Fase 2 Guía 1
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Fase 2, semana 1
MINISTERIO
DE EDUCACIÓN
La comunicación verbal y no verbal
1. Actividad en equipo
Resolvemos.
Leemos y resolvemos.
Situación comunicativa. Es que se establece entre dos o más personas y que utiliza, además de las palabras,
códigos compartidos de índole gestual. En muchas ocasiones se dan actos de comunicación sin palabras,
este tipo de comunicación se denomina no verbal (un saludo con la mano, una mirada, una señal de tráfico,
el olor). Sin embargo, la comunicación humana por excelencia es la comunicación verbal o lingüística, es
decir aquella que se produce mediante signos lingüísticos o palabras.
La comunicación a través de la tecnología como los SMS, el correo electrónico y las páginas web posee ca-
racterísticas de la comunicación oral y la comunicación escrita, pero, también ha retomado elementos de
la comunicación no verbal para crear las reacciones de diferentes emoticonos, los cuales resumen en una
imagen lo que se desea expresar.
• Dibujamos los emoticonos que más utilizamos al comunicarnos por redes sociales.
Compartimos nuestras respuestas con la clase y escuchamos las orientaciones y explicaciones de nuestra
o nuestro docente.
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El cuento policial
2. Actividad individual
Leo el siguiente fragmento del cuento.
[…]
No mucho después de esto, estábamos hojeando la edición vespertina de la Gazette des Tribunaux, cuando
los siguientes párrafos llamaron nuestra atención:
ASESINATOS EXTRAORDINARIOS. —Los habitantes de quartier St. Roch fueron despertados por una
sucesión de alaridos, procedentes del cuarto piso de una casa en la calle Morgue, […] que ocupaban
Madame L’Espanaye, y su hija, Mademoiselle Camille L’Espanaye. Después de cierta demora, […] ocho o
diez vecinos entraron, acompañados de dos gendarmes. Para cuando el grupo se precipitaba por el primer
tramo de las escaleras, dos o más voces rudas, se distinguieron, y parecían provenir de la parte superior
de la casa. Cuando llegaron al segundo descanso, todo estaba calmo. El grupo se dispersó y se precipitaron
a cada una de las habitaciones. Al llegar a la recámara del cuarto piso se les presentó un espectáculo que
sacudió a los presentes no menos por el horror que por el asombro.
El apartamento estaba en desorden: los muebles rotos y tirados por todos lados. Había una sola armadura
de cama y de allí se había sacado la cama, y tirado en el medio del piso. Sobre una silla yacía una navaja
de afeitar, embadurnada con sangre. En el hogar había dos o tres mechones largos y gruesos de cabello
humano, que parecían haber sido arrancados de sus raíces. Sobre el suelo se encontraron cuatro napoleones,
un aro de topacio, tres cucharas grandes de plata, tres más pequeñas de metal d’Alger, y dos bolsas que
contenían cuatro mil francos en oro. Los cajones de un buró, estaban abiertos, aunque todavía quedaban
muchos artículos dentro de él. «De Madame L’Espanaye no se vio ningún rastro aquí; pero como se veía
una cantidad inusual de hollín en la chimenea, se realizó una búsqueda, el cadáver de la hija, […] había sido
metido por la fuerza en la estrecha abertura y considerablemente empujado hacia arriba».
Después de examinarlo, se percibieron muchas excoriaciones, sin duda ocasionadas por la violencia con la
que había sido encastrado y luego desencajado. Sobre el rostro había muchos arañazos severos y, sobre la
garganta, magulladuras oscuras, y mellas profundas de uñas, como si la muerta hubiese sido estrangulada
hasta morir.
«Después de una exhaustiva investigación en cada lugar de la casa, el grupo se dirigió a un pequeño patio
en la parte posterior del edificio, donde yacía el cuerpo de la anciana, con la garganta tan cortada que,
cuando intentaron levantarla, la cabeza cayó al suelo. El cuerpo, tanto como la cabeza, estaban mutilados,
el primero tanto, que apenas conservaba la apariencia de un ser humano. «Sobre este horrible misterio no
hay aún, creemos, la más leve pista».
Edgar Allan Poe
Semana 1 11
3. Actividad con docente
Leemos la información sobre el cuento policíaco.
El cuento policial es un relato enigmático, en donde el lector participa activamente en la deducción mediante
el razonamiento. El lector logrará descifrar el misterio utilizando las pistas que proporciona el autor, a
través de toda la creación ficcional. Los inicios de este subgénero se encuentran en los textos del escritor
Edgar Allan Poe, pero, sería el escritor Arthur Conan Doyle quien destacaría en la técnica detectivesca, con
el famoso investigador Sherlock Holmes y su amigo y compañero el doctor Watson. Posee:
•Un enigma. Es un suceso que genera intriga, es decir un misterio, una situación confusa que se debe
resolver (fraudes, engaños, muertes, desapariciones, sucesos inexplicables, entre otros).
• Un detective privado. Generalmente es el protagonista quien posee una inteligencia extraordinaria,
con una capacidad de deducción que sobrepasa el promedio común, es el encargado de guiar al
lector al desenlace del misterio.
• Un ayudante. Es un personaje principal que acompaña al investigador, y exalta las cualidades del
detective protagonista escuchando los razonamientos e involucrándose en las decisiones del prota-
gonista.
• Indicios. Son las pistas que utiliza el investigador para resolver el misterio, las pistas son muy va-
riadas ya que pueden ser acciones, historias, sucesos, objetos, datos, personajes, símbolos, ruidos,
entre otros.
«Las reglas del relato policial clásico se afirman sobre la inteligencia pura, se valora antes que nada la
omnipotencia del pensamiento y la lógica imbatible de los personajes encargados de proteger la vida. A
partir de esta forma construida del investigador como el razonador, el gran racionalista defiende la ley y
descifra los enigmas a partir de hipótesis y deducciones».
Ricardo Piglia
El suspenso es el ambiente que predomina en los cuentos policíacos, en general, el suspenso es un estado
psicológico de incertidumbre, duda o ansiedad que genera tensión. El suspenso es el resultado de los
procedimientos que suscita al lector o al personaje a formular preguntas que solo se responderán después.
Otro elemento de un cuento policial es la intriga. Algunos personajes revelan partes de un plan (para cometer
un crimen, por ejemplo) o se muestran acciones sin revelar del todo su significado. Específicamente, el
escritor oculta el propósito y las motivaciones de los planes o acciones o algunas de sus partes. De este
modo, el lector se preguntará qué están planeando esos personajes, qué están haciendo realmente, con
qué propósito, por qué razón, y continuará su lectura para averiguarlo.
El Estante Literario
c. ¿Por qué los indicios y el suspenso son elementos que se complementan en un cuento policial?
d. ¿Conocemos algún personaje de un cuento o película que genere intriga? Explicamos.
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Lectura de cuento policial
La banda de lunares
Una mañana de principios de abril de 1883, me desperté y vi a Sherlock Holmes completamente vestido, de
pie junto a mi cama. Por lo general, se levantaba tarde, y en vista de que el reloj de la repisa solo marcaba
las siete y cuarto, le miré parpadeando con una cierta sorpresa, y tal vez algo de resentimiento, porque yo
era persona de hábitos muy regulares.
─Lamento despertarle, Watson ─dijo─, pero esta mañana nos ha tocado a todos. A la señora Hudson la han
despertado, ella se desquitó conmigo, y yo con usted.
─¿Qué es lo que pasa? ¿Un incendio?
─No, un cliente. Parece que ha llegado una señorita en estado de gran excitación, que insiste en verme.
Está aguardando en la sala de estar. Ahora bien, cuando las jovencitas vagan por la metrópoli a estas horas
de la mañana, despertando a la gente dormida y sacándola de la cama, hay que suponer que tienen que
comunicar algo muy apremiante. Si resultara ser un caso interesante, estoy seguro de que le gustaría
seguirlo desde el principio. En cualquier caso, me pareció que debía llamarle y darle la oportunidad. […]
─Buenos días, señora ─dijo Holmes animadamente─. Me llamo Sherlock Holmes. Este es mi íntimo amigo
y colaborador, el doctor Watson, ante el cual puede hablar con tanta libertad como ante mí mismo. Ajá,
me alegro de comprobar que la señora Hudson ha tenido el buen sentido de encender el fuego. Por favor,
acérquese a él y pediré que le traigan una taza de chocolate, pues veo que está usted temblando.
─No es el frío lo que me hace temblar ─dijo la mujer en voz baja, cambiando de asiento como se le sugería.
─¿Qué es, entonces?
─El miedo, señor Holmes. […]
─Entonces, su hermana ha muerto.
─Murió hace dos años, y es de su muerte de lo que vengo a hablarle. [...]
Sherlock Holmes había permanecido recostado en su butaca con los ojos cerrados y la cabeza apoyada en
un cojín, pero al oír esto entreabrió los párpados y miró de frente a su interlocutora.
Semana 1 13
en la cerradura. […]
─Aquella noche no pude dormir. Sentía la vaga sensación de que nos amenazaba una desgracia. […]
Fue una noche terrible. El viento aullaba en el exterior, y la lluvia caía con fuerza sobre las ventanas.
De pronto, entre el estruendo de la tormenta, se oyó el grito desgarrador de una mujer aterrorizada. Supe
que era la voz de mi hermana. Salté de la cama, me envolví en un chal y salí corriendo al pasillo.
Al abrir la puerta, me pareció oír un silbido, como el que había descrito mi hermana, y pocos segundos
después un golpe metálico, como si se hubiese caído un objeto de metal. Mientras yo corría por el pasillo
se abrió la cerradura del cuarto de mi hermana y la puerta giró lentamente sobre sus goznes. Me quedé
mirando horrorizada, sin saber lo que iría a salir por ella. A la luz de la lámpara del pasillo, vi que mi
hermana aparecía en el hueco, con la cara lívida de espanto y las manos extendidas en petición de socorro,
toda su figura oscilando de un lado a otro, como la de un borracho. Corrí hacia ella y la rodeé con mis
brazos, pero en aquel momento parecieron ceder sus rodillas y cayó al suelo. Se estremecía como si sufriera
horribles dolores, agitando convulsivamente los miembros. Al principio creí que no me había reconocido,
pero cuando me incliné sobre ella gritó de pronto, con una voz que no olvidaré jamás: «¡Dios mío, Helen!
¡Ha sido la banda! ¡La banda de lunares!» Quiso decir algo más, y señaló con el dedo en dirección al cuarto
del doctor, pero una nueva convulsión se apoderó de ella y ahogó sus palabras. Corrí llamando a gritos a
nuestro padrastro, y me tropecé con él, que salía en bata de su habitación. Cuando llegamos junto a mi
hermana, esta ya había perdido el conocimiento, y aunque él le vertió brandy por la garganta y mandó
llamar al médico del pueblo, todos los esfuerzos fueron en vano, porque poco a poco se fue apagando y
murió sin recuperar la conciencia. Este fue el espantoso final de mi querida hermana. […]
─Nos movemos en aguas muy profundas ─dijo─. Por favor, continúe con su narración.
─Desde entonces han transcurrido dos años, y mi vida ha sido más solitaria que nunca. […] Hace dos días
se iniciaron unas reparaciones en el ala oeste del edificio, y hubo que agujerear la pared de mi cuarto, por
lo que me tuve que instalar en la habitación donde murió mi hermana y dormir en la misma cama en la
que ella dormía. Imagínese mi escalofrío de terror cuando anoche, estando yo acostada pero despierta,
pensando en su terrible final, oí de pronto en el silencio de la noche el suave silbido que había anunciado
su propia muerte. Salté de la cama y encendí la lámpara, pero no vi nada anormal en la habitación. Estaba
demasiado nerviosa como para volver a acostarme, así que me vestí y, en cuanto salió el sol, me eché a la
calle, cogí un coche en la posada Crown, que está enfrente de casa, y me planté en Leatherhead, de donde
he llegado esta mañana, con el único objeto de venir a verle y pedirle consejo. […]
Holmes se dirigió a su escritorio, lo abrió y sacó un pequeño fichero que consultó a continuación.
─Ah, sí, ya me acuerdo del caso, Watson. Lo único que pudo decir, señora, es que tendré un gran placer en
dedicar atención. En cuanto a la retribución, mi profesión lleva en sí misma la recompensa; pero es usted
libre de sufragar los gastos en los que yo pueda incurrir, cuando le resulte más conveniente.
─¡Ay! ─replicó nuestra visitante. El mayor horror de mi situación consiste en que mis temores son tan
incorrectos, y mis sospechas se basan por completo en detalles tan pequeños y que a otra persona le
parecían triviales.
─Yo había llegado a una conclusión absolutamente equivocada ─dijo─, lo cual demuestra, querido Watson,
que siempre es peligroso sacar deducciones a partir de datos insuficientes. La presencia de los gitanos y el
empleo de la palabra «banda», que la pobre muchacha utilizó sin duda para describir el aspecto de lo que
había entrevisto fugazmente a la luz de la cerilla, bastaron para lanzarme tras una pista completamente
falsa. El único mérito que puedo atribuirme es el de haber reconsiderado inmediatamente mi postura
cuando, pese a todo, se hizo evidente que el peligro que amenazaba al ocupante de la habitación, fuera el
que fuera, no podía venir por la ventana ni por la puerta.
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Como ya le he comentado, en seguida me llamaron la atención el orificio de ventilación y el cordón que
colgaba sobre la cama.
Al descubrir que no tenía campanilla, y que la cama estaba clavada al suelo, empecé a sospechar que el
cordón pudiera servir de puente para que algo entrara por el agujero y llegara a la cama. Al instante se
me ocurrió la idea de una serpiente y, sabiendo que el doctor disponía de un buen surtido de animales
de la India, sentí que probablemente me encontraba sobre una buena pista. La idea de utilizar una clase
de veneno que los análisis químicos no pudieran descubrir parecía digna de un hombre inteligente y
despiadado, con experiencia en Oriente. Muy sagaz tendría que ser el juez de guardia capaz de descubrir
los dos pinchacitos que indicaban el lugar donde habían actuado los colmillos venenosos. A continuación,
pensé en el silbido. Por supuesto, tenía que hacer volver a la serpiente antes de que la víctima pudiera verla
a la luz del día. Probablemente, la tenía adiestrada, por medio de la leche que vimos, para que acudiera
cuando él la llamaba.
La hacía pasar por el orificio cuando le parecía más conveniente, seguro de que bajaría por la cuerda y
llegaría a la cama. Podía morder a la durmiente o no; es posible que esta se librase todas las noches durante
una semana, pero tarde o temprano tenía que caer.
Había llegado ya a estas conclusiones antes de entrar en la habitación del doctor. Al examinar su silla
comprobé que tenía la costumbre de ponerse en pie sobre ella: evidentemente, tenía que hacerlo para
llegar al respiradero. La visión de la caja fuerte, el plato de leche y el látigo con lazo, bastó para disipar las
pocas dudas que pudieran quedarme. El golpe metálico que oyó la señorita Stoner lo produjo sin duda el
padrastro al cerrar apresuradamente la puerta de la caja fuerte, tras meter dentro a su terrible ocupante.
Una vez formada mi opinión, ya conoce usted las medidas que adopté para ponerla a prueba. Oí el silbido
del animal, como sin duda lo oyó usted también, y al momento encendí la luz y lo ataqué […]
Resolvemos en el cuaderno.
a. Elaboramos una caracterización del personaje detective y del personaje ayudante, y explicamos cuál es
su función en el texto.
Semana 1 15
5. Actividad en equipo
Resolvemos.
a. De acuerdo con la siguiente afirmación: «En cuanto a la retribución, mi profesión lleva en sí misma la
recompensa; pero es usted libre de sufragar los gastos en los que yo pueda incurrir».
¿Cuál era la razón por la que Sherlock Holmes se dedicaba a ser investigador?
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La hacía pasar por el orificio cuando le parecía más conveniente, seguro de que bajaría por la cuerda y
llegaría a la cama. Podía morder a la durmiente o no; es posible que esta se librase todas las noches durante
una semana, pero tarde o temprano tenía que caer.
Había llegado ya a estas conclusiones antes de entrar en la habitación del doctor.
En el anterior fragmento se esconde la verdad sobre quién asesinó a una de las hermanas e intentó asesinar
a la otra. ¿Cuál es? Explicamos si esta es una situación que podría suceder en la vida real.
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c. Elaboramos un organizador gráfico con las ideas principales de la resolución del enigma.
Conoce a...
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