Descarga Editorial Jusbaires
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ISBN 978-987-3690-47-1
1. Juicio por Jurados . I. Letner, Gustavo, coord. II. Piñeyro, Luciana,
coord.
CDD 347.0752
Consejo Editorial
Juan Manuel Olmos
Alejandra B. Petrella
Marcela I. Basterra
Marta Paz
Esteban Centanaro
José Sáez Capel
Oficina de Diseño
Coordinación de Arte y Diseño: Mariana Pittaluga
Maquetación: Gonzalo Cardozo; Carla Famá; Pablo Iglesias; Lucas Oliveira
La presente publicación ha sido compuesta con las tipografías Geogrotesque del tipógrafo argentino
Eduardo Manso y Alegreya de la fundidora argentina Huerta Tipográfica.
Autoridades 2015
Presidente
Juan Manuel Olmos
Vicepresidenta
Alejandra B. Petrella
Secretaria
Marcela I. Basterra
Consejeros
Ricardo Félix Baldomar
Juan Sebastián De Stefano
Juan Pablo Godoy Vélez
Carlos E. Mas Velez
Agustina Olivero Majdalani
José Sáez Capel
Administrador General
Alejandro Rabinovich
SUMARIO
85. La firmeza (finalidad) del veredicto del Jurado por Andrés Harfuch
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EL PROCESO DE TOMA DE DECISIÓN DEL JURADO
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el proceso de toma de toma de decisión del jurado
2. Una minoría de ciudadanos de los Estados Unidos han participado en un jurado. Las
estimaciones varían de 26% a 34%, y la mayoría de los que participaron lo han hecho en
no más de un jurado, “Selected to Serve: An Analysis of Lifetime Jury Participation”,
Journal of Empirical Legal Studies, vol. 9, 2012, pp. 33 y 44.
3. Véase por ej. al Juez Rehnquist en Lockhart c. McCree, 476 U.S. 162, 1986 (donde critica
las pruebas que arrojan los estudios de simulacro de jurado por fracasar al no utilizar
“jurados reales que bajo juramento apliquen la ley sobre los hechos de un caso real”, y
concluye que “tenemos serias dudas sobre el valor de estos estudios para predecir la
conducta de jurados reales”).
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9. Esta distribución es similar al desglose de los juicios civiles del Tribunal Superior
del Estado de Pima para el año 2001: 62 por ciento de casos de daños vehiculares, 8
por ciento de casos de mala praxis médica, 23 por ciento de otros casos de daños y 6
por ciento de casos contractuales (cifras provistas por Waters, Nicole M. del Centro
Nacional para Tribunales Estatales).
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10. Un comentario fue definido como una afirmación o afirmación parcial que conti-
nuaba hasta que la persona dejase de hablar o hasta que otro jurado comenzara una
afirmación o afirmación parcial. Si otra persona interrumpía, pero el que original-
mente estaba hablando continuaba haciéndolo, dicha continuación era tratada como
parte del comentario inicial.
11. Waterfield, Robin, Why Socrates Died: Dispelling the Myths, Faber and Faber/Norton/
McClelland & Stewart, 2009.
12. Gomes, Luiz Flavio y Zomer, Ana Paula, “The Brazilian Jury System”, St. Louis-
Warsaw Transatlantic L. J., vol. 75, 2001-2002, p. 76.
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13. Esta sección está basada en Salerno, Jessica M. y Seidman Diamond, Shari, “The
Promise of a Cognitive Perspective on Jury Deliberation”, Psychonomic Bulletin & Rev.,
vol. 17, 2010, pp. 174-176.
14. Kalven, Harri Jr. & Zeisel, Hans, The American Jury, 1966.
15. Íd., p. 474.
16. Íd., p. 487.
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17. Íd., p. 488 (el valor exacto es 87%, basado en los valores de la Tabla 139).
18. Íd., p. 489.
19. Seidman Diamond, Shari y Casper, Jonathan D., “Blindfolding the Jury to Verdict
Consequences: Damages, Experts, and the Civil Jury”, Law & Society Review, vol. 29,
1992, p. 513.
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26. Hannaford-Agor, Paula L.; Hans, Valerie P.; Mott, Nicole L. y Munsterman, G.
Thomas, “Are Hung Juries a Problem?”, Informe al Instituto Nacional de Justicia,
2002, Figura 5.1, p. 65.
27. Íd.
28. Kalven y Zeisel, supra nota 13, p. 487 (nota al pie para Tabla 138).
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3. EL PROCESO DE DELIBERACIÓN
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34. Para una revisión, véase Devine, Dennis J., Jury Decision Making: The State of the
Science, 2012, p. 155.
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¿De qué hablan los jurados cuando salen del tribunal al finali-
zar el juicio? Los temas potenciales que el jurado podría llegar a
debatir a puertas cerradas varían desde los temas centrales sobre la
tarea por delante hasta puntos irrelevantes que nada tienen que
ver con el juicio. Primero, prestamos atención a la variedad de
temas sustanciales, incluyendo la prueba (conversaciones sobre
las partes, peritos, testigos y pruebas); la ley, incluyendo las ins-
trucciones; y los argumentos y conducta de los abogados (ej. “Me
pareció raro que [el abogado defensor] no haya llamado a nin-
gún otro [empleado] que estuviera de guardia ese día”). También
incluimos el uso por parte de los jurados de conocimiento gene-
ral sobre cómo funciona el mundo y cómo se comporta la gente,
así como sus relatos sobre experiencias personales cuando estas
contribuciones se relacionan con el caso. Dentro de la categoría
sustancial también incluimos las expresiones del jurado sobre
preferencias del veredicto, si esa expresión ocurrió como par-
te de un voto formal o como un comentario libre (ej. “El de-
mandado no debería ser considerado responsable por lo que
ocurrió; no creo que el demandante debiera obtener algo por
daños a causa de su dolor y sufrimiento”).
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36. Seidman Diamond, Shari; Rose, Mary R. y Murphy, Beth, “The Commonsense
Jury”, artículo presentado en la Law & Society Assoc., 2014, y en la Conferencia del
Instituto Oñati sobre Jurados y Tribunales Mixtos Alrededor del Mundo, 2014.
37. Williams c. Florida, 399 U.S. 78, 100, 1970.
38. Modelo de Instrucciones al Jurado Civil de Delaware, 2006.
39. Instrucciones revisadas del Juicio por Jurados de Arizona (Civil), 1997.
40. S. Diamond, Shari et al., “Kettle” supra nota 4, p. 1555.
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46. James, Rita M., “Status and Competence of Jurors”, Am. J. Soc., vol. 64, 1959, p. 563.
47. Rose, Mary R., S. Diamond, Shari y Murphy, Beth “Domains of Personal Experience
on the Jury”, artículo presentado en las reuniones de la Law and Society Association
Meetings, mayo 2014.
48. Diamond et al., “Kettle”, supra nota 5, p. 1555, n. 63.
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49. Por ejemplo, el siguiente comentario fue catalogado como una afirmación acorda-
da a favor del demandante: “Pero yo pienso que él (el demandante) realmente sentía
dolor”. En contraste, el siguiente comentario fue catalogado como a favor del deman-
dado: “Ella, (la demandante) no siguió las instrucciones que (el hospital) le dio. Porque
aquí mismo dice, uh (el jurado busca la hoja en el documento), oh ‘tan pronto como
sea posible haga una cita para ver al médico en dos días’”. Si una afirmación era com-
binada en el hecho de incluir algún material favorable para ambas partes o desfavora-
ble para ambas, era acordada para ambos. Los comentarios combinados con material
favorable o desfavorable para ambas partes fueron sopesados mitad para cada parte.
50. Los jurados mencionaron muchas experiencias personales adicionales en comen-
tarios no acordados.
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51. Weinstein, Jack B., “The Role of Judges in a Government Of, By, and For the People:
Notes for the Fifty Eighth Cardozo Lecture”, Cardozo L. Rev., vol. 30, 2008, pp. 1-118;
Véase también Seidman Diamond, Shari y Doorley, Francis, “What a (Very) Wise Trial
Court Knows about Juries”, DePaul L. Rev., vol. 64, 2015, p. 1101.
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55. Estos tres tipos de errores reflejaron un total de once fuentes de error. Para eva-
luar la confiabilidad de esta codificación, dos codificadores de manera independiente
codificaron los comentarios en ocho deliberaciones para determinar la fuente de cada
error. Usando la estadística de Kappa de Cohen respecto de las medidas de acuerdo so-
bre puntos categóricos, véase Cohen, Jacob, “A Coefficient of Agreement for Nominal
Scales”, Educ. & Psychol. Measurement, vol. 20, 1960, p. 37, el índice de confiabilidad fue
de 0.95.
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56. Véase Hans, Valerie P. et al., “Science in the Jury Box: Jurors’ Comprehension of
Mitochondrial DNA Evidence”, Law & Hum. Behav., vol. 35, 2011, pp. 60 y 67.
57. Véase Diamond y Casper, supra nota 14, p. 529, n. 15; Levin Hillel, Y. y Emerson, John
W., “Is There a Bias Against Education in the Jury Selection Process?”, Conn. L. Rev.,
vol. 38, 2006, pp. 325, 336-38.
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58. Véase, por ej., Ellsworth, Phoebe C., “Are Twelve Heads Better than One?”, Law &
Contemp. Probs., vol. 52, 1989, pp. 205 y 219.
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59. American Bar Association, “Principles for Juries and Jury Trials Princ.”, 2005,
Principio 14.A, p. 107.
60. Íd., En princ. 14.A comentario subdividido. A, p. 108.
61. Véase por ej. Elwork, Amiram et al., Making Jury Instructions Understandable, 1982,
pp. 45-49; Seidman Diamond, Shari y Levi, Judith N., “Improving Decisions on Death
by Revising and Testing Jury Instructions”, Judicature, vol. 79, 1996, pp. 224 y 232;
Luginbuhl, James, “Comprehension of Judges’ Instructions in the Penalty Phase of a
Capital Trial: Focus on Mitigating Circumstances”, Law & Hum. Behav., vol. 16, 1992,
pp. 203, 210-17 (halla que revisar el modelo de instrucciones al jurado de Carolina del
Norte podría mejorar sustancialmente la comprensión del jurado).
62. California incluyó al lingüista Tiersma, Peter en el comité de modelo de instrucciones
al jurado. Para el informe de Tiersma sobre el enfoque del comité, los problemas que pro-
curó atender, y sus soluciones, véase Tiersma, Peter, “The Rocky Road to Legal Reform:
Improving the Language of Jury Instructions”, Brook. L. Rev., vol. 60, 2001, p. 1081.
63. Diamond y Levi, supra nota 60, pp. 231-232.
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69. Ministerio Público Fiscal de la Provincia de Neuquén, “Cómo fueron para los fis-
cales los primeros juicios con jurados populares”, 01/08/2014, extraído del link http://
www.mpfneuquen.gob.ar/index.php/78-mpf-general/591 [Consulta: 24 de julio de
2015].
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EXPERIENCIA, PREJUICIOS Y FUNDAMENTACIÓN
EN EL JUICIO POR JURADOS
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experiencia, prejuicios y fundamentación...
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4. Conf. Langbein, John H., The origins of Adversary Criminal Trial, Oxford University
Press, 2003, p. 326.
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experiencia, prejuicios y fundamentación...
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EL VEREDICTO Y LA SENTENCIA: LA DIFERENTE
IMPUGNACIÓN
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El veredicto Unánime y sus efectos sobre
el funcionamiento del jurado
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1. Hastie, Reid, La Institución del Jurado en los Estados Unidos, Madrid, Civitas, 1986, p. 19.
2. Es una verdadera excepción. La regla sigue siendo la unanimidad. Los jurados no
deben ser informados de esa modalidad hasta luego de haber transcurrido un lapso de
deliberación de dos horas.
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3. El fallo Johnson c./Louisiana, 1972, se corresponde con un caso de robo donde 9 de los
12 jurados se pronunciaron por la culpabilidad. La Corte dijo que la ausencia del voto
unánime en el jurado por sí misma no constituía duda razonable respecto de la cul-
pabilidad del acusado. Además, en otro caso resuelto por las mismas fechas afirmaba
que no existían razones para suponer que la mayoría del jurado pueda privar a una
persona de la libertad en base a ideas preconcebidas, cuando la opinión mayoritaria
expone argumentos fundados a favor de la absolución (Apodaca vs. Oregon, 1972).
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4. En este caso una ley estatal disponía para casos de delitos que no tuvieran pena ca-
pital, un jurado de seis integrantes y se admitió la constitucionalidad de la norma. El
número doce, agrega el fallo, reconoce su origen en algún significado místico, como
el hecho de que fueran 12 los apóstoles de Jesucristo, o las Tribus de Israel, o los pa-
triarcas o los consejeros del Rey Salomón (citado de Hendler, Edmundo, en su obra El
juicio por jurado. Significados, genealogías, incógnitas, Buenos Aires, Editores del Puerto,
2006, p. 117).
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CONSIDERACIONES FINALES
Entiendo que la disyuntiva tratada a lo largo de este trabajo se
encuentra en plena etapa de discusión, como se ha podido apre-
ciar a lo largo del mismo.
Seguramente el lector podrá encontrar aún otros motivos que
lo convenzan sobre la conveniencia de aplicar una u otra regla
de decisión al momento de dictar el veredicto, como así también
optar por alguna forma de integración, en particular en cuanto
a la cantidad o número de miembros que un jurado debe conte-
ner. Lo que no es menos cierto que el hecho de que, como ya lo
mencionara en párrafos precedentes, la decisión que se adopte,
por una u otra forma, sea de integración o tipo de veredicto, va a
afectar de manera determinante el funcionamiento del procedi-
miento de jurado en su conjunto.
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LA FIRMEZA (FINALIDAD) DEL VEREDICTO
DEL JURADO
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“El problema cultural de los juristas del civil law es que el sistema inquisi-
torial siempre estuvo diseñado a propósito para que los pleitos no termina-
ran nunca. La sentencia del juez siempre fue una simple propuesta al rey,
como magistralmente dice Alberto Binder al recordar a Carnelutti. Es decir,
un acto jurisdiccional provisorio que nunca puso fin al litigio. Se la conci-
be como una simple propuesta al Superior (ayer el Rey, hoy las Cámaras,
Casaciones o Cortes), a los cuales se puede llegar inclusive por apelación de
los acusadores perdidosos. El litigio nunca tenía un final definido hasta que
el Superior no se expidiera, pues ella era la única sentencia verdaderamen-
te importante. Nada ha cambiado desde entonces en Europa continental y
Latinoamérica. Este escenario es completamente impensable en el common
law. El veredicto del jurado popular soberano pone fin a la discusión, salvo
recurso, claro está, del acusado contra su condena o medida de seguridad”.1
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te. Yo creo que está ahí una de las grandes razones por las cuales
una sentencia del juez es siempre provisional y debe ser revisada.
b) ¿El juez adjudica los hechos? Sí.
c) ¿Aplica la ley? Sí.
d) ¿El juez dicta una sentencia? Sí, pero no tiene carácter fir-
me, como hemos visto.
e) ¿Los jueces deliberan? Jamás como los jurados, salvo hon-
rosas excepciones. Se puede decir que los jueces pseudo delibe-
ran y no porque sean malos, sino porque otras de las sinrazo-
nes del sistema judicial del civil law es que tenemos jueces que
están hace veinte años juntos en el mismo tribunal. Se miran,
se guiñan un ojo y ya está. Se conocen de memoria. Eso no es
deliberación. Los jueces de las cortes revisoras de Argentina
en la inmensa mayoría de los casos no deliberan ni celebran
audiencias públicas. Se pasan entre ellos dictámenes con votos
escritos por relatores. A veces ni se ven las caras. Yo siempre
me pregunté también ¿por qué en tribunales con tres jueces
profesionales para condenar a perpetua no se exige un vere-
dicto unánime? ¿Por qué alcanza con dos votos para mandar
de por vida a una persona a la cárcel? ¿Por qué si los jurados
llegan en un 96% de los casos a la unanimidad en número de
doce no podrían los tres jueces profesionales, doctos, cultos,
antes de enviar personas a las cárceles de Argentina, que pa-
recen Auschwitz, a que por lo menos junten tres votos de tres?
Y, además, que no son el fruto de una deliberación genuina y
robusta, porque no se puede comparar la deliberación de un ju-
rado que son doce desconocidos que se conocen allí mismo con
la de tres jueces que se conocen de toda la vida y que, a veces,
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gio, sin que ello implique desmedro alguno a las garantías del
acusado, sino todo lo contrario.
Muchísimas gracias.
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DISCURSO DE CLAUSURA
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Ponencia ganadora del Concurso de
Ponencias del II Congreso Internacional
de Juicio por Jurados
APROXIMACIONES A LA AUDIENCIA
DE VOIR DIRE
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1. En el idioma francés actual “verdad” es voire mientras que voir significa “ver”. El
uso de expresiones francesas fue habitual en el derecho común inglés durante siglos y
proviene de la invasión normanda del siglo XI.
2. Harfuch, Andrés, El juicio por jurados en la provincia de Buenos Aires, 1ra edición,
Buenos Aires, Ed. Ad Hoc, 2013, p. 167.
3. Cammack, Mark E. y Garland, Norman M., Advanced Criminal Procedure in a Nutshell,
St. Paul. Minn, Thompson West, 2001, p. 354 (la traducción nos pertenece).
4. Nicora, Guillermo, “Selección de jurados desde cero. Una primera mirada sobre las
nuevas destrezas de litigio”, en Revista Pensamiento Penal, n° 165, Buenos Aires, 2014.
124
ponencia ganadora
5. Clifford, Robert A., “‘Deselecting’ the Jury in a Civil Case”, Litigation, Vol. 30, Nro. 2,
Juries, American Bar Association, 2004, pp. 8-13, extraído del link: http://home.hei-
nonline.org [Consulta: 10 de octubre de 2014] (La traducción del texto en inglés nos
pertenece).
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ponencia ganadora
8. Generalmente se incluye entre los imposibilitados para ser jurado a los que osten-
ten algún cargo público, a los abogados, a los integrantes de fuerzas de seguridad, a
los ministros de un culto religioso, a condenados por delitos dolosos, etc., ello en el
entendimiento de que ciertas personas, por sus condiciones, pueden atentar contra
un veredicto imparcial.
9. Aquí se incluye normalmente a los que ya han sido jurados dentro de los tres años,
a los que tengan algún problema familiar, a los que sean mayores de cierta edad,
entre otras causales, que deberán ser decididas por el juez con criterio restrictivo.
Asimismo, los potenciales jurados deberán concurrir a la audiencia munidos de la do-
cumentación que permita acreditar su excusación.
10. Ello es lo previsto, por ejemplo, en el artículo 338 quáter de la Ley 14543 de la
Provincia de Buenos Aires, entre otras.
11. Dillehay, R. C., Barry, P. J., Dahir, Gabier V., “La Evolución del Jurado en los Casos
Criminales - Una comparación psicosocial del jurado americano y español”, en
Psicología Política, Nro. 20, Nevada, Universidad de Nevada, 2000, p. 100.
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ponencia ganadora
son los abogados los que saben qué clase de personas podrían
atentar contra sus estrategias.
Muchas veces, y en tanto en el voir dire se realizan preguntas
de índole personal que pueden intimidar a los potenciales ju-
rados y condicionar sus respuestas, resulta conveniente contar
–previamente al interrogatorio oral– con un cuestionario escri-
to, preparado específicamente para el caso, que puede ser en-
viado a los futuros jurados al momento de citarlos a compare-
cer a la audiencia, y que permitirá que los mismos se explayen
más en sus respuestas sobre temas delicados, lo que asimismo
resulta beneficioso en términos de tiempo.16
Por su parte, y si bien normalmente la audiencia de voir dire es
pública, en ciertos lugares como en España se realiza a puertas
cerradas para que los jurados se sientan menos inhibidos al mo-
mento de contestar las preguntas.17
El voir dire puede tener diversas estructuras dependiendo
hacia quiénes se encuentre dirigido el interrogatorio. Lo nor-
mal es interrogar al panel en su conjunto, siendo lo convenien-
te realizar una pregunta disparadora, y en base a las respuestas
obtenidas, ir formulando preguntas a cada miembro en parti-
cular. Sin embargo, en ciertas causas graves18 o de alta exposi-
ción mediática, se puede preguntar individualmente a los jura-
dos en forma privada.19
Durante el voir dire los abogados van a formular sus preguntas
en miras a determinar qué personas podrían ser parciales para
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recusarlas con causa, por tener alguna relación con las partes,20
por tener conocimiento previo del caso –sobre todo, teniendo en
cuenta el modo en que hoy en día los medios de comunicación
difunden información sobre causas judiciales–, o por conocer
los antecedentes de los acusados, y que puedan afectar su inde-
pendencia e imparcialidad.
En este sentido, la audiencia puede servir para despejar los
prejuicios en contra del juicio por jurados basados en la posible
influencia que podrían tener los medios de comunicación, ya
que muchas de las preguntas que efectúen las partes tendrán re-
lación con la información previa que ellos tengan sobre el caso.
Cuando se interpone una recusación con causa, la contrapar-
te tiene derecho a exponer las razones por las que entiende que
no se encuentra afectada la imparcialidad, y el juez debe decidir
si admite o no la recusación. En caso de que la admita, la persona
deberá retirarse, y en caso contrario, el abogado podrá recusarla
sin causa o bien interponer un futuro recurso.
Respecto del orden de las recusaciones, es común que se in-
terpongan primeramente las recusaciones con causa, empezan-
do por la acusación y siguiendo por la defensa, para luego pasar
a las recusaciones sin causa, en el mismo orden.
Por su parte, es posible identificar dos métodos para efectuar
las recusaciones. El primero es comúnmente denominado “mé-
todo corto” en el cual se examina a una persona, y si no es recusa-
da, pasa inmediatamente a integrar el jurado. El segundo admi-
te que se efectúen varias rondas de preguntas para luego decidir
a qué potenciales jurados recusar.21 Mientras que el primer mé-
20. Que por alguna razón no la hayan manifestado en el momento de las excusaciones.
21. Harfuch, Andrés, ob. cit., p. 169.
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25. Hastie, Reid; Penrod, Steven y Pennington, Nancy, La institución del jurado en los
Estados Unidos. Sus intimidades, 1ra. Edición, Madrid, Ed. Civitas S.A., 1986, p. 193.
26. Ídem; y Wilson, Richard, “Conferencia en el Congreso Internacional de Juicio por
Jurados en Materia Penal”, en El Congreso Internacional de Juicio por Jurados en Materia
Penal, Colegio de Abogados de La Plata, Instituto de Derecho Procesal Penal, 1998, p. 60.
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27. Koonan, Karen Jo, “Jury Selection in Criminal Cases”, en Jury Project/West, (la tra-
ducción nos pertenece).
28. Hastie, Reid; Penrod, Steven y Pennington, Nancy, ob. cit., p. 196.
29. Wilson, Richard, ob. cit., p. 60.
30. A su vez, es importante remarcar que estos consejos son propios para la cultura
anglosajona, por lo que nuestro país debería elaborar sus propias reglas. Lo que se
propone es que en lugar de perderse tiempo y esfuerzos en ello, los abogados se cen-
tralicen en la obtención de información de las personas.
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5. CONSIDERACIONES FINALES
La audiencia de voir dire se presenta como una instancia total-
mente novedosa para nuestros sistemas actuales de justicia, lo
que requerirá una amplia formación por parte de los operadores
judiciales a fin de poder obtener ventajas de la misma, en el jue-
go estratégico que supone litigar ante un jurado.
Sin perjuicio de que en los distintos países existen diversos
modelos en torno al modo de desarrollar la audiencia –lo que
muchas veces depende de las normativas locales y del estilo de
cada juez– creemos que en nuestro país sería conveniente regu-
lar específicamente ciertas cuestiones para evitar que las prác-
ticas desvirtúen la importancia que posee esta audiencia. En
tal sentido, las normativas deberían establecer ciertos aspectos
esenciales a efectos de que no queden al arbitrio de los jueces.37
Entendemos que en tanto el “método largo” es el que posee ma-
yores ventajas, las futuras normas deberían regular la audiencia
en este sentido, y dejando que sean las partes quienes efectúen
37. En tanto los mismos en la actualidad también son ajenos a este novedoso sistema.
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II CONGRESO INTERNACIONAL
DE JUICIO POR JURADOS
Colección Institucional