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Qué Es La Educación Financiera

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¿QUÉ ES LA EDUCACIÓN FINANCIERA?

La educación financiera es una expresión que parece limitada exclusivamente


a expertos en el ámbito económico, pero no es así. Hoy en día todas las
personas, para el desenvolvimiento de la vida diaria, estamos obligados a
conocer términos y adquirir conocimientos de carácter económico financiero.
No olvidemos que en el quehacer cotidiano de las familias se tiene que abrir
cuentas bancarias, se compra a plazos, se utilizan tarjetas para efectuar
compras y sacar dinero de los cajeros automáticos, se solicitan préstamos,
etc. Además, se lee y se oye a través de los medios de comunicación palabras
que es necesario comprender, como: impuestos, inflación, tipos de interés,
presupuestos, superávit, etc.
La educación financiera es una formación que pretende que, mediante
información comprensible, seamos capaces de:
 Administrar nuestro dinero.
 Planificar el futuro.
 Tomar decisiones personales de carácter financiero en la vida diaria.
 Elegir y utilizar productos y servicios financieros que mejoren nuestro
bienestar.
 Acceder a información relativa a asuntos económicos y financieros.

EL CONSUMO INTELIGENTE
El consumo consiste en la utilización de productos y servicios para satisfacer
nuestras necesidades o deseos. Cuando adquirimos bienes y servicios de una
forma descontrolada, porque erróneamente entendemos que ello implica
una mayor satisfacción personal e incluso felicidad, hablamos de
consumismo. Hábitos como el acaparamiento de productos innecesarios, la
ostentación o el despilfarro son propios del consumismo. El consumismo
conlleva una serie de efectos negativos a nivel individual, sobre la salud y la
situación financiera, y también a nivel colectivo, sobre los recursos naturales
y sobre el medio ambiente. Hablamos de consumo inteligente cuando el uso
de los productos y servicios cubren nuestras necesidades básicas y nos
aportan una mayor calidad de vida. El consumidor que sabe lo que realmente
necesita, que elige los productos y servicios adecuados por calidad y precio,
que no gasta innecesariamente, que conoce sus derechos, que minimiza el
impacto de su consumo sobre los recursos naturales y el medio ambiente y
que es crítico con las empresas que no son socialmente responsables es un
consumidor inteligente. Durante los últimos años asociaciones de
consumidores y usuarios, ecologistas y otras organizaciones sociales han
añadido otros calificativos al consumo, como responsable, ético, saludable,
sostenible o solidario. Responsable: consumo que tiene en cuenta no sólo la
satisfacción de las necesidades reales del individuo, sino también la
conservación del medio ambiente y la igualdad social. Saludable: consumo de
productos beneficiosos y mantenimiento de hábitos de vida que mejoren la
salud. Ético: consumo que tiene en cuenta las implicaciones sociales y valora
las opciones más justas, solidarias y ecológicas. Sostenible: consumo eficiente
que propicia un desarrollo sostenible, es decir, que permite satisfacer las
necesidades del presente sin perjudicar a las generaciones futuras. Solidario:
consumo de productos de comercio justo, que repercuten directamente de
forma positiva sobre la producción y la artesanía de países pobres.
Algunos consejos para consumir de forma inteligente:
• Planificar lo que se va a comprar, es decir, mirar lo que hace falta y calcular
las cantidades necesarias. • Comparar calidades y precios de los productos y
servicios.
• Dar mayor valor a la calidad que a la cantidad.
• Fijarse en las fechas de caducidad.
• Evitar el uso de envases y embalajes innecesarios.
• Comprar productos más duraderos.
• Compartir o pedir prestado mejor que comprar.
• Comprar únicamente por Internet en sitios seguros.
• Preferir los productos con envases retornables.
• Comprar productos reciclados o reciclables.
• Regalar servicios mejor que productos.
• Reducir el consumo de energía y otros suministros en la vivienda.
• Reutilizar las bolsas de plástico como bolsas de basura.
• Reciclar los residuos.
• Recuperar los cartuchos de tinta de las impresoras.
• Seguir la regla de “las cuatro erres”: reducir, reutilizar, reciclar y recuperar.
3 EL AHORRO

En el apartado 1 ya vimos la necesidad que tenemos de controlar nuestros


gastos y procurar ahorrar mes a mes para conseguir seguridad financiera.
Pero conviene que fijemos claramente qué es el ahorro y por qué debemos
ahorrar. ¿Qué es el ahorro? El ahorro en un período de tiempo determinado
es la parte de los ingresos de ese período que no gastamos. O lo que es lo
mismo: Los ingresos que percibimos en un período de tiempo podemos
dedicarlos todos a consumir (gastar) o a consumir una parte y guardar el
resto (ahorrar). Cuantos más ingresos tengamos mayor será nuestra
capacidad de ahorro y, al contrario, a menos ingresos, menor capacidad de
ahorro. ¿Por qué debemos ahorrar? Las personas, generalmente, no
gastamos todo lo que ingresamos, sino que procuramos ahorrar una parte.
Los motivos por los que una parte de nuestros ingresos los dedicamos al
ahorro son diversos. Podemos sintetizarlos en los siguientes: a) Para hacer
frente a algún gasto imprevisto o una emergencia. b) Para poder comprar los
bienes o servicios que nos gustan o vamos necesitando (un portátil, un
videoconsola, un teléfono móvil, etc.) c) Para invertir y tratar de generar más
riqueza. d) Para ayudar a personas más desfavorecidas o a países en vías de
desarrollo En el apartado c) estamos diciendo que ahorramos para invertir
con el fin de intentar aumentar nuestra riqueza. ¿Quiere esto decir que
ahorro e inversión es lo mismo? No, no debemos confundir ahorro con
inversión. Si ahorrar es la acumulación del dinero que no gastamos, invertir,
en cambio, puede significar arriesgar parte de ese dinero con la esperanza de
ganar más a cambio. Podemos tener la posibilidad de ganar mucho, pero
también la posibilidad de no ganar nada e incluso de perder todo o parte del
dinero invertido. La diferencia entre ahorrar e invertir es, precisamente, esa
incertidumbre o riesgo. El riesgo tiende a disminuir a largo plazo, y por ello es
recomendable invertir el dinero que no vayamos a necesitar durante algunos
años.
4 EL PRESUPUESTO PERSONAL
¿Qué es un presupuesto? Se entiende por presupuesto una relación
detallada de la previsión de ingresos y gastos que vamos a tener durante un
período de tiempo determinado. Los presupuestos, por tanto, hemos de
elaborarlos antes de que se produzcan estos ingresos y gastos. Así, si
queremos elaborar un presupuesto para un determinado mes, lo
confeccionaremos el mes anterior mediante una estimación de los ingresos y
gastos que prevemos se producirán en el mes siguiente. Antes de elaborar
nuestro presupuesto es conveniente hacernos las siguientes preguntas:
• ¿Sabemos exactamente cuánto dinero ingresamos y cuánto gastamos cada
mes?
• ¿Sabemos en qué gastamos cada lempira?
• ¿Ahorramos todos los meses o gastamos todo el dinero que ingresamos?
• Si de pronto tuviéramos que aportar dinero para hacer un regalo a un
compañero, que se marcha del centro porque han trasladado a su padre a
otra ciudad, ¿contamos con una reserva de dinero para los gastos
imprevistos?
• ¿Nos gastamos toda la paga del mes rápidamente? El presupuesto nos va a
ayudar a conocer las respuestas a las preguntas anteriores. Es, por tanto, un
instrumento imprescindible para llevar el control de nuestras cuentas
personales, sea cual sea nuestra situación económica. Quizás, elaborar un
presupuesto nos suene a algo complicado o nos sugiera imágenes
desagradables, como privarnos de cosas que nos gustan o, incluso, de cosas
necesarias. En realidad, es todo lo contrario. El presupuesto es la forma más
eficaz para sacar todo el partido a nuestro dinero. Su elaboración y
seguimiento nos pueden resultar incluso divertidos. Requiere un poco de
esfuerzo al principio, pero luego se convierte en un hábito muy beneficioso
que nos permite identificar en qué gastamos nuestros ingresos y hacer los
ajustes necesarios para ahorrar un poco más cada mes, y así lograr nuestros
objetivos financieros.
4.2 ¿Para qué sirve el presupuesto? El presupuesto nos sirve para:
• Saber en qué gastamos el dinero.
• Priorizar nuestros gastos.
• Reducir o eliminar nuestras posibles deudas.
• Apartar alguna cantidad todos los meses para ahorrar, teniendo en cuenta
nuestros objetivos.
• Acumular un fondo para posibles emergencias o imprevistos que tengamos.
• Vivir dentro de nuestras posibilidades, con la tranquilidad que esto supone.
• Poder hacer previsiones de futuro.
• Llevar un seguimiento y control y así poder ajustarnos a nuestros ingresos.
5 EL DINERO EN EFECTIVO
Los billetes y monedas hoy en día los únicos medios de pago de curso legal.
Por lo tanto, ningún establecimiento comercial, banco, administración u otro
acreedor de estos países puede oponerse al pago en efectivo en esta
moneda, aunque sí podría rechazar otros medios de pago, como cheques y
tarjetas. Además, todo acreedor puede exigir el pago en efectivo. No
obstante, cada país puede establecer límites y condiciones a esta regla. Hay
que matizar que los billetes deberemos utilizarlos de acuerdo con el importe
del bien o servicio a pagar. Es decir, un comercio podría negarse a aceptarnos
un billete de denominación alta (por ejemplo, 500 euros) como pago de un
importe muy inferior (10 euros). Además, un acreedor no tiene por qué
aceptarnos más de 50 monedas para un mismo pago si no lo desea. También
nos pueden rehusar billetes dudosos o en mal estado.

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