Derecho Comercial I
Derecho Comercial I
Derecho Comercial I
Rosita Vial C.
Derecho Comercial I
Profesora Lourdes Soria
DERECHO COMERCIAL
Son los modos o formas por medio de las cuales el Derecho Comercial se exterioriza como derecho
positivo. Las hay: fuentes materiales y fuentes formales.
→ Fuente material: Aquella que contribuye a la creación del derecho, En el derecho mercantil será
fuente material la voluntad del comerciante, convicción jurídica de los comerciantes, tradición,
naturaleza de las cosas y otros factores morales, económicos, políticos, etc.
→ Fuente formal: Dice relación con la forma externa en que es manifestado el derecho positivo. Son
fuentes formales del Derecho Comercial en Chile:
En virtud del principio de especialidad, consagrado en el artículo 4 del Código Civil, prima por sobre
el Código Civil el Código de Comercio, y las Leyes Comerciales que lo complementan. Así lo
refuerza también el Art. 1 del Código de Comercio.
El Código de Comercio entró a regir el 11 de enero de 1867, por lo que a la fecha, muchas de las
materias por el regulado han sido modificadas por leyes posteriores y han salido del Código para ser
tratadas en leyes satelitales, entre las que destacan:
Constituyen una importantísima fuente del Derecho, ya que responden a la evolución constante y
movilidad que presentan las relaciones comerciales.
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Debemos recordar que los Tratados y convenciones ratificados por Chile tienen fuerza obligatoria de
ley en virtud de lo dispuesto por el Art. 5 inciso 2 de la Constitución.
e. La costumbre mercantil:
Es más amplia que el Derecho Civil: En materia civil no cabe la costumbre en silencio de la ley ni
tampoco contra la ley. En cambio, en el derecho mercantil rige (i) la costumbre según la ley, y
también
(ii) la costumbre en el silencio de la ley (Art. 4 CCo). Además: Art. 6. Las costumbres mercantiles
servirán de regla para determinar el sentido de las palabras o frases técnicas de comercio y para
interpretar los actos o convenciones mercantiles.
- Hechos uniformes: Opinio Iuris. Es la ejecución del hecho, se hace de igual forma.
- Hechos públicos.
- Hechos reiterados: es necesaria la reiteración durante un largo plazo de tiempo.
- En una determinada localidad: refiere a un espacio geográfico y división territorial.
- Prudencialmente por el juez (sana crítica).
Procedencia de la Casación en el fondo por infracción de la costumbre mercantil: toda vez que
en el derecho mercantil la Costumbre es fuente de la ley, si el juez aplica de manera errada la misma
es posible plantear el recurso de casación en el fondo, en tanto hay un error en la aplicación de las
normas del procedimiento, que incide sustancialmente en lo dispositivo del fallo por errónea
aplicación de la ley.
Prueba de la costumbre: Art. 5 CCo “No constando a los juzgados de comercio que conocen de una
cuestión entre partes la autenticidad de la costumbre que se invoque, sólo podrá ser probada por
alguno de estos medios:
1º. Por un testimonio fehaciente de dos sentencias que, aseverando la existencia de la costumbre,
hayan sido pronunciadas conforme a ella;
2º. Por tres escrituras públicas anteriores a los hechos que motivan el juicio en que debe obrar la
prueba.
La prueba de la costumbre debería ser por medio de peritos y no por sentencias o escrituras públicas
toda vez que abre la posibilidad de pre-fabricar la prueba. Esto se contrasta con el artículo 825 del
código de comercio que en materia de comercio marítimo refiere a la prueba pericial ”.
Art. 825 CCo: “En las materias reguladas por este la costumbre podrá ser portada, además de las
formas Art primero que señala el artículo 5 de este Código, por informe de peritos, que el tribunal
apreciará según las reglas de la sana crítica”.
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2. Estructura del Código de Comercio:
→ Mensaje.
→ Libro I: sujetos, es un libro totalmente obsoleto y derogado casi completamente, sin embargo,
encontramos ciertas normas que resultan de utilidad excepcional, para el ejercicio de la profesión.
Para estos efectos estudiaremos tanto la antigua figura del comerciante, modernamente entendido
como empresario.
→ Libro II:
→ Libro III: navegación y comercio marítimo, es donde nace el derecho comercial. Las instituciones
más relevantes surgen en base a eventos tales como el viaje de Colón.
→ Libro IV: “de las quiebras”, libro derogado. Actualmente los procedimientos ligados a la
insolvencia o “quiebra” se encuentran contemplados en la Ley 20.720.
Tener un código fue sumamente relevante como hito histórico y legislativo en Chile. El nivel de
madurez que alcanzó el país fue bastante notable.
Ahora bien, cuerpos legales han sido extirpados del código de comercio lo que ha provocado errores.
Así por ejemplo la Ley 18.092 de letra de cambio y pagaré.
→ Expansivo: a pesar de ser el Código Civil un texto supletorio, las normas del Derecho Comercial
aplican también a instituciones del derecho común.
→ Objetivo: se centra en el acto de comercio con prescindencia de quien ejecuta el acto. Sin
embargo, la doctrina y la tendencia a nivel internacional ha vuelto a evaluar la subjetividad como
parámetro para determinar la mercantilidad.
El derecho comercial regula los actos de comercio, sin embargo, los nuevos estudios buscan apartarse
del elemento objetivo que es el acto de comercio para atender a un criterio centrado en los actos
ejecutados por las empresas.
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El derecho comercial surgió como un derecho de carácter subjetivo: regulaba actos ejecutados por los
comerciantes. Quienes ejercían el comercio se sometían a estas normas mercantiles. Era tal la
multiplicidad de actividades que tenían regulación especial que se volvía todo un caos.
Una obra que evidencia lo anteriormente enunciado viene a ser el Mercader de Venecia: Cada gremio
tenía su propia jurisdicción que dictaban resoluciones utilizando su propia jurisprudencia y criterios.
Ahora bien, estos “jueces” eran simples mercaderes que participaban del mismo comercio. Por lo
mismo, ¿qué hacer cuando el gremio de panaderos tenía conflicto con el gremio de los zapateros?, la
revolución francesa elimina estos estatutos: elimina el criterio subjetivo de aplicación normativa
mercantil.
Se cambió el paradigma del comercio como acto. Proceso de Objetivación del Derecho Mercantil:
el acto de comercio será siempre mercantil: no importará más si se es o no parte del gremio sino que
la ley será quien señalará la calidad de acto civil o mercantil. Esto es un efecto de la objetivación del
derecho comercial. la regulación de las obligaciones de los empresarios y aquellas aplicables a los
comerciantes son diferentes. Una regulación apunta a regular el acto de comercio, y la otra regula la
situación del comerciante.
En la actualidad se está volviendo a una regulación subjetiva: hoy en día se habla de la empresa y del
empresario tendiendo a adjudicar a aquellos los actos de comercio. A propósito de ellos, relevante es
la discusión que actualmente se está dando respecto al proceso de Nueva Codificación Mercantil.
4. Acto de comercio:
El Derecho Comercial como disciplina, nace a partir de la regulación del acto de comercio.
Del Acto de Comercio nacen (i) derechos, (ii) obligaciones, (iii) contratos, (iv) relaciones jurídicas,
(v) el concepto de empresario de comercio, el que puede estar organizado de manera unipersonal, o
como persona jurídica, naciendo así el concepto de (iv) sociedad (distinguiéndose la sociedad
mercantil de la civil).
5. Sociedad y empresario:
Nacen los medios de pago, surgen los títulos de crédito y títulos de valores.
El desarrollo de los actos y del comercio, la ejecución de los contratos, y en general, todas las
relaciones jurídicas que de algún modo nacen, pueden llevar a la Empresa a un estado de crisis.
“El conjunto de los reclamos monetarios que existen en contra del deudor constituyen necesidades de
pago que no pueden ser solucionadas con la riqueza conformada por el patrimonio de deudor, ya sea
porque los activos circulantes de esa riqueza son inferiores a los créditos (iliquidez) o, bien, debido a
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que la valoración de los activos es inferior al pasivo exigible (insolvencia)” [Carrasco Delgado, N.
“Tres razones para la utilización de la eficiencia en el derecho procesal concursal”. Revista Chilena
de Derecho Privado, Nº 30, julio 2018].
8. El fenómeno de la insolvencia:
Como señala el Profesor Gomez Balmaceda: “En el lenguaje corriente, la quiebra está asociada a la
idea del desarreglo que sufre una persona que no puede dar cumplimienro a sus obligaciones, y la
expresión “bancarrota” se emplea en el sentido de aludir a la quiebra fraudulenta y viene desde
antiguo con esta acepción”.
La imposibilidad de cumplir en el pago igualitario a los acreedores (cualquiera sean éstos), da lugar a
distintos problemas:
→ Acreedores insatisfechos.
→ Trabajadores impagos, prestaciones previsionales incumplidas.
→ Endeudamiento y gestión de activos y recursos.
El fenómeno del endeudamiento trae aparejada la respuesta del legislador, existiendo remedios (a)
individuales y (b) universales.
Aunque lo normal sea el cumplimiento in natura, lo cierto es que frente a la crisis, el cumplimiento se
hace más difícil y en algunos casos incluso, inviable impidiendo al deudor pagar de manera igualitaria
a todos sus acreedores.
De manera individual, el acreedor puede valerse de distintas defensas. El Art. 2465 CC regula el
derecho de prenda general, por el que el deudor compromete todos sus bienes actuales o futuros, para
el cumplimiento de sus obligaciones. Así frente al incumplimiento del deudor, el acreedor tiene
derecho de perseguir los bienes de este último hasta el pago íntegro de lo que se le adeuda.
Son derechos principales del acreedor, el cumplimiento forzoso y la resolución del contrato (Art 1489
CC) con indemnización de perjuicios. Ahora bien, el derecho también franquea al acreedor con
derechos auxiliares para la protección del patrimonio sobre el cual pretende cobrar la deuda, siendo
ellos;
Sin perjuicio de lo anterior, todos estos remedios pueden ser insuficientes ante una situación de crisis
generalizada en la empresa. En dicho contexto es que las normas concursales ven la luz.
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ACTOS DE COMERCIO
1. Concepto y elementos:
Concepto:
El Código NO define el acto de comercio, sino que enumera los actos de comercio en el Art. 3. Es así
que la doctrina ha trabajado en torno a un concepto del Acto de Comercio.
La doctrina lo define como un acto jurídico de intermediación, hecho con ánimo de lucro, y con miras
a la circulación de la riqueza.
Elementos:
Unilaterales son los que se puede ejecutar sobre un título ejecutivo. Como el endoso y la suscripción
de un pagaré.
→ Hecho con ánimo de lucro: La intención y el propósito es obtener una ganancia. Debe estar
presente al momento de la celebración del acto, no puede aparecer posteriormente, es ex-ante.
Importante:
La intermediación y el ánimo de lucro como elementos esenciales del acto de comercio, lo diferencian
del acto civil, que es un acto de consumo final y esporádico, en cambio, el acto de comercio es
habitual y de intermediación.
2. Teoría de lo accesorio:
Un acto civil NO puede convertirse en mercantil, como tampoco un acto mercantil muta en civil, se
extingue como nació.
La consagración legal es el Art. 3 Nº 1 inc 2 a contrario sensu, son actos de comercio la compra o
permuta de objetos destinados a complementar accesoriamente las operaciones principales de una
industria no comercial.
3. Clasificación:
→ Nacionales o internacionales.
→ Unilaterales o bilaterales.
→ Marítimos o terrestres.
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Los marítimos tienen lugar en el mar, porque el mar mercantiliza los actos. Ej. El contrato de
transporte marítimo. En cambio, los terrestres ocurren en tierra, comprenden además el transporte
fluvial de naves menores.
→ Otros argumentos:
En segundo lugar, en los distintos numerales del Art. 3 queda expresado el ánimo del legislador de no
agotar las figuras, como por ejemplo, Nº 5 “... y otros establecimientos semejantes”.
Por último, hay otros AdC, como por ejemplo, el contrato de sociedad, la operación de Leasing,
Factoring, etc.
El encabezado del Art. 3 permite que el acto sea mixto o de doble carácter. El acto será mercantil para
una de las partes y para la otra civil. Ej. Compro en la farmacia, para mi es civil, porque es una
compra final, y mercantil para la farmacia.
EX: si celebro el contrato de Cta. Cte. Bancaria, es mercantil para los dos, el estatuto jurídico que se
aplica es el del CdC porque no está regulado en otro lado.
→ Legislación aplicable:
Ejemplo: En la compraventa, si es civil se aplican las normas del derecho civil, si es mercantil se
aplican las normas del Código de Comercio (compraventa mercantil).
Hay casos en los que ésta disposición no reviste importancia, porque solo hay un estatuto jurídico
aplicable, el mercantil, lo que sucede en los actos de comercio formales.
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→ Costumbre:
Si calificamos el acto de civil sólo se aplica la costumbre cuando la ley se remite a ella. Si lo
calificamos como mercantil, no sólo la costumbre tendrá valor cuando la ley se remita a ella, sino que
además, en silencio de la ley.
→ Capacidad:
Respecto del menor adulto comerciante, puede comparecer en juicio sin autorización de su
representante legal. Se entiende que si tiene capacidad para comerciar también tiene capacidad para
comparecer en juicio.
Un menor adulto que tiene un peculio profesional civil no puede comparecer en juicio por sí mismo,
hay que notificar al representante legal, en cambio, si es mercantil, se lo puede demandar
directamente y comparecer en juicio.
Art. 18 “El menor comerciante puede comparecer en juicio por sí solo en todas las cuestiones
relativas a su comercio”.
→ Prescripción:
La regla general en materia de prescripción civil es que las acciones prescriben en cinco años. La
regla general de prescripción en materia mercantil dispone que las acciones prescriben en 4 años.
Art. 822 “Las acciones que procedan de las obligaciones de que trata el presente Libro y que no
tengan señalado un plazo especial de prescripción, durarán cuatro años. Las prescripciones
establecidas en este Código corren contra toda clase de personas”.
No obstante, son innumerables las disposiciones tanto en el Código de Comercio y Leyes Especiales
que establecen plazos menores, ejemplo:
Ley 18.092, señala que el plazo de prescripción de la acción de cobro de una letra de cambio o pagaré
es de un año contado desde el vencimiento.
Distinguimos: prueba de testigos cuando lo que se intenta acreditar se refiera a la entrega o promesa
de algo que valga más de 2 UTM, en materia civil está limitada a hechos. En cambio, en materia
mercantil NO existe esta limitación.
Art. 128 “La prueba de testigos es admisible en negocios mercantiles, cualquiera que sea la cantidad
que importe la obligación que se trate de probar, salvo los casos en que la ley exija escritura
pública”.
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Respecto a los instrumentos, la normativa mercantil también difiere de la civil:
Art. 127 “Las escrituras privadas que guarden uniformidad con los libros de los comerciantes hacen
fe de su fecha respecto de terceros, aún fuera de los casos que enumera el artículo 1703 del Código
Civil”.
Art. 38 “Los libros hacen fe contra el comerciante que los lleva, y no se le admitirá prueba que
tienda a destruir lo que resultare de sus asientos”.
Art. 129 “Los juzgados de comercio podrán, atendidas las circunstancias de la causa, admitir prueba
testimonial aún cuando altere o adicione el contenido de las escrituras públicas”.
→ Efectos tributarios:
Reviste importancia en particular para los aspectos de Ley de Renta e IVA. Así, una empresa de
bienes inmuebles tributa en primera categoría, en cambio, en la venta que realiza un particular deben
aplicarse reglas para determinar si está afecto o no a.
En primer lugar, ninguna vivienda con subsidio estatal pagará IVA. Se mantiene el subsidio al 85%
de las viviendas vendidas de menor precio.
En segundo lugar, desde el año 2016, la venta habitual de bienes raíces, salvo los terrenos, quedan
afectos con IVA. Esta norma se aplica en principio a quienes se dediquen al negocio de vender
inmuebles. Sin embargo, se debe tener presente que las modificaciones incluyen una presunción de
habitualidad en los casos que la venta se realice antes del año de haber adquirido o terminado de
construir un inmueble.
En tercer lugar, cuando la persona tenga una propiedad y adquiera otra, pagará IVA por la segunda
compra sólo si se dedica al negocio inmobiliario.
→ Patentes comerciales:
Las patentes que goza un local son parte de los bienes inmateriales del establecimiento de comercio.
Cuando se enajena, debe precisarse si comprende o no las patentes, permisos, autorizaciones de
funcionamiento, etc.
Dentro de las patentes, una de las más compleja de adquirir es la de alcoholes, y en contrapunto la
más fácil de perder.
1. CV Mercantil:
1º “La compra y permuta de cosas muebles, hecha con ánimo de venderlas, permutarlas o
arrendarlas, en la misma forma o en otra distinta, y la venta, permuta o arrendamiento de estas
mismas cosas”.
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Esta intención, se manifiesta en: comprar, permutar, arrendar o transformar, bienes muebles con
ánimo de lucro.
Concepto:
No confundir:
a. Clientela: Conjunto de personas, con la costumbre de requerir servicios de una casa de comercio.
d. Patente: Título que concede el Estado como garantía para el inventor. Permite una explotación
exclusiva de invento, durante un tiempo determinado.
f. Nombre comercial: Es aquel bajo el cual un comerciante ejerce los actos de su profesión, y utiliza
para vincularse con su clientela, distinguirse a sí mismo en sus negocios o para distinguir su
establecimiento comercial.
Importante:
La Razón Social de la empresa NO forma parte del establecimiento de comercio. El Código lo señala
expresamente (Arts. 365 y ss). La Razón Social es un atributo de la personalidad, no se puede vender.
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3. Comisión o mandato judicial:
El Código comete un error haciendo sinónimos a estos dos contratos. El mandato es el género y la
comisión una de sus especies.
El Art. 233 “contrato por el cual una persona encarga la ejecución de uno o más negocios lícitos de
comercio a otra que se obliga a administrarlos gratuitamente o mediante una retribución y a dar
cuenta de su desempeño”.
Art. 235 “el mandato comercial toma el nombre de comisión cuando versa sobre una o más
operaciones mercantiles individualmente determinadas”.
4. Empresas mercantiles:
Considerar:
El Código NO define qué se entiende por empresa. No obstante, se desprende del Art. 166 inc final.
“El que ejerce la industria de hacer transportar personas o mercaderías por sus dependientes
asalariados y en vehículos propios o que se hallen a su servicio, se llama empresario de transportes,
aunque algunas veces ejecute el transporte por sí mismo”.
“Empresa deudora: toda persona jurídica privada, con o sin fines de lucro, y toda persona natural
contribuyente de primera categoría o del número 2) del artículo 42 del decreto ley Nº 824 del
Ministerio de Hacienda”.
Código del Trabajo. Define a la empresa en su Art. 3 inc 3. “Para efectos de la legislación laboral y
de la seguridad social, se entiende por empresa toda organización de medios personales, materiales
e inmateriales, ordenados bajo una dirección, para el logro de fines económicos, sociales, culturales
o benéficos, dotada de una individualidad legal determinada”.
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Características de la empresa mercantil:
Art. 3 Nº 5 “las empresas de fábricas, manufacturas, almacenes, tiendas, bazares, fondas, cafés y
otros establecimientos semejantes”.
El contrato de transporte terrestre está definido en el Art. 166, que señala, “el transporte es un
contrato en virtud del cual uno se obliga por cierto precio a conducir de un lugar a otro, por tierra,
canales, lagos o ríos navegables, pasajeros o mercaderías ajenas, y a entregar éstas a la persona a
quien vayan dirigidas”.
Distinguimos:
→ Consignatario: persona a quien se envían las mercaderías. Una misma persona puede ser a la vez
cargador consignatario (NO es parte del contrato de transporte).
→ Cargador: remitente o consignante el que por cuenta propia o ajena encarga la conducción.
→ Porte: la cantidad que el cargador se obliga a pagar por la conducción se llama porte.
Empresa de depósito:
Son los almacenes generales de depósito, regulados en la Ley de Almacenajes 18.690. Intervienen en
él: la empresa de almacenaje y el depositante.
→ Empresa de previsiones: tiene por objeto proveer de cosas muebles a una persona natural o
jurídica, durante un tiempo determinado, mediante un precio fijado de antemano y que va a regir
durante todo el tiempo del contrato (ej. contrato de aprovisionamiento de carne por un año para el
casino de una empresa).
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→ Empresas de suministros: está definido en el Art. 513-1 del Código de Comercio Español, que
señala “por el contrato de suministro, el suministrador se obligará a realizar a favor del
suministrado prestaciones periódicas o continuadas de los bienes objeto del contrato y aquel a pagar
el precio. El contrato de suministro tiene siempre carácter mercantil”.
Agencias de negocios:
Los agentes de negocios prestan servicios a distintas personas simultáneamente, servicios tales como:
corredurías, contrataciones de préstamos, colocaciones de créditos, administración de bienes, etc.
El agente de negocio realiza actos de comercio, no por su profesión, sino por la naturaleza del acto
que ejecuta.
Empresa de martillo:
Los martilleros están definidos en el Art. 1 de la Ley 18.118 sobre el ejercicio del martillero público,
que señala “son martilleros las personas naturales o jurídicas inscritas en un registro, en
conformidad a esta ley, para vender públicamente al mejor postor toda clase de bienes corporales
muebles”.
Los actos que ejecutan son SIEMPRE mercantiles; no obstante, para determinar la mercantilidad
respecto de quienes le encomienda la venta en pública subasta, habrá que considerar la teoría de lo
accesorio.
Art. 3 Nº 8 “las empresas de espectáculos públicos, sin perjuicio de las medidas de policía que
corresponda tomar a la autoridad administrativa”.
Art. 3 Nº 9 “las empresas de seguros terrestres a prima, inclusas aquellas que aseguran mercaderías
transportadas por canales o ríos”.
El Art. 512 del contrato de seguro señala “por el contrato de seguro se transfieren al asegurador uno
o más riesgos a cambio del pago de una prima, quedando éste obligado a indemnizar el daño que
sufriere el asegurado, o a satisfacer un capital, una renta u otras prestaciones pactadas”.
→ Riesgo asegurable.
→ Cosa asegurada.
→ Prima o retribución.
→ El interés asegurable.
Art. 3 Nº 20 “son mercantiles los actos ejecutados por empresas constructoras de bienes inmuebles
por adherencia como edificios, caminos, puentes, canales, desagües, instalaciones industriales, y de
otros similares de la misma naturaleza”.
Sin embargo, en el 1977 se agregó el Nº 20 al Art. 3, dado que se habían vivido diversas crisis en el
área inmobiliaria, y hasta esos años la quiebra era un estatuto jurídico aplicable a los comerciantes, no
era aplicable a las empresas constructoras de bienes raíces ya que se regían por el estatuto civil.
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Legislación comparada:
El Código de Comercio Francés en su Libro I Título I “Del Acto de Comercio”, Art. L110-1 señala
“La Ley considerará actos de comercio:
2º Toda compra de bienes inmuebles para revenderlos, a menos que el comprador haya actuado con
la intención de edificar uno o varios edificios y venderlos en conjunto o por locales.
3º Toda operación de intermediación para la compra, la suscripción o la venta de inmuebles, de
fondos de comercio, de acciones o partes de acciones o participaciones de sociedades inmobiliarias”.
Concepto:
Los actos de comercio formales son aquellos que siempre son considerados mercantiles por la ley
para ambas partes y quien sea la persona que participe en ellos.
Siempre tienen el carácter de mercantil, lo que excluye la posibilidad de actos mixtos y la aplicación
del principio de lo accesorio.
La naturaleza comercial proviene de la forma del empleo de los títulos respecto de los cuales se
ejecutan determinadas operaciones (emisión, endoso, aceptación), cualquiera sea su causa u objeto y
las personas que en ellas intervengan, se les denomina actos de comercio formales o actos mercantiles
(Art. 3 Nº 10).
El Art. 3 Nº 10 señala, “las operaciones sobre las letras de cambio, pagarés y cheques sobre
documentos a la orden, cualquiera que sea su causa y objeto, y las personas que en ella intervengan,
y las remesas de dinero de una plaza a otra, hechas en virtud de un contrato de cambio”.
En conclusión podemos extraer que las operaciones sobre las letras de cambio, cheques, documentos
a la orden, circulan por endoso.
En otros términos, lo que la ley mercantiliza son las operaciones sobre los títulos y documentos
indicados, pero no las obligaciones caratulares incorporadas en ella, ni las relaciones jurídicas
subyacentes que se realicen mediante los mismos, en cuanto medio de pago o de ejecución de
obligaciones. Por ejemplo, la suscripción de un pagaré por libramiento de una letra de cambio, por un
menor adulto, serán siempre operaciones mercantiles.
Letras de cambio:
→ Concepto:
Son títulos de crédito representativos en dinero, que contienen la orden no sujeta a condición que el
librador da al librado y si éste acepta, paguen al beneficiario una cantidad de dinero determinada.
i. Librador: Es aquel que crea el documento, quien lo emite, gira o libra asumiendo la obligación de
hacer pagar la suma correspondiente.
ii. Librado: Es aquel a quien el librador le ordena realizar el pago de una suma de dinero a una
persona que puede ser el mismo librador u otra distinta.
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iii. Aceptante: Es el librado que admite o acepta la orden del librador, y se obliga a pagar la cantidad
de dinero.
iv. Beneficiario: Es aquel a quien se le debe pagar la suma de dinero indicada en el documento.
vii. Portador legítimo: Actual titular del documento, ya sea porque figura como beneficiario o
porque lo adquirió por endoso.
viii. Avalista: Es el tercero que interviene para garantizar el pago del documento.
La ley mercantiliza las operaciones sobre la letra de cambio, pero no señala expresamente cuáles son
las operaciones sobre las letras de cambio que se mercantilizan.
i. Giro.
ii. Emisión.
iii. Libramiento.
iv. Aceptación.
v. Endoso.
vi. Aval.
Esta es una operación que tiene el carácter de mercantil y de acto formal. La emisión de la letra es el
acto por el cual el librador crea la letra, también llamado libramiento.
d. Aceptación:
Consiste en la manifestación de voluntad del librado, aceptando pagar una cantidad de dinero al
beneficiario o portador legítimo de la letra.
La aceptación es una declaración unilateral de voluntad del librado que admite la orden contenida en
la letra de cambio, y se obliga al pago.
e. Endoso:
En otras palabras, podemos decir, que el endoso es el mecanismo que emplea el beneficiario o el
portador para transferir el documento, para darlo en cobro o constituirlo en garantía, mediante el acto
escrito al dorso o su sola firma.
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f. Protesto:
El protesto no lo define la ley, pero consiste en un acto solemne donde un ministro de fe da cuenta de
la falta de pago oportuno de la letra, de la falta de aceptación, o de la falta de fecha de aceptación.
g. Aval:
Consiste en el acto escrito y firmado en la letra de cambio, en una hoja de prolongación adherida a
ésta, o en un documento separado, por el cual el girador endosante o un tercero garantiza todo o parte
del pago de ella.
Pagaré:
→ Concepto:
El pagaré es una promesa no sujeta a condición que el suscriptor hace a la orden del beneficiario de
pagar una cantidad de dinero en un lugar y época señalados en el título.
Se trata de un documento escrito por el cual una persona llamada suscriptor, reconoce adeudar a favor
de otro llamado beneficiario una determinada cantidad de dinero, obligándose a pagarla en el lugar y
época que señala el título.
a. Suscriptor.
b. Beneficiario.
c. Portador legítimo.
d. Avalista.
e. Endosante.
La Ley 18.092 admite que circulen de forma nominativa a la orden o al portador, lo que es importante
debido a que la cesión de créditos, es la forma como circulan los créditos nominativos.
La regla general es que a la orden circulan por endoso y al portador con la simple entrega.
a. Suscripción.
b. Endoso.
c. Aval.
Cheques:
→ Concepto:
El concepto está en el Art. 10 del DL 707, que trata sobre las cuentas corrientes bancarias y cheques.
El Art. 10 del Dl 707 señala, “el cheque es una orden escrita y girada contra un banco para que este
pague a su presentación el todo o parte de los fondos que el librador dispone en una cuenta
corriente”.
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→ Elementos del cheque:
Es una orden escrita girada contra un banco para que este pague cuando se presente todos los fondos
que el librador disponga.
Existe un girador que le entrega al banco la orden de pagar a su presentación la suma indicada en el
documento, con cargo a los dineros que se encuentran en la cuenta corriente que el girador tiene
contratada con el banco, obligándose él primero a pagar si el banco no lo hace, es decir, no se exime
de responsabilidad.
El cheque está asociado a una cuenta corriente bancaria. El Art. 1 inc 1 del DL 707 dispone, “la
cuenta corriente bancaria es un contrato en virtud del cual un banco se obliga a cumplir las órdenes
de pago de otra persona hasta concurrencia de las cantidades de dinero que hubiere depositado en
ella, o del crédito que se haya estipulado”.
En cuanto a los actos y operaciones que la ley declara como comerciales se cuenta el giro (también
denominado libramiento) que consiste en el llenado del documento con las formalidades legales, para
ser considerado cheque.
a. Giro.
b. Endoso.
c. Cruzamiento.
→ Concepto:
Sus elementos son distintivos, que lo diferencian. Aquí el librador y el librado deben ser siempre
personas distintas, y el elemento distancia que debe existir siempre, es decir, el lugar de la convención
y el pago.
La ley considera como mercantil las operaciones de remesas de una plaza a la otra, de los montos de
dinero involucrados en el contrato de cambio efectuados por cualquiera vía que no sea las letras de
cambio.
A considerar:
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→ La letra de cambio, pagaré, cheque o remesas NO son un Acto de Comercio, sino las operaciones
que se realizan sobre ellos.
Títulos valor:
c. Literalidad: el contenido y la extensión del derecho y de la obligación son lo que aparece escrito en
él.
i. Representativos de dinero.
ii. Mercaderías.
iii. Participación social.
i. Nominativos.
ii. A la orden.
iii. Al portador.
Todos los actos que ejecuta un banco y la bolsa, son siempre mercantiles, tanto por el elemento
empresa como por los actos formales.
Como lo dispone Ricardo Sandoval, el Código de Comercio se refiere a las “operaciones” de banco
consideradas como un todo. La noción de “operación” no es una noción jurídica, es más bien una
noción de orden económico que supone la realización de varios actos jurídicos. Ahora bien, en cuanto
a las operaciones de banco, ellas están enumeradas en el artículo 83 del Decreto con Fuerza de Ley Nº
252, que contiene la Ley General de Bancos.
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Lo que el Código de Comercio califica de acto mercantil son las “operaciones” de banco que
suponen, cada una de ellas, la realización de varios actos jurídicos.
Las empresas bancarias son empresas comerciales que toman como técnica jurídica de su
organización la forma de sociedades anónimas.
Para el Profesor Sandoval, las operaciones indicadas son siempre comerciales, pero respecto de la
personas que contrata con él debe determinarse el carácter civil o comercial de ellas, recurriendo al
principio de lo accesorio.
El artículo 38 de la Ley Nº 18.045, sobre Mercado de Valores, define que es una bolsa de valores.
“Son entidades que tienen por objeto proveer a sus miembros la implementación necesaria para que
puedan realizar eficazmente, en el lugar que les proporcione, las transacciones de valores mediante
mecanismos continuos de subasta pública, y para que puedan efectuar las demás actividades de
intermediación de valores que procedan en conformidad a la ley”.
El Código reputa de mercantiles las operaciones que se realicen en la Bolsa de Comercio, ejemplo,
compra de acciones.
El Profesor Ricardo Sandoval señala que respecto de la persona que concurre a la bolsa a transar
valores, debe aplicarse el principio de lo accesorio para calificar la naturaleza del acto o contrato, ya
que las operaciones sobre valores mobiliarios pueden no ser un acto mercantil para el que encargó el
negocio. Es necesario aplicar el criterio del Nº 1 del artículo 3, y si existe un ánimo especulativo para
realizar la operación, será entonces acto de comercio, “una compra o venta de cosas muebles hecha
con el propósito especulativo”.
Para nosotros esto no es así, ya que no cabe ninguna duda que las operaciones que se realizan en la
Bolsa de Comercio siempre tienen como objeto la intermediación hecha con ánimo de lucro con miras
a la circulación de la riqueza.
→ Bolsas de valores:
La CMF conceptualiza que es una bolsa de valores, señalando “entidades donde los corredores de
bolsa realizan la compra y venta de acciones y otros valores, así como las demás operaciones
bursátiles que se encuentran autorizados a realizar”.
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b. Indicadores accionarios:
Revelan distintas variaciones de las acciones que son transadas en las bolsas. Se usan como referencia
para medir la evolución del precio de las acciones a través del tiempo, pero no en forma general, ya
que no contemplan las acciones en su totalidad y, por ende, son una aproximación del
comportamiento del mercado.
Otro de los argumentos para señalar que el Art. 3 no es taxativo, lo encontramos en los siguientes
actos de comercio.
1. La sociedad:
El Código de Comercio NO define qué es la sociedad, para ello es necesario remitirnos al CC, que en
su Art. 2053 señala “la sociedad o compañía es un contrato en que dos o más personas estipulan
poner algo en común con la mira de repartir entre sí los beneficios que de ello provengan.
La sociedad forma una persona jurídica, distinta de los socios individualmente”.
Art. 507 “la participación es un contrato por el cual dos o más comerciantes toman interés en una o
muchas operaciones mercantiles, instantáneas o sucesivas, que debe ejecutar uno de ellos en su solo
nombre y bajo su crédito personal, a cargo de rendir cuenta y dividir con sus asociados las
ganancias o pérdidas en la proporción convenida”.
Características:
→ Su formación, modificación, disolución y liquidación pueden ser establecidas con los libros,
correspondencia, testigos y cualquiera otra prueba.
Sujetos:
→ El gestor es reputado único dueño del negocio en las relaciones externas que produce la
participación.
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→ Los terceros sólo tienen acción contra el administrador, del mismo modo que los partícipes
inactivos carecen de ella contra los terceros. Unos y otros, sin embargo, podrán usar de las acciones
del gerente en virtud de una cesión en forma.
Art. 602 “la cuenta corriente es un contrato bilateral y conmutativo por el cual una de las partes
remite a otra o recibe de ella en propiedad cantidades de dinero u otros valores, sin aplicación a un
empleo determinado ni obligación de tener a la orden una cantidad o un valor equivalente, pero a
cargo de acreditar al remitente por sus remesas, liquidarlas en las épocas convenidas, compensarlas
de una sola vez hasta concurrencia del débito y crédito y pagar el saldo”.
Características:
→ NO reuniendo todas las condiciones enunciadas en el artículo 602 serán cuentas simples o de
gestión.
→ La existencia del contrato de cuenta corriente puede ser establecida por cualquiera de las pruebas
que admite este Código, menos por la de testigos.
→ Concluye por:
a. El advenimiento de la época fijada por la convención o antes de él por consentimiento de las partes.
b. Por la muerte natural o civil.
c. Interdicción.
d. Demencia.
e. Dictación de resolución o liquidación.
f. O cualquier otro suceso legal que prive a alguno de los contratantes de la libre disposición de sus
bienes.
→ Que el crédito concedido por remesas en efectos de comercio lleve la condición de que éstos serán
pagados a su vencimiento.
→ Que todos los valores del débito y crédito produzcan intereses legales o los que las partes hubieren
estipulado.
→ Que a más del interés de la cuenta corriente, los contratantes tengan derecho a una comisión sobre
el importe de todas las remesas cuya realización reclamare la ejecución de actos de verdadera gestión.
La tasa de la comisión será fijada por convenio de las partes o por el USO.
→ Que el saldo definitivo sea exigible desde el momento de su aceptación, a no ser que se hayan
llevado al crédito de la parte que lo hubiere obtenido sumas eventuales que igualen o excedan la del
saldo, o que los interesados hayan convenido en pasarlo a nueva cuenta.
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Normas especiales sobre la conclusión:
La conclusión es definitiva cuando no debe ser seguida de ninguna operación de negocios, y parcial
en el caso inverso.
El saldo definitivo o parcial será considerado como un capital productivo de intereses El saldo puede
ser garantizado con hipotecas constituidas en el acto de la celebración del contrato.
Caso que el deudor retarde el pago, el acreedor podrá girar contra él por el importe del saldo de la
cuenta.
Acción:
En igual tiempo prescriben los intereses del saldo, siendo pagaderos por año o en períodos más cortos.
1. El consentimiento:
¿Qué es?:
Es un mecanismo jurídico a través del cual, el oferente envía o comunica una invitación u oferta al
destinatario, invitándolo a la celebración de un acto o contrato. Denominado por la doctrina como
“etapa precontractual”.
¿Quiénes intervienen?:
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2. La oferta:
¿Qué es la oferta?:
Es un acto jurídico unilateral, vinculante, con contenido económico, en virtud del cual, el oferente
propone la celebración de un determinado acto o contrato, que puede ser a persona determinada o al
público en general.
→ Que sea hecha por persona capaz, natural o jurídica, con capacidad para obligarse.
→ Que verse sobre un objeto lícito. No puede recaer sobre objeto ilícito.
→ Que sea seria, con el ánimo e intención de obligarse. De aquí se deduce la responsabilidad
precontractual, al ser un acto jurídico serio, genera responsabilidad.
→ Que sea completa. Que contenga todos los elementos para la acertada comprensión.
→ Retractación o arrepentimiento.
→ Caducidad.
→ Muerte o incapacidad legal sobreviniente.
3. La aceptación:
¿Qué es la aceptación?:
Es un acto jurídico unilateral, vinculante, con contenido económico, por medio del cual, el
destinatario pura y simplemente acepta la propuesta formulada por el oferente.
→ Que sea pura y simple. Cualquier variación es un rechazo a la oferta y se mirará como una
contraoferta.
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i. Si oferente y destinatario se encuentran en la misma plaza: la aceptación debe darse por escrito
dentro de las 24 horas siguientes.
ii. Si oferente y destinatario se encuentran en distinta plaza: la aceptación será a vuelta de correo.
Vencidos estos plazos, la oferta se tendrá por no hecha, aún cuando hubiere sido aceptada. Si la
aceptación llega tardíamente, el oferente tiene la obligación de informar al destinatario que su
aceptación es extemporánea, dando pronto aviso de su retractación o del hecho que la oferta ha
caducado, de no ser así, nace la responsabilidad precontractual por falta de aviso que el oferente debe
darle al destinatario respecto de su aceptación tardía.
El consentimiento queda formado cuando el aceptante declara conformidad con la oferta que se le ha
hecho. Basta con la declaración de conformidad, sin importar que el oferente lo sepa. El Código de
Comercio adhiere a esta teoría.
Teoría de la expedición:
Teoría de la recepción:
Si bien es cierto en Chile rige la teoría de la aceptación, esto ha tenido fuertes modificaciones a
propósito de comercio electrónico y compraventa internacional de mercaderías.
Consagra la teoría de la recepción en su Art. 18 Nº 2 que señala “la aceptación de la oferta surtirá
efecto en el momento en que la indicación de asentimiento llegue al oferente”.
Derecho comparado:
El Código de Comercio Argentino en el artículo 971 establece una suerte de principio general sobre la
formación del consentimiento, señalando “los contratos se concluyen con la recepción de la
aceptación de una oferta por una conducta de las partes que sea suficiente para demostrar la
existencia de un acuerdo”.
Quedan claramente establecidas las pautas de perfeccionamiento contractual conforme las líneas
trazadas en el Art. 980, sobre todo en el caso de los vínculo entre ausentes. Por ende, en este último
24
caso, el Código adhiere a la llamada “teoría de la recepción”, vigente en la mayoría de las
legislaciones contemporáneas en la materia.
Comercio electrónico:
Art. 12 A “En los contratos celebrados por medios electrónicos, y en aquellos en que se aceptare una
oferta realizada a través de catálogos, avisos o cualquiera otra forma de comunicación a distancia,
el consentimiento no se entenderá formado si el consumidor no ha tenido previamente un acceso
claro, comprensible e inequívoco de las condiciones generales del mismo y la posibilidad de
almacenarlos o imprimirlos.
La sola visita del sitio de Internet en el cual se ofrece el acceso a determinados servicios, no impone
al consumidor obligación alguna, a menos que haya aceptado en forma inequívoca las condiciones
ofrecidas por el proveedor.
Una vez perfeccionado el contrato, el proveedor estará obligado a enviar confirmación escrita del
mismo. Ésta podrá ser enviada por vía electrónica o por cualquier medio de comunicación que
garantice el debido y oportuno conocimiento del consumidor, el que se le indicará previamente.
Dicha información deberá contener una copia íntegra, clara y legible del contrato”.
Art. 3 “Los actos y contratos otorgados o celebrados por personas naturales o jurídicas, suscritos
por medio de firma electrónica, serán válidos de la misma manera y producirán los mismo efectos
que los celebrados por escrito y en soporte de papel. Dichos actos y contratos se reputarán como
escritos, en los casos en que la ley exija que los mismos consten de ese modo, y en todos aquellos
casos en que la ley prevea consecuencias jurídicas cuando constan igualmente por escrito”.
→ Contrato informático:
a. Contrato de Software.
b. Contrato de Hardware.
c. Contrato de Redes.
NO confundir con los denominados por la doctrina como contrato electrónicos que se acuerdan por
medios electrónicos, por ejemplo, una compraventa.
Tratadas las normas sobre formación del consentimiento, encontramos reglas a propósito de las
obligaciones mercantiles, las cuales, modifican las reglas generales del Código Civil, contenidas en
los Arts. 107 a 129.
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1. Las arras:
Las arras en materia mercantil NO conlleva el derecho de arrepentirse del contrato ya perfecto, a
menos, que se haya pactado expresamente.
Art. 107 “La dación de arras no importa reserva del derecho de arrepentirse del contrato ya
perfecto, a menos que se hubiere estipulado lo contrario”.
Art. 108 “La oferta de abandonar las arras o de devolverlas dobladas no exonera a los contratantes
de la obligación de cumplir el contrato perfecto o de pagar daños y perjuicios”.
Art. 109 “Cumplido el contrato o pagada una indemnización, las arras serán devueltas, sea cual
fuere la parte que hubiere rehusado el cumplimiento del contrato”.
2. Plazos:
Art. 110 “En la computación de los plazos de días, meses y años, se observarán las reglas que
contienen los artículos 48 y 49 del Código Civil, a no ser que la ley o la convención dispongan otra
cosa”.
Art. 111 “La obligación que vence en día domingo o en otro día festivo, es pagadera al siguiente. La
misma regla se aplicará a las obligaciones que venzan los días sábado de cada semana y 31 de
diciembre de cada año”.
Art. 112 “No se reconocen términos de gracia o uso que difieran el cumplimiento de las obligaciones
más allá del plazo que señale la convención o la ley”.
El Art. 112 se refiere a los plazos de gracia. En materia mercantil NO se reconocen términos de gracia
que difieran el cumplimiento de las obligaciones más allá del plazo legal o convencional.
La Ley 19.983 a propósito de la Cuarta Copia de la Factura, reguló los vencimientos que puede tener,
así si nada se dice, es pagadera a los 30 días, estableciéndolo como un plazo legal, no como un
término de gracia.
Art. 113 “Todos los actos concernientes a la ejecución de los contratos celebrados en país extranjero
y cumplideros en Chile, son regidos por la ley chilena, en conformidad a lo que se prescribe en el
inciso final del artículo 16 del Código Civil.
Así la entrega y pago, la moneda en que éste deba hacerse, las medidas de toda especie, los recibos y
su forma, las responsabilidades que imponen la falta de cumplimiento o el cumplimiento imperfecto o
tardío, y cualquiera otro acto relativo a la mera ejecución del contrato, deberán arreglarse a las
disposiciones de las leyes de la República, a menos que los contratantes hubieren acordado otra
cosa”.
4. Exigencia de recibos:
Es importante el otorgamiento del recibo correspondiente porque se regulan los efectos del pago y la
extinción de la obligación.
Art. 119 “El deudor que paga tiene derecho a exigir un recibo, y no está obligado a contentarse con
la devolución o entrega del título de la deuda.
26
El recibo prueba la liberación de la deuda”.
Art. 120 “El finiquito de una cuenta hará presumir el de las anteriores, cuando el comerciante que lo
ha dado arregla sus cuentas en períodos fijos”.
Art. 121 “El acreedor que tiene varios créditos vencidos contra un deudor, puede imputar el pago a
cualquiera de las deudas, cuando el deudor no hubiere hecho la imputación al tiempo de hacer el
pago”.
Art. 122 “El comerciante que al recibir una cuenta paga o da finiquito, no pierde el derecho de
solicitar la rectificación de los errores, omisiones, partidas duplicadas u otros vicios que aquélla
contenga”.
5. Efecto novatorio:
Disposiciones:
→ Art. 125 C.d.C “Si se dieren en pago documentos al portador, se causará novación si el acreedor
al recibirlos no hubiere hecho formal reserva de sus derechos para el caso de no ser pagados”.
→ Art. 12 Ley 18.092 “El giro, aceptación o transferencia de una letra no extinguen, salvo pacto
expreso, las relaciones jurídicas que les dieron origen, no producen novación”.
→ Art. 37 DFL 707 “El cheque girado en pago de obligaciones, no produce novación de éstas
cuando no es pagado”.
Entonces:
Art. 126 “No hay rescisión por causa de lesión enorme en los contratos mercantiles”.
Esta disposición no hace más que confirmar la regla del Código Civil, es decir, la lesión enorme es
una sanción de ineficacia jurídica, para los casos contemplados en la legislación civil.
En cuanto a la lesión de los bienes raíces, se limita a la compraventa y permuta, pues bien, si se aporta
a una sociedad comercial un bien raíz en menos de la mitad del justo precio no habría lesión.
Hay mucha jurisprudencia mercantil arbitral, que ha debido recurrir lamentablemente a la teoría de la
imprevisión para igualar las prestaciones de los contratos. En el derecho comparado (Código
Peruano), sí se contempla la sanción de lesión enorme.
27
7. Prueba de los contratos:
Art. 127 “Las escrituras privadas que guarden uniformidad con los libros de los comerciantes hacen
fe de su fecha respecto de terceros, aun fuera de los casos que enumera el artículo 1703 del Código
Civil”.
Art. 128 “La prueba de testigos es admisible en negocios mercantiles, cualquiera que sea la cantidad
que importe la obligación que se trate de probar, salvo los casos en que la ley exija escritura
pública”.
Art. 129 “Los juzgados de comercio podrán, atendidas las circunstancias de la causa, admitir prueba
testimonial aun cuando altere o adicione el contenido de las escrituras públicas”.
1. Generalidades:
Ya hemos indicado que el derecho comercial tiene por misión el estudio de una parte de la actividad
económica – el comercio en sentido jurídico– , de los sujetos que la ejercen, los instrumentos o
medios de que se valen y actos jurídicos que celebran.
Sabemos también que nuestra disciplina jurídica está llamada a proporcionar las reglas legales de
organización de la empresa. Cuando la actividad mercantil constitutiva de empresa se ejerce por una
persona natural, por un empresario de comercio, la legislación comercial le impone una serie de
obligaciones al mismo tiempo que le reconoce ciertos derechos, lo que en su conjunto constituye el
estatuto jurídico del comerciante individual. Resulta obligado entonces el estudio de este estatuto
jurídico, pues constituye la forma legal bajo la cual puede ejercerse la actividad comercial en este
caso.
Queremos advertir que empleamos la denominación de “empresario individual de comercio” para ser
consecuente con las nuevas tendencias que inspiran nuestra rama jurídica, pues, como bien apunta
Felipe de Solá Cañizares, “el comerciante es el sujeto del derecho comercial tradicional; el
empresario lo es del derecho comercial después de la evolución en la que se ha construido
jurídicamente la noción de empresa”.
El empresario individual está sometido a un conjunto de reglas jurídicas que determinan los requisitos
o condiciones para que tenga carácter de tal, las obligaciones a que está sometido y los registros en
que debe estar inscrito. Este conjunto de normas constituye el estatuto jurídico del comerciante,
empresario individual, que trataremos a continuación.
→ Concepto de comerciante:
El derecho comercial chileno se funda en el concepto objetivo de los actos de comercio, los que si
bien es cierto no están definidos en el Código de Comercio, se encuentran enumerados en su artículo
3º en una enunciación que no es taxativa. El comerciante se define entonces a partir de la idea del acto
de comercio, siendo considerado como tal quien realiza habitualmente actos de esta naturaleza.
28
De acuerdo con la disposición del artículo 7º del Código de Comercio, “son comerciantes los que,
teniendo capacidad para contratar, hacen del comercio su profesión habitual”. Analicemos la
definición dada por el Código de Comercio chileno, que parte de la noción clásica de los
profesionales del comercio y que no se refiere en general a todos los que lo ejercen.
Para ser comerciante, de acuerdo con nuestra ley positiva, se requiere reunir tres condiciones:
capacidad para contratar, dedicarse al comercio y hacer de él su profesión habitual.
a. Capacidad para contratar: Se trata de capacidad de ejercicio, esto es, de la aptitud legal para
ejercitar los derechos de que se es titular y para contraer obligaciones válidamente. No puede ser de
otra forma, puesto que se trata de personas que van a dedicarse al comercio.
b. Dedicarse al comercio: Teniendo en cuenta el carácter objetivo del derecho comercial chileno, esto
significa ejecutar actos de comercio. Se dedican al comercio quienes ejecutan los actos mercantiles
enumerados en la legislación positiva. La calidad del comerciante no nace de la voluntad de las
partes, sino que proviene de la ley. Cuando la persona ejecuta los actos que ella califique de
comerciales, tiene el carácter de comerciante.
c. Hacer de los actos de comercio su profesión habitual: Este requisito de la habitualidad es muy
importante, aunque no está definido en la ley; se trata de una cuestión de hecho que debe decidir el
juez. Cabe preguntarse, sin embargo, si es necesaria la repetición de los actos para considerar que
ellos determinan una profesión habitual. De manera general, podemos señalar que sí es necesaria la
repetición de los actos comerciales, porque se estima que su ejecución constituye una profesión
habitual, aunque en el fondo, como observa Ripert, hay aquí una redundancia: la profesión implica el
hábito de ejecución de ciertos actos.
Una sentencia de la Corte Suprema de Chile ha definido, interpretando el artículo 7º del Código de
Comercio, la expresión “profesión habitual”. Ella dice: “Esta expresión (habitualidad, profesión
habitual) supone la consagración constante de negocios propios del comercio y el ánimo de aplicar al
giro de ellos una atención habitual”.
Tampoco se requiere que el ejercicio del comercio sea notorio u ostensible ni que constituya la única
profesión de la persona.
Aparte de los requisitos que se desprenden de la definición del artículo 7º, existe otra exigencia o
condición para determinar la actividad del comerciante. Se trata de la actuación en nombre propio que
se deduce de los principios generales del derecho privado y que algunos autores nacionales
consideran que no es necesaria.
29
Para ser comerciante se requiere entonces ejecutar los actos mercantiles en nombre propio y no en
representación de otra persona. Cuando una persona ejecuta un acto en representación de otra, los
efectos de este acto, es decir, los derechos y obligaciones que se generan, se radican en el patrimonio
del representado y no en el del representante. Si un mandatario celebra actos de comercio en nombre
de su mandante, no tiene la calidad de comerciante por no actuar en nombre propio. Los
representantes de las sociedades comerciales no son por este solo hecho comerciantes, ya que actúan
en representación de la sociedad, que como persona jurídica posee un patrimonio propio en el cual se
radican los efectos de los contratos celebrados por sus mandatarios-representantes.
Por último, diremos que según el artículo 8º del Código de Comercio chileno “no es comerciante el
que ejecuta accidentalmente un acto de comercio, pero queda sujeto a las leyes de comercio en cuanto
a los efectos del acto”. Esta disposición, que confirma el carácter objetivo del derecho comercial
chileno, reitera la exigencia de la ejecución de actos con espíritu profesional para traer la calidad del
comerciante.
→ El interés de la definición:
Es interesante determinar cuándo una persona tiene la calidad de comerciante, por cuanto ello implica
una serie de consecuencias jurídicas. Veamos algunas de ellas:
La quiebra de una persona que ejerce una actividad comercial, industrial, agrícola o minera es más
severa que la de un sujeto que realiza estas actividades.
Cuando se trata de una persona natural, la profesión termina por su muerte o su retiro de la actividad
mercantil. Tratándose de una persona jurídica, su disolución entraña el término de su profesión o
actividad comercial. Sin embargo, debe tenerse en cuenta que si bien el comerciante termina su
actividad, las obligaciones mercantiles contraídas durante el tiempo que la ejercía, pueden originar la
declaratoria de quiebra como deudor comprendido en el artículo 41 de la Ley Nº 18.175, cuando ha
cesado en el pago de una de ellas, conforme al artículo 43 Nº 1º del texto legal recién citado.
Terminada la actividad mercantil, en materia tributaria, debe declararse el término del giro y pagar el
impuesto correspondiente.
Aparte de la disposición del artículo 7º, que exige a los comerciantes capacidad para contratar, esto
es, para obligarse por sí mismos sin el ministerio o la autorización de otra persona, el Código de
Comercio chileno sólo contiene algunas normas especiales relativas a los menores y a las mujeres
casadas que se dediquen a la actividad mercantil.
30
Toda persona natural capaz de obligarse por sí sola puede, en consecuencia, dedicarse al comercio y
adquirir la calidad de empresario comercial, a menos que la ley le imponga alguna restricción. A
continuación trataremos las reglas especiales de capacidad contenidas en la codificación comercial.
Veremos separadamente la situación de los incapaces, de los menores que administran su peculio
profesional o industrial y de la mujer casada.
→ Los incapaces:
El Código de Comercio no contiene ninguna disposición que permita dilucidar la situación de los
incapaces en general, vale decir, de las personas que no pueden obligarse válidamente sin el concurso
o la autorización de otra.
El artículo 49 de la Ley Nº 18.175, sobre quiebras, permite llenar este vacío de nuestra codificación
mercantil. En efecto, según la disposición aludida, los incapaces sólo pueden ser declarados en
quiebra por obligaciones válidamente contraídas por intermedio de sus representantes legales o con
autorización de la justicia. Resulta que el incapaz está impedido de obligarse por sí solo, debiendo
actuar con el ministerio o la autorización de otra persona, en consecuencia, como no puede ejercer el
comercio en nombre propio, no es un comerciante en el contexto de nuestro derecho.
De conformidad con la norma contenida en el artículo 10 del Código de Comercio, los hijos de
familia y los menores que administran su peculio profesional en virtud de la autorización que les
confieren los artículos 246 y 439 del Código Civil, pueden ejecutar libremente actos de comercio,
quedando obligados hasta la concurrencia de dicho peculio y sometidos a las leyes comerciales. Esto
significa que el menor adulto puede dedicarse al comercio y tener el carácter de comerciante. Además
de la norma contenida en el artículo 10 del Código de Comercio, que permite formular esta
aseveración, el artículo 18 del mismo cuerpo legal dispone que “el menor comerciante puede
comparecer en juicio por sí solo en todas las cuestiones relativas a su comercio”. Aun más, el artículo
48 inciso 2º de la Ley de Quiebras expresa que la quiebra del menor adulto que administra su peculio
profesional o industrial, comprende únicamente los bienes de este peculio.
→ La mujer casada:
Hoy día, en virtud de la Ley Nº 18.802, de 9 de junio de 1989, la mujer casada es plenamente capaz,
de manera que respecto de ella sólo hay que preocuparse del régimen patrimonial bajo el cual contrajo
el matrimonio. El único caso que requiere comentario es el de la mujer casada en régimen de sociedad
conyugal, que ejerce la actividad comercial separadamente de su marido, porque respecto del ejercicio
de ese comercio se considerará separada totalmente de bienes. Según lo previsto en el artículo 11 del
Código de Comercio, la mujer casada comerciante se rige por lo establecido en el artículo 150 del
Código Civil. Esta última norma, en su texto actual fijado por la Ley Nº 18.802, dispone: “La mujer
casada de cualquier edad podrá dedicarse libremente al ejercicio de un empleo, oficio, profesión o
industria”.
La mujer casada, que desempeñe algún empleo o que ejerza una profesión, oficio o industria,
separados de los de su marido, se considerará separada de bienes respecto del ejercicio de ese empleo,
oficio, profesión o industria y de lo que en ellos obtenga, no obstante cualquiera estipulación en
contrario; pero si fuere menor de veintiún años, necesitará autorización judicial, con conocimiento de
causa, para gravar y enajenar los bienes raíces.
31
Incumbe a la mujer acreditar, tanto respecto del marido como de terceros, el origen y dominio de los
bienes adquiridos en conformidad a este artículo. Para este efecto podrá servirse de todos los medios
de prueba establecidos por la ley.
Los terceros que contraten con la mujer quedarán a cubierto de toda reclamación que pudieren
interponer ella o el marido, sus herederos o cesionarios, fundada en la circunstancia de haber obrado
la mujer fuera de los términos del presente artículo, siempre que, no tratándose de bienes
comprendidos en los artículos 1754 y 1755, se haya acreditado por la mujer, mediante instrumentos
públicos o privados, a los que se hará referencia en el instrumento que se otorgue al efecto, que ejerce
o ha ejercido un empleo, oficio, profesión o industria separados de los de su marido.
Los actos o contratos celebrados por la mujer en esta administración separada, obligarán los bienes
comprendidos en ella y los que administre con arreglo a las disposiciones de los artículos 166 y 167, y
no obligarán los del marido sino con arreglo al artículo 161.
Los acreedores del marido no tendrán acción sobre los bienes que la mujer administre en virtud de
este artículo, a menos que comprobaren que el contrato celebrado por él cedió en utilidad de la mujer
o de la familia común.
Disuelta la sociedad conyugal, los bienes a que este artículo se refiere entrarán en la partición de los
gananciales; a menos que la mujer o sus herederos renunciaren a estos últimos, en cuyo caso el
marido no responderá por las obligaciones contraídas por la mujer en su administración separada.
Si la mujer o sus herederos aceptaren los gananciales, el marido responderá a esas obligaciones hasta
concurrencia del valor de la mitad de esos bienes que existan al disolverse la sociedad. Mas, para
gozar de este beneficio, deberá probar el exceso de la contribución que se le exige con arreglo al
artículo 1777.”
→ Principio:
Si bien es cierto que aún existe en nuestro régimen jurídico-económico el principio de libertad de
comercio, en el último tiempo se han venido imponiendo tales restricciones fundadas en intereses de
orden general, que reservan ciertas actividades comerciales al Estado o a las empresas públicas
dependientes de él. En consecuencia, el Estado, ejerciendo la dirección de la economía nacional,
controla particularmente determinadas ramas de comercio (se habla entonces de comercios
reservados) o bien toma ciertas medidas limitando el ejercicio del comercio para ciertos individuos.
Veamos estos diversos aspectos separadamente.
La legislación chilena mantiene el principio de la libertad de comercio; por ello, en la Ley Nº 13.305,
de 4 de abril de 1959, trata en su Título V de las “Normas para fomentar la libre competencia
industrial y comercial”. De conformidad con el artículo 172 de esta ley llamada “antimonopolios”,
“no podrá otorgarse a los particulares la concesión de ningún monopolio para el ejercicio de
actividades industriales o comerciales. Sólo por la ley podrá reservarse a instituciones fiscales,
32
semifiscales, públicas, de administración autónoma o municipales el monopolio de determinadas
actividades industriales o comerciales”. Esta misma ley crea una comisión que debe determinar si
alguna actividad constituye una infracción a sus disposiciones (art. 173) , en cuyo caso encomienda al
Consejo de Defensa del Estado que inicie el proceso correspondiente ante los tribunales. A juicio de
un autor chileno, “las reglas allí establecidas (Ley Nº 13.305) son notoriamente insuficientes e
inadecuadas para combatir las actividades y tendencias monopolísticas de la actual economía”.
Mucho más eficaz es la legislación contenida en el Decreto Ley Nº 211, de 22 de diciembre de 1973
(que fija normas sobre la libre competencia).
Se trata aquí de una reserva de la actividad mercantil a favor de ciertos profesionales, de algunas
formas de sociedades, o a la condición de ser persona natural o jurídica de nacionalidad chilena.
Las siguientes actividades comerciales son reservadas en el derecho chileno en favor de las personas
que se indican:
a. La actividad bancaria. Reservada a sociedades anónimas que cumplan con la Ley de Bancos
(D.F.L. Nº 252, de 4 de abril de 1960).
b. El seguro. Reservado a sociedades anónimas nacionales de seguros según el artículo 4º del Decreto
con Fuerza de Ley Nº 251 de 20 de mayo de 1931.
c. La actividad de martillero. Sólo pueden ejercerla las personas naturales o jurídicas que aparecen
inscritas en el Registro Nacional de Martilleros (art. 7º de la Ley Nº 18.118).
d. La intermediación sobre valores. Sólo puede hacerse por corredores de bolsa o por agentes de
valores y por los bancos y sociedades financieras (arts. 24 y 25 de la Ley Nº 18.045, sobre Mercado
de Valores).
e. El comercio de farmacia. De conformidad con lo que establecía el artículo 123 del Código
Sanitario (D.F.L. Nº 226, de 15 de mayo de 1931) , sólo los farmacéuticos o químicos farmacéuticos
podían dedicarse al comercio de farmacia. También podrían hacerlo las sociedades legalmente
constituidas en que formara parte como socio uno o más de estos profesionales. La dirección técnica
de la farmacia siempre debía estar a cargo de un químico farmacéutico. En la actualidad, el Libro
Sexto del Código Sanitario, cuyo texto fue modificado por el Decreto Ley Nº 1.085, publicado en el
Diario Oficial de 10 de julio de 1975, distingue claramente entre la empresa comercial y el
establecimiento de salud farmacia. Siendo así, el control técnico y la administración de la farmacia
como establecimiento de salud están a cargo de un profesional químico farmacéutico, pero existe
plena libertad para que cualquier persona natural o jurídica pueda instalar farmacias, con tal que
cumpla con las disposiciones legales y reglamentarias. Hay libertad para instalar la empresa
comercial cuyo giro es la explotación de una farmacia, pero esta última, en cuanto establecimiento de
salud, debe quedar bajo la dirección técnica de un farmacéutico. Así lo corrobora el artículo 4º del
Reglamento de Farmacias, Droguerías, Almacenes Farmacéuticos, Botiquines y Depósitos
Autorizados, contenido en el Decreto Supremo del Ministerio de Salud Nº 466, publicado en el Diario
Oficial de 12 de marzo de 1985.
33
actualmente procesada por delito que merezca pena aflictiva (art. 13 del Decreto Ley Nº 1.953, de 11
de octubre de 1977, publicado en el Diario Oficial de 15 del mismo mes y año). En virtud de ese texto
legal se derogó toda disposición legal o reglamentaria que estableciera otros requisitos o limitaciones
al ejercicio de las actividades de corredor de propiedades y de productos.
El artículo 19 del Código de Comercio dispone que los contratos celebrados por personas a quienes
esté prohibido por las leyes el ejercicio del comercio, no producen acción contra el contratante capaz,
pero confieren a éste el derecho de demandar a su elección la nulidad o el cumplimiento de ellos, a
menos que se pruebe que ha procedido de mala fe. Este precepto legal induce a error porque puede
pensarse que existen personas a quienes les está prohibido ejercer la actividad comercial, lo que no es
efectivo, toda vez que nuestro derecho consagra ampliamente la libertad de comercio. Lo que ocurre
es que esta norma contenida en el artículo 10 del Código de Comercio estaba en armonía con el
artículo 30 del Proyecto, que establecía la prohibición de dedicarse al comercio respecto de ciertas
personas (corporaciones eclesiásticas, clérigos, los magistrados civiles, militares, abogados, etc.) ,
norma esta última que fue suprimida al aprobarse el Código de Comercio.
Lo que realmente existe en la actualidad son determinadas prohibiciones que afectan a ciertos
comerciantes que no pueden celebrar algunos contratos. Así, el artículo 331 del Código de Comercio
prohíbe a los factores o dependientes de comercio (agentes auxiliares del empresario comercial)
traficar por su cuenta y tomar interés en nombre suyo o ajeno en negociaciones del mismo género de
las que haga por cuenta de sus mandantes, a menos que fueren expresamente autorizadas. Por otra
parte, el artículo 404 del Código de Comercio prohíbe a los socios en una sociedad colectiva explotar
por cuenta propia el ramo de industria en que opere la sociedad y hacer sin el consentimiento de todos
los consocios operaciones particulares, de cualquier especie, cuando la sociedad no tuviere un género
determinado de comercio.
En fin, los corredores de comercio no pueden ejecutar operaciones comerciales por su cuenta o tomar
interés en ellas, bajo nombre propio o ajeno, directa o indirectamente. Así lo dispone el artículo 57 del
Código de Comercio. Los corredores de comercio son agentes auxiliares del empresario mercantil,
cuya misión es la de dispensar su mediación asalariada y facilitarles la conclusión de sus contratos.
Ellos ponen en contacto a las partes interesadas que contratan entre sí, pero no intervienen en los
contratos mismos. Esta actividad de mediación asalariada entre los empresarios de comercio es una
actividad calificada de comercial. Ahora bien, lo que la ley les prohíbe es ejecutar ellos mismos
operaciones comerciales o tomar interés en ellas, por cuanto esto constituye una actividad comercial
distinta de la que les es propia.
Finalmente, podemos señalar que los empresarios de comercio pueden convenir prohibiciones para
comerciar en un mismo giro. Se trata de prohibiciones convencionales en el sentido de que ellas están
limitadas a un determinado giro, a un lugar, comuna o departamento y a un cierto lapso, pues de no
ser así atentarían contra la libertad de trabajo.
La ley ha impuesto ciertas obligaciones que pesan sobre las personas que ella califica de
comerciantes, a quienes nosotros denominamos empresarios individuales de comercio. Tales
obligaciones tienen por fundamento los actos y contratos que los comerciantes celebran con los
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terceros, las exigencias propias del comercio en materia de prueba de las obligaciones y de publicidad
de estas mismas.
Las obligaciones profesionales que deben cumplir los empresarios de comercio son
fundamentalmente cuatro: la obligación de llevar ciertos libros de contabilidad, la de inscribir
determinados documentos en el Registro de Comercio, la de inscribirse en registros especiales
determinados, que no afecta a todos, y la de pagar patente municipal, que tampoco es de orden
general. Las estudiaremos separadamente.
→ Fundamento y alcance:
Se trata de una obligación que el artículo 25 del Código de Comercio impone “a todo comerciante”.
Se trata de un deber establecido en el interés del comerciante, pues la contabilidad es un elemento
indispensable para determinar el resultado de las operaciones que el comerciante realiza día a día. El
derecho comercial considera importante esta exigencia, por cuanto la contabilidad revela la situación
de la empresa a los terceros, lo que determina a éstos brindar confianza a los comerciantes y
otorgarles créditos. La contabilidad deja constancia y comprueba los valores que el comerciante
posee, al mismo tiempo que hace constar y comprobar lo que él adeuda. La contabilidad interesa
además en derecho comercial por cuanto ella constituye un elemento para calificar la quiebra de un
comerciante de fortuita, culpable o fraudulenta. Por lo mismo, los libros de contabilidad sirven como
medios de prueba, no en igual forma que los instrumentos privados regidos por el Código Civil, que
hacen prueba en contra de quienes se presentan, sino en favor de la persona que los presenta. En el
Mensaje con que se acompañó el Proyecto de Código al Congreso Nacional para su aprobación se
dice que “considera la contabilidad como el espejo en que se refleja vivamente la conducta del
comerciante, el alma del comercio de buena fe”.
De acuerdo con la legislación chilena, existen libros de contabilidad que el comerciante debe llevar
obligadamente y otros libros que puede facultativamente llevar. Existen, entonces, libros obligatorios
y facultativos. Por otra parte, los libros de contabilidad deben cumplir con ciertas exigencias formales
y además deben llevarse con cierta regularidad externa. Veamos primeramente la distinción en los
libros de contabilidad y luego las exigencias que éstos deben cumplir y el secreto de la contabilidad.
Hemos dicho que hay una distinción entre libros obligatorios y facultativos. Los primeros son
aquellos que el comerciante está obligado a llevar, en tanto que los segundos son aquellos que el
comerciante puede llevar en número y forma que desee. ¿Cuáles son unos y otros?
a. Libros obligatorios:
Están indicados por el artículo 25 del Código de Comercio, que señala que todo comerciante está
obligado a llevar para su contabilidad y correspondencia:
i. El libro diario;
ii. El libro mayor o de cuentas corrientes;
iii. El libro de balances;
iv. El libro copiador de cartas.
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En la práctica, el libro mayor o de cuentas corrientes no es uno solo, sino que son dos: un libro mayor
y el otro de cuentas corrientes; el libro de balances se denomina libro de balances y de inventario, y el
libro copiador de cartas no existe, sino que se le sustituye por un registro de correspondencia recibida
y despachada.
Diremos algunas palabras sobre cada uno de los libros obligatorios en particular.
b. El libro diario:
En él “se asentarán por orden cronológico y día por día las operaciones mercantiles que ejecute el
comerciante, expresando detalladamente el carácter y circunstancias de cada una de ellas” (art. 27 del
Código de Comercio). Es sin duda un libro importante que constituye la base de la contabilidad.
c. El libro mayor:
El Código no lo define y presenta características totalmente diferentes del libro diario. En el libro
mayor se abren diferentes cuentas: a las diversas personas con las cuales el comerciante mantiene
negocios (cuentas personales) , a los diferentes objetos particulares que forman parte de sus negocios
(cuentas reales) y las llamadas cuentas de orden, que son el registro de valores recibidos, transitoria o
permanentemente, que no pertenecen al negocio o al sujeto, que conserva en calidad de depósito o
garantía y que no afectan las mayores o menores utilidades del negocio.
Tiene un doble objeto: inventario de los bienes físicos con valor de tasación (activo) y balance anual:
resumen del activo y pasivo de las ganancias y pérdidas (art. 29 del Código de Comercio).
Este libro no existe; en la actualidad se le reemplaza por el “archivo de copias de cartas”. Este archivo
no tiene valor en juicio en favor del comerciante.
f. Libros facultativos:
Se denominan también libros auxiliares; los más frecuentemente usados por los comerciantes son los
siguientes: el libro de caja, el de bancos, el libro de obligaciones por pagar, el libro de obligaciones
por cobrar, el libro de adquisiciones y gastos, el libro de letras descontadas y el libro de letras en
cobranza.
Estos libros tienen bastante importancia por cuanto forman la base de la contabilidad y son el
antecedente necesario de los libros obligatorios. Sin embargo, ellos no sirven como medios de prueba
en juicio independiente de los libros obligatorios (art. 40 del Código de Comercio).
→ Veamos ahora los requisitos que deben cumplirse al llevar los libros de contabilidad:
Los requisitos que deben observarse al llevar los libros de contabilidad dicen relación con el idioma y
con el timbraje, rubricación y visación a que están sometidos.
El artículo 26 del Código de Comercio establece que los libros deben llevarse en idioma castellano.
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b. El timbraje, rubricación y visación:
Esto significa que una autoridad se encargue de timbrar o rubricar las hojas de los libros, para que
sólo en ellas puedan hacerse las anotaciones contables. El Código de Comercio nada dice sobre este
particular, pero la Ley de Timbres y Estampillas ha venido a suplir esta deficiencia estableciendo que
los libros deben ser timbrados por Impuestos Internos.
El Código Tributario contiene determinadas exigencias relativas a los sistemas de contabilidad que
los contribuyentes pueden emplear, a la obligación de llevar contabilidad, a la forma como deben
llevarse los libros, a su conservación, a la necesidad de llevar libros adicionales o auxiliares y a las
medidas que deben tomarse en caso de pérdida o inutilización de los libros. Al mismo tiempo
contempla una serie de infracciones que pueden cometer los contribuyentes al llevar su contabilidad y
las sanciones que les son aplicables. Veamos algunos de estos aspectos tributarios de la contabilidad,
no obstante que su estudio profundizado y en detalle corresponde al derecho económico.
Aparte de los libros de contabilidad exigidos por la ley, los contribuyentes deben llevar los libros
adicionales o auxiliares que exija el Director Regional, a su juicio exclusivo, de acuerdo con las
normas que dicte para el mejor cumplimiento o fiscalización de las obligaciones tributarias.
Finalmente, el artículo 17 del Código Tributario exige que las anotaciones deben hacerse
normalmente a medida que se desarrollen las operaciones.
En todo caso, agrega la disposición, la pérdida o inutilización de los libros de contabilidad suspenderá
la prescripción establecida en el artículo 200 (del Código Tributario) , hasta la fecha en que los libros
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legalmente reconstituidos queden a disposición del Servicio. Para los efectos previstos en el inciso 1º
del Nº 16 del artículo 97 se entenderá por capital efectivo el definido en el artículo 2º Nº 5 de la Ley
de Impuesto a la Renta.
La legislación comercial nada ha dicho sobre la forma de llevar los libros, limitándose a establecer
ciertas prohibiciones en el artículo 31 del Código de Comercio, que en el fondo tienden a guardar la
regularidad externa. Los comerciantes no deben alterar en los asientos el orden y fecha de las
operaciones descritas; no deben dejar blancos en el cuerpo de los asientos o a continuación de ellos;
no deben hacer interlineaciones, raspaduras o enmiendas en los mismos asientos, etc.
d. El secreto de la contabilidad:
Nuestro Código de Comercio, celoso defensor de los principios individualistas del siglo pasado,
estableció como un resguardo a la libre competencia el secreto de la contabilidad. Las razones que
movieron al legislador a establecer esta garantía son fundamentalmente dos:
i. Para dejar a todos los comerciantes en igualdad de condiciones, para impedir en esa forma que otras
personas (comerciantes también) se aprovecharan de lo que consta en los libros de contabilidad
ajenos, y
ii. Porque siendo la contabilidad el reflejo del estado de los negocios de un comerciante, podría ser
muy perjudicial para él el hecho de que ésta fuese conocida en un determinado momento; podría dejar
de manifiesto una situación precaria, lo que afectaría indudablemente su crédito.
Pero esta concepción original del Código se ha ido limitando un poco. La ley orgánica de Impuestos
Internos, la Ley General de Bancos, la legislación sobre sociedades anónimas, han dado facultades a
funcionarios de los respectivos servicios para revisar la contabilidad. Desde el punto de vista
tributario, puede decirse que en la actualidad no existe este secreto. Los inspectores de Impuestos
Internos pueden revisar todos los libros, pero ellos están obligados a mantener el secreto profesional.
El mismo Código de Comercio establece excepciones al principio del secreto de los libros de
contabilidad. Sólo existen cuatro casos en que los tribunales de justicia pueden decretar la exhibición
total de la contabilidad. Existen además situaciones que autorizan una exhibición parcial de ellos.
Veamos separadamente estas excepciones al secreto de la contabilidad.
Consiste en mostrar al tribunal que la ordena todos los libros de contabilidad para que sean totalmente
revisados por éste. Procede en cuatro casos:
- Sucesión universal. Cuando fallece un comerciante, sus herederos pueden pedir la exhibición
general de la contabilidad para los efectos de la partición de bienes.
- Comunidad de bienes. Cuando ella existe el tribunal puede ordenar la exhibición general sólo en
favor de los condueños.
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- En caso de quiebra. La quiebra es un procedimiento colectivo que corresponde a todos los bienes
del deudor fallido para realizarlos y pagar a los acreedores. Tanto el síndico de quiebras (que
representa al quebrado) como el juez pueden practicar el reconocimiento general de los libros de
contabilidad del fallido.
Finalmente, reiteremos que la exhibición general sólo procede en los casos que hemos señalado y en
favor de las personas que se indicaron.
Ella procede en los casos en que en un juicio sea necesario el conocimiento de determinados asientos
contables. Debe decretarse por el juez a petición de parte interesada. Se limita sólo a las operaciones
contables que digan relación con el juicio; se practica por el juez personalmente en presencia del
dueño y en el lugar en que se llevan los libros de contabilidad (art. 43 del Código de Comercio).
He aquí la obligación de los comerciantes de llevar libros de contabilidad. Algunas leyes especiales y
el mismo Código de Comercio exigen a determinados comerciantes la obligación de llevar otros
libros que los estudiados.
El principio general contenido en el artículo 1704 del Código Civil es que los instrumentos privados,
los libros de contabilidad, hacen prueba en contra de la persona que los lleva. Esto porque en derecho
nadie puede crearse una prueba a su favor. No obstante, los libros de contabilidad hacen prueba en
favor de quien los lleva siempre que se reúnan ciertas condiciones.
a. Requisitos que deben cumplir los libros de comercio para tener valor probatorio:
Las exigencias están contenidas en el artículo 35 del Código de Comercio y son las siguientes:
Esta exigencia es lógica, ya que si se le permite a un comerciante hacer uso en su favor de los libros
de contabilidad, es preciso que su contendor pueda contar con un medio de prueba igual, y esto sólo
puede ocurrir si el contendor es comerciante. De esta manera quedan en igualdad de condiciones.
Existen dos situaciones bien interesantes: si una de las partes es la sucesión de un comerciante o si
una de las partes fue comerciante y dejó de serlo, ¿pueden hacer uso de este medio de prueba a su
favor? La respuesta es afirmativa, siempre que se reúnan todos los requisitos del artículo 35. Ejemplo:
la ex Feria Rioseco de Concepción tenía un cliente con un crédito de $ 1.000.000 en compraventa de
animales. El cliente falleció sin cancelar la deuda. Con todos sus clientes la ex Feria celebraba un
contrato de cuenta corriente mediante el cual se le daba un crédito para compra de animales que debía
pagar en tal plazo. En consecuencia, en este contrato las obligaciones no son líquidas y, por lo tanto,
no puede cobrar ejecutivamente la deuda. Al morir el cliente la Feria podría haber llamado a
reconocer deuda a los herederos, pero éstos eran 11 y por lo tanto era imposible reunirlos. Debió
iniciar un juicio ordinario y en ese juicio se hicieron valer los libros de contabilidad. Se alegó por los
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herederos que ellos no eran comerciantes, pero se dijo que no importaba, porque eran herederos de un
comerciante y, en consecuencia, podían hacerse valer los libros si se reunían los requisitos legales.
Pero puede suceder que el acto sea mixto o de doble carácter. Se ha entendido que el acto debe ser de
comercio para las dos partes, que se trate de un derecho reglamentado por el Código de Comercio
para ambos litigantes. En suma, en un juicio en que haya distinta ley de fondo para cada parte no cabe
la prueba en favor de quien lleva los libros. Lógicamente hay prueba en contra (art. 1704 del Código
Civil).
iii. Que los libros se lleven regularmente, o sea, que se cumpla con el artículo 31 del Código de
Comercio.
Los artículos 1708 y 1709 inciso 1º del Código Civil establecen una limitación a la producción de la
prueba testifical diciendo que no se admite prueba de testigos respecto de una obligación que haya
debido constar por escrito; y que deben constar por escrito los actos y contratos que contengan la
entrega o promesa de una cosa que valga más de dos unidades tributarias. Pero el artículo 1711 del
Código Civil establece una excepción a esta limitación diciendo que cuando haya un principio de
prueba por escrito, puede hacerse valer la prueba testifical, entendiéndose por principio de prueba por
escrito “un acto escrito del demandado o de su representante, que haga verosímil el hecho litigioso”.
i. Si los libros de ambas partes están de acuerdo, hacen plena prueba, ya que ellos hacen fe en contra
y a favor de cada comerciante (art. 35).
iii. Si los libros de una de las partes no han sido llevados regularmente (léase: con infracción al
artículo 31) , carecen de valor probatorio a favor del comerciante que los lleva. El infractor queda
entregado a lo que digan los del contrario si han sido llevados en conformidad a la ley. Esto es justo,
pues sólo se da valor probatorio a los libros que se ajustan a la ley.
La ley, no obstante, no entrega al infractor completamente a lo que digan los libros del contendor,
partiendo de la base de que la falta de formalidades del artículo 31 no siempre es señal de mala fe;
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puede deberse a descuido o negligencia, etc. Es por ello que se permite que el infractor produzca
prueba a su favor por cualquier otro medio legal, para desvirtuar lo que arroja en su contra la
contabilidad del contrincante. No debe olvidarse que los libros del contendor, a pesar de ser llevados
en forma regular, pueden contener falsedades (art. 34).
iv. Si el comerciante que ha recibido orden de exhibir sus libros los oculta (o los destruye o
simplemente no los tiene) , rige el artículo 33. En conformidad a este precepto, el comerciante que así
procede queda entregado por completo a lo que digan los libros de su contradictor, siempre que éstos
estén arreglados conforme a la ley; esto es así porque hay aquí una evidente prueba de mala fe.
El profesor Palma Rogers expresa en su libro de derecho comercial que si la pérdida o destrucción ha
sido fortuita no tendría lugar la sanción vista, siempre que el comerciante pruebe el caso fortuito.
d. Prueba de los libros de contabilidad en contra del comerciante que los lleva:
El artículo 38 dispone: “Los libros hacen fe contra el comerciante que los lleva, y no se le admitirá
prueba que tienda a destruir lo que resultare de sus asientos”.
Esta regla prácticamente confirma la norma del artículo 1704 del Código Civil, que es un principio
universal en materia de prueba.
El artículo 38, en su parte final, expresa que no se admitirá prueba tendiente a destruir lo que resultare
de los libros. Esto pone en evidencia que este medio probatorio se asimila a la confesión, ya que el
artículo 402 del Código de Procedimiento Civil establece igual regla respecto de esta probanza. Se
puede sostener que se trata de una verdadera confesión escrita.
Para que opere la norma del artículo 38 no es necesario que haya ni juicio entre comerciantes, ni
causa de comercio, ni libros regularmente llevados.
El artículo 39 del Código de Comercio contiene una norma muy importante: la indivisibilidad de este
medio de prueba. Se trata del mismo efecto estudiado en la confesión: si se acepta lo favorable, debe
aceptarse forzosamente lo desfavorable. Así, v. gr., supongamos que XX demanda a Z, comerciante,
exigiéndole el pago de una obligación emanada de un contrato mercantil. Z niega el contrato y es
obligado por XX a exhibir sus libros de contabilidad; aparece de ellos que existía el contrato, pero que
se había pagado la mitad de la obligación. Si XX acepta como prueba los libros de Z, debe admitir
todo lo que arrojen dichos libros, tanto lo favorable como lo desfavorable. Evidentemente, XX puede
rechazar esta prueba en su totalidad y hacer uso de otros medios probatorios a su favor.
Si los libros de contabilidad, por cualquier motivo, no hacen prueba, sirven, junto con otros medios
probatorios, de base a una presunción judicial. De aquí que es aconsejable presentar los libros aunque
no hagan prueba.
Los libros auxiliares no hacen prueba con independencia de los libros obligatorios. Esta es la regla
general contenida en la primera parte del artículo 40. Esta regla es lógica, pues los comerciantes no
están obligados a llevarlos, y porque se trata de simples complementos de los libros obligatorios.
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Excepción. Cuando los libros obligatorios se hayan perdido sin culpa del comerciante, los libros
auxiliares harán prueba, siempre que hayan sido llevados en regla. Lógico es que el comerciante tiene
el onus probandi de la pérdida fortuita de los libros.
En todo caso, estos libros pueden servir de base de una presunción judicial.
Todo lo dicho es en relación con el valor probatorio en favor del comerciante. Nada dice la ley sobre
el que tengan en contra de él. Rige, entonces, ampliamente el artículo 1704 del Código Civil.
Valor probatorio del libro copiador de cartas. Sabemos en la práctica que este libro no existe hoy en
día.
El artículo 47 establece que sólo podrá pedirse la exhibición de las cartas relacionadas con el asunto
litigioso y que se hayan dirigido las partes.
Nuestro cuerpo legal tiene a su favor el hecho de haber reconocido los libros de contabilidad como
una obligación para los comerciantes. Más aún, tiene el valor o mérito de haberles atribuido valor
probatorio.
En la práctica hay sistemas que tienen principios diferentes; así, el sistema norteamericano es
diferente al inglés.
b. Falta la visación de los libros de contabilidad, es decir, la revisión periódica de los libros por una
autoridad competente, para comprobar la autenticidad de los asientos. No basta que los libros sean
llevados regularmente; es menester que lo que se exprese en ellos sea verdad.
c. No hay una sanción inmediata y efectiva para quien lleve irregularmente sus libros, o para quien no
los lleve. La sanción establecida por la ley tributaria es para los efectos impositivos y nada más. La
única sanción que establece la ley es, como veremos oportunamente, indirecta: se refiere a la prueba y
a la quiebra.
d. El Código debió exigir que los libros de contabilidad fueren siempre llevados por profesionales.
Hoy en día la Ley del Colegio de Contadores exige que, a partir de determinados montos, la
contabilidad lleve la firma de un contador.
Esta exigencia es muy importante en materia de quiebra; v. gr., sabemos que en juicio de calificación
de la quiebra los libros de contabilidad son el centro del proceso; ellos determinan si la quiebra ha
sido culpable, fortuita o fraudulenta. Ahora bien, en la práctica, estos procesos terminan en su
inmensa mayoría en el sobreseimiento, debido a que el desorden existente en los libros impide
determinar a los peritos si ha habido o no malos manejos.
→ Objeto:
Con el objeto de resguardar los intereses de los terceros que contratan con los comerciantes, ciertos
actos por ellos celebrados están sujetos a una determinada publicidad.
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Esta publicidad consiste en la inscripción de estos actos o mejor dicho de los documentos en que ellos
constan, en un registro especialmente creado para este efecto.
→ Veamos, someramente, cuáles son los documentos que deben inscribirse en el Registro de
Comercio:
Ellos están enumerados en el artículo 22 del Código de Comercio, aunque en otras disposiciones del
mismo texto se impone a los comerciantes igual obligación respecto de otros documentos. A
continuación veremos los casos contenidos en el artículo 22 recién mencionado.
De acuerdo con dicho artículo, las inscripciones deben hacerse en extracto y por orden de número y
fecha. Ellas son las siguientes:
i. Las capitulaciones matrimoniales, el pacto de separación de bienes a que se refiere el artículo 1723
del Código Civil, inventarios solemnes, testamentos, actos de partición, sentencias de adjudicación,
escrituras públicas de donación, venta, permuta u otra de igual autenticidad que imponga al marido
alguna responsabilidad a favor de la mujer. Se trata de documentos de los que resulta en contra del
marido y en favor de la mujer una responsabilidad de orden económico. El fundamento de esta
obligación de inscribir tales documentos radica en el hecho de que si el marido es comerciante es
necesario dar a conocer las responsabilidades que éste tiene respecto de su mujer, pues ellas en el
fondo limitan su capacidad para recibir créditos.
ii. Las sentencias de divorcio o separación de bienes y las liquidaciones practicadas para determinar
las especies o cantidades que el marido deba entregar a su mujer divorciada o separada de bienes. El
fundamento es el mismo que el señalado en el caso anterior. Además, cuando la mujer es comerciante,
puede conocerse así cuáles son los bienes de su propiedad.
iii. Los documentos justificativos de los haberes del hijo o pupilo que está bajo potestad del padre,
madre o guardador. Se trata de una situación similar a la examinada en el Nº 1. El artículo 219 Nº 11
de la Ley de Quiebras contiene la sanción en caso de omisión de la exigencia de inscripción de los
tres primeros casos del artículo 22 del Código de Comercio. Estamos frente al caso de personas que
administran bienes que están obligadas a restituir más tarde cuando el hijo de familia o el pupilo sean
capaces. Es necesario proceder a la inscripción de tales documentos para impedir que los terceros
sean inducidos a error sobre la solvencia de los padres o tutores comerciantes. La sanción en el evento
de no cumplirse esta obligación está contenida en el artículo 219 Nº 11 de la Ley de Quiebras; al igual
que para los otros dos casos anteriores, la quiebra se presume culpable.
iv. Las escrituras de sociedad, sea colectiva, en comandita o anónima, y las en que los socios nombren
gerente de la sociedad en liquidación. Esta obligación incumbe también respecto de las escrituras de
disolución de sociedades que se efectúen antes de vencer el término estipulado; las de prórroga de
éste; el cambio, retiro o muerte de un socio; la alteración de la razón social, y, en general, toda
reforma, ampliación o modificación del contrato (art. 7º Nº 4º del Reglamento del Registro de
Comercio). Ella también pesa respecto de las sociedades de responsabilidad limitada creadas por la
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Ley Nº 3.918, de 1923. Además de ser una formalidad de publicidad, esta inscripción constituye una
solemnidad inherente a los contratos y actos indicados.
v. Los poderes que los comerciantes otorguen a sus factores o dependientes para la administración de
sus negocios. La importancia de esta inscripción radica en el hecho de que ella permite saber quién es
el mandatario del comerciante y los poderes de que está investido. Aunque la ley no lo dice, las
escrituras en que se revoque el nombramiento de estos mandatarios deben también inscribirse, pues
esta inscripción cumple la misma finalidad de publicidad.
Estas inscripciones deben practicarse en un plazo de 15 días contado desde el otorgamiento de los
documentos, cuando el interesado ya tenga la calidad de comerciante, o bien desde que él empiece a
ejercer el comercio cuando todavía no es comerciante. En el caso de las escrituras de sociedades el
plazo de inscripción en el Registro de Comercio es de 60 días, contados desde la fecha de la escritura
social (art. 354 del Código de Comercio). Veremos a continuación la obligación de los comerciantes
de inscribirse en determinados registros.
Durante la vigencia de la Ley Nº 17.066, de 11 de enero de 1969, los comerciantes que tenían un
negocio establecido estaban obligados a inscribirse en el Registro Nacional de Comerciantes,
Pequeños Industriales y Artesanos de Chile, que ella había creado. En virtud de la Ley Nº 18.000, de
5 de junio de 1981, se autorizó al Registro Nacional de Comerciantes, Pequeños Industriales y
Artesanos de Chile para que dentro del plazo de 120 días, contado desde la fecha de dicha ley, optara
por transformarse en organización gremial, con arreglo a las disposiciones del Decreto Ley Nº 2.757,
de 1979, o acordara su disolución.
La Ley Nº 18.000, de 1981, dispuso además que vencido el plazo indicado en ella, sin que se hubiera
efectuado su transformación o acordado su disolución, el Registro Nacional de Comerciantes,
Pequeños Industriales y Artesanos de Chile se entenderá disuelto.
Durante el tiempo que existió el Registro creado por la Ley Nº 17.066 de 1969, demostró ser una
institución útil para velar por la ética profesional de los comerciantes registrados y para luchar contra
el comercio clandestino. Obedeciendo el mandato de la Ley Nº 18.000, de 1981, el Registro acordó su
propia disolución y no su organización como gremio, conforme al Decreto Ley Nº 2.757, de 1979.
Registros especiales:
Algunas leyes imponen a los comerciantes la obligación de inscribirse en registros especiales. Así,
por ejemplo, el artículo 67 del Código Tributario autoriza a la Dirección Regional de Impuestos
Internos para exigir a las personas que desarrollan determinadas actividades la inscripción en
registros especiales, como ocurre con el Rol Unico Tributario, en el cual deben inscribirse todas las
personas naturales y jurídicas y las entidades o agrupaciones sin personalidad jurídica, pero
susceptibles de ser sujetos de impuestos, que en razón de su actividad o condición causen o puedan
causar impuestos (art. 66 del Código Tributario).
La Ley de Alcoholes (art. 4º) impone a los embotelladores de vino y champañas, comerciantes al por
mayor en vinos y licores, importadores de licores y comerciantes de alcohol para sus usos distintos de
la bebida, la obligación de inscribirse en registros de la Dirección de Impuestos Internos “en el mes de
enero de cada año”.
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Por último, según la circular Nº 137, de 31 de diciembre de 1960, deben inscribirse en el Registro de
Especies Valoradas los fabricantes y comerciantes de tabacos, las empresas de toda clase de
transportes, los dueños de hoteles y toda clase de albergues, los fabricantes e intermediarios de discos
y demás piezas adaptables a instrumentos musicales de funcionamiento mecánico, los dueños de
clubes, casinos, etc., que expendan o usen barajas, como los fabricantes o comerciantes de ellas, los
fabricantes y comerciantes de fósforos, cerillos o encendedores y los empresarios de espectáculos
públicos.
→ Patentes municipales:
El monto de esta contribución se determina por un período de 12 meses sobre la base del capital
propio de cada contribuyente. El valor asciende del 2,5 al 5 por mil del capital propio de cada
contribuyente, no pudiendo ser inferior a una unidad tributaria mensual ni superior a 1.000 unidades
tributarias mensuales. Para determinar el capital propio de cada contribuyente la ley señala las
siguientes normas:
i. El valor declarado por el propio interesado en la patente cuando se trata de actividades nuevas;
ii. El monto registrado en el balance al 31 de diciembre inmediatamente anterior a la fecha en que
debe prestarse la declaración.
Por otra parte, las sucursales pagan una contribución de patente municipal en proporción al número
de trabajadores y al monto de la contribución del establecimiento principal.
La nueva Ley de Rentas Municipales sólo exime del pago de esta contribución a las personas o
entidades que realicen acciones de beneficencia, de culto religioso, de promoción de intereses
comunitarios, de difusión cultural, artística o deportiva.
Como puede apreciarse, las exenciones benefician únicamente a las actividades que por sus objetivos
no persiguen fines de carácter lucrativo.
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c. Transferencia de la patente:
El artículo 30 del Decreto Ley Nº 3.063, de 29 de diciembre de 1979, que contiene la Ley de Rentas
Municipales, autoriza la transferencia de la patente cuando el establecimiento que ella ampara cambia
de dueño. Corresponde al nuevo propietario hacer anotar ante la municipalidad respectiva la
transferencia de la patente.
De conformidad con el artículo 31 de la Ley de Rentas Municipales, son responsables del pago de
este tributo, además de los propietarios del establecimiento, los administradores y regentes, aun
cuando no tengan mandato constituido legalmente para la gestión del negocio de que se trate.
e. Características de patente:
Desde el punto de vista de su naturaleza jurídica, es necesario destacar que la patente es una
contribución o tributo de carácter municipal que se paga por el ejercicio de las actividades que la ley
grava con ella.
CONTRATO DE LEASING
Las empresas antes necesitaban financiamiento, si se pedía crédito al banco quedaría marcado en el
sistema, entonces, es una forma de financiamiento adicional, trabajar con plata ajena y poder comprar
bienes sin quedar marcado en el sistema financiero.
La operación de Leasing se instala en el año 1977 con la Compañía de Leasing Andino S.A., la cual
nace por una iniciativa de una empresa española filial del Banco Vizcaya, quien propone al Banco en
Chile componer en forma conjunta el leasing.
Así comienza a masificarse el contrato de leasing financiero bajo la apertura económica de la época,
en conjunto con la política de fomentar las importaciones y el estímulo a los productos
manufacturados.
Convención Unistrut:
Es una organización formada por Estados independientes con sede en Roma, cuyo principal objetivo
es estudiar las necesidades del Derecho Privado a fin de instruir métodos para armonizar y coordinar
el Derecho Privado, particularmente el Derecho Comercial.
Uno de los principales logros fue la elaboración de principios generales sobre Derecho Privado que
abarcan materias de Derecho Mercantil y Civil.
La convención está vigente desde el primero de mayo de 1995, y versa sobre el Leasing Financiero
Internacional, su propósito fue crear un régimen unitario de la operación de leasing financiero
internacional, que sustituya a los legislados en distintos ordenamientos jurídicos.
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El ámbito de aplicación del tratado se ciñe al leasing financiero excluyendo todas las modalidades
adicionales. Consta de 25 artículos, que se distribuyen en tres grandes capítulos, (i) ámbito de
aplicación y disposiciones generales, (ii) derechos y obligaciones de las partes, (iii) disposiciones
finales.
Nuestra legislación imperante no considera ley alguna que regule el Leasing Financiero, no obstante,
podemos encontrar diferentes cuerpos normativos que hacen referencia al mismo. Por ejemplo,
Boletín Técnico Nº 22 del Colegio de Contadores, Oficios del SII, Ley 19.281 sobre el Leasing
Habitacional, Asociación Chilena de Empresas de Leasing.
La falta de regulación legal hizo aflorar diversas teorías tanto en Chile como en el Derecho
Comparado, en cuanto a la naturaleza jurídica de la operación de Leasing Financiero, entre ellas
encontramos:
→ Teoría del Arrendamiento: Estas es una de las más usuales y repetitivas. Esta tesis varias
legislaciones la defienden calificando al Leasing como una promesa unilateral de venta y otros como
arrendamiento financiero.
Algunos señalan que se debe huir de las ficciones y examinar al Leasing tal como se desarrolla en la
realidad y en ella se observa que la esencia de la relación jurídica entre la empresa de leasing y la
usuaria está en el cambio entre la facultad temporaria del goce de un bien, y el pago de una
contraprestación, lo que constituye la causa típica del contrato de arrendamiento.
Al efecto se han formulado objeciones a esta tesis, diferenciando las instituciones, las cuales se
resumen en:
a) La usuaria cuando adquiere bienes a través de un contrato de leasing proyecta usarlos, teniendo en
cuenta siempre la posibilidad y facultad latente de adquirirlos a su sóla decisión por un valor residual.
c) Los derechos y obligaciones nacidos del contrato de leasing se apartan sustancialmente del
esquema típico del arrendamiento, en tal sentido se agrega que el leasing y el contrato de
arrendamiento tienen un punto de encuentro, cual es la disposición de bienes en calidad de uso.
Sin embargo, si nos atenemos a la finalidad, función y efectos de cada una de estas instituciones
contractuales, los puntos que se distancian son más que evidentes.
→ Teoría del contrato atípico: Parte de la doctrina, no encontrando solución en los contratos típicos
regulados en el ordenamiento jurídico, recurre a subsumirlo dentro de los contratos atípicos.
Recordemos que la atipicidad no dice relación con la validez del acto o contrato ni con su ilicitud, es
decir, tales contratos pueden celebrarse amparados en el principio de la autonomía privada o de la
voluntad.
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Tampoco son contrarios a la ley, la moral o el orden público, simplemente falta un régimen legal que
los regule.
→ Teoría de la compraventa: Quienes propugnan esta teoría esgrimen ciertos aspectos, con el fin de
dar solución a la naturaleza jurídica del leasing.
Cuesta Rute, señala, “es una operación de crédito y el ánimo del empresario es el mismo que le lleva
a convenir una compraventa, la diferencia está únicamente en el modo de financiarlo”.
→ Teoría del contrato complejo: Los partidarios de esta teoría, señalan que es un contrato
complejo, integrado por finalidades económicas, y funciones jurídicas precisas, entre ellas, la
financiación de la empres, la que está integrada a las prácticas modernas de comercio, por lo tanto son
complejos aquellos en los cuales las prestaciones de cada una de las partes, aisladamente
consideradas, pertenecen a un tipo contractual existente, del cual se aíslan para incorporarlo al
negocio.
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