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Frialdad Espiritual

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SERMÓN: 2 CRÓNICAS 32:24-33 LAS CAUSAS DE LA FRIALDAD

ESPIRITUAL
Leer antes 1 de reyes 20
2 Crónicas 32:31 “Mas en lo referente a los mensajeros de los príncipes
de Babilonia, que enviaron a él para saber del prodigio que había
acontecido en el país, Dios lo dejó, para probarle, para hacer conocer
todo lo que estaba en su corazón.”
Cuando Dios nos salva El implanta en nuestros corazones
un nuevo principio de vida espiritual. Esa naturaleza nueva busca
crecer, lucha por vivir. Como todo niño que viene a este mundo, desde
el momento que nace, lucha por sobrevivir, de igual manera lo hace la
nueva naturaleza en los creyentes.
Pero, aunque esto es así si esta nueva naturaleza no es cuidada,
no es alimentada propiamente entonces sin lugar a duda comienza a
enfriarse, comienza a debilitarse. Su vigor espiritual, su pasión por las
cosas de Dios comienzan a declinar, a decaer. Y vemos que esta
debilidad espiritual es llamada por Jesús mismo en Apocalipsis
2:4 como el perder el primer amor. Un creyente genuino puede perder
ese primer amor, esa pasión y entrega por las cosas de Dios que antes
poseía.
Observamos que este perder el primer amor se manifiesta por una falta
de apetito espiritual. Ya no le apasionan las cosas de Dios como antes.
Lee la Biblia y siente que Dios no le habla. No tiene deseos para orar y
aunque puede asistir a la iglesia lo hace más por cumplir que por deseo
de estar cerca de Dios y de disfrutar del mensaje que Dios tiene para él
o ella.
Esto es serio hermanos y amigos. Cualquier esposo o esposa se
preocuparía si descubre que su cónyuge ya no le ama con la pasión y
entrega que tenía antes. Y todos nosotros nos podemos identificar si
vemos que nuestros hijos ya no nos aman como al principio o ellos
sienten que nosotros no los amamos como antes y piensen que son
para nosotros una carga.
De igual manera lo es para Dios. El nos llama a que le amemos
con todo nuestro corazón, con toda nuestra mente, con toda nuestra
alma y con todas nuestras fuerzas (Marcos 12:30-31).
Mar 12:30 Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda
tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas. Este es el principal
mandamiento.
La pregunta qu7e surge al ver este versículo es: ¿Le amamos así?
¿Cómo no debemos amarle con todo nuestro ser y todas nuestras
fuerzas a aquel que dio su vida en la cruz del Calvario, sufrió el mismo
infierno y llevó sobre el madero nuestra maldición?
Hermanos y amigos, hay miles de razones para amar a Dios con
todo nuestra alma y fuerzas. Pero, aunque esto es así, un genuino
creyente puede enfriarse espiritualmente. Puede desarrollar una actitud
indiferente a las cosas de Dios.
Puede venir a la Santa Cena y participar de ella y salir vacío de Dios.
Puede escuchar un buen sermón y no movérsele un pelo de la cabeza.
Y esto es triste. Y es serio. Tan serio que Jesús mismo reprendió a la
iglesia de Éfeso por tal frialdad espiritual.
Apocalipsis 2:4 “Pero tengo contra ti”.
Apo 2:4 Pero tengo contra ti, que has dejado tu primer amor.
Es como si el Señor les estuviera diciendo, Tengo una queja contra ti.
Esto no está bien en ti. ¿Es esa tu actitud ante esa condición espiritual?
Ahora bien.
¿Cuáles son las causas de esta frialdad espiritual en la vida de
un genuino creyente? Hay varias causas. Y el conocerlas nos ayudará
a saber cómo recuperarnos si nos hemos enfriado. O el de ayudar a
otros si les ha ocurrido. Nuevamente, ¿Cuáles son causas de esta
frialdad espiritual en la vida de un genuino creyente?
I. La Mano de Dios
Eso es lo que tenemos aquí en 2 Crónicas 32:31. ¿Qué es lo
que está pasando aquí? El pasaje nos habla del último rey de Judá
Ezequías. Él fue un buen rey. Trajo muchas reformas para el pueblo de
Dios. Pero un día enfermó de muerte. Y Dios envió al profeta Isaías
para decirle que tenía que poner en orden su casa ya que iba a morir.
Isa 38:1 En aquellos días Ezequías enfermó de muerte. Y vino a él el
profeta Isaías hijo de Amoz, y le dijo: Jehová dice así: Ordena tu casa,
porque morirás, y no vivirás.
A lo cual Ezequías respondió en humillación. Clamó a Dios y El
escuchó su ruego. 2 Reyes 20:4 “Vuelve, y di a Ezequías, príncipe
de mi pueblo: Así dice Jehová, el Dios de David tu padre: Yo he
oído tu oración, y he visto tus lágrimas; he aquí que yo te sano; al
tercer día subirás a la casa de Jehová.”
Y no solo eso. Dios le añadió 15 años más de vida a Ezequías y lo
libraría a él y a Jerusalén del rey de Asiria. Junto con ello le daría una
señal: haría retroceder la sombra del sol 10 grados atrás.
Pero luego de haber sido sanado por Dios Ezequías se
enorgulleció. Y nos dice el autor de Crónicas y Dios lo dejó. Dios se
apartó de Ezequías, dejó de sostenerle. ¿Con qué propósito? Dice el
versículo “para probarle, para hacer conocer todo lo que estaba en
su corazón”. Para ver si Ezequías confiaba plenamente en Dios para
que lo librara de sus enemigos o confiaría en los hombres y en hacer
tratos con ellos.
¿Qué ocurrió cuando Dios lo dejó? Vinieron los enemigos de
Dios para visitar a Ezequías y saber sobre el milagro. Y Ezequías abrió
su palacio y les mostró sus riquezas. Ezequías se comportó como si
todo lo que tenía lo había logrado por sí mismo. Y Dios se enojó contra
Ezequías.
Hermanos, Dios hace lo mismo con nosotros. Dios nos pone a
prueba constantemente para que nosotros demostremos nuestra
absoluta fidelidad a Dios. Para que demostremos que confiamos
plenamente en Dios no importa lo que pase en nuestras vidas. Pero
muchas veces fallamos. Y en vez de agarrarnos por la fe en Jesús y
buscar más de El por medio de la oración, el estudio de la Palabra y
aprender a decir como dice el Salmo 27:3 “Aunque un ejército
acampe contra mí, No temerá mi corazón; Aunque contra mí se
levante guerra, Yo estaré confiado.” En ves de todo esto
comenzamos a descuidar la oración y nuestra fe se desvía de Dios y se
deposita en otra cosa.
Y cuando esto ocurre nuestra vida espiritual comienza a decaer.
Y cuando vemos que lo que le pedimos a Dios no llega nos
desesperamos y dejamos de confiar en Dios, nos ausentamos de la
iglesia, dejamos de leer la Biblia, dejamos de negarnos a nosotros
mismos y tomar la cruz.
Hermanos Dios es justo al ponernos a prueba. El es sabio al
hacerlo. Que nadie dude de esto. ¿Cuánto tú y yo necesitamos de
Él? Sin El nada podemos hacer. Si Él no nos sostiene nos caemos con
gran rapidez. En todas nuestras pruebas jamás dejes de confiar en Dios.
Jamás dejes de buscarle, aunque no veas tu petición cumplida. Mire,
amado hermano ¿acaso le servimos meramente porque nos bendice?
Si El decide contestarnos un No a una petición grande en nuestras
vidas, ¿le seguiremos sirviendo?
Dios nos suelta muchas veces para que hagamos como los
niños pequeños cuando los padres los sueltan, buscan agarrase más
rápido que ligero de ellos. Así debemos hacer nosotros. Cuando Dios
Permita las pruebas en tu vida lo único que debemos hacer es correr a
sus pies.
El pasaje de Crónicas solo menciona una causa de la frialdad
espiritual. hay otras más en otros pasajes bíblicos. ¿Qué otras causas?
II. La Vagancia de Nuestro Corazón
Vivimos en una época en donde todos quieren las cosas fáciles.
Pero a mí me enseñaron que las cosas fáciles, fáciles se van. La vida
espiritual requiere trabajo espiritual. Buscar a Dios, estudiar su palabra,
orar, meditar en la Biblia, venir a la iglesia etc. Todas estas cosas dan
trabajo, es decir requieren esfuerzo y trabajo constante esto conlleva
que tú y yo nos esforcemos en luchar hacia delante.
Por eso dice Filipenses 2:11 “Ocupaos en vuestra salvación con
temor y temblor”. La palabra ocupaos en el original griego
[katergatzomai] significa trabajar, ocuparse, producir mediante
esfuerzo, llevar a cabo la obra. Y esto implica darla toda. Es un
mandamiento que todos nosotros nos fajemos por el bienestar de
nuestra alma. Pero la naturaleza humana caída se resiente, lucha, es
vaga, tiende a lo terrenal más que a lo espiritual.
¿Cómo se traduce esto? O cual es el resultado de no ocuparse
en su salvación, Se traduce en descuidar nuestra alma. Sacar tiempo
para todo lo demás y poco tiempo para cuidar, alimentar nuestra alma.
Se traduce en poner una alarma para que no se me olvide la novela,
pero no ponemos una alarma para que no se nos olvide orar, leer la
Biblia.
Se traduce en ver un detenimiento una revista o una película, pero
leemos la Biblia con suma rapidez y no sacamos tiempo para meditar
en lo leído. Se traduce en estar más pendiente de lo que hacen los niños
de lo que se predica aquí. Y todo esto produce frialdad espiritual.
Lo triste del caso es que como toda enfermedad que no se
atiende ni se le pone un freno, la misma se sigue apoderando hasta que
postra en la cama a su víctima.
¿Cuán dedicado eres a las cosas de Dios? ¿Sacas más tiempo
para ellas que para las cosas del mundo? No es que no vayamos al
cine, o ver una película, o que quizás no saquemos tiempo para
divertirnos. ¿Pero te ocupas más de tu alma de lo que te ocupas de
otras cosas? Esto no está bien. No lo tomes como poca cosa porque no
lo es.
¿Qué otra causa?
III. Por tolerar el pecado
Uno de los males en nuestra época es la falta de sensibilidad al
pecado. Hoy en día se ha normalizado el pecado hasta el punto de
tolerarlo en la iglesia, Algunos piensan que solo debemos preocuparnos
por los pecados grandes y no por los pequeños.
Por ejemplo, ponemos nuestra mirada en el mundo y la quitamos de
Dios, y podríamos pensar que es poca cosa, que no pasa nada. Y no
confesamos nuestro pecado. O codiciamos a una mujer o a un hombre,
pero como no hicimos nada más podríamos pensar que no es gran
cosa. No paso nada, Y cuando se actúa así tal actitud nos enfría cada
día más y nos hacemos más insensibles a las cosas de Dios. Tal actitud
nos aleja de Dios quien es la fuente de nuestra vida espiritual y nos lleva
a perder poco a poco el vigor espiritual.
En otros casos, la frialdad espiritual viene por haber cometido
un gran pecado el cual ataca nuestra conciencia. Como David cuando
pecó con Betsabé y Urías heteo. En este caso hay una herida enorme.
La caída es tan grande y de momento que debilita con mayor rapidez y
fuerza la vida espiritual de ese cristiano. Y no solo su caída es grande,
sino que su recuperación es más difícil.
¿Cuál es la solución ante todo esto?
1. Reconocer que nosotros mismos somos la causa de esa frialdad.
Somos nosotros lo que no nos hemos esforzados. Somos
nosotros lo que hemos jugado con el pecado. Somos nosotros los
que hemos quitado nuestra confianza con Dios. Eso fue lo que
Jesús le dijo a la iglesia de Éfeso en
Apocalipsis 2:5 “Recuerda, por tanto, de dónde has caído, y
arrepiéntete”. Si nos hemos enfriado espiritualmente, y todos
hemos experimentado esto en nuestra vida en algún momento u
otro, lo primero que tenemos que hacer es reconocer que nosotros
nos hemos caído por nuestro propio peso.
Tú y yo somos responsables por nuestra vida espiritual. Tú y yo
somos responsables por habernos enfriado. Y la solución es una
clara: pídele perdón a Dios por haberle amado poco, por no
haberle buscado con pasión. Confiesa tu pecado.
Lo maravilloso de esto es que Dios te ama o cristiano. Él te
anhela. El quiere estar a solas contigo. Él quiere recibir tu amor como
Él quiere darte de su amor. Ve a El pronto.
2. Busca cuidar tu alma con temor y temblor. No vengas a la casa
de Dios para adorarle sin preparar tu corazón. Antes de venir:
háblale a tu alma y dile oh alma mía, yo voy a la casa de Dios y
allí Dios está. Allí debo buscarle con fe creyendo que su amor es
quien me invita, que mi amado quien murió por mí me está
esperando para cenar conmigo.
Allí lo encontraré por la fe cuando se lee la Biblia, cuando tomo la
Santa Cena, cuando dirijo mi cántico para alabarle.
Saca tiempo para estar a solas con Dios. ¿Cuándo fue la última
vez que sacaste tiempo, pero tiempo de calidad para estar a solas
con Dios en oración, en alabanza, en el estudio serio de la
Palabra? Si no lo haces te debilitarás más y más.
3. Si no eres cristiano tu condición espiritual es una de muerte. Tu
alma está muerta espiritualmente. Solo Dios puede darte vida. Y
la vida espiritual que Dios da refresca el alma como nada en este
mundo puede hacer.
Solo Dios puede saciar todas nuestras necesidades porque Él es
infinito en su Ser. La paz que El da no se consigue en ningún lugar
sino en El. En Jesús hay vida, en Jesús hay perdón eterno, en
Jesús hay pleno gozo y perfecta felicidad. Recíbele como tu Dios
y Salvador. Y tendrás vida, vida abundante para toda la eternidad.

Si no vienes hoy no hay garantía que vendrás mañana. Tú no


controlas el mañana. Al que ha tomado veneno no le decimos
tómate la cura mañana sino hoy, ahora, que más tarde es peor.
Ven a Cristo y verás la vida.
Y si sientes que tu vida espiritual a entrado en frialdad por alguna de las
causas que hemos mencionado esta mañana te invito a correr a los pies
del Señor, búscale desesperadamente corre a sus brazos el te espera,
el te anhela, porque quiere tener una relación intima contigo, el quiere
que aprendas a confiar en el y en su gloriosa providencia, no dejes que
tu vida se estanque en la frialdad,
Pide a su espíritu que te vivifique, que avive el fuego del Don de Dios
en tu vida él es el único que te puede levantar de esa condición.
Hacer llamado al altar.

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