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Ley de Patrimonio Cultural y Su Reglamento

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LEY DE PATRIMONIO CULTURAL, CODIFICACION.

Codificación 27, Registro Oficial Suplemento 465 de 19 de Noviembre


del 2004.
H. CONGRESO NACIONAL

LA COMISION DE LEGISLACION Y CODIFICACION

Resuelve:

EXPEDIR LA SIGUIENTE CODIFICACION DE LA

LEY DE PATRIMONIO CULTURAL

Art. 1.- Mediante Decreto No. 2600 de 9 de junio de 1978, publicado en el


Registro Oficial No. 618 de 29 de los mismos mes y año, se creó el Instituto de
Patrimonio Cultural con personería jurídica, adscrito a la Casa de la Cultura
Ecuatoriana, que reemplaza a la Dirección de Patrimonio Artístico y se
financiará con los recursos que anualmente constarán en el Presupuesto del
Gobierno Nacional, a través del Capítulo correspondiente al Ministerio de
Educación y Cultura.

Art. 2.- El Instituto Nacional de Patrimonio Cultural se conforma por: el


Directorio, la Dirección Nacional, las Subdirecciones y las demás unidades técnicas
y administrativas que constarán en el Reglamento respectivo. Es función del
Directorio dictar y aprobar el Reglamento Orgánico Funcional.

El Directorio se conforma de los siguientes miembros:

El Ministro de Educación y Cultura o su Delegado, quien lo presidirá;

El Ministro de Defensa Nacional o su Delegado;

El Ministro de Gobierno, Cultos, Policía y Municipalidades o su Delegado;

El Presidente de la Conferencia Episcopal Ecuatoriana o su Delegado;

El Presidente de la Casa de la Cultura Ecuatoriana o su Delegado;

El Director de Patrimonio Cultural; y,

El Presidente del Consejo Nacional de Educación Superior, CONESUP o su


Delegado.

Secretario nato de este Organismo es el Secretario del Instituto Nacional de


Patrimonio Cultural.
Art. 3.- El Director Nacional del Instituto será nombrado por el Directorio, y
será el representante legal del Organismo. Le corresponderá la delegación y
representación del País en cada reunión internacional relacionada con su
competencia.

Art. 4.- El Instituto de Patrimonio Cultural, tendrá las siguientes funciones y


atribuciones:

a) Investigar, conservar, preservar, restaurar, exhibir y promocionar el


Patrimonio Cultural en el Ecuador; así como regular de acuerdo a la Ley todas las
actividades de esta naturaleza que se realicen en el país;

b) Elaborar el inventario de todos los bienes que constituyen este patrimonio ya


sean propiedad pública o privada;

c) Efectuar investigaciones antropológicas y regular de acuerdo a la Ley estas


actividades en el País;

d) Velar por el correcto cumplimiento de la presente Ley; y,

e) Las demás que le asigne la presente Ley y Reglamento.

Art. 5.- Para el cumplimiento de los fines expresados en el artículo anterior el


Instituto gozará de exoneración de todo derecho arancelario, de conformidad con la
ley.

Art. 6.- Las personas naturales y jurídicas, la Fuerza Pública, y el Servicio de


Vigilancia Aduanera, están obligados a prestar su colaboración en la defensa y
conservación del Patrimonio Cultural Ecuatoriano.

Art. 7.- Decláranse bienes pertenecientes al Patrimonio Cultural del Estado los
comprendidos en las siguientes categorías:

a) Los monumentos arqueológicos muebles e inmuebles, tales como: objetos de


cerámica, metal, piedra o cualquier otro material pertenecientes a la época
prehispánica y colonial; ruinas de fortificaciones, edificaciones, cementerios
y yacimientos arqueológicos en general; así como restos humanos, de la flora y de la
fauna, relacionados con las mismas épocas;

b) Los templos, conventos, capillas y otros edificios que hubieren sido


construidos durante la Colonia; las pinturas, esculturas, tallas, objetos de
orfebrería, cerámica, etc., pertenecientes a la misma época;

c) Los manuscritos antiguos e incunables, ediciones raras de libros, mapas y


otros documentos importantes;
d) Los objetos y documentos que pertenecieron o se relacionan con los
precursores y próceres de la Independencia Nacional o de los personajes de
singular relevancia en la Historia Ecuatoriana;

e) Las monedas, billetes, señas, medallas y todos los demás objetos realizados
dentro o fuera del País y en cualquier época de su Historia, que sean de interés
numismático nacional;

f) Los sellos, estampillas y todos los demás objetos de interés filatélico nacional,
hayan sido producidos en el País o fuera de él y en cualquier época;

g) Los objetos etnográficos que tengan valor científico, histórico o artístico,


pertenecientes al Patrimonio Etnográfico;

h) Los objetos o bienes culturales producidos por artistas contemporáneos


laureados, serán considerados bienes pertenecientes al Patrimonio Cultural del Estado
a partir del momento de su defunción, y en vida, los que han sido objeto de
premiación nacional; así como los que tengan treinta años o más de haber sido
ejecutados;

i) Las obras de la naturaleza, cuyas características o valores hayan sido


resaltados por la intervención del hombre o que tengan interés científico para el
estudio de la flora, la fauna y la paleontología; y,

j) En general, todo objeto y producción que no conste en los literales anteriores


y que sean producto del Patrimonio Cultural del Estado tanto del pasado como del
presente y que por su mérito artístico, científico o histórico hayan sido
declarados por el Instituto, bienes pertenecientes al Patrimonio Cultural, sea que se
encuentren en el poder del Estado, de las instituciones religiosas o pertenezcan a
sociedades o personas particulares.

Cuando se trate de bienes inmuebles se considerará que pertenece al Patrimonio


Cultural del Estado el bien mismo, su entorno ambiental y paisajístico necesario para
proporcionarle una visibilidad adecuada; debiendo conservar las condiciones de
ambientación e integridad en que fueron construidos. Corresponde al Instituto de
Patrimonio Cultural delimitar esta área de influencia.

Art. 8.- Los propietarios, administradores y tenedores de objetos comprendidos en


la enumeración del artículo anterior, están obligados a poner en conocimiento del
Instituto de Patrimonio Cultural, por medio de una lista detallada la existencia de
dichos objetos dentro del plazo que determine el Instituto y permitir la realización de
su inventario cuando el Instituto lo determine.

Art. 9.- A partir de la fecha de vigencia de la presente Ley, son patrimonio del
Estado los bienes arqueológicos que se encontraren en el suelo o el subsuelo y en el
fondo marino del territorio ecuatoriano sean estos objetos de cerámica, metal,
piedra o cualquier otro material perteneciente a las épocas prehispánica y
colonial, incluyéndose restos humanos o de la flora y de la fauna relacionados con
las mismas épocas, no obstante el dominio que tuvieren las instituciones públicas
o privadas, comprendiendo a las sociedades de toda naturaleza o particulares, sobre la
superficie de la tierra donde estuvieren o hubieren sido encontrados deliberadamente
o casualmente.

Este dominio exclusivo por parte del Estado se extiende a los bienes
mencionados en el inciso anterior, que estuvieren en manos de las instituciones
públicas o privadas o de las personas naturales, con anterioridad a la vigencia de la
presente Ley, cuya existencia no hubiera sido comunicada al Instituto de Patrimonio
Cultural de acuerdo con el artículo anterior, o no llegare a hacerlo, sin culpa de sus
actuales detentadores, dentro de los plazos que para el efecto determine el
mencionado Instituto en publicaciones de prensa.

A fin de evitar confusiones, las copias actuales de objetos arqueológicos


deberán estar grabadas con sellos en relieve que las identifique como tales.

En el caso de objetos de cerámica, los sellos serán marcados antes de la


cocción.

El derecho de propiedad del Estado se ejercitará a través del Instituto Nacional


de Patrimonio Cultural, el cual podrá retener para usos culturales los bienes
arqueológicos antedichos, o entregar la custodia de los mismos a los demás
importantes museos públicos del País.

Art. 10.- Lo dispuesto en esta Ley no deroga las obligaciones de los ordinarios de
las diócesis, según lo prescrito en el artículo 8o. del Modus Vivendi, celebrado
entre El Vaticano y el Gobierno del Ecuador, el 24 de Julio de 1937.

El Director del Instituto de Patrimonio Cultural actuará como representante del


Gobierno para el cumplimiento de dicho artículo del Modus Vivendi.

Art. 11.- La declaración que confiere el carácter de bien perteneciente al


Patrimonio Cultural del Estado constante en el Art. 7 de esta Ley o formulado por el
Instituto de Patrimonio Cultural, no priva a su propietario de ejercer los derechos de
dominio de dicho bien, con las limitaciones que establece la presente Ley.

Art. 12.- Toda transferencia de dominio de los objetos pertenecientes al


Patrimonio Cultural del Estado, sea a título gratuito u oneroso, se hará con
autorización del Instituto de Patrimonio Cultural; tampoco se podrá cambiar de
sitio tales objetos sin permiso del Instituto. En uno u otro caso, atento a las
necesidades de conservar el Patrimonio, podrá negarse la autorización solicitada.

El Instituto reglamentará el comercio dentro del País de los bienes del


Patrimonio Cultural. Por el incumplimiento de sus disposiciones impondrá
sanciones, y demandará ante el juez competente la nulidad de las transferencias
que se realizaren sin esta autorización.
Art. 13.- No puede realizarse reparaciones, restauraciones ni modificaciones de
los bienes pertenecientes al Patrimonio Cultural sin previa autorización del Instituto.

Las infracciones de lo dispuesto en este artículo acarrearán sanciones


pecuniarias y prisión de hasta un año. Si como resultado de estas intervenciones se
hubieran desvirtuado las características de un bien cultural el propietario estará
obligado a restituirlo a sus condiciones anteriores, debiendo el Instituto, imponer
también una multa anual hasta que esta restitución se cumpla. Las multas se harán
extensivas a los contratistas o administradores de obras, autores materiales de la
infracción, pudiendo llegar inclusive hasta la incautación.

Art. 14.- Las municipalidades y los demás organismos del sector público no
pueden ordenar ni autorizar demoliciones, restauraciones o reparaciones de los
bienes inmuebles que pertenezcan al Patrimonio Cultural del Estado sin previo
permiso del Instituto, siendo responsable de la infracción el funcionario que dio
la orden o extendió la autorización, quien será penado con la multa que señale la Ley.

Art. 15.- Las municipalidades de aquellas ciudades que posean Centros


Históricos, conjuntos urbanos o edificios aislados cuyas características
arquitectónicas sean dignas de ser preservadas deberán dictar ordenanzas o
reglamentos que los protejan y que previamente hayan obtenido el visto bueno por el
Instituto de Patrimonio Cultural. Si los planes reguladores aprobados por dichas
municipalidades atenten contra estas características, el Instituto exigirá su reforma y
recabará el cumplimiento de este artículo.

Art. 16.- Queda prohibido todo intento de adulteración de los bienes


pertenecientes al Patrimonio Cultural del Estado, procurándose por todos los medios
de la técnica su conservación y consolidación, limitándose a restaurar, previa la
autorización del Instituto de Patrimonio Cultural, lo que fuese absolutamente
indispensable y dejando siempre reconocibles las adiciones.

Art. 17.- Los organismos del sector público, las instituciones religiosas, las
sociedades o personas particulares que posean bienes pertenecientes al Patrimonio
Cultural del Estado, tienen la ineludible obligación de permitir, a solicitud del
Instituto, su visita en días y horas previamente señaladas, para la observación, el
estudio y la reproducción fotográfica o dibujada de los objetos sujetos a esta Ley que
les pertenezcan o que tengan en posesión.

Es facultad del Instituto inspeccionar los lugares donde existiesen bienes


culturales por medio de sus delegados, previa presentación de las respectivas
credenciales.
Art. 18.- La incuria en la conservación de bienes pertenecientes al Patrimonio
Cultural del Estado, será castigada con el decomiso de la obra si existiere peligro
de su destrucción, en cuyo caso, se indemnizará a su propietario con el 25% del
valor del bien, avaluado por peritos.

Art. 19.- Cualquier persona puede denunciar al Instituto de Patrimonio


Cultural las infracciones a la presente Ley; y, en caso de constatarse su veracidad,
tendrá derecho a una gratificación de hasta el 25% del valor de la multa impuesta.
Esta denuncia tendrá el carácter de reservada.

Art. 20.- No se impondrá gravamen alguno sobre los objetos muebles que
constan en el inventario del Patrimonio Cultural del Estado, quedando exonerados
del pago de los tributos vigentes que les pudiera afectar, tales como el impuesto a la
renta, es decir, gozan de total y automática excepción y exoneración de toda
clase de imposiciones fiscales, provinciales y municipales.

Art. 21.- Serán exonerados del 50% de los impuestos prediales y sus anexos los
edificios y construcciones declarados bienes pertenecientes al Patrimonio
Cultural del Estado que tengan un correcto mantenimiento y se encuentren
inventariados.

Cuando estos edificios hayan sido restaurados con los respectivos permisos del
Instituto de Patrimonio Cultural y de las municipalidades, y siempre que el
valor de las obras de restauración llegaren por lo menos al 30% del avalúo catastral
del inmueble, la exoneración de los impuestos será total por el lapso de cinco años a
contarse desde la terminación de la obra. Si se comprobare que el correcto
mantenimiento ha sido descuidado, estas exoneraciones se darán por terminadas.

Art. 22.- Los bienes pertenecientes al Patrimonio Cultural que corrieren algún
peligro podrán ser retirados de su lugar habitual, temporalmente por resolución del
Instituto, mientras subsista el riesgo.

Art. 23.- Ningún objeto perteneciente al Patrimonio Cultural del Estado puede
salir del país, excepto en los casos en que se trate de exposiciones o de otros fines
de divulgación, en forma temporal, siempre con permiso del Directorio, previo
informe técnico del Instituto.

Todo acto que manifieste intención de sacar bienes culturales del país será
sancionado conforme a lo dispuesto en la Ley.

En los casos en que de hecho se hubiere sacado del país dichos bienes éstos
serán decomisados; se sancionará a los responsables con prisión de hasta dos años y
las demás que se establecieren en la Ley.
Se declara de acción popular la denuncia de las infracciones contempladas en
este artículo, y a quienes la hicieren se les bonificará con el 25% del valor de la
multa impuesta en cada caso.
Art. 24.- Están exentos del pago de derechos aduaneros, quienes introduzcan al
País bienes culturales que a juicio del Instituto de Patrimonio Cultural, merezcan
ser considerados como tales.

Art. 25.- En el Reglamento se fijarán los plazos y requisitos para la salida del
país de los bienes culturales que hayan ingresado con o sin dicha exoneración.

Art. 26.- El Estado procurará celebrar convenios internacionales que impidan el


comercio ilícito de bienes culturales y faciliten el retorno de los que ilegalmente
hubiesen salido del Ecuador.

Art. 27.- Todo monumento que deba estar situado en calles, plazas, paseos o
parques, tales como grupos escultóricos, estatuas conmemorativas, etc. que se
levanten en el Ecuador, deberán contar con el permiso previo del Instituto de
Patrimonio Cultural, al cual se le enviarán los proyectos, planos, maquetas, etc. para
que autorice su erección.

Art. 28.- Ninguna persona o entidad pública o privada puede realizar en el


Ecuador trabajos de excavación arqueológica o paleontológica, sin autorización
escrita del Instituto de Patrimonio Cultural. La Fuerza Pública y las autoridades
aduaneras harán respetar las disposiciones que se dicten en relación a estos trabajos.

El incumplimiento de este artículo será sancionado con prisión de hasta dos años,
el decomiso de los objetos extraídos, de los vehículos e implementos utilizados para
tal fin y con las multas legales.

Art. 29.- El Instituto de Patrimonio Cultural sólo podrá conceder el permiso a


que se refiere el artículo precedente a las personas o instituciones que a su juicio
reúnan las condiciones necesarias para hacerlo técnica y debidamente, y siempre que
lo crea oportuno deberá vigilar por medio de las personas que designe sobre el curso
de las excavaciones, de acuerdo con los reglamentos que se expidieren al respecto.

Art. 30.- En toda clase de exploraciones mineras, de movimientos de tierra para


edificaciones, para construcciones viales o de otra naturaleza, lo mismo que en
demoliciones de edificios, quedan a salvo los derechos del Estado sobre los
monumentos históricos, objetos de interés arqueológico y paleontológico que
puedan hallarse en la superficie o subsuelo al realizarse los trabajos. Para estos
casos, el contratista, administrador o inmediato responsable dará cuenta al Instituto
de Patrimonio Cultural y suspenderá las labores en el sitio donde se haya verificado el
hallazgo.
En el caso de que el aviso del hallazgo se lo haga ante cualquiera de los
presidentes de los núcleos provinciales de la Casa de la Cultura, pondrá
inmediatamente en conocimiento del Instituto, el cual ordenará el reconocimiento
técnico correspondiente, a fin de decidir sobre la importancia o mérito del
descubrimiento y dictar las providencias respectivas.

Art. 31.- En la medida en que la permanencia y continuidad de algunos grupos


étnicos de las culturas indígenas, negras o afroecuatorianas en el Ecuador,
representen un testimonio viviente de la pluralidad de las culturas vernáculas, el
Instituto de Patrimonio Cultural, por sí mismo o a través de otros organismos,
adoptará las medidas conducentes a la conservación de sus costumbres, lenguaje,
manifestaciones culturales, artesanales, técnicas, artísticas, musicales,
religiosas, rituales o comunitarias que los mismos indígenas, negros o
afroecuatorianos hayan reconocido como recurrentes y válidas para su identificación y
expresión cultural.

Esta conservación no debe ir en desmedro de la propia evolución cultural,


mejoramiento e integración social y económica de estas etnias.

Art. 32.- Para la realización de investigaciones antropológicas o para la


suscripción por parte del Gobierno Nacional de todo convenio con personas o
instituciones nacionales o extranjeras, que realicen en el país estudios de
investigaciones sobre los aspectos contemplados en el artículo anterior, deberá
contarse necesariamente con el dictamen favorable del Instituto y los resultados de
tales investigaciones serán entregados en copia a dicho Instituto.

El incumplimiento de esta norma será sancionado conforme a la Ley.

Art. 33.- Las expresiones folklóricas, musicales, coreográficas, religiosas,


literarias o lingüísticas que correspondan a grupos étnicos culturalmente
homogéneos, el Instituto de Patrimonio Cultural, por sí mismo o a través de las
autoridades competentes, recabará la adopción de medidas que tiendan a
resguardar y conservar tales manifestaciones. Es responsabilidad del Instituto el
conservar por medio de la fotografía, cinematografía, grabación sonora o por otros
medios estas manifestaciones en toda su pureza.

La recopilación con fines comerciales de estos testimonios deberá contar con la


autorización previa del Instituto.

Art. 34.- El Instituto de Patrimonio Cultural velará para que no se distorsione la


realidad cultural del país, expresada en todas las manifestaciones de su pluralismo
cultural, mediante la supervisión y control de representaciones o exhibiciones que
tengan relación con los enunciados del Patrimonio Cultural del Estado.
Art. 35.- Para cumplir con los objetivos indicados en la presente Ley, el Instituto
de Patrimonio Cultural podrá pedir a los organismos del sector público o
Municipios, la declaratoria de utilidad pública para fines de expropiación de los
bienes inmuebles que directa o accesoriamente forman parte del Patrimonio Cultural
del Estado.

Art. 36.- Toda persona que salga del país, aunque tuviere carácter
diplomático, deberá presentar ante la Dirección de Migración o de la Aduana del
puerto de embarque, la declaración juramentada de no llevar en su equipaje algún
objeto perteneciente al Patrimonio Cultural del Estado, de conformidad con las
disposiciones reglamentarias pertinentes.

Art. 37.- Los bienes pertenecientes al Patrimonio Cultural del Estado que
hubieren sido reunidos por una entidad estatal o por una persona natural o jurídica
privada con un criterio coherente podrán ser declarados como colección. La
colección constituye un solo bien para efecto jurídico, con carácter indivisible, de
manera que los objetos muebles que la integran sólo podrán ser adjudicados a
diferentes personas, conservados o exhibidos en lugares distintos con la autorización
del Instituto de Patrimonio Cultural.

Art. 38.- Podrá declararse que un objeto ha perdido su carácter de bien


perteneciente al Patrimonio Cultural cuando los deterioros hayan eliminado
totalmente su interés como tal, sin que sea factible su restauración.

Art. 39.- Los museos nacionales podrán excepcionalmente, ser autorizados por
resolución del Directorio del Instituto de Patrimonio Cultural para canjear objetos
nacionales o extranjeros del Patrimonio Cultural del Estado, que posean similares
características con otros bienes muebles nacionales o extranjeros que se
encuentren en el exterior.

Art. 40.- El Instituto de Patrimonio Cultural está facultado para imponer a los
propietarios o responsables de bienes pertenecientes al Patrimonio Cultural del
Estado, la adopción de medidas precautelatorias para la protección de las
mismas. El incumplimiento de tales disposiciones será sancionado con las penas
establecidas en la Ley. El Instituto podrá además expropiar o decomisar tales bienes
culturales con el pago de hasta el 25% del valor estimado en el caso de
expropiaciones.

Art. 41.- El Instituto de Patrimonio Cultural podrá delegar las atribuciones de


control del cumplimiento de esta Ley en una zona determinada, a las entidades y
autoridades públicas que estime conveniente.

DISPOSICIONES GENERALES
PRIMERA.- Corresponde al Directorio del Instituto aprobar el proyecto de su
presupuesto anual, el mismo que será sometido a consideración del Ministerio de
Economía y Finanzas para su sanción final, de conformidad con la Ley de
Presupuestos del Sector Público, Ley Orgánica de la Contraloría General del
Estado, Ley Orgánica de Administración Financiera y Control, y Ley Orgánica de
Servicio Civil y Carrera Administrativa y de Unificación y Homologación de las
Remuneraciones del Sector Público.

SEGUNDA.- El resultado de las sanciones establecidas en ésta Ley, constituirán


Patrimonio del Instituto, sin perjuicio de las responsabilidades penales a que
hubiere lugar.

DEROGATORIAS.- Derógase la Ley de Patrimonio Artístico dictada por la


Asamblea Constituyente el 22 de Febrero de 1945, publicada en el Suplemento del
Registro Oficial No. 1202 de 20 de agosto de 1960; el Decreto No. 1008 de 8 de
Junio de 1971, publicado en el Registro Oficial No. 266 de 14 de julio de 1971.

DISPOSICION FINAL.- Esta Ley y sus reformas, están en vigencia desde las
fechas de sus respectivas publicaciones en el Registro Oficial.
REGLAMENTO A LA LEY DE PATRIMONIO
CULTURAL.

Decreto Ejecutivo 2733, Registro Oficial 787 de 16 de Julio de 1984.

OSVALDO HURTADO LARREA,

Presidente Constitucional de la República,

Considerando:

Que mediante Decreto Supremo No. 3501 de 19 de junio de 1979, promulgado


en el Registro Oficial No. 865 de 2 de julio del mismo año, se expidió la Ley de
Patrimonio Cultural;

Que es necesario reglamentar la Ley de Patrimonio Cultural para facilitar su


aplicación; y,

En ejercicio de las atribuciones que le concede el Art. 78, letra c), de la


Constitución Política de la República del Ecuador.

Decreta:

EL SIGUIENTE "REGLAMENTO GENERAL DE LA LEY DE


PATRIMONIO CULTURAL".

CAPITULO PRIMERO

De los órganos de Gobierno, administración y sus atribuciones:

Art. 1.- El Instituto Nacional de Patrimonio Cultural es una Institución del


Sector público que goza de personalidad jurídica, adscrita a la Casa de la Cultura
Ecuatoriana.

DEL DIRECTORIO.-

Art. 2.- El Directorio del Instituto Nacional de Patrimonio se conformará según


lo dispuesto por el Art. 2 de la Ley; sesionará ordinariamente cada seis meses y
extraordinariamente cuando lo convoque su presidente, por propia iniciativa, o a
pedido de cuatro de sus miembros.
Art. 3.- Son atribuciones y deberes del Directorio del Instituto Nacional de
Patrimonio Cultural:

a) Velar por el cumplimiento de la Ley;

b) Autorizar la salida temporal del país de bienes pertenecientes al Patrimonio


Cultural de la Nación, de conformidad con el Art. 23 de la Ley; así como de los que
tengan que someterse a exámenes técnicos o procedimientos de restauración
calificada;

c) Solicitar al Gobierno Nacional o a las Municipalidades la declaratoria de


utilidad pública, con fines de expropiación de los bienes inmuebles que forman
parte del Patrimonio Cultural de la Nación;

d) Autorizar el canje internacional de bienes muebles pertenecientes al


Patrimonio Cultural con otros bienes nacionales o extranjeros;

e) Aprobar el Proyecto de Presupuesto del Instituto y el Plan de Labores Anual


presentados por el Director Nacional;

f) Dictar, aprobar o reformar el Reglamento Orgánico Funcional del Instituto, y


los Reglamentos internos necesarios para la buena marcha del Instituto;

g) Nombrar al Director Nacional y a los Subdirectores Regionales; e

i) Las demás que le señale la Ley y el presente Reglamento.


Art. 4.- Todas las decisiones que adopte el Directorio se tomarán por simple
mayoría. En caso de empate en las votaciones tendrá voto dirimente el Ministro de
Educación y Cultura o quien lo represente.

DEL DIRECTOR NACIONAL.-

Art. 5.- El Director Nacional del Instituto Nacional de Patrimonio Cultural


es su representante legal, será nombrado por el Directorio y durará cuatro años en
sus funciones. Sus deberes y atribuciones son:

a) Cumplir y hacer cumplir la Ley y el Reglamento;

b) Representar al Instituto en reuniones nacionales e internacionales de


acuerdo con el Art. 3 de la Ley;
c) Ejecutar las resoluciones del Directorio;

d) Pedir al Ministro de Educación y Cultura la declaratoria de bienes


pertenecientes al Patrimonio Cultural; previamente debe haber obtenido los
informes técnicos de los departamentos nacionales correspondientes. Si se trata de
inmuebles deberá delimitarse el área de influencia.

e) Solicitar al Directorio la autorización para la salida temporal del país, de


bienes pertenecientes al Patrimonio Cultural de la Nación, de acuerdo con el Art. 23
de la Ley;

f) Solicitar al Directorio la autorización para la salida temporal del país de


bienes pertenecientes al Patrimonio Cultural de la Nación que deban ser sometidos a
exámenes técnicos o restauración y que, por sus características, no puedan realizarse
en el país;

g) Autorizar la salida del país de fragmentos de bienes pertenecientes al


Patrimonio Cultural de la Nación que deban ser sometidos a exámenes técnicos y
que sus características no puedan realizarse en el país;

h) Autorizar la transferencia de domino de los objetos pertenecientes al


Patrimonio Cultural de la Nación, previo informe de los Departamentos respectivos,
con la limitaciones que al respecto señala la Ley;

i) Autorizar trabajos de investigación dentro de las áreas específicas a las


que se refiere la Ley, previo informe de los Departamentos Nacionales respectivos;

j) Autorizar la reparación, restauración o modificación de los bienes


pertenecientes al Patrimonio Cultural de la Nación y disponer la adopción de
medidas para salvaguardar los mismos, previo los informes técnicos de los
Departamentos Nacionales correspondientes;

k) Autorizar el levantamiento de monumentos de conformidad con el Art. 27 de


la Ley, de acuerdo con el Reglamento específico que al efecto aprobará el
Directorio; sin perjuicio de las otras normas legales que regulan de modo especial
esta materia;

l) Practicar el inventario de los bienes pertenecientes al Patrimonio Cultural de


la Nación;

m) Pedir al Ministro de Educación y Cultura que declare que un objeto ha


perdido un carácter de bien perteneciente al Patrimonio Cultural de la Nación,
previo el informe de los Departamentos Nacionales correspondientes:

n) Delegar temporalmente a funcionarios del Instituto Nacional del Patrimonio


Cultural las atribuciones que le confieren la Ley y el presente Reglamento;

ñ) Delegar las atribuciones de control de cumplimiento de la Ley, de acuerdo al


Art. 42 de la misma;
o) Presentar a consideración del Directorio el plan de labores y el presupuesto
anual del Instituto; y,

p) Todas las demás que le confieren la Ley y este Reglamento.

CAPITULO SEGUNDO

De los bienes pertenecientes al Patrimonio

Cultural de la Nación

Art. 6.- La investigación, conservación, preservación, restauración,


exhibición y promoción del Patrimonio Cultural de la Nación se sujetarán a las
normas de la Ley y Reglamento, y a los principios generalmente aceptados en la
materia.

El Instituto Nacional de Patrimonio Cultural prestará asistencia técnica a las


instituciones de derecho público o privado, a personas jurídicas de derecho público o
privado, y a personas naturales, para la investigación, conservación,
restauración, recuperación, acrecentamiento, exhibición, inventario o
revalorización de bienes pertenecientes al Patrimonio Cultural de la Nación.

Art. 7.- El Instituto Nacional de Patrimonio Cultural dará aviso a la Función


Jurisdiccional, a la Procuraduría General del Estado, a la Secretaría del Consejo de
Seguridad Nacional y a las Policías Civil y Aduanera sobre cualquier intento de
inobservancia o violación de la Ley y este Reglamento, para que se adopten las
medidas correctivas necesarias y se imponga las sanciones correspondientes, según
los casos.

Art. 8.- Cuando exista duda de que un objeto posea las características
indispensables para ser incluído en cualquiera de los literales del Art. 7 de la Ley,
el Director Nacional del Instituto Nacional de Patrimonio Cultural, previo los
informes técnicos correspondientes, determinará lo conveniente.

Art. 9.- La declaración de que un bien pertenece al Patrimonio Cultural de la


Nación deberá ser hecha mediante Acuerdo del Ministro de Educación y Cultura,
previo pedido formulado por el Director del Instituto Nacional de Patrimonio
Cultural quien deberá contar con los informes de las investigaciones que realicen
los Departamentos Nacionales respectivos.

El propietario o tenedor del bien será notificado por el Director del Instituto
Nacional del Patrimonio Cultural, dentro de treinta días contados a partir de la
expedición del Acuerdo Ministerial.
Art. 10.- Un bien inmueble perteneciente al Patrimonio Cultural de la Nación
podrá ser objeto de transferencia de dominio únicamente previa autorización escrita
del Director Nacional del Instituto de Patrimonio Cultural, la cual será exigida
por el Municipio y el Registrador como requisito, para proceder a la inscripción.
Para el caso de bienes muebles la solicitud se la hará en los formularios que al efecto
proporcionará el Instituto.

Art. 11.- El Director del Instituto Nacional de Patrimonio Cultural podrá


declarar como colección a los bienes pertenecientes al Patrimonio Cultural de la
Nación que hubieren sido reunidos con criterio coherente, de acuerdo con el informe
técnico del Departamento Nacional correspondiente.

Art. 12.- La transferencia de una colección solo puede ser autorizada como
bien indivisible; sin embargo, en caso de que el propietario demostrará que la
transferencia a terceros de uno o más objetos que forman parte de la colección no
afecta a la coherencia e integridad de la misma, el Director Nacional podrá
conceder la autorización solicitada.

Así mismo, el Director Nacional podrá autorizar como medida temporal el que
uno o más objetos de la colección puedan ser exhibidos por separado, de acuerdo a
los plazos y modalidades que determine.
Art. 13.- El Director del Instituto, previo el informe técnico del Departamento
Nacional correspondiente, podrá solicitar al Ministro de Educación y Cultura que
expida el Acuerdo correspondiente declarando que un bien ha perdido su carácter de
bien perteneciente al Patrimonio Cultural de la Nación, cuando el deterioro del
mismo haya eliminado totalmente su interés como tal sin que sea factible su
restauración.

Quien solicite tal declaratoria deberá demostrar ante el Instituto, mediante


documentación e información gráfica detallada, que el bien ha perdido sus atributos.

Art. 14.- El Director podrá delegar las atribuciones de control de cumplimiento


de la Ley de Patrimonio Cultural, o de su Reglamento, a las autoridades públicas
que estime conveniente mediante comunicación escrita en la que consten el plazo
y las modalidades de la delegación.

Art. 15.- El Directorio del Instituto podrá autorizar el canje de bienes


pertenecientes al Patrimonio Cultural de la Nación con otros que pertenezcan o no a
dicho Patrimonio, siempre y cuando los objetos que van a ser canjeados no tengan
características únicas y existan numerosas piezas similares en el país.
CAPITULO TERCERO

Del inventario

Art. 16.- El Director Nacional del Instituto Nacional de Patrimonio Cultural,


por medio de la prensa, informará al público sobre los requisitos que deberán
cumplir los propietarios y tenedores de bienes pertenecientes al Patrimonio
Cultural de la Nación, concediendo un plazo para que presenten la información
requerida para la elaboración del inventario. Para el efecto se determinará, de
conformidad con el Art. 7 de la Ley, la clase de bienes que deban inventariarse y
los lugares en los cuales se realizará la inscripción.
Art. 17.- En el caso de museos o de colecciones públicas o privadas, el
Director Nacional podrá determinar, mediante comunicaciones escritas
dirigidas a propietarios, tenedores o responsables, los plazos y modalidades
para las inscripciones.
Art. 18.- Para la inscripción de bienes pertenecientes al Patrimonio Cultural
de la Nación, sus propietarios o tenedores deberán llenar las fichas y formularios
que proporcionará el Instituto, de acuerdo con los instructivos que se dicten en cada
caso.

Art. 19.- Cualquier persona debe informar al Instituto sobre la existencia de


bienes pertenecientes al Patrimonio Cultural de la Nación que deban ser
incluídos en el Inventario mencionado.
Art. 20.- Todo propietario o tenedor de bienes pertenecientes al Patrimonio
Cultural de la Nación está obligado a permitir la visita de funcionarios autorizados
del Instituto Nacional de Patrimonio Cultural, a fin de que efectúen las
investigaciones respectivas, se constaten o realice el correspondiente inventario.

Art. 21.- En base del inventario de que tratan los artículos anteriores el
Instituto, a través del Departamento Nacional correspondiente, elaborará una
lista que contendrá dos catastros, uno de los bienes muebles y otro de los
inmuebles que pertenezcan al Patrimonio Cultural de la Nación.

Art. 22.- En el inventario de bienes deberá constar la descripción detallada


escrita, gráfica o audiovisual de sus características esenciales. En caso de bienes
inmuebles se incluirán los planos.

Art. 23.- Los interesados, previo el pago correspondiente, podrán obtener


fotocopias certificadas de las fichas que existen en el asiento del inventario del
Instituto Nacional de Patrimonio Cultural.
CAPITULO CUARTO

De la comercialización

Art. 24.- El Director Nacional del Instituto autorizará toda transferencia de


dominio, sea título gratuito u oneroso de los bienes pertenecientes al Patrimonio
Cultural de la Nación que se encuentren registrados o inventariados.

Art. 25.- Al transferir el domino de un bien perteneciente al Patrimonio Cultural


de la Nación, éste no podrá ser desmembrado o dividido si se afecta a sus
características esenciales.

Art. 26.- En caso de cambio de ubicación o de dominio de un bien que pertenece


al Patrimonio Cultural de la Nación, el propietario o tenedor deberá solicitar
autorización al Director Nacional del Instituto y obtener la certificación respectiva
de haber cumplido con este requisito.

Art. 27.- Toda persona natural o jurídica, de derecho público o privado, que
tenga como actividad la comercialización de bienes muebles pertenecientes al
Patrimonio Cultural de la Nación, deberá obtener la autorización respectiva otorgada
por el Instituto Nacional de Patrimonio Cultural.

Art. 28.- La solicitud para obtener la autorización señalada en el artículo anterior


deberá contener los siguientes datos:

1.- Inventario de los bienes que se comercializarán;

2.- Dirección en la cual funcionará el establecimiento comercial; 3.- Si el


solicitante es una persona jurídica sometida al control de la Superintendencia de
Compañías:

a) Un certificado actualizado del Registrador de lo Mercantil, o de la Propiedad,


relativo a la existencia legal y objeto social de la compañía;

b) Un certificado de la Superintendencia de Compañías, de que la compañía no


está en mora en el cumplimiento de sus obligaciones para con dicha institución;

c) Una copia certificada del nombramiento inscrito del o de los representantes


legales de la compañía; y,

d) Una copia de la cédula de control tributario.

4.- Si el solicitante es una persona natural:


a) Una copia de la matrícula de comercio;

b) Una copia de la cédula de control tributario; y,

c) Si el solicitantes una persona extranjera, certificado otorgado por la


Dirección de Extranjería de que posee una visa de residente permanente.

El Director Nacional del Instituto Nacional de Patrimonio deberá dar su


autorización o negarla, en el plazo de 15 días a contarse desde la fecha de
presentación de la solicitud.

Art. 29.- El local dedicado a la comercialización de los bienes culturales muebles,


deberá reunir los siguientes requisitos:

a) Funcionalidad;

b) Seguridad; y,

c) Condiciones ambientales favorables que impidan el deterioro o destrucción de


los bienes.

Art. 30.- Las personas naturales o jurídicas que posean un local destinado a la
comercialización de bienes culturales muebles deberán permitir la visita de los
funcionarios autorizados del Instituto para que puedan efectuar las inspecciones
periódicas del local con el fin de determinar si reúne las condiciones constantes en
el artículo anterior, y comprobar si los bienes se encuentran debidamente
inventariados y existe la respectiva autorización de venta.
Art. 31.- La persona que posea la autorización legal para comercializar
bienes culturales pertenecientes al Patrimonio Cultural de la Nación, deberá llevar un
registro del movimiento de ventas, de acuerdo a las modalidades y regulaciones que
al efecto impartirá el Instituto.

CAPITULO QUINTO

De la conservación, preservación y restauración

Art. 32.- Para realizar obras de restauración o reparación de bienes


pertenecientes al Patrimonio Cultural de la Nación, es necesario obtener la
autorización escrita del Director Nacional del Instituto Nacional de Patrimonio
Cultural.
Art. 33.- Las personas naturales o las jurídicas de derecho público o privado,
para obtener la autorización de que trata el artículo anterior, deberán presentar la
solicitud correspondiente, que incluirá la propuesta de conservación y restauración del
bien, firmada por un restaurador que se encuentre inscrito en el Instituto Nacional del
Patrimonio Cultural.

Además deberán presentar las garantías necesarias para el correcto


cumplimiento del trabajo, de conformidad con los formularios y reglamentos que al
efecto dicte el Instituto. Una vez incluidos los trabajos se presentará un informe
final al Instituto Nacional de Patrimonio Cultural.

Art. 34.- En el caso de restauración de bienes inmuebles, pertenecientes al


Patrimonio Cultural de la Nación, a la solicitud de que tratan los artículos anteriores
deberá acompañarse los planos del ante - proyecto, una memoria descriptiva, y la
documentación histórica y fotográfica, que servirá para el análisis, estudio y
aprobación por parte del Instituto. De ser aprobado el anteproyecto se deberá
presentar también el proyecto definitivo para su aprobación. En caso de que los
bienes inmuebles se encuentren ubicados dentro de un Centro Histórica o Conjunto
Urbano declarado Patrimonio Cultural del Estado, las solicitudes se presentarán
ante las respectivas Comisiones Municipales que hayan recibido de parte del
Instituto Nacional de Patrimonio Cultural, delegación de facultades, para el control
del cumplimiento de la Ley de Patrimonio Cultural.

Art. 35.- La reparación o restauración de un bien perteneciente al Patrimonio


Cultural de la Nación, se deberá hacerla observando estrictamente las normas que
el Director Nacional del Instituto establezca en la autorización respectiva.

Art. 36.- El Director Nacional del Instituto, por el o a través de los funcionarios
que autorice, podrá realizar las visitas o inspecciones que considere necesarias a
fin de vigilar el cumplimiento de las disposiciones que se hayan impartido y las que
se refiere el artículo anterior.

Art. 37.- Cuando se ejecuten obras sin la autorización respectiva, o no se


cumpla con las obras constantes en élla, de modo que se afecte a un bien
perteneciente al Patrimonio Cultural de la Nación, el Director Nacional del Instituto
ordenará la suspensión de la restauración o reconstrucción del bien, según sea del
caso, en el plazo que determine y sin perjuicio de las sanciones pertinentes.

Art. 38.- En el caso contemplado en el artículo anterior, serán solidariamente


responsables el propietario del bien, quienes hayan autorizado y ordenado la
ejecución de la obra, y los contratistas y encargados de ejecutarlas.
Art. 39.- Si la ejecución de una obra de cualquier índole puede causar daño o
afectar a un bien perteneciente al Patrimonio Cultural de la Nación, a su área de
influencia o a los Centros Históricos de las ciudades que lo posean, el Director
Nacional de Patrimonio Cultural solicitará a los Municipios o entidades públicas o
privadas, la suspensión de la obra y, si fuere necesario, su derrocamiento. En caso
de que la obra haya destruído elementos de un bien perteneciente al Patrimonio
Cultural de la Nación o que formen parte de un entorno ambiental, éstos deberán ser
restituídos.

Art. 40.- El Directorio del Instituto Nacional de Patrimonio Cultural deberá


solicitar de las Municipalidades y de los organismos que sean del caso, la reforma de
los Planes Reguladores aprobados que atenten contra los bienes pertenecientes al
Patrimonio Cultural de la Nación.

Art. 41.- Los representantes de los organismos estatales, instituciones


religiosas, personas jurídicas en general y las personas naturales que sean
propietarios o tenedores de bienes pertenecientes al Patrimonio Cultural de la Nación,
tienen la obligación de permitir, previa comunicación del Director del Instituto y
concretando de común acuerdo los días y horas, la inspección, observación,
estudio, reproducción fotográfica, dibujada, etc., de los bienes mencionados. Los
resultados de dichas investigaciones podrán ser publicados sin restricción alguna.

Los delegados del Instituto Nacional de Patrimonio Cultural, para efectuar las
investigaciones antes señaladas, deberán portar las credenciales respectivas.

Art. 42.- El Director del Instituto Nacional de Patrimonio Cultural podrá


solicitar la declaratoria de utilidad pública de un bien inmueble perteneciente al
Patrimonio Cultural de la Nación, que no pertenezca a Instituciones del Sector
Público, cuando se halle en peligro de destrucción, para proceder a su adquisición de
acuerdo con la Ley.

Art. 43.- Toda denuncia de infracciones a la Ley y al presente Reglamento


deberá presentarse por escrito y con la firma e identificación completa del
denunciante, quien será responsable del contenido de la denuncia. La denuncia
tendrá carácter de reservada.
Art. 44.- El Director Nacional del Instituto podrá verificar personalmente, o a
través de funcionarios debidamente autorizados, si un bien mueble, perteneciente al
Patrimonio Cultural de la Nación corre algún peligro; en este caso podrá ordenar que
sean retirados del lugar en que se encuentre y trasladados a otro lugar. De persistir el
riesgo, los bienes serán entregados en custodia a uno de los museos del país.
Art. 45.-El Instituto Nacional de Patrimonio Cultural mantendrá la coordinación
necesaria con la Secretaría del Consejo de Seguridad Nacional, con el objeto de
establecer las implicaciones mutuas que puedan existir entre las áreas
arqueológicas, monumentales, históricas, etc., actuales o potenciales, y las áreas
estratégicas determinadas en el territorio ecuatoriano, para los fines de la
Seguridad Nacional, con el objeto de acordar las acciones y medidas tendientes a
preservar y defender el Patrimonio Nacional.

Art. 46.- Los funcionarios del Instituto Nacional de Patrimonio Cultural exigirán
a los responsables de la tenencia de bienes pertenecientes al Patrimonio
Cultural, la adopción de medidas necesarias para la protección de dichos bienes;
si éstas no fueren cumplidas, El Director Nacional del Instituto pedirá a las
autoridades competentes se apliquen las sanciones pertinentes.

CAPITULO SEXTO

De la exhibición, promoción y salida eventual

del país

Art. 47.- De conformidad con lo establecido en la Ley de Patrimonio


Cultural los Directores o Encargados de Museos, Archivos, Hemerotecas,
Cinematecas, Fototecas, Mapotecas y otros organismos similares de propiedad de
personas naturales o de personas jurídicas públicas o privadas que posean bienes
que pertenezcan al Patrimonio Cultural de la Nación y que mantengan atención al
público en general, deberán sujetarse para su funcionamiento a las disposiciones
señaladas en el presente Reglamento y a los requisitos constantes en los
instructivos proporcionados por el Instituto Nacional de Patrimonio Cultural.

El Director Nacional del Instituto, a través de uno de los medios de comunicación


colectiva, o personalmente, informará a los responsables de los organismos
determinados en el inciso anterior, sobre los requisitos que deban ser observados por
dichos organismos.
Art. 48.- Los responsables de los organismos ya indicados deberán presentar
anualmente, al Departamento Nacional correspondiente del Instituto Nacional de
Patrimonio Cultural, un listado de todas las nuevas adquisiciones de bienes que
pertenezcan al Patrimonio Cultural de la Nación, y además proporcionarán toda la
información que requiera el Instituto.

Art. 49.- Los organismos mencionados en el artículo anterior deberán sujetarse


a un horario regular determinado por el Instituto de Patrimonio Cultural, pudiendo
de acuerdo con las necesidades específicas, y debidamente autorizados por el
Instituto, realizar cambios en su horario de atención.

Art. 50.- Los Funcionarios del Instituto Nacional de Patrimonio Cultural, previa
la presentación de sus credenciales, podrán ingresar a los locales en que funcionen
los organismos de que trata el Art. 47 de este Reglamento, tanto a sus salas de
exhibición como a las bodegas y otras dependencias, a fin de inspeccionar el montaje
de las obras y el estado de su conservación, y las características generales del local.

Art. 51.- Toda persona natural o persona jurídica, de derecho público o privado,
que quiera organizar y poner en funcionamiento uno de los organismos
mencionados en el Art. 47 del Reglamento deberá solicitar aprobación del Instituto
de Patrimonio Cultural, acompañando los siguientes documentos:

a) Plano general del edificio y ubicación del o los locales en que funcionará.

b) Descripción del estado general del edificio;

c) Enumeración de los servicios y equipamiento con los que funcionará;

d) Listado o registro de los bienes pertenecientes al Patrimonio Cultural de la


Nación que posea; y,

e) Su financiamiento.

Art. 52.- En caso de que un bien perteneciente al Patrimonio Cultural de la


Nación necesite de exámenes, investigaciones o restauraciones que deban
realizarse en el exterior, por no poder realizarlas en el país, la autorización de salida
temporal para dicho bien será otorgada por el Directorio del Instituto.

El propietario o el interesado en obtener la autorización para la salida temporal de


un bien perteneciente al Patrimonio Cultural de la Nación, deberá cumplir con
todos los requisitos que al efecto determine el Instituto y con lo establecido en los
numerales 6, 7, 8 del literal a); en los literales c), d), f) h), i), y j), del Art. 54 del
presente Reglamento.

Art. 53.- En el caso de que fragmentos o pequeñas muestras de bienes


pertenecientes al Patrimonio Cultural de la Nación necesiten de exámenes o
investigaciones técnicas que deban efectuarse en el exterior, la autorización de
salida temporal la otorgará el Director Nacional del Instituto.

Art. 54.- El Directorio del Instituto Nacional de Patrimonio Cultural podrá


autorizar la salida temporal de bienes pertenecientes al Patrimonio Cultural de la
Nación con la finalidad de que sean exhibidos en exposiciones o con otros fines
de divulgación, exclusivamente a pedido del Director Nacional del Instituto y por los
lapsos determinados según los casos.

Estas exposiciones deberán ser organizadas por Instituciones de reconocido


prestigio y que cumplen con los siguientes requisitos:

a) Presentar la respectiva solicitud ante el Director Nacional, quien, de estimarlo


conveniente, efectuará los trámites pertinentes ante el Directorio del Instituto. Con la
solicitud deberá presentarse: 1.- Nombre de la entidad organizadora y
auspiciadora, y si ésta es extranjera, la entidad que le representa en el país, en caso
de tenerla;

2.- Dirección completa;

3.- Finalidad específica de la exposición;

4.- Justificación de la solicitud;

5.- Denominación del evento cultural en el que serán exhibidos los bienes;

6.- Inventario detallado de los bienes solicitados que, necesariamente, deberá


incluir los siguientes datos:

- Identificación del bien con su descripción escrita y gráfica;

- Fotografía de frente y posterior;

- Características culturales;

- Estado de conservación;

- Avalúo;

- El estado de integridad;

- Nombre de la persona que efectuó el inventario; y,

- Fecha.

7.- Póliza de seguro (puerta a puerta), que garantice la seguridad de cada


uno de los bienes y que cubra totalmente todos los riesgos;

8.- Lapso por el cual se solicita la autorización de salida temporal con la debida
justificación;

9.- Determinación exacta de las entidades, ciudades y países en donde van a ser
exhibidos los bienes; y,

10.- Todos los demás requisitos que establezca el Instituto.


b) Para que se autorice la salida temporal de un bien perteneciente al
Patrimonio Cultural de la Nación, la entidad organizadora deberá otorgar una
garantía que asegure plenamente su reingreso al país, su conservación, su integridad
física hasta cuando sea colocado nuevamente en su lugar de origen, así como los
gastos de transporte en el país y en el exterior, y los que demanden su cuidado,
vigilancia, embalaje, etc.;

c) Todo bien que vaya a salir temporalmente del país deberá ser inspeccionado
por funcionarios del Instituto Nacional de Patrimonio Cultural para comprobar la
veracidad del Inventario;

d) En la solicitud dirigida al Directorio del Instituto con el fin de obtener la


autorización de salida temporal de un bien con fines de promoción y divulgación, el
Director Nacional incluirá:

- Todos los documentos en los que conste el cumplimiento de los requisitos


exigidos al interesado;

- Certificado de inspección de los bienes otorgados por el Departamento


Nacional correspondiente;

- El inventario total debidamente detallado; y,

- Los informes técnicos correspondientes.

e) Una vez concedida la autorización por parte del Directorio del Instituto, el
interesado está obligado a cuidar de que el embalaje de los bienes se efectúe
tomando las precauciones necesarias para su debida conservación. Este embalaje
debe realizarse en presencia de funcionarios del Instituto, especialmente delegados
para el efecto, quienes comprobarán que los bienes sean los mismos por los cuales se
solicitó la autorización de salida temporal, así como inspeccionarán que el embalaje
sea el apropiado para evitar su deterioro; los bultos deberán ser sellados por
funcionarios del Instituto utilizando sellos que impidan su adulteración;

f) Ningún bien perteneciente al Patrimonio Cultural de la Nación que haya salido


temporalmente del país con fines de divulgación, podrá permanecer fuera de el por
un lapso mayor que el autorizado, salvo casos de fuerza mayor debidamente
justificados o prórroga del plazo resuelto por el Directorio del Instituto. En ambas
circunstancias se exigirá que se mantenga la vigencia de la garantía de que se trata en
el literal b), del presente artículo;

g) Cuando los bienes retornan al país, en el respectivo Distrito Aduanero se


abrirán los bultos que los contienen, en presencia de funcionarios autorizados del
Instituto Nacional de Patrimonio Cultural, de un representante de la entidad
responsable, del propietario o tenedor y de un delegado de la Compañía
Aseguradora, quienes deberán inspeccionar el estado y condición en que se
encuentran los bienes y verificarán que su numero esté completo de acuerdo con la
autorización;
h) Cuando de la inspección realizada se desprenda que los bienes no se
encuentran en iguales condiciones o que falta uno o varios de éllos, se hará efectiva
la garantía presentada.

i) Si faltare uno o más bienes, el Instituto investigará si dicha falta puede


deberse a la culpa y complicidad de la entidad organizadora o de terceros, con
el fin de tomar las medidas legales correspondientes; y,

j) En caso de deterioro, el costo del certificado de avería deberá ser cubierto


por la entidad organizadora, sin perjuicio de que dicho valor le sea restituído
posteriormente por la Compañía Aseguradora.

Art. 55.- Las autoridades del Migración y Aduana para permitir la salida del país
de cualquier persona, incluso aquéllas que ostenten la calidad de diplomáticos, les
exigirán que presenten su declaración juramentada de que no llevan en su equipaje
ningún bien perteneciente al Patrimonio Cultural de la Nación; esta declaración la
presentarán en los formularios proporcionados por el Instituto.

Art. 56.- Las personas naturales o jurídicas que deseen acogerse a lo dispuesto en
el Art. 24 de la Ley de Patrimonio Cultural, deberán presentar una solicitud dirigida
al Director del Instituto para que éste los declare como bienes culturales cuya
introducción está exenta del pago de derechos aduaneros. Al efecto, presentarán
una lista detallada de tales bienes culturales acompañada de las fotografías,
descripción y documentación completas, indicando además si se trata de una
introducción temporal o definitiva.

Art. 57.- En los casos de bienes pertenecientes al Patrimonio Cultural de la


Nación que al momento se encuentran en el extranjero y que salieron del país
legalmente antes de la vigencia de la Ley de Patrimonio Cultural, podrán ingresar
temporalmente al país, siempre que dicho ingreso temporal sea con fines de
exposición al público, divulgación o investigación.

La autorización del Director del Instituto deberá contar con el visto bueno de
las respectivas autoridades de Aduana y, en caso necesario, los bienes culturales
podrán permanecer bajo custodia en los locales de Aduana mientras dure el trámite
para la autorización de ingreso.

Art. 58.- Las personas interesadas en sacar del país bienes considerados como
de valor cultural no nacional, deberán presentar a las autoridades de Migración y
Aduana respectivas, la autorización debidamente registrada y legalizada por el
Instituto Nacional de Patrimonio Cultural, en donde constarán los requisitos para la
salida de los mismos.

Art. 59.- Los funcionarios del Instituto podrán ingresar a los recintos de
Migración y Aduana y a los locales de las empresas de mudanza o embalaje, previa
la presentación del carnet correspondiente con el fin de que puedan constatar la
existencia o no de bienes pertenecientes al Patrimonio Cultural de la Nación.

Art. 60.- La declaración que señala el Art. 37 de la Ley deberá hacerse en los
formularios que para el efecto proporcione el Instituto Nacional de Patrimonio
Cultural.

Las Autoridades aduaneras por si mismas o a petición de un funcionario del


Instituto de Patrimonio Cultural podrán inspeccionar el equipaje con el fin de
comprobar la veracidad de la declaración.

En el caso de diplomáticos la inspección para verificar la veracidad de la


declaración deberá ser hecha por funcionarios del Ministerio de Relaciones
Exteriores, a pedido y en presencia de funcionarios del Instituto Nacional de
Patrimonio Cultural.
Art. 61.- El Director Nacional autorizará todo trabajo de investigación que se
relacione con áreas del Patrimonio Cultural del Estado, previo informe escrito
del Departamento Nacional correspondiente.

Art. 62.- La autorización a la que se refiere el artículo anterior solo podrá


otorgarse a profesionales nacionales o extranjeros de reconocida solvencia científica
que estén auspiciados por el Instituto Nacional de Patrimonio Cultural, o que
cuenten como contraparte de la investigación con instituciones de prestigio, y que
cumplan con los planes y métodos que determinen los Reglamentos del Instituto
Nacional de Patrimonio Cultural.

Art. 63.- El interesado en realizar trabajos de prospección arqueológica deberá


presentar al Instituto Nacional de Patrimonio Cultural una solicitud, que contenga lo
siguiente:

a) Nombre del investigador principal y curriculum vitae;

b) Plan de Trabajo;

c) Curriculum vitae de los investigadores asociados; y,

d) Entidad o entidades responsables de su financiamiento.

El permiso para la prospección tendrá una duración igual al período indicado


en el respectivo proyecto, este período podrá ser renovado previa solicitud del
investigador principal, y con informe favorable del Departamento Nacional
respectivo del Instituto de Patrimonio Cultural.

Los investigadores, en caso necesario, pueden solicitar asistencia y


asesoramiento técnico al Departamento Nacional correspondiente del Instituto de
Patrimonio Cultural.
Art. 64.- No se podrán presentar solicitudes para obtener permisos de
excavación sin antes haber justificado los trabajos de prospección arqueológica del
área a excavarse ante el Instituto de Patrimonio Cultural.

La solicitud deberá contener lo siguiente:

a) Nombre del investigador principal y curriculum vitae;

b) Plan de trabajo;

c) Curriculum vitae de los investigadores asociados; y,

d) Entidad o entidades responsables de su financiamiento.

El permiso para la excavación tendrá una duración igual al período indicado


en el respectivo proyecto, este período podrá ser renovado previa solicitud del
investigador principal y con informe favorable del Departamento Nacional
correspondiente.

El Instituto Nacional de Patrimonio Cultural proporcionará a los investigadores


formularios y reglamentos detallados para la excavación.

Art. 65.- Todas las investigaciones que fueren autorizadas quedan sujetas a la
inspección que el Departamento Nacional correspondiente puede realizar en
cualquier momento.

Art. 66.- Todo el material arqueológico procedente de la excavación será


inventariado por un funcionario del Departamento Nacional correspondiente, y los
bienes ni podrán salir del país, salvo el caso de los fragmentos de bienes que se
consideren de interés para ser analizados en laboratorios del exterior, en este
caso, El Instituto Nacional de Patrimonio Cultural extenderá un permiso especial
para su salida.

Art. 67.- El Instituto Nacional de Patrimonio Cultural establecerá las áreas


prioritarias a investigarse, de acuerdo al avance en los estudios arqueológicos y de
interés para la historia del país, pudiendo proponer a los investigadores y entidades el
cambio de sus investigaciones.

Art. 68.- El Director Nacional del Instituto otorgará credenciales a los


investigadores que hubieren obtenido permiso del Instituto Nacional de Patrimonio
Cultural, en dicho documento se anotará la fecha del vencimiento del permiso.
CAPITULO OCTAVO

De las Exoneraciones

Art. 69.- Para obtener la exención de gravámenes de los bienes que determina el
Art. 20 de la Ley, el interesado deberá contar con los certificados del Instituto
Nacional de Patrimonio Cultural que acrediten que dichos bienes se hallan
inventariados.

Art. 70.- Para que gocen de la exoneración de impuestos prediales los inmuebles
a los que se refiere el Art. 21 de la Ley, es preciso presentar un informe del Director
Nacional del Instituto de Patrimonio Cultural de que los bienes se encuentran
inventariados y en correcto estado de mantenimiento.

El Director del Instituto presentará ante la municipalidad la petición de


terminación de la exoneración cuando el correcto estado de mantenimiento ha sido
descuidado.

Art. 71.- Para acogerse a la exención del pago de derechos aduaneros prevista
en el Art. 24 de la Ley el interesado deberá obtener del Director Nacional del
Instituto de Patrimonio Cultural la certificación de que los bienes que se tratan de
introducir al país, son bienes culturales.

Art. 72.- En caso de internación temporal de bienes culturales, el Instituto


Nacional de Patrimonio Cultural señalará el plazo de duración de dicha
internación. Este plazo deberá ser renovado si el bien va a permanecer por un lapso
mayor en el país. Si no se renueva oportunamente el plazo mencionado, el Directorio
del Instituto podrá declarar a dichos bienes como pertenecientes al Patrimonio
Cultural de la Nación y procederá a expropiarlos de creerlo necesario, de
conformidad con la Ley.

CAPITULO NOVENO

De las Sanciones y de su Juzgamiento

Art. 73.- Quienes dañen, adulteren o atenten en contra de un bien que pertenezca
al Patrimonio Cultural de la Nación, sea de propiedad pública o privada, serán
sancionados con multa de uno a diez salarios mínimos vitales y el decomiso de las
herramientas, semovientes, equipos, medios de transporte y demás instrumentos
utilizados en el cometimiento de ilícito, sin perjuicio de la acción penal a que
hubiere lugar.

Art. 74.- Los poseedores de bienes arqueológicos que no comuniquen dicho


particular, dentro de los plazos que determine el Instituto Nacional de Patrimonio
Cultural, serán sancionados con multa de uno a diez salarios mínimos vitales, sin
perjuicio de lo dispuesto en el inciso 2 del Art. 9 de la Ley de Patrimonio
Cultural.
Art. 75.- Como medida precautelatoria y a fin de evitar confusiones con las
piezas auténticas, las copias actuales de objetos arqueológicos, deben llevar un sello
en relieve que forme parte de su estructura. En caso de objetos de cerámica el sello
será grabado entes de la cocción.

El Instituto prohibirá la venta de las copias de objetos arqueológicos que no


lleven los sellos mencionados y se procederá a su decomiso y, a criterio del Instituto,
se podrá ordenar su destrucción. Quedan exentas de esta disposición las copias o
imitaciones que por sus características sean claramente identificadas como
artesanías contemporáneas, y que no den lugar a ser confundidas con piezas
auténticas.

Art. 76.- Quien transfiera el dominio de bienes pertenecientes al Patrimonio


Cultural de la Nación sin la respectiva autorización del Instituto Nacional de
Patrimonio Cultural, será sancionado con una multa de uno a veinte salarios
mínimos vitales.

Art. 77.- Quienes realicen reparaciones, restauraciones o modificaciones de


bienes pertenecientes al Patrimonio Cultural de la Nación sin contar con la
autorización del Instituto, serán sancionados con multa de uno a diez salarios
mínimos vitales, sin perjuicio de su obligación de restituir el bien a su estado anterior,
dentro del plazo determinado por el Instituto de Patrimonio Cultural.

Art. 78.- El funcionario de un organismo estatal o seccional que haya ordenado


o autorizado el derrocamiento, reparación, restauración, de bienes
pertenecientes al Patrimonio Cultural de la Nación, sin estar debidamente autorizado
para ello por el Instituto Nacional de Patrimonio Cultural será sancionado con una
multa de uno a diez salarios mínimos vitales.

De persistir en su actitud, el Instituto podrá solicitar la destitución del


funcionario infractor a los organismos pertinentes.
Art. 79.- Quienes fraudulentamente pretendan enviar o de hecho envíen fuera
del país bienes pertenecientes al Patrimonio Cultural de la Nación, serán sancionados
con una multa de cuatro a cien salarios mínimos vitales, sin perjuicio de la acción
penal correspondiente a que hubiera lugar.

El infractor pagará además el costo de embalaje, transporte y seguro de las


piezas hasta su reingreso al país.
Art. 80.- Las sanciones determinadas en este capítulo cuando se trate de una
persona jurídica de derecho público o privado, serán impuestas a su representante
legal o a los funcionarios, en su caso, que hubieren ordenado o autorizado el
cometimiento del ilícito.

Art. 81.- Las multas impuestas serán pagadas en cualquiera de las Jefaturas de
Renta, en base a una simple orden de cobro expedida por la autoridad sancionadora
o de un título de crédito emitido por la Dirección General de Rentas, a petición del
Director del Instituto Nacional de Patrimonio cultural.

Art. 82.- El funcionario, empleado o trabajador del Instituto Nacional de


Patrimonio Cultural que fuere autor, cómplice o encubridor de cualquiera de las
infracciones determinadas en la Ley de Patrimonio Cultural, además de las sanciones
que le correspondan será destituído de su cargo, de conformidad con la Ley.

Art. 83.- El Director Nacional y los Subdirectores Regionales, en el área de su


jurisdicción, serán competentes para conocer y sancionar las infracciones no penales
señaladas en la Ley de Patrimonio Cultural y en este Reglamento. De su
resolución podrá apelarse ente el Directorio ante el Instituto de Patrimonio Cultural.

Art. 84.- Cuando el Director o los Subdirectores Regionales, tengan


conocimiento de que se ha cometido una infracción notificarán al inculpado
concediéndole el término de cinco días para que conteste los cargos existentes en su
contra, hecho lo cual o en rebeldía se abrirá la causa a prueba por el término de cinco
días; concluído éste se dictará la resolución pertinente en el término de tres días.
Art. 85.- El recurso de apelación se lo podrá interponer en el término de tres
días a contarse desde la fecha de la notificación de la resolución. El recurso será
resuelto en el término de sesenta días posteriores a la recepción del expediente y en
mérito de los autos; pero, se podrá disponer de oficio la práctica de las diligencias
necesarias para el esclarecimiento de los hechos.

Art. 86.- Cuando la autoridad sancionadora considere que se ha cometido una


infracción castigada con penas de privación de la libertad remitirá el expediente
correspondiente a los Jueces de lo Penal.
Art. 87.- El producto de las multas establecidas se depositarán en la Cuenta
Única del Tesorero Nacional con destino a los programas del Instituto Nacional de
Patrimonio Cultural.

Art. 88.- Los bienes decomisados y que no pertenezcan al Patrimonio


Cultural de la Nación, podrán ser vendidos en pública subasta siguiendo el
procedimiento establecido en las leyes y reglamento correspondientes y el
producto de la venta deberá ser depositado conforme lo previsto en el artículo
anterior.

DISPOSICION FINAL

Art. 89.- De la aplicación del presente Decreto, que entrará en vigencia desde
la fecha de su promulgación en el Registro Oficial, encargase al Señor Ministro de
Educación y Cultura.

Dado en el Palacio Nacional, en Quito, a los 9 días del mes de julio de 1984.

f) Osvaldo Hurtado, Presidente Constitucional de la República.- f) Dr. Ernesto Albán


Gómez, Ministro de Educación y Cultura.

Es Copia.- Lo certifico:

f) Andrés Crespo Reinberg, Secretario General de la Administración Pública


CARTA DE ATENAS (1931)

I. La Conferencia, convencida de que la conservación del patrimonio artístico y


arqueológico de la humanidad interesa a todos los Estados defensores de la
civilización, desea que los Estados se presten recíprocamente una colaboración cada
vez más extensa y concreta para favorecer la conservación de los monumentos
artísticos e históricos; considera altamente deseable que las instituciones y los grupos
calificados, sin menoscabo del derecho público internacional, puedan manifestar su
interés para la salvaguardia de las obras maestras en las cuales la civilización ha
encontrado su más alta expresión y que aparecen amenazadas; hace votos para que las
solicitudes a este efecto sean sometidas a la Comisión de la Cooperación Intelectual,
después de encuestas hechas por la Oficina Internacional de Museo y después de ser
presentadas a la atención de cada Estado. Corresponderá a la Comisión Internacional
de Museos y después de haber obtenido de sus organismos locales la información
pertinente, dictaminar sobre la oportunidad de las medidas a tomar y sobre los
procedimientos a seguir en cualquier caso particular.

II. La Conferencia escuchó la exposición de los principios generales y de las teorías


concernientes a la protección de monumentos. Observa que, a pesar de la diversidad
de casos especiales en los que se pueden adoptar soluciones específicas, predomina en
los diferentes Estados representados, la tendencia general a abandonar las
restituciones integrales y a evitar sus riesgos mediante la institución de obras de
mantenimiento regular y permanente, aptas para asegurar la conservación de los
edificios.
En los casos en que la restauración aparezca indispensable después de degradaciones
o destrucciones, recomienda respetar la obra histórica y artística del pasado, sin
menospreciar el estilo de ninguna época.
La Conferencia recomienda mantener, cuando sea posible, la ocupación de los
monumentos que les aseguren la continuidad vital, siempre y cuando el destino
moderno sea tal que respete el carácter rico y artístico.

III. La Conferencia escuchó la exposición de las legislaciones promulgadas en cada


país con el fin de proteger a los monumentos interés histórico, artístico o científico, y
aprobó unánimemente la tendencia general que consagra en esta materia un derecho
de la colectividad en contra del interés privado.
La Conferencia ha constatado que la diferencia entre estas legislaciones procede de la
dificultad de conciliar el derecho público con el derecho privado y, en consecuencia,
si bien aprueba la tendencia general, estima que estas legislaciones deben ser
apropiadas a las circunstancias locales y al estado de la opinión pública, para
encontrar la menor oposición posible y para tener en cuenta el sacrificio que los
propietarios deben hacer en el interés general.
La Conferencia desea que en cada Estado la autoridad pública sea investida del poder
para tomar medidas de conservación en caso de urgencia. Desea, en fin, que la
Oficina Internacional de Museos Públicos ponga al día una lista comparativa de las
legislaciones vigentes en los diferentes Estados sobre este tema.

IV. La Conferencia constata con satisfacción que los principios y las técnicas
expuestas en las diferentes comunicaciones se inspiran en una tendencia común, a
saber: cuando se trata de ruinas, se impone una escrupulosa labor de conservación y,
cuando las condiciones lo permitan, es recomendable volver a su puesto aquellos
elementos originales encontrados (anastilosis); y los materiales nuevos necesarios
para este fin deberán siempre ser reconocibles. En cambio, cuando la conservación de
ruinas sacadas a la luz en una excavación, fuese reconocida como imposible, será
aconsejable, más bien que de a la destrucción, enterrarlas nuevamente -después,
naturalmente de haber hecho levantamientos precisos.
Es evidente que la técnica de excavación y de conservación de restos imponen la
estrecha colaboración entre el arqueólogo y el arquitecto. En cuanto a los otros
monumentos, los expertos, reconociendo que cada caso se presenta con
características especiales, se han encontrado de acuerdo en aconsejar que antes de
cualquier obra de consolidación o de parcial restauración se haga una escrupulosa
investigación acerca de la enfermedad a la cual se va a poner remedio.

V. Los expertos escucharon varias comunicaciones relativas al empleo de materiales


modernos para la consolidación de los edificios antiguos; y han aprobado el empleo
juicioso de todos los recursos de la técnica moderna, muy especialmente del concreto
armado.
Expresan la opinión de que normalmente estos medios de refuerzo deben estar
disimulados para no alterar el aspecto y el carácter del edificio a restaurar; y
recomiendan el empleo de dichos medios, especialmente en los casos en que ellos
permiten conservar los elementos in situ, evitando los riesgos de la destrucción y de la
construcción.

VI. La Conferencia constata que en las condiciones de la vida moderna, los


monumentos del mundo entero se encuentran más amenazados de los agentes
externos; y si bien no pueden formular reglas generales que se adapten a la
complejidad de los distintos casos, recomienda:

1. La colaboración en cada país, de los conservadores de monumentos y de los


arquitectos con los representantes de las ciencias físicas, químicas y naturales para
lograr los resultados seguros de cada vez mayor aplicación;

2. La difusión, por parte de la Oficina Internacional de Museos, de estos resultados,


mediante noticias sobre los trabajados emprendidos en los varios países y mediante
publicaciones regulares.

La Conferencia considera, acerca del resguardo de la conservación de la escultura


monumental, que el traslado de esas obras fuera del contexto para el cual fueron
creadas debe considerarse, como principio, inoportuno. Recomienda, a modo de
precaución, la conservación de los modelos originales cuando todavía existen y la
ejecución de copias cuando estén faltando.

VII. La Conferencia recomienda respetar, al construir edificios, el carácter y la


fisonomía de la ciudad, especialmente en la cercanía de monumentos antiguos, donde
el ambiente debe ser objeto de un cuidado especial. Igualmente se deben respetar
algunas perspectivas particularmente pintorescas. Objeto de estudio pueden ser
también las plantas y las ornamentaciones vegetales adaptadas a ciertos monumentos
o grupos de monumentos para conservar el carácter antiguo.
La Conferencia recomienda sobre todo la supresión de todos los anuncios, de toda
superposición abusiva de postes e hilos telegráficos, de toda industria ruidosa e
intrusiva, en la cercanía de los monumentos artísticos e históricos.

VIII. La Conferencia emite el voto:

1. Que todos los Estados, o bien las instituciones creadas en ellos y reconocidas como
competentes para tal fin, publiquen un inventario de los monumentos históricos
nacionales, acompañado por fotografías y notas.

2. Que cada Estado cree un archivo donde se conserven los documentos relativos a los
propios monumentos históricos.

3. Que la Oficina Internacional de Museos dedique en sus publicaciones algunos


artículos a los procedimientos y a los métodos de conservación de los monumentos
históricos.

4. Que la Oficina estudie la mejor difusión y el mejor uso de las] indicaciones y de los
datos arquitectónicos, históricos y técnicos así recabados.

IX. Los miembros de la Conferencia, después de haber visitado en el curso de sus


trabajos y de las giras de estudio realizadas, algunas] de las principales excavaciones
y algunos de los monumentos antiguos de Grecia, rinden homenaje unánime al
Gobierno griego, que desde hace muchos años, además de asegurar por su parte la
realización de trabajos considerables, ha aceptado la colaboración de los arqueólogos
y de los especialistas de todos los países. En eso han visto, los miembros de la
Conferencia, un ejemplo que no puede más que contribuir a la realización de los fines
de cooperación intelectual, de los cuales ha aparecido tan viva la necesidad en el
curso de los trabajos.

X. La Conferencia, profundamente convencida de que la mejor garantía de


conservación de los monumentos y de las obras de arte proviene del efecto y del
respeto del pueblo, y considerando que este sentimiento puede ser favorecido con una
acción apropiada de las instituciones públicas, emite el voto de que los educadores
pongan empeño en habituar la infancia y a la juventud a abstenerse de cualquier acto
que pueda estropear los monumentos y los induzcan al entendimiento de su
significado y, en general, a interesarse en la protección de los testimonios de todas las
civilizaciones.

MODUS VIVENDI CELEBRADO ENTRE LA REPÚBLICA


DEL ECUADOR Y LA SANTA SEDE

PRIMERO.- El Gobierno Ecuatoriano garantiza a la Iglesia Católica en el Ecuador,


el libre ejercicio de las actividades que, dentro de su esfera propia, le corresponden.

SEGUNDO.- El Gobierno del Ecuador garantiza en la República la libertad de


enseñanza. La Iglesia Católica tiene, pues, el derecho de fundar planteles de
enseñanza, proveyéndolos de personal suficiente idóneo, y de mantener los existentes.
En consecuencia, el Gobierno se obliga a respetar el carácter propio de esos Institutos;
y, por su parte, la Iglesia se obliga a que ellos se sujeten a las Leyes, Reglamentos y
Programas de estudios oficiales, sin perjuicio del derecho de la Iglesia para dar,
además, a dichos planteles carácter y orientación católicos. Los estudios en los
Seminarios y Escolasticados de religiosos, dependerán de los respectivos Ordinarios y
Superiores.

TERCERO.- El Estado y la Iglesia Católica aunarán sus esfuerzos para el fomento de


las misiones en el Oriente. Procurarán, asimismo el mejoramiento material y moral
del indio ecuatoriano, su incorporación a la cultura nacional y el mantenimiento de la
paz y la justicia social.

CUARTO.- La Santa Sede renueva sus órdenes precisas al Clero Ecuatoriano a fin de
que se mantenga fuera de los Partidos y sea extraño a sus competiciones políticas.

QUINTO.- Las Diócesis y demás organizaciones e instituciones católicas en el


Ecuador tienen el carácter de personas jurídicas llenando las formalidades señaladas
en los artículos primero, segundo, tercero, cuarto y quinto del Decreto Supremo No.
212, dictado el 21 de julio del presente año. Cumplidos los requisitos mencionados,
dichas entidades gozarán de todos los derechos civiles sobre los bienes que poseían al
tiempo de la expedición del Decreto No. 121. Sancionado el 18 de diciembre de 1935.
Los bienes de estas personas jurídicas no son enajenables a compañías extranjeras.

SEXTO.- A fin de mantener las relaciones amistosas entre la Santa Sede y la


República del Ecuador, cada una de las Altas Partes acreditará su Representante ante
la Otra. El Nuncio que nombrare su Santidad residirá en Quito y el Plenipotenciario
Ecuatoriano residirá ante la Santa Sede. El Nuncio, conforme a la costumbre
universal, será Decano del Cuerpo Diplomático.

SÉPTIMO.- Corresponde a la Santa Sede la elección de Obispos. Pero, en virtud de


este Convenio, comunicará previamente al Gobierno ecuatoriano el nombre de la
persona preelegida para Arzobispo o Coadjutor con derecho a comprobar que no hay
razones de carácter político general que obsten a tal nombramiento.
Las diligencias correspondientes se llevarán a cabo con la mayor solicitud y reserva
por ambas partes transcurrido un mes desde la comunicación hecha al gobierno se
interpretará el silencio de ésta en el sentido de que no tiene objeción alguna para el
nombramiento.

OCTAVO.- En cada Diócesis formará el Ordinario una Comisión para la


conservación de las Iglesias y locales eclesiásticos que fueren declarados por el
Estado monumentos de arte y para el cuidado de las antigüedades, cuadros
documentos y libros de pertenencia de la Iglesia que poseyeren valor artístico o
histórico. Tales objetos no podrán enajenarse ni exportarse del país. Dicha Comisión
junto con un Representante del Gobierno, procederá a formar un detallado inventario
de los referidos objetos.

NOVENO.- En la interpretación de las cláusulas precedentes y en la resolución de


cualquier otro asunto que les interese recíprocamente, las Altas Partes contratantes
procederán con el mismo criterio de amistosa inteligencia que ha inspirado el presente
Modus Vivendi.

DÉCIMO.- Este convenio regirá desde la fecha en que se verifique el cambio de


notas por las cuales será aprobado.

EN FE de lo cual, los referidos Plenipotenciarios firman y sellan con sus respectivos


sellos el presente Modus Vivendi, en castellano e italiano, y en doble ejemplar, en la
ciudad de Quito, a los veinticuatro días del mes de julio del año de mil novecientos
treinta y siete.

Fernando Cento, C. M. Larrea


Arz. Nuncio Aplco.

CONVENIO ADICIONAL AL MODUS VIVENDI


LA SANTA SEDE Y EL GOBIERNO DEL ECUADOR
CONSIDERANDO:

Que el artículo 9° del Modus Vivendi, concluido hoy, establece que en la


interpretación de sus cláusulas y en la resolución de cualquier otro asunto que les
interese recíprocamente, las Altas Partes contratantes procederán con el mismo
criterio de amistosa inteligencia que ha inspirado dicho Convenio, acuerdan la
siguiente Convención adicional, que formará parte integrante del mismo.

Art. 1 °.- La Santa Sede y el Gobierno del Ecuador dejan constancia de que al Art. 4°
del referido Modus Vivendi en nada menoscaba la plena e incontestable libertad que
asiste al Clero para predicar, exponer y defender la doctrina dogmática y moral
católica.

Art. 2°.- Los Boletines eclesiásticos, órganos de publicidad de las distintas Diócesis,
destinados a la divulgación de los documentos pontificios y episcopales y a la
exposición y defensa de la doctrina dogmática y moral católica, con prescindencia de
las cuestiones de política partidista, podrán publicarse y circular sin restricción
alguna.

Art. 3°.- Caso de que el Gobierno, por motivos de necesidad pública, quisiere ocupar
algún monasterio, proporcionará a la respectiva comunidad religiosa un local
adecuado de preferencia fuera de! centro de la ciudad poniéndose previamente de
acuerdo para ello con el Nuncio Apostólico. El local deberá tener las comunidades
necesarias para el objeto a que se destina, atendiendo al número de religiosas y a la
vida contemplativa que llevan.

Art. 4°.- En reemplazo de la pensión individual que actualmente da el Estado a los


religiosos que integran las comunidades cuyas haciendas fueron nacionalizadas, el
Gobierno del Ecuador entregará a Su Excelencia el Nuncio Apostólico, para que la
divida proporcionalmente entre las mismas Comunidades, la suma de un millón
quinientos mil sucres, que se pagará en la forma siguiente: novecientos mil sucres en
Cédulas del Banco Hipotecario del Ecuador, del seis por ciento anual de interés y
exentas de! impuesto a la renta, cédulas que serán entregadas en el plazo de ocho días
contados desde la fecha en que recibiere el Gobierno la noticia de la aprobación del
presente convenio, por la Santa Sede; y los seiscientos mil sucres restante en dinero,
en tres dividendos iguales, que se satisfarán e! primero, en el mismo plazo de ocho
días, el segundo el primero de febrero de mi! novecientos treinta y ocho, y el tercero
el primero de agosto de! mismo año. Hasta la satisfacción total de la indicada suma
con que se sustituyen la pensiones individuales, las Juntas de Asistencia Públicas
seguirán pagando íntegramente a los religiosos tales pensiones.

Art. 5°.- La Santa Sede, en consideración de las garantías que se le reconocen en el


Modus Vivendi y de la sustitución establecida en el artículo anterior, renuncia toda
reclamación por las haciendas nacionalizadas de las Comunidades religiosas y otorga,
para tranquilizar las conciencias, plena condonación a todos los que, a consecuencias
de tal nacionalización, poseyeren bienes de dichas Comunidades. Al efecto, la Santa
Sede dará a los Ordinarios las debida instrucciones.

EN FE de lo cual, los Plenipotenciarios de las Partes, firman en Quito, en doble


ejemplar, el veinticuatro de julio de mil novecientos treinta y siete.

Fernando Cento, C. M. Larrea


Arz. Nuncio Aplco.
CARTA INTERNACIONAL SOBRE LA CONSERVACIÓN Y LA
RESTAURACIÓN DE LOS MONUMENTOS Y DE LOS SITIOS
CARTA DE VENECIA (1964)

Las obras monumentales de los pueblos, portadoras de mensajes espirituales del


pasado; conservan en el presente el vivo testimonio de la tradición de los tiempos. Al
tomar siempre más conciencia de la unidad de los valores humanos, la humanidad
considera patrimonio común, y se reconoce responsable en forma solidaria, de su
salvaguardia frente a las generaciones futuras a las que debe trasmitirlas con toda la
riqueza de su autenticidad.
Es por ello esencia! que los principios destinados a presidir la conservación y
restauración de los monumentos sean elaborados en común y formulados en escala
internacional, sin menoscabar el derecho de cada país a asegurar su aplicación en el
marco de su propia cultura y tradición.
Al formalizar por primera vez estos principios fundamentales, la Carta de Atenas de
1931 contribuyó al desarrollo de un vasto movimiento internacional que tornó forma,
principalmente, en documentos nacionales, en la actividad de la ICOM y de la
UNESCO y con la creación, por parte de ésta, del Centro Internacional de Estudios
para la Conservación y Restauración de los Bienes Culturales. Con sensibilidad y
espíritu crítico se han abordado problemas siempre más complejos y delicados, hasta
e! punto de que parece haber llegado la hora de reexaminar los principios de la Carta,
con el fin de profundizarlos y de ensanchar sus alcances en un nuevo documento.
En consecuencia, el II Congreso Internacional de Arquitectos y Técnicos de los
Monumentos Históricos, reunido en Venecia del 25 al 31 de mayo de 1964, ha
aprobado el siguiente texto:

DEFINICIONES

Art. 1 °. La noción de monumento comprende tanto la creación arquitectónica aislada,


como el sitio urbano o rural que lleva el testimonio de una civilización particular, de
una evolución significativa o de un acontecimiento histórico. Ello se refiere no
solamente a las grandes creaciones, sino también a las obras modestas, que con el
tiempo llegan a adquirir una significación cultural.

Art. 2°. La conservación y la restauración de monumentos constituye una disciplina


basada en el concurso de todas las ciencias y técnicas en capacidad de contribuir al
estudio y salvaguardia del patrimonio monumental.

OBJETIVO

Art. 3°. La conservación y restauración de monumentos tienden a salvaguardar tanto


la obra de arte como aquello que tenga valor de testimonio histórico.
CONSERVACIÓN

Art. 4°. La conservación de los monumentos impone, en primer término, su cuidado


permanente.

Art. 5°. La conservación de los monumentos resulta siempre favorecida cuando éstos
sean destinados a alguna función útil a la sociedad; una tal destinación es desde luego
deseable, pero ella no podrá alterar el ordenamiento o el decoro de los edificios.
Dentro de tales límites debe concebirse, y puede autorizarse, el acondicionamiento de
monumentos según lo requiera la evolución de usos y costumbres.

Art. 6°. La conservación de un monumento implica la de un marco a su escala.


Cuando el marco tradicional subsiste, éste debe ser conservado, y todas las nuevas
construcciones, demoliciones y reformas que podrían alterar las relaciones de los
volúmenes y de los colores, serán prohibidas.

Art. 7°. El monumento es inseparable de la historia que su presencia atestigua y del


ambiente en el cual se encuentra emplazado. Por lo tanto, no debe tolerarse el
desplazamiento parcial o total de un monumento, a menos que así lo exija la
salvaguardia del monumento mismo, o lo justifiquen razones de interés nacional o
internacional.

Art. 8°. Los elementos de escultura, pintura o decoración que forman parte integral
del monumento no pueden ser separados sino cuando esta medida sea la única capaz
de asegurar su conservación.

RESTAURACIÓN

Art. 9°. La restauración es una operación que debe tener un carácter excepcional. Ella
tiene como fin el preservar y revelar los valores estéticos e históricos del monumento,
y se basa en el respeto de la substancia antigua de los documentos auténticos. Pero
ella termina donde comienzan las hipótesis. De allí en adelante, cualquier trabajo
complementario reconocido como indispensable, respetará la composición
arquitectónica y llevará la marca de nuestra época. La restauración estará siempre
precedida y acompañada de un estudio arqueológico e histórico del monumento.

Art. 10°. Cuando las técnicas tradicionales resulten inadecuadas, puede garantizarse la
consolidación de un monumento empleando el concurso de todas las técnicas
modernas de conservación y construcción, si su eficacia ha quedado demostrada
mediante datos científicos y garantizada por la experiencia.

Art. 11 °. Los aportes válidos de todas las épocas en la edificación de un monumento


deben ser respetados, pues la unidad de estilo no es un fin perseguible en la obra de
restauración. Cuando una edificación comporta varias estratificaciones sobrepuestas,
el estrato subyacente no debe sacarse a la luz sino en vía excepcional, y a condición
de que los elementos sacrificados presenten escaso interés. Por el contrario, la
composición sacada a la luz debe ser testimonio de alto valor histórico, arqueológico
o estético, considerándose además satisfactorio su estado de conservación.

Todo juicio sobre el valor de los elementos en cuestión, así como la decisión relativa a
las eliminaciones, no pueden depender únicamente del autor del proyecto.

Art. 12°. Los elementos destinados a reemplazar la falta de alguna parte, deben
integrarse armoniosamente al conjunto y a la vez distinguirse de las partes originales,
con el fin de que la restauración no falsifique el documento de arte y de historia.

Art. 13°. Las añadiduras no pueden tolerarse sino en la medida en que ellas respeten
todas las partes interesantes del edificio, su marco tradicional, el equilibrio de su
composición y sus relaciones con el medio ambiente.

SITIOS MONUMENTALES

Art. 14°. Los sitios monumentales deben ser objeto de cuidados especiales a fin de
salvaguardar su integridad, asegurar su saneamiento, su acondicionamiento y su
valorización. Los trabajos de conservación y restauración que allí se realicen, deben
inspirarse en los principios enunciados en los artículos precedentes.

COMPLEMENTO A LA CARTA DE VENECIA COMITÉ INTERNACIONAL


SOBRE LAS CIUDADES HISTÓRICAS

(ICOMOS) 1983-1984

Dentro de la sociedad, se ha dado énfasis al significado histórico de las ciudades, el


mismo que cada vez ha ido en aumento. La gente reconoce que a más del alcance del
crecimiento de una ciudad, ésta le recuerda el pasado de su propia familia, de su
comunidad, de su identidad nacional y de toda la humanidad. Cuando no se rechaza lo
creado por los antecesores de los actuales habitantes, también ello constituye la base
estructural para la vida diaria del presente. Sin embargo, el desarrollo urbano del siglo
XX no ha tenido un adelanto en este sentido. Los pobladores de las ciudades han
ahondado distancias hacia la apreciación de la naturaleza y del medio ambiente, en su
lugar se ha creado un sentimiento de alienación porque se ha perdido la escala de
valores humanos, transformándola en sociedad deshumanizada.

El rápido crecimiento del proceso de urbanización y la aplicación de ciertas técnicas


modernas de construcción ha transformado la armonía del desarrollo de las ciudades y
han destruido su ordenamiento espacial. Esta tendencia se ha reforzado con la
mecanización de nuestra era en los intereses económicos que entran en juego, los
cuales han provocado la explosión arquitectónica aún en nuestros más preciados
centros históricos.

Todo esto está acompañado con un creciente sentimiento de incertidumbre, con


respecto al papel y al significado histórico de las ciudades y los sitios históricos. No
se ha dado la suficiente atención para erradicar las causas del deterioro físico y moral
de los asentamientos históricos construidos en épocas pasadas. Las condiciones físicas
de estos barrios tradicionales se ha deteriorado, los antiguos habitantes líos han
abandonado y, lo que es más, esas áreas están a menudo habitadas por gente pobre
que no tiene posibilidades de dar mantenimiento a los edificios en los que vive.

En algunos lugares, la disminución de la densidad de la población y en otros la sobre-


población han ¡contribuido al proceso de deterioro.
La identidad histórica de las ciudades se han puesto en peligro. Por lo tanto, es
esencial que aquellas personas que tienen en sus manos el futuro de los centros y
sitios históricos aunen todos sus esfuerzos para salvarlos. Esta carta tiene la intención
de servir a este propósito, como complemento de la carta de conservación a los
monumentos históricos, la Carta de Venecia.

CIUDADES HISTÓRICAS Y CENTROS HISTÓRICOS

Las ciudades históricas y centros históricos pueden ser definidos como una
combinación particular de monumentos históricos de valor social, económico, cultural
y arquitectónico, concentrados dentro de un ¡área específica. Esto es exactamente lo
que representa un monumento histórico individual y los valores históricos y estéticos
que estipula la 1 Carta de Venecia. Esto puede aplicarse igualmente a los conjuntos
históricos que se han desarrollado espontáneamente a lo largo de centurias y a
aquellos que se han creado como resultado de una planificación en un período
determinado. El concepto "histórico" no deberá limitarse a ningún período de tiempo
en particular, y no deberá excluir conjuntos que daten de períodos recientes.

Con el paso del tiempo, el desarrollo de las ciudades históricas tendrá siempre un
proceso continuo. Las ciudades históricas del pasado, en general llegan a ser parte de
la ciudad del presente: su centro, uno de los barrios o aún un suburbio. Una ciudad
puede ser considerada como tradicional e histórica si uno o más de sus barrios
históricos determinan el carácter del conjunto de la ciudad.

LOS OBJETIVOS Y LA NECESIDAD DE PROTEGER

Los objetivos para preservar las ciudades históricas y centros son dobles: por una
parte deben satisfacer las necesidades y las aspiraciones humanas de sus habitantes y,
por otra parte, las construcciones o conjuntos de valor arquitectónico o cultural, las
nacionalidades y toda la humanidad deben ser protegidas.

Las ciudades históricas sólo pueden satisfacer estas necesidades humanas cuando no
exista una brecha en el carácter de las diferentes partes de la ciudad entendida como
una unidad. El centro histórico y tradicional, con relación tanto a su apariencia física
como a su función, deberá estar íntimamente ligado al conjunto general de la ciudad
nueva. La conservación de partes históricas o centros históricos no es posible si no
existe armonía con el desarrollo de la ciudad en su conjunto y con el entorno
circundante de la región.

El plan maestro de la ciudad deberá elaborarse en base a investigaciones


multidisciplinarias, en las que se incluya el entorno circundante y el propósito del
centro histórico y su papel en el conjunto de la ciudad, así como las principales
tendencias de una concienzuda planificación urbana general. Todos estos puntos de
decisión en la política urbana deberán seguirse de acuerdo con las recomendaciones
de la UNESCO, en Nairobi, en 1976.

La conservación sólo podrá tener éxito si se toman en cuenta las necesidades de


cambio y crecimiento de sus habitantes y si las mismas son satisfechas.

En el caso de una bien entendida conservación ésta deberá ser consistente con las
partes más relevantes del desarrollo de la ciudad, con el desafío de la conservación de
los valores históricos y con las características particulares de la ciudad.

QUE SE DEBE PROTEGER EN LAS CIUDADES HISTÓRICAS

a) La estructura urbana: esto es el sistema de vías principales, los nexos entre las
diferentes partes de la ciudad, así como la integración de la ciudad en su entorno
natural.

b) La morfología de la ciudad, o el orden de los elementos que conforman la ciudad,


es decir, el carácter de áreas construidas, así como de las edificaciones aisladas o
construidas en conjuntos (hileras a lo largo de una calle por ejemplo); la altura de los
edificios, su cantidad y calidad, la red de vías, el tamaño de los terrenos, los carriles
de las vías y los espacios entre los edificios.

c) El perfil de la ciudad, es decir la silueta o perfiles que ha creado la ciudad vistos de


diferentes ángulos o puntos de observación, así como la interrelación entre grandes
bloques de edificios que han creado la mencionada impresión.

d) La relación de la ciudad con su entorno natural, incluyendo la interrelación


tradicional entre las áreas verdes y áreas construidas.

e) Dentro de las áreas construidas en los centros históricos, una atención especial
merece el conservar partes de la ciudad, conjuntos, calles y manzanas, cuyo interés
sea el histórico. Aquí, el asegurar la conservación de los monumentos históricos es de
mayor importancia porque los edificios aislados ejercen una influencia mutua de unos
a otros.

f) Ciudades amuralladas, fortificaciones, castillos y otros edificios que tienen un papel


principal creando una atmósfera particular en las diferentes partes de la ciudad.

g) Los monumentos históricos aislados, incluyendo aquellos que se encuentran fuera


de los distritos históricos.

h) Panorama de la ciudad y vistas típicas del interior.

i) Las estatuas en las plazas públicas, equipamiento urbano y otras construcciones,


pavimentos y superficies de las vías, elementos que contribuyen a la apariencia de la
ciudad.
j) Espacios verdes, hileras de árboles, cursos de ríos y aguas superficiales que
determinan la estructura y apariencia de la ciudad.

k) Los materiales de construcción , formas/colores, techos, verjas y rejas típicas de la


ciudad.
I) Los centros tradicionales de la actividad cultural de la ciudad (universidades,
iglesias, instituciones) y algunas manifestaciones tradicionales características de la
ciudad (comercios tradicionales, mercados, calles comerciales, áreas peatonales, etc.

LA PROTECCIÓN Y DESARROLLO DE LA CIUDAD HISTÓRICA

La protección de la ciudad histórica no debe traducirse en paralización de su


desarrollo. La ciudad histórica debe satisfacer sin cesar las pretensiones recientes y
variables de la sociedad. En el caso en el cual se exige el establecimiento de barrios
nuevos, éstos deben adaptarse a las dimensiones y a las características de los barrios
ya existentes, y deben continuar favoreciendo a la estructura urbana. Si la
incorporación estructural y visual de los barrios nuevos dañara la puesta en evidencia
del centro histórico, podremos acoplar esta contradicción intercalando una zona
intermedia transitoria o un espacio verde.

Al interior de las partes históricas de la ciudad, deben hacerse todos los esfuerzos para
preservar el valor de los edificios, mediante lo que dentro de la práctica internacional
suele llamarse rehabilitación, revitalización, reanimación, adecuación. Dentro de este
esquema, tanto los monumentos históricos que contribuyen al carácter histórico de la
ciudad, como aquellos que se incorporan a lo largo del tiempo, los cuales están en
armonía con el carácter histórico de esta parte de la ciudad, deberán ser renovados de
tal manera que mantengan la armonía con las funciones del centro histórico.

Las demoliciones de edificios deben evitarse en lo posible, pero si existen


edificaciones que rompen la unidad del conjunto o edificios sin valor dentro de las
edificaciones históricas, deberán readecuarse, pero integrándose al conjunto.

TRANSPORTE PUBLICO

Durante el desarrollo histórico general de las ciudades se debe hacer esfuerzos para
mantener el sistema de las principales vías fuera de las zonas históricas y al mismo
tiempo asegurar accesos fáciles a la misma.

En las zonas históricas de las ciudades, se debe asegurar un tráfico peatonal fluido y
una mejor apreciación de la misma; por esta razón, el flujo del tráfico debe ser
restringido, y se debe dar prioridad al transporte público, y procurar áreas peatonales
continuas.

Correlacionado con lo anterior, esto tendrá que ser aceptado ya que será siempre
posible proveer de áreas de estacionamiento en las cercanías de las viviendas: el
estacionamiento para el turismo podrá ser aplicable únicamente fuera de las áreas
históricas de la ciudad, en lo posible en garajes subterráneos. También deben ser
considerados los efectos visuales que ofrece el transporte público.

El resultado de un buen diseño y ejecución en la rehabilitación permitirá que las zonas


históricas de las ciudades puedan ser renovadas con éxito y puedan proporcionar una
estructura versátil para sus habitantes. Por esta razón, en el transcurso de la
rehabilitación, cualquier posible deficiencia en la infraestructura de la ciudad deberá
ser superada.

Una rehabilitación con una alta calidad profesional está también asegurada por la
participación multidisciplinaria (histórica, arqueológica, de historia del arte, técnica y
sociológica), por investigación y estudios preliminares en cada uno de los niveles
jerárquicos de los planes desde el plan regional hasta un detallado plan maestro.

CARÁCTER SOCIAL DE LOS CENTROS


Y CIUDADES HISTÓRICAS

La rehabilitación de los centros históricos refleja el pasado, justifica las demandas del
presente y sirve al futuro.

Por lo tanto es importante que estos hechos se vean reflejados en esta situación. Esto
solamente se puede alcanzar aplicando cuidado y tacto y considerando las medidas
sociales, políticas y financieras para que la población ya establecida no se vea
rechazada de su ambiente social. Se debe evitar producir una situación desfavorable
de segregación en las zonas renovadas.

La rehabilitación de un centro histórico efectuada mediante la aplicación de medidas


técnicas y sociales acertadas, podría constituirse en un medio urbano atractivo, capaz
de asegurar el mantenimiento y la regeneración necesaria del equilibrio entre el centro
histórico y las nuevas zonas de la ciudad.

La conservación de centros históricos sólo puede ser posible con la participación


activa de sus habitantes. Los objetivos sólo pueden ser justificados y ejecutados si
ellos coinciden con los intereses de sus habitantes, con la participación y estrecha
colaboración conjunta.

NORMAS DE QUITO (1967)


I. INTRODUCCIÓN

La inclusión del problema que representa la necesaria conservación y utilización del


patrimonio monumental en la relación de esfuerzos multinacionales que se
comprometen a realizar los Gobiernos de América, resulta alentador en un doble
sentido. En primer término, porque con ello los Jefes de Estado dejan reconocida, de
manera expresa, la existencia de una situación de urgencia que reclama la cooperación
interamericana, y en segundo lugar, porque siendo la razón fundamental de la
Reunión de Punta del Este, el común propósito de dar un nuevo impulso al desarrollo
del Continente, se está aceptando implícitamente que esos bienes del patrimonio
cultural representan un valor económico y son susceptibles de erigirse en
instrumentos del progreso.
El acelerado proceso de empobrecimiento que viene sufriendo una mayoría de los
países americanos como consecuencia del estado de abandono o indefensión en que se
halla su riqueza monumental y artística, demanda la adopción de medidas de
emergencia, tanto a nivel nacional como internacional, pero la eficacia práctica de las
mismas dependerá en último término, de su adecuada formulación dentro de un plan
sistemático de revalorización de los bienes patrimoniales en función del desarrollo
económico - social.
Las recomendaciones del presente informe van dirigidas en ese sentido y se contraen,
específicamente, a la adecuada conservación y utilización de los monumentos y
lugares de interés arqueológico, histórico y artístico, de conformidad con lo que
dispone en el capítulo V. Esfuerzos Multinacionales, acápite d), de la Declaración de
los Presidentes de América.

No obstante precisa reconocer que, dada la íntima relación que guardan entre sí el
continente arquitectónico y el contenido artístico, resulta imprescindible extender la
debida protección a los otros bienes muebles y objetos valiosos del patrimonio
cultural a fin de evitar que se sigan deteriorando y sustrayendo impunemente y de
procurar, así mismo, que contribuyan al logro de los fines perseguidos mediante su
adecuada exhibición de acuerdo con la moderna técnica museográfica.

II. CONSIDERACIONES GENERALES

1. La idea de espacio es inseparable del concepto de monumento, por lo que la tutela


del Estado puede y debe extenderse al contexto urbano, al ámbito natural que lo
enmarca, y a los bienes culturales que encierra. Pero puede existir una zona, recinto o
sitio de carácter monumental, sin que ninguno de los elementos que lo constituyen
aisladamente considerados merezca esa designación.

2. Los lugares pintorescos y otras bellezas naturales objeto de defensa y protección


por parte del Estado, no son propiamente monumentos nacionales. La huella histórica
o artística del hombre es esencial para impartir a un paraje o recinto determinado esa
categoría específica.

3. Cualquiera que fuese el valor intrínseco de un bien o las circunstancias que


concurran a realzar su importancia y significación histórica o artística, el mismo no
constituirá un monumento en tanto no recaiga [una expresa declaración del Estado en
ese sentido. La declaración de monumento nacional implica su identificación y
registros oficiales. A partir de ese momento el bien en cuestión quedará sometido al
régimen de excepción que señala la Ley.

4. Todo monumento nacional está implícitamente destinado a cumplir una función


social. Corresponde al Estado hacer que la misma prevalezca y determinar en los
distintos casos, la medida en que dicha función social es compatible con la propiedad
privada y el interés de los particulares.

II. EL PATRIMONIO MONUMENTAL


Y EL MOMENTO AMERICANO
1. Es una realidad evidente que América y en especial Iberoamérica, constituye una
región extraordinariamente rica en recursos monumentales. A los grandiosos
testimonios de las culturas pre-colombinas se agregan las expresiones monumentales,
arquitectónicas, artísticas e históricas del largo período colonial en exuberante
variedad de formas. Un acento propio, producto del fenómeno de aculturación,
contribuye a imprimir a los estilos importados el sentido genuinamente americano de
múltiples manifestaciones locales que los caracteriza y distingue.

Ruinas arqueológicas de capital importancia, no siempre accesible o del todo


explotadas, se alternan con sorprendentes supervivencias del pasado: complejos
urbanos y villas enteras, susceptibles de erigirse en centros del mayor interés y
atracción.

2. No es menos cierto que gran parte de ese patrimonio, se ha arruinado


irremediablemente en el curso de las últimas década o se halla hoy en trance
inminente de perderse. Múltiples factores han contribuido y siguen contribuyendo a
mermar las reservas de bienes culturales de la mayoría de los países de Iberoamérica,
pero la razón fundamental de la destrucción progresivamente acelerada de ese
potencial de riqueza, radica en la carencia de una política oficial capaz de imprimir
eficacia práctica a las medidas proteccionistas vigentes y de promover la reevaluación
del patrimonio monumental en función del interés público y para beneficio económico
de la nación.

3. En los críticos momentos en que América se halla comprometida su gran empeño


progresista que implica la explotación exhaustiva sus recursos naturales y la
transformación progresiva de sus estructuras económico-sociales, los problemas que
se relacionan con la defensa, conservación y utilización de los monumentos, sitios y
conjuntos monumentales adquieren excepcional importancia y actualidad.

4. Todo proceso de acelerado desarrollo trae consigo la multiplicación de obras de


infraestructura y la ocupación de extensas áreas por instalaciones industriales y
construcciones inmobiliarias que alteran y aún deforman por completo el paisaje,
borrando las huellas y expresiones del pasado, testimonios de una tradición histórica
de inestimable valor.

5. Gran número de ciudades Iberoamericanas que atesoran en un ayer todavía cercano


un rico patrimonio monumental, evidencia de su pretérita grandeza: templos, plazas,
fuentes y callejas que en conjunto acentuaban su personalidad y atractivo, han sufrido
tales mutilaciones gradaciones en su perfil arquitectónico que lo hacen irreconocible.
Todo ello en nombre de un mal entendido y peor administrado progreso urbano.

6. No es exagerado afirmar que el potencial de riqueza destruida con estos


irresponsables actos de vandalismo urbanístico en numerosas ciudades del Continente,
excede con mucho a los beneficios que la economía nacional se derivan de las
instalaciones y mejoras de infraestructura con que pretenden justificarse.

IV. LA SOLUCIÓN CONCILIATORIA


1. La necesidad de conciliar las exigencias del progreso urbano con la salvaguardia de
los valores ambientales, es ya hoy día una norma inviolable en la formulación de los
planes reguladores a nivel tanto local como nacional. En este sentido todo plan de
ordenación deberá realizarse en forma que permitan integrar al conjunto urbanístico
los centro o complejos históricos de interés ambiental.

2. La defensa y valorización del patrimonio monumental y artístico no contraviene


teórica ni prácticamente, una política de regulación urbanística científicamente
desarrollada. Lejos de ello, debe constituir el complemento de la misma. En
confirmación en este criterio se transcribe el siguiente párrafo del informe Weiss
presentado a la Comisión Cultural y Científica del Consejo de Europa (1963): "Es
posible equipar a un país sin desfigurarlo: de preparar y servir al porvenir sin destruir
el pasado. La elevación del nivel de vida debe limitarse a la realización de un
bienestar material progresivo: debe ser asociado a la creación de un cuadro de vida
digno del hombre".

3. La continuidad del horizonte histórico y cultural de América, gravemente


comprometido por el entronizamiento de un proceso anárquico de modernización,
exige la adopción de medidas de defensa, recuperación y revalorización del
patrimonio monumental de la región y la formulación de planes nacionales y
multinacionales a corto y a largo plazo.

4. Precisa reconocer que los organismos internacionales especializados, han


reconocido la dimensión del problema y han venido trabajando con ahínco, en los
últimos años, por lograr soluciones satisfactorias. América tiene a su disposición la
experiencia acumulada.

5. A partir de la "Carta d' Athenes", de 1931, muchos han sido los Congresos
Internacionales que se han sucedido hasta conformar el actual criterio dominante.
Entre los que más han ahondado el problema aportando recomendaciones concretas
figura el de la Unión Internacional de Arquitectos (Moscú, 1953), el Congreso de la
Federación Internacional de Vivienda y Urbanismo (Santiago de Compostela, 1961),
que tuvo por lema el problema de los "conjuntos históricos", el Congreso de Venecia
(1964) y el más reciente del ICOMOS en Cáceres (1967), que aporta a ese tema de
tanto interés americano, un punto de vista eminentemente práctico.
La extensión de la asistencia técnica y la ayuda financiera al patrimonio cultural de
los Estados miembros, se llevará a cabo en función de su desarrollo económico y
turístico.

6. En suma, se trata de movilizar los esfuerzos nacionales en el sentido de procurar el


mejor aprovechamiento de los recursos monumentales de que se disponga, como
medio indirecto de favorecer el desarrollo económico del país. Lo anterior implica
una tarea previa de planificación a nivel nacional, es decir, la evaluación de los
recursos disponibles y la formulación de proyectos específicos dentro de un plan
regulador general.

7. La extensión de la cooperación interamericana a ese aspecto del desarrollo lleva


implícito el reconocimiento de que el esfuerzo nacional no es por si solo suficiente
para acometer un empeño que en la mayoría de los casos excede sus actuales
posibilidades. Es únicamente a través de la acción multinacional que muchos Estados
miembros, en proceso de desarrollo, pueden procurarse los servicios técnicos y los
recursos financieros indispensables.

V. VALORACIÓN ECONÓMICA DE LOS MONUMENTOS

1. Partimos del supuesto de que los monumentos de interés histórico y artístico


constituyen también recursos económicos al igual que las riquezas naturales del país.
Consecuentemente las medidas conducentes a su preservación y adecuada utilización
no solo guardan relación con los planes de desarrollo, sino que forman o deben formar
parte de los mismos.

2. En la más amplia esfera de las relaciones interamericanas, reiteradas


recomendaciones y resoluciones de distintos organismos del Sistema llevaron
progresivamente el problema al más alto nivel de consideración: la Reunión de los
Jefes de Estado (Punta del Este, 1967).

3. Es evidente que la inclusión del problema relativo a la adecuada preservación y


utilización del patrimonio monumental en la citada reunión, responde a las mismas
fundamentales razones que llevaron al Presidente de América a convocarla: la
necesidad de dar a la Alianza para el Progreso un nuevo y más vigoroso impulso y de
ofrecer, a través de la cooperación continental, la mayor ayuda que demanda el
desarrollo económico de los países miembros de la OEA.

4. Lo anterior explica qué demanda el término "utilización", que figura en el punto 2,


A. Capítulo V, de la Declaración de los Presidentes:
• Esfuerzos multinacionales
... 2) Encomendar a los organismos competentes de la OEA que:
... d) Extiendan la cooperación interamericana a la conservación y utilización de los
monumentos arqueológicos, históricos y artísticos.

5. Más concretamente en la Resolución 2 de la Segunda Reunión extraordinaria del


Consejo Interamericano Cultural, convocada a los únicos efectos de dar cumplimiento
a lo dispuesto en la Declaración de los Presidentes, dentro del área de competencia del
Consejo se dice:
... La extensión de la asistencia técnica y la ayuda financiera al patrimonio cultural de
los Estados miembros, se llevará a cabo en función de su desarrollo económico y
turístico.

6. En suma, se trata de movilizar los esfuerzos nacionales en el sentido de procurar el


mejor aprovechamiento de los recursos monumentales de que se disponga, como
medio indirecto de favorecer el desarrollo económico del país. Lo anterior implica
una tarea previa de planificación a nivel nacional, es decir, la evaluación de los
recursos disponibles y la formulación de proyectos específicos dentro de un plan
regulador general.

7. La extensión de la cooperación interamericana a ese aspecto del desarrollo lleva


implícito el reconocimiento de que el esfuerzo nacional no es por si solo suficiente
para acometer un empeño que en la mayoría de los casos excede sus actuales
posibilidades. Es únicamente a través de la acción multinacional que muchos Estados
miembros, en proceso de desarrollo, pueden procurarse los servicios técnicos y los
recursos financieros indispensables.

VI. LA PUESTA EN VALOR DEL PATRIMONIO CULTURAL

1. El término "puesta en valor", que tiende a hacerse cada día más frecuente entre los
expertos, adquiere en el momento americano una especial aplicación. Si algo
caracteriza este momento es, precisamente, la urgente necesidad de utilizar el máximo
caudal de sus recursos y es evidente que entre los mismos figura el patrimonio
monumental de las naciones.

2. Poner en valor un bien histórico o artístico, equivale a habilitarlo de las condiciones


objetivas y ambientales que, sin desvirtuar su naturaleza, resaltan sus características y
permitan su óptimo aprovechamiento. La puesta en valor debe entenderse que se
realiza en función de un fin trascendente que en el caso de Iberoamérica sería
contribuir al desarrollo económico de la región.

3. En otras palabras, se trata de incorporar a un potencial económico, un valor actual;


de poner en productividad una riqueza inexplotada mediante un proceso de
revalorización que lejos de mermar su significación puramente histórica o artística, la
acreciente, pasándola del dominio exclusivo de minorías eruditas al conocimiento y
disfrute de mayorías populares.

4. En síntesis, la puesta en valor del patrimonio monumental y artístico implica una


acción sistemática, eminentemente técnica, dirigida a utilizar todos y cada uno de esos
bienes conforme a su naturaleza, destacando y exaltando sus características y méritos
hasta colocarlos en condiciones de cumplir a plenitud la nueva función a que están
destinados.

5. Precisa destacar que, en alguna medida, el área de emplazamiento de una


construcción de principal interés resulta comprometida por razón de vecindad
inmediata al monumento, lo que equivale a decir que, de cierta manera, pasará a
formar parte del mismo una vez que haya sido puesto en valor. Las normas
proteccionistas y los planes de revalorización tienen que extenderse, pues, a todo el
ámbito propio del monumento.

6. De otra parte, la puesta en valor de un monumento ejerce una beneficiosa acción,


reflejada sobre el perímetro urbano en que éste se halla emplazado y aún desborda esa
área inmediata, extendiendo sus efectos a zonas más distantes. Ese incremento del
valor real de un bien por acción refleja, constituye una forma de plusvalía que ha de
tomarse en cuenta.
7. Es evidente que en la medida que un monumento atrae la atención del visitante,
aumentará la demanda de comerciantes interesados en instalar establecimientos
apropiados a su sombra protectora. Esa es otra consecuencia previsible de la puesta en
valor e implica la previa adopción de medidas reguladoras que, al propio tiempo que
faciliten y estimulen la iniciativa privada, impidan la desnaturalización del lugar y la
pérdida de las primordiales finalidades que se persiguen.

8. De lo expuesto se desprende que la diversidad de monumentos y edificaciones de


marcado interés histórico ubicados dentro del núcleo de valor ambiental, se relacionan
entre sí y ejercen un efecto multiplicador sobre el resto del área que resultaría
revalorizada en conjunto como consecuencia de un plan de puesta en valor y de
saneamiento de sus principales construcciones.

VIl. LOS MONUMENTOS EN FUNCIÓN DE TURISMO

1. Los valores propiamente culturales no se desnaturalizan ni comprometen al


vincularse con los intereses turísticos y, lejos de ello, la mayor atracción que
conquistan los monumentos y la afluencia creciente de admiradores foráneos,
contribuye a afirmar la conciencia de su importancia y significación nacionales. Un
monumento restaurado adecuadamente, un conjunto urbano puesto en valor,
constituyen no solo una lección viva de historia sino un legítimo motivo de dignidad
nacional. En el más vasto marco de las relaciones internacionales, esos testimonios
del pasado estimulan los sentimientos de comprensión, armonía y comunidad
espiritual aún entre los pueblos que se mantienen rivales en políticas. Cuando
contribuya a exaltar los valores del espíritu por ajena que la intención promovente
resultase ser a la cultural, a de derivar en beneficio de ésta. Europa debe al turismo,
directa o indirectamente, la salvaguardia de una gran parte de su patrimonio cultural
condenado a su completa e irremediable destrucción y la sensibilidad contemporánea
más visual que literaria, tiene oportunidad de enriquecerse con la contemplación de
nuevos ejemplos de la civilización occidental rescatados técnicamente gracias al
poderoso estímulo turístico.

2. Si los bienes del patrimonio cultural juegan tan importante papel en la promoción
del turismo es lógico que las inversiones que se requieren para su debida restauración
y habilitación dentro de su marco técnico especializado deben hacerse
simultáneamente a las que reclama el equipamiento turístico y, más apropiadamente,
integrar ambas en un solo plan económico de desarrollo regional.

3. La Conferencia de Viajes y Turismo Internacional (Roma, 1963), no solamente


recomendó que se diera una alta prioridad a las inversiones de turismo dentro de los
planes nacionales, sino que hizo resaltar que "desde el punto de vista turístico, el
patrimonio cultural, histórico y natural de las naciones, constituyen un valor
sustancialmente importante" y que, en consecuencia urgía "la adopción de adecuadas
medidas dirigidas a asegurar la conservación y protección de ese patrimonio"
(Informe Final Doc. 3). A su vez la Conferencia sobre Comercio y Desarrollo de las
Naciones Unidas (1964), recomendó a las agencias y organismos de financiación,
tanto gubernamentales como privadas "ofrecer asistencia, en la forma más apropiada,
para obras de conservación, restauración y utilización ventajosa de sitios
arqueológicos, históricos y de belleza natural" (Resolución anexo A, IV, 24).
Últimamente el Consejo Económico y Social del citado organismo mundial, después
de recomendar a la Asamblea General designar el año de 1967 como el "Año de
Turismo Internacional", resolvió invitar a los organismos de Naciones Unidas y a las
agencias especializadas, a que dieran favorable consideración a las solicitudes de
asistencia técnica y financiera de los países en desarrollo, a fin de acelerar en los
mismos el mejoramiento de sus recursos turísticos (Resolución 1109 - XL).

4. En relación con este tema, que ha venido siendo objeto de especial atención por
parte de la Secretaría General de la UNESCO, se ha llevado a cabo un exhaustivo
estudio con la colaboración de un organismo, no gubernamental de gran prestigio, la
Unión Internacional de Organizaciones Oficiales de Turismo. Dicho estudio confirma
los criterios expuestos y después de analizar las razones culturales, educativas y
sociales que justifican el uso de la riqueza monumental en función del turismo, insiste
en los beneficios económicos que se derivan de esa política para las áreas territoriales
correspondientes. Dos extremos de particular interés merecen ser destacados: a) la
afluencia turística que determina la apropiada revaluación de un monumento, asegura
la rápida recuperación del capital invertido a esos fines; b) la actividad turística que se
origina como consecuencia de la adecuada presentación de un monumento y que de
abandonarse determinaría su extinción, conlleva una profunda transformación
económica de la región en la que el mismo se halla enclavado.

5. Dentro del Sistema Interamericano, además de las numerosas recomendaciones y


acuerdos que abundan en la importancia que debe concederse, a nivel tanto nacional
como regional, al problema que implica el abandono en que se halla buena parte del
patrimonio cultural de los países del Continente, recientes reuniones especializadas
han abordado el tema específico de la función que los monumentos de interés artístico
e histórico tiene en el desarrollo de la industria turística. La Comisión Técnica de
Fomento del Turismo en su Cuarta Reunión (Julio -Agosto 1967) resolvió hacerse
solidaria de las conclusiones adoptadas por la correspondiente Comisión de
Equipamiento Turístico entre las que figuran las siguientes:

"Que los monumentos y otros bienes de naturaleza arqueológica, histórica y artística


puedan ser debidamente preservados y utilizados en función del desarrollo como
incentivos principalísimos de la afluencia turística".

"Que en los países, de gran riqueza patrimonial de bienes de interés arqueológico,


histórico y artístico, dicho patrimonio constituye un factor decisivo en su
equipamiento turístico y, en consecuencia, debe ser tomado en cuenta en la
formalización de los planes correspondientes".

"Que los intereses de gran riqueza patrimonial, propiamente culturales y los de índole
turística se conjugaren cuanto concierne a la debida preservación y utilización del
patrimonio monumental y artístico de los pueblos de América, por lo que se hace
aconsejable que los organismos y unidades técnicas de una y otra área de la actividad
interamericana laboren en ese sentido en forma coordinada".
6. Desde el punto de vista exclusivamente turístico, los monumentos son parte del
"equipo" de que se dispone para operar esa industria en una región dada, pero la
medida en que dicho monumento puede servir al uso a que se le destina, dependerá no
ya sólo de "su valor intrínseco: es decir de su significación o interés arqueológico,
histórico o artístico sino de las circunstancias adjetivas que concurran en el mismo y
faciliten su adecuada utilización. De ahí que las obras de restauración no sean siempre
suficientes por sí solas para que un monumento pueda ser explotado entrando a
formar parte del equipo turístico de una región. Puedan hacerse igualmente necesarias
la realización de otras obras de infraestructura, tales como un camino que facilite el
acceso al monumento o un albergue que aloje a los visitantes al término de una
jornada de viaje. Todo ello manteniendo el carácter ambiental de la región.

7. Las ventajas económicas y sociales del turismo monumental figuran en las más
modernas estadísticas, especialmente en las de aquellos países europeos que deben su
presente prosperidad al turismo internacional y que cuentan entre sus principales
fuentes de riqueza con la reserva de bienes culturales.

VIII. EL INTERÉS SOCIAL Y LA ACCIÓN CÍVICA

1. Es presumible que los primeros esfuerzos dirigidos a revalorizar el patrimonio


monumental encuentran una amplia zona de resistencia dentro de la órbita de los
intereses privados. Años de incuria oficial y un impulsivo afán de renovación que
caracteriza a las naciones en proceso de desarrollo, contribuyen a hacer cundir el
menosprecio por todas las manifestaciones del pasado que no se ajustan al molde
ideal de un moderno estilo de vida. Carentes de la suficiente formación cívica para
juzgar el interés social como una experiencia decantada del propio interés individual,
incapaces de apreciar lo que más conviene a la comunidad desde el lejano punto de
observación del bien público, los habitantes de una población contagiada de la "fiebre
del progreso" no pueden medir las consecuencias de los actos de vandalismo
urbanístico que realizan alegremente con la indiferencia o complicidad de las
autoridades locales.

2. Del seno de cada comunidad puede y debe surgir la voz de alarma y la nación
vigilante y previsora. El fomento de agrupaciones cívicas prodefensa del patrimonio,
cualquiera que fuese su denominación y composición, ha dado excelentes resultados,
especialmente en localidades que no disponen aún de regulación urbanística y donde
la acción protectora a nivel nacional resulta débil o no siempre eficaz.

3. Nada puede contribuir mejor a la toma de conciencia que se procura, que la


contemplación del ejemplo propio. Una vez que se aprecian los resultados de ciertas
obras de restauración y reanimación de edificios, plazas y lugares, suele operarse una
favorable reacción ciudadana que paraliza la acción destructora y permite la
consecución de más ambiciosos objetivos.

4. En cualquier caso, la colaboración espontánea y múltiple de los particulares en los


planos de puesta en valor del patrimonio histórico y artístico es absolutamente
imprescindible, muy especial, en las pequeñas comunidades. De ahí que en la
preparación de dichos planes debe tenerse en cuenta la conveniencia de un programa
anexo de educación cívica, desenvuelto sistemática y simultáneamente a la ejecución
del proyecto.
IX. LOS INSTRUMENTOS DE LA PUESTA EN VALOR

1. La adecuada utilización de los monumentos de principal interés histórico y artístico


implica, en primer término, la coordinación de iniciativas y esfuerzos de carácter
cultural y económico turísticos. En la medida en que esos intereses coincidentes se
aunen e identifiquen, los resultados perseguidos serán más satisfactorios.

2. Esa necesaria coordinación no puede tener lugar si no existen en el país en


cuestión, las condiciones legales y los instrumentos técnicos que la hagan posible.

3. Dentro del marco cultural, son requisitos previos a cualquier propósito oficial
dirigido a revalorizar su patrimonio monumental, los siguientes: legislación eficaz,
organización técnica y planificación nacional.

4. La integración de los proyectos culturales y económicos debe producirse a nivel


nacional como paso previo a toda gestión de asistencia o cooperación exterior. Esta,
tanto en el orden técnico como financiero, es el complemento del esfuerzo nacional. A
los gobiernos de los distintos Estados miembros toca la iniciativa: a los países
corresponde la tarea previa de formular sus proyectos e integrar éstos con los planes
generales para el desarrollo. Las medidas y procedimientos que a continuación se
recomiendan van dirigidas hacia esa finalidad.

RECOMENDACIONES (A NIVEL NACIONAL)

1. Los. proyectos de puesta en valor del patrimonio monumental forman parte de los
planes de desarrollo nacional y, en consecuencia, deben integrarse a los mismos. Las
inversiones que se requieren para la ejecución de dichos proyectos deben hacerse
simultáneamente a las que reclaman el equipamiento turístico de la zona o región
objeto de reevaluación.

2. Corresponde al Gobierno dotar al país de las condiciones que pueden hacer posible
la formulación y ejecución de proyectos específicos de puesta en valor.

3. Son requisitos indispensables a los anteriores efectos, los siguientes:

a. Reconocimientos de una alta prioridad a los proyectos de puesta en valor de la


riqueza monumental dentro del Plan Nacional para el Desarrollo.

b. Legislación adecuada o, en su defecto, otras disposiciones gubernativas que


faciliten el proyecto de puesta en valor haciendo prevalecer en todo momento el
interés público.

c. Dirección coordinada del proyecto a través de un Instituto idóneo capaz de


centralizar la ejecución del mismo en todas sus etapas.
d. Designación de un equipo técnico que pueden contar con la asistencia durante la
formulación de los proyectos específicos o durante su ejecución.

4. La puesta en valor de la riqueza monumental sólo puede llevarse a efecto dentro de


un marco de acción planificada, es decir, conforme a un plan regulador de alcance
nacional o regional. En consecuencia es imprescindible la integración de los proyectos
que se promuevan con los planes reguladores existentes en al ciudad o región de que
se trate. De no existir dichos planes e procederá a establecerlos en forma consecuente.

5. La necesaria coordinación de los intereses propiamente culturales relativos a los


monumentos o conjuntos ambientales de que se trate y los de índole turístico, deberá
producirse en el seno de la dirección coordinada del proyecto a que se refiere el literal
c) del inciso (3) como paso previo a toda gestión de asistencia técnica o de ayuda
financiera exterior.
6. La cooperación de los intereses privados y el respaldo de la opinión pública es
imprescindible para la realización de todo proyecto de puesta en valor. En ese sentido
debe tenerse presente durante la formulación del mismo, al desarrollo de una campaña
cívica que favorezca la formulación de una conciencia pública propicia.

MEDIDAS LEGALES

1. Precisa actualizar la legislación proteccionista vigente en los Estados Americanos,


a fin de hacer su aplicación eficaz para los fines que se persiguen.

2. Precisa revisar las regulaciones locales que rigen en materia de publicidad al objeto
de controlar toda forma publicitaria que tienda a alterar las características ambientales
de las zonas urbanas de interés histórico.

3. A los efectos de la legislación proteccionista, el espacio urbano que ocupan los


núcleos o conjuntos monumentales y de interés ambiental debe limitarse como sigue:

a. Zona de protección rigurosa, que corresponderá a la mayor densidad monumental o


ambiental.

b. Zona de protección o respeto, con una mayor tolerancia.

c. Zona de protección del paisaje urbano, a fin de procurar una integración de la


misma con la naturaleza circundante.

4. Al actualizar la legislación vigente, los países deberán tener en cuenta la plusvalía


que adquieren los bienes inmuebles incluidos dentro de la zona puesta en valor, así
como en alguna medida las aledañas.
5. Así mismo debe tenerse en cuenta la posibilidad de estimular la iniciativa privada
mediante la implantación de un régimen de exención fiscal en los edificios que se
restauren con capital particular y dentro de las regulaciones que establezcan los
organismos competentes. Desgravaciones de tipo fiscal pueden establecerse también,
como compensación a las limitaciones impuestas a la propiedad particular por
motivos de utilidad pública.

MEDIDAS TÉCNICAS

1. La puesta en valor de un monumento o conjunto urbano de interés ambiental es el


resultado de un proceso eminentemente técnico y, en consecuencia, su tratamiento
oficial debe estar confiado directamente a una dependencia de carácter especializado
que centralice todas las actividades.

2. Cada proyecto de puesta en valor constituye un problema específico y requiere una


solución también específica. :

3. La colaboración técnica de los expertos en las distintas disciplinas que han de


intervenir en la ejecución de un proyecto, es absolutamente esencial. De la acertada
coordinación de los especialistas habrá de depender en buena medida el resultado
final.

4. La prioridad de los proyectos queda subordinada a la estimación de los beneficios


económicos que de su ejecución se derivarían para una región dada.
Pero en todo lo posible debe tenerse en cuenta la importancia intrínseca de los bienes
objeto de restauración o revalorización y la situación de emergencia en que los
mismos se hallan.

5. En general todo proyecto de puesta en valor envuelve problemas de carácter


económico, histórico y administrativo. Los problemas técnicos de conservación,
restauración y reconstrucción, varían según la índole del bien. Los monumentos
arqueológicos, por ejemplo, exigen la colaboración de especialistas en la materia.

6. La naturaleza y alcance de los trabajos que procede realizar en un monumento


exigen decisiones previas, producto del exhaustivo examen de las condiciones y
circunstancias que concurren en el mismo. Debida la clase de intervención a la que
habrá de ser sometido el monumento, los trabajos subsiguientes deberán continuarse
con absoluto respeto a lo que evidencia su substancia o a lo que arrojan
indudablemente, los documentos auténticos en que se basa la restauración.

7. En los trabajos de revalorización de zonas ambientales, precisa la previa definición


de sus límites y valores.

8. La puesta en valor de una zona ambiental, ya definida y evaluada implica:

a) Estudio y determinación de uso eventual y de las actividades que en la misma


habrán de desarrollarse.
b) Estudio de la magnitud de las inversiones y de las etapas necesarias hasta ultimar
los trabajos de restauración y conservación incluyendo las obras de infraestructura y
adaptación que exija el equipamiento turístico, para su puesta en valor.

c) Estudio analítico del régimen especial al que la zona quedará sometida, a fin de
que, las construcciones existentes y las nuevas, puedan ser controladas efectivamente.

d) La reglamentación de las zonas adyacentes al núcleo histórico, debe establecer,


además del uso de la tierra y densidades, la relación volumétrica como factor
determinante del paisaje urbano y natural.

e) Estudio de la magnitud de las inversiones necesarias para el debido saneamiento de


la zona.

f) Estudio de las medidas previsoras necesarias para el debido mantenimiento


constante de la zona que se trata de poner en valor.

9. La limitación de los recursos disponibles y el necesario adiestramiento de los


equipos técnicos requeridos por los planes de puesta en valor hacen aconsejable la
previa formulación de un proyecto piloto en el lugar en que mejor se conjuguen los
intereses económicos y las facilidades técnicas.

10. La puesta en valor de un núcleo urbano de interés histórico ambiental de extensión


que exceda las posibilidades económicas inmediatas, puede y debe proyectarse en dos
o más etapas, las que se ejecutarían progresivamente de acuerdo con las
conveniencias del equipamiento turístico, bien entendido que el proyecto debe
concebirse en su totalidad, sin que se interrumpan o aplacen los trabajos de
catalogación, investigación e inventario.
ORGANIZACIÓN DE LAS NACIONES UNIDAS PARA LA
EDUCACIÓN, LA CIENCIA Y LA CULTURA
CONVENCIÓN SOBRE LAS MEDIDAS QUE
DEBEN ADOPTARSE PARA PROHIBIR E
IMPEDIR LA IMPORTACIÓN, LA EXPORTACIÓN
Y LA TRANSFERENCIA DE PROPIEDAD
ILÍCITAS DE BIENES CULTURALES

Aprobada por la Conferencia General en su decimosexta reunión


París, 14 de Noviembre de 1970

La Conferencia General de la Organización de las Naciones Unidas para la


Educación, la Ciencia y la Cultura, en su 169, reunión celebrada en París, del 12 de
Octubre al 14 de Noviembre de 1970

Recordando la importancia de las disposiciones de la Declaración de los principios de


la cooperación cultural internacional que la Conferencia General aprobó en su 149
reunión.

Considerando que el intercambio de bienes culturales entre las naciones con fines
científicos, culturales y educativos aumenta los conocimientos sobre la civilización
humana, enriquece la vida cultural de todos los pueblos e inspira el respeto mutuo y la
estima entre las naciones.

Considerando que los bienes culturales son uno de los elementos fundamentales de la
civilización y de la cultura de los puebios, y que sólo adquieren su verdadero valor
cuando se conocen con la mayor precisión su origen, su historia y su medio.

Considerando que todo Estado tiene el deber de proteger el patrimonio constituido por
los bienes culturales existentes en su territorio contra los peligros de robo, excavación
clandestina y exportación ilícita.

Considerando que para evitar esos peligros es indispensable que todo Estado tenga
cada vez mas conciencia de las obligaciones morales inherentes al respeto de su
patrimonio cultural y del de todas las naciones.
Considerando que los museos, las bibliotecas y los archivos, como instituciones
culturales, deben velar porque la constitución de sus colecciones se base en principios
morales universalmente reconocidos.

Considerando que la importación, la exportación y la transferencia de propiedad


ilícitas de los bienes culturales dificultan la comprensión mutua de las naciones que la
Unesco tiene el deber de favorecer, entre otras formas, recomendando a los Estados
interesados que concierten convenciones internacionales con ese objeto.

Considerando que, para ser eficaz, la protección del patrimonio cultural debe
organizarse tanto en el plano nacional como en el internacional, y que exige una
estrecha colaboración entre los Estados.

Considerando que la Conferencia General de la Unesco aprobó ya en 1964 una


Recomendación con este objeto.

Habiendo examinado nuevas propuestas relativas a las medidas destinadas a prohibir


e impedir la importación, la exportación y la transferencia de propiedad ilícitas de
bienes culturales, cuestión que constituye el punto 19 del orden del día de la reunión.

Después de haber decidido, en la 15§ reunión que esta cuestión sería objeto de una
convención internacional, aprueba el día catorce de Noviembre de 1970, la presente
Convención.

Artículo 1

Para los efectos de la presente Convención se considerarán como Bienes Culturales


los objetos que, por razones religiosas o profanas, hayan sido expresamente
designados por cada Estado como de importancia para la arqueología, la prehistoria,
la historia, la literatura, el arte o la ciencia y que pertenezcan a las categorías
enumeradas a continuación;

a) las colecciones y ejemplares raros de zoología, botánica, mineralogía, anatomía, y


los objetos de interés paleontológico;

b) los bienes relacionados con la historia, con inclusión de la historia de las ciencias y
de las técnicas, la historia militar y la historia social, así como con la vida de los
dirigentes, pensadores, sabios y artistas nacionales y con los acontecimientos de
importancia nacional;
c) el producto de las excavaciones (tanto autorizadas como clandestinas) o de los
descubrimientos arqueológicos.

d) los elementos procedentes de la desmembración de monumentos artísticos o


históricos y de lugares de interés arqueológico;

e) antigüedades que tengan más de 100 años, tales como inscripciones, monedas y
sellos grabados;

f) el material etnológico;

g) los bienes de interés artístico tales como:

h) cuadros, pinturas y dibujos hechos enteramente a mano sobre cualquier soporte y


en cualquier material (con exclusión de los dibujos industriales y de los artículos
manufacturados decorados a mano);

i) producciones originales de arte estatuario y de escultura en cualquier material;

j) grabados, estampas y litografías originales;

k) conjuntos y montajes artísticos originales en cualquier material,

h) manuscritos raros e incunables, libros, documentos y publicaciones antiguos de


interés especial (histórico, artístico, científico, literario, etc.) sueltos o en colecciones;

l) sellos de correo, sellos fiscales y análogos, sueltos o en colecciones; j) archivos,


incluidos los fonográficos, fotográficos y cinematográficos:

k) objeto de mobiliario que tengan más de 100 años e instrumentos de música


antiguos.

Artículo 2

1. Los Estados Partes en la presente Convención reconocen que la importación, la


exportación y la transferencia de propiedad ilícitas de los bienes culturales
constituyen una de las causas principales de empobrecimiento del patrimonio cultural
de los países de origen de dichos bienes, y que una colaboración internacional
constituye uno de los medios más eficaces para proteger sus bienes culturales
respectivos contra todos los peligros que entrañan aquellos actos.
Con este objeto, los Estados Partes se comprometen a combatir esas prácticas con los
medios de que dispongan, sobre todo suprimiendo sus causas, deteniendo su curso y
ayudando a efectuar las reparaciones que se impongan.

Artículo 3
Son ilícitas la importación, la exportación y la transferencia de propiedad de los
bienes culturales que se efectúen infringiendo las disposiciones adoptadas por los
estados Partes en virtud de la presente Convención.
Artículo 4

Los Estados Partes en la presente Convención reconocen que para los efectos de la
misma, forman parte del patrimonio cultural de cada Estado los bienes que
pertenezcan a las categorías enumeradas a continuación:

a) bienes culturales debidos al genio individual o colectivo de nacionales de Estados


de que se trate y de bienes culturales importantes para ese mismo Estado y que hayan
sido creados en su territorio por nacionales de otros países o por apátridas que residan
en él;

b) bienes culturales hallados en el territorio nacional;

c) bienes culturales adquiridos por misiones arqueológicas, etnológicas o de ciencias


naturales con el consentimiento de las autoridades competentes del países de origen
de esos bienes;

d) bienes culturales que hayan sido objeto de intercambios libremente consentidos;

e) bienes culturales recibidos a título gratuito o adquiridos legalmente con el


consentimiento de las autoridades competentes del país de origen de esos bienes.

Artículo 5

Para asegurar la protección de sus bienes culturales contra la importación, la


exportación y la transferencia de propiedad ilícitas, los Estados Partes en la presente
Convención se obligan a establecer en su territorio, en las condiciones apropiadas a
cada país, uno o varios servicios de protección del patrimonio cultural, si esos
servicios no existen aún, dotados de personal competente y en número suficiente para
garantizar de manera eficaz las funciones que se indican a continuación:
a) contribuir a la preparación de los proyectos de textos legislativos y reglamentarios
que permitan la protección del patrimonio cultural y de un modo especial la represión
de las importaciones, exportaciones y transferencias de propiedad ilícitas de los bienes
culturales importantes;

b) establecer y mantener al día, a partir de un inventario nacional de protección, la


lista de los bienes culturales importantes, públicos y privados, cuya exportación
constituiría un empobrecimiento considerable del patrimonio cultural nacional;

c) fomentar el desarrollo o la creación de las instituciones científicas y técnicas


(museos, bibliotecas, archivos, laboratorios, talleres, etc.), necesarias para garantizar
la conservación y la valorización de los bienes culturales;

d) organizar el control de las excavaciones arqueológicas, garantizar la conservación


"in situ" de determinados bienes culturales y proteger ciertas zonas reservadas para
futuras investigaciones arqueológicas;

e) dictar, con destino a las personas interesadas normas que se ajusten a los principios
éticos formulados en la presente convención y velar por el respeto de esas normas;
f) ejercer una acción educativa para estimular y desarrollar el respeto al patrimonio
cultural de todos los Estados y difundir ampliamente las disposiciones de la presente
Convención;

g) velar porque se dé la publicidad apropiada a todo caso de desaparición de un bien


cultural.

Artículo 6

Los Estados Partes en la presente Convención se obligan:

a) a establecer un certificado adecuado, en el cual el Estado exportador autorice la


exportación del bien o de los bienes culturales de que se trate y que deberá acompañar
a todos los bienes culturales regularmente exportados,

b) a prohibir la salida de su territorio de los bienes culturales no acompañados del


certificado de exportación antes mencionado,

c) a dar la oportuna difusión a esta prohibición, especialmente entre las personas que
pudieran exportar e importar bienes culturales.

Artículo 7

Los Estados Partes en la presente Convención se obligan:

a) a tomar todas las medidas necesarias, conformes a la legislación nacional, para


impedir adquisición de bienes culturales procedentes de otro Estado Parte en la
Convención, por los museos y otras instituciones similares situados en su territorio, si
esos bienes se hubieren exportado ilícitamente después de la entrada en vigor de la
Convención; y en lo posible, a informar al Estado de origen, parte en la Convención
de toda oferta de Bienes Culturales exportado ilícitamente de ese Estado después de la
entrada en vigor de la presente Convención en ambos Estados;

b) a prohibir la importación de bienes culturales robados en un museo, un monumento


público civil o religioso, o una institución similar, situados en el territorio de otro
Estado Parte en la Convención, después de la entrada en vigor de la misma en los
Estados en cuestión, siempre que se pruebe que tales bienes figuran en el inventario
de la institución interesada;

c) a tomar medidas apropiadas para decomisar y restituir, a petición del Estado de


origen Parte en la Convención, todo bien cultural robado e importado después de la
entrada en vigor de la presente Convención en los dos Estados interesados, a
condición de que el Estado requirente abone una indemnización equitativa a la
persona que lo adquirió de buena fe o que sea poseedora legal de esos bienes. Las
peticiones de comiso y restitución deberán dirigirse al Estado requerido por vía
diplomática. El Estado requirente deberá facilitar, a su costa, todos los medios de
prueba necesarios para justificar su petición de decomiso y restitución. Los Estados
partes se abstendrán de imponer derechos de aduana, u otros gravámenes, sobre los
bienes culturales restituidos con arreglo al presente artículo. Todos los gastos
correspondientes a la restitución del o de los bienes culturales en cuestión, correrá a
cargo el Estado requirente.

Artículo 8

Los Estados Partes en la presente Convención se obligan a imponer sanciones penales


o administrativas a toda persona responsable de haber infringido las prohibiciones
contenidas en el apartado b) del artículo 6 y el apartado b) del artículo 7.

Artículo 9

Todo Estado Parte en la presente Convención, cuyo patrimonio cultural se encuentra


en peligro, a consecuencia de pillajes arqueológicos o etnológicos podrá dirigir un
llamamiento a los Estados interesados. Los Estados Partes en la presente Convención
se comprometen a participar en cualquier operación internacional concertada en esas
circunstancias, para determinar y aplicar las medidas concretas necesarias, incluso el
control de la exportación, la importación y el comercio internacional de los bienes
culturales de que concretamente se trate. Mientras se transmita el establecimiento de
un acuerdo, cada Estado interesado tomará disposiciones provisionales, en cuanto sea
posible, para evitar que el patrimonio cultural del Estado peticionario sufra daños
irreparables.

Artículo 10

Los Estados Partes en la presente Convención se obligan:

a) a restringir, por medio de la educación, de la información y de la vigilancia, la


trasferencia de bienes culturales ¡legalmente sacados de cualquier Estado Parte en la
presente Convención y a obligar a los anticuarios, en la forma pertinente de cada país
y bajo pena de sanciones penales o administrativas, a llevar un registro que mencione
la procedencia de cada bien cultural, el nombre y la dirección del proveedor, la
descripción y el precio de cada bien vendido, y a informar al comprador del bien
cultural de la prohibición de exportación de que puede ser objeto ese bien;

b) a esforzarse, por medio de la educación, en crear y desarrollar en el público el


sentimiento del valor de los bienes culturales y del peligro que el robo, las
excavaciones clandestinas y las exportaciones ilícitas representan para el patrimonio
cultural.

Artículo 11
Se consideran ilícitas la exportación y la transferencia de propiedad forzadas de
bienes culturales que resulten directa o indirectamente de la ocupación de un país por
una potencia extranjera.

Artículo 12

Los Estados Partes en la presente Convención respetarán el patrimonio cultural de los


territorios cuyas relaciones internacionales tienen a su cargo y tomarán las medidas
adecuadas para prohibir e impedir la importación, la exportación y la transferencia de
propiedad ilícita de los bienes culturales en esos territorios.

Artículo 13

Los Estados Partes en la presente Convención se obligan además, con arreglo a lo


dispuesto en la legislación de cada Estado:

a) a impedir por todos los medios adecuados, las transferencias de propiedad de


bienes culturales que tiendan a favorecer la importación o la exportación ¡lícitas de
esos bienes;

b) a hacer que sus servicios competentes colaboren para efectuar lo antes posible, la
restitución a quien corresponda en derecho, de los bienes culturales exportados
ilícitamente;

c) a admitir una acción reivindicatoria de los bienes culturales perdidos o robados,


ejercitada por sus propietarios legítimos o en nombre de los mismos;

d) a reconocer, además, el derecho imprescriptible de cada Estado Parte en la presente


Convención de clasificar y declarar inalienables determinados bienes culturales, de
manera que no puedan ser exportados, y a facilitar su recuperación por el Estado
interesado si lo hubieren sido.

Artículo 14

Para prevenir las exportaciones ¡lícitas, y para hacer frente a las obligaciones que
entraña la ejecución de esta Convención, cada Estado parte de la misma, en la medida
de sus posibilidades, deberá dotar a los servicios nacionales de protección de su
patrimonio cultural, con un presupuesto suficiente y podrá crear, siempre que sea
necesario, un fondo para los fines mencionados.

Artículo 15

Ninguna disposición de la presente Convención impedirá que los Estados Partes en


ella concierten entre sí acuerdos particulares o sigan aplicando los ya concertados
sobre al restitución de los bienes culturales salidos de su territorio de origen,
cualquiera que fuere la razón, antes de haber entrado en vigor la presente Convención
para los Estados interesados.

Artículo 16

Los Estados Partes en la presente Convención indicarán, en los informes periódicos


que presentarán a la Conferencia General de la Organización de las Naciones Unidas
para la Educación, la Ciencia y la Cultura, en las fechas y en la forma que ésta
determine, las disposiciones legislativas y reglamentarias, así como las demás
medidas que hayan adoptado para aplicar la presente Convención, con detalles acerca
de la experiencia que hayan adquirido en este campo.

Artículo 17

1. Los Estados Partes en la presente Convención podrán recurrir a la ayuda técnica de


la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura,
sobre todo en lo que respecta a:

a) la información y la educación;

b) la consulta y el dictamen de los expertos;

c) la coordinación y los buenos oficios.

2. La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura


podrá por su propia iniciativa, realizar investigaciones y publicar estudios sobre
asuntos relacionados con la circulación ilícita de bienes culturales.

3. Con este objeto, la organización de las Naciones Unidas para la Educación, la


Ciencia y la Cultura podrá también recurrir a la cooperación de toda organización no
gubernamental competente.

4. La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura


podrá, por propia iniciativa, presentar propuestas a los Estados Partes con miras al
cumplimiento de la presente Convención.

5. A petición de dos Estados Partes, por lo menos, que se hallen empeñados en una
controversia respecto a la aplicación de la presente Convención, la UNESCO podrá
ofrecer sus buenos oficios para llegar a un arreglo entre ellos.

Artículo 18

La presente Convención está redactada en español, francés, inglés y ruso. Los cuatro
textos hacen igualmente fe.

Artículo 19

1. La presente Convención se someterá a la ratificación o a la aceptación de los


Estados miembros de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la
Ciencia y la Cultura, con arreglo a sus procedimientos constitucionales respectivos.
2. Los instrumentos de ratificación o de aceptación se depositarán en poder del
Director General de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la
Ciencia y la Cultura.

Artículo 20

1. La presente Convención estará abierta a la adhesión de todo Estado no miembro de


la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura,
invitado a adherirse a ella por el Consejo Ejecutivo de la Organización.

2. La adhesión se hará mediante el depósito de un instrumento de adhesión en poder


del Director General de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la
Ciencia y la Cultura.

Artículo 21

La presente Convención entrará en vigor tres meses después de la fecha de depósito


del tercer instrumento de ratificación, de aceptación o de adhesión, pero sólo respecto
a los Estados que hayan depositado sus instrumentos respectivos de ratificación, de
aceptación o de adhesión en esa fecha o con anterioridad. Para cada uno de los demás
Estados, entran en vigor tres meses después del depósito de su respectivo instrumento
de ratificación, de aceptación o de adhesión.

Artículo 22

Los Estados Partes en la presente Convención reconocen que ésta es aplicable no sólo
a sus territorios metropolitanos sino también a los territorios de cuyas relaciones
internacionales están encargados, y se comprometen a consultar, en caso necesario, a
los gobiernos o demás autoridades competentes de los territorios mencionados en el
momento de ratificar, aceptar o adherirse a la Convención, o con anterioridad, con
miras a obtener la aplicación de la Convención en esos territorios, así como a notificar
al Director General de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la
Ciencia y la Cultura, los territorios a los cuales se aplicará la Convención. Esta
ratificación surtirá efecto tres meses después de la fecha de su recepción.
La República del Ecuador aceptó esta Convención el 24 de marzo de 1971 y entró en
vigor el 24 de abril de 1972.

Artículo 23

1. Cada uno de los Estados Partes en la presente Convención tendrá la facultad de


denunciarla en su nombre propio o en nombre de todo territorio cuyas relaciones
internacionales tenga a su cargo.
2. La denuncia se notificará mediante instrumento escrito que se depositará en poder
del Director General de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la
Ciencia y la Cultura.

3. La denuncia surtirá efecto doce meses después de la recepción del instrumento de


denuncia.

Artículo 24

El Director General de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la


Ciencia y la Cultura informará a los Estados Miembros de la Organización, a los
Estados no miembros a que se refiere el Art. 20, así como a las Naciones Unidas, del
depósito de todos los instrumentos de ratificación, de aceptación o de adhesión que se
mencionan en los artículos 19 y 20, al igual que de las modificaciones y denuncias
respectivamente previstas en los artículos 22 y 23.

Artículo 25

1. La Conferencia General de la Organización de las Naciones Unidas para la


Educación, la Ciencia y la Cultura podrá revisar la presente Convención. Sin
embargo, la revisión sólo obligará a los Estados que lleguen a ser partes en la
Convención revisada.

2. En caso de que la Conferencia General apruebe una nueva Convención que


constituya una revisión total o parcial de la presente, y a menos que la nueva
Convención disponga otra cosa, la presente Convención dejará de estar abierta a la
ratificación, a la aceptación o a la adhesión, a partir de la fecha de entrada en vigor de
la nueva Convención revisada.

Artículo 26

Con arreglo a lo dispuesto en el artículo 102 de la Carta de las Naciones Unidas, la


presente Convención se registrará en la Secretaría de las Naciones Unidas a petición
del Director General de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la
Ciencia y la Cultura.

Nota: La República del Ecuador aceptó esta Convención el 24 de marzo de 1971


y entró en vigor el 24 de abril de 1972.
CONVENCIÓN PARA LA PROTECCIÓN DEL PATRIMONIO
CULTURAL Y NATURAL
(General Guillermo Rodríguez Lara. Presidente de la República
R.O. # 581. Quito 25 de Junio de 1974)

CONSIDERANDO:

Que en la ciudad de París, el veintitrés de noviembre de mil novecientos setenta y dos,


se aprobó la Convención para la Protección del Patrimonio Mundial Cultural y
Natural patrocinado por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación de
la Ciencia y la Cultura;

Que la participación del Ecuador en dicha Convención es útil y conveniente para los
intereses nacionales y la conservación del Patrimonio Mundial Cultural y Natural;

DECRETA:

Art. PRIMERO .- Acéptase la -Convención para la Protección del Patrimonio


Mundial Cultural y Natural adoptada en la ciudad de París el 23 de noviembre de
1972.

Art. SEGUNDO.- Encárgase de la ejecución del presente Decreto al señor Ministro


de Relaciones Exteriores.

Dado en el Palacio Nacional, en Quito, a los 5 días del mes de Junio de mil
novecientos setenta y cuatro.

f.) General Guillermo Rodríguez Lara,.Presidente de la República.-f.) Antonio José


Lucio Paredes, Ministro de Relaciones Exteriores.

Es copia .- Lo certifico:

f.) Coronel Carlos Aguirre Asanza, Secretario General de la Administración Pública.


CONVENCIÓN PARA LA PROTECCIÓN DEL PATRIMONIO MUNDIAL
CULTURAL Y NATURAL

La Conferencia General de la Organización de las Naciones Unidas para la


Educación, la Ciencia y la Cultura, en su 17S reunión celebrada en París del 17 de
octubre al 21 de noviembre de 1972,

Constatando que el patrimonio cultural y el patrimonio natural están cada vez más
amenazados de destrucción, no sólo por las causas tradicionales de deterioro sino
también por la evolución de la vida social y económica que las agrava con fenómenos
de alteración o de destrucción aún más terribles,

Considerando que el deterioro o la desaparición de un bien del patrimonio cultural y


natural constituye un empobrecimiento nefasto del patrimonio de todos los pueblos
del mundo,

Considerando que la protección de ese patrimonio a escala nacional es en muchos


casos incompleto, dada la magnitud de los medios que requiere y físicos y técnicos
del país en cuyo territorio se encuentra el bien que ha de ser protegido,

Teniendo presente que la Constitución de la UNESCO estipula que la Organización


ayudará a la conservación, al progreso y a la difusión del saber, velando por la
conservación y la protección del patrimonio universal, y recomendando a los
interesados las convenciones internacionales que sean necesarias para ese objeto.

Considerando que las convenciones, recomendaciones y resoluciones internacionales


existentes en favor de los bienes culturales y naturales, demuestran la importancia que
tiene para todos los pueblos del mundo, la conservación de esos bienes únicos e
irremplazables de cualquiera que sea el país a que pertenezcan,

Considerando que ciertos bienes del patrimonio cultural y natural presentan un interés
excepcional, que exige se conserven como elementos de! patrimonio mundial de la
humanidad entera,

Considerando que, ante la amplitud y la gravedad de los nuevos peligros que les
amenazan, incumbe a la colectividad internacional entera participar en la protección
del patrimonio cultural y natural de valor universal excepcional prestando una
asistencia colectiva que sin reemplazar la acción del Estado interesado la complete
eficazmente,
Considerando que es indispensable adoptar para ello nuevas disposiciones
convencionales que establezcan un sistema eficaz de protección colectiva del
patrimonio cultural y natural de valor excepcional organizada de una manera
permanente, y según métodos científicos y modernos,

Habiendo decidido, en su decimosexta reunión, que esta cuestión sería objeto de una
Convención Internacional,

Aprueba en este día dieciséis de noviembre de 1972, la presente Convención:

I. DEFINICIONES DEL PATRIMONIO CULTURAL Y NATURAL

ARTICULO I

A los efectos de la presente Convención se considerará «patrimonio cultural»

- los monumentos: obras arquitectónicas, de escultura o de pintura monumentales,


elementos o estructuras de carácter arqueológico, inscripciones, cavernas y grupos de
elementos, que tengan un valor universal excepcional desde el punto de vista de la
historia, del arte o de la ciencia,

- los conjuntos: grupos de construcciones, aisladas o reunidas, cuya arquitectura,


unidad e integración en el paisaje les dé un valor universal excepcional desde el punto
de vista de la historia, del arte o de la ciencia,

- los lugares: obras del hombre u obras conjuntas del hombre y la naturaleza así como
las zonas incluidos, los lugares arqueológicos, que tengan un valor universal
excepcional desde el punto de vista histórico, estético, etnológico o antropológico.

ARTICULO 2

A los efectos de la presente Convención se considerarán «patrimonio natural»:

- los monumentos naturales constituidos por formaciones físicas y biológicas o por


grupos de esas formaciones que tengan un valor universal excepcional desde el punto
de vista estético o científico,

- las formaciones geológicas y fisiográficas y las zonas estrictamente delimitadas que


constituyan el habitat de especies animal y vegetal amenazadas, que tengan un valor
universal excepcional desde el punto de vista estético o científico,

- los lugares naturales o las zonas naturales estrictamente delimitadas, que tengan un
valor universal excepcional desde el punto de vista de la ciencia, de la conservación
de la belleza natural.

ARTICULO 3

Incumbirá a cada Estado Parte en la presente Convención identificar y delimitar los


diversos bienes situados en su territorio y mencionados en los artículos 1 y 2.
II. PROTECCIÓN NACIONAL Y PROTECCIÓN INTERNACIONAL DEL
PATRIMONIO CULTURAL Y NATURAL
ARTICULO 4

Cada uno de los Estados Partes en la presente Convención reconoce que la obligación
de identificar, proteger, conservar, rehabilitar y transmitir a las generaciones futuras el
patrimonio cultural y natural situado en su territorio, le incumbe primordialmente.
Procurará actuar con ese objeto por su propio esfuerzo y hasta el máximo de los
recursos de que disponga, y llegado el caso, mediante la asistencia y la cooperación
internacionales de que se pueda beneficiar, sobre todo en los aspectos financiero,
artístico, científico y técnico.

ARTÍCULO 5

Con objeto de garantizar una protección y una conservación eficaces y revalorizar lo


más activamente posible el patrimonio cultural y natural situado en su territorio y en
las condiciones adecuadas a cada país, cada uno de los Estados Partes en la presente
Convención procurará dentro de lo posible:

a) adoptar una política general encaminada a atribuir al patrimonio cultural y natural


una función en la vida colectiva ya integrar la protección de ese patrimonio en los
programas de planificación general;

b) instituir en su territorio, si no existen, uno o varios servicios de protección,


conservación y revalorización del patrimonio cultural y natural, dotados de un
personal adecuado que disponga de medios que le permitan llevar a cabo las tareas
que le incumban;

c) desarrollar los estudios y las investigaciones científica y técnica y perfeccionar los


métodos de intervención que permitan a un Estado hacer frente a los peligros que
amenacen a su patrimonio cultural y natural;

d) adoptar las medidas jurídicas, científicas, técnicas, administrativas y financieras


adecuadas, para identificar, proteger, conservar, re-valorizar y rehabilitar ese
patrimonio; y,

e) facilitar la creación o el desenvolvimiento de centros nacionales o regionales de


formación en materia de protección, conservación y revalorización del patrimonio
cultural y natural y estimular la investigación científica en este campo.

ARTICULO 6
1. Respetando plenamente la soberanía de los Estados en cuyos territorios se
encuentre el patrimonio cultural y natural a que se refieren los artículos 1 y 2 y sin
perjuicio de los derechos reales previstos por la legislación nacional sobre ese
patrimonio, los Estados Partes en la presente Convención reconocen que constituye un
patrimonio universal en cuya protección la comunidad internacional entera tiene el
deber de cooperar.

2. Los Estados Partes se obligan, en consecuencia y de conformidad con lo dispuesto


en la presente Convención, a prestar su concurso para identificar, proteger, conservar
y revalorizar el patrimonio cultural y natural de que trata el artículo 11, párrafos 2 y 4,
si lo pide el Estado en cuyo territorio esté situado.

3. Cada uno de los Estados Partes en la presente Convención se obliga a no tomar


deliberadamente ninguna medida que pueda causar daño, directa o indirectamente, al
patrimonio cultural y natural de que tratan los artículos 1 y 2 situado en el territorio de
otros Estados Partes en esta Convención.

ARTICULO 7

Para los fines de la presente Convención, se entenderá por protección internacional


del patrimonio mundial cultural y natural el establecimiento de un sistema de
cooperación y asistencia internacional destinado a secundar a los Estados Partes en la
Convención en los esfuerzos que desplieguen para conservar e identificar ese
patrimonio.

III. COMITÉ INTERGUBERNAMENTAL DE PROTECCIÓN DEL


PATRIMONIO MUNDIAL, CULTURAL Y NATURAL

ARTÍCULO 8

1. Se crea en la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y


la Cultura un Comité intergubernamental de protección del patrimonio cultural y
natural de valor universal excepcional, denominado «el Comité del Patrimonio
Mundial». Estará compuesto de 15 Estados Partes en la Convención, elegidos por los
Estados Partes en ella, constituidos en Asamblea General durante las reuniones
ordinarias de la Conferencia General de la Organización de las Naciones Unidas para
la Educación, la Ciencia y la Cultura. El número de Estados Miembros del Comité se
aumentará hasta 21, a partir de la reunión ordinaria de la Conferencia General que
siga a la entrada en vigor de la presente Convención en 40 o más Estados.

2. La elección de los miembros del Comité garantizará la representación equitativa de


las diferentes regiones y culturas del mundo.

3. A las sesiones del Comité podrán asistir, con voz consultiva, un representante del
Centro Internacional de estudios para la conservación y restauración de los bienes
culturales (Centro de Roma) un representante del Consejo Internacional de
Monumentos y lugares de interés artístico e histórico (ICOMOS) y un representante
de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza y sus recursos
(UICN), a los que se podrán añadir; a petición de los Estados Partes reunidos en
Asamblea General durante las reuniones ordinarias de la Conferencia General de la
Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura,
representantes de otras organizaciones intergubernamentales o no gubernamentales
que tengan objetivos similares.

ARTICULO 9

1. Los Estados Miembros del Comité del Patrimonio Mundial ejercerán su mandato
desde que termine la reunión ordinaria de la Conferencia General en la que hayan sido
elegidos hasta la clausura de la tercera reunión ordinaria siguiente.

2. Sin embargo, el mandato de un tercio de los miembros designados en la primera


elección expirará al fin de la primera reunión ordinaria de la Conferencia General
siguiente a aquella en que hayan sido elegidos y el mandato de un segundo tercio de
los miembros designados al mismo tiempo, expirará al fin de la segunda reunión
ordinaria de la Conferencia General siguiente a aquella en que hayan sido elegidos.
Los nombres de esos miembros serán sorteados por el Presidente de la Conferencia
General después de la primera elección.

3. Los Estados Miembros del Comité designarán, para que los representen en él, a
personas calificadas en el campo del patrimonio cultural o del patrimonio natural.

ARTICULO 10

1. El Comité del Patrimonio Mundial aprobará su reglamento.

2. El Comité podrá en todo momento invitar a sus reuniones a organismos públicos o


privados, así como a personas privadas, para consultarles sobre cuestiones
determinadas.

3. El Comité podrá crear los órganos consultivos que considere necesario para
ejecutar su labor.

ARTICULO 11

1. Cada uno de los Estados Partes en la presente Convención presentará al


Comité del Patrimonio Mundial, en la medida de lo posible, un inventario de los
bienes del patrimonio cultural y natural situados en su territorio y aptos para ser
incluidos en la lista de que trata el párrafo 2 de este artículo. Este inventario, que no
se considerará exhaustivo, habrá de contener documentación sobre el lugar en que
estén situados los bienes y sobre el interés que presenten.

2. A base de los inventarios presentados por los Estados según lo dispuesto en el


párrafo 1, el Comité establecerá, llevará al día y publicará, con el título de «Lista del
patrimonio mundial», una lista de bienes del patrimonio cultural y del patrimonio
natural, tal como los definen los artículos 1 y 2 de la presente Convención, que
considere que poseen un valor universal excepcional siguiendo los criterios que haya
establecido. Una lista revisada puesta al día se distribuirá al menos cada dos años.
3. Será preciso el consentimiento del Estado interesado para inscribir un bien en la
Lista del patrimonio mundial. La inscripción de un bien situado en un territorio que
sea objeto de reivindicación de soberanía o de jurisdicción por parte de varios Estados
no prejuzgará nada sobre los derechos de las partes en litigio.

4. El Comité establecerá, llevará al día y publicará, cada vez que las circunstancias lo
exijan, con él nombre de «Lista del patrimonio mundial en peligro» una lista de los
bienes que figuren en la Lista del patrimonio mundial, cuya protección exija grandes
trabajos de conservación para los cuales se haya pedido ayuda en virtud de la presente
Convención. Esta lista contendrá una estimación del costo de las operaciones. Sólo
podrán figurar en esa lista los bienes del patrimonio cultural y natural que estén
amenazados por peligros graves y precisos como la amenaza de desaparición debida a
un deterioro acelerado, proyectos de grandes obras públicas o privadas, rápido
desarrollo urbano y turístico, destrucción debida a cambios de utilización o de
propiedad de tierra alteraciones profundas debidas a una causa desconocida, abandono
por cualquier motivo, conflicto armado que haya estallado o amenace estallar,
catástrofes y cataclismos, incendios, terremotos, deslizamientos de terreno, erupciones
volcánicas, modificaciones, del nivel de las aguas, inundaciones y maremotos. El
Comité podrá siempre, en caso de urgencia, efectuar una nueva inscripción en la Lista
del patrimonio mundial en peligro y darle una difusión inmediata.

5. El Comité definirá los criterios que servirán de base para la inscripción de un bien
del patrimonio cultural y natural en una u otra de las listas de que tratan los párrafos 2
y 4 del presente artículo.

6. Antes de denegar una petición de inscripción en una de las dos listas de que tratan
los párrafos 2 y 4 del presente artículo, el Comité consultará con el Estado Parte en
cuyo territorio esté situado el bien del patrimonio cultural o natural de que se trate.

7. El Comité con el acuerdo de los Estados interesados, coordinará y estimulará los


estudios y las investigaciones necesarios para constituir las listas a que se refieren los
párrafos 2 y 4 del presente artículo.

ARTICULO 12

El hecho de que un patrimonio cultural y natural no se haya inscrito en una u otra de


las dos listas de que tratan los párrafos 2 y 4 del artículo 11 no significará en modo
alguno que no tenga un valor universal excepcional para fines distintos de los que
resultan de la inscripción en estas listas.

ARTICULO 13

1. El Comité del Patrimonio Mundial recibirá y estudiará las peticiones de asistencia


internacional formuladas por los Estados Partes en la presente Convención en lo que
respecta a los bienes del patrimonio cultural y natural situados en sus territorios, que
figuran o son susceptibles de figurar en las listas de que tratan los párrafos 2 y 4 dal
artículo 11. Esas peticiones podrán tener por objeto la protección, la conservación, la
revalorización o la rehabilitación de dichos bienes.
2. Las peticiones de ayuda internacional, en aplicación del párrafo 1 del presente
artículo, podrán tener también por objeto la identificación de los bienes del
patrimonio cultural o natural definidos en los artículos 1 y 2, cuando las
investigaciones preliminares hayan demostrado que merecen ser proseguidas.

3. El Comité decidirá sobre esas peticiones, determinará, llegado el caso, la índole y la


importancia de su ayuda y autorizará la celebración en su nombre, de los acuerdos
necesarios con el Gobierno interesado.

4. El Comité fijará el orden de prioridad de sus intervenciones. Para ello tendrá en


cuenta la importancia respectiva de los bienes que se hayan de proteger para el
patrimonio mundial cultural y natural, la necesidad de asegurar una protección
internacional a los bienes más representativos de la naturaleza o del genio y la historia
de los pueblos del mundo, la urgencia de los trabajos que se hayan de emprender, la
importancia de los recursos de los Estados en cuyo territorio se encuentren los bienes
amenazados y en particular la medida en que podrán asegurar la salvaguardia de esos
bienes por sus propios medios.

5. El Comité establecerá, pondrá al día y difundirá una lista de los bienes para los que
se haya prestado ayuda internacional.

6. El Comité decidirá sobre la utilización de los recursos del Fondo creado en virtud
de lo dispuesto en el artículo 15 de la presente Convención. Buscará la manera de
aumentar los recursos y tomará para ello las disposiciones necesarias. •

7. El Comité cooperará con las organizaciones internacionales y nacionales


gubernamentales y no gubernamentales, cuyos objetivos sean análogos a los de la
presente Convención. Para elaborar sus programas y, ejecutar sus proyectos, el
Comité podrá recurrir a esas organizaciones y, en particular al Centro Internacional de
Estudios de Conservación y Restauración de los Bienes Culturales (Centro de Roma),
al Consejo Internacional de Monumentos y de lugares de interés artístico e histórico
(ICOMOS) o la Unión Internacional para la conservación de la naturaleza y sus
recursos (UICN), como también a organismos públicos y privados, y a particulares.

8. El Comité tomará sus decisiones por mayoría de dos tercios de los miembros
presentes y votantes. Constituirá quórum la mayoría de los miembros del Comité.

ARTICULO 14

1. El Comité del Patrimonio Mundial estará secundado por una secretaría nombrada
por el Director General de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación,
la Ciencia y la Cultura.
2. El Director General de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación,
la Ciencia y la Cultura, utilizando lo más posible los servicios del Centro
Internacional de Estudios para la Conservación y la restauración de los Bienes
Culturales (Centro Roma), del Consejo Internacional de Monumentos y de lugares de
interés artístico e histórico (ICOMOS) y los de la Unión Internacional para la
Conservación de la Naturaleza y sus recursos (UICN) dentro de sus competencias y
de sus atribuciones respectivas, prepara la documentación del Comité y el orden del
día de sus reuniones, y ejecutará sus decisiones.

III. FONDO PARA LA PROTECCIÓN DEL PATRIMONIO MUNDIAL


CULTURAL Y NATURAL

ARTICULO 15

1. Se crea un Fondo para la Protección del Patrimonio Cultural y Natural Mundial de


Valor Universal Excepcional, denominado «el Fondo del Patrimonio Mundial».

2. El Fondo estará constituido como fondo fiduciario, de conformidad con las


disposiciones pertinentes del Reglamento Financiero de la Organización de las
Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura.

3. Los recursos del Fondo estarán constituidos por:

a) las contribuciones obligatorias y las contribuciones voluntarias de los Estados


Partes en la presente Convención;

b) las aportaciones, donaciones o legados que puedan hacer:

i) otros Estados:

ii) la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura,


las demás organizaciones del sistema de las Naciones Unidas, especialmente el
Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo y otras organizaciones
intergubernamentales;

iii) organismos públicos o privados o personas privadas.

c) Todo interés producido por los recursos del Fondo;

d) El producto de las colectas y las recaudaciones de las manifestaciones organizadas


en provecho del Fondo;

e) Todos los demás recursos autorizados por el Reglamento que elaborará el Comité
del Patrimonio Mundial.
4. Las contribuciones al Fondo y las demás formas de ayuda que se presten al Comité
del sólo se podrán dedicar a los fines fijados por él. El Comité podrá aceptar
contribuciones que hayan de ser destinadas a un determinado programa o a un
proyecto específico, a condición de que él haya decidido poner en práctica ese
programa o ejecutar ese proyecto. Las contribuciones que se hagan al fondo no han de
estar supeditadas a condiciones políticas.

ARTICULO16

1. Sin perjuicio de cualquier contribución voluntaria complementaria, los Estados


Partes en la presente Convención se obligan a ingresar normalmente, cada dos años,
en el Fondo del Patrimonio Mundial, contribuciones cuya cuantía en forma de un
porcentaje único aplicable a todos los Estados decidirá la Asamblea General de los
Estados Partes en la Convención, reunida durante la celebración de la Conferencia
General de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la
Cultura. Esa decisión, de la Asamblea General requerirá la mayoría de los Estados
Partes presentes y votantes que no hayan hecho la declaración que menciona el
párrafo 2 del presente artículo. La contribución obligatoria de los Estados Partes en la
Convención no podrá exceder en ningún caso del 1 % de la contribución al
presupuesto ordinario de la Organización de las Naciones Unidas, para la Educación
la Ciencia y la Cultura.

2. No obstante, cualquiera de los Estados a que se refiere el artículo 31 o el artículo


32 de la presente Convención podrá, en el.momento de depositar su instrumento de
ratificación, de aceptación o de adhesión, declarar que no se considera obligado por
las disposiciones del párrafo 1 del presente artículo.

3. Todo Estado Parte en la Convención que haya formulado la declaración


mencionada en el párrafo 2 del presente artículo, podrá retirarla en cualquier
momento, notificándolo al Director General de la Organización de las Naciones
Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura. Sin embargo, el hecho de retirar la
declaración no producirá efecto alguno respecto de la contribución obligatoria que
adeude dicho Estado hasta la fecha de la siguiente Asamblea General de los Estados
Partes en la Convención.

4. Para que el Comité esté en condiciones de prever sus operaciones de manera eficaz,
las contribuciones de los Estados Partes en la presente Convención que hayan hecho
la declaración de que trata el párrafo 2 del presente artículo habrán de ser entregadas
de una manera regular; cada dos años por lo menos, y no deberían ser inferiores a las
contribuciones que hubieran tenido que pagar si hubiesen estado obligados por las
disposiciones del párrafo 1 del presente artículo.
5. Todo Estado Parte en la Convención que esté en retraso en el pago de su
contribución obligatoria o voluntaria en lo que respecta al año en curso y al año civil
inmediatamente anterior, no podrá ser elegido miembro del Comité del Patrimonio
Mundial, si bien esta disposición no será aplicable en la primera elección. Si tal
Estado es ya miembro del Comité no será aplicable en la primera elección. Si tal
Estado es ya miembro del Comité, su mandato se extinguirá en el momento en que se
efectúen las elecciones previstas por el párrafo 1 del artículo 8 de la presente
Convención.

ARTICULO 17

Los Estados Partes en la presente Convención considerarán o favorecerán la creación


de fundaciones o de asociaciones nacionales públicas y privadas que tengan por
objeto estimular las liberalidades en favor de la protección del patrimonio cultural y
natural definido en los artículos 1 y 2 de la presente Convención.

ARTICULO 18

Los Estados Partes en la presente Convención prestarán su concurso a las campañas


internacionales de colecta de fondos que se organicen en provecho del Fondo del
Patrimonio Mundial bajo los auspicios de la Organización de las Naciones Unidas
para la Educación, la Ciencia y la Cultura. Facilitarán las colectas hechas con este
propósito por los organismos mencionados en el párrafo 3, del artículo 15.

IV. CONDICIONES Y MODALIDADES DE LA


ASISTENCIA INTERNACIONAL

ARTICULO 19

Todo Estado Parte en la presente Convención podrá pedir asistencia internacional en


favor de los bienes del patrimonio cultural o natural de valor universal excepcional
situado en su territorio. Unirá a su petición los elementos de información y los
documentos previstos en el artículo 21 de que disponga que el Comité necesite para
tomar su decisión.

ARTICULO 20

Sin perjuicio de las disposiciones del párrafo 2 del artículo 13 del apartado c) del
artículo 22 y del Art 23, la asistencia internacional prevista por la presente
Convención sólo se podrá conceder a los bienes del patrimonio cultural y natural que
el Comité del Patrimonio Mundial haya decidido o decida hacer figurar en una o en
las dos listas de que tratan los párrafos 2 y 4 del artículo 11.
ARTICULO 21

1. El Comité del Patrimonio Mundial determinará el procedimiento de examen de las


peticiones de asistencia internacional que estará llamado a prestar e indicará los
elementos que habrá de contener la petición que describirá la operación que se
proyecte, los trabajos necesarios, una evaluación de su costo, su urgencia y las
razones por las cuales los recursos del Estado peticionario no le permiten hacer frente
a la totalidad de los gastos. Siempre que sea posible, las peticiones se apoyarán en un
dictamen de expertos.

2. Por razón de los trabajas que se pueda tener que emprender, sin demora, el Comité
examinará con preferencia las peticiones que se presenten justificadas por
calamidades naturales o por catástrofes. El Comité dispondrá para esos casos de un
fondo de reserva.

3. Antes de tomar una decisión, el Comité efectuará los estudios o las consultas que
estime necesarios.

ARTICULO 22

La asistencia del Comité del Patrimonio Mundial podrá tomar las formas siguientes:

a) estudios sobre los problemas artísticos, científicos y técnicos que plantean la


protección, la conservación, la revalorización y la rehabilitación del patrimonio
cultural y natural definido en los párrafos 2 y 4 del artículo 11, de la presente
Convención;

b) servicios de expertos, de técnicos y de mano de obra calificada para velar por la


buena ejecución del proyecto aprobado;

c) formación de especialistas de todos los niveles en materia de identificación,


protección, conservación, revalorización y rehabilitación del patrimonio cultural y
natural;

d) suministro de equipo que el Estado interesado no posea o no pueda adquirir;

e) préstamos a interés reducido, sin interés o reintegrables a largo plazo;

f) concesión en casos excepcionales y especialmente motivados, de subvenciones no


reintegrables.

ARTICULO 23

El Comité del Patrimonio Mundial podrá también prestar asistencia internacional a


centros nacionales o regionales de formación de especialistas de todos grados en
materia de identificación; protección, conservación, revalorización y rehabilitación
del patrimonio cultural y natural.

ARTICULO 24

Una asistencia internacional muy importante sólo se podrá conceder después de un


estudio científico, económico y técnico detallado. Este estudio habrá de hacer uso de
las técnicas más avanzadas de protección, de conservación, de revalorización y de
rehabilitación del patrimonio cultural y natural y habrá de corresponder a los objetivos
de la presente Convención. Habrá de buscar también la manera de emplear
racionalmente los recursos disponibles en el Estado interesado.

ARTICULO 25

El financiamiento de los trabajos necesarios no incumbirá, en principio, a la


comunidad internacional más que parcialmente. La participación del Estado que
reciba la asistencia internacional habrá de constituir una parte cuantiosa de su
aportación a cada programa o proyecto, salvo cuando sus recursos no se lo permitan.

ARTICULO 26

El Comité del Patrimonio Mundial y el Estado beneficiario definirán en el acuerdo


que concierten las condiciones en que se llevará a cabo un programa o proyecto para
el que se facilite asistencia internacional con arreglo a las disposiciones de esta
Convención. Incumbirá al Estado que reciba tal asistencia internacional seguir
protegiendo, conservando y revalorizando los bienes así preservados, en
cumplimiento de las condiciones establecidas en el acuerdo.

VI. PROGRAMAS EDUCATIVOS

ARTICULO 27

1. Los Estados Partes en la presente Convención, por todos los medios apropiados, y
sobre todo mediante programas de educación y de información, harán todo lo posible
por estimular en sus pueblos el respeto y el aprecio del patrimonio cultural y natural
definido en los artículos 1 y 2 de la presente Convención.

2. Se obligarán a informar ampliamente al público de las amenazas que pesen sobre


ese patrimonio y de las actividades emprendidas en aplicación de la presente
Convención.

ARTICULO 28

Los Estados Partes en la presente Convención, que reciban en virtud de ella, una
asistencia internacional tomarán las medidas necesarias para hacer que se conozca la
importancia de los bienes que hayan sido objeto de asistencia y el papel que ésta haya
desempeñado.
ARTICULO 29

1. Los Estados Partes en la presente Convención indicarán en los informes que


presenten a la Conferencia General de la Organización de las Naciones Unidas para la
Educación, la Ciencia y la Cultura en las fechas y en la forma que ésta determine, las
disposiciones legislativas y reglamentarias y, las demás medidas que hayan tomado
para aplicar la presente Convención, así como la experiencia que hayan adquirido en
este campo.

2. Esos informes se comunicarán al Comité del Patrimonio Mundial.

3. El Comité presentará un informe sobre sus trabajos en cada una de las reuniones
ordinarias de la Conferencia General de la Organización de las Naciones Unidas para
la Educación, la Ciencia y la Cultura.

VIl. CLAUSULAS FINALES

ARTICULO 30

La presente Convención está redactada en árabe, español, francés, inglés y ruso,


siendo los cinco textos igualmente auténticos.

ARTICULO 31

1. La presente Convención será sometida a la ratificación o a la aceptación de ras


Estados Miembros de la Organi2acíón de las Naciones Unidas paradla Educación, la
Ciencia y la Cultura, de conformidad con sus respectivos procedimientos
constitucionales.

2. Los instrumentos de ratificación o de aceptación serán depositados en poder del


Director General de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la
Ciencia y la Cultura.

ARTICULO 32

1. La presente Convención quedará abierta a la adhesión de todos los Estados no


miembros de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y
la Cultura, invitados a adherirse a ella por la Conferencia General de la Organización.

2. La adhesión se efectuará depositando un instrumento de adhesión en poder del


Director General de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la
Ciencia y la Cultura.
ARTICULO 33

La presente Convención entrará en vigor tres meses después de la fecha del depósito
del vigésimo instrumento de ratificación, de aceptación o de adhesión, pero sólo
respecto de los Estados que hayan depositado sus instrumentos respectivos de
ratificación, de aceptación o de adhesión en esa fecha o anteriormente. Para los demás
Estados, entrará en vigor tres meses después de efectuado el depósito de su
instrumento de ratificación, de aceptación o de adhesión.

ARTICULO 34

A los Estados Partes en la presente Convención que tengan un sistema constitucional


federal o no unitario les serán aplicables las disposiciones siguientes:

a) En lo que respecta a las disposiciones de esta Convención cuya aplicación entraña


una acción legislativa del poder legislativo federal o central, las obligaciones del
Gobierno federal o central serán las mismas que las de los Estados Partes que no sean
Estados federales.

b) En lo que respecta a las disposiciones de esta Convención cuya aplicación


dependa de la acción legislativa de cada uno de los Estados, países, provincias o
cantones constituyentes, que en virtud del sistema constitucional de la federación, no
estén facultados para tomar medidas legislativas el Gobierno federal comunicará esas
disposiciones, con su dictamen favorable, a las autoridades competentes de los
Estados, países, provincias, o cantones.

ARTICULO 35

1. Cada uno de los Estados Partes en la presente Convención tendrá la facultad de


denunciarla.

2. La denuncia se notificará por medio de un instrumento escrito, que se depositará en


poder del Director General de la Organización de las Naciones Unidas para la
Educación, la Ciencia y la Cultura. l

3. La denuncia surtirá efecto doce meses después de la recepción del instrumento de


denuncia. No modificará en nada las obligaciones financieras que haya de asumir el
Estado denunciante hasta la fecha en que la retirada sea efectiva.

ARTICULO 36

El Director General de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la


Ciencia y la Cultura informará a los Estados Miembros ; de la Organización, a los
Estados no miembros a que se refiere el artículo 32, así como a las Naciones Unidas,
del deposito de todos los instrumentos de ratificación, de aceptación o de adhesión
mencionados en los artículos 31 y 32, y de las denuncias previstas en el artículo 35.

ARTÍCULO 37

1. La Conferencia General de la Organización de las Naciones Unidas para la


Educación la Ciencia y la Cultura, podrá revisar la presente Convención. Pero esta
revisión sólo obligará a los Estados que lleguen a ser Partes en la Convención
revisada.

2. En el caso de que la Conferencia General apruebe una nueva Convención, fue


constituya una revisión total o parcial de la presente, y a menos que la nueva
Convención disponga otra cosa, la presentó Convención dejará de estar abierto a la
ratificación, a la aceptación o a la adhesión, a partir de la fecha de entrada en vigor de
la nueva Convención revisada.

ARTICULO 38

En virtud de lo dispuesto en el artículo 102 de la Carta de las Naciones Unidas, la


presente Convención se registrará en la Secretaría de las Naciones Unidas a petición
del Director General de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la
Ciencia y la Cultura.

Hecho en París, en este día veintitrés de noviembre de 1972, en dos ejemplares


auténticos que llevan la firma del Presidente de la Conferencia General, en la 17a
reunión, y del Director General de la Organización de las Naciones Unidas para la
Educación, la Ciencia y la Cultura que se depositarán en los archivos de la
Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura y
cuyas copias autenticadas se entregarán a todos los Estados a que se refieren los
artículos 31 y 32, así como a las Naciones Unidas.

Es fiel copia del original que reposa en los archivos del Ministerio de Relaciones
Exteriores.- Certifico.
f.) Rodrigo Valdez B., Subsecretario General de Relaciones Exteriores. Es copia.- Lo
certifico
f.) Crnel. Carlos Aguirre Asanza, Secretario General de la Administración Pública.
CONVENIO PARA LA PROTECCIÓN
DEL PATRIMONIO CULTURAL Y RECUPERACIÓN
DE BIENES ARQUEOLÓGICOS, ARTÍSTICOS E HISTÓRICOS

(R.O. No. 125 - 7 - Febrero -1997)

La República del Ecuador y la República del Perú, en adelante denominadas las


Partes, reconociendo la importancia de proteger el patrimonio cultural de ambos
países y de mantener el intercambio y mutuo conocimiento del mismo;

Teniendo en cuenta las disposiciones de la Convención de la UNESCO de 1970 sobre


las medidas que deben adoptarse para prohibir e impedir la importación, exportación
y transferencia de propiedad ilícita de bienes culturales, de la que los dos países son
signatarios;

Conscientes del grave perjuicio que representa para ambos el robo y la exportación
ilícita de objetos pertenecientes a dicho patrimonio, tanto por la pérdida de los bienes
culturales como por el daño que se infringe a sitios y yacimientos arqueológicos, así
como a iglesias y otros repositorios; ;

En el deseo de establecer normas comunes que permitan la recuperación de los


referidos bienes, en los casos en que éstos hayan sido robados o exportados
ilícitamente;

Han acordado lo siguiente:

ARTICULO I

1.- Ambas Partes se comprometen a prohibir e impedir el ingreso en sus respectivos


territorios de bienes culturales, arqueológicos, artísticos e históricos provenientes de
la otra parte, que carezcan de la respectiva autorización expresa para su explotación.

2.- Para los efectos del presente Convenio, se denomina "bienes culturales,
arqueológicos, artísticos e históricos" a los siguientes:

a) Los objetos de arte y artefactos de las culturas precolombinas de ambos países,


incluyendo elementos arquitectónicos, esculturas, piezas de cerámica, trabajos de
metal, textiles y otros vestigios de la actividad humana, o fragmentos de éstos;

b) Los objetos de arte y los artefactos religiosos de la época colonial y republicana de


ambos países, o fragmentos de los mismos;

c) Los documentos provenientes de los archivos oficiales de gobiernos centrales,


estatales o municipales o de sus agencias correspondientes, de acuerdo a las leyes de
cada parte o con una antigüedad superior a los cincuenta años, que sean propiedad de
éstos o de organizaciones religiosas a favor de las cuales ambos gobiernos están
facultados para actuar. Quedan igualmente incluidos los documentos de propiedad
privada que cada Parte estime necesario por sus especiales características.

ARTICULO II

1.- A pedido de una de las Partes, la otra empleará los medios legales a su alcance
para recuperar y devolver desde su territorio, los bienes arqueológicos, históricos y
culturales que hubieran sido robados o exportados ilícitamente del territorio de la
Parte requeriente.

2.- Los pedidos de recuperación y devolución de bienes arqueológicos, históricos y


culturales específicos deberán formalizarse por los canales diplomáticos.

3.- Los gastos inherentes a la recuperación y devolución mencionados en el numeral


anterior serán sufragados por la Parte requeriente.

ARTICULO III

1.- Las Partes convienen en intercambiar información destinada a identificar a


quienes, en el territorio de una de ellas, hayan participando en el robo o exportación
ilícita de bienes arqueológicos, históricos y culturales.

2.- Las Partes procurarán, asimismo, difundir entre sus respectivas autoridades
aduaneras y policiales de puertos, aeropuerto y fronteras, información relativa a los
bienes culturales que son materia de robo y tráfico ilícito, con el fin de facilitar su
identificación y la aplicación de las medidas cautelares correspondientes.

ARTICULO IV

Ambas Partes convienen en liberar de derechos aduaneros y demás impuestos a los


bienes arqueológicos, históricos y culturales que sean recuperados y devueltos en
aplicación de lo dispuesto en este Convenio.

ARTICULO V

El presente Convenio podrá ser modificado por acuerdo de las Partes, a petición dé
cualquiera de ellas. Dichas modificaciones podrán ser oficializadas mediante notas
reversales o por otro procedimiento que las Partes acuerden.

ARTICULO VI

El presente Convenio regirá indefinidamente a menos que una de las Partes


comunique a la otra, con aviso previo de un año, su intención de darlo por terminado.
ARTICULO VIl

El presente Convenio entrará en vigor en la fecha de su suscripción.

EN FE DE LO CUAL, debidamente autorizados, suscriben el presente Convenio en-


la ciudad de Lima, a los trece días del mes de enero de mil novecientos noventa y
siete, en dos ejemplares originales en idioma español, ambos igualmente auténticos.

Por el Gobierno de la República del Ecuador.

f.) Galo Leoro Franco, Ministro de Relaciones Exteriores.

Por el Gobierno de la República del Perú

f.) Jorge González Izquierdo, Ministro de Trabajo y Promoción Social, Encargado de


la Cartera de Relaciones Exteriores.

CERTIFICO: Que es fiel copia del original que reposa en los archivos de la Dirección
General de Tratados de esta Cancillería. LO CERTIFICO:.- Quito, 22 de enero de
1997.

f.) Embajador Diego Ribadeneira, Secretario General de Relaciones Exteriores.


REGLAMENTO PARA LA "CONCESION DE
PERMISOS DE INVESTIGACIÓN
ARQUEOLÓGICA TERRESTRE

INSTITUTO NACIONAL DE PATRIMONIO CULTURAL


DEL ECUADOR

EL DIRECTORIO DEL INSTITUTO NACIONAL DE


PATRIMONIO CULTURAL

CONSIDERANDO

QUE la Ley de Patrimonio Cultural expedida mediante Decreto No. 3501


de junio 19 de 1979, promulgada en el Registro Oficial No. 065, del 02 de Julio del
mismo año, determina como función y atribución del Instituto Nacional de Patrimonio
Cultural, efectuar investiga clones antropológicas, y regular estas actividades en el
País.

QUE el Reglamento General a la Ley de Patrimonio Cultural, expedido mediante


Decreto No. 2733 del. 09 de julio de 1904, publicado en Registro Oficial No. 787 del
16 de esos mismos mes y año estipula dictar reglamentos necesarios para la buena
marcha de la Entidad y el cumplimiento de sus fines legales.

En uso de las atribuciones que le confiere el literal f ) del Artículo o. del Reglamento
General de la Ley de Patrimonio Cultural,

RESUELVE:

DICTAR EL REGLAMENTO PARA LA "CONCESION DE PERMISOS DE


INVESTIGACIÓN ARQUEOLÓGICA TERRESTRE", contenido en las
siguientes cláusulas:

CAPITULO I
DE LOS INVESTIGADORES

ARTICULO 1 .- Las personas naturales o jurídicas que soliciten autorizaciones para


realizar investigaciones en el. Ecuador, deberán ser o contar con personal que reúna
las siguientes condiciones:

a) Profesionales nacionales o extranjeros en Arqueología;


b) Profesionales nacionales o extranjeros en áreas afines a la Arqueología;
c) Egresados en Arqueología o áreas afines que se encuentren desarrollando Tesis de
Grado, siempre y cuando tengan la supervisión de un profesional. (de acuerdo a lo
estipulado en el Literal a).
ARTICULO 2 .- Se consideraran profesionales en áreas afines a la Arqueología,
aquellas personas nacionales o extranjeras con título en:
 Antropología o Etnología Prehispánica;
 Arquitectura Prehispánica o Histórica;
 Geografía o Historia;
 Paleontología.

ARTICULO 3 .- Los arquitectos especializados en restauración de monumentos


prehistóricos o históricos, deberán asesorarse por un arqueólogo profesional, con tres
años de experiencia como mínimo.

ARTICULO 4 .- Los investigadores especializados en Geografía o Historia, cuyas


investigaciones requieren de estudios en el área de arqueología , deberán asesorarse
por un arqueólogo profesional, con experiencia de tres años como mínimo.

CAPITULO II

DE LAS AUTORIZACIONES

ARTICULO 5 .- Para realizar investigaciones arqueológicas, todo investigador


nacional o extranjero, deberá supeditarse a la Ley de Patrimonio Cultural, el
Reglamento General a la Ley de Patrimonio Cultural y el presente Reglamento.

ARTICULO 6.- Para efectos de obtener autorizaciones para investigar, todo


profesional deberá figurar en el Registro Nacional de Arqueólogos o Antropólogos,
elaborado por el Departa mentó de Arqueología e Historia del Instituto Nacional de
Patrimonio Cultural (DENAHI-lNPC),

ARTICULO 7.- Para efectuar cualquier trabajo de investigación que se relacione con
el área de Arqueología, el investigador deberá obtener la autorización correspondiente
del Instituto Nacional de Patrimonio Cultural, previo el cumplimiento de los
requisitos establecidos en el presente Reglamento.

ARTICULO 8.- El Instituto Nacional de Patrimonio Cultural concederá permisos


de investigación a aquellos investigadores que presenten proyectos científicos y que
estén auspiciados por instituciones, tanto nacionales como extranjeras.

ARTICULO 9 .- El Departamento Nacional de Arqueología e Historia deberá


evaluar los proyectos y solicitudes recibidas y emitir su dictamen en un plazo máximo
de QUINCE (15) días. Con este criterio, el Director Nacional del 1NPC, emitirá su
resolución correspondiente.

ARTICULO 10 .- Los proyectos arqueológicos de investigadores extranjeros de


alcance regional y multidisciplinario, solo podrán ser llevados a cabo por
profesionales con título doctoral o su equivalente, que tengan como mínimo cinco
años de experiencia de trabajo en proyectos similares. Para el caso de investigadores
nacionales, solo podrán realizar investigaciones de alcance regional y
multidisciplinario, los profesionales que tengan como mínimo cinco años de
experiencia de trabajos en proyectos similares.

ARTICULO 11 .- Los investigadores extranjeros depositaran en la tesorería del


INPC. la cantidad correspondiente a los viáticos de ley y de movilización para un
arqueólogo del Departamento Nacional de Arqueología e Historia (DENAHI), a fin de
que éste pueda realizar las inspecciones que fueran necesarias al proyecto, mientras
éste dure. En caso de no realizarse dichas inspecciones, el INPC devolverá la suma
depositada.
ARTICULO 12 .- La duración de un permiso no será mayor a un año, pudiendo ser
renovado, si el. INPC lo creyere conveniente y si el proceso de investigación se haya
llevado a cato con criterio científico y de acuerdo a los objetivos planificados y
financiamiento propuesto en el Proyecto original.

ARTICULO 13 .- En caso de no poder cumplir con el plazo establecido, en. el


Artículo .anterior, los investigadores deberán presentar al INPC una solicitud de
prorroga, con por lo menos quince días de anticipación a la fecha de vencimiento del
plazo concedido. El INPC concederá dicha prórroga según el informe favorable del
DENAHI.

ARTICULO 14.- El Instituto Nacional de Patrimonio Cultural podrá suspender el


permiso de investigación otorgada, en los siguientes casos:

a) Por incumplimiento de alguno de los Artículos establecidos en la Ley y


Reglamento General de Patrimonio Cultural y e1 presente Reglamento.

b) Por incumplimiento de las obligaciones estipuladas en el. Convenio de compromiso


firmado por el INPC.

c) Si los informes técnicos de desarrollo no concuerdan con los planteamientos


teóricos y metodológicos del Proyecto aprobado.

d) Si los Informes de las inspecciones o de las evaluaciones periódicas realizadas por


funcionarios del DlNAHI o del Departamento respectivo de las Subdirecciones
Regionales, no concuerden con los informes técnicos de desarrollo del investigador.

ARTICULO 15.- Los investigadores, cuyo permiso de investigación se suspenda por


alguna de las causales indicadas en el Artículo anterior, podrán solicitar al Directorio
del INPC., previa reunión de trabajo correctivo con el Director Nacional o sus
Subdirecciones Regionales, y si las objeciones quedan aclaradas, éste podrá dejar sin
efecto la suspensión del permiso, si el caso así lo amerita.
CAPITULO III
LOS REQUISITOS PARA LA CONCESION DE AUTORIZACIONES

ARTICULO 16 .- Para obtener los permisos de prospección y excavación


arqueológica, los Investigadores deberán presentar una solicitud al Director Nacional
del INPC, que cumpla con los siguientes puntos:

a) Plan de Trabajo del Proyecto de investigación detallado que,


necesariamente, deberá ser un diseño de investigación con los siguientes
apartados:
a.1) Introducción.
a.2) Marco Teórico.
a.3) Delimitación geográfica del área de estudio,
a.4) Objetivos,
a.5) Formulación de hipótesis.
a.6) Metodología y técnicas de investigación.
a.7) Cronograma de trabajo (diagrama).
a.8) Recursos económicos disponibles,
a.9) Recursos técnicos disponibles,
a.10) Bib1iografía.
a.11) Cartas topográficas nacionales (IGM)

b) Curriculum Vitae del investigador principal y de los investigadores asociados,


con certificaciones actualizadas de la Unidad Académica a la que pertenece cada
investigador.

c) En caso de ser candidato a un título académico deberá presentar, además, una


solicitud solidaria de responsabilidad del Director de tesis.

d) Certificaciones del financiamiento aprobado por las entidades


responsables del país de origen del investigador y/o de las instituciones que
financian la contraparte nacional.

e) El. Proyecto contempla el financiamiento de viáticos y honorarios para la


contratación de un investigador nacional o extranjero adjunto, nombrado por
el 1NPC., con derechos de auditoria, pago y responsabilidad de su intervención
dentro del Proyecto.

f) Cuadro de los profesionales ecuatorianos que participarán en el Proyecto.

g) Cuadro del personal técnico de apoyo

h) Una vez aceptado el. Proyecto por parte del INPC, se solicitara una copia
certificada de la correspondiente visa de los .investigadores y del permiso para
trabajar en el Ecuador, otorgado por el Ministerio de Trabajo.
ARTICULO 17.- En el caso de proyectos extranjeros, los documentos referentes a
los literales b), c), d) y h) del Artículo 16 deberán ser refrendados por la respectiva
Embajada.

ARTICULO 18.- Para obtener del INPC el permiso de excavación, el investigador


deberá comprometerse a efectuar, en caso de no haberlas, prospecciones
arqueológicas en el área circundante al sitio.

ARTICULO 19.- Cumplidos todos los requisitos, el Investigador principal deberá


suscribir un convenio con el INPC, en el cual se estipularán las obligaciones, la
naturaleza y destino de los bienes materiales recuperados en la investigación y las
medidas que deberá adoptar para proteger y preservar los sitios arqueológicos.

CAPITULO IV

DE LAS INVESTIGACIONES Y DE SUS RESULTADOS

ARTICULO 20 .- El Instituto Nacional de Patrimonio Cultural, previo informe del


Departamento Nacional de Arqueología e Historia y en coordinación con sus
Subdirecciones Regionales, establecerá las áreas prioritarias a investigarse, de
acuerdo al avance de los estudios arqueológicos que sean de importancia para la
historia del País, pudiendo proponer a los investigadores el cambio de área de
Investigación geográfica y temática.

ARTICULO 21 .- Para la realización de prospecciones y excavaciones arqueológicas,


los investigadores nacionales y extranjeros, además de utilizar sus propios
formularios, se sujetarán al uso de formularios e instructivos elaborados por el INPC;
que deberán solicitarse en el DENAHI o en los Departamentos respectivos de las
Subdirecciones Regionales.
El conjunto de formularios para la excavación constará de:
Unidad de excavación.
Rasgos (features).
Enterramientos.
Estructuras - Lista de números de procedencia.
Registro fotográfico.
Reporte de diario de campo.
Los investigadores, en caso necesario, podrán solicitar asistencia y asesoramiento
técnico en el DENAHI o en los Departamentos respectivos de las Subdirecciones
Regionales.

ARTICULO 22 .- Todos los proyectos de Investigación que fueren autorizados,


quedarán sujetos a la inspección periódica de los funcionarios del INPC o de sus
Subdirecciones Regionales.
ARTICULO 23 .- Cada tres meses, los investigadores presentarán un informe de
desarrollo de sus investigaciones en el DENAHI o en las Subdirecciones Regionales.
Al finalizar el trabajo de campo, los investigadores deberán presentar al DENAHI, un
informe preliminar en un plazo máximo de un mes, a partir de la fecha do expiración
de la autorización, y se concederán seis meses para la presentación del. Informe Final.

En el caso de proyectos do larga duración (dos o más años), los informes de desarrollo
se presentarán cada seis meses y un informe preliminar cada año. El plazo de entrega
del Informo Final será establecido por el Instituto Nacional de Patrimonio Cultural.

ARTICULO 24 .- Todos los informes, incluyendo los de desarrollo, deberán ser


presentados en castellano, con una copia en el idioma original del. investigador y de
acuerdo a las normas técnicas del .Instituto Ecuatoriano de Normalización.

ARTICULO 25 .- Todos los informes de desarrollo y preliminares, deberán tener un


carácter primordialmente técnico, con mayor énfasis en la documentación de los datos
empíricos y con los procedimientos de campo. Los informes finales, por el contrario,
deberán ceñirse a la interpretación de los datos y a las conclusiones científicas.
ARTICULO 26.- En el informe preliminar, el investigador responsable del Proyecto
deberá adoptar, para la protección y conservación del sitio arqueológico afectado,
todas las medidas precautelatorias.

ARTICULO 27 .- En caso de material fílmico, micro fílmico o audiovisual sobre el


objeto de estudio, el investigador deberá entregar al DENAHI una copia de tal
documentación una vez que ha sido procesada y editada; deberá sujetarse a las
regulaciones que, sobre este tipo de material, está dispuesto en el Capítulo V del
presente Reglamento.

ARTICULO 28 .- El DENAHI o las Subdirecciones Regionales podrán solicitar, a


los investigadores nacionales y extranjeros, que dicten conferencias, sobre los
resultados de sus investigaciones en simposios, coloquios o seminarios de
capacitación, en coordinación con el INPC.

CAPITULO V
DEL DESTINO DE LOS BIENES CULTURALES OBTENIDOS
EN LAS INVESTIGACIONES

ARTICULO 29 .- El investigador nacional o extranjero, presentará al final de su


investigación, el inventario del material cultural recuperado, así como el material
fotográfico, fílmico, grabado o audiovisual tomado durante la investigación.

ARTICULO 30 .- Todo el material recuperado de las prospecciones y excavaciones


arqueológica o en cualquier otra clase de trabajo de campo, será debidamente
inventariado por los funcionarios del departamento nacional de Inventario de Bienes
Culturales.

ARTICULO 31 .- La entidad nacional auspiciadora de la investigación, de común


acuerdo con el investigador principal podría solicitar al INPC la autorización para la
custodia de los bienes culturales museables.
ARTICULO 32.- Los bienes culturales no museables, una vez, registrados y
clasificados por los investigadores, serán divididos en "diagnóstico" y "no
diagnostico", según el siguiente criterio:

a) los materiales considerados diagnóticos servirán para armar muestrarios, cuyo


destino estará a cargo del INPC.

b) los materiales considerados como no diagnosticos, serán conservados en los


laboratorios de los proyectos o de las entidades auspiciadoras para posibles usos
futuros.

Dicho material, para no ser considerado de valor, deberá regirse a la Ley y


Reglamento de Patrimonio Oiltui.al .

ARTICULO 33 .- Ningún Bien perteneciente al Patrimonio Cultural de


la Nación, podrá salir del país, excepto en los casos previstos en la ley y el
Reglamento General de Patrimonio Cultural.
ARTICULO 34 .- Se consideran fragmentos y muestras sujetas a análisis en
el exterior, los incluidos en las siguientes categorías :

1. FRAGMENTOS:
- Cerámica;
- Concha; Hueso; Lítica;
- Maderas petrificadas;
- Tejidos;
- Métales.

2. MUESTRAS:
 Carbón vegetal;
 Fitolitos; -
 Polen;
 Semillas;
 Suelos.

ARTICULO 35 .- Previa a la autorización del Director del Instituto Nocional de


Patrimonio Cultural para la salida temporal de los fragmentos y muestras que constan
en el Artículo anterior, el investígador deberá presentar ante el Departamento de
inventario de Bienes Culturales, una solicitud que contemple los requisitos que
demande dicho departamento.

ARTICULO 36 .- La salida del Ecuador de material fílmico, audiovisual,


monograbado o fotográfico, producto de una investigación arqueológica destinado a
documentar la .investigación o a ser exhibido, será regulado de conformidad con el
Decreto de creación do la Secretaría Nacional de Comunicación Social.

ARTICULO 37 .- El material al que alude el Artículo anterior y que fuere producido


con fines comerciales, estará sujeto a lo dispuesto en el Artículo 36 del presente
Reglamento
CAPITULO VI
DE LAS PUBLICACIONES

ARTICULO-38 .- Si como resultado de las investigaciones se produjeren


publicaciones, el investigador deberá entregar al DENAHI cinco copias de la obra en
el idioma original. El cumplimiento de esta obligación no eximirá al investigador de
presentar una copia del Informe Final o de la tesis de grado en castellano.

ARTICULO 39 .- El INPC garantiza la propiedad científica del investigador en


cuanto a sus descubrimientos e informes. Los informes serán confidenciales por un
período de hasta TRES (3) años. Vencido el plazo, serán de libre consulta en el
Archivo Técnico del DENAHI y podrán ser eventualmente publicados.

ARTICULO 40 .- De toda publicación de los trabajos o estudios relacionados a las


investigaciones autorizadas por el INPC, o que utilice información obtenida durante el
período de investigación y antes de finalizar éste, deberán remitirse TREINTA
ejemplares de la publicación.

CAPITULO VII
DE LAS SANCIONES

ARTICULO 41 .- Cuando los Investigadores nacionales y extranjeros no cumplieren


con las obligaciones contempladas en la carta de compromiso y/o convenio firmado
con el Instituto Nacional de Patrimonio Cultural. (Art. 14, literal b) , en forma
inmediata será cancelada la autorización, y si esas actividades continuaren
ejerciéndolas, serán consideradas ilegales por el INPC.

ARTICULO 42 .- En caso de salida de restos culturales (tales como cerámica, lítica,


hueso y otros), sin previa autorización del INPC. , serán incautados y los infractores
puestos a ordenes de las autoridades comitentes , para su juzgamiento y sanción.

ARTICULO 43 .- En caso de que los investigadores nacionales y extranjeros no


presentaren al Departamento de Arqueología e Historia el Informe Final (tal como se
contempla en el Art. 24 del presente reglamento), se les cancelará definitivamente la
autorización para toda investigación arqueológica en nuestro país.

ARTICULO 44 .- De la ejecución del presente Reglamento se encarga al Director


Nacional del Instituto Nacional de Patrimonio Cultural.

ARTICULO 45 .- VIGENCIA: Este Reglamento entrará en vigencia a partir de la


aprobación por el Directorio.
El Infrascrito Secretario de Directorio del Instituto Nacional de Patrimonio Cultural,
CERTIFICA QUE el presente Reglamento Interno para la Concesión de Permisos de
Investigación Arqueológica Terrestre en el Ecuador, fue aprobado por los señores
Miembros del Directorio de la Institución, el día jueves 20 de febrero de 1992.

F) CARLOS VILLACÍS ENDARA


SECRETARIO GENERAL

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