Servicios Educativos Integrados

al Estado de México
Departamento de Educación Secundaria
General Valle de Toluca
"2024. Año del Bicentenario de la Erección del Estado Libre y Soberano de México".

ESCUELA NORMAL DE SANTIAGO TIANGUISTENCO

LICENCIATURA EN EDUCACIÓN CON ESPECIALIDAD EN LA
ENSEÑANZA EN LA FORMACIÓN ÉTICA Y CIUDADANA

NARRATIVA PEDAGÓGICA

ASIGNATURA: ESTRATEGIAS DE TRABAJO DOCENTE Y SABERES

PEDAGÓGICOS CON PERSPECTIVA DE GÉNERO.

DOCENTE: MTRO. MARCO ANTONIO JUÁREZ DELGADO

DOCENTE EN FORMACIÓN:

 DAISY GALICIA SOLALÍNDEZ

GRADO 2 ° GRUPO U

CICLO ESCOLAR
2023-2024

SANTIAGO TIANGUISTENCO, JUNIO 2024

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INTRODUCCIÓN

Ser docente en formación es una etapa transformadora en mi vida, llena de aprendizaje y descubrimientos
tanto personales como profesionales. Recuerdo con claridad los primeros días en la normal, ansiosa por
absorber todo lo que la teoría educativa tenía para ofrecer. Cada clase era una oportunidad para explorar
nuevas metodologías, teorías del aprendizaje y técnicas para la gestión del aula.

Las prácticas en escuelas fueron el verdadero punto de inflexión. Pasar de teorizar en el aula a enfrentarme
a estudiantes reales con necesidades diversas fue un desafío abrumador pero estimulante. Descubrí que ser
docente no sólo se trataba de transmitir conocimientos, sino de comprender las dinámicas del aula, gestionar
comportamientos y adaptar el currículo para llegar a todos los estudiantes.

Recuerdo con humildad mis primeras practicas. Algunas fueron un éxito y otras no tanto, pero cada
experiencia me enseñó valiosas lecciones sobre la importancia de la planificación meticulosa, la flexibilidad
y la capacidad de reflexionar y ajustar constantemente mis métodos de enseñanza.

Los momentos más gratificantes surgieron cuando vi el impacto positivo de mi trabajo en los estudiantes. Ver
cómo progresaban, no sólo académicamente, sino también en su confianza y autoestima, fue increíblemente
satisfactorio. Sentí que estaba contribuyendo de manera significativa a sus vidas, guiándolos en su proceso
de aprendizaje y crecimiento personal.

Sin embargo, como docente en formación también implicó enfrentar desafíos emocionales. A veces me sentía
abrumado por la responsabilidad de influir en la vida de otros y por la presión de cumplir con las expectativas.
Aprendí a gestionar el estrés y a buscar apoyo tanto de mentores como de compañeros de clase que
compartían mis inquietudes y experiencias.

En retrospectiva, ser docente en formación fue mucho más que adquirir habilidades pedagógicas; fue un viaje
de autodescubrimiento y desarrollo de empatía. Me hizo valorar profundamente la importancia de la
educación como un puente hacia el empoderamiento y el cambio social. Cada paso en este camino fortaleció
mi compromiso con la enseñanza y mi convicción de que ser docente es una vocación que requiere pasión,
dedicación y un compromiso constante con el aprendizaje y la mejora continua.

Hubo días difíciles, cuando las lecciones no salían como lo planeado o cuando me enfrentaba a la indiferencia
o incluso a la rebeldía de algunos estudiantes. Sin embargo, cada obstáculo era una oportunidad para
aprender y mejorar.

Recuerdo mi primer día frente a un grupo de estudiantes, con la ansiedad de querer transmitirles
conocimientos significativos y al mismo tiempo asegurarme de mantener su atención. Me esforzaba por
aplicar las teorías aprendidas en el aula, adaptándolas a las necesidades y dinámicas del grupo.

Ser docente en formación es un proceso que va más allá de adquirir conocimientos pedagógicos y técnicas
de enseñanza. Es un viaje de descubrimiento personal y profesional que desafía constantemente tus
habilidades, tu paciencia y tu capacidad de adaptación.

Las prácticas en las escuelas fueron cruciales. Allí enfrenté desafíos reales: desde la gestión del tiempo y la
disciplina en el aula hasta la adaptación del contenido para satisfacer las necesidades individuales de los
estudiantes. Cometí errores, por supuesto, pero cada error fue una lección invaluable que me ayudó a crecer
y a mejorar mis habilidades como futuro educador.

Aprendí a valorar la importancia de la empatía, la flexibilidad y la pasión por la educación. Cada experiencia,
cada clase, cada interacción con los estudiantes me recordó por qué elegí esta profesión y me preparó para
enfrentar los desafíos y las alegrías que vendrán en mi carrera como docente.
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DESARROLLO

Como docente, la práctica de observación en secundaria es una herramienta invaluable para el crecimiento
profesional y la mejora continua de mi enseñanza. Aquí comparto una reflexión sobre mi experiencia de
observación.
La práctica de observación tuvo lugar en una escuela secundaria en la que no había tenido oportunidad de
ver una forma de trabajar diferente a la que estaba acostumbrada. Mi objetivo era observar a un docente
titular en acción, específicamente a una profesora de F. E. y C. que ha demostrado habilidades en el manejo
del aula y la enseñanza efectiva.
Antes de la observación, establecí objetivos claros para lo que esperaba aprender de esta experiencia.
Quería observar las estrategias de manejo del aula, la interacción con los estudiantes y las metodologías de
enseñanza utilizadas por los docentes. También quería reflexionar sobre cómo podía aplicar lo que
aprendiera en mi propia enseñanza.
Durante la observación, me sumergí completamente en el papel de observador. Tomé notas detalladas sobre
la dinámica del aula, la forma en que los docentes presentaban el material, la participación de los estudiantes.
Mi observación me brindó ideas frescas y enfoques que puedo aplicar en mi propia enseñanza. Planeo
incorporar más estrategias en mis lecciones y utilizar preguntas abiertas para fomentar la discusión y la
reflexión crítica de los conceptos. También consideraré ajustes en mi manejo del aula para mantener un
ambiente de aprendizaje positivo y centrado en los estudiantes.
Esta vez la aventura sería en el municipio de Santa Cruz Atizapán, Estado de México, en la Escuela
Secundaria Federal “Ignacio Manuel Altamirano.”
Y así comenzó otro semestre, era temprano por la mañana, el sol se asomaba tenuemente cuando llegue a
la entrada de la secundaría, mi pensamiento esta lleno de preguntas y muchas ansias por aprender.
Mencionaré las experiencias más significativas que pude retomar en ambas jornadas de observación e
intervención.
El timbre sonó, marcando el inicio de otra emocionante práctica esta vez de la asignatura de inglés en la
escuela secundaria. Me dirigí al aula de dicha materia, dónde profesora de inglés, ya nos esperaba con una
sonrisa en el rostro justo en la entrada del mismo. La atmósfera en el aula era siempre alegre y acogedora.
La clase comenzó con un "warm-up" (calentamiento) habitual. La profesora comenzó con un saludo muy
afectuoso en inglés haciendo que todo el salón quedará de pie, comenzó con un ejercicio de gimnasia
cerebral por espacio de 5 minutos, posteriormente hizo que los alumnos hicieran unos ejercicios de
respiración alrededor de 2 minutos después dejó que los alumnos tomaran asiento animó a hablar en inglés
desde el principio, y con una canción comenzaron a repasar los días de semana, después de la canción
repasaron algunas frases que se usualmente se usan. Las conversaciones iniciales eran simples, pero era
una excelente manera de ponernos en marcha.
Luego, la profesora nos presentó el tema del día: "Números". Colocó un vídeo dónde decían la pronunciación
de los mismos que colocó en el pizarrón y comenzó a enseñarles a los alumnos como se escribían. Les
pidió que nombran los números en inglés, les dio una copia con un ejercicio en el cual se tenía que buscar
los números en una sopa de letras y otro en dónde se tenían que escribir correctamente los números. Esto
nos ayudó a enriquecer el vocabulario de los alumnos.
Finalmente, la clase concluyó con una tarea para casa. Debían escribir algunos números que les dictó la
profesora en el cuaderno. La profesora les recordó la importancia de usar vocabulario y repasarlo en casa.
Esta clase me hizo aprender el cómo puedo manejar mi tiempo en el aula.
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Una clase que recuerdo muy bien es la tecnología, el momento la maestra motivaba a los estudiantes para
hablar de sus emociones, que a continuación describo.
La voz de la profesora resonó en el aula, y los estudiantes de secundaria se levantaron para darle los buenos
días. La docente estaba lista para comenzar otra emocionante clase de tecnología.
"¿Cómo están hoy?" preguntó con una sonrisa. Algunos estudiantes respondieron con un "bien" o "regular",
pero otros simplemente asintieron. Sabía que no todos los días eran fáciles para ellos, pero estaba decidida
a hacer que esta clase fuera especial.
"Hoy vamos a explorar un tema realmente interesante: las emociones", les dijo con entusiasmo. "Las
emociones pueden ser un mundo muy interesante y muchas veces desconocemos este mundo, sin embargo
ellas no son necesariamente malas sino que no sabemos cómo expresarlas, hoy veremos ese interesante
mundo y lo maravilloso que puede llegar a ser conocerlas."
Les contó una breve anécdota sobre un alumno que era muy inquieto y los profesores lejos de ayudarlo lo
marginaban más, hasta que una docente que ella conocía se acercó hablar con él y le preguntó su sentir, la
respuesta del alumno fue que se sentía triste porque ni en su casa ni en la escuela comprendía, sólo quería
dibujar pero lo tachaban de flojo y era la única manera que se sentía un poco tranquilo, cuando coloreaba su
corazón era feliz, pero sus padres querían que fuera ingeniero como la mayoría de su familia y que debía
concentrarse en las matemáticas en lugar de perder el tiempo, esto lo deprimía mucho ya que casi no era
afín a ellas, al escuchar esto la docente tomo la determinación de regalarle un cuaderno de dibujo lo que
inspiró al alumno a pensar en expresar de esa manera lo que sentía.
"Todos ustedes tienen una voz única y experiencias que merecen ser compartidas", continuó. "Hoy, quiero
que se sientan libres para expresar lo que sienten sólo díganlo desde el corazón."
Les entregó una hoja con el patrón para hacer una tortuga de fieltro y pasó a explicarles que cómo el alumno
de la anécdota había muchos compañeros en la escuela que tampoco sabían cómo expresar sus emociones
y la mayoría era inquieto por esa razón, por ello se estaba por ejecutar un proyecto llamado “espacio de la
calma” con el propósito de crear un lugar seguro para los alumnos que tengan una situación socioemocional
fuerte.
Durante la explicación, observé a los estudiantes mientras miraban su hoja en sus bancas.
Algunos la miraban con concentración, otros sonreían mientras sus bolígrafos volaban por el papel.
Después de unos minutos, la profesora les colocó música optimista en las letras haciendo énfasis en que
nosotros debemos cuidar esas emociones y saber controlarlas.
La emoción creció a medida que escuchaban la letra, al final de una fila se veían unas sonrisas de
tranquilidad y ojos de motivación.
"¿Ven lo maravilloso qué es conocer nuestras emociones sean agradables o no?" les preguntó.
"Cada uno de ustedes tiene el potencial de cumplir sus sueños. Sólo necesitan creer en sí mismos y seguir
practicando en la exploración de sus sentimientos."
Al final de la clase, les asignó una tarea: realizar en fieltro la tortuga.
Les recordó que no se preocuparan por la perfección, sino que se enfocaran en la pasión y el amor ante su
creación. Recordándoles que la próxima clase hablarían más a fondo de dicho proyecto.
"Quiero que recuerden esto", las emociones no son malas en algunas ocasiones están ahí para alertarnos y
otras para hacernos sentir muy especiales, ustedes lo son que nadie les diga lo contrario.
Con esa nota de motivación, los estudiantes salieron del aula con una nueva determinación.
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Tener la observación de la clase de tecnología fue muy grato porque me recuerda lo bondadoso de la
carrera. Pero por otro lado estaba la clase de inglés dónde fue todo un caos, a mi parecer porque creo que
debe existir cierto grado de respeto tanto de parte del docente como del alumno.

Falta de control en el aula:

El aula era un caos desde el momento en que los estudiantes entraban. Algunos estaban hablando en voz
alta, otros de pie, y varios estaban distraídos con sus teléfonos móviles. El profesor intentaba comenzar la
lección, pero su voz se perdía en el ruido de fondo de las conversaciones y risas de los estudiantes.
Les intentó explicar la forma de decir y escribir el cómo se sentían y a través de “emojis” les enseño los tipos
de emociones con dichos dibujos.
Los escritorios se mostraban desordenados con muchos papeles, bolígrafos y mochilas, lo que dificultaba
muchísimo el movimiento dentro del aula. A medida que el profesor trataba de tomar el control, algunos
estudiantes continuaban hablando o haciendo bromas, ignorando sus indicaciones.
Cuando el profesor intentaba involucrar a los estudiantes en una actividad o discusión en inglés, muchos
mostraban resistencia.
Algunos se negaban a participar, mientras que otros simplemente ignoraban las instrucciones y continúan
conversando entre ellos, mostrando cero interés en la clase.
El profesor luchaba bastante por mantener la atención de los estudiantes. Las interrupciones eran
constantes, con estudiantes hacían comentarios fuera de lugar, intercambiaban bromas o incluso
abandonaban el aula sin permiso. Estas interrupciones dificultaban cualquier intento de impartir una lección
efectiva.
Debido al ambiente de desorden y falta de atención, el progreso académico es limitado. Los estudiantes no
absorbían el material de manera efectiva y no tenían la oportunidad de practicar sus habilidades en inglés
de manera significativa.
La clase de inglés hace que reflexione muchísimo en donde el profesor no tenía control del grupo puede
ser una experiencia desafiante tanto para el profesor como para los estudiantes. La falta de disciplina y
respeto hacia el profesor, así como la resistencia a participar en la enseñanza del idioma, pueden obstaculizar
significativamente el proceso de aprendizaje y convertir la clase en un ambiente poco productivo.
Aprendí que poner límites es necesario para poder tener un ambiente armónico en el aula y sobre todo de
respeto.
Pero aún vendría lo más interesante, la primera clase de formación de esta jornada, y fue muy gratificante
ver a la experiencia misma dar clases.
Clase de F.E y C 1
La clase comienzo con el pase de lista y posteriormente con una breve introducción por parte de la profesora,
quien planteaba preguntas iniciales para provocar el pensamiento crítico de los estudiantes, como: "¿Qué
significa la paz para ti?", "¿Por qué es importante la paz en nuestra sociedad?".
La profesora había planeado una lección centrada en el tema de la paz, contaba una serie de diapositivas y
explicó qué era la paz, con el objetivo de que los estudiantes reflexionaran sobre su importancia en México
y el mundo actual además de que se inspiraran a ser agentes de cambio positivo en la búsqueda de la paz.
La profesora presentó a los estudiantes un ejercicio relacionado con la paz, era un dibujo de una paloma
que tenían que colorear así como valores que tenían que acomodar en orden alfabético.
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Se pasó la mayoría del tiempo en ese ejercicio por lo cual no se pudo pasar al siguiente tema.
La clase culminó con una reflexión de la docente sobre cómo podían contribuir a la paz en su vida cotidiana
y en el mundo en general. Se les animó a establecer metas y acciones concretas. Por último dijo que los
alumnos que no terminaron se quedaba de tarea para continuar con el siguiente tema la próxima clase.
El tiempo en el aula fue interesante, ver como es realmente enseñar formación, me resulta en ciertos
momentos desafiantes ya que en la edad que se encuentran los alumnos es un tanto compleja y enseñar a
veces es un acto de valentía.
Clase de Educación Física
La clase inició puntualmente e inmediatamente el profesor hizo el pase de lista.
El objetivo principal de esta clase era realizar un diagnóstico inicial de la condición física de los estudiantes,
identificar áreas de fortaleza y debilidad, y establecer una línea de base para futuras actividades en educación
física.
La clase comenzó con una breve introducción por parte del profesor, quien explica el propósito de la
evaluación y la importancia de mantener una buena condición física para la salud en general. Los estudiantes
se formaron en rotaban a través de diferentes estaciones de evaluación.
En una estación, los estudiantes podían realizar la prueba de resistencia cardiovascular, como correr una
distancia específica en un tiempo determinado y hacer una prueba de saltos. Esto el docente me explicó que
media su capacidad para mantener un esfuerzo físico prolongado.
En otra estación, se realizaban ejercicios de coordinación y para evaluar la flexibilidad y la movilidad de los
estudiantes. Era usar pruebas como el estiramiento de piernas o el toque de dedos de los pies para medir la
flexibilidad.
Los estudiantes recibían una puntuación o una evaluación basada en su desempeño. Los resultados se
registraban en una lista que el profesor tenía y se discuten brevemente con los estudiantes para que tengan
una comprensión clara de su estado físico.
Al final de la clase, el profesor pudo ofrecer algunas conclusiones generales sobre la condición física de la
clase en su conjunto. Además, pudo brindar recomendaciones generales para mejorar la salud y la condición
física, como la participación en actividades físicas regulares o la adopción de hábitos alimenticios saludables.
En resumen, la clase de educación física a modo de diagnóstico fue una oportunidad para evaluar el estado
físico de los estudiantes y proporcionar una base sólida para futuras actividades en el área de educación
física. Además, fomenta la conciencia sobre la importancia de mantener una buena condición física y
promueve hábitos saludables en los estudiantes.
Clase de español
Los estudiantes se encontraban sentados en sus pupitres dispuestos en filas frente a la profesora. La sesión
comenzó con el saludo de la profesora y una breve revisión de la lección anterior. Durante esta revisión, los
estudiantes participaron activamente recordando vocabulario, conjugaciones verbales o reglas gramaticales.
Luego, la profesora presentó el nuevo material del día, era la lectura de un texto literario, la enseñanza de
una regla gramatical específica y la discusión de un tema relacionado con la cultura hispanohablante.
Utilizando recursos como el pizarrón, proyecciones y el libro de texto, la profesora explicó los conceptos,
incentivando la participación de los estudiantes mediante preguntas y ejemplos contextualizados.
Después de la explicación, los estudiantes realizaron ejercicios prácticos para aplicar lo aprendido. Esto podía
implicar completar ejercicios de gramática, analizar un texto literario o participar en actividades de expresión
oral, como debates o presentaciones. Mientras los estudiantes trabajaban, la profesora circulaba por el salón,
brindando ayuda individualizada y corrigiendo errores.
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La clase también incluyó momentos de lectura en voz alta, donde los estudiantes practicaron su fluidez y
comprensión lectora. La profesora asignó lecturas cortas de obras literarias y textos informativos, seguidas
de preguntas de comprensión así como discusiones en grupo.
Al final de la clase, la profesora asignó tarea para reforzar los conceptos aprendidos y consolidar el
aprendizaje fuera del salón de clases. Los estudiantes se despidieron con un mayor entendimiento del idioma
español y la cultura hispanohablante, listos para aplicar lo aprendido en su vida cotidiana y académica.
En la secundaria, las actividades sanas de esparcimiento desempeñan un papel crucial en el desarrollo
integral de los estudiantes. Recuerdo con cariño cómo en mis años de secundaria, durante esos años, las
actividades deportivas, culturales y recreativas no sólo ofrecían un descanso de las exigencias académicas,
sino que también fomentaban valores importantes como el trabajo en equipo, la disciplina y el respeto mutuo.
En las jornadas de práctica no fue la excepción ya que tuve la oportunidad de vivir la experiencia de un torneo
de futbol escolar.
Una de las actividades más populares eran los deportes. Ya sea el fútbol, el básquetbol, participar en equipos
escolares era una oportunidad para hacer ejercicio físico, mejorar la salud y desarrollar habilidades
deportivas. Los partidos y torneos no sólo eran emocionantes, sino que también promovían la camaradería
entre compañeros y fortalecían el sentido de pertenencia a la comunidad escolar.
Desde que se anunciaron las fechas, los estudiantes no hablaban de otra cosa. Para muchos, este torneo no
solo representaba una competencia deportiva, sino una oportunidad para demostrar su pasión y habilidades
frente a toda la comunidad escolar.
Los equipos se formaron rápidamente, los estudiantes de diferentes grados se emocionaban creando una
atmósfera de colaboración y amistad. Los partidos se llevaban a cabo cada tarde, y los gritos de ánimo y las
risas llenaban el campo de fútbol. Los entrenadores, en su mayoría profesores educación física, dedicaban
su tiempo libre para enseñar tácticas y fomentar el espíritu de equipo.
El sol brillaba intensamente en un cielo despejado, y una brisa ligera refrescaba el ambiente. El campo de
fútbol estaba impecable, con líneas recién marcadas y porterías bien ajustadas. Las gradas se llenaron
rápidamente con estudiantes, maestros y autoridades, todos ansiosos por presenciar los encuentros.
El primer partido del torneo enfrentó al equipo de primero de secundaria contra el de segundo. Desde el
primer silbatazo, ambos equipos mostraron una energía y determinación asombrosas. El equipo de segundo
grado, liderado por su talentoso capitán Juan, dominó el primer tiempo con una serie de jugadas rápidas y
precisas. Sin embargo, los novatos de primero no se quedaron atrás y, con un gol sorpresivo en los últimos
minutos del partido, lograron un empate que llevó a la definición por penales.
La jornada continuó con partidos igual de emocionantes. El equipo de segundo “D” , conocido por su defensa
sólida, se enfrentó al equipo de segundo “E”, que contaba con el goleador estrella del torneo, Luis. La batalla
fue intensa, con ambos equipos intercambiando goles y dejando todo en la cancha. Al final, una jugada
maestra de Luis, que dribló a tres defensores antes de anotar el gol de la victoria, aseguró el pase de su
equipo a la final.
La final del torneo fue el clímax de la jornada. Las gradas estaban repletas, y la tensión se podía cortar con
un cuchillo. Los equipos finalistas, 1 ° “F” y 1° “A”, se saludaron con respeto antes del inicio del partido. Desde
el primer minuto, quedó claro que ambos equipos estaban decididos a llevarse el trofeo. Las jugadas eran
rápidas, los pases precisos, y cada ataque era respondido con una defensa férrea.

En los últimos minutos del partido, con el marcador empatado a dos goles, una falta cerca del área le dio al
equipo de cuarto grado una oportunidad dorada. Alejandro un chico del 1° “A” se preparó para cobrar el tiro
libre. El silbatazo sonó y, con un disparo impecable, envió el balón al fondo de la red, desatando una
celebración eufórica.
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El silbatazo final llegó, y el equipo de 1° “A” se coronó campeón del torneo. Los jugadores se abrazaron,
algunos con lágrimas de felicidad, mientras sus compañeros los vitoreaban desde las gradas. La entrega de
premios fue un momento emotivo, con un balón para todo el salón.

El profesor Alonso, encargado de la educación física, observaba con orgullo cómo sus alumnos crecían y se
desarrollaban gracias al deporte. Para mi, ver a los estudiantes superar sus miedos, enfrentar desafíos y
celebrar sus logros era una de las mayores recompensas de la jornada de práctica . Sabía que el impacto
del deporte iba más allá de los torneos y las medallas; estaba en las lecciones de vida que los jóvenes
aprendían en cada entrenamiento y en cada partido.

El deporte en la escuela secundaria era mucho más que una actividad curricular; era una herramienta
poderosa para el desarrollo integral de los estudiantes. En un país con múltiples desafíos, el deporte ofrecía
una vía para promover hábitos saludables, combatir la obesidad y el sedentarismo, y reducir los niveles de
estrés y ansiedad. Además, enseñaba a los jóvenes valores esenciales como la perseverancia, la
responsabilidad y el respeto.

En la secundaria, cada victoria y cada derrota en el campo de juego eran oportunidades de aprendizaje. Los
estudiantes descubrían la importancia del trabajo en equipo, la comunicación efectiva y la resolución de
conflictos. Aprendían a celebrar los éxitos y a enfrentar las adversidades con resiliencia. Estos aprendizajes,
aunque nacidos en la cancha, se trasladaban a otros ámbitos de sus vidas, preparándolos para los retos del
futuro.

La escuela secundaria, con sus canchas, se convertía en un microcosmos donde se forjaban el carácter y la
personalidad de los jóvenes. El deporte ofrecía un espacio inclusivo donde todos, sin importar su origen o
habilidades, podían participar y encontrar su lugar. Fomentaba la igualdad y la diversidad, enseñando a los
estudiantes a valorar y respetar las diferencias.

El deporte, con su magia y su poder transformador, seguía tejiendo historias de crecimiento y superación,
dejando una huella imborrable en la vida de cada uno de los jóvenes que encontraba en él un camino hacia
el futuro.

El torneo de fútbol de la Secundaria Federal Ignacio Manuel Altamirano no sólo fue un evento deportivo,
sino una celebración de la dedicación, el esfuerzo y la unidad de toda la comunidad escolar. Fue una
jornada que quedaría grabada en la memoria de todos, recordándoles que, más allá de la competencia, el
verdadero triunfo estaba en la amistad y el trabajo en equipo.

Así mismo fue una jornada que aprendí de muchas actividades tal como lo fue el torneo, pero también de
eventos cívicos que en mi especialidad es indispensable conocer, como lo fue el concurso de escoltas.
El acto cívico tiene por excelencia la función de fortalecer la formación ciudadana, al reforzar valores cívicos,
morales, patrios, éticos, religiosos etc.; permiten el desarrollo del sentido de pertenencia por lo nuestro, el
cultivo del espíritu ciudadano y la motivación para la conservación del patrimonio histórico y la memoria
cultural. Pulgarín. S(2006).

El concurso de escoltas a nivel secundaria celebrado el pasado miércoles 17 de Abril de 2024 en el municipio
de Santa Cruz Atizapán, fue un vibrante evento cívico que destacó el espíritu de liderazgo, disciplina y
patriotismo entre los jóvenes participantes. El lugar, adornado con banderas y símbolos patrios, irradiaba un
ambiente de orgullo nacional.
El evento comenzó con una emotiva ceremonia de apertura, donde se entonaron los himnos nacional y
escolar. Posteriormente, cada equipo de escoltas desfiló con precisión y elegancia, demostrando su destreza
en la presentación de armas, el orden cerrado y la ejecución de movimientos coordinados.
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Los jueces, compuestos por autoridades locales y veteranos militares, evaluaron meticulosamente cada
actuación, tomando en cuenta la sincronización, la expresión facial y la uniformidad en el desempeño. La
competencia fue reñida, con cada equipo mostrando un alto nivel de dedicación y habilidad.
Al concluir la ceremonia, con la bandera nuevamente en alto y el compromiso renovado, los estudiantes
regresaban a sus aulas con un sentido de propósito. Los actos cívicos, más allá de ser una tradición, eran
una herramienta esencial para formar ciudadanos conscientes y responsables.
La importancia de los actos cívicos en la escuela secundaria no se limitaba a la educación formal; también
fortalecía el sentido de pertenencia y comunidad. En un mundo cada vez más globalizado, mantener viva la
identidad y los valores nacionales se volvía fundamental. Estos actos recordaban a los estudiantes que eran
parte de una nación con una rica historia y una cultura vibrante, y que tenían un papel activo en su
preservación y desarrollo.
Finalmente, después de intensas deliberaciones, se anunciaron los ganadores, quienes fueron recibidos con
aplausos y ovaciones por parte del público. Sin embargo, más allá de los resultados, el concurso de escoltas
sirvió como una poderosa plataforma para inculcar valores cívicos y fomentar el compromiso con la
comunidad entre los estudiantes de secundaria.

Las actividades recreativas también jugaban un papel crucial en la inclusión y la cohesión social dentro de la
escuela, como lo fue “la matiné” en la que tuvimos el privilegio de ayudar.

Los estudiantes se reunieron en el auditorio o salón de usos múltiples preparado para la proyección. Antes
del inicio de la película, los estudiantes se acomodaron en las sillas dispuestas por el personal de la escuela,
creando un ambiente cómodo y relajado.
El evento comenzó con una breve introducción por parte de un profesor, quien dio la bienvenida a los
estudiantes y explicó el propósito de la matiné, como una recompensa por el buen comportamiento y una
actividad de recaudación de fondos, parte de una actividad escolar especial.
Luego, se proyectó la película seleccionada, que podría ser una película educativa, documental, cultural o
incluso una película de entretenimiento apropiada para la edad de los estudiantes. Mientras la película se
reproducía en la pantalla, los estudiantes disfrutaban de la experiencia, riendo en las partes cómicas,
emocionándose en las partes emocionantes y reflexionando en las partes más profundas.
Durante la proyección, el personal de la escuela supervisaba el evento para garantizar que los estudiantes
mantuvieran un comportamiento adecuado y respetuoso. Se ofrecían refrigerios como palomitas de maíz,
refrescos o snacks para que los estudiantes disfrutaran durante la película, lo que contribuía a crear un
ambiente festivo y divertido.
Al finalizar la película, se agradecía a los estudiantes por su participación y se les recordaba cualquier
instrucción adicional, como deseos de un buen descanso o recordatorios sobre próximos eventos escolares.
Los estudiantes salían del auditorio con una sensación de satisfacción por haber disfrutado de una película
con sus compañeros y con recuerdos positivos de la experiencia.
La profesora Angélica, encargada de coordinar las actividades recreativas, veía día a día cómo estas
enriquecían la vida de los estudiantes. Sabía que el aprendizaje no se limitaba a los libros de texto y las
aulas. Las habilidades sociales, la inteligencia emocional y la capacidad de trabajar en equipo eran igual de
importantes para el desarrollo personal y profesional de los jóvenes. Las actividades recreativas ofrecían un
espacio seguro donde los estudiantes podían experimentar, equivocarse y aprender de sus errores sin miedo
al juicio.
Además, estas actividades tenían un impacto positivo en el rendimiento académico. Diversos estudios
respaldaban que los estudiantes que participaban regularmente en actividades recreativas mostraban una
mayor motivación y concentración en sus estudios. Las pausas activas permitían a los jóvenes recargar
energías y regresar a las clases con una mente más clara y dispuesta a aprender.
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En un país como México, donde los retos educativos y sociales son numerosos, las actividades recreativas
en las escuelas secundarias se convierten en un pilar esencial para la formación de ciudadanos íntegros y
comprometidos. Son un espacio donde se fomenta el bienestar físico y mental, se desarrollan habilidades
interpersonales y se cultivan talentos que, de otra manera, podrían permanecer ocultos.

Las risas, los aplausos y las conversaciones animadas eran testimonio de la importancia de estos momentos.
Las actividades recreativas no solo complementaban la educación académica, sino que también enriquecían
la vida de los jóvenes, preparándolos para enfrentar el futuro con una visión amplia y un corazón lleno de
experiencias significativas.

CONCLUSIÓN
Ser docente en formación en México es embarcarse en un viaje lleno de desafíos, aprendizajes y
recompensas profundas. A medida que los futuros maestros nos preparamos para asumir su papel en la
educación de las nuevas generaciones, experimentamos una transformación personal y profesional que nos
permite comprender la magnitud e importancia de nuestra vocación.
Ser docente en formación en una secundaria en México es una experiencia profundamente transformadora,
tanto a nivel personal como profesional. Al iniciar este camino, me sentí llena de entusiasmo y expectativas,
pero también con una gran dosis de incertidumbre sobre los retos que me aguardaban.
Estar en la Escuela Secundaria Ignacio Manuel Altamirano fue y es sin duda una de las experiencias más
retadoras hasta ahora. Al principio, me sentí abrumada por las necesidades y expectativas de sus alumnos
y maestros. Sin embargo, con el tiempo, aprendí a ver más allá de los desafíos y a valorar cada pequeño
avance. Cada sonrisa, cada pregunta curiosa y cada momento de comprensión se convirtieron en
confirmaciones del valor de mi esfuerzo.
La formación docente en México también implica un profundo entendimiento del contexto social y cultural del
país. Los futuros maestros debemos aprender a adaptarnos a las diversas realidades que enfrentan sus
estudiantes, desde las zonas urbanas hasta las comunidades indígenas. Este proceso de adaptación no sólo
enriquece nuestra capacidad de enseñanza, sino que también les brinda una visión más amplia y empática
del mundo.
"Cada día era un reto diferente", dice. "Pero también me di cuenta de que tenía la oportunidad de marcar una
diferencia real en la vida de mis alumnos. Enseñar no es solo transmitir conocimientos, es inspirar, guiar y
apoyar a los jóvenes en su camino hacia el futuro."
Además, ser docente en formación en México implica una constante reflexión y autoevaluación. Los f uturos
maestros debemos ser críticos de nuestras propias prácticas y estar dispuestos a aprender y mejorar
continuamente. Las retroalimentaciones de los titulares y las experiencias vividas en el aula son
fundamentales para su crecimiento profesional.
"Ser maestro es una labor de amor y dedicación". Al final del día, ser docente en formación en México es
más que prepararse para una profesión; es abrazar una misión. Es entender que cada alumno es una semilla
con el potencial de crecer y florecer, y que el maestro tiene la responsabilidad y el privilegio de nutrir esa
semilla. Es un viaje lleno de desafíos, pero también de momentos invaluables que reafirman la importancia
de la educación en la construcción de una sociedad más justa y equitativa.
En definitiva, la formación docente es un proceso transformador que va más allá del conocimiento técnico.
Es un llamado a servir, a aprender y a crecer junto a los estudiantes, con el firme propósito de construir un
mejor mañana para todos.
 Servicios Educativos Integrados
al Estado de México
Departamento de Educación Secundaria
General Valle de Toluca
"2024. Año del Bicentenario de la Erección del Estado Libre y Soberano de México".

Ser docente en formación en una secundaria en México es una experiencia profundamente transformadora,
tanto a nivel personal como profesional. Al iniciar este camino, me sentí llena de entusiasmo y expectativas,
pero también con una gran dosis de incertidumbre sobre los retos que me aguardaban.
La verdadera enseñanza comenzaba en el aula, frente a un grupo de adolescentes con sueños, problemas
y un sinfín de preguntas. Cada estudiante es un mundo en sí mismo, y mi tarea era encontrar la manera de
conectar con cada uno de ellos.

Recuerdo mi primera clase de prácticas. Entré al salón con nervios, pero también con la esperanza
de poder hacer una diferencia. Los rostros curiosos de los alumnos me observaban, y en ese
momento entendí la magnitud de mi responsabilidad. No sólo debía transmitir conocimientos, sino
también inspirar, guiar y apoyar a estos jóvenes en su camino educativo.

Uno de los aspectos más desafiantes ha sido adaptar mi enseñanza a las diversas realidades que
enfrentan mis estudiantes. En una secundaria pública federal, la diversidad es la norma. Algunos
alumnos provienen de entornos desfavorecidos, enfrentando problemas que van desde la falta de
recursos hasta situaciones familiares complejas. Otros, aunque con diferentes contextos, también
tienen sus propios retos personales. Esta diversidad me ha enseñado a ser más empática y a buscar
estrategias que puedan llegar a todos, sin importar sus circunstancias.

La integración de la tecnología en la educación ha sido otra área en la que he tenido que adaptarme.
Vivimos en una era digital, y es crucial que los docentes sepamos utilizar estas herramientas para
enriquecer el aprendizaje. Al principio, me sentí un poco abrumada por la cantidad de aplicaciones
y recursos disponibles, pero con el tiempo he aprendido a aprovecharlos para hacer mis clases más
dinámicas e interactivas.

Uno de los momentos más gratificantes hasta ahora ha sido ver los avances de mis alumnos. Cada
pequeña victoria, ya sea una mejora en sus calificaciones, una participación más activa en clase o
simplemente una sonrisa de comprensión, me llena de orgullo y me recuerda por qué elegí esta
profesión. Ser testigo de su crecimiento y saber que de alguna manera estoy contribuyendo a su
desarrollo es una de las mayores recompensas de ser docente.

La retroalimentación de mis maestros como mentores también ha sido invaluable. Sus consejos y
críticas constructivas me han ayudado a mejorar y a ser más consciente de mis fortalezas y áreas
de oportunidad. Agradezco cada sugerencia y cada corrección, pues sé que me están formando
para ser la mejor maestra que puedo ser.

En este viaje, he aprendido que ser docente no es sólo una profesión, es una vocación. Requiere
paciencia, dedicación y, sobre todo, pasión por la enseñanza. Cada día trae nuevos desafíos, pero
también nuevas oportunidades para aprender y crecer.

Ser docente en formación en una secundaria me ha enseñado que la educación es una herramienta
poderosa para cambiar vidas. Estoy convencida de que, a través de la enseñanza, puedo contribuir
a construir un futuro mejor para mis alumnos y, en consecuencia, para nuestro país. Esta
experiencia me ha reafirmado mi compromiso y mi amor por la docencia, y estoy emocionada por
todo lo que aún está por venir en este apasionante camino.