La Voz de Los Inocentes 9789917016045 Compress
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La Voz de Los Inocentes 9789917016045 Compress
TOMO II
Depósito Legal No. 4-1-4162-2021
ISBN 978-9917-0-1604-5
Ú
nzaga llegó a Río de Janeiro en diciembre de 1954 en
compañía de su ayudante, Jorge Sánchez de Loria. Carlos
Kellemberger se había quedado en Lima, pero en la Navidad
de ese año, la policía política del Perú lo tomó preso y lo desterró a
Cuba. Fue seguramente un caso único, en que el país que acogió a
un exiliado, lo exilia a su vez. Su familia fue residenciada en
Arequipa.
Brasil se debatía en una terrible crisis política a raíz del suicidio del
Presidente Getulio Vargas, probablemente el político brasileño más
destacado del siglo XX. El líder falangista se organizó de inmediato
para proseguir su labor política contando con Jerjes Vaca Diez, un
dirigente falangista cruceño de primer nivel, abogado con muchas
vinculaciones en el Brasil, quien fue pieza fundamental para el exilio
falangista en aquel país. En tanto Marcelo Quiroga Galdo, de
conocida familia cochabambina, fue secretario privado y la persona
más cercana a Únzaga durante su estadía en Río. Pero la amistad
del político brasileño Carlos Lacerda fue vital para el desempeño del
jefe falangista. Aquí es pertinente exponer una visión global de la
política brasileña entre los años 30 al 60 del siglo pasado.
Getulio Vargas fue cuatro veces Presidente del Brasil, primero de
1930 a 1934 en un gobierno provisorio, luego en una presidencia
constitucional de 1934 a 1937. Dio un Golpe de Estado en 1937,
quedándose en el poder hasta 1945, tiempo en el que cerró el
Congreso, asumió la totalidad de poderes, inhabilitó a todos los
partidos políticos e impuso la estatización de la economía. Carlos
Lacerda tuvo inclinaciones socialistas en su juventud y por algún
tiempo fue seguidor de Getulio Vargas, pero luego se opuso a su
dictadura y apoyó el golpe militar en 1945 que lo derrocó,
casualmente dos semanas después de que una movilización
popular abriera el camino al poder de Juan Domingo Perón en la
Argentina. Perón iba a orientar sus pasos adoptando en parte la
huella de Getulio. Inspirados ambos en el fascismo, Vargas
combatió el levantamiento comunista de Luis Carlos Prestes, apresó
a la mujer de este, Olga Benario, una activista judía nacida en
Alemania y la entregó a la Gestapo de Adolf Hitler en la víspera de
la Segunda Guerra Mundial, mientras Perón al concluir la gran
conflagración, dio acogida a jerarcas nazis. Vargas y Perón
adoptaron reformas sociales que inhabilitaron la prédica marxista en
sus países, pero incurrieron en flagrante corrupción en su política
económica estatista, en un tiempo en el que se acuñó la frase “roba,
pero trabaja”, que parece la norma de los regímenes revolucionarios
y populistas.[6]
Getulio Vargas volvió a candidatear en 1950, derrotando al partido
de Carlos Lacerda. Getulio tenía consigo a las dirigencias de los
obreros y al mismo tiempo concedía extraordinarias ventajas a las
élites industrial y financiera. Carlos Lacerda fue un duro opositor,
denuncio sistemáticamente la corrupción del régimen y su prestigio
creció en la medida en que atacaba y debilitaba a Getulio. La
respuesta del gobierno fue un intento de asesinar a Lacerda en
1954 que fracasó, aunque en la acción cayó muerto un oficial de la
Fuerza Aérea Brasileña, generando protestas en las Fuerzas
Armadas, en buena parte de la ciudadanía que se agitó generando
un estado de ingobernabilidad y profunda crisis política que epilogó
con el suicidio del Presidente Vargas, dejando una carta dramática:
“… Al odio respondo con perdón. Y a los que piensan que
me derrotan respondo con mi victoria. Era un esclavo del
pueblo y hoy me libro para la vida eterna. Pero este
pueblo, de quien fui esclavo, no será más esclavo de
nadie. Mi sacrificio quedará para siempre en sus almas y
mi sangre tendrá el precio de su rescate.
Luché contra las privaciones en el Brasil. Luché con el
pecho abierto. El odio, las infamias, la calumnia no
abatirán mi ánimo. Les daré mi vida. Ahora les ofrezco mi
muerte. Nada de temor. Serenamente doy el primer paso
al camino de la eternidad y salir de la vida para entrar en
la historia.”
Ese fue el Brasil que Oscar Únzaga encontró en su exilio. A pocos
días de su estadía en Río de Janeiro, se enteró con desagrado de
que el Presidente Joäo Café Filho (hasta hacía poco Vicepresidente
de Getulio Vargas) se reunía en Santa Cruz de la Sierra con
Presidente Paz Estenssoro y que uno de los temas tratados era la
apertura al capital brasileño a la explotación de las reservas
petroleras bolivianas, a lo que el jefe falangista se oponía.
Oscar Únzaga detestaba la demagogia populista de Vargas y Perón,
emparentándolos con las acciones de Paz Estenssoro. Fue pues
natural que Carlos Lacerda y Únzaga congeniaran. Cuando ambos
se conocieron, Lacerda era diputado federal y combinaba sus
actividades políticas con la producción literaria y el periodismo como
Director de TRIBUNA DA IMPRESA, un diario de notable alcance en
la clase media del Brasil, siendo asimismo uno de los más
escuchados comentaristas de la televisión con señal en Río de
Janeiro, donde tenía sus bases.
Brasil se agitó durante 13 meses de ingobernabilidad, mientras
penosamente se alternaban en el poder el Vicepresidente Café
Filho, el Presidente de Diputados, Carlos Luz, el Vicepresidente del
Senado, Nereu Ramos, quien presidió elecciones de 1955, en las
que se impuso Juscelino Kubitschek, un popular médico y político,
creador de Brasilia que sería la capital definitiva del Brasil. En medio
de esas sensaciones políticas que compartió vivamente Oscar
Únzaga, comenzó la nueva etapa conspirativa, según relata
Gamarra Zorrilla:
“Recibió (Oscar) por intermedio del Banco de Montreal la
ayuda comprometida por un industrial boliviano, la misma
que le permitió cubrir sus gastos de vida y los
correspondientes al campo revolucionario, así como
firmar un contrato con el técnico brasileño Paulo
Cavalcanti que trabajó en la NASA en los Estados
Unidos, para que instale un poderoso equipo de radio (en
el sur del Brasil) -incluyendo un generador eléctrico
comprado por Únzaga- cerca de la frontera con el
Paraguay, en un pequeño fortín construido en Campon
Anta, entre Aquidaguana y Bella Vista, para ser utilizado
clandestinamente en la difusión de sus propósitos al
interior de Bolivia”.
Agrega Gamarra que Únzaga remitió un giro bancario al Cnl.
Armando Ichazo, para que conjuntamente con los otros integrantes
del Comité Militar en el exilio se constituyeran en Río de Janeiro a
fin de planificar la revolución con apoyo venezolano. Días después
llegó Enrique Achá y su familia. A poco, el dirigente falangista
Marcelo Quiroga Galdo convocó a Felipe Tredenik y Jaime
Gutiérrez, que vivían en San Pablo, para comunicarles que Oscar
precisaba gente de alta confianza para cumplir una misión muy
importante y había pensado justamente en ellos.
“Me sentí halagado por esa situación, dejé mi trabajo,
cogí unos ahorros que tenía y me desplacé a Río de
Janeiro. Lo mismo hizo Felipe Tredenik que era secretario
en el Consulado de la República de El Salvador en San
Pablo, dejando un buen trabajo por cumplir con su
compromiso político. Unzaga nos manifestó que el primer
objetivo que tenía era mostrar actividad falangista en
Bolivia y que para ello Jerjes Vaca Diez había logrado que
se fabrique una radio de alta potencia, incluso superior a
Radio Illimani, y que nos confiaría a nosotros el manejo
de ese instrumento a ser instalado en la frontera entre
Paraguay, Brasil y Bolivia”.
En esas circunstancias llegó Alfonso Kreidler, un dirigente falangista
cruceño, quien se sumó al proyecto, trasladándose con Gutiérrez y
Tredenik hasta el lugar donde se instalaría la radio clandestina, lo
cual les llevó algún tiempo porque el motor del generador de luz se
extravió temporalmente en Campo Grande.
El 13 de abril de 1955, Oscar Únzaga partió a Caracas para
entrevistarse una vez más con el Presidente Pérez Jiménez. Inició el
viaje con entusiasmo, sabía que un miembro de la embajada
americana en La Paz recomendaría al Departamento de Estado
disminuir su entusiasmo por el régimen revolucionario boliviano. En
esos días Juan Domingo Perón, el antiguo aliado del MNR,
empezaba a recorrer la recta final hacia el violento final de su
régimen. Podría decirse que se imponía la real politik. Y si Paz
Estenssoro jugaba con pragmatismo y oportunidad recibiendo
palmaditas de los gringos, Únzaga buscaría la comprensión de los
Estados Unidos para su causa. Pero Únzaga ignoraba que a la
misma hora en que partía a Caracas, en La Paz el gobierno
ejecutaba una acción que trastornaría todos sus planes.
Toda la documentación de la jefatura falangista era depositada en
una caja fuerte en el Banco do Brasil, a la cual tuvieron acceso sólo
cuatro personas: Únzaga, Enrique Achá, Jerjes Vaca Diez y Marcelo
Quiroga Galdo. Eventualmente, César Rojas y Jaime Gutiérrez
depositaron en aquella caja los documentos que les entregaba su
jefe. Posteriormente, tuvo acceso a esos documentos José Gamarra
Zorrilla. No sólo eran papeles y correspondencia, sino también
grabaciones fonomagnéticas en el antiguo sistema de hilo y también
microfilmes que Únzaga empezó a emplear por seguridad.
Desconociendo la trama internacional de aquellos días en la región,
al sur del Brasil, en el bosque impenetrable, tres bolivianos,
Gutiérrez, Tredenik y Kreidler, acabaron de instalar poderosas
antenas, hicieron funcionar el generador y salieron al aire. La
emisora, por supuesto bautizada Antorcha, estaba dimensionada y
dirigida exactamente para que sus ondas se introduzcan en las de
Radio Illimani, interfiriéndola y ocupando su espacio. Tredenik dejó
una batería de slogans y quedaron Gutiérrez y Kreidler para hacer
funcionar la emisora que salía en horas de la mañana como “la voz
de Falange Socialista Boliviana desde un punto de la Patria”. No
tenían forma de saber si la radio era captada en Bolivia, pero el
sobrevuelo de aviones militares brasileños confirmó tal audiencia.
Días después recibieron desde Río la instrucción de parar la
transmisión y retornar de inmediato a la todavía capital brasileña.
¿Qué había sucedido? Lo relata Mercedes Ramos, viuda de
Gustavo Stumpf.
“Gustavo volvió del exilio en el Perú, aunque tuvo que
estar todo un año en la clandestinidad. La familia decía
que la situación daba para largo y que sería mejor si nos
casáramos lo antes posible. Gustavo, aparte de
falangista, era dirigente católico y ello nos permitió que
monseñor Abel Antezana autorizara nuestro matrimonio
en la clandestinidad. Nos casamos el 13 de octubre de
1954 en una casa particular en presencia solamente de
mi cuñada, su esposo, el guardaespaldas de Gustavo, el
sacerdote y nosotros. Gustavo estuvo oculto en muchas
casas, pero llegó un momento en que pusieron precio a
su cabeza y nadie más se atrevió a darle refugio por
temor a las represalias del Control Político. Al final
decidimos que se oculte en la casa donde yo vivía con
mis papás y mi hermana. Desgraciadamente, nunca
faltaron los delatores. La mañana del 13 de abril de 1955,
aparecieron varios jeeps con gente armada que lo
apresaron. Como todo fue sorpresivo, él estaba en poder
de documentos y cayó mucha gente. Me hicieron
comparecer ante San Román, me obligaron a llevarlos a
la casa de una tía de mi esposo, una anciana adorable
que tenía una finca en el altiplano, como no sabía nada
de lo que estaba pasando, la tía les entregó una cajita
donde había 700 dólares que los agentes se llevaron. Me
encerraron en una celda sólo con un abrigo y un rosario,
sometida a permanentes interrogatorios. Una noche llegó
San Román diciendo en voz alta “¡qué fuerte este gringo!,
¡cómo aguanta! Son más de 10 días y sigue fuerte”.
Seguramente trataban de que yo me desmoralice, pero
tenía la fuerza de mi rosario. Hasta que un día,
convencidos de que nada podía revelar, me permitieron
salir de la celda a tomar un poco de sol. Recuerdo que
estaba presa Lily Seiffert de Castellanos, esposa de
Carlos Castellanos, también preso en otra cárcel. Ella
estaba embarazada, me mostró las marcas de latigazos
que le dieron en sus piernas para que diera información
sobre mi esposo porque ella era el contacto para una
revolución que estaba en marcha. Gracias a Dios no
perdió a su bebé. También se encontraban Celina de
Rivero, Helena Mendoza esposa de Walter Alpire, la
prima de Unzaga, Chelita Iturri y también la señora
Raquel Terceros de Gutiérrez a quien tuvieron encerrada
una semana sin llevarla al baño. Estuvimos presas
durante varios meses…” [7]
El 15 de abril Únzaga se reunió con el Presidente Pérez Jiménez en
Caracas, ignorando lo que había sucedido con su camarada Stumpf,
ni las consecuencias que iba a generar su detención. Según dicen
los que lo conocieron, el Secretario General de FSB, nieto de
alemán, era un hombre metódico y ordenado que guardaba
celosamente testimonios de las acciones de su partido, como una
precaución de orden histórico que resultó fatal para los propósitos
de su jefe político. Gamarra Zorrilla afirma en su libro que la esposa
de Stumpf, Mercedes Ramos, en el momento del allanamiento a su
domicilio, corrió hacia el baño para arrojar al inodoro una cajita
conteniendo microfilmes, pero no logró consumar su propósito,
siendo sacada a golpes y sometida a vejámenes, lo mismo que
Marina Stumpf, su cuñada, quien fue también golpeada pese a su
estado de embarazo. ¿Qué contenían esos microfilmes? Según
Gamarra, allí estaba la negociación entre Únzaga y el Presidente
Pérez Jiménez y la instalación de una radio en la selva brasileña.
Detalla que ese material fue enviado desde Brasil por un sargento
de la Fuerza Aérea que lo entregó a una señorita de apellido
Belmonte, pariente de Stumpf, en una trama un tanto rocambolesca,
pues no parece razonable que material tan explosivo sea sacado de
una caja fuerte en el Brasil para correr la aventura de enviarlo a
Bolivia, donde ninguna utilidad práctica podía tener, salvo la
revelación de la propia trama.
En esos días de 1955, Mario R. Gutiérrez aún no era Subjefe de
FSB y la segunda autoridad era Gustavo Stumpf. Únzaga creyó
imprescindible ponerlo al corriente de lo que estaba sucediendo,
enviándole los microfilmes, con la recomendación de destruirlos una
vez conocido el contenido. Pero Stumpf no lo hizo.[8]
Con la información disponible, el Presidente Paz Estenssoro, que
era hombre práctico, hizo dos cosas: se puso en comunicación
“personal y confidencial” con su colega Marcos Pérez Jiménez para
expresarle su admiración por los logros de su gobierno en bien de la
patria del Libertador, que era algo que también él trataba de hacer
en Bolivia, como nacionalista que era. Además, que estaba al tanto
de la ayuda que miembros de su gobierno brindaban al conspirador
Únzaga, pese a lo cual había decidido no denunciar en la OEA,
como le sugerían algunos de sus colaboradores, pero le pedía
amistosamente dejar sin efecto la ayuda a los falangistas. Por lo que
se sabe, quedaron como amigos. Luego, el Canciller Walter
Guevara denunció, ante el frágil gobierno instalado en Río, que “la
soberanía brasileña estaba siendo menoscabada por un grupo de
facinerosos que instalaron una radio con fines políticos”, motivando
la movilización militar en Campo Grande (los vuelos rasantes sobre
el lugar).
El Ministro de Gobierno, Federico Fortún, y el de Prensa e
Informaciones, José Fellman Velarde, sirvieron un festín a la prensa
nacional e internacional, denunciando un complot de la oligarquía
feudal y minera a través de FSB, transcribiendo “declaraciones
voluntarias” de Gustavo Stumpf sosteniendo que el Pacto de
Santiago tenía el objetivo de volver al pasado y restituir a la rosca,
con un golpe sangriento financiado por Carlos Víctor Aramayo y
José Gamarra. Ni una palabra sobre Pérez Jiménez. Pero en los
microfilmes estaba también la relación de todos los personajes en
Bolivia, muchos de ellos no falangistas, que de alguna manera
contribuían o trabajaban por la causa opositora. En 72 horas, el
gobierno detuvo a dos centenares de esos personajes en todo el
país. ¡Y la Embajada Americana descubrió a uno de sus miembros
que simpatizaba con los falangistas!
La revolución, en la que tantas esperanzas depositó Únzaga, murió
sin haber nacido, dejando al líder falangista en situación
comprometida internacionalmente. Perdido el apoyo que pudo haber
recibido de Venezuela, trató de incidir en la opinión pública de los
Estados Unidos, y aceptó una entrevista con el periodista americano
John Alsop White a realizarse en la capital dominicana. Allí lo
esperaba una sorpresa: la cancillería boliviana había influido para
que los esbirros de la dictadura de Rafael Leónidas Trujillo
detuvieron a Únzaga acusándolo de ser un “agente marxista”,
saliendo del absurdo entuerto con la providencial ayuda de un amigo
venezolano que avaló por él, aunque tuvo que retornar a Río de
Janeiro sobre la marcha.
No cabe duda de que el Dr. Paz Estenssoro tenía mucho oficio
político. Pero ¿era tan efectivo el aparato del Control Político? Por lo
que se vio en el caso de la detención de Gustavo Stumpf, más
parecida a una trama cinematográfica de agentes secretos, Claudio
San Román disponía de información privilegiada suministrada por
alguna agencia de inteligencia extranjera que seguía los pasos de
Únzaga y se movía cómodamente en Caracas y La Paz. El golpe a
la Falange fue contundente. Stumpf quedó desprestigiado aún entre
sus propios camaradas.
Una carta enviada por Únzaga a Eduardo Anze Matienzo ofrece
luces sobre una paradoja de esos tiempos: la antinomia
democracia/comunismo no funcionaba para Bolivia. La paradoja es
extraordinaria y parece un caso de Ripley aplicado a la curiosa
historia sudamericana. La revolución anticapitalista y
antinorteamericana del MNR se mantenía en el poder
exclusivamente gracias a sus aliados: Patiño y Norteamérica. Patiño
negaba ayuda a FSB y se ponía de acuerdo con el gobierno del
MNR, de manera que la producción de estaño de las minas, seguía
siendo tratada en los hornos de fundición de Patiño en Inglaterra, en
tanto el Departamento de Estado, de una situación de neutralidad
respecto al régimen de La Paz, pasaba a un abierto y entusiasta
apoyo. Únzaga decía a Anze Matienzo:
“Pues el señor Holland (Embajador de los Estados Unidos
en La Paz) llegó a decir en el Senado americano que el
gobierno del MNR era ‘vigorosamente anticomunista’.
Han debido quedar sorprendidos los propios
movimientistas con esa afirmación. Todo lo que vino
después es casi ridículo, sino fuese trágico para un
pueblo que soporta una tiranía: el alto funcionario del
Estado Americano declarándose identificado con los
‘compañeros’, dispone la ayuda en alimentos para ser
vendidos y negociados por el gobierno… Casi llegaríamos
a la conclusión de que los principios, los sistemas, la
civilización de Occidente no importan al Departamento de
Estado ni a los Estados Unidos…”
Por cierto, a esas alturas de la historia, los militantes del MNR se
habían apropiado en definitiva del apelativo “compañero” para
identificarse entre ellos. Paz Estenssoro era el “compañero Jefe” o
el “compañero Presidente”, en el gabinete sesionaban los
“compañeros ministros”, en las ciudades la máxima autoridad era el
“compañero alcalde” y el representante de Washington era el
“compañero embajador”. Curiosamente, los militantes de FSB
habían adoptado el “camarada”, de resonancia tan soviética en esos
años iniciales de la Guerra Fría.
Tras las “declaraciones voluntarias de Gustavo Stumpf”, se abatió
sobre el país una ola represiva durísima. Fue entonces cuando
capturaron a Gastón Moreira Ostria.
“Estuve preso por primera vez en la Escuela de Policías
en la calle Loayza, en una celda oscura. Un grupo de
subtenientes de la policía actuaban como torturadores, el
comandante de la Escuela era el coronel Arce Zapata
apodado “el tuerto”, un hombre cruel que seguía
instrucciones de San Román y Gayán. 45 días sin salir de
mi celda, ni siquiera para ir al baño. Alguna vez me
pasaban cigarrillos sueltos, sin el envoltorio, nunca tuve
un pedazo de papel. Como una concesión especial nos
visitaron nuestras madres el 27 de mayo, nos sacaron al
patio a tomar un poco de sol y nos dieron un poco de
alimentos. Mi mamá lloraba al verme con el cabello y la
barba crecidos, además que mis encías sangraban por la
piorrea debido a la debilidad y pérdida de peso. Conocí
en prisión gente muy interesante como Nicola Linale de
Sucre, Tomás Monje Gutiérrez, el general Alfredo
Sánchez, don Hans Müller y estaba un señor cuyo único
delito era apellidar Únzaga. César Únzaga era
comerciante en Villazón. Vi cosas tristes. El señor Núñez
del Prado, en su desesperación, se cortó las venas,
mientras el señor Únzaga llegó a enloquecer porque no
sabía por qué estaba preso. Por una gestión de mi padre
me derivaron al Panóptico, donde encontré a mucha
gente valiosa como el general Bernardino Bilbao Rioja,
Jaime Tapia Alipaz, Rodolfo Virreina, un señor Ballivián,
Hernán Landívar Flores. Éramos unos 250 presos,
algunos que ya estaban tres años encerrados sin
posibilidad de salir en libertad. También varios militares
como el coronel Francisco Barrero, algunos habían sido
ministros de Villarroel, como el coronel Calero. Otro preso
era Jorge Lemaitre. Había una gruta en medio del patio y
el coronel Toro, hijo del general David Toro, nos hacía
rezar todos los días.
El coronel Barrero era pequeño de estatura, pero muy
valiente; descubrió que tenía facilidad para hacer tallados.
Uno de esos días estaba haciendo sus tallados y entró
San Román. Todos se le acercaron, pero Barrero no le dio
la menor importancia, entonces San Román se le acercó
y le preguntó si no deseaba nada. Y Barrero le dice “no
quiero nada de un mulato”. San Román se enfureció y
ordenó que le den una tremenda paliza y luego encierren
a Barrero en una celda que fue tapiada. Luego de una
semana tumbaron la pared y encontraron a Barrero tirado
en el suelo casi muerto. Entró San Román y le dijo “cómo
es chato, ya estarás escarmentado y sabrás respetarme”,
y de repente Barrero saltó y se prendió del cuello de San
Román quien se pegó el susto de su vida.
En las noches había “la guardia negra” de Jorge Orozco
Lorenzetti que también era jefe del control político, uno de
los hombres más sádicos que nos hacía golpear con
cadenas. Nos hacían trotar por el patio y hacer ejercicios
dándonos chicotazos durante dos horas. Alguna vez me
obligaron a desnudarme y grupos de suboficiales giraban
a mí alrededor propinándome puñetes y patadas. Otra
noche, también desnudo, me golpearon en las piernas
con unas varas de un metro que eran como serruchos y
hasta hoy conservo las cicatrices. Orozco fue el primero
en usar el laque en los interrogatorios e introdujo la
“técnica” de reventar los tímpanos con lápices afilados
que colocaba delicadamente en ambos oídos y luego los
empujaba con un enérgico movimiento de ambas manos.
Fui torturado por José Rojas, quien atormentó a
falangistas en la prisión de Ñanderoga en Santa Cruz.
Cuando Barrientos subió a la presidencia, cruceños a
quienes había torturado buscaron a este Rojas en Aiquile
donde lo acribillaron a tiros. Tenía más de 80 impactos.
Hubo otros como Arno Lowenthal, Encinas y Zamora que
eran subtenientes de policía, egresado en 1954-55 y se
convirtieron en torturadores…”
A los miles de falangistas, militares y policías presos y exiliados se
sumaron otros tantos que fueron perseguidos, delatados,
encarcelados, torturados y algunos perdieron la vida, ya sea por
“suicidio voluntario” o “accidente fortuito”, aunque la mayor parte de
ellos murió a mediano plazo a consecuencia de los malos tratos, la
comida infestada, las duchas de agua fría en el gélido invierno, los
culatazos, la perforación de tímpanos, la picana eléctrica y las
humillaciones hasta extremos inauditos en los campos de
concentración y las cárceles en las ciudades. Fue tan atroz y
despiadado el régimen que se alzó la voz del propio Vicepresidente
y autor de la revolución de abril, Hernán Siles Zuazo, que junto a
Federico Álvarez Plata interpelaron al gabinete por las
persecuciones y los campos de concentración. “Se nos acusó de
pretender tumbar al gobierno”, dijo Álvarez Plata a este cronista.[9]
Luego el Dr. Siles tuvo que salir al exterior, como representante de
Bolivia en diversas misiones oficiales, una de ellas en Naciones
Unidas. La feroz represión continuó ya sin ninguna voz incómoda al
interior del poder revolucionario.
No se respetó ni siquiera a las familias de los internos en campos de
concentración. Por primera vez en la vida republicana, un gobierno
encarcelaba a mujeres con sus hijos pequeños. En el colmo del
chantaje emocional, algunos dirigentes falangistas recibieron la
visita de enviados del gobierno, e inclusive de intermediarios
independientes, en el desarrollo de una nueva estrategia para
acabar con los restos de vigor opositor. El mensaje envolvía el
ensueño de la libertad y de volver al hogar, mediante un paso que,
les dijeron, sólo podían dar los propios presos: 1) el cese de los
sufrimientos, particularmente de los que estaban recluidos en los
campos de concentración; 2) un acuerdo de pacificación nacional; 3)
el cierre de los campos de concentración y cárceles políticas.
El falangista Napoleón Escobar, lisiado por las torturas a las que fue
sometido, pidió a sus carceleros que se le permita un intercambio de
ideas con Gustavo Stumpf, a quien transmitió la necesidad de
intentar detener el martirio de sus camaradas, negociando un
acuerdo de pacificación que permitiera la liberación de los presos
políticos. Rápidamente, los ministros Fellman y Fortún, San Román
y el Obispo Jorge Manrique, se reunieron con Stumpf y Escóbar,
llegando a un acuerdo que sería sometido a la aprobación del
Presidente Paz Estenssoro. Este consistía en el envío de una carta
dirigida a Únzaga por un grupo de altos dirigentes de FSB. Un
primer borrador, fue rechazado por los falangistas “por su contenido
extremadamente soez e insultante a Únzaga”. Resolviéndose que
Marcelo Terceros Banzer y Walter Alpire Durán redactarían otro
sustitutivo que fue varias veces modificado y corregido para
finalmente ser impuesto con la promesa de la libertad. Trajeron un
par de falangistas notables de los campos de concentración y los
juntaron con un puñado de presos del Panóptico de San Pedro. Esta
la carta:
La Paz el 4 de junio de 1955
Señor D.
Oscar Únzaga de la Vega
Rio de Janeiro (Brasil)
Estimado Jefe:
Bolivia vigilante
está en mi cartuchera
en mi fusil flamante
y en mi rebelde acción.
Marchemos camaradas,
sin odios y sin miedo
Falange es garantía
de un libre porvenir.
Luchando conquistemos,
sin clases humilladas
Bolivia con su puerto,
Unida y Federal.
A 40 millas de Miami, en la madrugada del 1º de enero de 1959 los
guerrilleros entraban en La Habana con menos de 300 hombres.
¿Cómo fue posible tal hazaña? Era lo que estaba sucediendo en
Bolivia. El régimen de Batista, carcomido por la ineficacia, la
corrupción y la vida muelle de sus protagonistas prevalidos de la
violencia represiva y al apoyo de Washington, se desmoronó porque
sus comandantes militares y policiales llegaron a la conclusión de
que ya no valía la pena defenderlo. En cuestión de semanas, Fidel
asumió el control del poder político en la isla y su hermano Raúl
pasó a comandar las Fuerzas Armadas. Aún no se declararon
comunistas, esperando alguna señal de Washington. Pero la pesada
estructura del Departamento de Estado permaneció indiferente.
¿Sucedería lo mismo en Bolivia?
XXX - TIEMPO DE REFLEXIÓN (1959)
LA PAZ EL DIARIO
PRESENCIA
LA NACIÓN
ÚLTIMA HORA
Revista ENFOQUES
Revista CRITERIO
Revista BOLIVIA 2000
Revista PRIMERA PLANA
Semanario ANTORCHA
de mayo de 1985.
[25] SALVADOR ROMERO BALLIVIÁN. “Medio Siglo de Historia del Organismo
Electoral de Bolivia”. Ediciones Universidad de Salamanca América Latina Hoy, 2009, pp.
77-94
falangistas.
[40] Una investigación recientemente publicada en el libro “El Salto a Salta” del escritor
Walter Alpire Mendoza, afirma que le hicieron llegar el Colt 38 en una vianda.
[41] Candia y Castro, marcados por el destino, murieron meses después durante una
[42] Ese temor no se confirmó. Los campos de concentración funcionaron sólo en el primer
[48] Versión ofrecida por el Director de La Nación, Ricardo Ocampo, al historiador Mariano
Baptista Gumucio para su libro “José Cuadros Quiroga – Inventor del Movimiento
Nacionalista revolucionario”.
[57] Versión ofrecida al autor por Federico Álvarez Plata en entrevista grabada en marzo de
1991.
[58] ALFONSO CRESPO. “Hernán Siles…”. Op, cit.
[59] JORGE SILES SALINAS. “La Aventura y el Orden”.
[60] Además de la defensa del petróleo, Abel Iturralde tenía elementos en común con
Oscar Únzaga, como su acendrado catolicismo, una posición contraria al liberalismo e
inclusive un rechazo a la Francmasonería. A la caída del régimen liberal en 1920, Iturralde
atacó en persona el inmueble de los masones en la calle Frías de La Paz y destruyo su
templo. Únzaga fue modificando su posición aceptando los principios del mercado, aunque
sometidos al interés popular y cambió su percepción sobre la Masonería al descubrir, en
una curiosa tenida masónica a plena luz del día, en la frontera boliviano-brasileña, que el
presunto carácter anti-religioso y diabólico de esa orden iniciática era un mito. Sin
embargo, nunca fue masón a diferencia, por ejemplo, de Paz Estenssoro, que sí lo fue.
[61] MOISÉS ALCÁZAR. “El Centinela del Petróleo”.
[62] El canciller argentino Saavedra Lamas, enconado enemigo de Bolivia, atizó el conflicto
mientras Paraguay avanzaba victorioso, pero cuando las condiciones se tornaron adversas
para el ejército guaraní, impuso negociaciones que llevaron a un armisticio y un tratado
boliviano-paraguayo por el cual nuestro país perdió el territorio chaqueño. Ello le valió a
Saavedra el Premio Nobel de la Paz que desde entonces ha quedado moralmente
desprestigiado.
[63] Pero los revolucionarios, en el curso de los años venideros, terminaron poniendo a
Petróleos Mexicanos al servicio del poder partidario y la corrupción truncó los sueños del
Gral. Cárdenas.
[64] ELÍAS BELMONTE PABÓN. “RADEPA – Sombras y Refulgencias del Pasado”.
[65] Busch, que cometió suicidio en 1939, probablemente nunca conoció la existencia de la
logia militar secreta, que empero guiaba sus pasos desde las sombras.
[66] Revelaciones del periódico O Estado de Säo Paulo (26 de agosto de 2012), en el
contexto de una crónica sobre la participación de Brasil junto a los aliados en la Segunda
Guerra Mundial, en la que Argentina se mantuvo en una neutralidad considerada favorable
el Eje.
[67] SERGIO ALMARÁZ. “El petróleo en Bolivia”.
[68] Walter Alpire hizo un estudio detallado sobre el Código del Petróleo, la consecuente
presencia en Bolivia de la Gulf Oil Co. y las implicaciones presumiblemente negativas para
los intereses del país, pero la cárcel, el exilio y su posterior asesinato anuló cualquier
acción política que pudiese oponerse a su vigencia en ese momento. El estudio de Alpire
desapareció en la vorágine de la ruda política boliviana y su hijo, Walter Alpire Mendoza,
trabaja actualmente en un libro tratando de reconstruir la contribución de su progenitor al
país.
[72] Sólo 12 años más tarde, el Presidente René Barrientos Ortuño eliminó el “factor
agotamiento”.
[73] CARLOS ROYUELA COMBONI. “Cien Años de Hidrocarburos en Bolivia”.
[74] ALFONSO CRESPO. “El Hombre de Abril”,
[75] Eso les pasó al Presidente electo y luego posesionado Hernando Siles Reyes respecto
[82] LUIS ALBERTO MAURO. “REPSA. El Negociado del Siglo – El Petróleo y sus
manejos en el Paraguay”.
[85] GRAL. LUCIO AÑEZ RIBERA. “Breve Historia del Comité Pro Santa Cruz”. Texto
[91] Entrevista del autor con Luis Mayser en Santa Cruz, octubre de 2011. Mayser relata
que en esos dos días la conversación con Únzaga abarcó una variedad de temas,
incluyendo la Masonería, a la cual el jefe falangista fue desafecto en su juventud por las
aprehensiones que guardaba la Iglesia respecto a esa Orden iniciática. Pero, con el pasar
de los años, llegó a la conclusión de que era una organización de servicio al ser humano
que hubiera querido conocer de cerca. La vida no le alcanzaría para ello.
[92] Ramón Darío Gutiérrez era un industrial azucarero de gran convocatoria social en
Santa Cruz. Como apuntamos líneas atrás, había presidido el comité cívico antes de
Melchor Pinto Parada.
[93] Aunque Enrique Achá mostró un perfil difuso, no sólo para los investigadores
independientes sino inclusive para sus propios camaradas. El libro que le dedicó a Únzaga,
varias veces mencionado en este texto –“Únzaga: Mártir de América”-, impugna
enfáticamente la “calumnia del gobierno del Dr. Siles sobre trajines separatistas”. Sin
embargo, en declaración ofrecida a Tomas Molina, transcrita en “Únzaga: ¿Homicidio o
Suicidio?”, señala que el entonces dirigente universitario Fausto Medrano advirtió a su jefe
Oscar Únzaga que el Rector de la Universidad y los líderes del Comité Pro Santa Cruz
pretendían lanzarse esa noche a la emancipación cruceña, denunciando de paso la
existencia de logias separatistas. Únzaga habría advertido que no iba a tolerar ese
propósito y se opondría a él con armas, morigerando el radicalismo de sus inspiradores
[94] GRAL. LUCIO AÑEZ RIBERA. “Breve Historia del Comité Pro Santa Cruz”.
[95] Esa noche, hubo elecciones de la Unión Juvenil Cruceñista, y producto del pacto entre
Oscar Únzaga y Melchor Pinto, el apoyo falangista al capitán José Gil Reyes fue
determinante. Pero aquí la información se torna confusa pues Valverde en los hechos
siguió ejerciendo la representación de ese organismo. Probablemente la rivalidad Valverde-
Gil derivó en dos Uniones paralelas.
[96] Entrevista con Oscar Añez, octubre de 2011.
[97] ENRIQUE ACHÁ ALVAREZ – MARIO RAMOS Y R. “Únzaga: Mártir de América”. Pero,
según el GRAL. LUCIO AÑEZ RIBERA, en su escrito varias veces mencionado, Roca
Pereira murió en otra circunstancia.
[98] E. ACHÁ. “Únzaga… Op. Cit.
[99] GRAL. LUCIO AÑEZ RIBERA. “Breve Historia del Comité Pro Santa Cruz”.
[100] La mayoría de ese armamento provenía del arsenal reunido por Luis Mayser Ardaya.
[101] La Unión Juvenil Cruceñista “Roca-Coronado”, tuvo actuaciones heroicas en
enfrentamientos que se relatarán un poco más adelante. Luego, tomó las calles para el
levantamiento que unió a FSB y MNR en agosto de 1971, una parte de ella enfrentó a
Banzer en junio de 1974, reapareció apoyando a Pereda en 1978, a García Meza en 1980,
contra García Meza en 1981, contra Evo Morales en 2008, hasta que en el final de su
azarosa existencia, acabó pactando con el MAS, convertida en una pandilla de hampones
sin raíz cruceña.
[102] CARLOS VALVERDE BARBERY. “Tres hechos históricos narrados por uno de los
protagonistas”. Por esas cosas de la política boliviana, Valverde asumió la militancia
falangista después de la muerte de Unzaga, fue uno de los actores centrales del
levantamiento de agosto de 1971 en Santa Cruz, responsabilizado de la muerte de
decenas de universitarios y en seguida pasó a integrar el gabinete del Presidente Hugo
Banzer, como Ministro de Salud, mientras su adversario de los años 50-60, José Gil Reyes,
asumía el Ministerio de Asuntos Campesinos y Agropecuarios.
[103]
Línea aérea continental de la firma Grace.
[104]
Entrevista con la señora Anita Suárez de Terceros en su oficina del Museo de la
Catedral de Santa Cruz de la Sierra, octubre de 2011.
[105] E. ACHÁ. “Únzaga…” Op. Cit.
[106] Es imposible precisar la fecha con precisión ya que los participantes destruyeron en
Memorias” Tomo I.
[110] E. ACHÁ. “Únzaga…”. Op. cit.
[112] Declaración de Mario Alarcón Lahore a Mariano Baptista Gumucio, incluida en “José
[116] José Rojas Guevara fue un dirigente campesino de Ucureña. Elegido diputado en
1956, después de la masacre fue premiado con la designación de Ministro de Asuntos
Campesinos (marzo a diciembre de 1959), cuando también participó en una nueva invasión
punitiva a Santa Cruz. Curiosamente -lo que avala su fuerte liderazgo- también Paz
Estenssoro lo hizo Ministro en la misma cartera en su tercer gobierno (agosto a noviembre
de 1964). La insana crueldad con la que actuó en Terebinto generó una terrible venganza y
se dice que dos de sus víctimas, de apellidos Roda y Razuk, lo mataron con 80 balazos.
[117] Jorge Soliz fue un campesino que ensangrentó al valle cochabambino. Después de la
masacre de Terebinto, fue senador de la república por el MNR y luego un firme seguidor de
René Barrientos. En 1970 murió a tiros junto a sus guardaespaldas en una emboscada
montada en la carretera Cochabamba-Santa Cruz y sus asesinos dejaron sobre su cadáver
el libro “Terebinto” de Hernán Landívar Flores. Pero era sólo un intento de desviar los
verdaderos móviles. Se dijo que Soliz conocía detalles de un considerable contrabando de
armas a Israel que implicaba a los generales Barrientos y Ovando.
[120]
Entrevista de Tomás Molina a David Añez para su libro “Únzaga…” Op. Cit.
[121] JOSÉ M. GORDILLO. “Arando en la Historia – La experiencia política campesina en
Cochabamba”.
[122]
Mariano Baptista Gumucio entrevista a Marcial Tamayo. “JOSÉ CUADROS QUIROGA
– Inventor del MNR”.
siniestro. Elevado a la máxima instancia militar por Paz Estenssoro, lo traicionó para
derrocarlo. Fue co-Presidente con Barrientos, persiguió al Che Guevara y determinó su
ejecución. Golpeó al gobierno constitucional del Dr. Luis Adolfo Siles Salinas, inicio un
gobierno pro-socialista que expulsó a la Gulf Oil Co. Fue derrocado, se fue a Madrid bajo el
cobijo de Francisco Franco. Volvió en 1979 para enrolarse en la UDP. Murió sin explicar las
terribles acusaciones que se le hicieron, entre ellas el asesinato de Barrientos y otros
personajes de la época como los periodistas Alfredo y Martha Alexander, Jaime Otero
Calderón y el dirigente campesino Jorge Soliz.
[125] Referencia proporcionada por Germán Guzmán López, hijo del Cnl. Guzmán
Gamboa, al historiador Tomás Molina para su libro “Únzaga ¿Homicidio o Suicidio?”.
[132] Lo revela Carlos Guevara Rodríguez, hijo de Walter Guevara Arze, en el capítulo
[148] Documentos en los archivos de Gonzalo Romero Álvarez García a los que tuvimos
acceso, gracias a la gentileza del señor Horacio Romero Pringle, hijo del intelectual y
político de origen cinteño.
[149] El gobierno del Dr. Hernán Siles Zuazo envió como agregado militar a Alemania al
golpista pero prestigioso Comandante del Ejército, Gral. Clemente Inofuentes. A los silistas
leales que le habían dado gobernabilidad, el Presidente los sacó del país al acercarse el
retorno de Paz Estenssoro. Así salió José Cuadros Quiroga como Embajador en Francia y
Marcial Tamayo a Naciones Unidas.
[150] Referido por José Gamarra Zorrilla.
[151] Luego de la desaparición de Oscar Únzaga de la Vega, el ingeniero Walter Vásquez
Michel abrazó la causa de Marcelo Quiroga Santa Cruz con quien fundó el Partido
Socialista (Más tarde PS-1). David Añez Pedraza fundó en los años 90 el Movimiento al
Socialismo Unzaguista, MAS-U, que derivó simplemente en MAS, partido jefaturizado por
el actual Presidente Evo Morales Aima.
[152] En 1963, el histórico líder minero Federico Escobar, se encararía con una parte de
sus bases en una asamblea de la Federación de Mineros, para que se admita una
delegación falangista y en 1964 todo el movimiento obrero haría causa común con FSB
para expulsar del poder al Dr. Paz Estenssoro. Siempre llamó la atención que un
significativo pergamino de apoyo a Fidel Castro, enviado a La Habana por la combativa
Federación Sindical de Trabajadores Mineros de Bolivia, llevara la firma de Jaime Gutiérrez
Terceros en representación de Falange Socialista Boliviana.
[153] PRESENCIA, miércoles 1º de abril de 1959.
[154] Por lo que sucedió, aquel informe de la Fuerza Aérea Argentina tenía fundados
elementos de juicio.
[155] Entrevista del autor con Jorge Tamayo Ramos para la redacción de “Biografía de la
Empresa Privada Boliviana”, publicada el 2003.
[156] Germán Guzmán López, también oficial de la Policía Boliviana, ha declarado que su
padre, el Cnl. Julián Guzmán Gamboa, a quien acompañó a lo largo de la conspiración “no
recibió ni un solo centavo del Sr. Únzaga. Cuando las tres fuerzas complotadas hicieron
conocer sus requerimientos para su participación en el golpe, Barrientos no pidió nada,
pero sí Ovando, quien por los posibles muertos y heridos que iba a tener el Ejército pidió
dinero al Sr. Únzaga y éste le entregó en la cripta de Don Bosco”. (Tomás Molina
Céspedes. “Únzaga. Homicidio o Suicidio”)
[157] Ese fue el origen de uno de los misterios del “caso Únzaga”, un maletín con dinero
que llevaba consigo el líder falangista el día de su último intento revolucionario. Xavier
Iturralde Jahnsen, hijo del Arq. Alberto Iturralde, reveló al autor de este libro que su padre
entregó a Únzaga de la Vega 4.000 dólares y terminó preso en el Control Político. Esta
información del Lic. Iturralde, en entrevista realizada en diciembre de 2012, tenía el
añadido de que esa ayuda a Únzaga dejó a los hermanos Xavier y Manuel Iturralde con las
pensiones impagas en el exclusivo colegio donde estudiaban en San Pablo-Brasil.
[158] EL DIARIO, 9 de abril de 1959.
[159] Enrique Achá en declaración al periodista Víctor Silva Aparicio, publicada en EL
DIARIO el 4 de septiembre de 1977.
[160] Ponce llegó a una conclusión: “Si le creyó o no, eso pasa a segundo plano pues
Únzaga estaba obsesionado por la revolución… La revolución moral con que sueña
Únzaga, hombre de una fortaleza moral impresionante, parecía escapársele como agua
entre los dedos y por eso su insistencia en tomar las armas una y otra vez… Cerrada la vía
democrática, no nos quedó otro camino que la conspiración. El gobierno sabía que esto era
así y entonces tomó la resolución de llevar a Únzaga al matadero.”
[161] “¿Murió FSB?”. Entrevista de Ricardo Sanjinés Ávila a Jaime Ponce Caballero,
publicada en la Revista Bolivia 2000, el 8 de junio de 1990.
[162] Así lo relató Gonzalo Romero a su hijo Horacio, quien lo retransmitió a este autor.
[163] Versión ofrecida por Arturo Montes, en ese momento yerno de Dick Oblitas.
[164] ENRIQUE ACHA. “Únzaga…” Op. cit. Achá no menciona la identidad de ese Jefe del
Ejército, probablemente por evitarle represalias, ya que su libro se publicó en 1960, cuando
el Gral. Ovando llegaba al cargo más alto del Ejército. De cualquier forma, Únzaga tenía en
1959 el compromiso de Ovando para facilitar el ingreso de los falangistas al Cuartel Sucre
y tomar el armamento del Regimiento Escolta Waldo Ballivián.
[165] Entrevista a Germán Guzmán López transcrita por Tomás Molina Céspedes en su
libro “Únzaga. Homicio o Suicidio”.
[166] Entrevista del autor, vía internet, con María Renée Serrano de Newman, residente en
Baltimore, febrero de 2011 y junio de 2012.
[167]
Entrevista con Jaime Gutiérrez Terceros.
[168] El Dr. Guevara Arze dice que FSB siempre adoleció de filtraciones y afirma que el
aparato de inteligencia del gobierno sabía que los falangistas iban a intentar un alzamiento
ese fin de semana, aunque lo esperaban para el sábado 18 de abril. EL DIARIO (8 de julio
de 1962). Revista CRITERIO (10 de octubre de 1988).
[172] Documento escrito por Mario Gutiérrez Pacheco, transcrito por Roberto Freire en su
libro “Memorias Políticas”.
[173] Documento escrito entregado posteriormente por Mario Gutiérrez Pacheco a Roberto
Freire e incluido en su libro “Memorias Políticas”, Artes Gráficas San Matías, junio de 2010.
[174] Relatado por Horacio Romero, hijo de Gonzalo Romero A. G.
[175] Declaración de Víctor Vega al autor. Llamaban “Chapu” a Únzaga por su cabello
ondulado.
[176] GUILLERMO BEDREGAL. “De Búhos…”. Op. cit.
[177]
Id.
[178] Testimonio de Mario Gutiérrez Pacheco.
[179] Llaucha, especie de empanada rellena de queso caliente.
[180] Actualmente el edificio en cuestión, ya refaccionado, es la Casa Municipal de Cultura,
en la intersección de la Plaza de los Héroes y la plazoleta Pérez Velasco. El antiguo garaje
del Control Político es ahora el teatro de ese centro cultural y el parque contiguo.
[181] Cucho Vargas, el más célebre periodista deportivo de la época.
[182] Charo Castillo y Jaime Flores se casaron y siguieron trabajando en la emisora del
Estado y luego en Televisión Boliviana.
[183] Entrevista con Oscar Violeta Bricud (septiembre de 2012), antiguo amigo del autor y
colega en Canal 7 Televisión Boliviana. Violeta dice: “Freire era cordial y correcto, pero uno
de sus acompañantes me hizo sentir el caño de una pistola en las costillas. Se me cayeron
las medias y levanté las manos, como en las películas. Freire me dijo ‘no es necesario que
haga eso’…”.
[184]
El libreto está en los documentos del Dr. Walter Guevara Arze, depositados en el
Archivo y Biblioteca Nacional de Sucre.
[185] El Dr. Guevara Arze nunca aclaró lo sucedido esa mañana. Por ejemplo, si se puso
en contacto con la principal fuerza a su cargo, el Cuerpo de Carabineros, a través de su
Director General, Cnl. Julián Guzmán Gamboa, y más aún, si le dio la instrucción de
movilizarse y este no la cumplió, como efectivamente sucedió.
[186] NUFLO CHÁVEZ. “Recuerdos de un revolucionario”.
[187] Oscar Kellemberger, hijo de Carlos (muerto el 19 de abril), entrevistado años después
por el autor de este libro, señala que Raúl Portugal era un hombre decidido, duro y valiente.
Dice que éste justificó su retirada señalando que intentar destrozar la cadena con el uso de
dinamita, iba a poner en riesgo a centenares de niños y padres que en ese momento
abandonaban precipitadamente el cine Tesla. Entrevistado Luis Llerena Gámez, ofrece otra
visión:
RSA.- ¿No se dieron cuenta de que el control de teléfonos era decisiva para esa
revolución?
LLG.- No lo sabíamos.
RSA.- ¿No sabían que era la condición que pedía Guzmán Gamboa para
intervenir?
LLG.- No. En Falange había un principio: nadie preguntaba el porqué de las
órdenes que se nos daban.
[188] Así lo afirmaría tiempo después el dirigente sindical José María Palacios, sin dar
nombres -según dijo- para evitarles la vergüenza.
[190] Sin embargo un informe del gobierno, publicado el 21 de abril de 1959 en el diario
oficialista LA NACIÓN, ofrecerá una versión oficial más “heroica” en la que un grupo de
oficiales se encaran con los atacantes y “tras el fragor del combate los reducen”, lo que fue
desmentido categóricamente.
[191] EL INTRANSIGENTE de Salta, 17 de mayo de 1959.
[192] EL INTRANSIGENTE de Salta, 12 de mayo de 1959. Declaración de Víctor Sierra
Mérida.
[193]
Declaración de don Mario Alarcón Lahore al autor de este libro.
[194]
¿Pretendía Ovando llevar al Presidente Siles al Estado Mayor para allí tomarlo preso
junto a sus acompañantes? Imposible averiguarlo. Lo único que parece real es que el Dr.
Siles desconfió de la invitación del Jefe del Estado Mayor del Ejército, a quien fulminó con
la orden perentoria de ponerse a la cabeza de las tropas y cumplir con su obligación
constitucional.
[195] Curiosamente, nadie y nunca aclaró si el Presidente o el Ministro de Gobierno dio
[197] Versión de don Mario Alarcón Lahore. No ha quedado en claro si el blindado fue
adquirido por el gobierno del MNR o si fue el mismo automóvil Buick que recibió como
donación el Presidente Enrique peñaranda en su visita oficial a los Estados Unidos en
1941.
[198] Id.
[199] Se citan los nombres sólo de los que cayeron heridos o fueron detenidos horas más
tarde.
[200] Relato del Dr. Guillermo Bedregal en su libro “De Búhos…” Op. cit. Al parecer hasta
ese momento ni el Presidente ni sus ministros se apercibieron de que Radio Illimani estaba
inutilizada y que sus ocupantes eran hostigados con fuertes descargas de artillería.
[201] Declaración de Víctor Sierra Mérida.
[202] El informe oficial presentado por el gobierno se refiere a una “batalla” y al “fragor del
combate” que nunca hubo.
[203] Declaración del Gral. Gustavo Larrea, Jefe de la Casa Militar del Presidente Hernán
Siles Zuazo.
[204] Declaración de Víctor Sierra Mérida, el único sobreviviente de ese episodio.
[205] Ib.
[206] HERNÁN LANDÍVAR FLORES. “Infierno en Bolivia”.
[207] Declaración de Víctor Sierra Mérida.
[208] Declaración del Gral. Gustavo Larrea, Jefe de la Casa Militar del Presidente Hernán
Siles Zuazo.
[221] GUILLERMO BEDREGAL. “De Buhos…” OP. cit. Hay un evidente desfase
cronológico en el relato del Dr. Bedregal, pero el contenido refleja los hechos acaecidos.
[222] ROBERTO FREIRE. “Memorias…” Op. cit. Al día siguiente el nombre de Augusto
Pereira aparece entre los muertos. Pero sobrevivió, se asiló y no se volvió a saber de él.
[223] Guillermo Bedregal. “De Búhos…” Op. cit.
[224] ROBERTO L. FREIRE ELÍAS. “Memorias…”. Op. cit.
[225] Versión de Enrique Achá en su libro varias veces citado, corroborada por Cristina
Jiménez de Serrano en la reconstrucción de los hechos.
[226] ENRIQUE ACHA. “Únzaga…” Op. cit.
[227] PRESENCIA, 20 de mayo de 1959. Aunque la mayoría de los libros sobre el tema
señalan que fue una denuncia rutinaria, en realidad no lo fue, porque el Cnl. Arce Amaya
entregó una caja de munición a los 30 milicianos que llegan a la Avenida Perú esquina
Larecaja en dos camiones. En efecto, la información tenía una falla, el número de la casa
no era “138”, sino “188”.
[228] Declaración de Guichi de Gutiérrez.
[229] Relatado por el Lic. Xavier Iturralde Jahnsen.
[230] Relatado por María Eugenia Serrano.
[231]Declaraciones de Juan Mansilla, el miliciano que ingresó por la ventana, publicadas en
[241] Entrevista del autor con el Dr. Walter Flores Torrico, en septiembre de 1983. Flores
[242]
GUILLERMO BEDREGAL. “De búhos…”. Op. cit.
[247] Los familiares encontraron e identificaron a los masacrados. Todos mostraban los
cuerpos perforados por la metralla y a la mayoría con la cabeza destrozada por el tiro de
gracia, como lo relataron al autor de este libro los hijos de Cosme Coca y Carlos
Kellemberger, ambos con los mismos nombres de sus progenitores inmolados ese 19 de
abril junto a una veintena de sus camaradas.
[248] EL DIARIO, 21 de abril de 1959.
[249] PRESENCIA, 21 de abril de 1959.
[250]
ALFONSO CRESPO. “Hernán Siles Zuazo – el Hombre de Abril”.
[251] El testimonio del Dr. Cosme Coca Carrasco, hijo de Cosme Coca Jiménez, es
conmovedor. “Yo tenía que vengar a mi padre porque comprobé que lo asesinaron junto a
sus camaradas en el Cuartel Sucre. Me dediqué a investigar para saber quiénes dispararon
y al final me enteré del nombre de uno de los asesinos. Pasó el tiempo y ya titulado
médico, yo trabajaba en el Hospital Obrero como cirujano de emergencia. Un día ese
hombre que disparó a los falangistas en el Cuartel Sucre, llegó de urgencia al hospital con
una apendicitis. Antes de operarlo, le dije que yo era hijo de Cosme Coca Jiménez. Me
miró con temor perceptible y no dijo nada. Estuve tentado de dejarle una arteria suelta para
que muera desangrado como si fuera una peritonitis, pero no lo hice. Luego en una clínica
en El Alto atendí a un señor con una pancreatitis; él me reconoció, me dijo que había
torturado a mi padre en Curahuara y me pidió perdón. Y yo le perdoné. Fue el mejor
homenaje a mi padre, a quien recuerdo como un hombre idealista, valiente, bondadoso,
que ayudaba a todos.
Mi hermano Hugo se crió conmigo. Tuvimos un problema de tipo psicológico porque yo fui
como su padre y cuando creció y salió profesional se dio cuenta que yo no era su padre.
Esto se llama “falla del modeling” y por eso nuestra relación no es normal, sino diferente,
somos dos polos opuestos pese a que nacimos el mismo día con nueve años de diferencia.
Mi hermano radica en Brasil y está considerado como uno de los mejores en terapia
intensiva. Mi hermana también sufrió mucho, pero aguantó porque estaba acogida por mi
madre. Esa fue una época muy difícil porque a mi madre no le permitían trabajar porque
era opositora. Yo estaba en La Salle y los compañeros y hermanos del colegio nos tenían
consideración. Como mi hermano era el mejor de su curso le ofrecieron una beca, pero no
podían hacer nada más porque ser amigo de un opositor era casi como un delito. Mi
nombre estaba marcado, no tenía derecho a nada, incluso en la universidad tenía
problemas por mi apellido, pero con esfuerzo salimos adelante…”
[252] LUPE CAJÍAS DE LA VEGA. “Morir en mi cumpleaños”.
[253] PRESENCIA, 21 de abril de 1959.
[254] Declaración de María Renée Serrano, de 13 años, interrogada por fiscales.
[260] El expediente del “caso Únzaga” tuvo un destino tan extraño como la muerte del líder
falangista. En el año 1994, el abogado Javier Dips reveló a este autor que lo tenía en su
poder luego de haberlo comprado a un abogado y lo tenía escondido en algún lugar de su
domicilio en San Jorge, pero al morir al poco tiempo, el rastro se perdió definitivamente. En
cuanto al informe de la misión de la OEA y las fotografías, nadie sabe por qué motivo
aparecieron en manos del Dr. Walter Flores Torrico, Oficial Mayor de Justicia del Ministerio
de Gobierno en 1959. Flores Torrico accedió excepcionalmente a prestarlas a Boris
Marinovic, quien las publicó en la revista REVELACIONES que él dirigía (algunas de las
cuales reproducimos en este libro), luego devolvió tales documentos, cuyo paradero se ha
perdido en la noche de los tiempos. Algunos documentos que Marinovic guardaba las
entregó a la Fundación para la Democracia Multipartidaria que presidió Guido Riveros
hasta antes de su fallecimiento.
[261] Corralito, término utilizado en la Guerra del Chaco para describir las sangrientas
celadas que se propinaban mutuamente paraguayos y bolivianos.
[262] Enrique Achá relató tiempo después al Sr. Arturo Montes que luego de la matanza, en
la noche del lunes 20 tomó contacto con el Cnl. Guzmán Gamboa, reclamándole su
inacción que derivó en la muerte de Oscar Únzaga. El jefe policial, contrito, le dijo que se
sentía en deuda con los falangistas, pero que estaba dispuesto a vengar la muerte de su
líder, solicitando la autorización y apoyo de FSB para dar el golpe en las próximas horas.
Achá logró comunicarse con Gonzalo Romero en la legación argentina, pero este “lo
mandó al cuerno” desautorizando cualquier gestión “con ese traidor”. Todo esto habría
sucedido momentos antes de alcanzar el asilo en la Nunciatura. Pero ya la palabra de Achá
había entrado bajo una sombra de dudas.
[263] PRESENCIA, 20 de mayo de 1959.
[264] EL DIARIO, 8 de julio de 1962,
[265] Declaración de Enrique Achá al periodista Víctor Silva Aparicio, publicada en EL
DIARIO el 4 de septiembre de 1977. En la fecha de esta publicación, el Gral. Ovando vivía
exiliado en Madrid, pero se aprestaba a volver al país, toda vez que el Presidente Hugo
Banzer atravesaba por una crisis política que lo llevaría semanas más tarde a convocar a
elecciones, para las que Ovando volvió e hizo causa común con la Unidad Democrática y
Popular liderada por el Dr. Hernán Siles Zuazo.
[266] A propósito de Barrientos, el propio Achá dio una versión sobre su participación en
los hechos del 19 de abril. “El Gral. Barrientos no quería saber nada de la fecha ni la hora
del estallido del complot, sólo pidió que, en el momento oportuno, con una hora de
anticipación se lo llamara telefónicamente para que él pueda cumplir su compromiso. Sus
efectivos del Politécnico Militar, con los aviones de la Base Aérea de El Alto debían
ametrallar a 800 milicianos.
[267] Ver el amplio informe sobre el 19 de abril de 1959, presentado por el Dr. Walter
Guevara Arze en EL DIARIO, el 8 de julio de 1962.
[268]
WALTER VÁSQUEZ MICHEL. “Memorias”.
[269] Carlos Guevara Rodríguez, citado por Mariano Baptista Gumucio en su libro
“Fragmentos de Memoria – Walter Guevara Arze”. Los conceptos de Guevara han sido
también demoledores para Paz Estenssoro, Siles Zuazo, Lechín Oquendo, Fellman
Velarde, etc., con quienes mantuvo una intensa relación de odio y compañerismo.
[270] MOISÉS ALCÁZAR. “Páginas de Sangre”.
[271] Citado por el periodista Víctor Silva Aparicio en “Mataron a Únzaga”, un amplio
reportaje histórico publicado en dos páginas íntegras de EL DIARIO de La Paz, el 4 de
septiembre de 1977.
los tercios de Flandes, ideada por asesores del Presidente René Barrientos como distintivo
para identificar a sus aliados en el Pacto Militar Campesino.
[282] Testimonio ofrecido al autor por el Ing. Julio Sanjinés Goitia, en esos años Embajador
del Presidente Barrientos en Washington.
[283] BOLIVIAN TIMES. Publicación boliviana en inglés, dirigida por Peter McFarren.
[284] TOMAS MOLINA. “Unzaga…” Op. cit.
[285] Era el Cnl. Luis Arce Gómez, un hombre polémico que había sido parte del entorno
íntimo del Gral. Ovando Candia, en 1969-70, durante su gobierno revolucionario de
apertura al socialismo.