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IES ASTURICA AUGUSTA LENGUA CASTELLANA Y LITERATURA II RAQUEL GONZÁLEZ CABEZAS

TEMA 1. LA POESÍA A PRINCIPIOS DE SIGLO. MODERNISMO Y GENERACIÓN


DEL 98. RUBÉN DARÍO Y ANTONIO MACHADO.

En el último tercio del siglo XIX se observan síntomas de hastío y desintegración del sistema
de valores de la sociedad burguesa. En España esta crisis se va a acentuar por sucesos como la
catástrofe de 1898, que lleva a los intelectuales a ratificar la idea de la decadencia de España y su
necesidad de regeneración. Los escritores de la generación del 98 se enfrentan a esta situación, la
denuncian y proponen reformas. La poesía en este momento, sin embargo, tiende a expresar el
descontento mediante la evasión, si bien aportará novedades que se iniciarán con el Modernismo.

EL MODERNISMO es un movimiento literario nacido en Hispanoamérica en el último


cuarto del siglo XIX –con figuras como José Martí– y difundido en España por el nicaragüense
Rubén Darío. Su periodo de auge fue breve y sus logros se agotaron hacia 1915, pero su importancia
fue decisiva para la evolución de la poesía española, ya que supuso una renovación total. En España,
la poesía de la segunda mitad del siglo XIX, exceptuando las obras de Bécquer y de Rosalía de
Castro, era de escaso valor; se caracterizaba por tratar temas banales con un tono ligero y una
retórica desprovista de lirismo. En ese ambiente, la llegada del Modernismo supuso un cambio
radical.
Rubén se inspira en dos fuentes fundamentales. Por un lado, adapta las novedades de la
poesía francesa de la segunda mitad del siglo XIX, especialmente del Parnasianismo y del
Simbolismo. El Parnasianismo se propone sobre todo la belleza de las formas, instaurando el culto
a la perfección formal. Temáticamente, busca una evocación de culturas antiguas y una evasión
hacia ambientes exóticos como los orientales. El Simbolismo se propone ir más allá de lo sensible.
La realidad encierra, tras sus apariencias, significaciones profundas o afinidades inesperadas con
los estados de ánimo, y el poeta se propondrá descubrirlas y transmitirlas al lector. Por otro lado, se
percibe la influencia del Romanticismo en las dos líneas temáticas más frecuentes en el
Modernismo. La evasión de la realidad contemporánea característica de los románticos se prolonga
en el Modernismo en la recreación de asuntos del pasado o exóticos (escapismo) y en la exaltación
de lo hispánico. Y el predominio del yo, de la visión subjetiva, tiene su continuación en la expresión
de la intimidad del poeta.
En cuanto al estilo, el Modernismo supuso una profunda renovación del lenguaje poético.
Se amplían prodigiosamente los recursos expresivos (aliteraciones, sinestesias símbolos...) y la
musicalidad del verso se convierte en el principal instrumento. Esta musicalidad se acomoda a los
temas tratados y viene dada especialmente por la habilidad en el uso de la métrica. Las preferencias
modernistas se inclinan por el alejandrino, el dodecasílabo o el eneasílabo, versos poco usados hasta
entonces. Grandes novedades hay también en las estrofas, ya se trate de variaciones de estrofas
conocidas (por ejemplo, nuevos tipos de sonetos) o de totales invenciones. Además, el léxico
empleado es muy rico y escogido (neologismos, voces desusadas, cultismos), y está relacionado con
los sentidos.
La llegada a España de Rubén Darío en 1899 afianzó la tendencia modernista en los poetas
españoles, que ya mantenían previamente correspondencia epistolar con los poetas
hispanoamericanos. En revistas como Helios, Electra y La Vida Literaria se publicaron poemas de
Rubén Darío y de poetas españoles como Salvador Rueda, a quien se le considera uno de los
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precursores del movimiento en nuestro país. A esta corriente innovadora se sumaron después poetas
como Antonio Machado, su hermano Manuel (con un primer poemario de influencia modernista,
Alma), Ramón María del Valle-Inclán (en sus primeras obras, como Aromas de Leyenda) y Juan
Ramón Jiménez. Este último adopta “los ropajes modernistas” en su segunda etapa, que llega
hasta 1915. Son de esta etapa libros como La soledad sonora o Sonetos espirituales.
El Modernismo español tuvo escasa duración en su faceta exótica y colorista. Los escritores
se centraron progresivamente en temas metafísicos y trascendentales, y en la tradición y la realidad
de su propio país, aspectos más afines al noventayochismo.

LA GENERACIÓN DEL 98 está constituida por un grupo de escritores españoles que se


muestran preocupados por la realidad de nuestro país tras el “Desastre del 98” (la pérdida de las
últimas colonias españolas: Cuba, Filipinas y Puerto Rico) y adoptan una postura crítica. España no
podía seguir viviendo cerrada sobre sí misma, sino que era fundamental que se produjera una
apertura verdadera a Europa. Los regeneracionistas pedían la europeización de España como única
salida al atraso imperante. Uno de los principales representantes de este movimiento fue Joaquín
Costa, cuyo famoso lema era “despensa y escuela”. Además del Regeneracionismo, tenemos que
señalar la Institución Libre de Enseñanza, fundada en 1876 por Francisco Giner de los Ríos en un
intento por renovar la enseñanza en España. Opinaba que reformar el país a través de medidas
políticas era absurdo, pues el pueblo era analfabeto, con lo que había que intentar que alcanzase un
nivel aceptable de educación como condición necesaria antes de pensar en tomar otro tipo de
medidas.
En este contexto surge la Generación del 98, en la que incluimos a Miguel de Unamuno,
Pío Baroja, Ramiro de Maeztu y José Martínez Ruiz, “Azorín”. Antonio Machado y Ramón M.ª
del Valle-Inclán presentan afinidades temáticas. En una primera propuesta hubo un intento de
europeización, lo cual significaba abrirse a las corrientes modernas de pensamiento, y vivir en un
espacio amplio y sin fronteras; pero el amor a España los lleva a profundizar en el conocimiento de
lo español y en lo que Unamuno denominó la “intrahistoria” (“La vida callada de los millones de
hombres sin historia”). Además, ven la autenticidad de España en la Castilla medieval, libre,
poderosa e invicta, y el paisaje castellano se convierte en símbolo del alma española. La evolución
del problema de España hacia posturas intimistas los lleva a la subjetividad y a una visión
introspectiva de la realidad, y los conduce a reflexiones filosóficas; se preguntan por el sentido de
la vida, la existencia de Dios, el paso del tiempo… Por último, en cuanto al estilo, estos escritores
buscan la máxima claridad y llaneza, y sienten preferencia por el léxico popular.

Una vez explicadas las características de los principales movimientos, nos centramos en los
dos poetas más representativos: Rubén Darío y Antonio Machado.

RUBÉN DARÍO (Metapa, 1867 – León [Nicaragua] 1916) es, como hemos dicho, el
iniciador del Modernismo y el responsable de su difusión en nuestro país.
Nació en Nicaragua. Fue corresponsal del periódico La Nación en España y desempeñó cargos
diplomáticos en varios países, entre ellos Argentina y Francia. Su influencia fue extraordinaria porque
sus obras contienen todas las influencias que originaron el Modernismo: el Parnasianismo, el
Simbolismo, la obra de los decadentistas ingleses e italianos (Óscar Wilde, D´Annunzio), la poesía
romántica de Víctor Hugo y Bécquer; sin olvidar la influencia de antiguos poetas como Berceo,
Arcipreste de Hita, Jorge Manrique…
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Aunque su primer libro fue Azul, con Prosas profanas (1896) creó el modelo de poesía que
imitarían sus seguidores modernistas; significa la consolidación de la línea elegante y refinada que
se había iniciado en su obra anterior. Sus textos están poblados de apuestos galantes, marquesas
crueles, princesas, palacios, jardines exóticos, flores, instrumentos musicales, cisnes… También
aparecen motivos hispanos: el Cid, Gonzalo de Berceo… En Cantos de vida y esperanza, obra de
madurez, ya hay un ahondamiento espiritual que refrena la exaltación vital del primer Modernismo,
y acentúa el tono nostálgico y hasta de amargura existencial. Rubén Darío se sitúa ahora en la línea
del Modernismo intimista, más meditativo y menos esplendoroso; reivindica los valores de la vieja
comunidad hispana frente al imperialismo yanqui, que percibe como la verdadera amenaza para los
pueblos americanos. Otro tema fundamental de esta obra es la inquietud existencial, que observamos
en poemas como Lo fatal.
El agotamiento de la vertiente formalista y evasiva del Modernismo, muy clara tras la muerte
de Rubén Darío (1916), lo resume en 1910 el poeta mexicano Enrique González Martínez con un
verso famoso: “Tuércele el cuello al cisne de engañoso plumaje”. A la superación del Modernismo
contribuye en gran medida la influencia de las vanguardias europeas, cuyos ecos llegan a toda
América.

ANTONIO MACHADO (Sevilla, 1875 – Collioure, 1939) fue un hombre sencillo, de


honda sensibilidad y comprometido con las desigualdades sociales. Ideológicamente, se formó en
un liberalismo progresista que lo condujo a una firme defensa de la República y a morir en el exilio.
La poesía de Antonio Machado se caracteriza por su profundidad, que se manifiesta en los
temas tratados: la intimidad, los recuerdos, el paisaje castellano, la preocupación por España, y el
desasosiego producido por el paso del tiempo y la llegada de la muerte.
Los inicios machadianos muestran a un autor cercano al Modernismo de la época. Soledades
(1903) incluía poemas modernistas que en la reedición de Soledades, galerías y otros poemas
(1907) fueron suprimidos. Predominan el intimismo, el tono melancólico y el simbolismo de
algunos motivos reiterados: la tarde (el declive), y el agua y la fuente (la vida, la monotonía, el
recuerdo). En este libro, la deuda con el Modernismo se observa en la métrica, en el léxico, en
algunas imágenes y en el predominio de los aspectos musicales y cromáticos.
Pero el Machado más conocido es el de Campos de Castilla, que se publica en 1912, año en
el que muere su mujer, Leonor. La emoción del poeta al enfrentarse con Castilla lo lleva a un modo
de expresión distinto: su poesía se hace más austera, más realista, como el paisaje que lo rodea.
Además, la reflexión sobre los males de España, su decadencia y el carácter de sus habitantes es el
tema de muchos poemas. En este poemario, Machado huye del Modernismo y enlaza con las
preocupaciones noventayochistas de autores como Baroja, Azorín y Unamuno. El mundo de
Campos de Castilla es, aparentemente, el de la descripción del paisaje castellano; sin embargo, los
sentimientos más íntimos del poeta están fundidos con el paisaje.
Otros poemas son retratos de amigos, composiciones en recuerdo de su mujer y de Soria, y
un conjunto de poemas breves que recogen aforismos, sentencias y máximas, Proverbios y
Cantares, anunciadores de su tercera obra: Nuevas Canciones (1924), libro de pensador más que
de poeta. También hay que destacar el largo romance La tierra de Alvargonzález, inspirado en una
leyenda soriana, incluido posteriormente en Campos de Castilla.
Su poesía posterior es escasa y no conforma un libro. Podemos citar Canciones a Guiomar
y Poesías de Guerra (que incluye El crimen fue en Granada, elegía a Lorca).
IES ASTURICA AUGUSTA LENGUA CASTELLANA Y LITERATURA II RAQUEL GONZÁLEZ CABEZAS

CRITERIOS DE CALIFICACIÓN

EL MODERNISMO
• Origen e importancia – 0,2
• Fuentes – 0,2
• Temas – 0,2
• Estilo – 0,2
• Autores y obras españoles – 0,2

LA GENERACIÓN DEL 98

• Concepto – 0,15
• Autores – 0,15
• Características – 0,2

RUBÉN DARÍO
• Datos biográficos e importancia – 0,15
• Trayectoria poética – 0,6

ANTONIO MACHADO

• Datos biográficos y temas – 0,15


• Trayectoria poética – 0,6

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