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1. Introducción
El 2020 no es un año cualquiera para todas y todos aquellos que
trabajamos en pos de alcanzar un mundo más pacífico, justo e inclusivo ya que
se cumplen 20 años de la aprobación de la resolución 1325 (2000) del Consejo
de Seguridad de las Naciones Unidas que reconoce los efectos de los
conflictos en las mujeres y la función de éstas en su prevención y solución.
Por lo tanto, estamos frente a la oportunidad de repensar el camino
recorrido y generar nuevas estrategias y mecanismos para la construcción de
paz sostenible. En consecuencia, a lo largo de este artículo reflexionaré
respecto al lugar que tienen las mujeres en los escenarios de guerra y
postguerra, profundizaré en la agenda Mujer, Paz y Seguridad como un marco
de orientación para los Estados que emerge a raíz de la Resolución 1325
(2000) y presentaré la Red Federal de Mediadoras con Perspectiva de Género
como un instrumento concreto para aumentar la inclusión de las mujeres y de
la perspectiva de género en los procesos y acuerdos de paz.
1
necesidad de centrar la atención sobre la importancia de considerar la
dimensión de género en los conflictos armados.
La incidencia que tienen los conflictos armados sobre la población civil
revela que parte de la violencia que generan las guerras es específicamente de
género, exacerbándose conductas discriminatorias existentes por la posición
de desventaja de las mujeres en la sociedad, que se expresa en
consideraciones de poder y supremacía de los varones, así como en escasas
oportunidades para participar en la toma de decisiones (Robles y Frieyro de
Lara, 2012).
Ahora bien, incluir la perspectiva de género en el análisis de los
conflictos armados no implica que siempre se trate a la mujer como una
víctima, ni a los varones como absolutos y únicos perpetradores de la violencia.
Más bien, esto implica establecer medidas de protección y el replanteo de
acciones que posibiliten aumentar la presencia de mujeres en la resolución de
los conflictos como una garantía de que el género será considerado de forma
efectiva y prioritaria en las situaciones de extremo riesgo de las mujeres.
Para crear una paz duradera necesitamos la participación significativa de
las mujeres ocupando un lugar en la mesa cuando se llevan a cabo las
negociaciones, garantizando que sus intereses y experiencias vividas se
reflejen claramente en los procesos de paz y teniéndolas equitativamente en
cuenta en los esfuerzos de recuperación una vez terminado el conflicto.
Cuando las mujeres participan en los procesos de paz, aumenta en un
35 por ciento la probabilidad de que un acuerdo dure como mínimo 15 años
(Stone, 2015). Sin embargo, aún queda mucho trabajo por hacer. A nivel
mundial, las mujeres siguen teniendo poca representación y muchas veces se
invisibilizan sus esfuerzos y éxitos en los procesos políticos y de paz a todos
los niveles. Según ONU Mujeres, en las negociaciones de paz llevadas
adelante entre 1990 y 2017, solo hubo un 2 por ciento de mediadoras; un 5 por
ciento de testigos y signatarias y un 8 por ciento de negociadoras (ONU,
Mujeres 2018). A su vez, solo tres de 11 acuerdos de paz firmados en 2017
contenían disposiciones de género.
2
Los datos presentados nos llevan a entender que la inclusión de la
perspectiva de género en la prevención, gestión y resolución de conflictos y
post-conflictos es aún marginal. En consecuencia, se necesita fomentar más y
mejores políticas públicas para reforzar la capacidad de decisión política y
económica de las mujeres y, a su vez, lograr la implicación total de los varones
en la Agenda de Mujer, Paz y Seguridad.
3
en todos los ámbitos de construcción de la paz, incluyendo la
prevención, la gestión y la resolución de los conflictos.
Expresa la voluntad del Consejo de Seguridad de
incorporar la perspectiva de género en las operaciones de
mantenimiento de la paz.
Pide que se dote a los Estados de materiales para la
formación en materia de protección de las mujeres y que se incremente
la dotación de recursos para esta formación.
Pide a todos los actores involucrados en negociaciones de
paz la inclusión de la perspectiva de género en los acuerdos de paz.
Llama a todas las partes involucradas en los conflictos a la
adhesión al derecho internacional, el fin de la impunidad y la adopción
de medidas para proteger a las mujeres.
Alienta a considerar las necesidades de las mujeres y las
personas dependientes en los procesos de Desarme, Desmovilización y
Reintegración.
Expresa la voluntad de garantizar que las misiones del
Consejo de Seguridad de la ONU tengan en cuenta la dimensión de
género y lleven a cabo interlocuciones con los grupos de mujeres locales
e internacionales.
Solicita al Secretario General que lleve a cabo un estudio y
un informe sobre el impacto de los conflictos en las mujeres y el papel
de las mujeres en la construcción de la paz.
1
Surge fruto del amplio esfuerzo por parte de las organizaciones de mujeres para lograr que la
cuestión de las mujeres, la paz y la seguridad fuera considerada un asunto relevante en el
ámbito internacional, y de su capacidad de tejer alianzas con diferentes actores, incluyendo
Naciones Unidas y gobiernos.
4
Consejo de Seguridad y numerosas herramientas complementarias nacionales
y regionales2 y ha sido identificada como la agenda Mujeres, Paz y Seguridad.
Esta agenda se percibe como un hito precisamente porque su finalidad es
apoyar la transición de las mujeres de víctimas del conflicto a protagonistas en
los procesos de prevención y construcción de paz (Requena Casanova, 2017).
El proceso de institucionalización de la agenda sobre Mujeres, Paz y
Seguridad ha llevado a que tanto los Estados como otras organizaciones
internacionales y regionales se hayan sumado al proceso creando sus propias
herramientas para la aplicación de la resolución. Entre los países, los Planes
de Acción Nacionales han sido uno de los principales mecanismos de
implementación de la mencionada resolución. Estos planes son una
herramienta que permite a los gobiernos articular sus prioridades políticas y
coordinar la implementación en el nivel estatal (Peacewomen, 2013). A través
de estos planes se definen las políticas y los procesos que debe seguir un país
para alcanzar los objetivos y las metas propuestas, apuntando estrategias,
identificando áreas prioritarias, asignando roles, estableciendo cronogramas,
elaborando indicadores y determinando formas de medir y evaluar (Miller et al.
2014).
La Argentina puso en marcha su Plan Nacional de Acción para la
Implementación de la Resolución 1325 de Naciones Unidas (2000) en
septiembre del 2015. El Plan refleja el compromiso del Estado Argentino por
trabajar en la generación de mayores canales institucionales para fortalecer el
rol de las mujeres en la consolidación de la paz, destacando la necesidad de
aumentar su participación en los procesos de adopción de decisiones en
materia de prevención y resolución de conflictos.
El Plan Nacional de Acción Argentino ha sido concebido como un
instrumento dinámico, abierto a las modificaciones que puedan surgir en el
tiempo de su aplicación, construido de forma coordinada entre diferentes
2
La agenda está integrada por ocho resoluciones del Consejo de Seguridad -1325 (2000), 1820
(2008), 1888 (2009), 1889 (2009), 1960 (2010), 2106 (2013), 2122 (2013) y 2242 (2015) – las
cuales fueron adoptadas por unanimidad.
5
ministerios, en el cual se traza una estrategia específica de implementación de
política pública que garantice el cumplimiento de las Resoluciones de Naciones
Unidas en materia de mujeres, paz y seguridad.
Entre los objetivos del Plan se destacan:
Incrementar la participación política de las mujeres en
materia de paz y seguridad, en los procesos de negociación de paz, el
manejo de conflictos y en los espacios de toma de decisiones en cada
uno de estos ámbitos.
Incluir la perspectiva de género en todas las actividades de
construcción de la paz y en misiones de asistencia humanitaria,
incluyendo las actividades para el desarme, la desmovilización y la
reintegración.
Proteger los Derechos Humanos de las mujeres y niñas en
países en conflicto y postconflicto, especialmente frente a la violencia
basada en género y la violencia sexual, promoviendo un ambiente de
seguridad y bienestar.
3
Por ejemplo, en 2015 se creó la Red Nórdica de Mujeres Mediadoras con el fin de promover la
labor de las mediadoras en los países nórdicos y de establecer vínculos con redes similares en
otras regiones. En 2017, la Unión Africana estableció la Red Africana de Mujeres en la
Prevención de Conflictos y la Mediación para la Paz (conocida como “FemWise”) y el Gobierno
de Italia constituyó la Red de Mujeres Mediadoras de la Región Mediterránea.
6
Argentina para la implementación de la Resolución 1325- en el año 2018
decidimos poner en marcha la Red Federal de Mediadoras con Perspectiva de
Género como una iniciativa conjunta de la Dirección Nacional de Mediación y
Métodos Participativos de Resolución de Conflictos (Ministerio de Justicia y
Derechos Humanos de la Nación) y la Unidad Derecho de las mujeres de la
Dirección de Derechos Humanos y temas de género del Ministerio de
Relaciones Exteriores y Culto.
Esta Red está compuesta por 49 mediadoras de distintas provincias del
país y tiene como objetivos aumentar la capacidad de mediación con
perspectiva de género en lo nacional, regional e internacional, y crear procesos
de transformación de conflictos más consultivos mediante la promoción tanto
de la participación efectiva de la mujer como de la consideración de las
cuestiones de género en el diseño y el contenido de los programas y proyectos
destinados a la construcción de convivencia comunitaria. Asimismo, cuenta con
un Comité de Expertas que colabora en el seguimiento de las acciones y en el
impulso hacia la conformación de una Red Regional de Mediadoras del Cono
Sur.
Según la ONU, las estrategias de mediación que incluyen
sistemáticamente a las mujeres y, en sentido más amplio, a la sociedad civil
tienen más probabilidades de generar un mayor apoyo nacional a un acuerdo
negociado, así como de conducir a una paz más sostenible (Departamento de
Asuntos Políticos de las Naciones Unidas, 2017). En consecuencia, el motivo
por el cual hemos llevado adelante la Red Federal de Mediadoras se sustentó
en incentivar la participación de las mujeres como un común denominador que
debe ser tenido en cuenta para promoverlo y fortalecerlo desde el Estado, en el
marco de buenas prácticas en materia de gestión de conflictos comunitarios en
clave de género para la construcción de procesos de paz.
Así las cosas, a través de la Red orientamos los esfuerzos a construir
procesos de mediación inclusivos basados sobre el supuesto de que la
consolidación de una paz sostenible requiere la integración de diversas
perspectivas sociales, las de las partes en conflicto y los demás interesados, en
el proceso de paz. Los procesos inclusivos proporcionan puntos de entrada
7
múltiples y diversos mecanismos de participación. Un mayor número de grupos
representados aumenta las posibilidades de determinar y abordar las causas
fundamentales de los conflictos y de garantizar que se atiendan las
necesidades de las personas afectadas por el conflicto4 (Departamento de
Asuntos Políticos de las Naciones Unidas, 2017).
4
Considero importante aclarar que un proceso inclusivo no significa que todos los interesados
puedan participar directamente en las negociaciones oficiales; más bien propiciará una
interacción estructurada entre las partes en conflicto y otros interesados para incluir múltiples
perspectivas en el proceso de mediación. El llamado a la inclusión en los procesos de
mediación no se limita a las mujeres, sino que se aplica a la identidad de las minorías sociales,
demográficas, religiosas y regionales, así como a los jóvenes, a la sociedad civil organizada y a
las organizaciones profesionales.
8
para la candidatura contar con experiencia en Mediación con Perspectiva de
Género.
Como era de esperarse, la convocatoria fue exitosa y con gran
repercusión a nivel federal habiendo recibido 254 postulaciones. Dado el
caudal de postulaciones, y buscando generar un proceso de selección justo y
eficiente, se constituyó un Comité Evaluador5 que seleccionó a las mediadoras
a través de un “Puntaje de preselección” que buscó reflejar la adecuación de
los perfiles de las candidatas a los requisitos solicitados en las bases para la
convocatoria.
Las categorías contempladas en el puntaje de preselección fueron:
Categoría I: Título de mediadora
Categoría II: Formación en género
Categoría III: Experiencia en procesos colaborativos-
multiactor (Facilitación, procesos de paz, audiencias públicas, etcétera)
Categoría IV: Experiencia de trabajo con población en
condición de vulnerabilidad.
Categoría V: Experiencia en proyectos vinculados al
abordaje de problemáticas sociales desde la perspectiva de género.
5
El Comité estuvo integrado por la Dra. María Fernanda Rodríguez (Subsecretaria de Acceso a
la Justicia del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación), la Dra. Raquel Munt
(Directora Nacional de Mediación y Métodos Participativos de Resolución de Conflictos del
Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación), la Ministra María Luisa Martino
(Responsable de la Unidad Derechos de las Mujeres; Dirección de Derechos Humanos y
Temas de Género del Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto), el Ministro Mateo Estremé
(Director de Organismos Internacionales del Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto), el
Embajador Alejandro Daneri (Presidente de la Comisión Cascos Blancos del Ministerio de
Relaciones Exteriores y Culto) y la Lic. Débora Luzzi (Comisión de Cascos Blancos del
Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto)
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CATEGORIA PUNTAJE PESO RELATIVO
1. Título de Mediadora 4 Puntos 40%
2. Formación de género 1 Punto 10%
3. Experiencia en Procesos 1 Punto 10%
colaborativos-multiactor
4. Experiencia de trabajo con 2 Puntos 20%
población en condición de
vulnerabilidad
5. Experiencia en proyectos 2 Puntos 20%
vinculados al abordaje de
problemáticas sociales desde
la perspectiva de género
10
4b. Plan de acción
La Red federal de mediadoras con perspectiva de género se propuso
aumentar la capacidad de mediación con perspectiva de género en lo nacional,
regional e internacional y crear procesos de transformación de conflictos más
consultivos mediante la promoción tanto de la participación efectiva de la mujer
como de la consideración de las cuestiones de género en el diseño y el
contenido de los programas y proyectos destinados a la construcción de
convivencia comunitaria.
Para esto, se proyectó la realización de las siguientes acciones en el
período 2019-2020:
11
Constituir un Consejo Asesor integrado por referentes en
materia de construcción de paz con perspectiva de género a fin de
asesorar el plan de trabajo de la Red Federal de Mediadoras con
Perspectiva de género6.
Brindar capacitación a las mujeres integrantes de la Red
argentina en perspectiva de género para que, a su vez, actúen como
replicadoras de los conceptos aprendidos7.
6
El Consejo fue conformado en el año 2019 y cumple la función de proponer objetivos y
asesorar el plan de trabajo de la Red Federal de Mediadoras con Perspectiva de género.
Entre sus funciones se encuentran:
Asistir a la Dirección Nacional de Mediación y Métodos Participativos de Resolución de
Conflictos del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos y a la Dirección de Derechos
Humanos y Temas de Género del Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto, en
temas relativos a la consolidación y funcionamiento de la Red Federal de mediadoras
con Perspectiva de género.
Orientar y evaluar el diseño y puesta en marcha de las estrategias elaboradas por la
red federal de mediadoras con perspectiva de género en el marco del Plan Nacional de
Acción de la República Argentina para la Implementación de la Resolución 1325 (2000)
del Consejo de Seguridad.
Proponer objetivos y asesorar el plan de trabajo de la Red Federal de Mediadoras con
Perspectiva de género, además de aportar su experiencia y proponer acciones cuando
sea necesario.
Sugerir tareas y actividades a desarrollarse en el marco de la Red Federal de
Medidoras con Perspectiva de Género.
Integrantes del Consejo Consultivo: Dra. Florencia Schkolnik (Subsecretaria de Acceso a la
Justicia. Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación), Dra. Raquel Munt (Directora
Nacional de Mediación y Métodos Participativos de Resolución de Conflictos del Ministerio de
Justicia y Derechos de la Nación), Embajador Pablo Beltramino (Subsecretario de Política
Exterior del Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto de la Nación), Ministra María Luisa
Martino (Responsable de la Unidad “Derechos de las Mujeres”, Dirección de Derechos
Humanos y Temas de Género del Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto de la Nación),
Florence Anne Raes (Representante de ONU Mujeres Argentina), María Fabiana Tuñez
(Directora Ejecutiva del Instituto Nacional de las Mujeres. Ministerio de Salud y Desarrollo
Social de la Nación) Dra. Gladys Álvarez (Coordinadora de la Comisión Nacional de Acceso a
Justicia de la Corte Suprema de la Nación), Dra. Graciela “Gachi” Tapia (Consultora senior de
la Unidad de Soporte a la Mediación del Departamento de Asuntos Políticos -DPA- de
Naciones Unidas y del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo de Argentina), Dra.
Marcela Donadio (Secretaria Ejecutiva de la Red de Seguridad y Defensa de América Latina –
RESDAL-) Samanta Kussrow (Coordinadora del Atlas Comparativo de la Defensa en América
Latina y Caribe y co-Productora Ejecutiva del Índice de Seguridad Pública –RESDAL-) y Dra.
María Julia Moreyra (Coordinadora Regional para Latinoamericana y El Caribe de Mujeres de
Paz en el Mundo).
7
Durante el año 2019, la Dirección Nacional de Asistencia Técnica del Instituto Nacional de las
Mujeres, en articulación con la Dirección Nacional de Mediación y Métodos Participativos de
Resolución de Conflictos del Ministerio de Justicia y DDHH, y la Unidad Derecho de las mujeres
de la Dirección de Derechos Humanos y temas de género del Ministerio de Relaciones
Exteriores y Culto desarrollaron una capacitación dirigida a las mediadoras de la Red Federal
con el objetivo de que incorporen la perspectiva de género en las prácticas laborales y
adquieran herramientas para la prevención y detección de la violencia basada en género.
12
Generar espacios para que las Mediadoras puedan
capacitar a mujeres referentes de barrios en herramientas para la
construcción de paz, las cuales tienen un papel importante para frenar la
violencia local en su comunidad de referencia8.
Identificar situaciones territoriales específicas (por ejemplo,
comunidades migrantes, zonas de frontera, etcétera) y prever
respuestas a situaciones de conflictividad a nivel local en las que pueda
intervenir el roster de mediadoras con perspectiva de género.
Participar de un Encuentro con representantes de los
países que integran la Red Nórdica a los efectos de interiorizarse en el
accionar y la intervención de la Red en escenarios internacionales9.
Brindar capacitación a las mujeres integrantes de la Red
argentina en materia de mujer, paz y seguridad en el escenario
internacional, y en particular respecto de asuntos de género y las
operaciones de mantenimiento de la paz, a cargo de la ONG RESDAL,
especializada en la materia.
Proponer intercambios con países de la región en la
materia con vistas a la futura conformación de una Red de Mediadoras
del Cono Sur con perspectiva de género.
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4.c. Desafíos para seguir creciendo como red
Más allá de los logros obtenidos, la Red Federal de Mediadoras con
Perspectiva de Género es un proyecto incipiente que aún tiene mucho camino
por recorrer para su consolidación. Desde su creación en el año 2018, la Red
ha ido madurando como propuesta y adquiriendo objetivos, un plan de acción y
una estrategia de implementación. Entre los muchos desafíos que le quedan
por delante quiero destacar los siguientes:
1) Alcanzar continuidad frente a un cambio de gestión política. Lograr su
continuidad en el tiempo ha sido el objetivo aspiracional de todas y todos
aquellos que hemos trabajado para la construcción de la Red. El espíritu del
proyecto ha sido el de constituirse en un mecanismo efectivo de política pública
en materia de mujer, paz y seguridad, con capacidad de convocar a distintos
sectores sociales y políticos en pos de un objetivo a largo plazo.
2) Generar un nuevo plan de acción. El plan de acción inicial se planteó
con un período de dos años (coincidente con el cambio de autoridades
políticas) y estuvo orientado a poner en marcha la red. Se requiere pensar un
nuevo plan destinado a contribuir en los dos niveles de acción pautados. Primer
nivel: en el propio país a través de la generación de subredes de mujeres que
trabajan en prevención y resolución de conflictos comunitarios; segundo nivel:
en otros países, contribuyendo en la construcción de procesos de paz y
desarme.
3) Trabajar para generar un sistema de financiamiento de las
mediadoras integrantes. Desde el primer día, el proyecto ha sido voluntario y
ad honorem sin implicar remuneración alguna para las mediadoras que
conforman la red. No obstante, para su continuidad, se vuelve necesario
generar una estrategia de financiamiento que evite que las mediadoras
dispongan de su dinero para realizar las acciones pautadas. Este desafío es de
carácter urgente y su logro garantizará la continuidad del proyecto en el tiempo.
4) Impulsar la creación de redes similares en los países de la región que
cuentan con Planes de Acción para la implementación de la Resolución 1325.
Latinoamérica se encuentra frente a un complejo escenario político-social. No
se debe descuidar el compromiso de consolidar una región más justa, pacífica
14
e inclusiva. La experiencia argentina es la primera de Sudamérica y puede
servir de guía para los países de la región. La meta es lograr una Red de
Mediadoras del Cono Sur.
5) Generar alianzas estratégicas con organismos e instituciones para
lograr un alcance intersectorial que potencie la red. Se vuelve necesario
avanzar en más y mejores alianzas con Organismos Nacionales
(Universidades, Organismos de la Sociedad Civil, Sector Empresarial,
Sindicatos, etcétera) e internacionales que le otorguen un mayor alcance a la
Red, favoreciendo su difusión e impacto.
15
trabajo cotidiano de quienes implementan los métodos pacíficos y participativos
de resolución de conflictos en diferentes ámbitos de la vida pública.
Si bien la Resolución 1325 pone el foco en los procesos de paz o en las
situaciones post conflicto armado, la primera instancia del Plan Nacional de
Acción (2019-2020) de la Red Federal de Mediadoras con Perspectiva de
Género ha estado orientada a la construcción de paz territorial a través de la
participación y la inclusión de las mujeres en los procesos de decisión colectiva
y construcción de convivencia comunitaria a lo largo y ancho de nuestro país.
Si bien la Argentina es un país que reporta un elevado nivel de
conflictividad social, los grados de violencia y conflicto están años luz de los
países que atraviesan procesos de guerra o postguerra. Sin embargo, frente a
los altos niveles de violencia y exclusión de las mujeres existentes en la
sociedad argentina, en primera instancia hemos decidido orientar los esfuerzos
de la Red a promover la participación y la organización de las mujeres en sus
propias comunidades, invitándolas a que sumen a otras a espacios de reflexión
y aprendizaje en los que deje de naturalizarse la violencia en general y la de
género en particular. Espacios en los que se trabaje para disminuir los factores
de riesgo (estereotipos de género) que sostienen patrones de dominación y se
focalice en herramientas de detección temprana para la prevención.
En la Argentina, es notable ver en cada iniciativa colectiva el rol
protagónico y mayoritario de las mujeres. En cada acción, las mujeres se
destacan, porque son ellas las que asumen responsabilidades concretas para
atender las necesidades de su comunidad, tejiendo lazos de solidaridad,
achicando brechas, buscando alternativas pacíficas para resolver conflictos en
pos del bien colectivo de su entorno social. La participación de las mujeres
organizadas en pos del diálogo y la paz es un común denominador que debe
ser tenido en cuenta para promoverlo y fortalecerlo desde el Estado como
ejemplo de buenas prácticas. La acción colectiva de las mujeres organizadas
posee un potencial estratégico de cambio cultural para nuestras sociedades
debido al papel que pueden cumplir en la política y en la sociedad como puntal
para la transformación social por la igualdad, la paz y la justicia.
16
El desafío reside entonces en empoderar a las mujeres como referentes
de paz de sus propias comunidades. La experiencia nos muestra que las
mujeres ocupan un papel fundamental a la hora de resolver las conflictividades
comunitarias, al gestionar acuerdos, canalizar los conflictos y/o derivar a
instituciones. En este sentido, es de suma importancia contemplar el potencial
transformativo de los métodos de resolución de conflictos para la construcción
de lazos de convivencia pacífica desandando lógicas individualistas.
Trabajar para la construcción de sociedades más Justas, Pacíficas e
Inclusivas (ODS 16 de la Agenda para el Desarrollo Sostenible) implica pensar
en la generación de estrategias de construcción de paz que sean
verdaderamente inclusivas y que prioricen la adopción de la perspectiva de
género a través de la participación, en todos los niveles, de las mujeres, paso
clave en cualquier proceso de construcción de paz sostenible.
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BIBLIOGRAFÍA
18
- Requena Casanova, Miguel (2017) La aplicación de la agenda mujeres,
paz y seguridad en los procesos de paz: La participación de las mujeres
en la prevención y resolución de conflictos en Migrant ́s Rights, EU
Borders and Internal Security of Citizens: EU Values and Global
Challenges” (ref.: 586947-EPP-1-2017-ES-EPPJMO-MODULE)
- Robles, M. y Frieyro de Lara, B. (2012). La integración de la perspectiva
de género en el análisis de los conflictos armados y la seguridad.
Cuaderno de estrategia, 157, 53-88
- Stone, L. (2015) Estudio sobre 156 Acuerdos de Paz, Análisis cuantitativo
sobre la participación de las mujeres.
19