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15 - Antigua Roma

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PERO ESO ES OTRA HISTORIA

ANTIGUA ROMA
LOS ETRUSCOS Y LA MONARQUÍA ROMANA
Los Pueblos Itálicos

L a península con forma de bota situada en el centro sur de Europa es Italia. Se sabe
que ya desde el neolítico estas tierras acogieron a mucha gente diferente que
comenzaron a instalarse allí y formaron aldeas. Y más tarde culturas con rasgos
comunes como la cultura del vaso campaniforme, luego la cultura de terramaras, y más tarde
gentes de la cultura de los campos de urnas.
Por ejemplo, el norte estuvo habitado por los ligures, de los que apenas se sabe algo. En la
zona de la actual Toscana estaban los etruscos. Se cree que esta gente pudo haber venido de
Oriente, quizás de Anatolia, y que eran libios emigrantes. Otra teoría dice que eran autóctonos
de la Toscana, descendientes de la cultura de Villanova, a su vez relacionados con los campos de
urnas.
Lo más aceptado actualmente es que tanto autóctonos como emigrantes se mezclaron. Eso
explicaría su idioma pre-indoeuropeo y a su vez sus costumbres parecidas a los griegos. Eso sí,
el alfabeto etrusco se sabe que proviene del fenicio, y el alfabeto latino, es decir el nuestro,
vendrá de este.
Una de las primeras grandes culturas de Italia fue la Nurágica, que habitó en la isla de
Cerdeña durante la edad del bronce. Los nuragas construyeron los mayores monumentos
megalíticos de Europa. Se trataban de unas enormes torres cuya función aún en día está en
discusión. También había templos y tumbas para gigantes. De estas tribus saldrían los corsos y
los sardos. Pero los pueblos más importantes van a ser los de origen indoeuropeo: los latinos-
faliscos, los oscos-sabinos, los equo, los volscos, los umbros, los vénetos... Toda esta gente
forma lo que conocemos como pueblos itálicos o ítalos.
Los Etruscos
Ellos se autodenominaban los "rasenna", pero todo el mundo los conoce como Etruscos.
Fueron buenos comerciantes por vía marítima, de hecho construyeron grandes barcos, y también
PERO ESO ES OTRA HISTORIA

destacaron por su orfebrería y comercio con estaño y hierro. Sus casas eran de arcilla y
reservaban la piedra para sus templos muy del rollo griego. Tenían ciudades amuralladas y
ordenadas en estilo damero. Los arúspices eran sus sacerdotes y básicamente se dedicaban a
adivinar el futuro mirando rayos o tripas de animales sacrificados. Muchos de sus dioses como
Tinia, Uni o Menrfa acabarían sintetizados en dioses griegos, que a su vez darían lugar a los
dioses romanos: Júpiter, Juno o Minerva.
Los griegos que visitaban Etruria flipaban un poco, porque las mujeres allí gozaban de una
igualdad y autonomía como no se conocía al otro lado del mar jónico. Podrían participar en
política, en los juegos, hacer fiestas, heredar... Y claro, las sociedades de alrededor, bastante
patriarcales, se escandalizaban con ellos.
Su expansión por Italia comenzó alrededor del año 800 a.C. Desde la Toscana los etruscos se
hicieron con territorios como el Lacio, la Campania o el Valle del Po, al norte, en lo que
actualmente conocemos como la región de Lombardía. ¿Pero cuál era el problema? Que en el
sur estaban las colonias griegas como Cumas, Tarento y Siracusa, y el norte estaba tomado por
las tribus celtas. Por otro lado, estaban los fenicios, que ya se habían instalado en Cartago y
estaban tomando Cerdeña. Entre las ciudades más importantes de Etruria estaban Veyes, Caere,
Populonia, Clusium y Perusia, pertenecientes a la liga etrusca, una especie de alianza entre las
ciudades-estado de esta gente.
Con la expansión crearon otras ciudades como Alalia en Córcega o Spina y Mantua en el
Valle del Po. Al principio, como Roma, fueron una monarquía gobernada por un lucamón, pero
más adelante se convertirían en una república, pero eso ya sería tiempo después. Y ya para el
año 280 a.C. no quedaría nada de esta gente. Serían absorbidos por los romanos.
La Fundación De Roma Y Su Monarquía
Año 753 a.C. La fecha de la fundación de la ciudad de Roma supuestamente a manos de los
gemelos Rómulo y Remo. Según la leyenda relatada en parte en la Eneida de Virgilio, un
troyano llamado Eneas huyó de la Guerra de Troya y llegó a Italia. Fundó Lavinio y su hijo
Ascanio fundó Alba Longa. Los famosos Rómulo y Remo serían los descendientes de éstos.
Leyendas aparte, Roma fue fundada a orillas del río Tíber, en una colina conocida como
Palatino. El palatino no era la única colina, había otras seis. Fue en esta zona donde diferentes
tribus latinas, etruscas y sabinas se fueron uniendo hasta conformar la liga de los siete montes. A
esta gente se les llamaría a partir de ahora romanos.
En la sociedad romana había diversas clases. Había una clase aristocrática, los gentiles o
patricios, familias descendientes de algún antepasado mítico. Muchos de ellos acaban en
puestos de poder como en el Senado. Por otro lado, estaba la plebe, los plebeyos, las clases más
pobres, carentes de derechos que se dedicaban al comercio, a la artesanía o a la ganadería. Eran
hombres libres, pero no participaban en política, y tampoco podían casarse con patricios ni
formar parte del ejército. Durante la República la cosa iría cambiando. También había clientes,
gente bajo la protección de un patricio. Y finalmente estaban los esclavos, gente ni libre ni con
derechos. El esclavo liberado se llamaba liberto.
El sistema de gobierno de esta Roma recién nacida fue la monarquía. Aparte del poder
político, este rey (o rex) también tenía el poder militar y religioso, pues era jefe de los augures,
que eran como los sacerdotes adivinos de la ciudad. Este rey tenía un consejo, el llamado
Senado, formado por los ancianos patricios (los senex) y además había una asamblea curiada, en
la cual la gente que se podía permitir ir a la guerra, es decir los patricios, se reunían en la colina
del Capitolio para votar leyes, declarar la guerra o hasta elegir al rey. Realmente quién podía
votar y qué se podía votar está todavía bastante en discusión, ya que no han quedado
PERO ESO ES OTRA HISTORIA

demasiados datos de la época. Lo seguro es que cada una de las tres tribus originarias de Roma
estaba dividida en 10 curias, y cada una aportaba 100 infantes y diez jinetes al pequeño ejército
que se habían montado. En total 3000 soldados de infantería y 300 a caballo.
Como ya dijimos, según el mito, el primer rey de Roma fue Rómulo. La aldea se fue
llenando de gente, pero el rey vio que apenas había mujeres... así que invitó a los sabinos a
celebrar juegos... y raptaron a sus mujeres y a ellos les echaron. Los romanos se casaron y
tuvieron hijos con ellas, y el cabreo de los sabinos llevó a estos pueblos a una guerra que acabó
con las mujeres poniendo paz y orden. De hecho, se formó una diarquía, donde Rómulo gobernó
junto al líder sabino Tito Tacio, que no duró mucho pero bueno, ahí estuvo.
El 2º rey de Roma fue Numa Pompilio, un tipo muy religioso y pacífico. Instituyó el colegio
de pontífices, y levantó los primeros centros a los dioses romanos. Por ejemplo, el de Vesta, la
diosa del hogar, en cuyo templo había una llama custodiada por vírgenes que vigilaban que no
se apagase. O el Templo de Jano, cuyas puertas abiertas indicaban que estaban en guerra,
mientras que las puertas cerradas indicaban paz... algo que no pasó mucho en la historia de
Roma...
Después vino Tulio Hostilio, un tipo muy guerrero, que se dio de leches contra ciudades
etruscas como Velles o Alba Longa, la cual destruyó. Pero no todo su reinado fue destrucción,
pues levantó el edificio de la Curia Hostilia, donde se reuniría el Senado por muchos siglos.
Como Tulio debía de pasar muchos los dioses, Júpiter, el Zeus romano, le dio una plaga y
después un rayo que acabó incinerándole. Anco Marcio, su sucesor, fue todo lo contrario. A él se
le debe la construcción del puerto de Ostia, a pocos kilómetros de Roma. Allí se instalaron las
primeras factorías de salazón, un método para conservar los alimentos durante más tiempo. La
sal era importantísima para esta gente. De hecho, la palabra salario viene de la paga en sal que
se les daban a los romanos para que pudieran conservar sus alimentos.
El 5º rey de Roma fue Tarquinio Prisco, posiblemente de origen etrusco, pero que fue
adoptado por su antecesor. Con este hombre llegaron grandes reformas a Roma, que ya se iba
convirtiendo en una ciudad. Para empezar, comenzó a construir el Foro Romano, un lugar de
ocio y reunión. También un sistema de alcantarillado, la cloaca máxima, y un tempo a Júpiter en
la colina del Capitolio. Amplió el ejército a casi 7.000 efectivos, también el Senado a 300
miembros para meter a gente de tribus etrusca que habían conquistado, y finalmente creó unos
juegos deportivos romanos al estilo greco-etrusco. Para ello construyó el Circo Máximo, para
las carreras de caballos.
Su yerno Servio Tulio se convirtió en el 6º rey de Roma, y usó todos los botines ganados a
los etruscos para construir el templo a Diana en el Aventino. Se creía que también hizo las
murallas de la ciudad, pero parece que aún tardarían dos siglos en construirse. Al igual que hizo
el griego Solón en Grecia unos años antes, Tulio instauró una especie de Timocracia. En esta
nueva constitución, los romanos iban a estar divididos en cinco clases según su riqueza, y no
por lazos de sangre como hasta ahora. Se creó entonces la Asamblea Centuriada, que funcionaba
tanto como censo, como asamblea y como sistema de reclutamiento para las falanges, basadas
todavía en los hoplitas griegos. Además, las tres tribus clásicas de Roma fueron sustituidas por
cuatro urbanas y alguna más rústica en las afueras. Más adelante veremos el funcionamiento de
esta asamblea más en detalle.
Durante su reinado tuvo lugar la Batalla de Alalia, que enfrentó a las tres grandes potencias
mediterráneas de la época: los cartagineses aliados con los etruscos lograron cortar el paso hacia
el mediterráneo occidental a los griegos foceos. Esto dejaría aisladas a algunas colonias griegas,
como Emporion y Sagunto. Y también dejó aislada a la Tartessos de Argantonio, que caería
pronto.
PERO ESO ES OTRA HISTORIA

Servio Tulio fue asesinado por el marido de su hija, Tarquinio el Soberbio, que se hizo con el
trono. Como bien dice su nombre, Tarquinio era muy soberbio y no soportaba que los etruscos
fuesen la potencia más pepina de aquellos años. Para perpetuarse en el poder recurrió a
corruptelas y hasta asesinatos... y llevó a Roma a librar grandes guerras contra sus vecinos. Pero
la gota que colmó el vaso para el hastiado pueblo romano fue cuando permitió que su hijo
violase a una patricia esposa de su sobrino llamada Lucrecia, que luego se suicidó.
Un familiar de ésta, Lucio Junio Bruto, habló con el Senado y juntos decidieron que había
que expulsar al rey. Y eso pasó en el año 510 a.C. Al año siguiente se aprobó una nueva
constitución y ahora Roma pasaría a ser una república bajo el mando de dos cónsules, el ya
nombrado Bruto, y el viudo de Lucrecia, Lucio Tarquino Colatino. La idea era repartir el poder
para que no fuera acaparado por una sola persona. Y además el cargo sería sólo de un año. Este
sistema democrático... digo OLIGÁRQUICO, duraría casi medio milenio.

LA REPÚBLICA ROMANA Y LA CONQUISTA DE ITALIA


Después de que el Senado romano expulsase al último rey, Tarquinio el soberbio, éste se alió
con el lucamón etrusco de Clusium Lars Porsena, y juntos decidieron atacar a la recién creada
república romana. Gracias a los griegos de Cumas, los romanos vencieron en la batalla de
Aricia. De esta guerra se habla de dos héroes legendarios: Horacio Cocles, que aguantó el
avance turco sobre el único puente que llevaba a Roma, y Mucio Escévola, que fue capturado,
pero impresionó tanto a Lars Porsena que acabó negociando la paz.
Las Instituciones Republicanas Romanas
Con paz en la zona del Lacio, los romanos pudieron poner en marcha todas las reformas para
democratizar un poquito sus instituciones. Ya no iba a haber un rey, sino dos cónsules
gobernando a la vez. Éstos serían elegidos anualmente y tenían el poder de vetarse entre ellos.
Con esto ninguno podría acaparar el poder absoluto. La cosa es que sí que esta gente
contemplaba el cargo de dictador, que duraba seis meses no prorrogables, y sólo para casos de
extrema gravedad.
El caso es que estos cónsules tenían bastante poder: dirigir al ejército, alistar tropas,
convocar al senado y las asambleas, nombrar sacerdotes, proponer leyes, promulgar edictos...
Tras los cónsules, la siguiente magistratura más importante fue la de pretor. Durante los
primeros años de la República, los cónsules fueron llamados pretores, pero luego se dividieron.
También fue una magistratura anual, al principio de dos y luego de ocho. Sus competencias eran
más judiciales, como nombrar jueces, aunque también podían sustituir al cónsul si éste estaba
fuera. En el futuro los ex cónsules y ex pretores podían llegar a gobernar las provincias del
imperio bajo el cargo de procónsul o propretores. Después estaban los censores. Este cargo
elegido cada cinco años se encargaba de hacer el censo, hecho cada lustro, elaborar la lista de
senadores, quién podía ser o no, y hasta les vigilaban para que se respetaran las tradiciones y
que no hubiera abusos de poder o corrupción. También estaban los cuatro ediles: dos ediles
curules, patricios, y dos ediles plebeyos. Eran una especie de alcaldes policías que también
organizaban juegos y espectáculos de su propio bolsillo, y también se encargaban del
aprovisionamiento de trigo de la ciudad: la Anona. Finalmente estaban los cuestores, quienes
administraban el tesoro público de la ciudad y los archivos. Eran contables básicamente.
Todas estas magistraturas van a tener la "potestas", es decir, el derecho a convocar y presidir
el senado, multar, realizar edictos, y tanto los cónsules como los pretores van a tener además el
"imperium", es decir, el poder de mandar al ejército, arrestar a gente, juzgar, hacer comicios y
auspicios fuera de la ciudad... Además, ninguno cobrada por estos cargos.
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Ahora toca hablar de asambleas, la más importante era el senado. Sus 300 miembros eran
elegidos por los cónsules hasta el año 318 a.C., donde se decretó que fuera una atribución de los
censores. Sus funciones eran aconsejar a los cónsules, ratificar decisiones de otras asambleas,
fijar el presupuesto, declarar guerras, control de cultos, crear comisiones judiciales... Los
senadores sólo podían reunirse si los cónsules les daban permiso y hasta el año 150 a.C. más o
menos los plebeyos no pudieron formar parte de esta asamblea.
Tras el senado había tres asambleas populares: los comicios curiados de los que hablamos
antes seguían existiendo... pero con tan poco poder que casi desaparecieron. Los realmente
importantes eran los comicios centuriados, donde votaban en el campo de Marte las 193
centurias en las que estaba dividida la población romana según el censo, en función de su
riqueza. En estos comicios se elegían a los magistrados superiores, cónsules, pretores y
censores. También votaban guerras, alianzas, condenas a muerte, al ostracismo, votaban leyes...
Esto de las centurias es importante porque estos comicios servirán también para organizar al
ejército. El ejército centuriado tuvo muchas reformas a lo largo de su historia.
Al principio cada centuria estaba compuesta por 100 hombres, y había sólo dos legiones bajo
el mando de sendos cónsules, pero eso fue cambiando con el tiempo. Todos los ciudadanos
varones tenían que alistarse y, dependiendo de su renta, tendrían un armamento mejor o peor,
según las cinco clases sociales creadas por Servio Tulio. Pero algunos soldados pobres perdían
dinero si se ausentaban de sus campos de cultivo durante el período que durase la guerra. Para
paliar esto se creó una ayuda económica llamada estipendio.
Finalmente estaban los comicios tribales, donde la población, dividida en cuatro tribus
urbanas y treinta y un rústicas, elegían a los ediles curules y a los cuestores, entre otros cargos, y
también votan leyes. Aunque esto de los comicios y asambleas puede parecer muy democrático
en la práctica no lo era tanto. Si una persona vivía lejos de Roma y nadie le avisaba de que había
sesión el martes... lógicamente no podía ir a votar.
Bueno votar, esa es otra, en los primeros siglos de la república se votaba por centuria, tribu o
curia, y no por persona. Y además votaban primero las centurias más adineradas, y cuando
tenían mayoría se dejaba de votar, dejando mucha gente pobre sin voto. Y claro, además la
corrupción o el clientelismo podrían hacer de las suyas con pocas dificultades.
Toda la historia de Roma va a estar marcada por multitud de conflictos bélicos. El primero
gordo fue la 1ª guerra latina, que enfrentó a Roma con sus vecinos, y la ciudad acabó siendo la
líder de la llamada Liga Latina, un conjunto de ciudades de esta etnia. Casi a finales de esta
guerra, en el 424 a.C., los plebeyos más ricos se hartaron de no poder participar en política. No
podían tomar decisiones de cosas que a ellos les afecta en gran medida, y encima los patricios
acaparaban todo el ager publicus, es decir, toda la tierra cultivable. Eso era una putada, y encima
muchos tenían que servir en el ejército, lo que les hacía perder ingresos y acababan endeudados.
Aún no había estipendio. Así que todos estos plebeyos, unos comerciantes más ricos, otros
agricultores más pobres hicieron las maletas y se fueron a un monte cercano a Roma y crearon
su propio estado. Tenían sus magistraturas propias y hasta una tríada de dioses para ellos: Ceres,
Libera y Baco.
Las hostias entre patricios y plebeyos fueron brutales, pero los primeros no podían mantener
su estatus sin los segundos, así que a cambio de su vuelta les prometieron una participación más
amplia en la política romana. Aquí se crea la magistratura del tribunado de la plebe, para
defender los derechos de esta gente. Estos dos tribunos de la plebe eran elegidos por la asamblea
de la plebe, concilium plebis, de forma anual, sólo entre gente de la clase plebeya. Y ojo al dato,
porque podían vetar cualquier decisión de los cónsules. Además, también elegían otros cargos,
como ediles plebeyos.
PERO ESO ES OTRA HISTORIA

En los años siguientes los derechos de esta clase plebeya irían aumentando. Por ejemplo
tenemos la ley de las 12 Tablas, redactada por legisladores patricios y plebeyos: los decemviri.
Se habla de derecho penal, como casos de homicidio, y se clasifican los hurtos y se regulan las
indemnizaciones, multas o herencias. En este código no se contemplaba el matrimonio entre las
dos clases, pero eso cambiaría unos poquitos años después, tras unas protestas un tanto
violentas.
Ya en el año 376 a.C. dos tribunos de la plebe crearon las Leyes Licinio-Sextias. Gracias a
esto uno de los dos cónsules sería plebeyo, y otras magistraturas se abrieron también esta clase,
como el senado, la pretura urbana y también se limitó a 125 hectáreas el terreno que podía tener
una persona. Los patricios, con sus reticencias, tardaron 10 años en aprobarlas, pero se
consiguió... aunque no siempre fueron respetadas.
La última gran reforma llegó en el año 287 a.C., con la Ley Hortensia, del dictador Quinto
Hortensio, tras una gran revuelta del pueblo, que se fue a vivir al Janículo, actual barrio de
Trastévere. Esta ley hizo que las decisiones de la asamblea plebeya, es decir, los plebiscitos,
tuvieran valor de ley para todos. Con el tiempo ya no sería importante la cuestión de
nacimiento, y los ricos, tanto patricios como plebeyos, formarían los Optimates, opuestos a la
clase más pobre, los Populares.
En estos años Roma introdujo una moneda propia, el As de bronce. 10 ases eran un denario
de plata, que equivalía más o menos a 1 dracma griego. Y 2,5 ases era 1 sestercio. Luego estaba
la mina y el talento, de origen griego, medidas de volumen. Ésta última equivalía a casi 30 kilos.
Finalmente vamos a hablar de nombres y apellidos. Los romanos tenían un "praenomen",
como nuestro nombre de pila, un "nomen", nombre de familia, el apellido, y un "cognomen", un
apodo, que no tenía por qué ser hereditario. Cayo Julio César, por ejemplo, se llama Cayo, de la
familia Julia, y apodado César. Algunos dicen que el mote le viene de "cabellera", porque tenía
calvicie incipiente...
Las Guerras Contra Veyes Y La Primera Expansión De Roma
Sin duda, los enemigos de la Liga Latina fueron la tribu de los equos, los volscos, oscos y
umbros, que pastoreaban por los montes Apeninos y asaltaban los carros por la vía Salaria. Con
el tiempo irán desapareciendo y asimilándose a la idiosincrasia romana. Los verdaderos
enemigos de Roma eran los etruscos. Con ellos comenzaron tres cruentas guerras conocidas
como las guerras contra Veyes, la ciudad más importante de esta gente.
La 1ª guerra contra Veyes fue un desastre para Roma, pues durante la batalla de Crémera fue
masacrada una familia patricia entera, la de los Fabio. Bueno, sólo quedó uno que estaba en su
casa. Además, los etruscos les quitaron la ciudad fronteriza de Fidenas, pero las cosas no iban a
quedar así. Después de 40 años de relativa paz, el asesinato de varios embajadores romanos en
Fidenas derivó en la 2ª guerra contra Veyes. Este conflicto permitió a Roma recuperar su
querida Fidenas, vender a sus ciudadanos como esclavos y paz y calma por 20 años. Pero es que
con Veyes a pocos kilómetros de Roma la amenaza continuaría, así que durante la 3ª guerra
contra Veyes la asediaron durante más de una década hasta que por fin cayó.
Con Veyes destruida, Roma se expandió un poco por el Lacio, saliendo de su zona de
confort. Un pequeño paso para Roma, un gran paso para la cultura occidental. Los etruscos
seguían molestando de vez en cuando, pero curiosamente se aliaron con los romanos alrededor
del 390 a.C. Y diréis... ¿Por qué? Porque llegaban los galos por el norte. En ese año, el líder
senón Brenno saqueó Roma mientras la gente huía o se guarecía como podían en los templos
del Capitolio. Fue un palo bien gordo.
Las Guerras Samnitas. La Expansión Continúa
PERO ESO ES OTRA HISTORIA

Tras echar a los galos, Roma necesitó bastante tiempo para recuperarse. Hubo una reforma
urbanística potente, y se construyeron murallas alrededor. Las luchas esporádicas contra itálicos
y sobre todo con la ciudad etrusca de Tarquinia se sucedieron hasta el año 343 a.C., cuando
comenzó la 1ª de las tres guerras samnitas, que acabarían con Roma dominando todo el centro
de Italia.
Por un lado, los romanos se aliaron con los griegos de Capua cuando los samnitas
comenzaron a acercarse peligrosamente a las zonas griegas de la Campania, y así comenzó la 1ª
guerra samnita. Los romanos ganaron y se firmó una paz que no gustó mucho a sus aliados
latinos de la liga, y estalló la 2ª guerra latina. La victoria romana hizo que la liga se fue a tomar
por culo, y que todo el territorio latino del Lacio pasase a ser Roma en el año 338 a.C. Estos
latinos se pasarían más de 2 siglos reclamando los mismos derechos que los romanos, y lo
conseguirían... ya lo veremos.
Roma tomó ciudades como Cumas, Neápolis, actual Nápoles, Capua, Anzio... Mientras tanto
los etruscos perdían toda la fuerza que les caracterizó en los siglos anteriores. Etruria ya no era
la reina del mambo en Italia, y al otro lado del mar jónico un joven Alejandro Magno empezaba
a conquistar Persia. El resentimiento de los samnios derivó en una 2ª guerra samnita, que duró
más de 20 años. Roma fue derrotada en muchas batallas, la más célebre la batalla de las Horcas
Caudinas, donde los pobres soldados acabaron acorralados en un desfiladero y tomados como
rehenes. Tras esta batalla se decidió abandonar la táctica hoplítica griega y crear la legión
romana que todos conocemos.
Aquí entra en juego la táctica manipular. Los manípulos eran unidades más maniobrables y
flexibles de soldados. En cada legión, comandada por un cónsul, había 30 manípulos de 120
soldados cada uno, dividido a su vez en dos centurias de 60 hombres comandados por un
centurión, y junto a él, su segundo, el optio. Y también estaba el signifer, que era el que llevaba
la enseña de la centuria. En primera línea estaba la infantería ligera, los vélites, los más pobres,
y en los flancos estaban los équites, la caballería, la clase más rica de la sociedad romana.
Después había tres líneas de infantería pesada, ordenadas de más jóvenes a más veteranos. Los
hastati, los príncipes y los triari. Roma también tenía una pequeña flota, aunque no era muy
buena... todavía. Además, el cónsul Apio Claudio creó la vía Apia, una carretera que conectaba
Roma con Capua y otros pueblos de la Campania. Con ello logró mejorar las comunicaciones y
la rapidez para mover a sus tropas. Gracias a ello ganó la guerra y Roma duplicó su tamaño,
logrando una salida al mar Adriático. Como curiosidad, este tipo construyó el 1º acueducto de
Roma, el Aqua Appia.
La 3ª guerra samnita fue el último gran conflicto de Roma contra los pueblos ítalos. Viendo
la supremacía de los romanos, los samnitas y los umbros se aliaron con etruscos y galos para
recuperar sus territorios. Pero no fueron suficientes para vencer a las legiones, y Roma pudo
consolidar su poderío por todo el centro italiano. En el año 287 a.C. ocurrió la sedición del
Janículo ya mencionada, y por el año 280 Etruria desapareció para siempre y Roma tomó su
control. Ahora los romanos eran los putos amos del barrio, pero justo ese mismo año llegó un
griego del reino de Epiro a tocar los cojones. Era Pirro. Habían comenzado las Guerras Pírricas.
Las Guerras Pírricas Y La Toma De Italia
Las guerras pírricas empezaron por un conflicto diplomático regional. Roma y la colonia
griega de Tarento habían pactado nada de barcos en el golfo de Tarento. Todo correcto. Pero
luchando contra los lucanos, los romanos enviaron algunos barcos que fueron hundidos por los
tarentinos. Roma le declaró la guerra y Tarento pidió ayuda a Pirro de Epiro, que tenía ganas de
ser el Alejandro Magno de Occidente. La historia en cambio le recordaría por dar nombre a las
PERO ESO ES OTRA HISTORIA

"victorias pírricas", es decir, ganar una batalla, pero con tantas bajas que casi era una derrota. Él
mismo dijo: "Una victoria más como ésta y nos vamos a tomar por culo".
Una de ellas fue la batalla de Heraclea, donde los romanos se acojonaron porque no habían
visto nunca elefantes. Debieron de flipar mucho. Tras eso Pirro intentó negociar con Roma un
reparto de Italia, pero senadores como Apio Claudio dijeron que "nanai", y la guerra siguió.
Luego la ciudad de Siracusa pidió ayuda a Pirro contra Cartago, y éste acudió a Sicilia. Los
cartagineses entonces se aliaron con Roma, y Pirro, viendo cómo muchas de las colonias griegas
se apichonaban y desertaban, acabó largándose de allí. Esta guerra acabó con la batalla de
Benevento. Gracias a los consejos de los púnicos, los romanos lograron derrotar a los elefantes
griegos lanzándoles flechas y hasta cerdos prendidos en fuego. Los paquidermos se volvieron
locos y comenzaron a destrozar a las tropas epirotas. Muchas colonias griegas fueron cayendo
en manos romanas, como Tarento y Brindisi, que se convertiría en un puerto muy importante.
Para el año 270 a.C. toda la península itálica pertenecía a Roma. Ahora sólo quedaba un gran
enemigo amenazado sus fronteras: Cartago.

LAS GUERRAS PÚNICAS, MACEDÓNICAS Y LAS REFORMAS DE LOS


GRACO Y MARIO
Roma había logrado expandirse por prácticamente toda la península itálica tras vencer a
Pirro de Epiro gracias a su alianza con Cartago. Pero este frágil pacto estaba a punto de
romperse debido a un grupo de mercenarios itálicos llamados mamertinos. Estos mamertinos,
antiguamente bajo las órdenes de los griegos de Siracusa, se habían quedado sin curro y
decidieron asaltar la ciudad de Messana, actual Mesina, esclavizar a su gente, y convertirla en
su base para acciones de piratería. Esta amenaza hizo que Hierón II de Siracusa se aliase con
Cartago, y que los mamertinos se aliasen con Roma. Y la guerra comenzó.
Las Guerras Púnicas (264-201 A.C.)
La 1ª Guerra Púnica empezó con los romanos tomando Siracusa tras la rendición de Hierón,
así como el asedio de otras ciudades sicilianas. Sin embargo, la mayor parte de esta guerra iba a
tomar parte en el mar. La flota romana era una porquería comparada con la cartaginesa, con
generales como Amílcar Barca o Hannón el Grande, pero afortunadamente un quinquerreme
cartaginés quedó encallado y los romanos se lo quedaron, lo estudiaron e hicieron un porrón de
copias de este.
Ahora con una flota potente, las batallas navales comenzaron a ganar relevancia. Una de las
más célebres fue la Batalla del Cabo Ecnomo, tras la cual una parte de la flota romana logró
desembarcar en África. Querían ir directamente a por Cartago, pero las cosas salieron bastante
mal. Y encima la flota de refuerzos se hizo trizas contra las rocas por una tormenta. Todo
pintaba mal para Roma, que casi estaba en la bancarrota. Así que optaron por guerra de
guerrillas en Sicilia. Pasaron los años sin muchos avances y comprendieron que lo mejor iba a
ser vencer a Cartago en su terreno: el agua.
Fue en ese momento cuando supuestamente se ideó el corvus, un puente levadizo con
ganchos para amarrarse a una nave enemiga, abordarla y usar la infantería romana sobre los
barcos. La cosa funcionó a las mil maravillas, y tras vencer al general Hannón el Grande en la
Batalla de las Islas Egadas, los cartagineses pidieron la paz, una paz con una indemnización
tremenda, y que suponía la pérdida de Sicilia, Córcega y más tarde Cerdeña. Además a Amílcar
y a Hannón le estalló la Guerra de los Mercenarios, que se rebelaron porque se quedaron sin
paga, y tras vencerles, Amílcar decidió tomar Hispania para intentar recuperarse un poco. Su
hijo Aníbal Barca, según cuenta la leyenda, sería educado tras esta derrota en el odio a Roma.
PERO ESO ES OTRA HISTORIA

Después de esto no hubo paz en la República Romana. Los piratas ilirios de la reina Teuta
comenzaron una serie de ataques en el Adriático que conduciría a estos dos pueblos a dos
guerras ilíricas. En la 1ª Guerra Ilírica los romanos echaron a la reina Teuta y pusieron de
gobernador a Demetrio de Faros, cuya ambición le llevó a enfrentarse a Grecia con una flota de
piratas, y por ende, también a Roma. En esta 2ª Guerra Ilírica, el general romano Lucio Emilio
Paulo echó a este traidor con pocas dificultades y a su vuelta fue nombrado cónsul. Demetrio,
por su parte, acabó de consejero en la corte del joven Filipo V de Macedonia, y la que liaría con
sus consejitos. Por otro lado, una tribu de origen escita se independizó del Imperio Seléucida en
lo que ahora es Turkmenistán. Eran los Partos, unos guerreros muy fieros que molestarían
durante mucho tiempo a los griegos seléucidas y después a los romanos.
Para el año 226 a.C. Cartago habían conquistado gran parte del centro sur de Hispania, y
Roma también quería una parte de pastel. Ese año se firmó el Tratado del Ebro, que partía el
territorio en dos, con la excepción de las ciudades griegas de Emporión y Sagunto que se
quedaban como protectorados bajo el amparo de Roma. Muy poquitos años después estallaría la
2ª Guerra Púnica cuando Aníbal decidió asaltar Sagunto. Realmente, tanto Roma como Cartago
querían mandanga, y la iban a tener. Aníbal iba a cumplir la voluntad de su padre, pero sabía
que un ataque por mar sería su perdición, así que cogió a casi 100.000 soldados cartagineses e
íberos, 12.000 jinetes y 36 elefantes, y todos fueron hacia Roma atravesando los Alpes. Nadie se
esperaría que cruzaran aquellos valles nevados, era un suicidio, pero lo lograron gracias a guías
galos que también estaban de los romanos hasta los huevos.
Aníbal fue venciendo batalla tras batalla, lo único que perdió fue un ojo. Venció al cónsul
Publio Cornelio Escipión en la Batalla del río Tesino; y al otro cónsul, Sempronio Longo, en
Trebia. En la Batalla del Lago Trasimeno el nuevo cónsul Cayo Flaminio y su ejército acabaron
muertos, y Quinto Fabio Máximo Verrucoso se convirtió en dictador temporal. Él creó las
tácticas fabianas, como pequeñas escaramuzas, pero los impacientes senadores querían
resultados ya y le cambiaron por Terencio Varrón, que llevaría a Roma a una de sus peores
derrotas de su historia. Los cónsules Varrón y Lucio Emilio Paulo, que como veis fue reelegido,
querían acabar con Aníbal de una vez por todas, y fueron con sus ejércitos a la llanura de
Cannas. La Batalla de Cannas fue una de las más sangrientas de la historia, y una derrota
tremenda para Roma, que perdió 50.000 soldados, contra menos de 10.000 bajas enemigas.
A pesar de estas grandes victorias, Aníbal fue incapaz de tomar Roma, ya que no llevaba
maquinaría de asedio ni logró que la mayor parte de los pueblos itálicos se unieran a él. Los
siguientes años se dedicó a dar vueltas por Italia buscando apoyos, porque se iba quedando sin
soldados y el Consejo de Ancianos cartaginés no quería saber nada de él. Cornelio Escipión y su
hermano Cneo decidieron que en vez de ir a por Aníbal directamente irían a por su hermano,
Asdrúbal Barca, que estaba en Cartago Nova a punto de enviarle refuerzos. Sin embargo, las
cosas no salieron muy bien para ellos y la palmaron.
Entonces llegaría el hijo de primero a poner orden: Publio Cornelio Escipión el Africano.
Tomó Cartago Nova e hizo que muchos caudillos hispanos se aliaran con él. Tras sus éxitos en
Hispania, el general fue nombrado cónsul, y decidió ir directamente a por Cartago, aliado con
los númidas del rey Masinia. La táctica funcionó, y Aníbal tuvo que volverse a su ciudad natal
para defenderla. Pero no lo logró, y fue en la Batalla de Zama donde finalmente fue derrotado.
Tras eso Aníbal se tuvo que largar, y acabó de consejero para Antíoco III.
Ahora Roma tenía vía libre en el Norte de África y en Hispania, donde comenzarían las
Guerras Celtíberas, que acabarían con la toma de Numancia y las Guerras Lusitanas, con el
enfrentamiento de Roma con Viriato.
Las Guerras Macedónicas (214-148 A.C.)
PERO ESO ES OTRA HISTORIA

Como ya hemos dicho, Demetrio de Faros había acabado de consejero de Filipo V de


Macedonia. Al parecer, justo después de la batalla de Cannas, el ex gobernador de Iliria le
comió la oreja al rey para que comenzara una guerra contra los romanos ahora que estaban
débiles, y así comenzó la 1ª Guerra Macedónica. Filipo V no fue un enemigo muy duro. Roma
logró una alianza con la Liga griega de Etolia, enemiga acérrima del macedonio, y también con
el recién creado Reino de Pérgamo de Átalo I. Todo acabó con la Paz de Fénice y fin del
conflicto. Pero sólo 5 años después estalló la 2ª Guerra Macedónica, esta vez comenzada por
Roma después de que Atenas, Etolia, Rodas y Pérgamo se quejaran al cónsul Tito Quinto
Flaminio de que los macedonios no paraban de violar los acuerdos de paz. Tras menos de 3 años
de lucha, Filipo V se rindió tras la Batalla de Cenoscéfalos, y paz otra vez.
Los griegos estaban encantados con los romanos, que les habían liberado del yugo
macedónico. Qué inocentes. Además, todos los romanos y griegos y hasta Filipo V se juntaron
para echar de Esparta al tirano Nabis y recuperar el este del Peloponeso. En dos años los griegos
vieron que Roma no cumplía ninguna de sus promesas de libertad, y muchos comenzaron a
hacer manitas con Antíoco III el grande, rey seléucida.
Antíoco y sus tropas desembarcaron en Tesalia en el 192 a.C., pero llegaron los romanos y se
cargaron a griegos, sirios y lo que hiciera falta, y el rey seléucida se volvió a Asia. Además,
Pérgamo y Rodas se aliaron con Roma y derrotaron a una flota fenicia-seléucida dirigida por
Aníbal. Escipión el Africano derrotó definitivamente a Antíoco III en la Batalla de Magnesia, y
le pidió que le entregase a su némesis, Aníbal, pero este ya había huido a Bitinia, donde
supuestamente se suicidaría 7 años después.
La 3ª Guerra Macedónica comenzó en el año 171 a.C., cuando un hijo de Filipo V llamado
Perseo se coronó como rey legítimo de Macedonia y ordenó echar a los romanos. El cónsul
Lucio Emilio Paulo Macedónico, hijo del muerto en Cannas, fue allí, dio una hostia a Perseo y
le quitó del trono. Macedonia se convirtió entonces en una provincia romana gobernada por este
Paulo, que celebró juegos reparó algunas injusticias. Y también castigó a las ciudades que no le
habían apoyado, claro está. El historiador griego Polibio fue llevado a Roma como rehén,
aunque tuvo muy buena vida.
20 años después, durante la 4ª y última Guerra Macedónica, el supuesto hijo de Perseo,
Andrisco, comenzó una rebelión contra sus dominadores. La cosa acabó en fracaso absoluto.
Los griegos acabarían igual, ya que, tras rebelarse en la Guerra Aquea, acabaron dominados.
Ahora toda la Hélade era parte de Roma. Además, en el Senado romano había un grupo de
senadores, liderados por Marco Porcio Catón que no paraban de decir que “Cartago debe ser
destruida”. La ciudad tunecina estaba recuperándose económicamente, y era un peligro. Así que
los romanos tuvieron que intervenir en la 3ª Guerra Púnica, y el cónsul Publio Cornelio
Escipión Emiliano, hijo de Paulo y medio nieto del Africano, redujo la ciudad a cenizas.
Este tipo llegó a ser muy célebre, especialmente tras tomar Numancia y repitió como cónsul
dos veces, y sin pasar por el puesto de pretor, como dictaban las normas del Senado. Esto causó
un poquillo de revuelo, pues la mayoría de los senadores eran súper estrictos con las normas.
Por otro lado, el en aquel entonces rey de Partia, Mitrídates I, comenzó a robar territorios a
los seleúcidas y creó una nueva capital para su incipiente imperio: Ctesifonte. Seleucia quedó
reducida a Siria, Levante y poco más, y tras las revueltas de los Macabeos la cosa iría a peor
para los griegos.
Las Reformas De Los Hermanos Graco (133-121 A.C.)
Roma se había hecho la dueña del Mediterráneo, pero a un coste muy alto. Muchos soldados
volvieron de las guerras a su casa, y vieron que sus tierras habían sido destruidas o robadas por
PERO ESO ES OTRA HISTORIA

aristócratas. También con las nuevas conquistas, llegaron más productos del exterior, lo que
causó caída de precios. Y luego que en las villas de los ricos usaran mano de obra esclava no
ayudaba a una competencia leal.
Muchos romanos se empobrecieron, y se fueron a las grandes urbes a buscar nuevos trabajos.
Aquí la clase de los équites, los ecuestres, que antes eran los ricos que podían mantener un
caballo, pasaron a ser hombres de negocios de clase media-alta, muchos dedicados a explotar
los nuevos territorios, tareas vetadas para los senadores, que sólo podían dedicarse a la actividad
agrícola.
Por otro lado, en el Senado se comenzaron a formar dos posturas: la de los nobles ricos, ya
fueran patricios o plebeyos, que querían mantener el status quo privilegiado y las tradiciones
romanas, los Optimates; y los nobles que querían defender a las clases más desfavorecidas, no
siempre de forma altruista, sino para conseguir más poder político. Estos fueron llamados los
Populares.
Entonces llegó a política Tiberio Sempronio Graco, un plebeyo adinerado nieto de Escipión
Africano que se dedicó a luchar por los derechos de los pobres. En el 133 a.C. llegó a Tribuno
de la Plebe y promovió una ley para que se devolviera las tierras ocupadas ilegalmente, limitar
el ager publicus y el reparto de estas tierras públicas a cambio de un canon anual. La ley fue
aprobada gracias al apoyo del cónsul popular Quinto Mucio Escévola, y menos mal que su
principal opositor, Escipión Emiliano, estaba fuera, en Numancia, junto con Cayo Mario y
Yugurta. ¿Quiénes son esos? En unos minutos lo sabréis. La ley también se aprobó porque
echaron a patadas de su cargo a Marco Octavio, otro tribuno de la plebe que no paraba de vetar
la ley. Esto fue calificado de anti-constitucional, y muchos senadores cogieron una tirria
tremenda a Tiberio, pero éste ganaba cada vez más poder. La cosa iba bien, sin embargo,
durante un motín en el Capitolio, Tiberio Graco y muchos de sus partidarios acabaron siendo
asesinados y la reforma abolida. Pero tiempo después, gracias a la mala fama que adquirió el
Senado entre la gente tras estos hechos, su hermano, Cayo Sempronio Graco, retomaría lo que
él había empezado.
Como tribuno de la plebe logró re-aprobar la Ley Sempronia de su hermano entre otras
muchas, como precios máximos para el trigo, nuevas obras públicas, creación de nuevas
colonias para quitarse población de en medio o conocer la ciudadanía romana a todos los
itálicos, que como no la tenían no se podían beneficiar de sus reformas agrarias. Los Optimates
dirigidos por Livio Druso lograron convencer al pueblo de que, si los demás itálicos obtenían
esa querida ciudadanía, ellos tendrían menos beneficios. La táctica funcionó, y Cayo Graco no
fue reelegido tribuno, y acabó montando una serie de disturbios violentos. Entonces muchos de
sus partidarios le abandonaron y Graco y los suyos, atrincherados en el Aventino, acabaron
muertos a manos del cónsul Opimio en el año 121 a.C. Los Senadores más conservadores
volvían a tener el poder absoluto, aunque no por mucho tiempo.
La Guerra Contra Yugurta (112-105 A.C.)
El rey de Numidia Micipsa murió en el 118 a.C., y su última voluntad fue que su reino fuera
dividido entre sus dos ineptos hijos, Aderbal y Heimpsal, y su sobrino Yugurta, un tipo que
había luchado junto a Escipión Emiliano y Cayo Mario en Numancia. ¿Qué pasó? Pues que
Yugurta lo quería todo para él y mandó asesinar a sus primos. Aderbal logró escapar y pedir
ayuda a Roma, y ésta intentó poner algo de paz entre los dos primos. Se repartieron el reino,
pero al poco tiempo Yugurta invadió la parte de su primo y le mató a él y a sus fieles romanos
en Cirta. Esta acción acabó en la declaración de guerra contra Yugurta en el 111 a.C. Yuguarta
fue a Roma para comprar la paz sobornando a todo dios con oro, pero acabó metiendo la pata y
la guerra continuó.
PERO ESO ES OTRA HISTORIA

En la Batalla de Suthul, el cónsul Postumio Albino perdió, y al año siguiente llegó a África el
cónsul, Quinto Cecilio Metelo. Tras algunos combates, en el 107 a.C. fue relevado por su mano
derecha, Cayo Mario, un popular que se convirtió en el héroe de esta guerra. El tipo había
luchado en Numancia y como era un homo novus, es decir, el primero de su familia que iba a
hacer carrera política, tuvo que casarse con una joven de la familia de los Julio para poder llegar
a cónsul y estar al mando de las tropas. Yugurta se había aliado con su suegro, el rey Boco I de
Mauretania, la actual Marruecos. Sin embargo, Cayo Mario tenía un arma secreta, a su cuestor
Lucio Cornelio Sila. Muy diplomático el chico, logró convencer a Boco I de que entregase a
Yugurta. La cosa funcionó, y Sila logró capturarle y llevarle a Roma. Recordad a este Sila que
va a ser muy importante en el próximamente.
Las Reformas De Cayo Mario (105-100 A.C.)
Aunque se podría decir que Sila había puesto fin a la Guerra de Yugurta, Cayo Mario se llevó
toda la fama, y aquí empezó su enemistad. Tras esto Mario fue a la Galia a luchar contra
pueblos cimbrios y teutones en las Guerras Cimbrias. Lo hizo tan bien que repitió en el cargo de
cónsul 5 años seguidos, incluso sin estar presente en las elecciones. Mario sabía que el gran
problema de Roma no estaba fuera, sino dentro de sus fronteras. Por ello trató de combatir la
corrupción y profesionalizó al ejército. Con esto se creó un ejército permanente, y ahora todos
podían alistarse independientemente de la renta. Y es que la crisis había hecho que la gente más
pobre no pudiese costearse el armamento, y los ricos evitaban ir a la guerra. ¿Qué hacer? Pues
se les iba a pagar, el estipendio famoso, se les iba a dar equipo, iban a poder participar del botín
de guerra, y tras 25 años de servicio se les daría una parcela de tierras en las provincias como
jubilación, y si el jubilado era itálico se le daba la ciudadanía romana.
Esto suena muy bien, pero también fue una de las causas de la caída de la República romana.
Los soldados acabaron siendo más fieles a sus generales que al Senado. De hecho, con el tema
de la ciudadanía se volvió a armar follón y sus amigos Apuleyo Saturnino y Servilio Glaucia
fueron asesinados, y él se tuvo que pirar a Oriente.
Con la reforma militar de Mario, la legión manipular se cambió por la de cohortes. Una
legión eran unos 5200 soldados, divididos en 10 cohortes de 6 centurias cada una. A su vez las
centurias se dividían en contubernios de 8 soldados, que eran los que compartían tienda de
campaña en el campamento. Cada centuria tenía 80 soldados liderados por un centurión, además
de un optio, un signifer y un teserario. Cada cohorte eran unos 480 soldados y la primera de
todas era más grande, liderada por el Primus Pilus. Y los demás centuriones eran llamados Pilus
Prior. Finalmente, en toda la legión el cargo máximo era el Legado, un senador al mando de
todo. Ya no iba a estar un cónsul o un tribuno militar. Este cargo pasaría a ser su segundo, y
luego habría otros tribunos menores, generalmente de clase ecuestre. Y por debajo de estos
estaba el prefecto castrorum, equites varios y un aquilifer, que llevaba el emblema del águila.
Eso sin contar las tropas auxiliares, conformadas por extranjeros, que eran de lo más variada.
Arqueros, caballería… quien las comandaba era un Prefecto Cohortis. Estas reformas militares
iban a ser importantes, pues se avecinaban cuatro guerras civiles y varias dictaduras que harían
caer a la República romana. Especialmente gracias a un tipo que nacería en el año 100 a.C.:
Julio César.

DE LA REPÚBLICA AL IMPERIO: SILA, POMPEYO, CÉSAR Y OCTAVIO


La Guerra Social Y La 1º Guerra Civil Romana
Tras las reformas de Cayo Mario, los itálicos habían conseguido nuevos derechos gracias a la
obtención de la ciudadanía romana. Sin embargo, los nuevos cónsules del año 95 a.C., Lucio
Licinio Craso y Quinto Mucio Escévola, expulsaron a todos los itálicos que se habían metido en
Roma y les quitaron sus derechos. Cuatro años después, el tribuno de la plebe, Marco Livio
PERO ESO ES OTRA HISTORIA

Druso, trató de devolverles este derecho, pero no lo consiguió. Fue asesinado y estalló la Guerra
Social, que enfrentó a muchos itálicos contra los romanos, en busca de sus derechos perdidos.
Al igual que habían hecho los plebeyos siglos antes, estos itálicos crearon una federación con
capital en Corfinium, llamada ahora Itálica, y tras eso asesinaron a todos los romanos de
Asculum. Muchos militares fueron llamados a luchar contra los itálicos, como el ahora legado
Lucio Cornelio Sila o el ya anciano Cayo Mario. Pero viendo que nuevos conflictos aparecían
tanto en Occidente como en Oriente, el Senado decidió conceder la dichosa ciudadanía y acabar
con el problema. Algunos itálicos aún seguían luchando en Nola, pero fueron derrotados por los
legados Sila, Pompeyo Estrabón, padre del famoso Pompeyo, y Quinto Cecilio Metelo Pío en el
88 a.C.
Ese mismo año Sila fue nombrado Consul junto a Quinto Pompeyo Rufo, y se le presentaron
varios problemas bien gordos. El primero era que las clases populares se movilizaron para
conseguir los derechos sociales promovidos por el tribuno de la plebe Publio Sulpicio Rufo, a
quien se le unió Cayo Mario. Por otro lado, el rey de Ponto Mitrídates VI, descendiente de la
antigua nobleza persa, invadió Bitinia, Paflagonia, Capadocia, el sur de Grecia y encima había
ordenado la muerte de todos los ciudadanos romanos de la región. En total, 80.000 muertos. Fue
una sangría que merecía una guerra.
Los encargados de luchar contra este nuevo enemigo fueron Sila y su lugarteniente Lucio
Licinio Lúculo, pero la cosa no iba a ser tan sencilla. Mientras Sila estaba con sus tropas en la
Campania luchando contra los últimos Samnitas rebeldes, Sulpicio Rufo logró que el Senado
pusiera al mando del ejército a Mario. Cuando Sila se enteró, cogió a sus tropas y marchó a
Roma. Esto es importante porque fue la primera vez que un general usaba la fidelidad de sus
tropas para lograr una ambición personal en contra del dictamen del Senado.
En resumen, el año 88 a.C. marcó el inicio de la 1ª Guerra Mitridática y de la 1ª Guerra Civil
romana, entre los Optimates de Sila y los Populares de Rufo y Mario. El primero fue asesinado
y el segundo logró huir a África. Entonces Sila, con Roma más o menos pacificada, puso rumbo
a Oriente, Luchó contra Mitrídates VI en Atenas, luego Orcómenos, y finalmente el Legado
Flavio Fimbra derrotó a Mitrídates en la batalla del río Ríndaco. Mitrídates imploró paz y
perdón y Sila le dejó seguir siendo rey, pero a cambio Roma se hizo con el control de la parte
occidental de Anatolia y una buena suma de dinero y barcos.
Pero mientras Sila estaba afuera, un general llamado Lucio Cornelio Cina, casi igual que su
rival, logró hacerse cónsul en el 87 a.C. y, aliado con itálicos, soldados romanos descontentos y
esclavos que había liberado, tomó Roma con ayuda de Cayo Mario. Los dos comenzaron un
reinado de terror, con ejecuciones por doquier... y no sólo mataron Optimates, también
partidarios suyos que están volviendo demasiado locos con sus vendettas personales.
Cayo Mario murió de viejo pero la tiranía de Cina duró hasta el 84 a.C., cuando muchos
soldados que no querían ir a Ponto a luchar contra Sila se amotinaron y le mataron. Tras esto
Sila volvía a Roma casi sin oposición, ya que las tropas del cónsul Lucio Cornelio Escipión
Asiático desertaron. Marco Licinio Craso, Metelo Pío y un joven Cneo Pompeyo fueron los
encargados de recuperar Italia y África para Sila, mientras Lúculo estaba de Procuestor en
Ponto, recaudándole dinero para sus campañas. Esta 1ª Guerra Civil romana acabo en el año 82
a.C., tras la batalla de Puerta Colina, que tuvo lugar junto a las murallas de Roma.
La Dictadura De Cornelio Sila Y El Ascenso De Pompeyo
En Puerta Colina muchos populares y un ejército Samnitas acabaron masacrados. Los
supervivientes fueron ejecutados por tradición y sus tierras confiscadas. Ahora Sila tenía el
PERO ESO ES OTRA HISTORIA

poder absoluto y bajo el cargo de dictador comenzaría un reinado de terror lleno de


proscripciones que duraría 3 años.
Se dio poderes extraordinarios y creó una nueva Constitución mediante la cual duplicó el
número de senadores a 600, tomó el control de tribunales de justicia, o quitó muchísimo poder a
los tribunos de la plebe, entre otras cosas.
Sila no se fiaba ni un pelo de Mitrídates VI, y había dejado Lucio Licinio Murena como
gobernador de Asia y al mando de dos legiones. Este vio que Mitrídates estaba formando nuevo
ejército y estalló la 2ª Guerra Mitridática. Tras varios combates, Murena tuvo que largarse de
allí, y Sila a paso del tema dejando a Mitrídates en paz. Eso le costaría más tarde una tercera
guerra.
Sila acabó sus reformas y en el año 80 a.C. decidió retirarse muriendo poco después. Tras
eso los populares intentaron recuperar el terreno perdido, pero se dieron de bruces con los
antiguos oficiales de Sila: Quinto Cecilio Metelo Pío, Marco Licinio Craso, Lucio Licinio
Lúculo y Neo Pompeyo. Pero parece que entre los Optimates comenzaron a aparecer divisiones
más tirando a populares, como lo refleja el consulado de Marco Emilio Lépido, que intentado
abolir la constitución silana, pero como el Senado no le dejó, uso al ejército y acabó siendo
derrotado por Pompeyo.
Además, en Hispania había estallado otra guerra, la Guerra Sertoriana. Quinto sertorio era un
fiel partidario de Cayo Mario, que, tras el desastre de Puerta Colina, se fue a Hispania y
comenzó una rebelión con la ayuda de los hispanos. Metelo Pío fue el general encargado de
derrotarle, pero fracasó y en el año 66 a.C. llegó Pompeyo a ayudarle. Tras unos años de lucha,
un lugarteniente de Sertorio llamado Perpenna asesinó al tipo y se quedó con sus tropas. Pero
fueron derrotados por Pompeyo poco después, y la guerra en Hispania acabó. Y ya con calma
aprovechó para fundar la ciudad de Pompaelo, la actual Pamplona.
Poco después en el Ponto estalló la 3ª Guerra Mitridática, y es que Mitrídates VI se había
rearmado y aliado con el reino de Armenia de Tigranes II el Grande, su yerno y quería volver a
intentar destrozar a Roma. Esta vez el "casus belli" parece que fue el testamento de Nicómedes
III, rey de Bitinia, que legaba su reino a Roma como ya había hecho Pérgamo. El Senado mandó
al ahora cónsul Lúculo a por el rey del Ponto, mientras Pompeyo seguía en Hispania. Tras la
batalla de Cícico, Lúculo logró hacer que Mitrídates VI se tuviera que refugiar en Tigranocerta,
la capital de Armenia, donde Tigranes fue derrotado. Sin embargo, fueron años duros, soldados
viejetes en tierras lejanas siendo asaltados tribus constantemente. Al final Lúculo tuvo un motín
muy gordo y Mitrídates logró huir y recuperar el Ponto.
Y para empeorar las cosas, a partir del año 73 a.C., tuvo lugar la Guerra de Espartaco.
Espartaco era un exsoldado tracio que se había escapado de la escuela de gladiadores de Capua,
y junto con otros guerreros fugados y esclavos formó un ejército con el que trató de huir de
Italia buscando la libertad. El encargado de restar del fue Marco Licinio Craso, con la
inestimable ayuda de Pompeyo y de Terencio Varrón Lúculo hermano del otro Lúculo, tras
acabar sus campañas en Hispania y Macedonia respectivamente. Craso logró cercar a los
rebeldes en Apulia y les venció. Muchos de ellos fueron crucificados portoda la Vía Apia.
En el año 70 a.C. Pompeyo y Craso lograron ser cónsules, a pesar de lo mal que se llevaban.
Craso le acusaba de llegar siempre final de una guerra y llevarse toda la gloria. Los dos habían
apoyado a Sila, pero con el tiempo se fueron volviendo un poquito más populares y con ellos en
el poder muchos antiguos derechos fueron devueltos a los tribunos de la plebe y a las clases más
pobres.
PERO ESO ES OTRA HISTORIA

En los años siguientes, Pompeyo fue trabando amistad con un senador llamado Cayo Julio
César, sobrino de Cayo Mario, y también tuvo que hacer frente a los piratas cilicios que habían
paralizado la importación de trigo a Roma. Después de haberlos barrido por el año 66, remplazó
Licinio Lúculo de la guerra contra Mitrídates. Al final, alrededor del año 64 a.C., Pompeyo
logró acorralar al rey Mitrídates VI en el Bósforo y éste intentó suicidarse con veneno. Pero
había tomado tantos para volverse inmune que tuvo que pedir a un esclavo que le matara. Con
esto, los territorios de Roma en Oriente aumentaron una barbaridad, así como la popularidad de
Pompeyo, y no sólo eso, Pompeyo además destronó al último rey seléucida, Antíoco XIII y
llegó a Judea, a la que también logró someter después de que el macabeo Hircano aceptase su
soberanía.
Mientras tanto, en las elecciones del año 65 a.C., se presentó a cónsul Lucio Sergio Catilina,
un antiguo partidario de Sila y ex propretor de África al que le gustaba abusar de su poder. A
pesar del apoyo de Craso, el hombre no fue ni siquiera seleccionado como candidato. Pero los
cónsules elegidos este año acabaron siendo depuestos por corrupción. Los tres parece que se
aliaron para asesinar a los nuevos cónsules. Sin embargo, los senadores enteraron y la
protección aumentó, lo que hizo imposible el golpe. Catilina se presentó a las elecciones del año
63 a.C., pero todos desconfiaban de él tras la supuesta conjura, y ganaron el optimate Marco
Tulio Cicerón y el popular moderado Cayo Antonio. Catilina se enfadó tanto que comenzó a
reunir un ejército para dar un golpe de estado y acabar con Cicerón. Entonces Cicerón se
convirtió en dictador y Cayo Antonio y su ejército aplastaron a Catilina y los suyos en la batalla
de Pistoya, y el Senado les condenó a muerte sin juicio.
Justo ese año llegaba a Pompeyo de la guerra en Oriente y el Senado comenzó a conspirar
contra él. A esta gente no le molaba nada que un político tuviera mucha fama entre la gente o en
el ejército, porque se llevaba la monarquía o a la dictadura que tanto odiaban, al poder absoluto.
Lo que hizo Pompeyo no se lo esperaron. Nada más llegar a Brindisi, licenció a su ejército y
entró en Roma como un ciudadano normal, comenzando en política desde abajo, para que nadie
le pudiera llamar "el segundo Sila".
El Ascenso De Julio César Y El Primer Triunvirato
Pompeyo buscó el apoyo de las clases populares y se unió a Craso, el hombre más rico de
Roma en aquel momento, y a un ex propretor de Hispaña ulterior llamado Julio César, que había
sido nombrado pontifex maximus pocos años antes. Los tres formaron el 1º Triunvirato, una
alianza para influir políticamente en contra de los optimates liderados por Cicerón. De hecho, en
el 59 a.C., César logró llegar a cónsul junto al optimate Calpurnio Bíbulo. Este le puso muchas
pegas para probar diferentes medidas para favorecer a sus dos socios, como la creación de
nuevas colonias para sentar a los veteranos de Pompeyo, o un canon más bajo para los
publicanos de Craso en Asia. Al final César sus objetivos después de que una lluvia de mierda
cayera sobre Bíbulo y se retirara.
César era un político famosete por sus ideas, aunque le faltaba algo que Pompeyo tenía, un
ejército leal y prestigio en la guerra, así que cuando acabó su consulado pidió el gobierno de la
galiana narbonense, Cisalpina e Iliria, y comenzó a conquistar las cuales Francia los Galos. Eso
sí, antes se aseguró de poner en el consulado amigos el triunvirato y echar a sus opositores de
Roma, como Cicerón o Catón el Joven.
Durante esta Guerra de las Galias, Julio César se enfrentó a los Aquitanos junto a Craso, y a
tribus galas muy bravuconas como los Helvecios, asentados en Suiza, los Eduos instalados en
Borgoña, los Vénetos en la Bretaña Francesa, o los Arvernos, instalados en la zona de Auvernia.
Las tropas de César atravesaron el río Rin, la frontera entre Galia y Germanía y también se
dieron de leches contra tribus germanas varias, en teoría para defender a otros galos que se
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habían unido al romano. Además, el César también llegó a Britania cruzando el Canal de la
Mancha, pero no se quedaron mucho.
La situación en Roma tampoco era la mejor. Había crisis, muchas broncas, disturbios, y
encima el aliado romano Ptolomeo XII Auletes había sido expulsado de Egipto por su hija
Berenice IV, en el 57 a.C., lo que significaba menos comida para Roma. Pompeyo acogió a
Auletes en su casa y mandó al procónsul de siria Aulo Gabinio a poner orden. Lo logró con la
ayuda de su jefe de caballería, el joven Marco Antonio, quien conoció la hija del faraón:
Cleopatra VII. El destino les volvería a unir una década después.
Fue entonces cuando el triunvirato se reunió en Luca para renovar su pacto y hacer que
Craso y Pompeyo fueran los cónsules del año 55. Tras eso los tres se repartieron las provincias
por 5 años. Pompeyo se quedaba con Hispania, que gobernó desde Roma, donde comenzó a
construir el teatro Pompeyo, el primero permanente de la ciudad. César se quedó con Galia e
Iliria y Craso con Siria. Sin embargo, Craso encontraría su muerte en aquella provincia tan
lejana. Luchando contra el imperio Parto de Orodes II comprobó de primera mano la alucinante
habilidad de los jinetes partos de disparar flechas en movimiento. La batalla de Carras acabó
con 20.000 soldados muertos, 10.000 capturados, la famosa legión perdida que supuestamente
acabó la China de la dinastía Han, y otros 10.000 huyendo acojonados liderados por el general
Cayo Casio Longino. Entre esto y la muerte de Julia, hija César y esposa de Pompeyo, el
Triunvirato se fue a tomar por el culo.
Mientras tanto, César se enfrentaba con un caudillo de los arvernos que había logrado aliar a
muchas tribus celtas contra Roma, era Vercingétorix. Este formidable guerrero comenzó
ganando, pero Julio César, junto con su general Marco Antonio, logró arrinconarle en la
fortaleza de Alesia y tras meses de asedio logró hacer que el galo se rindiera.
¿Y qué pasaba en Roma? Pues una guerra de bandas entre el ex tribuno de la plebe Clodio
Pulcro y el aspirante a cónsul Tito Annio Milón acababa con el edificio del Senado ardiendo. Se
declaró la ley marcial y se nombró de manera excepcional a Pompeyo como Cónsul único. Éste,
al ver que la popularidad de Julio César crecía, comenzó a ponerse del lado de los Optimates y
creó leyes para impedir que Cesar se convirtiese en el cónsul del año 50 a.C., por lo que no
podría asignar tierra los veteranos y el chollo se le jodería. El Senado le dijo básicamente:
"Venga César, entrega ya tus legiones y vuelve a Roma".
En el año siguiente en uno de los tribunos de la plebe era Marco Antonio que intentó llegar a
un acuerdo con los senadores, sin éxito. Pompeyo y los optimates hicieron frente a las nuevas
revueltas y también dieron de leches a algunos tribunos, que se piraron de Roma para ir con
César a la Galia. Tras estos actos la única solución para César era la guerra.
La 2ª Guerra Civil Romana
Cuando las tropas de César cruzaron el río Rubicón, es decir que entraron en territorio
romano, comenzó la 2ª Guerra Civil romana.
Pompeyo y los senadores huyeron a Grecia después de que muchos soldados cambiaran de
bando, y en Roma el máximo magistrado era el pretor Marco Emilio Lépido, que se quedó al
mando de Roma junto a Marco Antonio cuando a César llegó a la ciudad.
César no se quedó mucho en Roma. Pronto fue a Hispania a luchar contra tres legados de
Pompeyo. En Ilerda logró una gran victoria y luego fue a Roma para ser elegido cónsul.
Después partió hacia Grecia donde se enfrentó con su viejo amigo en la batalla de Dirraquio.
Pompeyo obtuvo una victoria pírrica, pero poco después César le venció en la batalla Farsalia, y
Pompeyo tuvo que huir al Egipto del niño Ptolomeo XIII, el hermano de Cleopatra, que, para
ganarse el favor de César, le cortó la cabeza. Lo cierto es que César se enfadó por ello, pero
PERO ESO ES OTRA HISTORIA

decidió hacer de intermediario entre Ptolomeo XIII Cleopatra y su otra hermana Arsínoe IV, que
malmetía a más no poder. Cleopatra se chingó a César, éste le puso a la reina de Egipto, y su
hermano se quedó de rehén en el palacio. Pero claro, él y Arsínoe comenzaron una rebelión en
Alejandría que dio la victoria a los romanos y Ptolomeo acabó ahogando y su hermana
apresada. Cleopatra entonces se fue a vivir a roma con César y tuvieron un hijo, Cesarión.
¿Recordáis a Mitrídates VI? Pues su hijo Farnaces, que reinaba en el Bósforo, invadió el
Ponto en el año 47 a.C., y comenzó a matar romanos. César tuvo que intervenir y le venció en
cero-coma en la batalla de Zela. Fue aquí donde supuestamente dijo la famosa frase "veni vidi
vici", es decir "vine, vi, vencí". Tras eso, César se tuvo que ir al norte de África para enfrentarse
con Metelo Escipión y el rey Númida Juba I, en la batalla de Tapso. Después volvió a Hispania
y en la batalla de Munda logró vencer a la última resistencia pro-pompeyana, liderada por su
hijo Sexto Pompeyo. Fue allí donde su joven sobrino Cayo Octavio Turino no se unió a él tras
naufragar su barco en tierra hostil. Ambos se llevarían tan bien que César le haría su heredero.
Finalmente, ya en el año 45 a.C., César volvió a Roma como dictador, para supuestamente
restaurar la república, como le pedía Cicerón, algo que no ocurrió nunca.
Aquí comenzaron un porrón de reformas constitucionales: la elección de la mitad de los
magistrados y la atribución de provincias ya no iban a hacer por comicios o sorteo, sino a dedo,
y los propretores y procónsules sólo podían estar en el cargo dos años máximo. Aumentó el
número de senadores a 900, y allí metió a muchos partidarios suyos: centuriones, legionarios,
gente pobre, hijos de libertos, provincianos... Además, les quitó el poder de manejar el erario.
Los gastos iban a hacer decisión de César.
También reformó el sistema monetario, el calendario (que apenas ha sido modificado hasta
nuestros días), y creó muchísimas colonias, templos y monumentos en Roma, como el foro de
César, donde también levantó el nuevo edificio del Senado, llamado Culia Julia o el templo de
Venus Genetrix, considerada antepasada de su familia.
El dictador romano no tomó represalias contra sus enemigos políticos. Él quería concordia,
pero tuvo más bien conspiración. El Senado estaba molesto por sus coqueteos con la monarquía,
y en marzo del año 44 a.C. un grupo de senadores entre ellos Marco Junio Bruto y Cayo Casio
Longino, le asesinaron sin piedad a puñalada limpia a la salida de una sesión senatorial.
Cleopatra se acojonó al enterarse, cogió al niño y se volvía Egipto, que estaba un poco en el
caos.
La 3ª Guerra Civil Y El 2º Triunvirato
Con César muerto Marco Antonio fue elegido cónsul. Sin embargo, César había elegido
sucesor a su sobrino-nieto de 18 años Cayo Octavio. Cicerón vio en el chaval la oportunidad de
quitarse a Marco Antonio del medio, ya que estaba intentando hacerse con el control de la Galia
Cisalpina. Realmente los comicios se la habían asignado pero Décimo Junio Bruto, uno de los
conspiradores y amiguito de los Optimates, se negaba a entregársela. El Senado primero envió a
Emilio Lépido, pero se pasó al bando de Antonio, que estaba asediando Mutina, actual Módena.
Después ya enviaron a Octavio, pero éste vio que iba a ser imposible derrotar Antonio así que
también se unió a él, y marchó sobre Roma sin prácticamente oposición.
Octavio, ahora llamado Cayo Julio César Octaviano, vio que tenía muchas cosas en común
con Antonio y Lépido, por lo que se aliaron en el segundo triunvirato. Esta dictadura oficial a
tres bandas comenzó a desmontar el poderío del Senado, y a perseguir a sus opositores. Cicerón
por ejemplo se quedó sin manos y sin cabeza, y estalló una 3ª Guerra Civil romana contra los
asesinos de César, Bruto y Casio, que habían huido a las provincias orientales y estaban
armando un ejército. Marco Antonio hasta se reunió con Cleopatra en Tarso para pedirle ayuda y
se enamoraron. "Condones a millones vamos" Tras matar a los asesinos en la pantalla de
PERO ESO ES OTRA HISTORIA

Filipos, el triunvirato se repartió los territorios romanos. Antonio se quedó con las provincias de
Oriente, Octaviano con las occidentales y Lépido con el norte de África. Y bueno, estaba Sexto
Pompeyo que controlaba Sicilia, pero con permiso.
La 4ª Guerra Civil Romana
La relación entre Octaviano y Marco Antonio nunca fue sencilla. Octaviano se vio obligado a
tomar medidas impopulares, como la confiscación de tierras, para intentar sobrellevar la crisis
económica. Ya no quedaba Ager Publicus en Italia para asentar a los veteranos, y era mejor
confiscarla pueblerinos que cabrear a los soldados. Esto hizo que muchos partidarios de Marco
Antonio se le echasen a la yugular, como su hermano Lucio Antonio o su mujer Fulvia.
Durante el año 41 a.C., Octaviano asedió Perusia, donde estaban todos los seguidores de
Marco Antonio, y a muchos de los cargó. Pero entonces llegó Marco Antonio a poner orden,
hicieron las paces... y entonces Antonio se casó con la hermana de Octaviano, Octavia, pero
quien le molaba de verdad era Cleopatra. Por otra parte, Octaviano se casó con Libia Drusila,
quien tenía dos hijos de otro matrimonio, Druso y Tiberio, quién sería el segundo emperador de
Roma.
En el año 36 a.C., Sexto Pompeyo se les puso farruco y el general Marco Agripa, el mejor
general de Octaviano, le venció en la batalla de Nauloco. Otro que se puso farruco fue Lépido,
que reclamaba la ahora neutral Sicilia, y los otros dos triunviros le exiliaron. Con esto el
triunvirato se acabó. A partir de aquí las tensiones entre Octaviano y Marco Antonio alcanzarían
su cénit.
Marco Antonio se casó con la faraona y le regaló muchos territorios, y vivieron una vida
muy loca de orgías. También comenzó una campaña militar contra los Partos, que fue un
fracaso, aunque el tipo entró en Alejandría de forma triunfal y repartió sus territorios entre sus
hijos, Alejandro Helios, Cleopatra Selene, Ptolomeo Filadelfo, y entre Cesarión, el hijo de
César. A Octaviano se le hincharon los huevos y tras leer el robado testamento de Marco
Antonio en el Senado, donde decía que todo iría para Cleopatra, una oriental degenerada, según
los romanos, Roma declaró la guerra a Egipto.
Era la 4ª Guerra Civil romana. No fue una guerra larga. Fue en la batalla de Accio donde las
dos flotas enemigas se encontraron. Les fue tan mal a Cleo y Antonio que los dos abandonaron
el campo de batalla, dejando a los soldados a su suerte. Ambos volvieron Alejandría, pero
Marco Antonio vio cómo sus tropas desertaban, y al enterarse de que su amada había, muerto se
suicidó. No era cierto, la reina estaba viva cercada en su palacio, pero sabiendo lo que le
esperaba se dejó morder por una serpiente y ya sí... murió.
El Fin De La República Y El Inicio Del Imperio Romano
En el año 30 a.C. acabó la guerra, volvió la paz a Roma y se restauró la República, pero eso
estaba a punto de cambiar. Con Egipto formando parte de las provincias romanas se pudo enviar
mucho trigo a Roma para paliar el hambre de los ciudadanos. Entonces llegó el debate a las
calles, la república no funcionaba, todo acaba en guerras civiles y la única forma de evitarlo era
un poder único y fuerte y entonces todos miraron a Octaviano. En el año 27 a.C. éste dijo que
devolvía sus poderes y se retiraba, pero los senadores le necesitaban para recuperar la confianza
de la gente. Le dieron más poder y fue nombrado Octavio Augusto. A partir de ese año Augusto
se convirtió en Cónsul Princeps, o emperador para entendernos, y con él nació el Imperio
Romano.

EL IMPERIO DE LOS JULIO-CLAUDIOS Y LOS FLAVIO LA DINASTÍA


JULIO-CLAUDIA
PERO ESO ES OTRA HISTORIA

La República romana se había extinguido, y ahora el máximo dirigente de Roma era un


joven emperador llamado Cayo Julio César Octaviano. Desde el comienzo, se propuso reformar
todo el aparato político del Estado. Las magistraturas y los comicios siguieron existiendo, pero
perdieron casi todo su poder. El Senado también vio reducidas sus competencias, y sus
miembros, que pasaron a ser 600. Los senadores tenían potestad en algunos temas
administrativos, legislativos y sobre todo judiciales.
Con Augusto hay dos tipos de provincias. Las senatoriales están bajo control directo del
Senado, y gobernadas por un procónsul o propretor; mientras que las imperiales están bajo
control directo del emperador y controladas por un legado, o en el caso de Judea un procurador
ecuestre y Egipto por un prefecto. El emperador creó también el Consilium Principis, un
consejo formado por sus amiguetes para que le asesorasen, aunque también podían asistir
algunos senadores elegidos. Entre los soldados veteranos, Augusto se puso una guardia
pretoriana de mil hombres para que le protegiese. Este cuerpo ya existía desde antes, desde los
tiempos de los Escipiones, a modo de escolta. El jefe de estos pretorianos era el prefecto del
pretorio, que iría ganando importancia hasta ser una especie de vice-emperador. También se
organizó un cuerpo profesional de policía y otro de bomberos.
Con Augusto en el poder volvió la paz tras cuatro guerras civiles, sin embargo, fuera de Italia
las cosas eran muy diferentes. El gobierno de las provincias era en gran medida anárquico, y
había muchos fuegos que extinguir. Uno de los más urgentes fueron las Guerras Cántabras, que
obligaron a Augusto a presentarse en el norte de Hispania en persona y acabar con la resistencia
de Corocota y otros caudillos galaicos, astures y cántabros. Tras la conquista completa, Hispania
se dividió en 3 provincias: Tarraconensis, Lusitania y Bética, a las que más tarde se añadieron
Galaecia y Asturica.
Augusto era un tipo listo, y sabía que no había que meterse con los partos. Envió a su
hijastro Tiberio a negociar con Fraates IV. Si ninguno cruzaba el Éufrates habría paz. Y eso
hubo durante un tiempo. Además, el rey parto le devolvió las insignias perdidas por Craso en
Carras, y eso le dio a Augusto un subidón de popularidad importante, y para guardar las
reliquias construyeron el Templo de Marte Vengador. Lo siguiente que hizo fue asegurar el Valle
de Aosta, un paso por los Alpes que comunicaba con Germania, importantísimo porque por ahí
se colaban todos los bárbaros. La guerra con los pueblos germanos le llevó a recorrer toda la
zona del río Danubio para usarlo como frontera natural. El joven Tiberio y su hermano Druso
tomaron provincias como Retia, Nórico, Dalmacia, Panonia, Moesia y Tracia. Augusto tenía un
sucesor claro: Agripa, a quien había casado con su hija Julia. Sin embargo, Agripa la palmó en
el 12 a.C., y Druso y Tiberio tenían todas las papeletas para ser los nuevos emperadores. El
problema fue que Druso, durante una expedición que llegó hasta el río Elba acabó muriendo al
caerse de su caballo. Entonces parece que Tiberio tuvo que divorciarse de su mujer Vepsania
Agripina, hija de Agripa, y casarse con Julia. A la primera la amaba, a la segunda la odiaba con
toda su alma, pues parece que era muy pendona.
El emperador embelleció la ciudad de Roma con muchísimas construcciones, como el Foro
de Augusto, donde estaba el ya nombrado Templo de Marte, su Mausoleo o el Teatro de
Marcelo, dedicado a su difunto sobrino. Por esta época se crearon algunas termas, unos baños
públicos, y también las ínsulas, que eran básicamente bloques de viviendas. La población había
crecido tanto que era muy necesario construir muchas casas en la ciudad. Luego también había
barrios chungos, como Suburra o el Esquilino, mientras que el Palatino era el barrio de la gente
rica, y donde se construirían los grandes palacios imperiales. De hecho, la palabra "palacio"
viene de "Palatino".
Por el 6 a.C. Tiberio dijo que no podía más. Mandó a la mierda a Julia y se fue de retiro a
Rodas. Entonces Augusto nombró sucesores a los hijos de Julia con Agripa: Cayo y Lucio
PERO ESO ES OTRA HISTORIA

César. Sin embargo, los dos murieron pocos años después en extrañas circunstancias, y Agripa
Póstumo fue desheredado por gilipollas, y el emperador tuvo que convencer a Tiberio de que
volviese.
Un germano querusco llamado Arminio había luchado en las tropas auxiliares romanas años
atrás. Sin embargo, ahora había logrado aliar a muchas tribus germanas para ir en contra de
Roma. La masacre llegó en el año 9, en la Batalla de la Selva de Teutoburgo, donde tres
legiones enteras dirigidas por Publio Quintilio Varo fueron aniquiladas. Fue una derrota tan
brutal que Augusto dejó el tema de la conquista de Germania para más adelante, pero murió
cinco años después y Tiberio llegó al trono. Tiberio había prometido a Augusto que haría
sucesor a su joven sobrino Germánico. Este chaval era un crack en lo militar, pues logró grandes
victorias en Germania con unas legiones que se habían amotinado, llegando hasta el río Elba, y
hasta recuperó las insignias perdidas en Teutoburgo tras vencer a Arminio en Idistaviso en el
año 16. Su hermano sería el emperador Claudio, y su hijo el emperador Calígula, pero
Germánico jamás llegaría a sentarse en el trono, pues parece que fue envenenado en Antioquía
por el gobernador sirio Cneo Calpurnio Pisón.
Y los problemas crecieron para Tiberio cuando Lucio Elio Sejano, el prefecto del pretorio de
Tiberio, comenzó a conspirar y a eliminar adversarios políticos. Entre las víctimas parece que
estuvo el hijo de Tiberio, Druso el Joven. Tiberio se quedó muy jodido y se retiró a la isla de
Capri, frente a Nápoles, por el año 26, y gobernó pero a base de cartas al Senado. Sejano se
quedó al cargo de la administración, y también de la conspiración, exiliando a muchos
familiares de Tiberio y senadores.
Sin embargo, un día llegó al Senado una carta de Tiberio acusando a Sejano de traición y fue
condenado a muerte.
Tiberio siguió de retiro mientras la gente protestaba por su dejadez y también de la matanza
de senadores y políticos amigos de Sejano que hizo. Fue en el año 37 cuando murió Tiberio.
Unos dicen que murió de viejo y otros que fue asesinado o bien por Calígula, hijo de
Germánico, o bien por su prefecto Sutorio Macro.
El caso es que Calígula y Tiberio Gemelo, el nieto de Tiberio, eran los sucesores legítimos.
El pueblo amaba a Calígula, querían un cambio. De hecho, su primer año de mandato fue
genial. Había comida para todos, espectáculos, pagas extra…
Sin embargo, una enfermedad que le dejó al borde de la muerte en su primer año como
emperador lo cambió todo. Se dice que se volvió un tarado sanguinario, cruel y pervertido
sexual, incluso llegó a creerse un dios. Veía conspiraciones y por ello se cargó a Tiberio
Gemelo. Mientras eliminaba a senadores que estaban en su contra y confiscaba sus propiedades,
contentaba a la gente a base de juegos, banquetes y fiestas.
Al tío se le iba la olla. Se cargó al rey cliente Ptolomeo de Mauretania durante una visita a
Roma sólo para anexionarse su territorio, y también emprendió una campaña suicida para
conquistar Britania que fue un fracaso absoluto y los soldados acabaron recogiendo conchas. Es
cierto que su biografía nos ha llegado de la mano de los senadores a los que tanto perseguía, por
lo que es probable que exageraran muchos de estos hechos para que pareciera más loco de lo
que era.
Calígula ordenó construir acueductos como el Aqua Claudia o el Anio Novus, o el Circo de
Nerón, que acabaría este emperador. Derrochó muchísimo dinero y acabó dejando las arcas del
estado casi vacías, con una población muriéndose de hambre por las calles. Con tanta movida la
guardia pretoriana, liderada por Casio Querea, decidió en el año 41 eliminar al emperador
PERO ESO ES OTRA HISTORIA

mientras se celebraban unos juegos, y después a su mujer e hija. Los soldados entonces
encontraron tras una cortina al tío de Calígula, Claudio, y le nombraron nuevo emperador.
Claudio era una rata de biblioteca medio cojo y tartamudo que no importaba a nadie, y los
pretorianos creyeron que sería un títere fácil de controlar para sus intereses. Sin embargo,
Claudio era un tipo inteligentísimo, había estudiado mucho, y se convirtió en uno de los mejores
emperadores que tuvo Roma, a pesar de que tenía inclinaciones más republicanas. Este nieto de
Marco Antonio y Octavia y Augusto era más partidario de las clases populares que de los
senadores, y les quitó muchas competencias a estos para dar más derechos a los ciudadanos.
Abrió el Senado y unos nuevos ministerios, las Officinae, a extranjeros y libertos, sobre todo
griegos, y también repartió muchas nuevas ciudadanías romanas. Esto generó algunos complots
en su contra.
Claudio logró grandes éxitos en Mauretania, Dalmacia, Nórica, Judea… pero quizás lo más
destacable fue que logró formar a partir del año 43 los primeros asentamientos en Britania,
como Londinium, la actual Londres. No fue un camino de rosas, pues tuvo muchos choques con
las tribus celtas de la zona. La guerra contra el caudillo catuvellauno Carataco duró casi una
década. También tuvo grandes enfrentamientos contra germanos en la zona del Rin. Estas luchas
darían popularidad a dos generales que serían emperadores: Galba y Vespasiano.
Fue allí donde Claudio fundó la actual Colonia en Alemania, llamada entonces Colonia
Claudia Ara Agripinensium, en honor a su mujer Agripina la menor.
Sin duda, los mayores errores de Claudio fueron sus matrimonios. La primera parece que le
intentó asesinar, otra murió justo el día de la boda, otra era una ninfómana a la que ordenó
ejecutar. Con esta tuvo a Británico. Finalmente, el emperador se casó con la hija de su difunto
hermano Germánico: Agripina la menor, hermana a su vez del difunto Calígula. Agripina había
tenido un hijo con su exmarido, Nerón, y pidió a Claudio que lo adoptase para que fuera co-
heredero junto a Británico, que era un crío todavía. El emperador acabó aceptando y cuando lo
hizo, la mujer presuntamente lo envenenó con setas, y el joven Nerón fue nombrado emperador
en el año 54, con 16 añitos.
Sus primeros 5 años de gobierno no fueron malos, ya que tenía la ayuda de su profesor
Séneca, filósofo cordobés muy famoso, y su prefecto del pretorio Afranio Burro, un tío muy
legal. Con Séneca y otros artistas e intelectuales del momento comenzó un movimiento cultural
llamado Neronismo, de rollo helenístico. Sin embargo, su malvada madre, Agripina la menor,
comenzó una serie de intrigas para tener ella el poder de facto. Nerón acabó asesinando a su
hermanastro Británico, para que no le hiciera sombra, y se casó con su hermana, Claudia
Octavia. Y tras esto, exilió a su madre, que murió poco después.
En el año 60, una reina guerrera icena, Boadicea, o Boudica, se rebeló contra los romanos
asentados en Britania. En ese año, la reina y los suyos quemaron muchas ciudades como
Camulodunum, actual Colchester, y Londinium, donde mataron todo lo que tuviera ojos.
Sin embargo, no pudieron contra el ejército romano en la Batalla de Watling Street, que
acabó con más de 80.000 celtas muertos. Muchas de estas tribus tuvieron que huir al frío norte,
incluida esta reina. Esa zona, llamada Caledonia, la actual Escocia, estaba dominada por otra
tribu celta, la de los Pictos.
En el 62 logró una duradera paz con Partia, pero justo ese año Burro murió y Séneca acabó
exiliado acusado de malversación. El nuevo prefecto fue Tigelino, que al igual que la madre, le
metió ideas muy malas en la cabeza. El Senado cada vez pasaba más de las reformas de Nerón y
no se las aprobaban, y entonces se le empezó a ir la cabeza. Mientras asesinaba a los senadores
que peor le caían, para el pueblo pan y circo. A Nerón le encantaban los juegos, y hasta creó
PERO ESO ES OTRA HISTORIA

unos propios llamados Neronia. ¡Y es que el emperador se creía un puto dios en la tierra, o al
menos eso es lo que cuentan en su biografía!
En el año 64, un gran incendio asoló Roma, arrasando tres barrios enteros, que estaban
hechos de madera. Muchos le acusaron de haberlo causado él para reformar estos barrios, y
parece que también el emperador quería construirse un palacio, la Domus Aurea, una enorme
obra arquitectónica inspirada en los estilos de Oriente. Sin embargo, ante las acusaciones, Nerón
decidió echar la culpa a los cristianos, cuyo barrio, hecho de piedra, no se vio tan afectado. Así
comenzó una sangrienta persecución contra ellos. De hecho, durante esos años fue crucificado
boca abajo el apóstol San Pedro en Roma por orden del mismo Nerón. Pedro fue el primer Papa,
y San Lino el segundo, pero no vivían en un palacio en el Vaticano, sino escondidos en
catacumbas.
Nerón tampoco se llevaba bien con el judaísmo. En Judea estalló la 1ª Guerra Judeo-Romana
cuando la gente se enteró de que el procurador romano Gesio Floro había robado dinero del
Templo. Nerón envió a dos generales allí: Vespasiano y su hijo Tito. Ambos serían emperadores.
Por si no fuera suficiente, el senador Cayo Calpurnio Pisón organizó un complot para asesinar al
emperador, y Nerón entonces organizó una purga, entre los que cayó Séneca. El emperador se
fue volviendo cada vez más paranoico y hasta mató a su segunda esposa, Popea Sabina, de una
patada. La situación se volvió insostenible en el año 68, cuando comenzó una nueva guerra
civil. El propretor de la Galia Lugdunense, Cayo Julio Víndex, se levantó en armas para echar a
Nerón y poner a Servio Sulpicio Galba, gobernador de la Hispania Terraconense. Víndex fue
derrotado por un general llamado Virginio Rufo, pero el Senado nombró a Galba como
emperador y ordenó asesinar a Nerón, que acabó suicidándose. Aquí acabó la dinastía Julio-
Claudia.
El Año De Los 4 Emperadores
En el periodo que abarca desde junio del 68 hasta diciembre del 69, Roma vivió bajo el
gobierno de cuatro emperadores diferentes. Galba fue nombrado emperador por el Senado, pero
su gobierno se caracterizó por ejecuciones y aumentos de impuestos, lo que condujo a su
asesinato en el Foro después de tan solo 7 meses en el poder.
Marco Salvio Otón, exmarido de Popea Sabina y gobernador de Lusitania, tenía ambiciones
imperiales y logró tomar el trono tras la muerte de Galba. Paralelamente, las legiones de
Germania proclamaron emperador a su propio gobernador, Aulo Vitelio, quien marchó hacia
Roma. Tras la Batalla de Bedriacum, Otón se suicidó y Vitelio se convirtió en emperador.
Vitelio, una vez en el poder, despilfarró recursos en banquetes y persecuciones de personas
que compartían su nombre. Mientras tanto, las legiones de Judea, Siria y Egipto aclamaron a
Tito Flavio Vespasiano como emperador. Vespasiano dejó a su hijo Tito al cargo de sofocar la
revuelta en Judea mientras él mismo marchaba hacia Roma para desbancar a Vitelio. También
rescató a su hijo menor, Domiciano, quien estaba siendo retenido como rehén por Vitelio.
Después de la Segunda Batalla de Bedriacum, las fuerzas de Vespasiano, lideradas por
Licinio Muciano, entraron en Italia, y pocos días después, Vitelio fue ejecutado en el Foro. Este
período de la historia nos enseña que para gobernar Roma, no era necesario ganarse el favor del
Senado o del pueblo ni seguir un cursus honorum; más bien, un ejército poderoso bastaba para
alzarse como emperador.
Con Vespasiano se puso fin a la guerra civil y se inició el gobierno de la Dinastía Flavia en
Roma, una dinastía no relacionada con Eneas ni la diosa Venus, sino con orígenes itálicos que
alcanzaron la prominencia gracias a sus conexiones bancarias.
La Dinastía Flavia
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Vespasiano se convirtió en emperador. Restableció la paz y fortaleció el papel del Senado. Su


gestión económica fue muy prudente, evitando gastos excesivos mientras mejoraba las
condiciones de vida para la población. Además, se enfocó en la urbanización de provincias y la
mejora de las redes de caminos, lo cual impulsó el comercio.
En un momento, la Galia se convirtió en un foco de conflicto cuando los Bátavos, liderados
por Julio Civilis, se alzaron contra el dominio romano. Sin embargo, Vespasiano rápidamente
sofocó la rebelión. Luego, envió tropas a Britania para enfrentar a Venutius, líder de los
brigantes, quienes también representaron un desafío importante. Aunque la situación fue tensa,
Vespasiano manejó la situación con firmeza.
El conflicto más devastador se desarrolló en Judea bajo el liderazgo de su hijo Tito. Después
de infructuosas negociaciones con el historiador Flavio Josefo, las tropas de Tito finalmente
destruyeron Jerusalén y su Templo, dejando solo un muro, el conocido Muro de las
Lamentaciones. La resistencia en la fortaleza de Masada, liderada por Eleazar ben Yair, duró
hasta el año 73 antes de que los zelotes optaran por el suicidio en masa.
Tras la muerte de Vespasiano en el año 79, su hijo Tito Flavio Sabino Vespasiano, conocido
como Tito, asumió el poder. Durante su breve reinado, que duró solo dos años, inauguró el
Teatro Flavio, más conocido como el Coliseo Romano, llamado así por la estatua de Nerón
frente a él. Durante ese tiempo, Tito enfrentó una serie de desastres, incluyendo la erupción del
volcán Vesubio que devastó ciudades romanas como Pompeya y Herculano.
Además, se produjo una epidemia de peste en Roma y un incendio. A pesar de su manejo
compasivo de estas tragedias, Tito murió a causa de una enfermedad en el año 81, y su hermano
menor, Tito Flavio Domiciano, asumió el cargo. Aunque Domiciano es recordado por su
régimen autocrático y persecuciones, también implementó reformas burocráticas y culturales
beneficiosas. Construyó el Arco de Tito, el Templo de Vespasiano y el Palacio Flavio en el
Palatino, además de instituir nuevos juegos llamados Capitolinos.
Domiciano evitó la expansión del Imperio y se centró en la defensa de las fronteras,
construyendo la Limes Germánicus en el Rin y enfrentando amenazas en el norte de Britania y
Caledonia. Sin embargo, se vio envuelto en conflictos con los dacios, lo que resultó en un
costoso acuerdo de paz. A pesar de algunos éxitos militares, su régimen autocrático y paranoico
llevó a una conspiración palaciega en el año 96, lo que resultó en su asesinato. El Senado eligió
a Marco Coceyo Nerva como su sucesor, marcando el inicio de la Dinastía de los Antoninos y el
reinado de Trajano, que llevaría a Roma a su máximo esplendor.

EL IMPERIO DE LOS ANTONINOS Y SEVEROS


La Dinastía Antonina (98-192 D.C.)
Tras el asesinato de Domiciano en el año 96, el Senado puso al mando de Roma al anciano
Nerva, que murió al cabo de dos años, dejando paso a los emperadores de la Dinastía de los
Antoninos. El primero de ellos fue Marco Ulpio Trajano, un valiente general que había nacido
en Hispania, muy cerquita de la actual Sevilla, y que había aplastado la revuelta de Saturnino y
servido como legado de Germania Superior. Fue el primer emperador cuyas raíces no estaban en
Italia, y mucha gente no lo vio bien, pero es que Roma ya no era solo Italia, sino mucho más, y
los romanos tendrían que acostumbrarse.
Trajano enseguida se mostró como uno de los más grandes emperadores que tuvo Roma. Fue
sabio, no persiguió a nadie, se mostró generoso con las clases más pobres, con ayudas en
alimentación y educación gratuita, y luchó mucho contra la corrupción. Trajano tuvo a Lucio
Licinio Sura como mano derecha, y juntos lograron una estabilidad económica sin precedentes.
Como hispano, Trajano se empeñó mucho en embellecer y dar importancia a esta provincia, por
PERO ESO ES OTRA HISTORIA

lo que el proceso de romanización fue mucho más fuerte entre las poblaciones íberas, celtas y
lusitanas. En estos años se levantaron obras arquitectónicas tales como el Puente de Alcántara,
el Acueducto de Segovia o el teatro de Augusta Emerita, la actual Mérida, mientras ciudades
como Tarraco, actual Tarragona, o Barcino, Barcelona, crecían sin parar.
Los problemas llegaron a partir del año 101, y es que el rey Decébalo de Dacia se había
forrado con los pactos de Domiciano, y había creado un buen ejército. Las Guerras Dacias
dieron la victoria a Trajano después de intensas luchas, durante las cuales se usaron las llamadas
Carrobalistas, unas ballestas tiradas por carros. Decébalo acabó suicidándose, y el emperador
logró tomar la capital dacia, Sarmizegetusa, y todas sus minas de oro, que pasaron al tesoro
romano. Forrado de dinero, Trajano mandó a su arquitecto Apolodoro construir la Columna de
Trajano, con escenas de esta guerra, situada en el Foro de Trajano, el mayor que tuvo Roma, que
incluía una enorme basílica, bibliotecas y un mercado. Hasta tuvieron que cargarse una colina
entera para construirlo. Este foro sería el corazón de la urbe. Ese mismo año, el emperador
también logró grandes victorias en Oriente, concretamente en el Reino Nabateo de Rabel II,
llegando a tomar la famosa ciudad de Petra, construida en angostos desfiladeros.
Con el control de las rutas caravaneras que iban hacia el lejano Oriente y un botín enorme,
Trajano emprendió una campaña contra el Imperio Parto de Osroes I a partir de año 113. Le fue
bastante bien, tomó casi toda Mesopotamia y hasta se hizo con el control de la capital occidental
de los partos: Ctesifonte. Con todo esto, el Imperio romano alcanzó su máxima extensión
territorial. Sin embargo, a partir del año 115 comenzó la Guerra de Kitos, o 2ª Guerra Judeo-
Romana, con rebeliones por toda Mesopotamia, Judea, Egipto, Cirenaica... Trajano fue a
solventar este conflicto a espadazos, pero murió por el camino y, como no había tenido hijos el
cargo de emperador fue a parar al hijo de su primo, otro hispano llamado Publio Aelio Adriano,
que en aquel tiempo era gobernador de Siria. Lo primero que tuvo que hacer Adriano fue
pacificar a los judíos, y les prometió reconstruir el Templo de Jerusalén. La actitud de Adriano
fue muy similar a la de Trajano. Buenas relaciones con el Senado, con algunas tiranteces, eso sí,
pero también dio mucha importancia a los gobiernos provinciales y a las équites, que acabaron
excluidos de la carrera militar para engrosar las filas del funcionariado. Muchos caballeros
incluso llegaban a ser senadores.
Adriano era mega fan de la cultura helénica, y tras pactar la paz con el parto Osroes I se hizo
un megatour por toda Grecia, embelleciendo Atenas; y también visitó otras provincias de
influencia helena como Bitinia, donde reconstruyó tras un terremoto la ciudad de Nicomedia. Se
dice que fue allí donde conoció a Antínoo, con quien se piensa que pudo tener una relación
especial. Lamentablemente el tipo murió en el 130 durante una cacería en Egipto que ambos
hicieron, y por ello fundó la ciudad de Antinoópolis en su honor. Entre sus construcciones más
famosas estaba su Villa Adriana, en Tívoli. Era una mansión de lujo, con teatro, odeón,
bibliotecas… y hasta una réplica de la Academia de Platón. Otras importantes fueron sus
enormes termas o el Muro de Adriano, que construyó durante los años veinte sobre la actual
frontera entre Inglaterra y Escocia. Su sucesor construiría otro más al norte. La idea era evitar
que los pictos y otras tribus celtas del norte les tocaran los huevos, pero eso sólo les cabreó aún
más.
Y hablando de gente cabreada, Adriano no sólo no cumplió su promesa a los judíos de
reconstruir el templo, sino que proyectó construir sobre la ruinosa Jerusalén una nueva ciudad
llamada Aelia Capitolina y un Templo a Júpiter. Además, prohibió la circuncisión, el Sabbat y
otras leyes judías. La 3ª Guerra Judeo-Romana fue liderada por Simón Bar Kojba, el
considerado auténtico mesías del pueblo judío, y no Jesucristo. Al final los judíos acabaron
masacrados tras la toma de la Fortaleza de Betar, y Adriano eliminó la provincia de Judea para
crear una más amplia llamada Palestina. ¿Por qué ese nombre? Para joder a los judíos, pues
PERO ESO ES OTRA HISTORIA

viene del término “peleset”, los filisteos, los enemigos acérrimos de este pueblo. Aquí tuvo
lugar la llamada 2º Diáspora, y muchos judíos fueron repartidos por las demás provincias.
Tras esta guerra Adriano vivió en Roma con problemas con su mujer Sabina, con algunas
traiciones y enfermedades varias. Cuando murió en el 138 dejó todo a uno de sus parientes más
fiables: Antonino Pío. Parece que su reinado, que duró 23 años, fue bastante pacífico y próspero.
Como es el único emperador sin biografía oficial no sabemos mucho de qué cosas hizo, pero
parece que no salió de Roma. Fue un gobierno que no innovó apenas, y se avecinaban cambios
muy gordos. Antonino murió en el año 161 y fue sucedido por Marco Aurelio, su sobrino, y por
Lucio Vero, yerno del anterior. Los dos gobernaron juntos como emperadores durante casi diez
años. Formaban un buen tándem: Marco Aurelio era un filósofo estoico muy sabio, mientras que
Vero aportaba experiencia militar. O al menos eso cuenta la historiografía.
Juntos llevaron a cabo grandes campañas, como una contra los partos que acabó con la
derrota del rey Vologases IV y su palacio de Ctesifonte ardiendo. Peeeero los soldados se
debieron de llevar a Roma una plaga que causó la muerte a millones de personas. Además, en
esos años fueron llegando nuevos germanos con ganas de invadir el territorio romano del
Danubio. Eran los marcomanos de Bohemia, los cuados, los vándalos, los lombardos, o los
sármatas, de origen iranio, al igual que los alanos. En una de estas campañas Vero murió, parece
que por la famosa pandemia, y Marco Aurelio tuvo que gobernar solo. Seis años después corrió
la noticia de que el emperador había muerto y el gobernador de Siria, Avidio Casio, comenzó un
levantamiento para hacerse con el poder. Sin embargo, fracasó cuando los soldados se enteraron
de que todo era un fake. Otros que se levantaron en armas fueron un grupo de cristianos de
Lugdunum, la actual Lyon. Marco Aurelio los masacró sin piedad en el 177.
La religión romana estaba en esa época en decadencia. La mayoría de la gente se estaba
volviendo cristiana, ya que ese rollo de paraíso eterno tras la muerte era muy atrayente. Otros
acababan en sectas mistéricas e iniciáticas de corte oriental, con cultos a la siria Atargatis, a la
frigia Cibeles y Sabazio, al dios persa Mitra y también estaba muy de moda adorar a la egipcia
Isis. Y es que en Roma la plebe de raíces romanas era una minoría, siendo sustituida por otra
extranjera compuesta por latinos, orientales y libertos.
En el año 180 el emperador murió de viruela en Vindobona, actual Viena. Ahora quien estaba
al mando de todo era su hijo Cómodo, de 18 años. El chaval al parecer no tenía ningún interés
en gobernar y administrar un país. Él sólo quería pasárselo bien y en contentar a la gente a base
de luchas de gladiadores, en las que él mismo participaba creyéndose el puto Hércules, y que
financiaba subiendo los impuestos a los ricos. Qué casualidad que todos los emperadores que
suben los impuestos a los ricos acaban siendo retratados por la Historia como putos chalados. Es
curioso. En fin, entre este caos de gobierno, la plaga antonina matando por Roma y los bárbaros
jodiendo el comercio, llegó una crisis muy jodida al Imperio. Aquí comenzaría la decadencia de
Roma. Es por esto por lo que durante los primeros años de reinado tuvo varios intentos de
asesinato.
Cómodo ya no estaba cómodo en su palacio y se fue a vivir a su villa, lejos de todo, y allí
comenzó su paranoia, como ya había ocurrido con otros emperadores. El chambelán Cleando,
liberto mayordomo, asumió muchos de los poderes del emperador y reinó con tiranía, generando
aún más descontento. Cómodo le tuvo que decapitar. El Senado ya tenía un reemplazo para
Cómodo. Era Publio Helvio Pertinax, exgobernador de Britania, y actual prefecto de la ciudad y
antiguo consejero de Marco Aurelio. Convencieron a la amante y hermana del emperador,
Marcia, para que lo envenenara y así lo hizo, pero Cómodo debió de vomitar el veneno y
entonces su esclavo Narciso tuvo que ir allí a estrangularlo mientras se bañaba. Pero lo que no
se esperaba el Senado era que a Pertinax le saliera competencia. Nueva guerra civil al canto.
PERO ESO ES OTRA HISTORIA

El Año De Los 5 Emperadores (193 D.C.)


1 de enero del año 193. Cómodo había muerto y Pertinax fue nombrado emperador. Como
había crisis y tal decidió bajar el sueldo a todos los funcionarios, pretorianos incluidos, y estos
le asesinaron tras apenas 3 meses de gobierno. Entonces un senador ricachón llamado Didio
Juliano se nombró emperador a base de talonario. Mientras tanto, algunos gobernadores
provinciales se preparaban para dar un golpe militar y asumir ellos el trono. Uno de ellos fue
Lucio Septimio Severo, gobernador de Panonia pero oriundo de Leptis Magna. Marchó hacia
Roma y echó a Juliano con muy poquita oposición. Otros gobernadores que ambicionaban el
poder fueron el de Siria, Pescenio Níger, y el de Britania, Clodio Albino. Severo se cargó a
Juliano en junio en Roma, y al año siguiente derrotó a Níger en Issos. Clodio Albino aceptó a
Severo como emperador si éste le nombraba sucesor, pero cuando se enteró de que no iba a ser
así se levantó contra él. En la Batalla de Lugdunum, una de las más sangrientas entre romanos,
Severo salió victorioso e instauró la Dinastía Severa.
La Dinastía Severa (193-235 D.C.)
Para el año 197 la guerra civil había acabado y Septimio Severo se acomodó en la poltrona.
Sería un emperador autoritario, y fuertemente influenciado por Oriente. Su relación con el
Senado sería horrible, reduciendo su poder a favor del Consilium Principis, y de la Guardia
Pretoriana no se fiaba ni un pelo. Les echó a todos y puso a sus fieles soldados de Panonia.
Severo sabía que los soldados era lo más importante. Subió la soldada a los militares, les
permitió fundar una familia durante el servicio y creó la annona militaris. Resulta que en estos
años de crisis económica la moneda romana estaba muy devaluada. Con esta annona Severo
recogía productos agrícolas y se los daba a los soldados, con lo que a estos no les afectaba la
inflación. También expropió tierras a grandes terratenientes para arrendarlas a colonos, lo que
conocemos como Colonato. Vamos, que cabreó a todo el mundo menos a los soldados.
Severo comenzó una campaña contra el Imperio Parto, y en Siria conoció a una joven
llamada Julia Domna, perteneciente a una familia de sacerdotes del dios Baal. Los dos se
casaron y tuvieron dos hijos: Lucio Septimio Basiano, mejor conocido como Caracalla, y Publio
Septimio Geta. Con ellos fue hasta Escocia para luchar contra los caledonios, pero tras unos
años allí, Septimio Severo enfermó y murió en la ciudad de York. Caracalla y Geta fueron
nombrados emperadores de Roma en el año 211. La idea de Julia Domna era dividir el Imperio
en dos, pero Caracalla tenía una idea mejor: matar a su hermano. Lo mató a él y a unos 20.000
testigos, aunque se dice que podrían haber sido partidarios de Geta que querían matarle a él, no
está del todo claro. El caso es que el chaval acabó con el pueblo abucheándole día y noche, así
que se piró de Roma a guerrear y no volvió nunca.
Luchó en la Galia, Germania, Egipto, en Partia… eso le encantaba. No le gustaban los lujos,
y vivía austeramente junto a sus soldados. Pero eso sí, mandó construir unas termas muy lujosas
al sur de Roma. Además, aprobó el Edicto de Caracalla, por el cual reconoció a los dioses
provincianos como dioses oficiales de Roma, y más importante: concedió la ciudadanía romana
a todos los habitantes libres, quizás para hacer que todos pagasen impuestos. En el 217 el cruel
Caracalla fue asesinado durante un viaje hacia Partia por orden de su prefecto del pretorio,
Opelio Macrino, y este se hizo con el trono durante el siguiente año.
Quien recuperó el trono fue un joven sacerdote del dios solar El-Gabal en Emesa,
Heliogábalo, ya que Julia Domna dijo que había sido adoptado por Caracalla antes de morir.
Probablemente fuera falso, pero el Senado se lo creyó. Macrino fue derrotado en Antioquía y
Heliogábalo coronado. El chaval sería un mero títere en manos de su abuela Julia Mesa,
hermana de Julia Domna, y de sus hijas: Julia Soemis y Julia Mamea. Quienes, por cierto,
fueron las primeras senadoras del mundo romano. Esta familia llegó a Roma y comenzó a
PERO ESO ES OTRA HISTORIA

desmantelar el panteón romano para imponer sus dioses sirios. Entre las tropas se hizo famoso
el dios oriental Mitra, y se puso de moda celebrar el Deus Sol Invictus, una mezcla latinizada de
todos estos dioses de Oriente. Además, Heliogábalo construyó un templo en Roma a El-Gabal,
el Elagabalium, donde los sacerdotes veneraban a un meteorito negro, y se dice que también
comenzó a prostituirse en su palacio, a montar orgías y puede que hasta hiciera sacrificios
humanos. Se volvió incontrolable, vamos. Nadie en Roma soportaba al chaval, y en el 222 los
pretorianos le asesinaron junto a su madre, y Julia Mesa logró hacer que pusieran de emperador
a Alejandro Severo, que tenía solo 14 años.
Este emperador fue un poco más listo que su primo, y volvió a tener buenas relaciones con el
Senado y el pueblo, creando una ley de tolerancia religiosa para todas las religiones,
cristianismo incluido. Sin embargo, el emperador no logró mejorar la economía. Alejandro
Severo pronto partió hacia Oriente, donde se estaban produciendo cambios políticos muy
importantes. Al igual que había ocurrido con los Medos un milenio antes, los persas, sometidos
a los partos, se levantaron de la mano de un tipo llamado Ardashir I. Pertenecía a la poderosa
familia de los Sasán, y tras derrotar al parto Artabán IV en la Batalla de Hormizdagán, instauró
la Dinastía de la Persia Sasánida. Estos querían devolver a Persia a la grandeza de los tiempos
de Ciro, y lógicamente, el Imperio Romano estaba en medio. Tras su fracasada campaña en
Oriente, Alejandro Severo tuvo que dirigirse a Germania, donde venían invasiones de
marcomanos y alamanes. El emperador decidió sobornar a los germanos para lograr la paz, y en
el 235 un grupo de soldados descontentos dirigidos por el general Maximino el Tracio, le
asesinaron a él y a su madre en Maguncia. Aquí comenzaría un periodo de 50 años conocido
como la Crisis del Siglo III o Anarquía Militar. Roma había dejado de ser grande, aquí comienza
el principio del fin.

LA CRISIS DEL SIGLO III Y EL IMPERIO CRISTIANO


La Crisis Del Siglo III (235-284 D.C.)
La crisis del siglo III trajo consigo un periodo de 50 años de anarquía militar, en el cual
muchos generales lucharon por llegar al poder del Imperio aupados por sus soldados. Fue un
periodo de crisis donde la gente estaba harta del descontrol, de los impuestos y de la pobreza, y
mucha gente comenzó a abandonar las ciudades para irse al campo a ganarse la vida. Ya casi no
había senadores 100% romanos, porque la mayoría habían sido eliminados en diferentes purgas.
Ahora la aristocracia estaba mayormente formada por las équites llegadas del ejército,
mayormente orientales, africanos e ilirios. Sus funciones pasaron a ser cada vez más
económicas que ejecutivas. El primero de estos emperadores-soldado fue Maximino el Tracio,
pero apenas duró tres años.
El año 238 fue conocido como el año de los 6 emperadores. Gordiano I, su hijo Gordiano II,
Pupieno y Balbino duraron apenas unos meses. Gordiano III, de 13 años, logró que nadie le
matara hasta el 244. Se cuenta que durante una batalla en Persia fue asesinado por su prefecto
Filipo el Árabe, y este ocupó su lugar. Lo más célebre que hizo Filipo fue celebrar unas
magníficas fiestas por el Milenario de la fundación de Roma. Sin embargo, las legiones del
Danubio alzaron a Trajano Decio como emperador, y tras una batalla cerca de Verona este se
hizo con el poder. Durante su reinado tuvo lugar la primera invasión de los Godos documentada.
Su rey godo Cniva comenzó a causar el caos en muchas zonas de Moesia, y en la Batalla de
Abrito el emperador Decio y su hijo murieron. Tras él llegó Treboniano Galo, que gobernó
primero junto al hijo de su antecesor, Hostiliano, y después junto con su propio hijo, Volusiano.
Emiliano, gobernador de la zona del Danubio, se levantó contra ellos y les quitó el puesto. Sus
tropas le mataron tres meses después y entonces llegó un comandante del Rin al poder:
PERO ESO ES OTRA HISTORIA

Valeriano. Lo primero que hizo fue poner a su hijo Galieno de co-emperador, y le mandó al Rin
para rechazar una gran invasión de alamanes y francos a la Galia. Por su parte, Valeriano trató
de hacer frente al persa Sapor I, que había logrado tomar Antioquía. El emperador logró
recuperar la ciudad, pero cuando fue a pactar con el rey persa fue traicionado y capturado, y
acabó preso y desollado en Gundeshapur alrededor del año 260.
Aprovechando la debilidad del Imperio tras la captura de Valeriano, un tipo llamado
Póstumo decidió ese año separarse de Roma para fundar el Imperio Galo tras matar al nieto del
emperador, Salonino. Y no sólo eso. Resulta que poco después, en el 268, aprovechando
también la muerte de Galieno, la hija del antiguo príncipe de Palmira, Zenobia, se independizó
formando el Imperio de Palmira. Palmira se convirtió en el centro comercial de Oriente, donde
confluían todas las rutas caravaneras. Esta reina Zenobia fue muy célebre por su belleza, su
cultura, por embellecer Palmira y por lograr arrebatar Egipto a Roma. Imaginaos el cabreo.
Tras la muerte de Galieno llegaron al poder una serie de emperadores-soldado muy fieros
que procedían de Iliria. El primero fue Claudio II el Gótico, llamado así por su gran victoria
contra los Godos en Naissus, que además estaban apoyados por Hérulos, dacios y gépidos.
También arrebató Hispania y el valle del Ródano de las manos del Imperio Galo. Todo parecía
mejorar con él, pero murió de peste. Su general Lucio Domicio Aureliano le sustituyó tras el
suicidio del hermano de Claudio, Quintilo. Aureliano también logró grandes victorias. Primero
contra marcomanos y alamanes en Germania, donde levantó el conocido Muro Aureliano, y
después contra el Imperio de Palmira. Se alió con los árabes del desierto y juntos vencieron a
Zenobia en la Batalla de Emesa, en Siria, y asediaron la capital. Se dice que la reina y su hijo
acabaron en Roma y que ésta se dedicó a la filosofía. Parece que no le fue mal. El último logro
militar de Aureliano fue la de recuperar el Imperio Galo de manos de Tétrico I.
Aureliano comenzó entonces una serie de reformas económicas. Subió mucho los impuestos
para pagar las annonas, asentó a bárbaros en tierras romanas, levantó las murallas aurelianas en
Roma, creó nuevas monedas… y elevó al Deus Sol Invictus como la gran divinidad que aunaba
el culto grecorromano y Oriental en uno solo. Cabreó a gente y fue apuñalado en Tracia camino
a Persia. Con esto volvió el caos de emperadores a Roma. El anciano Tácito, su hermano
Floriano, Probo, Caro, y los hijos de este: Numeriano y Carino. Ninguno logró devolver la
estabilidad al Imperio. Ese trabajo sería para un comandante de caballería de la actual Croacia
llamado Valerio Diocles, mejor conocido como Diocleciano.
Diocleciano Y La Tetrarquía (284-305 D.C.)
Año 284, Diocleciano es nombrado emperador en Nicomedia. Lo primero que hizo fue
cargarse a Carino, pero él no quería ser el único emperador. Había comprendido que un Imperio
grande necesitaba más dirigentes, así que primero puso de co-emperador a Maximiano, y luego,
tras años pacificando las fronteras, en el 293, instauró la Tetrarquía.
Ahora habría cuatro emperadores a la vez, dos augustos, o emperadores supremos, y dos
césares, como vice-emperadores, que sucederían a sus augustos tras 20 años de gobierno o en
caso de muerte, nombrando a su vez nuevos césares. Con ello Diocleciano buscaba estabilidad,
y el Principado de Augusto se fue convirtiendo en el Dominado, una monarquía absoluta de
rollo oriental y con carácter divino. Intentaba que el emperador no fuera visto como un simple
soldado al que poder despachar sin problemas, sino como un emisario de los dioses.
Lógicamente, este nuevo estilo de gobierno fue mejor visto en Oriente que en Occidente.
Diocleciano gobernó entre Nicomedia y Antioquía, ya que Oriente le tiraba más, mientras que
Maximiano gobernó la parte sur-occidental y llevó la capital a Mediolanum, Milán. El césar
Galerio gobernó los Balcanes desde Sirmio o Tesalónica; y Constancio Cloro gobernó desde
Tréveris Galia y Britania y puede que Hispania.
PERO ESO ES OTRA HISTORIA

La ciudad de Roma poco a poco fue perdiendo su importancia. De hecho, Diocleciano se


construyó su enorme palacio en Split, en Croacia. Sus murallas siguen en pie hoy día, y de
hecho un barrio entero de la ciudad está dentro de ellas. Diocleciano logró grandes victorias
contra los sármatas en el Danubio, Maximiano contra los bereberes, Constancio Cloro contra
piratas francos y sajones y Galerio hasta derrotó a Narsés de Persia y tomó Ctesifonte en el 298.
Sin embargo, los cambios administrativos del emperador no tuvieron tanta fama, pues complicó
sobremanera la burocracia. Agrupó las provincias del imperio en 12 diócesis, cada una
administrada por un vicario, que gobernaba sobre los gobernadores provinciales. También
impuso precios máximos, lo que fomentó el mercado negro y hasta aumentó las legiones a 60.
Una burrada que vino acompañada de una subida de impuestos. En cada diócesis también había
un Dux, máximo cargo militar al mando de las legiones de ese territorio. Este título se
convertiría en Duque.
Además, también hizo una de las mayores persecuciones de cristianos de la Historia, con
quema de Iglesias y ejecuciones por doquier. Todo esto logró justo lo contrario, pues el
cristianismo comenzó a petarlo muy fuerte a partir de estos años. No todos los cristianos eran
iguales. Durante estos años un párroco bereber de Alejandría llamado Arrio dijo que Jesús no
era Dios, sino sólo un enviado de él, y que la Santa Trinidad no molaba mucho… Vamos, que
creó un cisma conocido como Arrianismo.
También un sabio persa llamado Mani fundó el Maniqueismo, una religión con la que
pretendía rivalizar con el cristianismo, el zoroastrismo y hasta con el budismo.
El Imperio Cristiano De Constantino I (205-337 D.C.)
Año 305. Había pasado casi 20 años y a Diocleciano y a Maximiano les tocaba abdicar.
Galerio y Constancio Cloro fueron ascendidos a augustos mientras que los nuevos césares
fueron Maximino Daya y Severo II por influencia de Galerio. Cloro quería haber colocado a su
hijo Constantino, y Maximiano al suyo, Majencio, y esta movida comenzó a desmoronar la
Tetrarquía. Constancio Cloro murió al año siguiente luchando contra los Pictos, y su hijo
Constantino I fue aclamado augusto de la parte noroccidental del Imperio, aunque no le tocaba.
Galerio decía que según el pacto tetrárquico había que ascender a su amigo Severo II a augusto.
Constantino acabó aceptando, pero quedó como cesar. Y para empeorar las cosas Maximiano y
su hijo Majencio decidieron dar un golpe de estado en Roma para que el chaval fuese
emperador. Severo II trató de recuperar Italia, pero acabó muerto. Tras un montón de luchas por
el poder, en el año 308 se celebró la Conferencia de Carnunto para intentar poner algo de orden,
y el imperio quedó con un amigo de confianza de Galerio, Licinio, como el augusto de
Occidente y con Constantino como su cesar. Galieno seguía siendo augusto con Maximino
Dayo de cesar. Pero este acuerdo no duró una mierda. Todos querían ser augustos, incluyendo al
proscrito Majencio, que seguía dominando media Italia. Y encima el vicario de África, Domicio
Alejandro, se autoproclamó emperador en Cartago, y Majencio tuvo que ir allí a matarlo.
En el 310 Majencio decidió aliarse con Daya mientras Maximiano traicionaba a Constantino,
que acabó poniéndose de parte de Licinio. Así las cosas, el hombre asedió a su viejo amigo
Maximiano en Massilia, actual Marsella, y este acabó suicidándose. Al año siguiente Galerio
murió de forma natural y Constantino se dirigió entonces a Roma a acabar lo que había
empezado.
Tras la Batalla del Puente Milvio, situado muy cerquita de las puertas de Roma, Majencio
acabó ahogado en el Tíber, y Constantino fue nombrado emperador de todo Occidente. Al
parecer fue antes de esta batalla cuando Constantino tuvo una visión y acto seguido ordenó a sus
tropas usar el crismón, símbolo griego de Cristo. Hasta ese momento él era pagano, aunque
parece que su madre, Helena, la esposa de Cloro, sí que creía en Dios. De hecho, parece que la
PERO ESO ES OTRA HISTORIA

mujer fue a Tierra Santa a buscar la Vera Cruz y el Relicario de los Reyes Magos. Por ello,
Helena es la patrona de la arqueología. Constantino y Licinio fueron juntos a por Maximino
Daya a Oriente. Fue en el 313 cuando Licinio le venció en la Batalla de Tzirallum.
Licinio ahora pasó a gobernar el resto del Imperio. Los dos emperadores lograron llevarse
más o menos bien y crear cosas guays juntos. Por ejemplo, firmaron el Edicto de Milán, que
aceptaba el cristianismo y prohibía su persecución. Ahora los cristianos podían meterse en
política, e instauró oficialmente a los obispos de Roma, es decir, los Papas, con Melquíades a la
cabeza. Les construyó la Basílica de Letrán para que fuera su residencia, y más tarde levantaría
la Antigua Basílica de San Pedro, donde este fue martirizado, en la Colina del Vaticano. La
monarquía de Constantino adquirió un carácter teocrático, y Constantino comenzó a
comportarte y vestirse como los antiguos monarcas orientales.
Introdujo algunas reformas económicas, como la creación del sólido. Y también en el
ejército. Las legiones pasaron a estar formadas por solo 1000 hombres, y con ellas venció a
francos y alamanes en el Rin y a godos, dacios y sármatas en el Dunubio. A muchos les metió en
su ejército e incluso se volvieron cristianos. Y hasta tuvo encontronazos con Sapor II en Persia,
ya que éste vio a los árabes cristianos de su territorio como una amenaza y comenzó a matarlos.
Otro que veía mal el cristianismo era Licinio, que en el 324 comenzó una persecución contra
ellos. Constantino se enfadó con él, le declaró la guerra y le venció en Adrianópolis; y Licinio
salió cagando leches a Bizancio. El emperador asedió esta ciudad y su hijo Crispo acabó con él
en la Batalla Naval de Crisópolis. Constantino se convirtió en emperador único, y se quedó
flipando con Bizancio, era una ciudad muy buena estratégicamente. Es por ello por lo que
comenzó a reformarla y a modernizarla. Levantó un palacio, un foro, un hipódromo, una
basílica… y hasta la cambió de nombre. Ahora Bizancio se llamaría Constantinopla, la ciudad
de Constantino, y sería la nueva capital del Imperio, desplazando a Roma.
Poco después tuvo lugar el Concilio de Nicea, en el cual Constantino reunió a todos los
obispos para unificar el dogma cristiano y evitar cismas y esas mierdas. Al que, por cierto, el
papa Silvestre I pasó de ir. Se condenaron a muchos dioses paganos, al donatismo y también al
cristianismo arriano, aunque el emperador sería bautizado antes de morir por Eusebio, un obispo
arriano. Los obispos cristianos de la ciudad de Constantinopla ganarían mucha más importancia,
y serían conocidos como Patriarcas de Constantinopla, algo así como los Papas de la Iglesia
Ortodoxa. También se establecieron las fechas para las celebraciones cristianas más conocidas,
como la Pascua o la Navidad, en sustitución del Sol Invictus. Y se declaró al domingo como día
de descanso, dedicado al sol, de ahí Sunday.
Sin embargo, parece que a Constantino eso de los mandamientos no iba mucho con él. Mató
a su hijo Crispo porque pensaba que lo iba a traicionar, pero luego se enteró de que el rumor
había sido extendido por su mujer Fausta, porque tenía envidia de que su hijastro fuese el
favorito de su padre y su sucesor. El emperador la castigó hirviéndola en una bañera.
Constantino falleció en el año 337, y repartió su imperio entre los tres hijos que tuvo con
Fausta: Constantino II, Constancio II y Constante. El imperio estaba bien, la economía era
estable, y los hijos decidieron que lo mejor que podían hacer era matarse entre ellos.

LA DIVISIÓN DEL IMPERIO Y LA CAÍDA DE OCCIDENTE


La Dinastía Constantiniana (337-367 D.C.)
Tras la muerte de Constantino I, todos sus hijos comenzaron una guerra fraticida para
obtener el máximo poder posible. En ellas murieron sobrinos de Constantino como Dalmacio y
Anibaliano, pero tres de los supervivientes acordaron en Viminacium repartirse el Imperio de su
padre. El problema es que la paz entre ellos no duró una mierda.
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Constantino II invadió Italia para matar a Constante, pero este venció en Aquilea y se hizo
con el control de todo Occidente. La relación entre Constante y Constancio II fue complicada.
El primero era fiel al credo de Nicea y el segundo era arriano. De hecho, Constancio II mandó al
obispo Ulfilas a territorio bárbaro, para convertir a los godos y otros pueblos al cristianismo
arriano. En esta misión tuvo bastante éxito. A pesar de estos roces hubo una década de relativa
calma hasta que un general de origen franco llamado Magnencio dio un golpe de estado, mató a
Constante y fue a por Constancio II. Tras la Batalla de Mursa Mayor y la de Mons Seleucus,
Constancio II acabó como emperador único durante la siguiente década. Su sobrino Juliano
sería nombrado césar y le mandó a guerrear contra los bárbaros del Rin. Sin embargo, como no
podía ser de otra manera, la guerra estalló entre ambos en el 360, mientras Constancio estaba en
plena campaña en Persia. Dio la casualidad de que el emperador murió al año siguiente, por lo
que la guerra no duró apenas. Juliano fue apodado como “el apóstata” por su fanatismo con los
cultos grecorromanos y su desprecio al cristianismo. Le encantaban las historias de Alejandro
Magno, y trató de emularle conquistando Persia. Y acabó muerto, obviamente. Tras el breve
reinado de Joviano llegaría una nueva dinastía al trono del Imperio, la de los Valentinianos.
Las Dinastías Valentiniana Y Teodosiana (364-395 D.C.)
Tras los sucesores de Constantino I el Grande llegó la Dinastía Valentiniana al gobierno
romano. En el año 364 ascendieron al trono al militar arriano Valentiniano I y este puso de co-
emperador a su hermano Valente. Estos dos emperadores pasaron toda su vida pacificando
revueltas y combatiendo contra pueblos bárbaros. Resulta que alrededor del 375 llegó un nuevo
pueblo desde las estepas de Mongolia para trastocar Europa del Este. Eran los Hunos, que
comenzaron a molestar a los bárbaros más cercanos a las limes romanas provocando una
reacción en cadena que obligó a muchas tribus godas a huir hacia territorio romano. Estos godos
se habían dividido en dos grupos: los ostrogodos y los visigodos, los godos del este y los godos
del oeste respectivamente.
Valentiniano I viajó en el 375 a Panonia para negociar con una tribu de cuados, y el
emperador acabó tan cabreado que murió de un ictus. Su hijo Graciano el Joven asumió sus
poderes, pero el ejército de Panonia alzó como emperador a su hermanastro de 4 años
Valentiniano II y a su madre Justina. Al final tuvieron que repartirse el Imperio de Occidente.
En la parte Oriental, Valente dejó a los refugiados visigodos liderados por Fritigerno atravesar el
Danubio y asentarse en la zona, pero estos acabaron liándola por la falta de comida y de tierra.
El emperador tuvo que hacerles frente en la Guerra Gótica.
Valente y la mayor parte de su ejército acabaron muerto en la Batalla de Adrianópolis, y los
godos de Fritigerno tomaron mucho territorio de los Balcanes. Ante esto, Graciano tuvo que
poner a su mejor general en el trono Oriental: Teodosio. Teodosio I, oriundo de la actual
Segovia, fue incapaz de contener a los godos y les dejó asentarse en Tracia tras firmar una débil
paz. Aquí se pactaron los "foedus" o "foederati", es decir, que a los godos se les iba a asentar en
zonas balcánicas de forma permanente, en una especie de estados federados libres, y sin
impuestos, pero tenían que ayudar a Roma formando parte de su ejército. Si no les echaba por la
fuerza le romanizaría a base de cristianismo. Y se convirtieron en fervientes arrianos y en fieros
soldados a las órdenes de Roma. No muy leales al emperador, pero algo es algo. Uno de ellos
sería Alarico, futuro rey de los visigodos. A Teodosio I hubo un líder vándalo que le cayó bien y
se hicieron amigos, era Flavio Estilicón. El emperador le hizo su magister militum, un cargo
relativamente nuevo equivalente a comandante, y le casó con su sobrina Serena.
Teodosio era muy cristiano, y en el 380 decretó el Edicto de Tesalónica, convirtiendo al
cristianismo en la religión oficial del Imperio Romano. Además, en estos años el Papa Dámaso I
tradujo la Biblia por primera vez al latín, en la versión llamada La Vulgata. Su fervor religioso
le llevó a condenar todo lo pagano, prohibiendo cosas como los sacrificios de animales, el culto
PERO ESO ES OTRA HISTORIA

a Júpiter o el Sol Invictus, el Oráculo de Delfos, las Olimpíadas, la Academia de Platón o el


Liceo. Hasta destruyó el Serapeo de Alejandría, en la época en la que la famosa Hipatia era
profesora, e incluso los arrianos fueron expulsados de Constantinopla tras el 2º Concilio
Ecuménico. Todo esto le llevó a un enfrentamiento con el obispo de Milán San Ambrosio, que
se negó a darle la comunión porque sus actos no eran muy cristianos que digamos.
En la parte Occidental, Graciano abandonó Milán en el 383 para ir al frente germano cuando
fue víctima de un golpe de estado por parte del general hispano Magno Máximo. Graciano
acabó degollado ese año y Máximo ocupó su lugar, poniendo la capital en Tréveris. Y llegamos
al 387, año en el cual el ambicioso Magno Máximo comenzó a invadir la Italia del joven
Valentiniano II y su madre Justina, que tuvieron que refugiarse en Tesalónica. Teodosio tuvo que
intervenir y para el año siguiente ya se había cargado al Máximo en Aquilea con su ejército de
godos, alanos y hunos al mando del general galo Arbogastes. El emperador decidió quedarse a
vivir en Milán mientras que delegaba Oriente en su hijo Arcadio.
El joven Valentiniano II gobernó en la Galia, pero el general Arbogastes le confinó en el
palacio de Vienne y usurpó su poder. El chaval apareció un día ahorcado, y Arbogastes puso en
el trono al profesor pagano Flavio Eugenio. Cuando Teodosio I se enteró fue a por él, junto a
Estilicón y el joven Alarico y sus godos, y le derrotó a Eugenio en la Batalla del Río Frígido,
entre vientos ciclónicos que ayudaron a su victoria. Sin embargo, al año siguiente murió este
emperador, y el Imperio Romano quedó dividido de forma definitiva. Sus emperadores serían
sus hijos: Arcadio y Honorio. El primero tenía 18 años, y estuvo muy controlado por sus
prefectos, como el eunuco Eutropio, mientras que el segundo todavía era un crío y Estilicón
quedó como su preceptor y consejero, y le hizo casarse con su hija María.

La División Del Imperio (395-476 D.C.)


Con Arcadio y Honorio el Imperio Romano quedó dividido para siempre. Pero la división no
acabó con los problemas.
Alarico fue nombrado rey de los visigodos, y como los emperadores se negaron a pagarle
decidió saquear Iliria y Grecia. Afortunadamente los godos no estaban bien preparados para
grandes asedios, y no pudieron tomar Constantinopla. Para calmar las cosas, Arcadio entregó el
puesto de gobernador de Iliria a Alarico, y éste le dejó en paz. Ahora el rey visigodo iría a
Occidente, porque Honorio le debía pasta. El emperador tuvo que enviar a Estilicón y trasladar
la capital de Milán a Rávena. El general vándalo logró grandes victorias, no solo contra godos
sino también contra vándalos, suevos, burgundios y alanos, todos aliados en plan coleguis.
Estilicón firmó la paz con esta gente y logró desviarles hacia Galia e Hispania, donde se fueron
asentando. El problema era que Estilicón se hizo tan popular que el manipulable Honorio tuvo
que ejecutarle ante los rumores infundados de que quería germanizar Roma.
Era el año 408, y ese mismo año murió Arcadio, y su hijo de 7 años, Teodosio II, ocupó su
lugar. Este emperador construyó nuevas murallas en Constantinopla y recopiló todas las leyes
de Roma en su Código Teodosiano. También hubo dos nuevos concilios ecuménicos, el de Éfeso
y el de Calcedonia, donde se condenaron herejías como el Nestorianismo y el Monofisismo. El
débil e inepto Honorio cometió el error de su vida al matar a Estilicón, ya que sin este fuerte
general, el rey visigodo Alarico lo tuvo facilísimo para llegar a Roma, sitiarla durante dos años
y saquearla en el 410. El shock fue tremendo, habían pasado 800 años desde que un ejército
extranjero pisara las calles de esta ciudad. Roma quedó hecha una mierda, sólo respetaron las
iglesias cristianas.
PERO ESO ES OTRA HISTORIA

Alarico murió días después, y su sucesor Ataúlfo secuestró a la hermana de Honorio, Gala
Placidia, para casarse con ella. Honorio pactó con su nuevo cuñado, y con la condición de su
salida de Italia, entregó a los visigodos el gobierno de un nuevo phoedus en la Galia.
La Hispania de aquella época era un poco caos. Gran parte de la costa mediterránea estaba
dominada por los romanos, pero el resto había sido conquistado por suevos, vándalos y alanos,
mientras cántabros y vascones aguantaban como podían en las montañas del norte. Visigodos y
romanos se unieron para echar a los otros bárbaros germanos de Hispania. El sucesor de
Ataúlfo, Walia, devolvió a Placidia a Honorio, y este la casó con su prefecto del pretorio
Constancio. Ambos tuvieron a Valentiniano III, ahora llegaremos a él. El caso es que los
visigodos habían hecho bien su trabajo, y decidieron establecerse en Aquitania, formando el
Reino Visigodo, con capital en Toulouse por el 418. Su primer rey fue Teodorico I. Los
Burgundios también constituyeron un reino en la actual Borgoña, así como los Francos en la
actual Francia, y las invasiones de jutos, anglos y sajones a Britania daría lugar a Inglaterra, la
tierra de los anglos, o anglosajones.
Para el 430 los vándalos acabaron dándose el piro de la península ibérica para instalarse en el
Norte de África liderados por Genserico. Llegaron a tomar Hipona, donde murió San Agustín de
Hipona, y lograron asediar la Cartago romana, desde donde se dedicaron a la piratería, y se
convirtieron en la mayor potencia naval del Mediterráneo occidental. Otro durísimo golpe para
la moral de Roma.
En el 423 Honorio la palmó, y al no tener hijos comenzó un caos en la sucesión. Teodosio II
acabó imponiendo a su joven primito de 6 años Valentiniano III, cuya regencia fue cubierta por
su madre Gala Placidia, la ex esposa de Ataúlfo. La mujer tuvo muy buenas relaciones con los
godos, obviamente. Otra figura importante sería el magister militum, Flavio Aecio.
Es en el año 434 cuando hace su aparición Atila, el khan, o rey, de los hunos, que junto a su
hermano Bleda aterrorizaron a godos y a romanos. Durante los años 40 Teodosio II tuvo que
hacerle frente para frenar su avance por los Balcanes y para que no lograra tomar
Constantinopla. El emperador tuvo que firmar con él una paz bastante lamentable. Atila se
dirigió entonces al debilitado Occidente, a ver si tenía más suerte conquistando. Entonces un
ejército conjunto de romanos y visigodos liderados por el general Aecio le destrozaron en la
Batalla de los Campos Cataláunicos, una de las más brutales de la antigüedad, y la última gran
victoria de Roma, en la cual, por cierto, murió el rey godo Teodorico I. Habiendo fracasado,
Atila marchó a Italia, a ver si a la tercera iba la vencida, se dice que la hija de Valentiniano III,
Honoria, le envió una petición de casamiento. El emperador se opuso, obviamente, y el huno
saqueó la ciudad de Aquilea. Pero el Papa León I salió a hablar con él ante las murallas de
Roma... y no se sabe de qué hablaron, pero Atila se dio el piro para no volver. Atila murió poco
después, en su noche de bodas, y los hunos acabaron desapareciendo.
Mientras tanto, los visigodos de Teodorico II se aliaron con Roma para vencer a los suevos
del rey Requiario, que tras la Batalla del Río Órbigo quedaron arrinconados en la zona de
Galicia. Teodosio II murió en el 450 al caerse de un caballo y Oriente quedó en manos del
esposo de su hermana Pulqueria, Marciano.
Poco después Aecio fue asesinado por orden de Valentiniano III, por su creciente
popularidad, y en el 455 sería el mismo emperador el asesinado en el Campo de Marte por
orden del rico senador Petronio Máximo, que ocupó su poder. Y poco después éste murió
durante unos disturbios en Roma, cuando la gente entró en pánico por las noticias de la
inminente llegada de Genserico. Y es que el líder vándalo saqueó Roma, aunque el Papa León I
le convenció para que se diera el piro rápido.
PERO ESO ES OTRA HISTORIA

Avito se convirtió en emperador, y entonces llegó el exitoso general Ricimero, romano, pero
de orígenes godos. Éste se convirtió en el poder en la sombra de los siguientes emperadores.
Alzó a su amigo Mayoriano, después a Libio Severo, tras él a Antemio... En el 468 el Imperio se
volvió a unir para ir a por los piratas vándalos al Norte de África, y destrozarlos, pero la
operación fue un estrepitoso fracaso, que provocó el caos en Roma y Ricimero acabó
envenenado. Los emperadores Olibrio, Glicerio y Julio Nepote duraron un suspiro, y entonces
su magister equitum de este último, Orestes, puso a su hijo de corta edad en el trono: Rómulo
Augústulo, quien sería el último emperador de Occidente.
Fue en el 476 cuando el rey hérulo Odoacro mató a Orestes, entró en Rávena, echó al
pequeño Rómulo y las tropas bárbaras romanas le coronaron como rey. Augustulo acabó
encerrado en un castillo en Nápoles y no se sabe qué más pasó con él. Por su parte, Julio Nepote
seguía controlando Dalmacia, pero Odoacro le conquistó en el 480, y el general Afranio Siagrio
retuvo una parte de la Galia hasta el 86, cuando fue conquistada por el rey franco Clodoveo I.
Aquí ya el Imperio romano de Occidente se descompuso de manera definitiva, quedando
solamente el Imperio romano de Oriente, mejor conocido como el Imperio Bizantino, aunque
ellos se consideraban romanos. Este Imperio duraría prácticamente toda la Edad Media, hasta su
caída en 1453 a mano de los turcos otomanos. Pero bueno, la caída de la Roma Occidental en el
476 marca el final de la Edad Antigua y la entrada en la Edad Media.

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