weber, A. (1957). Histoire de la philosophie
européenne. París: Librairie Fischbacher. Reproducido en Foucault, M. (1994). Dits et écrits. París: Gallimard, T.I (pp.
120-137). Traducción: Hernán Scholten (1997). Tomado de: www.elseminario.com.ar.
cancelar, en aniquilar una representación representante de la pulsión, sino en impedirle que
devenga conciente. decimos entonces que se encuentra en estado inconciente.”12 En cambio, llamará
concientes a aquellas representaciones “que están presentes en nuestra conciencia y de la que
nosotros nos percatamos”13
El sistema Inconciente y el sistema Preconciente-Conciente tienen distintas legalidades y modos
de funcionamiento. El inconsciente es atemporal, es decir, sus contenidos no se ordenan según la
secuencia cronológica de los contenidos de la consciencia.; se rige por el Principio de Placer, el cual
define al modo libre de circulación de la energía psíquica y la búsqueda inmediata de satisfacción
pulsional y su correlativo Proceso Primario cuyos mecanismos centrales son el desplazamiento (la
intensidad de una idea se transfiere a otra), y la condensación (se funden varias representaciones
en una sola). El sistema conciente, en cambio, se rige por el Principio de realidad, mediante el cual
la satisfacción pulsional ya no se alcanza de un modo directo sino a partir de rodeos acordes a las
imposiciones del mundo exterior, y su correlativo: el Procesos Secundario, por el cual la energía se
encuentra en estado ligado y no libre.
Otro de los conceptos centrales de la Teoría Psicoanalítica es el concepto de Pulsión.
A partir del nacimiento, y apoyándose en la necesidad biológica de alimentarse, el bebe atraviesa
una nueva experiencia: la sensación de placer. A ese momento Freud lo denomina “experiencia
mítica de satisfacción”, y nos permitirá entender la génesis de la constitución psíquica. El encuentro
con otro dejará inscripto en el bebé ciertas huellas de aquello que produjo placer y la satisfacción
allí generada abrirá el camino a lo pulsional.
Freud utiliza por primera vez el término pulsión en el artículo “Tres ensayos para una teoría
sexual” (1905), y lo ubica como un concepto bisagra entre lo psíquico y lo somático. Lo diferencia
del instinto el cual relaciona al determinismo conductual animal y designará el concepto de libido
al aspecto psíquico, la energía y la manifestación dinámica de lo pulsional.
Freud dirá que el niño tiene pulsiones y quehaceres sexuales desde el comienzo mismo de su
vida, en su encuentro con sus otros primordiales, y luego, a través de un significativo desarrollo,
rico en etapas, surge la llamada sexualidad normal del adulto.14
En el artículo “Pulsiones y destinos de pulsión” (1915) Freud enumera cuatro características de
la pulsión: Empuje, fuente, objeto y fin.
-Empuje: constituye su esencia, produciendo la fuerza que genera la actividad psíquica.
-Fuente: es el proceso somático localizado en una parte del cuerpo o en un órgano, cuya excitación
es representada en el psiquismo por la pulsión. Su variabilidad caracteriza al estado parcial de la
pulsión.
-Objeto: es el medio por el cual la pulsión alcanza su descarga, y puede ser externo o del propio
cuerpo y es lo más variable.
12
Freud, S.: (1915) “Lo inconsciente”. En Obras Completas, Tomo XIV. Buenos aires, Amorrortu, 1992. Pág.: 161.
13
Freud, S. (1912) “Notas sobre el concepto de lo inconsciente en psicoanálisis”. En Obras Completas, Tomo XII. Buenos
Aires, Amorrortu, 1991. Pág: 271.
14
Freud, S.: (1909) “Cinco conferencias sobre psicoanálisis” En Obras completas, Tomo XI. Buenos Aires, Amorrortu, 1991.
Pág.:38
-Fin: apunta al logro de la satisfacción, a la descarga de la excitación o tensión interna.
A partir de 1920, Freud elabora la segunda tópica, como una diferenciación progresiva en la
constitución psíquica, donde el Yo tendrá su campo inconciente ligado a los mecanismos de defensa.
Este aparato psíquico comprende el Yo, el Superyó y el Ello. Esta nueva concepción no anula el
sentido dinámico expresado en la primera tópica, sin embargo, lo complejiza. El comportamiento
humano será entonces la resultante de un complejo interjuego de fuerzas en el campo psíquico.
Características de las instancias: El Ello será definido como el polo pulsional, es decir, sus
contenidos son la expresión psíquica inconciente de las pulsiones. Desde este punto de vista, el ello
es el reservorio de la energía psíquica. Por otra parte, desde el punto de vista dinámico, será el Ello
la instancia que entre en conflicto con el Yo y el Superyo.
Respecto al Yo, será el polo defensivo, es decir, desde él se pondrán en funcionamiento los
mecanismos de defensa del aparato psíquico. Respecto a las demás instancias, ocupa un lugar
mediador, ya que es quien recibe las exigencias pulsionales del Ello, los imperativos del Superyo y
las inclemencias de la realidad exterior. Su función consiste en ligar las investiduras a
representaciones palabra. De las características expuestas se infiere que el Yo es en parte conciente
y en parte inconciente. En este sentido, Freud dirá que la conciencia es el núcleo del Yo, pero que la
mayor parte de este es inconciente. Vemos así que el Yo es fuente de conocimiento y
desconocimiento a la vez.
Si bien el Yo es un concepto utilizado por Freud desde el comienzo de su obra, es a partir de
la segunda tópica que adquiere un lugar y unas funciones específicas dentro del aparato psíquico.
En cuanto al Superyo, está formado por la interiorización de las exigencias y prohibiciones
provenientes de las figuras paternas y de la cultura. De allí que Freud adjudique a esta instancia la
conciencia moral del sujeto y su relación con la Ley. Se reconoce a esta instancia como instancia
crítica. En relación a su génesis, Freud dirá que el Superyo es el heredero del Complejo de Edipo, en
tanto el niño se sujeta a la ley que prohibe el insesto y se identifica a los objetos resignados.
Como hemos adelantado, Freud utilizara un método basado en la regla de la asociación libre
para acceder a las representaciones inconcientes del sujeto. Hacer hablar al paciente, siguiendo la
regla de decir lo que se le venga a la mente frente a alguna ocurrencia propia o señalamiento del
psicoanalista, permitió a Freud desarrollar un método clínico y de investigación orientado a sortear
la censura psíquica y alcanzar así alguna noticia sobre los pensamientos inconcientes. Veamos como
lo plantea Freud: “(...) no deseamos averiguar solamente lo que el enfermo ya sabe y oculta a los
demás, sino que también ha de contarnos lo que él mismo no sabe. Con tal objeto lo comprometemos
a ajustarse a la regla fundamental del análisis. No sólo deberá comunicarnos lo que sea capaz de
decir intencionalmente, sino también todo cuanto le venga a la mente, por mas desagradable,
insensato y absurdo que le parezca. Si después de esta indicación consigue abolir su autocrítica, nos
suministrará una cantidad de material: ideas, ocurrencias, recuerdos, que ya se encuentran bajo el
influjo del inconsciente”15.
15
Freud, S.: (1940) “Compendio del psicoanálisis”. En Obras completas, tomo IX. Madrid, Biblioteca Nueva, 1975. Pág.:
3397.
16
Carretero, M.:” Introducción a la psicología cognitiva”. Buenos Aires, Aique Grupo Editor, 2004. Cap.: 1.
cognitivo lograron desterrar de sus propios programas algunos de estos aspectos criticados al
conductismo, en especial el elemento asociacionista, como veremos más adelante.
Como adelantamos al comienzo de este apartado, el surgimiento del Paradigma
Cognitivista se apoya en aportes tomados de otras disciplinas tales como: la cibernética, la teoría
de la comunicación, la teoría de la información, la teoría de la computación y la inteligencia
artificial, y por último la psicolingüística desarrollada por N. Chomsky. Estos aportes permiten
pensar un modelo para definir la mente y presentarla como un objeto de estudio. La metáfora que
popularizó al pensamiento cognitivista consiste en la comparación de la mente humana con un
ordenador o computadora. Esta comparación parte de situar que al igual que una computadora, el
ser humano cuenta con un software, las estructuras mentales, y con un hardware, el cerebro. En
cuanto a la función, la comparación establece que ambos sistemas se basan en el procesamiento y
almacenamiento de información. El input y el output serán los canales de entrada y salida de
información, respectivamente. Los comportamientos y procesos complejos ya no se explican por
asociación de elementos simples, sino que se recurre al concepto de programa para dar cuenta de
su complejidad y desarrollo. Desde esta perspectiva y sosteniendo la comparación se realizaron
estudios sobre el pensamiento, la percepción, la memoria y la atención. En palabras de A. Riviere:
“Una razón de la importancia histórica del enfoque cognitivo es que implicó la delimitación y
definición de un nuevo plano de lo mental, al considerar la mente como un sistema de
cómputos.”17
En sus primeros desarrollos, los psicólogos cognitivos no se ocuparon de estudiar procesos
ligados a la emoción, la afectividad y la patología mental, sino, como vimos anteriormente,
centraron sus estudios sobre procesos ligados al conocimiento y al procesamiento de información.
Alrededor de los años ´60, algunos autores comenzaron a desarrollar propuestas teóricas sobre
procesos ligados a lo emocional y lo afectivo, fundamentales para la fundación de una psicoterapia
de corte cognitivo. Ejemplo de estos desarrollos es el libro de A. Elis: Razón y emoción en
psicoterapia, (1962). Tengamos en cuenta que así como la psicología cognitiva es solo una parte
dentro de las ciencias cognitivas, la psicoterapia cognitiva es, a su vez, una disciplina pequeña
dentro de la psicología cognitiva.
El Paradigma cognitivista tuvo tres modelos a lo largo de su historia:
Psicología cognitiva fundacional: basada en el modelo computacional o metáfora del ordenador.
Conexionismo: enfocada en la relación mente = cerebro, es decir, en la búsqueda de relación entre
los modos de procesamiento y las conexiones neuronales.
Psicología cognitiva cultural: que retoma los trabajos de la psicología histórica cultural de Vigotsky
y centra sus estudios en las nociones de significado y de cultura, subrayando su importancia en los
procesos mentales.
17
Riviere A.: “Orígenes históricos de la psicología cognitiva: paradigma simbólico y procesamiento de la información” En
Anuario de psicología 1991. Universidad de Psicología de Barcelona. Pág.:135.
4.2 Objeto de estudio y conceptos fundamentales.
Como hemos visto en el primer apartado, la psicología cognitiva criticará al conductismo el
no tomar en consideración aquello que sucede entre un estímulo del ambiente y la respuesta dada
por un sujeto, es decir, aquello que no se reduce a lo observable de la respuesta: los procesos
mentales intervinientes. Aquello que los conductistas llamaban “caja negra” y de lo cual nada
podía decirse que fuera cientificamente comprobable por no ser observable, será precisamente el
objeto de estudio de la psicología cognitiva. Entonces, esta se ocupará del estudio de los procesos
mentales que intervienen en todo acto de conocimiento del ser humano. En este sentido resulta
sugestivo el título: “En busca de la mente”, una de las obras de J. Bruner, representante
fundamental de la psicología cognitiva. Desde esta teoría, la mente es entendida como sistema de
representaciones (información) y el sujeto como procesador activo de estímulos. La conducta ya
no depende de una respuesta pasiva y predeterminada por la exposición al estímulo, sino que
desde este enfoque la conducta está determinada por el modo en que la mente procesa tal
estímulo18. De este modo, asume la existencia de un nivel mental con leyes propias, diferentes a las
leyes de la conducta y del cerebro y sostiene que ese nivel mental constituye un determinante
causal de la conducta.
Específicamente, la percepción, la atención, el pensamiento, la memoria y el lenguaje
fueron los temas de mayor estudio por parte de esta psicología. Este recorte permitió categorizar
los procesos cognitivos en relación a: la atención, codificación, almacenamiento y recuperación de
la información.
En resumen, la psicología cognitiva se ocupa específicamente de describir, explicar y
comprender las estructuras o arquitecturas mentales y sus mecanismos funcionales. Es decir, se
ocupa de averiguar cómo está organizada y cómo funciona la mente humana.
18
Beck, J.:” Terapia Cognitiva”. Conceptos básicos y profundización.
procesamiento computacional, permitirían la confirmación de las hipótesis sobre tal modelo
cognitivo.
5. Paradigma Constructivista.
L. Vigotsky fue un psicólogo ruso de principios del siglo XX, contemporáneo de Piaget y
Watson. Fuertemente influenciado por el materialismo dialéctico, desarrolló una teoría sobre los
procesos psicológicos superiores basada en la interacción del sujeto con las herramientas
Piaget, J, Inhelder, B.: (1966) “Psicología del niño”. Madrid, Ediciones Morata, 2000.Pág.: 157
19
simbólicas provenientes de la cultura, razón por la cual su perspectiva ha sido nombrada como
Escuela Histórico-Cultural.
Se abocó al estudio de los Procesos Psicológicos Superiores (relacionados con la capacidad
simbólica específicamente humana), diferenciándolos de los Procesos Psicológicos Elementales
(aquellos que compartimos con el resto de los animales).
A diferencia del enfoque descriptivo del conductismo y de la psicología experimental de la
época, y en concordancia con Piaget, busca explicar el mecanismo de formación y funcionamiento
de los PPS.
La noción fundamental de su propuesta teórica será la de actividad mediada. La interacción
del sujeto con su entorno se encuentra mediada por instrumentos culturales que tornan
significativa dicha actividad. Los signos son los instrumentos culturales por excelencia, ya que son
los que permiten la mediación del sujeto con su entorno social. Es en este sentido que el signo y la
herramienta20 comparten su función mediadora. Se diferencian en que la herramienta permite la
modificación de los objetos del mundo, y en este sentido está externamente orientada. El signo, por
el contrario, permite la modificación y el control de la propia conducta, lo que define al signo como
internamente orientada en relación al sujeto21.
Con estos elementos Vigotsky llega a plantear su perspectiva teórica en relación a la pregunta
por el desarrollo cognitivo del ser humano, perspectiva conocida como ley de la doble formación de
las funciones superiores. Así lo plantea Vigotsky: “En el desarrollo cultural del niño, toda función
aparece dos veces: primero, a nivel social, y más tarde, a nivel individual; primero entre personas
(interpsicológicamente), y después, en el interior del propio niño (intrapsicológicamente). Todas
las funciones superiores se originan como relaciones entre seres humanos”.22 La clave de esta
transformación radica en el proceso de internalización, que consiste en la reconstrucción interna de
una operación originalmente externa.
Vemos así que Vigotsky plantea un nuevo esquema analítico al proponer hablar del análisis
del proceso y no del resultado (diferenciándose así de teorías como la gestáltica).
Siguiendo un método genético experimental, se aboca al estudio de los medios y métodos
que organizan la conducta, a través de la creación y uso de estímulos artificiales (instrumentos):
introducir un estímulo nuevo significativo para el sujeto.
El psicólogo norteamericano Jerome Bruner (1915-2016) será quien retome los aportes de
Piaget y Vigotsky para darle un vuelco a la teoría cognitiva hacia una perspectiva constructivista.
20
El concepto de herramienta es tomado por Vigotsky en el sentido marxista del término: en tanto instrumento mediador
que permite la transformación de la naturaleza.
21
Vigotsky, L.: “El desarrollo de los procesos psicológicos superiores”. Barcelona, Crítica, 2000. Pág 90 y 91.
22
Ibid. Pág.: 94.
5.2. Objeto de estudio y conceptos fundamentales.
Para Bruner, las funciones cognitivas (lenguaje, pensamiento, atención, etc.) resultaban de la
co-construcción entre el niño y el adulto de los sistemas semiológicos. En este sentido, el desarrollo
cognitivo es inseparable de la cultura a la que el sujeto pertenece. Los conceptos de acción (Piaget)
e interacción (Vigotsky) dan cuenta de cómo el sujeto construye su mundo de significados. Durante
su desarrollo, el niño irá recibiendo e incorporando aquellos significados provenientes de los otros
en relación a su propia conducta. En este sentido, el sujeto ya no es visto como procesador de una
información innata ni tampoco como indiferente respecto al significado de dicha información.
De este planteo se desprende uno de los conceptos fundamentales de su propuesta: el
formato. Un formato implica que el significado de un comportamiento está determinado por la
presencia de un otro en la comunicación y los intercambios cotidianos con este. El juego del niño ha
sido uno de los formatos paradigmáticos estudiados por Bruner.
La importancia dada al lenguaje y al significado en la formación y funcionamiento de los
procesos psicológicos derivó en que algunos psicólogos cognitivos se abocaran al estudio de la
narrativa, en tanto modo de circulación de significados culturales y como modo de construcción de
la realidad.
23
“Por construcción de la realidad hay que entender la totalidad de los modelos de pensamiento, sentimiento y
conducta que cada uno ha construido a lo largo de su vida”. Watzlawick, P.: “La realidad inventada”. Gedisa, 1981.
24
Glasersfeld, E. von.: “Despedida de la objetividad”. En: El ojo del observador. Contribuciones al constructivismo.
Barcelona, Gedisa, 1991. Pág.: 19.