Manioshu
Manioshu
Manioshu
es la suprema antología del Japón. Ninguna de las veinte colecciones oficiales que se
compilaron posteriormente por deseo, mandato, ucase o fantasía de diversos
emperadores se le puede parangonar. Los críticos japoneses encomian su atmósfera
paradisíaca, clara, pacífica, su mezcla de sinceridad y dignidad, de elegancia y
simplicidad pastoral, su ardor y vigor de espíritu.
Caveat lector! Si se quiere degustar este libro vetusto y aprender sus lecciones, hay
que acercarse con candor e inocencia, como el antiguo japonés se acercaba al mundo,
«viajando en el regazo de las cosas sin preguntarse por ellas».
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AA. VV.
Manioshu
Colección para diez mil generaciones
(Antología poética)
ePub r1.0
Titivillus 14.03.2023
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Título original: Manioshu
AA. VV., 1980 (600-759)
Traducción: Antonio Cabezas García, 1980
Recreación de cubierta: diego77
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Índice de contenido
Cubierta
Manioshu
Presentación
Primera parte: POEMAS DE AUTORÍA ESTABLECIDA
Pimer periodo (630-672)
Segundo periodo (672-710)
Tercer periodo (710-733)
Cuardo periodo (733-760)
Segunda parte: CANTARES ANÓNIMOS
Cantares a la naturaleza
Cantares de amor
Cantares varios
Cantares levantinos
Notas
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PRESENTACIÓN
Aparece aquí la versión castellana de una obra japonesa que empezó a ser
conocida allende los Pirineos hace más de cien años. Se trata del Man-io-shu[1] o
«Colección para diez mil generaciones», antología lírica que acabó de compilarse
hacia el 760 de nuestra era, año más, año menos.
El Manioshu es un retablo de siete maravillas.
Tamaño
La colección recoge nada menos que unas 4.500 piezas poéticas, de las cuales la
apabullante mayoría son tankas, la famosa fórmula métrica en 5-7-5-7-7, que Lorca
definía como simetría asimétrica. Pero también aparecen tres tipos métricos que se
esfumaron casi en seguida de la lírica japonesa: la choka u oda, la sedoka o tonada y
la sexteta búdica. Explico.
La oda es un poema extenso, pero de longitud variable, con alternancia de
pentasílabos y heptasílabos, que terminan siempre con un pareado de éstos, y lleva
como antistrofas una o varias tankas. La oda japonesa es en cadencia no muy
diferente de la cueca larga chilena, ese ritmo que en ocasiones manipuló el inmortal
Neruda. El Manioshu contiene unas 260 odas.
La tonada es una sexteta en 5-7-7-5-7-7, de fuerte sabor popular, y muy escasa, ya
que sólo perduran unas 60.
La sexteta búdica es llamada en japonés literalmente «Pie de Buda», pero no voy
a demorarme en explicar por qué. Se trata de una sexteta en 5-7-5-7-7-7, aún más
insólita que la tonada: sólo se han conservado 21,una de ellas en el Manioshu.
Esta colección contiene un solo ejemplar de «renga», tanka cuya terceta inicial es
obra de un poeta y el remate de otro distinto. La renga alcanzó gran popularidad en el
siglo XIV, dando origen al jaiku, que con la tanka forma el dúo de módulos métricos
típicos de la lírica japonesa. Sobre el jaiku hay en castellano un magistral estudio del
profesor de Filología en Sevilla, Fernando Rodríguez Izquierdo (El haiku japonés,
Ed. Guadarrama, Madrid, 1972). También es trascendental la traducción que el gran
poeta azteca Octavio Paz hizo con Eikichi Jaiashiia de la obra de Mátsuo Basho
Sendas de Oku (Barral, Barcelona, 1970). Mucho ha hablado de la renga, y dado
mucho que hablar, el gran Octavio Paz, llegando a escribir rengas políglotas al
alimón con poetas gabachos y gringos.
En conclusión: aun tratándose en su mayoría de piezas breves, el Manioshu no
deja de ser monumental.
Antigüedad
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El último poema datado es del año 759, por lo que puede deducirse con gran
probabilidad que la antología debió clausurarse hacia el 760. Pero se calcula que
comenzó a compilarse hacia el 630. Es decir, tardó ciento treinta años en completarse.
Mientras Europa atravesaba su período literario más tenebroso, Japón gozaba de una
civilización refinada, donde el crimen más nefando se llamaba «jinabi», vulgaridad.
El Manioshu es, cronológicamente, la primera obra literaria de Japón.
Valor
Complejidad asequible
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valores según el antojo del copista, y en ocasiones hasta escribiendo las frases con el
orden anacolútico de la sintaxis china. ¡Una verdadera pesadilla para el hermeneuta!
Hoy día, fuera de unos pocos especialistas japoneses, nadie lee la transcripción
original, y las ediciones modernas utilizan el sistema actual, que por cierto tampoco
es un modelo de simplicidad.
Por lo demás, el Manioshu no pierde un ápice de su valor, sea cual sea el modo de
transcripción. Si se reproducen los sonidos del texto original, tanto valen los
jeroglíficos del antiguo Egipto como el alfabeto griego, las letras romanas, las árabes
o las cirílicas.
Todo lo que la transcripción tiene de complicado, lo tiene el contenido de
asequible. Siendo hondamente local, es ampliamente universal.
En temática no sorprende tanto el Manioshu por sus preferencias cuanto por sus
carencias. No se encontrarán ni sagas belicosas, ni sangrientas gestas épicas, ni un
solo himno al sol del país del sol naciente, ni delirios místicos, ni fabularios
moralizantes, ni un mero efluvio ante la noche estrellada. Sus tres grandes temas son
el amor, la sociedad histórica con sus lealtades y elegías y la naturaleza. Amor,
amistad, ámbito. No faltan, con todo, algunos poemas de tema insólito: jácaras,
baladas, odas censorias, admoniciones…
Cuando el Manioshu roza los temas históricos, se requiere muy poca erudición
para comprender esos poemas milenarios, sus alusiones, connotaciones y su supuesta
y cacareada impenetrabilidad.
Para apreciar los poemas dedicados a la naturaleza, se precisan todavía menos
datos de topografía local, flora o fauna. Quien más, quien menos, los actuales
hispanohablantes han visto en la pantalla o en fotos, serigrafías, porcelanas y demás
virguerías para las que los japoneses se pintan solos, cómo es la naturaleza japonesa.
A pie de página se dará en cada caso un brevísimo glosario de flora exótica, y basta y
sobra.
Él tema amoroso pide aún menos explicaciones. Se podría advertir: que las
misivas amorosas iban en verso; que en buena superstición el estornudo repentino, el
escozor de las cejas o el espontáneo aflojarse de fajas o ceñidores le indicaban a la
mujer cómo algún apuesto galán pensaba en ella; que tocar la hemerocálide o flor del
olvido provocaba el olvidar y ser olvidado del amante; que el declarar el propio
nombre implicaba para la muchacha aceptar los avances del varón; que siendo las
poblaciones pequeñas y sus vecinos impertinentes curiosos, se imponía el sigilo en
las citas nocturnas y la discreción en las conversaciones. Y poco más. Lo demás lo
dicen los poetas.
Democratismo
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no vacilaba en señalar el espíritu democrático que impregna la antología. Se incluyen
poemas de la familia imperial al lado de otros populares y anónimos. Lo que contaba
era el valor de la lírica en sí, y no el nombre o la clase social del autor, que es como
debe ser.
El Manioshu es la voz lírica de todo el pueblo japonés en la edad en que se
gestaba su nacionalidad.
Modernidad
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referente a ti.
Criterios de traducción
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Véase una muestra de la traducción de Petit y José Luis Martínez, seguida de la
versión mía del mismo poema:
En el mar de los cielos
sobre olas de nubes
la barca de la luna
parece que navega
entre un bosque de estrellas.
Ambientación histórica
Hasta el año 646, fecha de honda transformación estatal, Japón fue políticamente
una sociedad patriarcal y basada en el poder feudal de diversos clanes, entre los
cuales el supremo era la familia imperial. Como entre los nobles prevalecía la
poligamia, tanto el emperador como los demás jefazos poseían innumerables
vástagos.
El monarca ejercía un control directo solamente sobre su feudo personal y sobre
algunas tierras comunes; el resto del país y las mejores tierras de labrantío caían
directamente bajo la jurisdicción del señor de cada clan, el cual por cierto mantenía
una lealtad personal hacia el Micado.
Sin embargo, ordinariamente descollaba algún clan prepotente, que acaparaba el
poder efectivo influyendo de un modo especial sobre la voluntad imperial, y
situándose, por tanto, en una posición intermedia entre el soberano y los demás
señores feudales. Estos luchaban a veces entre sí por incrementar su poderío.
No faltaban escarceos expansionistas, y se sabe que la emperatriz Yingu, allá por
el caliginoso año 200, había organizado una expedición conquistadora contra Corea.
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Durante varios siglos la Corte japonesa conservó cierta soberanía o protectorado
sobre algunos pequeños reinos o territorios al sur de la península coreana.
El año 405 empezó a estudiarse la escritura china, a través de eruditos coreanos.
Pero el primer libro japonés tardaría aún trescientos años en aparecer.
En 550 el rey de Kudara, pequeño reino del sur de Corea, envió a bonzos que
predicaron el budismo en el país. Era una religión oriunda de la remota India, desde
donde llegaba al Japón en un triple salto: a China, a Corea, a Japón. El shintoismo o
shinto, la religión ancestral de las islas, cuyo pontífice máximo era el propio
emperador, encontró con el budismo un «modus vivendi» tanto dogmático como
práctico, entre otras razones porque la religión foránea, de la que pronto llegaron a
contarse hasta seis sectas, aceptó como suyos los dioses del panteón shintoista,
declarando que eran manifestaciones de un solo Buda cósmico. En Japón el
pensamiento budista recalcaba lo efímero de la existencia, el peligro de los deseos,
ciertos premios y castigos en la ultratumba (con trasmigración del alma hasta el
definitivo asentamiento en el Nirvana) y el respeto a los superiores.
Respecto a las metafísicas y esoterismos búdicos, rebasaban por supuesto el
caletre de las masas populares, ya que no de pocos adeptos, que nunca faltaron en el
país.
El shinto, por una parte, y mirándolo aviesamente, constaba de un batiborrillo de
vaguedades, supersticiones y ritualismos: culto a los dioses (o a la divinidad, si así se
prefiere), rogativas y fiestas de acción de gracias por las cosechas, ofrenda de vino y
primeros frutos, purificaciones, abluciones y otras ceremonias innocuas. Pero, por
otra parte, el shinto exaltaba varias ideas centrales magníficas, que perduraron y
perduran: la naturaleza y todo lo natural es bueno; hay que respetar la tradición y los
antepasados; el hombre debe conservarse limpio y obedecer al monarca.
De no haber recibido la infiltración, a la vez iluminadora y contaminadora, del
budismo, los japoneses hubieran terminado por ser el único y feliz pueblo sobre la faz
del globo sin admitir el libre albedrío. Aun así, y a pesar de las doctrinas budistas
sobre culpa moral y castigos ultraterrenos, el subconsciente atávico siempre inclinó al
pueblo japonés a reducir el pecado a simple error o lamentable impureza exterior, si
no fácilmente condonable, sí expeditivamente lustrable. ¡Libre albedrío! ¿Quién se
pone a especular aquí sobre tan vidriosa cuestión?
El budismo llegó a ser aceptado plenamente gracias a la protección del príncipe
Shótoku, santón, escoliasta, mecenas, político y visionario, que vivió entre 573 y 621,
siendo regente de la emperatriz Suiko, y contándose entre los hombres más grandes
de la historia universal (un retrato suyo de la época del Manioshu aparece en los
billetes de diez mil yenes). En su época la penetración de la cultura china llega a
intensidad máxima, pues la China de los Tang atravesaba entonces su edad áurea.
Arquitecturas como el sublime Joriu-yi, esculturas de sesgo hindú, artesanías de toda
clase, instrumentos musicales, plantas, ciencia, matemáticas, urbanización y hasta
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leyes se fueron tomando del continente, siempre adaptándose a las condiciones y
gustos de las islas.
Junto con el budismo penetraron de China dos sistemas filosóficos que influyeron
más o menos, según épocas y personas, sobre la mentalidad del Japón. Uno fue el
confucionismo, sistema ético con gran énfasis sobre la piedad filial, la obediencia, la
sinceridad y la etiqueta. Hubo emperador que definió en una pragmática: «La paz y la
prosperidad del mundo dependen de la música y de la ceremonia.» Otro sistema
importado fue el taoísmo de Lao Tse, un tanto epicúreo, impregnado de fábulas y
duendes, y que predicaba el retiro del mundo y la conversación serena.
La organización desorganizada de los clanes fue terminada con las reformas del
año 646. Los jefes del clan dominante, llamado Soga, fueron asesinados en una
revuelta palaciega encabezada por el príncipe que luego, ascendido al trono, se llamó
Tenyi, y por Kamatari, señor del clan Fuyiwara. Este clan poco a poco fue ganando
ascendencia política, y desde mediados del siglo IX se convirtió en dueño indiscutible
del poder político.
Como efecto de las reformas, se redistribuyeron las tierras entre los clanes. Los
Ótomo, Saeki, Fuyiwara, Ishikawa, Nakatomi, Tachibana, Ki, Abe, Tayiji, Kasa,
Kume y Osakabe —doce familias— son los que partirán y repartirán el bacalao hasta
el encumbramiento de los Fuyiwara. El gobierno fue centralizado y se prescindió de
cargos políticos hereditarios. El país fue dividido en provincias y distritos. Nobles y
cortesanos recibieron rangos áulicos. Se tendió una red de correos. Se establecieron
«pasos» o puestos de control militar y comercial en puertos de montaña, ciudades
marítimas y otros lugares estratégicos.
Estas reformas pasaron por un período de reajustes e innovaciones entre 673 y
710, y en los cincuenta años siguientes llegaron a su pleno asentamiento.
La época en que se compilaba el Manioshu (630-760) fue, pues, un período
dinámico, renovador, en que se viajaba mucho y se adoptaban productos e ideas
venidas de China o del extranjero, en general. Período exuberante de un pueblo
joven, caliente e imaginativo. Pueblo fino y ardiente.
Al norte del país se llevaban a cabo esporádicas operaciones militares contra los
lezos, aborígenes que rechazaban la hegemonía imperial, y al sur, contra la tribu Jaia,
cuyos guerreros, una vez sometidos, fueron enviados a la capital como centinelas
nocturnos, haciéndose famosos por su voz estentórea.
Hasta el año 646, año de reformas, la capital había estado ubicada en Ásuka, en la
llanura de Iamato, que es hoy la provincia de Nara. Iamato, «Gran Paz», vino en
ocasiones a denotar a todo el país japonés. Según tradición semimitológica, el primer
emperador, Yinmu, había puesto su sede en la población de Kashiwara, también
situada en la vega de Iamato. A causa de los disturbios que acompañaron a las
reformas, la Corte se trasladó en el año 646 a Naniwa o Kuni (la actual Osaka), donde
permaneció nueve años. Volvieron los cortesanos ceremoniosamente a Ásuka, que
probablemente nunca pasó de ser un modesto villorrio, y allí aguantaron doce años
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viendo nevar y viendo florecer los cerezos, hasta que en 667 el susodicho emperador
Tenyi, monarca número 37, se trasladó a Omi, en la punta sur del gran lago Biwa, así
llamado por parecerse a una «biwa» o vihuela. Esta capital de Omi fue destruida
cinco años después, durante la lucha entre los príncipes Ótomo y Óama, que fueron
los emperadores 39 y 40, adoptando, respectivamente, los nombres de Kobun y de
Tenmu al subir al trono. Salió victorioso Tenmu, y se llevó la Corte de nuevo a
Ásuka. Muerto él y sucedido por su esposa Yitó, se decidió que la nueva sede del
gobierno pasara a Fuyiwara, a un tiro de piedra, y allí se mantuvo el palacio hasta la
erección de Nara, en el año 710, por orden de la emperatriz Guenmió.
Nara, que es actualmente ciudad «hermana» de la imperial Toledo sefardita, fue
ya una urbe de postín: doce millas cuadradas, avenidas de sauces y naranjos, dos
mercados, docenas de templos y palacetes, y gran animación cultural. En Nara se
mantendría el Micado setenta y cinco años, y era, por tanto, villa y corte cuando se
concluía la compilación del Manioshu.
(Para defender el país de posibles incursiones del continente, había en la isla
meridional de Kiushu una gran base militar llamada Dazaifu, donde servían guerreros
de todo el país.
Se observará que no había inconveniente alguno en que las princesas ocupasen el
trono imperial. De 593 a 760 nada menos que siete de los quince soberanos fueron
mujeres. Tan mal sabor dejó la última, que mandó asesinar al emperador anterior y
fue pública querendona de un bonzo tan guapo como bellaco, que la Corte,
escarmentada, decidió regirse en lo sucesivo por una especie de Ley Sálica tácita e
impromulgada.
De los 631 poetas con obras recogidas en el Manioshu, setenta son mujeres.
Creencias y costumbres
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Para rogar a los dioses, se ponían una estola, se apretaban los hombros y las
amplias mangas con una cinta y, postrados de rodillas, alzaban los brazos suplicantes.
La purificación se hacía golpeándose el pecho con una rama del arbusto
cleyera[7], talismán al que se traspasaban las impurezas; el sacerdote arrojaba la rama
al río, que se la llevaba al mar; la impureza había desaparecido.
Las adivinaciones se hacían de muchas maneras. Al caer de la tarde se acercaban
a los caminos a oír lo que hablaban los itinerantes, y de ello sacaban conjeturas. O
bien se aproximaban a paso rítmico hacia algún guijarro o pedrusco distante, y se
averiguaba la suerte según con qué pie se pisara. Los hechiceros ponían sobre el
fuego el caparazón de alguna tortuga, y adivinaban por la forma de las grietas.
También se recurría al peso de las piedras.
Supersticiones a granel. Si yendo de camino el caballo tropezaba, era señal de que
los familiares del viajante deseaban su pronto retorno. Para hacer que los dioses
concedieran los deseos, o una vida larga, colgaban lacitos de papel de las ramas de
los árboles, especialmente de los pinos, costumbre que subsiste en pleno siglo XX.
Para comunicarse con los difuntos recurrían a brujos o a medios, los cuales proferían
sus mensajes entre paroxismos. En graves contingencias nacionales se indagaba de
esta forma la voluntad de la diosa Amaterasu.
Por supuesto, creían en sueños y sus interpretaciones. Cuando se soñaba con
alguien, era que el espíritu visitaba al soñador.
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En la Corte cada uno de los rangos tenía el color del kimono estatuido por ley.
Estos rangos y colores, empezando por los superiores, eran: sapán, escarlata, naranja,
gutagamba, rojo, verdiazul y celeste.
Además de la túnica o kimono, se usaba como indumentaria el faldón o mandil
que colgaba por detrás, y que era usado indistintamente por varones y hembras; las
bombachas para los hombres, pellizones, chales, bufandas. La mujer no usaba bragas,
pero sí enaguas sujetas con cinta o ceñidor.
Como ornamentos se llevaban collares, pulseras, cascabeles, peinetas de boj,
diademas… Los siete metales o piedras más estimados eran: oro, plata, lapislázuli,
perla, nácar, ágata y granate. La mujer se recogía el pelo en peinado alto por primera
vez el día de los desposorios.
Las viviendas eran de madera, resistentes al terremoto hasta cierto punto, con
techumbre de bálago, usando generalmente los tallos del miscanto. En las urbes se
usaban tejas negruzcas. El tatami, o gruesa estera tejida con los tallos de ciertos
juncos, era todavía un lujo. Las casas nobiliarias poseían jardines que imitaban en
miniatura bellos paisajes naturales: rocas, guijas, arena, cascadas, estanques, arbustos
y plantas tomaban formas irregulares y caprichosas.
Durante los largos viajes marítimos, algunos navíos podían acomodar a más de
cien pasajeros; pero en ríos y lagos, así como en las zonas costeras de bajura, las
barquichuelas se movían cinglando con pagaya o impulsadas con una garrocha. Los
viajes por tierra ofrecían dificultades por la escasez de mesones, falta de caminos
trillados y la inseguridad de orientación. «Dormir con hierbas por almohada» era
sinónimo de viajar.
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estola», en vez del monte Unebi.
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Lo escogido se presenta con un orden parecido al de la traducción inglesa de
1940.
Una primera parte presenta los poemas de autores conocidos, procediendo por
épocas. Dentro de cada época van primero los poemas de la casa imperial, que
siempre ejerció un generoso mecenazgo sobre las letras, y de la que siempre
surgieron excelentes poemas. Véanse como dignísimo ejemplo los cantares que el
actual emperador compuso para ser recitados en palacio a comienzos de los años
1979 y 1980:
COLINA
CEREZOS
Refleja el estanque
los lacios cerezos
color romín,
y la primavera
llega a su apogeo.
EL TRADUCTOR
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PRIMERA PARTE
Poemas de autoría establecida
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PRIMER PERIODO
(630-672)
EMPERATRIZ IWANOJIME,
esposa de Nintoku, el cual fue monarca XVI (Iwanojime vivió: 314-347).
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EMPERADOR IURIAKU,
monarca XXI (vivió: 418-479; reinó: 456-479).
EMPERADOR YOMEI,
monarca XXXIV (vivió: 593-641; reinó: 630-641).
ÉGLOGA
HIMNO A IAMATO
EMPERATRIZ KOGUIOKU.
Reinó cuatro años con este nombre como monarca XXXV (641-645). Posteriormente subió de nuevo al trono con
el nombre de Saimei como monarca XXXVII, reinando nueve años {655-664).
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EMPERADOR TENYI,
monarca XXXVIII (vivió: 626-671; reinó: 664-671).
PAISAJE
EMPERATRIZ IAMATO,
consorte de Tenyi. Recibió el rango de emperatriz en 668, y en 671 fue regente por breve espacio, al morir Tenyi.
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PRÍNCIPE SHÓTOKU,
hijo del emperador Iomei (vivió: 573-622).
PRINCESA NUKADA,
sucesivamente esposa de los emperadores Tenmu (siendo éste aún príncipe) y Tenyi.
A TENMU
(Era Nukada a la sazón esposa de Tenyi, hermano mayor de Tenmu, pero éste aún la cortejaba).
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es el cuclillo.
Estará llorando lo que añoro yo. 112
ESPERANDO A TENYI
KAMATARI DE FUYIWARA
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SEGUNDO PERIODO
(672-710)
EMPERADOR TENMU,
monarca XL (vivió: 662-686; reinó: 673-686).
A NUKADA[4]
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EMPERATRIZ YITÓ,
monarca XLI (vivió: 647-702; reinó 687-697).
A UNA ANCIANA LLAMADA SHII, QUE LE CONTABA CUENTOS CUANDO YITO ERA NIÑA
PRÍNCIPE OMI.
El año 676 fue desterrado a la isla Irago, cercana a Ise.
PRÍNCIPE SHIKI.
Aunque existierork dos Shikis, uno hijo de Tenyi y otro de Tenmu, el autor de los siguientes poemas parece ser el
primero. Murió en 717.
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Escarcha en el lomo de los alavancos
del carrizal esta tarde fría,
y pienso en Iamato. 64
MADRIGAL ROCOCO
CANTAR DE PRIMAVERA
PRÍNCIPE OTSU,
tercer hijo de Tenmu. Nació en 663. Fue ejecutado en 686, a sus veinticuatro años de edad. Excelente guerrero.
PRÍNCIPE TONERI,
cuarto hijo de Tenmu. Murió en 735.
A UNA JOVEN
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Sin que a él lo quieran, no quiere un guerrero
—lo reconozco.
Seré vil guerrero, pero yo te quiero. 117
PRÍNCIPE JOZUMI,
octavo hijo de Ten mu. Murió en 715.
PRINCESA OKU,
hija de Tenmu y también hermana de madre del príncipe Otsu. A sus catorce años de edad ofició como sacerdotisa
vestal en Ise durante trece años.
PRINCESA TAMOCHI
(hacia el 700). Consorte o pariente del príncipe Kochi.
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ELEGÍA A LAS RUINAS DE OMI
Antistrofa
CANTARES DE VIAJE
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hoja en ventolera. 47
Antistrofas
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en la escollera brava de Nikitazu,
por la mañana los vientos echan algas,
y por la tarde las olas llevan algas
de verde claro, gemas de costanera,
Como esas algas que con el oleaje,
van ondeando ora acá ora allá
se acurrucaba mi esposa que atrás queda
igual que queda el rocío y la escarcha.
Por el camino, a cada vericueto
una vez y otra vuelvo atrás la mirada;
y queda el pueblo cada vez más lejano;
y son los montes cada vez más altivos.
Estará mustia cual yerba de verano
pensando en mí. Quiero ver su morada:
allanaos, montañas. 131
Antistrofas
II
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al dispersarse no me dejaban ver
las ondeantes mangas de su kimono.
En Mont-Iakami, el de citas de amor,
entre las nubes la luna caminaba,
y entristeciéndome iba y se me escondía;
y el sol poniente, corredor de los cielos,
se hundía ya. Paladín me crecía,
pero las mangas del traje, blanco güiro[13],
las empapa mi llanto. 135
Antistrofas
DOS COPLILLAS
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y como un dios se entronó entre las rocas.
El serenísimo, su imperial majestad,
atravesando en la región norteña
ya dominada las montañas de Fuwa,
donde se alzan los almezos y cedros,
se aposentó en provisional sede
en Val-Wasami, puñal de puño cuervo,
gobernó el reino, y dominó en la tierra.
Llamó a las huestes que estaban en Levante,
donde los gallos cantan antes al día,
y les mandó calmar a los salvajes
superpotentes, a los ingobernables.
Y nuestro príncipe siendo comisionado,
ciñó su espada en su augusta cintura,
y tomó el arco en sus manos augustas,
y alzó su voz y convocó a las huestes.
Los atambores batiendo ya al despliegue
repercutían como la voz del trueno;
y resonaban las trompas de batalla
cual ruge el tigre que presenta combate,
y se espantaban los ejércitos ambos.
Ya los pendones enhiestos tremolaban
como las llamas ondean por los campos
al par del viento, vuelta la primavera,
la que despeja, la que encierra al invierno.
Horripilante era oír el zumbido
de tantos arcos tensos por mano fuerte,
que parecía como cuando el tornado
cae en invierno sobre el bosque nevado.
Arremetían tupidas las saetas
como los copos, vórtice en la nevasca.
Ya los rebeldes, fijos hasta morir
la misma muerte de] rocío y la escarcha,
se abalanzaban como aves migratorias,
cuando del templo de Itsuki en Watarai
sopló y giró el viento de los dioses
con nubarrones que ocultaron al sol,
cubriendo al mundo con tinieblas eternas.
Igual que un dios gobernaba el país
rico en arroz, por él pacificado,
el serenísimo nuestro príncipe augusto;
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y dominaba sobre la haz de la tierra,
y parecía que resplandecería
cual flor de güiro[14] por mil generaciones.
Remodeló su sede principesca
en mansión sacra; y sus vasallos fieles,
vistiendo togas de güiro inmaculado,
en cuanto el sol salía rubicundo
al imperial valle de Janiiasu,
se prosternaban como si fueran ciervos;
y las sombrías noches de belancada
el gran palacio postrados contemplaban.
Cual codornices vagan ya decaídos:
servir quisieran, pero servir no pueden;
cual gemidoras aves de primavera,
su pesadumbre no había aún pesado,
su sentimiento no había aún cesado,
cuando en el valle de Kudara remota
fue sepultado en sepulcro divino,
y reposó el descanso de un dios,
entronizado en su palacio eterno,
sobreeminente palacio de Kinoe,
país de lienzos. Pero el palacio
de la montaña Kagu, que nuestro príncipe
se quiso edificar, y que durase
por mil generaciones, no pasará
en mil generaciones. Lo miraré
como el que mira al cielo y reverente
lo unciré a mi recuerdo como espléndida estola. 199
Antistrofas
ELEGÍA AMOROSA
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en el otoño, que perdí el camino
buscando a mi amante. 208
Antistrofas
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vi que en el lecho su almohada
estaba mirando a otro lado. 216
Antistrofa
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como los cielos, y vi desde Akashi
la isla Iamato. 255
CANTOS DE AMOR
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Salí sin hablarte por estar la casa
más bulliciosa que frufrú de seda
y el pesar me embarga. 503
CANTAR A LOS AMORES ENTRE LA ESTRELLA VEGA (LA HILANDERA) Y EL ASTRO ASTAIR (EL
BOYERO), DIRIGIÉNDOSE A LA ESTRELLA
El Manioshu contiene 390 poemas que, según los compiladores, han sido
recogidos de la Colección de Jitomaro. Las antiguas generaciones atribuían la autoría
de casi todos los poemas (sólo exceptuando aquellos en los que figuraba el nombre de
otro poeta) al propio Jitomaro. Siguiendo a los dos grandes críticos Keichú (1640-
1701) y Mabuchi (1697-1769), la crítica decimonónica se inclinaba a atribuirlos a
otros autores, dejando sólo unos cuantos al patriarca de la lírica japonesa, el cual
hubiera sido reducido a mero compilador y a lo más a autor de sólo unos cuantos
cantares. Pero los argumentos irrebatibles aducidos recentísimamente por el crítico
Takeshi Umejara devuelven la paternidad literaria de casi todos los poemas al propio
Jitomaro. Incluso no hay inconveniente en atribuirle los cantos de amor puestos en
boca de la amada.
Más del 70 por 100 de los poemas de la Colección de Jitomaro son amorosos.
Siguiendo la pauta del Manioshu, los clasificamos en:
1) Madrigales del hombre, con alusión.
2) Otros madrigales del hombre (estacionales, elegíacos, itinerantes, sencillos).
3) Madrigales en boca de la amada.
4) Diálogos amorosos.
5) Tonadas («sedokas»).
Página 38
¡Ay, quién encontrara, sin nadie saberlo,
la perla blanca que, quién sabe dónde,
yace en un estero! 1300
Página 39
Mi amor no es la ola que salta el rompiente
y retrocede.
De ti no me aparta ni la misma muerte. 2434
Página 40
Cual luna que asoma al filo del cerro
cuando se pone, la vi en un vislumbre,
¡y cómo la quiero! 2461
Página 41
una vez al año? 2494
Nota. Alude a la Hilandera y el Boyero.
Página 42
MADRIGALES DEL HOMBRE, ESTACIONALES
Primavera
Otoño
Invierno
Página 43
Salpica el granizo sobre mi cabeza;
voy a envolverlo, que no se derrita
y lo vea ella. 2312
Página 44
las algas finas, para estarlas viendo
y añorar mi amor. 1248
Página 45
Si hubiera sabido que iba yo a quererte
de esta manera, nunca me acercara
para conocerte. 2372
Página 46
un millar de veces. 2390
Página 47
y aún no olvido cómo me enredaban
sus brazos de güiro. 2410
Página 48
Del aguacero ven a guarecerte
debajo de mi árbol. 2457
Página 49
Iba a estarme allí mientras que él me viera
mover el brazo. La rama de un pino
borró su presencia. 2485
Página 50
¿por qué razón, sin escarmentar
te voy a querer? 2378
COLOQUIO AMOROSO
Él:
Espejo, te vi, pero no lo cuento,
perla escondida brillando en lo hondo
del desfiladero. 2509
Ella:
La senda en la fértil Jatsuse furtiva
es resbaladiza: el quererme puede
costarte la vida. 2511
Página 51
Hórreo, como el silo de escalerilla:
nube que me lo tapas cuando verlo quería. 1282
TONADAS DE LA AMADA
Página 52
¿Se orlaron los hombres de edades antiguas
como nosotros, desmochando ramas
de ciprés[26] de Miwa? 1118
Página 53
Las marismas de Ókura resuenan al eco
de ánsares yendo/al cerro de atisbo,
el de los cecheros. 1699
Página 54
¡Es ya primavera! 1812
PORFÍA DE AMOR
El amante
La amada
Antistrofa, de ambos
Página 55
y las agosta de noche el rocío
antes que otoñezca. 2095
KUROJITO DE TAKECHI.
Escribió entre 694-710. Acompañó a los soberanos Yiló y Monmu en sus viajes.
PAISAJE Y RECUERDO
Página 56
que la noche cierra. 274
A LOS AMIGOS
PAISAJE
TRISTEZA
Página 57
EL GENERALÍSIMO
MIIUKI DE ÓTOMO,
terminada la guerra de Yinshin, año 672
OKIMARO DE NAGA.
Poema compuesto por orden de Monmu, estando en Naniwa, año 699.
SEÑORA ISHIKAWA
A SUKUNAMARO DE ÓTOMO
OTOMARO DE OSAKABE
SAMI DE MIKATA
Página 58
A SU ESPOSA
RESPUESTA DE LA ESPOSA
SAMI DE MIKATA
A SU ESPOSA
SEÑORA ISHIKAWA
DISFRAZADA DE ANCIANA, HABÍA VISITADO A TANUSHI DE ÓTOMO, DEL QUE ESTABA
ENAMORADA; PERO EL NO SE DIO CUENTA DE LA ESTRATAGEMA Y NO LE DIO ALOJAMIENTO.
ELLA LE ESCRIBIÓ MAS TARDE:
Página 59
Había yo oído que eras muy galante;
pero me echaste sin darme posada,
pánfilo galante. 126
TARUJITO DE KAMO.
(Viendo abandonado el palacio y estanque donde había habitado el príncipe.)
Página 60
el musgo cubría! 259
SEÑOR ISHIKAWA
EN SHIKA, TSUKUSHI
SEÑOR TAGUCHI
OTARI DE JATA
MANZEI DE SAMI
MIOGUN DE KON
Página 61
ELEGÍA A LA MUERTE DE TABITO
SEÑORA ABE
A UMAKAI DE FUYIWARA,
AL VOLVER ESTE A LA CAPITAL
MIMICHI DE JANISHI
Página 62
IOTSUNA DE ÓTOMO
MIIORI DE ÓTOMO
OKAMARO DE AMANO-INUKAI
Página 63
La perla blanca
de nadie es conocida.
¡Pues que no la conozcan!
Si yo conozco
la que nadie conoce,
¡pues que no la conozcan! 1018
Página 64
TERCER PERIODO
(710-733)
La época está dominada por dos figuras tan gigantescas como dispares: el divino
Akajito, poeta de la diafanidad, y Okura, autor comprometido con los problemas
sociales. Akajito sólo ha dejado 13 odas de valor mediocre, pero sus 36 tankas son
insuperables. De Okura presentamos 11 odas y 33 poemitas de inmenso valor. Nadie
más ha vuelto a tocar en toda la historia de la literatura japonesa algunos de los temas
de Okura, por lo que algunos comentaristas han llegado a sospechar que fuese chino o
coreano.
En este período descuellan también otros cinco grandes poetas: tres hombres y
dos mujeres.
Tabito fue padre de Iakamochi, el cual fue el compilador principal del Manioshu.
Entre las piezas seleccionadas figuran sus trece «loores al vino», de fuerte
epicureísmo laotziano, y la «Saga de las serranas pescadoras», precursora de las
narraciones líricas («uta-monogatari»), cuyo máximo exponente son los Cantares de
Ise, ya traducidos al castellano.
Mushimaro es un poeta único por sus romances lascivos. También es famosísima
su balada del joven pescador Uráshima, leyenda que fue traducida al castellano por
Juan Valera.
Kanamura descuella por sus paisajes.
La Señora de Sakanoe, hermana menor de Tabito y tres veces viuda en plena
juventud, ha dejado seis odas y 72 tankas de gran ternura.
Finalmente, la Señora Kasa fue amante de Iakamochi, al que le envió casi 30
cantares, nueve de los cuales escogimos para esta edición.
EMPERATRIZ GUENMIO,
monarca XLIII (vivió: 661-721; reinó: 710-716).
IN PROMPTU
EMPERATRIZ GUENSHÓ,
monarca XLIV (vivió: 680-748; reinó: 716-724).
Página 65
Cabaña techada inverso el miscanto[33]
y hecha con troncos sin descortezar,
¡dura diez mil años! 1637
COPLA AL CUCLILLO
EMPERADOR SHOMU,
monarca XLV (vivió: 701-756; reinó: 724-749).
La vi en el camino y me sonrió,
y como nieve se fue disipando
la que quiero yo. 624
COPLA DE AMOR
Página 66
Pensando yo en ti, miré hacia el pinar
de playa Aga, y oí cantar grullas
en la bajamar. 1030
EMPERATRIZ KOMIO,
consorte de Shomu. Vivió: 701-760.
A SU ESPOSO AUSENTE
AL ANSAR
Página 67
PRÍNCIPE TAKECHI,
primogénito de Tenmu; pero su madre era plebeya, por lo que no fue nombrado heredero.
ENDECHAS A LA MUERTE DE LA PRINCESA TOCHI (Aunque hermanastra, tal vez esposa de Takechi)
AKAJITO DE IAMABE
(?-736)
Página 68
¿qué le voy a dar? 360
Página 69
será el pesquero de Nóshima, tierra
de abasto imperial. 934
Página 70
No me gustaría si estuviese en flor
días sin cuento la flor del cerezo
del monte fragoso. 1425
OKURA DE IAMANOE
(659-733)
Página 71
los que tenía. Era fría la noche,
y la pasaban hambreando de muerte
el padre y la madre del que es aún más pobre;
su esposa e hijos llorando pordiosean.
En estos tiempos, ¿qué haces tú por el mundo
para pasar la vida?
Antistrofa
POEMA CENSORIO
Página 72
esposa e hijos son amor y cariño:
así es el mundo, eso es lo natural:
tenerse apego como ave presa en liga,
que escape no tenemos.
Antistrofa
Página 73
Los paladines, luciéndose donceles,
ciñen al cinto espadas y puñales;
sus manos tensas llevan arcos de caza;
en potro bayo, sobre silla de sarga,
cabalgan raudos en juego y cacería.
Antistrofa
Antistrofa
Página 74
Cuando conté las flores que florecen
sobre los campos al venir el otoño
salieron siete especies:
la lespedeza[37] el miscanto[38], la chilca,
la flor de la pueraria[39] con la patrinia[40]
y la flor farolillo. También la clavellina. 1537-1538
Antistrofa
Página 75
y nos decía gracioso y zalamero:
«Papá y mamá no quiero dormir solo;
juntos los tres como la sakikusa»[41]
Antistrofas
Página 76
En el monte Ono se alza una neblina;
con los suspiros que salen de mí
se alza esa neblina. 799
ELEGÍA EN BOCA DE KUMAGORI ÓTOMO, QUE MURIO A SUS DIECIOCHO AÑOS DE EDAD, YENDO
A LA CAPITAL
Antistrofas
Página 77
dejando a mis padres sin volver a verlos
ya más en la vida? 891
ELEGÍA DE DESPEDIDA A JIRONARI TAYIJI, LEGADO IMPERIAL ENVIADO A CHINA EL AÑO 733
Antistrofas
Página 78
Barreré el pinar de Mitsu en Ótomo,
y allí de pie estaré esperando.
¡Que volváis pronto! 895
Antistrofas
del Pastor a la Hilandera
Página 79
que nos esperan los pinos playeros
de Mitsu en Ótomo. 63
CANTARES DE DESPEDIDA
SOLEDAD
Página 80
ENDECHA AL PRÍNCIPE ARIMA
Nota histórica. El príncipe Acima fue condenado a muerte y enviado fuera de la capital para ser ejecutado en
otro lugar, pero sus guardianes tenían orden de matarlo por el camino. El príncipe estuvo dejando ofrendas sacras
colgadas de los pinos de su itinerario. En recuerdo de su muerte, Okura escribió esta endecha:
Antistrofas
Página 81
y se a polilla: ropita acolchada
y de seda fina. 900
LAMENTO FINAL
LOORES AL VINO
Página 82
que ni se explica ni se supedita,
en el vino está. 342
CANTAR DE SOLEDAD
Página 83
vio mi hermanita queda aún eterno.
Ella no quedó. 446
CADUCIDAD
AL CIRUELO
Página 84
desde el firmamento. 822
Una vez fui a la región de Matsura, y vagando por sus contornos visité el cañón
del río Tamáshima. Allí encontré casualmente a unas jóvenes pescadoras. Sus rostros,
como flores, eran incomparables; sus cuerpos, resplandecientes, eran sin par. Se
arqueaban sus cejas como ramas de sauces llorones; rojeaban sus mejillas como
melocotones. Su simpatía llegaba a las nubes, y su elegancia no era de este mundo.
Les pregunté:
—¿De dónde sois? ¿Quién es vuestro padre? ¿No seréis hadas?
Me contestaron:
—Somos hijas de un pescador. Nuestra choza no merece la pena de verse. No
tenemos pueblo ni casa. No somos dignas de decirte nuestro nombre. Pero desde
niñas nos criamos en el agua, y dentro del corazón gustamos de las montañas. Una
vez, en la playa de Rakusui, envidiamos el cuerpo de un pez gigantesco; otra vez nos
recostamos en los desfiladeros de Fuzan[42] y contemplamos las nieblas flotando.
Ahora sin pensar nos hemos encontrado con un noble como tú, que va de viaje. Sin
poder ocultar nuestra alegría, te hemos revelado nuestro corazón. ¿No quieres darnos
tu compromiso hasta que se vuelvan canos nuestros cabellos?
Yo les dije:
—Sí, sí; es un honor hacer lo que decís.
Se ponía el sol y mi potro moro estaba impaciente por volver. Conque dije:
Página 85
Me contestaron:
Les dije:
Página 86
Los que por Tamáshima, del río Matsura,
ven a las chicas pescando truchitas,
¡me dan más pelusa! 863
EN TSUKUSHI
ESTIVAL
CANCIÓN DE INVIERNO.
MUSHIMARO DE TAKAJASHI
(comienzos de la época de Nara).
ROMANCE DE TAMANA
Página 87
Atravesada Awa la de colimbos,
en puebla Punta la de arcos de catalpa,
vivió Tamana, muchacha de anchos pechos
y de cintura fina como de avispa.
Cuando salía su perfecto perfil,
y sonreía lo mismo que una flor,
cuantos andaban la senda de alabarda
se desviaban del propio derrotero,
e ininvitados rondaban su portal.
Un caballero avecindado al lado
desalojó de antemano a su esposa,
y dio la llave a quien no la pedía.
Todos los hombres así se embarullaban,
y cuentan que ella con lasciva blandura
los iba seduciendo. 1738
Antistrofa
Antistrofa
ROMANCE DE TEGONA
Página 88
Donde los gallos cantan antes al día,
en el Levante se sigue refiriendo
aún ahora esta historia de antaño
sobre Tegona de Mama de Katsúshika.
Traje de cáñamo con cuello verdiazul,
y de faldón tejido de abacá.
Ni su cabello lo alisaba con peine,
ni de calzado llevó nada jamás.
Pero no había doncella que luciera
guadamecí y se le equiparase.
Cuando se erguía sonriendo cual flor,
con aquel rostro cabal cual plenilunio,
se aglomeraban los hombres a porfía
como en verano van a la luz los cínifes,
como los barcos bogan raudos al puerto.
Si no se vive sino un fugaz instante,
¿por qué pensó tan ofuscadamente
que fue a yacer en la profunda tumba
del arrecife donde las olas braman?
Esto ocurrió un lejano pasado,
pero lo siento igual que si ayer mismo
lo hubiera contemplado. 1807
Antistrofa
ROMANCE DE UNAI
Página 89
y se terciaron carcaj y arco de husera,
y se enfrentaron dispuestos en su lucha
a entrar en agua y a pasar por el fuego,
la doncellita habló a su madre y dijo:
«Por mí, más tosca que pechera de sarga,
tengo que ver lidiar los paladines.
Aunque yo viva, ¿podré al cabo casarme?
Espetaré venado y babirusa,
y esperaré en el Venero Rosa»[44]
Ya la muchacha murió en su pesadumbre,
siendo su pecho estanque sin salida.
Ya el joven Chinu, que vio su muerte en sueños,
seguidamente se fue en su seguimiento.
Ya el demorado, Unai, el otro joven,
miró hacia el cielo, lloró clamoreando,
dio un pisotón y rechinó los dientes,
diciendo al émulo: «Aún no estoy vencido»;
desenvainó del hombro su puñal,
y los siguió, tenaz como guanquí.
Se convocaron los deudos y parientes,
y como muestra para edades futuras,
y como marca para edades lejanas,
edificaron la tumba de ella en medio,
y dispusieron a un lado y otro lado
las de los mozos. De estas informaciones
no estoy seguro, pero a voces lloré
como reciente duelo. 1809
Antistrofas
BALADA DE URÁSHIMA
Página 90
cuando contemplo en playa Suminoe
cómo se mecen los barquitos pesqueros,
siempre recuerdo esta historia de antaño.
En Mizunoe hubo un joven, Uráshima,
que fue a pescar bonitos y besugos.
Le cundió tanto que estuvo siete días,
y fue remando hasta el confín del mar,
donde encontró de una casualidad
a una doncella hija del dios del mar.
Se declararon y hubo consentimiento;
con que juraron y fuéronse los dos
al reino eterno, entrando en el palacio
del dios del mar, y enlazadas sus manos,
vivieron juntos en una extraña alcoba.
No envejecían ni habían de morir;
pero he aquí que cuando parecían
ser inmortales, el joven insensato
de nuestro mundo le habló a su esposa y dijo:
«Sólo un momento volver quisiera a casa,
contarle todo a mi padre y mi madre,
para volver mañana mismo aquí.»
Cuando esto dijo, respondió la muchacha:
«Si volver quieres al país inmortal,
y como ahora vivir siempre conmigo,
¡que no destapes este cofre jamás!»
El prometió con grandes juramentos
y retornó a la playa Suminoe.
Miró a su casa, pero no vio su casa.
Miró a su pueblo, pero no vio su pueblo.
Conque pensó todo maravillado:
«¿Se va a esfumar la casa y su vallado
en los tres años que de ella me ausenté?
Tal vez con sólo abrir esta cajita,
volverá a estar mi casa en su lugar.»
Y entreabriendo el espléndido cofre,
vio que salía un humo blanquecino
y que flotaba hacia el reino inmortal.
Echó a correr, gritó, movió su manga,
se revolcó, pisoteó de rabia,
pero al instante perdió el conocimiento.
Su joven piel quedó llena de arrugas.
Página 91
Su pelo negro encaneció al momento,
y poco a poco su aliento se cortó,
y finalmente quedó muerta su vida.
En Mizunoe se ven aún las ruinas
de la casa de Uráshima. 1740
Antistrofa
CANCIÓN ORGIÁSTICA
Antistrofa
Página 92
El inefable, el monte inenarrable,
el misterioso, donde reside un dios[45].
Hay un ibón, el Sé de apelación,
con el borbor que el monte represó.
Hay un rabión, el Fuyi caudaloso,
con los arroyos que el monte encajonó.
En la nación por donde nace el sol,
es espigón donde reside un dios,
es un tesoro y un monte, ambos a dos.
Por más que veo la cúspide del Fuyi,
nunca me sacio yo. 319
Antistrofa
KANAMURA DE KASA.
Comienzos de la era de Nara. De la familia de Manzei (Kasamaro). Contemporáneo de Akajito. Acompañó a los
monarcas en diversos viajes. Sus obras fueron compuestas entre 715-733.
DE VIAJE
Página 93
RESPUESTA A UN POEMA DE OTOMARO DE ISONOKAMI
MADRIGAL A UNA JOVEN QUE ENCONTRÓ EN ABRIL DE 725 YENDO EL POETA EN EL SÉQUITO
DEL EMPERADOR HACIA LA VILLA IMPERIAL EN EL VALLE DE MIKA
Antistrofas
Página 94
por Nakisumi y su surgidero,
el rompiente blanco? 937
SEÑORA DE KASA.
Amante de Iakamochi.
Página 95
postrarle la frente. 608
Antistrofa
Página 96
y aunque abundaban pueblos y caseríos,
¿de qué manera debió considerarlo
que en el confín de los montes de Sajo
buscó refugio como niño que llora?
Cual blando güiro se levantó una ermita,
donde vivía perseverantemente
por largos años preciosos como gemas.
Y como quiera que los hombres que viven
no pueden nunca eludir el morir,
cuando viajaban, yerbas por almohada,
todos aquellos en quienes confiaba,
una mañana cruzando el río Sajo,
dejando atrás la campiña de Kásuga,
y dirigiéndose a los montes fragosos,
quedóse oculta como nocturna niebla.
Sin saber ya qué hacer o qué decir,
me prosterné en total soledad,
y lloré tanto que se empapó mi ropa
de blando güiro.
Mis lágrimas se hicieron nube flotante
sobre el monte de Arima y cayeron en lluvia. 460
Antistrofa
CANTAR ESCRITO A SUS TREINTA Y CUATRO O TREINTA Y CINCO AÑOS, DESPUÉS DE HABER
PERDIDO A SUS TRES MARIDOS
QUEJA DE AMOR
Página 97
Como en Naniwa, la lúcida en sus olas,
arraiga el cárice[47] firme me prometiste
que me amarías años hondos y largos.
Desde ese día te di mi corazón
claro y pulido como brillante espejo
sin fluctuar hacia allá o acullá
como las algas que ondean con las olas,
y confiada como en enorme nave.
¿Te lo impidieron los dioses poderosos,
o te estorbaron los hombres transitorios?
Que ya no vienes tú que tanto acudías,
ni ya se ve el bastón de catalpa
del mensajero. Y aunque sin remediarlo
me lamentaba lo que duran las noches
de belamcanda[48] y hasta ponerse el sol,
el de arreboles, de nada me servía;
y aunque anhelaba, no conocía alivio.
Con razón llaman frágil a la mujer,
que lloro a voces como una criatura,
me intranquilizo y desasosegada
espero al mensajero. 619
Antistrofa
CANTOS DE AMOR
Página 98
es mi corazón. 657
AL TEMPLO GANKÓ
EN UN BANQUETE
CANTARES AL CUCLILLO
Página 99
CANTAR EN SU QUINTA DE TAKEDA
A LA NIEVE
Página 100
CUARTO PERIODO
(733-760)
EMPERATRIZ KOKEN,
monarca XLVI. Vivió: 718-770. Reinó dos veces, la primera vez con el nombre de Koken (749-758) y la segunda
vez con el nombre de Shótoku (765-770), tras deponer y asesinar a Yunnin.
EMPERADOR YUNNIN,
monarca XLVII (vivió: 733-765; reinó: 758-765).
PRINCIPE IÚJARA,
Página 101
hijo del príncipe Shiki (a mediados del siglo VIII).
EN IOSHINO
AL GRILLO
PRÍNCIPE AKI,
hijo del príncipe Kasuga y nieto de Shiki.
Nota histórica. Aki se casó, contra las reglas, con Iakami, una dama de la corte, por lo que fue castigado, y
ella enviada sola a su pueblo natal.
Página 102
Como lo veo en sueños sería en realidad. 534
PRÍNCIPE ICHIJARA,
hijo del príncipe Aki.
EN UN BANQUETE, A SU PADRE
BEBIENDO VINO BAJO UN PINO, EN LA CUMBRE DEL MONTE IKUYI (enero 744)
OTOÑAL
PRINCESA JIROKAWA,
hija del príncipe Kamitsumichi y nieta del príncipe Jozumi.
Página 103
Hasta siete carros pudiera llenar,
si fuera yerba, el querer que tengo
por mi voluntad. 694
PRINCESA TAKATA,
hija del príncipe Takaiasu, a su vez hijo del príncipe Kochi, a su vez del príncipe Naga, quinto hijo de Tenmu.
CANTO DE AMOR
PRIMAVERAL
PRÍNCIPE TAKAMIIA,
sin datos biográficos. Mediados del siglo VIII.
PRINCESA KUME
IAKAMOCHI DE ÓTOMO
(718-785)
Página 104
ELEGÍA A LA MUERTE DE LA MADRE DE TOIONARI FUYIUARA, HIJO POLÍTICO DEL POETA
Antistrofa
A LA CADUCIDAD
Página 105
Desde el inicio del cielo y de la tierra
se ha transmitido y se ha comunicado
que el mundo todo no tiene consistencia.
Cuando se observa la llanura del cielo,
luce la luna que como crece mengua.
En la espesura de los montes fragosos
en primavera resplandecen las flores,
y en el otoño del rocío y la escarcha
soplan los vientos y se deshoja el arce.
Iguales somos nosotros los caducos:
que se marchita el color sonrosado,
blanquea el pelo negro cual belamcanda[50]
y la sonrisa no dura hasta la noche.
Somos cual viento que sopla y no se va.
Somos cual agua que fluye y no se para,
evanescente, pura efimeridad,
y nuestro llanto como inundante lluvia
no finalizará. 4160
Antistrofas
SEQUÍA
Página 106
gasta pezuñas, y hasta allende los mares
que cruzan naves antaño como hogaño,
entre las mieses que nos dona el trabajo
es la primera la espiga del arroz.
Pero al correr los días sin llover,
los arrozales plantados o sembrados
cada mañana están más agostados.
Cuando los veo, me duele el corazón
y como niño que llora por su leche,
miro a lo alto y espero agua del cielo.
Nimbo del cielo que se ve en las cañadas
y los tollones de los montes fragosos,
álzate y llega al palacio costeño
del dios del mar, entolda el firmamento
y concédenos lluvia. 4122
Antistrofas
Página 107
aquel cuclillo que aquel azahar
me tiró por tierra. 1509
MADRIGAL
Antistrofa
Página 108
de un raro lance que dicen hubo antaño.
El doncel Chinu y otro doncel, Unai,
rivalizaban su honor en este mundo
evanescente, hasta comprometer
su tensa vida, por pedir como esposa
a una doncella. ¡Escucharlo es tristeza!
Ella esplendía como una flor vernal,
y era su cuerpo joven y sonrosado
como las hojas rojizas del otoño;
compadecióse de los paladines,
y despidiéndose de su padre y su madre,
dejó su casa y yendo a la ribera
desperdició su vida diminuta
como los huecos en los manojos de algas
balanceantes en las olas del mar.
Se disipó como escarcha y rocío.
Constituyeron aquí su sepultura;
y como signo para edades futuras,
y más allá, hasta edades remotas,
encima hincaron su peineta de boj,
que brotó y abundaba. 4211
Antistrofa
Siete son las causas legítimas para repudiar a una esposa: esterilidad, adulterio,
desobediencia, locuacidad, robo, celos y enfermedad repugnante.
Fuera de estas causas, el abandono constituye un delito penado con año y medio
de prisión.
En tres casos está prohibido el divorcio: cuando la esposa ha llevado tres años de
luto por sus suegros, cuando el marido ha subido de rango después de casarse y
cuando la esposa carece de parientes cercanos. Exceptuando los dos casos de
adulterio o enfermedad repugnante, si alguien repudia a su esposa en estas tres
circunstancias, incurre en delito castigado con cien azotes.
La ley de bígamos estatuye: quien teniendo esposa tomase otra, sufrirá prisión por
un año, y la segunda esposa recibirá cien azotes y será separada del hombre.
Página 109
Y un edicto imperial extiende benevolencia y protección a los cónyuges fieles.
Tales son los principios básicos de la ley y de la moral. El esposo, pues, ha de ser
fiel. Por eso te envío el siguiente poema, para que recapacites sobre tu infidelidad:
Antistrofas
Página 110
La ropa vieja de gris quejiguete[51]
perdura mejor. 4109
Antistrofa
Página 111
y rige aún, amontonando edades,
en su heredad, en los cuatro horizontes
sobrepujantes del país cuyos montes
y cuyos ríos, extensos y abundantes,
le suministran dádivas cual tesoros
innumerables, sin que quepa extinción.
Página 112
Somos los hijos de aquellos paladines,
de aquellos padres que desde los principios
hasta el presente legaron limpio el nombre.
Antistrofas
AL MANDARINO
Página 113
el país y se desarrollaron.
En primavera acrece su follaje;
y cuando en mayo viene a cantar el cuco,
cortamos ramas con las primeras flores,
y se las damos cual don a las doncellas,
o las colgamos en las mangas del güiro
como perfume, o ajarse las dejamos.
Caen sus frutos, de los que hacemos bolsos
y empulserados los vemos sin saciarnos.
Viene el otoño, cuando caen chubascos,
y en la arboleda de los montes fragosos
caen las hojas de los arces rosados
pero los frutos del mandarino, hechos,
resplandecientes, halagan nuestra vista.
Llega el invierno, cuando caen las nieves,
y ni la escarcha agosta su ramaje,
verde perenne que acrecienta su lustre.
Por tal motivo, ¡qué bien que le han llamado
desde la edad sagrada de los dioses
al mandarino «frutal de la fragancia
y de la permanencia»! 4111
Antistrofa
CANTAR A LA MOSQUETA
ODA AL CUCLILLO
Página 114
que vacilamos en nombrar la suprema.
Llegado el mes en que floran las deutzias[54]
viene el cuclillo de nostálgico canto,
y hasta la fiesta de bolsitos con ácoros
se oye de día y en la noche plenaria,
y se dirá una vez y otra vez
que es ave amable que conmueve las almas
y despierta lamentos. 4089
Antistrofas
A SU HALCÓN PERDIDO
Página 115
anchos los campos, la yerba exuberante.
Página 116
una doncella vino y me dijo en sueños:
«El gerifalte que tú estás añorando
aleteó, las playas de Matsuda,
Jimi, la cala donde pescan arenques;
zangoteó en la isla de Tako;
y se detuvo donde acuden lavancos,
en Cala Furu, anteayer y ayer.
A lo más pronto, dentro de un par de días,
a lo más tarde, dentro de siete días,
vendrá sin falta; no sufras, hijo mío,
ni la añoranza lastime tus redaños.»
Así me dijo el sueño. 4011
Antistrofas
CANTAR AL CORMORÁN
Página 117
Prodigalidad en la costa he visto,
y vivir quiero un año en Naniwa,
la de los carrizos. 4362
Antistrofa
Página 118
se me adhería mi esposa, yerba joven;
y me decían: «Nosotras rogaremos
por tu recaudo. ¡Que vuelvas pronto y salvo!»
Con sus dos mangas enjugaba las lágrimas,
y sollozando me hablaban de tal forma
que era un rigor partir cual jabardillo
y me atascaba, y volviendo la vista,
más y más lejos mi tierra la dejaba,
más y más altos los montes los cruzaba.
Llegué a Naniwa, donde se esparcen cañas,
se botó el barco al flujo de la tarde,
y ya al zarpar en la calma del alba,
al tantear nuestra oportunidad,
se alzó una bruma que cubrió los isleos,
y fue tan triste el graznar de una grulla
que recordé mi casa lejos, lejos,
con un suspiro que hizo traquetear
las flechas de mi aljaba. 4398
Antistrofas
Al ser destituido de su puesto de gobernador de Izumo un miembro del clan, Koyiji de Ótomo, por las falsas
acusaciones que en palacio le hizo un tal Mifune de Omi (año 756).
Página 119
el de un linaje al que otorgó el Micado
su menester con esta exhortación:
«Ya desde el tiempo del sacro genearca
que abrió las puertas del cielo sempiterno
y descendió al morro de Takáchijo,
vuestra prosapia empuñó y estiró
arcos de rus, descerrajó saetas
de las de ciervos, y acaudillando huestes
de paladines del pendón de los Ókume,
cargó carcaj, cruzó ríos y montes
pisando peñas, y en procura de tierras
pacificó los dioses furibundos,
apaciguó las gentes contumaces,
y sojuzgando, prestó sometimiento.
Y al transcurrir edades tras edades
de los Micados que en sucesión vinieron
como prosapia del celeste monarca
—el que erigió pilares palaciegos
para el palacio de Unebi en Kashiwara,
en el país Iamato, isla libélula,
el que rigió debajo de los cielos—,
vuestros mayores, con corazón leal
y despejado, se emplearon, sirvieron
y se agotaron por su Corte y Señor.»
Mis paladines, no mancilléis el nombre.
Quiénes lo vean, por siempre lo celebren.
Quienes lo oigan, lo tengan como espejo.
Que ni un desliz provoque la calumnia,
de nuestro nombre de Ótomo. 4465
Antistrofas
RENGA
Página 120
Para comprender el único caso de «renga» existente en la antología, es necesario conocer los dos poemas
precedentes, que según los compiladores fueron enviados «por cierta persona a una monja». Esta comenzó a
escribir un cantar como respuesta, pero al terminar los tres primeros versos se quedó atascada y rogó a Iakamochi
que concluyera. Los dos poemas de la persona anónima son:
CANTOS DE AMOR
Página 121
de mi jardín, tan extraordinaria
como tu sonrisa! 1627
Página 122
Yo que me creía paladín tan fuerte,
y por ti paso, porque no me quieres,
fatigas de muerte. 719
A mí no me importa mi reputación:
si es por tu causa, ¡que caiga mil veces
sin apelación! 732
Página 123
nunca te veía. 745
Página 124
y tú pareces la flor clavellina
al recién florar. 4443
Página 125
HACIENDO UN REGALO DE VINO A UN BONZO DE NARA QUE HABÍA VENIDO A VISITARLO A
ETCHU, CRUZANDO EL PASO DE MONTAÑA LLAMADA OLAFILADA; EN UN BANQUETE ANTES DE
QUE EL BONZO VOLVIERA A NARA
EN UN BANQUETE NOCTURNO
CANTO DE LAGAR
EN UNA FIESTA
Página 126
Hoy también en China hacen flotar balsas
y se divierten. Amigos, con flores
hagamos guirnaldas. 4153
A MOROE TACHIBANA
EN UNA FIESTA
CUANDO EL EMPERADOR LE OBSEQUIÓ CON UNA ESCOBILLA PARA LIMPIAR LAS CAJAS DE LOS
GUSANOS DE SEDA
Página 127
suenan los aljófares. 4493
EN UNA FIESTA
EN UN BANQUETE DE DESPEDIDA
Página 128
a su limpia playa.
CANTOS A LA NATURALEZA
Página 129
Encerrado siempre, se me hundía el alma;
por consolarme salí y escuché:
cantaban chicharras. 1479
Página 130
los copos de nieve? 4140
Página 131
la voz primera del cuco que canta
al alborear. 4171
Página 132
¡Corte en Takamato: en donde se adecúan
la vestimenta de los cortesanos
con las lespedezas! 4315
IAKAMORI DE NAKATOMI.
Perteneciente a la nobleza, fue desterrado en 738 por mantener relaciones secretas e ilícitas con Chigami, vestal
diaconisa en el santuario de Ise. Dos años más tarde fue amnistiado, y en 760 promovido al sexto rango. Todos sus
poemas se refieren a sus amores con Chigami.
Página 133
Por mí, que no llego ni a polvo ni a lodo,
decaimientos sobrellevas tú,
en tu compasión. 3727
Página 134
pero dormir tranquilo y sin pena,
no lo conseguí. 3760
CHIGAMI DE SANO,
amante de Iakamori.
Página 135
LA HIJA DE SAKANOE, Y ESPOSA DE IAKAMOCHI
SEÑORA DE KI.
Esposa del príncipe Aki, y tras la caída política de su esposo, amante de Iakamochi.
MURAYI DE NAKATOMI
MAJITO DE TAYIJI
Página 136
JIROTSUGU DE FUYIVARA,
ENVIANDO FLORES DEL CEREZO A UNA JOVEN
MOROAI DE FUYII
POEMA COMPUESTO A PETICIÓN DE LA EX EMPERATRIZ GUENSHO, AÑO 746
IATSUKA DE FUYIWARA
EN UN BANQUETE EN CASA DEL PRIMER MINISTRO TACHIBANA, AÑO 752 (ASISTÍA EL EX
EMPERADOR SHOMU, AL CUAL SE LE DIRIGE EL POEMA)
TOSHITARI DE ISHIKAWA
EN LA FIESTA OTOÑAL DE OFRENDA DE LA COSECHA, AÑO 752, DURANTE EL REINADO DE
KOKEN
Página 137
MAJITO DE FUMUIA
EN LA FIESTA DE LAS OFRENDAS
(3 DE ENERO DE 753)
MIMARO DE WAKA-IAMATOBE
MAMARO DE JASEBE
KOMARO DE MONONOBE
OMARO DE MAROKO
Página 138
Queriendo olvidar, crucé yo los campos,
crucé los montes.
A mi padre y madre no puedo olvidarlos. 4344
TORI DE JASEBE
CHIFUMI DE OTONERIBE
MASHIMA DE MONONOBE
TARUJITO DE JASEBE
ISOSHIMA DE KISAKIBE
KUROME UYIBE,
esposa del guardafronteras Aramushi de Kura-Jashibe.
Página 139
SEGUNDA PARTE
Cantares anónimos
Página 140
CANTARES A LA NATURALEZA
PRIMAVERALES
Página 141
En campos de Kásuga se ven humaredas:
serán muchachas que han cogido ásteres
y los aderezan. 1879
ESTIVALES
Página 142
¿Seré sólo yo enamoradizo?
¿Y esa chiquilla con unas mejillas
más rojas que el lirio? 1986
OTOÑALES
Página 143
¡El monte otoñal, el que da retoños
en primavera,
y en otoño mezcla verde y alazor! 2177
INVERNALES
Página 144
Lo blanco que veo en el monte abrupto,
¿será la nieve que anoche cayó
sobre mi refugio? 2324
Página 145
CANTARES DE AMOR
Página 146
la madrugada,
mi pena persiste, mi querer aumenta. 2269
Página 147
No tengo yo alma para destrozarte
como el torrente que en los montes choca
con los berrocales. 2308
(Tonada)
Ven, entra y sal
por entre las rendijas
que hay en mi persiana.
Y si mi madre
me pregunta quién es,
le diré que es el aire. 2364
Página 148
te espero a ti yo. 2538
Página 149
con la presencia.
Después del encuentro, lo que hace es crecer. 2567
Página 150
¿Es que voy a ser amante furtivo
por más edades
que en Karu los viejos zelkovas votivos? 2656
(Oda)
Igual que el agua que se posa en las hojas
de los nelumbios del estanque Tsurugui
—espada amada—, no sé en qué parará
nuestro futuro. Y aunque el sino me dice
que debo verte, y madre me prohíbe
dormir contigo, hasta que nos veamos
yo no te olvido, más profunda que el fondo
de una límpida alberca. 3289
Página 151
En el monte Nara, sin un intermedio,
las aves cantan,
y jamás descansa lo que yo te quiero. 3088
Página 152
¡Qué limpio el murmullo que el río Iza alza! 1112
Página 153
CANTARES VARIOS
(Tonada)
¿Mueren los mares
donde pescan ballenas?
¿Mueren quizá los montes?
Sí que se mueren:
los mares se retiran,
los montes se marchitan. 3852
(Oda)
¡Los altos montes, y con ellos, el mar!
Que siendo montes, siguen sobreviviendo;
y siendo mar, permanece tan firme.
El hombre es como flor: efímero es el hombre. 3332
Página 154
es baladí,
la luna brillante crece como mengua. 442
Página 155
Por más que haya visto el monte de Sajo,
al verlo ahora, me gusta este monte.
Vientos, no tocarlo. 1333
Página 156
CANTARES LEVANTINOS
Página 157
Aunque yo te quiera con la violencia
de la cascada
que en Tsukuba jace retumbar las peñas… 3392
Página 158
¡Si yo la pillara a orillas del río
Tadori de Odo, en Kamitsukeno,
ella y yo solitos! 3405
Página 159
Un hombre de Okusa y un macho de Ogusa,
si se comparan como dos falúas,
el de Ogusa triunfa. 3450
Página 160
y salí de noche. 3480
Página 161
mira la nube que desborda el pueblo
y se va a los montes. 3515
Página 162
A la habitación donde está acostá,
como la gota que cala las peñas
entraré a arrullarla. 3554
Página 163
Notas
Página 164
[1]Las palabras japonesas que aparecen en este libro léanse como si se tratara de
vocablos castellanos. La combinación SH, como en inglés. La W, como en
Washington. <<
Página 165
[2] La frase es del Sensei Sánchez Drago en Gárgoris y Hahidis. <<
Página 166
[3]Esta obra se ha reeditado en 1965 bajo el título The Manyoshu (Columbia Univ.
Press, New York). <<
Página 167
[4] Landscapes and Portraits (Kodansha Intern., Tokio, 1971). <<
Página 168
[5]
One Hundred Poems from the Japanese (New Directions Books, New York, 1964).
<<
Página 169
[6] The Originality of Japanese Civilization (Kokusai Bunka Shinkokai, Tokio). <<
Página 170
[7] Se trata del arbusto «sakaki» (Cleyera ochnacea). <<
Página 171
[8]Traducción aproximada del original «tac», «taku», «iú» (Broussonetia papyrifera).
El güiro es de la misma familia y tiene los mismos usos textiles. <<
Página 172
[9] En japonés «kuzu» (Pueraria Thunbergiana). <<
Página 173
[10] En japonés «jagui» (Lespedeza bicolor). <<
Página 174
[11] En esta selección van 59 odas, 14 tonadas y 888 cantares. <<
Página 175
[1]Los numerales que aparecen al fin de los poemas corresponden a las ediciones
japonesas. <<
Página 176
[2] En japonés, «murasaki» (Lithospermum erythrorhizon). «Murasaki» significa
literalmente «violeta». Es un arbusto de florecillas blancas, pero de sus raíces se
extrae un pigmento rojo usado en tintorería. <<
Página 177
[3] En japonés, «shii» (Pasania cuspidata): árbol esbelto de hojas grandes y suaves. <<
Página 178
[4] Respuesta al poema de las eritrorrizas (pág. 36). <<
Página 179
[5] Ver nota 2. <<
Página 180
[6]Ver nota 8 de la Presentación. El «taku» (aquí traducido por güiro) es un arbusto
de frutos morados en racimo; pertenece a la subespecie de bejucos, y su fibra se
empleaba para confeccionar tejidos blancos. <<
Página 181
[7] En japonés, «jagui» (Lespedeza bicolor): arbusto de florecillas rojas y rosas. <<
Página 182
[8]En japonés, «ashibi» (Pieris japonica): arbusto con florecillas arracimadas, blancas
y acampanuladas. <<
Página 183
[9] Se refiere al primer emperador, Yinmu. <<
Página 184
[10] En japonés, «tsuga» (Tsuga sieboldii): arbusto de florecitas amarillas abundantes.
<<
Página 185
[11]En japonés, «sasa» (Sasa paniculata): especie de bambú más pequeño que el
ordinario. <<
Página 186
[12]En japonés, «tsuta», «tsunu» (Parthenocissus tricuspidata): especie de yedra con
florecitas blancas en forma de estrellas de cinco puntas. <<
Página 187
[13] Ver notas en páginas 8 (de la Presentación) y 6. <<
Página 188
[14] Ver notas en páginas 8 (de la Presentación) y 6. <<
Página 189
[15] En japonés, «tsuki» (Zelkova acuminata): árbol copudo y exuberante. <<
Página 190
[16]En japonés, «ujagui» (Aster yomena); de la familia de las compuestas, sus flores
se parecen a la margarita. Por lo visto era planta comestible. <<
Página 191
[17]
En japonés, «obana» (Miscanthus sinensis): especie de carrizo que lleva en su
remate un copete o airón. <<
Página 192
[18] En japonés, «jie» (Echinochloa utilis): yerbajo. <<
Página 193
[19] En japonés, «iamasugue» (Ophiopogon japónicas). <<
Página 194
[20] En japonés, «shinu» (Pseudosasa japónica): especie de bambú. <<
Página 195
[21]En japonés, «kazura» (Kadsura japónica). Traducción aproximada. Se trata de una
enredadera típica de Japón. <<
Página 196
[22] Ver nota 20. <<
Página 197
[23] Ver nota 15. <<
Página 198
[24]En japonés, «sugue» (Carex): planta de la que existen en Japón hasta 120
especies. A veces se traduce aquí como «cárice». <<
Página 199
[25] Ver nota 17. <<
Página 200
[26] Traducción aproximada del original «jínoki» (Chamaecyparis obtusa). <<
Página 201
[27]En el original, «nubatama» (Belamcanda chinensis): especie de zarzamora, de
fruto negruzco. Se usa como epíteto estereotipado para cosas negras, como la noche.
<<
Página 202
[28] Ver nota 10 (Presentación) y nota 7. <<
Página 203
[29] Ver nota 26. <<
Página 204
[30] Ver nota 15. <<
Página 205
[31] Ver nota 24. <<
Página 206
[32] Ver nota 17. <<
Página 207
[33] Ver nota 17. <<
Página 208
[34] Ver nota 7. <<
Página 209
[35] Ver nota 27. <<
Página 210
[36] Ver nota 7. <<
Página 211
[37] Ver nota 7. <<
Página 212
[38] Ver nota 17. <<
Página 213
[39]En el original, «kuzu» (Pueraria Thunbergiana): especie de enredadera de flores
violetas arracimadas. <<
Página 214
[40] En el original, «ominaeshi» (Patrinia scabiosaefolia): planta de flores amarillas.
<<
Página 215
[41] En el original, «sakikusa» (Edgeworthia chrysantha). <<
Página 216
[42] Lugares famosos en China. <<
Página 217
[43] Traducción aproximada, por parecido, del original «ichii» (Quercus gilva). <<
Página 218
[44]Este juego de palabras, de poco valor, se halla en el original. El «Venero Rosa» es
traducción literal de una expresión que designa al paraíso budista, en la ultratumba.
<<
Página 219
[45]La rima en asonante que se conserva en los versos siguientes se halla también en
el original. <<
Página 220
[46] Ver nota 7 (Presentación) <<
Página 221
[47] Ver nota 24. <<
Página 222
[48] Ver nota 27. <<
Página 223
[49] Traducción aproximada del original «sawa-araragui» (Eupatorium lindleyanum).
<<
Página 224
[50] Ver nota 27. <<
Página 225
[51] Traducción aproximada del original «tsurubami» (Querqus acutissima). <<
Página 226
[52] Ver nota 12. <<
Página 227
[53] La construcción del gran Buda de bronce del templo Todai, en Nara. <<
Página 228
[54]En el original, «unojana» (Deutzia crenata): planta de hojas afiladas y florecillas
blancas arracimadas. <<
Página 229
[55]En el original, «chichi» —literalmente significa padre— (Ficus erecta): especie
de higuera. <<
Página 230
[56]
Traducción aproximada del original «jajaso» —literalmente significa «hierba
madre»— (Quercus serrata), por lo que se traía de cierto roble. <<
Página 231
[57] Ver nota 21. <<
Página 232
[58]En el original, «tokiyi fuyi» —literalmente significa «glicina tardía»— (Milletia
japónica). <<
Página 233
[59]Traducción literal del original «Wasure-gusa» (Hemerocallis flava), bellísima flor
amarilla de forma parecida al lirio. Se creía que tocarla provocaba olvidar y ser
olvidado. <<
Página 234
[60] En japonés, «iuri» (Lilium auratum). <<
Página 235
[61] Ver nota 54. <<
Página 236
[62] En el original, «sumomo» (Prunus salicina). Es traducción aproximada. <<
Página 237
[63] En el original, «katakago» (Erythronium japonicum). <<
Página 238
[64] En el original, «tsumama» (Machilus Thunbergii). <<
Página 239
[65] Ver nota 40. <<
Página 240
[66] Ver nota 19. <<
Página 241
[67] Ver nota 8. <<
Página 242
[68] Ver nota 27. <<
Página 243
[69]Este poema vuelve a aparecer tal cual en la obra Cantares de Ise, de mediados del
siglo X, traducida al castellano en esta misma colección Hiperión (ver episodio 23).
<<
Página 244
[70] En el original, «ukera» (Atractylodes japonica). <<
Página 245
[71] Ver nota 3. <<
Página 246
[72] En el original, «tawamizura» (Potamogeton Francheti). <<
Página 247
[73] En el original, «iuzúruja» (Daphniphyllum macropodum). <<
Página 248
Página 249