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Historia Contemporánea de Guatemala

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6.

HISTORIA CONTEMPORÁNEA DE GUATEMALA

6.1. El movimiento cívico y revolucionario de 1944

La historia contemporánea de Guatemala inicia con el movimiento cívico y revolucionario de 1944. En


él se puso fin a la era de gobiernos dictatoriales. La población, por fin, fue atendida en educación,
salud, seguridad, trabajo y vivienda. Guatemala entró en el siglo XX.
6.1.1. El principio del fin
Llegaba a su fin la Segunda Guerra Mundial, a mediados de los años 40. En casi todo el mundo se
respiraban aires de libertad y democracia. Estos habían llegado a Guatemala y las nuevas
generaciones entusiastas de profesionales, estudiantes universitarios, maestros, maestras así como
prometedores empresarios se mostraban animados ante la posibilidad que el gobierno dictatorial
encabezado por Jorge Ubico se renovara y estuviera dispuesto a las transformaciones que se
anunciaban en el mundo.
Ese cambio deseado era poco probable, porque Ubico había creado ex-tremados controles hacia la
población. Además, persistían sentimientos de apoyo al gobierno, actitudes serviles, miedo y
sometimiento. Con ello se dificultaba reunir a las y los ciudadanos alrededor de una lucha común.
Final-mente, esa lucha se forjó alrededor de la idea de la libertad política, de expresarse, de
organizarse y de participar sin temor. La circunstancia facilitó que las y los ciudadanos se reunieran y
conformaran las manifestaciones o jornadas cívicas que a partir de junio hasta octubre, presionaron al
gobierno para derrocarlo.
El gobierno no esperaba que se unieran las voluntades de las y los ciudadanos pidiendo la renuncia
del dictador. Sin embargo, era evidente que la oligarquía tradicional le había quitado su apoyo. La
caída era inminente. La gota que derramó el vaso fue una petición de dejar el cargo que fue firmada
hasta por algunos de sus fieles servidores y amigos, quienes habían decidido abandonarlo y restarle
su apoyo. A la carta se le conoce como el documento de los 311. Ante la presión, Ubico decide
renunciar.
Luego que Jorge Ubico deja el poder, el gobierno fue encabezado por un Triunvirato militar integrado
por Buenaventura Pineda, Eduardo Villagrán Ariza y Federico Ponce Vaides. Este último fue quien en
breve concentró el poder y se dispuso a perpetuar el régimen anterior, no obstante que la crisis política
se había desencadenado. Eventos como la movilización de campesinos para que se manifestaran en
su apoyo al gobierno de Ponce Vaides y el asesinato del periodista y diputado Alejandro Córdova
fueron detonantes propicios para un levantamiento popular.
Comenzó a madurar el desenlace final. Se inició un levantamiento armado encabezado por el Capitán
Jacobo Árbenz Guzmán, abanderado de la
Escuela Politécnica, junto con el Mayor Carlos Aldana Sandoval. Ambos buscaron la colaboración del
Mayor Francisco Javier Arana, entonces jefe de la unidad de tanques del Cuartel de la Guardia de
Honor.
En la madrugada del 20 de octubre se inició la acción bélica y los revolucionarios tomaron el
mencionado cuartel. Mientras tanto, el empresario Jorge Toriello Garrido se dispuso convocar a la
gente para que acudiera a ese lugar con el fin de que se les proporcionaran armas.
Por otro lado, los estudiantes universitarios, quienes desde 1943 habían organizado la Asociación de
Estudiantes Universitarios –AEU– se acercaron al punto de la rebelión. La acción conjunta de las
fuerzas populares y estudiantiles en compañía de los militares alzados, propició el derrocamiento del
gobierno de Ponce Vaides. En su lugar asumió una Junta Revolucionaria de Gobierno, presidida por
los militares Jacobo Árbenz Guzmán, Francisco Javier Arana y el ciudadano Jorge Toriello Garrido.
La Junta Revolucionaria de Gobierno disolvió la Asamblea Nacional. Decidió que fueran convocadas
elecciones para integrar una Asamblea Nacional Constituyente encargada de promulgar una nueva
Constitución Política de la República, que reemplazaría la que estaba vigente desde 1879. La nueva
Constitución fue terminada en mayo de 1945 y sancionó cuestiones muy importantes, tales como: la
separación de poderes dentro del Estado; modificación del Ejército, creando la jefatura de las Fuerzas
Armadas y el Consejo de la Defensa Nacional; reconocimiento de la mujer como ciudadana y otorga-
miento de la capacidad de voto, que lamentablemente fue negado a la mujer analfabeta.
El texto constitucional fue concebido con una visión de avanzada. Fue la primera vez que en
Guatemala se incluyó un capítulo sobre garantías sociales.
La Junta Revolucionaria de Gobierno realizó otras acciones importantes para el país: otorgó
Autonomía a la Universidad de San Carlos y a las municipalidades; dejó sin efecto la ley de vialidad
empleada por el gobierno de Ubico en la construcción y mantenimiento de carreteras. A partir de ese
momento quedó prohibido exigir prestaciones gratuitas de servicios personales a todos los habitantes
del país porque era visto como una forma de servidumbre, contrario al pensamiento democrático
imperante.
6.1.2 El nuevo gobierno
Tras un proceso de elecciones libres, se instaló el nuevo gobierno en marzo de 1945. Fue presidido
por el Dr. Juan José Arévalo Bermejo, un pedagogo, filósofo y humanista que gobernó con un estilo
hasta ese momento desconocido en el país: la prensa recuperó la libertad perdida durante los
gobiernos dictatoriales; además, surgieron numerosas asociaciones y entidades que representaban a
los distintos sectores de la sociedad, entre ellas las de los sectores populares.
Los pasos que se dieron en los primeros años de gobierno de Arévalo dieron respuesta clara a
necesidades sociales: se llevó a cabo la reforma bancaria y monetaria, se creó la Ley de Fomento
Industrial de 1946, el Instituto de Seguridad Social, el Instituto de Fomento de la Producción, la
legislación petrolera.
En cuanta a la legislación social, se promulgó el Código de Trabajo (1947), el primero que Guatemala
conoció en su historia. En él se sentaron las bases de la defensa de los derechos de los sectores
sociales subordinados, quienes trataron de cobrar su lugar en la historia nacional.
Arévalo puso de manifiesto su reconocida competencia en materia educativa: fomentó la creación de
las Escuelas Tipo Federación; la creación de la Facultad de Humanidades de la Universidad de San
Carlos; el Escalafón Magisterial; Comedores Infantiles; la producción de incontables obras literarias en
las Editoriales 20 de octubre y 15 de septiembre; el Programa de Alfabetización etcétera.
Adicionalmente fueron abiertas bibliotecas ambulantes y las expresiones artísticas del Ballet
Guatemala y del Conservatorio Nacional de Música fueron llevadas a todo el territorio nacional través
de giras culturales. También extendió el derecho a voto a los hombres analfabetos y a las mujeres
alfabetas.
Fue un presidente reformista, por lo que debió enfrentar a una sociedad que había estado inmovilizada,
entumecida y silenciada por la dictadura Ubiquista. Fue por ello que las nuevas medidas
revolucionarias generaron gran-des confrontaciones sociales. Junto con los sectores profundamente
conservadores, quienes siempre manifestaron su oposición a las medidas revolucionarias, estuvo la
jerarquía católica, presidida por el Arzobispo Mariano
Rossell Arellano, así como la hostilidad hacia el gobierno guatemalteco demostrada por la
administración del gobierno norteamericano.
Muy pronto, el gobierno de Arévalo fue tildado de “comunista” y sus propuestas de cambio no siempre
fueron apoyadas por los sectores más con-servadores del país. El ámbito internacional estaba
caracterizado por una lucha de hegemonía mundial entre los Estados Unidos y la Unión de Repúblicas
Socialistas Soviéticas denominada la “Guerra Fría”. Ese contexto no favorecía al gobierno de Arévalo
y sus reformas nacionalistas. Ello le llevó a enfrentar 23 intentos de golpes de Estado, así como una
campaña de desprestigio nacional e internacional. La iglesia siempre alertó a la población de los peli-
gros del comunismo.
La ironía de la vida es que Arévalo tuvo siempre profundas convicciones anticomunistas. Sin embargo,
nunca se dispuso generar una actitud de persecución en contra de las personas que eran afines a
esas ideas, como evidencia de su vocación democrática.
En 1949, se dieron varios hechos relevantes. Por un lado, el presidente Arévalo recibió un ultimátum,
de parte del coronel Francisco Javier Arana, ministro de la Defensa. En realidad, esto podría
entenderse como un golpe de estado: se le exigía al presidente que formara un nuevo gabinete con
las personas que el Alto Mando del Ejército sugiriera. En esas circunstancias ocurrió un acontecimiento
en el puente de la Gloria en Amatitlán, en donde el coronel Arana, en circunstancias no aclaradas,
perdió la vida. Ello motivó que algunos de sus partidarios promovieron una insurrección en contra del
gobierno. Tal situación fue sofocada por el coronel Árbenz.
Más adelante se promulgó el Decreto 712, por medio del cual se estableció el arrendamiento obligado
de tierras ociosas a los campesinos. El tema agrario había tomado importancia y la campaña
presidencial de 1950, fue apoyada por los partidos democráticos y las organizaciones populares y tuvo
como lema la Reforma Agraria. El proyecto no tuvo mucha importancia al principio debido a que el
propio Árbenz era propietario de una finca algodonera y por su condición militar se le relacionaba
siempre con los sectores conservadores del país.
6.1.3 El Proyecto Nacional de Árbenz
Tras un triunfo arrollador en las elecciones, llegó al poder Jacobo Árbenz Guzmán, quien marcó una
nueva etapa de cambio. En el discurso que pronunció al tomar posesión, enfatizó los tres objetivos
básicos de su Pro-grama de Gobierno: “Convertir nuestro país de una nación dependiente y de
economía semicolonial en un país económicamente independiente. Convertir a Guatemala de un país
atrasado de economía semifeudal en un país moderno y capitalista; y hacer porque esta
transformación se lleve a cabo en forma que traiga consigo la mayor elevación posible del nivel de
vida de las grandes masas del pueblo.”
En esa época el comercio exterior se llevaba a cabo casi en su totalidad a través de Puerto Barrios,
en el Atlántico, el cual estaba bajo el control de la Compañía Frutera, UFCO. La única vía para llegar
al norte del país era el ferrocarril, propiedad de la Internacional Railways of Central América –IRCA–;
y la energía que consumía la población, el sector del comercio y la industria eran generados por la
Electric Bond and Share. Ante tales circunstancias, se promovieron tres grandes obras para hacer
frente a los monopolios extranjeros. Se inició la construcción de una carretera moderna al Atlántico y
un nuevo puerto para poner fin al monopolio de la UFCO-IRCA; la construcción de la central
hidroeléctrica Jurún Marinalá, con una capacidad de producción eléctrica superior hasta cuatro veces
más que la Empresa Eléctrica aprovechando la fuerza hídrica del río Michatoya.
En cuanto a la reforma agraria, que había sido el lema electoral, cobró importancia cuando el
movimiento obrero fue el primero en demandarla. Posteriormente los partidos políticos tomaron el tema
como uno de los puntos programáticos del gobierno. El Congreso de la República nombró una
comisión que no lo abordó con precisión.
Mientras tanto, la Creación de la Confederación Nacional Campesina, en 1950, incluyó en su programa
la lucha por logar la reforma agraria. Final-mente, fue el propio presidente quien tomó la iniciativa de
hacer honor a su promesa electoral y para contrarrestar las acciones de la oposición conserva-dora
que promovió movilizaciones amenazantes como un claro mensaje de la lucha contra el comunismo y
la defensa de la religión. A pesar de la oposición sobre el tema agrario por parte de la Asociación
General de Agricultores –
AGA– el 17 de junio de 1952 se promulgó el Decreto 900, Ley de Reforma Agraria.
El problema fundamental observable era el gran número de tierras ociosas, el bajo nivel tecnológico y
la escasa o nula posesión de estas por parte de los campesinos. Por ello, en la Ley se dispuso la
entrega de tierras a los campesinos que no la poseían o que poseían una extensión insuficiente;
además, se estableció el facilitarles crédito agrícola tanto a los campesinos como a los agricultores en
general, así como el suministro de fertilizantes, semillas, asistencia técnica, ganado de laboreo y la
restitución de las tierras pertenecientes a las comunidades indígenas. Las tierras del Estado en calidad
de latifundios fueron llamadas Fincas Nacionales y otorgadas en usufructo a los campesinos.
El tema de la expropiación de las tierras ociosas afectó tanto a terratenientes nacionales como a la
empresa extranjera UFCO. A esta se les expropiaron tierras ociosas y se llevó a cabo el pago de
acuerdo con el valor registrado de las mismas.
Numerosos propietarios de fincas demostraron que sus feudos no estaban dentro de las extensiones
previstas por la ley para proceder a la expropiación. Hubo resistencia violenta a la reforma. La Iglesia
Católica manifestó su franca oposición a la reforma y frente a estas acciones, los campesinos
organizados en comités agrarios cumplieron con un papel muy importante para defender la reforma
agraria.
El gobierno procuró que la ley se aplicara con estricto apego sin afectar a los pequeños y medianos
propietarios. No obstante, se llevaron a cabo medidas desacertadas y violaciones evidentes que
desembocaron en invasiones a la propiedad privada.
El derrocamiento de Árbenz era inminente. A este punto, la sociedad guatemalteca se veía confrontada
entre los defensores del gobierno, a quienes se les llamó comunistas y los anticomunistas. Estos
últimos siguieron el mensaje de las cartas pastorales del Arzobispo Mariano Rossell Arellano, en las
que se pedía al pueblo de Guatemala “levantarse como un solo hombre contra el enemigo de Dios y
de la Patria”.
6.1.4. Movimiento contrarrevolucionario
A finales del mes de mayo de 1954, los opositores al gobierno de Árbenz se reunieron en el Movimiento
de Liberación Nacional. El gobierno de los Estados Unidos tomó la decisión de ayudar a los rebeldes
antiarbencistas. Se entró en acción y, junto con la Central de Inteligencia Norteamericana –CIA–, se
firmó el Pacto de Tegucigalpa con los países que apoyaban la invasión. El movimiento tomó como
bandera la defensa de la democracia en contra del comunismo. La realidad era otra, porque la causa
real fueron las medidas nacionalistas aplicadas que habían afectado los intereses de las compañías
norteamericanas en complicidad con la burguesía guatemalteca y ello justificó el derrocamiento del
gobierno arbencista.
Al iniciarse formalmente la rebelión contra Árbenz, surgió la radio clan-destina. En junio empezó a
volar un avión sobre la ciudad que lanzó propaganda y ametralló a la población capitalina atemorizada.
A pesar de que el Ejército de Liberación Nacional estaba constituido por un escaso grupo de soldados
mercenarios encabezado por el coronel Carlos Castillo Armas, fácilmente lograron avanzar hacia la
capital. El coronel Árbenz Guzmán renunció y confió el gobierno al coronel Carlos Enrique Díaz, con
la seguridad de que la institución armada defendería todos los logros de la revolución.
Dadas las circunstancias, el ejército apoyó el régimen liberacionista. Pronto se dio paso a la derogación
de la ley de Reforma Agraria y muchas de las iniciativas impulsadas por los gobiernos de la revolución,
tal como el Pro-grama de Alfabetización.
Por medio de un plebiscito, los ciudadanos fueron preguntados si aceptaban que Castillo Armas fuera
nombrado presidente constitucional de la Re-pública, y la respuesta le favoreció. El presidente electo
convocó a elecciones para una Asamblea Nacional Constituyente que promulgó la Constitución de
1956. Se decretó la Ley Preventiva contra el Comunismo y el Estatuto Agra-rio, Decreto 559 de fecha
25 de febrero de 1956, que constituyó la nueva legislación en materia agraria. Obras como la carretera
al Atlántico y la Hidroeléctrica se continuaron gracias a la ayuda económica otorgada por el Banco
Mundial, con la influencia del gobierno norteamericano.
Carlos Castillo Armas fue asesinado el 26 de julio de 1957 y asumió la presidencia el Licenciado Luis
Arturo González. El designado a la presidencia convocó a elecciones y los resultados no fueron
aceptados por los partidos participantes. El presidente González fue sustituido por una Junta Militar
integrada por los coroneles Óscar Mendoza Azurdia, Roberto Lorenzana Sala-zar y Gonzalo Yurrita
Nova. De nuevo se convocó a elecciones en el año de 1958 las cuales dieron una ventaja de votos al
general e ingeniero Miguel Ydígoras Fuentes, quien finalmente fue electo presidente por el Congreso
en una elección de segundo grado.

6.2. Conflicto armado interno

El gobierno de Ydígoras Fuentes enfrentó un país que aún no había superado los eventos de la
contrarrevolución. Persistía el sentimiento de confrontación entre los revolucionarios y los
liberacionistas. Sin embargo, el factor determinante de eventos que se dieron durante este gobierno
fue el recrudecimiento de la “guerra fría”, esa lucha por la hegemonía mundial entre Estados Unidos y
la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas –URSS– y, particularmente, el triunfo de la Revolución
Cubana en 1959 al derrocar al dictador Fulgencio Batista.
El gobierno norteamericano ejercía presión en América Latina y particularmente en Centroamérica
para obtener posiciones oficiales en contra de Cuba. Guatemala volvió a tomar partido y Estados
Unidos recibió el apoyo del gobierno de Ydígoras Fuentes para entrenar en territorio guatemalteco a
cubanos anticastristas para invadir Bahía Cochinos en la isla de Cuba. Se contó con la colaboración
del Sr. Roberto Alejos y la finca la Helvetia, de su propiedad. A pesar que esta operación era encubierta
porque no fue conocida por la prensa, algunos militares guatemaltecos tuvieron conocimiento de la
misma y la consideraron una traición a la Patria.
La invasión a Cuba sufrió un revés con el movimiento organizado el 13 de noviembre de 1960. Se
inició un alzamiento de los militares que se agruparon en una organización conocida como La Logia
del Niño Jesús. Este alzamiento fracasó por la mala planificación, su deficiente conducción y porque
la mayoría de los alzados se rindió. Un grupo de ellos se refugió en El Salvador y Honduras. Entre los
dirigentes figuraban Marco Antonio Yon Sosa, Luis Turcios Lima, Luis Trejo Esquivel, Alejandro de
León Aragón, Vicente
Loarca, Francisco Franco Almendaris. Los rebeldes finalmente decidieron organizarse como guerrilla.
Entonces existían tres partidos políticos: Partido Revolucionario (PR), Democracia Cristiana
Guatemalteca (DCG) y Movimiento de Liberación Nacional (MLN). Ante los alzamientos militares en
contra del gobierno, los partidos firman el Pacto Tripartito, el 2 de diciembre de 1960. En él decidieron
no apoyar al gobierno dejando clara su posición anticomunista.
En 1962, el malestar generalizado en la población en contra de la corrupción imperante en el gobierno
de Idígoras Fuentes es asumido por los estudiantes de secundaria agrupado en el Frente Unido del
Estudiantado Organizado (FUEGO) y apoyado por la Asociación de Estudiantes Universitarios (AEU).
Iniciaron el movimiento llamado de marzo y abril, que generó batallas campales en el centro de la
ciudad. El enfrentamiento entre la policía y los estudiantes dejó como saldo lamentable la muerte de
muchos estudiantes, entre ellos los cuatro vilmente asesinados frente a la antigua facultad de Derecho,
donde ahora funciona el Museo Universitario (MUSAC).
En 1963, los focos guerrilleros de los militares alzados se unifican con unidades guerrilleras del Partido
Guatemalteco del Trabajo, (PGT). Inician la lucha armada como una forma de impulsar la revolución.
En esta situación, se había incrementado la corrupción pública y la debilidad de las instituciones del
Estado era evidente. En un ambiente general de anarquía, se prepararon las elecciones presidenciales
de 1963. Se esperaba que se presentara la candidatura del Dr. Juan José Arévalo Bermejo.
El Doctor que Arévalo arribó al país, en medio de gran entusiasmo. Son embargo, el alto mando del
ejército, encabezado por el coronel Enrique Peralta Azurdia, anunció que “el ejército no permitirá que
ninguna persona sin-dicada como responsable directa o indirectamente con la muerte del coronel
Francisco Javier Arana acaecida el 19 de julio de 1949, llegue a la presidencia”. Con ese pretexto se
consumó un nuevo golpe de estado, de 30 de marzo de 1963. Un nuevo capítulo de un nuevo
gobernante “de facto” dio inicio. Se intensificó la confrontación armada e ideológica que subsistió a lo
largo de los siguientes treinta y seis años.
De inmediato se suspendió la vigencia de la Constitución y se legisló por medio de decretos y leyes.
El 10 de abril de 1963 se emitió la Carta.
Fundamental de Gobierno y la Ley de Defensa de las Instituciones Democráticas. Hasta el año de
1965, la Asamblea Nacional Constituyente promulgó la Constitución de 15 de septiembre de 1965.
La lucha armada iniciada en 1960 se fue recrudeciendo. Los grupos guerrilleros se ubicaron en la
Sierra de las Minas y posteriormente aparecieron en la capital.
En diciembre de 1963, las fuerzas insurgentes se fusionaron con las Fuerzas Armadas Rebeldes
(FAR), integradas por elementos de otros movimientos sociales. A partir de este momento se registró
una serie de actos vio-lentos: atentados, secuestros, asesinatos hacia dirigentes empresariales y
diplomáticos. El ejército respondió con actos de persecución en contra de todos aquellos que
estuvieran inconformes, involucrados o no con la lucha armada.
Los guerrilleros trataron de buscar el apoyo de la población entre los campesinos y obreros para que
intervinieran en la lucha. Se crearon organizaciones como el Ejército Guerrillero de los Pobres (EGP)
en el noroccidente y la Organización del Pueblo en Armas (ORPA) ubicado en la zona suroccidente
del país.
Durante treinta y seis años la lucha armada se desarrolló en el territorio nacional. El ejército ejerció
dominio durante los años 60 llegando práctica-mente a controlarlo. Sin embargo, en 1972 resurge la
guerrilla en el noroccidente del país. En 1976 el terremoto permite a la guerrilla aglutinar a miles de
combatientes y colaboradores.
En 1982, cuando el general Efraín Ríos Montt llega al poder por un golpe de Estado, impulsó el
programa de Frijoles y Fusiles. Fue la estrategia para armar a más de 900,000 paramilitares que
constituyeron las Patrullas de Auto Defensa Civil. Por otra parte, la población, en su mayoría indígena,
fue con-centrada en las Aldeas Modelo y los Polos de desarrollo. Las acciones en contra de la guerrilla,
como la denominada tierra arrasada, ocasionaron la desaparición de poblaciones enteras. Muchos
sobrevivientes buscaron el exilio en el país vecino de México. Otros, se refugiaron en la selva,
constituyendo las Comunidades de Población en Resistencia (CPR).
En enero de 1982 las fuerzas guerrilleras de EGP, la ORPA, las FAR y el núcleo del PGT, decidieron
unirse formalmente creando la Unidad Revolucionaria Nacional (URNG).

6.3. Los Acuerdos de Paz

Un nuevo golpe de estado derrocó al general Efraín Ríos Montt. En su lugar asumió la presidencia el
también general Óscar Humberto Mejía Víctores. Su misión era conducir un proceso democrático en
el que los civiles volvieran al poder. Así, tras la promulgación de una nueva Constitución (1985), se
convocó a elecciones generales. Resultó electo el licenciado Marco Vinicio Cerezo Arévalo, quien
inició gestiones para negociar un cese el fuego con la guerrilla.
En 1987 se llevó a cabo la Cumbre de Presidentes Centroamericanos. Los mandatarios firmaron el
Acuerdo de Esquipulas II, el cual constituyó uno de los primeros pasos para la búsqueda de la paz.
Como producto de este encuentro se creó la Comisión de Reconciliación encabezada por Monseñor
Rodolfo Quezada Toruño. Posteriormente se constituyó la Comisión para la Paz, órgano que impulsó
el diálogo nacional. A partir de entonces se abrieron espacios para el encuentro entre las diferentes
fuerzas sociales del país. Se die-ron cita los grupos políticos, representantes de la sociedad civil,
ejército, la Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca, URNG y representantes del gobierno. En
este esfuerzo, la participación y colaboración de la comunidad internacional fue de gran importancia.
Para lograr la paz en Guatemala se firmaron 12 acuerdos entre los años de 1994 y 1996. Fueron
discutidos los problemas sociales de mayor trascendencia del país, así como la solución para llegar a
culminar con la construcción de la paz.
Todos los compromisos a los que arribaron los esfuerzos de los integran-tes de la Comisión de la Paz
constituyeron el contenido de los denominados Acuerdos de Paz. Tras nueve años de negociaciones,
el 29 de diciembre de 1996 se firmó el Acuerdo de Paz Firme y Duradera, que puso fin a 36 años de
conflicto armado en nuestro país
Por una parte, el gobierno se comprometía en este Acuerdo a realizar cambios en las Instituciones del
Estado. Se esperaba superar, progresiva-mente, muchas de las causas que, en gran medida, habían
motivado el conflicto armado. El fin era ir tras la construcción de un Estado democrático e incluyente.
Por otro lado, el compromiso de los integrantes de la URNG fue de abandonar la lucha e integrarse en
la sociedad a través de organizarse en un partido político democrático.
Los acuerdos de paz, firmados entre el Gobierno y la URNG fueron de dos tipos: sustantivos y
operativos.
Los denominados sustantivos son aquellos que contienen temas importantes de carácter nacional y
que fueron concebidos con la finalidad de ir construyendo una nueva sociedad. Tal es el caso del
Acuerdo Global sobre Derechos Humanos en el que se estableció el compromiso de respetar y pro-
mover los derechos humanos de la población guatemalteca.
En el Acuerdo sobre el fortalecimiento del poder civil y función del ejército en una sociedad
democrática, las partes llegaron al acuerdo que la paz descansa sobre la democratización y creación
instituciones que eviten la exclusión política, intolerancia ideológica y la polarización de la sociedad.
Se establece la necesidad de fortalecer el poder civil a través del ejercicio de los derechos políticos.
Por ejemplo, lo relativo a garantizar la función eficiente del Congreso; la administración de justicia
pronta; y la garantía de la seguridad ciudadana.
En los acuerdos llamamos operativos, fueron incluidas las formas por medio de las cuales se estableció
la vigilancia y el cuidado para cumplimiento de los acuerdos sustantivos. Por ejemplo, el Acuerdo sobre
cronograma para la implementación, cumplimiento y verificación de los Acuerdos de Paz.
Con la firma del Acuerdo de paz firme y duradera, todos los guatemaltecos y guatemaltecas estamos
obligados a construir la paz. Debemos poner nuestros mejores esfuerzos para consolidar una sociedad
democrática, justa, igualitaria. Además, una visión incluyente en la que la diversidad de culturas que
conforman nuestro país tenga cabida y que ninguna persona quede excluida.

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