Tema 39 Resumen
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1. Introducción.
5. El Sexenio Revolucionario.
5.1. La Revolución de 1868.
5.2. El Gobierno provisional y la Constitución de 1869.
5.3. La monarquía de Amadeo de Saboya (1871-1873).
5.4. La I República (feb 1873 – ene 1874).
6. La Restauración borbónica.
7. Conclusión.
8. Bibliografía.
REFERENCIA CURRICULAR
1. INTRODUCCIÓN.
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catolicismo como única confesión; creación de un nuevo ejército que defendiera a la nación,
sustituyendo al ejército de la monarquía.
Entre los referentes ideológicos del liberalismo español es evidente las influencias
de las ideas ilustradas, en concreto la filosofía política de la ilustración (Montesquieu,
Rousseau, Voltaire, etc.); no se debe olvidar el sistema parlamentario inglés y el sistema
político de EE.UU. En cuanto a las fuentes sociales podemos afirmar que el campesinado
apenas sacó beneficio de la revolución, aunque participase directamente el la lucha armada.
Los grupos sociales que protagonizaron la revolución liberal fueron la nobleza terrateniente y la
burguesía comercial, industrial y de profesiones liberales que, al ser una base social
restringida, pronto sucumbió con el regreso de Fernando VII; de hecho, nadie luchó por
mantener la constitución de 1812.
El programa ideológico-político del carlismo, con el lema “Dios, Patria, Fueros y Rey”,
era el siguiente:
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Defensa de los fueros vasco-navarros, amenazados por las reformas igualitarias y
centralistas de los liberales.
Desde el punto de vista internacional, Carlos recibió apoyo, moral y económico, de las
potencias absolutistas europeas (Rusia, Prusia, Austria); los isabelinos, de Gran Bretaña,
Francia y Portugal.
A medida que los isabelinos (que poseían, no lo olvidemos, el control de todos los
recursos estatales) iban obteniendo ventaja militar, los carlistas se dividieron en
transaccionistas (partidarios de llegar a algún tipo de acuerdo con el estado) y los
intransigentes (que optaban por continuar la lucha). Se impuso la posición de los primeros,
con el general Maroto al frente: el Acuerdo de Vergara (28 de agosto de 1839) supuso un
cierto reconocimiento de los fueros vascos y navarros y la posibilidad de que los oficiales
carlistas se integraran en el ejército real.
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4. EL REINADO EFECTIVO DE ISABEL II.
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4.3. El gobierno moderado (1857-58) y la Unión Liberal (1858-63).
Tras un año de gobierno moderado de Narváez (1857-58), se eliminó el Acta adicional
y que no satisfizo a nadie, regresó O’Donnell al frente de un nuevo grupo político, la Unión
Liberal, que gobernó durante cinco años seguidos, desde 1858-63. Apareció como un partido
centrista, carecía de doctrina y programa político, y desarrolló una política exterior de prestigio
de nulas consecuencias: la Guerra de África, la intervención en Conchinchina y México, la
reincorporación de Santo Domingo, y las expediciones en Chile y Perú.
5. EL SEXENIO REVOLUCIONARIO.
La crisis económica. A partir de 1860, surge en España una crisis financiera motivada
por la escasa rentabilidad de las inversiones realizadas en los ferrocarriles. Terminado el
periodo de construcción extensiva, se vio que la mayoría de las líneas eran deficitarias. Como
consecuencia de ello, las acciones de las empresas ferroviarias bajaron mucho en la Bolsa.
Tras estas acciones, cayeron todas las demás.
La crisis financiera coincidió con una crisis industrial, sobre todo en Cataluña. La Guerra
de Secesión americana había interrumpido la producción de algodón en rama en aquel país, lo
que provocó una subida mundial de los precios. Si a esto añadimos que existía una crisis
económica general que había hecho descender de matera notable la demanda, muchas
empresas textiles que utilizaban el algodón como materia prima, sobre todo las más pequeñas,
tuvieron que cerrar. El paro aumentó y el nivel de vida del conjunto de los trabajadores
descendió.
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Entre los años 1866 y 1868 se produce una crisis de subsistencias, como consecuencia
de una serie de malas cosechas. El trigo escasea y, por tanto, se encarece. El pan llega a subir
en Madrid un 100% en estos dos años.
El movimiento político. En 1868, eran muchos los sectores de la población que tenían
motivos para sentirse descontentos con el régimen de Isabel II:
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vencen a las escasas tropas que había logrado reunir Isabel II, a la reina no le queda
más salida que el exilio. Esto ocurre el 29 de septiembre de 1868.
Durante las primeras semanas, el poder estuvo en manos de las Juntas. Pero pronto se
vio que dentro del movimiento revolucionario había grupos con posiciones y objetivos
diversos. De todos ellos, se impuso el de Prim y Serrano, cuyo objetivo no iba más allá
de derrocar al gobierno. Conseguido esto, las reivindicaciones de demócratas y
republicanos tendrían que esperar.
En los primeros días de octubre de 1868, se formó un Gobierno Provisional que disolvió
las Juntas y desarmó a la Milicia Nacional, dejando claro que una cosa era derrocar a los
Borbones y otra proclamar una república o poner trabas a la propiedad privada.
Estas elecciones, celebradas por primera vez en España con sufragio de todos los
varones mayores de 25 años, dieron una amplia mayoría a la coalición que ya dominaba el
Gobierno Provisional (progresistas y unionistas).
Hay que dedicar una atención especial a la política económica del Gobierno Provisional.
Debemos tener en cuenta que amplios sectores de la burguesía habían apoyado la revolución
buscando medidas que mejoraran sus negocios. Entre las medidas más significativas debemos
señalar las siguientes:
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5.3. La monarquía de Amadeo de Saboya (1871-1873).
Aprobada la Constitución, que establecía la monarquía como forma del Estado, la
principal labor del Gobierno era encontrar un rey. Pero después de haber expulsado a Isabel, ni
siquiera se podía pensar en que volviera algún Borbón.
El General Prim fue el encargado de la búsqueda. Tras muchas consultas, se decidió por
Amadeo de Saboya. Tenía a su favor dos cosas: pertenecía a una dinastía con prestigio en
Europa (su padre, Víctor Manuel II, había sido artífice de la unificación italiana) y tenía una
concepción democrática de la figura del Rey.
El reinado de Amadeo fue un periodo de inestabilidad política porque eran muchos los
sectores políticos y sociales que se dedicaron a hacerle oposición:
Un asunto difícil que tuvieron que afrontar los gobiernos de Amadeo fue el llamado
“problema cubano”. En Cuba (una de las pocas colonias que quedaban del antiguo imperio)
se había iniciado un movimiento de independencia en 1868, animado sin duda por lo que
estaba ocurriendo en la metrópoli. Con el famoso “grito de Yara” dio comienzo la Guerra de los
Diez años. El asunto comenzó con un levantamiento de hacendados criollos que, al prometer
el fin de la esclavitud, contaron con el apoyo de la gente del pueblo. Aunque inicialmente los
insurrectos sólo pedían ciertas reformas, la intransigencia de los sectores económicos
españoles que tenían intereses en Cuba frenó la posibilidad de un arreglo pacífico.
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La puntilla final para el régimen de Amadeo fue la desintegración de la coalición de
unionistas, progresistas y demócratas que le había traído y que constituía su más firme apoyo.
En dos años, se sucedieron seis gobiernos y se celebraron tres elecciones.
En febrero de 1873, sintiéndose incapaz de enderezar la situación, Amadeo de Saboya
presentó su renuncia al trono.
Los únicos partidarios de la república eran los propios republicanos, agrupados en las
Cortes en torno al Partido Demócrata Republicano Federal, de Francisco Pi y Margall. El
ideario de este partido lo podemos resumir de la siguiente forma:
Este republicanismo federal era apoyado por elementos de la pequeña burguesía, sobre
todo profesional e intelectual, y por parte del movimiento obrero y campesino.
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sobre todo, en las provincias vascas y la región del Maestrazgo, duraría hasta 1876; la guerra
en Cuba continuó, sin que los republicanos tuvieran la menor oportunidad de intervenir; los
sectores más radicales del republicanismo, influidos por los núcleos anarquistas que se
estaban formando en España, forzaron la situación creando cantones independientes en
numerosas ciudades (Sevilla, Cádiz, Granada, Málaga, Andújar, Tarifa, Algeciras, Bailén,
Cartagena, Salamanca, Valencia, Alicante). Los acantonados eran grupos de artesanos,
tenderos y asalariados que se sentían defraudados por la nueva República.
Todos estos problemas generaron una gran inestabilidad en el gobierno: hubo cuatro
presidentes en apenas once meses:
Abierto el nuevo periodo de sesiones, el 3 de enero de 1874 Castelar era derrotado por
120 votos contra 100. Para impedir que se formara otro gobierno de centro-izquierda, el
General Pavía, al frente de fuerzas de la Guardia Civil, invadió el Parlamento y lo disolvió.
Apenas hubo resistencia, señal de lo débil que era a estas alturas la república.
6. LA RESTAURACIÓN BORBÓNICA.
Este pronunciamiento suponía el fin de un periodo de gran inestabilidad y la
restauración borbónica. El programa político diseñado por Cánovas para la nueva monarquía
quedó claramente esbozado en el denominado Manifiesto de Sandhurst, texto en el que se
afirmaba que la monarquía hereditaria y representativa era ya el único sistema que inspiraba
confianza a los españoles, tras lo avatares de los últimos años. Esta monarquía se
fundamentaría en la soberanía nacional compartida por el Rey y las Cortes y buscaría a través
de la conciliación dar cabida a mayor número de posiciones posibles. Cánovas se puso de
inmediato al frente de la situación y se ocupó de organizar una transición lo más legal posible
hacia el nuevo régimen. La restauración borbónica instauraría un sistema de gobierno
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basado en una monarquía constitucional, instituida en la constitución de 1876, y la alternancia
pacífica de partidos, Conservador y Liberal, que duraría hasta la proclamación de la II
República en abril de 1931.
7. CONCLUSIÓN.
Entre 1834 y 1874 se consolidó el Estado Liberal en España. Fue un largo proceso
jalonado por la conflictividad política y social, que condicionó una débil coyuntura económica.
Pese a este inestable panorama político, similar al que experimentaban muchos países
europeos del siglo XIX, el resultado obtenido fue acabar con el sistema del Antiguo Régimen
que en las primeras décadas de la centuria personalizaba Fernando VII. En España, la pieza
clave de este proceso fue el Estatuto Real de Martínez de la Rosa, que sentó las bases del
nuevo sistema todavía frágil. La mayoría de edad de Isabel II permitió articular definitivamente
el triunfo de un estado liberal y constitucional defensor de los intereses sociales y económicos
de la burguesía mediante el sufragio censitario, sistema electoral que aparecía en todas las
constituciones decimonónicas a excepción de la de 1812 y 1869. La Restauración Borbónica
vino a sancionar este proceso de construcción del Estado Liberal como consecuencia de los
fallidos intentos democratizadores de la I República.
8. BIBLIOGRAFÍA.
FONTANA, Josep (2007): La época del liberalismo. Vol. 6 Historia de España. Editorial
Crítica, Barcelona.
GUERRERO LATORRE, Ana Clara [ET AL.] (2004): Historia política, 1808-1874.
Editorial Istmo, Madrid.
PAREDES, J. (Coord.) (2006): Historia de España (siglos XIX-XX). 4ª ed. Editorial Ariel,
Barcelona.
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