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Clínica IJ

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Ps Clínica I J

Clase asincrónica 1 -Características de la Psicopatología (impreso)


Resultado de aprendizaje: es comprender las características de la
psicopatología infantoadolescente.
El estudio de la conducta humana se ha desarrollado a lo largo de toda la
historia, sobre todo aquella relacionada a la conducta anormal, aunque no es
hasta fines del siglo XIX cuándo surge un marco general de las ciencias, una
disciplina formal dedicada al estudio científico de tales comportamientos. Es
importante considerar que la psicopatología surge en un determinado grupo
y contexto cultural enmarcado en las visiones y puntos de vista que tiene
sobre la vida y en general. Es por ello que los cambios en la explicación de la
conducta anormal, se producen muchas veces por la aparición de
explicaciones más compatibles con el momento social y la cultura, haciendo
que lo considerado patológico en una época, pueda pasar a considerarse
normal en otras.
De acuerdo a la Real Academia Española, la psicopatología se define como el
estudio de las enfermedades mentales. La Organización Mundial de la Salud
define la psicopatología como la disciplina científica que estudia el origen,
curso y las manifestaciones de los procesos no normales de la mente y la
conducta humana que dificultan el desarrollo de un sujeto en su quehacer
cotidiano, y que por tanto pueden influir en su falta de salud.
Una de las principales metas de la psicopatología es la descripción, pero
esencialmente pretende alcanzar la explicación y predirección del fenómeno
que se ha denominado anómalo o inusual, permitir construir modelos y
teorías que detallen su origen y mantenimiento, contribuir a sistemas de
clasificación, integrar los hallazgos con los de otras ciencias y desmentir
hipótesis o teorías por medio de la metodología experimental.
La psicopatología desde un modelo multidisciplinar, es la ciencia que estudia
la etiologia y características de los trastornos psicológicos. Es una ciencia a la
que nos hemos de acercar desde un modelo multidisciplinar, ya que se nutre
de disciplinas científicas diversas como la psicología, la biología, neurología, la
genética, la fisiología, la sociología y la antropología, todas estas disciplinas
contribuyen a la elaboración de la psicopatología y probablemente ninguna
de ellas se baste por sí sola para explicar los fenómenos anormales.
En sentido general, la psicopatología trata de establecer leyes universales que
den cuenta y expliquen muchos y distintos tipos de alteraciones. Sin embargo
la búsqueda de principios generales no debe ocultar que la finalidad última
de la psicopatologías es el sujeto individual, por lo que los principios
generales sólo serán útiles si se pueden aplicar a personas concretas.
La psicopatología nos enfrenta al desafío de definir qué es normal y que no es
normal. La mayoría de los enfrentamientos a lo largo de la historia de la
psicopatología han sido precisamente por tratar de definir qué es trastorno y
qué es normal. Reconocer cuando una persona tiene un comportamiento o
pensamiento anómalo es a veces sencillo. En ocasiones cualquier persona de
la misma cultura podrá darse cuenta de la alteración, no obstante, en otras
ocasiones será el especialista el que evalúe la anomalía y en determinadas
situaciones será más complejo, y requerirá un mayor estudio que delimite la
psicopatología.
Con el fin de determinar el objeto de estudio de la psicopatología se han
utilizado diversos criterios. Todos ellos son útiles y pueden ser
complementarios para definir el problema.
A continuación, se describen los más utilizados en la práctica clínica,
revisados en la mayoría de los manuales de psicopatología recientes.
Criterio biológico: se centra en la idea de que las manifestaciones
psicopatológicas se deberían a disfunciones de estructuras o procesos
biológicos. Asumir este supuesto significa aceptar que los trastornos
psicopatológicos tienen una etiología orgánica. Los criterios biológicos han
proporcionado avances importantes en la definición de los trastornos
mentales desde distintas disciplinas, como la genética, la fisiología, o la
neurología.
Criterio clínico: El evaluador reconoce alteraciones objetivas, como los
síntomas o signos, cuya presencia supone una disfunción y también puede
observar síntomas subjetivos, como por ejemplo que el paciente diga “siento
angustia”, “estoy triste”, etc. En otras ocasiones serán observables por el
evaluador, como una alteración psicomotora o del lenguaje.
Criterio estadístico: parte del supuesto de que las características de la
persona tienen una distribución normal en la población general. Por lo tanto,
las experiencias anomalas serian todo aquello que se desvía de la norma. Asi
se considera psicopatológico lo infrecuente, lo que se encuentra fuera de los
límites de la distribución normal.
Criterio social: considera psicopatológico aquello que se desvía de las normas
sociales establecidas en una determinada sociedad o en un momento
histórico.
Criterio de sufrimiento: referido a la presencia o ausencia de dolor. En este
caso dolor psiquico. Este criterio implica que la anormalidad psicológica debe
concretarse en una vivencia subjetiva dolorosa. Por ejemplo, la expresión de
angustia dolorosa en una crisis de ansiedad o el miedo producido por unas
alucinaciones.
Criterio de interferencia en el funcionamiento: Se refiere a que el problema
este causando algún deterioro que interfiera en el desarrollo de la vida
cotidiana de la persona que lo sufre. La interferencia se refleja en una o varias
áreas importantes de la vida: el trabajo, las actividades sociales, ocio, la vida
Familiar o de pareja, entre otras. Este criterio es uno de los más utilizados en
la práctica clínica para considerar si una persona presenta un trastorno
mental.
Luego de haber revisado el concepto de psicopatología, comprender que se
nutre de diversas disciplinas y que existen varios criterios para definir lo que
es anormal, es necesario conocer los sistemas de clasificación que más se
utilizan en el área.
Las alteraciones de la conducta, al igual que otros fenómenos naturales, han
sufrido múltiples intentos de clasificación, considerada como el
procedimiento utilizado para identificar categorías y asignar entidades a
dichas categorías. Basados en atributos o relaciones comunes, el proceso de
asignación de atributos clínicos o de sujetos que los manifiestan a una de
estas categorías recibe el nombre de diagnóstico.
La construcción de clasificación en psicología se basa en el supuesto de que
existe un determinado número de síntomas y signos que se comparten. Los
síntomas observables que resultan de factores como el temperamento y
experiencias tempranas, constituyen lo que se denomina síndrome clínico.
Aunque puede ser muy controvertido el tema, sí realizar una clasificación y
cómo debe realizarse. Lo cierto es que tanto en el ámbito de la psiquiatría
como el de la psicología, se utilizan habitualmente dos sistemas categoriales
de indudable utilidad, elaborados en primera instancia para la clasificación de
los trastornos mentales adultos: El DSM V por la Asociación Estadounidense
de Psiquiatría y la Clasificación Internacional de Enfermedades de su 11
edicion, publicado por la Organización Mundial de la Salud.
En la semana 5 profundizaremos en la clasificación de los trastornos según
estos manuales. Después de haber revisado los aspectos básicos relacionados
a la psicopatología, centraremos la atención en la psicopatología
infantojuvenil, la que hace referencia a los trastornos que se pueden
presentar durante el desarrollo de niños, niñas y adolescentes.
Para realizar una valoración psicopatológica infantojuvenil es necesario tener
en consideración aspectos básicos, como la edad, el sexo y el nivel de
desarrollo del paciente. Por lo general, los niños, niña y adolescentes
consultan porque sus padres u otros adultos han observado un cambio
conductual que les llama la atención y o genera dificultades. En el caso de los
adolescentes es posible que busquen ayuda por sí mismos.E en ambos
contextos es importante considerar que el motivo de consulta se produce
porque hay una alteración en el funcionamiento, qué puede ser a nivel
cognitivo, afectivo o conductual.
Cuando se evalúa a un niño pequeño, la información se obtiene a través de
los padres y de la observación del niño. El dibujo y juego también son un
recurso para obtener información cuando el niño ha desarrollado la
capacidad simbólica. Si el niño tiene una buena capacidad para expresarse
verbalmente, también podrá entregar información que permita realizar un
diagnóstico. El objetivo de realizar la valoración es determinar si están
presentes síntomas psicopatológicos o factores que conllevan riesgo o
vulnerabilidad en un futuro.
Dentro de los trastornos más frecuentes en la población infantojuvenil, se
encuentran aquellos relacionados al neurodesarrollo, dentro de los cuales
está el trastorno del espectro autista, el trastorno de déficit atencional con o
sin hiperactividad, los trastornos de la comunicación, trastornos motores y
trastornos específicos del aprendizaje.
Dentro de los trastornos de ansiedad se encuentra el trastorno de ansiedad
social, trastorno de ansiedad por separación, trastorno de pánico, trastorno
de ansiedad generalizada y fobias.
Entre los trastornos depresivos se encuentra el trastorno de depresión mayor,
el trastorno disfórico premenstrual y el trastorno depresivo persistente.
Y entre los trastornos de la conducta alimentaria, se encuentran la anorexia
nerviosa y la bulimia.
Cada uno de los trastornos antes mencionados, se define de acuerdo a la
presencia de determinados síntomas en el paciente. A continuación
revisaremos las características generales de algunos de estos trastornos, los
que serán profundizados a lo largo de la asignatura.
El trastorno del espectro autista es un trastorno del neurodesarrollo de
origen neurobiológico e inicia en la infancia, caracterizado por presentar
alteraciones en el lenguaje, la comunicación y en la interacción social, cómo
también por presentar patrones de comportamientos restringidos, repetitivos
y estereotipados. La evidencia científica disponible indica la existencia de
múltiples factores, entre ellos los genéticos y ambientales, que hacen más
probable que un niño pueda padecer un trastorno del espectro autista. La
noción de espectro autista establece una gama de distintos grados de
compromiso en la calidad de la interacción social, la conducta comunicativa y
la restricción imaginativa de la conducta adaptativa, y esta se vincula
estrechamente con las necesidades de apoyo que presentan los niñas y
adolescentes diagnosticados con este trastorno. Es decir, el que se
diagnostique a un paciente con trastorno del espectro autista no es una
clasificación de tipo categorial que implique la presencia o ausencia del
trastorno, sino de tipo dimensional, clasificación que incluye los diagnósticos
espectrales e implica que los fenómenos se distribuyen según grados de
funcionalidad o disfuncionalidad.
En Chile no existen estudios epidemiológicos que permitan saber con
exactitud el número de personas que viven con algún tipo de trastorno del
espectro autista. Respecto a la prevalencia a nivel regional y mundial se
puede estimar que un 1 % de la población tiene trastorno del espectro
autista, los hombres presentan mayoritariamente este trastorno en una
proporción de 1 es a 4 en comparación con las mujeres. Uno de los
instrumentos más utilizados para realizar un diagnóstico de trastorno del
espectro autista es la Escala de Observación para el Diagnóstico del Autismo
ADOS 2. En conjunto con una entrevista a los padres o cuidadores a modo de
evaluación clínica inicial, anamnesis. La escala de observación para el
diagnóstico del autismo es una evaluación estandarizada y semiestructurada
de la comunicación, la interacción social, el juego y las conductas restrictivas
y repetitivas que se aplica a niños, jóvenes o adultos con sospecha de
presentar un cuadro del espectro autista. Se puede aplicar a personas de
diversas edades, niveles de desarrollo y comunicación verbal muy diferentes,
puesto que puede ser administrado a niños a partir de los 12 meses de vida,
como a adultos desde aquellos con grandes dificultades en el habla, sin habla,
como aquellos con un habla fluida. Entre 12 y 30 semanas de edad el test
entrega un rango de preocupación, mientras que para personas sobre los 31
meses, entrega un diagnóstico.
En relación al tratamiento, el proceso de intervención debe ser
multidisciplinar, es decir, un trabajo colaborativo entre todos los
profesionales que apoyen el proceso de la persona que es diagnosticada,
médico, psiquiatra, neurólogo, terapeuta ocupacional, fonoaudiólogo
psicólogo, educadora diferencial. Etcétera. Por otro lado, se debe tener en
consideración la persona que consulta y es diagnosticada, tanto en sus
necesidades como intereses. A su vez, es probable que los familiares también
necesiten apoyo en múltiples facetas, como orientación, acompañamiento en
el proceso de diagnóstico y aceptación del mismo.
Los programas de intervención deben ser individualizados, según la
intensidad del trastorno, estructurados orientados a alcanzar unos objetivos
intensivos y extensivos a todos los contextos de la persona y con una
participación activa de los padres en coordinación con el profesor, contexto
educativo y otros profesionales de apoyo.
El tratamiento farmacológico debe ser indicado por un especialista,
generalmente neurólogo o psiquiatra de acuerdo a las características y
necesidades propias del paciente. Esta forma de intervenir es una buena
manera de conseguir que aprendan nuevas competencias sociales,
comunicativas, adaptativas y de juego y a la vez disminuir en la medida de lo
posible, los síntomas de autismo y otros problemas asociados que pudieran
presentar.
El trastorno de déficit atencional es conductual de origen neurobiológico
que se caracteriza por ser un cuadro complejo, de inicio temprano y curso
crónico, surgiendo antes de los primeros 7 años de edad. La incidencia de
diagnósticos es de un 3% a un 7%, siendo considerado a nivel mundial como
uno de los trastornos del neurodesarrollo más frecuentes en la población
infantil y adolescente. La sintomatología de las personas con trastorno de
déficit de atención, los puede hacer experimentar frustración, debido a su
dificultad para mantener la atención y la concentración, lo que puede llevar a
un cambio constante de actividades y una baja tolerancia a la frustración.
También pueden ser fácilmente distraídos por estímulos externos y tener
dificultades para filtrar la información relevante de la irrelevante. La
sintomatología asociada al trastorno de déficit atencional con hiperactividad
se puede agrupar en tres grandes áreas: atención, impulsividad y dificultades
socioemocionales. Contrario a lo que se puede pensar, los niños que
presentan este trastorno pueden atender a estímulos de su entorno pero lo
hacen de forma poco adecuada o alterada, se quedan en detalles y sin ver lo
global, les cuesta mantener la atención por periodos sostenidos, alta
distractibilidad. Da la impresión de que no escuchan bien. A nivel físico, la
impulsividad suele expresarse como una hiperactividad, es decir, un nivel de
actividad que está por sobre o a más revoluciones que sus pares. En el ámbito
socioemocional, la baja autoestima suele ser la tónica que acompaña el
síndrome de déficit atencional. También se observa un escaso desarrollo de
habilidades socioemocionales. El tratamiento sugerido para abordar el
trastorno de déficit atencional es tanto a nivel individual como familiar. A su
vez, se sugiere involucrar al contexto escolar, sobre todo porque es un
espacio donde el niño niña o adolescente puede presentar dificultades en su
funcionamiento. En caso de ser necesario, es posible que un psiquiatra o
neurólogo indique tratamiento médico.
La dificultad específica del aprendizaje es una condición que implica
alteraciones significativas en un dominio específico del aprendizaje, que
puede estar en la adquisición y uso de la lectura, del razonamiento y de las
habilidades matemáticas o el uso adecuado de la escritura. Estas alteraciones
no se justifican por bajo nivel intelectual, dificultades sensoriales, baja visión,
sordera, desarrollo sociocultural inadecuado o falta de oportunidades
escolares. Se estima que en Chile alrededor del 5% de los escolares, esto es
unos 125000 niños y niñas, presentan alguna dificultad específica del
aprendizaje en matemáticas, lectura o escritura. En la actualidad, la
identificación de estas dificultades se realiza fundamentalmente a partir del
rendimiento académico en la sala de clases. En este sentido, es posible que
en una sala de clases existan dos niños o niñas con bajo rendimiento lector y
sin embargo, sus déficits podrían estar originados en diferentes habilidades
básicas y por tanto requieren de diferentes intervenciones. Por ello es
fundamental que se realice un diagnóstico preciso, con el objetivo de realizar
un tratamiento adecuado a las necesidades del niño niña o adolescente.
Dentro de los trastornos específicos del aprendizaje, las anomalías más
frecuentes son la dislexia, discalculia y la disfacia. La dislexia es un término
alternativo utilizado para referirse a un patrón de dificultades del aprendizaje,
que se caracteriza por problemas con el reconocimiento de palabras en forma
precisa o fluida, deletrear mal y poca capacidad ortográfica, afecta la lectura y
comprensión lectura. La discalculia es un término alternativo utilizado para
referirse a un patrón de dificultades que se caracteriza por problemas de
procesamiento de la información numérica, aprendizaje de operaciones
aritméticas y cálculo correcto o fluido. La disfacia es una anomalía del
lenguaje oral, qué consiste en una falta de coordinación de las palabras y se
produce a causa de una lesión cerebral. Afecta principalmente al desarrollo
del lenguaje. Es necesario considerar, que para que un tratamiento sea
efectivo es de suma importancia considerar al contexto escolar, dado que las
dificultades se presentan mayormente en dicho contexto y es donde también
se le puede brindar mayor apoyo en la adquisición de los aprendizajes al niño
niña o adolescente.
Cuando se habla de ansiedad hay que considerar que esta se vuelve
patológica cuando La amenaza es irreal o exagerada y cuando el monto de
ansiedad dificulta, obstaculiza e incluso impide que la persona puede realizar
sus actividades cotidianas, según sus expectativas y capacidades. Un monto
excesivo de ansiedad puede, en vez de activar a la persona, paralizarla.
Los trastornos de ansiedad son multicausales, o sea se explican por factores
biológicos, psicológicos y contextuales. A lo largo de su desarrollo los niños
presentan distintos tipos de miedo y síntomas ansiosos. Durante la infancia el
trastorno por separación se presenta con mayor frecuencia, con una
prevalencia del 3 al 5%, que declina al 2% en la adolescencia. Entre los 10 y
13 años son más recurrentes los miedos relativos a la muerte y los peligros.
En la adolescencia son más comunes las manifestaciones de ansiedad frente a
situaciones sociales, al fracaso personal y a las críticas. Dentro de los
trastornos de ansiedad, los que se observan con mayor frecuencia en la
población infantojuvenil son los trastornos de ansiedad social, trastornos de
ansiedad por separación, trastorno de pánico, trastorno de ansiedad
generalizada y las fobias. La sintomatología asociada al trastorno de ansiedad
está dada por sensación de nerviosismo, agitación o tensión, sensación de
peligro inminente, pánico o catástrofe, aumento del ritmo cardíaco,
respiración acelerada, hiperventilación, sudoración, temblores, sensación de
debilidad o cansancio, problemas para concentrarse o para pensar en otra
cosa que no sea la preocupación actual, problemas para conciliar el sueño,
dificultades gastrointestinales, dificultades para controlar las
preocupaciones, necesidad de evitar la situación que genera ansiedad. Los
dos tratamientos principales para los trastornos de ansiedad, son la
psicoterapia y medicamentos. Es posible que obtengan mayores beneficios
con una combinación de ambos. En el caso de la psicoterapia, la terapia
cognitiva conductual es la manera más eficaz para tratar los trastornos de
ansiedad. Es un tratamiento a corto plazo y se enfoca en enseñar técnicas
específicas para mejorar los síntomas y poder gradualmente volver a las
actividades que el paciente evitaba como consecuencia de la ansiedad.
La depresión es un trastorno del humor y del estado de ánimo que se
manifiesta a partir de una serie de síntomas que incluyen cambios bruscos
del humor, irritabilidad, falta de entusiasmo y una sensación de congoja o
angustia, trascendiendo a lo que se considera como normal. Puede implicar la
pérdida de interés en actividades hasta entonces queridas, así como cambios
cognitivos, como pensar ineficiente y elevada autocrítica. Aproximadamente
un 5% o uno de cada 20 NNA tendrá un episodio depresivo antes de cumplir
los 19 años. Estudios muestran que los padres suelen subestimar seriamente
la intensidad de la depresión de sus hijos. En los niños y adolescentes la
depresión tiene un gran impacto sobre el crecimiento, desarrollo personal, el
rendimiento escolar y las relaciones familiares e interpersonales. Los
trastornos depresivos en la adolescencia se asocian a trastornos conductuales
graves, como el consumo de drogas, promiscuidad sexual, conductas
delictivas y agresividad, por lo que además del propio costo personal puede
conllevar un grave costo social. Respecto a los síntomas característicos a nivel
emocional, la sintomatología más habitual de este trastorno es: ánimo bajo,
ansiedad, angustia, pérdida del interés o del placer, variaciones en el estado
emocional, tristeza, ideación amenazas e intentos suicidas, baja del
rendimiento escolar y concentración en clases, rechazo escolar, irritabilidad,
mal humor y fobias aisladas. A nivel somático, la sintomatología más
frecuente está dada por alteraciones en la alimentación y el sueño, quejas
somáticas o físicas. A nivel relacional se pueden observar los siguientes
síntomas: dificultad en la relación con integrantes de la familia y con los
pares, aislamiento, habilidad emocional, pensamiento suicida. En relación al
tratamiento de la depresión, lo que se sugiere es psicoterapia en conjunto
con un tratamiento medicamentoso prescrito por un psiquiatra. Cuando se
trata de un niño o niña, se sugiere involucrar a los padres en el proceso de
psicoterapia. En el caso de los adolescentes, la terapia está más enfocada a
ellos como y en ambas edades se puede involucrar al sistema escolar.
La psicopatología infantojuvenil es aquella disciplina que estudia el
comportamiento anormal o alteraciones en el comportamiento en niñas
niños y adolescentes, para poder definir si un niño presenta anomalía. Es
necesario realizar una valoración, es decir, determinar si hay síntomas que
permitan realizar algún diagnóstico. Dicho proceso permite realizar una
clasificación de los síntomas para determinar si niña o adolescente presenta
algún tipo de trastorno, el que dependiendo de las características propias de
la sintomatología y las particularidades individuales y contextuales puede ser
abordado desde la psicoterapia y en la mayoría de los casos con un abordaje
multidisciplinar.
Ps Clinica I J
Clase asincrónica 3 – Psicopatología del bebe (impreso)

Resultado de aprendizaje: identificar las características de la psicopatología


del bebé.
Durante las últimas décadas, y sobre todo a partir de la década del 80, la
psicopatología del bebé ha cobrado mayor relevancia debido a sus aspectos
preventivos, psicopatológicos, clínicos y terapéuticos asociados a esta terapia
evolutiva. La psicopatología del bebé constituye un objeto de estudio desde
el nacimiento, hasta los 3 años. El principio evolutivo es uno de los elementos
fundamentales de la psicopatología infantojuvenil. La importancia del
desarrollo y la transformación a través de las etapas vitales, así como su
origen y contexto, implica considerar sistema familiar, las relaciones entre sus
miembros y sobre todo la relación entre la madre y su hijo. Es por ello que la
evolución del bebe debe ser desde una observación multidimensional y
evolutiva, comprendiendo las características del bebe, las características de la
madre, la relación diádica, el rol del padre y la familia.
En relación al rol y significado del síntoma que se puedan observar en un
bebé, hay que considerar que se apoyan en el supuesto de la
interdependencia del funcionamiento psíquico de la madre y del bebé. Es
debido a ello que, en el contexto de la consulta clínica, y sobre todo en el
proceso de evaluación, el terapeuta debe atender juntos a la madre y su hijo,
e incluir al padre, facilitando la interacción habitual entre ellos, incluidas las
conductas propias del bebé, como la alimentación, muda y juego. Así, el
terapeuta debe mantener su atención tanto a las interacciones de los padres
para con el bebé, como también al relato de los padres.
Para tener una noción clara de las características del bebe, es necesario llevar
a cabo un examen somático, una evaluación del nivel de desarrollo y observar
el comportamiento del bebé. Los padres también deben ser considerados en
este proceso de evaluación, quiénes pueden entregar información valiosa
sobre el comportamiento y desde la perspectiva de cada uno, es decir, desde
una visión subjetiva.
La observación del comportamiento es descrita por los padres y observada
directamente durante la entrevista en sus manifestaciones espontáneas,
relación con la madre, padre, profesional y objetos. Se consignan
primordialmente el grado de interés por los objetos y las personas, el
comportamiento corporal y sensorial en las interacciones (vocalización,
mirada, tonalidad afectiva, placer, apatía, indiferencia afectiva, excitación,
entre otros). Es importante considerar que la devolución de la evolución del
comportamiento del bebé, constituye en sí misma un medio de interacción. El
objetivo de esta evaluación es precisar la naturaleza de los síntomas, las
variantes clínicas, la concordancia con las situaciones significativas y su
evolución.
Como ya se mencionó, es necesario analizar la relación madre e hijo en
cuánto influye significativa en el desarrollo y psicopatología del bebe. Las
características de la madre inciden en el bebé, al menos por dos razones: la
madre suele ser la figura primordial del vínculo y la existencia de la
interdependencia entre el funcionamiento psíquico de la madre y el bebé.
Esta interdependencia constituye a menudo el sustrato primordial de la
psicopatología del bebé. Se requiere evaluar la identidad materna, la
contribución del eje transgeneracional en su construcción, la historia de la
relación con el bebé, al menos desde la concepción, el rol del bebe en el
sistema familiar, los posibles conflictos en torno a vivencias de la maternidad
y al ejercicio de las funciones parentales.
Si bien la evidencia muestra que la relación madre e hijo es la primordial
respecto a las patologías del bebe, la relación con el padre también
contribución en el desarrollo normal o patológico del hijo. La contribución del
padre puede ser a directa, través de la relación mediatizada por la madre, y
ausencia en casos de familia monoparental. Por otro lado, la estructura y
funcionamiento de la familia y la red de apoyo son variables a considerar en
la evaluación, ya que regulan la disponibilidad física y psicológica de la madre
hacia el bebé y el grado de protección que envuelve a la diada.
La clínica descriptiva del bebe, puede tomar como eje, las de vinculación.
Puede basarse en las diferentes modalidades de interacción que subyacen al
proceso puede basarse en las diferentes modalidades de expresión somática
y puede clasificarse de acuerdo a las diversas situaciones clínicas familiares.
Considerando lo anterior, entre los trastornos psicopatológicos del bebe se
encuentran aquellos relacionados al proceso de vinculación y los trastornos
del tipo vincular.
Entre los trastornos del proceso de vinculación se encuentran aquellos que
son por ausencia de la madre o sustituto maternal, qué se pueden presentar
por discontinuidad de la relación con el objeto de vinculación o por
trastornos cuantitativos de la interacción. Cuando ocurre por discontinuidad
de la relación con el objeto de vinculación, los efectos de la carencia afectiva
dependen de la fase evolutiva de la permanencia de objeto en la que se
encuentre el bebé al producirse la separación, el tipo de relación previa a la
separación, la disponibilidad y características de una nueva figura de apego.
La sintomatología presente en el semestre de vida se relaciona con los índices
semiológicos de la insuficiencia primaria de apego, encontrando signos de
indiferencia en el contacto afectivo con sus cuidadores, somnolencia,
ensimismamiento, escasez de sonrisas, apatía, y vocalizaciones, atonía entre
otros. Y entre el segundo semestre y segundo año de vida, aparecen
manifestaciones de daño en la mayoría de los sectores del desarrollo y de la
personalidad, observándose retardo en la motricidad y en el lenguaje, apatía
o al contrario irritabilidad, inestabilidad y conductas impulsivas, defectos en
la organización espacio-tiempo y del esquema corporal fallas globales de
identidad.
Cuando se presentan trastornos cuantitativos de la interacción, se puede
observar hiperestimulación que ocurre cuando las madres no leen las señales
de saturación sensorial del bebé. Y en caso contrario, la hipo estimulación se
observa por fallas de la disponibilidad materna por psicopatología, rechazo o
acumulación de estrés.
Por otro lado, entre los trastornos cualitativos de la interacción se distingue la
interacción armónica de la desarmonía. En la primera, las competencias
sensoriales e interactivas del bebé y las competencias maternales se acoplan
sintónicamente, de tal forma que las conductas maternas parecen ir al
encuentro de las necesidades del bebé o bien responden directamente a las
señales del niño. El niño construye gradualmente una representación interna
de su madre como habitualmente dispone, generándose un proceso de
vinculación adecuado con alta probabilidad de conducir a un tipo de vínculo
seguro. Y en las interacciones no armónicas, las señales del bebé no se
perciben o interpretan adecuadamente por variadas razones, configurándose
diacrónicamente un proceso de vinculación inadecuado con alta probabilidad
de conducir a un vínculo de tipo ansioso-ambivalente, ansioso-resistente o
desorganizado.

En relación a los trastornos del tipo vincular, se pueden distinguir tres


modalidades: el vínculo ansioso ambivalente, el vínculo ansioso evitativo y el
vínculo desorganizado.
Cuando se presenta un vínculo ansioso-ambivalente, se puede observar que
el niño duda de la disponibilidad de la madre, tiene conductas de
sobreprotección y sub protección. El niño presenta angustia de separación,
por lo cual limita su exploración. La experiencia que hace al niño de la
inconsistencia parental puede y suele ser reforzada por separaciones y por
amenazas de abandono.
Cuando se desarrolla un vínculo ansioso-evitativo, se observa que el niño va
creando expectativas negativas hacia la disponibilidad de apego, debe
aprender a prescindir del apoyo de los padres a través de una experiencia
analógica a la experiencia de negligencia emocional. Tiende a la sobre
regulación emocional y va creando un modelo de autosuficiencia.
Vínculo desorganizado: el niño no logra extraer un modo de funcionamiento
de la figura de apego, quien puede mostrar conductas de desorientación,
miedo, confusión apego y desapego frente a la figura de vinculación. Va
creando un modelo mental escindido, desorganizado.
La clasificación que se presenta a continuación, se apoya en la singularidad de
cada una de las categorías. No implica etiología y pueden asociarse. Las
modalidades son: trastornos de expresión somática, trastornos de expresión
motora, trastornos de expresión mental y trastornos del desarrollo.
En relación a los trastornos de expresión somática, se observan los cólicos de
los tres primeros meses, que afecta primordialmente a bebés hipertónicos,
sujetos a una preocupación materna primaria excesiva y ansiosa. Si no se
resuelve el conflicto de base, la interacción no varía y el bebé puede
reemplazar evolutivamente este síntoma por otro.
Para realizar el diagnóstico, se deben tener en consideración los siguientes
criterios: comienza en la segunda o tercera semana de vida, crisis frecuentes
en horarios post-prandial, apetito y peso normal, examen clínico y
paraclínicos normales, crisis intensas mejoran con separación de figura
materna, crisis se calman con movimientos rítmicos que disminuyen la
contracción visceral.
Respecto a los trastornos del sueño, su incidencia está progresivamente en
aumento, debido a que las exigencias actuales que enfrentan los sistemas
familiares introducen elementos de perturbación en la evolutividad natural
del ciclo sueño vigilia. Así, los trastornos del sueño pueden estar ligados a
factores perturbadores del medio ambiente o ligados a dificultades
relacionales. Puede aparecer los primeros meses de vida por demanda
excesiva o el segundo año de vida ligado a la angustia de separación.
El insomnio del 1er semestre se presenta durante las primeras semanas en
dos formas diferentes. Si el insomnio es calmo, los bebés permanecen largo
tiempo del día y la noche con los ojos grandes abiertos, de pronóstico grave
corresponde a un trastorno severo del desarrollo, como autismo o constituye
el primer síntoma de una psicosis infantil. El insomnio agitado es de mayor
frecuencia que el anterior, los bebés alteran periodos breves de sueño y
vigilia. Corresponde a distorsiones relacionadas dadas por incoherencia de
actitudes parentales, carencias, discontinuidad afectiva y /o
sobreestimulación. El bebé se muestra irritable, llora, provocando aumento
de la tensión familiar, lo que suele agravar el síntoma.
El insomnio del segundo semestre se asocia a la angustia de separación,
contemporánea a la permanencia del objeto afectivo. De buen pronóstico si
cuenta con un proceso de vinculación adecuado y adopta un objeto
transicional.
En los trastornos ulteriores, se encuentran los trastornos del sueño ligados a
la hiperactividad motora, los trastornos del sueño ligados a la ansiedad y
trastornos del sueño de una psicopatología grave.
En relación a los trastornos de la alimentación, estos constituyen el trastorno
somático de mayor frecuencia de consulta durante el primer año de vida,
posiblemente por el rol central en la alimentación en la relación madre e hijo.
Los principales trastornos se refieren a la anorexia, los vómitos y la hiperfagia.
Los trastornos dermatológicos se manifiestan debido a que la piel es reflejo
de las influencias psíquicas por el fenómeno psico galvánico, referido a la
alteración del potencial eléctrico. Entre las manifestaciones más frecuentes,
están el eczema, urticaria y la psoriasis.
Finalmente, los trastornos respiratorios se manifiestan mediante la apnea
emocional qué ocurre en el mismo momento del llanto del bebé y puede
ocurrir a la pérdida del conocimiento y convulsiones si se prolonga. Ocurre
entre el segundo semestre y los 36 meses.
En relación a los trastornos de la expresión motora, la sintomatología se
expresa mediante la desorganización somática y la motricidad. El tono
muscular, la postura y el movimiento están vinculados al contexto afectivo y
relacional.
En relación al tono muscular del bebé, se observa hipotimia axial en bebés
carentes de afecto, e hipertonía en bebés solicitados de forma ansiosa.
Los trastornos globales de la motricidad se polarizan hacia la hiperactividad,
agitación y excitación, o a la pasividad, inercia y apatía.
La importancia de la sintomatología no depende tanto de la ocurrencia, sino
de la intensidad, frecuencia y coincidencia con otros síntomas orientadores
de su diagnóstico.
Entre los trastornos de expresión mental la depresión constituye el cuadro
clínico de mayor frecuencia y comprende la depresión analítica y las formas
de presentación menos acentuadas de mayor frecuencia actualmente. La
depresión analítica se presenta especialmente en situaciones catastróficas
naturales y de guerra, cada vez que el bebé pierde radicalmente en quien
apoyarse.
Las otras formas de depresión se dan en presencia de los padres que sin
embargo no se involucran afectivamente en la interacción con su hijo, como
en algunos casos de trastornos de la interacción con madres con depresión
puerperal.
Para detectar la depresión, es necesario realizar un diagnóstico en torno a los
siguientes criterios: humor disfórico, trastorno de la psicomotricidad y
pobreza interactiva. Esta es la tríada elemental para el diagnóstico de
síndrome depresivo, que se asocia generalmente con síntomas de expresión
somática.
Las fobias se manifiestan generalmente a partir del 2do semestre de la vida.
Estas pueden ser fobias masivas, desorganizadas frente a ruidos, objetos
diversos o selectivas a la alimentación, la defecación. La fobia constituye un
estado de inhibición ansiosa, que bloquea la curiosidad natural del bebé, por
lo cual puede perturbarlo en diferentes áreas de su desarrollo.
El desarrollo se exterioriza por adquisiciones que se inscriben
cronobiológicamente a nivel de la psicomotricidad, el lenguaje, el
comportamiento con los objetos y hacia las personas (comportamiento
adaptativo y sociabilidad respectivamente).
Desde una perspectiva clínica, se distinguen los trastornos generalizados y los
específicos. Evolutivamente se diferencian los retardos y las deficiencias
inscritas genéticamente. Desde una perspectiva estructural, el trastorno
puede construir la expresión patológica en sí misma, o puede estar incluída
en una estructura mental definida: deficitaria, neurótica o disharmonica. Esta
categoría puede, por lo tanto, englobar alteraciones tan variadas como el
retardo del desarrollo psicomotor y el autismo infantil.
Todo lo anterior nos habla de la importancia de los factores relacionales y las
experiencias tempranas, los cuales son susceptibles de ser modificados por
medio de una intervención psicosocial durante la infancia temprana. Las
intervenciones psicoterapéuticas son múltiples y diversas según la
especificidad del trastorno, los objetivos y la referencia teórica que se tenga a
la base.
Respecto al tratamiento en sí, la psicoterapia centrada en la diada madre e
hijo constituye la primera opción. El objeto de esta intervención es modificar
las interacciones en la relación, utilizando una aproximación multifocal a nivel
de las interacciones y de las verbalizaciones maternas. Facilita la emergencia
de los contenidos que se inscriben en los comportamientos interactivos
disfuncionales, movilizando la problemática relacional para su elaboración.
Otras intervenciones que se pueden llevar a cabo para abordar la
psicopatología en el bebé, se relacionan con intervenciones lúdicas dirigidas
al bebé en presencia de la madre y las intervenciones centradas en el
contenido transgeneracional, dirigidas a los padres pueden ser Igualmente
eficaces. La terapia transgeneracional es un tratamiento cuyo objetivo se
centra en liberar y trabajar las creencias y valores que un individuo ha
heredado, para eliminar esos bloqueos y conseguir la meta deseada.
La evaluación del bebé requiere de una perspectiva multifocal qué considera
simultáneamente las características del bebé, las características de los padres,
la relación entre ambos y el ecosistema en que están insertos. El tipo de
vínculo seguro protege al niño de desarrollar una psicopatología,
correlacionándose con mejor calidad de salud mental a lo largo del ciclo vital.
DIAGNOSTICO CLINICO II – clase asincrónica 3
Trastornos de Personalidad Paranoide y sus manifestaciones en el Test de
Rorschach
Los rasgos de personalidad son patrones persistentes del modo de percibir,
pensar y relacionarse con el entorno y con uno mismo, que se muestran en
una amplia gama de contextos personales y sociales. Todas y todos poseemos
rasgos de personalidad que nos identifican y que tanto nosotros como otros
podemos describir e identificar. Tan solo cuando los rasgos de personalidad
son inflexibles y desadaptativos y causan deterioro funcional o malestar
subjetivo significativo, constituyen un trastorno de la personalidad.
La característica esencial de un trastorno de la personalidad, es un patrón
permanente de experiencia interna y de comportamiento que se aparta
acusadamente de las expectativas de la cultura del sujeto.
Para su clasificación, el DSMV señala los siguientes criterios generales de
clasificación.
Criterio A: patrón perdurable de experiencia interna y comportamiento que
se desvía notablemente de la cultura del sujeto. Este patrón se manifiesta en
2 o más de los ámbitos siguientes:
1. Cognición, es decir, manera de percibir e interpretarse a uno mismo, a
otras personas y a los acontecimientos.
2. Afectividad, es decir, amplitud, intensidad, labilidad e idoneidad de las
respuestas emocionales.
3. Funcionamiento interpersonal
4. Control de los impulsos

Criterio B: El patrón perdurable es inflexible y dominante en una gran


variedad de situaciones personales y sociales.
Criterio C: El patrón perdurable causa malestar clínicamente significativo o
deterioro en los social, laboral u otras áreas importantes del funcionamiento.
Criterio D: El patrón es estable y de larga duración, y su inicio se puede
remontar al menos a la adolescencia o a las primeras etapas de la edad
adulta.
Criterio E: el patrón perdurable no se explica mejor como una manifestación
o consecuencia de otro trastorno mental.
Criterio F: el patrón perdurable no se puede atribuir a los efectos fisiológicos
de una sustancia u otra afección médica.
Para facilitar la clasificación el DSM V organiza los distintos trastornos de
personalidad en tres grandes grupos o clusters. Recuerden que en la clase
sobre trastornos de personalidad esquizoide, describimos esos 3 grupos.
Hoy nos concentraremos en el GRUPO A, que reúne los trastornos raros o
excéntricos. Este reúne al trastorno paranoide, esquizoide y esquizotípico. El
rasgo común es el distanciamiento de las relaciones sociales. Se caracteriza
por un comportamiento permanente de sospecha, lenguaje extraño y
relación distante con los otros. Las personas que padecen estos trastornos a
menudo son clasificadas como raras, distintas, excéntricas o extravagantes.
Vamos entonces a trabajar sobre el trastorno paranoide: en relación a
criterio A observaremos desconfianza y suspicacia intensa frente a los demás,
de tal manera que sus motivos se interpretan como malévolos, que comienza
en las primeras etapas de la edad adulta y está presente en diversos
contextos y que se manifiesta por cuatro o más de los hechos siguientes:
Tengan en consideración que al menos deben ser cuatro del dos que les leeré.
1. Sospecha, sin base suficiente de que los demás lo explotan, causan
daño o decepcionan al individuo.
2. Preocupación con dudas injustificadas acerca de la lealtad o confianza
de los amigos o colegas.
3. Poca disposición a confiar en los demás, debido al miedo injustificado
a que la información se utilice maliciosamente en su contra.
4. Lectura encubierta de significados denigrantes o amenazadores en
comentarios o actos sin malicia.
5. Rencor persistente, es decir, no olvida los insultos injurias o desaires.
6. Percepción de ataque a su carácter o reputación, que no es apreciable
por los demás y disposición a reaccionar rápidamente con enfado o a
contraatacar.
7. Sospecha recurrente sin justificación respecto a la fidelidad del
cónyuge o la pareja.

CRITERIO B: no se produce exclusivamente en el curso de la esquizofrenia,


un trastorno bipolar o un trastorno depresivo con características psicóticas u
otro trastorno psicótico y no se puede atribuir a los efectos fisiológicos de
otra afección médica. Esto es importante, ya que si observamos las conductas
del criterio A asociada a un diagnóstico de otro tipo, no podemos diagnosticar
un trastorno paranoide. Recuerden que un rasgo paranoide puede aparecer
en otros cuadros y eso no implica que se configure como trastorno de la
personalidad.
Por otro lado, en relación a la epidemiología, podemos decir que por las
características del trastorno, es posible que estas personas se encuentren
frecuentemente entre los líderes de grupos religiosos y otras asociaciones
más o menos marginales. La prevalencia llega al 2,3% población general, más
común en sexo masculino. La incidencia aumenta entre familiares con
esquizofrenia y trastornos delirantes. Y en relación al diagnóstico diferencial,
tal como veníamos pensando desde Los criterios a y b, debe hacerse
diagnóstico diferencial con esquizofrenia paranoide, trastorno delirante,
trastorno esquizoide de personalidad y abuso de sustancias.
Ahora bien, se describen algunos factores en la historia de vida asociados a
los trastornos de la personalidad en general. Podríamos incluir aquí:
1. Experiencias de maltrato infantil que pueden ir desde abuso físico,
verbal o negligencia en los cuidados.
2. Experiencias de abuso sexual. Recuerden que un gran porcentaje de
los abusos sexuales en la infancia son realizados por alguien cercano a
la familia.
3. Disfunción familiar severa, quiere decir que existen padres o
cuidadores que no cumplen con las funciones de cuidado básico.
Ningún padre es perfecto. Hablemos de sujetos que por ejemplo son
cuidados por sus hijos, padres que se separan y descuidan sus
funciones. Hijos que son dejados al cuidado de terceros por
negligencia, entre otros.
4. Padres con consumo indebido o dependiente de sustancias, estamos
hablando de consumo indebido que influya directamente en las tareas
de cuidado.
5. Experiencia de abandono en la niñez o adolescencia puede influir en
tanto no existió otro que proveyera cuidado y amor.
6. Trastornos en los patrones vinculares (doble vínculo), padres que
generan patrones relacionales indebidos, a través de mensajes
contradictorios. Es un término acuñado por G. Bateson.

En relación a los aspectos diagnósticos en la paranoia, debemos considerar


ciertos elementos que pueden presentarse en la entrevista. Como ya se ha
señalado, la entrevista con estos pacientes suele ser difícil por su elevada
suspicacia, desconfianza e incluso hostilidad, por lo que se hace necesario
que el terapeuta genere una buena alianza terapéutica, empatía, asertividad
y comprensión, y preservarla en el tiempo. Todo paciente paranoide posee
un núcleo delirante y este se podrá mostrar o bien ocultar en las sesiones
iniciales. Al respecto, la idea distorsionada podrá ser visualizada a través de
los rasgos de personalidad predominantes del sujeto (persecutorio, místico,
celotipia, etcétera). Los pacientes que conservan suficiente insight, capacidad
para reconocerse a sí mismos, mirarse a sí mismos, tendrán mejor pronóstico.
Sin embargo, una vez que aceptan hablar de su delirio, se muestran firmes
respecto a su veracidad y acostumbran a recurrir a todo aquello que les
confirma sus creencias.
En el test de Roscharch, la paranoia, el estado paranoide, así como el
trastorno paranoide de personalidad son difíciles de detectar, debido quizás a
la baja incidencia en los mismos, ya que la dinámica de la actividad delirante
está enmascarada tras un protocolo aparentemente dentro de los límites
normales. Según muestran diversos estudios, el protocolo del trastorno
paranoide de la personalidad es bastante conservado en cuanto a aspectos
intelectuales y la estructura general del mismo.
Los indicadores fundamentales se aprecian a nivel del contenido y los
fenómenos especiales. Es necesario un estudio minucioso del mismo con el
análisis detallado de todos los datos que aporta el psicograma, teniendo en
cuenta como elementos vitales, el tipo de fenómenos especiales
predominante, la actitud del sujeto ante la prueba, su lenguaje verbal y
gestual y los aportes del análisis de contenido. Aún así, la investigación
proporciona los siguientes datos:
En el área cognitiva encontramos número de respuestas promedio o
ligeramente aumentada tipo aperceptivo,
frecuencia algo elevada de respuestas globales vagas,
bajo porcentaje de detalles usuales, aparecen respuestas de Ddr,
aumento de respuestas de espacio blanco
F % y F +% elevados, como expresión de apego a lo formal.

En el área afectiva encontraremos en las respuestas cromáticas predominan


las FC las CF y las C están ausentes
Pocas respuestas de movimiento humano, las respuestas m suelen estar
dadas en Dd,
Pocas o ninguna respuesta sexual o anatómica,
Predominio en el contenido paranoide tipo vivencial con tendencia a lo
ambigual.

En el área vincular encontraremos que H % es alto, pero con aumento de Hd


(Hd mayor que H)
Las respuestas Hd son mayores a las respuestas H,
Predominio de respuestas (H) y (A), o sea las formas ficticias o mitológicas de
hombres y animales.
En el área adaptativa social A% mayor del 50,
la frecuencia de respuestas originales tiende a aumentar dada la forma
peculiar de percibir e interpretar el mundo circundante que tienen estos
sujetos,
también encontramos elementos cualitativos que serán claves a la hora de
generar un diagnóstico, por ejemplo, podemos encontrar referencia personal,
respuesta de máscara como traductora de las ideas paranoides,
conciencia de interpretación agudizada, lo cual reafirma las tendencias
paranoides y el esfuerzo del paciente por situarse en una posición de realidad
exagerada,
pedantería, la cual puede estar reforzada por su excesiva preocupación por
los detalles y su sobrevaloración
ilusión de semejanza, traductora de su tendencia a la inadecuada
interpretación de la realidad y a la superficialidad del vínculo, percepción
pensamiento, que lleva a dar lo que cree ha percibido como cierto.
Agresividad, reforzada por su desconfianza y su recelo se ve además en
aquellas respuestas cuyo contenido esté relacionado directamente con el
conflicto, que se estructura como núcleo delirante,
contenidos siniestros, dotadas de propiedades hostiles o amenazas,
acción padecida, se observa con frecuencia en esquizoides y paranoides
(temor hacer destruido),
giro instantáneo, implica desconfianza, oposicionismo y desvaloración del
examinador. Se observa en adolescentes y sujetos con rasgos paranoides,
respuesta de ojos, el sujeto en su respuesta incluye ojos como contenido.
Indica fobias o ideas paranoides,
respuestas de máscara como signo de ocultamiento.
Recordar que todos los fenómenos especiales están compilados en el libro
“fenómenos especiales en el Rorscharch” de Alicia Passalacqua y pueden
consultar ahí su definición y ejemplos.
Caso clínico de Andrea, para tener una ejemplificación de lo paranoide en el
discurso de una paciente y con esto concluiremos la clase de hoy.
Andrea de 44 años, soltera y sin hijos, muestra un carácter retraído y tímido
pero con un alto rendimiento intelectual y rasgos obsesivos, ejerciendo
siempre un gran control afectivo, lo cual le implica grandes desgastes psíquico
mostrándose hipersensible a los estímulos diarios. Comienza a los 34 años
con ideación delirante de perjuicio, originado en un ex jefe que habría tenido
una Propuesta indecente para con ella. Esta situación se produce mientras
ella se encontraba trabajando en Argentina. El jefe le habría dado indicios de
enamoramiento, pero como este se encontraba casado, para ella esto
resultaba inaceptable, dado sus escrupulosos valores morales. Huyendo de
esta situación regresa a Chile, en dónde comienza a sentirse postergada
laboralmente y a ser víctima de varios despidos a raíz de su exagerado
comportamiento suspicaz. Tiene la certeza de que su exjefe argentino se
encuentra involucrado y dirigiendo todas sus desgracias. En plena lucha
contra su vergüenza moral, decide volver a Argentina en busca de su antiguo
jefe, del cual ahora entiende se encontraba enamorada, pero nunca logra
encontrarlo y vuelve a Chile desilusionada. Siente que hablan de ella en el
metro de manera ofensiva, dicen que ella es una negrita, una chilenita, una
mediocre secretaria que la miran constantemente con cara burlas. Acude al
psiquiatra, quien le receta risperidona a bajas dosis sin mucha conciencia de
sus ideas delirantes. Un tiempo después, se agudiza su delirio llegando a
involucrar a sus propios familiares y amigos. Asegura en su casa habían sido
instaladas cámaras y micrófonos y por la televisión comentaban sus
desgracias. Fue medicada con altas dosis de haloperidol y ansiolíticos, que
solo descendieron su efecto, sin corregir su ideación. Lentamente comienza a
identificar estas ideas, reconociendo la suspicacia actual originada en el
pasado, logrando desentenderse de ellas cognitivamente, no tanto así a nivel
afectivo. En el transcurso de los meses desaparecen las ideas delirantes,
aunque persiste la suspicacia de la mano de un profundo cansancio psíquico y
la idea de no poder cumplir con sus metas vitales: tener pareja estable y ser
madre, por temor a ser engañada o perjudicada.
Ps Cínica I J
Clase asincrónica 4 – Desarrollo psicológico adolescente y sus trastornos
La adolescencia o también llamada edad juvenil, se desarrolla entre los 11 y
19 años, incluso puede extenderse hasta los 21, etapa en la que los jóvenes
experimentan transformaciones y transiciones que comprometen todos los
planos de funcionamiento: biológico, psicológico, emocional, social e
intelectual. Se trata de una trayectoria que parte al dejar de ser niño y
termina al llegar a ser una persona adulta.
La etapa juvenil tiene como meta que el individuo logre desarrollar una
identidad personal positiva, realista y orientada socialmente, lo que implica
un proceso de autoconocimiento que va dando definiciones a la identidad
personal, lo que finalmente le permite descubrir una vocación, desarrollarse
en distintos planos y dar sentido a su existencia a partir de vínculos
significativos y el desarrollo de un proyecto personal. Para facilitar la
comprensión del proceso de desarrollo, se pueden distinguir tres etapas
sucesivas durante el curso de la adolescencia.
La pubertad temprana o adolescencia inicial va de los 11 a 14 años, la
pubertad o adolescencia media se considera de los 14 a 16 años y la
adolescencia final abarca de los 16 años, pudiendo extenderse a los 21.
La pubertad representa una fase crítica en la que se desorganiza la
personalidad previa para incorporar funciones, dinámicas y procesos
complejos que dan pie a transformaciones que vienen a organizarse a partir
de la pubertad, etapa en la que se alcanzan logros en cuanto a la integración
de la personalidad y la identidad personal. En la adolescencia final, el joven
alcanza una integración personal y social incorporando roles adultos,
desarrollando la capacidad de conceptualizar su propio pensamiento, lo que
se traduce en una visión personal definida acerca de las cosas, un sistema de
valores y la formulación de un proyecto de vida.
La adolescencia inicial, también conocida como la pubertad temprana se
refiere a la etapa del desarrollo humano que comienza aproximadamente los
11 años y termina alrededor de los 14 años. Durante esta etapa, los niños y
niñas experimentan muchos cambios físicos, emocionales y sociales. Algunas
características de la adolescencia inicial incluyen:
Cambios físicos: durante la adolescencia inicial los niños y niñas
experimentan cambios físicos significativos, como el crecimiento rápido de
altura, el desarrollo de los senos en las niñas y el crecimiento de vello facial
en los niños.
Cambios hormonales: que pueden afectar su estado de ánimo y
comportamiento.
Intereses y actividades: los adolescentes iniciales pueden mostrar una mayor
Independencia y empezar a interesarse por nuevas actividades y
pasatiempos, pueden buscar la aprobación de sus amigos y empezar a
experimentar con nuevas formas de expresión personal.
Desarrollo cognitivo: durante la adolescencia inicial Los Adolescentes pueden
empezar a pensar de manera más abstracta y a desarrollar habilidades de
resolución de problemas más complejas. También pueden empezar a
cuestionar la autoridad y a desarrollar un sentido más profundo de su
identidad.
Cambios emocionales: los adolescentes iniciales pueden experimentar una
gran variedad de emociones, como la felicidad, la tristeza, la ira y la
frustración. Pueden tener dificultades para manejar estas emociones y
pueden necesitar apoyo emocional de adultos de confianza.
Cambios sociales: durante la adolescencia inicial los adolescentes pueden
comenzar a alejarse de sus padres y a buscar más interacciones de su
apariencia y comportamiento en público.

La adolescencia media es un período que se encuentra en el medio de la


adolescencia, que generalmente se extiende desde los 14 a los 16 años de
edad. Durante esta etapa los adolescentes experimentan muchos cambios
físicos, emocionales y sociales. Algunas características comunes de la
pubertad son:
Cambios físicos: durante la adolescencia media los adolescentes
experimentan una gran cantidad de cambios físicos, incluyendo un aumento
en la altura, un cambio en La Voz, Un aumento en la producción de hormonas
y un desarrollo de características sexuales secundarias.
Mayor Independencia: los adolescentes en la adolescencia media comienzan
a sentirse más cómodos tomando decisiones y expresando sus opiniones. A
menudo buscan independencia de sus padres y se sienten más cómodos
pasando tiempo con sus amigos y compañeros.
Mayor autoconciencia: los adolescentes y en la adolescencia media a
menudo comienzan a ser más conscientes de sí mismos y de su lugar en el
mundo, pueden sentirse más conscientes de su apariencia, personalidad y
habilidades y pueden tener una mayor comprensión de sus fortalezas y
debilidades.
Cambios emocionales: los adolescentes en la adolescencia media pueden
experimentar una serie de emociones intensas, como la tristeza, la alegría, el
enojo y la frustración. Pueden ser más propensos a experimentar cambios de
humor y a ser más sensibles a las críticas o el rechazo.
Mayor interés en relaciones románticas: durante la adolescencia media
muchos adolescentes comienzan a sentir un mayor interés en las relaciones
románticas y pueden comenzar a experimentar sus primeros
enamoramientos. Pueden estar más interesados en pasar tiempo con
personas del sexo opuesto y en aprender sobre las relaciones amorosas.
Mayor presión social: los adolescentes en la adolescencia media a menudo
se sienten más presionados por sus amigos y compañeros para encajar y ser
aceptados. Pueden sentirse más preocupados por su popularidad y por
pertenecer a un grupo social determinado.

La adolescencia final, también conocida como adolescencia tardía,


generalmente se refiere al período que va desde los 17 a los 21 años. Durante
este periodo, los adolescentes están experimentando una transición
importante hacia la edad adulta, algunas de las características propias de la
adolescencia final son:
Desarrollo cognitivo: durante la adolescencia tardía las habilidades cognitivas
de los adolescentes continúan desarrollándose. El pensamiento abstracto, la
toma de decisiones y la planificación a largo plazo, son algunas de las
habilidades cognitivas que se están desarrollando durante este periodo.
Identidad: se vuelve cada vez más importante en la adolescencia tardía. Los
adolescentes están tratando de descubrir quiénes son y qué quieren hacer
con sus vidas. Esto puede llevar a una mayor exploración de intereses y
carreras.
Independencia: durante la adolescencia tardía los adolescentes buscan cada
vez más independencia de sus padres y de la familia en general, esto puede
incluir mudarse de casa, conseguir un trabajo y tomar decisiones importantes
sin la ayuda de los padres.
Relaciones: se vuelven más importantes en la adolescencia tardía. Los
adolescentes pueden establecer relaciones románticas más serias y también
pueden2ws comenzar a pensar en formar una familia.
Autoconciencia: durante la adolescencia tardía los adolescentes se vuelven
cada vez más conscientes de sí mismos y de cómo los demás los perciben.
Esto puede llevar a una mayor preocupación por la apariencia y el deseo de
encajar en ciertos grupos sociales.
Responsabilidad: a medida que los adolescentes se acercan a la edad adulta
se espera que asuman más responsabilidades, esto puede incluir
responsabilidades financieras como pagar las facturas, así como
responsabilidades personales, como mantener relaciones saludables y cuidar
de sí mismos.

La psicopatología adolescente es un campo de la psicología clínica que se


enfoca en el estudio de los trastornos mentales que afectan a los jóvenes
entre la pubertad y la adolescencia final. Estos trastornos pueden incluir
ansiedad, depresión, trastornos alimentarios, trastornos del espectro autista,
trastornos del comportamiento, trastornos de la personalidad entre otros.
La importancia de la psicopatología adolescente radica en que los problemas
de Salud Mental en la adolescencia son frecuentes y pueden tener
consecuencias a largo plazo en la vida adulta. Los adolescentes que
experimentan problemas de Salud Mental pueden tener dificultades en el
contexto escolar, en las relaciones interpersonales y en su desarrollo social y
emocional. Además, los trastornos mentales no tratados en la adolescencia
pueden continuar en la edad adulta y afectar negativamente la calidad de
vida y el bienestar. Es importante destacar que la psicopatología adolescente
también es relevante para los padres, cuidadores y profesionales de la Salud
Mental que trabajan con jóvenes. Al comprender mejor los trastornos
mentales que afectan a los adolescentes estos individuos pueden
proporcionar una mejor atención y apoyo a los jóvenes que están pasando
por momentos difíciles.
Entre los síntomas más comunes de la psicopatología adolescente se
encuentran cambios de humor frecuentes o extremos, problemas para
concentrarse o mantener la atención, comportamientos impulsivos, baja
autoestima o sentimientos de inutilidad, ansiedad o depresión, dificultades
para establecer relaciones interpersonales saludables, abusos de sustancias
como el alcohol o las drogas, entre otros.
Las causas de la psicopatología adolescente son complejas y pueden variar de
un caso a otro. Algunas posibles causas incluyen:
Factores biológicos: la genética, los desequilibrios hormonales y las lesiones
cerebrales pueden contribuir a la aparición de problemas de Salud Mental en
la adolescencia.
Factores ambientales: el ambiente en el que crece el adolescente incluyendo
su hogar, escuela y comunidad puede afectar su salud mental. El abuso, el
estrés y la falta de apoyo social pueden ser especialmente perjudiciales.
Cambios en la vida: la adolescencia es un momento de importantes cambios
físicos, emocionales y sociales. Estos cambios pueden generar estrés y
ansiedad, especialmente si el adolescente no cuenta con el apoyo adecuado.
Experiencias traumáticas: el abuso, la violencia, el acoso y otros eventos
traumático pueden tener un impacto duradero en la salud mental de los
adolescentes.
Problemas de desarrollo: algunos problemas de salud mental en la
adolescencia pueden estar relacionados con el desarrollo normal del cerebro
y la personalidad. Por ejemplo, algunos adolescentes pueden tener
dificultades para regular sus emociones o controlar sus impulsos, debido a un
desarrollo inmaduro del lóbulo prefrontal del cerebro.

La psicopatología de la adolescencia puede considerarse desde diferentes


puntos de vista. Para efectos de esta clase, se considerará la patología del
desarrollo psicológico del adolescente tomando como referencia 3 ejes
centrales:
Desafíos asociados a la integración social,
Desafíos asociados con la inserción en el entorno cultural y asunción de
roles sociales,
Desafíos respecto del desarrollo de la identidad,
Desafíos relacionados con el desarrollo de la psico sexualidad.

La integración en grupo de pares es un gran desafío para los adolescentes y


una fuente fundamental de reconocimiento, valoración y validación de su
identidad en desarrollo. Esta inserción puede obstaculizarse por alteraciones
del desarrollo de las habilidades sociales, así como en casos psiconeuróticos
con inhibición de los impulsos tanto sexuales que permiten explorar
contactos del sexo opuesto, como agresivos que permiten participar en
grupos del mismo sexo, siendo capaz de manejar las exigencias y desafíos del
grupo.
Adolescentes inhibidos en su desarrollo impulsivo y afectivo tienden a
mostrarse evitativos, aislándose de los grupos, buscando la compañía de
pares poco amenazantes, negando su interés por participar en contextos
sociales como fiestas o deportes. Sin embargo, quedan con una frustrante
sensación de marginalidad, falta de capacidad social que los lleva a sentirse
diferentes, poco populares o fracasados socialmente. Muchas veces estos
adolescentes desarrollan compensaciones asociadas con el desarrollo
intelectual, intereses obsesivos por colecciones o temas específicos, o bien se
empecinan con videojuegos y la TV, que son espacios en los que nadie los
pone a prueba y en los que de alguna manera experimentan una sensación
de control y poder que aplaca momentáneamente su dañada autoestima y
autoimagen. Algunos trastornos asociados son cuadros ansiosos, trastornos
en el desarrollo de la personalidad por evitación o por dependencia,
trastornos depresivos con baja autoestima, dificultades de integración social y
trastornos de la conducta social.
Para integrarse al entorno cultural y asumir roles sociales, el adolescente
debe hacer el duelo de abandonar la infancia, teniendo que asumir la
responsabilidad de su conducta, sus exigencias escolares y otras
responsabilidades asociadas al contexto social. Para lograr un ajuste tiene
que identificarse y hacerse cargo de sus roles sociales como individuo,
asumiendo e integrando actitudes, valores que sus roles conllevan. El rol de
estudiante lo lleva a comprometerse con su desarrollo cognitivo y de
aprendizaje, siendo el colegio y los profesores un medio para alcanzar sus
objetivos. Los trastornos que se observan frecuentemente en esta temática
tienen relación con adolescentes con secuelas de trastornos de aprendizaje o
déficit atencional, en los que se han generado una serie de frustraciones en
torno al aprendizaje, el vínculo con los docentes y la imagen del colegio como
institución. Por otro lado, cuando los adolescentes tienen frecuentes
experiencias de fracaso y de corrección permanente, o la consecuencia de
que los padres se sienten frustrados por su dificultad, los llevan a desarrollar
rasgos tendientes a la dependencia, necesitan de los padres para estudiar o
trabajar, intentan delegar sus responsabilidades. Y por parte de los padres, se
combina la tendencia a la exigencia exagerada, el control sobre involucrado
sobre el actuar del adolescente y la sobreprotección, generando en el joven
ansiedad, dependencia y desmotivación, y aparentan que no les importan los
malos resultados. Algunos trastornos asociados son oposicionismo, del
desarrollo de la personalidad por dependencia y/o evitación, cuadros
depresivos, ansiosos y trastornos de la conducta disocial.
Otros roles sociales tienen relación con los roles heterosexuales, en los que
el adolescente debe incorporar una serie de funcionamientos asociados con
la aproximación hacia un adolescente del sexo opuesto, mantención de una
relación y desarrollo de distintos niveles de profundidad de la relación. El
intercambio implica asumir de manera definida comportamientos propios del
género, dejando atrás comportamientos infantiles, dependientes, evitativos o
poco definidos. Algunos trastornos asociados son trastorno de la identidad
psicosexual, trastorno por fobia social, personalidad narcisista o
maltratadora.
El proceso de autoconfiguración o desarrollo de la identidad, es uno de los
más centrales dinamismos que se dan en el desarrollo juvenil, porque es el
que instala la imagen de sí mismo, una sensación central de quien se es,
como se es, y cuanto siente que vale. En el desarrollo de la identidad ocurren
una serie de experiencias significativas, como las dinámicas de apego y
afectividad con los padres, el desarrollo de competencias sociales y
académicas, la valoración de otros, etc., que configuran lo que el adolescente
dice, percibe y vivencia de sí mismo como construcción de una identidad
personal que constituye un ser que se es.
Entre los factores que influyen en el normal desarrollo de este proceso se
encuentra la permanente tensión que experimenta el joven entre esencia y
existencia, ya que en distintos ámbitos de la vida debe retomar su capacidad
de adaptación para cumplir con las expectativas y metas sociales y también
ser quien quiere ser. Las dificultades que vienen desde la infancia, como
experiencia de carencias afectivas, también pueden afectar el proceso de
autoafirmación, ya que pueden obstaculizar la identificación positiva del
joven consigo mismo, y de lo que es, en términos de una aceptación personal
que integre su experiencia pasada y presente. Algunos trastornos asociados al
proceso de autoconfiguración y autoafirmación son la personalidad
depresiva, intento de suicidio, trastorno disocial, personalidad dependiente,
trastornos ansiosos y trastorno limítrofe de la personalidad.
Cómo se mencionó anteriormente, los adolescentes experimentan
importantes cambios en su desarrollo cognitivo, social, emocional y físico.
Uno de los procesos críticos que ocurre durante esta etapa, es el de
diferenciación e individuación, que se refiere al proceso por el cual los
jóvenes comienzan a definirse a sí mismos como individuos separados e
independientes de sus padres y de su entorno familiar. La diferenciación
permite al adolescente separar la propia realidad experiencial y vivencial de
los padres, favorece la autoafirmación y le permite al joven por sus propios
recursos en la relación con otros.
Por otro lado, la individuación se relaciona con todos los procesos que llevan
a la persona a aceptarse a sí mismo y asumir su realidad personal a nivel
físico, psicológico, intelectual, familiar, social y cultural. Sin embargo, este
proceso no siempre se desarrolla de manera fluida y puede dar lugar a varios
trastornos. Dificultades para asumir aspectos de la realidad personal dan
cuenta de limitaciones para el logro de la individuación y el logro de la
identidad personal. En este plano se dan dificultades para la aceptación de la
corporalidad, expresadas en diversas maneras, entre las cuales se encuentra
la ansiedad por dismorfofobia, falta de cuidado corporal o conductas que
ponen en riesgo la integridad física. También aparecen dificultades más
generalizadas de aceptación de sí mismo, en trastornos de tipo narcisista. El
proceso de individuación también afecta la posibilidad de desarrollar
compromisos de pareja o vocacionales, ya que cuando no hay individuación
lograda, el joven no puede proyectarse independiente a futuro. Algunas
alteraciones que se pueden observar, son la personalidad dependiente y
evitativa, desarrollos parentofiliales simbióticos que aluden a la fusión
emocional entre padres e hijos y se perciben a sí mismos como una sola
identidad, trastornos ansiosos, personalidad histérica y personalidad
narcisista.
Durante la adolescencia, los jóvenes experimentan cambios significativos en
su psicosexualidad, que es una dimensión de la personalidad que integra de
manera compleja los vínculos con las figuras de apego, la autoimagen física e
identidad personal, la vida impulsiva, la vida social y cultural. Esta es una
etapa en la que se desarrolla la identidad sexual, la atracción hacia los demás
y la exploración de la sexualidad. El desarrollo de una sana psicosexualidad
puede verse afectado en la infancia temprana por pérdidas de figuras de
identificación o de apego, por pérdida real de un progenitor, o en casos en
que hay padre ausente o niños con madres depresivas graves, quienes no
pueden atender las necesidades del bebé. También aparecen dificultades en
casos de dinámicas distorsionadas en el apego a las figuras parentales, ya sea
perdiendo a las figuras de identificación del mismo sexo considerado como
modelo o bien el padre del mismo sexo ejerce una función seductora que
confunde. Las alteraciones en la integración de la corporalidad debilitan la
integración sexual, pudiendo alterar la identidad sexual, las conductas de
género, el sentido de confianza en la propia corporalidad y su capacidad. La
corporalidad en la adolescencia se ve puesta a prueba por los mensajes e
imágenes publicitarios acerca del modelo estético dominante en la cultura
actual. Algunos adolescentes pueden experimentar trastornos en torno a la
integración de su psicosexualidad, lo que puede causarles problemas
emocionales y sociales, entre los trastornos psicosexuales más comunes en
adolescentes se encuentran los trastornos de la identidad sexual,
dismorfofobia y trastornos de alimentación, como la bulimia y anorexia.
Los factores socioculturales pueden influir en el desarrollo de la
psicopatología en los adolescentes de varias maneras. En general, estos
factores tienen un impacto significativo en la forma en la que los
adolescentes experimentan el mundo que los rodea, y pueden influir en su
bienestar emocional y mental. Algunos factores socioculturales que pueden
influir en el desarrollo de la psicopatología de los adolescentes, son la familia,
la cultura, los pares y el contexto educativo.
En relación a la familia, resulta interesante analizar la influencia de la
dinámica familiar, la calidad de las relaciones, el apoyo emocional y la
disciplina en el bienestar emocional y mental del adolescente. Por ejemplo,
los adolescentes que experimentan conflictos familiares intensos, la falta de
apoyo emocional y la exposición a la violencia intrafamiliar tienen mayor
riesgo de desarrollar trastornos de ansiedad y depresión.
La cultura en la que se desarrolla un adolescente puede influir en sus
experiencias y su percepción del mundo. Las diferencias culturales en la
forma en que se percibe la Salud Mental y el tratamiento, pueden influir en la
disposición del adolescente a buscar ayuda y tratamiento.
Las amistades y la presión de grupo pueden tener un impacto significativo en
la Salud Mental del adolescente. Los adolescentes que experimentan rechazo
o bullying por parte de sus compañeros, tienen mayor riesgo de desarrollar
trastornos de ansiedad y depresión.
El contexto educativo es un ambiente en el que los adolescentes pasan una
gran cantidad de tiempo y puede influir en su bienestar emocional y mental.
Las experiencias académicas como el acoso escolar y el fracaso académico
también pueden contribuir al desarrollo de trastornos de ansiedad y
depresión.
La psicopatología adolescente es un campo crítico de la psicopatología clínica
que aborda los trastornos mentales en la adolescencia y es importante
debido a las consecuencias a largo plazo que pueden tener estos problemas
de Salud Mental si no se tratan adecuadamente. Los adolescentes se
enfrentan a una serie de periodos críticos asociados a tareas del desarrollo,
especialmente en el ámbito de las relaciones interpersonales, el aprendizaje y
la construcción de la identidad personal. Para realizar las transiciones propias
de la adolescencia de manera exitosa, deben actualizarse una serie de
competencias esenciales que permitan hacer frente a los obstáculos,
incertidumbres y confusiones que surjan en el proceso de desarrollo. El
apoyo de la familia, agentes formadores y grupos de amigos resultan
fundamentales para generar una base emocional de sustentación para el
abordaje de las transiciones de esta etapa que llevan al crecimiento.
Ps Clínica I J
Clase asincrónica 5: Trastornos del desarrollo

Se espera que los estudiantes logren identificar los diferentes trastornos que
se pueden presentar en el desarrollo de los NNA.
Los trastornos del desarrollo son una serie de dificultades que afectan el
crecimiento y el desarrollo físico, cognitivo, emocional y social de una
persona. Estos trastornos pueden ser causados por una variedad de factores,
como factores genéticos, ambientales y/o una combinación de ambos.
Pueden afectar a una variedad de áreas, como el lenguaje, la comunicación,
el comportamiento, la atención, la coordinación y las habilidades sociales.
Se manifiestan desde la primera o segunda infancia y su expresión va
modificándose de acuerdo con la etapa en que se encuentra el niño, con el
proceso de maduración del sistema nervioso central y con la interacción,
acoplamiento y estimulación del entorno. Tienen un curso estable, no se
observan remisiones o recaídas que tienen muchos trastornos mentales,
tienden a disminuir a medida que el niño va madurando. Sin embargo, los
déficits a menudo continúan en la adultez.
Se presentan con diferentes grados o niveles de discapacidad, variando de
una persona a otra, pero perturbando el curso normal de su desarrollo desde
la niñez. Presentan importantes diferencias en su frecuencia según sexo, ya
que los hombres se ven más afectados en mayor proporción que las mujeres.
La prevalencia varía según el tipo de trastorno.
Estos trastornos se asocian con dificultades en el desarrollo de funciones
relacionadas con la maduración biológica del sistema nervioso central y se
manifiesta en déficits en una o más capacidades para adaptarse en el medio
externo o consigo mismo. Lo más frecuente es que las dificultades en
diferentes áreas del desarrollo tiendan a concurrir y se clasifican de acuerdo
con él o las áreas de la conducta que aparecen más perturbadas, aun cuando
las funciones neurocognitivas que a la base están perturbadas suelen estar
sobrepuestas. Los trastornos del desarrollo son muy heterogéneos en su
presentación clínica, etiológica, respuesta al tratamiento y resultados.
De acuerdo a la clasificación de mayor uso en la actualidad: el DSM V los
clasifica de la siguiente manera:
Discapacidad intelectual (DI) entre ellos se encuentran el retraso global del
desarrollo o retraso psicomotor.
Entre los trastornos de la comunicación se encuentran los trastornos del
lenguaje, trastornos de habla, trastorno de la fluidez de inicio en la infancia y
trastorno de comunicación social.
El trastorno del espectro autista (TEA)
El trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TADAH)
Los trastornos específicos del aprendizaje, con dificultades de la lectura,
dificultad de la escritura, dificultades del cálculo.
Los trastornos del desarrollo motor, entre los que se encuentran el trastorno
del desarrollo de la coordinación, trastorno de movimientos estereotipados,
trastornos de tics, trastorno de Tourette, trastorno de tics transitorio.
En los trastornos del desarrollo hay una alteración inespecífica del sistema
nervioso, con una etiología multifactorial. Los trastornos del desarrollo
pueden tener diversas etiologías, lo que significa que pueden tener diferentes
causas o factores que contribuyen a su aparición. Algunos de los factores que
se han identificado como posibles causas de los trastornos del desarrollo
incluyen: los trastornos del desarrollo pueden ser heredados de padres a
hijos a través de los genes. El hecho de que sean más frecuentes en hombres
que en mujeres y con una historia familiar de trastornos semejantes alude a
su etiología genética, las complicaciones durante el embarazo o el parto,
como infecciones, falta de oxígeno, partos prematuros o el uso de sustancias
durante el embarazo, que pueden aumentar el riesgo de trastornos del
desarrollo.
Entre los factores ambientales que pueden incidir en el desarrollo de estos
trastornos, se encuentra la exposición a sustancias tóxicas, la falta de
estimulación temprana y la nutrición deficiente, que pueden contribuir al
desarrollo de trastornos del desarrollo. Los problemas neurológicos como la
epilepsia, las lesiones cerebrales, los tumores cerebrales y los trastornos
neurológicos pueden aumentar el riesgo de trastornos del desarrollo. Los
niños que experimentan estrés, abuso, negligencia o trauma en el hogar o en
otros entornos pueden estar en mayor riesgo de desarrollar trastornos del
desarrollo.
La comorbilidad se refiere a la presencia de dos o más trastornos en una
misma persona. En el caso de los trastornos del desarrollo, es común que las
personas que tienen un trastorno también presenten otros trastornos o
condiciones médicas. Por ejemplo, los niños con trastornos del espectro
autista a menudo también tienen trastornos de ansiedad, trastornos del
sueño o trastornos gastrointestinales. En personas con trastorno del
desarrollo, la comorbilidad es más bien la regla que la excepción. Las
presentaciones con un diagnóstico único y sin complicaciones son
relativamente raras, por ejemplo, el autismo severo suele presentarse junto
con discapacidad intelectual, déficit atencional y torpeza motora. Las
comorbilidades tienen orígenes diversos, podrían surgir de un riesgo genético
compartido entre un trastorno del desarrollo y una carga genética no
relacionada con el mismo, como sería el trastorno del espectro autista y el
trastorno de déficit atencional e hiperactividad. Podría tratarse de una
manifestación de una etiología común, cómo sería el déficit intelectual y
epilepsia podría ser simplemente una asociación fortuita, como ocurre en la
presencia de tics y diabetes mellitus. Existe una correlación marcada entre
severidad y comorbilidad, es decir, la probabilidad de comorbilidad es mucho
mayor en condiciones más severas. Es reconocido que las comorbilidades
médicas como las psiquiátricas, significan una mayor carga de enfermedad
para la persona, se asocia a mayores demandas de servicio de salud y en
general a peor pronóstico.
Por otra parte, algunos perfiles sintomáticos tendrían resultados
psicopatológicos y funcionales específicos, como la presencia de problemas
conductuales en niños con trastornos de déficit atencional e hiperactividad
asociados a conducta antisocial en la adolescencia o a qué personas con
trastorno del espectro autista cuenten con adecuados recursos cognitivos y
de lenguaje como factor de mejor pronóstico adaptativo. La adecuada
evaluación clínica y la correcta valoración de compromiso en diferentes áreas
de funcionamiento, incluidas las comorbilidades médicas y psiquiátricas
permiten definir apropiadamente la carga de enfermedades de cada
paciente. Así mismo dimensionar la magnitud y especificidad de los
tratamientos que requiere para así tomar decisiones acertadas.
Cómo se ha mencionado, la detección temprana de los trastornos del
desarrollo favorece la rehabilitación, tratamiento oportuno y la evolución de
estos. En este sentido cabe cuestionarse quién o quiénes deberían realizar la
primera detección. Al respecto, los pediatras tienen un rol fundamental, ya
que son profesionales encargados de evaluar el normal desarrollo de los
niños y niñas. Por ende, al detectar alguna anomalía podrían derivar a
especialistas para afinar el diagnóstico y las mejores opciones para intervenir.
Por ello se recomienda aplicar escalas de desarrollo en forma periódica
durante los primeros años de vida, para así detectar posibles desviaciones del
curso normal que podrían alertar de posibles anomalías en el
neurodesarrollo. Se recomienda aplicar escalas del desarrollo psicomotor,
realizar una evaluación de los estilos de vinculación y un tamizaje para
trastornos del espectro autista en caso de sospecha.
El diagnóstico puede requerir exámenes físicos, metabólicos, estudios con
EEG, neuroimágenes, resonancias, estudios neuropsicológicos y
psicopedagógicos, entre otros. El diagnóstico requiere considerar no solo las
posibles causas del trastorno, sino que construir un perfil de las debilidades y
fortalezas del niño o niña, los factores protectores y de riesgo que pueden
favorecer u obstaculizar su evolución. También es necesario considerar el
sistema familiar y escolar, así como los recursos que ofrece la sociedad para la
rehabilitación. Generalmente el diagnóstico de un trastorno del desarrollo
suele conmover a los padres, quienes pasan por un proceso de duelo del hijo
sano, pudiendo pasar por distintas etapas, como la negación y rabia hasta
terminar por aceptar al hijo tal cual es. El proceso de duelo se complejiza aún
más para los padres cuando el hijo no tiene síntomas físicos que den cuenta
de un trastorno, ya que tienden a no renunciar a expectativas idealizadas
para el niño o niña. Además, como los niños van progresando en el proceso
de maduración y rehabilitación, los padres frecuentemente esperan que
pronto sea como un niño normal y al pasar a nuevas etapas del desarrollo y
no poder cumplir con las tareas de la misma, los padres tienen que hacer
nuevamente el duelo y a veces los niños también. En este sentido, el manejo
que tenga el profesional para acompañar a los padres en este proceso de
duelo, será determinante para que los progenitores prontamente acepten el
diagnóstico y se configuren como agentes facilitadores del proceso de
rehabilitación. Asociado con las dificultades para hacer el duelo y asumir la
nueva realidad familiar, es necesario prestar atención a otros signos de
alarma para pesquisarlos a tiempo con el objetivo de que los padres asuman
adecuadamente el tratamiento y los roles parentales: padre periférico,
madre sobreprotectora con falta de diferenciación entre ambos y contagio
emocional. Una madre que renuncia a su vida por la del hijo o una madre
deprimida e irritable. Culpabilizaciones mutuas entre los padres y auto
culpabilización, al igual que las victimizaciones. Descalificación de los
profesionales a cargo y cambio de equipo tratante. Falta de adherencia a las
indicaciones del equipo. Negligencia con los cuidados que requiere el niño o
de otros integrantes de la familia. Malos tratos físicos o psicológicos hacia el
niño.

Los trastornos del desarrollo pueden ser tratados mediante diversas terapias
y enfoques, dependiendo del tipo de trastorno y las necesidades individuales
de la persona afectada. El tratamiento de los trastornos del desarrollo es
multiprofesional y multisistémico, requiere la participación de diferentes
profesionales de la salud según el caso particular y la etapa del desarrollo.
Dentro de estos destaca el rol del médico psiquiatra, neurólogo, terapeuta
ocupacional, fonoaudiólogo, psicopedagogo y psicólogo. Algunos enfoques
comunes incluyen terapia de habla y lenguaje para mejorar la comunicación
y la comprensión del lenguaje, terapia ocupacional para mejorar la capacidad
de realizar tareas cotidianas como vestirse comer y escribir, terapia física para
mejorar la fuerza muscular y la coordinación motora, terapia conductual para
mejorar los comportamientos problemáticos y aumentar las habilidades
sociales y de comunicación, terapia psicológica para abordar problemas
emocionales y de comportamiento subyacentes, como la ansiedad la
depresión o el trastorno del espectro autista. Y en algunos casos de pueden
recetar medicamentos para ayudar a controlar los síntomas del trastorno del
desarrollo, como los medicamentos antipsicóticos para el TEA. En el
tratamiento es ideal que participen todos los sistemas sociales con los que el
niño se relaciona, en especial el contexto escolar y la familia. Ambos pueden
ayudar en la rehabilitación o agravar la evolución. Tanto el contexto escolar
como los padres requieren de psicoeducación para comprender la naturaleza
del trastorno y la relevancia de su participación para apoyar al niño o niña en
su rehabilitación. También hay que considerar que los trastornos del
neurodesarrollo suelen asociarse con dificultades emocionales y sociales en
el niño, lo que hace más difícil su manejo y contención por parte de los
padres y profesores. Por lo que es necesario abordarlo en el proceso de
psicoeducación. Además, las dificultades emocionales que pueden conllevar
el trastorno tanto para la familia, colegio y niño, pueden contribuir a
perturbar el desarrollo de la personalidad, siendo fundamental reconocerlas
y tratarlas.
El pronóstico es variable y depende de la gravedad del trastorno y de lo
oportuno que sean las intervenciones. Mientras más temprana e intensiva
sea la intervención, más se favorece a la evolución del cuadro.
Los trastornos del desarrollo son dificultades que afectan el crecimiento y
desarrollo físico, mental y emocional de los niños y adolescentes. Estos
trastornos pueden afectar a una variedad de áreas como el lenguaje, la
comunicación, el comportamiento, la atención, la coordinación y las
habilidades sociales. Los trastornos del desarrollo son inherentemente
multicausales y si bien tienen un sustrato biológico importante, se producen
como resultado de una compleja interacción de factores genéticos y
ambientales. Es importante detectar y tratar estos trastornos lo antes posible,
ya que pueden tener un impacto significativo en la vida del niño y en su
capacidad para alcanzar su máximo potencial. Con el tratamiento y el apoyo
adecuados, muchas personas con trastornos del desarrollo pueden llevar una
vida plena y satisfactoria
Clínica IJ
Clase Asincrónica 8
Hola bienvenidos y bienvenidas a la sesión tea y sus trastornos del lenguaje
de la asignatura psicología clínica infanto juvenil en esta video clase Se
revisará una introducción al trastorno del espectro autista y también a los
trastornos del habla lenguaje y comunicación se revisará en detalle el
trastorno del espectro autista su diagnóstico el diagnóstico diferencial la
severidad y el tratamiento del mismo por otro lado también se revisarán los
trastornos del habla lenguaje y comunicación analizando en detalle los
trastornos de la comunicación los trastornos de la comunicación social y los
trastornos del lenguaje adquiridos para finalizar con un resumen de la sesión
en esta video clase Se espera Describir el trastorno del espectro autista
considerando sus características desde una mirada comprensiva también se
espera describir los trastornos del habla lenguaje y comunicación
categorizando sus trastornos el trastorno del espectro autista es una
condición neurológica que se caracteriza por una alteración en el desarrollo
de habilidades sociales comunicativas y conductuales el trastorno del
espectro autista afecta a personas de todas las edades razas géneros y clases
sociales se estima que alrededor de uno de cada 78 niños en todo el mundo
es diagnosticado con trastorno del espectro autista el tea se presenta en
diferentes grados y se manifiesta de forma única en cada persona afectada
por otro lado los trastornos del habla lenguaje y comunicación son
condiciones que afectan la capacidad de una persona para comunicarse de
manera efectiva estos trastornos pueden manifestarse en diferentes formas
desde dificultades para hablar o pronunciar palabras correctamente hasta
problemas para comprender el lenguaje o para utilizarlo de manera
coherente y adecuada en diferentes situaciones los trastornos del habla se
refieren a difi cultades en la producción de sonidos del Habla lo que puede
dificultar la comprensión por parte de los demás por otro lado los trastornos
del lenguaje afectan la comprensión y expresión del lenguaje lo que puede
interferir con la capacidad de la persona para leer escribir y comunicarse de
manera efectiva por último los trastornos de la comunicación se refieren a
dificultades en la interacción social y la comprensión de las reglas sociales de
la comunicación tanto el trastorno del espectro autista como los trastornos
del habla lenguaje y comunicación comparten algunas características más no
son iguales por lo que se hace indispensable tener Claridad de
especificaciones sobre todo al momento de realizar un diagnóstico en la
población infanto juvenil el trastorno del espectro autista es un conjunto de
condiciones neurológicas y del desarrollo que afectan la capacidad de una
persona para comunicarse e interactuar socialmente este trastorno se
considera un trastorno del neurodesarrollo lo que significa que se desarrolla
en la infancia y afecta el desarrollo del cerebro y del sistema nervioso aunque
se desconoce la causa exacta del trastorno del espectro autista la casa
Picos y ambientales se trata de un trastorno de alta prevalencia e incidencia
según la Organización Mundial de la Salud la tendencia mundial es de uno en
cada ciento la categoría del trastorno del espectro autista utilizada en la
última versión del manual diagnóstico y estadístico de enfermedades
mentales en su quinta edición incluye varias condiciones previamente
conocidas como trastorno autista trastorno generalizado del desarrollo no
especificado y trastorno de Asperger En el entendido que estos cuadros
corresponden a variaciones de los mismos déficits centrales siendo todos
expresiones clínicas del mismo espectro de psicopatología El trastorno del
espectro autista se caracteriza por una amplia gama de síntomas y
manifestaciones que varían de una persona a otra algunos de los síntomas
más comunes se describen a continuación las personas con trastorno del
espectro autista pueden tener problemas para entender y usar el lenguaje así
como para interpretar y responder a las señales sociales y emocionales de los
demás por ejemplo pueden presentar anomalías en el contacto visual y o
lenguaje corporal falla en la comprensión y uso de gestos falta total de
expresión facial y comunicación no verbal otra sintomatología presente se
asocia a las dificultades en la interacción social en este sentido las personas
con este trastorno pueden tener dificultades para establecer y mantener
relaciones sociales y pueden tener problemas para entender y responder
adecuadamente a las normas sociales y a las señales no verbales lo que se ve
reflejado en dificultades para ajustar la conducta a distintos contextos
sociales dificultades para hacer amigos o ausencia total de interés por otras
personas en relación a los patrones de comportamiento repetitivos o
restrictivos las personas con trastorno del espectro autista pueden tener
intereses obsesivos y limitados y pueden tener problemas para adaptarse a
los cambios en su entorno también pueden presentar movimientos utilización
de objetos o habla estereotipada como estereotipias motoras simples
alineación de los juguetes o cambio de lugar de los objetos ecolalia o frases
idiosincrásicas también se observa en asistencia de la monotonía excesiva
inflexibilidad de rutinas sen eres inabitual por aspecto sensoriales del
entorno por ejemplo fascinación visual por luces o movimientos el
diagnóstico del trastorno del espectro autista implica una evaluación
exhaustiva y multidisciplinaria de la persona que incluye una revisión
detallada del historial médico y del desarrollo así como la observación directa
de la conducta y la realización de pruebas estandarizadas el diagnóstico
temprano de este trastorno es importante para poder intervenir y
proporcionar el apoyo necesario en el momento adecuado el proceso de
diagnóstico del trastorno del espectro autista puede comenzar en cualquier
etapa de la vida pero es más comúnmente diagnosticado en la infancia los
síntomas del trastorno del espectro autista pueden ser evidentes a partir de
los 18 meses y muchos niños son diagnosticados alrededor de los 3 años de
edad sin embargo también es posible que el trastorno del espectro autista no
se diagnostique Hasta más tarde en la vida especialmente en Casos menos
graves o cuando hay otros trastornos que dificultan el diagnóstico una
evaluación del trastorno del espectro autista debe ser realizada por un
equipo multidisciplinario que incluya distintos profesionales de la salud como
neurólogos psicólogos y terapeutas ocupacionales la evaluación debe incluir
una revisión detallada del historial médico y del desarrollo incluyendo la
recopilación de información de los padres cuidadores y profesores también se
debe realizar una evaluación de las habilidades de comunicación y
socialización el comportamiento repetitivo o restringido y la capacidad para la
atención y la concentración las pruebas estandarizadas que se utilizan
frecuentemente para evaluar El trastorno del espectro autista incluyen la
escala de autismo infantil y la escala de observación para el diagnóstico del
autismo estas pruebas evalúan habilidades como la comunicación la
integración social y la conducta repetitiva y restrictiva y proporcionan una
puntuación que ayuda en el diagnóstico del trastorno del espectro autista
además de la evaluación multidisciplinaria y las pruebas estandarizadas
también se pueden realizar otros exámenes para ayudar en el diagnóstico de
este trastorno estos pueden incluir una evaluación auditiva y visual
evaluación del lenguaje y del habla pruebas neurológicas y pruebas genéticas
para el diagnóstico se debe especificar Si el trastorno del espectro se
acompaña o no de déficit intelectual se acompaña o no de un deterioro del
lenguaje se asocia con una condición médica o genética o con un factor
ambiental conocido se asocia con otro trastorno del neurodesarrollo mental o
del comportamiento Con catatoria es importante recordar que el diagnóstico
de este trastorno es un proceso complejo y que cada persona es única no
todas las personas con trastorno del espectro autista tendrán los mismos
síntomas o necesidades de tratamiento de esta manera el adecuado
diagnóstico del trastorno del espectro autista es el resultado de la integración
de toda la información obtenida de la historia clínica familiar psicosocial
evaluación de las áreas de desarrollo y estudios complementarios un
trastorno del espectro autista puede asociarse a distintas comorbilidades a
continuación Se revisan algunas de ellas y las diferencias que tienen con el
trastorno del espectro autista la discapacidad intelectual se caracteriza por un
funcionamiento cognitivo significativamente por debajo de la media los niños
con discapacidad intelectual pueden presentar dificultades para comunicarse
interactuar socialmente y realizar actividades cotidianas pero no suelen
Mostrar los patrones de comportamiento repetitivo e inflexible asociados con
el tea el déficit sensorial está referido especialmente a sorderas e hipoacusia
severas a diferencia de los niños con trastorno del espectro autista estos
pacientes muestran intención comunicativa y manifiestan reciprocidad en las
relaciones sociales los trastornos severos del lenguaje tanto expresivos como
comprensivos puede manifestarse con conductas autistas principalmente
antes de los 5 años sin embargo los la comunicación social al igual que el
trastorno del espectro autista se caracteriza por dificultades persistentes en
el uso de la comunicación verbal y no verbal no obstante se distingue del
trastorno del espectro autista por la ausencia de patrones de conducta
intereses o actividades restringidas y repetitivas por otro lado el trastorno de
personalidad esquizotípico también tiende a confundirse con el trastorno del
espectro autista sin embargo este trastorno presenta ausencia de tópicos
restringidos y en general las experiencias perceptuales e ideas inusuales son
características permanentes a diferencia del trastorno del espectro autista en
que varían en relación a la severidad del trastorno del espectro autista el
manual diagnóstico y estadístico de enfermedades mentales en su quinta
edición establece tres niveles de severidad del trastorno del espectro autista
nivel 1 requiere de apoyo sin apoyo las dificultades de comunicación social
causan alteraciones evidentes muestra dificultades iniciando interacciones
sociales y ofrece ejemplos claros de respuestas atípicas o fallidas a las
aperturas sociales de otros puede parecer que su interés por interactuar
socialmente está disminuido la inflexibilidad del comportamiento causa una
interferencia significativa en el funcionamiento en uno o más contextos los
problemas de organización y planificación obstaculizan la independencia nivel
2 requiere un apoyo sustancial se caracteriza por déficit marcados en
habilidades de comunicación social verbal y no verbal los déficits sociales son
aparentes incluso con apoyos inicia un número limitado de interacciones
sociales y responden de manera atípica o reducida a los intentos de relación
de otros el comportamiento inflexible las dificultades para afrontar el cambio
u otras conductas restringidas repetitivas aparecen con la frecuencia
suficiente como para ser obvios a un observador no entrenado e interfiere
con el funcionamiento en una variedad de contextos Gran malestar o
dificultad al cambiar el foco de interés o la conducta nivel 3 requiere apoyo
muy sustancial los niños presentan déficit severos en habilidades de
comunicación social verbal y no verbal que causan alteraciones severas en el
funcionamiento inicia muy pocas interacciones Y responde mínimamente a
los intentos de relación de otros la inflexibilidad del comportamiento la
extrema dificultad afrontando cambios u otros comportamientos restringidos
repetitivos interfieren marcadamente en el funcionamiento en todas las
esferas gran malestar o dificultad al cambiar el foco de interés o la conducta
en relación al tratamiento del trastorno del espectro autista es importante
señalar que actualmente no hay ningún tratamiento biológico o psicosocial
curativo ya que es una condición Crónica y requiere un abordaje
multidisciplinario e integrado en términos generales el tratamiento del
trastorno del espectro autista se centra en ayudar a las personas a mejorar
sus habilidades de comunicación y de interacción social y en producir
estrategias para manejar los comportamientos repetitivos o restrictivos los
tratamientos pueden incluir terapia del habla terapia ocupacional terapia
conductual y psicoterapia los niños con trastornos del espectro autista tienen
diferentes grados de impedimento social y conductual por lo que el manejo
debe ser individualizado a la edad y necesidad específica de cada niño y estar
enfocado en hacer uso de las fortalezas del niño para abordar sus debilidades
los objetivos centrales del tratamiento son maximizar el funcionamiento
avanzar con el niño hacia la independencia y mejorar la calidad de vida del
niño y su familia los objetivos específicos se basan en el abordaje de los
déficits centrales de los trastornos del espectro autista que incluyen mejorar
el funcionamiento social y de interacción junto con habilidades de juego
mejorar habilidades comunicacionales mejorar habilidades de adaptación
disminuir la conducta negativa o no funcional y promover habilidades
cognitivas y funcionamiento académico para la mayoría de los niños el mayor
recurso para una intervención eficaz lo constituye la familia o el sistema
educacional de hecho niveles elevados de estrés parental pueden afectar o
impedir la efectividad de las intervenciones por lo que se sugiere iniciar el
tratamiento con un proceso educativo que apoya a los padres en sus propios
procesos psicológicos y facilite la aceptación del diagnóstico en un contexto
de Alianza terapéutica Una vez que se consigue de acuerdo al perfil del
desarrollo y psicopatología del niño que permita mejorar su funcionamiento
general y de adaptación a las actividades de la vida cotidiana el tratamiento
farmacológico se utiliza para atenuar la sintomatología y mejorar el
funcionamiento del niño y su habilidad para participar de las intervenciones
educacionales conductuales y o psicosociales los síntomas comorvidos que
con mayor frecuencia se benefician del uso de fármacoterapia son las
dificultades atencionales hiperactividad impulsividad y agresividad
alteraciones anímicas tic trastornos del sueño los fármacos más utilizados
para ello son los antipsicóticos atípicos como la risperidona y los inhibidores
selectivos de recaptura de serotonina como el metilfenidato finalmente es
importante considerar que la intervención temprana es esencial para mejorar
los resultados a largo plazo para las personas con este trastorno a
continuación se revisarán los trastornos del habla lenguaje y comunicación
estos trastornos son condiciones que afectan la capacidad de una persona
para comunicarse de manera efectiva entre los trastornos de la comunicación
se encuentran los trastornos del habla que son aquellas alteraciones que
afectan la producción de los sonidos del Habla por ejemplo la dislalia que se
caracteriza por la dificultad para pronunciar algunos sonidos o la tartamudez
que implica interrupciones involuntarias en el flujo del Habla por otro lado los
trastornos del lenguaje son alteraciones que afectan la comprensión o el uso
del lenguaje estos trastornos pueden ser expresivos lo que significa que el
niño tiene dificultades para expresarse de manera efectiva o pueden ser
expresivos receptivos lo que significa que el niño tiene dificultades para
entender lo que se le dice los trastornos de la comunicación social son
aquellos que afectan la capacidad de una persona para interactuar
socialmente y para comunicarse de manera efectiva y entre los trastornos del
lenguaje adquiridos la afasia es la manifestación más común que se produce
después de una lesión cerebral y puede afectar la capacidad de una persona
para hablar leer escribir o comprender el lenguaje para analizar de manera
detallada los trastornos de la comunicación es necesario hacer una distinción
entre los trastornos del habla y los trastornos del desarrollo del lenguaje los
trastornos del habla son dificultades en entre los trastornos del habla se
encuentran los trastornos de la articulación y los trastornos de la fluidez Por
otra parte los trastornos del desarrollo del lenguaje se caracterizan por una
anormal adquisición comprensión o expresión del lenguaje hablado o escrito
se refieren a los llamados trastornos específicos del lenguaje pero dado que
la mayoría otros dominios Aunque más leves sea considerado más apropiado
llamarlos trastornos del desarrollo del lenguaje de hecho el manual
diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales en su quinta edición no
hace diferencia entre los subtipos de trastornos del desarrollo del lenguaje ni
niveles de severidad no obstante diversos autores plantean que es posible
distinguir dos cuadros principales que presentan distintas características
entre los trastornos de la comunicación se encuentran los trastornos del
habla que son un conjunto de alteraciones que afectan a la capacidad del
individuo para comunicarse a través del lenguaje oral estos trastornos
pueden tener diferentes causas y manifestaciones y pueden afectar tanto a
niños como a adultos en el caso del desarrollo de los niños los trastornos más
relevantes son el trastorno de la articulación y el trastorno de la fluidez El
trastorno de articulación se caracteriza por dificultades para producir los
sonidos del habla de manera clara y precisa lo que puede dificultar la
comprensión de lo que se dice el trastorno de la articulación puede tener
diversas causas como problemas neurológicos trastornos del desarrollo del
habla y del lenguaje lesiones en la boca o en las cuerdas vocales entre otros
el tratamiento del trastorno de la articulación es efectuado por un
fonoaudiólogo y puede incluir chicas o dispositivos de asistencia vocal el tra
influencias en el habla como repeticiones de sonidos palabras o frases
prolongaciones de sonidos bloqueos en el habla y pausas inusuales este
trastorno también se conoce como tartamudez y puede afectar la fluidez con
su capacidad para comunicarse de manera puede ser leve o grave y puede
empeorar en situaciones de estrés o ansiedad El trastorno de la fluidez puede
ser tratado a través de terapia del habla que puede incluir técnicas para
mejorar la respiración el ritmo del habla la relajación y la conciencia de la
propia voz además pueden utilizarse técnicas para reducir la ansiedad y el
estrés que puedan empeorar la tartamudez los trastornos del desarrollo del
lenguaje son un conjunto de dificultades que afectan la capacidad de una
persona para adquirir comprender y la efectiva estos trastornos pueden ser
causados por diversas razones como problemas neurológicos genéticos o
ambientales los trastornos del desarrollo del lenguaje son uno de los
trastornos de la comunicación oral más frecuentes en niños preescolares con
prevalencias estimadas del 4% en Chile en los niños entre los 3 y 7 años se
presenta con mayor frecuencia en varones a continuación se revisarán los
trastornos del desarrollo del lenguaje más comunes los síntomas sus causas y
tratamientos el trastorno específico del lenguaje expresivo se caracteriza por
la dificultad para expresarse de manera adecuada y efectiva mediante el
lenguaje hablado o escrito los niños con este trastorno pueden tener
problemas para formar oraciones coherentes utilizar el vocabulario adecuado
y estructurar su discurso de manera apropiada las causas del trastorno del
lenguaje expresivo pueden ser genéticas o ambientales como la exposición a
sustancias tóxicas durante el embarazo o el parto prematuro El trastorno
específico del lenguaje expresivo receptivo se caracteriza por la dificultad
para comprender el lenguaje hablado o escrito de manera efectiva los niños
con trastorno del lenguaje receptivo pueden tener problemas para entender
el significado de las palabras seguir instrucciones comprender el lenguaje
figurativo y entender las relaciones espaciales las causas del trastorno del
lenguaje expresivo o receptivo pueden ser genéticas o ambientales como la
falta de estimulación del lenguaje Durante los primeros años de vida en
relación al tratamiento de los trastornos anteriormente descritos este debe
ser realizado en primera instancia por un profesional de la fonoaudiología en
distintas dimensiones como la fonoaudiológica léxica morfocintaxis y del
discurso por otro lado de acuerdo a la evaluación clínica se decidirá si es
necesaria la derivación a terapia ocupacional según el perfil psicomotor y
sensorial del Niño los niños con trastornos del lenguaje suelen tener
dificultades en los aprendizajes escolares por lo que necesitan un apoyo
psicopedagógico otras evaluaciones necesarias pueden ser de
otorrinolaringología en el caso de la audición psicología cuando se requiere
profundizar en evaluación cognitiva evaluación del funcionamiento y apoyo
Familiar o tratamiento de sintomatología emocional El trastorno de la
comunicación Social es un trastorno del neurodesarrollo que se caracteriza
por dificultades persistentes en la comunicación social y la interacción social
en diversos contextos como en las relaciones sociales la comunicación no
verbal y la capacidad para adaptarse a diferentes situaciones sociales los
síntomas del trastorno de la comunicación social pueden incluir dificultades
para mantener una conversación problemas para comprender las normas
sociales implícitas dificultades para entender y utilizar adecuadamente el
lenguaje corporal el tono de voz y las expresiones faciales dificultades para
compartir intereses y emociones con los demás intereses sociales limitados o
infrecuentes evitar o Mostrar poco interés en las interacciones sociales estas
dificultades suelen interferir en el desempeño académico y en las relaciones
interpersonales para recibir el diagnóstico de trastornos de la comunicación
social las dificultades en la comunicación social deben estar presentes desde
la infancia y no deben ser explicadas por otras condiciones como trastornos
del espectro autista o trastornos del lenguaje en este sentido a diferencia del
trastorno del espectro autista los trastornos de la comunicación social no
presentan un patrón restrictivo y repetitivo de comportamiento intereses o
actividades el tratamiento del trastorno de la comunicación social puede
incluir terapia de habla y lenguaje terapia cognitivo conductual y terapia
ocupacional estos tratamientos pueden ayudar a mejorar la comunicación
social la comprensión de las normas sociales y la adaptación a diferentes
situaciones sociales se puede realizar en intervenciones individuales y
grupales dirigidas especialmente por fonoaudiólogos y terapeutas
ocupacionales y con la participación activa de los padres o adultos que
interactúan con el niño a los que se les deben dar orientaciones especiales
para mejorar las herramientas de interacción con el niño Especialmente con
base en el juego se puede asociar con un compromiso de los procesos
cognitivos los síntomas incluyen dificultad para hablar comprender el
lenguaje y expresarse verbalmente en el caso de los niños se compromete el
desarrollo posterior del lenguaje la afasia puede tener dos manifestaciones
Por una parte la fascia infantil por lesión hemisférica izquierda que es un
trastorno del lenguaje y que se produce en niños debido a una lesión en el
hemisferio izquierdo del cerebro del hemisferio izquierdo del cerebro es
responsable de muchas de las funciones del lenguaje como la producción y
comprensión del lenguaje cuando se produce una lesión en esta área del
cerebro puede haber dificultades para producir y comprender el lenguaje los
síntomas pueden variar dependiendo del niño y la gravedad de la lesión
algunos niños pueden tener dificultades para producir palabras y frases
completas mientras que otros pueden tener dificultades para comprender el
lenguaje hablado o escrito también pueden tener dificultades para leer y
escribir es importante destacar que los niños con afasia infantil por lesión
hemisférica izquierda pueden tener diferentes grados de recuperación del
lenguaje y el tratamiento temprano y la terapia del habla pueden ser muy
útiles para mejorar la comunicación y el desarrollo del lenguaje en estos
niños por otro lado la fascia adquirida con epilepsia también conocida como
síndrome de Landa clefne es un trastorno neurológico poco común que
afecta el lenguaje en los niños se caracteriza por la pérdida o deterioro del
lenguaje que se produce de forma repentina o gradual en niños que tenían
un desarrollo normal del habla y del lenguaje este síndrome se produce como
resultado de la actividad epiléptica en el cerebro que afecta a las áreas que
controlan el lenguaje y el habla los síntomas pueden incluir dificultad para
hablar problemas para comprender el lenguaje hablado o escrito y en
algunos casos convulsiones el síndrome de Landa se diagnostica mediante la
evaluación de los síntomas y la realización de pruebas neurológicas y de
imágenes cerebrales el tratamiento puede incluir terapia del habla y lenguaje
medicamentos antiepilépticos y terapia conductual El trastorno del espectro
autista es una condición neurológica y del desarrollo que afecta la
comunicación la interacción social y el comportamiento de una persona se
cree que es el resultado de una combinación de factores genéticos y
ambientales el diagnóstico temprano y el tratamiento adecuado son
fundamentales para ayudar a las personas con trastorno del espectro autista
a desarrollar sus habilidades Y lograr una vida plena y satisfactoria por otra
parte los trastornos del habla lenguaje y comunicación son condiciones que
dificultan la capacidad de una persona para comunicarse de manera efectiva
estos trastornos pueden manifestarse en diferentes formas incluyendo
dificultades en la pronunciación de sonidos pesar pensamientos e ideas de
manera clara y efectiva o problemas en la interacción social y la comunicación
no verbal estos trastornos pueden tener diferentes causas incluyendo
factores genéticos lesiones cerebrales trastornos neurológicos o ambientales
y pueden afectar la calidad de vida y el bienestar emocional y social de las
personas que los padecen sí pero a mí no me gusta no quiero manejar

Diagnóstico Clínico II Podcast clase 8


Narcisismo – rasgo de personalidad o psicopatológico?
Un elemento muy importante en la evaluación psicológica: la persona de la
evaluadora o evaluador. Generalmente cuando nos formamos como
psicodiagnosticadores, enfocamos nuestro esfuerzo en aprender indicadores,
técnicas de evaluación, autores, etcétera. Sin embargo, un componente muy
importante del éxito del proceso psicodiagnóstico tiene relación con la
persona que ejecuta dicho proceso. Pero cuál es la relevancia que tiene el
factor humano en la evaluación psicológica considerando que somos los que
interpretamos las pruebas, especialmente las pruebas proyectivas? Es
importante tener en cuenta que nuestros propios sesgos pueden generar
errores a la hora de comprender un caso y de diagnosticar a un paciente.
Uno de los principales errores que cometemos como evaluadores es confiar
demasiado en nuestras habilidades Y la verdad es que eso se acerca mucho a
lo que hemos llamado narcisismo. Trabajar el propio narcisismo es una tarea
esencial para cualquier profesional, pero especialmente en nuestra área de
Salud Mental. Algunos errores típicos que cometemos por no trabajar
nuestro narcisismo son los siguientes:
Creer que me lo sé todo: la verdad es que incluso los profesionales expertos
cometen errores y necesitan ayuda. La experiencia que se gana con los años
ayuda a que se disminuya la tasa de incidencia en errores y claramente uno
está más preparado para enfrentar diversos casos. Los profesionales se han
encontrado en el pasado con situaciones similares y eso permite reconocer
más rápidamente los rasgos de un trastorno, pero es importante reconocer
que nadie sabe todo. Cómo resolver esto? enfrentar el caso como un caso
completamente nuevo desde el inicio, ser curiosos y curiosas respecto de
todos los detalles del paciente, nos ubica en una posición de no saber qué
mantiene nuestra mente abierta y atenta a todo lo que el paciente
comunique, sin etiquetar la información previamente. Esto nos permite hacer
preguntas amplias que van poco a poco sumergiéndose en detalles, que
enriquecen nuestro conocimiento del paciente. Estudiar constantemente es
una actividad que todo profesional debiera incorporar en su formación
continua, actualizar el conocimiento, leer nuevos artículos de las áreas en las
que trabajamos, asistir a congresos, seminarios, charlas o clases magistrales
de profesores nacionales y extranjeros. Hoy en día tenemos acceso a
plataformas como YouTube, que nos acercan mucho más a ciertos autores y
podemos encontrar entrevistas o exposiciones si sabemos buscar bien.
Otro error típico: creer que porque estudié psicología tengo una habilidad
distinta para leer a las personas. En mi experiencia como docente he
observado muchas veces a estudiantes que se sienten especiales por estudiar
psicología, como si eso los habitara a estar en un lugar más elevado en la
sociedad. Claramente se trata de un rasgo narcisista que a veces es más
burdo y se nota más, pero otras veces convive con racionalizaciones respecto
de nuestra labor en el campo de la Salud Mental. Una profesora una vez me
dijo que nosotros los psicólogos éramos expertos en psicología, pero que los
pacientes eran expertos en su historia y eso tiene un valor. Hay que escuchar
a los pacientes, sus historias, lo que dicen y lo que no dicen, sus dudas y
conflictos, ahí está la clave para comprender lo que ocurre y apoyarlos en sus
procesos. Debemos trabajar nuestros propios conflictos en un espacio de
psicoterapia personal, que nos permita explorar nuestra personalidad,
nuestra historia y nuestra actualidad, con el fin de disminuir lo más posible
aquello que a veces llamamos “puntos ciegos”. El mismo hecho de ir a
psicoterapia y tomar esa decisión es un avance en contra del narcisismo,
reconociendo nuestros errores y la posibilidad de cometerlos
constantemente. Estos espacios son también muy didácticos y nos ayudan a
pensar en nuestra práctica clínica, en el trabajo con otros que se hace a través
de la persona del terapeuta. En la evaluación psicológica, el trabajo personal
junto a la supervisión y el estudio teórico personal configuran una triada que
nos protege y cautela la realización de un trabajo ético y de calidad.
En resumen, el narcisismo es parte de la personalidad de todos. Debemos
reconocer esos rasgos cuando aparecen en las relaciones interpersonales y en
especial cuando se trata de la relación evaluador y evaluada.
Según la investigación de Arias y Campo (2019), el sexo/género es un
mediador sociocultural que establece valores, ideales y modalidades de
estructuración del narcisismo que son diferentes para hombres y mujeres en
cuanto a cómo éstos subjetivizan los mandatos de género. Esto es evidente
en los resultados, ya que la mayoría de los varones entrevistados expresaron
un discurso machista al naturalizar la masculinidad hegemónica, en la que
resalta la necesidad de autonomía, dominio, control, potencia sexual y el
estereotipo del varón proveedor. Si no pueden cumplir el rol de proveedores,
se daña su autoestima y se generan sentimientos relacionados con la
disminución de su potencia y virilidad, así como la percepción de adquirir una
posición femenina u homosexual. Reafirman su masculinidad desde una
posición de poder y razón, teniendo la sensación de omnipotencia, en la que
se niega el reconocimiento de la dependencia afectiva necesaria para el
desarrollo mental, así como la vergüenza a expresar sentimientos de ternura,
considerados como femeninos y por tanto inferiores. Se detectó también falta
de corresponsabilidad en las labores domésticas, ausencia de valores
relacionados con la consideración de los demás como iguales, por ejemplo:
poca importancia dada a los deseos de la pareja, hijos, colegas. Además, el
autocontrol de la hostilidad y el evitar conflictos afectivos se han asumido
como valores propios de la masculinidad.
La relación entre machismo y clasismo es consistente con lo visto en clases,
sobre los rasgos de personalidad narcisista asociados a rasgos de
grandiosidad, sentimientos de superioridad, egocentrismo, necesidad de
admiración, falta de empatía y arrogancia que, si bien no imperan en la
personalidad, se acentúan en ciertos momentos. Además, las personas
narcisistas muestran abuso hacia los demás, infravaloran a otros mostrándose
no dependientes de ellos, son incapaces de comprometerse ni de compartir
objetivos y propósitos comunes. (Kernberg, 1979).
Con respecto a mi opinión sobre el machismo en Chile, si bien no considero
que hay machismo en mi entorno cercano, sí creo que la cultura chilena - y la
latinoamericana- es bastante machista. Aunque al igual que en el estudio de
Arias y Campo (2019), pienso que en Chile se pueden apreciar cambios y
reflexiones incipientes sobre el ideal hegemónico y el rol de ambos géneros
(sobre todo en las generaciones jóvenes), pero creo que el peso de la cultura
y la sociabilización temprana en el mantenimiento del machismo aún es muy
evidente. Por ejemplo, existe sexismo, descalificación de las mujeres, un
estereotipo de las actitudes, comportamiento e incluso de la apariencia física
propios de lo femenino y de la mujer, expectativas de los roles que la mujer
debe cumplir (ej. rol en la crianza de los hijos), etc., muchas veces reforzados
por la publicidad. Además, la brecha salarial a favor de los hombres sigue
existiendo, así como una segregación laboral entre géneros que perpetúan la
asimetría de poder a favor del hombre. Pienso que la cantidad de femicidios y
violencia de género hacia la mujer son también expresión de machismo y
narcisismo.

Referencias
Arias, S. & Campo, C. (2019). Un análisis de la relación entre el narcisismo y los ideales
femeninos y masculinos desde el psicoanálisis con perspectiva de género. XI Congreso
Internacional de Investigación y Práctica Profesional en Psicología. XXVI Jornadas de
Investigación. XV Encuentro de Investigadores en Psicología del MERCOSUR. I Encuentro de
Investigación de Terapia Ocupacional. I Encuentro de Musicoterapia. Universidad de
Buenos Aires.
Kernberg, O. (1979). Desórdenes fronterizos y narcisismo patológico. Paidós.
Diagnóstico Clínico II – Clase asincrónica 9
Perversión como concepto, como desviación sexual y como estructura de la
personalidad.
Resultado de aprendizaje de la sesión es distinguir las manifestaciones de la perversión y
sus características clínicas e indicadores en el test de Rorschach.
Algunas nociones básicas de perversión. En el diccionario, perverso es aquel depravado
en las costumbres, y a la perversidad se la define como: perturbar el orden o enviciar el
estado de las cosas.
Perversión proviene del latín pervertere, volcar, invertir o dar vuelta. Es un término que
históricamente fue utilizado por la psiquiatría clínica y por la psicopatología para designar
un comportamiento o un conjunto de prácticas sexuales que no se ajustan a las
definiciones socialmente aceptadas. Nace de la psiquiatría para referirse a una conducta
sexual desviada o anormal, desde el psicoanálisis el concepto es diferente y ha
evolucionado con el tiempo. Por ejemplo, aquí tenemos una cita de Raquel a Planche
respecto a la perversión comprendida desde el psicoanálisis: “cuando el orgasmo se
obtiene con otros objetos sexuales o por medio de otras zonas corporales, cuando el
orgasmo se subordina imperiosamente a ciertas condiciones extrínsecas o cuando estas
por sí solas proporcionan placer sexual”. Claramente debemos comprender esta
declaración en su contexto histórico. Hoy en día comprendemos a la satisfacción sexual de
una manera más amplia, más allá de las prácticas sexuales específicas, por lo tanto, es
importante pensar que lo perverso se relaciona a la manera en que se utiliza a otro para
lograr esta satisfacción sexual. Mientras la sexualidad se considere bajo la apariencia de
una práctica única y programada entre seres humanos determinados, es fácil establecer
que lo que se desvía es perverso. Si bien el término psicoanalítico Igualmente refiere a una
desviación de las preferencias sexuales respecto de la norma establecida, está desprovisto
en la obra freudiana de connotación ofensiva o juicios valóricos, especialmente a partir de
la publicación de 1905 de “tres ensayos sobre teoría sexual”. Respecto a lo anterior, se
hace entonces necesario realizar una diferenciación que aparece en el discurso
psicoanalítico en torno al concepto, ya que puede ser entendido de dos maneras
diferentes: la perversión sexual y la estructura perversa.
La estructura perversa hace referencia a la estructura psíquica de un sujeto e implica un
conjunto dinámico de rasgos de carácter, donde la transgresión articula el vínculo con los
demás.
La perversión hace referencia a la sexualidad humana, la cual tiene a su vez un carácter
perverso, es decir, toda la sexualidad humana, incluso la que denominamos normal,
también contiene toda una serie de comportamientos de carácter perverso, que se
denominan en el lenguaje psicoanalítico rasgos perversos o rasgos de perversión. El
psicoanálisis y más particularmente con Freud, la perversión como concepto alude a la
alteración en:
La elección del objeto (objeto normal = humano de sexo opuesto)
La meta de la sexualidad (meta normal = el coito)
Es muy distinto entonces que un sujeto sea un verdadero perverso, a que un sujeto
neurótico tenga en su sexualidad un rasgo de perversión. Es importante tener claro todo
lo relacionado con la sexualidad humana, ya que es posible afirmar que cada una de las
estructuras de personalidad son formas de organizar la sexualidad. También se podría
decir que son formas de respuesta a la historia sexual infantil del sujeto, historia que se
desenvuelve en lo que Freud denomina el complejo de Edipo y su núcleo central, el
complejo de castración.
Freud entiende que la perversión está relacionada con la dirección, el objeto y con el fin de
la pulsión sexual. Pulsión: energía psíquica de la especie humana, que tiene su origen en
una excitación interna sentida como tensión corporal y que tiene un único fin: eliminar el
estado de tensión, Nirvana, por lo tanto, para Freud la pulsión tiene dos componentes: un
objeto (elemento en el que se fija la energía psíquica) y un fin (descarga, satisfacción,
equilibrio) de allí postula dos clases de perversión. En primer lugar las perversiones de
objeto, cuya fijación se realizará en un solo objeto de deseo, con el que se obtiene placer
sexual, por ejemplo, cuando el objeto de deseo es humano, podría ser pedofilia
autoerotismo, incesto, etcétera, o cuando el objeto de deseo no es humano, podría
denominarse fetichismo, zoofilia, etcétera Y en segundo lugar las perversiones de fin:
fijación en un fin diferente al coito heterosexual, como por ejemplo, el placer visual
voyerismo, exhibicionismo, el placer por el sufrir, sadismo, masoquismo o el placer por
sobreestimación de una zona erógena exclusiva, se la define como perturbar el orden o
enviciar el estado de las cosas.
En este dibujo pueden ver una viñeta que indica que somos los únicos animales en el
planeta que tienen sexo por placer y no sólo con fines reproductivos. La verdad es que se
ha descubierto que los delfines también tienen estas prácticas y quizás tengan relación con
su desarrollada inteligencia. La cualidad polimorfa, sentir placer sexual de muchos modos
distintos y alejado de la norma social establecida, tenderá a desaparecer en la sexualidad
adulta. Se podría decir entonces que según Freud en las primeras etapas de la vida todas
las personas somos bisexuales. En la vida sexual adulta, ciertos aspectos de dicha
experiencia pueden perdurar, siendo considerados normales. Posteriormente el
psicoanálisis ubica el concepto de perversión en relación al complejo de castración, es
decir, relacionado con el complejo de Edipo (3 a 5 años de edad). En el varón se trata del
miedo a la pérdida del falo que representa la posibilidad de reunificación con la madre. En
la niña corresponde a la constatación de que ya ha perdido el falo, ya ha sido castrada.
Llamaremos perversión propiamente tal, a aquellas personas en quienes el placer queda
instalado en estadios anteriores al estadio genital, como una fijación, convirtiéndose en la
única forma de obtener placer. Entonces la perversión sería un tipo de estructura psíquica
que no acepta la castración y cree haber encontrado una manera de zafarse de ella. Joyce
McDougal señala que la perversión es una forma de relación con el otro en la que ese otro
sale de la categoría de sujeto y es tomado como objeto. Explica que no se nace varón o
mujer, se es varón o mujer dependiendo de múltiples factores, según lo que autoriza el
discurso familiar, según el inconsciente del padre y la madre, según el tipo de vínculo que
elaboró la madre, según la imagen que se transmite del padre.
Placer versus goce: ¿cuáles son las diferencias entre estos dos conceptos que muchas
veces son usados como sinónimos? Freud plantea el placer inicialmente en los siguientes
términos: el placer es la consecuencia de la eliminación de la atención desagradable de la
excitación perturbadora. Posteriormente, más allá del inicio del placer, plantea que el
placer se busca no solo para reducir la excitación, sino como forma de expresión de la
sexualidad en sí, con otro. Lacan formula la propuesta freudiana y sugiere diferenciar
placer de goce. El placer sería lo que se experimenta cuando sentimos algo agradable. El
dolor sería lo contrario: la experimentación de lo desagradable. El goce es algo diferente,
está vinculado a la intensidad de la excitación, que puede incluso incluir el dolor y la
trasgresión. El paradigma del placer es el orgasmo, máxima experiencia de placer en el
momento de alivio de tensión sexual, la cual está del lado del goce. El goce es entonces del
orden de la atención, del dolor, del malestar, del displacer.
De esta manera, se habla de goce en el psicoanálisis cuando comienza a aparecer el dolor,
cuando se experimenta malestar en el cuerpo. En este sentido, es posible señalar algunas
diferencias. En las neurosis que se asocian al sentimiento de placer, buscan y
experimentan el placer, el otro como sujeto de deseo, aparece el erotismo con el otro. El
placer está vinculado con el disfrute mutuo. En el placer algo se negocia, hay placer en la
serenidad y la satisfacción. Las perversiones que se asocian al goce, buscan y
experimentan goce, el otro como objeto de deseo, aparece la perversión del otro. El goce
está basado en la clasificación del otro, en el goce algo se fuerza, hay goce en la excitación
y el dolor, por lo tanto, vamos a organizar a las desviaciones sexuales llamada también
parafilias, en torno a perversiones de objeto, alteración del objeto de placer.
La patología comienza cuando ese objeto es el único capaz de provocar excitación y goce
en el sujeto, es decir, en su ausencia no hay excitación. Aquí encontraremos, por ejemplo,
al fetichismo, travestismo, pedofilia, zoofilia, etc.
Perversiones de fin, alteración de la finalidad o meta de la actividad sexual. En este caso el
placer asociado al coito no está presente, siendo el coito reemplazado por una finalidad de
goce diferente y algunos ejemplos son: voyerismo, exhibicionismo, masoquismo,
froteurismo.

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